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Qué es Teoría crítica.

Instrucciones: A1 B4 Lee atentamente el siguiente documento, y desarrolla un reorte en el que consideres por lo menos
lo siguiente:
Qué es la teoría crítica
Cómo se construye el conocimiento
Cuál era la propuesta de Adorno, ante la SGM y los sucesos de la URSS??
Qué efectos tiene el capitalsimo en el hombre, según esta teoría?
De qué manera el conocimiento aportaría a la humanidad según Hegel, Comte y Marx,?
Cuál debería ser la misión de la ciencia cuál es en realidad de acuerdo a Lyotard?
Cuál es el objeto de estudio de esta escuela?

La teoría crítica es una doctrina de pensamiento que se funda en la crítica al marxismo y que propone, a partir de allí, un
nuevo cuerpo teórico conocido como neomarxismo. Fue desarrollada en la Escuela de Frankfurt por un grupo de
pensadores e intelectuales entre quienes contamos a Walter Benjamin, Theodor Adorno, Max Horkheimer, Herbert
Marcuse, Jürgen Habermas y Erich From, entre otros.
Como corriente de pensamiento, la teoría crítica se oponía a la teoría tradicional, basada en los postulados de las ciencias
naturales y el positivismo (tan en boga para la época), a la cual acusaba de reducir el conocimiento a una reproducción
conceptual de los datos que la realidad aportaba. De hecho, el adjetivo de “crítica” viene a indicar su postura cuestionadora
de los saberes precedentes.
La teoría crítica, en este sentido, propone que el conocimiento está mediado por la experiencia del sujeto, así como por su
contexto histórico, político, económico y social, y sostiene que tanto los intereses teóricos como los no teóricos influyen en
la forma en que se organiza, forma y constituye el conocimiento.
No hay - para la teoría crítica-, una teoría pura, divorciada del individuo, su experiencia y su contexto histórico. El
conocimiento solo es posible si se lo considera en su relación con la vida social, pues todos los aspectos de la realidad
tienen un valor teórico que determinan en cierta medida la forma en que se produce el conocimiento científico.

De allí, pues, su propósito de realizar una actualización teórica del marxismo, puesto que la crítica teórica reconoce que
tanto la situación económica como la política y social en que aquel cuerpo teórico fue creado han venido cambiando desde
entonces, al punto de no ser ya aplicable.
La segunda guerra mundial, con los campos de concentración en Alemania, y los decenas de miles de muertos por la
bomba nuclear, aterraron a los filósofos, quienes tenían la esperanza de lograr una realización plena de la humanidad en el
sistema socialista que había implementado la URSS con Rusia como epicentro. Ante la barbarie de la segunda guerra
mundial ante la aplicación de las capacidades humanas en la destrucción del otro, la humanidad entera se aterró.

