Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CAPÍTULO 2
"
ou
..
los cuales lxs sujetxs conforman su identidad y autoestima. Del mismo modo que
la posibilidad de mayor poder social y vincular para los varo nes generan estilos
específicos. Es importante destacar que estos modelos se han dado en el marco de
una matriz heteronormativa, basada en las necesidades sociales de reproducción
biológica y desde una aspiración de complementariedad entre lo femenino y lo masculino.
-
.-
:..
Género femenino
n it.
W
sen
28
..
.
.
...
..
.
..
...
......
e
ru
---
30
A
.
W
1101
.14 1
4
..
NO
32
33
W
4A ****
von
enojándose si “no son justxs”. Esperan que las traten bien porque “las quieren",
en vez de que las valoren por que son eficaces. Son competi tivas con las mujeres
y suelen sobrestimar a los varones. No valoran la necesidad de “hacer
política" por falta de código de funcionamiento en el espacio público, aun cuando
lleven años insertas en el mercado labo ral. Presentan rasgos de que "lo
pueden todo” e “ideales justicieros”, con obstáculos para delegar y organizar
funciones y tareas.
En relación al cuerpo, le prestan menor atención a los ideales de belle za ligados al
valor social que les otorga como mujeres y como condición fundamental de entrada a la
conyugalidad. Permanece la importancia del cuerpo joven como valor y en
competición con las otras mujeres, el cual se ha acentuado en forma creciente en
los últimos tiempos. El cuidado del cuerpo lo realizan como parte de las
expectativas dentro del contrato conyugal, que espera que se
“mantengan bien” con dificultades para la apropiación del mismo. Aún así,
vemos como apertura la presencia de representaciones ligadas al placer
personal que les puede permitir el cuer po, ausente en las más tradicionales.
.18
***NAMAN, 7
WWW
:4
ler
ren
Con el comienzo del siglo XXI se empezaron a identificar los modos innovadores de
subjetivación de género femenino. Estos no guar dan un patrón posible
de definir más que por su diversidad. Incluyen una amplia gama de
modalidades de construcción subjetiva en la cual la maternidad y la conyugalidad
se plantean como una opción, y ya no como un mandato para el proyecto de la
feminidad. La inclusión laboral, con variaciones según el sector social, se
constituye en una condición para el auto sustento propio de este modelo sea que la
mujer viva sola, en pareja o en familia.
Estas nuevas mujeres se animan a competir, pero rivalizan menos que las de los
grupos anteriores utilizando un estilo expresivo formal o estra tégico que les
permite conseguir sus logros de manera planificada. Esto es posible dado que
presentan vías instrumentales y operativas de expre sión de la hostilidad con
concordancia entre lo que sienten y expresan. Pueden exponer de manera más
adecuada y con lógica lo que las enoja a quienes son fuente de esos
sentimientos
34
35
....
..
...
Tienen mayor facultad para la expresión erótica. Diferencian en sus prácticas entre obtener
goce erótico y el establecimiento de pareja, por lo tanto, pueden obtener
relaciones sexuales satisfactorias aun con partenai res de lxs cuales no se sienten
enamoradas. Posibilidad casi inexistente en los modelos de femineidad en los
cuales el enamoramiento es la condi ción para la práctica sexual.
Basan su autoestima en el ideal del trabajo que coexiste codo a codo con la
maternidad. Cada vez es mayor el número de casos que pospo nen la maternidad como
desarrollo profesional. Y también
proyecto a desarrollar luego de haber adquirido
las que deciden voluntariamente no ser madres. Este es el primer grupo en el
cual no ser madres aparece como una opción personal y no como un castigo. También el
primer grupo que se anima a ser madre sin pareja, no solo en los casos de abandono del
genitor, sino por propia decisión. .
Un problema específico se les manifiesta como contracara de la mayor libertad sus
opciones de vida. Tener mayor libertad y menor coer ción externa les impone una
necesidad de toma de decisión que, como colectivo genérico, es aún reciente, dado
que están más acostumbradas a obedecer o resistirse, pero tienen poca
trayectoria en el campo de la responsabilidad subjetiva y la autonomía cuando
se acumula más poder.
Por lo tanto, sufren grandes padecimientos al sostener dos o más ideales
fuertemente demandantes (por ejemplo, ser excelentes madres, en
simultaneo con maravillosas parejas y excepcionales trabajadoras), en un mundo aún
patriarcal. Al mismo tiempo que presentan ideales alta mente demandantes,
sostienen una gran dificultad de renuncia a alguno de ellos o de disminución de los
grados de aspiraciones como forma de negociación interna para poder compatibilizar
los distintos deseos y posi bilidades que las habitan.
Estas habilidades de negociación se vuelven indispensables en un histórico social
que presenta al mismo tiempo un modelo de éxito con exigencias “full life” en
coexistencia con la no distribución equitativa de las responsabilidades de crianza y
tareas domésticas que permanecen aún en el predominio femenino. Esta coexistencia de
ideales antagónicos en su concreción las condena interna y externamente a una sobrexigencia
que les da una sensación de fracaso en mujeres con altos logros.
Por lo tanto, suelen colapsarse narcisísticamente por la envergadura
de los objetivos propuestos siendo que presentan un sistema de ideales más complejos,
y a veces opuestos, que los de los modelos anteriores.
Sin embargo, en comparación con generaciones anteriores y las muje res
tradicionales de la misma generación, la autoestima sí es más elevada pues tienen
más poder en el mundo público y en la pareja.
Con respecto a las habilidades, presentan desarrollos entre las habili dades para
lo doméstico-expresivo y para lo laboral-instrumental mante niendo ciertas
habilidades tradicionales e incorporando nuevas ligadas a los nuevos
roles. De este grupo, las que han sido educadas en un mode lo que valoriza
privilegiadamente el área pública, enfrentan dificultades para las habilidades
expresivas, pues se las ha educado para inhibir la afec tividad y la expresión
de la misma para el logro del éxito en lo público.
Tienen mayor apropiación de su cuerpo como fuente de placer, el cual pierde el valor
sólo como objeto de belleza. Con diferencias por clase social, éste es un grupo de
mujeres que realiza actividad física frecuente como modo de mantener el
estado de salud y la estética, cambiando de estilo de actividad de acuerdo a
las necesidades y posibilidades de cada etapa vital y muchas con alta
conciencia en el campo de la nutrición, dándose en la actualidad un gran crecimiento en esta
generación de natu ristas, vegetarianas o veganas.
O
er
Género masculino
36
37
.
AYAW
38
39
NALS
.
D.
Robe
O
A3
atta
A su vez, en el hecho de que haya alguna dimensión de la vida en la que sientan que
han triunfado.
Ser un “buen hombre”, en este tipo de sujetos, está ligado a represen taciones de la
serie de ser trabajador, proveedor, ser respetado y progresar. Frente a
situaciones sociales de desesperanza o en el marco de situaciones afectivas
conflictivas, suelen sentir que su “masculinidad está amenaza da". Esto se produce
porque tienden a homologar la identidad personal con la identidad de género. Por lo tanto,
una amenaza a los valores acerca de los cuales esta ligada su identidad
suele ser vivida como una amenaza a su masculinidad. Cuando se producen
hechos en los cuales ven amena zada su masculinidad, se suelen defender mediante la
reafirmación de la virilidad de dominio que incluye mecanismos de
desvalorización de los otros en general, y de las mujeres en particular y
pueden escalar hacía la i violencia.
