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ALEJO J.

SISON

FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III: LOS FUNDAMENTOS


ANTROPOLÓGICOS DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA

C U A D E R N O S
EMPRESA Y HUMANISMO
I N S T I T U T O

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ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

INDICE

Introducción B. La libertad como capacidad de


elección
I. LA BEGRIFFSGESCHICHTE DEL HOMO
OECONOMICUS C. La libertad como autodeterminación
II. EL HOMO OECONOMICUS DENTRO Epílogo
DE UNA ANTROPOLOGIA DE LA
LIBERTAD NOTA BIOGRÁFICA

A. La libertad como apertura


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INTRODUCCION se le pide su demostración. Y es justo y razo- 3


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nable que sea así, dado su status de “primer 31


Desde los albores de la ciencia económica principio”. Mas nada obsta para que se busque
moderna hasta la actualidad, toda doctrina o y se exija su demostración o defensa teórica en
escuela dominante siempre ha contado con un
otra ciencia, tratándose de un saber humano.
modelo específico del hombre como agente
económico. Este modelo se ha denominado - No basta para la ciencia económica el asentar
sea cual sea la versión concreta que adopte- el sin más el homo oeconomicus como su prin-
homo oeconomicus. El homo oeconomicus en cipal axioma porque alguno tendría que tener;
cada una de las doctrinas o escuelas cumple la como si diera lo mismo tener éste u otro. La
función de un “primer principio”; algo similar tarea de justificar el homo oeconomicus se
a un axioma o a un postulado. Es decir, desde encomienda a la filosofía, particularmente, a
el punto de vista de la ciencia económica, la la antropología filosófica.
validez del homo oeconomicus no se cues-
tiona: este principio se admite como siempre Le compete la función de indagar sobre la
verdadero. Gracias a él puede desarrollarse un coherencia (¿entraña alguna contradicción?) y
discurso económico de modo científico; y sin la consistencia (¿corresponde a la realidad?)
él, cualquier intento de discurrir con teorías del homo oeconomicus. El esclarecimiento de
económicas sería fútil, pues caería en el la doctrina del homo oeconomicus constituye
regreso al infinito. No se acepta ninguna afir- así una parte integrante esencial de la Filosofía
mación económica como verdadera si con- de la Economía.
tradice en algún aspecto los contenidos o los
derivados según estricta lógica del homo oeco- En una primera fase trazaremos histórica-
nomicus. Toda explicación en la ciencia eco- mente y valoraremos el uso que se ha hecho
nómica, en último término, descansa sobre el del homo oeconomicus en las escuelas econó-
homo oeconomicus como su fundamento. micas principales. Después estableceremos los
En cierto sentido se podría decir que la límites y precisaremos el significado de una
ciencia económica acoge la doctrina del homo teoría del homo oeconomicus más acorde con
oeconomicus acríticamente: a diferencia de los las conclusiones de una antropología de la
insumos provenientes de otras disciplinas, no libertad.
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I. LA BEGRIFFSGESCHICHTE DEL HOMO los procedimientos y las creencias subyacentes 4


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OECONOMICUS a la física newtoniana, también por lo que se


refiere a la naturaleza humana. Operan con
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Hay una amplia diversidad de criterios - una definición apriorística -o sea, no sometida
todos igualmente válidos según el fin que se ni contrastada con sus propios métodos experi-
persiga- para clasificar las doctrinas y las mentales- del ser humano como una máquina
escuelas económicas. Algunos son cronoló- en busca de utilidad. Por “utilidad” en prin-
gicos, otros más “ideológicos”; algunos están cipio se entiende la de cada ser humano indi-
en función de la metodología, otros se derivan vidual, su capacidad aislada para la “felicidad”
de la procedencia geográfico-cultural; actual- o el placer. Concretamente, Adam Smith (cfr.
mente, todos miran hacia la línea divisoria “The Theory of Moral Sentiments”, 1790)
entre el liberalismo-capitalismo y el socialismo- siendo joven todavía, había tomado esta idea
comunismo sobre todo en la política. Con inde- de su profesor en la Universidad de Glasgow,
pendencia del criterio que se elija a propósito Francis Hutcheson, el cual, por aquel entonces,
de la clasificación, una constante es la apa- ya propagaba una “teoría moral benévola”
rición de una versión particular del homo basada en la búsqueda de “la mayor felicidad
oeconomicus. del mayor número”. Las convicciones indivi-
Iniciaremos la Begriffsgeschichte (“historia dualistas le sobrevenían a Smith por influencia
del concepto”) del homo oeconomicus con los de los representantes de la Escuela Británica de
“padres fundadores” o “clásicos” de la ciencia la Ley Natural, Hobbes, Bacon y Locke, así
económica moderna, es decir, con Adam Smith, como por sus contactos personales con David
David Ricardo y Thomas Malthus. Estos autores Hume.
se consideran metodológicamente “ingenuos” Smith (“An Inquiry into the Nature and
y son anteriores a cualquier diferenciación sig- Causes of the Wealth of Nations”, 1776) sus-
nificativa entre el temple austro-germano y el cribía una teoría del valor que lo equiparaba al
anglosajón en la economía -cultivan, sin duda, trabajo: el trabajo es el origen de todo valor o
una “Economía Política” integral. riqueza económica. Por ende, la riqueza de
La razón principal de su ingenuidad meto- una nación -que es lo que concierne a la eco-
dológica yace en su acepción casi fiducial de nomía política- depende de su capacidad de
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producción o trabajo, de la cantidad de relaciones ventajosas entre el “precio natural” 5


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trabajo que ésta posea. Hay ecos de idéntica (el salario de subsistencia) y el “precio de
doctrina en Ricardo cuando afirma en “On the mercado” (la remuneración según oferta y
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Principles of Political Economy and Taxation” demanda) del trabajo. El segundo, en un tono
(1817) que otro nombre para el trabajo acu- mucho más pesimista, asocia el aumento de la
mulado es el de “capital”. Junto con una visión población en proporción directa con el
del hombre como un individuo ávido de uti- aumento de la pobreza y miseria, principal-
lidad y de placer, cuyo valor se cifra en su capa- mente por el agotamiento de los recursos
cidad de trabajo, los clásicos de la economía naturales. Las rectificaciones se introducen
también abogaban por una razón eminente- mediante los “frenos positivos” de las guerras,
mente “calculadora”. Es decir, la opción más las enfermedades, la pestilencia, etc. y los
razonable entre las múltiples alternativas de “frenos negativos” del celibato virtuoso y del
obrar viene determinada por aquella que se aplazamiento del matrimonio como conse-
calcula que rendirá la mayor cantidad de uti- cuencia de un mercado laboral difícil. (Debido
lidad o placer al sujeto por el esfuerzo que en a su visión determinista del mundo, Malthus
ella invierte. no pudo prever en modo alguno el impacto
Un corolario a este supuesto no justificado muy positivo del desarrollo de la tecnología en
acerca de la naturaleza humana es la doctrina la producción de alimentos y de otros bienes
de la “mano invisible”: la creencia de que cada de consumo, en la construcción de viviendas,
individuo, guiado por sus propios intereses, en la erección de infraestructuras para el trans-
actuará de la mejor forma posible para sí porte y las comunicaciones, etc.) El individuo,
mismo y para la sociedad en general; la con- sirviéndose tanto de los “frenos positivos”
fianza en que los intereses eminentemente como de los “frenos negativos” al aumento de
egoístas se conjugarán y se coordinarán hacia la población, necesariamente conseguirá la
la organización óptima del mercado. Aunque mejora de su estado personal y social; es decir,
la expresión primigenia de esta doctrina se evitará que el “precio del mercado” de su
encuentra en Smith, esta idea se ha trans- trabajo caiga por debajo del “precio natural”
mitido con matices importantes a Ricardo y a de éste. En todos estos pensadores se apela a
Malthus. El primero, por ejemplo, habla de las una racionalidad supraindividual calculadora
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de utilidades y placeres que domina en el Keynes coincide con Senior). Dicho de otra 6
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ámbito económico. forma, este principio enuncia la razón regu-


