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HOROLOGION
OFICIO DE LAS HORAS
Patriarcado de Moscú
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TABLA DE CONTENIDO
Celebradas entre semana, de domingo a viernes
Lector: Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti. Rey Celestial, Consolador,
Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro
de bienes y Dador de la vida, ven y habita en nosotros, purifícanos de
toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas
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*Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de
nosotros. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y del Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Kyrie eléison. (Doce veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante nuestro Rey y Dios.
(Metanía profunda)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante Cristo, nuestro Rey y Dios.
(Metanía profunda)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante el mismo Cristo, Él es
nuestro Rey y nuestro Dios. (Metanía profunda)
LETANÍA DE LA PAZ
Sacerdote: En paz, roguemos al Señor.
Coro: Kyrie eléison. (Se repite a cada petición)
Sacerdote: Por la paz que viene de lo Alto y por la salvación de
nuestras almas, roguemos al Señor.
Sacerdote: Por la paz del mundo entero, la estabilidad de las Santas
Iglesias de Dios, y por la unión de todos, roguemos al
Señor.
Sacerdote: Por esta santa casa y por todos los que en ella entran con fe,
respeto y temor de Dios, roguemos al Señor.
Sacerdote: Por nuestro patriarca N., por nuestro obispo N., por el
honorable presbiterado y el diaconado en Cristo; por todo
el clero y el pueblo, roguemos al Señor.
Sacerdote: Por este país y por quienes nos gobiernan, roguemos al
Señor.
Sacerdote: Por esta ciudad, por toda ciudad y país, y por los fieles que
en ellos habitan, roguemos al Señor.
Sacerdote: Por un clima propicio, por la abundancia de los frutos de la
tierra, y por tiempos de paz, roguemos al Señor.
Sacerdote: Por quienes viajan por aire, mar o tierra, por los enfermos,
los afligidos y los cautivos, y por su salvación, roguemos al
Señor.
Sacerdote: Para que nos libre de toda tribulación, ira, peligro y
necesidad, roguemos al Señor.
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Sacerdote: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y
protégenos, oh Dios, por tu gracia.
Sacerdote: Habiendo suplicado a nuestra Señora la Santísima,
Purísima, Benditísima, y Gloriosa Madre de Dios y siempre
Virgen María, junto con todos los Santos,
encomendémonos: cada uno a sí mismo y unos a otros, y
nuestra vida entera, a Cristo nuestro Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote: Porque a Ti se debe toda gloria, honor y adoración:
Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los
siglos.
Coro: Amén.
SALTERIO
El lector lee un Katisma del Salterio (ver pág. 83).
Cada Katisma está dividido en tres partes. Al final de cada tercera parte, entre el Lector
y el Coro se hace el siguiente diálogo:
Salmo 141
Salmo 116
(2)Alabad al Señor todas las naciones;* ensalzadle todos los pueblos.
El coro canta el Teotoquio que corresponda según el tono del Doxasticó, o sea del
tropario del "Gloria". Si no hay Doxasticó, entonces el que corresponda al tono de la
semana y el día de la semana, que se encuentra en el Libro Paraklitiquí.
En Vísperas Menores no hay entrada.
LETANÍA COMPLEMENTARIA
LOS APÓSTICOS
El Coro canta los Aposticos que consisten en tres troparios, con sus estiquios, el
Doxasticó y el Teotoquio. Estos se encuentran en el Libro Meneo, o sea el que tiene las
fiestas para cada día del año. Si la fiesta del día no tiene Aposticos, son cantados del
Libro Paraklitiquí, según el tono de la semana y el día de la semana. En período de
Cuaresma, se encuentran en el Libro Triódio, y en el Pascual en el Libro Pentecostárion.
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Se comienzan a cantar por el coro izquierdo. El primero se canta sin Estíquio
(versículo), los dos siguientes son cantados intercaladamente con las siguientes
estiquios:
Estíquio antes del 2º Apóstico
Hacia Ti elevo mis ojos, a Ti que habitas en los cielos. Así como los ojos
de los siervos están fijos en las manos de sus amos; como los ojos de la
esclava están fijos en las manos de su señora; así están nuestros ojos fijos
en el Señor Dios nuestro, hasta que tenga misericordia de nosotros.
Estíquio antes del 3º Apóstico:
Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros, porque muy
hartos estamos de oprobios; llena de ellos está nuestra alma; el desprecio
de los dirigentes y la mofa de los soberbios.
Lector:
Ahora, Señor según tu palabra, puedes dejar a tu siervo irse en paz;
porque mis ojos han visto la salvación, que tú has preparado a la vista
de todos los pueblos. Luz para alumbrar a las naciones, y gloria de tu
pueblo Israel.
Se dice el Trisagio.
Lector: Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
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Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por
los siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
APOLITIQUIO
Enseguida el Coro canta el Apolitíquio (tropario de despedida) del Santo del día, (o los
Apolitíquios, si se celebra más de una fiesta), seguido por el Teotoquio que corresponda
al tono del Apolitíquio. En lugar de estos, es posible también cantar los Apolitíquios del
día de la semana con su respectivo Teotoquio.
LETANÍA FINAL
Sacerdote: Ten piedad de nosotros, oh Dios nuestro, por tu gran
misericordia, escúchanos y ten piedad.
Coro: Kyrie eléison. (Tres veces)
Sacerdote: Suplicamos aún por nuestro patriarca N., por nuestro
obispo N y por todos nuestros hermanos en Cristo.
Coro: Kyrie eléison. (Tres veces)
Sacerdote: Suplicamos aún por este país y por quienes lo gobiernan.
Coro: Kyrie eléison. (Tres veces)
Sacerdote: Suplicamos aún por nuestra fraternidad y por todos los
cristianos.
Coro: Kyrie eléison. (Tres veces)
Coro: Amén.
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VISPERAS MAYORES
Celebradas los sábados por la tarde y tardes anteriores a fiestas mayores.
El Sacerdote vestido con el epitrakilio y el felonio, y el Diacono con su estikario. Se
ubican uno frente al otro en el altar: el sacerdote sostiene el incensario en la mano
derecha y un cirio en la izquierda, y el diácono un cirio en la mano derecha. El
Sacerdote abre la puerta santa, y comienza el oficio. El sacerdote inciensa el altar por
sus cuatro costados mientras el diácono está frente a él con el cirio. Luego el diácono
sale a la solea y de cara al pueblo exclama: De pie! E ingresa nuevamente al santuario
para continuar la incensación.
LETANÍA DE LA PAZ
SALTERIO
El lector lee un Katisma del Salterio. Los sábados se lee el primer Katisma, es decir los
Salmos 1 al 8.
En las vísperas de grandes fiestas, no se lee Katisma, sino la primera tercera parte del
primer Katisma, es decir los Salmos 1 al 3.
Cada Katisma está dividido en tres partes. Si se desea, para resumir se lee solo el Salmo
1.
Salmo 1
Lector:
¡Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se
detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los
impíos, sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y
de noche! Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que
produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien. No sucede así con los malvados: ellos
son como paja que se lleva el viento. Por eso, no triunfarán los
malvados en el juicio, ni los pecadores en la asamblea de los justos;
porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los
malvados termina mal.
Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Coro: Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya. Aleluya. Aleluya. Gloria a Ti, oh Dios. (Tres veces).
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Lector: Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Lector o coro:
Señor, a Ti he clamado, óyeme;* óyeme, Señor.* Señor, a Ti he clamado,
óyeme;* presta atención a la voz de mi petición,* cuando a Ti clamaré;*
óyeme, Señor.
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Que mi oración se dirija* como el incienso a tu presencia;* sea la
elevación de mis manos, como sacrificio vespertino;* óyeme, Señor. Pon,
Señor, guardia a mi boca* y una puerta reforzada a mis labios. No
inclines mi corazón a palabras de malicia,* para buscar excusas en
pecados. Con los hombres que obran iniquidad;* no tendré parte en sus
deleites. El justo me corregirá y me reprenderá con misericordia;* mas el
aceite del pecador no ungirá mi cabeza. Porque aun mi oración será
contra lo que a ellos les place;* sus jueces han sido aplastados enseguida
por la piedra. Oirán mis palabras, pues fueron eficaces.* Como el grueso
terrón que cae y se desmenuza sobre la tierra,* así han sido esparcidos
sus huesos a la vera del hades. Porque hacia Ti, Señor, Señor, están mis
ojos;* en Ti he esperado, no me quites el alma. Guárdame de las trampas
que me han tendido,* y de los escándalos de los que obran iniquidad.
Caerán en su propia red los pecadores;* solitario sigo yo, hasta que pase
adelante. Con mi voz clamé al Señor,* con mi voz, al Señor imploré.
Derramo ante Él mi ruego;* mi pena, ante de Él anunciaré.
Mientras va desfalleciendo mi espíritu,* y Tú conoces mis senderos. En
este camino, en que andaba,* me ocultaron una trampa. Miraba a mi
diestra y veía;* mas no había quien me conociese. Se me perdió el lugar
de huida,* tampoco hay quien busque por mi vida. Clamé hacia Ti,
Señor, y dije: Tú eres mi esperanza,* mi porción eres, en la tierra de los
vivientes. Presta atención a mi ruego,* porque estoy abatido
sobremanera. Líbrame de quienes me persiguen,* porque se han
fortalecido más que yo.
Si hay diez estiquerios (troparios), se comienzan a cantar intercaladamente a partir del
siguiente Estíquio (verso)
Saca mi alma de prisión,* para confesar tu nombre.
Salmo 129
Si hay ocho estiquerios, a partir del siguiente Estíquio.
De lo profundo a Ti clamé, Señor;* Señor, escucha mi voz.
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(7)Que tus oídos estén atentos * a la voz de mi plegaria.
Si hay seis estiquerios, a partir del siguiente Estíquio.
Salmo 116
(2)Alabad al Señor todas las naciones;* ensalzadle todos los pueblos.
Diácono: Amén.
Al acabar el Coro de cantar el Teotoquio, el Diácono ubicado en el umbral de la puerta
mayor mirando hacia el altar exclama elevando el incensario:
LA GRAN LETANÍA
LETANÍA COMPLEMENTARIA
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LITYA O ARTOCLASIA PARA LOS SÁBADOS O VÍSPERAS DE
GRANDES FIESTAS
El Diácono o el Sacerdote dicen las oraciones. El coro responde con un número variable
de Kyrie eléison (1, 3, 12, 40 o 50) según las iglesias.
Coro: Amén.
Coro: Ahora Señor, según tu palabra puedes dejar a tu siervo irse en paz;
porque mis ojos han visto tu salvación, la cual has preparado a la vista
de todos los pueblos. Luz para alumbrar a las naciones, y gloria de tu
pueblo Israel.
Se dice el Trisagio.
Lector: Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visita y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Kyrie eléison. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y del Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Lector: Amén.
Mientras que el coro canta por tres veces el tropario de la fiesta, En la
tarde del sábado, Alégrate…), el Diácono inciensa por los 4 costados la
mesa de la artoclasia, dando la vuelta 3 veces alrededor de ella). Luego él
dice en alta voz:
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Roguemos al Señor.
Coro: Amén. (Y agrega 3 veces): Sea bendito el nombre del Señor desde
ahora y por los siglos.
Coro: amén.
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LITYA ABREVIADA Y ARTOCLASIA GRIEGA
Si la Litya sigue a las vísperas se canta primero las estijeras de la Litya o el tropario del
apolitikio.
Diácono o Sacerdote
Ten piedad de nosotros, oh Dios, por tu gran misericordia, Roguemos
también para ser protegidos contra la hambruna, las epidemias, los
terremotos, las inundaciones, las invasiones y la guerra civil; y porque
nuestro Dios en su amor por la humanidad, nos sea propicio y generoso,
que El aparte de nosotros toda adversidad, nos libre de los justos
castigos que nos amenazan y que Él tenga piedad de nosotros.
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ORACIONES DE
"ENCENDIMIENTO DE LAS LÁMPARAS"
Mientras se lee el Salmo 103, el Sacerdote, parado frente al Altar, lee en secreto estas 7
oraciones.
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Los Ocho Tonos
Tono 1
SÁBADO, VÍSPERAS MAYORES (VISCHERNIA).
Para Señor, a ti he clamado, cantamos 10 estiquios: 7 de los Ocho Tonos (es decir,
3 de la Resurrección y 4 graduales) y 3 del Menaio. Los estiquios de la Resurrección,
tono I
1. Oh Señor Santo, recibe nuestras oraciones vespertinas, y concédenos
el perdón de nuestros pecados, porque solo tú has revelado tu gloriosa
Resurrección al mundo.
2. Rodead a Sión, oh pueblos, rodeadla, y glorificad al que en medio de
ella se levantó de entre los muertos, porque Él es nuestro Dios, el que nos
ha librado de nuestros pecados.
3. Venid, oh pueblos, y cantemos a Cristo, y postrémonos ante Él,
glorificando su Resurrección de entre los muertos, porque Él es nuestro
Dios, que al mundo libró del engaño del enemigo.
Los estiquios graduales, tono I
1. Regocijaos oh cielos, tocad trompetas cimientos de la tierra, dad
estruendos de alegría montes, porque he aquí que Emmanuel ha clavado
en la Cruz nuestros pecados, y el Dador de Vida ha dado muerte a la
muerte, levantando a Adán, por amor a la humanidad.
2. Al que en la carne, por nuestra causa y por su propia voluntad:
padeció, fue crucificado, murió, fue sepultado, y resucitó de entre los
muertos, cantemos diciendo: confirma en la ortodoxia a tu Iglesia, oh
Cristo, y da paz a nuestra vida, porque eres bueno y amas a la
humanidad.
3. Estando ante tu vivificadora tumba, nosotros, aunque indignos,
ofrecemos glorificación a tu inefable ternura, Cristo Dios nuestro, porque
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aceptaste la Cruz y la muerte, oh Impecable, para conceder la
resurrección al mundo, Amante de la humanidad.
4. Cantemos al Verbo sin principio y coeterno con el Padre, que brotó
inefablemente del vientre virginal, que de su propia voluntad y por
causa nuestra aceptó la Cruz y la muerte, y se levantó en gloria diciendo:
¡Gloria a ti, Señor, Dador de vida, Salvador de nuestras almas!
Luego tres estiquios del Menaio
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Teotoquio (Dogmático)
Cantemos a María Virgen, nacida del género humano, quien dio a luz al
Maestro de todo, gloria del mundo entero, puerta del cielo, canto de los
ángeles y adorno de los fieles, porque ella se reveló como cielo y templo
de la divinidad, destruyendo la fortaleza de la enemistad, introdujo la
paz y abrió las cerradas puertas del Reino. Por tanto, teniendo en ella la
confirmación de la fe, tenemos también al Defensor, al Señor nacido de
ella. Sé valiente, pueblo de Dios, sé valiente, porque Él conquistará a tus
enemigos, mostrando que es Todopoderoso.
La Entrada y... Luz apacible...
El Proquímenon del día, El Señor se ha hecho Rey... y después de las letanías el
Apóstica
Apóstica de la Resurrección, tono I.
Por tu Pasión, oh Cristo, hemos sido redimidos del pecado, y por tu
Resurrección hemos sido librados de la corrupción; Señor, gloria a ti.
El Señor ha reinado, de magnificencia se ha vestido.
Antes del 2º Apóstico:
El Señor se ha vestido de poder y se ha ceñido.
Regocíjese la creación, alégrense los cielos, aplaudan con gozo las
naciones, porque Cristo nuestro Salvador ha clavado nuestros pecados
en la Cruz. Dando muerte a la muerte y levantando a Adán, padre de
la humanidad, nos ha concedido vida, porque solo El ama a los hombres.
Cimentó, en efecto al mundo, el cual no tambaleará.
Antes del 3º Apóstico:
Rey de los cielos y de la tierra, tú que eres inescrutable, por tu propia
voluntad fuiste crucificado por amor a los hombres; habiéndose
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enfrentado contigo el infierno fue contrariado, las almas de los justos
se alegraron al recibirte, y Adán al verte a ti, Creador, destruyendo la
muerte, también él se levantó. ¡Qué maravilla que la Vida de todos ha
probado la muerte! Mas tú quisiste alumbrar al mundo, que clama a ti
diciendo: Tú que de entre los muertos resucitaste Señor ¡Gloria a ti!
Antes del 4º Apóstico: A tu casa Señor, es debida santificación, por largos
días.
Las portadoras de mirra, llevando perfumes, se apresuraron a tu tumba
lamentándose, y no hallando tu purísimo cuerpo, se enteraron por el
ángel de la nueva y Gloriosísima maravilla, luego dijeron a los
apóstoles: Ha resucitado el Señor que al mundo concede la gran
misericordia.
Gloria...del Menaio, si hay, pero si no:
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
He aquí que se ha cumplido la profecía de Isaías, porque siendo Virgen
tú concebiste y permaneciste después del alumbramiento intacta como lo
eras antes; porque el que nació de ti era Dios, y así fue renovada la
naturaleza. Por lo tanto, oh Madre de Dios, no desprecies las súplicas
que tus siervos te ofrecen en tu templo, y puesto que has llevado en tus
brazos al Compasivo, ten compasión de tus siervos e intercede para que
salve nuestras almas.
Luego: Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz... el Trisagio, y después del
Padre nuestro... el tropario, tono I:
Tropario de la Resurrección (Apolitíquio), tono I.
Estando la piedra sellada por los judíos, y mientras los soldados
vigilaban tu purísimo Cuerpo, te levantaste al tercer día, oh Salvador,
dando vida al mundo. Por ello las potestades de los cielos te aclaman,
Dador de Vida: ¡Gloria Cristo, a tu Resurrección; gloria a tu Reino; gloria
a tu Providencia; oh único amante de la humanidad!
Gloria al Padre ... ahora y siempre...
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El Teotoquio
Al saludarte Gabriel, oh virgen, con el ¡Salve! Se encarnó en ti el Señor
de todo. Oh arca sagrada, como te llamó el justo David; fuiste hecha más
extensa que los cielos llevando dentro de ti a tu Creador. Gloria al que en
ti habitó, gloria al que de ti brotó, gloria al que por tu alumbramiento
nos liberó.
Si hay Vigilia, en vez del tropario y el Teotoquio se canta tres veces, Salve, oh Virgen
Madre de Dios...Luego:
Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora y para siempre (tres veces)
Y el sacerdote da la bendición.
DOMINGO, EN LA LITURGIA.
En la Liturgia, cuando se cantan los salmos típicos, estos estiquios con La
Bienaventuranzas, tono I:
1. Por comer del árbol prohibido, perdió Adán el paraíso, y por el árbol
de la Cruz, Cristo introdujo en él al buen ladrón que clamaba:
¡Acuérdate de mí, cuando vengas en tu Reino!
2. Adoro tu Pasión, glorifico también tu Resurrección; por eso
uniéndome a Adán y al buen ladrón, clamo a ti: ¡Acuérdate de mí,
Señor, cuando vengas en tu reino!
3. Fuiste crucificado, oh Impecable, y fuiste voluntariamente puesto en
una tumba, mas has resucitado siendo Dios, levantando contigo a
Adán, que clamaba: ¡Acuérdate de mí, cuando vengas en tu Reino!
4. El templo de tu Cuerpo levantaste de tu sepultura de tres días,
juntamente con Adán has levantado, oh Cristo Dios, a sus
descendientes que a ti claman: ¡Acuérdate de nosotros cuando
vengas en tu reino!
5. Las portadoras de mirra llegaron temprano lamentándose a tu
tumba, oh Cristo Dios nuestro, y hallaron a su lado al ángel sentado
vestido de blanco, el cual exclamó: ¿Qué buscáis? Cristo ha
resucitado; en adelante no lloréis.
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6. Tus apóstoles, oh Señor, habiendo llegado al monte que tú les
ordenaste, habiéndote visto a ti Salvador, te adoraron. A éstos los
enviaste luego a las naciones a doctrinarlas y a bautizarlas.
Gloria al Padre,...
A la trinidad: Adoremos todos juntos al Padre, glorifiquemos al Hijo, y
cantemos al Santísimo Espíritu, clamando y diciendo: Santísima
Trinidad, sálvanos a todos.
Ahora y siempre...
Tu pueblo, oh Cristo, pone ante a ti a tu madre como intercesora; por sus
preces concédenos, tú que eres bueno, tus compasiones para que te
glorifiquemos a ti, que brillaste sobre nosotros desde la tumba.
El contaquio, tono I.
Tú como Dios, te has levantado de la tumba, y has revivificado al mundo
y a la naturaleza humana; por eso, te cantamos a ti, que eres Dios y que
has vencido a la muerte. Adán se regocija oh Maestro, y Eva, ahora libre
de sus vínculos, se alegra y exclama: Tú, oh Cristo, eres el que a todos da
la resurrección.
Proquímenon, tono I.
¡Cuánto te han engrandecido tus obras, Señor! Todo lo has creado con
sabiduría.
Verso: Bendice, alma mía al Señor. Salmos 32
Aleluya, tono I.
Es Dios quien me asegura la victoria y somete mis adversarios.
Verso: Salva maravillosamente a su siervo y muestra su misericordia con
su ungido.
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Tono 2
SÁBADO, VÍSPERAS MAYORES (VISCHERNIA)
Para Señor, a ti he clamado, cantamos 10 estiquios, de los Ocho Tonos 7 (es decir, tres
de la Resurrección y 4 graduales) y 3 del Menaio.
Los estiquios de la Resurrección, tono 2:
1. Venid, adoremos al que del Padre nació antes de todos los siglos, al
Verbo de Dios, encarnado de la Virgen María. Porque habiendo sufrido
la Cruz por su propia voluntad, fue enterrado. Luego se levantó de entre
los muertos, y me salvó a mí, que estaba perdido.
2. Cristo nuestro Salvador clavó a la Cruz la antigua condena contra
nosotros y la borró, y el poder de la muerte abolió. Adoremos pues su
Resurrección al tercer día.
3. Cantemos con los arcángeles la Resurrección de Cristo. Él es el
Redentor y Salvador de nuestras almas. Y otra vez ha de venir con
temible gloria y fuerte potestad a juzgar al mundo que Él creó.
Los estiquios graduales, tono 2
1. A ti que fuiste crucificado y sepultado, el ángel te proclamó Maestro
y dijo a las mujeres: Venid y ved vacio el lugar donde fue puesto el
Señor. Ha resucitado, como lo había dicho, porque El es todopoderoso.
Te adoramos a ti, el único inmortal, oh Cristo Dador de Vida, ten piedad
de nosotros.
2.Por tu Cruz aboliste la maldición del árbol; por tu sepultura diste
muerte al poder de la muerte; y por tu Resurrección iluminaste la raza
humana. Te aclamamos, oh Cristo Dios nuestro, gloria a ti.
3. Las puertas de la muerte se abrieron ante ti con temor oh Señor, y al
verte los porteros del infierno temblaron. Rompiste sus puertas de
bronce y hollaste sus rejas de hierro; nos sacaste de las tinieblas de
muerte y anulaste la antigua condena.
4. Entonemos todos un canto de salvación; Venid todos, postrémonos
en la casa del Señor, anunciando, que tú fuiste crucificado en un
madero, que te levantaste de entre los muertos, y que permaneces en el
seno del Padre, limpiándonos de nuestros pecados.
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Luego tres estiquios del Menaio
Gloria... ahora... y
Teotoquio (dogmático)
La sombra de la ley ha sido iluminada por la venida de la gracia, y como
en otro tiempo ardía la zarza sin consumirse, así, oh Virgen madre, diste
a luz permaneciendo siempre virgen; en lugar de la columna de fuego,
brilló el Sol de Justicia, y en lugar del libertador Moisés, tenemos a
Cristo, el Salvador de nuestras almas.
La Entrada y luz apacible.
El Proquímenon del día, El Señor se ha hecho Rey... y después de las letanías, el
Apóstica.
Apóstica de la Resurrección, tono 2
Tu Resurrección, Cristo Salvador, ha iluminado al mundo entero y tú has
llamado a tu criatura a la vida, oh Señor poderoso, gloria a ti.
El Señor ha reinado, de magnificencia se ha vestido.
Antes del 2º Apóstico:
El Señor se ha vestido de poder y se ha ceñido.
Por el árbol, Salvador, has anulado la maldición del árbol; y por tu
sepultura has dado muerte al poder de la muerte; has iluminado al
género humano por tu Resurrección. Por tanto, te aclamamos, Cristo
Dador de Vida, Dios nuestro, gloria a ti.
Antes del 3º Apóstico: Cimentó, en efecto al mundo, el cual no tambaleará.
Tú, oh Cristo, cuando apareciste clavado en la Cruz invertiste la
hermosura de la creación. Y en crueldad los soldados traspasaron tu
costado con una lanza. Y los judíos, no creyendo en tu autoridad rogaron
que se sellara tu tumba. Mas tú, por la compasión de tus misericordias te
sometiste a la sepultura, y te levantaste al tercer día, oh Señor, gloria a ti.
Antes del 4º Apóstico: A tu casa Señor, es debida santificación, por largos
días.
Oh Cristo, Dador de Vida, sufriste la Pasión voluntariamente por los
mortales. Descendiste al infierno con fuerte poder y arrebataste de la
mano del monstruo a los que te esperaban allí, dándoles una morada en
el paraíso a cambio del infierno. Por tanto concédenos a los que
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glorificamos tu Resurrección al tercer día purificación de nuestros
pecados y tu gran misericordia.
Gloria del Menaio, si hay, pero si no
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Oh milagro nuevo mayor que todos los milagros antiguos, pues ¿quién
ha sabido de una madre que haya dado a luz sin varón y que haya
llevado en sus brazos al que sostiene a la creación entera? Fue la
voluntad de Dios nacer de ti. Tú, oh Purísima, lo has llevado en tus
brazos como niño y con Él posees privilegio materno. No ceses pues de
rogarle por los que te honramos, para que tenga compasión de nosotros
y salve nuestras almas.
Luego: “Ahora, Señor, deja ir en paz a tu siervo”… el Trisagio, y después del Padre
Nuestro. El tropario, tono 2
Tropario de la Resurrección (Apolitíquio), tono 2
Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal, destruiste el poder
del infierno con el resplandor de tu divinidad, y cuando resucitaste a los
muertos de sus sepulcros, las potestades celestiales exclamaron: ¡oh
Dador de Vida, Cristo Dios nuestro, gloria a Ti!
Gloria al Padre... ahora y siempre...
El Teotoquio
Sobremanera gloriosos, trascendiendo todo entendimiento, son todos tus
misterios, oh virgen madre, porque siendo sellada en pureza y
preservada en virginidad fuiste reconocida como la Madre que diste a
luz al Dios verdadero. Por tanto ruégale que salve nuestras almas.
Si hay vigilia, en vez del tropario y el Teotoquio, se canta tres veces, Salve, oh Madre de
Dios, Virgen...
Luego: Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora y para siempre. (Tres
veces.)
Y el sacerdote da la bendición.
51
DOMINGO, EN LA LITURGIA
En la Liturgia, cuando se cantan los Salmos Típicos, estos estiquios con las
Bienaventuranzas, tono 2.
1. La suplica del ladrón te ofrecemos y clamamos a ti: acuérdate,
Salvador, de nosotros en tu Reino.
2. Te ofrecemos la Cruz por el perdón de nuestras ofensas. Por nosotros
tu la recibiste, oh Amante de los hombres.
3. Veneramos, oh Maestro, tu sepultura y tu Resurrección, por las que
has librado al mundo de la corrupción, oh Amante de los hombres.
4. Por tu muerte, oh Señor, ha sido devorada la muerte, y por tu
Resurrección, oh Salvador, el mundo ha sido salvado.
5. Los que dormían en las tinieblas te han visto a ti que eres la Luz, y se
levantaron del abismo del infierno, oh Cristo.
6. Cuando te levantaste de la tumba, las mujeres portadoras de mirra te
encontraron y tú mandaste a tus discípulos que proclamaran tu
Resurrección.
Gloria a la Trinidad: Glorifiquemos al Padre, adoremos al Hijo, y
fielmente cantemos al Espíritu Santo.
Ahora y...
Salve, oh Trono y figura de la zarza ardiente; Salve, oh Esposa sin
desposar; Salve, oh Virgen que diste a luz a Dios para la salvación de los
hombres.
El contaquio, tono 2
Te has levantado de la tumba, Salvador Todopoderoso, y el infierno,
viendo esta maravilla, se amedrentó y los muertos resucitaron. La
creación también se regocija contigo y se alegra Adán. El mundo,
Salvador mío, te canta para siempre.
Proquímenon, tono 2
El Señor es mi fortaleza y mi cantar, y se ha hecho mi salvación.
Verso: El Señor me ha castigado sobremanera, mas no me ha entregado a
la muerte.
52
Aleluya, tono 2:
Que el Señor te escuche en el día de la tribulación; que te proteja el
nombre del Dios de Jacob.
Verso: Oh Señor, salva al rey, y escúchanos en el día en que te clamemos.
Tono 3
SÁBADO, VÍSPERAS MAYORES (VISCHERNIA)
Para Señor, a ti he clamado, cantamos 10 estiquios, de los Ocho Tonos 7 (es decir, 3 de
la Resurrección y 4 graduales).
Los estiquios de la Resurrección, tono 3
1. Por tu Cruz, oh Cristo Salvador nuestro, el dominio de la muerte ha
sido destrozado, el engaño del Diablo ha sido anulado y la raza de los
hombres salvada por la fe, por eso te ofrecemos himnos sin cesar.
2. Ha sido iluminado todo por tu Resurrección, Señor, de nuevo está
abierto el paraíso y toda la creación, exaltándote, himnos te ofrece sin
cesar.
3. Glorifico del Padre y del Hijo el poder, y canto del Espíritu Santo la
autoridad; Deidad invisible, increada, Trinidad consubstancial, para
siempre reinante.
Los estiquios graduales, tono 3
1. Tu preciosa Cruz adoramos, oh Cristo, y cantamos y glorificamos tu
Resurrección, porque por tus heridas fuimos todos sanados.
2. Cantamos al Salvador encarnado de la Virgen, porque por nosotros
fue crucificado y al tercer día resucitó concediéndonos la gran
misericordia.
3. Hasta el infierno descendió Cristo y les anunció a los que estaban en
él: animaos, ahora he vencido, yo soy la Resurrección y os levantaré,
porque he destrozado las puertas de la muerte.
4. Siendo indignos de estar en tu inmaculada Casa, un himno
vespertino te ofrecemos, clamando de lo profundo de nuestro corazón:
oh Cristo Dios nuestro, Tú que iluminas al mundo por tu Resurrección al
53
tercer día, libra a tu pueblo de las manos de sus enemigos, pues solo
Tú eres Amante de los hombres.
En la Liturgia, cuando se cantan los Salmos Típicos, estos estiquios con las
Bienaventuranzas, tono 3
1. Oh Dios, has expulsado a nuestro padre Adán del paraíso, porque él
había transgredido tu mandamiento. Y tú Cristo por tu compasión
has hecho vivir allí al ladrón que en la Cruz te confesó clamando:
Acuérdate de mí, Salvador en tu Reino.
2. Dador de vida y Señor, a los que habíamos pecado nos condenaste a
la maldición de la muerte. Y sufriendo en tu impecable cuerpo, has
hecho vivir a los mortales que claman: acuérdate de nosotros también
en tu Reino.
4. Señor resucitado de entre los muertos, nos has resucitado de la
muerte y destruiste toda su fuerza por tu Resurrección. Por tanto,
con fe clamamos a ti: acuérdate de nosotros también en tu Reino.
5. Por tu sepultura de tres días, tú has levantado a los que estaban
muertos en el infierno, dándoles vida. Y siendo bueno has derramado
incorruptibilidad sobre todos los que siempre con fe clamamos a ti:
acuérdate de nosotros también en tu Reino.
6. Habiéndote levantado de la tumba te apareciste primero a las
mujeres portadoras de mirra, y por ellas hiciste saber a tus amigos de
tu Resurrección, oh Cristo: acuérdate de nosotros también en tu
Reino.
7. En el monte, Moisés con los brazos extendidos, prefiguró la Cruz y
derrotó a Amalec; y habiéndola recibido con fe como poderosa arma
contra los demonios, todos clamamos a ti: acuérdate de nosotros
también en tu Reino.
Gloria al Padre,...
A la Trinidad Cantemos, oh fieles, con fe, las alabanzas del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo, porque la Trinidad es triple Luz, a semejanza
de un solo sol, iluminando a todos los que clamamos: acuérdate también
de nosotros en tu Reino.
56
Ahora y siempre...
El contaquio, tono 3
Este día tú, oh Compasivo, te has levantado de la tumba y nos has
conducido fuera de las puertas de la muerte. Este día Adán exulta y Eva
se regocija; con ellos los profetas y patriarcas alaban sin cesar el divino
poder de tu autoridad.
Proquímenon, tono 3
Cantad salmos a nuestro Dios; cantad salmos a nuestro Rey.
Verso: Aplaudid juntos pueblos todos; clamad a Dios con voz de júbilo.
Aleluya, tono 3
En ti Señor he confiado; no permitas que sea yo confundido. Por tu
justicia líbrame.
Verso: Se tú para mí un Dios protector, y un refugio para mi salvación.
Tono 4
SÁBADO, VÍSPERAS MAYORES (VISCHERNIA)
Para Señor, a ti he clamado, cantamos 10 estiquios, de los Ocho Tonos 7 (es decir 3 de la
Resurrección y 4 graduales) y tres del Menaio.
Los estiquios de la Resurrección, tono 4
1. Adoramos sin cesar tu vivificante Cruz, Cristo Dios nuestro, y
glorificamos tu Resurrección al tercer día, porque por ella, oh
Todopoderoso, has renovado la naturaleza corrompida de los hombres.
Y de nuevo has abierto para nosotros las puertas del paraíso, porque solo
tú eres bueno y amas a los hombres.
2. Clavado voluntariamente al madero de la Cruz, tú has abolido el
castigo de desobediencia cometida por medio del árbol, y habiendo
descendido al infierno, siendo Todopoderoso, has roto los vínculos
57
mortales. Por tanto, adoramos tu Resurrección de entre los muertos, y
regocijados clamamos: gloria a ti, Señor Todopoderoso.
3. Has roto las puertas del infierno Señor, y por tu muerte has puesto
fin al dominio de la muerte, libertando a los hombres, y concediendo al
mundo la incorruptibilidad, la Vida y tu gran misericordia.
Los estiquios graduales, tono 4
1. Venid, pueblos todos, cantemos la Resurrección al tercer día del
Salvador, porque por ella hemos sido librados de los vínculos
inquebrantables del infierno, y habiendo recibido la incorruptibilidad y
la Vida, clamemos todos: Sálvanos por tu Resurrección, tú que fuiste
crucificado, sepultado y resucitado, porque solo tú amas a los hombres.
2. Los ángeles y los hombres cantan tu Resurrección al tercer día oh
Salvador, pues has iluminado los confines de la tierra, y todos, librados
de la esclavitud del Enemigo, a ti clamamos: Salvador Todopoderoso,
Creador de la Vida, sálvanos por tu Resurrección, porque solo tú amas a
los hombres.
3. Has roto las puertas de bronce; has quebrantado las cadenas, y has
levantado al hombre caído, Cristo Dios nuestro. Por tanto, aclamamos
unánimes: Señor resucitado de entre los muertos: ¡gloria a ti!
4. Tu nacimiento del Padre es eterno y sin tiempo Señor; tu encarnación
es inexplicable y sobrepuja al entendimiento del hombre, y tu descenso
al infierno dio miedo al diablo y a sus ángeles. Porque al tercer día tu
resucitaste hollando a la muerte, y dando a los hombres la
incorruptibilidad y gran misericordia.
Luego tres estiquios del Menaio.
Gloria al Padre… ahora y…
Teotoquio (dogmático)
David, el profeta, hecho antepasado de Dios, por medio de ti, cantó
antiguamente en salmos las grandes cosas hechas por ti: a tu diestra
estaba la Reina. Porque Dios que sin padre quiso hacerse hombre por ti,
te ha hecho Madre de la Vida y Mediadora, para renovar la imagen
corrompida del hombre por las pasiones, y Cristo encontrando la oveja
perdida entre los montes, llevarla en sus hombros y ofrecerla al Padre,
58
quien mostrando grande y rica misericordia, quiso agregarla a las
huestes angelicales y salvar al mundo por medio tuyo, oh Madre de
Dios.
La Entrada y Luz apacible…
El Proquímenon del día, El Señor se ha hecho Rey… y después de las letanías, el
Apóstica
Apóstica de la Resurrección, tono 4
Ascendiendo a la Cruz Señor, has abolido la maldición ancestral, y
descendiendo al infierno y libertando a los que estaban vinculados desde
la eternidad, has dado a los hombres la incorrupción y la vida. Cantamos
y glorificamos, por tanto, tu redentora Resurrección al tercer día.
El Señor ha reinado, de magnificencia se ha vestido.
Antes del 2º Apóstico:
El Señor se ha vestido de poder y se ha ceñido.