Son incentivados desde muy pequeños a dominarse a sí mismos para lograr, por
añadidura, el dominio del otro (Foucault, 1987), como contracara de esto,
adquieren poco desarrollo en la expresión de los afec tos, ya que tal
como se dice popularmente “los hombres de verdad, no lloran". La
sociabilidad suele desarrollarse en el ámbito laboral o en el de las instituciones de
socialización masculina de la modernidad (club, fútbol, política)
fundamentalmente entre varones, con exclusión de las mujeres (Tajer, 1998) y
basadas en los valores de la lealtad y los intereses comunes. Suelen restringir
los lazos sociales por fuera de lo laboral e insti tucional, motivo por el cual los
procesos de flexibilización laboral o de teletrabajo que afectan la filiación laboral
e institucional les suele quitar la forma privilegiada de hacer vínculos de
amistad. Relacionan calidad de amistad con tiempo de conocimiento sin
mucha renovación de vínculos amistosos (valoración de los amigos de siempre”) y
suelen no valorar la expresión verbal de afecto, sino en hechos. No se perciben
en simetría con las mujeres, estableciendo con las mismas relaciones de
jerarquía y tutela. Las cuidan cuando las quieren o si están a su cargo, pero no
las consideran como pares con igualdad de derechos y obligaciones con las
cuales se sientan en reciprocidad. De hecho, como veremos en el capítulo
6 en lo sexo afectivo suelen tomar más de lo que dan porque se lo permite su posición
“dominante" en el mercado”. Posición que muchas veces suele ser invisible a los
mismos sujetos.
Presentan distanciamiento con respecto a sus cuerpos, y se preservan frente a la
intrusión o miedo a que el/la otro se meta "adentro”. Este distanciamiento del propio
cuerpo tiene varios efectos entre los cuales se manifiesta la sensación de “ajenidad”s
del mismo presentando dificulta des para el auto cuidado, el cuidado por otros y la
consulta precoz en salud.
La representación de la virilidad, ligada al valor de asumir riesgos
físicos, genera en ellos exposición a riesgos y excesos y al no registro del cansancio.
Presentan una imagen del cuerpo como “máquina de rendi miento” ligada a las
necesidades productivas de la modernidad y a ser un hombre duro (Bonino Méndez,
1998). Por otra parte, la actividad física aparece como formando parte de la
construcción del cuerpo masculino, estableciéndose diferencias en su ejercicio ligado a
la pertenencia social y a la etapa vital en la cual se encuentren (García, 2001). Como
ejemplo de esto, vemos que los varones tradicionales de sector popular asocian
la actividad física y los deportes con su propia juventud. Actividad que abandonan con
la entrada a la conyugalidad. Mientras que, por su parte, los tradicionales de sector
más alto guardan para sí un espacio (fútbol, tenis, gimnasio), más allá de la etapa
vital y la entrada a la conyugalidad.
Los modos de subjetivación masculinos transicionales se correspon den con la forma
de funcionamiento de algunos varones mas moderniza dos, para los cuales tener
una relación de mayor paridad con las mujeres hace parte de sus expectativas
en la vida adulta. Solo a modo de obser vación empírica y sin aspiración de
generalización, se ha observado estos modos en varones que han mantenido
una conexión muy intima con sus madres durante la crianza y que no la han
inhibido como precio para la
H
5 El cuerpo no forma parte de la representación del si mismo que expresan frases
como 'yo y mi cuerpo”.
Como anécdota ilustrativa recuerdo el relato de un médico anestesista que destacó que
le hubiera venido bien tener "herramientas de género” para resolver de otro modo la
situación de un paciente varón que no se dejaba anestesiar para
no perder el control de la situación porque no confiaba en lo que le podía hacer - este
otro hombre una vez que estuviera dormido.
4 Característica de la masculinidad tradicional que adquiere mayores grados de
presencia y de sofisticación de acuerdo a cuanto mayor nivel socio-económico el
sujeto posea o logre adquirir.
40
41
12
entrada en la masculinidad social. Esto les ha permitido una identifica ción y empatía con las
mismas que los habilitó para una valoración de lo íntimo y lo afectivo por fuera de la
intentan articular con las habilidades y
masculinidad hegemónica, que
mandatos para la masculinidad pública. Lo cual les produce más de una tensión
interna entre ternura y "endurecimiento".
Estas masculinidades transicionales, por lo tanto, conservan parte del modelo de varón
público-proveedor del modelo tradicional, incorporan do la afectividad y la cercanía
cotidiana en la construcción de los víncu los familiares y de pareja, motivo por el
cual les importa desarrollarlos como parte de la conformación de su
desarrollo personal. El reparto del poder entre los géneros de este modelo
suele ser de dominio masculino atenuado, lo cual disminuye, en los varones, la
carga de la provisión, confrontándolos a nuevas y múltiples paradojas en la
articulación de áreas, proyectos y modelos tanto propios como de la pareja.
Tienen legitimada la sensación y expresión de sentimientos hostiles cuando los demás
no cumplen con las prerrogativas del rol, tal como hemos descrito para el modelo
tradicional. La diferencia con el modelo anterior es que esta modalidad aparece
en coexistencia con conexión con el dolor que puede infligir en el otro su expresión.
Efecto de esto es que ejerzan la hostilidad desde la naturalización del habitus de la
dominación masculina (Bourdieu, 1988, 1991), pero cuando se les expresa que
esta actitud puede causar daño, intentan detenerla o repararla por empatía hacia
el sufrimiento causado por la invisibilidad para si mismos del meca nismo de
dominación incorporado desde la socialización temprana?.
Tienen la habilidad del uso instrumental de la hostilidad y consideran que pueden
utilizar la violencia en situaciones límite, pero coexistiendo con una valoración de
control de la hostilidad que aparece como un rasgo de adquisición de la madurez
(“de joven era terrible”). La negación de los conflictos afectivos por déficit en la
habilidad de resolución y expre sión, se mantiene pero de forma más atenuada que
los tradicionales. Les importa competir, pero valoran el proceso más allá del
logro presentando
un menor interés en sostener una imagen de sí grandiosa. Aspecto que les permite un mayor
grado de autonomía con respecto a los ideales de género que los varones del modelo
tradicional. Se permiten ser mas como ellos son, que como "un hombre debe ser”.
En el plano erótico presentan una mayor integración entre ternura y erotismo que los
tradicionales, pero con coexistencia de expectativas de respuesta de tipo materno en la
relación con esposas y compañeras. Aun cuando, simultáneamente, valoran la
posibilidad de goce erótico en la pareja. Persiste una sexualidad asociada a la
degradación del objeto erótico, pero mas atenuada y lúdica. Tener otras
relaciones, además de la oficial, no se da como práctica constante por lo
general, sino como “fugas permitidas” frente a situaciones conflictivas con la pareja o
en situaciones puntuales que “pintan”: viajes, congresos, etc. Suponiendo
que es algo que le puede suceder también a su pareja, pero que esperan ferviente mente
que no les ocurra. La doble vida afectiva les genera más conflicto que a los varones
ción entre goce sexual y
tradicionales pues valoran, a diferencia de éstos, la rela
amor. Y además, por la empatía que les genera el posible sufrimiento que
podrían causar a sus parejas y también por la posible pérdida de las mismas.
El ideal del yo está compuesto en torno a valores ligados al esfuerzo, la voluntad y la
bondad. La autoestima, por lo tanto, presenta los conte nidos de ser un buen
hombre ligado al trabajo, la provisión material y ser respetado en su ámbito laboral.
alguien que pueda ser querido por sí
Pero también incorpora el valor de ser
mismo, más allá de quién sea en el mundo público, con una expectativa de
búsqueda de equilibrio entre el mundo público y el mundo privado.
No ven amenazantes, para su autoestima, la demostración de senti mientos tiernos y
relativizan la apreciación del éxito en relación a otros valores importantes en comparación
con los varones tradicionales.
Desarrollan habilidades basadas en la adquisición del dominio de sí, pero con menor
temor y dificultad de expresar los afectos que los varones tradicionales. Hablan del
trabajo con amigos y con las parejas y compar ten más sentimientos y afectos.
Piensan que ellos tienen la responsabili dad de ser los principales proveedores,
aunque valoran que las mujeres trabajen. Las amistades son, en su mayor parte, con
varones, sobre la base de la lealtad, intereses comunes y trabajo. Refiriendo frases
tales como
bras, pueden cau voluntad de hacten perdón y tratar
7 En otras palabras, pueden causar daño desde la naturalización del ejercicio del
poder, pero no porque tengan voluntad de hacerlo. Los más empáticos de este grupo,
cuando se les señala el daño causado, piden perdón y tratan de enmendar la situación.
