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TEMA:

PERFIL HEPÁTICO Y SU IMPORTANCIA EN EL DIAGNÓSTICO DE MALARIA

INTRODUCCIÓN
La malaria es una cuestión de salud pública a nivel mundial, siendo una causa especifica de
morbimortalidad en países donde es endémica (1). Lo cual, el peligro de adquirir paludismo es un
problema de salud en alrededor de 100 países tropicales, subtropicales y templados, con una tasa estimada
de 228 millones de casos y cerca de 405,000 muertes en todo el mundo en 2018 según la Organización
Mundial de la Salud (OMS) (2). Si bien, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) identificó
zonas en Colombia, Ecuador, Venezuela y Brasil en las que esta dolencia se está expandiendo (3). Dicha
parasitosis ha estado presente en la raza humana por miles de años y la principal área en riesgo es el
África subsahariana, donde se dan 85% de los casos y 90% de las muertes por malaria (4). “Esta carga de
morbilidad y mortalidad es el resultado de más de un siglo de esfuerzos e investigaciones mundiales
destinados a mejorar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la malaria” (5).
La patología se distingue por ser febril sistémica, la cual es resultado de la infección por una de las 6
especies de Plasmodium, que es trasmitida al individuo por la picadura de los mosquitos del género
Anopheles hembras, de la familia Culicidae (6). Como tal, hay cerca de 172 especies de Plasmodium; de
modo que P. vivax y P. falciparum son responsables de la gran parte de los casos documentados. No
obstante, otra de las vías de transmisión pocos frecuentes son las de madre al feto o por transfusiones
sanguíneas (7). Sin embargo, la mayor prevalencia y gravedad en la infección es la generada por P.
falciparum, a pesar de ser una parasitosis prevenible y tratable, sigue dando efectos devastadores en la
salud (8). Una de las complicaciones, es la ictericia y nace debido a la destrucción de los hematíes y por
las lesiones que causa el parásito en el hígado, produciendo aumento de la concentración de bilirrubina en
la sangre (9). Si bien, los daños hepáticos se han descrito en los casos de malaria originados por todas las
especies en humanos, asociadas con la ictericia, la cual se observa en las escleróticas cuando la bilirrubina
supera los 3 mg/dl, y puede obedecer también a la hemólisis (10).
La ictericia se estima como uno de los cuadros clínicas de complicación más habituales en pacientes con
malaria por P. falciparum y logra una frecuencia de hasta 9 % en la causada por P. vivax (10). El
programa técnico mundial contra la malaria 2016-2030 de la OMS manifiesta objetivos más ambiciosos
que los planteados hace 50 años, ya sea disminuir el número al 90% de los casos notificados en 2015 y
vencer la transmisión en al menos 35 países (11). La técnica diagnóstica parasitológica habitual y de
informe de la malaria se refiere a la microscopía de la gota gruesa y del extendido de sangre periférica
(12); y de forma complementaria, se realizan pruebas serológicas, reacción en cadena de la polimerasa
(PCR) y prueba rápida de diagnóstico de malaria (PDR) (13). Por otro lado, se utilizan pruebas que miden
los niveles de determinadas enzimas y proteínas en la sangre (14), con la intención de determinar el perfil
hepático, las principales radican en la evaluación de la actividad de algunas enzimas presentes en el
hígado las cuales son: bilirrubina, fosfatasa alcalina (FA), aspartato aminotransferasa (AST o GOT),
alanino transaminasa (ALT o GPT) y gamma-glutamil transpeptidasa (GGT), albúmina y Tiempo de
protrombina (TP) (15).

De igual modo, los laboratorios ocupan concurrentemente pruebas de función hepática para la
exploración de las patologías de este órgano; por lo que estas pruebas son señaladas, usualmente, para la
indagación de suposiciones sobre enfermedades hepáticas (16). Para proceder a realizar estas pruebas el
profesional encargado toma una muestra de sangre de una vena en el brazo con una jeringa e introduce
aguja, después, extrae la sangre y la coloca en un tubo de ensayo para posteriormente analizarla (17).

