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Objetivo
Que los alumnos sientan el deseo de ser buenos amigos.
Preparación
1. Estudie, con la ayuda de la oración, Juan 6:1–13, 11:1–7, 17–44.
Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los
discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 12 Y
cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para
que no se pierda nada. 13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los
cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.
a. Materiales necesarios:Una Biblia.La lámina 1–3, “Jesús el Cristo” (“Las
bellas artes del Evangelio” 240; 62572).
2. Haga los preparativos para las Actividades Complementarias que desee llevar a
cabo.
Actividades de aprendizaje
Pida a un alumno que ofrezca la primera oración.
Forme un círculo con los alumnos. Uno por uno, vaya mirándolos y diciendo: “(Nombre
del niño) es mi amigo (amiga)”. Después, haga que ellos se turnen haciendo lo mismo;
asegúrese de que cada niño nombre a todos los demás.
Déles tiempo para que hablen de sus amiguitos. Destaque el hecho de que podemos
tener amigos de todas las edades y que entre los miembros de la familia quizás estén
nuestros mejores amigos. Haga hincapié en el hecho de que todos los niños de la clase
son amigos.
Muéstreles la lámina 1–3, “Jesús el Cristo” y explíqueles que esa persona es el mejor
amigo de todos los niños de la clase.
Cuénteles la historia que se encuentra en Juan 11:1–7, 17–44, de cuando Jesús levantó a
Lázaro de los muertos. Explíqueles que Lázaro y sus hermanas eran amigos de Jesús y
que cuando Él estaba en Betania, se quedaba en su casa y comía con ellos.
• ¿Qué sentía Jesús por Lázaro? (Véase Juan 11:3, 35–36.)
• ¿Qué hizo Jesús por Lázaro? (Véase Juan 11:43–44.)
• ¿Qué piensan que Lázaro, María y Marta sentían por Jesús?
Explíqueles que cuando somos buenos amigos, ayudamos a los demás a hacer lo bueno;
nos interesa el bienestar de nuestros amigos y queremos que sean felices. Hable con los
alumnos sobre la importancia de tratar a los demás de la misma manera en que nos
gustaría que nos trataran a nosotros. Pídales que piensen en cómo podrían demostrar
que son buenos amigos en situaciones como las siguientes:
• Están jugando con un amigo y viene otro niño que quiere jugar con ustedes.
• Un niño nuevo llega por primera vez a la clase y está asustado porque no conoce a
nadie.
• Un niño está muy triste porque otros se han burlado de él o lo han fastidiado.
Hágales ponerse de pie y cantar la canción “Qué divertido es” (Canciones para los
niños, pág. 129); emplee la frase “Qué divertido es compartir (juguetes, libro, o cualquier
cosa que los niños indiquen)”. Hágales hacer los movimientos correspondientes a lo que
digan.
Qué divertido es compartir,
Dígales que los amigos se ayudan los unos a los otros; pídales que ayuden a juntar
juguetes y libros o a poner en orden lo que sea necesario en la sala de clase.
Testimonio
Exprese su testimonio de la importancia que tiene ser buen amigo. Si lo desea, cuénteles
alguna experiencia edificante que haya tenido con un amigo. Recuérdeles que nuestro
Padre Celestial y Jesús son nuestros amigos y que nos aman. Exhórtelos a ser buenos
con sus amigos durante la próxima semana.
Actividades complementarias
Elija algunas de las siguientes actividades para llevar a cabo durante la lección.
Tengo un amigo
Con las muñecas jugamos (simular que se mece una muñeca entre los
brazos);
la pelota nos tiramos (hacer el movimiento de jugar a la pelota o hacerla
rebotar).
Como soldados marchamos (marchar sin moverse del lugar),
y los dos nos columpiamos (con las manos a los lados, como sosteniéndose
del columpio, mecerse hacia adelante y hacia atrás).
Él canta y conversa conmigo,
4. Lleve a la clase algunos dulces (caramelos), galletas o una fruta, suficiente para
que alcance para dar a todos una porción (hable primero con los padres para
saber si alguno de los niños es alérgico a algún alimento). Coloque lo que lleve a
la vista de la clase y comente sobre el aspecto sabroso que tiene; pregúnteles si
les gustaría que usted compartiera con ellos lo que ha llevado. Luego,
pregúnteles qué pensarían y sentirían si usted lo compartiera sólo con unos y
con otros no. Hable de lo que sienten las personas cuando alguien no las
incluye o no comparte con ellas algo bueno que tenga. A continuación, invítelos
a compartir lo que haya llevado.
5. Prepare hojas de papel, una para cada niño, escribiendo en la parte superior de
cada una Me gusta compartir con mi amigo o amiga, según la cantidad de niñas y
varones que tenga en su clase. Entréguelas a los niños y dígales que dibujen un
retrato de sí mismos compartiendo algo con un amigo.
6. Cuénteles, con sus propias palabras y con términos sencillos, el siguiente relato
tomado de la vida real:
Cuando los pioneros fueron a vivir al estado de Utah, la mayoría de ellos eran
muy pobres, pues habían gastado todo lo que tenían en comprar cosas que
iban a necesitar en el largo viaje y las herramientas que tenían que usar para
construir las casas y plantar huertos y sembrados. Por la escasez de dinero que
había, muchos de los niños tenían sólo un par de zapatos que usaban los
domingos para ir a la Iglesia; el resto de la semana andaban descalzos.
Una niña pionera llamada Melinda tenía un par de zapatos pesados y feos, con
un refuerzo de cobre en la punta, que había usado durante todo el invierno. En
el verano, sus padres le compraron un par de zapatos nuevos y cómodos, muy
bonitos, que ella iba a usar para un desfile.
Amanda, otra niña pionera que era la mejor amiga de Melinda, no tenía
zapatos, ni siquiera viejos y feos. Sintiendo mucha lástima de ella, Melinda le
pidió permiso a la mamá para prestarle a su amiguita uno de sus pares para el
desfile. La mamá le dijo que sí, pero cuando ella fue a buscar los zapatos viejos
y pesados, con las puntas de cobre, hizo este comentario: “Si quieres compartir
algo, debes prestar lo que a ti misma te gustaría recibir”.
Melinda pensó mucho rato sobre esas palabras; pensó en lo que haría Jesús en
esa situación; pensó en cuál sería el par de zapatos que ella querría usar; y al
fin, se decidió. Buscó los zapatos nuevos y se los prestó a su amiga, mientras
que ella usó para el desfile los zapatos viejos y feos con puntas de cobre, pero
se sintió muy feliz porque sabía que había compartido algo en la forma en que
Jesús quería que lo hiciera.
2. Mientras usted repite las palabras del verso siguiente, dirija a los niños para
que hagan los movimientos. Repítalo, si los niños lo desean.
Días felices
3. Cante o repita la letra de la canción “Mis manitas” (Canciones para los niños, pág.
126).