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En 1932 en Londres Melanie publica su primera obra de síntesis el psicoanálisis de niños, donde

habla de la posición esquizo- paranoide. Se refiere a una constelación de ansiedades, defensas y


relaciones de objeto interno y externo que Klein considera característica de los primeros meses de
vida de un recién nacido y que en distinta medida persiste en la niñez y la adultez.

El término “esquizoparanoide” proviene, por un lado, de la esquizofrenia, que implica que la


mente de una persona no está integrada, existe una escisión tanto del yo, como del objeto, se
divide en lo bueno y lo malo, Por otro lado, retoma la característica de lo paranoide, que significa
que tiene miedo a que otro le inflija un daño (el pecho malo, persecutorio).

El bebé no tiene consciencia de su madre como una persona, como un objeto total, sino que se
relaciona exclusivamente con el pecho, su existencia depende del pecho de la madre, el cual es un
“pecho bueno” cuando lo gratifica, este es amado y sentido afectuosamente, y un “pecho malo”
cuando involuntariamente la madre lo frustra, al tardar un poco en alimentarlo, cuando lo priva de
él, cuando lo niega, esto es sentido como frustrante, persecutorio y odiado. Entonces el niño
divide el objeto y proyecta hacia afuera sus sentimientos de amor y odio. Tanto el objeto “bueno”
como el“malo” son introyectados; las experiencias malas son negadas de manera omnipotente
cada vez que existe posibilidad para ello, y las experiencias buenas son idealizadas y exageradas a
modo de protección contra el temor al pecho persecutorio. La pulsión de vida se manifiesta en el
pecho bueno y la pulsión de muerte en el pacho malo, del cual se defenderá con intentos de
dañarlo.

Klein sostiene que las formas esquizoides de relacionamiento nunca se pierden por completo, y su
obra da a entender que las posiciones pueden ser conceptualizadas como estados mentales
pasajeros. Se podría considerar a la posición esquizoparanoide como la etapa del desarrollo que
precede a la posición depresiva a modo de defensa contra ésta y también como regresión desde la
misma.

La ‘posición depresiva’ es una constelación mental que Klein define como esencial en el desarrollo
de un niño y que normalmente se experimenta por primera vez alrededor de la mitad del primer
año de vida.

En el curso de la niñez temprana e intermitentemente durante la adultez se retorna a la posición


depresiva. En estos sucesivos pasajes se producen nuevas y mas refinadas elaboraciones de la
misma. Es fundamental darse cuenta de la existencia de fantasías y sentimientos de odio en
relación con el objeto amado, prototípicamente la madre. Anteriormente se veían como dos
objetos parciales separados; ideal y amado, y perseguidor y odiado. En el periodo anterior
(posición esquizoparanoide) la principal ansiedad refería a la supervivencia del yo. En la posición
depresiva la ansiedad también se siente por el objeto.

Cuando se puede soportar la confluencia de las figuras amadas y odiadas, la ansiedad comienza a
focalizarse en el bienestar y la supervivencia del otro como objeto total, dando lugar, con el
tiempo, a la culpa con cargo de conciencia y a la tristeza conmovedora, vinculadas a un
acrecentamiento del amor. El anhelo de lo que se ha perdido o dañado con el odio viene
acompañado de un impulso por reparar las cosas. Y en la medida que aumentan las capacidades
del ego, el mundo se percibe de una manera más rica y realista. Disminuye el control omnipotente
sobre el objeto, que ahora se siente más real y separado. La maduración, por tanto, está
íntimamente ligada a la pérdida y el duelo. El reconocimiento del otro como algo separado del yo
implica la aceptación de otras relaciones que tiene el objeto, aparte de la que mantiene con uno
mismo. Por tanto, ser consciente de la situación edípica acompaña inevitablemente la posición
depresiva.

La expresión ‘posición depresiva’ se usa de diferentes maneras que a su vez se relacionan entre sí.
Puede hacer referencia a la experiencia infantil de esta integración del desarrollo, y en modo más
general, a la experiencia en cualquier etapa de la vida de la culpa y la pena profunda relacionada
con ataques de odio y con el estado dañado de objetos externos e internos. El nivel del
sentimiento catastrófico varía en una escala que va desde el duelo normal por la pérdida hasta la
depresión severa. La expresión también se aplica de manera genérica para hacer referencia al
“funcionamiento de posición depresiva”, donde se entiende que el individuo puede asumir
responsabilidad personal y percibirse a sí mismo y al otro separadamente.

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