Está en la página 1de 2

“Cuando tu hijo o hija decide no vivir”

“Camino por la casa con un manojo de llaves en mi bolsillo. Las he escondido en


tantos lugares que a veces me cuesta recordar dónde las he dejado, momentos en los
cuales la angustia hace su trabajo y demoro más de la cuenta en recordar que están
en algún bolsillo de una chaqueta, en la pieza con llave, en un zapato al fondo del
clóset. No es que tenga guardados millones de dólares en las cajas metálicas a las
cuales pertenecen ese manojo de llaves, ni tampoco títulos de dominio, ni menos joyas
heredadas de abuelas con un pasado glorioso. Es algo que se ha vuelto,
lamentablemente, más valioso que cualquier cosa que pueda existir en esta casa.
Cajas, son muchas cajas que contienen antidepresivos, estabilizadores del ánimo,
ansiolíticos, los llamados SOS, que pueden dejar a cualquiera mirando el techo en
perfecto estado de sedación para evitar que pienses en cosas que te llevan a un
precipicio sin retorno.

Jamás he querido yo estar al borde de ese acantilado, pero cuando a quien más amas
no encuentra ninguna salida, cuando miras sus ojos y no ves a tu hijo o hija y sólo
ves una profundidad enorme y vacía, el miedo te congela, te tus ojos y no ves a tu
hijo o hija y sólo ves una profundidad enorme y vacía, el miedo te congela, te
paraliza y lloras. Sí, lloras porque al principio no sabes qué más hacer y tras ese
llamado de auxilio sin voz no tienes idea de lo que viene.

Y de pronto uno de los amores de tu vida, que vivió dentro de ti, al que
amamantaste, el que te dejó cientos de noches en vela, el que viste aprender a
caminar, que te dijo mamá y viste su carita regordeta correr a tus brazos, sin mayor
preámbulo y sin aviso, a sus 14 años decide no vivir, decide quedarse en un lugar
profundo y oscuro donde tú no puedes entrar e intentas por todos los medios no
soltar su mano y la ves alejarse poco a poco en un espacio que tú no comprendes, e
intentas hacerla reaccionar pero no quedan palabras.

Entonces, un día te ves arriba de una ambulancia sosteniendo su mano, y mientras


las lágrimas corren por tu cara, la miras y le pides al Dios, al universo, a lo que
exista, que te la devuelva. Tu cuerpo grita por dentro y no entiendes nada, solo ves
a tu pequeña, esa que reía cuando andaba a toda velocidad en su bicicleta con
rueditas, desvanecida. De ahí comienza un camino largo y turbulento, cinco días en
la UCI pediátrica, la recomendación de los especialistas, internarla, no internarla y
lo hablas con el padre y sientes que no hay otra salida que resguardarla de ella
misma. Maldices a la pandemia, a quienes la hirieron, te maldices tú por lo que
pudiste hacer mal. Culpa, miedo, impotencia, es una avalancha que no se detiene. Te
preguntas por qué ella, pero muy pronto te das cuenta, por los llamados a tu celular,
que hay muchos más, niñas y niños rotos, dañados; madres y padres con la misma
angustia que sientes tú, desorientados igual que tú. Para qué hablar de los recursos
que se necesitan para enfrentar como familia todo esto.

Después de cinco días en la UCI con el objetivo de estabilizarla, se abre un cupo en


una clínica psiquiátrica, y la llevas de la mano y ella sólo quiere ir a su casa. Te
promete que no volverá a intentarlo, pero tú sabes que no será así y que volverá a
herirse. Sabes que es la mejor decisión dejarla internada. Entras con ella y llora, te
pide que no la dejes y tratas de mantener la calma. Cuando sales al estacionamiento,
no aguantas el dolor en el pecho y no sabes cómo, pero te desplomas en llanto.

Son 11 días más sin ella en casa. Los tres primeros entras a verla y no quiere verte,
dice que te odia, que eres mala mamá, aguantas, sabes que no puedes ceder. Luego
todo se calma, comienza a entender que algo debe cambiar, mientras tu otro amor,
tu otra pequeña o pequeños, te abrazan al llegar, en silencio su dolor te traspasa e
intentas contenerlos.

Miles de historias familiares reales, donde el dolor no es solo del paciente, el dolor
mas profundo de una madre.

HIJITOS MIOS A DIOS PIDO CADA DIA LOS PROTEGA GUIE Y SIGAN
SOÑANDO , porque esto es paso a paso, ES CADA SEÑAL CADA DETALLE QUE
DEBEMOS ESTAR ATENTAS COMO MADRES por eso pienso en todas esas madres
que hoy siguen luchando por sus hijos e hijas, esas guerreras invisibles a quienes
acompaño a la distancia”.

“ FELIZ DIA DE LAS MADRES”

También podría gustarte