ladora de las actividades económicas que
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John Stuart Mill, William Nassau Senior y
John Elliot Cairnes recogen apenas sin modifi- buscan beneficios.
cación alguna las enseñanzas de Smith acerca La concepción del hombre como maximi-
del homo oeconomicus. Para Stuart Mill (“On zador de beneficios se halla hasta en la misma
the Definition and Method of Political definición de la ciencia económica según
Economy”, 1836) el homo oeconomicus es el Lionel Robbins, uno de los últimos “verificacio-
hombre real, deseoso de acumular riquezas, nistas”, desde la perspectiva metodológica. En
placeres, honores, etc. y capaz de calibrar la su “Essay on the Nature and Significance of
eficiencia comparativa de los distintos medios Economic Science” (1932) afirma que su disci-
para alcanzar éstos. Los únicos “frenos” a esta plina estudia el comportamiento humano en
inclinación definitoria del ser humano son la cuanto relación entre medios, escasos y con
aversión al trabajo y la propensión al disfrute usos alternativos, y fines, múltiples y suscep-
inmediato, ambas igualmente naturales. La tibles de diversa ordenación jerárquica. Sin
razón humana, por tanto, delibera acerca de embargo, insiste en que su objetivo no está en
la mejor mezcla entre la tendencia al placer y guiar al hombre hacia una elección moral-
el dolor o trabajo necesario que su adquisición mente correcta sino en ayudarle a que su
y disfrute entraña. Senior (“Introductory elección sea “racional”; es decir, “maximi-
Lecture on Political Economy”, 1827) cita como zante” de sus fines, sean cuales sean éstos. (Por
primer principio de su ciencia el “hecho” de ejemplo, con respecto a su fin propuesto de
que todo el mundo desea maximizar su exterminar a los judíos, Hitler podía haber
riqueza con el menor sacrificio posible. Sin echado mano de la ciencia económica para
embargo, discrepa de Stuart Mill en que ésta determinar cuál fuera el método más eficaz y
sea una descripción del hombre real; no es más eficiente en términos de tiempo, de dinero y
que una ficción o abstracción de la que se sirve de medios técnicos, etc. que tenía a su alcance.
la ciencia económica para entender en parti- No estaba sujeto a censura alguna, al menos,
cular las actividades realizadas con afán de por parte de la ciencia económica estricta-
lucro. (En este punto concreto John Neville mente.)
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Operacionalistas como Paul Samuelson en su nivel” o los “supuestos fundamentales” la 7


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primera época (“Foundations of Economic teoría del homo oeconomicus, como ser capaz
Analysis”, 1948) siguen un planteamiento más de ordenar sus apetencias y de aprovecharse
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refinado de los presupuestos mecanicistas y de los medios disponibles para satisfacer éstas
hedonistas de los pensadores económicos máximamente. Pero entonces pertenecería
anteriores. El hombre, el homo oeconomicus precisamente a ese género de supuestos inal-
es esencialmente un calculador: asigna valores canzables para la refutación empírica; no sería
numéricos a las distintas realidades que le falseable... En última instancia, nada del falsa-
rodean y que son posibles objetos de su deseo cionismo puede tomarse excesivamente en
mientras opera con éstos. Cualquier viso de serio.
realidad de una cosa depende de su capacidad La tradición germana también ha hecho un
de ser objeto de medición; o lo que es lo uso extensivo del homo oeconomicus. Lo
mismo, sólo lo medible -las propiedades encontramos sobre todo en la rama austríaca,
medibles- es real y significativo. en las obras de Carl Menger y de sus segui-
A pesar de su gran influencia en el quehacer dores, Ludwig von Mises y Friedrich Augustus
económico posterior, la contribución de los fal- von Hayek.
sacionistas a la doctrina del homo oecono- Las indicaciones mengerianas acerca del
micus ha sido muy escasa. La razón funda- homo oeconomicus están estrechamente
mental es su enseñanza acerca de la irrele- ligadas a su teoría de necesidades (cfr. “Lehre
vancia de las hipótesis con respecto a las con- von den Bedürfnissen”, el anexo a la edición
clusiones en las investigaciones económicas póstuma de “Grundsätze” de 1923). El
(cfr. Milton Friedman, “Essays on Positive Eco- hombre, el homo oeconomicus es, ante todo,
nomics”, 1953). En realidad, lo que más cuenta un ser de necesidades (Bedürfnisse); su natu-
para el falsacionista es la comprobabilidad en raleza o esencia se define en términos de nece-
sentido negativo -la invalidación empírica- del sidades. Las necesidades que en parte son bio-
resultado predicho por un supuesto. Terence lógicas, y en parte, psicológicas, constituyen la
Hutchinson (“The Significance and Basic Postu- materia y la forma, el fin y el motor eficiente
lates of Economic Theory”, 1938) parece de las actividades económicas, de modo
contar entre las “generalizaciones de alto análogo a la cuádruple causalidad aristotélica.
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A ellas acuden las ciencias económicas en cuenta con la ignorancia, con un conocimiento 8
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busca de su explicación última. Los bienes se imperfecto y por tanto, sujeto al error y al
identifican por su capacidad de satisfacer las riesgo.) Conviene también subrayar que las
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necesidades humanas, y a esta peculiar capa- elecciones racionales en materia económica
cidad se le llama “valor”. En otro nivel más están hechas por individuos en función de lo
fenoménico de análisis, las necesidades se que a estos mismos individuos interesa y afecta
equiparan a la demanda, los bienes a la oferta (el principio del individualismo metodológico).
y el valor al precio. Para Menger, el homo oeconomicus es un
Las necesidades, los bienes y los valores, por Robinsón Crusoe: no cuenta con una familia ni
un lado, y la demanda, la oferta y los precios, con una empresa ni con cualquier otro grupo o
por otro, se relacionan según las disposiciones comunidad a quien deba su lealtad y por cuyo
de la “ley de la utilidad marginal decreciente”. bien o “bienestar” deba velar.
Dadas las restricciones de un determinado Mientras que en muchos autores siempre
nivel de ingresos, cada individuo en el papel de queda algún resquicio de duda o de confusión
un consumidor procura invariablemente maxi- sobre si su relato específico del homo oecono-
mizar su utilidad; o sea, asigna sus recursos de micus se refiere a un ser abstracto o a un
tal manera que obtiene el mayor grado de hombre vivo, real y concreto, en el caso de
satisfacción posible. Este mecanismo universal Ludwig von Mises, no se presenta tal difi-
de decisión postula una constancia en los cultad. Clave para esclarecer esta cuestión es la
gustos y en las preferencias. (Existen unas dife- “praxeología”, el subtítulo de “Human Action.
rencias importantes entre la versión menge- A Treatise on Economics” (1940). Para él, la
riana del homo oeconomicus y aquella propia ciencia económica -que también recibe el
de miembros de la escuela neoclásica, como nombre de “sociología”- desarrolla una doc-
por ejemplo, Alfred Marshall. En la primera no trina a priori sobre el comportamiento
se dispone de una información gratis y com- humano. Es decir, expone lo que, según él, son
pleta, ni es el ajuste a los cambios del mercado las leyes universalmente válidas del obrar del
automático y sin problemas (i.e., hay costes de hombre: las regularidades que cabe esperar en
transacción); mientras que en la segunda, las acciones humanas con independencia del
ambas condiciones se presuponen. Menger tiempo y del lugar de su realización, así como
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del sexo, de la raza, de la nacionalidad, de la ración ética de los fines: ante ellos la praxeo- 9
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clase socio-económica y de las otras determi- logía se declara indiferente.


nantes histórico-empíricas de su agente. Niega
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Probablemente la mejor personificación del
por principio cualquier posibilidad de acer- homo oeconomicus sea el hombre de
carse a analizar los datos históricos sin ninguna negocios. Se dice con llaneza que el empre-
teoría interpretativa subyacente, al igual que sario quiere comprar o producir lo más barato
la derivación por inducción de proposiciones a posible y vender los más caro posible, obte-
partir de meras observaciones históricas. Para niendo así el máximo beneficio. El negociante
von Mises, los últimos constituyentes del consigue hacerlo prestando una atención dili-
mundo real son los hombres y las mujeres indi- gente al mercado y esforzándose por eliminar
viduales. Cualquier evento, institución o cualquier origen potencial de error en su infor-
situación social, por complejas que parezcan, mación.
no son nada más que el resultado de una con-
figuración particular de individuos y de sus Por parte de von Hayek (“ Economics and
situaciones, creencias y recursos idiosincráticos. Knowledge”, 1937) recibimos una crítica
En la percepción e interpretación de estos radical a la doctrina del homo oeconomicus.
fenómenos siempre somos deudores de unas Las razones que aduce son de naturaleza emi-
categorías a priori. nentemente ideológica, aunque tampoco
carecen de una sofisticada apoyatura episte-
La aproximación de von Mises al obrar mológica. Para von Hayek, la teoría del homo
humano es absolutamente “economicista”. oeconomicus al estilo de la escuela neoclásica
Toda acción humana racional y propositiva -es fácilmente decae en una apología velada de la
decir, aquella que delibera acerca de medios planificación central o del socialismo político-
alternativos para los fines elegidos es por natu- económico. Con dicho modelo del hombre en
raleza “económica”. La vida misma, que es una cuanto agente económico parece suponerse -o
adaptación continua a los cambios del al menos, hay una fuerte tendencia para pre-
entorno, es “económica”, por cuanto escoge sentarlo como objetivo o meta- la posesión
necesariamente un camino entre muchos hacia perfecta de todo el conocimiento relevante
un estado mejor. Lo único que queda fuera de acerca del mercado, del conjunto de prefe-
las consideraciones praxeológicas es la valo- rencias de los compradores individuales y de
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los márgenes de beneficio de los productores y central de planificadores, sino siempre el 10


