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Bosquejo de las ideas madres en el cual va a ser que se comprenda mejor los textos que
siguen:
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lugar para la creación más importante de todas: la de sentidos y significaciones.
- Imaginación radical: Entendiendo desde luego qué lo así postulado no puede, ni por
definición ni por hipótesis, ser “lo qué la cosa es”, sino qué siempre sera un
fantasma o fenómeno, una representación. Representación en los casos decisivos
no representa nada, no está en el lugar de nada, no es el delegado de nadie ni signo
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de otra cosa qué ella misma.
- Magna: Tal idea suministra los medios para pensar de una manera diferente de la
alternativa exclusiva y esteril la antinomia y la solidaridad entre lo lógico y lo qué no
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instancia lo hacen mediante la formación de la materia prima humana en individuo social.
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Magna de las significaciones imaginarias sociales qué cobran cuerpo en la institución de la
sociedad considerada, y qué por así decirlo, la animan. Semejantes significaciones sociales
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imaginarias, son por ejemplo, espiritud, dioses, Dios, ciudadano, nación, estado, capital,
pecado, etc. pero también hombre, mujer, hijo, según están especificados en una
determinada sociedad. Más alla de definiciones puramente anatomicas, hombre, mujer, hijo,
son lo qué son en virtud de las significaciones imaginarias sociales qué los hacen hacer
eso. Un hombre romano, una mujer romana eran algo totalmente diferente al hombre
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La creación de lo qué yo llamo imaginario social o la sociedad instituyente qué pone gran
cuidado en no hacer de nuevo otras “cosas”, otro “sujeto” u otra “idea”.
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Toda sociedad se remite al primer estado natural, lo organiza y lo utiliza, están siempre
sujetas a significaciones imaginarias qué son “arbitrarias” y radicalmente diferentes en las
diferentes sociedades.
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No hay sociedad sin aritmetica. No hay sociedad sin mito. El mito es esencialmente un
modo por el qué la sociedad catectiza con significaciones el mundo y su propia vida en el
mundo, un mundo y una vida qué estarian de otra manera evidentemente privados de
sentidos.
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La institución de la sociedad y las significaciones imaginarias sociales incorporadas en ella
se despliegan siempre en dos dimensiones indisociables: la dimensión
conjuntista-identitaria (“lógica”) y la dimensión estrictamente o propiamente imaginaria.
En la primera, la sociedad opera (obra y piensa) con “elementos”, con “clases”, con
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Las significaciones imaginarias propias de una sociedad dada nos presentan un tipo de
organización desconocido en otros dominios. Llamo magna a ese tipo de organización. Un
magna contiene conjuntos pero no es reductible a conjuntos o a sistemas de conjuntos, por
ricos y complejos qué estos sean. Un magna tampoco puede ser reconstituido
“analiticamente”, es decir, por medio de categorías y de operaciones con conjuntos.
Lo historicosocial no crea solamente de una vez por todas un tipo ontologico nuevo de
orden, caracteristico del genero “sociedad” sino qué este tipo es cada vez “materializado”
por medio de otras formas, cada una de las cuales representa una creación. Aparte de la
existencia de instituciones y de significaciones imaginarias sociales, nada sustancial es
comun a la sociedad capitalista moderna y a una sociedad “primitiva”. Y sí es cierto todo lo
qué acabo de decir hasta aqui, no hay ni podría haber “leyes” en virtud de los cuales una
forma dada de sociedad pudiera “producir” otra sociedad o “causar” su aparición. Los
“Lo antiguo entra en lo nuevo con la significación qué lo nuevo le da y no podra entrar en lo
nuevo de otra manera”.
Pero lo qué sobre todo establece, la diferencia radical entre el mundo biologico y el mundo
histórico social es el surgimiento en este ultimo de la autonomia o de un sentido nuevo de la
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autonomia. Según el empleo de está palabra qué hace Varela, la autonomia del ser vivo es
su cerco de organización, de información, de conocimiento. Ese cerco significa qué el
funcionamiento del “sí mismo” vivo y su correspondencia con las diversas “cosas” qué son
exteriores a el, están gobernados por reglas, por principios, por leyes, por sentidos qué son
dados por el ser vivo pero qué una vez dado lo son de una vez por todas y cuyo cambio
parece “aleatorio”. Pero eso es exactamente lo qué llamariamos heteronomia en el dominio
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humano e histórico social: el estado en qué son dados de una vez por todas los principios,
los valores, las leyes, las normas y las significaciones y en qué la sociedad, o el individuo
según los casos, no tiene ninguna posibilidad de obrar sobre ellos.
