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Ahora viene el gran dilema. En todos aquellos modos de fallo que deban atenderse de una
manera proactiva, tendremos que establecer una estrategia preventiva a intervalos fijos o
predictiva, ¿pero cuál?
Aplicaremos la estrategia preventiva a intervalos fijos a aquellos modos de fallo que siguen
un patrón de desgaste y que la monitorización de la condición no es posible o la inversión
en su monitorización no es justificable.
En cambio, aplicaremos la estrategia predictiva a los modos de fallo “monitorizables”,
cuando existan parámetros de supervisión relacionados con el desarrollo de los fallos y
además, la inversión en la monitorización esté perfectamente justificada.
En la tabla de la figura 3 se detallan los criterios para decidir qué estrategia de
mantenimiento aplicar para mitigar cada modo de fallo de los activos productivos.
La fórmula de cálculo de la duración de los rodamientos L10h nos dice que el 90% de los
rodamientos instalados en condiciones ideales con los parámetros de velocidad y carga de
referencia, superarán la duración indicada por esta fórmula (ver fig.5).
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Como primera conclusión obtenemos un dato importantísimo que remarcan los propios
fabricantes de los rodamientos (ver g. 7) y es que el valor promedio de la duración de los
rodamientos (L50h) es cinco veces mayor que el valor que habitualmente se considera para
el cálculo de la duración de los rodamientos (L10h). Esto significa que si partimos de una
estrategia preventiva (a intervalos fijos) aplicada al mantenimiento de nuestros rodamientos,
tendremos unas posibilidades de mejora enormes en aquellas máquinas en las cuales
optimicemos su plan de mantenimiento al evolucionar del preventivo al predictivo. Y esto
no significa en ningún caso que se reduzca la fiabilidad o que aumente el riesgo de fallo,
pues si la monitorización del rodamiento se realiza correctamente es prácticamente
imposible que aparezca un fallo que no sea detectado con antelación.
Las nuevas filosofías de gestión de activos (ISO 55001) nos instan a optimizar los planes de
mantenimiento para obtener el máximo rendimiento de nuestros activos productivos. Las
metodologías como RCM, RBM, etc. nos ayudan a optimizar los planes de mantenimiento
para conseguir la máxima disponibilidad y fiabilidad de los equipos productivos al coste
mínimo. El paso de la estrategia preventiva (a intervalos fijos) a la estrategia predictiva tiene
como consecuencia los siguientes beneficios:
como consecuencia los siguientes beneficios:
Aumento de la disponibilidad del equipo. 2
Mejora de la fiabilidad global de la máquina.
Reducción del índice de intervenciones/año
del equipo.
Conclusión
La aplicación de la estrategia predictiva al mantenimiento industrial contribuye de manera
clave a la optimización de los planes de mantenimiento de la maquinaria crítica. La manera
óptima de administrar sus recursos de mantenimiento es actuar solamente cuando los
parámetros de supervisión de los modos de fallo indican que una avería ha comenzado a
desarrollarse. Así se obtendrán los mejores indicadores relativos a la gestión de sus activos
productivos.
Autor: Francisco Ballesteros Robles
Correo: fballesteros@preditec.com
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