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de los proveedores. Se conciben los procesos resultado de la libre competencia en el


mercantiles -que son las auténticas actividades mercado. (Von Hayek incluso acude a la auto-
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económicas, y no las cifras que inventan y ridad de los escolásticos españoles del s. XVI
manejan los planificadores- como asimilables que enseñaban que el pretium mathematicum
al taxis y sujetos a ese orden (nomos, thesis) depende de tantas circunstancias individuales
que es artificial, convencional o deliberado; que no lo puede conocer nadie excepto Dios.)
cuando en realidad, pertenecen a la physis, a En definitiva, la objeción de von Hayek a la
otro tipo de orden (cosmos) que es natural, doctrina del homo oeconomicus se dirige hacia
espontáneo y evolutivo. Si las transacciones en el conocimiento total y perfecto que éste
el mercado realmente fueran taxis, las deci- parece reivindicar para sí. El problema funda-
siones económicas no tendrían mayor compli- mental de la ciencia económica concierne al
cación que la de un algoritmo lógicoarit- recurso del conocimiento.
mético. Desde la perspectiva de von Hayek resulta
Pero como nadie de hecho puede poseer del todo comprensible que de entre los
jamás un conocimiento total y perfecto -éste máximos defensores recientes del homo oeco-
nunca dejaría de ser una presunción, una pre- nomicus se encuentren neo-marxistas como
tensión, un fingimiento- el problema eco- Joan Robinson y filomarxistas como Martin
nómico jamás se limita a la asignación de Hollis y Edward Nell (“Rational Economic Man:
recursos para la consecución de unos fines ya A Philosophical Critique of Neo-Classical Eco-
determinados. Antes bien el gran reto de la nomics”. London/New York: Cambridge Uni-
economía consiste en cómo procurar el mejor versity Press, 1975). Estos autores se sirven de
uso de los recursos -un conocimiento en prin- la doctrina del homo oeconomicus como
cipio accesible a cualquiera de los agentes- con vehículo, por un lado, de su crítica al individua-
respecto a los fines, la importancia relativa de lismo metodológico y al empirismo-positivismo
los cuales sólo conoce puntualmente cada uno de la Escuela dominante. Y por otro lado,
de los consumidores individuales. El mejor también usan del homo oeconomicus para
arreglo en cada caso y situación, por tanto, propagar sus ideas acerca de la necesidad de
jamás es fruto de una decisión del comité unas verdades a priori así como de una defi-
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nición del hombre como ser esencialmente clasificación aparte por su exclusividad: la 11
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político y social. La pregunta por el carácter facultad de hablar, el sentido del humor, la
real o ficticio del homo oeconomicus una vez capacidad de proyectar y de realizar proyectos,
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más cede su lugar prioritario ante la afir- etc. Estas características se llaman “propie-
mación del mismo como “condición de posibi- dades” por su cercanía a la esencia misma del
lidad” no sólo cognoscitiva sino también objeto al que se refieren. Ha habido algunos
fáctica. intentos de construir una antropología preci-
samente sobre la base de una de estas propie-
dades, la libertad. Desde luego, no se trata de
II. EL HOMO OECONOMICUS DENTRO una libertad “absoluta”, sino de una, al menos
DE UNA ANTROPOLOGIA DE LA inicialmente, limitada por el tiempo, operante
LIBERTAD en el tiempo. Una reformulación de nuestra
pregunta entonces podría ser ésta: ¿Cómo
El breve repaso histórico de la doctrina del rendir cuenta del homo oeconomicus desde
homo oeconomicus nos revela que ésta se ha una antropología de la libertad?
utilizado fundamentalmente como una pieza En definitiva, la doctrina del homo oecono-
explicativa clave en las diversas teorías econó- micus se ha desarrollado como un modelo de
micas y empresariales. Las consideraciones en racionalidad. Este es el término de su utili-
torno al homo oeconomicus se han limitado zación tanto en el ámbito anglosajón como en
prácticamente al ámbito epistemológico, sobre la mayor parte de la tradición austríaca. Lo que
la necesidad y la validez de tal principio. Pero nos proponemos ahora en este epígrafe es
lo que ahora cabe preguntarse es si el homo estudiar al homo oeconomicus no tanto en su
oeconomicus corresponde con algo real, si aspecto de “razón” como en su aspecto de
tiene cabida dentro de la antropología. “principio de operaciones” y “comunidad de
Todos los saberes que versan sobre el fines” o “naturaleza”. Nos servirá de guía para
hombre pueden reunirse bajo el rótulo este cometido el libro “Economía y Libertad”
general de la “antropología”. Entre los múl- (1974) del prof. Antonio Millán Puelles. Es una
tiples rasgos definitorios de su objeto material, obra original tanto en su planteamiento como
el ser humano, hay algunos que merecen una en su desarrollo, aunque la formación aristo-
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télico-tomista y fenomenológica del autor, al fecto” y “no puede ser de otra forma” (Not- 12
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igual que su provechosa lectura de Menger, wendigkeit en alemán, necessity en inglés,