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El análisis clínico en ciencias humanas - Enriquez
El deseo de saber se origina en el problema existencial que se plantea todo ser humano.
¿Quién soy yo? ¿Porque estoy aca?.
Las sociedades (las culturas) humanas se hacen la misma pregunta. ¿Por que razones se
ha constituido esta sociedad? ¿Qué ha precedido a su nacimiento?. Cada sociedad ha
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"analizarán" nuestras conductas y personalidad, concebidas como inmutables o
susceptibles de poco cambio. Los tests psicotécnicos, la grafología, los tests de
personalidad, así como los tarots de hoy, y la astrología, son instrumentos -cuya fiabilidad
es naturalmente cuestionable- de conocimiento neutro, distanciado del ser humano que
puede sentirse, con derecho, reificado.
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Los especialistas de las ciencias que se llaman exactas, en particular los físicos, han
planteado desde hace mucho, que el observador no puede ubicarse en una posición neutra,
ya que toda observación tiene un impacto sobre el fenómeno observado.
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Tal constatación no puede más que plantear al análisis clínico como la única aproximación,
no objetivante y respetuosa del objeto estudiado, con el cual se establecen relaciones de
transferencia y de contratransferencia, digna de ser utilizada en las ciencias humanas.
hecho de que el clínico está, de cierta manera, al pie de la cama, al borde de la cama de su
paciente, trata de escuchar el sufrimiento de su paciente con su "tercer" oreja. El objetivo
del clínico (psicólogo, psicosociólogo, sociólogo) es ayudar a su cliente a encontrar su
propio camino, a ser capaz de salir del stress y de la enfermedad, a comprender el sentido
de sus síntomas (y no forzosamente a erradicarlos), a llegar a un estado de equilibrio
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La perspectiva clínica en psicología se desarrolló al final del Siglo XIX y principios del Siglo
XX con objetivos profundamente operativos. Su finalidad era formular un diagnóstico que
permitiera distinguir los individuos normales de los patológicos. Así el famoso test de Binet,
perfeccionado por Simon, para medir la inteligencia, tenía por objetivo -más o menos
explícito- separar a los niños idiotas o retardados de los niños capaces, y así integrarlos al
sistema escolar y a la vida de la nación. Numerosos ensayos de pedagogía centrados
en el niño, adoptan una concepción de éste como un animal fogoso que hay que dominar y
normalizar.
Todos muestran que las investigaciones psicológicas sobre los niños (con la ayuda de
tests, sugestión, manipulación, transferencia y las técnicas psicoanalíticas activas) si toman
en cuenta su especificidad, tienen todas como proyecto no respetar al niño en su alteridad
En lugar de oponer continuamente los métodos clínicos y los métodos objetivos, será
interesante ver en qué medida se excluyen, pero también en qué medida pueden ayudarse
recíprocamente.
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Voy a precisar la noción de sublimación, tal como la utilizo en este texto. La sublimación
aparece como deseo (y placer doloroso) de pensar, cómo búsqueda apasionada de la
verdad, como construcción de un objeto científico, artístico o relacional. Ella permite que la
pulsión de dominio se transforme en deseo de investigación, respetando al objeto estudiado
o a crear. Pero ello sólo puede proceder si la búsqueda de verdad supone, para el sujeto,
estar preparado a vivir la experiencia de la duda, los remordimientos, interrogarse, la
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pérdida de las certezas y aceptar confrontarse al objeto perdido y no retornable, mostrarse
capaz de vivir cerca del objeto de angustia y tomar a cargo la herencia infantil.