Colgado del árbol, tú que solo eres poderoso, has sacudido la creación
entera; sepultado has levantado a los que estaban allí, y has concedido la
vida e incorrupción a los hombres. Cantamos y glorificamos, por tanto,
tu redentora Resurrección al tercer día.
Antes del 3º Apóstico: Cimentó, en efecto al mundo, el cual no tambaleará.
El pueblo impío que te entregó oh Cristo, a Pilatos, te condenó a la
crucifixión mostrando ingratitud para con su Benefactor. Más tú quisiste
sufrir la sepultura, y por tu propio poder divino resucitaste al tercer día,
para darnos vida sin fin y mostrar tu gran misericordia.
Antes del 4º Apóstico: A tu casa Señor es debida santificación, por largos
días.
Las mujeres que te buscaban llegaron llorando hasta tu tumba, y no
encontrándote se lamentaron y llorando dijeron: oh Salvador nuestro y
Señor de todos ¿cómo fuiste hurtado? Y ¿qué lugar contiene tu
vivificante cuerpo? Un ángel se les apareció y contestó: no lloréis, id mas
bien y proclamad las buena nueva de que el Señor ha resucitado y nos
concede la felicidad, porque solo él es compasivo.
Gloria… del Menaio, si lo hay, pero si no
59
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; ahora y siempre, y por
los siglos de los siglos. Amén.
Atiende, Virgen inmaculada a las súplicas de tus siervos. Has reprimido
los feroces ataques dirigidos contra nosotros y apaciguas nuestra
angustia. Tú eres el único refugio seguro y firme, y hemos obtenido tu
intercesión. No seamos avergonzados, oh Señora, los que clamamos a ti:
apresúrate a escuchar las súplicas de los que con fe clamamos a ti: Salve
Señora, Socorro de todos, Regocijo, Amparo y Salvación de nuestras
almas.
Luego: Ahora, Señor, deja ir en paz a tu siervo… el Trisagio, y después del Padre
Nuestro… el tropario, tono 4
Tropario de la Resurrección (Apolitíquio), tono 4
Las Discípulas del Señor, al conocer del Ángel el glorioso anuncio de la
Resurrección y rechazando la sentencia ancestral, con entusiasmo decían
a los Apóstoles: ¡la muerte ha sido vencida, Cristo nuestro Dios ha
resucitado! dando al mundo su gran misericordia.
Gloria al Padre,… ahora y siempre…
El Teotoquio
El misterio escondido desde la eternidad e ignorado por los ángeles se
reveló a los terrestres por medio de ti, oh Madre de Dios. Dios se encarnó
en unión sin confusión, y por nuestra causa aceptó voluntariamente la
Cruz; y por ella levantó al que había formado primero, y salvó nuestras
almas de la muerte.
Si hay Vigilia, en vez del tropario y el Teotoquio, se canta tres veces, Salve, oh
Theotokos Virgen…
Luego
Bendito sea el nombre del Señor desde ahora y para siempre. (Tres veces.)
Y el sacerdote da la bendición.
DOMINGO, EN LA LITURGIA.
En la Liturgia, cuando se cantan los Salmos Típicos, estos estiquios con las
Bienaventuranzas, tono 4
60
1. Por el árbol fue privado Adán del paraíso; por el madero de la
Cruz fue el ladrón a vivir en él. El primero, al probar la fruta, rechazó
el mandamiento del Creador, y el otro, crucificado contigo te confesó
a ti, Dios incógnito, y clamó: acuérdate de mí en tu Reino.
2. Ascendiendo a la Cruz Señor, has destruido el poder de la muerte y
has borrado la antigua sentencia contra nosotros. Tú que amas a los
hombres, danos el arrepentimiento del ladrón a los que con fe
adoramos y clamamos a ti, oh Cristo Dios nuestro: acuérdate también
de nosotros en tu Reino.
3. Por la lanza y la Cruz, oh Señor, has roto el antiguo decreto contra
nosotros, y al ser contado entre los muertos, has atado al tirano
librándonos de los vínculos del infierno por tu luminosa
Resurrección. Por eso clamamos a ti, Señor que amas a los hombres:
acuérdate también de nosotros en tu Reino.
4. Oh tu que fuiste crucificado y te levantaste de la tumba al tercer día,
y siendo poderoso, contigo levantaste a Adán a quien formaste
primero. Tú que solo eres inmortal, concédeme Señor volverme de
todo corazón al arrepentimiento y clamar a ti siempre con ferviente
fe: acuérdate de mí, oh Salvador, en tu Reino.
5. El que es libre de sufrimiento, por nosotros se hizo un varón de
dolores, y al ser clavado en la Cruz por su propia voluntad, con él
nos levantó. Por eso, glorificamos su Cruz, su Pasión y su
Resurrección, por las cuales hemos sido renovados y salvados,
clamando: acuérdate también de nosotros en tu Reino.
6. Al que resucitó de entre los muertos destruyendo el poder de la
muerte, al que vieron las portadoras de mirra y que les saludó
diciendo: Regocijaos, a Él roguémosle, oh fieles, que libre nuestras
almas de la corrupción, siempre clamando con la voz del sabio
malhechor: acuérdate también de nosotros en tu Reino.
Gloria al Padre,…
DOMINGO, EN LA LITURGIA.
En la Liturgia, cuando se cantan los Salmos Típicos, estos estiquios con las
Bienaventuranzas, tono 5
1. El ladrón en la Cruz creyendo oh Cristo, que Tú eres Dios, te confesó
de todo corazón clamando: acuérdate de mí, Señor, en tu Reino.
2. Alabemos unánimes como Salvador y Creador al que hizo florecer la
vida en el género humano; por el madero de la Cruz, hizo marchitar
la antigua maldición causada por el árbol.
3. Por tu muerte, oh Cristo, has destruido el dominio de la muerte y has
levantado contigo a los que estaban muertos desde antaño,
alabándote ellos como Dios verdadero y Salvador nuestro.
4. Las venerables mujeres llegando a tu tumba, oh Cristo, te buscaban
oh Dador de Vida, para ungirte, y un ángel se les apareció
exclamando: el Señor ha resucitado.
5. Tú has sido crucificado, oh Cristo, entre dos ladrones juzgados: el
uno, blasfemando fue condenado justamente, y el otro, confesándote
fue a vivir en el paraíso.
6. A la asamblea de los apóstoles vinieron las venerables mujeres y
exclamaron: Cristo ha Resucitado. Adoradle como Maestro y
Creador.
Gloria al Padre,…
Oh Trinidad indivisible, Una, Creadora de todo y Omnipotente: Padre,
Hijo y Espíritu Santo, te alabamos como Dios y Salvador nuestro.
Ahora y…
66
Salve, Templo vivo de Dios y Puerta inviolable. Salve, Trono en forma
de fuego nunca consumido. Salve, Madre del Emmanuel que es Cristo
Dios nuestro.
Exapostelarión
Oh Salvador, cuando resucitaste del sepulcro, te manifestaste como
verdadero hombre en medio de tus discípulos comiendo con ellos; les
enseñaste el bautismo del arrepentimiento; y de inmediato subiste hacia
tu Padre Celestial, prometiendo enviarles al Consolador. ¡Oh Dios todo
Divinidad, Dios Encarnado, gloria a Ti!
El Contaquio, tono 5
Al infierno, Salvador mío, descendiste y quebrantaste sus puertas, siendo
Todopoderoso. Levantaste contigo a los muertos, siendo Creador, y
destruiste el aguijón de la muerte. Adán también ha sido libertado de la
maldición, oh Amante de los hombres, y por tanto a ti clamamos: oh
Señor, sálvanos.
Proquímenon, tono 5
Nos protegerás, oh Señor; nos conservarás desde esta generación y por
siempre jamás.
Verso: Sálvame, Señor, pues ya no hay más hombres justos. Porque la
verdad no se aprecia ya entre los hijos de los hombres.
Aleluya, tono 5
Tus misericordias Señor, cantaré para siempre. De generación en
generación proclamaré tu verdad con mis labios.
Verso: Porque tú lo has dicho: la misericordia se erigirá para siempre. Tu
verdad se establecerá en los cielos.
Tono 6
SÁBADO, VÍSPERAS MAYORES (VISCHERNIA)
Para Señor, a ti he clamado, cantamos 10 estiquios, de los Ocho Tonos 7 (es decir, tres
de la Resurrección y cuatro graduales) y tres del Menaio.
Los estiquios de la Resurrección, tono 6
1. Triunfante sobre el infierno, oh Cristo, tú ascendiste a la Cruz para
levantar a los que estaban a la sombra de la muerte. Tú que eres libre
67
entre los muertos, Salvador Todopoderoso, que haces brotar la vida de
tu Luz, ten piedad de nosotros.
2. Este día, Cristo ha destruido la muerte y ha resucitado como lo había
dicho, dando regocijo al mundo para que le cantemos un himno
diciendo: tú eres fuente de vida y Luz inaccesible, Salvador
Todopoderoso, ten piedad de nosotros.
3. Oh Señor, ¿dónde podremos ocultarnos de ti nosotros los pecadores?
¿en los cielos? Tú moras allí. ¿en el infierno? tú has destruido la muerte.
¿en fondo de la mar? Aun allí está tu mano, oh Maestro. A ti acudimos
pidiendo refugio y postrándonos te suplicamos, a ti que resucitaste de
entre los muertos, ten piedad de nosotros.
DOMINGO, EN LA LITURGIA.
En la Liturgia, cuando se cantan los Salmos Típicos, estos estiquios con las
bienaventuranzas, tono 6
1. Acuérdate de mí, oh Dios Salvador mío, cuando vengas en tu Reino,
y sálvame porque solo tú amas a los hombres.
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2. Por el madero de la Cruz has salvado de nuevo a Adán, quien fue
engañado por el árbol, y al ladrón que clamó: acuérdate de mí, Señor,
en tu Reino.
3. Oh Dador de vida y Salvador, quebrando las puertas y los vínculos
del infierno, tú has levantado a todos los que claman: gloria a tu
Resurrección.
4. Acuérdate de mí, oh tú que te despojaste de la muerte en tu sepultura
y llenaste todo de júbilo por tu Resurrección, tú que eres compasivo.
5. Cuando las portadoras de mirra llegaron a tu tumba, oyeron anunciar
al ángel: Cristo ha resucitado llenando el mundo entero de Luz.
6. Alabemos unánimemente a Cristo clavado al madero de la Cruz, por
la que libró al mundo del engaño.
Gloria al Padre,…
Ahora y…
Oh Virgen que inefablemente en estos últimos días concebiste y diste a
luz a tu Creador, salva a los que te magnificamos.
El Contaquio, tono 6
Levantando a todos los muertos con tu vivificante mano del valle de las
tinieblas, Cristo Dios nuestro, Dador de vida, quisiste conceder la
resurrección al género humano. Porque Tú eres el Salvador de todos, la
Resurrección, la vida y Dios de todo.
Proquímenon, tono 6
Salva Señor a tu pueblo y bendice tu heredad.
Verso: A ti clamaré, oh Señor mi fortaleza; no guardes silencio para mí.
Aleluya, tono 6
El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del
Omnipotente.
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Verso: Diré yo al Señor: Esperanza mía y fortaleza mía, mi Dios, en él
confiaré.
Tono 7
SÁBADO, VÍSPERAS MAYORES
Para Señor, a Ti he clamado, cantamos 10 estiquios, de los Ocho Tonos 7 (es decir, tres
de la Resurrección y 4 graduales) y 3 del Menaio.
Los estiquios de la Resurrección, tono 7
1. Venid, alegrémonos en el Señor, que ha destruido el poder de la
muerte y ha iluminado a los hombres, exclamando con los incorpóreos:
gloria a ti, Creador y Salvador nuestro.
2. Por nosotros, oh Salvador, sufriste la Cruz y la sepultura. Más a la
muerte diste muerte, siendo Dios. Por tanto, adoramos tu Resurrección
al tercer día, oh Señor, gloria a ti.
3. Cuando los apóstoles vieron la Resurrección del Creador,
deslumbrados cantaron alabanzas angelicales; esta es la gloria de la
Iglesia, esta es la riqueza del Reino. Tú que sufriste por nosotros, Señor,
gloria a ti.
Los estiquios graduales, tono 7
1. Aunque fuiste aprehendido, oh Cristo, por los transgresores de la ley,
tú eres mi Dios y no me avergüenzo. Y aunque fuiste azotado, no te
negaré, fuiste clavado a la Cruz y no lo ocultaré, porque en tu
Resurrección me glorío, pues tu muerte es mi vida, oh Todopoderoso
que amas a los hombres, gloria a ti.
2. Cristo ha cumplido la profecía davídica, pues a sus discípulos
manifestó la majestad de su morada en Sión, y se reveló alabado y
glorificado por siempre con el Padre y el Espíritu Santo; siendo primero
el Verbo incorpóreo sin origen y luego encarnado por causa nuestra;
muerto como hombre y resucitado con poder, porque El es amante de los
hombres.
3. Como Dios y Señor, oh Cristo, de tu propia voluntad descendiste al
infierno despojándote de la muerte, y al tercer día resucitaste,
72
levantando contigo a Adán, vinculado por las cadenas del infierno y
de la corrupción, y él exclamó diciendo: gloria a tu Resurrección, tú que
eres el único amante de la humanidad.
4. Oh Señor, fuiste puesto en un sepulcro como uno que dormía, y al
tercer día resucitaste con fuerza potente, levantando contigo a Adán de
la corrupción mortal, porque eres Todopoderoso.
Luego tres estiquios del Menado
Gloria al Padre,… ahora y…
Teotoquio (dogmático)
Tú, oh Madre de Dios, fuiste conocida como Madre sobrenatural, y
permaneciste Virgen indescriptible e incomprensiblemente, y la
maravilla de tu alumbramiento la lengua no puede contar. Gloriosísima
fue tu concepción e inconcebible tu alumbramiento. Pues cuando Dios lo
quiere cambia el orden de la naturaleza. Por tanto, todos reconociéndote
como la Madre de Dios, te rogamos, suplica por la salvación de nuestras
almas.
La Entrada y Luz apacible…
El Proquímenon del día, El Señor se ha hecho Rey… y después de las letanías, el
Apóstica
Apóstica de la Resurrección, tono 7
Te has levantado del sepulcro, oh Salvador del mundo, y con tu cuerpo
has levantado a la humanidad, oh Señor, gloria a ti.
El Señor ha reinado, de magnificencia se ha vestido.
Antes del 2º Apóstico:
El Señor se ha vestido de poder y se ha ceñido.
Venid, adoremos al que de entre los muertos se levantó, y que a todos ha
iluminado, pues de la opresión del infierno nos ha librado por su
Resurrección al tercer día, concediéndonos vida y grande misericordia.
Antes del 3º Apóstico: Cimentó, en efecto al mundo, el cual no tambaleará.
Oh Cristo Señor nuestro, único amante de los hombres, descendiste al
infierno despojándote de la muerte y resucitando al tercer día, nos has
levantado contigo y glorificamos tu todopoderosa Resurrección, oh tú
que amas a los hombres.
73
Antes del 4º Apóstico: A tu casa Señor, es debida santificación, por largos
días.
Apareciste con aspecto terrible, oh Señor, puesto que habías sido puesto
en un sepulcro como quien duerme, mas te levantaste al tercer día
siendo poderoso, y contigo levantaste a Adán, que exclama: Gloria a tu
Resurrección, oh único amante de la humanidad.
Gloria… del Menaio, si lo hay, pero si no
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo; ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Todos los que estamos en la tierra, Señora, buscamos refugio en tu
protección, oh Madre de Dios, esperanza nuestra, líbranos de nuestros
innumerables pecados y sálvanos.
Luego: Ahora, Señor, deja ir en paz a tu siervo… el Trisagio, y después del Padre
Nuestro… el tropario, tono 7
Gloria al Padre,…
Ahora y…
75
Como tú misma sabes, has concebido en la tierra y en la carne al Hijo y
Verbo del Padre, oh Madre de Dios. Por eso, oh Virgen Madre, los que
hemos sido deificados clamamos a ti: Salve, tú que eres esperanza de los
cristianos.
El Contaquio, tono 7
La muerte no puede dominar más al hombre, porque Cristo ha
descendido hasta ella aboliendo y destruyendo su poder. El infierno ya
está vinculado, y los profetas se regocijan diciendo unánimes: el
Salvador se ha aparecido a los que tienen fe; salid, oh fieles, a contemplar
la Resurrección.
Proquímenon, tono 7
El Señor dará fuerza a su pueblo.
Verso: ¡Rendid al Señor, hijos de Dios, rendid al Señor gloria y honor!
Aleluya, tono 7
Es bueno alabar al Señor y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo.
Verso: Proclamar tu misericordia al amanecer y tu verdad por la noche.
Tono 8
SÁBADO, VÍSPERAS MAYORES. (VISCHERNIA)
Para Señor, a ti he clamado, cantamos 10 estiquios, de los Ocho Tonos 7 (es decir, 3 de
la Resurrección y 4 graduales) y 3 del Menaio.
Los estiquios de la Resurrección, tono 8
1. Te ofrecemos, oh Cristo, nuestro himno vespertino y nuestro culto
racional, porque quisiste tenernos piedad por tu Resurrección.
2. Señor, Señor, no nos apartes de tu rostro, mas ten piedad de nosotros
por tu Resurrección.
3. Regocíjate, oh santa Sión, Madre de las Iglesias y morada de Dios,
porque fuiste la primera entre las que fueron perdonadas por la
Resurrección.
Los estiquios graduales, tono 8
76
1. Engendrado antes de todos los siglos por Dios Padre, el Verbo, que
en estos últimos días se quiso encarnar de la que no conoció varón,
sufrió la muerte en la Cruz y ha salvado por su Resurrección al hombre
que de antaño fue sometido a la muerte.
2. Glorificamos tu Resurrección de entre los muertos, oh Cristo, por la
que has libertado a la raza de Adán del sufrimiento infernal, y siendo
Dios has concedido al mundo la vida eterna y grande misericordia.
3. Gloria a ti, oh Cristo Salvador, Hijo Unigénito de Dios, que fuiste
clavado a la Cruz y al tercer día resucitaste de la tumba.
4. Te glorificamos, oh Cristo, que de tu propia voluntad sufriste la Cruz
por nuestra causa, y te adoramos, Salvador Todopoderoso, que amas a
los hombres. No nos apartes de tu rostro, mas escúchanos y sálvanos por
tu Resurrección.
Luego tres estiquios del Menaio.
Gloria al Padre,… ahora y…
Teotoquio (dogmático)
Por su amor a los hombres, el Rey celestial apareció en la tierra y habitó
entre ellos. Tomó carne de una Virgen pura, y encarnado nació de ella. Él
es Uno, doble en naturaleza más no en persona. Al proclamarle hombre
perfecto y Dios perfecto, confesamos a Cristo nuestro Dios. Suplícale, oh
Madre no desposada, que tenga piedad de nuestras almas.
La Entrada y Luz apacible…
El Proquímenon del día, El Señor se ha hecho Rey… y después de las letanías, el
Apóstica
Apóstica de la Resurrección, tono 8
Oh Jesús que descendiste de los cielos, tú ascendiste a la Cruz. Viniste a
la muerte, oh Vida Inmortal, verdadera Luz de los que andaban en
tinieblas, y Resurrección de todos los caídos. Salvador nuestro que nos
iluminas, gloria a ti .
DOMINGO, EN LA LITURGIA.
En la Liturgia, cuando se cantan los Salmos Típicos, estos estiquios con las
Bienaventuranzas, tono 8
1. Acuérdate, oh Cristo Salvador del mundo, de nosotros como te
acordaste del ladrón en la Cruz. Haznos a todos dignos de tu Reino
celestial, tú que eres el único compasivo.
2. Escucha, Adán, y regocíjate con Eva, porque el que de antaño es
condenado y os hizo cautivos por el engaño, es conquistado por la
Cruz de Cristo.
3. Salvador nuestro, siendo clavado voluntariamente en la Cruz, has
destruido la maldición del árbol que recibió Adán, y siendo
compasivo has dado a los que tienen tu imagen una morada en el
Paraíso.
4. Este día Cristo ha resucitado de la tumba, dando a todos los fieles la
incorrupción y hace regocijar a las portadoras de mirra después de su
Pasión y la Resurrección.
5. Regocijaos, sabias portadoras de mirra, las primeras que vieron la
Resurrección de Cristo y que anunciaron a los apóstoles las buenas
nuevas de la restauración del mundo entero.
79
6. Vosotros apóstoles, verdaderos amigos de Cristo, y entronizados
con Él en la gloria, interceded como sus discípulos para que podamos
atrevernos a estar junto a Él.
Gloria al Padre,…
Ahora y…
Salve, Morada amplia de Dios; Salve, Arca del Nuevo Testamento; Salve,
Urna de oro de la que brota el maná celestial para todos.
El contaquio, tono 8
Habiéndote levantado de la tumba, tú has dado vida a los muertos y has
levantado contigo a Adán; Eva también se regocija con tu Resurrección.
Y todos los confines de la tierra están triunfantes a causa de tu triunfo
sobre la muerte, oh tú que eres grande en misericordia.
Proquímenon, tono 8
Bendito eres Señor, Dios de nuestros Padres.
Verso: Porque eres justo, en todos tus actos.
Aleluya, tono 8
Venid, regocijémonos en el Señor, cantemos a Dios, Salvador nuestro.
Verso: Vengamos ante su presencia con alabanzas, aclamémoslo con
cánticos.
80
Troparios, Teotoquios y Contaquios Para los
Días de la Semana
Los lunes, Arcángeles, Ángeles y Huestes Angélicas
Tropario tono 4
Adalides de las huestes celestiales, nosotros indignos os imploramos que
por vuestras suplicas nos cobijéis bajo el amparo de las alas de vuestra
gloria inmaterial, protegiendo a los que caemos, y clamamos con
diligencia: Redimidnos del peligro, vosotros los adalides de los ejércitos
de las potestades en lo alto.
Teotoquio, en el mismo tono
A la Purísima doncella consagrada en el templo para el Santo de los
Santos, a la que estaba revestida de fe, de sabiduría y de intachable
virginidad, el Adalid le trajo el saludo de los cielos: Salve,
Bienaventurada; Salve, Gloriosa, el Señor esta contigo.
Contaquio tono 2
Adalides de Dios, ministros de la gloria divina, guías de los hombres y
jefes de los incorpóreos, pedid lo que es útil para nosotros y obtenednos
grande misericordia, pues sois de Dios los mensajeros.
Teotoquio, tono 1
Teniendo tu protección, Virgen Inmaculada, liberados por tus súplicas
de toda angustia, y guardados en todo por la gloriosa Cruz de tu Hijo,
como es justo, todos con piedad te magnificamos.
Contaquio tono 4
Tú, que de tu propia voluntad, fuiste levantado sobre la Cruz, derrama
tus misericordias sobre el nuevo pueblo que lleva tu nombre, oh Cristo
Dios nuestro; alegra con tu poder a tu pueblo fiel, concediéndole la
victoria sobre el Enemigo, demostrando que goza de tu auxilio, arma de
paz, trofeo invencible.
Los viernes a la Crucifixión de Cristo, Los Troparios, etc. como los del
miércoles.
84
EL SALTERIO
El Salterio está dividido litúrgicamente en veinte Katismas. Estos se leen por grupos en
los oficios de Vísperas y Láudes de tal manera que se lea todo el Salterio en el ciclo de
una semana.
En tiempo ordinario, la distribución de Katismas en los oficios de Vísperas y Láudes se
hace de la siguiente manera:
Durante Cuaresma, se duplica la lectura del Salterio de tal manera que se lea dos veces
en el ciclo de una semana, cambiando así la distribución.
Abajo está la distribución de Salmos para cada Katisma. La numeración de los salmos
está de acuerdo al texto Bíblico de los Setenta, que varía con las traducciones del
Vulgata, aumentando un salmo a partir del salmo noveno, (por ejemplo el salmo 118 de
aquí, corresponde al salmo 119 en las Biblias occidentales).
85
Oficiado de Lunes a Sábado
Después del oficio de Medianoche, el Sacerdote entra al Santuario, abre el Bello Velo, y
mirando hacia el oriente, exclama:
Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Lector: Amén.
Si es leída, o en tiempo pascual, no es necesario leer el Trisagio (es reemplazado
por la recitación por tres veces de: “Cristo ha resucitado de entre los muertos,
con su muerte Él ha vencido la muerte, y a aquellos que estaban en la tumba Él
les ha dado la vida”); de la fiesta de la Ascensión del Señor hasta la víspera de
Pentecostés se comienza directamente con: “Vengan adoremos y postrémonos
ente nuestro Rey y Dios…,” de lo contrario hay que decirlo:
Lector: Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti. Rey Celestial, Consolador,
Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro
de bienes y Dador de la vida, ven y habita en nosotros, purifícanos de
toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de nosotros.
(Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
87
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Lector: Amén.
Señor, ten piedad. (Doce veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante nuestro Rey y Dios.
(Metanía profunda)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante Cristo, nuestro Rey y Dios.
(Metanía profunda)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante el mismo Cristo, Él es
nuestro Rey y nuestro Dios. (Metanía profunda)
Este oficio puede suprimirse y pasar directamente a los Seis Salmos (pág. 90).
EL OFICIO REAL
Antiguamente dedicado al Emperador
Luego se leen los Salmos siguientes, y mientras tanto, el Sacerdote, bendice el incienso
y comienza a incensar en forma más silenciosa y ligera que lo normal.
Sacerdote: (en voz baja):
Incienso te ofrecemos, Cristo Dios nuestro, como olor de fragancia
espiritual; al recibirlo en tu Altar celestial, envíanos a cambio la gracia de
tu Santísimo Espíritu.
Cuando el Coro comienza a cantar, el Sacerdote comienza a incensar el Altar, la mesa
de la Prótesis y todo el santuario. Luego sale por la puerta norte, inciensa el Trono y al
Obispo, si está, y los iconos del iconostasio. Después inciensa al pueblo, comenzando
por el costado sur del templo, y volviendo por el norte. Vuelve a incesar el Trono, los
iconos, y entra al santuario por la puerta sur, para volver a incensar el Altar, y termina.
88
Salmo 19
Que el Señor te oiga en el día de aflicción; defiéndete el nombre del Dios
de Jacob. Que te envíe ayuda desde el santuario, y desde Sión te ampare.
Que recuerde todas tus ofrendas, y que tu holocausto sea aceptado. Haga
contigo según tu corazón y cumpla todos tus designios. Nos
regocijaremos en tu salvación y en el nombre del Señor nuestro Dios
seremos enaltecidos. Cumpla el Señor todas tus peticiones; ahora he
conocido, que el Señor ha hecho salvo a su Cristo. Le oirá desde su cielo
santo, por la fuerza de su diestra es la salvación. Estos confían en carros,
y aquellos en caballos; mas nosotros invocaremos el nombre del Señor
nuestro Dios. Ellos se doblegaron y cayeron; mas nosotros nos
levantamos y nos enhestamos. Señor, salva al Rey y escúchanos en el día
en que te invoquemos.
Salmo 20
Señor; en tu poder se alegrará el rey y en tu salvación se regocijará en
gran manera. Le concediste el deseo de su corazón y no le privaste la
demanda de sus labios. Porque te le adelantaste con bondadosas
bendiciones; le pusiste sobre su cabeza una corona de piedras preciosas.
Te pidió vida, y le diste longitud de días por los siglos de los siglos.
Grande es su gloria en tu salvación; gloria y magnificencia pondrás sobre
él. Porque le darás bendición por los siglos de los siglos; lo colmarás de
gozo con tu rostro. Por cuanto el rey confía en el Señor, y en la
misericordia del Altísimo, no será conmovido. Encontrará tu mano a
todos sus enemigos; que tú diestra encuentre a todos los que le
aborrecen. Los pondrás como en horno de fuego, al momento de mostrar
tu rostro. El Señor los conturbará con su ira, y el fuego los devorará. Su
fruto exterminarás de la tierra, y su linaje de entre los hijos de los
hombres. Porque se inclinaron a hacerte el mal; pensaron designios los
cuales no podrán mantener. Pues Tú los pondrás en fuga; con tus
sobrevivientes prepararás sus rostros. Ensálzate, Señor, en tu poder,
alabaremos y salmodiaremos a tu poderío.
Lector: Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros. (Tres veces)
89
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por
los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visita y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Lector: Amén.
Y lee los siguientes troparios:
Lector: Salva Señor a tu pueblo y bendice tu heredad; concede la victoria
a tu Iglesia contra sus enemigos, y preserva a los que te pertenecen, por
el poder de tu Cruz.
Salmo 87
Señor Dios de mi salvación, de día y de noche clamé delante de Ti. Que
llegue a Ti mi oración; inclina tu oído a mi plegaria. Porque se colmó mi
alma de maldades y mi vida se ha acercado al infierno. He sido contado
con los que descienden al hoyo; he sido como hombre sin socorro,
abandonado entre los muertos. Así como los heridos que duermen en los
sepulcros, de quienes no te acuerdas ya más y ellos son desechados de tu
mano. Me has puesto en una fosa profunda: en lugares tenebrosos y en
sombra de muerte. Sobre mi se ha confirmado tu furor y todas tus
exaltaciones has echado sobre mí. Has alejado de mí a mis conocidos: me
han tenido como abominación para ellos. Entregado fui y no me libraré:
93
mis ojos han desfallecido de miseria. A Ti, Señor, he clamado todo el
día: he extendido hacia Ti mis manos. ¿Acaso harás maravillas por los
muertos o los médicos los resucitarán y te alabarán? ¿Acaso contará
alguno en el sepulcro tu misericordia y tu verdad en el Abadán?
¿Acaso serán conocidos en las tinieblas tus milagros y tu verdad en la
tierra del olvido? Más yo a Ti he clamado, y en la madrugada mi oración
llegará ante Ti. ¿Por qué, Señor, desechas mi alma, y apartas de mí tu
rostro? Pobre soy yo y en sufrimientos estuve desde mi juventud. Me
elevé, me humillé y desfallecí. Sobre mí han pasado tus iras y tus
intimidaciones me han conturbado. Me han cercado como agua, aunados
me han dominado todo el día. Has alejado de mí al amigo y al cercano y
a mis conocidos por causa de mi miseria. Señor Dios de mi salvación, de
día y de noche clamé delante de Ti. Que llegue ante Ti mi oración; inclina
tu oído a mi plegaria.
Salmo 102
Bendice, alma mía, al Señor y todas las cosas que hay dentro de mí, a su
Santo Nombre. Bendice, alma mía, al Señor y no te olvides de todos sus
galardones. Él redime tu vida de la corrupción, Él te corona de
misericordias y de generosidades. Él colma de bienes tu deseo: se
renovará como la del águila tu juventud. El Señor hace misericordias y
justicia a todos los que sufren agravios. Hizo conocer sus caminos a
Moisés, y sus deseos a los hijos de Israel. Generoso y misericordioso es el
Señor: pacientísimo y muy misericordioso. No estará enojado para
siempre ni se enemistará eternamente. No nos ha tratado según nuestras
iniquidades ni nos ha retribuido según nuestros pecados. Porque cuan
alto está el cielo sobre la tierra, tanto ha confirmado el Señor su
misericordia sobre los que le temen. Cuanto dista el oriente de occidente,
tanto ha alejado de nosotros nuestras iniquidades. Así como un padre se
compadece de los hijos, así el Señor se apiada de los que le temen;
porqué Él conoce de qué estamos plasmados, recuerda que somos polvo.
Los días del hombre son como la hierba y él como la flor del campo que
desflorecerá. Pasará por él un soplo y ya no estará, y hasta su propio
lugar no le reconocerá. Mas la misericordia del Señor está desde los
siglos por los siglos, sobre los que le temen. Y su verdad sobre los hijos
94
de los hijos, de aquellos que guardan su alianza y se acuerdan de sus
mandamientos para cumplirlos. El Señor ha confirmado en el cielo su
trono y su reino domina sobre todos. Bendecid al Señor todos sus
ángeles, poderosos en fortaleza, ejecutores de su orden en cuanto oyen la
voz de sus palabras. Bendecid al Señor todas sus fuerzas, siervos suyos,
ejecutores de su voluntad. Bendecid al Señor todas sus obras; en todo
lugar de su señorío, bendice alma mía, al Señor.
Y repite: En todo lugar de su señorío, bendice alma mía, al Señor.
Salmo 142
Señor, oye mi oración; presta oído a mi súplica según la verdad de tus
promesas, óyeme en tu justicia. Y no entres en juicio con tu siervo,
porque ningún ser viviente puede aparecer justo en tu presencia. Porque
el enemigo ha perseguido mi alma; humilló hasta el suelo mi vida. Me ha
confinado en lugares tenebrosos, como a los muertos de antaño; se
desalentó en mí mi espíritu, mi corazón está en zozobra. Me acordé de
días antiguos; me puse a ponderar en todas tus obras, en las creaciones
de tus manos ponderaba. Extendí mis manos hacia Ti; mi alma te anhela
como tierra sedienta. Óyeme pronto Señor, mi espíritu ha desfallecido.
No retires de mí tu rostro, para no asemejarme a los que bajan a la fosa.
Hazme oír por la mañana tu misericordia, pues en Ti he puesto mi
esperanza. Muéstrame Señor, el camino que debo seguir, ya que hacia Ti
he elevado mi alma. Líbrame de mis enemigos, Señor, en Ti me refugio.
Enséñame a hacer tu voluntad, pues Tú eres mi Dios. Tu espíritu bueno
me conducirá a la tierra de la rectitud. Por amor a tu nombre, Señor,
vivifícame. En tu justicia, sacarás mi alma de aflicciones, y en tu
misericordia exterminarás a mis enemigos. Y destruirás a todos los que
afligen mi alma, porque siervo tuyo soy.
Y repite: Óyeme, señor, en tu verdad y no entres en juicio con tu siervo
(dos veces).
Tu espíritu bueno me guiará a tierra de rectitud.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Aleluya. Aleluya. Aleluya. Gloria a Ti, oh Dios. (Tres veces).
Señor, esperanza nuestra, gloria a Ti.
95
LETANÍA DE LA PAZ
El Sacerdote recita la Letanía de la Paz:
Sacerdote: En paz, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por la paz que viene de lo Alto y por la salvación e nuestras
almas, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por la paz del mundo entero, la estabilidad de las Santas
Iglesias de Dios, y la unión de todos, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por esta santa morada y por todos los que en ella entran
con fe, devoción y temor de Dios, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por los piadosos cristianos ortodoxos, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por nuestro Patriarca N., por nuestro Obispo N, por el
honorable presbiterado y el diaconado en Cristo; por todo
el clero y el pueblo, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por nuestra piadosa nación, por toda autoridad y poder,
por el ejército que ama a Cristo, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por esta ciudad, por toda ciudad y país, y por los fieles que
en ellos habitan, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por un clima propicio, por la abundancia de los frutos de la
tierra, y por tiempos de paz, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por quienes viajan por aire, mar o tierra, por los enfermos,
los afligidos y los cautivos, y por su salvación, roguemos al
Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Para que nos libres de toda tribulación, ira, peligro y
necesidad, roguemos al Señor.
96
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos,
oh Dios, por tu gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Habiendo suplicado a nuestra doncella la Santísima,
Purísima, Benditísima, y Gloriosa Madre de Dios y siempre Virgen
María, junto con todos los Santos, encomendémonos: cada uno a si
mismo, y unos a otros, y nuestra vida entera, a Cristo nuestro Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote (Exclamación): Porque a Ti se deben toda gloria, honor y
adoración: Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Con labios incorpóreos, con resonantes doxologías, los seis alados cantan
a Ti el himno al tres veces Santo, oh Dios nuestro, y nosotros que
estamos en la tierra con indignos labios damos alabanzas a Ti: Santo,
Santo, Santo eres Tú oh Dios nuestro; por las intercesiones de todos tus
Santos, ten piedad de nosotros.
Salmo 50
LOS CÁNONES
Los Cánones consisten en una agrupación de cantos en 8 Odas (no se canta la segunda),
cuya estructura principal son las 9 odas Bíblicas. Los versos de estas Odas se cantan
intercaladamente con troparios compuestos también en 8 Odas que se encuentran en
los siguientes libros: del Paraklitikí (Libro del Octótono); del Meneo; del Teotokario; en
tiempos de Cuaresma, del Triodio; y en tiempos de Pascua del Pentecostarion.
Se cantan las Odas Primera y Tercera.
Al final, el Sacerdote o el Diacono, recita la Letanía Menor:
Sacerdote: Una y otra vez en paz roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros, y protégenos
oh, Dios por tu gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Habiendo suplicado a nuestra Soberana la Santísima,
Purísima, Benditísima y Gloriosa Madre de Dios, y Siempre
Virgen María, junto con todos los Santos, encomendémonos
cada uno a sí mismo y unos a otros y toda nuestra vida a
Cristo Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote (exclamación): Porque Tú eres nuestro Dios, y a Ti rendimos
gloria, Padre, Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos
de los siglos.