por decir la verdad, no tardan en patentizarse. nécessité en francés), como a una “falta” o
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La actividad económica es una actividad pri- “indigencia” (Bedürfnis en alemán, need en
vativamente humana, por cuanto implica la inglés, besoin en francés). El segundo tipo de
capacidad de elegir, de proyectar y de razonar: necesidad es el que concierne a la economía:
exige el uso de una razón libre (o de una las exigencias vitales, los requisitos del hombre
libertad racional) espacio-temporalmente para la subsistencia. Carecemos de listas com-
situada. Libertad y razón no son potencias pletas de cuáles sean estos bienes primarios y
antitéticas, sino que se complementan. Su elementales -las necesidades “naturales” en el
relación complementaria se realiza en distintos sentido de “previas” a cualquier elección
niveles, el más básico de los cuales es el físico: racional-. Cualquier relación de bienes no es
aquí la libertad se muestra como apertura y la más que indicativa u orientativa. Sin embargo,
razón, como la salida o el medio o instrumento existe un consenso sobre algunos de sus ele-
para la satisfacción de necesidades y deseos. mentos fundamentales como la alimentación,
el vestido, la vivienda -bienes o necesidades
materiales- y la educación o la cultura -bienes
A. La libertad como apertura o necesidades espirituales-.
Tendríamos que considerar dos presu- La felicidad entendida como el bienestar, la
puestos extra- económicos que son el funda- satisfacción cumplida de unos deseos, es algo
mento antropológico de esta suerte de activi- tan etéreo como la misma noción de nece-
dades: Primero, el hombre es un ser de necesi- sidad. El bienestar es un concepto polivalente
dades, y segundo, el hombre busca satisfacer cuyas acepciones principales son médicas, filo-
estas necesidades como parte integrante de su sóficas, económicas y políticas. Los médicos lo
tendencia al bienestar y a la felicidad. asocian con la salud psicosomática del orga-
Respecto al anterior supuesto, ¿qué enten- nismo; los filósofos con la felicidad o una vida
demos por “necesidad”? Es un término ambi- lograda; los economistas con la renta per
valente en muchos de los idiomas modernos, cápita, el nivel o la calidad de vida de los habi-
porque puede referirse tanto a lo que es “per- tantes de una determinada región; y los polí-
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ticos y los gobernantes, con un objetivo que plexión robusta o frágil, etc. Lo mismo sucede 13
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cumplir o una meta que alcanzar para todos, si a la hora de determinar cuáles sean las fun-
no la mayoría, de sus ciudadanos. A nadie se le ciones psicosomáticas que haya que realizar y
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escapa que estas afirmaciones están hechas cómo debería establecerse en ellas la norma-
muy grosso modo, y que exigen múltiples lidad. La salud y la enfermedad de personas
matizaciones para que se llegue realmente a concretas no sólo son relativas a modelos espe-
un acuerdo sustancial en su contenido. cíficos (los cuales representan la función
“normal”), sino que además, en relación con
El nivel más básico del bienestar es el
cada modelo particular, también admiten una
médico, o sea, lo referente al estado de salud
diversidad de grados.
de un individuo. El bienestar aquí equivaldría
a no estar enfermo, a poder ejecutar, por parte ¿Cómo podríamos medir los estados de
del ser vivo, todas sus funciones con norma- salud en sus distintos grados? Hay múltiples
lidad. Aunque tanto en el lenguaje común procedimientos clínicos, antropométricos y
como en las experiencias cotidianas no bioquímicos, los cuales podrían complemen-
solemos tener especiales apuros para discernir tarse con una entrevista sobre la historia
quién esté enfermo y quién no, en el terreno clínica y la observación del comportamiento
ya más científico y medible nos topamos con del sujeto concreto. Estos indicadores suelen
muchas barreras. En primer lugar, ni la salud ni agruparse en las medidas antropométricas, en
la enfermedad se dan de hecho en estados los índices de mortandad y de morbidez. La
absolutos, sino que siempre se dicen con res- gran ventaja del dato del estado de salud con
pecto a un patrón ideal. No hay nadie que esté respecto a los otros factores constituyentes del
perfectamente sano, ni completamente bienestar es que es puramente individual.
enfermo, sino que siempre se dice “sano” o Dicho de otra forma, para averiguar la inci-
“enfermo” de acuerdo con los paradigmas de dencia de la salud física en el bienestar per-
salud o de enfermedad que se establecen. sonal no hace falta acudir, en principio, a los
Entre los múltiples disponibles, se elige el otros miembros de la comunidad en la que un
patrón que mejor se adecúa al caso concreto: ser humano vive.
estos patrones cambian según trate de hombre En el campo de la filosofía, la noción del bie-
o mujer; de niño, joven o adulto; de com- nestar ha interesado a los psicólogos, éticos y
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políticos; y a cada uno desde su propia pers- global de agrado. No es, en absoluto descabe- 14
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pectiva. Los autores que más han elucubrado llado suponer que el nombre más apto para
sobre el tema del bienestar (well-being, designar tal estado sea el de “placer”; y a
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welfare) han sido los filósofos británicos, en partir de entonces -concretamente, de
concreto, aquellos pertenecientes a la Bentham- ya se podría hablar de un nexo
corriente que ha venido a llamarse “utilita- forjado entre el utilitarismo y el hedonismo. El
rista”. Desde David Hume a finales del XVII hombre feliz es aquél que ha acumulado para
hasta Henry Sidgwick en tiempos aún sí la mayor cantidad de utilidades y de pla-
recientes, pasando por James Mill, Jeremy ceres.
Bentham y por supuesto, John Stuart Mill, A lo largo de su historia, ha habido muchos
estos autores han introducido toques persona- intentos de mitigar la postura utilitarista en
lísimos a la idea de “bienestar” entendida versiones menos individualistas y más bené-
como “utilidad”. En la medida en que la Moral volas para con los demás, menos vulgares y
Philosophy anglosajona abarca no sólo el com- más refinadas (e.g. el consecuencialismo y el
portamiento individual y la actividad política proporcionalismo). Sin embargo, ninguna de
sino también la producción, la distribución y el ellas ha conseguido salvar los escollos ni del
disfrute de bienes y riquezas, el utilitarismo ha apriorismo (¿por qué razón es lo útil y lo pla-
servido igualmente para la elaboración de centero el bien supremo?) ni de la incomensu-
teorías económicas y empresariales. rabilidad (¿cómo podríamos comparar signifi-
La felicidad y el bienestar consiste para la cativamente las distintas funciones de utilidad
tradición utilitarista en sus orígenes, ante de los sujetos individuales?). De modo que la
todo, en un estado mental o psicológico de ilusión de haber encontrado por fin en el utili-
satisfacción. Esta satisfacción podría cifrarse tarismo un método verdaderamente “cien-
negativamente en la nocarencia de bienes y tífico” y universal, capaz de resolver los con-
medios para hacer frente a las múltiples nece- flictos morales, económicos y políticos se ha
sidades y deseos del hombre. En términos posi- quedado al final en un mero espejismo.
tivos, la “utilidad” podría definirse como la En lugar de la satisfacción psicológica pro-
cualidad que poseen algunos objetos de ducida por una experiencia placentera, propia
aquietar los deseos, de producir una sensación del utilitarismo, como referente del bienestar
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y de la felicidad, también se ha propuesto la Estado mínimo libertario como camino hacia el 15


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provisión de “bienes” en cuanto oportuni- bienestar (Robert Nozick, “Anarchy, State and
dades, derechos o recursos. Es una alternativa Utopia”, 1974). Son todas concepciones “mini-
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bastante más comedida y conservadora que la malistas”, que se desentienden bastante de la
anterior, porque pretende moverse exclusiva- noción del bien, del bienestar y de la felicidad
mente en el campo de los medios y no de los que cada cual, con pleno derecho pueda tener.
fines. Se fundamenta en el principio de que Se preocupan casi exclusivamente de que, sea
cada sujeto individual es absolutamente libre a como sea la meta que se pretenda alcanzar,
la hora de decidir para sí qué es la felicidad y cada uno tenga el poder y los medios para
el bienestar. Por tanto, nadie le debe imponer acceder a ella. Gana en importancia el con-
a otro su visión particular de la vida lograda; y cepto de justicia en cuanto “igualdad de opor-
lo mejor que se puede hacer es garantizar a la tunidades” e “imparcialidad”; o sea, en su
gente los recursos para que individualmente acepción puramente formal. Huelga añadir
pueda alcanzar la meta que se ha propuesto. que para semejantes posturas liberales, cual-
La versión rawlsiana de este modo de pensar quier indagación sobre una “naturaleza pres-
es bastante concreta, pues enumera una lista criptiva” del bien, del bienestar y de la feli-
básica de “bienes primarios” (primary goods) cidad es una incursión indebida, más propia
cuya distribución se realiza tras el “velo de la del pensar utópico y totalitarista.
ignorancia”(veil of ignorance) (cfr. John Rawls, Una tercera posibilidad para la determi-
“A Theory of Justice”, 1971). Dworkin, por su nación del bienestar en términos filosóficos
parte, insiste en “tomar los derechos en serio” nos brinda la posesión de capacidades (capabi-
(taking rights seriously); pues estos repre- lities según Amartya Sen en “Capability and
sentan los bienes fundamentales para el bie- Well-Being, The Quality of Life”, 1993, func-
nestar, ejérzanse (o no) del modo que se tions según Martha Nussbaum en “Nature,
quiera (cfr. Ronald Dworkin, “Taking Rights Function and Capability: Aristotle on Political
Seriously”, 1978). Y finalmente, está Nozick, Distribution”, Oxford Studies on Ancient Phi-
quizás el más radical en su propuesta, que losophy, supplementary volume, 1988). Surge
deposita una confianza ciega no ya en los de la observación, en primer lugar, de que la
derechos individuales inalienables, sino en el gente necesita “cantidades” diferentes de los
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

bienes básicos, y en segundo lugar, de que más ximos a China y a Japón, vinieron a llamarse los 16
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

importante que la posesión o el acceso a los “pequeños dragones”. La razón no está en la


bienes es lo que dichos bienes realmente disponibilidad del capital, de maquinarias y
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hacen a los individuos. Piénsese, por ejemplo, otros bienes de equipo: gracias a las tecno-
para los casos de una persona parapléjica y de logías de vanguardia y a la apertura de los
otra que goza de una movilidad normal, en los mercados, éstos eran cada vez más móviles
diferentes niveles de renta que cada uno (Tanto es así que Reich incluso llega a cues-
necesita y lo que efectivamente puede hacer tionar la validez de una “economía nacional”;
cada cual con su renta. Este tercer indicador es y en la medida en que la nación cumple princi-
equiparable -según Sen- con las actividades o palmente con una función económica como la
las funciones valiosas que un sujeto efectiva- provisión del bienestar, su crítica llega hasta la
mente es capaz de realizar en cuanto inte- misma existencia de una “nación”). La ver-
grantes de una vida personal (la cual, a su vez, dadera explicación yace en el trabajo como
se inserta en una sociedad). Su filiación aristo- factor de producción; y no en un tipo de
télica -en concreto a partir del concepto de trabajo cualquiera como el de los “productores
dynamis- es rotundamente manifiesta. en cadena” (routine producers) o el de los
“servicios en persona” (in-person service) -los
Hace un par de años salió un libro titulado cuales obedecen a la política de “pan para hoy,
“El trabajo de las naciones. Hacia el capita- hambre para mañana”- sino en el de los “ana-
lismo del siglo XXI” (original en inglés: “The listas simbólicos” (symbolic analysts). Es preci-
Work of Nations”, New York,1992), cuyo autor samente en este sector del mercado laboral,
es Robert Reich, actual ministro de trabajo del compuesto por científicos, consultores-acadé-
gobierno de Clinton. Observa que en la década micos, gerentes, empresarios y demás “crea-
de los 80 el bienestar de los norteamericanos tivos”, donde ha perdido competitividad la
en general, entendido en términos de nivel de economía estadounidense. Y todo ello por una
vida (standard of living), no había aumentado política educativa inadecuada a los tiempos,
tanto como el de los ciudadanos de los países diseñada más bien para la formación de “pro-
recientemente industrializados (newly indus- ductores en cadena” que de “analistas simbó-
trialized countries or economies), los cuales, licos”. O sea, la nación de los Estados Unidos se
por encontrarse en el sudeste asiático, pró- había volcado excesivamente hacia una con-
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

