Está en la página 1de 12

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CHIMBORAZO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

CARRERA DE ODONTOLOGÍA

CÁTEDRA DE CIRUGÍA II

TEMA:

INTEGRANTES:

TUTASIG ARIAS VIVIANA JUDITH


VELASTEGUI PARRA MAURO ANDRES
VILLA SAMANIEGO MARCELA ELIZABETH
VILLACIS BENITEZ MARÍA DE LOS ANGELES
VILLAFUERTE MALLA MELANY NICOLE
VILLEGAS MAYORGA CRISTIAN ANDRES
DOCENTE:

DR. ISRAEL CRESPO

Riobamba – Ecuador

2023-1S
Contenido
APICECTOMÍA Y FRACASOS EN CIRUGÍA PERIAPICAL ................................................... 2
INDICACIONES................................................................................................................................ 2
CONTRAINDICACIONES .............................................................................................................. 2
OBTURACIÓN RETRÓGRADA .................................................................................................... 4
QUISTE RESIDUAL ......................................................................................................................... 6
PRESERVACIÓN ALVEOLAR ...................................................................................................... 8
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................. 11
APICECTOMÍA Y FRACASOS EN CIRUGÍA PERIAPICAL

Consiste en el corte del ápice radicular. Los estudios anatómicos muestran que los últimos 3
mm de la raíz contienen más del 90% de las estructuras complejas del sistema de conductos
como curvas, deltas apicales, bifurcaciones o istmos, por lo que con la apicectomía se
eliminan esas estructuras, permitiendo colocar el material de obturación en una zona más
conveniente para asegurar y favorecer el sellado. Además, tener el ápice cortado en la mano
del cirujano permite evaluar minuciosamente la superficie de corte, identificar fisuras no
diagnosticadas previamente o aportar información sobre la morfología del conducto radicular
y la calidad del sellado de gutapercha. Asimismo, la apicectomía permite legrar zonas de
difícil acceso como las caras palatina o lingual de la raíz y la cavidad ósea adyacente, al no
existir el obstáculo del ápice. La longitud del corte debe ser de 3 mm, como mínimo, por lo
expuesto anteriormente. A partir de aquí, se puede cortar lo que el cirujano estime necesario
en función del caso, pero teniendo en cuenta que debe eliminar la menor cantidad posible de
raíz, y nunca más allá de una relación coronorradicular desfavorable, es decir, que la longitud
de la corona sea mayor que la de la raíz, para que el remanente radicular pueda seguir
soportando las cargas oclusales. Ya se ha explicado que se considera una contraindicación
de cirugía periapical si en la fase de planificación de la intervención se observa que el corte,
por la razón que sea, puede sobrepasar este límite. El corte se realiza con instrumental
rotatorio y fresas, generalmente, de fisura, bajo abundante irrigación estéril, y debe ser
perpendicular al eje radicular, es decir, sin bisel (fig. 32-9). Actualmente no se recomienda
el corte clásico biselado a 45° que, aunque ofrece una mejor visibilidad, tiene los
inconvenientes de dejar una superficie de menor resistencia en el extremo del bisel y
distorsionar la anatomía original del conducto, aumentando las posibilidades de filtración

INDICACIONES

CONTRAINDICACIONES
La cirugía periapical puede estar contraindicada o limitada por una serie de factores:
• En pacientes con boca séptica.
• Estomatitis ulcerosa.
• Abscesos o procesos en fase aguda. Aunque algunos autores no lo consideran como una
contraindicación formal de la cirugía periapical, la realidad es que se suele preferir
enfriar el proceso con tratamiento farmacológico o incluso con desbridamiento, y en una
segunda etapa hacer la cirugía periapical. Ya que realizarla cirugía en una zona
inflamada siempre conseguirá dificultades suplementarias, menor efecto de los
anestésicos locales y mayor sangrado.