En el caso de las bilirrubinas, son un producto de desecho por el hígado, aumentadas indican un exceso de
su producción; mientras que la FA y la GGT cuando se produce colestasis, es decir, cuando existe un
impedimento para la llegada de bilis; las transaminasas son enzimas que elevadas indican destrucción de
las células que las contienen; un aumento de las mismas puede delatar una lesión del hígado o
hepatopatías (18). Por ejemplo, un criterio indicativo en pacientes con malaria grave es una
Hipertransaminasemia, es decir, transaminasas 10 veces mayor de los valores normales (19). Además, se
han notificado casos de individuos con malaria por P. falciparum que exhibía ictericia y señales de
disfunción hepática por diferentes países. Los niveles medios indicados por pacientes que lo padecen,
presenta en bilirrubina sérica 22.18 10.62 mg%, en tanto que los de transaminasas AST fueron de 594
268.45 UI/l y ALT de 758.8 269.95 UI/l (20).

Dado que, la malaria perjudica el proceso normal del hígado por las lesiones que causa (21), la afectación
hepática en relación a P. falciparum, se acompaña de una elevación importante de ALT, lo que ha de
hacer sospechar el diagnóstico de hepatitis malárica (22); por ello, no es raro observar “alteraciones
moderadas en los marcadores de la función hepática como AST y la ALT” (23).En este mismo sentido, en
el estudio bioquímico sanguíneo las magnitudes que se alteran la actividad LDH y la concentración de
bilirrubina sérica (24). Además, la bilirrubina es considerada como un marcador diagnóstico; por lo que la
hiperbilirrubinemia, es decir la elevación de la bilirrubina, sigue siendo un registrador clásico de
alteraciones hepáticas y biliares (25). Las pruebas bioquímicas del hígado se realizan para lograr un mejor
acercamiento a los diagnósticos y manejo de pacientes con pruebas anormales del hígado (26). Por lo
tanto, este estudio de revisión bibliográfica sistémica tiene como objetivo establecer la relación entre el
perfil hepático y el diagnóstico de la malaria en zonas tropicales.

METODOLOGÍA
Se realizo una revisión bibliográfica de manera sistemática en donde consiste en la búsqueda de
información que proporcione conceptos útiles en áreas de constante evolución y que a su vez puedan
responder a una pregunta específica con respecto al tema estudiado.
Diseño de búsqueda
Para la elaboración de este artículo se realizó una búsqueda de literatura desde el año 2015 hasta el 2021,
en idiomas inglés y español relacionados con ciencias médicas utilizando las bases de datos Scielo,
Redalyc, Pubmed y Google académico. Se incluyeron artículos de revisión, revistas, ensayos y tesis. Se
utilizaron términos de búsqueda como malaria, perfil hepático, diagnóstico, importancia; además, sumado
a conectores booleanos Perfil hepático OR malaria, perfil hepático AND importancia OR diagnóstico de
malaria. Dentro de estos se presentaron dos criterios en los que se basó la información, el criterio de
inclusión en el cual se habla únicamente del perfil hepático y diagnóstico de la malaria mientras que, por
otro lado, también se presenta el criterio de exclusión en donde no se tomara en cuenta o no se hablara de
lo que es el perfil renal, u otras patologías relacionadas con vectores.
Recuperación de la información
A través de los datos extraídos en el presente artículo se reúne alrededor de 30 artículos, los cuales
defienden las bases que tienen mayor relevancia sobre el perfil hepático y su relación en pacientes que
presentan malaria.

RESULTADOS
La malaria es una enfermedad causada por el parásito Plasmodium y se transmite a través de la picadura
de la hembra del mosquito Anopheles infectado, la malaria no se contagia de humano a humano; algunos
de los síntomas son fiebre, sudoración, vómitos, dolor de cabeza y debilidad (9), la malaria está presente
en muchos países del mundo, pues aproximadamente el 40% de la población mundial se encuentra en
riesgo de contraer la infección (20), y entre los años 2000 a 2015 se han reportado alrededor de 212
millones de casos en el mundo (13); además Brasil es el país de América que presenta más casos, siendo
la Amazonía, la región brasileña con mayor riesgo de contraer la enfermedad, representando el 94.9% de
los casos que se dan en este país (21).
Ilustración 1. Tendencia en a) incidencia de casos de malaria (casos por 1000 habitantes en riesgo) y b) tasa de
mortalidad (muertes por 100 000 habitantes en riesgo), 2000–2020 en la Región de las Américas de la OMS, 2020.