cepción del bienestar de sus ciudadanos no ya como filósofo sino como gobernante. No 17
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

basada en utilidades, placeres y “bienes” (i.e. ignoramos que haya quienes incluso cues-
derechos) y no en “capacidades” y recursos tionan la legitimidad y critican el hecho de que
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humanos. el Estado se preocupe e intervenga en el bie-
Cambiando nuestro punto de referencia al nestar de sus ciudadanos, como los liberales
continente europeo, este mismo mal endémico radicales, anarquistas y ácratas... Estos desco-
ha tenido una manifestación distinta en el nocen algo tan elemental como lo que podría
desempleo. Y los estragos que causa el paro llamarse el “fin inmanente” del Estado en
prolongado no sólo en los jóvenes sino cuanto forma histórica concreta de sociedad
también en las personas ya adultas, con res- civil; y por tanto se descalifican a sí mismos
pecto a su bienestar tanto actual como futuro como interlocutores válidos. En cualquier ejer-
ya no requiere mayores abundamientos. Estu- cicio serio de la política siempre se halla ope-
diando la situación de estas personas en paro rante una noción de “lo suyo” -utilidades y
se ve claramente la falta de “bienestar”; no placeres, derechos y capacidades, etc. -la distri-
por carecer ellas de utilidades, placeres o bución y reasignación del cual es tarea del
derechos (que por suerte, el Estado aún ha gobernante. Mas para distribuir y asignar -
podido proporcionar), sino por dejar en bar- “operativizar”- el bienestar, se exige primero
becho sus habilidades y demás capacidades el volverlo medible y cuantificable. Y es a este
personales. cometido al que finalmente nos vamos a
dedicar.
La dimensión política de la noción del bie-
nestar irrumpe tan pronto como se planteen En épocas recientes la medición del bie-
los términos entre los cuales debería (re-)esta- nestar se ha conformado a tres patrones dife-
blecerse la relación de igualdad o de equidad, rentes, los cuales han ido sucediéndose con el
tal como exige la justicia. Si la justicia, en el tiempo. El más antiguo de todos es el de la
sentido clásico, se define como “la constante y “renta per cápita”, que se consigue dividiendo
perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo”, el equivalente en términos monetarios (e.g.
cabe preguntarse entonces por el contenido dólares norteamericanos de 1970) del PNB
de “lo suyo”. La determinación de dicho (“Producto Nacional Bruto” o el conjunto de
objeto le incumbe primordialmente al político, bienes y servicios producidos por un deter-
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

minado país durante un año) entre los acuerdo general de que el más importante de 18
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

miembros de la población. Es una función todos es el de la nutrición. Resulta que la des-


puramente aritmética que no tiene en cuenta nutrición -y no el fenómeno psicológico del
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los aspectos distributivos (las rentas distintas hambre ni tampoco necesariamente la mala
que necesitan los ciudadanos según sus necesi- nutrición que podría darse aún en una persona
dades) ni las diferencias de precios (un corte de obesa- es lo que establece el umbral de
pelo, ¿en Tokio o en Timbuctú?) o desde otro pobreza (miseria, destitución) en un país con-
punto de vista, el poder adquisitivo real, la dis- creto. Este hecho se debe a que por la desnu-
ponibilidad (carencia o abundancia) de los dis- trición, medida clínica y antropométricamente,
tintos tipos de bienes, entre otras cosas, que los individuos se encuentran incapacitados
influyen muy directamente en el bienestar per- para realizar actividades y tareas sencillas
sonal. como el andar, el transportar cosas, el concen-
La segunda medida utilizada es la del “nivel trarse mentalmente, el hacerse cargo de
de vida” (standard of living). Desde 1954 los asuntos, etc. Una vez clarificado el umbral de
documentos de la Organización de las pobreza en una región se procede a elaborar
Naciones Unidas (ONU) utilizan esta medida las distintas “estaciones” en función del nivel
que comprende la renta per cápita nacional de ingresos, de los precios y del estilo de vida
real más otros indicadores cuantitativos en los básico que llevan sus habitantes.
campos de la salud, de la educación, del Por último, para determinar el grado de bie-
empleo y de la vivienda en contextos fami- nestar de una población, se ha recurrido al
liares. Podría ampliarse para incluir todo un concepto de “calidad de vida”. Originario en
“sector informal” compuesto por la esperanza los ámbitos de la salud pública y de la ética
de vida al nacer, la supervivencia infantil y el médica, se refería a los criterios para decidir
grado de alfabetización de la población adulta sobre la conveniencia de unos tratamientos
-todos los cuales ofrecen información valiosa especialmente dolorosos, agresivos, radicales,
referente a la capacitación y productividad de alto costo o todavía en fase de experimen-
laboral de un pueblo-. La lista de elementos tación para los enfermos, ante todo, para los
incorporados en el concepto “nivel de vida” casos terminales. El propio enfermo, el médico,
podría variar más o menos; pero hay un un familiar cercano o algún otro tercero
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

realiza una comparación entre la “calidad de refiere a los derechos del individuo de cara al 19
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

vida” antes y la “calidad de vida” previsible Estado (e.g. la libertad de expresión y de


después de la terapia específica, para ver si las prensa, la independencia del poder judicial
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mejoras superan las inconveniencias. También con respecto al ejecutivo, etc.). Curiosamente,
podría aplicarse -en ocasiones menos dramá- los científicos sociales procedentes de los
ticas- para valorar, sencillamente, la influencia países escandinavos donde han alcanzado
o el impacto de unos programas de sanidad cotas máximas de bienestar, coinciden con los
particulares en el bienestar ciudadano. Está economistas del desarrollo en el sentido con
claro que esta concepción del bienestar se que dotan la expresión “calidad de vida”: el
presta mucho al modo de actuar consecuencia- dominio que un individuo tiene y puede
lista... ejercer sobre sus recursos, en la forma de
No obstante, la noción de “calidad de vida” dinero, propiedades, conocimientos, energías
ha evolucionado para significar, en la jerga de mentales y físicas, relaciones sociales, segu-
los economistas del desarrollo, además del ridad, etc. para configurar directamente sus
“nivel de vida”, también el grado de libertades condiciones de vida. En la determinación de la
políticas y civiles. De modo que para el econo- “calidad de vida” por tanto, se pone el énfasis
mista y filósofo bengalí, Partha Dasgupta (“An en la realización personal mediante la conse-
Inquiry into Well-Being and Destitution”, cución de un mayor dominio sobre sí mismo y
1993), cualquier medición de la calidad de vida la libre participación en relaciones sociales
que pretende ser relevante tendría que contar enriquecedoras. La tarea de perfilar y valorar
con los constitutivos de la renta per cápita el bienestar se ha reconducido, de este modo,
nacional, la esperanza de vida al nacer, la tasa de la ciencia económica a la política.
de la mortandad infantil, el grado de alfabeti- Ahora ya hemos cumplido con un cometido
zación de la población adulta y el indicador de primordial de aclarar el significado del “bie-
las libertades políticas y civiles. Por las “liber- nestar”, instado por la confusión respecto a su
tades políticas” se entienden los derechos de contenido. Hemos visto que el bienestar viene
los ciudadanos a participar en la elección de a significar lo mismo que la felicidad y que ha
sus gobernantes así como en la legislación; recibido precisiones conceptuales a partir de la
mientras que por las “libertades civiles” se medicina, de la filosofía, de la economía y de
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

la política. Indirectamente, por tanto, hemos dades naturales” o “instintos”. (Estamos 20