Coro: Amén.
Luego se canta un Katisma y su Teotoquio. Se leen o cantan las Odas Cuarta, Quinta y
Sexta. Al final, el Sacerdote o el Diacono recita la Letanía Menor:
Sacerdote: Una y otra vez en paz roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
112
Sacerdote: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros, y
protégenos oh, Dios por tu gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Habiendo suplicado a nuestra Soberana la Santísima,
Purísima, Benditísima, y Gloriosa Madre de Dios y siempre
Virgen María, junto con todos los Santos,
encomendémonos: cada uno a si mismo, y unos a otros, y
nuestra vida entera, a Cristo nuestro Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote (exclamación): Porque Tú eres el Rey de la paz y el Salvador de
nuestras almas, y a Ti rendimos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Se lee el Contaquio de la fiesta con su Teotoquio.
Luego se lee el Synaxario del día (libro que nombra los Santos conmemorados cada día
del año). Si es período de Cuaresma o Pascual, se lee también el Recuerdo del día. Se
siguen cantando o leyendo las Odas Séptima y Octava. Finalizadas estas Odas, se
cantan las Catabasías de cada Oda según el período eclesiástico, hasta la Catabasía de la
octava Oda.
EL MAGNIFICADO
LAS ALABANZAS
Si la fiesta del día tiene troparios para Láudes, entonces son cantadas. De lo contrario,
son leídas.
Coro derecho: Todo lo que tiene aliento alabe al Señor. Alabad al Señor
desde los cielos: alabadle en las alturas. A Ti pertenece el himno, oh
Dios.
Coro izquierdo: Alabadle todos sus ángeles; alabadle todas sus
potestades. A Ti pertenece un himno, oh Dios.
Alabadle, sol y luna; alabadle todas las estrellas y la luz.
Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están más alto que los
cielos.
Alábese el nombre del Señor, porque Él dijo y fueron; Él ordenó y se
crearon.
Las estableció para siempre, y por los siglos de los siglos; puso ley que
no será quebrantada.
Alabad al Señor desde la tierra, los dragones y todos los abismos.
115
El fuego, el granizo, la nieve, la helada, el espíritu de tempestad, que
ejecutan su palabra.
Los montes y todos los collados, el árbol de fruto y todos los cedros.
Las bestias y todo ganado; reptiles y aves.
Los reyes de la tierra y todos los pueblos; los príncipes y todos los jueces
de la tierra.
Los jóvenes y las doncellas; los ancianos con los niños. Alábese el
nombre del Señor, porque solo su Nombre es elevado.
Su confesión es en la Tierra y en el Cielo. Y Él ensalzó el cuerno de su
pueblo.
Un himno a todos sus Santos, a los hijos de Israel, un pueblo cercano a
Él. Cantad al Señor una canción nueva, Su alabanza en la Iglesia de los
Santos.
Alégrese Israel en su Hacedor; los hijos de Sión se gocen en su Rey.
Alábese Su Nombre en coro; con adufe y arpa, a Él canten salmos.
Porque el Señor se complace en su pueblo, y enaltecerá a los mansos
para su salvación.
Los Santos consagrados se regocijarán en gloria; y se alegrarán en sus
lechos.
El ensalzamiento de Dios en sus gargantas, y espadas de dos filos en sus
manos.
Para hacer venganza en las naciones, y reprensión en los pueblos.
Para aprisionar a sus reyes con grilletes, y a sus nobles con grilletes de
hierro en las manos y los pies.
Si hay seis estiquerios (troparios), se comienzan a cantar intercaladamente a partir del
siguiente Estíquio (versículo)
Para hacer sobre ellos el juicio escrito. Esta gloria será para todos Sus
Santos consagrados.
Alabad a Dios en Sus Santos, alabadle en el establecimiento de Su poder.
Si hay cuatro estiquerios, a partir del siguiente Estíquio.
Alabadle por Sus poderíos; alabadle por la multitud de Su grandeza.
Alabadle al son de la trompeta; alabadle con salterio y cítara.
Alabadle con pandero y coro; alabadle con cuerdas y órgano.
116
Alabadle con címbalos sonoros; alabadle con címbalos de júbilo. Todo
lo que tiene aliento, alabe al Señor.
"Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo"
Se canta el Doxasticó de la fiesta (si lo tiene).
"Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén."
Se canta el Teotoquio de la fiesta (si lo tiene), o el que corresponde al día de la semana
en el tono del Doxasticó.
LA DOXOLOGÍA MENOR
Existen dos Doxologías: la Doxología Mayor, cantada, y la Menor leída. Si es domingo,
o día de fiesta, se canta la Gran Doxología. De lo contrario, es leída la Menor por el
Principal de la asamblea o el Lector.
A Ti se debe gloria, Señor Dios nuestro, y a Ti rendimos gloria, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Gloria a Ti, que nos has mostrado la luz. Gloria a Dios en las alturas y en
la tierra paz a los hombres de buena voluntad. Te alabamos, te
bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias por tu gran
gloria.
Señor, Rey, Dios celestial, Padre Todopoderoso; Señor Hijo unigénito,
Jesucristo; y el Espíritu Santo. Señor, Dios, Cordero de Dios, Hijo del
Padre, Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Tú
que quitas los pecados del mundo, Recibe nuestra oración; Tú que estás
sentado a la diestra del Padre, y ten piedad de nosotros. Porque sólo Tú
eres Santo, sólo Tú eres Señor, Jesucristo, en la gloria de Dios Padre.
Amén. Cada día te bendeciré y alabaré tu Nombre por los siglos de los
siglos. Señor, te has hecho nuestro refugio de generación en generación.
Dije, Señor, ten piedad de mí, sana mi alma, porque he pecado contra ti.
Señor, a Ti acudo; enséñame a hacer tu voluntad, porque Tú eres mi
Dios. Porque en Ti está la fuente de la vida; en tu luz veremos la luz.
Extiende tu misericordia a quienes te conocen.
Guárdanos, Señor, este día sin pecado. Bendito eres Señor, Dios de
nuestros padres, y alabado y glorificado sea tu Nombre por los siglos.
Amén. Sea sobre nosotros tu misericordia, Señor, como hemos esperado
de Ti. Bendito eres, Señor: instrúyeme con tus justos preceptos. Bendito
117
eres, Soberano, hazme entender tus justos preceptos. Bendito eres,
Santo, ilumíname con tus justos preceptos. Tu misericordia, Señor, es
para siempre, no desprecies las obras de tus manos. A Ti pertenece la
alabanza, a Ti pertenece un himno, a Ti pertenece la gloria, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
El Sacerdote o el Diácono recita la Letanía Complementaria.
LA LETANÍA COMPLEMENTARIA
Sacerdote: Completemos nuestra súplica matutina al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos,
Dios, por tu gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Que el día entero sea perfecto, santo, pacífico, y sin pecado,
pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Sacerdote: Un ángel de paz, guía fiel, custodio de nuestras almas y
cuerpos, pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Sacerdote: Perdón y remisión de nuestros pecados y transgresiones,
pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Sacerdote: Cuanto es bueno y conveniente para nuestras almas, y por
la paz del mundo, pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Sacerdote: Que el tiempo restante de nuestra vida se complete en paz
y penitencia, pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Sacerdote: Un fin cristiano de nuestra vida, exento de dolor y de
vergüenza, pacífico, y una buena defensa ante el temible
tribunal de Cristo, pidámosle.
Coro: Concédelo, Señor.
Sacerdote: Habiendo suplicado a nuestra Soberana la Santísima,
Purísima, Benditísima, y Gloriosa Madre de Dios y siempre
118
Virgen María, junto con todos los Santos,
encomendémonos: cada uno a si mismo, y unos a otros, y
nuestra vida entera, a Cristo nuestro Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote (Exclamación): Porque eres un Dios de misericordia y amas a la
humanidad, y a Ti rendimos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
El Sacerdote se voltea hacia el pueblo y lo bendice.
Sacerdote: Paz a todos.
Coro: Y a tu espíritu.
Sacerdote o Diacono: Inclinemos la cabeza ante el Señor.
Coro: Ante Ti, Señor.
Sacerdote:
Santísimo Señor, que habitas en las alturas, y que te inclinas bondadoso
hacia los humildes; pues con tu mirada poderosa, velas sobre toda
creatura. Nosotros inclinamos nuestras almas y nuestros cuerpos,
delante de Ti y te suplicamos. Oh Santo de los santos, desde tu santa
morada, extiende tu mano invisible, y danos a todos tu bendición.
Sacerdote (Exclamación): Porque a Ti pertenece tener misericordia de
nosotros y salvarnos, oh Cristo Dios nuestro, y nosotros te rendimos
gloria, con el Padre, y el Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos.
Coro: Amén.
LOS APÓSTICOS
El Coro canta los Aposticos que consisten en tres troparios, con su Doxasticó y el
Teotoquio. Estos se encuentran en el Libro Paraklitiquí, según el tono de la semana y el
día de la semana.
Se comienzan a cantar por el coro izquierdo. El primero se canta sin Estíquio
(versículo), los dos siguientes son cantados intercaladamente con las siguientes
estiquios:
119
Estíquio antes del 2º Apóstico:
En la mañana fuimos saciados de tu misericordia Señor, y nos alegramos
y regocijamos en todos nuestros días; nos alegramos en los días en que
nos humillaste, en los años en que vimos males. Mira sobre tus siervos,
sobre tus obras, y conduce a sus hijos.
Estíquio antes del 3º Apóstico:
Que el esplendor del Señor nuestro Dios sea sobre nosotros y que
conduzca las obras de nuestras manos.
LA GRAN LETANÍA
Sacerdote: Digamos con toda el alma, y con todo nuestro espíritu,
digamos:
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Señor Omnipotente, Dios de nuestros padres, te
suplicamos: escúchanos y ten piedad.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Ten piedad de nosotros, Dios nuestro, por tu gran
misericordia, escúchanos y ten piedad.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces)
Sacerdote: Te suplicamos una vez más por los piadosos cristianos
ortodoxos.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces)
Sacerdote: Suplicamos aún por nuestro Patriarca N., por nuestro
Obispo N.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces)
Sacerdote: Suplicamos aún por los Sacerdotes, los Diáconos, los
monjes, y por toda nuestra fraternidad en Cristo.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces)
Sacerdote: Te suplicamos aun por nuestra patria y por aquellos que la
gobiernan, a fin que nosotros podamos vivir en toda
justicia y santidad.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces)
Sacerdote: Suplicamos aún por piedad, vida, paz, salud, salvación,
visitación, perdón y remisión de los pecados de los
servidores de Dios, los habitantes de nuestra ciudad.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces)
122
Sacerdote: Suplicamos aún por los bienaventurados y siempre
recordados fundadores de esta santa iglesia, y por nuestros
padres y hermanos difuntos que yacen piadosamente aquí,
y por todos los difuntos del mundo entero.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces)
Sacerdote: Suplicamos aún por los benefactores y bienhechores de esta
santa casa, por los que se fatigan trabajando en ella, por sus
cantores, y por todo el pueblo que espera de Ti el gran
tesoro de tu misericordia.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces)
Sacerdote (Exclamación): Porque eres Dios misericordioso y amante de la
humanidad, y a Ti rendimos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Sacerdote o Diacono: Sabiduría.
Lector: Bendice.
Sacerdote (mirando hacia el oriente): Que nos bendiga aquel que Es bendito,
Cristo nuestro verdadero Dios, eternamente; ahora y siempre y por los
siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Sacerdote, o el primero de la asamblea: Que el Señor Dios acreciente la
santa fe ortodoxa por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
El Sacerdote sale a la Solea, y mirando hacia el pueblo, dice:
Sacerdote: Santísima Madre de Dios sálvanos.
Lector: Más honorable que los querubines e incomparablemente
más gloriosa que los serafines, Tú que incorrupta diste a luz
a Dios el Verbo, verdadera Madre de Dios, te
magnificamos.
Sacerdote: Gloria a Ti, Cristo Dios, esperanza nuestra, gloria a Ti.
Lector: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Bendice Padre.
123
Sacerdote: Cristo, nuestro verdadero Dios, por las oraciones de su
purísima e inmaculada Madre, de los santos gloriosos y alabadísimos
Apóstoles (del santo titular del templo, si es Apóstol), de los santos, gloriosos y
victoriosos mártires (del santo titular del templo, si es mártir), de nuestros
justos y teóforos Padres (del santo titular del templo, si es un justo), de los
santos y justos abuelos del Señor, Joaquín y Ana, de san N. (del santo titular
del templo, si no ha sido conmemorado en alguno de los anteriores grupos), de los
santos (se conmemora al santo del día), cuya memoria celebramos en este día,
y de todos los santos, tenga misericordia de nosotros y nos salve, El que
es bueno y amante de la humanidad.
El Sacerdote se voltea hacia el icono del Señor y hace la exclamación final:
124
Oraciones Secretas del Sacerdote
En Laudes
Mientras se leen los Seis Salmos, el Sacerdote, parado inicialmente frente al Altar, lee en
secreto estas 12 oraciones.
Primera Oración
Roguemos al Señor; Señor ten piedad.
Te agradecemos, Señor Dios nuestro, que nos levantaste de nuestros
lechos y pusiste en nuestra boca palabras de alabanza, y para venerar e
invocar tu santo Nombre. Imploramos tus compasiones, las que siempre
tuviste a favor de nuestra vida. Y ahora, envía tu ayuda a quienes están
delante de tu santa gloria y aguardan recibir de Ti abundante
misericordia. Concédeles adorarte, alabarte, loarte y reverenciar tu
inenarrable bondad con amor y temor. Porque a Ti se debe toda gloria,
honor y alabanza, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por
los siglos. Amén.
Segunda Oración
Desde la noche vela nuestro espíritu hacia Ti, nuestro Dios, porque tus
mandatos son luz sobre la tierra; danos sensatez a fin de practicar la
justicia y la santidad en tu temor. Porque a Ti te glorificamos, nuestro
Dios realmente existente; inclina tu oído y escúchanos. Acuérdate, Señor,
de los aquí presentes y que oran con nosotros, de cada uno por su
nombre, y sálvalos por tu poder. Bendice a tu pueblo y santifica tu
heredad. Concede la paz a tu mundo, a tus Iglesias, a los Sacerdotes, a
nuestros gobernantes y a todo tu pueblo. Porque ha sido bendecido y
glorificado tu muy honrado y majestuoso Nombre, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos. Amén.
125
Tercera Oración
Desde la noche se eleva nuestro espíritu hacia Ti, Dios nuestro, porque
tus mandatos son luz. Enséñanos ¡oh! Dios, tu justicia, tus
mandamientos y tus justos preceptos. Ilumina los ojos de nuestra mente,
no vaya a suceder que nos adormezcamos en pecados de muerte. Disipa
toda oscuridad de nuestros corazones; concédenos el sol de justicia y
preserva nuestra vida exenta de tentaciones, con el sello del Espíritu
Santo. Dirige nuestros pasos por el camino de la paz; concédenos ver el
alba y el día con alegría, para que elevemos a Ti oraciones matutinas.
Porque Tuyos son el reino, el poder y la gloria, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Cuarta Oración
Señor y Dios, santo e incomprensible, quien dijo que entre las tinieblas
resplandecerá la luz; quien nos hizo descansar con el sueño de la noche,
y nos levantó para glorificar y suplicar su bondad. Aplacado por tu
propia compasión, acéptanos a nosotros que ahora nos prosternamos
ante Ti, y te agradecemos según nuestras fuerzas. Concédenos todas
nuestras súplicas de salvación; haznos hijos de la luz y del día, y
herederos de tus bienes eternos. Acuérdate Señor, de acuerdo a la
multitud de tus compasiones de todo tu pueblo, de los que están aquí
presentes y rezan con nosotros; y de todos nuestros hermanos que están
en tierra, en el mar y en cualquier lugar de tu dominio, que están
suplicando tu filantropía y tu ayuda, y concédeles a todos tu gran
misericordia. A fin de que quedando siempre salvados en alma y en
cuerpo, glorifiquemos con confianza, tu maravilloso y bendito nombre,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los
siglos. Amén.
Quinta Oración
Tesoro de lo bueno, fuente inagotable, Padre santo, hacedor de
maravillas, todopoderoso y omnipotente, todos te adoramos y te
suplicamos, invocando tus misericordias y tus conmiseraciones, como
ayuda y amparo de nuestra humildad. Acuérdate, Señor, de tus
suplicantes; recibe de todos nosotros las súplicas matutinas, como
126
incienso delante de Ti; y no permitas que alguno de nosotros resulte
rechazado, sino consérvanos a todos nosotros con tus compasiones.
Acuérdate, Señor, de quienes velan y cantan tu gloria, y la de tu Hijo
unigénito y Dios nuestro, y la de tu Espíritu Santo. Se para ellos
ayudante y protector, recibe sus súplicas sobre tu celestial y racional
altar. Porque Tú eres nuestro Dios y a Ti rendimos gloria, Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Sexta Oración
Te agradecemos Señor, Dios de nuestra salvación, porque siempre haces
todo para favorecer nuestra vida, a fin de que tengamos siempre los ojos
puestos en Ti, salvador y benefactor de nuestras almas; porque nos
hiciste descansar a lo largo de la noche pasada y nos levantaste de
nuestros lechos para adorar tu precioso nombre. Por eso te suplicamos,
Señor, danos la gracia y la fuerza, para que seamos dignos de cantarte
con circunspección y orar incesantemente con temor y estremecimiento,
preparando nuestra propia salvación, bajo el amparo de tu Cristo.
Acuérdate, Señor, de quienes te imploran por las noches; escúchales y
tenles piedad; y destroza bajo sus pies a los invisibles y belicosos
enemigos. Porque Tú eres el rey de la paz y el Salvador de nuestras
almas; y a Ti rendimos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Después de la sexta oración, el Sacerdote sale del Santuario y lee las siguientes seis
oraciones enfrente al iconostasio.
Séptima Oración
Dios y Padre nuestro Señor Jesucristo, que nos levantaste de nuestros
lechos y nos reuniste a la hora de la oración, concédenos gracia al abrir
nuestra boca, y acepta los agradecimientos que, en la medida de nuestras
posibilidades te dirigimos. Enséñanos tus justos preceptos, porque no
sabríamos rezar como es debido, sino nos condujeras Tú, Señor, por
medio de tu Santo Espíritu. Por lo cual te suplicamos, si en algo hemos
pecado hasta la hora presente, en palabra, obra o pensamiento,
voluntaria o involuntariamente, perdónalo y olvídalo. Porque si
observases iniquidades, Señor, ¿quién Señor podrá subsistir? Porque en
Ti está la redención, Tú eres el único santo, auxilio y defensor poderoso
127
de nuestra vida, y a Ti se dirige nuestra alabanza por siempre. Sea la
soberanía de tu reino bendita y glorificada, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Octava Oración
Señor Dios nuestro, que disipaste la pereza del sueño y nos convocaste
con santa invitación, a también elevar de noche nuestras manos y
confesarte por las sentencias de tu justicia; recibe nuestras súplicas, las
peticiones, las confesiones, las adoraciones nocturnas; y concédenos, oh
Dios, fe que no se avergüenza, esperanza segura, amor no fingido.
Bendice nuestras entradas y salidas, nuestras acciones, obras, palabras,
pensamientos; y concédenos llegar a los comienzos del día alabando,
loando y bendiciendo la indescriptible bondad de tu probidad. Porque
ha sido bendecido tu santísimo Nombre, y ha sido glorificado tu reino,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los
siglos. Amén.
Novena Oración
Haz que brille, Señor filántropo, en nuestros corazones, la luz pura de tu
divino conocimiento; y abre los ojos de nuestra mente a la comprensión
de tus evangélicas proclamaciones. Infúndenos también el temor a tus
bienaventurados mandamientos, a fin de que, pisoteando los deseos
carnales, pasemos a una forma de vida espiritual, pensando y obrando
todo para tu agrado. Porque Tú eres nuestra santificación e iluminación
y a Ti rendimos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y
por los siglos de los siglos. Amén.
Décima Oración
Señor Dios nuestro, que a través del arrepentimiento concediste a los
humanos la remisión; y para ser perdonados, nos indicaste como modelo
de reconocimiento y de confesión de los pecados, el arrepentimiento del
profeta David; Tú mismo, Señor, ya que hemos caído en muchas y
grandes faltas, apiádate de nosotros, según tu gran misericordia, y según
la multitud de tus piedades, borra nuestras iniquidades. Porque contra
Ti hemos pecado, Señor, que conoces todo lo escondido y lo oculto del
corazón humano, y eres el único que tiene autoridad para perdonar
128
pecados. Crea además en nosotros un corazón limpio, y sostennos
con espíritu soberano; haznos conocer el regocijo de tu salvación, y no
nos rechaces de tu rostro; sino, ten el beneplácito de concedernos, como
bondadoso y filántropo que eres, el ofrecerte, hasta nuestro último
aliento, sacrificios de justicia y oblaciones sobre tus santos altares. Por la
misericordia, la compasión y la filantropía de tu Hijo unigénito, con
quien eres bendito, con tu santísimo, bondadoso y vivificador Espíritu,
ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Undécima Oración
Señor, Dios nuestro, que has sometido a tu voluntad a las potestades
celestes y racionales, te rogamos y te suplicamos; acepta la glorificación
que te elevamos, en la medida de nuestras posibilidades, junto a la de
todas tus creaciones, y recompénsanos con las abundantes gracias de tu
bondad. Porque ante Ti hincan la rodilla todos los seres celestiales,
terrenales e infernales, y todo aliento y cosa creada alaba tu gloria
inalcanzable; porque Tú eres el único Dios verdadero y muy
misericordioso. Porque a Ti te alaban todas la potestades del cielo, y a Ti
te rinden gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por
los siglos de los siglos. Amén.
Duodécima Oración
Te alabamos, te cantamos, te bendecimos y te agradecemos, Dios de
nuestros padres, porque apartaste la sombra de la noche y nos mostraste
nuevamente la luz del día. Pero suplicamos a tu bondad; se propicio
para con nuestros pecados y acepta nuestras súplicas en tu gran
misericordia, pues en Ti nos refugiamos, Dios compasivo y
Todopoderoso. Haz que brille en nuestros corazones el verdadero sol de
tu justicia; ilumina nuestra mente y conserva todos nuestros sentidos, a
fin de que, como si fuera de día, podamos circular con decoro por el
camino de tus mandamientos y alcancemos la vida eterna. Pues en Ti
está la fuente de la vida, haznos dignos de disfrutar de la luz inaccesible,
Porque Tú eres nuestro Dios y a Ti rendimos gloria, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
129
OFICIO DE LAUDES
DOMINICAL Y FESTIVO
Después del oficio de Medianoche, el Sacerdote entra al Santuario, abre el Bello Velo, y
mirando hacia al oriente, exclama:
Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Si es leída, o en tiempo pascual, no es necesario leer el Trisagio (es reemplazado
por la recitación por tres veces de: “Cristo ha resucitado de entre los muertos,
con su muerte Él ha vencido la muerte, y a aquellos que estaban en la tumba Él
les ha dado la vida”); de la fiesta de la Ascensión del Señor hasta la víspera de
Pentecostés se comienza directamente con: “Vengan adoremos y postrémonos
ente nuestro Rey y Dios…,” de lo contrario hay que decirlo:
Lector: Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti. Rey Celestial, Consolador,
Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro
de bienes y Dador de la vida, ven y habita en nosotros, purifícanos de
toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas
Lector: Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad
de nosotros. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
130
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria, Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Lector: Amén.
Señor, ten piedad. (Doce veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante nuestro Rey y Dios. (Metanía
profunda)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante Cristo, nuestro Rey y Dios.
(Metanía profunda)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante el mismo Cristo, Él es nuestro
Rey y nuestro Dios. (Metanía profunda)
Este oficio puede suprimirse y pasar directamente a los Seis Salmos (pág. 133).
EL OFICIO REAL
Antiguamente dedicado al Emperador
Luego se leen los Salmos siguientes, y mientras tanto, el Sacerdote, bendice el incienso
y comienza a incensar en forma más silenciosa y ligera que lo normal.
Sacerdote: (en voz baja) Bendito sea nuestro Dios eternamente, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Incienso te ofrecemos, Cristo Dios nuestro, como perfume de fragancia
espiritual; al recibirlo en tu Altar celestial, envíanos a cambio la gracia de
tu Santísimo Espíritu.
Cuando el Coro comienza a cantar, el Sacerdote comienza a incensar el Altar, y la mesa
de la Prótesis. Luego sale por la puerta septentrional, inciensa el Trono y al Obispo, si
está, y los iconos del iconostasio. Después incesa al pueblo, comenzando por el costado
meridional del templo, y volviendo por el septentrional. Vuelve a incesar el Trono, los
iconos, y entra al santuario por la puerta meridional, para volver a incensar el Altar, la
mesa de la Prótesis, y termina.
131
Salmo 19
Mientras se leen los Seis Salmos, el Sacerdote lee en secreto las 12 oraciones que se
encuentran en la pág. 123.
Salmo 3
Señor, ¿por qué se han multiplicado los que me atribulan? Muchos se
levantan contra mí. Muchos dicen a mi alma: no hay salvación para él en
su Dios. Más Tú, Señor, eres mi protector, mi gloria y el que levanta mi
cabeza. Con mi voz clamé al Señor y me oyó desde su monte santo. Yo
dormí y tuve profundo sueño; me levanté, porque el Señor me protegerá.
No temeré a los diez millares de gentes que me rodean y atacan.
Levántate, Señor, sálvame, Dios mío. Por cuanto Tú has golpeado a
todos quienes sin causa se enemistaron contra mí; has quebrantado los
dientes de los pecadores. La salvación es del Señor y sobre tu pueblo tu
bendición.
134
Yo dormí y tuve profundo sueño; me levanté porqué el Señor
Y repite:
me protegerá.
Salmo 37
Señor, no me reprendas con tu furor, ni me instruyas con tu ira. Porque
tus saetas se me han clavado y has asentado sobre mí tu mano. No hay
curación para mi carne a causa de tu ira: no hay paz en mis huesos a
causa de mis pecados. Porque mis iniquidades sobrepasaron mi cabeza y
como carga pesada se agravaron sobre mí. Hedían pudriéndose mis
llagas a causa de mi necedad. Me he hecho miserable y encorvado estoy
hasta lo sumo: todo el día caminaba contristado. Porque cargados están
de escarnio mis lomos y no hay curación para mi carne.
Estaba muy mal y me humillé hasta lo extremo; rugía a causa del
lamento de mi corazón. Señor, delante de Ti está todo cuanto deseo, y mi
gemido no te es desconocido. Mi corazón está perturbado, mi fuerza me
ha abandonado y aún la luz de mis ojos, tampoco ella está ya conmigo.
Mis amigos y mis vecinos se acercaron y delante de mí se mantuvieron.
Y mis más allegados se mantuvieron de lejos. Y me fastidiaron los que
buscaban mi alma. Y los que buscaban mi mal hablaron vanidades y
todo el día urgían engaños. Mas yo como un sordo no oía y fui como un
mudo que no abre su boca. Y me hice como hombre que no oye y que no
tiene en su boca réplica. Porque en Ti, Señor, esperé: Tú me escucharás,
Señor Dios mío. Pues dije: no sea que alguna vez se rían de mí mis
enemigos y mientras mis pies vacilaban, hablaron con soberbia contra
mí. Porque preparado estoy para flagelaciones y mi dolor está siempre
delante de mí. Pues yo publicaré mi trasgresión y me preocuparé por mi
pecado. Mas mis enemigos viven y se han hecho más fuertes que yo, y se
han multiplicado los que me odian injustamente. Los que devuelven mal
por bien, murmuraban sobre mí porque yo perseguía lo bueno.
Y repite: No me desampares, Señor Dios mío: no te apartes de mí. Acude
prontamente a socorrerme, Señor Dios de mi salvación (dos veces).
Salmo 62
Dios, Dios mío, hacia Ti madrugo. Mi alma tuvo sed de Ti y aún más mi
carne con ímpetu anhela por Ti, en tierra yerma, intransitable y sin agua.
Allí también me presenté como en tu santuario para ver tu fuerza y tu
135
gloria. Porque tu misericordia es mejor que la vida: mis labios te
alabarán. Y así bendeciré durante mi vida y en tu nombre alzaré mis
manos. Como de grosura y de gordura sea saciada mi alma y con labios
de regocijo te alabará mi boca. Si me he acordado de Ti sobre mi lecho,
en las madrugadas medité en Ti. Porque fuiste mi ayudador. Y al
amparo de tus alas me regocijaré. Mi alma se apegó a Ti, tu diestra me ha
amparado. Mas ellos que en vano buscaron mi alma, entrarán en lo más
bajo de la tierra: serán entregados en manos de espada, ración serán de
los zorros. Mas el Rey se alegrará en Dios, aprobados serán todos los que
juran por Él: pues fue tapada la boca de los que hablan cosas inicuas. En
la madrugada meditaré en Ti: porque fuiste mi ayudador. Y al amparo
de tus alas me regocijaré. Mi alma se apegó a Ti; tu diestra me ha
amparado.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén. Aleluya, aleluya, aleluya, gloria a Ti, Señor
(tres veces, sin metanías).
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén.
Salmo 87
Señor Dios de mi salvación, de día y de noche clamé delante de Ti. Que
llegue a Ti mi oración; inclina tu oído a mi plegaria. Porque se colmó mi
alma de maldades y mi vida se ha acercado al infierno. He sido contado
con los que descienden al hoyo; he sido como hombre sin socorro,
abandonado entre los muertos. Así como los heridos que duermen en los
sepulcros, de quienes no te acuerdas ya más y ellos son desechados de tu
mano. Me has puesto en una fosa profunda: en lugares tenebrosos y en
sombra de muerte. Sobre mi se ha confirmado tu furor y todas tus
exaltaciones has echado sobre mí. Has alejado de mí a mis conocidos: me
han tenido como abominación para ellos. Entregado fui y no me libraré:
mis ojos han desfallecido de miseria. A Ti, Señor, he clamado todo el día:
he extendido hacia Ti mis manos. ¿Acaso harás maravillas por los
muertos o los médicos los resucitarán y te alabarán? ¿Acaso contará
alguno en el sepulcro tu misericordia y tu verdad en el Abadán? ¿Acaso
136
serán conocidos en las tinieblas tus milagros y tu verdad en la tierra
del olvido? Más yo a Ti he clamado, y en la madrugada mi oración
llegará ante Ti. ¿Por qué, Señor, desechas mi alma, y apartas de mí tu
rostro? Pobre soy yo y en sufrimientos estuve desde mi juventud. Me
elevé, me humillé y desfallecí. Sobre mí han pasado tus iras y tus
intimidaciones me han conturbado. Me han cercado como agua, aunados
me han dominado todo el día. Has alejado de mí al amigo y al cercano y
a mis conocidos por causa de mi miseria. Señor Dios de mi salvación, de
día y de noche clamé delante de Ti. Que llegue ante Ti mi oración; inclina
tu oído a mi plegaria.
Salmo 102
Bendice, alma mía, al Señor y todas las cosas que hay dentro de mí, a su
Santo Nombre. Bendice, alma mía, al Señor y no te olvides de todos sus
galardones. Él redime tu vida de la corrupción, Él te corona de
misericordias y de generosidades. Él colma de bienes tu deseo: se
renovará como la del águila tu juventud. El Señor hace misericordias y
justicia a todos los que sufren agravios. Hizo conocer sus caminos a
Moisés, y sus deseos a los hijos de Israel. Generoso y misericordioso es el
Señor: pacientísimo y muy misericordioso. No estará enojado para
siempre ni se enemistará eternamente. No nos ha tratado según nuestras
iniquidades ni nos ha retribuido según nuestros pecados. Porque cuan
alto está el cielo sobre la tierra, tanto ha confirmado el Señor su
misericordia sobre los que le temen. Cuanto dista el oriente de occidente,
tanto ha alejado de nosotros nuestras iniquidades. Así como un padre se
compadece de los hijos, así el Señor se apiada de los que le temen;
porqué Él conoce de qué estamos plasmados, recuerda que somos polvo.
Los días del hombre son como la hierba y él como la flor del campo que
desflorecerá. Pasará por él un soplo y ya no estará, y hasta su propio
lugar no le reconocerá. Mas la misericordia del Señor está desde los
siglos por los siglos, sobre los que le temen. Y su verdad sobre los hijos
de los hijos, de aquellos que guardan su alianza y se acuerdan de sus
mandamientos para cumplirlos. El Señor ha confirmado en el cielo su
trono y su reino domina sobre todos. Bendecid al Señor todos sus
ángeles, poderosos en fortaleza, ejecutores de su orden en cuanto oyen la
137
voz de sus palabras. Bendecid al Señor todas sus fuerzas, siervos
suyos, ejecutores de su voluntad. Bendecid al Señor todas sus obras; en
todo lugar de su señorío, bendice alma mía, al Señor.
Y repite: En todo lugar de su señorío, bendice alma mía, al Señor.
Salmo 142
Señor, oye mi oración; presta oído a mi súplica según la verdad de tus
promesas, óyeme en tu justicia. Y no entres en juicio con tu siervo,
porque ningún ser viviente puede aparecer justo en tu presencia. Porque
el enemigo ha perseguido mi alma; humilló hasta el suelo mi vida. Me ha
confinado en lugares tenebrosos, como a los muertos de antaño; se
desalentó en mí mi espíritu, mi corazón está en zozobra. Me acordé de
días antiguos; me puse a ponderar en todas tus obras, en las creaciones
de tus manos ponderaba. Extendí mis manos hacia Ti; mi alma te anhela
como tierra sedienta. Óyeme pronto Señor, mi espíritu ha desfallecido.
No retires de mí tu rostro, para no asemejarme a los que bajan a la fosa.
Hazme oír por la mañana tu misericordia, pues en Ti he puesto mi
esperanza. Muéstrame Señor, el camino que debo seguir, ya que hacia Ti
he elevado mi alma. Líbrame de mis enemigos, Señor, en Ti me refugio.
Enséñame a hacer tu voluntad, pues Tú eres mi Dios. Tu espíritu bueno
me conducirá a la tierra de la rectitud. Por amor a tu nombre, Señor,
vivifícame. En tu justicia, sacarás mi alma de aflicciones, y en tu
misericordia exterminarás a mis enemigos. Y destruirás a todos los que
afligen mi alma, porque siervo tuyo soy.
Y repite: Óyeme, señor, en tu verdad y no entres en juicio con tu siervo
(dos veces).
Tu espíritu bueno me guiará a tierra de rectitud.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Aleluya. Aleluya. Aleluya. Gloria a Ti, oh Dios. (Tres veces).
Señor, esperanza nuestra, gloria a Ti.
138
LETANÍA DE LA PAZ
El Diácono, saliendo a la Solea, recita la Letanía de la Paz:
Diácono: En paz, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por la paz que viene de lo Alto y por la salvación de
nuestras almas, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por la paz del mundo entero, la estabilidad de las Santas
Iglesias de Dios, y la unión de todos, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por esta santa morada y por todos los que en ella entran
con fe, devoción y temor de Dios, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por los piadosos cristianos ortodoxos, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por nuestro Patriarca N., por nuestro Obispo N, por el
honorable presbiterado y el diaconado en Cristo; por todo
el clero y el pueblo, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por nuestra piadosa nación, por toda autoridad y poder,
por el ejército que ama a Cristo, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por esta ciudad, por toda ciudad y país, y por los fieles que
en ellos habitan, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por un clima benéfico, por la abundancia de los frutos de la
tierra, y por tiempos pacíficos, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por quienes viajan por aire, mar o tierra por los
enfermos, los afligidos y los cautivos, y por su salvación,
roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Para que nos libres de toda tribulación, ira, peligro y
necesidad, roguemos al Señor.
139
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos,
Dios, por tu gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Habiendo suplicado a nuestra doncella la Santísima,
Purísima, Benditísima, y Gloriosa Madre de Dios y siempre
Virgen María, junto con todos los Santos,
encomendémonos: cada uno a si mismo, y unos a otros, y
nuestra vida entera, a Cristo nuestro Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote (Exclamación): Porque a Ti se debe toda gloria, honor y
adoración: Padre, Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Los Coros cantan, si es domingo, en el tono de la semana. Si es otro día, en el tono del
Apolitíquio.
Diacono: El Señor es Dios, El se nos ha revelado. Bendito el que viene
en nombre del Señor. Dad gracias al señor, porque El es
bueno, porque es eterna su misericordia.
Coro: El Señor es Dios, El se nos ha revelado. Bendito el que viene
en nombre del Señor.
Diacono: Todas las naciones adversas me han rodeado, mas en el
nombre del Señor las he rechazado.
Coro: El Señor es Dios, El se nos ha revelado. Bendito el que viene
en nombre del Señor.
Diacono: No, yo no moriré, yo viviré y anunciaré las obras del
Señor.
Coro: El Señor es Dios, El se nos ha revelado. Bendito el que viene
en nombre del Señor.
