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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTÍN DE AREQUIPA

FACULTAD DE INGENIERÍA DE PRODUCCIÓN Y SERVICIOS

ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA DE TELECOMUNICACIONES

PROBLEMAS ACTUALES DE LA SOCIEDAD

RESUMEN Y OPINIÓN

LAS DESIGUALDADES EN EL PERÚ


BALANCES CRÍTICOS - Julio Cotler y Ricardo Cuenca

Docente: Mg. Katherine del Rosario Lopez Vasquez

Presentado por:

➢ Araujo Ari, Roberto Ricardo 20213164


➢ Bautista Cari, Fabrizio Miguel 20222175
➢ Mamani Herrera, Jesús Armando 20212279
➢ Quispe Checa, Dilcia Andrea 20212183
➢ Salinas Alvarez, Andre Renato 20210730
➢ Salazar Miranda, Juan Diego 20213187
➢ Ticona Ylaquijo, Rony Brayan 20214289

AREQUIPA – PERÚ
I. RESUMEN

( Pág, 9 - 11)

La región latinoamericana es la más desigual del mundo en términos económicos. Esto tiende a producir
y reproducir situaciones adversas para la mayoría de sus habitantes y para el conjunto de las sociedades
latinoamericanas, a pesar del singular crecimiento que la región ha experimentado durante la última
década. La región latinoamericana es 19% más desigual que el África subsahariana, 37% más desigual
que el este asiático y 65% más desigual que los países desarrollados. Diversas instituciones
latinoamericanas y de otras latitudes, así como organizaciones internacionales, incluso las criticadas
multilaterales, afirman insistentemente que el núcleo de los problemas que azotan la región radica en la
elevada desigualdad que guarda la distribución de los recursos y las oportunidades sociales. Los estudios
auspiciados por diversas entidades señalan que los agudos índices de desigualdad económica se
acompañan con elevados niveles de pobreza y deterioro ambiental, y determinan que vastos sectores
participen solo de manera restringida en el mercado y en los servicios calificados como “públicos”; que
estas limitaciones bloqueen el desarrollo del “capital humano”, el crecimiento económico y la movilidad
social; y, por otro lado, refuerzan las escisiones sociales y la fragmentación de las instituciones, lo que
contribuye a consolidar la histórica segmentación y heterogeneidad de América Latina. Asimismo,
dichos estudios confirman que tal situación responde y refuerza la “debilidad” institucional de la región,
manifiesta en la captura del Estado por grupos privados, legales e ilegales, en la extendida corrupción
y la impune transgresión de la ley, que agravan la desconfianza interna.

( Pág, 12 - 14 )

América Latina puso en riesgo la transición a la democracia, al tiempo que las decisiones que se tomaron
para resolver esa crítica coyuntura transformaron los escenarios sociales y políticos, poniendo en primer
plano la cuestión de las desigualdades y la pobreza. La crisis de la deuda externa y el agotamiento del
modelo económico que privilegiaba el mercado interno desacreditaron a sus promotores y debilitaron a
las organizaciones sociales y políticas formadas al amparo estatal. Aunque con un elevado "costo social"
a cargo de los sectores populares, la aplicación de las reglas neoliberales del Consenso de Washington
contribuyó a solucionar la crisis económica y a motivar que los gobernantes recibieran un sólido
respaldo social que facilitó adelantar las reformas estructurales y reorganizar el ordenamiento y el
funcionamiento social.
Estas transformaciones en la composición y en el funcionamiento social determinaron que se agudizaran
las desigualdades y los niveles de pobreza durante las décadas de los años ochenta y noventa. Al tiempo
que industriales y trabajadores criticaban la apertura económica, porque hacía peligrar la propiedad de
sus empresas y los empleos, los voceros de las organizaciones nacionalistas rechazaban el Consenso de
Washington y, en general, el neoliberalismo, porque minimiza el papel del Estado a las funciones de
seguridad y asistencia social, y reorienta la economía a la producción y exportación de materias primas
al subordinar los intereses nacionales a los poderes transnacionales. Estas críticas y las movilizaciones
sociales hicieron peligrar la aplicación de las reformas "de primera generación", razón por la que, a
mediados de los años noventa, sus autores hicieron enmiendas al Consenso de Washington, y los
organismos multilaterales flexibilizaron sus exigencias y propusieron la ejecución de políticas sociales
focalizadas para compensar los efectos negativos del ajuste económico. Pero las continuas protestas y
movilizaciones sociales hicieron ver que los programas de alivio a la pobreza y el clientelismo no
aplacaban las expectativas sociales, mientras que la corrupción que destilaban esos métodos era una
fuente de crítica y de enfrentamiento de la sociedad con el aparato público.