Con respecto al hígado, este es el órgano más grande del cuerpo humano y entre sus funciones se destacan
almacenamiento de glucógeno, síntesis de ácidos grasos y conversión a cetonas, formación de
lipoproteínas, colesterol y fosfolípidos, síntesis de proteínas plasmáticas, síntesis de factores de
coagulación, detoxificación de sustancias y formación de bilis. El signo común de una afección hepática
es la ictericia, en caso de ser grave se presenta fibrosis (16).

Las enfermedades hepáticas se clasifican en 2 categorías con respecto al daño: la necrosis celular y
colestasis; la primera por su tiempo de evolución puede ser aguda (menor a seis meses) o crónica (mayor
a seis meses) y la segunda se debe al aumento de bilis producto del bloqueo del flujo biliar al duodeno
(16).

Existen las pruebas funcionales hepáticas, estas son análisis de sangre que miden diferentes enzimas,
proteínas y sustancias producidas por el hígado. Su objetivo es comprobar la salud general del hígado.
Los análisis de las diferentes sustancias se suelen hacer al mismo tiempo con la misma muestra de sangre
(17), pueden usarse para lo siguiente (14):

 Detectar infecciones del hígado, como la hepatitis


 Supervisar el avance de una enfermedad, como la hepatitis viral o alcohólica, y determinar si el
tratamiento es o no efectivo
 Medir la gravedad de una enfermedad, en especial la cicatrización del hígado (cirrosis)
 Supervisar los posibles efectos secundarios de los medicamentos
Datos expuestos por la OMS manifiestan que, si bien pacientes con malaria presentan ictericia e
insuficiencia renal, es poco frecuente que estos presenten disfunción hepática a menos que se detecte una
hepatitis viral, no obstante, se han registrado casos de malaria por P. falciparum que presentan ictericia y
disfunción hepática en diferentes países. En la India se realizó un estudio a 86 pacientes adultos de
malaria por P. falciparum con el objetivo de detectar disfunción hepática, los individuos de ambos sexos
no tenían antecedentes hepáticos y presentaban niveles medios de bilirrubina sérica en de 22.18 10.62 mg
% los cuales deberían ser de hasta 3 mg%, mientras que los de transaminasas fueron de 594 268.45 UI/l y
758.8 269.95 UI/l para ASAT y ALAT respectivamente, siendo los valores normales de 6 a 34 UI/l para
ASAT y de 4 a 36 UI/l para ALAT. Durante las observaciones 9 pacientes presentaron asterixis, 12 de
ellos presentaron alteración en la evaluación psicométrica y 13 tenían alteración del estado mental medida
por deterioro intelectual, hipersomnia e inversión de los ritmos de sueño y en algunos casos de delirio. El
nivel medio de amonio en sangre arterial fue de 310 98.39 meq/l. El electroencefalograma mostró en 3
individuos ondas trifásicas, que son consideradas características de la encefalopatía hepática. Ninguno de
estos individuos presentó marcadores de hepatitis viral B o C ni de leptospirosis. A lo largo del
seguimiento, 4 de estos pacientes murieron debido a disfunción de múltiples órganos, mientras que el
resto fue tratado y se recuperó rápidamente (20).

Con el fin de prevenir el aumento en el número de casos de malaria, se recomiendan 3 pilares


fundamentales de prevención: evitar la exposición y realizar control del vector, quimioprofilaxis y
diagnóstico oportuno. Posterior de este último, es indispensable brindar el tratamiento, cuyos objetivos
son: curación clínica del paciente, curación radical de la infección y control de la transmisión. Existen
diferentes métodos de diagnóstico, los cuales se evalúan y diferencian de acuerdo a la sensibilidad y
especificidad; con base en esto, se define el Gold Standard, como prueba de referencia. En la actualidad,
el Gold Standard para el diagnóstico de malaria es un método microscópico: gota gruesa. Sin embargo,
existen otros métodos: extendido de sangre periférica, métodos moleculares y métodos serológicos (13).

DISCUCIÓN
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x

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