Está en la página 1de 9

Tipos de religiones

Anthony F. C Wallace define a las religiones como: “creencias y ritual relacionados con

seres, poderes y fuerzas sobrenaturales” (1966). La religión forma parte de la cultura

universal ya que ha estado presente en todas las sociedades. Se haya la existencia de

diferentes sociedades y culturas, y podría decirse que cada una tiene su propia religión,

ésto se refleja en las creencias, las prácticas y/o rituales religiosos, en las normas y

prohibiciones que en esta existen, y por supuesto, en personas especializadas en las

funciones que conllevan a una religión. Cada uno de estos factores constituyen a lo que

llamamos religión.

Se encuentran diversas formas de organización que cuentan con personas o grupos

especializados, que manejan la relación existente entre los poderes sobrenaturales y

los miembros de la sociedad. Esto les otorga poder y permite dirigir, orientar, establecer

normas y ejercer dominio sobre su entorno. Existen especialistas que en este caso se

les distingue como: hechizeros, curanderos, adivinos, chamanes, sacerdotes, ministros.

Según Wallace (1996) se identifican cuatro tipos de religión, estás son:

1. La Chamánica, es un fenómeno religioso arcaico. Tienen una influencia

dominante en Asia Central y septentriona, así como en las regiones articas. Se

les caracteriza por ser una banda forrajera con personajes religiosos conocidos
como "chamanes" que median entre las personas y los seres y las fuerzas

sobrenaturales. Los chamanes luchan contra los demonios, las enfermedades,

así como con la magia negra, y, defienden la vida, la salud, la fecundidad, etc.

Usualmente, los chamanes se apartan simbólicamente de las personas

ordinarias al adoptar un rol de género diferente al propio. Un ejemplo de esto,

fue en Chukchee de Siberia dónde los chamanes varones copiaron el estilo de

vida y comportamiento de las mujeres (Bogoras, 1904) y aún así, ellos recibían

total respeto por su sabiduría sobrenatural y curativa.

2. Comunal, éstos creen en deidades que tienen un poder en la naturaleza.

Realizan rituales comunitarios como ceremonias de cosecha y ritos de paso.

Está religión es típica en sociedades agrícolas(productoras de alimento).

3. Olímpica, posee sacerdotes y surge a raíz de la organización en estados y a la

marcada estratificación social. El término de "Olímpico" proviene del Monte

Olimpo, el cuál es el hogar de los dioses griegos clásicos. Incluye dioses

antropomórficos poderosos tales como: dioses del amor, la guerra, el mar y la

muerte.

4. Monoteísta, esta última religión es practicada por sacerdotes y ministros. Se

cree que todo fenómeno sobrenatural es una manifestación de solo un ser

supremo.
Existe otra clasificación, y la amas difundida actualmente. La cual, divide las religiones

en relación a sus bases de creencias, de la siguiente manera:

1. Religiones no teístas: Este tipo de religión está conformado por corrientes de

pensamiento y tradiciones que no se articulan alrededor de la creencia en seres

divinos con una inteligencia y voluntad propias.

2. Formas de panteísmo: El panteísmo se basa en la idea de que lo divino y la

naturaleza son lo mismo, una sola unidad que no se puede dividir. Eso significa

que lo divino no existe más allá de lo natural y viceversa y que, además, no

existe un sujeto metafísico que ordene todo lo que ocurre en la naturaleza, ya

que esta es autosuficiente.

3. Religiones teístas: Este es el tipo de religión más extendido en la actualidad, y

se basa en la idea de que el mundo ha sido creado o bien es dirigido por

entidades con un poder sobrenatural que, además, ejercen como referentes

morales
Religión en los Estados

Hay religiones enfocadas en un reino de realidad "superior", a las que Roberth Bellah

(1978) les denomina como "religión de rechazo al mundo", surgieron en civilizaciones

antiguas y como su nombre lo expresa, estas religiones tienden a rechazar a todo lo

mundano u ordinario. Su objeto principal es la salvación mediante su relación con lo

sobrenatural.

La "salvación" y "la vida después de la muerte" son planteamientos que dominan las

ideologías cristianas. A pesar de esto, las variedades del protestantismo (movimiento

religioso surgido por la separación de los cristianos de la iglesia cristiana tras la

Reforma protestante impulsada por Martín Lutero) carece de la estructura jerárquica de

las religiones monoteístas. Sin importar su contexto socio-economico, los protestantes

tienen acceso a lo sobrenatural. El enfoque individualista del protestantismo se

relaciona con el capitalismo.