La sublimación implica, para cada uno, el reconocimiento de su propia extranjeridad. El
sujeto se da cuenta, entonces, de que él no se conoce, que no puede dominarse a sí mismo
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y menos a los otros por el hecho de trabajar los procesos inconscientes, y que no puede
evitar la angustia provocada por la búsqueda de nuevos objetos de implicación y apoyo. Sin
embargo, existe una compensación: si bien se siente extraño o extranjero, debe transformar
ese vacío profundo en él en deseo y voluntad de creación.
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El otro está siempre presente. El lenguaje nos invita a la intercomunicación, y así a pensar
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nuestro propio pensamiento, teniendo en cuenta la actividad "espiritual" del otro y los
cuestionamientos que se presentan sobre nuestro discurso, y las razones de su creación.
Este trabajo es el de la filosofía, que nació en Grecia y se desarrolló en Europa y América.
En cada momento, cada uno de nosotros es invitado a hacerse preguntas cruciales.
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pacientes (sujetos individuales o colectivos) que creen, falsamente, que
analizándose continuamente, empuñarán la voz de la verdad. Sí bien el
cuestionamiento, lo hemos visto, es indispensable, el cuestionamiento permanente
hace creer que la culpabilidad alimentada por la "miserable acumulación de
pequeños secretos es el bien a cubrir y a mantener. Conocemos todos esos análisis
interminables, donde analista y paciente hacen desaparecer la vida bajo el análisis.
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Homo viator. Su rol no es sólo desplazarse (mediante el análisis de su
contratransferencia) sino también, y sobretodo, llevar a sus clientes a desplazarse
en el espacio de su propia vida, jugar nuevos roles, renovar sus compromisos,
cambiar, si es necesario, los objetos de su implicación, querer cambiar el mundo
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instituido en el cual se encuentran, aún cuando el impacto de su acción sea débil o
irrisorio. El movimiento es la vida misma, con la condición -naturalmente- de que se
trata de un viaje donde el ser puede ser sorprendido, tomado, arrebatado por la
percepción de lo irreductiblemente nuevo y transformarse con su contacto.
- Homo sapiens. Sabemos bien que ninguno de nosotros podemos realizarlo
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plenamente. Pero sólo las tareas casi imposibles son excitantes para el espíritu y el
cuerpo.
La noción de campo, habitus y capital son conceptos centrales dentro de su obra; estos
conceptos sólo pueden tener una definición sistemática y son creados para emplearse en
una forma sistemáticamente empírica. Éstas nociones pueden ser definidas pero sólo
dentro del sistema teórico que ellas constituyen.
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el mundo social son relaciones, relaciones objetivas que existen independientemente de la
conciencia y voluntad individuales. Un campo puede definirse como una red de relaciones
objetivas entre posiciones, éstas posiciones se definen objetivamente en su existencia y en
las determinaciones que imponen a sus ocupantes, ya sean agentes o instituciones, por sus
situación actual y potencial en la estructura de la distribución de las diferentes especies de
poder (capital); y por sus relaciones objetivas con las demás posiciones.
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Se puede comparar el campo a un juego. Allí hay apuestas, una inversión en el juego,
illusio: los jugadores están atrapados en el juego, y si no surgen entre ellos antagonismos
es porque otorgan al juego y a las apuestas una creencia, un reconocimiento que no se
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pone en tela de juicio. Disponen de triunfos y la jerarquía de las diferentes formas de capital
(económico, cultural, social, simbólico) se modifica en los diferentes campos, pero su valor
relativo como triunfos varía según los campos e, incluso, de acuerdo con los estados
sucesivos de un mismo campo -> el valor de una especie de capital depende de la
existencia de un juego, de un campo en el cual dicho triunfo pueda utilizarse. El estado de
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relaciones de fuerza entre los jugadores es lo que define la estructura del campo: su fuerza
relativa en el juego, su posición y sus estrategias dependen del volumen global de fichas y
de la estructura de su capital, y a su vez de la evolución en el tiempo de éstos, es decir de
su trayectoria social y de las disposiciones (habitus) que son constituidas en la relación
prolongada de cierta estructura objetiva de posibilidades. La cuestión de los límites del
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campo siempre se plantea dentro del campo mismo. Los participantes de un campo
procuran en todo momento diferenciarse de sus rivales más cercanos, a fin de reducir la
competencia y establecer un monopolio sobre determinado subsector del campo -> los
campos siempre conllevan barreras de ingreso tácticas o institucionalizadas. El campo
puede entenderse como un espacio donde se ejerce un efecto de campo, de suerte que lo
que le sucede a un objeto dentro de él no puede explicarse sólo por sus propiedades
intrínsecas.