SALTERIO
Se leen los Katismas (porciones del Salterio) acostumbrados (ver cuadro al final). Para
los domingos son el segundo y tercer Katisma, (es decir los Salmos 9-16, y 17-23), y el
Katisma 17 (Salmo 118).
Si es día en que se festeja la memoria de algún Santo, en lugar del Katisma 17, se canta
el Polyéleon, (o sea los salmos, y una terminación especial para cada fiesta). Cada
Katisma está dividido en tres partes. Al final de cada tercera parte, entre el Lector y
alguien del Coro se hace el siguiente diálogo:
Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Coro: Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya. Aleluya. Aleluya. Gloria a Ti, oh Dios. (Tres veces).
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo.
Lector: Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. (Y
continúa la lectura).
Al final de la tercera vez, el mismo lector dice todo lo anterior él solo, y termina
diciendo:
Señor, esperanza nuestra, gloria a Ti.
Después del primer Katisma, el Diácono, saliendo a la Solea, recita la Letanía Menor:
Diácono: Una y otra vez en paz roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros, y protégenos
oh, Dios por tu gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Habiendo suplicado a nuestra doncella la Santísima,
Purísima, Benditísima, y Gloriosa Madre de Dios y siempre
141
Virgen María, junto con todos los Santos, encomendémonos: cada
uno a si mismo, y unos a otros, y nuestra vida entera, a
Cristo nuestro Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote (Exclamación): Porque Tuyos son el dominio, el Reino, el poder
y la gloria, Padre Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos.
Coro: Amén.
En seguida son cantadas las Catísmatas. Si hay lectura del Salterio, después de cada
Katisma se cantan las Catísmatas con su Teotoquio. Si no hay lectura del Salterio, se
cantan todas juntas después de la Letanía Menor. Después de la lectura del segundo
Katisma del Salterio, el Diácono recita otra vez la letanía menor, con la siguiente
exclamación sacerdotal.
Sacerdote (Exclamación): Porque Tú eres Dios bueno que amas a la
humanidad, y a Ti rendimos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora
y siempre, y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
LAS BENDICIONES
Si es domingo, inmediatamente después del Katisma 17, o del Polyeleon y de la
exaltación, si es además fiesta, se cantan los siguientes Troparios de la Resurrección en
el tono 5, con su versículo:
Coro: Bendito eres Señor, enséñame tus justos preceptos. El coro
angelical se asombró al verte contado entre los muertos, Salvador, a Ti,
que destruiste el poder de la muerte, levantando contigo a Adán, y
liberando a todos del infierno.
Coro: Bendito eres, Señor, enséñame tus justos preceptos. El ángel
radiante que estaba cerca del sepulcro, dijo a las portadoras de
ungüentos: ¿discípulas: por qué mezcláis el bálsamo con lágrimas de
compasión? Contemplad el sepulcro y entiendan, ya que el Salvador
resucitó de la tumba.
Coro: Bendito eres, Señor, enséñame tus justos preceptos. Las
portadoras de ungüentos muy temprano, lamentándose, fueron
presurosas a tu sepulcro; mas el ángel se les presentó diciéndoles: ¡no
142
lloréis! ha pasado el tiempo de los lamentos; anunciad, pues, a los
apóstoles la resurrección.
Coro: Bendito eres, Señor, enséñame tus justos preceptos. Las mujeres
portadoras de ungüentos, al llegar con miro a tu sepulcro, ¡oh, Salvador!
lloraron. Mas les habló el ángel diciendo: ¿Por qué pensáis que el que
Vive está entre los muertos? Siendo Dios, ha resucitado del sepulcro.
Coro: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Adoremos al Padre
y a Su Hijo y al Espíritu Santo. Trinidad Santísima, Una en esencia,
clamando con los serafines: Santo, Santo, Santo eres Señor.
Coro: Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. Habiendo
dado a luz al Dador de Vida, ¡oh, Doncella! salvaste a Adán del pecado;
cambiaste en júbilo la tristeza de Eva. El Dios y Hombre encarnado de Ti,
encaminó hacia la vida a quienes de ella habían caído.
Coro: Aleluya, aleluya, aleluya, Gloria a Ti, ¡oh Dios!
Coro: Aleluya, aleluya, aleluya, Gloria a Ti, ¡oh Dios!
Coro: Aleluya, aleluya, aleluya, Gloria a Ti, ¡oh Dios!
El Diácono, saliendo a la Solea, recita la Letanía Menor:
Tono Segundo
Coro: Levántate, Señor Dios mío, por el precepto que has
ordenado, y te rodeará la congregación del pueblo.
Coro: Levántate, Señor Dios mío, por el precepto que has
ordenado, y te rodeará la congregación del pueblo.
Lector: Versículo Señor Dios mío, en Ti he puesto mi esperanza, sálvame.
Coro: Levántate, Señor Dios mío, por el precepto que has
ordenado,
Coro: y te rodeará la congregación del pueblo.
Tono Tercero
Coro: Decid entre las naciones, que el Señor se ha entronizado;
porque Él ha establecido el universo, que no será movido.
Coro: Decid entre las naciones, que el Señor se ha entronizado;
porque Él ha establecido el universo, que no será movido.
Lector: Versículo Cantad al Señor una canción nueva; cantad al Señor, toda
la tierra.
Coro: Decid entre las naciones, que el Señor se ha entronizado;
Coro: porque Él ha establecido el universo, que no será movido.
Tono Cuarto
Coro: Resucita, Señor, socórrenos, y líbranos por causa de tu nombre.
Coro Resucita, Señor, socórrenos, y líbranos por causa de tu nombre.
144
Lector: Señor, lo hemos oído con nuestros oídos, y nuestros
Versículo
padres nos lo han anunciado.
Coro: Resucita, Señor, socórrenos,
Coro: y líbranos por causa de tu nombre.
Tono Quinto
Coro: Resucita, Señor Dios mío, y álcese tu mano, porque reinas
por los siglos.
Coro: Resucita, Señor Dios mío, y álcese tu mano, porque reinas
por los siglos.
Lector: Versículo Te confesaré, Señor, con todo mi corazón, proclamaré
todas tus maravillas.
Coro: Resucita, Señor Dios mío, y álcese tu mano,
Coro: porque reinas por los siglos.
Tono Sexto
Coro: Señor, exalta tu fuerza, y ven para salvarnos.
Coro: Señor, exalta tu fuerza, y ven para salvarnos.
Lector: Versículo Escucha, Pastor de Israel, que conduces a José como
cordero.
Coro: Señor, exalta tu fuerza,
Coro: y ven para salvarnos.
Tono Séptimo
Coro: Resucita, Señor Dios mío, álcese tu mano; no te olvides de
tus pobres hasta el fin.
Coro: Resucita, Señor Dios mío, álcese tu mano; no te olvides de
tus pobres hasta el fin.
Lector: Versículo Te confesaré, Señor, con todo mi corazón, proclamaré
todas tus maravillas.
Coro: Resucita, Señor Dios mío, álcese tu mano;
Coro: no te olvides de tus pobres hasta el fin.
Tono Octavo
Coro: El Señor se entronizará por los siglos, Tú Dios, oh Sión, de
generación en generación.
145
Coro: El Señor se entronizará por los siglos, Tú Dios, oh Sión, de
generación en generación.
Lector: Versículo Alaba, alma mía, al Señor; en mi vida alabaré al Señor.
Coro: El Señor se entronizará por los siglos,
Coro: Tú Dios, oh Sión, de generación en generación.
LOS CANONES
Los Cánones consisten en una agrupación de cantos en 8 Odas (no se canta la segunda),
cuya estructura principal son las 9 odas Bíblicas (ver el Libro de las Horas). Los versos
de estas Odas se cantan intercaladamente con troparios compuestos también en 8 Odas
que se encuentran en los siguientes libros: del Paraklítiki (Libro del Octótono); del
Meneo (Colección de 12 tomos con oficios litúrgicos para Santos o fiestas de cada día
del año); del Teotokario (Colección de cantos a la Santísima Theotokos); en tiempos de
Cuaresma, del Triodio (Libro con oficios del período Cuaresmal); y en tiempos de
Pascua del Pentecostarion (Libro con oficios del período Pascual). Se cantan las Odas
Primera y Tercera.
Al final, el sacerdote y el diácono salen al centro de la iglesia donde habrá un atril
preparado para colocar el evangeliario. El Diácono recita la Letanía Menor:
Salmo 50
Ten piedad de mi, oh Dios, según tu gran misericordia; según la
multitud de tus piedades, borra mi iniquidad. Lávame más y más de mis
transgresiones, y límpiame de mis pecados. Pues reconozco mi maldad,
y mi pecado está siempre ante mí. Contra Ti sólo he pecado, he hecho el
mal en tu presencia, por lo tanto, eres justo en tu sentencia, soberano en
tu juicio. Considera que en maldad fui formado, y en pecado me
concebido mi madre. Ciertamente, Tu amas la verdad; los misterios
escondidos y ocultos de tu sabiduría, me los has revelado.
Rocíame con hisopo y seré limpio; lávame y emblanqueceré más que la
nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se alegrarán mis huesos tan
humillados. Aparta tu rostro de mis pecados, y borra todas mis
iniquidades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y restaura en mis
entrañas un espíritu recto. No me arrojes de tu presencia, y no retires de
mí tu Espíritu Santo. Devuélveme el gozo de tu salvación, y sostenme
con espíritu soberano. Enseñaré a los pecadores tus caminos, y los
impíos volverán hacia Ti. Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios de mi
salvación; se alegrará mi lengua de tu justicia. Abre Señor mis labios y
mi boca proclamará tus alabanzas. Porque si quisieras sacrificio, te lo
ofrecería; más no te complacen los holocaustos. Sacrificio a Dios es el
espíritu contrito; el corazón contrito y humillado, Tu Dios, no lo
desprecias. Señor, en tu bondad, trata benignamente a Sión, para que
puedan reedificarse los muros de Jerusalén. Entonces aceptarás el
sacrificio de justicia, las ofrendas y los holocaustos, entonces se ofrecerán
becerros sobre tu altar.
Cuando todos hayan venerado el evangeliario y recibido la unción, el sacerdote lo lleva
de nuevo con él al Santuario.
149
Luego canta el Coro, solemnemente:
Coro: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Por las
plegarias de los Apóstoles, ¡oh Misericordioso! limpia la multitud de
nuestras transgresiones.
Coro: Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. Por
las plegarias de la Madre de Dios, ¡oh Misericordioso! limpia la multitud
de nuestras transgresiones.
Coro: Ten piedad de mí, oh Dios, según tu gran misericordia; según
la multitud de tus piedades, borra mi iniquidad.
Si es domingo, se canta el siguiente:
Coro: Resucitó Jesús del sepulcro, así como lo había predicho, nos
ha otorgado la vida eterna y gran misericordia.
EL MAGNIFICADO
Se canta lentamente:
Coro derecho: Santo es el Señor nuestro Dios.
Coro izquierdo: Santo es el Señor nuestro Dios.
Los domingos se agrega:
Coro derecho: Ensalzad al Señor nuestro Dios y venerad el pedestal de
Sus pies.
Coro izquierdo Porque Él es Santo.
EXAPOSTILARIO
Si es domingo, se canta el Exapostilario matutino del Octótono que corresponde al
Evangelio Matutino, (uno de los 11 Evangelios Matutinos, descritos al final del Libro
Paraclitiquí) y su Teotoquio. Para otros días, ver los Exapostilarios de la fiesta en el
Meneo (Colección de 12 tomos con oficios litúrgicos para Santos o fiestas de cada día
del año), o los del día de la semana en el Libro de las Horas.
LAS ALABANZAS
Luego si es domingo, o una fiesta del Señor, o de un Santo, en el que se canta la Gran
Doxología, también se cantan las alabanzas. De lo contrario, son leídas.
Coro derecho: Todo lo que tiene aliento alabe al Señor. Alabad al Señor
desde los cielos: alabadle en las alturas. A Ti pertenece el himno, oh
Dios.
Coro izquierdo: Alabadle todos sus ángeles; alabadle todas sus
potestades. A Ti pertenece un himno, oh Dios.
Alabadle, sol y luna; alabadle todas las estrellas y la luz.
153
Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están más alto que los
cielos.
Alábese el nombre del Señor, porque Él dijo y fueron; Él ordenó y se
crearon.
Las estableció para siempre, y por los siglos de los siglos; puso ley que
no será quebrantada.
Alabad al Señor desde la tierra, los dragones y todos los abismos.
El fuego, el granizo, la nieve, la helada, el espíritu de tempestad, que
ejecutan su palabra.
Los montes y todos los collados, el árbol de fruto y todos los cedros.
La bestia y todo ganado; reptiles y aves.
Los reyes de la tierra y todos los pueblos; los príncipes y todos los jueces
de la tierra.
Los jóvenes y las doncellas; los ancianos con los niños. Alábese el
nombre del Señor, porque solo su Nombre es elevado.
Su confesión es en la Tierra y en el Cielo. Y Él ensalzó el cuerno de su
pueblo.
Un himno a todos sus Santos, a los hijos de Israel, un pueblo cercano a
Él. Cantad al Señor una canción nueva, Su alabanza en la Iglesia de los
Santos.
Alégrese Israel en su Hacedor; los hijos de Sión se gocen en su Rey.
Alábese Su Nombre en coro; con adufe y arpa, a Él canten salmos.
Porque el Señor se complace en su pueblo, y enaltecerá a los mansos
para su salvación.
Los Santos consagrados se regocijarán en gloria; y se alegrarán en sus
lechos.
El ensalzamiento de Dios en sus gargantas, y espadas de dos filos en sus
manos.
Para hacer venganza en las naciones, y reprensión en los pueblos.
Para aprisionar a sus reyes con grilletes, y a sus nobles con grilletes de
hierro en las manos y los pies.
Si hay seis estiquerios (troparios), (ocho los domingos), se comienzan a cantar
intercaladamente a partir del siguiente Estíquio (versículo)
Para hacer sobre ellos el juicio escrito.
154
Esta gloria será para todos Sus Santos consagrados.
Alabad a Dios en Sus Santos, alabadle en el establecimiento de Su poder.
Si hay cuatro estiquerios, a partir del siguiente estíquio.
Alabadle por Sus poderíos; alabadle por la multitud de Su grandeza.
Alabadle al son de la trompeta; alabadle con salterio y cítara.
Alabadle con pandero y coro; alabadle con cuerdas y órgano.
Alabadle con címbalos sonoros; alabadle con címbalos de júbilo. Todo lo
que tiene aliento, alabe al Señor.
Si es domingo, se agregan los dos siguientes:
Levántate, Señor Dios mío, levántese tu mano; no te olvides de tus
pobres para siempre.
Confesaré a Ti, oh Señor, con todo mi corazón; proclamaré todas tus
maravillas.
LA GRAN LETANÍA
LETANÍA COMPLEMENTARIA
Diácono: Completemos nuestra súplica matutina al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos,
Dios, por tu gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Que el día entero sea perfecto, santo, pacífico, y sin pecado,
pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Diácono: Un ángel de paz, guía fiel, custodio de nuestras almas y
cuerpos, pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Diácono: Perdón y remisión de nuestros pecados y transgresiones,
pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
158
Diácono: Cuanto es bueno y conveniente para nuestras almas, y por
la paz del mundo, pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Diácono: Que el tiempo restante de nuestra vida se complete en paz
y penitencia, pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Diácono: Un fin cristiano de nuestra vida, exento de dolor y de
vergüenza, pacífico, y una buena defensa ante el temible
tribunal de Cristo, pidámosle.
Coro: Concédelo, Señor.
Diácono: Habiendo suplicado a nuestra doncella la Santísima,
Purísima, Benditísima, y Gloriosa Madre de Dios y siempre
Virgen María, junto con todos los Santos,
encomendémonos: cada uno a si mismo, y unos a otros, y
nuestra vida entera, a Cristo nuestro Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote (Exclamación): Porque eres Dios de misericordia, de compasión
y de amor a la humanidad, y a Ti rendimos gloria, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
El Sacerdote se voltea hacia el pueblo y lo bendice
Sacerdote: Paz a todos.
Coro: Y a tu espíritu.
Diácono: Inclinemos la cabeza ante el Señor.
Coro: Ante Ti, Señor.
Sacerdote: Santísimo Señor, que habitas en las alturas, y que te inclinas
bondadoso hacia los humildes; pues con tu mirada poderosa, velas sobre
toda creatura. Nosotros inclinamos nuestras almas y nuestros cuerpos,
delante de Ti y te suplicamos. Oh Santo de los santos, desde tu santa
morada, extiende tu mano invisible, y danos a todos tu bendición.
Sacerdote (Exclamación): Porque a Ti pertenece tener misericordia de
nosotros y salvarnos, oh Cristo Dios nuestro, y nosotros te rendimos
gloria, con el Padre, y el Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos.
159
Coro: Amén.
Diácono: Sabiduría.
Lector: Bendice.
Sacerdote (mirando hacia el oriente): Que nos bendiga aquel que es bendito,
Cristo Dios nuestro, eternamente, ahora y siempre y por los siglos de los
siglos.
Lector: Amén. Que el Señor Dios acreciente la santa fe ortodoxa
por los siglos de los siglos. Amén.
El Sacerdote sale a la Solea, y mirando hacia el pueblo, dice:
Sacerdote: Santísima Madre de Dios sálvanos.
Lector: Más honorable que los querubines e incomparablemente
más gloriosa que los serafines, Tú que incorrupta diste a luz
a Dios el Verbo, verdadera Madre de Dios, te
magnificamos.
Sacerdote: Gloria a Ti, Cristo Dios, esperanza nuestra, Señor gloria a
Ti.
Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Coro: Amén.
161
LOS EVANGELIOS MATUTINOS
DE LA RESURRECCIÓN
Leídos en Laudes de los domingos
PRIMER EVANGELIO MATUTINO
(Mateo 28, 16-20)
Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que
Jesús les había indicado. Y al verle le adoraron; algunos sin embargo
dudaron. Jesús se acercó a ellos y les habló así: “Me ha sido dado todo
poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las
gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he
aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.”
169
COMPLETAS MENORES
El Sacerdote, habiéndose revestido del epitrakilio, besa el altar, sale del santuario y se
para en frente a las Puertas Reales. Comienza el oficio exclamando:
Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre, y
por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Si no hay sacerdote: Por las oraciones de nuestros Santos Padres, Señor
Jesucristo, Hijo de Dios, Ten piedad de nosotros y sálvanos. Amén.
Si es leída, o en tiempo pascual, no es necesario leer el Trisagio (es reemplazado
por la recitación por tres veces de: “Cristo ha resucitado de entre los muertos,
con su muerte Él ha vencido la muerte, y a aquellos que estaban en la tumba Él
les ha dado la vida”); de la fiesta de la Ascensión del Señor hasta la víspera de
Pentecostés se comienza directamente con: “Vengan adoremos y postrémonos
ente nuestro Rey y Dios…,” de lo contrario hay que decirlo:
Lector: Gloria a Ti, Dios Nuestro, Santísima Trinidad, Gloria a Ti. Rey
Celestial, Consolador, Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que
todo lo llenas, Tesoro de bienes y Dador de la vida, ven y habita en
nosotros, purifícanos de toda mancha, y salva, Tú que eres bueno,
nuestras almas
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de nosotros.
(Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
170
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Salmo 50
Lector: Ten piedad de mí, oh Dios, según tu gran misericordia; según la
multitud de tus piedades, borra mi iniquidad. Lávame más y más de mis
transgresiones, y límpiame de mis pecados. Pues reconozco mi maldad,
y mi pecado está siempre ante mí. Contra Ti sólo he pecado, he hecho el
mal en tu presencia, por lo tanto, eres justo en tu sentencia, soberano en
tu juicio. Considera que en maldad fui formado, y en pecado me
concebido mi madre. Ciertamente, Tú amas la verdad; me has revelado
los misterios ocultos de tu sabiduría.
Rocíame con hisopo y seré limpio; lávame y emblanqueceré más que la
nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se alegrarán mis huesos tan
171
humillados. Aparta tu rostro de mis pecados, y borra todas mis
iniquidades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y restaura en mis
entrañas un espíritu recto. No me arrojes de tu presencia, y no retires de
mí tu Espíritu Santo. Devuélveme el gozo de tu salvación, y sostenme
con espíritu soberano. Enseñaré a los pecadores tus caminos, y los
impíos volverán hacia Ti. Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios de mi
salvación; se alegrará mi lengua de tu justicia. Abre Señor mis labios y
mi boca proclamará tus alabanzas. Porque si quisieras sacrificio, te lo
ofrecería; más no te complacen los holocaustos. Sacrificio a Dios es el
espíritu contrito; el corazón contrito y humillado, Tu Dios, no lo
desprecias. Señor, en tu bondad, trata benignamente a Sión, para que
puedan reedificarse los muros de Jerusalén. Entonces aceptarás el
sacrificio de justicia, las ofrendas y los holocaustos, entonces se ofrecerán
becerros sobre tu altar.
Salmo 69
Salmo 142
LA DOXOLOGÍA MENOR
Coro: Gloria en las alturas a Dios y en la tierra paz a los hombres que
ama el Señor. Te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias por tu gran gloria. Señor, Rey, Dios celestial, Padre
Todopoderoso; Señor Hijo unigénito, Jesucristo; y el Espíritu Santo.
Señor, Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre, Tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros, Tú que quitas los pecados del
mundo. Recibe nuestra oración, Tú que estás sentado a la diestra del
Padre, y ten piedad de nosotros. Porque sólo Tú eres santo, sólo Tú eres
Señor, Jesucristo, en la gloria de Dios Padre. Amén. Cada tarde te
bendeciré, y alabaré tu Nombre para siempre, y por los siglos de los
siglos. Señor, te has hecho nuestro refugio de generación en generación.
Dije: Señor, ten piedad de mí, sana mi alma, porque he pecado contra ti.
Señor, a Ti acudo; enséñame a hacer tu voluntad, porque Tú eres mi
Dios. Porque en Ti está la fuente de la vida; en tu luz veremos la luz.
Extiende tu misericordia a quienes te conocen. Concede, Señor,
guardarnos esta noche sin pecado. Bendito eres Señor, Dios de nuestros
padres, y alabado y glorificado sea tu Nombre por los siglos. Amén. Sea
sobre nosotros tu misericordia, Señor, así como hemos esperado en Ti.
Bendito seas, Señor: instrúyeme con tus justos preceptos. Bendito seas.
Soberano, hazme entender tus justos preceptos. Bendito seas. Santo,
ilumíname con tus justos preceptos. Tu misericordia, Señor, es para
siempre, no desprecies las obras de tus manos. Te pertenece la alabanza,
te pertenece un himno, te pertenece la gloria, al Padre, al Hijo y al
Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
173
CREDO
Coro: Creo en un solo Dios, Padre Omnipotente, Creador del cielo y de
la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Y en un solo Señor, Jesucristo,
Unigénito Hijo de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos; Luz
de Luz, Dios Verdadero de Dios Verdadero, engendrado, no creado,
consubstancial al Padre, por quien todo fue hecho. Quien por nosotros
los hombres y por nuestra Salvación descendió de los cielos, y se encarnó
del Espíritu Santo y de María la Virgen, y se hizo hombre. Fue
crucificado por nosotros bajo Poncio Pilato, padeció y fue sepultado. Y
resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. Y ascendió a los cielos y
está sentado a la diestra del Padre. Y de nuevo vendrá, con gloria, para
juzgar a los vivos y a los muertos. Y su Reino no tendrá fin. Y en el
Espíritu Santo, Señor, Vivificador, que procede del Padre, que junto con
el Padre y el Hijo es adorado y glorificado, que habló por medio de los
profetas. Y en la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica. Confieso un
solo Bautismo para la remisión de los pecados. Espero la resurrección de
los muertos, y la vida en la era futura. Amén.
Digno es en verdad bendecirte, oh Madre de Dios, siempre
bienaventurada y exenta de pecado; más honorable que los querubines e
incomparablemente más gloriosa que los serafines, Tú que incorrupta
diste a luz a Dios el Verbo, verdadera Madre de Dios, te magnificamos.
Aquí se puede insertar un Canon Salutatorio.
En los primeros cinco viernes de Cuaresma, se comienza a cantar el Himno Acathistos,
con las Salutaciones a la Madre de Dios.
Lector: Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visita y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
174
Padre nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Si no hay sacerdote: Por las oraciones de nuestros Santos Padres, Señor
Jesucristo, Hijo de Dios, Ten piedad de nosotros y sálvanos. Amén.
Troparios
Ahora se lee el Contaquio del Santo o la fiesta del día, o si no, los siguientes tropários:
Dios de nuestros padres, que siempre nos tratas según tu clemencia, no
apartes de nosotros tu misericordia, mas por las intercesiones de tus
santos guía nuestra vida en paz.
Por todo el mundo, como de oro y de púrpura, se ha adornado tu Iglesia
con la sangre de los mártires, y por medio de ellos clama a ti, Cristo
verdadero Dios: ¡Envía tu compasión sobre tu pueblo, da paz a tu
heredad y a nuestras almas el tesoro abundante de tu misericordia!
Con los santos, haz reposar, Cristo, a las almas de tus siervos, ahí donde
no hay enfermedad, ni dolor, ni gemido, sino la vida eterna.
Al final, todos nos pedimos mutuamente perdón, recibimos la bendición del sacerdote,
si hay, y nos vamos a dormir en paz.
180
Por las oraciones de nuestros Santos Padres, Señor Jesucristo, Hijo
de Dios, Ten piedad de nosotros y sálvanos. Amén.
181
GRANDES COMPLETAS
Las Grandes Completas son recitadas en la temporada del Gran Ayuno (la Santa
Cuaresma), las tardes del lunes, martes, miércoles y jueves, hasta el día Martes Santo.
Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios, en todo tiempo, Ahora y siempre
y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Lector: Gloria a Ti, Dios Nuestro, Santísima Trinidad Gloria a Ti. Rey
Celestial, Consolador, Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que
todo lo llenas, Tesoro de bienes y Dador de la vida, ven y habita en
nosotros, purifícanos de toda mancha, y salva, Tú que eres bueno,
nuestras almas
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de nosotros.
(Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo y
Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
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Si no hay sacerdote: Por las oraciones de nuestros Santos Padres,
Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros y sálvanos. Amén.
Lector: Señor ten piedad (12 veces)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante nuestro Rey y Dios. (Metanía
profunda)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante Cristo, nuestro Rey y Dios.
(Metanía profunda)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante el mismo Cristo, Él es nuestro
Rey y nuestro Dios. (Metanía profunda)
SALMO 4
Lector: Respóndeme cuando Te llamo, oh Dios, sé testigo de mi
inocencia; Tú, que en el apuro me abres salidas, tenme piedad y escucha
mi oración. ¿Hasta cuándo, hombres, insultaréis mi honra, amaréis la
vanidad y andaréis tras la mentira? Sabed que el Señor me distingue con
Su Amor, el Señor me escucha cuando le llamo. Temblad y no pequéis,
reflexionad en el lecho y callad. Ofreced sacrificios justos y confiad en el
Señor. Muchos dicen: “¿Quién nos hará ver la dicha?”. ¡Haz brillar sobre
nosotros la luz de Tu Rostro! Señor, me has dado más alegría interior
que cuando ellos abundan en trigo y en mosto. En paz me acuesto y en
seguida me duermo, pues Tú Solo, Señor, me haces vivir tranquilo.
SALMO 6
Señor, no me corrijas con Tu Cólera, no me castigues con tu furor.
Piedad, Señor, que estoy baldado, cura, Señor, mis huesos sin fuerza. Me
encuentro del todo abatido. Y Tú, Señor, ¿hasta cuándo? Vuélvete, Señor,
restablece mi vida, ponme a salvo por Tu Misericordia. Que después de
morir nadie Te recuerda, y en el Sheol ¿quién Te alabará? Estoy
extenuado de gemir, baño mi lecho cada noche, inundo de lágrimas mi
cama; mis ojos se consumen de rabia. La insolencia define a mis
opresores, ¡apartaos de mí, malhechores! Que el Señor ha escuchado mi
llanto; el Señor ha escuchado mi súplica, el Señor acepta mi oración.
¡Queden corridos, confusos mis enemigos, retrocedan de inmediato,
cubiertos de vergüenza!
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SALMO 12
¿Hasta cuándo, Señor? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo me
ocultarás tu rostro? ¿Hasta cuándo andaré angustiado, con el corazón en
un puño día y noche? ¿Hasta cuándo me someterá el enemigo? ¡Mira,
respóndeme, Señor Dios mío! Da luz a mis ojos, no me duerma en la
muerte, no diga mi enemigo: “¡Le he podido!”, no se alegre mi
adversario al verme vacilar. Pues yo confío en Tu Amor, en Tu Salvación
goza mi corazón. ¡Al Señor cantaré por el bien que me ha hecho, tañeré
en honor del Señor, el Altísimo!
Gloria al Padre… Ahora… Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya, Gloria a Ti, Oh Dios. Señor ten Piedad. (Tres
veces)
Gloria al Padre… Ahora… Amén.
SALMO 24
A Ti, Señor, dirijo mi anhelo. A Ti, Dios mío. En Ti confío, ¡no quede
defraudado, ni triunfen de mí mis enemigos! El que espera en Ti no
queda defraudado, queda defraudado el que traiciona sin motivo.
Muéstrame Tus Caminos, Señor, enséñame Tus Sendas. Guíame
fielmente, enséñame, pues tú eres el Dios que me salva. En Ti espero
todo el día, por Tu Bondad, Señor. Acuérdate, Señor, de Tu Ternura y de
Tu Amor, que son eternos. De mis faltas juveniles no Te acuerdes, acuér-
date de mí según Tu Amor. Bueno y Recto es el Señor: muestra a los
pecadores el camino, conduce rectamente a los humildes y a los pobres
enseña Su Sendero. Amor y verdad son las sendas del Señor para quien
guarda Su Alianza y Sus Preceptos. Haz gala de Tu Nombre, Señor, y
perdona mi culpa, que es grande. Cuando un hombre respeta al Señor, Él
le indica el camino a seguir; vivirá colmado de dicha, su estirpe poseerá
la tierra. El Señor se confía a Sus adeptos, los va instruyendo con Su
Alianza. Mis ojos están fijos en el Señor, que sacará mis pies de la
trampa. Vuélvete a mí, tenme piedad, me siento solo y desdichado. La
angustia crece en mi corazón, hazme salir de mis tormentos. Mira mi
aflicción y mi penar, perdona todos mis pecados. Mira cuántos son mis
enemigos, la violencia del odio que me tienen. Guarda mi vida, ponme a
salvo, no me avergüence por confiar en Ti. Integridad y rectitud me
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ampararán, porque espero en Ti, Señor. Redime, Dios, a Israel de
todas sus angustias.
SALMO 30
En ti, Señor, me cobijo, ¡nunca quede defraudado! ¡Líbrame conforme a
Tu Justicia, tiende a mí Tu Oído, date prisa! Sé mi roca de refugio, alcá-
zar donde me salve; pues Tú eres mi peña y mi alcázar, por Tu Nombre
me guías y diriges. Sácame de la red que me han tendido, pues Tú eres
mi Refugio; en Tus Manos abandono mi vida y me libras, Señor, Dios
fiel. Detestas a los que veneran ídolos, pero yo confío en el Señor. Me
alegraré y celebraré Tu Amor, pues Te has fijado en mi aflicción, conoces
las angustias que me ahogan; no me entregas en manos del enemigo, has
puesto mis pies en campo abierto. Ten piedad de mí, Señor, que estoy en
apuros. La pena debilita mis ojos, mi garganta y mis entrañas; mi vida se
consume en aflicción, y en suspiros mis años; sucumbe mi vigor a la
miseria, mis huesos pierden fuerza. De todos mis opresores me he
convertido en la burla; asco doy a mis vecinos, espanto a mis familiares.
Los que me ven por la calle se apartan lejos de mí; me olvidan igual que
a un muerto, como objeto de desecho. Escucho las calumnias de la turba,
terror alrededor, a una conjuran contra mí, tratando de quitarme la vida.
Pero yo en Ti confío, Señor, me digo: “Tú eres mi Dios”. Mi destino está
en Tus Manos, líbrame de las manos de enemigos que me acosan. Que
brille Tu Rostro sobre Tu siervo, ¡sálvame por Tu Amor! Señor, no quede
yo defraudado después de haberte invocado; que queden defraudados
los impíos, que bajen en silencio al Sheol. Enmudezcan los labios
mentirosos que hablan insolentes contra el justo, llenos de orgullo y
desprecio. ¡Qué grande es Tu Bondad, Señor! La reservas para Tus
adeptos, se la das a los que a Ti se acogen a la vista de todos los hombres.
Los ocultas donde Tú solo los ves, lejos de las intrigas de los hombres;
bajo techo los pones a cubierto de las querellas de las lenguas. ¡Bendito el
Señor que me ha brindado maravillas de amor (en plaza fuerte)! ¡Y yo
que decía alarmado: “Estoy dejado de Tus Ojos”! Pero oías la voz de mi
plegaria cuando Te gritaba auxilio. Amad al Señor, todos Sus amigos, a
los fieles protege el Señor; pero devuelve con creces al que obra con
orgullo. ¡Tened valor, y firme el corazón, vosotros, los que esperáis en el
Señor!
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SALMO 90
El que habita al amparo del Altísimo y mora a la sombra de Dios del
Cielo diga al Señor: “Refugio, Baluarte mío, mi Dios, en quien confío”.
Pues Él te libra de la red del cazador, de la peste funesta; con Sus Plumas
te protege, bajo Sus Alas hallas refugio: escudo y armadura es Su
Fidelidad. No temerás el terror de la noche, ni la saeta que vuela de día,
ni la peste que avanza en tinieblas, ni el azote que devasta a mediodía.
Aunque caigan mil a tu lado y diez mil a tu derecha, a ti no te alcanzará.
Basta con que fijes tu mirada, verás la paga de los malvados, tú que
dices: “El Señor es mi refugio”, y tomas a Altísimo por defensa. El mal
no te alcanzará, ni la plaga se acercará a tu tienda; que Él ordenará a Sus
Ángeles que te guarden en todos tus caminos. Te llevarán ellos en sus
manos, para que en piedra no tropiece tu pie; pisarás sobre el león y la
víbora, hollarás al leoncillo y al dragón. Puesto que Me ama, lo salvaré,
lo protegeré, pues Me reconoce. Me llamará y le responderé, estaré a su
lado en la desgracia, lo salvaré y lo honraré. Lo saciaré de larga vida,
haré que vea mi salvación.
Lector: Gloria al Padre… Ahora… Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a Ti, Oh Dios.
Señor, ten piedad. (Tres veces) Gloria al Padre… Ahora… Amén.
De inmediato, con reverencia y gran voz, serán intercalados los siguientes Stíjos, de
parte de los dos cantores, repitiendo detrás de cada Stíjo
“Porque Dios está con nosotros.” (Refiérase a Isaías 8 y 9)
❖ Dios está con nosotros; sabedlo, pues, naciones; que seréis
destrozadas. Porque Dios está con nosotros.
❖ Escuchad, hasta los confines de la tierra. Porque Dios…
❖ Poderosos seréis destrozados. Porque Dios…
❖ Porque, aunque volvéis poderosos, otra vez seréis destrozados.
Porque Dios…
❖ Trazad un plan; y el Señor lo hará Fracasar... Porque Dios…
❖ Decid una palabra, y no se cumplirá... Porque Dios…
❖ De vuestras amenazas no temamos ni temblamos... Porque Dios…
❖ Al Señor, Dios nuestro, a quien santificamos y a Él tememos... Porque
Dios…
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❖ Y confiado en Él, Él me será un Santuario... Porque Dios…
❖ Y esperaré en Él, y seré salvo... Porque Dios…
❖ Aquí estamos yo y los hijos que me ha dado el Señor... Porque Dios…
❖ El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande... Porque Dios…
❖ Los que Vivían en la tierra de sombras, una luz brillará sobre
vosotros... Porque Dios…
❖ Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado... Porque
Dios…
❖ Estará el señorío sobre su hombro... Porque Dios…
❖ Y su paz no tendrá fin... Porque Dios…
❖ Y se llamará su nombre, mensajero de la Gloriosa Opinión... Porque
Dios…
❖ Maravilla de Consejero... Porque Dios…
❖ Dios Fuerte, Soberano, Príncipe de Paz... Porque Dios…
❖ Siempre Padre... Porque Dios…
❖ Gloria al Padre… Porque Dios…
❖ Ahora… Amén. Porque Dios…
Primer Cantor: Dios está con nosotros; sabedlo, pues, naciones; que
seréis destrozados. Porque Dios está con nosotros.
Y directamente el lector recita los siguientes Troparios
❖ Habiendo llegado al final del día, Te doy gracias, Señor, y Te suplico
otorgarme, Salvador, pasar sin pecado, esta tarde y la noche y
sálvame.
