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RAQUEL FERRER IBÁÑEZ 48744718J

COMENTARIO LIBRO NUMISMÁTICA:


“Un tesoro en el Camino de Santiago: el hallazgo monetario de Santo
Domingo de la Calzada”
A través de este estudio podemos ver una de las mejores vías para introducción de
monedas extranjeras a nuestro país, que será mediante las rutas de peregrinación,
concretamente una de las mas importantes de Europa como es el Camino de Santiago,
aunque esta investigación esta mas centrada en el hallazgo del sepulcro de Santo Domingo
de la Calzada, ubicado en la catedral de su misma ciudad en La Rioja. Esta parada,
ubicada en el Camino Francés, estaba inscrita en el Codex Calixtinus, concretamente en
el libro VIII titulado “Cuerpos de Santos que descansan en el Camino de Santiago y que
han de visitar los peregrinos”, además de que en este Codex quedaban registradas todas
las rutas de peregrinación como son la Vía Turonense, la Vía Lemovicense, la Vía
Podense y la Vía Tolosana.
Domingo de la Calzada fue un religioso del siglo XI el cual se dedicó gran parte
de su vida a ayudar a aquellos peregrinos del Camino de Santiago a través de la
construcción de parte de la calzada del camino, la edificación de un puente sobre el río
Oja, e incluso la creación de un albergue, un hospital y una capilla la cual, con el tiempo
y a medida que aumentaba su fama, paso a convertirse en la catedral además de ser la
ubicación de su sepulcro.
En relación al conjunto del hallazgo, vemos que esta compuesto por una cantidad
total de 125 piezas de escaso valor, de las cuales 71 tiene origen hispánico mientras que
las 54 restantes pertenecen a distintos puntos de Europa como es del Sacro Imperio
Germánico, Portugal y de Francia, perteneciendo a este último un total de 41 monedas
divididas entre la serie real y la serie feudal. Todas piezas forman parte de series acuñadas
entre el siglo XII y XV, lo que nos permite crear un marco histórico de cuando fueron
depositadas estos donativos o limosnas. Destacar el caso de las piezas francesas algo
bastante natural ya que gran parte de las cecas francesas se encuentran en las diferentes
vías de peregrinación que hay en Francia como es San Martín de Tours y Le Puy en Velay
entre otras. No olvidar de que hay piezas pertenecientes a Portugal, concretamente una,
atribuida a Juan I, la cual no se sabe con exactitud como llego hasta dicho sepulcro, ya
que no se encuentra esta parada en la ruta a Santiago desde Portugal, lo que crea muchas
dudas entre los investigadores.
El depositar monedas en sepulcros era una costumbre bastante normal en la
península, lo llamativo era que hubiera gran cantidad de ellas en una tumba de un santo
el cual predicaba la pobreza y el vivir con humildad. Por ello los investigadores han
planteado una serie de hipotesis como es la salvación del alma del difunto, una practica
frecuente, se realizaba para acortar su estancia en el purgatorio; por otro lado, puede ser
a modo de “memory token”, es decir, únicamente para marcar la fecha del enterramiento,
una apertura; finalmente plantean otra teoría que sería plantear las monedas como exvotos
ofrecidos al santo, aunque esto no explica porque se hallaban dentro del sepulcro, ya que
de ser esta teoría únicamente serian depositadas cerca o encima del mismo. Esta búsqueda
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de proximidad con el santo es lo que se denomina como brandea, que sería la creación de
reliquias por contacto, es decir, al producir una relación la moneda y el santo se crearía al
mismo tiempo un enlace entre el devoto y este, para así crear una conexión además de
dejar huella de su presencia en el sepulcro. ¿Pero esto no es ya una practica que podemos
encontrar actualmente? La Fontana di Trevi o la Fontana del Porcellino, ambas para pedir
deseos, o incluso las monedas que ponemos en los belenes en navidad para dar dinero al
artista o institución que lo exponga. Cierto es que no es su cometido principal, pero parte
del objetivo de depositar la moneda es mara dejar huella de que has estado ahí y de que
esa moneda que depositas es la prueba.
Centrándome en el apartado 3 del libro, destinado a la catalogación de esas 125
monedas ubicadas en el sepulcro de Santo Domingo de Silos, se puede ver como los
investigadores realizan este apartado con una explicación minuciosa al inicio, donde
explican como han organizado el hallazgo en base al origen de las piezas y de los
monarcas que las acuñaron, muestran su marca de ceca, la denominación y peso de la
misma, el módulo, el numero de catalogo que le corresponde, y las características de su
conservación además de que escriben la leyenda de las piezas y la descripción de las
imágenes que pueda haber en su campo, y para terminar la bibliografía utilizada. Todo
ello explicado para aquellos lectores que no son expertos en el campo de la numismática
puedan comprender cada una de las piezas y saber dónde poder consultar información
sobre las mismas.
Para completar este catálogo el siguiente apartado es destinado a una
profundización de cada una de las cecas y series que componen el conjunto, pudiendo
hacer un análisis más pormenorizado del mismo. Aunque sale información semejante al
catálogo, la implantación de tablas, gráficos y mapas, permite con un solo golpe de vista
ver los porcentajes de la cantidad de piezas, del origen de las mismas, rutas de
peregrinación cerca de la acuñación de las piezas, el viaje que llevaron a cabo, e incluso
un poco de contexto de las mismas.
Para concluir hablare sobre mi opinión acerca de esta investigación llevada acabo
por Isabel Rodríguez Casanova y Alberto Canto García. En lo relativo al contenido de la
misma me parece bastante completo, a decir verdad, además de bien redactado para su
fácil lectura, asimismo la división del contenido en esos 10 apartados me parece bastante
idónea para poder comprender el estudio de este hallazgo. A la hora de realizar la
redacción de la misma ayuda bastante el que los contenidos estén muy explicados y
bastante repetidos ya que ayuda a su interiorización encima de que favorece que se
retengan en la memoria. Por lo que en aspectos generales me parece un libro bueno,
aunque creo que se debería actualizar algunos contenidos además de que sería
recomendable incorporar imágenes de mucha más resolución en la parte de las monedas
que componen el hallazgo para así que el propio lector pueda identificar las características
de las mismas e incluso poder leer la leyenda.

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