Hubo filósofos que reaccionaron ante esta situación. Teodoro W. Adorno (1903-1969), uno de los más importantes filósofos
alemanes del siglo XX, representante destacado de la llamada Escuela de Frankfurt, y quien tuvo que irse a vivir y a trabajar
a Estados Unidos cuando los nazis tomaron el poder, se sintió profundamente inquieto por lo ocurrido en la Segunda
Guerra Mundial, sobre todo por el Holocausto. Adorno llegó a decir que después de haber visto hasta dónde podía
descender el hombre, la primera obligación de la Filosofía y de la educación era impedir que el Holocausto se repitiera.
Adorno y los demás pensadores importantes de la Escuela de Frankfurt, (como Max Horkheimer (1895-1973)), se negaban a
aceptar que todo el avance filosófico, político y científico originado por el ímpetu optimista y generoso de la Ilustración
desembocara en fenómenos como el nazismo y la bomba atómica. Además, tampoco les parecía que las promesas de
libertad y progreso de la modernidad se estuvieran cumpliendo en el mundo occidental, en las naciones capitalistas, de
régimen democrático-liberal, como Estados Unidos, Inglaterra o Francia. Inspirados por el pensamiento de Marx, sostenían
que en el capitalismo una clase social explotaba a las otras, por lo que éste era incompatible con los principios de concordia,
fraternidad e igualdad que habían dominado las aspiraciones de los progresistas desde el siglo XVIII.
Adicionalmente, insistían Adorno y compañía, por las formas de trabajo que impone (producción en serie, dirección
científica de la empresa, etcétera), el capitalismo despersonaliza al hombre, le impide realizar su potencial humano. Su otro
filo, el consumismo, completa este proceso de despersonalización, disolviendo al hombre, por decirlo de alguna manera -
en un público anónimo, en una “ masa”, en la que son inducidos deseos superfluos y fetichistas. De las numerosas críticas
de la sociedad y la cultura capitalistas desarrolladas durante el siglo XX, quizás sea la de los filósofos de la Escuela de
Frankfurt la más rigurosa, sincera y constructiva.
En el mundo socialista, resultaba que Joseph Stalin (1878-1953), se mostraba como un dictador tan cruel como Hitler. De
forma implacable, había llevado a cabo sangrientas purgas en el Partido Comunista y el gobierno, que habían costado la
vida a millones de ciudadanos. ¿Cómo el régimen que aseguraba haber nacido para hacer a los hombres iguales había
podido degenerar en una dictadura?
La Unión Soviética terminó por desaparecer definitivamente en 1991. Este desplome parecía confirmar las dudas que
algunos filósofos ya comenzaban a tener desde unos años antes acerca de la capacidad humana para dirigir la historia. El
más representativo de esos filósofos, y que, por cierto, fue el que comenzó a hablar propiamente de posmodernidad, fue
Jean Francois Lyotard (1924-1998). Lyotard definió la posmodernidad como la incredulidad frente a los relatos con que la
modernidad nos explicaba la historia, especialmente el del papel del conocimiento en ella.
Veamos. Según Hegel, quien es quizás el mejor ejemplo de la actitud filosófica característica de la modernidad, el
conocimiento avanzaría hasta comprender el mundo en su totalidad. Y todo este saber permitiría, agregaron Comte y Marx,
resolver los problemas de la humanidad. Por ello, los filósofos, pero sobre todo los científicos, estarían contribuyendo con
sus descubrimientos al progreso humano.
Tras acontecimientos como las dos guerras mundiales, el Holocausto, la bomba atómica y el derrumbe de la Unión
Soviética, estos grandes relatos explicativos que en cierto modo predecían el futuro histórico (y en los que se insistía en que
la humanidad se dirigía a la prosperidad, la concordia y la abundancia), a muchos les parecieron, literalmente, “puros
cuentos”. Se pensó que era vano tratar de descubrir el sentido, la dirección, de la historia, y muy importante, se dejó de
considerar que el desarrollo científico conduciría mecánicamente a la humanidad a un mejor futuro. Se perdió esa
confianza.
Ahora, podemos preguntarnos, ¿si no es esa la misión que justifica la ciencia, conducir a la humanidad a una era de
prosperidad, entonces cuál es? Para Lyotard la respuesta es clara: en nuestro tiempo la ciencia ya no se justifica por su
contribución al bienestar humano, sino por su rentabilidad económica. Es decir, en el mundo posmoderno, la única
dimensión importante de la ciencia es la económica. Se hace ciencia porque se espera que pueda producir descubrimientos
que a su vez se transformarán en innovaciones tecnológicas que podrán ser vendidas y generar ganancias.
Además, en la posmodernidad este criterio de rentabilidad no es válido solamente para la ciencia, sino para todo el
conocimiento. De modo que, según Lyotard nos dirigimos a una situación en la que ya no hablaremos de conocimiento, sino
sólo de información. La información es el conocimiento reducido a factor de producción, y su importancia económica se
acrecienta incesantemente. Y agrega que las guerras del futuro serán guerras por información.
Como podemos imaginarnos, las implicaciones de estos cambios culturales para la Filosofía son graves. En el mundo
descrito por Lyotard la Filosofía, un modo de ejercer la inteligencia que consiste más en hacer preguntas que en definir
respuestas, sencillamente no tiene un lugar.
Esto es, a grandes rasgos, a lo que Lyotard llama la condición posmoderna. Por supuesto, al describir todo esto Lyotard no
pretende celebrarlo, sino mostrarlo como un problema. Su punto de vista es crítico. El hecho de que en su opinión estemos
perdiendo confianza en nuestra razón para enfrentar los problemas básicos de la existencia, sobre todo los de cómo llevar
nuestras vidas y cómo convivir mejor, no tiene nada de tranquilizador, porque esos problemas siguen ahí, exigiendo
respuestas.

Objeto de estudio de la escuela

La Escuela de Frankfurt se centra en dos intereses principales. Por un lado, pretende realizar una crítica a las sociedades
industriales desarrolladas. Este análisis va a ser interdisciplinario pues, abarca no solo en el aspecto político, sino también
económico y el de las industrias culturales. En una primera etapa, se realiza una reformulación del marxismo bajo un nuevo
paradigma y con una reflexión de la sociedad y los procesos que la conforman.
Más tarde, tras la Segunda Guerra Mundial, entre los temas de interés de la escuela aparece el de la influencia de los
medios de comunicación en la sociedad. Al mismo tiempo que se pone en evidencia la “libertad individual” en las
sociedades democráticas.
Así, los integrantes de la escuela pretenden desarrollar una sociedad de individuos conscientes y de espíritu crítico. Para
ello, se comprometen en la denuncia de toda forma de opresión vigente en las sociedades modernas, ya sean socialistas o
capitalistas.
Por otro lado, critican la concepción del conocimiento anterior y pretenden romper con la teoría tradicional. Para ello,
denominan a esta nueva forma como teoría crítica.

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