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EL GRAN CISMA EN LA IGLESIA 1054

Importante Recordad:

Antes de comenzar con el tema del gran cisma en la iglesia, debemos recordar en la lectura
#3 de la clase, leímos que el imperio se dividió ya que este era uno solo. En el año 285, el
imperio habría crecido demasiado para ser regido por el gobierno central de Roma y fue
dividido por el emperador Diocleciano en dos partes: el imperio de Oriente y el imperio de
occidente

Asi es como estas regiones se gobernaban por separado, y a la postre eran vistas de manera
individual y no conjunta. Lo mismo pasaría en su desarrollo teológico ya que por separado
tenían inclinaciones y conclusiones teológicas distintas.

El origen de la Iglesia Ortodoxa Griega (iglesia de Oriente)

En el año 1054 se produjo una separación formal entre


Oriente y Occidente en la cristiandad. La causa inmediata
de la ruptura fue un asunto menor. La separación fue
causada por siglos de diferencias subyacentes.

Asuntos políticos

Desde el tiempo en que Constantino transfirió la capital


del Imperio Romano a Constantinopla (de la capital de Roma a la actual Turquía), la iglesia
comenzó a dividirse entre Oriente y Occidente. Con la caída del Imperio Romano en
Occidente en el año 476, el papa fue independiente del gobierno oriental.

En Oriente, el emperador era considerado el soberano supremo de la iglesia, así como


también del Estado. Esta consideración de los gobernantes imperiales en la iglesia oriental
nunca fue aceptada por la iglesia occidental. La Iglesia latina mantenía que el obispo de Roma
era la máxima autoridad sobre la Iglesia, mientras que la Iglesia griega prefería la igualdad
entre obispos, con el obispo de Constantinopla como el primero entre iguales.
Una segunda realidad política fue la constante presión del islamismo en las iglesias de
Oriente. El Imperio Bizantino (Imperio que quedo luego de la caída del imperio Romano)
sufrió grandes pérdidas, ante los musulmanes árabes incluyendo a Siria, Palestina, y toda
África del Norte.
Una tercera realidad política fue la coronación de Carlomagno en el 800 como emperador
del Imperio Romano. La división entre Oriente y Occidente se hizo aun más evidente.
Asuntos intelectuales

Hemos mencionado las diferentes opiniones de Oriente y Occidente: la filosófica versus la


práctica. Los cristianos en Occidente se concentraban en los asuntos prácticos de la
organización, la unidad, y la ortodoxia. En Oriente el interés estaba en resolver los problemas
por medio de la especulación filosófica.

Por tanto, la mayoría de las controversias resueltas por


los siete concilios ecuménicos que existieron fueron
principalmente preocupaciones orientales sobre
asuntos tales como la deidad y la humanidad de Cristo.
Tertuliano y otros ya habían solucionado estos asuntos
en Occidente.

Asuntos litúrgicos

Había muchas prácticas litúrgicas que separaban a Oriente de Occidente:


1- Las dos iglesias practicaban la Pascua en diferentes fechas del año.
2- En Oriente se les permitía casarse a las más bajas jerarquías del clero (Conjunto de
sacerdotes y diáconos de la Iglesia católica bajo las órdenes del obispo.), pero en
Occidente todos los clérigos debían ser célibes (no casarse).
3- En Oriente la liturgia era en su propio idioma, pero en Occidente era en latín.
4- Los sacerdotes en Oriente usaban barbas, pero en Occidente se afeitaban.

Una de las diferencias más amargas concernía al uso


de cuadros e imágenes en la adoración. Desde el siglo
VI en adelante, la iglesia oriental y el gobierno habían
alentado la confección de imágenes y el honrar a los
piadosos varones monásticos. A causa de los cargos
islámicos de idolatría, el emperador en el siglo VIII
trató de detener la práctica de arrodillarse ante
objetos de arte. En Occidente, sin embargo, los
cuadros y estatuas eran permitidos y aun alentados
como una “Biblia visual” para aquellos que no podían leer. El asunto de la iconoclastia
(movimiento religioso cristiano que rechazaba el culto a las imágenes sagradas y las destruía)
surgió en Oriente cuando algunos emperadores destruyeron los iconos y otros apoyaron su
uso.
Finalmente, en el Concilio de Nicea en el año 787, Oriente rechazó las estatuas, pero permitió
los iconos siguiendo la posición de Juan de Damasco. Él había dicho que, aunque es erróneo
adorar a un icono o imagen, puede servir para el propósito de recordar a la gente a rendir la
debida reverencia. Sin embargo, no fue tanto el asunto de usar iconos lo que separaba a
Oriente de Occidente como la interferencia de los emperadores orientales con los asuntos
de la iglesia.

Asuntos teológicos

Las diferencias teológicas también separaban las dos regiones. Oriente tendía hacia el
método alegórico de interpretación bíblica, y Occidente enfatizaba el método gramático-
histórico.
La ruptura final vino en el año 1054, cuando
el patriarca de Constantinopla Miguel
Cerulario (1043–1058) aspiró a la autoridad
papal. El condenó que la iglesia occidental
usara pan sin levadura en la eucaristía. El
Papa León IX (1049–1054), reformador
devoto, que veía el fortalecimiento del oficio
de papa como parte de la reforma, envió a
sus embajadores a mediar con Miguel.
Incapaz de obtener un arreglo con éste, los
delegados de León lo excomulgaron a él y a
sus seguidores en la iglesia de Santa Sofía el
16 de julio de 1054. A su vez, Miguel
anatemizó al Papa León y a quienes lo seguían. La unidad de la iglesia fue rota
permanentemente. El Oriente de lengua griega y el Occidente de lengua latina no pudieron
ponerse de acuerdo, porque en más de una forma no pudieron entenderse el uno al otro.

Conclución:

Historiadores y líderes de la Iglesia ofrecen diversos análisis sobre la vida después de la


división. Algunos dicen que la ruptura dejó a la Iglesia ortodoxa aparentemente «congelada
en el tiempo», aislada de los movimientos culturales y eventos tales como la Reforma y el
Renacimiento que tanto impactaron a la Iglesia en Occidente. . La Iglesia oriental se aferró
regiamente a sus tradiciones, mientras que la Iglesia occidental se mantuvo reinventándose

Una de las lecciones aprendidas del cisma concierne al poder, la política y el control, y cómo
ninguno de estos son buenos para la Iglesia. Uno de los nuncios papales que se reunía con
Cerulario informó al patriarca que «Pedro y sus tienen una jurisdicción sin trabas sobre toda
la Iglesia », añadiendo que «Nadie debe interferir con su posición, porque el Sumo Vidente
no es juzgado por nadie». El dicho de que «el poder corrompe y el poder absoluto corrompe
absolutamente», ciertamente aplica aquí.

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