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Pastor: Miguel Moreno

ASPECTOS ESENCIALES DE LA FE
(HEBREOS 11:1-3)

INTRODUCCIÓN
Las Escrituras no siempre habla de la fe en el mismo sentido, y esto ha dado
ocasión para los siguientes tipos de fe como:
1. La fe histórica: Es una aceptación puramente intelectual de la verdad de la
Escritura en forma similar cuando se acepta una historia determinada sin tener
interés alguno en ella. No hay respuesta positiva al mensaje del Evangelio.

2. La fe milagrosa: Esta ocurre cuando una persona cree que Dios va a realizar un
milagro. Ella podría venir acompañada de la fe salvadora, pero no es
imprescindible, como en el caso de los diez leprosos (Lucas 17:12-19).

3. La fe temporal: Consiste en una persuasión y respuesta de las verdades bíblicas,


acompañadas de ciertos estímulos de la conciencia y las emociones para luego
apartarse, porque no estaba cimentado en un corazón regenerado (Lucas 8:13).

4. La fe salvadora: Es una fe que responde positivamente al mensaje del Evangelio


para la salvación del pecador que ha reconocido su pecado que lo condena al
infierno; y a Jesucristo como Dios, Señor y Salvador (Lucas 23:40-43).

5. La fe bíblica: Se refiere al contenido de la revelación divina que constituye los


principios absolutos de la Palabra de Dios que creen los cristianos para su
crecimiento espiritual con el objetivo de defender las Escrituras (Judas 3).

6. La fe práctica: Esta fe, es la que se presenta en el capítulo 11 de Hebreos. Los


tres primeros versículos es una definición breve sobre “los Aspectos Esenciales
de la fe” como la base fundamental para vivir una vida de fe que agrada a Dios,
como antesala a la lista larga de hombres y mujeres del Antiguo Testamento que
ilustraron su fe con una vida entregada a Dios para ejemplo de los cristianos.

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I. LA DESCRIPCIÓN DE LA FE (Vs1): “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera,


la convicción de lo que no se ve”.
El escritor expresa su concepto de la fe en dos frases paralelas casi idénticas.
No es una definición teológica completa, sino un énfasis de ciertas características
reales básicas descriptivas que son importantes en cuanto a la fe como:
1. La sustancia real: “La certeza de lo que se espera” (Vs1a).
La palabra “certeza” viene del griego hupostasis. El término se refiere a la
esencia, el contenido real, la realidad, en oposición a la simple apariencia. La fe,
pues, aporta un terreno sobre el cual el cristiano se sostiene, esperando el
cumplimiento de la promesa de Dios. Lejos de ser nebulosa e incierta, la fe es la
convicción más sólida posible, presente de una realidad futura.
Eso es la fe en este contexto de Hebreos. La fe no es un anhelo ferviente de
que algo pase en un mañana incierto. La fe verdadera es certeza absoluta, a
menudo de cosas que el mundo considera irreales e imposible. Si el creyente sigue
a un Dios cuya voz audible no ha oído nunca y cree en un Cristo cuya cara no ha
visto jamás, lo hace porque su fe tiene una realidad, una sustancia, una certeza que
es inamovible (Juan 20:29).

2. La seguridad real: “la convicción de lo que no se ve” (Vs1b).


La palabra “convicción” viene del griego elenjos, que significa: “Presentar una
prueba convincente”. Esto conlleva un poco más lejos que la certeza, porque implica
una respuesta, una manifestación externa de la seguridad interna. La persona de fe
vive lo que cree. Su vida está entregada a lo que su mente y su espíritu están
convencidos de lo que es cierto de las promesas de Dios (2 Corintios 1:20).
Por ejemplo, Noé creía en Dios y actuaba conforme a sus instrucciones. No
se podía embarcar en semejante trabajo si no tenía certeza y convicción: “Fe
verdadera”. La construcción del arca respaldaba su creencia interna de que la lluvia
llegaría y el plan de Dios era apropiado para construir un arca que flotara. Su fe
tenía base en la palabra de Dios, no en lo que podía ver o lo que había
experimentado. Predicó en fe durante cien años, esperó en fe, construyó en fe y se
salvó por fe (Génesis 5:32; 6:9-22; 7:6; 2 Pedro 2:5; Hebreos 11:7; 2 Corintios 5:7).