( Pág, 15 - 17 )

Los movimientos y gobiernos nacional-populares, que buscan integrar a las masas en el Estado a través
del líder que representa al Estado. Estos regímenes fortalecen el papel del Estado y buscan eliminar las
desigualdades sociales mediante medidas redistributivas, pero al mismo tiempo desconocen las
libertades básicas y tienden a ser antidemocráticos.

La desigualdad en la región se debe a las relaciones de dominación históricas y a la influencia de las


élites. Esta corriente propone la intervención estatal para romper con este patrón y promover la
distribución de recursos sociales a través de políticas universales. Se aboga por reformas que concilien
los diferentes intereses y fortalezcan tanto la participación del sector privado como la capacidad
distributiva del Estado.

La postura que defiende el protagonismo del mercado y critica la intervención estatal, argumentando
que distorsiona las reglas del mercado, fomenta la corrupción y limita las libertades individuales. Las
experiencias negativas de algunos países que han sufrido expropiaciones y controles estatales
arbitrarios, lo que ha llevado a desastres económicos y conflictos políticos. Aborda las posturas sobre
la desigualdad en América Latina, destacando los enfoques nacional-populares, intervencionistas y de
mercado, y destaca la importancia de encontrar soluciones que equilibren la distribución de recursos y
promuevan el desarrollo social en la región.

( Pág, 18 - 20 )

El período traumático de los años ochenta reveló la debilidad de las instituciones estatales para enfrentar
y resolver los problemas en Perú. La crisis económica, la insurgencia de grupos armados, el narcotráfico
y la violación de los derechos humanos contribuyeron a la decadencia de la economía.

En 1980, el gobierno de transición de Fernando Belaúnde heredó una crisis económica y presiones
sociales. Además, estas se intensificaron con la crisis de la deuda externa y los efectos del fenómeno de
El Niño. La producción de drogas, la insurgencia de grupos armados y las violaciones a los derechos
humanos también se sumaron. Estos problemas condujeron al deterioro económico y a la
descapitalización del empresariado, generando un clima de pesimismo y descontento en el país. Debido
a esto, el presidente Belaúnde obtuvo una desaprobación total del pueblo y en las elecciones de 1985,
Alan García, del APRA, se convirtió en el nuevo presidente, promoviendo políticas heterodoxas para
abordar la desigualdad y la pobreza.

Las políticas expansivas y nacionalistas de Alan García, buscaban reducir la desigualdad y la pobreza
a través del aumento del gasto público, En un inicio, estas políticas tuvieron éxito y generaron un
ambiente de euforia en el país. Sin embargo, el aislamiento internacional y la falta de ingresos fiscales
para financiar el creciente gasto público llevaron a una espiral hiperinflacionaria que devastó la
economía. El clima social pasó de la euforia a la depresión y mientras tanto, los grupos insurgentes
aliados con el narcotráfico aprovecharon la situación para debilitar aún más las instituciones en el país.

( Pág, 21 - 23 )

El Perú ha enfrentado profundas desigualdades en diversas áreas a lo largo de su historia reciente, y


esto ha generado inestabilidad institucional y crisis.