42
43
"la amistad entre el varón y la mujer no existe, siempre hay otro interés”,
"la amistad entre varones y mujeres es cosas de gays”, manifestando también los
rasgos de homofobia que presenta la masculinidad hegemónica. Aunque de
manera más atenuada, siempre tienen que estar demostrando que no son mujeres, no
son niños y no son homosexuales (Badinter, 1993).
Tienen mayor facilidad para perdonar que los tradicionales pues valo ran el ser
flexibles, así como establecer nuevos vínculos ligados a cambios en las afinidades y
etapas de la vida.
En lo referente al cuerpo, coexisten valores de la construcción de una virilidad
ligada a la exposición a riesgos, excesos y no registro del cansan cio, con ideales de
mayor cuidado al cuerpo y atención a la estética. A veces, el exceso se presenta por
la vía de realización de actividad física compulsiva. Dando cuenta, asimismo, de una
representación del cuerpo como máquina de rendimiento, plausible de adquirir rasgos
de sofistica ción cuando pertenecen a grupos sociales de mayor nivel de refinamien to.
También se observa la incursión en prácticas de actividad compulsiva como
defensa frente a la angustia que les provoca el envejecimiento y el riego de
enfermedades aumentado por la edad.
Por último, podemos señalar que los modos masculinos innovadores son
variados, no constituyendo una tipología específica, e incluyen una amplia gama de
modalidades de construcción subjetiva en la cual el éxito en el mundo público, la
conyugalidad y la paternidad aparecen como una opción en la construcción de la
masculinidad y ya no como prerrogativas sobre la base de las cuales se constituye la
misma. Al mismo tiempo exis te, en estos varones, un proceso por ganar mayores
grados de cuidarse a si mismos y a los seres queridos desde una lógica de
democratización de las relaciones entre los géneros y entre las generaciones, como así
también la valoración de la ética del cuidado.
A nivel intrapsíquico, se observa legitimación de los sentimientos hostiles y de su
expresión, con clara idea de que el límite al propio dere cho es que no deben cometer
abusos, ni expresarlos de forma irrestricta. Tienen una mayor conexión tanto con el dolor
que pueden infligir como con el que pueden sufrir.
Por lo general, no temen perder el control cuando se enojan y, pues tos
frente a situaciones que impliquen competencia, deciden evitarla o
afrontarla, de acuerdo a la pertinencia de la situación, valorando otros
aspectos, más allá del ganar o perder, asumiendo que hay algunas situa ciones en las cuales
"se gana perdiendo". Lo cual evidencia una identidad menos ligada a la imagen de
varón a sostener y más conectada con valores internos y personales.
Valoran tanto al erotismo como a la ternura, con interés en el logro de la integración de
ambas corrientes. Les resulta significativa la posibili dad de goce erótico en la pareja,
lo cual puede constituirse en fuente de conflicto y eventual ruptura cuando no se logra.
La sexualidad genital está asociada a fantasías diversas y, en algunos casos, compartida
con la pareja. Mantener otras relaciones además de la oficial es valorado como parte de una
prerrogativa de ambxs miembrxs de la pareja, que puede aparecer o no a modo de
fugas a los conflictos con la pareja y son más esporádicas. En ambos casos, piensan
que son situaciones que pueden ocasionar daño a la pareja, por lo tanto, no
comunicables al otrx -salvo que se quiera romper el vínculo-. Cabe destacar que en los
últimos tiem pos han aparecido una apreciable cantidad de propuestas de
relaciones abiertas, en especial en jóvenes, con inclusión de la comunicación de lo que se hace
con la/el otrx, pero manteniendo como importante y jerar quizada la relación principal.
Otra novedad son los contratos poliamoro sos en los cuales no se mantiene la
jerarquía de relación principal/relación secundaria. Habrá que ir viendo cómo
evolucionan estas tendencias.
En este grupo de varones aparece la fidelidad como valor asociado a la
opción personal, la lealtad, al estar enamorado y/o a la satisfacción con el vínculo, a
diferencia de los grupos anteriores. Cabe destacar que los varones
homosexuales fueron el grupo precursor en considerar a la fide lidad como un
contrato explícito a asumir en caso de consolidación del vínculo, lo cual fue de
avanzada con respecto a las relaciones heterosexua les entre varones y mujeres. Esto
se debe a que todavía hay un “retraso por el cual en las propuestas de relaciones
afectivas de los varones hacia las mujeres aún no existe generalmente la idea de
las mismas como “pares políticos” en el campo de la sexualidad, aún cuando
asistimos a muchos cambios al respecto en el último tiempo. Hace algunos años
empecé a registrar en mi experiencia clínica este tipo de propuestas de parte de
mujeres hacia sus parejas varones solo en casos de mujeres que han tenido
experiencias de sexualidad con otras mujeres o que trabajan ylo investi gan en el
campo de la diversidad sexual. Pero más recientemente se ha
44
....
10 SC
extendido un poco más en las relaciones sexo afectivas entre varones y mujeres la
idea de no tomar la exclusividad como un a priori, de hecho, el período
"no exclusivo” y basado fundamentalmente en lo sexual tiene un nombre:
“chonguear". Ese es el nombre popular para nombrar el tiempo en el cual se
tiene relaciones sexo afectivas “sin nombre” y sin expectativa de
exclusividad. Con lo cual ha ingresado al “planeta hetero” estas distin tas etapas
de manera "casi" democrática. Y es parte de lo que algunxs denominan una
queerificación de las relaciones sexo afectivas en general.
Volviendo a los varones innovadores, estos han estructurado un ideal que
incluye la belleza y la bondad como valores que coexisten con ser
proveedores y aspectos creativos sin necesidad de alienarse en el trabajo para
“ser”, en otras palabras, ellos no se perciben que son según lo que hacen, por lo
tanto la identidad no está abroquelada al trabajo como en los modelos de
masculinidad anteriores. La imagen de ser un buen hombre aparece ligada a
valores personales y no tanto a la expectativa y prerrogativas de género. Le dan
relativa importancia al éxito y se la otorgan a poder ser capaces de integrar los
sentimientos tiernos en la vida cotidiana.
La capacidad afectiva aparece como una habilidad importante y tratan de cultivarla
aún cuando no tengan mucha tradición, por ser una habilidad poco
fomentada en la constitución de la masculinidad en la modernidad.
Hablan del trabajo, de los afectos y de la diversión con amigos de ambos
sexos y también con las parejas. No se piensan con la responsabilidad de ser los
principales proveedores económicos de la familia y pareja. Establecen amistades
con varones y mujeres sobre la base de la lealtad, los intereses comunes, la
afectividad y el trabajo. Tienen vínculos de profundidad afectiva con lxs amigxs y
aprecian la construc ción de nuevos vínculos. Se perciben con buena capacidad
de perdonar y perdonarse.
Perciben su cuerpo como algo propio, con ideales de cuidado con relación a la
salud y también a la estética. Continúan con una línea de construcción de la
masculinidad ligada al riesgo, pero más atenuada, con valoración de la
exploración. Registran el cansancio y paran para descan sar,
coexistiendo en estos sujetos representaciones del cuerpo como máquina, con
representaciones del cuerpo para el placer y el juego.
El cuerpo aparece metaforizado de diversos modos, no sólo como.
¿Y ahora qué?
Este texto presenta la diversidad de modos de subjetivación de género femenino
y masculino que se han sucedido en el tiempo, pero que a su vez coexisten en
paralelo en el mismo histórico social con especificidades de generación,
clase social y lugar geográfico. Podemos incluso arries garnos a decir que
asistimos a la coexistencia de corrientes tradiciona les, transicionales e
innovadoras al interior de un mismx sujetx y de una misma relación sexo afectiva.