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II. LA APROBACIÓN DE LA FE (Vs2): “Porque por ella alcanzaron buen testimonio los
antiguos”.
Estos siervos que el mundo despreció fueron aprobados y acreditados por
Dios como grandes titanes, gigantes y héroes por tres razones:
1. Por su instrumento: “Porque por ella (Vs2a)”.
Las personas de la antigüedad alcanzaron buen testimonio como grandes
hombres de Dios por su fe y nada más. La fe fue el instrumento que Dios siempre ha
aprobado y reconocido en sus siervos. Este versículo en su totalidad implica lo que
otras partes del capítulo dejan claro: “Que Dios hace conocida su aprobación de
quien confían en Él”. Al igual que Enoc (11:5), todo santo tiene a Dios por testigo de
que su fe le agrada a su Señor (Vs6).

2. Por su perseverancia: “Alcanzaron” (Vs2b).


La fe como principio operante de vida, les dio la fortaleza, el poder de abrirse
camino en medio del fuego de las dificultades, las angustias, las soledades, las
traiciones, las burlas, los vituperios, las dudas, las hambrunas, las enfermedades, y
de perseverar con paciencia (Hebreos 10:39). Esa preservación y perseverancia es
la que se debe proponer para alcanzar su propósito divino (Filipenses 3:12-14).

3. Por su excelencia: “Buen testimonio los antiguos” (Vs2c).


La palabra “testimonio” viene del griego martus, que significa: “Mártir”,
“testificar”, “testigo”. Y un mártir es, uno que es llamado a predicar (Mateo 28:19-20);
uno que es llamado a sufrir por la causa de Cristo (Filipenses 1:29; 2 Timoteo 2:3) y
uno que es llamado a ser sal y luz en medio de la corrupción (Mateo 5:13-16). A esto
se refiere el Espíritu Santo por medio del escritor cuando dice: “Porque por ella
alcanzaron buen testimonio los antiguos”.
Y ese buen testimonio los convierte en hombre bienaventurados aptos para la
recompensa celestial (Santiago 1:12). Ese es el testimonio que debe tener el
creyente como arma y escudo “para que no caiga en descredito y lazo del diablo”
(1 Timoteo 3:7), con el objetivo de tener una conducta irreprensible para que los que
no conocen a Dios los glorifiquen por medio de sus obras que serán una
manifestación de su testimonio (Filipenses 2:15).

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III. LA CAPACITACIÓN DE LA FE (Vs3): “Por la fe entendemos haber sido constituido


el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no
se veía”.
La aceptación por fe en la majestuosidad de la creación, es la certeza y
evidencia más palpable en la conciencia del creyente que lo capacita como un ser
racional para comprender el origen del universo. A esto se le conoce con la postura
del “creacionismo”, que es la concepción teológica como filosófica de la creación del
mundo a partir de la nada (creatio ex nihilo) por la acción soberana de Dios.
Tal como lo presenta la Escritura en su primer libro: “En el principio creó Dios
los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Esta acción creadora la llevó a cabo la segunda
persona de la Trinidad, Jesucristo, el Verbo: “Todas las cosas por él fueron hechas,
y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En el mundo estaba, y el mundo
por él fue hecho; pero el mundo no le conoció” (Juan 1:3, 10).
El apóstol Pablo, escribe que Jesucristo es el autor, instrumento y sustentador
de la creación (Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:3). Por eso es que, nadie estuvo allí
para por decir cómo se originó todo. De ahí, que el apóstol a los gentiles escribiera:
“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios”. La
fe, es la herramienta que capacita al creyente para llevarlo más allá de los límites de
la ciencia y fortalece su razón para creer razonablemente en lo que Dios ha creado.
La palabra “entender” viene del griego nooumen, que significa “percibir”,
“captar”, “comprender” y “reflexionar”. De ahí, que la fe no es un salto al vacío, a la
nada, a lo irracional; la fe es creer, y creer es pensar y pensar es razonar en la
maravillosa creación y organización no simplemente del mundo sino del universo
físico (aión) que fue ordenada “por la palabra de Dios”.
Este versículo 3, es el complemento de Romanos 1:19-20, donde el apóstol
Pablo establece que a través de la razón se infiere sobre la existencia del Creador
(Cp. Salmo 19:1), mientras que en Hebreos 11:3 se acepta por fe de cómo fue
organizado el universo que Dios creó. Esta es la afirmación más grande, la más
difícil de aceptar para un incrédulo: “La comprensión razonable de la creación por
fe”. Y esto fue revelado no para los incrédulos sino para aquellos que aman a Dios
(1 Corintios 2:9-13).

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