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

tenido que proponer un modelo de articu- endeudados con los estudios de los antropó-
lación entre estos distintos saberes, de modo logos alemanes Gehlen, Plessner y Uexküll por
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que los logros de alguno de ellos -por ejemplo, este “descubrimiento”.) Sus necesidades de ali-
el de la salud en la medicina- se vaya inte- mentación, vestido, vivienda, cultura, etc. pre-
grando con los logros de los demás -las capaci- cisan de una “objetivación”, identificación
dades y funciones humanas en la filosofía-. Por imaginativa o reconocimiento por parte de él
lo que se refiere a la medición del bienestar, mismo; y aquí ya queda implicada la razón. La
nos hemos dado cuenta que la economía capacidad discursiva obra cuando se advierte y
propone distintos patrones, de grados diversos se especifica dicha tendencia. Por eso, no obs-
de amplitud: la renta per capita, el nivel de tante el deseo “natural” de bienestar y feli-
vida y la calidad de vida. Y también hemos des- cidad, podemos decir que una vida lograda es
cubierto que el bienestar es preponderante- también artificio de la razón, fruto de una
mente un tema político; o sea, que sólo desde libertad bien ejercida. Los momentos poste-
un planteamiento (filosófico-)político cabal y riores de elección y de ejercicio, no obstante,
válido podrían acogerse adecuadamente las ya son objeto de otros niveles superiores de la
contribuciones de las otras ciencias. libertad, y por consiguiente, también de otras
***** dimensiones de la vida económica...
Hay economía, actividad económica, por
cuanto el hombre tiene necesidades: su natu- B. La libertad como capacidad de
raleza está incompleta, inacabada, y esta elección
“carencia” se demuestra en sus inclinaciones,
tendencias y deseos. Este rasgo distintivo del Una vez que hayan quedado advertidas y
ser humano es ya en sí una prueba de su objetivadas por el hombre las necesidades y los
libertad; aunque sólo sea del nivel más básico, deseos -para lo cual ya hace falta la razón,
de su libertad como apertura al mundo aunque sólo sea por cumplir con una función
exterior, al espacio para sus movimientos. Es todavía muy básica- entonces llega el
curioso pero el hombre, a pesar de ser parte de momento de optar o elegir. El hombre se dis-
la naturaleza, estrictamente no tiene “necesi- tingue de los demás seres naturales porque
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

tratándose de él, cabe más hablar de “deseos”, cuanto capacidad de elegir, resulta que lo con- 21
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

en cuanto mediatizados por la razón, que de sigue sólo en la medida en que establece el
“necesidades”, es decir, exigencias directas e dominio tiránico de una facultad sobre las
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inflexibles de instancias naturales. El ser otras. La pluralidad de instancias y principios
humano es el único que problematiza intelec- que, de otra manera, intervendría ordenada-
tualmente su existir, imaginándose problemas mente en la acción humana ahora está
e inventándose soluciones para los mismos. disuelta. Hay una única fuente de dinamismo
Además del mundo natural, el hombre en el hombre y las reglas de su mecanismo o
también vive en un mundo de ficción. “lógica” rinde cuenta exhaustivamente de la
Esta capacidad de elegir o “arbitrio” es exac- conducta humana.
tamente lo que pretende negar o ignorar el En primer lugar, hay un determinismo bio-
determinismo. Se supone que el hombre, en lógico como aquél que propugna Darwin con
cuanto agente económico, es incapaz de elegir su teoría general de la evolución. Necesitamos
por sí mismo su modo de actuar porque está distinguir entre la teoría biológica de la evo-
determinado. El que de verdad elige, en última lución y la teoría generalizada de la evolución
instancia, no es el sujeto humano individual o el “evolucionismo”. La primera es una teoría
sino algo por debajo (e.g. algún instinto) o por científica según la cual se traza el origen y la
encima (e.g. la razón histórica) de su con- diversificación de las especies -las diferentes
ciencia. El ser humano no es más que vehículo formas de vida biológicamente considerada-
o instrumento de ese otro principio. Queda de lo más simple a lo más complejo a lo largo
privado de su libertad de elegir y de arbitrio; a del tiempo. La segunda, en cambio, es una
lo sumo, ésta se transforma en una ilusión o en extrapolación de esta doctrina biológica a
un engaño. otros campos científicos hasta alcanzar la uni-
Conviene saber que todo determinismo es, a versalidad. El evolucionismo es un “natura-
la vez, un reduccionismo. Los determinismos se lismo” por cuanto pretende explicar la tota-
multiplican según los aspectos de la acción o lidad de los fenómenos -incluso aquellos
de la vida humana cuya importancia tienden a propios de niveles superiores de vida inte-
exagerar. Si lo propio del determinismo es lectual como la actividad económica- a partir
negar la eficacia de la voluntad humana en del nivel puramente biológico. Y lo intenta a
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

pesar de que matemáticamente, por ejemplo, La utilidad que promueve el hombre -según 22
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

hay razones conclusivas en contra de que el marxismo- no es una utilidad “biológica”, en


hubiera sucedido así: por la ley de los grandes el sentido de algo que está al servicio de la
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números o el azar es imposible que formas supervivencia del individuo o de la especie.
orgánicas elementales hayan dado lugar a las Antes bien, es una utilidad “económica”: se
formas complejas tales como las conocemos, y busca lo provechoso para un grupo social
mucho menos, a las formas dotadas de un psi- definido por las relaciones de producción. La
quismo racional. Ni los procesos biológicos actividad productiva en la sociedad industrial y
exclusivamente, ni el azar son suficientes para mecanizada permite establecer dos clases: una
dar razón de la riqueza de los vivientes. que representa el factor trabajo, la obrera, y
Además del cambio según el tiempo -factores otra que contribuye el factor capital, la capita-
para los cuales la teoría restringida de evo- lista. El comportamiento del sujeto está deter-
lución biológica parece dar cuenta- está minado por su pertenencia a una u otra clase
también la libertad por medio de la cual el social y necesariamente está ligado a lo que
hombre elige y delibera acerca de su forma rinde para dicha clase la mayor utilidad. La
concreta de conducta. inflexibilidad con que se realiza la conducta
Sobre la base de una biología que con- más útil para la propia clase social es atribuible
cuerda con la de Darwin, Marx construye una a la “astucia” o “listeza” de la razón trascen-
lectura determinista de la sociedad y de la his- dente e histórica, que siempre vence a la razón
toria. El hombre no supera el status de un empírica y particular. Aquí hay una indiscutible
“animal complejo” cuyo comportamiento está herencia hegeliana.
reglado por la búsqueda de utilidad. Mas esta En la simplificación marxista ni siquiera se
utilidad no se refiere a la suya individual sino a contempla la posibilidad de una clase
la de su clase social. La historia en su totalidad gerencial, de personas que desempeñan un
no es otra cosa que el drama de la formación y trabajo directivo sin ser ellas mismas las dueñas
del acceso dialéctico a una posición de de la empresa. Por otra parte, tampoco se con-
dominio de una clase social, la cual, en el sideran las diversas fórmulas de propiedad,
último momento, se denominará la “huma- como las sociedades limitadas, las sociedades
nidad” en la sociedad comunista. anónimas, la variable participación del estado
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

y de intereses privados en empresas comunes, occidental con su organización científica del 23


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

etc. A pesar de todas sus pretensiones profé- trabajo. En este tercer y supuestamente último
ticas sobre cómo sería la sociedad del futuro y estado, la tarea de la ciencia se limita a la
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su disponibilidad para sacrificar por completo observación empírica de los sucesos junto con
el presente para ello, Marx no fue nunca capaz el establecimiento de regularidades entre ellos
de ver más allá de sus circunstancias sociales en forma de “leyes”. Todo se supedita al adve-
muy limitadas. nimiento de dicho “estado positivo”, tanto en
Freud, por su parte, igualmente ensaya otra la ciencia como en la vida social.
especie de determinismo, el psicológico. Según ¿Qué hay de verdad en los determinismos
él las motivaciones humanas obedecen o al ins- que haya permitido tanta confusión? Podría
tinto del amor (eros) o al instinto de la muerte ser el equívoco, bastante fácil, entre “condi-
(thanatos). El motor de absolutamente todas cionar” y “determinar”.
las actividades humanas se reduce a uno de Resulta que el hombre, en cuanto agente
estos dos (movimientos opuestos de idéntica económico, siempre está “condicionado”
potencia), y ambos anidan en en el meollo de aunque nunca “determinado”. El primero se
la personalidad humana, en el ello (id). De esta diferencia del segundo en que el sujeto aún
manera, se elude cualquier elección y respon- guarda para sí la capacidad o la libertad de
sabilidad, pues una acción humana siempre elegir. Lo único que pasa es que tal capacidad
consiste en un “dejarse llevar” por alguno de de elección no opera en el vacío sino que está
estos impulsos. limitada o circunscrita por posibilidades reales
Otro tanto podríamos decir de la postura de y factibles. Estas posibilidades reales y factibles
Comte, que estila un determinismo -las “alternativas”- son precisamente las condi-
“absoluto”. Las empresas humanas tienden ciones de la elección. Sin embargo, que las
todas hacia un mayor grado de positivización, elecciones estén condicionadas no significa
entendiendo por ésta, simultáneamente, la que estén dirigidas unívocamente hacia un
racionalización y la eliminación de restos reli- solo sentido, de modo que sea predecible con
giosos y metafísicos en el conocimiento o en la exactitud cómo el agente económico actuaría
explicación de los fenómenos. La historia de la sólo sobre la base del dato proporcionado por
humanidad converge en la sociedad industrial las condiciones.
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

Por lo tanto, no hay determinismos en el éste pretende es precisamente eliminar cual- 24