En vísperas de las elecciones de 1990, la crisis orgánica del sistema social y político prohijó
sentimientos de desafección y de rechazo al ordenamiento institucional, a los partidos y a sus dirigentes,
y decretó el inicio de la actual crisis de representatividad en razón del «divorcio» de la «clase política»
con la sociedad, vista su incapacidad para atender y resolver el cúmulo de problemas que abrumaban a
la sociedad en su conjunto; en consecuencia, esta situación favoreció el surgimiento y el protagonismo
de los actores decididos a ejecutar tecnocrática y autoritariamente las reformas estructurales
neoliberales.
Típicamente, estas circunstancias favorecieron la aparición de outsiders cuyos discursos antipolíticos
denotaban de las ideologías, la «partidocracia» y las instituciones democráticas, al tiempo que
enfatizaban la necesidad de manejar técnica y pragmáticamente la gestión pública sin prestar atención
a los requerimientos oficiales, en contraste con la ineficiente y corrupta administración de los gobiernos
electos que se habían sucedido durante los años ochenta.

La movilización de los «cuatro suyos» y de «todas las sangres» que Alejandro Toledo encabezó contra
Fujimori le confirió la representación de las mencionadas expectativas democráticas, pero, como en
anteriores ocasiones, ellas se frustraron rápidamente, porque el flamante gobierno no pudo fortalecer la
institucionalidad democrática y atender la proliferación de las demandas sociales.
Desde sus inicios, el gobierno de Toledo tuvo que afrontar el legado de la recesión económica y de la
corrupción del fujimorismo, en tanto que no contaba con la organización ni el apoyo político necesarios
para reformar las instituciones estatales ni, mucho menos, para ganar el respaldo a sus propuestas; esta
situación determinó que la visión y la administración tecnocrática llenaran el vacío político del gobierno
de Toledo.

En 2006, en ese ambiente de crispación, la súbita aparición del nuevo outsider, Ollanta Humala, como
candidato a la presidencia trastornó el escenario político, porque se hizo portavoz del rechazo al
«sistema» al plantear un programa nacionalista, con marcados rasgos chovinistas y racistas, que ganó,
en poco tiempo, el masivo apoyo de la población radicada en la sierra y la selva, donde se concentran
la pobreza y es palpable el histórico abandono del Estado.
Esta insólita incursión originó un variopinto frente de oposición social y político al proyecto
antidemocrático de Humala, evidenciado en la afinidad que mostró con el presidente Hugo Chávez, de
Venezuela.
( Pág, 24 - 26 )

Los contradictorios resultados del crecimiento económico se han visto acompañados de un creciente
malestar social que se expresa tanto por los resultados de las encuestas de opinión pública como por la
creciente ola de conflictos y protestas sociales, a la que ninguno de los dos gobiernos le ha concedido
la necesaria atención. Una parte de esos conflictos responde a demandas salariales y condiciones de
trabajo en centros urbanos, mientras la otra parte proviene de los conflictos ambientales y regionales
que involucran a pobladores rurales, empresas extractivas y gobierno. Como estos conflictos tienen un
carácter local, las autoridades no muestran apuro en darles solución, por lo que, muchas veces,
adquieren rasgos violentos para obligar a las autoridades a resolverlos, pero cuando dichos conflictos
hacen peligrar las inversiones mineras, el gobierno se ha visto obligado a intervenir, con diferentes
resultados en unos casos, cediendo a las demandas sociales, y, en otros, reprimiendo, con muertos y
heridos.

En cualquiera de esas ocasiones, el presidente García ha mostrado su contrariedad por este tipo de
actitudes además de denostar contra los líderes de dichas movilizaciones por cuanto, parecen representar
subalternos intereses particulares, identifica a estas manifestaciones como una expresión de los rezagos
de la cultura arcaica, propia del síndrome cultural del perro del hortelano, en razón de que los que
participan de dichas protestas no quieren avanzar ni permiten que el Per alcance la modernidad. Estas
muestras de incomprensión y de menosprecio se agregan a los tradicionales sentimientos de agravio
que campesinos y, en general, las capas populares experimentan hacia los representantes del Estado.

