Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Jamás he querido yo estar al borde de ese acantilado, pero cuando a quien más amas
no encuentra ninguna salida, cuando miras sus ojos y no ves a tu hijo o hija y sólo
ves una profundidad enorme y vacía, el miedo te congela, te tus ojos y no ves a tu
hijo o hija y sólo ves una profundidad enorme y vacía, el miedo te congela, te
paraliza y lloras. Sí, lloras porque al principio no sabes qué más hacer y tras ese
llamado de auxilio sin voz no tienes idea de lo que viene.
Y de pronto uno de los amores de tu vida, que vivió dentro de ti, al que
amamantaste, el que te dejó cientos de noches en vela, el que viste aprender a
caminar, que te dijo mamá y viste su carita regordeta correr a tus brazos, sin mayor
preámbulo y sin aviso, a sus 14 años decide no vivir, decide quedarse en un lugar
profundo y oscuro donde tú no puedes entrar e intentas por todos los medios no
soltar su mano y la ves alejarse poco a poco en un espacio que tú no comprendes, e
intentas hacerla reaccionar pero no quedan palabras.
Son 11 días más sin ella en casa. Los tres primeros entras a verla y no quiere verte,
dice que te odia, que eres mala mamá, aguantas, sabes que no puedes ceder. Luego
todo se calma, comienza a entender que algo debe cambiar, mientras tu otro amor,
tu otra pequeña o pequeños, te abrazan al llegar, en silencio su dolor te traspasa e
intentas contenerlos.
Miles de historias familiares reales, donde el dolor no es solo del paciente, el dolor
mas profundo de una madre.
HIJITOS MIOS A DIOS PIDO CADA DIA LOS PROTEGA GUIE Y SIGAN
SOÑANDO , porque esto es paso a paso, ES CADA SEÑAL CADA DETALLE QUE
DEBEMOS ESTAR ATENTAS COMO MADRES por eso pienso en todas esas madres
que hoy siguen luchando por sus hijos e hijas, esas guerreras invisibles a quienes
acompaño a la distancia”.