❖ Gloria al Padre…
❖ Habiendo llegado al final del día, Te glorifico, Soberano, y Te suplico
otorgarme, Salvador, pasar sin tropiezo, esta tarde y la noche y
sálvame.
❖ Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
❖ Habiendo llegado al final del día, Te alabo, Santo, y Te suplico
otorgarme, Salvador, pasar sin novedad, esta tarde y la noche y
sálvame.
Y los dos cantores intercalan los siguientes Stíjos - Tono Sexto
❖ La Naturaleza de los querubines incorpóreos, Te glorifica con
alabanzas incesantes.
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❖ Y los serafines, los seres de seis alas Te exaltan con himnos, sin
cesar.
❖ Y todos los ejércitos angelicales Te alaban con el himno Tres veces
Santo.
❖ Porque Tú, Padre, existes antes de todo, y Tu Hijo que no tiene
principio Te iguala en la eternidad.
❖ Y como llevas al Espíritu de la Vida, que Te iguala en el Honor,
revelas que la Trinidad es Indivisible.
❖ ¡Santísima Virgen Madre de Dios y vosotros testigos oculares del
Verbo y sus ministros!
❖ ¡Legiones de profetas y mártires, que poseéis Vida Eterna!
❖ ¡Interceded sin cesar, por todos nosotros caídos en desgracia!
❖ Así, siendo salvados de los errores del maligno; con el himno de loa
ángeles exclamamos diciendo:
❖ Santo, Santo, Santo, ¡Señor!, Tú que eres Tres veces Santo, ten piedad
de nosotros y sálvanos. Amén.
EL CREDO
Coro: Creo en un solo Dios Padre, Todopoderoso, Creador del Cielo y
de la Tierra, de todo lo visible e invisible. Y en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo Unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos; Luz
de Luz, Dios Verdadero de Dios Verdadero; nacido, no creado;
Consubstancial al Padre, por Quien todo fue hecho. Quien por nosotros,
los hombres, y para nuestra salvación, descendió de los cielos, y se
encarnó del Espíritu Santo y de María Virgen y se hizo hombre. Crucifi-
cado también por nosotros bajo Poncio Piloto, padeció y fue sepultado. Y
resucitó al tercer día conforme a las Escrituras. Y subió a los Cielos y está
sentado a la Diestra del Padre. Y otra vez ha de venir con gloria, a juzgar
a los vivos y a los muertos y Su Reino no tendrá fin. Y en el Espíritu
Santo, Señor Vivificador, que procede del Padre, que con el Padre y el
Hijo es juntamente adorado y glorificado, y que habló por los profetas.
En la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica. Confieso un solo
bautismo para la remisión de los pecados. Espero la resurrección de los
muertos. Y la vida del mundo venidero. Amén.
Y los dos cantores intercalan los siguientes Stíjos
188
❖ ¡Santísima Madre de Dios, intercede por nosotros, pecadores! (Tres
veces)
❖ ¡Todos los poderes celestiales, los Santos Ángeles y Arcángeles,
interceded por nosotros, pecadores! (Dos veces)
❖ ¡San Juan, Profeta, Precursor y Bautista de nuestro Señor Jesucristo,
intercede por nosotros, pecadores! (Dos veces)
❖ ¡Vosotros, Oh justos padres, revestidos de Dios, pastores y maestros
ecuménicos, interceded por nosotros, pecadores! (Dos veces)
❖ ¡San N (el patrono de la Iglesia) intercede por nosotros, pecadores! (Dos
veces)
❖ ¡Invencible, Inefable y Divino Poder de la Preciosa y Vivificadora
Cruz, no nos abandones, a nosotros pecadores! (Dos veces)
❖ ¡Señor, perdónanos, a nosotros, pecadores! (3 veces)
❖ Y ten piedad de nosotros.
Se reza el Trisagio
Gloria al Padre…
Ahora… Amén.
Gloria al Padre…
190
Dame lágrimas, Dios, como diste antiguamente a la mujer pecadora.
Hazme digno siempre de lavar Tus Pies, y de ofrecerte como ungüento
de rica fragancia: una vida pura adquirida por el arrepentimiento, para
que yo también, pueda oír de Tu dulce Voz: “tu fe te ha salvado, vete en
paz”.
Ahora… Amén.
Lector:
❖ Vengan, adoremos y postrémonos ante nuestro Rey y nuestro Dios.
❖ Vengan, adoremos y postrémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro
Dios.
❖ Vengan, adoremos y postrémonos ante Cristo, Él es nuestro Rey,
nuestro Señor y nuestro Dios.
SALMO 50
Lector: Ten piedad de mí, Oh Dios, por Tu Bondad, por Tu Inmensa
Misericordia borra mi delito, lávame a fondo de mi culpa, purifícame de
mi pecado. Pues yo reconozco mi delito, mi pecado está siempre ante mí;
contra Ti, contra Ti solo pequé, lo malo a Tus Ojos cometí. Por que seas
Justo cuando hablas e Irreprochable cuando juzgas. Mira que nací culpa-
ble, pecador me concibió mi madre. Y Tú amas la verdad en lo íntimo del
ser, en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con hisopo hasta que-
dar limpio, lávame hasta blanquear más que la nieve. Devuélveme el son
del gozo y la alegría, se alegren los huesos que Tú machacaste. Aparta
Tu Vista de mis yerros y borra todas mis culpas. Crea en mí, Oh Dios, un
corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme; no me rechaces
lejos de Tu Rostro, no retires de mí Tu Santo Espíritu. Devuélveme el
gozo de Tu Salvación, afiánzame con espíritu generoso; enseñaré a los
rebeldes Tus Caminos y los pecadores volverán a Ti. Líbrame de la
sangre, Oh Dios, Dios salvador mío, y aclamará mi lengua Tu Justicia;
abre, Señor, mis labios, y publicará mi boca Tu Alabanza. Pues no Te
complaces en sacrificios, si ofrezco un holocausto, no lo aceptas. Dios
quiere el sacrificio de un espíritu contrito, un corazón contrito y humi-
llado, Oh Dios, no lo desprecias. ¡Sé benévolo y favorece a Sión, recons-
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truye los muros de Jerusalén! Entonces Te agradarán los sacrificios
legítimos -holocausto y oblación entera- entonces se ofrecerán novillos
sobre Tu Altar.
SALMO 101
Coro: Amén.
Gloria al Padre…
Ahora… Amén.
195
¡Ábrenos la puerta de la compasión, Bendita Madre de Dios! Pues,
confiados en Ti, no seremos defraudados, sino por Ti nos libraremos de
todas las aflicciones, porque Tú eres la salvación del pueblo cristiano.
Lector: Señor, ten piedad. (Cuarenta veces)
Gloria al Padre… ahora… Amén.
¡Tú que eres más Honorable que los Querubines e incomparablemente,
más Gloriosa que los Serafines; Tú que incorrupta has dado a luz a Dios
el Verbo; Verdaderamente eres la Madre de Dios, a Ti te magnificamos!
En el nombre del Señor, bendice, Santo Padre
Sacerdote: Por las oraciones de nuestros Santos Padres, Señor Jesucristo
Hijo de Dios, ten piedad de nosotros y sálvanos.
Todos: Amén.
El Sacerdote, parado frente de la Puerta Real, hace tres Metanías, pide el perdón al
pueblo y entra al Altar de la Puerta Sur.
SALMO 142
Escucha, Señor, mi oración, y presta oído a mi súplica; respóndeme leal,
por tu justicia. No entres en pleito con Tu siervo, pues no hay ser vivo
justo ante Ti. Me persigue a muerte el enemigo, aplasta mi vida contra el
suelo; me obliga a vivir entre tinieblas, como los que han muerto para
siempre. Ya se apaga el aliento en mí, mi corazón por dentro enmudece.
Recuerdo los días de antaño, medito todas Tus Acciones, pondero las
obras de Tus Manos; hacia Ti tiendo mis manos, como tierra sedienta de
Ti. ¡Respóndeme pronto, Señor, que ya me falta el aliento; no escondas
Tu Rostro lejos de mí, pues sería como los que bajan a la fosa! Hazme
sentir Tu Amor por la mañana, pues yo cuento contigo; muéstrame el ca-
mino que he de seguir, pues estoy pendiente de Ti. Líbrame de mis
enemigos, Señor, pues busco refugio en Ti; enséñame a cumplir Tu
Voluntad, Tú, que eres mi Dios; Tu Espíritu, que es Bueno, me guíe por
una tierra llana. Por Tu Nombre, Señor, dame la vida, por Tu Justicia,
líbrame de la angustia; por Tu Amor, aniquila a mis enemigos. Pierde a
todos mis opresores, porque yo soy Tu servidor.
LA PEQUEÑA DOXOLOGÍA
Tono Sexto
Si Tus santos no son nuestros intercesores y Tu Bondad no es compasiva
para con nosotros, ¡Señor! ¿Cómo pudiéramos atrevernos a alabarte,
¡Salvador! a Ti, a Quien los Ángeles bendicen sin cesar? Pues, Tú que
conoces lo secreto de los corazones, compadécete de nuestras almas.
En esta última parte hacemos doce reverencias pequeñas santiguándonos en cada una
de ellas, mientras decimos: Oh Dios, purifícame, a mí, pecador.
venganza en los que se cumplirá todo cuanto está escrito. 23¡Ay de las que
estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran
calamidad sobre la tierra y cólera contra este pueblo. 24Caerán a filo de
espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones y Jerusalén será
pisoteada por los gentiles, hasta que el tiempo de los gentiles llegue a su
cumplimiento. 25Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en
la tierra, angustia de la gente, trastornada por el estruendo del mar y de
las olas. 26Los hombres se quedarán sin aliento por el terror y la ansiedad
ante las cosas que se abatirán sobre el mundo, porque las fuerzas de los
cielos se tambalearán. 27Y entonces verán venir al Hijo del Hombre en
una nube con gran poder y gloria. 28Cuando empiecen a suceder estas
cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra
liberación.” 29Les añadió una parábola: “Mirad la higuera y todos los
demás árboles. 30Cuando veis que echan brotes, sabéis que el verano está
ya cerca. 31Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas,
sabed que el Reino de Dios está cerca. 32Yo os aseguro que no pasará esta
generación hasta que todo esto suceda. 33El cielo y la tierra pasarán, pero
mis palabras no pasarán. 34“Cuidad que no se emboten vuestros
corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones
de la vida y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, 35como un
lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra.
36Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza,
logréis escapar y podáis manteneros en pie delante del Hijo del hombre.”
MARTES: [Mateo 6: 1 - 13]
Dijo el Señor: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los
1
8Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá.
JUEVES: [Mateo 7: 7 - 11]
Dijo el Señor: 7“Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os
abrirá. 8Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que
llama, se le abrirá. 9¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le
pide pan le dé una piedra; 10o si le pide un pez, le dé una culebra? 11Si,
pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos,
¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los
que se las pidan!
206
VIERNES: [Juan 15: 1 - 7]
Dijo el Señor a Sus discípulos: 1“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el
viñador. 2Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que
da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. 3Vosotros estáis ya limpios
gracias a la palabra que os he dicho. 4Permaneced en mí, como yo en
vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si
no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
5Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en
él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. 6Si
alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se
seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. 7Si permanecéis en
mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo
conseguiréis.
Coro: ¡Gloria a Ti, Señor, gloria a Ti!
Todos: Amén.
Y mientras que los fieles reciben la bendición del Sacerdote, besándole la mano, el Coro
canta lo siguiente:
209
HORA PRIMA
El Sacerdote, revestido de epitraquilio, entra al Santuario, abre el Bello Velo, y mirando
hacia el oriente, exclama:
Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Si es leída, o en tiempo pascual, no es necesario leer el Trisagio (es reemplazado
por la recitación por tres veces de: “Cristo ha resucitado de entre los muertos,
con su muerte Él ha vencido la muerte, y a aquellos que estaban en la tumba Él
les ha dado la vida”); de la fiesta de la Ascensión del Señor hasta la víspera de
Pentecostés se comienza directamente con: “Vengan adoremos y postrémonos
ente nuestro Rey y Dios…,” de lo contrario hay que decirlo:
Lector: Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti. Rey Celestial, Consolador,
Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro
de bienes y Dador de la vida, ven y habita en nosotros, purifícanos de
toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de nosotros.
(Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
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Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por
los siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Lector: Señor, ten piedad. (Doce veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante nuestro Rey y Dios.
(Metanía profunda)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante Cristo, nuestro Rey y Dios.
(Metanía profunda)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante el mismo Cristo, Él es
nuestro Rey y nuestro Dios. (Metanía profunda)
Salmo 5
Lector: Escucha mis palabras, Señor, repara en mi lamento, atiende a la
voz de mi clamor, oh mi Rey y mi Dios. Porque a ti te suplico, Señor; ya
de mañana oyes mi voz; de mañana te presento mi súplica, y me quedo a
la espera. Pues no eres tú un Dios que se complace en la impiedad, no es
huésped tuyo el malo. No, los arrogantes no resisten delante de tus ojos.
Detestas a todos los agentes de mal, pierdes a los mentirosos; al hombre
sanguinario y fraudulento le abomina Señor. Mas yo, por la abundancia
de tu amor, entro en tu Casa; en tu santo Templo me prosterno, lleno de
tu temor. Guíame, Señor, en tu justicia, por causa de los que me acechan,
allana tu camino ante mí. Que no hay en su boca lealtad, en su interior,
tan sólo subversión; sepulcro abierto es su garganta, melosa se mueve su
lengua. Trátalos, oh Dios, como culpables, haz que fracasen sus intrigas;
arrójalos por el exceso de sus crímenes, por rebelarse contra ti. Y se
alegren los que a ti se acogen, se alborocen por siempre; tú los proteges,
en ti exultan los que aman tu nombre. Pues tú bendices al justo, Señor,
como un gran escudo tu favor le cubre.
211
Salmo 89
Señor, Tú has sido refugio de generación en generación. Tú, Oh Dios eres
de antes que nacieran los montes y se formara la tierra y el universo, y
desde el siglo hasta los siglos. No reduzcas el hombre al abatimiento,
pues dijiste: Convertíos Oh Hijos de los hombres. Porque mil años
delante de tus ojos, son como el día de ayer que pasó y como una de las
vigilias de la noche. Una nada son todos los años que vive. Dura un día
como el heno, florece por la mañana y se pasa por la tarde inclina la
cabeza, se deshoja y se seca. Al ardor de Tu ira hemos desfallecido y con
Tu furor quedamos conturbados. Has colocado nuestras iniquidades
delante de tus ojos, y nuestras faltas secretas alrededor de Tu rostro. Por
eso nuestros días se han desvanecido, y nosotros venimos a fallecer por
Tu enojo. Como una tela de araña serán sepultados nuestros años.
Sesenta años son los días de nuestra vida. Cuando más ochenta años en
los muy robustos, lo que pasa de aquí achaques y dolencias, según esto
seremos arrebatados, ¿quién conoce la grandeza de Tu ira?, y Tu
indignación según debes ser tímido. Danos a conocer Tu diestra, y
concédenos un corazón instruido en sabiduría. Vuélvete, oh Señor, hasta
cuándo y aplácate con tus siervos. Sácianos pronto, oh Señor de Tu
misericordia y nos regocijaremos y recrearemos todos los días de
nuestras vidas. Alégranos, confórtame a los días que nos humillaste, por
los años que sufrimos miseria. Vuelva los ojos hacia tus siervos a estas
tus obras y dirige Tú a sus hijos. Y resplandezca sobre nosotros la luz,
Señor Dios nuestro, y endereza en nosotros las obras de nuestras manos,
y da buen éxito a nuestras obras.
Salmo 100
Cantaré, Señor las alabanzas de Tu misericordia y de Tu justicia.
Estudiaré el camino de la perfección cuando vengas a mí. He vivido con
inocencia de corazón en medio de mí casa. No pondré delante de mis
ojos cosa injusta, he aborrecido a los transgresores de la ley. Conmigo no
han tenido cabida hombre de corazón depravado, no he querido conocer
al que con su proceder maligno se desviaba de mí. Al que calumniaba
secretamente a su prójimo, a este le ha perseguido, no admitía en mi
mesa a hombres de ojos altaneros y de corazón insaciable. Dirigir mi
212
vista en busca de los hombres fieles al país, para que habiten
conmigo. El que anduviere en el camino de la perfección, este me servirá.
No morará en mi casa el que obra con soberbia, ni hallará gracias en mis
ojos que habla mentiras. Por la mañana extermino a todos los pecadores
del mundo, para extirpar de la ciudad del Señor a todos los facinerosos.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén.
Lector: Aleluya, Aleluya, Aleluya gloria a Ti oh Dios (Tres veces).
Señor ten piedad (Tres veces).
Teotoquio (leído)
Durante la cuarta semana de la Gran Cuaresma, se canta, en lugar del verso precedente,
lo siguiente:
Si es tiempo Cuaresmal.
218
HORA TERCIA
El Sacerdote, revestido de epitraquilio, entra al Santuario, abre el Bello Velo, y mirando hacia el
oriente, exclama:
Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Si es leída, o en tiempo pascual, no es necesario leer el Trisagio (es reemplazado
por la recitación por tres veces de: “Cristo ha resucitado de entre los muertos,
con su muerte Él ha vencido la muerte, y a aquellos que estaban en la tumba Él
les ha dado la vida”); de la fiesta de la Ascensión del Señor hasta la víspera de
Pentecostés se comienza directamente con: “Vengan adoremos y postrémonos
ente nuestro Rey y Dios…,” de lo contrario hay que decirlo:
Lector: Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti. Rey Celestial, Consolador,
Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro
de bienes y Dador de la vida, ven y habita en nosotros, purifícanos de
toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de nosotros.
(Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
219
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por
los siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Lector: Amén. Señor, ten piedad. (Doce veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Durante la Gran Cuaresma los coros cantan alternándose los siguientes versos:
Teotoquio
223
Tú, Madre de Dios, eres la verdadera viña que diste el fruto de la
Vida para nosotros; te suplicamos, Señora, intercede juntamente con los
apóstoles y todos los santos, que El tenga piedad de nosotros.
Durante la Gran Cuaresma, el lector lee aquí, en medio de la iglesia, y vuelto hacia la asamblea,
un pasaje de la Escala Santa de San Juan Clímaco.
Versos de Tercia
Lector: Bendito sea el Señor Dios, bendito sea el Señor día tras día.
El Dios que nos salva nos conduce a la victoria.
Nuestro Dios es un Dios Salvador.
Si es tiempo cuaresma
Coro: Amén.
228
HORA SEXTA
El Sacerdote, revestido de epitraquilio, entra al Santuario, abre el Bello Velo, y mirando hacia el
oriente, exclama:
Teotoquio
Puesto que no podemos hablar con confianza por la multitud de
nuestros pecados, Tu oh Virgen Madre de Dios, ruega al que de ti nació,
porque los ruegos de la Madre pueden mucho con la buena voluntad del
Maestro; no desprecies las súplicas de pecadores, oh Venerabilísima,
porque misericordioso y poderoso para salvar es el que quiso sufrir por
nosotros.
Durante la Gran Cuaresma, el lector lee aquí el tropario de la profecía del día en el Triodio.
Luego el lector, en medio de la iglesia, mirando hacia el santuario, anuncia el Prokímenon de la
profecía:
Lector: Prokímenon.
Sacerdote: Sabiduría.
Sacerdote: Lectura de la profecía de N.
Sacerdote: Estemos Atentos.
Al final de la lectura el lector lee el segundo Prokímenon. Si se quiere se puede leer también una
lectura de San Juan Clímaco o de San Efrén el sirio. A continuación el lector continúa con el
responsorio de Sexta.
Versos de Sexta
Durante la Gran Cuaresma se leen los siguientes Troparios, o si se trata de una fiesta, el
contaquio de la misma. El sábado, se lee el Contaquio indicado en el Triodio.
Lector: Tú cumpliste tu obra de Salvación en medio de la tierra, oh Cristo
Dios, sobre la Cruz, tu extendiste tus manos inmaculadas para reunir a
todas las naciones que te claman: Gloria a ti, Señor.
Miércoles Y Viernes
Te cantamos Gloriosísima Virgen Madre de Dios; porque el infierno es
destruido y la muerte aniquilada por la cruz de tu hijo. Estábamos
murtos y fuimos resucitados; fuimos levantados de nuevo y nuestra
condena fue redimida, recibiendo el paraíso, nuestra antigua felicidad,
por eso agradecidos glorificamos a Cristo Dios nuestro; porque Él es
Poderoso y rico en misericordia.
Si es tiempo de cuaresma
238
HORA NONA
El Sacerdote, revestido de epitraquilio, entra al Santuario, abre el Bello Velo, y mirando hacia el
oriente, exclama:
Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Lector: Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti. Rey Celestial, Consolador,
Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro
de bienes y Dador de la vida, ven y habita en nosotros, purifícanos de
toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de nosotros.
(Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
239
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por
los siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y del Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Lector: Amén. Señor, ten piedad. (Doce veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Salmo 83
Lector: Mi alma anhela y desfallece por los atrios del Señor. Mi corazón y
mi carne se han alborozado por el Dios viviente, pues también el gorrión
se ha hallado casa y la tórtola un nido donde pondrá sus polluelos: Tus
altares, Señor de los Ejércitos, Rey mío y Dios mío.
Bienaventurados todos los que habitan en Tu casa por los siglos de los
siglos Te alabarán. Bienaventurado el varón cuyo apoyo viene de Ti,
Señor, en su corazón ha dispuesto subidas, en el valle del llanto, al lugar
que ha puesto. Qué bendiciones dará el Legislador, irán de fuerza en
fuerza. Se aparecerá el Dios de los dioses en Sión. Señor, Dios de los
Ejércitos, oye mi oración, escucha, Dios de Jacob. Oh Dios Escudador
nuestro, ve y mira el rostro de Tu cristo. Porque un día es mejor en Tus
atrios sobre millares. He elegido ser desechado de la casa de Dios más
que habitar en pabellones de pecadores. Porque el Señor ama la
misericordia y la verdad, Dios dará gracia y gloria. El Señor no retardará
los bienes a los que anduvieron en inocencia. Señor de las virtudes,
bienaventurado el hombre que espere en Ti.
240
Salmo 84
¡Has bendecido, oh Señor, Tu tierra, has apartado la cautividad de Jacob.
Has perdonado las iniquidades de Tu pueblo, has cubierto sus pecados.
Has mitigado toda Tu ira, apartándote de la ira de Tu furor.
Conviértenos, oh Dios de nuestra salvación y aparta Tu furor de
nosotros ¿Acaso por siempre Te airarás contra nosotros o extenderás Tu
ira de generación en generación? Oh Dios, Tú, convertido, nos vivificarás
y Tu pueblo se alegrará en Ti.
Muéstranos, Señor, Tu misericordia y danos Tu salvación. Oiré lo que
hablará en mí el Señor Dios, pues hablará paz sobre Su pueblo y sobre
Sus santos y los que vuelven a Él el corazón, sí, pues Su salud está cerca
de los que Le temen, para que habite gloria en nuestra tierra.
Misericordia y verdad se han encontrado, justicia y paz tiernamente se
han besado; la verdad de la tierra ha brotado y la justicia desde el cielo se
ha asomado. Pues el Señor dará Su bondad y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia ante Él caminará y en el camino pondrá Sus pasos.
Salmo 85
Señor, inclina Tu oído y escúchame, pues soy menesteroso y pobre.
Guarda a mi alma pues estoy consagrado a Ti. Dios mío, salva a Tu
siervo, al que espera en Ti. Apiádate de mí, Señor, pues a Ti clamaré
todo el día. Alegra el alma de Tu siervo pues a Ti, Señor, he levantado mi
alma. Porque Tú, Señor, eres bueno, benigno y misericordiosísimo para
con todos los que Te invocan. Escucha, Señor, mi oración y atiende a la
voz de mi plegaria.
En el día de mi tribulación a Ti clamé, porque me has escuchado. No hay
semejante a Ti entre los dioses, Señor y no hay como Tus obras.
Todas las gentes que has hecho, vendrán y adorarán ante Ti, Señor, y
glorificarán Tu Nombre. Pues Tú eres grande, el que hace maravillas,
solo Tú eres Dios. Guíame, Señor, por Tu camino y andaré en Tu verdad.
Alégrese mi corazón, para que tema Tu Nombre. Te confesaré, Señor,
Dios mío, con todo mi corazón y glorificaré Tu Nombre por siempre.
Pues Tu misericordia es grande sobre mí y has librado a mi alma del
Hades más profundo. Oh Dios, unos inicuos se han alzado sobre mí y
una congregación de poderosos ha buscado mi alma, no Te han puesto
241
delante de sí. Y Tú, Señor Dios, eres compasivo y misericordioso,
longánimo y muy misericordioso y veraz. Mírame y apiádate de mí, da
Tu poder a Tu niño y salva al hijo de Tu jovencilla. Haz conmigo señal
para bien y vean los que me odian y ruborícense, porque Tú, Señor, me
has ayudado y consolado.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos, amén.
Aleluya, aleluya, aleluya. Gloria a ti, Oh Dios. (Tres veces).
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Teotoquio (leído)
Tú que naciste de la Virgen y que por nosotros has sufrido la crucifixión,
oh Bondadoso, Tú que, por Tu muerte has despojado a la muerte, y,
como Dios, nos has mostrado la Resurrección, no desprecies a la obra de
tus manos, muestra tu amor por los hombres, oh misericordioso. Escucha
a Aquella que Te alumbró, la Madre de Dios, que intercede por nosotros,
y salva un pueblo sin esperanza, oh Salvador nuestro.
Versos de Nona
Lector: No nos abandones por siempre, a causa de Tu Nombre;
No repudies Tu Testamento.
No nos retires Tu Misericordia, a causa de Abrahám tu bien-amado, de
Isaac tu siervo y de Israel tu santo.
Lector: Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visita y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
243
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por
los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Entre dos ladrones, tu Cruz apareció como una justa balanza; uno de los
dos ladrones se inclina hacia el infierno, bajo el peso de la blasfemia; el
otro, reconociendo sus faltas, vine a la divina contemplación. Cristo
Dios, gloria a Ti.
Si es tiempo de Cuaresma
Coro: Amén.
247
OFICIO DE MEDIANOCHE DIARIO
El Sacerdote, revestido de epitraquilio, entra al Santuario, abre el Bello Velo, y mirando hacia el
oriente, exclama:
Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Si es leída, o en tiempo pascual, no es necesario leer el Trisagio (es reemplazado
por la recitación por tres veces de: “Cristo ha resucitado de entre los muertos,
con su muerte Él ha vencido la muerte, y a aquellos que estaban en la tumba Él
les ha dado la vida”); de la fiesta de la Ascensión del Señor hasta la víspera de
Pentecostés se comienza directamente con: “Vengan adoremos y postrémonos
ente nuestro Rey y Dios…,” de lo contrario hay que decirlo:
Lector: Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti. Rey Celestial, Consolador,
Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro
de bienes y Dador de la vida, ven y habita en nosotros, purifícanos de
toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de nosotros.
(Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
248
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por
los siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Lector: Amén. Señor, ten piedad. (Doce veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Salmo 50
Lector: Ten piedad de mí, Oh Dios, según Tu gran misericordia, según la
multitud de tus bondades, borra mi iniquidad. Lávame más y más de mi
maldad, y límpiame de mi pecado, pues reconozco mis culpas, y mi
pecado está siempre ante mí. Contra Ti sólo, he pecado, he hecho el mal
en Tu presencia, por lo tanto, eres justo en Tu sentencia, soberano en Tu
juicio. Considera que en maldad fui formado, y en pecado me concibió
mi madre. Porque Tú amas la verdad; me descubriste los misterios
profundos de Tu sabiduría. Rocíame con hisopo y seré puro; lávame y
emblanqueceré más que la nieve. Hazme oír palabras de gozo y alegría,
y mis huesos abatidos se estremecerán. Aparta Tu faz de mis pecados; y
borra todas mis iniquidades. Crea en mí, Oh Dios, un corazón puro, y
renueva dentro de mí un espíritu recto. No me arrojes de Tu presencia, y
no quites de mí Tu Espíritu Santo. Devuélveme el gozo de Tu salvación,
confírmame un espíritu generoso. Enseñaré a los impíos tus caminos, y
los pecadores se convertirán a Ti. Líbranos de la sangre; Oh Dios, Dios
de mi salvación y cantará mi lengua Tu justicia. Abre Señor mis labios, y
cantará mi boca tus alabanzas. Si hubieras deseado sacrificios, en verdad
Te los ofrecería, más no son los holocaustos los que Te placen. Sacrificio
249
agradable a Dios es el alma arrepentida; al corazón contrito y
humillado, Señor, Tú no los desprecias. Señor, en Tu bondad, trata
benignamente a Sión, para que puedan reedificarse los muros de
Jerusalén. Entonces aceptarás el sacrificio de justicia, las ofrendas y
holocaustos, entonces se Te ofrecerán víctimas en Tu altar.
Katisma 17
Salmo 118
I
Bienaventurados los que proceden sin mancilla, los que caminan según
la ley del Señor. Bienaventurados los que examinan con cuidado los
testimonios del Señor, los que le buscan de todo corazón. Porque los que
cometen la maldad, no andan por los caminos del Señor. Tú ordenaste
que se guarden exactamente tus mandamientos. Ojala sean enderezados
mis pasos a observar tus justísimas leyes. Entonces no será confundido,
cuando tuviere fijos mis ojos en todos tus preceptos. Con sincero corazón
Te alabaré, porque aprendí los juicios de Tu justicia. Observaré tus justos
decretos, no me desampares jamás. Cómo enmendará el tierno joven su
conducta, observando tus palabras. Yo Te he buscado con todo mi
corazón, deposité tus palabras, para no pecar contra Ti. Bendito eres Tú,
Oh Señor, enséñame tus justísimos preceptos. Ha anunciado mis labios
todos los oráculos que han salido de Tu boca. Me he deleitado más que
en todos los temores, en seguir el camino de tus preceptos. Yo
contemplaré tus mandamientos, y consideraré tus leyes. Me deleitaré en
tus preceptos, y no me olvidaré de tus palabras. Concede esta gracia a
tus siervos y que viva y guarde tus palabras. Quita el velo de mis ojos y
contemplaré las maravillas de Tu ley. Peregrino soy yo sobre la tierra, no
me ocultes tus preceptos. Ardió mi alma en deseos de amar Tu justísima
ley en todo tiempo. Tú aterraste a los soberbios, malditos aquellos que se
desvían de tus mandamientos. Líbrame del oprobio y del desprecio;
pues he guardado exactamente tus testimonios. Hasta los príncipes se
pusieron de acuerdo para deliberar contra mí, mas Tu siervo
contemplaba tus justísimos mandamientos. Porque tus decretos son la
250
materia de mis meditaciones, y tus justas leyes mi consejo. Pegada
está contra el suelo mi alma; vuélveme la vida según Tu palabra. Te
expuse el estado de mi carrera, y me atendiste, amaéstrame en tus
justísimas disposiciones. Enséñame el camino de la justicia y
contemplaré tus maravillas. Adormecida de tedio el alma mía;
comunícame vigor con tus palabras. Aléjame de la senda de la iniquidad,
hasta la gracia que viva según la ley. He escogido el camino de la
verdad; siempre tengo presente tus juicios. Me he apoyado, Señor, en los
testimonios de Tu ley; no permitas que me vea confundido. Corrí por el
camino de tus mandamientos; cuando Tú ensanchaste mi corazón.
Dame, Oh Señor, por norma el camino de tus justísimos mandamientos;
e iré siempre por él. Dame inteligencia; y estudiaré atentamente Tu ley, y
la observaré con todo mi corazón. Guíame por la senda de tus preceptos;
pues esa es la que deseo. Inclina mi corazón a tus testimonios; y no le
dejes ir en pos de la codicia. Aparta mis ojos para que no miren la
vanidad; haz que viva siguiendo Tu camino. Haz que Tu siervo se afirme
en Tu palabra, por medio de Tu temor. Aparta de mí el oprobio que yo
he temido; pues tus juicios son tan amables. Mira como estoy enamorado
de tus mandamientos, hazme vivir conforme a Tu justicia. Y venga, Oh
Señor sobre mí Tu misericordia; venga a mí Tu salvación, según Tu
promesa. Y daré por respuesta a los que me zahieren; pues tengo puesta
mi esperanza en tus promesas. Y nunca quites de mi boca la palabra de
la verdad, ya que tanto he confiado en tus promesas. Por eso observaré
siempre Tu ley, para siempre y por los siglos de los siglos. Yo caminaré
con libertad y sosiego; porque busqué tus mandamientos. Y hablaré de
tus testimonios delante de los reyes, y no me avergonzaré de ellos. Y me
recrearé en tus preceptos, objeto de mi amor. Y alzaré mis manos hacia
tus mandamientos, que he amado; meditaré tus justas disposiciones.
Acuérdate de la promesa que hiciste a Tu siervo, con que me diste
esperanza. Ella me consoló en medio de mi humillación; y Tu palabra me
dio vida. Los soberbios me encarnecían hasta el extremo; pero yo no por
eso me separé de Tu ley. Acuérdame, Oh Señor, de tus eternos juicios, y
quedaré consolado. Desmayé de dolor, por causa de los pecadores que
abandonaban Tu ley. En el lugar de mi destierro eran tus justísimos
mandamientos el asunto de mis cánticos. Durante la noche me acordaba
251
de Tu nombre, Oh Señor, y guardaba Tu ley. Tu favor he implorado
de todo corazón; apiádate de mí, según Tu promesa. He examinado mi
vida, y enderezado mis pasos a la observancia de tus mandamientos.
Estoy resuelto, y nadie me arredrará de cumplir tus mandamientos. Los
lazos de los pecadores me rodean por todas partes; mas yo no me olvido
de Tu ley. A medianoche me levantaba a tributarte gracias por tus juicios
llenos de justicia. Yo entro a la parte, con todos lo que Te temen y
observan tus mandamientos. Llena está la tierra, Oh Señor, de tus
piedades, amaéstrame en tus justísimos preceptos. Has usado la bondad,
Oh Señor, con Tu siervo; según Tu promesa. Enséñame la bondad, la
doctrina y la sabiduría; pues he creído tus preceptos. Antes de ser yo
humillado, pequé, mas ahora obedezco Tu palabra. Eres bueno,
instrúyeme, pues, por Tu bondad, en tus justísimas disposiciones. Los
soberbios han forjado mil calumnias contra mí; pero con todo mi corazón
guardaré tus mandamientos. Se engraso su corazón como leche cuajada;
mas yo me ocupo en meditar Tu ley. Bien está que me hayas humillado,
para que aprenda tus justísimos preceptos. Mejor es para mí la ley que
salió de Tu boca, que millones de oro y plata.
Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y
por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya, Gloria a Ti Oh Dios, (tres veces)
Gloria al Padre,..., ahora y siempre... Amén.
II
Tus manos me hicieron y me formaron; dame el entendimiento y
aprenderé tus mandamientos. Me vieran los que Te temen, y se llenarán
de gozo, porque puse toda mi esperanza en tus palabras. He conocido,
Señor, que tus juicios son justísimos; conforme a Tu verdad me has
humillado. Venga la misericordia tuya a consolarme, según la palabra
que diste a Tu siervo. Vengan sobre mí tus piedades, y viviré; puesto que
Tu ley es mi meditación. Confundidos sean los soberbios, por los inicuos
atentados que han cometido contra mí; entretanto meditaré tus
mandamientos. Reúnanse conmigo los que temen, y los que conocen tus
testimonios. Haz que mi corazón se conserve puro en tus mandamientos,
252
para que yo no quede confundido. Desfallece mi alma, suspirando
por la salud que de Ti viene, mas yo he esperado firmemente en Tu
palabra. Desfallecieron mis ojos de tanto esperar Tu promesa. Cuándo
será que me consolarás. Porque yo me he quedado como un odre
expuesto a la escarcha; más no he olvidado tus justísimos preceptos.
Cuántos son los días de Tu siervo. Cuándo harás justicia de mis
perseguidores. Me contaron los impíos fábulas: Cuán diferente es todo
esto de Ley. Todos tus preceptos son la verdad. Me han perseguido
injustamente, socórreme. Poco faltó para que no dieran conmigo en la
tierra; pero yo no abandoné tus preceptos. Vivifícame, según Tu
misericordia; y observaré los mandamientos brotados de Tu boca.
Eternamente, Oh Señor, permanece en los cielos Tu palabra. Tu verdad
durará de generación en generación. Tú fundaste la tierra, y ella subsiste.