La percepción de abandono por parte del Estado, que se manifiesta en las encuestas y la desigual
distribución social y regional de los beneficios del crecimiento, constituye motivo para que, en medio
de una bonanza económica, el Perú sea uno de los países latinoamericanos con los más altos niveles de
desaprobación de sus autoridades, de los poderes públicos y de la democracia, y que presente los más
elevados índices de desconfianza e inseguridad con relación a su entorno, y de pesimismo con respecto
al futuro individual y colectivo.

( Pág, 27 - 29 )

Las diferentes posturas en torno al modelo de desarrollo que impulsa el Perú, como el modelo neoliberal
decretado por Fujimori y reforzado por Toledo y García, incitaban la iniciativa privada y movilidad
social. Por otro lado, también se formulaba la reforma de la administración pública a fin de continuar
el libre despliegue de la iniciativa individual en desmedro de las pretensiones estatistas y colectivistas,
que promueven e impulsan la corrupción pública y vulneran la naturaleza democrática.

Los frecuentes contrastes con respecto a resolver las extremas desigualdades y pobreza del Perú, durante
las elecciones, lograron que las propuestas radicales y apoyo a sectores más pobres, de Ollanta Humala
en la escena política, consiguieron el 31% de los votos. Mientras que Keiko, que reivindicó el régimen
autoritario de su padre, logró obtener 23% de los votos. Representando cada uno de ellos, extremos
políticos y captando el 55% de votos.

El modelo nacionalista propone un programa gubernamental que desplazaba al modelo neoliberal para
posicionar su “economía nacional de mercado”, que propone el capitalismo nativo y el mercado interno,
y redistribución de beneficios económicos a escala social y regional. Por lo que, votantes en la mayoría
de centro optaron por Fujimori, a fin de mantener las políticas económicas y sociales ya establecidas
por el temor que Humala afectara la libertad de mercado y expresión.

Por consiguiente, Humala para neutralizar los ataques y ganar el apoyo de sectores de centro, con ayuda
de variada gama de profesionales, técnicos, etc. Eliminar elementos controversiales del programa y
reemplazo de su imagen “chavista” por una visión moderada del presidente brasileño Lula. Ganó las
elecciones, pero aún tenía que demostrar si podría superar las divisiones sociales del país.

El Instituto de Estudios Peruanos (IEP) se dedica al estudio de las profundas desigualdades y diferencias
del país y busca contribuir al conocimiento y a las políticas para erradicar estas desigualdades que
derivan de las relaciones sociales y políticas y amenazan la cohesión pública social. El IEP presenta un
conjunto de trabajos que revisan la producción académica sobre las causas de la desigualdad en el Perú
y plantean nuevas agendas de investigación sobre el tema.

El IEP espera contribuir al necesario debate acerca de las causas de los elevados niveles de desigualdad
y pobreza del país, consecuencias, alternativas para mermarlos de manera significativa.

II. OPINIÓN

Rony:

Mi opinión sobre este tema es que la desigualdad económica en América Latina es un problema
estructural y complejo que afecta el desarrollo humano y la democracia de la región. Según el PNUD,
América Latina es la región más desigual del mundo en términos de ingresos, y esta brecha se relaciona
con otras dimensiones de la desigualdad, como el acceso a la educación, la salud, el transporte y la
seguridad. Además, la desigualdad tiene un componente racial y étnico que refleja la herencia colonial
y la discriminación histórica de los pueblos indígenas y afrodescendientes. La desigualdad económica
no solo genera pobreza y exclusión social, sino que también debilita las instituciones democráticas y
fomenta la corrupción, la violencia y la inestabilidad política. Por eso, creo que es urgente y necesario
implementar políticas públicas que promuevan una distribución más equitativa de la riqueza y las
oportunidades, así como fortalecer el Estado de derecho y la participación ciudadana en América Latina.

Fabrizio:

Mi opinión acerca del tema que aborda el texto es que tanto la desigualdad económica como la pobreza
en los países sudamericanos se muestra como un problema que no pudieron afrontar por ellos mismos
lo cual conllevo a la ayuda externa de otros países, los cuales les propusieron estar bajo regímenes
neoliberales las cuales solo terminaban beneficiando a los países externos.