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

comportamiento humano, sino sólo condicio- quier tipo de hipótesis, supuesto o funda-
namientos. ¿Qué lugar queda, entonces, para mento al margen de la evidencia empírica.
31
las leyes económicas que supuestamente Sin embargo, las leyes económicas siempre
regulan las actividades humanas? Para res- serán menos positivas que las leyes físicas o
ponder a esta pregunta es menester que naturales, debido a que entre sus hipótesis se
entendamos correctamente la naturaleza de cuentan la libertad y la racionalidad humanas.
estas leyes. Por su libertad y su racionalidad, la conducta
Cabe decir, en primer lugar, que hay leyes humana es, en gran parte, independiente de
económicas verdaderamente “positivas”. Son las condiciones iniciales e imprevisible. El
el resultado de una inducción a partir de la agente económico siempre es capaz de actuar
regularidad en la ocurrencia de ciertos fenó- en contra de la racionalidad económica -la de
menos. Estos fenómenos son directamente ganar el máximo rendimiento con el mínimo
accesibles para los sentidos, es decir, son gasto- cada vez que encuentre un motivo
“empíricos”, y derivadamente, son medibles. superior. Más aún, un agente que actúe así no
Estas “leyes económicas positivas” nos per- contraviene absolutamente la racionalidad
miten predecir acontecimientos desde unas porque hay más racionalidad que la pura-
condiciones iniciales similares. mente económica (e.gr. la racionalidad
Existe algún modo de aceptar las “leyes eco- política).
nómicas positivas” -cosa bastante ineludible- Otro modo de ver esta cuestión es a través
sin ser “positivista” ni caer en las dificultades de la distinción entre la ciencia económica o la
que trae consigo el positivismo. En primer economía política, por un lado, y la política
lugar, tenemos que admitir el carácter “hipo- económica, por otro, así como en la relación
tético” de estas leyes; o sea, hemos de reco- entre ellas. No sólo es la ciencia económica -o,
nocer su dependencia de algunas “hipótesis” o para el caso, la economía política- más teórica
supuestos no constatables empíricamente ni, que la política económica, que es eminente-
por tanto, “positivables”. La admisión de mente práctica. La ciencia económica como la
dichas hipótesis lleva directamente a la economía política, además, se fijan en leyes
postura contraria al positivismo porque lo que puramente descriptivas (“positivas”) de los
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

acontecimientos, en los resultados de cálculos existe para el hombre la libertad de arbitrio, la 25


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

matemáticos inflexibles, mientras que la capacidad de elegir entre alternativas exclu-


política económica siempre apela a una ins- yentes guiado solamente por su naturaleza
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tancia legal superior, al margen, e incluso en racional. La libertad como capacidad de
sentido contrario de la norma económica. elección no obsta para que haya leyes, concre-
Tanto la ciencia económica como la economía tamente, leyes económicas. Las leyes econó-
política se convierten fácilmente en presas de micas, que son el objeto de la ciencia eco-
una representación fantasmal del homo oeco- nómica positiva así como de la economía
nomicus, sacando, a partir de ella, unas conclu- política, ayudan a orientar la libertad de
siones rígidas. Por contraste, la política eco- elección pero estrictamente no la perfec-
nómica, en la medida en que se arrima a la cionan. De lo contrario, no habría sitio para la
política, que es su fuente de fines, incluye más política económica o ésta quedaría subsumida
considerandos, se acerca más al hombre real. enteramente a la ciencia económica calcu-
La ciencia económica y la economía política ladora y a la economía política descriptiva. Así
dependen fuertemente de la estadística; la como la política económica mira a la política
política económica, de la historia. Casi podría simpliciter para que le proporcione sus obje-
decirse que la política económica es la que crea tivos o fines, la libertad de elección está a la
historia; pero lo consigue únicamente cuando espera de la libertad como autodeterminación
se desvincula de parámetros exclusivamente en cuanto su perfeccionamiento. Y tal autode-
económicos. Después de lo afirmado, huelga terminación trasciende lo propiamente eco-
decir que, en realidad, a la política económica nómico para alcanzar ya el ámbito de lo ético-
se subordinan tanto la economía política como político.
la ciencia económica.
Llegados a este punto, parece conveniente C. La libertad como autodeterminación
poner a salvo las siguientes conclusiones:
Aunque no hay determinismo, sin embargo, En este epígrafe procuraremos esclarecer el
existen condicionamientos para la conducta sentido de la autodeterminación perfectiva
humana, también, por supuesto, en el terreno cuyo logro se propone el agente económico.
económico. No hay determinismo porque La presentaremos como culmen de la libertad
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

humana, sobrepasando tanto la mera apertura mente. De acuerdo con este planteamiento, 26
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

(el primer nivel de la libertad) como la capa- sólo el rico será libre plenamente. Tendrían
cidad de elección (el segundo nivel de la parte de la razón, por cuanto las condiciones
31
libertad). Veremos que en esencia, no dista de miseria y de escasez son infrahumanas, y
mucho de una virtud que se llama “tem- por tanto, degradantes. El ser humano es el
planza”, en sentido estricto, ni del proceso de único animal que necesita valerse de medios
“humanización”, en sentido lato. materiales no estrictamente naturales -los
Hemos visto que el hombre, en su actividad “bienes humanos”- para poder desenvolverse
económica, no está determinado, sino que se en consonancia con su naturaleza humana.
determina a sí mismo. No sólo se escapa de la Pero más que la facticidad de la riqueza lo que
coacción que le pueda ejercer lo físico- importa es cómo el hombre se relaciona con
químico, lo biológico, lo psicológico, lo socio- ella.
lógico o lo histórico; sino que esa determi- Con bastante frecuencia la riqueza -no ya
nación que racionalmente toma sobre sí cons- como ausencia de necesidades o satisfacción
tituye ya otro grado superior de libertad. mínima de deseos básicos sino como abun-
Mientras que la libertad como apertura y la dancia, el tener excedentes- esclaviza más que
libertad como capacidad de elección son libera. Tal sería la situación paradigmática del
rasgos que al hombre ya le vienen dados, lo avaro, del hombre que es más poseído por sus
quiera o no, la libertad como autodetermi- riquezas que poseedor de ellas. Tan poseído,
nación perfectiva le adviene únicamente como esclavizado, afanoso de guardarlas es, que ni
logro o conquista. Si la adquiere, es porque siquiera disfruta de ellas; no las utiliza ni
quiere, y no tiene otra explicación fuera de mucho menos las invierte. Y todo por un mal-
ésta. hadado temor de perderlas; porque hasta el
Seguramente habrá quienes piensan que invertir implica separarse de ellas, aunque sea
esta perfección de la libertad -sobre todo en el por un mínimo de tiempo, y esta transacción
terreno económico- equivale sin más a la ya, siempre conlleva un riesgo.
riqueza. Esta se toma casi siempre en el sentido Frente al avaro, como aquél que ha conse-
más prosaico del término, es decir, como guido -determinándose- el grado perfectivo de
dinero y posesiones materiales, exclusiva- la libertad, está el hombre templado. Encon-
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

tramos su perfil paradigmático en el “Cár- realidad bajo la forma de la historia. La 27


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

mides” de Platón. El hombre templado es, ante “humanización” significa, ante todo, llegar a
todo, un “señor”: domina todo lo que no es él ser miembro de la clase social del proletariado;
31
pero que de él depende de algún modo, y se la “humanización” es la universalización del
domina a sí mismo, señorea sobre sus impulsos, proletariado, la cual ocurre al final de la his-
necesidades y deseos. Tiene dominio porque se toria universal.
conoce; conoce tanto sus límites como aquello El triunfo de la revolución francesa inaugura
que puede llegar a ser; se comprende. Posee la históricamente el dominio de la burguesía
regla o la medida sobre sí mismo; posee, de sobre la aristocracia y la clerecía. La revolución
modo práctico, la verdad sobre sí mismo. El industrial posterior propicia la hegemonía de
hombre templado se hace, se ha hecho, con- otra clase social, el proletariado, y -según
forme al patrón de lo que verdaderamente es Marx- éste será el estado definitivo de la his-
y ha de ser. Si es verdad que “el hombre no toria. Como siempre, el sucederse de las clases
nace sino que se hace”, la templanza indica sociales está regido por los acontecimientos
bien claro el camino para ello. Porque el económicos. En concreto, este último paso del
conocer con precisión los límites del ser y del dominio de la burguesía al dominio del prole-
hacer de uno es indispensable para poseerse, tariado, tiene como su condición de posibi-
dominarse y desarrollarse. Con esta convicción lidad la separación de los dos factores de pro-
en mente decimos que la templanza es otro ducción, el trabajo y el capital, por la intro-
nombre, si no una dimensión importantísima, ducción de las máquinas (“Salario, precio,
para la auténtica “humanización”... ganancia”, 1865). Ahora bien, gracias a los
La “humanización” es un concepto que ha análisis de Ricardo sobre la teoría subjetiva del
llegado a la mentalidad moderna de mano, valor, se llega a la conciencia de que las
principalmente, de la ideología hegeliano- máquinas o los medios de producción, cuya
marxista. La comprensión peculiar de la dia- propiedad ostentan los capitalistas, no son
léctica como la unión de la materia y el otra cosa que el trabajo acumulado del prole-
método, del sujeto y el proceso proviene de tariado. El proletariado, entonces, al dejarse
Hegel, mientras que es a Marx a quien se debe dominar por el capital, asume la situación
la concepción materialista-economicista de la anómala de un productor que se deja dominar
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

por su propio producto (“Manuscritos”, 1844; puede pretender ser algo, ser lo que debe ser. 28
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