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dominante logra aplastar o anular la resistencia y las reacciones del dominado, cuando
todos los movimientos ocurren de arriba a abajo, la lucha y la dialéctica constitutiva del
campo tiende a desaparecer. Un campo no está integrado por partes, cada subcampo
posee su propia lógica, reglas y regularidades específicas, y cada etapa de la división del
campo conlleva un auténtico salto cualitativo. Todo campo constituye un espacio de juego
potencialmente abierto cuyos límites son fronteras dinámicas, las cuales son objeto de
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luchas dentro de él.
Un análisis en términos de campo implica 3 momentos necesarios e interrelacionados:
1) analizar la posición del campo en relación con el campo del poder.
2) Establecer la estructura objetiva de las relaciones entre las posiciones ocupadas por los
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agentes o instituciones que compiten dentro del campo.
3) Analizar los habitus de los agentes, los diferentes sistemas de disposiciones que éstos
adquirieron mediante la interiorización de un tipo determinado de condiciones sociales y
económicas, y que encuentran una oportunidad más o menos favorable de actualizarse.
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Las determinaciones que pesan sobre los agentes situados en un campo determinado,
nunca se ejercen sobre ellos directamente, sino sólo a través de la mediación específica
constituida por las formas y las fuerzas del campo. La noción de campo recuerda que el
verdadero objeto de una ciencia social no es el individuo, aunque sólo pueda constituirse un
campo a partir de individuos; el centro de las operaciones de investigación debe ser el
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campo. Esto no implica que los individuos sean 'ilusiones', sino que la ciencia los construye
como agentes (y no como individuos biológicos), actores o sujetos: éstos agentes son
socialmente constituidos como activos y actuantes en el campo. Es a través del
conocimiento del campo donde ellos están inmersos, que podemos captar mejor lo que
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conjunto de normas coercitivas. La concentración de diferentes especies de capital
(económico, militar, cultural, jurídico, y simbólico) originó el surgimiento de un capital
especifico, propiamente estatal y nacido de la acumulación, que permite al Estado ejercer
un poder sobre los diferentes campos y sobre las diferentes especies particulares de capital.
La construcción del Estado es simultánea a la construcción del campo del poder, entendido
como un espacio de juego dentro del cual los poseedores de capital luchan, por el poder
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sobre el Estado, es decir, sobre el capital estatal que otorga poder sobre las diferentes
especies de capital y sobre su reproducción.
importantes y dignas de ser emprendidas. Cada campo define y activa una forma particular
de interés, una illusio específica. Este interés específico implícito en la participación en el
juego se diferencia de acuerdo con la posición ocupada en el juego y según la trayectoria
que conduce a cada participante a esta posición. Bourdieu comparte con la ortodoxia
Otra noción es el capital -> para él hay tres clases: económico, cultural y social, a las que
además se agrega el simbólico, que es la modalidad adoptada por una u otra de dichas
especies cuando es captada a través de las categorías de percepción que reconocen su
lógica específica. El capital social es la suma de recursos, actuales o potenciales,
correspondientes a un individuo o grupo, en virtud de que éstos poseen una red duradera
de relaciones, conocimientos y reconocimientos mutuos más o menos institucionalizados
(suma de los capitales y poderes que semejante red permite movilizar). La noción de
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Las acciones humanas no son reacciones instantáneas a estímulos, y toda reacción de una
persona hacia otro está pregnada de toda la historia de ambas. La teoría de la acción
racional ignora la historia individual y colectiva de los agentes a través de los cuales se
constituyen las estructuras de preferencisa que los caracterizan, dentro de una compleja
dialéctica temporal con las estructuras objetivas que las producen y que ellas tienden a
producir. A su vez olvida el hecho de que el habitus 'racional' (razonable), que es la
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condición previa a una práctica económica ajustada, adaptada y atinada, no puede
construirse ni desarrollarse sino cuando existen ciertas condiciones de posibilidad, en
particular económicas; y que la conducta racional cuya posibilidad determina a priori es el
producto de una particular condición económica y social, definida por la posesión de la
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cantidad mínima de capital económica y social necesaria para percibir y aprovechar las
'oportunidades potenciales' formalmente ofrecidas a todo el mundo.