En virtud de Tu ordenación continúa el curso de los días; pues todas las
cosas Te sirven. De no haber sido Tu ley el objeto de mi meditación,
hubiera sin duda perecido mi angustia. Nunca jamás olvidaré tus
justísimas instituciones; pues me diste en ellas la vida. Tuyo soy yo,
sálvame, pues he investigado con ansias tus mandamientos. Estuvieron
los pecadores a la mira de mí para perderme; yo me dedique a estudiar
tus oráculos. Tengo visto el fin de lo más perfecto y cumplido, sólo Tu
ley no tiene ningún término ni medida. Cuán amable me es Tu ley, Oh
Señor Todo el día es materia de mi meditación. Con Tu mandamiento me
hiciste superior en prudencia a mis enemigos, porque le tengo
perennemente ante mis ojos. Yo he comprendido más que todos mis
maestros, porque tus mandamientos son mi meditación. Alcancé más
que todos los ancianos, porque he ido investigando tus palabras. De tus
estatutos no me he desviado, porque Tú me lo prescribiste por ley. Oh
cuán dulces son a mi paladar tus palabras más que la miel a mi boca. De
tus mandamientos saqué caudal de ciencias, por eso aborrezco toda
senda de iniquidad. Tu palabra es como antorcha para mis pies, y luz
para mi senda. Juré y ratifiqué el observar tus justísimos decretos.
Abatido he sido, Señor, en gran manera, vivifícame según Tu promesa.
Recibe, Oh Señor, con agrado los espontáneos sacrificios que Te ofrecen
mis labios, y enséñame tus juicios. Tengo siempre mi alma en la mano,
pero no me olvidé de Tu ley. Me tendieron lazos los pecadores, pero yo
253
salí del camino de tus mandamientos. He adquirido tus testimonios,
para que sean eternamente mi patrimonio, pues son ellos la alegría de mi
corazón. Incliné mi oración a la práctica perpetua de tus justísimos
mandamientos por la esperanza del galardón. Aborrecí a los impíos, y
amé Tu ley. Tú eres mi auxilio y amparo, y en Tu palabra tengo puesta
toda mi esperanza. Retiraos de mí, malignos; yo me ocuparé en estudiar
los mandamientos de mi Dios. Acógeme, según Tu promesa, y haz que
yo viva, y no permitas que quede burlada mi esperanza. Ayúdame, y
seré salvado, y meditaré continuamente tus justos decretos. Miras con
desprecio a todos aquellos que se desvían de tus preceptos porque
injusto es su modo de pensar. He llamado la atención, por incorrectos, a
todos los pecadores de la tierra, por eso amé tus testimonios. Traspasa
con Tu amor mis carnes, pues tus juicios me han llenado de espanto. He
ejercido la rectitud y la justicia, no me abandones en poder de los
calumniadores. Da la mano a Tu siervo para obrar el bien, no me
opriman con calumnias los soberbios. Desfallecieron mis ojos, esperando
me viniera de Ti la salvación, y el cumplimiento de Tu palabra. Trata a
Tu siervo conforme Tu misericordia, y enséñame tus justísimos decretos.
Siervo tuyo soy, dame inteligencia para que comprenda tus preceptos.
Tiempo es, Oh Señor, de obrar; han echado por el suelo Tu ley. Por lo
mismo he amado tus mandamientos más que el oro y los topacios. Por
eso me encaminé por la senda de todos tus preceptos, y he detestado
todos los caminos de la iniquidad. Admirables son tus testimonios, por
eso los ha observado exactamente mi alma. La explicación de tus
palabras ilumina y da inteligencia a los pequeñuelos. Abrí la boca, y
respiré, porque estaba anhelando en pos de tus mandamientos.
Lector: Gloria al Padre..., ahora y... Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a Ti Oh Dios. (Tres veces).
Señor, ten piedad. (Tres veces).
Gloria al Padre..., ahora y... Amén.
III
Vuelve hacia mí tus ojos y mírame con piedad, según sueles hacerlo con
los que aman Tu nombre. Endereza mis pasos según la norma de tus
254
palabras, y haz que no reine en mí injusticia ninguna. Líbrame de las
calumnias de los hombres, para que yo cumpla tus mandamientos. Haz
brillar sobre Tu siervo la luz de Tu rostro, y enséñame tus justísimos
decretos. Arroyos de lágrimas han derramado mis ojos, por no haber
observado Tu ley. Justo eres, Oh Señor, y rectos tus juicios.
Recomendaste estrechamente la observancia de tus preceptos que son la
misma justicia y verdad. Mi celo me ha hecho consumir de dolor, porque
mis enemigos se han olvidado de tus palabras. Acendrada en extremo es
Tu palabra, y está Tu siervo enamorado de ella. Pequeñuelo soy yo, y de
poca estima, mas no he puesto en olvido tus justísimos oráculos. Tu
justicia es eterna justicia, y Tu ley la verdad. Me sorprendieron las
tribulaciones y angustias; tus mandamientos son mi meditación. Llenos
están de eterna justicia los testimonios de Tu ley; dame la inteligencia de
ellos, y tendré vida. Clamé con todo mi corazón: escúchame, Oh Señor, y
haz que yo vaya en pos de tus justísimos preceptos. A Ti clamé; sálvame,
para que yo observe tus mandamientos. Me anticipé muy de mañana,
porque esperé firmemente en tus palabras. Antes de amanecer dirigieron
mis ojos hacia Ti para meditar Tu ley. Escucha, Señor, mi voz según Tu
misericordia; y vivifícame conforme lo has prometido. Se arrimaron a la
iniquidad mis perseguidores, y se alejaron de Tu ley. Cerca estás, Oh
Señor, y todos tus caminos son la verdad. Desde el principio conocí que
has establecido tus preceptos para que subsistan eternamente. Mira mi
abatimiento, y líbrame; pues no me he olvidado de Tu ley. Sentencia Tú
mi causa, y libérame, por respeto a Tu palabra vuélveme la vida. Lejos
está de los pecadores la salvación, porque no han cuidado de tus
justísimos preceptos. Tus misericordias Señor, son muchas; vivifícame
según Tu promesa. Muchos son los que me persiguen y atribulan, pero
yo no me he desviado de tus mandamientos. Los veía prevaricar y me
consumía el dolor; al ver que no hacían caso de tus palabras. Mira, Oh
Señor, cuánto he amado tus mandamientos; por Tu misericordia
otórgame la vida. El principio de tus palabras es la verdad; eternas son
todas las disposiciones de Tu justicia. Sin causa ninguna me han
perseguido los príncipes; mas mi corazón ha temido tus palabras. He de
alegrarme en tus promesas, como quien encuentra en ellas ricos
despojos. Aborrecí la injusticia, la detesté, y he amado Tu ley. Siete veces
255
al día Te tributé alabanzas por los oráculos de Tu justicia. Gozan de
suma paz los amadores de ley; sin que encuentren tropiezo alguno. Yo
esperaba, Señor, la salud que viene de Ti, y amaba tus mandamientos.
Mi alma ha guardado tus preceptos, y los ha amado ardientemente. He
observado tus mandamientos y testimonios, porque todas mis acciones
están presentes a tus ojos. Lleguen, Oh Señor, a Tu presencia mis
plegarias, conforme a Tu promesa dame el entendimiento. Penetren mis
ruegos hasta llegar ante Tu acatamiento, líbrame según Tu palabra.
Rebosarán mis labios en himnos de alabanza, cuando Tú me enseñes tus
justísimos oráculos. Mi lengua anunciará Tu palabra, porque todos tus
preceptos son la equidad. Extiende Tu mano para salvarme, pues yo he
preferido a todo tus mandamientos. Oh Señor, ardientemente he
deseado la salud que de Ti viene, y Tu ley es el objeto de mi meditación.
Vivirá mi alma, y Te alabará; y tus juicios serán mi apoyo. He andado
errante como oveja descarriada; ven a buscar a Tu siervo, porque no me
he olvidado de tus mandamientos.
Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre...
Amén.
Credo
Coro: Creo en un solo Dios, Padre Omnipotente, Creador del cielo y de
la tierra y de todas las cosas visibles e invisibles. Y en un solo Señor
Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios nacido del Padre, antes de todos los
siglos; luz de luz; verdadero Dios de Dios verdadero. Engendrado no
hecho; consubstancial al Padre, por Quien fueron hechas todas las cosas.
Quien por nosotros los hombres y para nuestra salvación, bajó de los
cielos y se encarnó del Espíritu Santo y María Virgen, y se hizo hombre.
Fue crucificado también para nosotros bajo el poder de Poncio Pilatos,
padeció, fue sepultado. Resucitó al tercer día según las escrituras. Subió
a los cielos y está sentado a la diestra del Padre. Y vendrá por segunda
vez lleno de gloria a juzgar a los vivos y a los muertos y su Reino no
tendrá fin. Y en el Espíritu Santo, Señor y Vivificador, que procede del
Padre, que con el Padre y el Hijo es juntamente adorado y glorificado
que habló por los profetas. Y en una Iglesia Santa Católica y Apostólica.
256
Confieso un solo bautismo para la remisión de los pecados. Y espero
la resurrección de los muertos y la vida del siglo venidero. Amén.
Trisagio
Lector: Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de
nosotros. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Los Troparios Tono 8
Lector: He aquí que viene el Esposo a medianoche, bienaventurado el
siervo al que encuentra velando, mas el que está inadvertido, indigno es.
Cuida alma mía de no caer en profundo sueño y ser arrojada fuera del Reino, y
entregada a la muerte; por eso velad clamando: Santo, Santo, Santo eres Tú oh
Dios, por la intercesión de la Madre de Dios, ten piedad de nosotros.
Teotoquio
A Ti muralla inexpugnable, áncora de salvación, Virgen Madre de Dios,
Te suplicamos, destruye las maquinaciones de nuestros adversarios,
protege Tu ciudad (casa) asegura la victoria de los cristianos ortodoxos,
y ruega por la paz del mundo, porque Tú, oh Madre de Dios, eres
nuestra esperanza.
Señor ten piedad (cuarenta veces) durante todo el año.
Tú que en todo tiempo y en todo lugar, en el cielo y en la tierra eres
adorado y glorificado, oh Cristo Dios nuestro, lento a la cólera y rico en
misericordias, Tú que amas a los justos, y tienes misericordia de los
pecadores, llamando a todos a la salvación, prometiendo los bienes
futuros; Tú oh Señor, recibe en esta hora, nuestras súplicas, y dirige
nuestras vidas por la senda de tus mandatos. Santifica nuestras almas,
sana nuestros cuerpos, guía nuestros pensamientos, purifica nuestras
intenciones; líbranos de toda aflicción, maldad y dolencia; rodéanos con
tus santos ángeles, para que con su poder seamos guiados y protegidos a
fin de llegar a la unidad de la fe y al conocimiento de Tu inaccesible
gloria, porque eres bendito y glorificado por los siglos de los siglos.
Amén.
Señor ten piedad (tres veces).
Más honorable que los querubines e incomparablemente más gloriosa
que los serafines, Tú que incorrupta diste a luz a Dios el Verbo,
verdaderamente eres la Madre de Dios, Te magnificamos.
Gloria al Padre,... Ahora y siempre... Amén
En el nombre del Señor bendice Padre.
Sacerdote: Que el Señor Dios, tenga misericordia de nosotros, nos
bendiga haga resplandecer su rostro sobre nosotros, y perdone
nuestras faltas.
Y si es tiempo cuaresmal:
Contaquio, tono 6:
Con los Santos concede, oh Cristo, el reposo a las almas de tus siervos,
allí donde no hay ni dolor, ni aflicción, ni gemido, sino vida eterna.
Teotoquio
Todas las generaciones Te llamamos bendita, oh Virgen Madre de Dios,
porque en Ti había de contenerse el incontenible Cristo nuestro Dios.
Benditos somos al tenerte como intercesora; día y noche Te rogamos por
nosotros y, que los cetros de los reinos sean fortalecidos por tus
intercesiones. Por tanto, por medio de himnos exclamamos: Regocíjate,
oh Tú que estás llena de gracia, el Señor es contigo.
Señor ten piedad (doce veces).
Oración
Sacerdote o lector: Recuerda, oh Señor, a nuestros padres y hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección para la vida eterna y a
todos aquellos que terminaron esta vida en la piedad y la fe, perdónales
los pecados que han cometido voluntaria o involuntariamente: de
palabra, obra o pensamiento y colócalos en un lugar de luz, un lugar de
frescor, un lugar de descanso, de donde toda enfermedad y aflicción son
expulsadas y donde, desde la eternidad, brilla la luz de Tu semblante y
alegra a todos tus santos; concédeles a ellos y a nosotros Tu reino y la
participación en tus inefables bendiciones y el gozo de Tu eterna y
261
bendita vida. Porque Tú eres la Vida, la Resurrección y el Descanso
de Tus siervos difuntos, oh Cristo nuestro Dios, y a Ti rendimos gloria,
con Tu Padre Increado y Tu Espíritu Santo, bueno y Dador de vida,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Gloriosísima siempre Virgen y Madre de Cristo Dios, presenta nuestras
plegarias a Tu Hijo y nuestro Dios, rogándole para que salve, por Tu
mediación, a nuestras almas.
264
OFICIO DE MEDIANOCHE DEL
SÁBADO
El Sacerdote, revestido de epitraquilio, entra al Santuario, abre el Bello Velo, y mirando hacia el
oriente, exclama:
Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Lector: Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti. Rey Celestial, Consolador,
Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro
de bienes y Dador de la vida, ven y habita en nosotros, purifícanos de
toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas.
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de nosotros.
(Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
265
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Lector: Amén. Señor, ten piedad. (Doce veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante nuestro Rey y Dios.
(Metanía profunda)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante Cristo, nuestro Rey y Dios.
(Metanía profunda)
❖ Vengan adoremos y postrémonos ante el mismo Cristo, nuestro
Rey y nuestro Dios. (Metanía profunda)
Salmo 50
Lector: Apiádate de mí, Oh Dios, según Tu gran misericordia, según la
multitud de tus bondades, borra mi iniquidad. Lávame más y más de mi
maldad, y límpiame de mi pecado, pues reconozco mis culpas, y mi
pecado está siempre ante mí. Contra Ti sólo, he pecado, he hecho el mal
en Tu presencia, por lo tanto, eres justo en Tu sentencia, soberano en Tu
juicio. Considera que en maldad fui formado, y en pecado me concibió
mi madre. Porque Tú amas la verdad; me descubriste los misterios
profundos de Tu sabiduría. Rocíame con hisopo y seré puro; lávame y
emblanqueceré más que la nieve. Hazme oír palabras de gozo y alegría,
y mis huesos abatidos se estremecerán. Aparta Tu faz de mis pecados; y
borra todas mis iniquidades. Crea en mí, Oh Dios, un corazón puro, y
renueva dentro de mí un espíritu recto. No me arrojes de Tu presencia, y
no quites de mí Tu Espíritu Santo. Devuélveme el gozo de Tu salvación,
confírmame un espíritu generoso. Enseñaré a los impíos tus caminos, y
los pecadores se convertirán a Ti. Líbranos de la sangre; Oh Dios, Dios
de mi salvación y cantará mi lengua Tu justicia. Abre Señor mis labios, y
cantará mi boca tus alabanzas. Si hubieras deseado sacrificios, en verdad
Te los ofrecería, más no son los holocaustos los que Te placen. Sacrificio
266
agradable a Dios es el alma arrepentida; al corazón contrito y
humillado, Señor, Tú no los desprecias. Señor, en Tu bondad, trata
benignamente a Sión, para que puedan reedificarse los muros de
Jerusalén. Entonces aceptarás el sacrificio de justicia, las ofrendas y
holocaustos, entonces se Te ofrecerán víctimas en Tu altar.
Katisma
Salmo 64
I
A Ti, oh Dios, son debidos los himnos en Sión, y a Ti se Te presentarán
los votos en Jerusalén. Oye mi oración: a Ti vendrán todos los mortales.
Prevalecieron en nosotros las maldades; pero Tú perdonarás nuestras
impiedades. Dichoso aquel a quien Tú elegiste y allegaste a Ti: El
habitará en Tu tabernáculo. Colmados seremos de los bienes de Tu casa:
Santo es Tu Templo. Admirable por su justicia. Oye nuestras súplicas, oh
Dios, Salvador nuestro, Tú que eres la esperanza de todas las naciones de
la tierra y de las más remotas islas. Tú que das firmeza a los montes con
Tu poder: Tú que armado de fortaleza conmueves lo más profundo de
los mares, y haces sentir el estruendo de sus olas. Se Perturbarán las
naciones y quedarán llenos de pavor los habitantes de los confines de la
tierra, a vista de tus prodigios. Derramarás la alegría desde donde sale la
mañana hasta donde termina la tarde. Tú visitaste la tierra y la has
colmado de toda suerte de riquezas. El río de Dios está rebosando en
aguas, has preparado el alimento: tal es la disposición de los campos.
Hinche sus canales: multiplica sus producciones: con los suaves rocíos se
regocijarán todas las plantas. Coronarás el año de Tu bondad, y serán
fertilísimos sus campos. Se pondrán lozanas las praderas del desierto, y
se vestirán de gala los collados. Se multiplicarán los rebaños de carneros
y ovejas y abundarán en grano los valles. Alzarán su voz, y cantarán
himnos de alabanza.
Salmo 65
Moradores todos de la tierra, dirigid a Dios voces de júbilo: Cantad
salmos a su Nombre, tributadle gloriosas alabanza. Decid a Dios: ¡Oh
cuan estupendas son, Señor, tus obras! Por la grandeza de Tu gran poder
267
tus enemigos vienen a adularte. Te adora toda la tierra, y Te celebre;
cante salmos a Tu nombre. Venid a contemplar las obras de Dios, y cuán
terribles son sus designios sobre los hijos de los hombres. El convirtió el
mar en seca arena: pasaron el río a pie: allí nos alegramos en el Señor. El
tiene por su poder un dominio eterno; sus ojos están fijos sobre las
naciones, no se engrían en su interior los que le irritan. Bendecid, oh
naciones, a nuestro Dios; y haced resonar las voces de su alabanza. El ha
vuelto a mi alma la vida, y no ha dejado resbalar mis pies. Bien que Tú,
oh Dios, has querido probarnos: nos has acrisolado al fuego como se
acrisola la plata. Nos dejaste caer en el lazo: nos echaste las tribulaciones
encima: a yugo de hombres nos sujetaste. Hemos pasado por el fuego y
por el agua; mas nos has conducido a un lugar de refrigerio. Entraré en
Tu templo a ofrecer holocaustos; y Te cumpliré mis votos, que
claramente pronunciaron mis labios: mis votos que salieron de mi boca
en el tiempo de mi tribulación. He de ofrecerte pingues holocaustos,
haciendo subir hacia Ti el humo de los carneros: Te ofreceré bueyes y
machos cabríos. Venid, y escuchad vosotros todos los que teméis a Dios,
y os contaré cuán grandes cosas ha hecho el Señor por mi alma. Al Señor
invoqué con mi boca, y le he glorificado con mi lengua. Si yo hubiera
aprobado la iniquidad en mi corazón, no me escuchará el Señor. Por eso
me ha oído Dios, y ha atendido a la voz de mis súplicas. Bendito sea
Dios, que no desechó mi oración, ni retiró de mí su misericordia.
Salmo 66
Dios tenga misericordia de nosotros y nos bendiga: haga resplandecer
sobre nosotros la luz de su rostro; y nos mire compasivo; para que
conozcamos en la tierra Tu camino: y todas las naciones Tu salvación. Te
alaban, Dios, los pueblos: publiquen todos los pueblos tus alabanzas.
Regocíjense, salten de gozo las naciones: porque Tú juzgas a los pueblos
con justicia, y diriges las naciones sobre la tierra. Te alaban, oh Dios, los
pueblos; publiquen todos los pueblos tus alabanzas. Ha dado la tierra su
fruto. Bendíganos Dios, el Dios nuestro, bendíganos Dios, y sea temido
en todos los términos de la tierra.
Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por
los siglos de los siglos. Amén.
268
Aleluya, Aleluya, Aleluya, gloria a Ti oh Dios (tres veces).
Señor ten piedad (tres veces).
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén.
Salmo 67
II
Levántense Dios, y sean disipados sus enemigos, y huyan de su
presencia los que le aborrecen. Desaparezcan como el humo. Como se
derrite la cera al calor del fuego, así perezcan los pecadores a la vista de
Dios. Mas los justos celebren festines y regocijos en la presencia de Dios,
y huélguense con alegría. Cantad a Dios; entonad salmos a su nombre:
allanado el camino al que sube sobre el occidente. El Señor es el nombre
suyo. Saltad de gozo en su presencia. Han de turbarse delante de El; que
es el padre de los huérfanos y el juez de la ciudad. Reside Dios en su
lugar santo. Dios que hace habitar dentro de una casa muchos de unas
mismas costumbres: y que con fortaleza pone en libertad a los
prisioneros, como también a los que le irritan, los cuales moran en los
sepulcros. ¡Oh Dios! cuando salías al frente de Tu pueblo, cuando
atravesabas el desierto, la tierra tembló, y hasta los cielos destilaron a la
presencia de Dios: en el Sinaí a la presencia del Dios de Israel. ¡Oh Dios!
Tú distribuirás una lluvia abundante y apacible a Tu heredad: ella se ha
visto afligida; pero Tú la has recreado. En ella tendrán morada los que
son de Tu grey: con Tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre. El Señor
dará palabras a los que anuncian con valor la buena nueva. Los reyes
poderosos serán súbditos de su Hijo muy amado, y aquel que es la
hermosura de la casa repartirá sus despojos. Cuando dormiréis en medio
de peligros, seréis como alas de paloma plateada, cuyas plumas por la
espalda echan brillos de oro. Cuando el Celestial ejerza su juicio sobre
los reyes de la tierra, quedarán más blancos que la nieve del monte
Selmón. ¡Oh monte de Dios, monte fértil, monte cuajado, monte fecundo!
Más, ¿por qué andáis pensando en otros montes fértiles? Este es el monte
donde Dios se complació en fijar su morada. Sí: en él morará el Señor
perpetuamente. La carroza de Dios va acompañada de muchas decenas
de millares de tropas, de millones que hacen fiesta. En medio de ellos
269
está el Señor, en el Sinaí, en el lugar Santo. Ascendiste a lo alto:
llevaste contigo a los cautivos: recibiste dones para los hombres; aun
para aquellos que no creían que habitase el Señor entre nosotros. Bendito
sea el Señor en toda la serie de los días: el Dios de nuestra salud nos
concederá próspero viaje. Nuestro Dios es el Dios que puede salvarnos; y
del Señor, y muy del Señor, es el librar de la muerte. Más Dios
quebrantará las cabezas de sus enemigos, el copete erizado de los que
hacen pompa de sus delitos. Dijo el Señor: a los de Basán les haré volver
las espaldas; he de arrojarlos a lo profundo del mar. Serán destrozados
hasta teñirse tus pies en la sangre de tus enemigos; y han de lamerla las
lenguas de tus mastines. Vieron, oh Dios, Tu entrada: la entrada de mi
Dios, del Rey mío que reside en el Santuario. Iban delante los príncipes
unidos a los que cantaban salmos, y en medio de doncellas tocando
panderos. Oh vosotros, descendientes de Israel, bendecid al Señor Dios
en vuestras asambleas. Allí se hallaba Benjamín el jovencito como
estático: los jefes de Judá iban de guía; los jefes de Zabulón, los jefes de
Neftalí. Muestra, oh Dios, Tu poderío: confirma, oh Dios, esta obra, que
has hecho en nosotros. Porque respecto a Tu Templo en Jerusalén, te
ofrecerán don de los reyes. Reprime esas fieras que habitan en los
cañaverales, esos pueblos reunidos, que, como toros dentro de la vacada,
conspiran a echar fuera a los que han sido acrisolados como la plata.
Disipa las naciones que quieren guerras. Egipto enviará embajadores;
Etiopía se anticipará a rendirse a Dios. Cantad alabanzas a Dios, oh
reinos de la tierra: load al Señor salmos. Cantadle salmos a Dios; el cual
se elevó al más alto de los cielos, desde el Oriente. Sabed que hará que su
voz sea una vez poderosa. Tributar gloria a Dios por lo que ha obrado en
Israel: su magnificencia y su poder se elevan hasta las nubes. Admirable
es Dios en sus santos; el Dios de Israel, él mismo dará virtud y fortaleza a
su pueblo. Bendito sea Dios.
Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y
por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, Aleluya, Aleluya, gloria a Ti oh Dios (tres veces).
Señor ten piedad (tres veces).
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén.
270
Salmo 68
III
Sálvame, oh Dios, porque las aguas han penetrado hasta mi alma.
Atollado estoy en un profundísimo cieno, sin hallar donde afirmar el pie.
Llegué a alta mar, y me sumerjo la tempestad. Fatígueme en dar voces:
se cose la garganta: desfallecieron mis ojos, aguardando a mi Dios. Se
han multiplicado, más que los cabellos de mi cabeza, los que me
aborrecen injustamente. Se han hecho fuertes mis enemigos, los injustos
perseguidores míos: he pagado lo que yo no había robado. Tú, oh Dios,
sabes mi ignorancia, y los delitos que yo tenga no pueden ocultársete.
No tengan que avergonzarse por mi causa aquellos que en Ti confían, oh
Señor, Señor de los ejércitos. No queden corridos por causa mía los que
van en pos de Ti, oh Dios de Israel. Pues por amor a Ti he sufrido los
ultrajes, y se ve cubierto de confusión mi rostro. Mis propios hermanos,
los hijos de mi misma madre, me han desconocido y tenido por extraño.
Porque el celo de Tu casa me devoró, y los baldones de los que Te
denostaban recayeron sobre mí. Me afligía con el ayuno, y se me
convertía en afrenta: me vestía de silicio, y me hacía la fábula de ellos.
Contra mí se declaraban los que tiene su asiento en la puerta: y los que
bebían vino cantaban contra mí coplas: Más yo entretanto, Señor, dirigía
a Ti mi oración. Este es, oh Dios, el tiempo de reconciliación. Óyeme
benigno según la grandeza de Tu misericordia, conforme Tu promesa
fiel de salvarme. Sácame del cieno, para que no quede yo atascado en él:
líbrame de aquellos que me aborrecen y del profundo de las aguas. No
me anegue esta tempestad, ni me trague el abismo del mar, ni el pozo
cierre sobre mí su boca. Óyeme, Señor, ya que tan benéfica es Tu
misericordia: vuelve hacia mí tus ojos según la grandeza de tus
piedades. Y no pierdas de vista a Tu siervo: oye presto mis súplicas,
porque me veo atribulado. Mira por mi alma y líbrala: sácame a salvo
por razón de mis enemigos. Bien ves los oprobios que sufro, y mi
confusión, y la ignominia mía. Tienes ante tus ojos todos los que me
atormentan: improperios y miserias aguarda mi corazón. Esperé que
alguno se condoliese de mí, mas nadie lo hizo; o quien me consolase, y
no hallé quien lo hiciese. Me presentaron hiel para alimento mío, y en
medio de mi sed me dieron vinagre a beber. En justo pago conviértaseles
271
su mesa en lazo de perdición y ruina. Obscurézcanse sus ojos para
que no vean; y tráelos siempre agobiados. Derrama sobre ellos Tu ira, y
alcánceles el furor de Tu cólera. Queda hecha un desierto su morada, y
no haya quien habite en sus tiendas, ya que han perseguido a aquel que
habías Tú herido, y aumentaron más y más el dolor de mis llagas. Tú
permitirás que añadan pecados a pecados, y no acierten con Tu justicia.
Raídos sean del libro de los vivientes, y no queden escritos con los justos.
Yo soy un miserable y lleno de dolores; mas Tú, oh Dios, me has salvado.
Alabaré con cánticos el nombre de Dios, y le ensalzaré con acciones de
gracias: Lo que será más grato a Dios que si le inmolara un tornillo
cuando le comienzan a salir las astas y las pezuñas. Vean los pobres, y
consuélense. Buscad a Dios, y revivirá vuestro espíritu: puesto que el
Señor oyó a los pobres, y no olvidó a los que están por él en cadenas.
Alábenle los cielos y la tierra, el mar y cuanto en ellos se mueve. Porque
Dios ha de salvar a Sión: y las ciudades de Judá serán reedificadas; y
establecerán allí su morada, y las adquirieran como herencia. Y los
descendientes de sus siervos las poseerán, y en ellas tendrán moradas
aquellos que aman su Nombre.
Salmo 69
Oh, Dios, ven a ayudarme: acude, Señor, pronto a socorrerme. Corridos
y avergonzados quedan los que me persiguen de muerte. Arrédrense y
confúndanse los que se complacen en mis males. Sean puestos en
vergonzosa fuga aquellos que me dicen: Bueno, bueno. Regocíjense y
alégrense en ti todos los que Te buscan: y digan sin cesar los que aman a
su Salvador: engrandecido sea el Señor. Yo por mí soy un menesteroso y
pobre: ayúdame, oh Dios. Amparo mío y mi libertador eres Tú: oh Señor,
no Te tardes.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén.
CREDO
Coro: Creo en un solo Dios, Padre Omnipotente, Creador del cielo y de
la tierra y de todas las cosas visibles e invisibles. Y en un solo Señor
Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios nacido del Padre, antes de todos los
siglos; luz de luz; verdadero Dios de Dios verdadero. Engendrado no
272
creado; consubstancial al Padre, por Quien fueron hechas todas las
cosas. Quien por nosotros los hombres y para nuestra salvación, bajó de
los cielos y se encarnó del Espíritu Santo y María Virgen, y se hizo
hombre. Fue crucificado también para nosotros bajo el poder de Poncio
Pilatos, padeció, fue sepultado. Resucitó al tercer día según las
escrituras. Subió a los cielos y está sentado a la diestra del Padre. Y
vendrá por segunda vez lleno de gloria a juzgar a los vivos y a los
muertos y su Reino no tendrá fin. Y en el Espíritu Santo, Señor y
Vivificador, que procede del Padre, que con el Padre y el Hijo es
juntamente adorado y glorificado que habló por los profetas. Y en una
Iglesia Santa Católica y Apostólica. Confieso un solo bautismo para la
remisión de los pecados. Y espero la resurrección de los muertos y la
vida del siglo venidero. Amén.
Trisagio
Lector: Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de
nosotros. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro...
Sacerdote: Porque tuyos son el Reino, el poder y la gloria: Padre, Hijo
y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Tropario, Tono 2
Lector: Tú que eres por naturaleza increado, el Creador de todo, abre
nuestros labios para que podamos proclamar Tu alabanza diciendo:
Santo, Santo, Santo eres Tú, oh Dios, por la intercesión de la Madre de
Dios, ten piedad de nosotros.
273
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Salmo 133
Bendecid al Señor ahora, vosotros todos, oh siervos del Señor. Vosotros
los que asistís en la casa del Señor, en los atrios del templo de nuestro
Dios, levantad por las noches vuestras manos hacia el Santuario, y
alabad al Señor. Te bendiga desde Sión el Señor que crió el cielo y la
tierra.
Gloria al Padre, al Hijo... ahora y siempre... Amén
Trisagio
Lector: Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de
nosotros. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
ORACIÓN
Sacerdote o lector: Recuerda, oh Señor, a nuestros padres y hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección para la vida eterna y a
todos aquellos que terminaron esta vida en la piedad y la fe, y
perdónales los pecados que han cometido voluntaria o
involuntariamente: de palabra, obra o pensamiento y colócalos en un
lugar de luz, un lugar de frescor, un lugar de descanso, de donde toda
enfermedad y aflicción son expulsadas y donde, desde la eternidad,
brilla la luz de Tu semblante y alegra a todos tus santos; concédeles a
ellos y a nosotros Tu reino y la participación en tus inefables bendiciones
y el gozo de Tu eterna y bendita vida. Porque Tú eres la Vida y la
277
Resurrección y el Descanso de Tus difuntos siervos, oh Cristo nuestro
Dios y a Ti rendimos gloria, con Tu Padre Increado y Tu Espíritu Santo,
bueno y Dador de vida, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
Gloriosísima siempre Virgen y Madre de Cristo Dios, presenta nuestras
plegarias a Tu Hijo y nuestro Dios, rogándole para que salve, por Tu
mediación, a nuestras almas.
280
OFICIO DE MEDIANOCHE
DOMINICAL
El Sacerdote, revestido de epitraquilio, entra al Santuario, abre el Bello Velo, y mirando hacia el
oriente, exclama:
Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Lector: Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti. Rey Celestial, Consolador,
Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro
de bienes y Dador de la vida, ven y habita en nosotros, purifícanos de
toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas
Santo Dios, Santo Poderoso, Santo Inmortal, Ten piedad de nosotros.
(Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros Señor, purifícanos de
nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo,
visítanos y cura nuestras enfermedades, por la gracia de tu nombre.
281
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro...
Ηyρaκοy, Tono 1
Por el arrepentimiento el malhechor ha encontrado el paraíso y luego de
la lamentación, las Miróforas proclamaron la alegre nueva de que Tú
habías resucitado, oh Cristo Dios nuestro, concediendo al mundo gran
misericordia.
Hypakoy, Tono 2
Las mujeres que, después de la pasión, llegaron al sepulcro a ungir Tu
cuerpo, oh Cristo Dios nuestro, vieron al ángel en el sepulcro y se
atemorizaron, Más él les reveló la resurrección del Señor, concediendo al
mundo gran misericordia.
Hypakoy, Tono 3
Asombroso por su aparición, refrescante por su lenguaje, dijo el radiante
ángel a las Miróforas: por qué buscan al Vivo en la tumba, ha resucitado,
ha dejado el sepulcro; conózcanlo como el inmutable Eliminador de la
corrupción; digan a Dios: Que maravillosas son tus obras, porque has
salvado a la humanidad.
Hypakoy, Tono 4
Al conocer tu glorioso despertar, oh Cristo, las Miróforas, que habían ido
antes a tu sepulcro, proclamaron a los Apóstoles, que Tú habías
resucitado como Dios, concediendo al mundo gran misericordia.
284
Hypakoy, Tono 5
Las Miróforas asombradas, llevando en su mente la visión del ángel y
sus almas iluminadas por el divino despertar, anunciaron a los
Apóstoles: proclamen entre las naciones la resurrección del Señor, quien
obra maravillas y nos concede gran misericordia.
Hypakoy, Tono 6
Habiendo destruido, con Tu muerte voluntaria y dadora de vida, las
puertas del hades como Dios, nos has abierto el antiguo paraíso y
habiendo resucitado de la muerte, has liberado nuestra vida de la
corrupción.
Hypakoy, Tono 7
Tú que adoptaste nuestra forma y soportaste la cruz corporalmente,
sálvame por Tu resurrección, oh Cristo Dios, Tú que amas a la
humanidad.
Hypakoy, Tono 8
Las Miróforas, ante el sepulcro del dador de la vida, buscaron al
Maestro, el Inmortal, entre los muertos y habiendo recibido del ángel la
alegre noticia, anunciaron a los Apóstoles que Cristo Dios había
resucitado, concediendo al mundo gran misericordia.
Señor ten piedad (cuarenta veces). Gloria al Padre,… Más honorable
que….
En el nombre del Señor, bendice Padre.
Sacerdote: Señor ten misericordia de nosotros y bendícenos, haz
resplandecer Tu rostro sobre nosotros y ten piedad.
Lector: Amén.
Sacerdote: Oh Creador Omnipotente, origen de toda luz, que diste por
tu bondad existencia de la nada a toda la creación, en la tierra o en el
firmamento, proveyéndolos y alimentándolos; quien, después de
prodigarle a la humanidad otros inefables beneficios, que nacen de la
tierra, nos has otorgado además el arrepentimiento a causa de nuestras
debilidades corporales, incluso a la hora de la muerte: no nos permitas a
nosotros infelices pecadores, morir en nuestras malvadas acciones, ni
que el envidioso príncipe del mal nos convierta en su hazmerreír.
Porque Tú ves, oh mi bondadoso Dios, la extensión de su calumnia y
285
hostilidad, y el grado de nuestra vehemencia, debilidad y
negligencia. Te suplicamos que Tu bondad inagotable se revele en
nosotros, que todos los días y a toda hora, Te ofendemos al quebrantar
los preciados y vivificantes mandamientos, y nos exoneres y perdones
también de todo lo que hemos pecado durante nuestra vida pasada, e
incluso hasta la hora actual, de obra, palabras y pensamientos.
Concédenos vivir el resto de nuestra vida en arrepentimiento, en
contrición, y observando tus sagrados preceptos: Si seducidos por el
placer, hemos pecado de diversas maneras, o nos hemos dejado
engatusar por abominables deseos y hemos pasado el tiempo en inútiles
y perniciosas lujurias; si además impulsados por la ira y la furia
irracional hemos ofendido nuestros hermanos; si por nuestra lengua nos
hemos trabado en inevitables, fraudulentas o torcidas y fuertes
asechanzas; si por alguno de nuestros sentidos o por todos, voluntaria o
involuntariamente, a sabiendas o inadvertidamente, mediante el engaño
o la persuasión, hemos tambaleado torpemente; si con malévolos y vanos
pensamientos hemos corrompido nuestra conciencia; si de cualquier
manera hemos pecado, nos ha vencido el nefasto azar o nos hemos
rendido ante el vicio, perdónanos y libéranos, oh Dios misericordioso,
clemente y benevolente; y danos por el resto de nuestra vida, coraje y
fortaleza, para que podamos llevar a cabo Tu digna, grata y perfecta
voluntad; que habiendo, por la luz del arrepentimiento, abandonado el
pecaminoso sendero de la noche y la oscuridad, y caminando
honradamente como a la luz del día, podamos aparecer purificados,
aunque indignos, gracias a Tu amor por la humanidad, cantándote y
ensalzándote por toda la eternidad. Amén.