Esto los conllevo a salir de la crisis económica en la que se encontraban, pero, a largo plazo tienen
problemas tales como la desigualdad económica y la pobreza los cuales no presentan mejoras, dando
hincapié en nuestro país y de cómo cada gobierno no pudo solucionar o avanzar en la solución a estos
problemas económicos, que en la actualidad persisten y no presentan mejora alguna, haciendo una
crítica reflexiva sobre todo a la población peruana y a los líderes políticos que elegimos.

Andre:

Mi opinión dependerá de las perspectivas e ideologías de cada individuo. Algunas personas podrían
identificarse con la postura nacional-popular que defiende una mayor intervención estatal y medidas
redistributivas para combatir la desigualdad. Otros podrían respaldar la postura que enfatiza el papel
del mercado y rechaza la intervención estatal, argumentando que la libertad individual y la eficiencia
económica son fundamentales para lograr un desarrollo equitativo.

La tercera postura planteada, que aboga por reformas institucionales que concilien intereses diversos y
fortalezcan tanto la participación del sector privado como la capacidad distributiva del Estado, también
podría resonar en algunos lectores como una alternativa para lograr un equilibrio entre el mercado y la
intervención estatal.

Juan Diego:

El texto señala que Perú es uno de los países más desiguales de América Latina en términos económicos,
sociales, étnico-culturales y regionales. Esta desigualdad ha generado debates políticos y ha contribuido
a la fragilidad de las instituciones en el país. Durante los años ochenta, con el fin de resolver la
desigualdad y la pobreza, los gobiernos autoritarios, así como también de los gobiernos democráticos,
aplicaron políticas y decisiones que en lugar de solucionar hicieron todo lo contrario.

El Perú se enfrenta ante la necesidad de encontrar soluciones sólidas y sostenibles para poder superar
la desigualdad y llevar al país a un futuro estable.

Jesús:

En mi opinión sobre este texto tomó una postura de aprendizaje y reflexión sobre los actos cometidos
durante los gobiernos de este país y en mi participación de este trabajo la movilización de los cuatro
suyos y de todas las sangres que Alejandro Toledo encabezó contra Fujimori mostró gran parte de la
participación ciudadana para respetar sus ideas, aunque no se dejen influenciar pero en diferentes
periodos se mostró esta desventaja en diferentes momentos de la historia peruana, dando a resaltar la
increíble brecha social y discriminación por parte de aquellos que están dispuestos a usar los medios
para cumplir sus aspiraciones.

Andrea:

Se presenta una reflexión sobre la situación económica y social en el Perú, resaltando los resultados
contradictorios del crecimiento económico y el creciente malestar social que se ha manifestado a través
de encuestas de opinión pública, conflictos y protestas sociales mencionando que estos conflictos
abarcan demandas salariales y condiciones laborales en centros urbanos.

Se señala que las autoridades no han prestado la debida atención a estos conflictos, especialmente
aquellos de carácter local, lo que ha llevado a que algunos adquieran rasgos violentos como forma de
presionar a las autoridades a resolverlos. Sin embargo, cuando estos conflictos amenazan las inversiones
mineras, el gobierno se ve obligado a intervenir, con diferentes resultados en cuanto a ceder a las
demandas sociales o reprimir las protestas.

Roberto Araujo:

El texto aborda las diferentes posturas sobre el modelo de desarrollo, las elecciones presidenciales en
el Perú y las desigualdades sociales en el país, y destaca la importancia de debatir y encontrar
alternativas para reducir significativamente la desigualdad y la pobreza, como en el caso del IEP.

Es importante reconocer que las opiniones sobre estos temas pueden variar dependiendo de las creencias
y valores de cada individuo. El análisis y la discusión abierta de estos problemas son fundamentales
para encontrar soluciones que promuevan un desarrollo inclusivo y equitativo.

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