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corresponde, que está hecho para ellos y para el cual ellos están hechos, mediante
anticipaciones prácticas que les permiten reconocer aquello que se impone sin mayor
deliberación como lo que 'se debe hacer'.
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que a menudo se estudian en un orden disperso. La teoría del habitus explica de una
manera más adecuada la lógica real de la prácticas.
El ajuste inmediato entre el habitus y el campo es sólo una de las formas posibles de
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acción, aunque sea la más frecuente. Las orientaciones sugeridas por el habitus puede
acompañarse de cálculos estratégicos de los costos y beneficios tendientes a llevar al nivel
de la conciencia aquellas operaciones que el habitus efectúa conforme a su propia lógica.
Esta noción ataca en forma directa la ilusión del dominio (intelectual) de uno mismo. El
habitus, siendo producto de la historia, es un sistema abierto de disposiciones, enfrentado a
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determinada; el mismo habitus, según los estímulos y la estructura del campo, puede
generar prácticas diferentes, incluso opuestas.
El concepto de habitus da cuenta del hecho de que los agentes sociales no son ni partículas
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reproducción social. La reproducción del orden social sólo se lleva a cabo a través de
estratégias y prácticas mediante las cuales los agentes se temporalizan y constribuyen a
definir el tiempo del mundo -> los cuerpos sociales tienen sus rutinas, tendencias
inmanentes a preservar en su ser algo semejante a una memoria, que no es más que la
suma de todas las conductas de los agentes que, confiando en su experiencia, generan las
conductas adaptadas a la situación y por lo tanto, hechas para reproducir aquella estructura
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cuya necesidad han incorporado.
Para entender la noción de interés, es menester advertir que esta no se opone a la del
desinterés o la gratitud, sino también a la indiferencia. Ser indiferente significa no sentirse
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motivado por el juego. La indiferencia es un estado de no preferencia y al mismo tiempo, un
estado de conocimiento en el cual soy incapaz de distinguir entre las apuestas propuestas.
La Illusio es lo contrario: refiere al hecho de estar involucrado, de estar atrapado en el juego
y por el juego, es aceptar que tiene un sentido, que sus apuestas son importantes y dignas
de ser emprendidas. Cada campo define y activa una forma específica de interés, una illusio
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específica como reconocimiento tácito del valor de las apuestas propuestas en el juego y
como dominio práctico de las reglas que lo rigen. Además este interés específico implícito
en la participación en el juego se diferencia del acuerdo con la posición ocupada en él.
Hay tres clases fundamentales de capital: el económico, el cultural y el social. A estas tres
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formas hay que añadir el capital simbólico, que es la modalidad adoptada por una u otra de
dichas especies cuando es captada a través de las categorías de percepción que reconocen
su lógica específica o, lo que es lo mismo, desconocen su carácter arbitrario de su posición
y acumulación. Al capital cultural habría que denominarlo en realidad capital imformacional y
que existe bajo tres formas, en los estados incorporado, objetivado e institucionalizado. El
capital social es la suma de los recursos, actuales o potenciales, correspondientes a un
individuo o grupo, en virtud de que estos poseen una red duradera de relaciones,
conocimientos y reconocimientos mutuos más o menos institucionalizados, es decir, la suma
de los capitales y poderes que semejante red permite movilizar.
Sólo la noción de habitus puede explicar el hecho de que sin ser propiamente racionales,
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los agentes sociales sean razonables, no sean insensatos, no cometan locuras. Ellos son
mucho menos extravagantes o ingenuos precisamente porque han interiorizado al término
de un prolongado y complejo proceso de condicionamiento, las oportunidades objetivas que
les son ofrecidas y saben identificar el porvenir que les corresponde mediante la
anticipación de practicas que les permiten reconocer de inmediato aquello que se impone
sin mayor deliberación como “lo que se debe hacer”.