Fig. Absceso Agudo


• Reabsorción ósea importante por lesiones periodontales, apicales o rizólisis que lleguen
a más de 1/3 de la raíz. La cirugía periapical disminuye el soporte óseo del diente, por lo
que se debe valorar la existencia de bolsas periodontales, falta de encía adherida. De esta
forma habrá suficiente apoyo después de la intervención quirúrgica.
En ocasiones conviene tener en cuenta la posibilidad de efectuar simultáneamente el
tratamiento periodontal y la cirugía periapical. Si se precisa un soporte temporal, puede
usarse una férula que dejaremos en su sitio durante un mínimo de cuatro a seis semanas
tras la cirugía.
• De forma genérica, estas técnicas nunca se aplican en dientes unirradiculares o en dientes
multirradiculares con dos o más raíces afectadas. Un detalle importante para aplicar estas
técnicas en dientes multirradiculares, es que el diente no tenga sus raíces fusionadas, ya
que la dificultad técnica de la sección contraindicaría la propia cirugía radicular.
• Dificultad en el acceso a la zona periapical. Hay múltiples situaciones que pueden limitar
o dificultar la cirugía periapical, de las que destacaremos: Una apertura bucal limitada,
un fondo de vestíbulo poco profundo, la presencia de exóstosis, un proceso alveolar corto
y unas raíces muy largas.
• Proximidad peligrosa de estructuras anatómicas, como el seno maxilar, el conducto
dentario inferior, el agujero mentoniano, comunicación bucosinusal, parestesiamdel
nervio dentario inferior, etc.

Fig. Proximidad con el Seno maxilar


• Cuando no sea posible la posterior restauración del diente intervenido.
• Consideraciones estéticas. La posibilidad de producir cicatrices o tatuajes mucosos en la
zona anterior del maxilar superior deben valorarse convenientemente, ya que tienen unas
implicaciones estéticas importantes.
• Contraindicaciones por enfermedades sistémicas. Hay que considerar cuidadosamente el
estado general del paciente previamente a la cirugía, con el fin de no correr riesgos
innecesarios.

OBTURACIÓN RETRÓGRADA
En la cirugía periapical la clave del éxito es un buen sellado, por esta razón los materiales de
obturación deben cumplir con características y propiedades ideales.

• Propiedades físico – químicas


- Capacidad de sellado
- Estabilidad dimensional y temporal
- Insolubilidad en tejidos vivos
- Capacidad de adhesión intracavitaria
- Radioopacidad adecuada
• Propiedades biológicas
- Ausencia de toxicidad o carcinogénesis (biocompatibilidad)
- Capacidad bactericida o bacteriostáticas
- Capacidad para regenerar tejido
• Propiedades clínico-prácticas
- Fácil manipulación clínica
- Tiempo de fraguado adecuado
- No teñir los tejidos adyacentes
- Costo asequible

Se ha utilizado diferentes materiales de obturación, pero ninguno cumple con todas las
propiedades. Las propiedades mas importantes que debe cumplir un material de obturación
es la capacidad de sellado y la biocompatibilidad.

Algunos materiales fueron diseñados para ser empleados en la cirugía periapical, pero no se
consideran indicados. Los materiales que se utilizan son:

• Resina compuesta y ionómero de vidrio


Muestran una capacidad de sellado excelente, son muy sensibles a la humedad y su
uso quirúrgico es condicionado.
• Amalgama de plata
Material utilizado desde hace décadas, presenta capacidad de sellado adecuado,
biocompatibilidad moderada y manejo clínico excelente. Su principal inconveniente
es que la estabilidad dimensional se puede comprometer a largo plazo por corrosión,
empeorando la capacidad de sellado y que hay posibilidad de tatuajes.
Existen varios tipos de amalgamas de plata, en función del zinc y del cobre de su
composición, siendo la de alto contenido en cobre y libre de zinc, la de mejores
resultados.
• Super-EBA
El Super-EBA® es un IRM (Material Intermedio de Restauración) mejorado, porque
sustituye parte del eugenol presente en el IRM por alúmina, lo que le confiere más
capacidad de sellado y menos citotoxicidad. Las siglas EBA (Ethoxi-Benzoic Acid)
provienen de su componente mayoritario (ácido etoxibenzoico). Este material
presenta también más insolubilidad y estabilidad en medio húmedo. Está más
indicado en cavidades grandes con paredes finas
• MTA
Su única presentación era de polvo grisáceo, que se mezcla con agua destilada y forma
un gel coloidal poco favorable en situaciones estéticas. se desarrolló una variante
blanca, más estética, por lo que actualmente coexisten dos tipos de MTA: el gris
(MTAg) y el blanco (MTAb). El MTAb, aunque similar al MTAg, presenta diferencias
en la composición, siendo la más importante que contiene menos óxido de hierro,
componente cromóforo que permite que el MTAb sea más estético.
La capacidad de sellado de ambos MTA se ha mostrado, en la mayoría de estudios,
mejor que cualquier otro material, además su biocompatibilidad ha sido tan excelente,
el material es bioactivo, es decir, que favorece la regeneración de tejidos. Incluso se
postula que la gran capacidad de sellado del material está relacionada con su
bioactividad, y que las moléculas bioactivas ocuparían los espacios libres en la
interfase material-dentina, obturándolos. El principal inconveniente del MTA es su
manejo clínico. La consistencia y textura del material es compleja, difícil de colocar
y atacar en la cavidad. Además, su tiempo de fraguado, de 3-4 h para el fraguado
inicial y de 21-28 días para el final, sobrepasa en mucho el tiempo de la propia
intervención, lo que empeora aún más su manejo. Por tanto, es imprescindible un
entrenamiento preclínico