Sacerdote: Gloria a Ti Cristo Dios, esperanza nuestra, Gloria a Ti.
Coro: Gloria al Padre..., ahora y siempre. Amén.
Señor ten piedad (tres veces).
Bendice, Padre.
Sacerdote: Cristo nuestro verdadero Dios, quien resucitó de entre los
muertos, por las oraciones de su Purísima Madre, de los Santos e Ilustres
Apóstoles, de nuestro Padre entre los Santos N. (patrono de la Iglesia), tenga
piedad de nosotros y nos salve porque es bueno y ama la humanidad.
Coro: Amén.
286
Sacerdote: Que el Señor Dios, tenga misericordia de nosotros, nos
bendiga haga resplandecer su rostro sobre nosotros, y perdone
nuestras faltas.
Coro: Señor ten piedad (tres veces).
Sacerdote: De nuevo rogamos por esta ciudad (sagrado monasterio), por
cada ciudad, aldea y cada país, para que sean preservados de toda
hambruna, epidemia, temblor de tierra, inundación, incendio, invasión y
guerra civil; y para que nuestro bueno y filántropo Dios, sea favorable y
bondadoso; para que El pueda aplacar su ira contra nosotros y librarnos
de los justos castigos que nos amenazan, ten piedad de nosotros.
Coro: Señor ten piedad (cuarenta veces).
Sacerdote: Escúchanos oh Dios Salvador nuestro. Esperanza hasta los
confines de la tierra y de los que están lejos en el mar, sed compasivo oh
Soberano con nuestros pecados y ten misericordia de nosotros. Porque
eres un Dios misericordioso y amante de la humanidad, y a Ti te
glorificamos: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ahora y siempre y por los
siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Sacerdote: Gloria a Ti Cristo Dios, nuestra esperanza, gloria a Ti.
Coro: Gloria al Padre... ahora y siempre...
En el nombre del Señor bendice padre, (si es Obispo), Soberano bendice.
Sacerdote: Cristo, nuestro verdadero Dios, por las intercesiones de su
Madre Purísima, de San... (Nombre del patrono de la Iglesia...) N. y de todos
los Santos, que tenga piedad de nosotros, nos salve, porque es
bondadoso y ama la humanidad.
Después el sacerdote hace reverencia al obispo, al superior del Monasterio y a todos los
hermanos diciendo
Bendecid, padres Santos y perdonadme a mí pecador, por lo que he
pecado en la pasada noche en obra, palabras, pensamientos y con todos
mis sentidos. (Inclinación).
Y los Hermanos
Dios Te perdone y tenga piedad de ti Santo Padre, bendecid Padre Santo
y perdona y ruega por mí pecador. (Inclinación)
287
Sacerdote: Por la gracia del Señor, Dios nos perdone y tenga
piedad de nosotros.
Sacerdote: Roguemos a nuestro Señor por nuestro patriarca N., por
nuestro Obispo N., y por toda nuestra fraternidad en Cristo.
Coro: Señor, ten piedad.
En voz baja y lentamente después de cada petición.
❖ Por este país y por quienes lo gobiernan.
❖ Por quienes nos odian, por quienes nos aman y por quienes nos
sirven.
❖ Por quienes nos han pedido a nosotros, aunque indignos, que
recemos por ellos.
❖ Por la pronta liberación de los cautivos y de los secuestrados.
❖ Por nuestros padres y hermanos ausentes.
❖ Por los que viajan por tierra, mar o aire.
❖ Por los que sufren a causa de la enfermedad.
❖ Roguemos por la abundancia de los frutos de la tierra.
❖ Y por todos los fieles ortodoxos.
❖ Por nuestros padres y hermanos difuntos, que nos precedieron en la
fe, y que descansan aquí, y por todos fieles difuntos del mundo
entero.
Sacerdote: Digamos nosotros también unos por otros:
Coro: Señor, ten piedad (tres veces).
Coro: Amén.
Sacerdote: Por las oraciones de nuestros santos padres, Señor
Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros. Amén.
Veneramos los Santos Iconos, recibimos la bendición del Superior y del Obispo.
288
PROQUÍMENON DEL OCTOTONO
Tono I
Sacerdote: Ahora me levantaré dice el Señor, para ponerlos a salvo; yo
les inspiraré confianza.
Coro: Ahora me levantaré dice el Señor, ponerlos a salvo; yo les
inspiraré confianza.
Verso: Las palabras del Señor, son palabras puras.
Coro: Ahora me levantaré dice el Señor, ponerlos a salvo; yo les
inspiraré confianza.
Sacerdote: Ahora me levantaré dice el Señor.
Coro: Yo les inspiraré confianza.
Tono II
Sacerdote: Levántate, oh Señor, según Tu promesa y las naciones se
reunirán en torno a ti.
Coro: Levántate, oh Señor, según Tu promesa y las naciones se
reunirán en torno a ti.
Verso: Señor Dios mío, en ti he puesto mi esperanza, sálvame.
Coro: Levántate, oh Señor, de tu enojo y ostenta Tu grandeza en
medio de Tus enemigos.
Sacerdote: Levántate, oh Señor, según tu promesa.
Coro: Y las naciones se reunirán en torno a ti.
Tono III
Sacerdote: Anunciad entre las naciones que reina el Señor porque El
afirmó el orbe, el cual jamás tambaleará.
Coro: Anunciad entre las naciones que reina el Señor porque El
afirmó el orbe, el cual jamás tambaleará.
Verso: Cantad al Señor un cántico nuevo; regiones todas de la
tierra cantad al Señor.
289
Coro: Anunciad entre las naciones que reina el Señor porque El
afirmó el orbe, el cual jamás tambaleará.
Sacerdote: Anunciad entre las naciones que reina el Señor.
Coro: Porque El afirmó el orbe, el cual jamás se tambaleará.
Tono IV
Sacerdote: Levántate, oh Señor socórrenos, redímenos por amor de Tu
nombre.
Coro: Levántate, oh Señor socórrenos, redímenos por amor de Tu
nombre.
Verso: Oh Dios, lo hemos oído, pues nuestros padres nos lo han
contado.
Coro: Levántate, oh Señor socórrenos, redímenos por amor de Tu
nombre.
Sacerdote: Levántate, oh Señor socórrenos.
Coro: Redímenos por amor de Tu nombre.
Tono V
Sacerdote: Levántate oh Señor y alza Tu mano, porque Tú reinarás
eternamente.
Coro: Levántate oh Señor y alza Tu mano, porque Tú reinarás
eternamente.
Verso: A Ti oh Señor daré gracias con todo mi corazón; contaré
todas tus maravillas.
Coro: Levántate oh Señor y alza Tu mano, porque Tú reinarás
eternamente.
Sacerdote: Levántate oh Señor y alza Tu mano.
Coro: Porque Tú reinarás eternamente.
Tono VI
Sacerdote: Muestra tu poder Oh Señor, y ven a salvarnos.
Coro: Muestra tu poder Oh Señor, y ven a salvarnos.
Verso: Escucha tú oh pastor de Israel, Tú que apacientas a José
como a una oveja.
Coro: Muestra tu poder Oh Señor, y ven a salvarnos.
290
Sacerdote: Muestra tu poder Oh Señor.
Coro: Y ven a salvarnos.
Tono VII
Sacerdote: Levántate oh Señor Dios y alza Tu mano; no Te olvides de
los desvalidos hasta el final.
Coro: Levántate oh Señor Dios y alza Tu mano; no Te olvides de
los desvalidos hasta el final.
Verso: A Ti oh Señor, daré gracias con todo mi corazón; contaré
todas tus maravillas.
Coro: Levántate oh Señor Dios y alza Tu mano; no Te olvides de
los desvalidos hasta el final.
Sacerdote: Levántate oh Señor Dios y alza Tu mano.
Coro: No Te olvides de los desvalidos hasta el final.
Tono VIII
Sacerdote: El Señor reinará eternamente; tu Dios Sión de generación
en generación.
Coro: El Señor reinará eternamente; tu Dios Sión de generación
en generación.
Verso: Alaba oh alma mía al Señor, alabaré al Señor mientras
viva.
Coro: El Señor reinará eternamente; tu Dios Sión de generación
en generación.
Sacerdote: El Señor reinará eternamente.
Coro: Tu Dios Sión de generación en generación.
Sacerdote: Oremos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
291
ODAS PARA TODOS LOS DÍAS
I Oda — los Lunes
Cánticos de Moisés El Profeta (Éxodo, 15:1-19)
1 Entonces Moisés y los israelitas cantaron este cántico al Señor. Dijeron:
«Canto al Señor pues se cubrió de gloria arrojando en el mar caballo y
carro. 2 Mi fortaleza y mi canción es el Señor. El es mi salvación. El, mi
Dios, yo le glorifico, el Dios de mi padre, a quien exalto. 3 El Señor es ¡Un
guerrero, Yahveh es su nombre! 4 Los carros de Faraón y sus soldados
precipitó en el mar. La flor de sus guerreros tragó el mar de Suf; 5 los
cubrió el abismo, hasta el fondo cayeron como piedra. 6 Tu diestra,
Señor, relumbra por su fuerza; tu diestra, el Señor, aplasta al enemigo. 7
En tu gloria inmensa derribas tus contrarios, desatas tu furor y los
devora como paja. 8 Al soplo de tu ira se apiñaron las aguas, se irguieron
las olas como un dique, los abismos cuajaron en el corazón del mar. 9
Dijo el enemigo: «Marcharé a su alcance, repartiré despojos, se saciará mi
alma, sacaré mi espada y los aniquilará mi mano.» 10 Mandaste tu soplo,
los cubrió el mar; se hundieron como plomo en las temibles aguas. 11
¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, glorioso en
santidad, terrible en prodigios, autor de maravillas? 12 Tendiste tu diestra
y los tragó la tierra. 13 Guiaste en tu bondad al pueblo rescatado. Tu
poder los condujo a tu santa morada. 14 Lo oyeron los pueblos, se
turbaron, dolor como de parto en Filistea. 15 Los príncipes de Edom se
estremecieron, se angustiaron los jefes de Moab y todas las gentes de
Canaán temblaron. 16 Pavor y espanto cayó sobre ellos. La fuerza de tu
brazo los hizo enmudecer como una piedra, hasta que pasó tu pueblo, oh
Señor, hasta pasar el pueblo que compraste. 17 Tú le llevas y le plantas en
el monte de tu herencia, hasta el lugar que tú te has preparado para tu
sede, ¡oh Señor! Al santuario, Adonay, que tus manos prepararon. 18 ¡El
Señor reinará por siempre jamás!» 19 Porque cuando los caballos de
Faraón y los carros con sus guerreros entraron en el mar, el Señor hizo
que las aguas del mar volvieran sobre ellos, mientras que los israelitas
pasaron a pie enjuto por medio del mar.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
292
Ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
tu alianza.
35 En recuerdo de Abrahán tu amigo, de Isaac tu servidor y de Israel tu
hemos sido humillados ante toda la tierra por culpa de nuestros pecados.
38 No hemos tenido en todo este tiempo ni príncipe, ni profeta, ni jefe, ni
Señor.
299
Que todos los que maltratan a tus servidores se vean confundidos y
44
tierra".
46 Sin embargo, los servidores del rey que los habían echado al horno
eternamente!
54 ¡Bendito seas en el trono de tu reino, cantado y glorificado
eternamente!
55 ¡Bendito seas tú que sondeas los abismos y que te sientas sobre los
eternamente!
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
eternamente!
61 ¡Todos los poderes del Señor, bendecid al Señor, cantadle y glorificadle
eternamente!
62 ¡Sol y luna bendecid al Señor, cantadle y glorificadle eternamente!
63 ¡Estrellas del cielo bendecid al Señor, cantadle y glorificadle
eternamente!
64 ¡Lluvias y rocíos bendecid al Señor, cantadle y glorificadle
eternamente!
65 ¡Todos los vientos bendecid al Señor, cantadle y glorificadle
eternamente!
66 ¡Fuego y calor bendecid al Señor, cantadle y glorificadle eternamente!
67 ¡Frío y ardor bendecid al Señor, cantadle y glorificadle eternamente!
68 ¡Rocíos y escarchas bendecid al Señor, cantadle y glorificadle
eternamente!
69 ¡Hielo y frío bendecid al Señor, cantadle y glorificadle eternamente!
70 ¡Hielos y nieves bendigan al Señor, cántenle y glorifíquenlo
eternamente!
71 ¡Noches y días bendecid al Señor, cantadle y glorificadle eternamente!
72 ¡Luces y tinieblas bendecid al Señor, cantadle y glorificadle
eternamente!
73 ¡Rayos y nubes bendecid al Señor, cantadle y glorificadle eternamente!
74 ¡Bendiga la tierra al Señor, cantadle y glorificadle eternamente!
75 ¡Montañas y colinas bendecid al Señor, cantadle y glorificadle
eternamente!
76 ¡Todas las semillas que germinan en la tierra bendecid al Señor,
glorifíquenlo eternamente!
83 ¡Israel bendice al Señor, cantadle y glorificadle eternamente!
84 ¡Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor, cantadle y glorificadle
eternamente!
85 Todos ustedes servidores del Señor, bendigan al Señor, cántenle y
glorifíquenlo eternamente!
86 ¡Espíritus y almas de los justos bendecid al Señor, cantadle y
glorificadle eternamente!
87 ¡Todos los santos y los humildes de corazón, bendecid al Señor,
eternamente! Porque nos libró del infierno y nos salvó de la muerte; nos
arrancó del horno ardiente y nos sacó de en medio de las llamas.
Apóstoles, profetas y mártires del Señor: Alabadle y ensalzadle por los
siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Coro: Glorifiquemos, bendigamos, inclinémonos ante el Señor,
cantándole y ensalzándole por los siglos.
304
OFICIO DE CUARESMA
Pero, si es un oficio de Cuaresma, cantamos de la Fotaginikón en el tono apropiado tres
veces:
La Fotaginikón O Svetilen
Primer Tono
Oh, Señor de quien resplandece la luz, purifica mi alma de todo pecado:
Al final del lunes: Por las mediaciones de Tus incorpóreos, oh Señor,
sálvame.
Al final del martes: Por las intercesiones de Tu precursor, oh Señor,
sálvame.
Al final del miércoles y viernes: Por el poder de Tu Cruz, oh Señor,
sálvame.
Al final del jueves: Por las intercesiones de Tus Santos Apóstoles y de
San Nicolás, oh Señor, sálvame.
Todos los días de la semana:
Gloria al Padre...
Segundo Tono
Envía Tu luz eterna, oh Cristo Dios nuestro, e ilumina los secretos ojos
de mi corazón.
La terminación se cantará igual que la semana anterior
Gloria al Padre...
305
Envía Tu luz eterna, oh Cristo Dios, e ilumina los secretos ojos de mi
corazón, por las intercesiones de tus santos, oh Señor, sálvame.
Ahora... Envía...
Tercer Tono
Envía Tu luz eterna, oh Cristo Dios, e ilumina mi corazón...
Gloria al Padre,...
Ahora...
Gloria al Padre,...
Ahora...
Gloria al Padre...
306
Oh Señor, dador de la luz, envía Tu luz e ilumina mi corazón.
Por las intercesiones de Tus santos, oh Señor, sálvame.
Ahora...
Sexto Tono
Lunes: Por las mediaciones de tus incorpóreos, oh Señor, envía sobre
nuestras almas Tu luz eterna.
Martes: Por las intercesiones de Tu Precursor, oh Señor, envía sobre
nuestras almas Tu luz eterna.
Miércoles y Viernes: Por el poder de Tu Cruz, oh Señor, envía sobre
nuestras almas Tu luz eterna.
Jueves: Por las intercesiones de Tus santos apóstoles y de San Nicolás, oh
Señor, envía sobre nuestras almas Tu luz eterna.
Gloria...
Por las intercesiones de todos los Santos, oh Señor, envía sobre nuestras
almas Tu luz eterna.
Ahora...
Séptimo Tono
Levántame, oh Señor, para cantar tus alabanzas y enséñame a hacer Tu
voluntad.
Gloria al Padre,...
309
DESPEDIDAS ESPECIALES
Natividad de nuestro Señor Jesucristo
Cristo, nuestro verdadero Dios, nacido en una gruta y acunado en un
pesebre, para nuestra salvación, por las oraciones de Su Purísima Madre,
de los santos gloriosos y alabadísimos Apóstoles (del santo titular del templo,
si es Apóstol), de los santos gloriosos y victoriosos Mártires (del santo titular
del templo, si es mártir), de nuestros justos y teóforos Padres (del santo titular
del templo, si es un justo), de los santos y justos abuelos del Señor, Joaquín y
Ana, de san N. (del santo titular del templo, si no ha sido conmemorado en alguno
de los anteriores grupos), de los santos (se conmemora al santo del día), cuya
memoria celebramos en este día, y de todos los santos, tenga
misericordia de nosotros y nos salve, El que es bueno y amante de la
humanidad.
Circuncisión
Cristo, nuestro verdadero Dios, que Se dignó recibir al octavo día la
circuncisión en Su carne, para nuestra salvación, por las oraciones...
Epifanía
Cristo, nuestro verdadero Dios, que Se dignó ser bautizado por San Juan
Bautista en el Jordán, para nuestra salvación, por las oraciones...
Presentación de Cristo (2 de febrero)
Cristo, nuestro verdadero Dios, que permitió ser llevado en los brazos
del justo Simeón, para nuestra salvación, por las oraciones...
Domingo de Ramos
Cristo, nuestro verdadero Dios, que Se dignó montar en un borrico, para
nuestra salvación, por las oraciones...
En las Vísperas del mismo Domingo de Ramos, lunes martes y miércoles santos
Cristo, nuestro verdadero Dios, que avanza a Su voluntaria Pasión para
nuestra salvación, por las oraciones...
310
Jueves Santo
Cristo, nuestro verdadero Dios, que por Su extrema bondad nos indicó el
mejor camino de humildad al lavar los pies de Sus Discípulos, y se rebajó
hasta la Cruz y el sepulcro por nosotros, por las oraciones...
Despedida de la Santa Pasión
Cristo, nuestro verdadero Dios, que soportó los escupitajos, los golpes,
las bofetadas, la cruz y la muerte para la salvación del mundo, por las
oraciones...
Viernes Santo
Cristo, nuestro verdadero Dios, que por nosotros los hombres y para
nuestra salvación Se dignó soportar en Su carne la terrible Pasión, la
Cruz vivificadora y el entierro voluntario, por las oraciones...
Domingo de la Resurrección y toda la Semana de Pascua
Cristo, nuestro verdadero Dios, resucitado de entre los muertos, que
venció la muerte por Su muerte y dio la vida a los que yacen en los
sepulcros, por las oraciones...
Ascensión
Cristo, nuestro verdadero Dios, que en la gloria subió al cielo y está
sentado a la diestra de Dios Padre, por las oraciones...
Pentecostés
Cristo, nuestro verdadero Dios, que bajo el aspecto de lenguas de fuego
mandó desde el Cielo al Espíritu Santo sobre Sus santos Discípulos y
Apóstoles, por las oraciones...
Transfiguración (6 de agosto)
Cristo, nuestro verdadero Dios, que Se transfiguró en el monte Tabor
mostrando Su Gloria a sus santos Discípulos y Apóstoles, por las
oraciones...
El mismo Domingo en las Vísperas
Cristo, nuestro verdadero Dios, que desde el Divino Seno de Su Padre se
rebajó para descender del cielo a la tierra, adoptando toda nuestra
naturaleza y deificándola, y que después de esto volvió a ascender a los
311
cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre, y que envió sobre Sus
santos Discípulos y Apóstoles al Divino, Santo y Consubstancial
Espíritu, igual en naturaleza, en fuerza y en gloria, y con esto los iluminó
a ellos y a todo el mundo; por las oraciones de Su Purísima, Inmaculada
y Santísima Madre, de los santos, gloriosos y alabadísimos Apóstoles,
predicadores de Dios y portadores de Espíritu Santo, y de todos los
Santos, tenga piedad de nosotros y nos salve, porque es bueno y ama a la
humanidad.
312
FIESTA DE PENTECOSTÉS
GRANDES VÍSPERAS
Las Vísperas comienzan como de costumbre. Es decir: Trisagio, el salmo 103, la
Letanía de la Paz y no se lee el Catisma del Salterio, seguido de la incensación, Señor a
ti he clamado (Sal 140).
Stijeras Idiómelas. Tono 1
Salmo 140
Señor a ti he clamado...
1. stijira: Festejemos Pentecostés, la venida del Espíritu; el cumplimiento
de la promesa y la realización de la esperanza; misterio venerable!
¡Cuán grande y majestuoso eres Señor! Por eso te aclamamos:
¡Creador del universo, Gloria a ti! Me esperarán los justos, hasta que
Tú me hayas recompensado.
2. stijira (Se repite la primera): Festejemos Pentecostés y la venida del
Espíritu, el cumplimiento de la promesa y la realización de la
esperanza; misterio venerable! ¡Cuán grande y majestuoso eres
Señor! Por eso te aclamamos: ¡Creador del universo, Gloria a ti!
Salmo 129
De lo profundo clamo a ti, Señor; Señor, oye mi voz. Estén tus oídos
atentos a la voz de mi plegaria.
3. Con las lenguas de los gentiles preparas, Señor, a tus discípulos,
stijira:
a fin de que, a través de ellas, te proclamen a ti, Verbo inmortal y
Dios, que das a nuestras almas la gran misericordia.
313
4. Todo esto lo otorga el Espíritu Santo: inspira las profecías,
stijira:
perfecciona a los sacerdotes y a los iletrados da la sabiduría; hace
teólogos a simples pescadores y consolida la institución de la Iglesia.
Tú que eres Consustancial con el Padre y el Hijo, y partícipe de un
mismo trono, Paráclito: ¡Gloria a ti!
Si retienes las culpas Señor, Señor, ¿quién subsistirá? Pero cerca de ti
esta el perdón y así serás temido.
Stijiras Tono 2 (de la Trinidad).
5. Hemos visto la luz verdadera, hemos recibido el Espíritu
stijira:
celestial, hemos encontrado la verdadera fe, a la Trinidad indivisible
adoremos pues ella nos ha salvado.
Espera mi alma en el Señor y en su palabra confía, espera mi alma en
el Señor más que el centinela a la aurora
6. Hemos visto la luz verdadera, hemos recibido el Espíritu
stijira:
celestial, hemos encontrado la verdadera fe, a la Trinidad indivisible
adoremos pues ella nos ha salvado.
Desde la vigilia matutina hasta la noche, desde la vigilia matutina
espere Israel en el Señor.
7. Por medio de los profetas nos anunciaste el camino de la
stijira:
salvación y en los Apóstoles ha resplandecido, Salvador Nuestro, la
gracia de tu Espíritu. Tú eres Dios antes y después de estas cosas y
por los siglos tú eres nuestro Dios.
Porque en El hay misericordia, y abundante redención, El redimirá a
Israel de sus iniquidades.
8. En tus atrios te cantaré, Salvador del mundo, y doblando la
stijira:
rodilla adoraré tu poder invencible: por la tarde, por la mañana, al
mediodía y en todo tiempo, te bendeciré, Señor.
Salmo 116
Alabad al Señor todas las naciones; celebradlo todos los pueblos.
9. stijira: En tus atrios, Señor, los creyentes, doblando la rodilla del alma
y del cuerpo, te cantamos, Padre sin principio, Hijo también sin
314
principio, y coeterno santísimo Espíritu, el que ilumina y santifica
nuestras almas.
Porque ha fortalecido su misericordia sobre nosotros; y la verdad del
Señor permanece por los siglos.
Cantemos a la Trinidad consustancial, al Padre y al Hijo con el
10. stijira:
Espíritu Santo; pues así lo proclamaron todos: los profetas y los
apóstoles junto con los mártires.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Doxástico idiómelo del emperador León. Tono 8
Venid pueblos todos y adoremos a la única Divinidad en tres personas:
al Hijo en el Padre con el Espíritu Santo. El Padre pues, engendra
intemporalmente al Hijo, coeterno y correinante; y el Espíritu Santo
estaba en el Padre, glorificado con el Hijo: un solo poder, una sola
sustancia, una sola divinidad, ante quien todos postrándonos, decimos:
¡Santo Dios, que lo creaste todo a través del Hijo, con la cooperación del
Espíritu! ¡Santo fuerte, a través de quien conocimos al Padre y el Espíritu
Santo descendió al mundo! ¡Santo inmortal, Espíritu consolador, que
procede del Padre y reposa en el Hijo! ¡Trinidad santísima, Gloria a ti!
Pequeña Entrada.
Proquímenon tono 6 (Salmo 92):
Lectura de los Números [11:16-17, 24-29]
Dijo el Señor a Moisés: Reúneme setenta ancianos de Israel, de los que
sabes que son ancianos y escribas del pueblo. Llévalos a la Tienda del
Encuentro y que estén allí contigo. Yo bajaré a hablar contigo; tomaré
parte del espíritu que hay en ti y lo pondré en ellos, para que lleven
contigo la carga del pueblo y no la tengas que llevar tú solo. Salió Moisés
y transmitió al pueblo las palabras de El Señor. Luego reunió a setenta
ancianos del pueblo y los puso alrededor de la Tienda. Bajó El Señor en
la Nube y le habló. Luego tomó algo del espíritu que había en él y se lo
dio a los setenta ancianos. Y en cuanto reposó sobre ellos el espíritu, se
pusieron a profetizar, pero ya no volvieron a hacerlo más. Habían
quedado en el campamento dos hombres, uno llamado Eldad y el otro
315
Medad. Reposó también sobre ellos el espíritu, pues aunque no
habían salido a la Tienda, eran de los designados. Y profetizaban en el
campamento. Un muchacho corrió a anunciar a Moisés: "Eldad y Medad
están profetizando en el campamento. " Josué, hijo de Nun, que estaba al
servicio de Moisés desde su mocedad, respondió y dijo: "Mi señor
Moisés, prohíbeselo. " Le respondió Moisés: "¿Es que estás tú celoso por
mí? ¡Quién me diera que todo el pueblo de El Señor profetizara porque
El Señor les daba su espíritu! "
Lectura de la profecía de Joel [2:23; 3-5]
Esto dice el Señor: ¡Hijos de Sión, jubilad, alegraos en El Señor vuestro
Dios! Porque él os da la lluvia de otoño, con justa medida, y hace caer
para vosotros aguacero de otoño y primavera como antaño. Las eras se
llenarán de trigo puro, de mosto y aceite virgen los lagares rebosarán.
"Yo os compensaré de los años en que os devoraron la langosta y el
pulgón, el saltón y la oruga, mi gran ejército, que contra vosotros envié. "
Comeréis en abundancia hasta hartaros, y alabaréis el nombre de El
Señor vuestro Dios, que hizo con vosotros maravillas. (¡Mi pueblo no
será confundido jamás!) "Y sabréis que en medio de Israel estoy yo, ¡yo,
El Señor, vuestro Dios, y no hay otro! ¡Y mi pueblo no será confundido
jamás!" "Sucederá después de esto que yo derramaré mi Espíritu en toda
carne. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos
soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Hasta en los siervos y
las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y realizaré prodigios
en el cielo y en la tierra, sangre, fuego, columnas de humo." El sol se
cambiará en tinieblas y la luna en sangre, ante la venida del Día de El
Señor, grande y terrible. Y sucederá que todo el que invoque el nombre
de El Señor será salvo, porque en el monte Sión y en Jerusalén habrá
supervivencia, como ha dicho El Señor, y entre los supervivientes
estarán los que llame El Señor.
Concédenos Señor
Letanía Complementaria
317
MAITÍNES DE PENTECOSTÉS
Si se celebran los maitines como parte de la Vigilia Nocturna, inmediatamente después
de la bendición menor de Vísperas, el lector comienza a leer Gloria a Dios en las
alturas... Señor, abre mis labios... y los Seis Salmos.
Diácono: No, yo no moriré, sino viviré y contaré las obras del Señor.
Pequeña letanía.
Coro: Amén.
Katisma poético
Después de tu resurrección del sepulcro y de tu divina ascensión a los
cielos, haces oh Cristo, descender tu gloria sobre los testigos de tu
divinidad y renuevas en ellos un recto espíritu, oh misericordioso! Por lo
que, como cítara de notas melodiosas, místicamente por el plectro divino
pulsada, hacen patente para todos, Señor, tus resonancias y tu obra de
salvación. (Dos veces).
Antífona gradual
Desde mi juventud me acosan las pasiones, que sin cesar me asaltan; mas
tú, oh Salvador mío, protégeme y sálvame. Sean confundidos por el
Señor todos los enemigos de Sión: sean como la hierba que el fuego seca
y consume.
320
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por
los siglos de los siglos. Amén.
Por la gracia del Espíritu Santo vive y se purifica toda alma, para
participar en la triple unidad del misterio sagrado por excelencia.
Proquímenon (tono cuarto)
Que en su bondad, me guíe tu Espíritu por el sendero justo.
Versículo: Escucha Señor mi oración y en tu fidelidad, presta oído a
mis plegarias.
Sacerdote: Roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Porque eres santo, Dios nuestro, que descansas entre Tus
Santos, y Te rendimos gloria a ti Padre, Hijo y Espíritu
Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Sacerdote: Todo lo que tiene aliento alabe al Señor.
Coro: Todo lo que tiene aliento alabe al Señor.
Sacerdote: Alabad a Dios en sus Santos; alabadle en el establecimiento
de su poder.
Coro: Todo lo que tiene aliento alabe al Señor.
Sacerdote: Todo lo que tiene aliento
Coro: Alabe al Señor.
Parado ante el Icono en medio del templo
Evangelio San Juan (20:19-23)
Y siendo la tarde de aquel día, el primero de la semana, y estando las
puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los
Judíos, vino Jesús, y se puso en medio, y les dijo: Paz á vosotros. Y como
hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se
alegraron viendo al Señor. Entonces les dijo Jesús otra vez: Paz á
vosotros: como me envió el Padre, así también yo os envío. Y cuando
hubo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo: A los que
perdonares los pecados, les son perdonados: á quienes los retuviereis,
serán retenidos.
321
Salmo 50
Lector: Ten piedad de mí, oh Dios, según tu gran misericordia; según la
multitud de tus piedades, borra mi iniquidad. Lávame más y más de mis
transgresiones, y límpiame de mis pecados. Pues reconozco mi maldad,
y mi pecado está siempre ante mí. Contra Ti sólo he pecado, he hecho el
mal en tu presencia, por lo tanto, eres justo en tu sentencia, soberano en
tu juicio. Considera que en maldad fui formado, y en pecado me
concebido mi madre. Ciertamente, Tú amas la verdad; me has revelado
los misterios ocultos de tu sabiduría.
El Sacerdote coloca el Evangeliario sobre el atril donde permanece el icono central.
Rocíame con hisopo y seré limpio; lávame y emblanqueceré más que la
nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se alegrarán mis huesos tan
humillados. Aparta tu rostro de mis pecados, y borra todas mis
iniquidades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y restaura en mis
entrañas un espíritu recto. No me arrojes de tu presencia, y no retires de
mí tu Espíritu Santo. Devuélveme el gozo de tu salvación, y sostenme
con espíritu soberano. Enseñaré a los pecadores tus caminos, y los
impíos volverán hacia Ti. Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios de mi
salvación; se alegrará mi lengua de tu justicia. Abre Señor mis labios y
mi boca proclamará tus alabanzas. Porque si quisieras sacrificio, te lo
ofrecería; más no te complacen los holocaustos. Sacrificio a Dios es el
espíritu contrito; el corazón contrito y humillado, Tu Dios, no lo
desprecias. Señor, en tu bondad, trata benignamente a Sión, para que
puedan reedificarse los muros de Jerusalén. Entonces aceptarás el
sacrificio de justicia, las ofrendas y los holocaustos, entonces se ofrecerán
becerros sobre tu altar.
El Salmo se canta lentamente, verso por verso, por el coro. Cuando llega a "Ciertamente
Tú amas la verdad...", el Sacerdote se acerca y besa el Evangeliario, y luego los
ministros y el pueblo hacen lo mismo. Cuando todos lo hayan venerado, entra de
nuevo con él al Santuario. Luego canta el Coro, solemnemente
Coro: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Por las plegarias de los Apóstoles, ¡Misericordioso! borra la
multitud de nuestros pecados.
Coro: Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
322
Por las plegarias de la Madre de Dios, ¡Misericordioso!
borra la multitud de nuestros pecados.
Coro: ¡Rey Celestial, Consolador, Espíritu de Verdad, que estás en
todo lugar y que todo lo llenas, Tesoro de bienes y Dador
de la vida, ven y habita en nosotros, purifícanos de toda
mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas!
Sale el Diácono a la Solea y recita la Gran Intercesión
Diácono: ¡Salva oh Dios! a tu pueblo y bendice tu heredad.
Coro: Amén.
Diácono: Visita a tu mundo con piedad y generosidades.
Coro: Amén.
Diácono: Acrecienta la fe de los cristianos ortodoxos, y envía
sobre nosotros tus abundantes misericordias.
Coro: Amén.
Sacerdote: Por la intercesión de su Santísima y Purísima Madre, por el
poder de la vivificante y preciosa Cruz, la protección de las celestiales
potestades incorpóreas, las súplicas del venerable y glorioso profeta,
Precursor y Bautista, Juan; (del santo titular del templo, si es profeta), de los
santos gloriosos y alabadísimos Apóstoles (del santo titular del templo, si es
Apóstol), de nuestros santos Padres, grandes jerarcas y ecuménicos
maestros (del santo titular del templo, si es jerarca), de los santos, gloriosos y
victoriosos mártires (del santo titular del templo, si es mártir), de nuestros
justos y teóforos Padres (del santo titular del templo, si es un justo), de los
santos y justos abuelos del Señor, Joaquín y Ana, de san N. (del santo titular
del templo, si no ha sido conmemorado en alguno de los anteriores grupos) , de los
santos (se conmemora al santo del día), cuya memoria celebramos día, y de
todos los santos.
Coro: Amén.
Sacerdote: Te suplicamos, ¡oh, Señor, grande en misericordia!
Escúchanos a nosotros pecadores que te rezamos y ten
piedad de nosotros.
Coro: Señor, ten piedad (cantado 12 veces, en 4 grupos de 3 por cada
Coro).
323
Sacerdote: Por la misericordia, las generosidades y el amor a la
humanidad de tu Hijo unigénito, con quien eres bendito, con tu
Santísimo Bueno y Vivificador Espíritu, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Cánones. Oda I.
Hirmos
En el mar Rojo sepultó al Faraón con sus carruajes el que vence en las
batallas con su brazo poderoso: cantémosle, pues se ha cubierto de
gloria.
Troparios
Según lo prometiste a tus discípulos, les enviaste al Espíritu Paráclito;
¡oh Cristo, Amigo de los hombres, por ellos has iluminado el mundo!
Lo vaticinado ayer por la Ley los Profetas tiene hoy su cumplimiento,
porque la gracia del Espíritu reposa ya sobre todos los fieles.
Otro Canon, yámbico, poema de Juan Arklas
Hirmos
Envuelto por la nube divina, un hombre con dificultad de palabra
enseñó la Ley escrita por Dios; y, limpios ya del polvo sus ojos
contemplaron al que es, e iniciado en el conocimiento del Espíritu lo
celebra con himnos inspirados.
Troparios
Dijo tu boca venerable y santa: no me separaré de vosotros amigos;
sentado junto al trono excelso del Padre, desde el cielo derramaré con
abundancia la gracia del Espíritu para iluminar y encender los
corazones.
Completa ya su obra, Cristo reúne a sus amigos dándoles, con un soplo
impetuoso y con lenguas de fuego el Espíritu divino, según lo
prometiera.
324
Catavasias: los dos Hirmos. Oda III.
Hirmos
Dijiste a tus apóstoles Señor: Permaneced en Jerusalén hasta el día en
que seáis revestidos del poder de lo alto y yo os envíe al Consolador, el
Espíritu del Padre y mío, por quien seréis confirmados.
Tropario
Cuando vino el Espíritu divino ha traído divinamente la armonía a las
lenguas antiguamente divididas de los que estaban en discordia; él
despierta en los creyentes la fe en la Trinidad que nos sustenta.
Otro Hirmós
Sólo la oración de la profetisa Ana ante el todopoderoso Dios de los
conocimientos, quitó los impedimentos de un seno estéril y la insolencia
excesiva de la fecunda.
Troparios
¡Qué inefable poder el de la divinidad! A los iletrados manifiesta como
sabios oradores que vencen a los sofistas con una palabra y ahuyentan
las tinieblas que cubren los pueblos con la claridad del Espíritu Santo.