“La Ideología Alemana”, 1846; “Gründrisse”, Pero todo ello sucede sin que el sujeto figure o
1857-8). (Sirviéndose uno de la metáfora hege- entre en la cuenta; todo acontece ni gracias a
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liana, es el caso del amo que se pone al servicio él ni a pesar suyo. Ciertamente, aún en el
del esclavo de modo realmente dialéctico.) La esquema marxista puede hablarse de una
definitiva “liberación” o “salvación” del prole- “perfección” -antes no había nada y ahora
tariado viene dado por la invención de unas está todo-, o incluso de una “autoperfección”
máquinas perfectas que tienen la virtud -el proceso se identifica con el producto-, pero
peculiar de no producir enajenación alguna, nunca se referirán al sujeto como a su dueño.
de no separar la propiedad o el producto de su Dicha perfección jamás será muestra del
productor o dueño. dominio que el sujeto haya logrado sobre los
Por muy verosímil que pueda parecer el demás ni sobre sí mismo. En otras palabras,
relato marxista, no nos parece, sin embargo, nunca advendrá en forma de “hábito”.
adecuado para explicar el fenómeno de una En efecto, según el esquema clásico, cual-
autodeterminación perfectiva por parte del quier perfección antropológica adopta la
agente económico. En primer lugar, debido a forma de un “hábito”. El hábito representa la
la ausencia de la libertad para el sujeto -sea el síntesis humana de tiempo y libertad. Como-
individuo o la clase social (por antonomasia, el quiera que el tiempo es el numerar del cambio,
proletariado) de la cual es miembro-. Este es el hábito significa para el ser humano la capa-
radicalmente incapaz para acometer ninguna cidad de cambio; concretamente, la capacidad
acción que sea de verdad “suya”. A lo sumo, el de cambiar sin dejar de ser uno mismo. Por
sujeto “se deja arrastrar” sin más por una otra parte, la libertad apunta no sólo a una
fuerza dialéctica imponente. El sujeto es senci- apertura y a una indeterminación de la
llamente una especie de “epifenómeno” elección, sino también a la capacidad de per-
sometido a la estructura y al dinamismo eco- feccionarse. Esa perfección radica en las facul-
nómico-histórico inexorables. En términos tades o potencias del hombre, y se adquiere
afines a los del existencialismo, el sujeto no es mediante el recto ejercicio -es decir, a través de
nada, es un vacío, un abstracto, antes de invo- un uso encaminado hacia el fin naturalmente
lucrarse en el proceso. Sólo al final del proceso provisto- de las mismas. Gracias al hábito, el
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

hombre se atreve y consigue hacer más cosas y también estimula el desarrollo de las facul- 29
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

hacerlas mejores; la naturaleza humana -de la tades humanas, capacitándolas a realizar ope-
cual el homo oeconomicus es una limitada raciones cada vez más sofisticadas, con mayor
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aproximación- logra un fortalecimiento, una libertad y acierto.
añadidura cualitativa y operativa. Probablemente la mejor tematización del
El hábito se manifiesta ejemplarmente en la doble adelanto que representa el trabajo sea
realidad económica del trabajo. En primer el documento pontificio “Laborem exercens”,
lugar, el trabajo tiene sentido como una específicamente, por lo que se refiere al
manera de responder a determinadas sentido objetivo y sentido subjetivo del mismo.
carencias e inclinaciones -necesidades y El sentido objetivo del trabajo yace en su
deseos- de las que se llega a tener conciencia dimensión “hétero-perfectiva”, o sea, en su
en la naturaleza humana. Desde muy tem- capacidad de mejorar el conjunto de instru-
prano en su existencia, el hombre descubre mentos o técnicas con que el ser humano
que su hambre y sed, su desnudez, su domina el mundo. Otro nombre para designar
desamparo y su ignorancia no tienen ninguna el sentido objetivo del trabajo es el de
solución “natural” garantizada. Serían una “cultura”, o si se fija en un determinado
maldición con la que la naturaleza le castiga si momento histórico, el grado de “civilización”
no fuera por su ingenio, quizás el don innato conseguido. El sentido subjetivo del trabajo
más importante. Ese ingenio se pone en enfoca su dimensión “autoperfectiva”, es
marcha tanto a la hora de objetivar como decir, el nivel de apropiación, la intensidad con
cuando se responde a estas inclinaciones con que el trabajador posee sus facultades y a sí
actividades productivas, apropiativas y de mismo, su “señorío”. Los hábitos, su armoni-
consumo. Resulta que el ser humano tiene la zación y grado de desarrollo, son el indicio más
prerrogativa de hacer frente o no a estas ins- claro del aspecto subjetivo del trabajo. Los
tancias (libertad de ejercicio) así como de hábitos son la potenciación ulterior de la
elegir el mejor modo de satisfacerlas (libertad libertad humana. En el documento arriba men-
de especificación) de acuerdo con su razón. Al cionado, aparte de distinguir entre el sentido
final, el trabajo en el que uno se involucra no objetivo y el sentido subjetivo del trabajo,
sólo aquieta un deseo natural sino que igualmente se establece el orden correcto
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

entre ellos, o sea, la primacía de la dimensión EPILOGO 30


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

subjetiva sobre la dimensión objetiva.


Una prolongación natural de nuestro dis- 31
La autodeterminación perfectiva que expe-
curso -tras esclarecer los supuestos antropoló-
rimenta el agente económico cuando realiza
gicos de la economía- sería la de buscar e
su trabajo encuentra entonces su explicación
indagar la razón en virtud de la cual una plu-
adecuada en la antropología clásica, concreta-
ralidad de actividades tales como la pro-
mente en la parte que se relaciona con la
ducción, la distribución, la inversión, el ahorro,
adquisición, el desarrollo y el perfecciona-
el consumo, etc. genéricamente se denominan
miento de los hábitos. Aún al margen de la
“económicas”. Además, a la luz de las teorías
conocida tesis donde se exige una unidad
sistémicas tan al uso hoy en día, sería conve-
entre las virtudes (los hábitos buenos) -i.e., no
niente explicar cómo semejante concepción de
puede existir un hábito bueno en grado super-
la economía se integra con las otras esferas
lativo si no existieran a la vez en el mismo
sociales del derecho, de la ética, de la política y
sujeto los otros hábitos buenos- podríamos
de la religión: ¿cuál de ellas es la más básica,
afirmar que un lugar preeminente pertenece a
fundamental e inmediata? ¿cuál es la instancia
la templanza (sophrosyne), en su función regu-
superior y rectora de las demás? Por supuesto
ladora de la actividad económica. El homo
que el esfuerzo empleado en ambas direc-
oeconomicus puede desempeñar una función
ciones necesariamente tendría que estar
real-fundante, y no sólo teórico-explicativa de acorde con la premisa inicial acerca de la indi-
la actividad económica; pero ha de modificarse vidualidad y sociabilidad o relacionalidad de la
su comprensión, de tal manera que signifique persona humana. Mas sería de una enver-
que el hombre es “el único ser que eco- gadura tal que exigiría, en justicia, una mono-
nomiza” (como “propiedad esencial”, en el grafía aparte.
lenguaje de los escolásticos), y no “el ser que
únicamente economiza” . El anterior es real y
verdadero; el posterior, abstracto y alienante.
Toda acción humana tiene una dimensión eco-
nómica; pero no toda acción humana es una
actividad económica.
ALEJO J. SISON FILOSOFÍA DE LA ECONOMÍA. III. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS

NOTA BIOGRAFICA Empresa y Humanismo. Su campo de interés y 31


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 53

estudio se ha centrado en la ética fundamental


Alejo José G. Sison es doctor en Filosofía. Ha -especialmente desde las claves proporcio-
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desempeñado su tarea docente en la Facultad nadas por la filosofía clásica griega-, en la ética
de Filosofía y Letras (Pamplona) y en el Ins- en el mundo de la empresa, y en las relaciones
tituto de Estudios Superiores de la Empresa entre la ética, la economía y la política en la
(Barcelona), ambas de la Universidad de sociedad contemporánea. Este es su tercer cua-
Navarra, así como en el Center for Research derno en nuestra colección.
and Communication en Manila, Filipinas. Es
investigador del Seminario Permanente

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