Más allá del tipo de material retrógrado, muchos autores opinan que lo fundamental para el
éxito de la obturación es la colocación correcta del material en la cavidad y no el propio
material, por lo que la amalgama sigue siendo más que adecuada, aunque inferior a lo que
puede ofrecer el MTA. Instrumentos como atacadores, bolas, espátulas o jeringas tipo
portaamalgamas o pinzas que porten bolas de algodón o gasa, entre otros, son apropiados
para colocar y/o condensar el material de forma correcta en la cavidad.

QUISTE RESIDUAL
Generalidades

Estadísticamente, según Bhaskar, supone el 3,6% de las lesiones periapicales. Se trata de un


quiste radicular que se ha eliminado de forma incompleta y luego el tejido epitelial residual
prolifera perpetuándose; otra posible causa es haber dejado el quiste al hacer la extracción
dentaria por no legrar el fondo del alvéolo. (1)
Se observa más a partir de la 5a década de la vida y está en relación con una deficiente calidad
asistencial, viéndose más en estratos socioeconómicos bajos. Es más frecuente en el maxilar
superior. (1)

Diagnostico. Los quistes odontogénicos de mayor incidencia son los de origen inflamatorio
y el Quiste Residual (QR) representa el segundo más frecuente por detrás del quiste apical.
Sin embargo, solo representa el 2.8% de todos los quistes odontogénicos existentes. (1)

Suele ser asintomático, por lo que frecuentemente es un hallazgo radiográfico, pero cuando
alcanza un tamaño considerable puede producir asimetría facial. (1)

El crecimiento del quiste residual depende de la capacidad inmunológica del individuo, la


virulencia y la proliferación de los restos epiteliales de Malassez en respuesta al proceso
inflamatorio crónico que una vez hubo en la región periapical del diente necrótico extraído.
(1)

Radiográficamente: se ve una radiotransparencia solitaria en una área edéntula, redondeada


o elíptica, con márgenes bien definidos con esclerosis limitante. (1)

Fig. Quiste residual

Histología: Cavidad patológica con contenido líquido, semilíquido o gaseoso, revestida


interiormente por epitelio y cubierta externamente por tejido conectivo. No es producto de
acumulación de pus. (1)
Fig. Histología del quiste residual

Tratamiento: los investigadores que proclaman la desaparición de los quistes sólo con
tratamiento conservador, ya que, según ellos, una vez anulada la causa irritante desaparece
el quiste; así pues, extraído el diente causante no habría lugar a que siguiera perpetuándose
el quiste o se desarrollase a partir de restos epiteliales de un legrado quístico incompleto. (1)

Indicaciones de la resección apical o apicectomía:

• Cuando un instrumento roto se atasca en el tercio apical y da manifestaciones patológicas.

• Cuando un instrumento ha perforado la raíz y la terapéutica conservadora ha fallado.

• Cuando existe una fractura del tercio apical de la raíz y existen manifestaciones patológicas.

• Cuando existe una curvatura del tercio apical del conducto radicular que no permite la
instrumentación y el relleno.