Sugiero que no sean tomados como modelos rígidos, sino como una posibilidad
de transmitir un "abc" de las relaciones entre lo macrosocial del sistema
patriarcal y la construcción de subjetividades generizadas, que por
supuesto son dinámicas y están en constante cambio.
Y además porque, en tiempos actuales de nuevos significantes y expe riencias sexo
afectivas, coexisten al interior de cada quien junto con los anhelos de poliamor,
la introducción del consentimiento, el amor como maldito, la posibilidad para las
mujeres de separar sexo y amor, los tránsi tos identitarios y sexuales, entre
otras prácticas de los existenciarios actua les que han ganado visibilidad
y legitimidad. Y que, como todo proceso de cambio, produce nuevos
placeres, pero también nuevos malestares. Muchos de ellos por los costos y la
angustia de la libertad, sin guión amoroso.
.
HOU
**
46
w
CAPÍTULO 3
ith
tanto M10
.."
-
:...
..
:
TA
T
..:::
-W
.....
1
'i
'...
.
..
.
.--'--
..::::..
--
..
. -----
---
--
-
+
1T91797 179...
50
.mi
*
W
*
Mr.W!**"**
A
Para esta tarea, tomo una frase que expresa con mucha claridad lo que quiero
destacar y que es necesario que tomemos como guía del trabajo una y otra
vez:
LaCA
POL
F
T
.
•f
|
52
53
.'
"
"
.
.
.
*
...
"
!
*
!
!
******
!
!
!
!
!
!
*
!""
""
"
.
4.
*
*..
.
utar
e
.
-... blurb wwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww-
41
.'
..,
11.
-1+1...
.
-
-AVT
.4.
.
. 54
55
Sen
па.
12 C
ción ubica a lxs sujetxs claramente y para siempre de uno u otro lado
de estas opciones sexuales no es tan indudable.
Y por su parte, los Estudios de Género deben seguir insistiendo a los Estudios
Queer, que en este viraje no debemos invisibilizar que las subjetividades
sexuadas actuales aún se constituyen en el marco de las asimetrías de poder
entre los géneros.
A modo de síntesis, podemos decir que es necesario que podamos pensar en
simultáneo cómo se constituyen los psiquismos en relación a:
- La diversidad de las prácticas de sexualidad .- Las aún relaciones
asimétricas de poder entre los géneros
- Las relaciones entre los géneros que intentar fugar del paradigma
patriarcal.
Con el objeto de poder escuchar a las otras formas de femineidades,
tituyéndose
masculinidades y diversidades identitarias y sexuadas que están cons
y que no necesariamente están queriendo reproducir los estándares
patriarcales y heteronormativos. Fundamentalmente para no reenviarlos desde la
"psicopatología” al lugar desde el cual han decidido, enhorabuena,
fugar.
En esta propuesta de actualización del psicoanálisis a los desafíos
contemporáneos, hay problemas más complejos que otros.
Uno de los problemas complejos, como fue mencionado con ante rioridad, está
teórico que es el estatus
constituido por uno de los núcleos duros" de este campo
de la diferencia sexual en la constitución del psiquismo. Que consiste
en sostener que el reconocimiento de la diferen cia sexual, en otras palabras,
la adquisición de la representación psíquica de que existen solo dos posiciones
en el deseo (femenina o masculina) apuntaladas en las diferencias biológicas y que cada
quien solo se puede ubicar en una de ellas, es la que habilitaría al infante humano
al atravesa miento por la castración simbólica y de este modo, su acceso al
lenguaje y a la ley.
Estas concepciones que continúan como nodales en el corpus
son las que impiden que desde el campo del psicoanálisis se pueda
avanzar, por ejemplo, en identificar cuáles son las realidades a las cuales se
enfren tan por ejemplo lxs hijxs de parejas gays o lesbianas desde sus
escenarios concretos y no desde una psicopatologización a priori de las formas
de crianza de parejas y deseos de parentalidad no basados ni convocados por
"esa” diferencia.
Y en este sentido, entiendo que nuestra contribución debe ubicarse en identificar
cuáles son los problemas reales en la clínica que incluya el modo en el cual está
configurado lo metapsicológico de las nuevas confi guraciones familiares existentes
hasta el momento.
Es un trabajo necesario de hacer aceptando con honestidad, que como
punto de partida contamos con una caja de herramientas para ayudar con el
padecimiento humano, que ha sido construida desde una perspectiva heteronormativa
con una naturalización del sexo y una esencialización del género. Por lo tanto,
nosticar para desligar los
sabemos aún muy poco acerca de cómo diag
aspectos de producción de subjetividad, de los psicopatológicos para
el campo de las prácticas de la diversidad sexual e identitaria y para todos
los modelos de lazos familiares que difieren del modelo de la familia moderna
fundamentalmente en lo que refiere a la crianza. Y esto es parte de nuestro desafío
actual.
En esa línea de sentido, otros de los conceptos a revisar son los de función
materna y función paterna. Se ha descripto a la primera como la capacidad
de sostenimiento, amparo y contención por parte de un adultx que permita la
integración psíquica del infante. Y a la segunda, como la que habilite la
tolerancia a la frustración, la singularización y la posibili dad de afrontar las
dificultades de la vida, o en otras palabras, el acceso a la cultura y al orden
simbólico.
Claramente estas son funciones que deben ejercer quienes oficien de cuidadorys
primarixs para propiciar el acompañamiento para la consti tución de las
instancias psíquicas necesarias en la primera infancia. Pero que se las siga
denominando como funciones maternas y paternas y que estén divididas por
género hace parte de reflejar un estado histórico de las cosas correlativo a un
modo de vida, que ha sido la crianza en el marco de la familia nuclear durante la
modernidad.
Hay muchxs que, advertidxs de estas marcas de época, señalan que estas
funciones son indiferentes al sexo biológico y al género de quien la ejecute. Pero
considero aún así, que seguir llamándolas de este modo, hace que de alguna
manera se filtre como efecto normalización no inten cional una idea/expectativa
del género “verdadero” de quien debe ejecu tar esa función. De este modo estoy
diciendo, que más allá de los deba tes teóricos, me interesa ver el efecto
práctico que estas formulaciones
4+*+1S.
mwana
,
wheth
,
.
TRATA
.
.....
LUI
...
-
56
57
..
.
teno
Oce
..rit
.
Por otra parte, hay que abrir también el espectro para escuchar que
no solo se trata de presencia o ausencia de deseo de maternidad. En
la actualidad empezamos a identificar deseos de maternidad de "baja
inten sidad”. Mujeres que identifican y lo pueden expresar si son
escuchadas, que la maternidad es algo que puede o no acontecer en
sus vidas. Un deseo entre otros deseos posibles. Y a veces, si se da en cierto
marco y si no, prefieren no ser madres. Es decir, no de cualquier modo,
ni a pesar de todo. Esto nos enfrenta a la necesidad de abrir en los
análisis la posi bilidad de indagar sobre cómo se usará o no la
capacidad en el lapso que esta acontece. No como destino, sino como
posibilidad. Un espacio para ver qué lugar tendrá o no, esa potencia del cuerpo.
Que pueda ser pensada.
Y también la reflexión acerca de que en las mujeres que "aman y trabajan” la
etapa de mayor "fertilidad” laboral/ intelectual coincide con la etapa
de mayor fertilidad reproductiva) Lo cual posiblemente redunde
en que si se quiere desarrollar ambos caminos, alguno de los dos no se dará
posiblemente en el momento de mayor potencia y fertilidad. Lo cual
es importante que pueda ser pensado y elegido.
Desde un psicoanálisis pospatriarcal, posheteronormativo y posco lonial
es importante revisitar muchos temas para traerlos a los desafíos
contemporáneos de sus coordenadas actuales. En este caso, la materni
dad como un deseo entre otros, como trabajo, como transformación del propio
cuerpo. Como un intento de trasvasar narcisismo para no morir
inundada de amor propio.
A Patitud
58
.IR!
59
w
...
.