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El habitus no es el destino, siendo producto de la historia es un sistema abierto de
suposiciones enfrentado a experiencias nuevas y en consecuencia afectado por ellas. Es
perdurable, pero no inmutable. Aunque la mayoría de las personas están estadísticamente
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destinadas a encontrar circunstancias similares a las cuales originalmente moldearon su
habitus, por tanto, a vivir experiencias que reforzarán esas disposiciones.
Pero esto no es todo: el habitus se revela solamente en relación con una disposición
determinada, según el estímulo puede generar prácticas diferentes e incluso opuestas. El
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concepto de habitus deja en claro que los agentes son producto de la historia de todo el
campo social y de la experiencia acumulada en el curso de una trayectoria determinada en
el subcampo considerado. Los agentes sociales determina activamente, mediante
categorías de percepción y apreciación social e históricamente constituidas, la situación que
los determina. La relación entre campo y habitus, concebidos como dos modos de
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Las relaciones lingüísticas son siempre relaciones de poder simbólico a través de las cuales
las relaciones de fuerzas entre los hablantes y sus respectivos grupos se actualizan de
forma transfigurada. En consecuencia, es imposible aclarar cualquier acto de comunicación
con el análisis lingüístico como única brújula. Incluso el intercambio lingüístico mas simple
pone en juego una red compleja y ramificada de relaciones de poder históricas entre el
hablante, dotado de una autoridad social especial y una audiencia o publico que reconoce
dicha autoridad. El dominante se beneficia de su relación de comunicación negándola.
Denegación simbólica. Pueda entre paréntesis ficticia de la relación de poder que explota
esta relación de poder con el fin de producir el reconocimiento de la relación de poder que la
abdicación despierta. Obliga al dominado a adoptar la lengua del dominante. El capital
Todo intercambio lingüístico contiene la potencialidad de un acto de poder. Más aun cuando
involucra a agentes que ocupan posiciones asimétricas en la distribución del capital
relevante. Esta potencialidad puede ser puesta entre paréntesis. La negativa a ejercer el
dominio puede ser parte de una estrategia de condescendencia o una manera de llevar la
violencia a un grado más alto de negación y disimulo, un modo de reforzar el efecto del no
reconocimiento y por ende de violencia simbólica. Cualquier acto de habla es una
coyuntura, el producto del encuentro entre un habitus lingüístico y un mercado lingüístico
(sistemas de relaciones de fuerza que se impone como sistemas de sanciones y censura
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específica). Hay monopolio en el mercado de los bienes lingüísticos tal como hay en el
mercado de los bienes económicos.
La autoridad le viene al lenguaje desde afuera. La eficacia del habla no yace en expresiones
ilocutorias ni en el discurso mismo, no es otra cosa que el poder delegado de una
institución. El lenguaje es una técnica del cuerpo.
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La violencia simbólica es la violencia que se ejerce sobre un agente social con su
complicidad. Aun cuando estén sometidos a determinismos, contribuyen a producir la
eficacia de aquello que los determina en la medida en que lo estructuran.
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Desconocimiento: hecho de reconocer una violencia que se ejerce precisamente en la
medida en que uno no la reconoce como tal.
se compromete en el simple hecho de dar al mundo por sentado, de aceptar el mundo como
es y encontrarlo natural.
propaganda destinada a otros. Viviendo en un mundo social aceptamos una amplia gama
de postulados y axiomas no dichos que no requieren ser inculcados.
que yace mas allá –por debajo- de los controles de la conciencia y de la voluntad, en las
tinieblas de los esquemas del habitus que son al mismo tiempo genéricos y generadores
producto y productores.
Lo que define la estructura del campo en un momento dado es la distribución del capital
científico entre los diferentes agentes intervinientes en el campo. Cada campo es el lugar de
Los agentes sociales no son partículas pasivamente movidas por las fuerzas del campo.
Tienen disposiciones adquiridas (habitus) maneras de ser permanentes, duraderas, que
pueden llevarlos en particular a resistir o oponerse a las fuerzas del campo.
El campo produce una forma particular de illusio que es el interés científico, interés que en
comparación con las formas de interés aparece como desinteresado, gratuito. Interés “puro”.
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