• Cuando existe un fracaso simultáneo en el tratamiento endodóntico.

• Cuando el conducto radicular se presenta de una forma inaccesible.

• Cuando se puede observar radiográficamente la presencia de un cuerpo extraño periapical.

• Cuando hay la presencia de una lesión periapical de gran tamaño.

• Cuando se produce una lesión periapical por algún tipo de traumatismo. (1)

PRESERVACIÓN ALVEOLAR
El proceso alveolar es un tejido que depende del diente y que se desarrolla en conjunto con
la erupción de éste. Cuando se extrae una pieza dental, la cresta alveolar (hueso donde se
encontraba el diente) comienza un proceso de reabsorción y atrofia, lo que generará pérdida
de los tejidos blandos y de hueso.

Con el fin de minimizar los procedimientos quirúrgicos extensos para recuperar la estética
de los tejidos, tales como injertos, surge la “preservación alveolar”, técnica que permite
controlar la reabsorción del hueso alveolar, mantener su integridad, mejorar el llenado óseo
vital del alveolo y reducir futuras intervenciones que permitan aumentar el reborde para la
realización de tratamientos protésicos convencionales o que incluyan implantes dentales.

Esta intervención se lleva a cabo gracias al uso de autoinjertos particulados, que son de tejido
proveniente del mismo paciente, o de otras fuentes, tales como aloinjertos, aloplásticos o
xenoinjertos, además del uso de membranas reabsorbibles o no reabsorbibles fabricadas a
partir de diversos materiales.

✓ Injertos autólogos o autógenos (cortical, esponjoso o corticoesponjoso)

En cuanto a sus propiedades biológicas, se considera el Gold Standard ya que es el único


que posee las tres propiedades de osteogénesis, osteoinducción y osteoconducción.

✓ Injertos alogénicos o aloinjertos (corticales, esponjosos o corticoesponjosos).

Son procedentes de otro individuo de la misma especie. Hay dos principales: mineralizados
congelados-secados (FDBA) y desmineralizados congelados-secados (DFDBA). La
desmineralización podría exponer las proteínas morfogenéticas óseas (BMPs) para estimular
la diferenciación de células pluripotenciales indiferenciadas hacia osteoblastos
(osteoinducción).

✓ Injertos heterólogos o xenoinjertos (corticales o esponjosos):

Su fuente de procedencia es un animal de otra especie diferente a humanos. Presentan


propiedades osteoconductivas.

✓ Injertos aloplásticos o sintéticos


Son materiales biocompatibles, sintéticos e inorgánicos que funcionan como material de
relleno y no de regeneración para futura colocación de implantes. Estos proveen un
andamiaje para la osteoconducción de las células formadoras de hueso.

Su principal ventaja es que obvian la necesidad de un sitio donante del propio sujeto. Los
más utilizados son la hidroxiapatita y el fosfato tricálcico.

La mayoría de los estudios y revisiones sistemáticas no revelaron ninguna superioridad entre


un material y otro, pero sí recalcaron la importancia del cierre primario de la herida. Una
revisión sistemática mostró, que el cierre primario de la herida, uso de membrana y
xenoinjerto o aloinjerto se asoció con resultados más exitosos, particularmente en relación
con preservación en altura de las porciones medio-vestibular y medio-palatina del proceso
alveolar.

Durante la cicatrización del alveolo post extracción hay una reducción de 5-7 mm del reborde
horizontalmente en un periodo de 6 a 12 meses, llevándose a cabo la mayor parte de la
cicatrización durante los 4 primeros meses. Mientras que la reducción vertical sería de 2.0 a
4.5 mm. Además, se ha visto que los sitios en mandíbula experimentan una mayor pérdida
en comparación con los sitios maxilares.

La técnica de preservación alveolar es efectiva en el manejo de defectos de gran magnitud y


el uso de aloinjertos provee un continente suficiente para la estabilización adecuada del
implante.

Fig. Injerto de hueso y membrana reabsorvible


BIBLIOGRAFÍA
1. Donado M, Martínez JM. Cirugía Bucal Patología y técnica. 4th ed. España : Elsevier;
2014.

También podría gustarte