...
.
..........
........
.
....
..
.
...
.
.
..
.
.
:.::.
-:.
.
.
"
SY?
Produkt
TA
CO
SC
SU CO
no
Sel
por
7 Agradezco a la colega Silvia Jadur por la invitación. 8 Termino utilizado por Judith
Butler para hablar de lo rechazado, lo que no se le da carácter de humano.
62
www
.dobber
CAPÍTULO 4
65
64
www
.
v
66
concreta de la sexualidad en el momento anterior de la caída de la estima hacía las
mujeres en el sistema patriarcal: la consumación de la relación sexual (Dío
Bleichmar, 1985). En síntesis, seducir y no consumar para mantenerse valiosas.
e- La revisión de la idea de la constitución del deseo de hijo como modalidad
privilegiada de constitución de la adultez normal en una mujer, que permite, por una
parte, considerar esta modalidad de deseo de hijx como un efecto imaginario de la
relación entre maternidad y feminidad construida históricamente en la modernidad
(Badinter, 1981) (Chodorow, 1984), y, por otra, visibilizar los diversos modos de
entrada en la adultez de las mujeres que por opción o por imposibilidad no
ejer cen la maternidad.
p
utan
2 Solo por citar algunxs: Michel Tort, Silvia Tubert, Sergio Rodriguez- Ricar do
Estacolchic, Ernesto Sinatra, Silvia Bleichmar, Juan Carlos Volnovich, Mabel Burin,
Irene Meler y Facundo Blestcher.
3 Veremos más en extenso su contribución en el capítulo 8.
68
de las relaciones de poder entre los géneros, incluyendo en simultaneo la
asimetría de poder entre las generaciones, en lo que denomina "los lazos del amor".
En concordancia con esta línea de conceptualización de la constitu ción psíquica de varones
y mujeres en el marco de las relaciones patriar cales, podemos destacar que gran parte
de la tarea diaria en el campo de la clínica psicoanalítica se dirime en términos de
constitución de la autonomía en mujeres y deconstrucción de la hegemonía en varones
(Fernández, 2000). Si bien estos procesos suelen expresarse de múltiples
modos, en muchos casos de clínica con varones es necesario remarcar el hecho de que
las mujeres son sus pares y que existen como semejantes*. ; Y en el caso de las mujeres,
cuando desde una ubicación subjetiva en la diferencia desigualada plantean el
deseo de "cortar la cabeza del rey acéfa lo” (Rosenberg, 1996), se trata de que
puedan captar la diferencia entre la imagen de “ese” varón "amo en la ilusión" y
cada varón real con sus contradicciones, miedos y conflictos, sin desmentir con
esto la realidad de los modos de subjetivación masculina en el marco de la pertenencia a un
colectivo con mayor prerrogativa social.
sobre su psicosexualidad, las reenviaban “en la dirección de la cura” a la reproducción
y adaptación a su rol en la sociedad patriarcal. Hay muchas evidencias de estos
efectos en la práctica. Marie Langer, una de las funda doras de la Asociación
Psicoanalítica Argentina, refiere que durante años había tenido en análisis a una mujer que
se debatía entre cómo equilibrar sus deseos de consolidar un matrimonio y la maternidad
y sus deseos de desarrollo profesional y laboral. Luego de unos años de ya no atender
a esa mujer, se encontró con un colega que le comentó que en ese momen to estaba
asistiendo a esa mujer que había sido su paciente. Langer le preguntó acerca de las
vicisitudes de ese momento en la articulación de ambas corrientes deseantes en la
mujer en cuestión, a lo que su colega le respondió que ya no presentaba para ella
ningún conflicto, pues había dejado de trabajar dedicándose sólo a su familia (Volnovich,
Werthein, 1989).
Tal como señalamos, el libro Psicoanálisis y feminismo, (Mitchel, 1982), destrabó una
relación tensa y de mutua desconfianza entre los dos campos. Viraje que recogió algo
del “aire de los tiempos” de ese momento, al afirmar que el psicoanálisis podía
utilizarse como dispositivo de análisis de la producción de padecimiento subjetivo en la
sociedad patriarcal y no sólo como reproductor de la misma. Este cambio de
perspectiva fundó una línea de debates contemporáneos sobre la relación entre
psicoanálisis y feminismo, que puede leerse tanto en la corriente del psicoanálisis y
género (línea anglosajona) o en la corriente del psicoanálisis de la dife rencia sexual
(línea francesa) y la escuela argentina que abreva de ambas y ha hecho su propio
desarrollo.
Repensar esos momentos de la historia de las ideas y las prácticas en la actualidad puede
iluminar algunos aspectos de las formulaciones psicoanalíticas sobre el campo de la
diversidad sexual, de manera de no correr el riesgo de hacer del psicoanálisis
un aparato de reproducción de las bases heteronormativas de la sociedad
patriarcal. En este punto, lxs analistas debemos escoger entre alinearnos del lado de la
“policía psicoló gica”, guardiana de la moral dominante, o bien ocuparnos en develar los
nuevos modos de aparición del dolor humano.
Si optamos por esta última posición, podemos comenzar a interro garnos acerca de la
posibilidad de que nuestras herramientas y teorías estén en muchos aspectos fraguadas
fundamentalmente para trabajar con
Ilusiones de las primeras feministas con el psicoanálisis
Aun cuando planteamos estos dilemas, hay algunas marcas históricas que nos
obligan a mantener una vigilancia epistemológica en relación a ciertas ilusiones. Es
importante tener presente y tomar como lección histórica lo que les pasó a las
primeras feministas frente al nacimiento del psicoanálisis. En aquel primer
momento, la nueva disciplina en el campo de lo mental, al señalar la represión en
plus de la sexualidad como causante de la “nerviosidad moderna”, fundamentalmente
en mujeres, fue acogida como aliada científica para las reivindicaciones de los dere
chos de las mujeres, y de hecho lo fue en algunos aspectos (Tubert, 2000). Luego esta
ilusión cayó al identificarse que en la práctica los análisis de mujeres, aún cuando le
otorgaban un espacio al despliegue del relato
4 Ver un mayor desarrollo de cómo esto opera en la clínica y en la vida en el capítulo 6
de este libro. 5 Tema que retomaremos en el capítulo 9.
70
los malestares y patologías de lxs sujetxs conformadxs en la heteronor
matividad. Y aún sin quererlo, podríamos estar actuando como “Lecho de
Procusto", adaptando a lxs sujetxs al dispositivo existente más que creando
nuevas herramientas, con lo cual podríamos encontrarnos en la paradoja de
ser “progres” ideológicamente, en cuanto a la intención, pero no técnicamente.
72
73
wwwwwwwww
74
75
A. Perversión
eroharte
V
78
tri
s
Desde las propias voces, las personas trans se definen como tales cuan do a
nivel identitario y de forma de vida pasan de un género a otro dife rente del asignado
primariamente en virtud de su sexo biológico original. Desde la psiquiatria
norteamericana que es quien define lo que se conoce como DSM2, se la
considera como trastorno o disforia de género, diag nóstico a partir de cual se
debe obtener la autorización para una reasig nación civil de género que
comúnmente incluye cirugía de reasignación de sexo y hormonización. Este
diagnóstico hecho por especialistas del campo de la salud mental, permite el
cambio de identidad de género legal (mediante la clásica homologación entre sexo
genital e identidad de género). Este criterio fue replicado como modelo en
nuestro país hasta la formulación de la Ley de Identidad de Género en
2012. Ley que se ubica en el campo del derecho a la identidad, no en el
campo de la psico patologia como acontece en otras latitudes, lo cual
genera un abanico de posibilidades que analizaremos en el capítulo
5.
