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Navidad es SER HUMILDES (2ª entrega)

Fil 2:5-11; 1 Tim 4:16; Isa 9:6-7

INTRO
La semana pasada hablábamos sobre lo que significó el
nacimiento de Jesús: Dios con nosotros.

Hoy quiero compartir sobre otro llamado que nos hace la


navidad. Leamos Filipenses 2:5-11

Navidad no es regalos, o comidas especiales, o estrenar


ropa. El mundo centra esta temporada en todas estas
cosas. Y la verdad es que es difícil no seguir esa corriente,
pero debemos acercarnos a las escrituras lo más posible, y
vivir de acuerdo con lo que el nacimiento de Jesús
significa.

Por eso es necesario recordar… recordarnos, que Jesús es


el centro de todo; Jesús es la razón de la estación.

Y los textos de hoy nos recuerdan que en el nacimiento de


Jesús, Dios se humilló a sí mismo, mostrándonos cuál debe
ser la actitud y estilo de vida que debemos mostrar.

Veamos primero cómo Dios se humilló voluntariamente:

NAVIDAD ES HUMILDAD DE DIOS


Fil. 2:5-8
Esto que hemos leído nos confirma lo que compartía la
semana pasada, Navidad es Dios con nosotros.
Esta es la forma en que el apóstol Pablo narra la navidad,
casi al estilo de Juan. No hablará sobre los hechos
históricos (José y María, los pastores, los sabios de oriente,
la estrella, etc) pero sí se refieren al hecho histórico de la
encarnación de Cristo, el momento en el que Dios dejó el
cielo, tomó forma humana, para vivir entre nosotros por
unos 30 años y entonces cumplir su llamado: darnos
salvación y vida eterna.

Siendo en forma de Dios… Antes del momento de la


concepción de Jesús, y de su nacimiento, Jesús cohabitaba
con el Padre y el Espíritu como un solo Dios.
Juan lo escribió, diciendo: “En el principio era el Verbo, y el
Verbo era con Dios y el Verbo era Dios.” (Jn. 1:1).

1ª Timoteo 3:16 también dice: “E indiscutiblemente,


grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado
en carne…”. Son la misma verdad dicho en diferentes
formas.

Jesús lo dijo de esta manera: “Ahora, pues, Padre,


glorifícame tú para contigo, con aquella gloria que tuve
contigo antes que el mundo fuese”.
Qué revelación ha dado el Señor.

Y ni siquiera me he detenido en las 7 veces que él declaró


el nombre de Dios “Yo Soy”. Hablaremos de ello en otra
ocasión. Pero estos textos nos ayudan a entender la
naturaleza divina del Señor Jesucristo.
Hablar del nacimiento de Cristo es hablar de la encarnación
de Jesús, quien siendo en su esencia Dios mismo, no le
importó estar en esa gloria y en su comodidad, sino que se
despojó a sí mismo, haciéndose semejante a la
humanidad. “…se despojó a sí mismo…” dice el texto.
Incluso, el texto de Filipenses habla de una doble auto
humillación. No solo del cielo a la tierra, pero en esta vida,
“y estando en la condición de hombre, se humilló a sí
mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de
cruz…”.

El futbolista Cristiano Ronaldo se disfrazó una vez y salió a


las calles con un balón de futbol. Tratando de pasar
desapercibido, al principio la gente no lo reconoció, pero
no tardaron en darse cuenta quién era en verdad.

Los reyes de la antigüedad, dicen los libros de historia,


acostumbraban a disfrazarse como mendigos, y caminar
por las calles sucias y desordenadas de la ciudad, para ver
qué decía la gente común de ellos.

Así fue el nacimiento de Cristo. Jesús nació de una virgen


humilde; fue criado por un hombre humilde; nació en un
pesebre y no en un palacio; Aunque le visitaron unos
sabios de oriente (que seguramente eran ricos, pero
venían en representación de toda la humanidad, como Dios
diciéndonos que su salvación era para toda la humanidad),
pero fueron unos humildes pastores quienes recibieron el
primer evangelio predicado de ese tiempo, por medio de
los ángeles que se les aparecieron.
Dios se hizo hombre. El Verbo se hizo carne y habitó entre
nosotros. Dejó su trono y su corona, y se hizo pobre,
siendo rico en el cielo.

Y por eso la navidad es ser humildes.

NAVIDAD ES HUMILDAD DE CORAZÓN


Aquel que se humilló a sí mismo y se hizo siervo de todos,
nos ha puesto el ejemplo.

Aquel que vino para servir y no para ser servido, nos dijo
que siguiéramos sus pisadas. Mateo 20:28

El que nos dijo que, si queremos ser grandes, debemos ser


servidores de todos, nos llama a ser como Él. Marcos 9:35

Fil. 2:5 empieza diciendo: “haya, pues, en ustedes, este


mismo sentir que hubo también en Cristo Jesús…”.

Un corazón humilde se evidencia cuando nos rendimos al


Señor de todo corazón. Fue así que María le dijo al ángel
Gabriel “Aquí tienes a la sierva del Señor; que se haga
conmigo conforme a tu palabra”.

Tener un corazón humilde es no sentirse superiores a los


demás en ningún sentido. Una persona con humildad no
presume sus logros o su posición. Un corazón humilde n
hace nada por contienda o por soberbia, no hace nada por
sacar ventaja alguna. Filipenses 2:1-4 es el contexto de
nuestros textos de hoy.
CONCLUSION/LLAMADO
Miqueas 6:8 “Oh hombre, Él te ha declarado lo
que es bueno y que pide tu Dios de ti:
solamente hacer justicia, amar misericordia y
humillarte ante tu Dios”.

Dios, entrego todo lo que soy a ti. Haz tu


voluntad en mí. Te serviré con humildad, y
viviré como tú me has enseñado.

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