Max Weber, en su libro "la ética protestante y el espíritu del capitalismo" (1904/1958)

visualiza a los protestantes de la Europa Moderna, siendo más exitosos

financieramente que los católicos ya que participaban con un porcentaje más elevado

que el resto de la población en la posesión del capital y en los puestos altos de las
empresas industriales y/o comerciales. Él le atribuía ésto, a la tendencia hacia el

racionalismo económico, lo cual destacaba de su doctrina religiosa.

Weber explicaba que era necesario para el capitalismo que se adoptarán valores

convenientes para una economía industrial basada en la acumulación de capital. En

cambio, el protestantismo premiaba el trabajo duro y veían el éxito en la tierra como

una muestra de salvación. Weber también planteó que se requiere de una organización

racional para la disociación de la producción de la casa industrial. El protestantismo

supo enfatizar el individualismo, en este contexto, la familia quedó en un segundo

plano.

Ahora bien, la relación entre Estado e Iglesia(s) puede ser abordada hoy, desde una

perspectiva filosófica, en dos sentidos. Por un lado, como una problemática del tipo

cognitiva, esto es, en el sentido de la potencial contribución que podrían realizar las

instituciones religiosas y los ciudadanos creyentes en cuanto tales en el marco de un

Estado de derecho, de una democracia deliberativa y de una comunidad científica no

«cientificista»

Habermas entiende que toda pretensión normativa que aspire a ser jurídicamente

vinculante en un Estado de Derecho debe ser formulada y justificada en un lenguaje

comprensible para todos. En este sentido, el lenguaje de las instituciones formales del
Estado (parlamento, tribunales, etc.) no puede apelar a razones religiosas: (…) pues

sin una traducción lograda no hay ninguna perspectiva de que el contenido de las

voces religiosas encuentre acceso a las agendas y negociaciones dentro de las

instituciones estatales ni de que «cuente» en el más amplio proceso político.

(Habermas, 2006:140)

Sin embargo, ello no impide, para Habermas, que los ciudadanos religiosos no puedan

presentar en la esfera pública informal argumentos religiosos, «si están en condiciones

de hacerlo en un lenguaje secular» (Habermas, 2006:138). Pero, además, agrega, y

este será uno de los puntos más polémicos, los ciudadanos seculares también deben

esforzarse por «traducir» aquel lenguaje religioso en la medida que no se produzca

sobre los ciudadanos religiosos una sobrecarga cognitiva —el peso de la traducción

recaiga de un solo lado—

Es por ello que, el cambio gramatical del logos religioso al logos jurídico consiste,

según Ferry, en un cambio de la narración y la interpretación a la argumentación. Este

cambio de género supone, a mi modo de ver, que lo que está en juego no es una

determinada imagen del mundo (mítica, religiosa o naturalista) sino una praxis de

justifcación a la cual debe someterse cualquier imagen del mundo. Por eso, entiendo

que la dimensión pragmática de la traducción es la auténticamente relevante, más que


su dimensión semántica, pues esta última puede ser simplemente un enmascaramiento

de las verdaderas razones de un discurso religioso, como por ejemplo la «traducción»

del aborto como pecado al aborto como crimen. En esta jugada nos encontramos, a mi

modo de ver, con una especie de «secularismo estratégico», esto es, una acción

estratégicamente orientada a cubrir de un nuevo ropaje científco (por ejemplo,

apelando a conceptos de la genética o la embriología) y jurídico–constitucional (por

ejemplo, el derecho a la vida) a una posición normativa que no se asume como una

pretensión de validez, sino como una verdad absoluta

En sí, la dimensión religiosa está tan conectada con la valoración que, según

consideran autores como Micah Lott, las restricciones que impone la razón pública

pueden ser desoídas cuando entran en conficto con valores que los ciudadanos

consideran relevantes. Lott sostiene que hay buenas razones para obviar el deber de

civilidad en algunos casos: Es aceptable ser incivil en casos donde hay algo más

importante que la civilidad y uno debe ser incivil para actuar en favor de ese algo más

importante. La idea básica aquí es que si las personas perciben que sus deberes están

en conflicto unos con otros, es por lo tanto correcto que elijan el deber más importante

a expensas del deber menor o que por lo menos no puedan ser acusados al hacer eso.

(Lott, 2006:81) Lo que este autor quiere dejar en claro es que las personas que actúan
de esta manera «no tienen un inconveniente con la razón pública per se, sino solo con

la razón pública cuando entra en conficto con otro deber»


Referencias:

Becerra, S. R. LAS IDEAS Y LAS CREENCIAS Las religiones y sus liturgias.

Eliade, M. (1999). Historia de Las creencias y las ideas religiosas III. Barcelona: Paidós.

También podría gustarte