Y es una ley que, en ese punto, permite el cambio de identidad civil por la solicitud
de quien lo demande y garantiza el acceso a hormoni zación y cirugía en
el sistema de salud para quien lo solicite. No como requisito, sino como
derecho. Y esta ley es sintónica con la realidad de lxs existenciarixs trans' en la
coexistencia de quienes desean hacerse cirugías
de reasignación de sexo o de cambio de rasgos, quienes realizan trata :
mientos hormonales y quienes solicitan el cambio de identidad de género
conservando sus genitales de origen. La deuda aún vigente en lo legal, es
que define un cambio, pero dentro del binarismo hombre/mujer aún
cuando inscribe la posibilidad de una masculinidad trans y una
feminei
10 Véase los casos de los famosos Ricky Martin, Ricardo Fort y Marley. Y más
recientemente el caso de Luciana Salazar. Caso que nos hace reflexionar no solo a la
posibilidad de que otra ponga el cuerpo que no se puede poner, sino que otra
ponga el cuerpo que no se quiere exponer al riesgo que todo embarazo
implica. Lo cual abre una multiplicidad de debates sobre la relación entre
cuerpo, poder, clase y riesgo que vale la pena poder dar. 11 Hay un caso
paradigmático que podemos destacar en el análisis que apareció profusamente
en los medios de comunicación. Es el de un cordobés residente en España de
aproximadamente 40 años que sacó en su momento un aviso en Internet buscando
un alquiler de vientre de una mujer argentina. Se ofreció una mujer más joven y
pobre que él aceptó y fue elegida con dicho fin. Refieren que al conocerse se
"enamoraron" y decidieron tener el hijo en pareja. Dos años después, se
separaron. Ella quedó en España sin papeles, él sosteniendo que ella es una
“mala madre” por razones de “juventud” y además carece de recursos eco
nómicos y legales para criar al niño. Por lo cual él se arroga el derecho a la
crianza y la tenencia. Una primera reflexión sobre la situación nos indica que tenemos
que creerle a alguien cuando dice que quiere tener unx hijx solo más allá del
ropaje que esta situación asuma. Denegarlo en aras del altar del amor romántico
nos inhibe de visualizar los efectos que estas elecciones tendrán con posteridad. Y
pone nuevamente sobre el tapete la relación entre cuerpo, poder, capacidad
reproductiva, clase y riesgo.
1
12 Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales, conocido
por sus siglas DSM, que está en su quinta edición. Es un manual
elaborado por la Sociedad Norteamericana de Psiquiatría y que es usado
internacionalmente para clasificar los trastornos” y problemas de salud mental,
aun cuando existe un capítulo del tema elaborado por expertxs internacionales
de la Organización Mundial de la Salud conocido como CIE-10.
80
.
81
--
-
vel
dad trans. En la actualidad para acceder a una identidad civil no binaria hay que
hacer un recurso de amparo. Por otra parte, la Ley también habi lita a
que, en el ámbito educativo, de salud y laboral se llame a la persona por su nombre
y su género autopercibido, aún cuando no haya hecho los cambios en su
documento. Lo cual para el campo de la subjetividad y los derechos en lo cotidiano
es un tema de alta significación y efectos subjetivizantes.
La primera reflexión es que más allá de todos aquellos que plantean que la
pregunta por la propia identidad ha pasado de moda y que es un puro espejismo,
vemos como en el mismo momento histórico hay quie nes están dispuestxs a
una “adecuación” entre
operarse sus órganos de placer sexual en torno a
genitales e identidad de género. También están quienes se oponen
a estas operaciones señalando precisamente que es un precio que no
desean pagar por la normativización y plantean su derecho a vivir y ser
reconocidxs en su identidad sexual y de género sin operacio nes.
Mas allá del respeto que toda decisión sobre el propio cuerpo amerita, cabe
reflexionar sobre una de las dimensiones de las cirugías de reasig nación de
sexo como un modo de adaptación a lo hegemónico discipli nador de los
cuerpos. Dado que muchas veces el cuerpo operado pierde la
posibilidad de placer con lo que tiene y adquiere una cavidad o una
prótesis (según sea el caso) sin posibilidad orgásmica. Actualmente hay mucha
experiencia en el tema con personas que se han sentido bien con la reasignación
quirúrgica que en muchos casos requiere más de una inter vención. Y
personas que no, que tenían puesto en lo quirúrgico ideales que no se lograron con
la o las operaciones. En este campo es importante ubicarse acompañando las
decisiones de cada quien y ayudando a clarifi car que se espera con cada paso y
que posibilidad de que eso que se espera se logre de ese modo.
Por otra parte, se denomina intersex cuando los caracteres sexuales biológicos no
están tan definidos o cuando se trata de alguien con carga genética xxy o xo. En este
sentido, es interesante de destacar como en la película "XXY”, sobre unx
adolescente intesex, se plantea la decisión de los padres de no operar en la
infancia. Esta propuesta coincide con lo que plantean les militantes intersex
en la actualidad. En el caso de la pelícu la, la protagonista deviene en una
adolescente con identidad de género
femenina, con formas de la pulsión de la sexuación ligada al empuje
de su genital masculino y elección de compañero erótico heterosexual
según la identidad de género y homosexual de acuerdo al genital. Con lo cual
podemos decir que estamos en un momento en el cual las categorías estallan y nos
hacen más pensar en una realidad cercana a lo que Paul B. Preciado (2003)
caracteriza como "multitudes queer”.
De todos modos, esta reflexión no prima ni excluye la legitimidad de
quienes apuestan por las cirugías de reasignación de sexo como modo de
adecuar su identidad de género con las formas de su cuerpo. Y la impor tancia
de que no sea la medicina, sino la propia persona la que tome las
decisiones. No es lo mismo operar lo que no se puede volver a reconstruir
que un cambio de identidad civil y de nominación simbólica, que tiene sus
efectos, pero también posibilidades de reelaboración y cambio. Tal como veremos en el
próximo capítulo.
Todo esto en el marco de la multiplicidad de posiciones que lxs suje txs
asumen en su propia experiencia en torno a la relación entre sexo, género y sexuación.
. En síntesis, tenemos que estar advertidxs de que una disciplina (o campo)
como el psicoanálisis, que fue pionera en dislocar la relación entre
psicosexualidad y biología, no reenvíe a anudar nuevamente sexualidad y
biología repitiendo los esquemas más homófobos de la práctica psiquiátrica (Sanz,
2004). Ya que podemos estar siendo parte, sin quererlo, del pensamiento y la
práctica conservadores, que psicopatol gizan per se toda sexualidad por fuera de lo
heteronormativo. Asimismo, podemos ser parte, sin quererlo, de los grupos que
prometen curar la homosexualidad, la bisexualidad, la transexualidad y la
transgeneridad y el travestismo.
Quizás sea más honesto admitir que en la actualidad las herramientas clínicas y
teóricas con las cuales contamos están en su mayoría cons truidas para
aliviar el padecimiento humano, pero desde una perspectiva heteronormativa con
del género. Estamos
una naturalización del sexo y una escencialización
aprendiendo a saber cómo diagnosticar para desligar los aspectos
de producción de subjetividad y sexuación histórica, de los psicopatológicos en el
campo de las prácticas de la diversidad sexual e identitaria. Y ese es parte de
nuestro desafío actual en el cual se inscribe este escrito.
1.
82
www
CAPÍTULO 5
INFANCIAS POSIBLES
Es necesario ponerle pensamiento desde el psicoanálisis con perspec tiva de género a las
infancias trans. Pensamiento que se aleje de la tenta ción de hacer un
psicoanálisis “especial” para “lxs especiales” y que pueda contribuir a
extender sus alcances más allá de su población habitual y conformar un psicoanálisis
inclusivo en el que quepan todxs.
Las infancias trans se definen en relación con las experiencias de niñxs que
tempranamente manifiestan una "discordancia” entre el género atri buido al
nacimiento ligado al sexo biológico y la identidad de género autopercibida.
Este pensamiento y compromiso ético está situado. Se enmarca en monitorear cómo,
en este sur del planeta, están cambiando los imagina rios de lxs sujetxs sobre
algunos temas, en relación con las nuevas prácticas subjetivas y vinculares, así
como las nuevas legislaciones que las legitiman socialmente. Para este caso en
particular, las regulaciones conocidas como leyes de identidad de género? y de
matrimonio igualitario3 sancionadas en los últimos años.