Procedente de la luz no engendrada, el resplandor eterno ilumina con
poderosa operación: con su palabra ardiente y luminosa revela a las
naciones en Sión su connatural esplendor divino que es uno con el Padre
y con el Hijo.
Catabasías: los dos Hirmós.
Katisma.
Los que aman al Salvador se vieron colmados de alegría; los que antes
estaban llenos de miedo recobran ahora su valor con la venida del
Espíritu Santo. Hablan en su propio idioma a cada pueblo porque en
ellos se han posado unas lenguas de fuego que, en vez de consumirlos,
les sirven de rocío. (Dos veces).
Después de la tercera Oda, el Diácono o el Sacerdote dice la letanía menor.
Oda IV.
Hirmós
Contemplando tu postrera venida, Señor, el profeta exclama: he oído de
tu poder, porque has venido a salvar a quienes liberaste.
325
Troparios
El que habló por los Profetas y que, desde antiguo, fue anunciado
mediante la Ley a hombres imperfectos, como Dios verdadero y
Paráclito hoy se muestra a los siervos y testigos del Verbo.
Con el sello de su divinidad, el Espíritu ha bajado en forma de fuego
llameante sobre los Apóstoles, mostrando con el don de lenguas su
proveniencia del Padre como fuerza divina e incoercible.
Otro Hirmós
Rey de reyes, único del solo único, Verbo sin comienzo, Palabra del
Padre: tú enviaste el Espíritu de verdad sobre los Apóstoles, que
cantaban: ¡Gloria a tu poder, Señor!
Troparios
Habiendo, preparado con tu palabra, el baño regenerador para mi caída
naturaleza, me lavaste, Señor, en la corriente de tu costado abierto y me
sellaste con el fervor de tu Espíritu.
Que toda criatura doble su rodilla ante el Espíritu Paráclito y ante aquel
a quien engendra el Padre como Hijo consustancial y eterno,
reconociendo en las tres personas una sola sustancia que ni el tiempo ni
el espacio pueden abarcar.
Catavasias: los dos Hirmos.
Oda V
Hirmós.
El Espíritu de Salvación concebido a través de tu temor, oh Señor en el
vientre de los profetas, y dado a luz en la tierra hace puros los corazones
de los apóstoles y renueva un espíritu recto en los fieles, porque tus
mandatos son luz y paz.
Tropario
La fuerza que ha descendido hoy es el Espíritu bueno, Espíritu de la
sabiduría de Dios. Espíritu que procede del Padre y que se hizo
manifiesto a nosotros los creyentes a través del Hijo, y que se distribuye
a aquellos en quienes él mora por la naturaleza de la santidad en la que
es percibido.
326
Otro Hirmós
Una purificación redentora de las ofensas, el rocío del Espíritu, ígneo
soplo recibid, Oh hijos de la Iglesia formados por la luz! Puesto que
ahora ha venido de Sion una buena nueva: la gracia en forma de lenguas
de fuego del Espíritu.
Troparios
Con admirable poder, el Espíritu Santo, descendió desde el Padre,
haciendo sabios en las lenguas a los apóstoles y otorgándoles la fuerza
divina.
Ikos (Poema de Romanos)
Concede a tus siervos, Oh Jesús, en medio de la tristeza en la que se halla
nuestro espíritu, un pronto y firme consuelo; no abandones nuestras
almas en la aflicción, ni te alejes de nuestros corazones puestos a prueba
sino que auxílianos sin cesar. Ven a nuestro lado, Señor, doquier
presente, como lo fuiste con tus Apóstoles; mantente en tu bondad unido
a quienes te aman, a fin de que unidos a ti podamos cantar y glorificar a
tu Espíritu Santísimo.
El Diácono o el Sacerdote dice la letanía menor
Hirmós
En el horno ardiente, los tres jóvenes transformaron las llamas en rocío,
loando y cantando al Señor: ¡Bendito seas, Dios de nuestros Padres!
Troparios
Las maravillas de Dios proclaman los Apóstoles; como embriaguez
tomaron los incrédulos la virtud y poder del Espíritu que en ellos dio a
conocer a la Trinidad, el Dios único de nuestros Padres.
327
Por la fe verdadera, confesamos la única e indivisa naturaleza del
Padre sin principio, del Verbo y del Espíritu con él consustanciales.
¡Bendito seas, Dios de nuestros Padres!
Otro Hirmós
El sonido conjunto de instrumentos se hace oír para adorar la estatua de
oro inanimada; mas la gracia luminosa del Paráclito nos invita a cantar
santamente: ¡Bendita seas, Trinidad única y eterna!
Troparios
Los necios no reconocieron la voz profética, llamándola embriaguez,
cuando oyeron las palabras de los Apóstoles en lenguas extrañas;
Nosotros, en cambio dirigimos a Ti el devoto e inspirado grito:
Renovador del universo, bendito seas.
Joel, profeta y vidente de Dios, dio resonancia al oráculo sagrado del
Verbo omnipotente, que decía: "Derramaré sobre ellos mi Espíritu," y
cantarán a una sola voz: ¡Bendito seas, Dios uno y trino!
Fue la tercia la hora que recibió en suerte la gracia de mostrar cómo se
han de venerar tres personas en la simplicidad del poder. Por eso a Ti
único Señor te cantamos: ¡Padre, Hijo y Espíritu Santo Bendito seas!
Catavasias: los dos Hirmós.
Oda VIII.
Hirmós.
En la zarza ardiente e incombusta se revelo Dios a Moisés, hombre de
torpe palabra; y en medio del fuego los tres jóvenes, invictos e
invencibles en su celo por la gloria del Dios altísimo, entonaron un
himno de alabanza: ¡Cantad al Señor, sus obras todas, ensalzadlo por
siglos sin fin!
Troparios
Desatándose, desde lo alto del cielo un fuerte vendaval portador de
vida, sopló el Espíritu Santísimo de Dios, en forma de lenguas de fuego,
con gran ruido, sobre los pescadores, pregoneros hoy de las maravillas
de Dios: ¡Cantad al Señor, sus obras todas, ensalzadlo por siglos sin fin!
328
Acerquémonos sin temor al vehemente fuego de la santa montaña;
venid, subamos al monte de Sión, a la ciudad del Dios viviente, y
unámonos hoy gozosos a los discípulos portadores del Espíritu: ¡cantad
al Señor, sus obras todas, ensalzadlo por siglos sin fin!
Otro Hirmós
La triple llama del Dios único rompe las cadenas y en rocío convierte las
llamas: es ella a la que cantan los tres jóvenes. Y toda criatura salida de
sus manos bendice, en su autor, al solo Salvador y Bienhechor.
Troparios
Recordando las palabras de salvación, aprendidas del Padre y
transmitidas a los Apóstoles, envía Cristo al Espíritu en forma de
lenguas de fuego; transformada la creación con su presencia, jubilosa
canta y proclama: ¡Bendito seas, Señor!
Sólo por amor viniste a salvarnos, Luz eterna y Fuente de toda luz; te
diste a los Apóstoles como un fuego digno de adoración: derrama en tus
fieles, Señor, este mismo Espíritu.
La inspirada boca de los Profetas cantó, oh Rey, tu venida en la carne; y
tú envías el Espíritu procedente del Padre, partícipe de tu poder creador
y de tu eterna realeza, milagro de encarnación para los fieles.
Catabasías: los dos Hirmós
MAGNIFICAT
Se presenta al incensario al sacerdote quien lo bendice.
Sacerdote: (en voz baja): Incienso te ofrecemos, Cristo Dios nuestro, como
suave perfume de fragancia espiritual; al recibirlo en tu Altar celestial,
envíanos a cambio la gracia de tu Santísimo Espíritu.
El diácono (o el Sacerdote) comienza a incensar el Altar, la mesa de la Prótesis y el
santuario. Luego sale por la puerta norte, con el incensario en la mano, inciensa la parte
329
central y derecha del iconostasio y luego exclama mirando hacia el icono de la
Madre de Dios:
Sacerdote: Magnifiquemos con nuestros himnos a la Madre de Dios,
Madre de la Luz.
Después continúa incensando el iconostasio, el trono y al obispo, si está presente,
inciensa al pueblo comenzando por el costado sur del templo, y volviendo por el norte.
Vuelve a incensar el Trono, los iconos, y entra al santuario por la puerta sur, para
volver a incensar el Altar y termina.
Exapostilario
Espíritu Santo, procedente del Padre y enviado por el Hijo sobre los
iletrados discípulos: salva y santifica a quienes te confiesan como Dios!
(Dos veces)
Otro: Luz es el Padre, Luz es el Verbo y Luz es el Espíritu Santo en forma
de lenguas de fuego: por él recibe el hombre en el bautismo la claridad y
la iluminación para adorar a la santa Trinidad.
Después de las Odas, el Diácono o el Sacerdote dice la letanía menor.
Sacerdote (exclamación): Porque Te alaban todas las potestades celestiales,
y Te elevan glorias a Ti Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Se canta lentamente:
LAUDES
EL TRISAGIO
Padre Nuestro, que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre, venga
Tu Reino, hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo; danos hoy
nuestro pan de cada día y perdona nuestras deudas así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas
líbranos del mal.
(En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.)
Salmo 102
Salmo 145
****
Debemos saber que en la Gran Cuaresma no rezamos los 2 salmos (102 y
146), al comienzo de la Typica, sino que después de la Nona y la oración
final: “Oh soberano Señor Jesucristo, Dios Nuestro.”
Si es cuaresma los 2 coros cantan con voz suave: Acuérdate de mí, oh
Señor, cuando hayas llegado a Tu reino. Postración
Acuérdate de mí, oh Soberano, cuando hayas llegado a Tu reino.
Postración
Acuérdate de mí, oh Santo, cuando hayas llegado a Tu reino. Postración
340
****
Trisagio.
Diácono: Sabiduría.
Lector: Lectura de la carta de...
Diácono: Estemos atentos.
Credo.
Coro: Creo en un solo Dios, Padre Omnipotente, Creador del Cielo y de
la Tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Y en un solo Señor, Jesucristo, Unigénito Hijo de Dios, nacido del Padre
antes de todos los siglos; luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, consustancial al Padre, por quien todo fue
hecho.
Quien, por nosotros los hombres y por nuestra salvación, descendió de
los cielos, y se encarnó del Espíritu Santo y de María la Virgen, y se hizo
hombre.
Fue crucificado por nosotros, bajo Poncio Pilatos, padeció y fue
sepultado.
Y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. Y ascendió a los cielos
y está sentado a la diestra del Padre. Y de nuevo vendrá con gloria, para
juzgar a los vivos y a los muertos. Y su Reino no tendrá fin.
Y en el Espíritu Santo, Señor, Vivificador, que procede del Padre, que
junto con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado, que habló por
medio de los profetas.
Y en la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica. Confieso un solo
Bautismo para la remisión de los pecados. Espero la resurrección de los
muertos.
Y la vida en la era futura. Amén.
Intercesión:
Sacerdote: Absuelve, remite y perdona, oh Dios, nuestros pecados
voluntarios e involuntarios, cometidos en acciones o en palabras,
consciente e inconscientemente, durante el día y la noche, en el espíritu o
en el pensamiento, perdónanos todo, porque eres Bueno y amas a la
humanidad.
343
Padrenuestro.
Coro: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el
cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdónanos nuestras deudas
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer
en la tentación, mas líbranos del mal.
Tropario tono 4
Adalides de las huestes celestiales, nosotros indignos os imploramos que
por vuestras suplicas nos cobijéis bajo el amparo de las alas de vuestra
gloria inmaterial, protegiendo a los que caemos, y clamamos con
diligencia: Redimidnos del peligro, vosotros los adalides de los ejércitos
de las potestades en lo alto.
Contaquio tono 2
Adalides de Dios, ministros de la gloria divina, guías de los hombres y
jefes de los incorpóreos, pedid lo que es útil para nosotros y obtenednos
grande misericordia, pues sois de Dios los mensajeros.
Tropario tono 2
La conmemoración del Justo es acompañada de veneración, más para ti,
Precursor, es suficiente el testimonio del Señor, pues te has revelado
344
como el más laureado de los profetas, porque te fue concedido
bautizar en el Jordán a Aquel a quien predicabas. Y habiendo luchado
con regocijo por la verdad, anunciaste también a los que estaban en el
infierno a Dios manifestado en la carne, el que quita los pecados del
mundo y que nos concede grande misericordia.
Contaquio tono 3
La que antes era estéril ahora da a luz al Precursor de Cristo, en
cumplimiento de todas las profecías, porque en el Jordán impuso las
manos sobre el que fue anunciado por los profetas, y se reveló como el
Profeta del Dios Verbo, Predicador y Precursor.
Tropario tono 1
Salva, Señor, tu pueblo y bendice tu heredad; concede victoria a los
cristianos ortodoxos sobre sus Enemigos, y por tu Cruz, conserva tu
heredad.
Teotoquio, tono 1
Teniendo tu protección, Virgen Purísima, liberados por tus súplicas de
toda angustia, y guardados en todo por la gloriosa Cruz de tu Hijo, como
es justo, todos con piedad te engrandecemos.
Contaquio tono 4
Tú, que de tu propia voluntad, fuiste levantado sobre la Cruz, concede
tus mercedes al nuevo pueblo que es llamado por tu nombre, Cristo Dios
nuestro; haz alegrarse con tu poder a tu pueblo fiel, concediéndole
victoria sobre el Adversario, y demostrando que goza de tu ayuda,
armadura de paz, trofeo invencible.
345
Teotoquio
Al Verbo del Padre, Cristo Dios nuestro, le hemos conocido encarnado
de ti: Virgen Madre de Dios, la única pura, la única bienaventurada. Por
tanto, sin cesar te cantamos y te engrandecemos.
Los viernes, a la Crucifixión de Cristo, Los Troparios, etc. como los del
miércoles
Teotoquio
Padre de la Luz inefable, con himnos angelicales te honramos y con
piedad te engrandecemos.
Lector: Bendito sea el nombre del Señor desde ahora y por los siglos de
los siglos. Amén. (Tres veces).
347
Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 33
Salmo 144
Oficiado de Lunes a Viernes en lugar de la Divina Liturgia.
Esta parte del oficio puede suprimirse y pasar directamente a los Seis Salmos
(pág. 356).
EL OFICIO REAL
Luego se leen los Salmos siguientes, y mientras tanto, el Sacerdote, bendice el incienso
y comienza a incensar en forma más silenciosa y ligera que lo normal.
Salmo 3
Señor, ¿por qué se han multiplicado los que me atribulan? Muchos se
levantan contra mí. Muchos dicen a mi alma: no hay salvación para él en
su Dios. Más Tú, Señor, eres mi protector, mi gloria y el que levanta mi
cabeza. Con mi voz clamé al Señor y me oyó desde su monte santo. Yo
dormí y tuve profundo sueño; me levanté, porque el Señor me protegerá.
No temeré a los diez millares de gentes que me rodean y atacan.
Levántate, Señor, sálvame, Dios mío. Por cuanto Tú has golpeado a
todos quienes sin causa se enemistaron contra mí; has quebrantado los
dientes de los pecadores. La salvación es del Señor y sobre tu pueblo tu
bendición.
Y repite: Yo dormí y tuve profundo sueño; me levanté porqué el Señor me
protegerá.
357
Salmo 37
Señor, no me reprendas con tu furor, ni me instruyas con tu ira. Porque
tus saetas se me han clavado y has asentado sobre mí tu mano. No hay
curación para mi carne a causa de tu ira: no hay paz en mis huesos a
causa de mis pecados. Porque mis iniquidades sobrepasaron mi cabeza y
como carga pesada se agravaron sobre mí. Hedían pudriéndose mis
llagas a causa de mi necedad. Me he hecho miserable y encorvado estoy
hasta lo sumo: todo el día caminaba contristado. Porque cargados están
de escarnio mis lomos y no hay curación para mi carne. Estaba muy mal
y me humillé hasta lo extremo; rugía a causa del lamento de mi corazón.
Señor, delante de Ti está todo cuanto deseo, y mi gemido no te es
desconocido. Mi corazón está perturbado, mi fuerza me ha abandonado
y aún la luz de mis ojos, tampoco ella está ya conmigo. Mis amigos y mis
vecinos se acercaron y delante de mí se mantuvieron. Y mis más
allegados se mantuvieron de lejos. Y me fastidiaron los que buscaban mi
alma. Y los que buscaban mi mal hablaron vanidades y todo el día
urgían engaños. Mas yo como un sordo no oía y fui como un mudo que
no abre su boca. Y me hice como hombre que no oye y que no tiene en su
boca réplica. Porque en Ti, Señor, esperé: Tú me escucharás, Señor Dios
mío. Pues dije: no sea que alguna vez se rían de mí mis enemigos y
mientras mis pies vacilaban, hablaron con soberbia contra mí. Porque
preparado estoy para flagelaciones y mi dolor está siempre delante de
mí. Pues yo publicaré mi trasgresión y me preocuparé por mi pecado.
Mas mis enemigos viven y se han hecho más fuertes que yo, y se han
multiplicado los que me odian injustamente. Los que devuelven mal por
bien, murmuraban sobre mí porque yo perseguía lo bueno.
Y repite: No me desampares, Señor Dios mío: no te apartes de mí. Acude
prontamente a socorrerme, Señor Dios de mi salvación (dos veces).
Salmo 62
Dios, Dios mío, hacia Ti madrugo. Mi alma tuvo sed de Ti y aún más mi
carne con ímpetu anhela por Ti, en tierra yerma, intransitable y sin agua.
Allí también me presenté como en tu santuario para ver tu fuerza y tu
gloria. Porque tu misericordia es mejor que la vida: mis labios te
alabarán. Y así bendeciré durante mi vida y en tu nombre alzaré mis
358
manos. Como de grosura y de gordura sea saciada mi alma y con
labios de regocijo te alabará mi boca. Si me he acordado de Ti sobre mi
lecho, en las madrugadas medité en Ti. Porque fuiste mi ayudador. Y al
amparo de tus alas me regocijaré. Mi alma se apegó a Ti, tu diestra me ha
amparado. Mas ellos que en vano buscaron mi alma, entrarán en lo más
bajo de la tierra: serán entregados en manos de espada, ración serán de
los zorros. Mas el Rey se alegrará en Dios, aprobados serán todos los que
juran por Él: pues fue tapada la boca de los que hablan cosas inicuas. En
la madrugada meditaré en Ti: porque fuiste mi ayudador. Y al amparo
de tus alas me regocijaré. Mi alma se apegó a Ti; tu diestra me ha
amparado.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén.
Aleluya, aleluya, aleluya, gloria a Ti, Dios (tres veces, sin metanías).
Señor, ten piedad. (Tres veces)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén.
El sacerdote sale por la puerta norte, se sitúa delante de las puertas reales, y con la
cabeza descubierta, el termina la lectura de las oraciones secretas (pág. 122).
Salmo 87
Señor Dios de mi salvación, de día y de noche clamé delante de Ti. Que
llegue a Ti mi oración; inclina tu oído a mi plegaria. Porque se colmó mi
alma de maldades y mi vida se ha acercado al infierno. He sido contado
con los que descienden al hoyo; he sido como hombre sin socorro,
abandonado entre los muertos. Así como los heridos que duermen en los
sepulcros, de quienes no te acuerdas ya más y ellos son desechados de tu
mano. Me has puesto en una fosa profunda: en lugares tenebrosos y en
sombra de muerte. Sobre mí se ha confirmado tu furor y todas tus
exaltaciones has echado sobre mí. Has alejado de mí a mis conocidos: me
han tenido como abominación para ellos. Entregado fui y no me libraré:
mis ojos han desfallecido de miseria. A Ti, Señor, he clamado todo el día:
he extendido hacia Ti mis manos. ¿Acaso harás maravillas por los
359
muertos o los médicos los resucitarán y te alabarán? ¿Acaso contará
alguno en el sepulcro tu misericordia y tu verdad en el Abadán?
¿Acaso serán conocidos en las tinieblas tus milagros y tu verdad en la
tierra del olvido? Más yo a Ti he clamado, y en la madrugada mi oración
llegará ante Ti. ¿Por qué, Señor, desechas mi alma, y apartas de mí tu
rostro? Pobre soy yo y en sufrimientos estuve desde mi juventud. Me
elevé, me humillé y desfallecí. Sobre mí han pasado tus iras y tus
intimidaciones me han conturbado. Me han cercado como agua, aunados
me han dominado todo el día. Has alejado de mí al amigo y al cercano y
a mis conocidos por causa de mi miseria. Señor Dios de mi salvación, de
día y de noche clamé delante de Ti. Que llegue ante Ti mi oración; inclina
tu oído a mi plegaria.
Salmo 102
Bendice, alma mía, al Señor y todas las cosas que hay dentro de mí, a su
Santo Nombre. Bendice, alma mía, al Señor y no te olvides de todos sus
galardones. Él redime tu vida de la corrupción, Él te corona de
misericordias y de generosidades. Él colma de bienes tu deseo: se
renovará como la del águila tu juventud. El Señor hace misericordias y
justicia a todos los que sufren agravios. Hizo conocer sus caminos a
Moisés, y sus deseos a los hijos de Israel. Generoso y misericordioso es el
Señor: pacientísimo y muy misericordioso. No estará enojado para
siempre ni se enemistará eternamente. No nos ha tratado según nuestras
iniquidades ni nos ha retribuido según nuestros pecados. Porque cuan
alto está el cielo sobre la tierra, tanto ha confirmado el Señor su
misericordia sobre los que le temen. Cuanto dista el oriente de occidente,
tanto ha alejado de nosotros nuestras iniquidades. Así como un padre se
compadece de los hijos, así el Señor se apiada de los que le temen;
porqué Él conoce de qué estamos plasmados, recuerda que somos polvo.
Los días del hombre son como la hierba y él como la flor del campo que
desflorecerá. Pasará por él un soplo y ya no estará, y hasta su propio
lugar no le reconocerá. Mas la misericordia del Señor está desde los
siglos por los siglos, sobre los que le temen. Y su verdad sobre los hijos
de los hijos, de aquellos que guardan su alianza y se acuerdan de sus
mandamientos para cumplirlos. El Señor ha confirmado en el cielo su
360
trono y su reino domina sobre todos. Bendecid al Señor todos sus
ángeles, poderosos en fortaleza, ejecutores de su orden en cuanto oyen la
voz de sus palabras. Bendecid al Señor todas sus fuerzas, siervos suyos,
ejecutores de su voluntad. Bendecid al Señor todas sus obras; en todo
lugar de su señorío, bendice alma mía, al Señor.
Y repite: En todo lugar de su señorío, bendice alma mía, al Señor.
Salmo 142
Señor, oye mi oración; presta oído a mi súplica según la verdad de tus
promesas, óyeme en tu justicia. Y no entres en juicio con tu siervo,
porque ningún ser viviente puede aparecer justo en tu presencia. Porque
el enemigo ha perseguido mi alma; humilló hasta el suelo mi vida. Me ha
confinado en lugares tenebrosos, como a los muertos de antaño; se
desalentó en mí mi espíritu, mi corazón está en zozobra. Me acordé de
días antiguos; me puse a ponderar en todas tus obras, en las creaciones
de tus manos ponderaba. Extendí mis manos hacia Ti; mi alma te anhela
como tierra sedienta. Óyeme pronto Señor, mi espíritu ha desfallecido.
No retires de mí tu rostro, para no asemejarme a los que bajan a la fosa.
Hazme oír por la mañana tu misericordia, pues en Ti he puesto mi
esperanza. Muéstrame Señor, el camino que debo seguir, ya que hacia Ti
he elevado mi alma. Líbrame de mis enemigos, Señor, en Ti me refugio.
Enséñame a hacer tu voluntad, pues Tú eres mi Dios. Tu espíritu bueno
me conducirá a la tierra de la rectitud. Por amor a tu nombre, Señor,
vivifícame. En tu justicia, sacarás mi alma de aflicciones, y en tu
misericordia exterminarás a mis enemigos. Y destruirás a todos los que
afligen mi alma, porque siervo tuyo soy.
Y repite: Óyeme, señor, en tu verdad y no entres en juicio con tu siervo
(dos veces).
Si hay diácono en este momento sale del santuario y saluda al sacerdote antes que este
vuelva a entrar al santuario.
Lector: Tu espíritu bueno me guiará a tierra de rectitud.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.
Aleluya. Aleluya. Aleluya. Gloria a Ti, oh Dios. (Tres veces).
Señor, esperanza nuestra, gloria a Ti.
361
LETANÍA DE LA PAZ
El Sacerdote o el diácono recita la Letanía de la Paz:
Sacerdote: En paz, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por la paz que viene de lo Alto y por la salvación e nuestras
almas, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por la paz del mundo entero, la estabilidad de las Santas
Iglesias de Dios, y la unión de todos, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por esta santa morada y por todos los que en ella entran
con fe, devoción y temor de Dios, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por los piadosos cristianos ortodoxos, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por nuestro Patriarca N., por nuestro Obispo N.., por el
honorable presbiterado y el diaconado en Cristo; por todo
el clero y el pueblo, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por nuestra piadosa nación, por toda autoridad y poder,
por el ejército que ama a Cristo, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por esta ciudad, por toda ciudad y país, y por los fieles que
en ellos habitan, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por un clima propicio, por la abundancia de los frutos de la
tierra, y por tiempos de paz, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Por quienes viajan por aire, mar o tierra, por los enfermos,
los afligidos y los cautivos, y por su salvación, roguemos al
Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Para que nos libres de toda tribulación, ira, peligro y
necesidad, roguemos al Señor.
362
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos,
oh Dios, por tu gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Habiendo suplicado a nuestra doncella la Santísima,
Purísima, Benditísima, y Gloriosa Madre de Dios y siempre Virgen
María, junto con todos los Santos, encomendémonos: cada uno a sí
mismo, y unos a otros, y nuestra vida entera, a Cristo nuestro Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote (Exclamación): Porque a Ti se deben toda gloria, honor y
adoración: Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos.
Coro: Amén.
TROPARIOS
El lector lee el tropario en el triodio de Cuaresma (tríadico), los 3 Salmos y las Katismas.
Himnos a la Trinidad: Primer Tono — Triodio Cuaresmal.
Salmo 50
El Lector lee el Salmo 50.
Lector: Ten piedad de mí, oh Dios, según tu gran misericordia; según la
multitud de tus piedades, borra mi iniquidad. Lávame más y más de mis
transgresiones, y límpiame de mis pecados. Pues reconozco mi maldad,
y mi pecado está siempre ante mí. Contra Ti sólo he pecado, he hecho el
mal en tu presencia, por lo tanto, eres justo en tu sentencia, soberano en
tu juicio. Considera que en maldad fui formado, y en pecado me
concebido mi madre. Ciertamente, Tu amas la verdad; los misterios
escondidos y ocultos de tu sabiduría, me los has revelado. Rocíame con
hisopo y seré limpio; lávame y emblanqueceré más que la nieve. Hazme
oír gozo y alegría, y se alegrarán mis huesos tan humillados. Aparta tu
rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades. Crea en mí, oh
Dios, un corazón limpio, y restaura en mis entrañas un espíritu recto. No
me arrojes de tu presencia, y no retires de mí tu Espíritu Santo.
Devuélveme el gozo de tu salvación, y sostenme con espíritu soberano.
Enseñaré a los pecadores tus caminos, y los impíos volverán hacia Ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios de mi salvación; se alegrará mi
lengua de tu justicia. Abre Señor mis labios y mi boca proclamará tus
alabanzas. Porque si quisieras sacrificio, te lo ofrecería; más no te
complacen los holocaustos. Sacrificio a Dios es el espíritu contrito; el
corazón contrito y humillado, Tu Dios, no lo desprecias. Señor, en tu
bondad, trata benignamente a Sión, para que puedan reedificarse los
muros de Jerusalén. Entonces aceptarás el sacrificio de justicia, las
ofrendas y los holocaustos, entonces se ofrecerán novillos sobre tu altar.
364
ORACIÓN SOLEMNE
Diácono o sacerdote: Salva Señor a tu pueblo y bendice tu heredad. En
tu piedad y tu compasión visita este mundo que es tuyo, concede la
victoria a los cristianos ortodoxos y haz descender sobre nosotros el
tesoro de tu misericordia; por la intercesión de nuestra Señora, la
Purísima Madre de Dios y siempre Virgen María; por el poder de la
preciosa y vivificante Cruz; por la protección de las celestes Potestades
incorpóreas; por las oraciones del venerable y glorioso Profeta, el
Precursor y Bautista Juan; de los Santos, gloriosos e ilustres Apóstoles;
de nuestros Padres entre los Santos, los grandes Obispos y Doctores
universales: Basilio el grande, Gregorio el teólogo y Juan Crisóstomo;
Atanasio y Cirilo, arzobispos de Alejandría, Nicolás, arzobispo de Myra
en Lycia, y Espiridón, obispo de Trimitonte; de los Santos Mártires Jorge
y Demetrio; de todos los Santos y victoriosos Mártires; de nuestros
Padres venerables y Teóforos; de San N. patrono de esta iglesia (de San
N. cuya memoria celebramos en este día); de tus Santos y justos abuelos
Joaquín y Ana, y de todos los Santos; te suplicamos Señor, en tu gran
misericordia, escucha la plegaria que nosotros pecadores te dirigimos, y
ten piedad.
Coro: Kyrie eléison.
Sacerdote: Por la misericordia, la compasión y el amor por los
hombres de tu Hijo Unigénito con quien eres bendito, junto
con tu Santísimo, Bueno y Vivificador Espíritu, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
CANON
PEQUEÑA LETANÍA
EL MAGNIFICADO
PEQUEÑA LETANÍA
Sacerdote: Una y otra vez en paz roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros, y protégenos
oh, Dios por tu gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Sacerdote: Habiendo suplicado a nuestra Soberana la Santísima,
Purísima, Benditísima y Gloriosa Madre de Dios, y Siempre
Virgen María, junto con todos los Santos, encomendémonos
367
cada uno a sí mismo y unos a otros y toda nuestra vida a Cristo Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote (exclamación): Porque todas las potestades de los cielos te
alaban, y nosotros te rendimos gloria, Padre, Hijo y al Espíritu Santo,
ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
El lector en alternancia con el coro cata el fotagogikón (pág. 304).
LAUDES
Salmo 148
Alaben al Señor desde lo alto los cielos, alábenlo en las alturas, alábenlo
todos sus ángeles, alábenlo todos sus ejércitos. Alábenlo el sol y la luna,
alábenlo todos los astros de luz; alábenlo cielos de los cielos y las aguas
por encima de los cielos. Alaben el nombre del Señor, pues lo ordenó y
fueron creados; los puso por los siglos de los siglos bajo una ley que
nunca cambiará. Alaben al Señor desde la tierra, monstruos del mar y
todos sus abismos, fuego y granizo, nieve y neblina, huracán que ejecuta
su palabra, las montañas y todas las colinas, árboles frutales y todos los
cedros, animales salvajes y domésticos, reptiles y aves que vuelan, reyes
de la tierra, todas las naciones, príncipes y los que gobiernan la tierra,
jóvenes y muchachas, ancianos con los niños. Alaben el nombre del
Señor pues su Nombre es el único sublime, su majestad excede tierra y
cielo. Levantó la frente de su pueblo, causa de orgullo para todos sus
amigos, para Israel, el pueblo que a él se acerca.
Salmo 149
Cantad al Señor un cántico nuevo: su alabanza en la asamblea de los
santos. Alégrese Israel de quien lo hizo, festejen a su rey, hijos de Sión.
368
Su nombre alaben en medio de danzas, el arpa y el tambor toquen
para él. Pues el Señor se siente bien con su pueblo, con su salvación
reviste a los humildes. De júbilo triunfante rebosan sus fieles, de sus
esteras gritan de alegría; en su garganta están los elogios de Dios y en su
mano, la espada de dos filos, para ejercer venganza entre los pueblos y
dar a las naciones el castigo, para atar con cadenas a sus reyes y con
grillos de hierro a sus notables, para aplicarles la sentencia escrita: eso es
un honor para todos los suyos.
Salmo 150
LA DOXOLOGIA MENOR
Existen dos Doxologías: la Doxología Mayor, cantada, y la Menor leída. Si es domingo,
o día de fiesta, se canta la Gran Doxología. De lo contrario, es leída la Menor por el
Principal de la asamblea o el Lector.
A Ti se debe gloria, Señor Dios nuestro, y a Ti rendimos gloria, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Gloria a Ti, que nos has mostrado la luz. Gloria a Dios en las alturas y en
la tierra paz a los hombres de buena voluntad. Te alabamos, te
bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias por tu gran
gloria.
369
Señor, Rey, Dios celestial, Padre Todopoderoso; Señor Hijo unigénito,
Jesucristo; y el Espíritu Santo. Señor, Dios, Cordero de Dios, Hijo del
Padre, Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Tú
que quitas los pecados del mundo, Recibe nuestra oración; Tú que estás
sentado a la diestra del Padre, y ten piedad de nosotros. Porque sólo Tú
eres Santo, sólo Tú eres Señor, Jesucristo, en la gloria de Dios Padre.
Amén. Cada día te bendeciré y alabaré tu Nombre por los siglos de los
siglos. Señor, te has hecho nuestro refugio de generación en generación.
Dije, Señor, ten piedad de mí, sana mi alma, porque he pecado contra ti.
Señor, a Ti acudo; enséñame a hacer tu voluntad, porque Tú eres mi
Dios. Porque en Ti está la fuente de la vida; en tu luz veremos la luz.
Extiende tu misericordia a quienes te conocen.
Guárdanos, Señor, este día sin pecado. Bendito eres Señor, Dios de
nuestros padres, y alabado y glorificado sea tu Nombre por los siglos.
Amén. Sea sobre nosotros tu misericordia, Señor, como hemos esperado
de Ti. Bendito eres, Señor: instrúyeme con tus justos preceptos. Bendito
eres, Soberano, hazme entender tus justos preceptos. Bendito eres, Santo,
ilumíname con tus justos preceptos. Tu misericordia, Señor, es para
siempre, no desprecies las obras de tus manos. A Ti pertenece la
alabanza, a Ti pertenece un himno, a Ti pertenece la gloria, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
LETANÍA COMPLEMENTARIA
Sacerdote: Completemos nuestra súplica matinal al Señor.
Coro: Kyrie eléison.
Sacerdote: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y protégenos,
Dios, por tu gracia.
Coro: Kyrie eléison.
Sacerdote: Que este día entero sea perfecto, santo, pacífico y sin
pecado, pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Sacerdote: Un ángel de paz, guía fiel, custodio de nuestras almas y
cuerpos, pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
370
Sacerdote: Perdón y remisión de nuestros pecados y
transgresiones, pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Sacerdote: Cuanto es bueno y conveniente para nuestras almas, y por
la paz del mundo, pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Sacerdote: Que el tiempo restante de nuestra vida se complete en paz
y penitencia, pidamos al Señor.
Coro: Concédelo, Señor.
Sacerdote: Un fin cristiano de nuestra vida, exento de dolor y de
vergüenza, pacífico, y una buena defensa ante el temible
tribunal de Cristo, al Señor pidamos.
Coro: Concédelo, Señor.
Sacerdote: Habiendo suplicado a nuestra Señora la Santísima,
Purísima, Benditísima y Gloriosa Madre de Dios y siempre
Virgen María, junto con todos los Santos,
encomendémonos: cada uno a sí mismo y unos a otros, y
nuestra vida entera, a Cristo nuestro Dios.
Coro: A Ti, Señor.
Sacerdote (Exclamación): Porque eres un Dios bueno y amante de la
humanidad, y a Ti rendimos gloria: Padre, Hijo, y Espíritu Santo,
ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
El Sacerdote se voltea hacia el pueblo y lo bendice.
Sacerdote: La paz sea con ustedes.
Coro: Y con tu espíritu.
Diacono: Inclinemos la cabeza ante el Señor.
Coro: Ante Ti, Señor.
El Sacerdote lee la oración llamada ‘de inclinación de cabeza
Sacerdote (en secreto): Santísimo Señor, que habitas en
las alturas, y que te
inclinas bondadoso hacia los humildes; pues con tu mirada poderosa,
velas sobre toda creatura. Nosotros inclinamos nuestras almas y nuestros
cuerpos, delante de Ti y te suplicamos. Oh Santo de los santos, desde tu
santa morada, extiende tu mano invisible, y danos a todos tu bendición.
371
Sacerdote (Exclamación): Porque a Ti pertenece tener misericordia de
nosotros y salvarnos, oh Cristo Dios nuestro, y nosotros te rendimos
gloria, con el Padre, y el Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos.
Coro: Amén.
ESTICHERIOS
El lector los lee alternándose con el coro.
Que el esplendor del Señor, nuestro Dios, sea sobre nosotros; dirige
desde lo alto las obras de nuestras manos.
Segunda Parte
8. Salmodia: Salmos 69, 50
9. Oración de Manasés
Tercera Parte
14. Salmodia: Salmos 69, 142
4. ---------------------------- Lectura
5. Troparios Troparios