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Anthony F. C Wallace define a las religiones como: “creencias y ritual relacionados con
diferentes sociedades y culturas, y podría decirse que cada una tiene su propia religión,
ésto se refleja en las creencias, las prácticas y/o rituales religiosos, en las normas y
funciones que conllevan a una religión. Cada uno de estos factores constituyen a lo que
llamamos religión.
los miembros de la sociedad. Esto les otorga poder y permite dirigir, orientar, establecer
normas y ejercer dominio sobre su entorno. Existen especialistas que en este caso se
les caracteriza por ser una banda forrajera con personajes religiosos conocidos
como "chamanes" que median entre las personas y los seres y las fuerzas
así como con la magia negra, y, defienden la vida, la salud, la fecundidad, etc.
vida y comportamiento de las mujeres (Bogoras, 1904) y aún así, ellos recibían
muerte.
supremo.
Existe otra clasificación, y la amas difundida actualmente. La cual, divide las religiones
naturaleza son lo mismo, una sola unidad que no se puede dividir. Eso significa
morales
Religión en los Estados
Hay religiones enfocadas en un reino de realidad "superior", a las que Roberth Bellah
sobrenatural.
La "salvación" y "la vida después de la muerte" son planteamientos que dominan las
Max Weber, en su libro "la ética protestante y el espíritu del capitalismo" (1904/1958)
financieramente que los católicos ya que participaban con un porcentaje más elevado
que el resto de la población en la posesión del capital y en los puestos altos de las
empresas industriales y/o comerciales. Él le atribuía ésto, a la tendencia hacia el
Weber explicaba que era necesario para el capitalismo que se adoptarán valores
una muestra de salvación. Weber también planteó que se requiere de una organización
plano.
Ahora bien, la relación entre Estado e Iglesia(s) puede ser abordada hoy, desde una
perspectiva filosófica, en dos sentidos. Por un lado, como una problemática del tipo
cognitiva, esto es, en el sentido de la potencial contribución que podrían realizar las
«cientificista»
Habermas entiende que toda pretensión normativa que aspire a ser jurídicamente
comprensible para todos. En este sentido, el lenguaje de las instituciones formales del
Estado (parlamento, tribunales, etc.) no puede apelar a razones religiosas: (…) pues
sin una traducción lograda no hay ninguna perspectiva de que el contenido de las
(Habermas, 2006:140)
Sin embargo, ello no impide, para Habermas, que los ciudadanos religiosos no puedan
este será uno de los puntos más polémicos, los ciudadanos seculares también deben
sobre los ciudadanos religiosos una sobrecarga cognitiva —el peso de la traducción
Es por ello que, el cambio gramatical del logos religioso al logos jurídico consiste,
cambio de género supone, a mi modo de ver, que lo que está en juego no es una
determinada imagen del mundo (mítica, religiosa o naturalista) sino una praxis de
justifcación a la cual debe someterse cualquier imagen del mundo. Por eso, entiendo
del aborto como pecado al aborto como crimen. En esta jugada nos encontramos, a mi
modo de ver, con una especie de «secularismo estratégico», esto es, una acción
ejemplo, el derecho a la vida) a una posición normativa que no se asume como una
En sí, la dimensión religiosa está tan conectada con la valoración que, según
consideran autores como Micah Lott, las restricciones que impone la razón pública
pueden ser desoídas cuando entran en conficto con valores que los ciudadanos
consideran relevantes. Lott sostiene que hay buenas razones para obviar el deber de
civilidad en algunos casos: Es aceptable ser incivil en casos donde hay algo más
importante que la civilidad y uno debe ser incivil para actuar en favor de ese algo más
importante. La idea básica aquí es que si las personas perciben que sus deberes están
en conflicto unos con otros, es por lo tanto correcto que elijan el deber más importante
a expensas del deber menor o que por lo menos no puedan ser acusados al hacer eso.
(Lott, 2006:81) Lo que este autor quiere dejar en claro es que las personas que actúan
de esta manera «no tienen un inconveniente con la razón pública per se, sino solo con
Eliade, M. (1999). Historia de Las creencias y las ideas religiosas III. Barcelona: Paidós.