Propongo relacionar este cambio en los imaginarios colectivos con el horizonte
de anhelos y proyectos vitales personales, en este caso infanti les, que como
el horizonte, van cambiando a medida que avanzamos. Del mismo modo, hacer una
revisión de cómo podemos entender este campo de problemáticas desde un
psicoanálisis contemporáneo a la altura de los
1 Una primera versión de este texto se publicó como "Algunas consideraciones éticas y
clínicas sobre las infancias trans”. En Meler I. (comp.) 2017. 2 La Ley 26743 fue sancionada
el 9 de mayo de 2012 y promulgada el 23 de mayo del mismo año. 3 En julio de 2010, la
Ley 26618 de Matrimonio Civil fue modificada y exten dió la posibilidad de unión
legal a personas del mismo sexo.
desafíos de época.
Me propongo pensar las infancias trans en el marco de una tríada propia de
estos tiempos en el país:
1. Los avances en los marcos legales en relación con el género que
han ampliado la agenda de derechos. 2. Los nuevos modos de ser, estar y
desear. 3. Los desafíos clínicos que se desprenden de esta nueva situación.
dad, incluyendo la definida tempranamente. En esos otros países, en los cuales el
cambio de identidad es posterior al diagnóstico psiquiátrico y la reasignación quirúrgica de
sexo, los imaginarios posibles, son otros. Debo señalar que si elijo tomar lo que
acontece en esos dos países y sus realidades jurídicas lo hago con la intención de
identificar su impacto sobre los desarrollos en el campo de la psiquiatría (el DSM
IV/V y su clasificación de la disforia de género) y del psicoanálisis (fundamental
mente de orientación lacaniana) que tanto impacto tienen en la forma
ción de profesionales del campo psi en Argentina.
AP
IO
en 6
tos
5 Se utiliza este concepto para definir la vida de los existenciarios de la diversidad sexual e
identitaria sin expresión pública por razones de discriminación social. Se define como salida del
closet o coming out al momento en el cual se decide hacer pública la posición identitaria o
erótica diversa.
4 Ley 26657.
86
co
nos C
cuando melse preguntan a propósito de casos como el de Lulú, que es el que dio
inicio a estas reflexiones: ¿No es muy temprano para reclamar un cambio de
identidad? ¿Podría ser dañino “cerrar” tan tempranamente algo que debiera
dejarse “abierto"?
A lo que comienzo respondiéndome/les: son los desafíos que nos impone a la
clínica, en este y en otros casos, esta nueva etapa post clóset. Entiendo
que "aparece más temprano” lo que en otros momentos histó ricos
aparecía “más tardíamente porque había sido inhibido o recondu cido
a la domesticación estratégica del closet para no padecer un plus
de sufrimiento por la incomprensión y la discriminación. Y posiblemen te,
porque no había palabras asequibles para significar esa experiencia temprana
para la propia persona y sus seres cercanos.
Quiero compartir aquí también la contracara o “lado bo de este dejar abierto "el tema"
en la infancia. En el testimonio de Lohana Berkins sobre su propia infancia
como niñx trans es ilustrativo el relato acerca del modo en que su familia
“toleró" durante su niñez que quisiera vestirse de mujer como una cosa que
“ya se le iba a pasar”. Lo cual le permitió vivir una infancia tranquila. Pero que
en la adolescencia esa tolerancia se volvió intolerancia con altos niveles de
ferocidad con lo cual tuvo que abandonar su casa de clase media pueblerina
a los 13 años para irse a la capital de su provincia y sobrevivir mediante la
prostitución.
Por lo tanto me animo a señalar que lo que se tolera y no se aloja y
reconoce, más tarde que temprano, se deja de tolerar y recibe
ferocidad, crueldad y desalojo. Fundamentalmente porque esa tolerancia
en reali dad esconde la idea de que se espera que “eso” sea algo que
desaparezca en la adolescencia o adultez. Y la ferocidad aparece
frente a la persistencia de “eso” que se intentó negar.
Por otra parte, es importante señalar que no todxs lxs niñxs trans piden hacer un
cambio de identidad civil. Muchxs solo piden que se les aloje hospitalariamente, se les
reconozca sus identidades autopercibidas, se les nombre con sus nombres
elegidos y con el pronombre de acuerdo a su identidad autopercibida. Nada
más, ni nada menos. Que se les reco nozca existencia.
Llegado a este punto, me parece importante compartir uno de los hallazgos de una
investigación que realizamos en infancia, salud y género (Tajer y otros,
2015). Lxs profesionales indagadxs de diversas disciplinas en el campo de
la salud infantil ubicaban los temas de infancias trans y diversidad sexual por
fuera del campo de la psicopatología, y considera ban que los padecimientos
de esta población se debían fundamentalmen te a la discriminación. En una
investigación posterior, al abordar estas temáticas en la adolescencia, nos
encontramos con que el grupo entre vistado ubicaba las temáticas de la
adolescencia trans en el campo de la psicopatología. No así con los casos de
diversidad sexual, para los cuales tienen una mirada despatologizante y lo
que les preocupa es el padeci miento por discriminación (Tajer y otrxs, 2016). Lo
que nos permitió pensar que existe una nueva mirada profesional en salud y
salud mental que aloja sin psicopatologizar a priori la diversidad sexual y
que acoge hospitalariamente la flexibilidad en los juegos y roles por fuera de los este
reotipos “rosa” y “celeste” en la niñez. Pero a la vez se evidencia un gran
peso en la insistencia en que “siempre” hay que ver cómo se desarrolla en
el futuro”, lo cual en muchos casos es un resguardo cuidadoso, pero que en otros
identificamos que produce aún un verdadero “escozor terapéuti co” cuando se
producen tempranamente maneras de ordenamiento más estables que impliquen
alojar lo diverso en cuanto a identidad y expre sión de género. Y pareciera
que esto es más difícil en quienes trabajan en adolescencia, posiblemente por
algo parecido a lo que aparece en el relato de Lohana, el lado b de la tolerancia en
la infancia, que no es lo mismo que el alojamiento. Lo cual aparece más
fuertemente cuando lxs niñxs se convierten en adolescentes.
Inquieta el hecho que un aparato psíquico haya conseguido estabili dad en torno a una
manera de constituir la identidad, de un modo que no acople identidad de
género y sexo biológico (Paván, 2016).
ws
88
.
.
view
ter
www.
twit
pensar seriamente en la frase que postula que (mucho de) “la psicopato logía de hoy,
es la (psico) sexualidad del mañana” (Barzani, 2015).
Una vez dicho esto, desde qué lugar y con qué herramientas interve nir
desde este campo. Para que podamos alojar de manera hospitalaria a quienes
transitan infancias trans, vamos a avanzar un poco más en aspec tos que colaboren a
la clínica.
Es importante que la clínica de las infancias trans incluya la perspec tiva de
derechos y una escucha pospatriarcal. Que se cuide especialmente de no
o bajo la forma de
deslizarse incluso involuntariamente hacía lo "para" ciudadano
un “espiritualismo deseante”10. Esto último aconte ce cuando se
enfatiza de modo exclusivo la determinación intrapsíquica y se
conceptualiza la constitución de ese psiquismo en el marco de la introducción del/a
infante en un solo simbólico posiblell, al cual se atri buye un carácter universall2 en el
marco de las relaciones tempranas y la crianza. Perspectiva que establece como
determinación principal en este proceso a los deseos parentales acerca del sujeto a
advenir. Pero pensando a estos deseos como partiendo solo de la propia fantasmática, que
para el caso de las infancias trans, vendría a demostrar el carácter patógeno de estos
padres, y de la madre en particular, por haber deseado niña donde
hay niño o viceversa. Lo que se invisibiliza de este modo es que la madre es en
realidad, alguien que habla. Y en tanto ser parlante, es portadora de las
significaciones imaginarias específicas de esa sociedad, así como la portavoz
actuante de miles de generaciones pasadas (Castoriadis, 1994). Esto resulta válido para
todas las propuestas identificatorias y no solo para aquellas que no encajan".
