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La adolescencia es una época especialmente sensible a

experimentar nuevas vivencias. Busca nuevos retos que le


acerquen a una mayor comprensión de sí mismo. Quiere ver han
dicho una y otra vez que no le va bien hacerlo o que no le conviene.
El consumo de sustancias entre jóvenes adolescentes representa un importante
problema de salud que se relaciona con lesiones y accidentes graves,
discapacidad, trastornos por consumo de sustancias y otros trastornos
psiquiátricos, ideación y conducta suicida, conductas sexuales de riesgo, entre
otros. Se trata de un problema de salud pública que se ha incrementado de
manera considerable en los últimos años.
En México los indicadores epidemiológicos reportan que el consumo de
sustancias entre los adolescentes se ha incrementado. Según la Encuesta
Nacional de Adicciones más reciente, el consumo de alcohol tuvo un incremento
importante al pasar de 35.6% en 2002 a 42.9% en 2011. Asimismo, el consumo
de drogas ilegales ha mostrado un aumento significativo desde 2002. De
manera similar al panorama internacional, el alcohol (43.3%), la marihuana
(23.7%) y los inhalables (22.2%) fueron las sustancias ilegales de mayor
consumo entre los adolescentes en nuestro país.
Sin embargo, esta característica del desarrollo de los adolescentes los hace más
vulnerables porque la conducta impulsiva los coloca en situaciones de riesgo en
las que pueden tener deficiencia en el manejo de las emociones y en la toma de
decisiones, ejerciendo escasas conductas de autocuidado, especialmente en
situaciones de presión social ejercida por el grupo de pares. Mientras los
factores genéticos y neurobiológicos intervienen en la transición de un consumo
regular de sustancias de abuso hacia trastornos por consumo de sustancias, los
factores familiares y ambientales determinan el inicio del consumo de
sustancias. Los factores familiares de riesgo incluyen el consumo por parte de
uno o ambos padres, violencia intrafamiliar, conflictos familiares y el manejo
emocional deficiente. La sociedad también ejerce influencia al vivir en una
comunidad con inequidad socioeconómica y con normas que favorecen el
consumo de sustancias ligadas al establecimiento del status quo. Múltiples
estudios han reportado que los adolescentes con familia separada, ya sea por
abandono, muerte o divorcio, tienen mayor riesgo de consumo de sustancias.
Consumo experimental. Es el consumo inicial de sustancias que se desprende de la convivencia,
presión de pares o ambas. Es frecuente que en esta etapa las sustancias produzcan sensaciones
leves de euforia y estabilización del estado de ánimo basal no problemático. Sin embargo, la
experimentación puede ser una actividad peligrosa para los adolescentes porque ellos no tienen la
experiencia suficiente para conocer sus propios límites o “dosis seguras” de alcohol o drogas. Es así
que, bajo la presión y motivación del grupo de pares, pueden consumir rápidamente hasta alcanzar
cantidades tóxicas sin darse cuenta del peligro potencial
Una de las sustancias con las que más frecuencia los jóvenes "experimentan" es la marihuana.
La marihuana produce sensaciones de euforia ligera y percepción amplificada visual y auditiva que
ocurren como respuesta a su unión con los receptores a canabinoides en el cerebro. Estos
receptores son ubicuos en el cerebro y responden a un agente endógeno que se une a ellos: la
anandamida. La anandamida regula el humor, la memoria, el apetito, el dolor, la cognición y las
emociones.
El consumo nocivo es cuando ocurren consecuencias adversas como resultado del consumo y el
individuo puede no reconocer que existe una relación de causalidad. Los problemas relacionados
con el consumo de sustancias pueden incluir el fracaso escolar, detenciones, suspensiones,
conflictos con familiares y amigos, accidentes de vehículos de motor, lesiones, agresiones físicas,
sexuales o ambas, problemas legales, entre otros. En la etapa de consumo nocivo, las sustancias
inducen euforia acompañada o no por síntomas afectivos, ansiosos (o ambos) basales. También se
incrementa el patrón de consumo, la frecuencia y la variedad de sustancias que se consumen. Sin
embargo, es posible que la persona pueda ser capaz de reducir o abandonar abruptamente su
consumo por sí sola o con apoyo profesional ambulatorio.
La dependencia es en esta etapa sobreviene un patrón de consumo adaptativo, continuo y
prolongado, que se representa por un grupo de síntomas psicológicos. Éstos indican que el individuo
continúa consumiendo a pesar de la aparición de problemas biopsicosociales significativos
relacionados, incremento del consumo (tolerancia) y la aparición de sensaciones de malestar al
intentar abandonarla (síndrome de abstinencia)
Además de todo lo planteado hasta ahora, es importante analizar la situación del consumo de drogas
entre la población juvenil. En este sentido, vemos como los resultados muestran una prevalencia
que aumenta con la edad y un consumo de hombres mayor que en mujeres. Las variables
relacionadas con el consumo son, entre otras, una posible vulnerabilidad genética heredada,
factores de riesgo familiares y entorno social relacionados con el pobre rendimiento académico,
actitudes tolerantes hacia las drogas, estilos educativos parentales que promuevan la convivencia
solo con uno de los padres (actuando como factor de riesgo) o familias con un estilo parental
inadecuado (que puede actuar como factor de riesgo en el consumo de drogas y alcohol en los
jóvenes), tener mala relación con la familia.
A raíz de ello, podemos destacar el valor de la prevención y la coordinación entre familia y escuela.
Cuantas más estrategias de prevención se lleven a cabo dentro de una comunidad (donde se
encuentren escuelas)
Muchas de las publicaciones encontradas, plantean como objetivo la descripción de la de la familia
de los consumidores de drogas, así como la comunidad y el entorno social de los mismos en aras
de encontrar los factores de riesgo que pueden contribuir a la adicción a las sustancias psicoactivas.
En la sociedad actual se ha incrementado el consumo de sustancias y la adicción a éstas ha
comenzado a ser un grave problema sanitario. Por esta razón el número de estudios sobre este
tema ha aumentado considerablemente en las últimas décadas. Con el fin de prevenir y tratar de
forma eficaz la adicción se comenzó buscando una combinación de rasgos de personalidad
que fueran comunes en personas adictas. Dado que no se pudo encontrar una personalidad concreta
asociada a la adicción los estudios de personalidad derivaron en el estudio de factores más
concretos, como la búsqueda de sensaciones relacionados con adicción a las drogas
Como adolescentes pensamos que solo estamos experimentando, que solo es una probada, que no
se volver adicto. Pero la verdad es todo lo contrario, nos sumergimos tanto en nuestros
pensamientos que viajamos al país de las maravillas, creemos que esto aliviará el dolor que llevamos
en el fondo, pero al final solo nos hacemos un daño inimaginable.
Como conclusión, nosotros creemos que el consumo de las drogas causa un efecto dañino en
nuestro cuerpo, no sólo por los estudios y datos revelados sino por experiencias de amigos, familia.
Para evitar caer en esta sensación de experimentar y viajar al país de las maravillas debemos tener
en claro todos los efectos que le estamos causando a nuestro cuerpo.

Bibliográfia
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