En contraposición, pensarlo desde un psicoanálisis pospatriarcal nos permite
incorporar una mirada de las infancias trans, que ubique a los deseos parentales
en la constitución del psiquismo temprano y en la conformación de la identidad de
género de lxs infantes en el marco de un contexto sociohistórico.
En nuestro caso un sociohistórico que incluye:
• Los impactos de la existencia de una Ley de Identidad de Género
inscripta en el marco del derecho a la identidad. Lo cual posi blemente habilite y
legitime el alojamiento por parte de padres y madres de la posibilidad de
registrar y contener la expresión de vivencias tempranas infantiles, en este período
social post clóset. Que esta existencia este creando la demanda temprana de
niñxs trans de ser reconocidxs de acuerdo con su identidad genérica, la cual
está siendo aceptada por algunxs progenitores luego de un recorrido,
posiblemente no como punto de partida. La posibilidad de que padres y madres dejen
fluir más libremente y fuera del clóset, propuestas identificatorias no tan "rosas y
celes tes” para niños y niñas. Los desafíos acerca de cómo entendemos lo que
resulta de "todo
esto”, según la posición teórica y la escucha en psicoanálisis. ¿Cómo
sería abordar estos temas desde una perspectiva que se deslice a lo
“para ciudadano" en psicoanálisis? Incluye poder sostener el argu mento de que
la sexualidad disloca las nominaciones para todxs lxs suje txs, y la importancia de la
dimensión inconsciente en la sexuación. Y de este modo explicar, cómo se ha hecho
en nuestro medio, que las afirma ciones de una mamá 3 que formula que no se
reconoce habiendo deseado
9 Usamos el concepto de "para ciudadano” para referir a la práctica de profesio nales,
en este caso del campo de la Salud Mental, que consideran que los marcos legales
vigentes no atraviesan ni tienen que ver con las problemáticas con las cuales trabajan.
Muchxs de lxs cuales también sostienen que no tienen que ver con las reglas de su práctica,
que entienden se definen autónomamente en la comunidad profesional a la cual
pertenecen. 10 Que conlleva la idea de una subjetividad desamarrada de los cuerpos y
de la historia. 11 Llamo la atención sobre una operación de sentido mediante la cual se
con funde lo simbólico con una única versión, trato de introducir la idea de que hay
muchos simbólicos posibles. 12 Usualmente se le da carácter de universal, en algunas
versiones del psicoaná lisis, a un modelo simbólico ahistórico, que borra las huellas del
contexto que permitirían identificarlo un tipo posible de simbólico relacionado con el orden
patriarcal y heteronormativo que le da a los padres varones el monopolio de esa
función, que es la de introducción de lxs infantes en la humanización y concibe como
“normal y deseable” solo a la heterosexualidad y, en relación con la identi dad de
género, aquella que se corresponda con los caracteres sexuales biológicos.
13 Tal como aparece en los testimonios de Gabriela Mansilla sobre su hija Lulú tanto en
lo escrito (Mansilla, 2013) como en lo audiovisual (Aramburu y Paván, 2014).
90
ww
w
..
.
Weito
y complementaria al fantasma “sobre el sexo propio” del cuidadorx "del sexo al cual no
se pertenece”. Identificación que se efectúa con aspectos parciales de lxs
cuidadorxs primarixs en esta construcción del yo, que es desde su origen, una
representación del sí mismx genérico. En otros términos, el "género es uno de los
atributos constitutivos del yo desde su origen" (Dio Bleichmar, 1996).
No es por la vía de la sexualidad, sino del narcisismo, del ideal de género al que se
toma como modelo. Luego, en un segundo tiempo, a la salida del Edipo,
adquiere su carácter sexual, mediante la identifica ción secundaria con la
incorporación de la identificación al cuidadorx en tanto ser sexuado. Ahí recién
se definirá, de algún modo, su modalidad deseante predominante y la
elección de objeto erótico, el cual no definirá su identidad genérica,
conformada previamente.
Por lo tanto la identidad de género se constituye intersubjetivamente en los cuidados
primarios, mediante los proyectos identificatorios cons cientes e inconscientes
sobre la femineidad/masculinidad de quienes cuidan, sobre el cuerpo y la psiquis
del sujeto infantil. Pero también, dado que este proceso es interactivo (Benjamin,
1997), Ixs infantes toman para sí los rasgos y aspectos identitarios de lxs
cuidadorxs primarixs que por alguna razón les interesan y captan su atención,
para ser ubicados en el lugar del ideal del yo.
Con lo cual, para todas las infancias, incluidas las trans, existe una propuesta
identificatoria con contenidos de género, conscientes e incons cientes, emanada
desde lxs cuidadorxs primarixs, pero también existe un proceso de apropiación
activa por parte del/a infante. La identidad de género resultante será un precipitado
del interjuego intersubjetivo.
Volviendo luego de este recorrido a la pregunta sobre “lo innato”, ¿puede
"algo” ser temprano en la constitución del psiquismo y venir "desde afuera”? Por
supuesto que sí. Vuelvo a aclarar que estamos hablan do de identidad de género, no de
posición sexuada.
A mi modo de entender, el problema no reside allí, sino en el hecho de que
cuando esto que viene desde afuera y no es como esperamos que fuera”
se tiende a culpabilizar al deseo parental y fundamentalmente
MULLERVALLA
94
-
d
r wi
www.
twittw... Welve
16 Nótese que para el caso de Lulú la insistencia en el DNI estuvo relacionada con una
afección respiratoria que la hacía consultar frecuentemente al sistema de salud, en el cual
era nominada por el nombre de su DNI original. Lo cual constituía una fuente de
malestar específico de esta niña trans, no generalizable a todas las experiencias trans.
Cómo pensar las identidades de género en las infancias trans, en las cuales se
nominó desde el principio de un modo diferente al autopercibido. Escuchar
respetuosamente cuando una madre padre señala que no reconoce haberlo/la
deseado mujer (en vez de varón) y vice versa, según sea la situación. . Ser
consecuentes en diferenciar el "yo oficial” de las madres y
96
97
minimum pont
.. 5
voinnin
motivom
.....
De este modo, aun cuando hay que cuidar que lxs niñxs no tengan
por qué tomar sobre sí la responsabilidad de ser lxs "héroes de un movi
miento”, es necesario considerar que necesitan que la respuesta
social y terapéutica no se limite a plantear solo a que
esperen y se mantengan indefinidxs hasta la adolescencia y
adultez en todos los casos. Se requie re distinguir qué es lo apropiado
en cada situación, porque también es una responsabilidad que no han
elegido, el ser héroes (o víctimas) de un dispositivo terapéutico sin haber
aceptado ese rol.
.
los padres, a lxs cuales les creemos. Pero también identificar que
en todos los casos (cis y trans) hay dimensión înconsciente en la
propuesta identificatoria que siempre es conflictiva para cual quier
sujeto parlante. Destacar el trabajo activo del infans, que no es tabla
rasa ni agente pasivo de lo que recibe. Sino que este proceso que es de
incorpo ración preobjetal incluye un trabajo activo del infans con aspec
tos que le llaman la atención. Valorar la parte de la propuesta consciente e
inconsciente paren tal y familiar cercana, que el/la niñx no solo incorpora en
copia, sino en traducción propia de lo que le es interesante o
relevante. Que entre la propuesta primaria de lxs progenitores y los
modos de constitución subjetiva hay vicisitudes que producen transtor
mación y metábola. Es decir, hay creación y neogénesis, dado que no
hay una reproducción término a término en la constitución de la
subjetividad respecto de los términos de partida (Bleichmar,
....
1979)
:
:
:
:.
.::
CCY
3.
1
. :' Rita
14ა
ano
d
,
..
..
.
98