Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Tesis
para obtener el grado de
Maestra en Literatura Mexicana
Presenta:
Director de tesis:
1
ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS Y DEDICATORIA 4
INTRODUCCIÓN 6
CAPÍTULO 1
1.5 Japonismo 37
CAPÍTULO 2
2
2.2.1.6 La fugacidad 60
(Harakiris y suicidios) 67
CAPÍTULO 3
CONCLUSIONES 108
BIBLIOGRAFÍA 113
3
AGRADECIMIENTOS Y DEDICATORIA
AGRADECIMIENTOS:
Al Dr. Felipe A. Ríos Baeza por su invaluable guía y asesoría desde la primera charla
acerca de esta investigación. A la Dra. Alicia V. Ramírez Olivares quien con sus
observaciones enriqueció esta tesis. Al Mtro. Juan Carlos Canales Fernández por las
recomendaciones literarias pero sobre todo por darme un segundo aliento que me regresó la
Chile, en especial a Cristián Opazo, Macarena Areco, Magda Sepúlveda, Rubí Carreño,
Wolfgang Bongers por el talento, las enseñanzas académicas y las lecciones de vida. A la
y al Rodrigo G. Dinamarca porque sin quererlo fueron mis senseis durante seis meses y
ahora lo son para toda la vida. A la familia que se construye: mi Cesia, mi Pado, mi Pipe
por las incontables veces que me llamaron “seca”, “pulenta” y me la creí. A Carlos Alberto
Reyes Arroyo que en 2006 con ese best seller bajo su brazo me acercó a literatura japonesa.
A mis padres, sobre todo a mi madre. A mi hermana Connie que me apoyó, escuchó y leyó
DEDICATORIA:
4
Yo olía el papel
de un libro extranjero
recién llegado:
¡qué ganas me entraron
de tener dinero!
Takuboku
5
INTRODUCCIÓN
Leer y escribir. Artificial y natural. Oriente y Occidente. Cita y plagio. Sin comillas e
pensamiento manifiesto del individuo, sin embargo autores como Jacques Derrida, Jacques
Lacan, Michel Foucault, Julia Kristeva, Roland Barthes han intentado desde la posición del
discurso borrar las dualidades haciendo énfasis en deconstruir las posiciones jerárquicas y
Las tareas fundamentales de un trabajo de tesis no han variado desde sus comienzos:
ello implica hallar –y plantear– un método que particularice la manera de leer textos que
otros han estudiado, estudian o estudiarán. Para hablar de una manera diferente al hacer un
análisis de textos hay que partir de dos actos: el primero, el gusto por la correlación entre el
literatura japonesa están en boga, todo ello alimentado por los estudios realizados
recientemente por la teoría literaria comparativa y los cuales se relacionan con el ámbito de
Hasta ahora, uno de los más lúcidos es el de Felipe Ríos Baeza, quien en su libro El
BUAP, 2014), presenta dentro del corpus un ensayo dedicado a la interpretación sobre la
presencia de los ritos ceremoniales como una actividad que evidencia rasgos del
6
ensayos dentro de los once que conforman este libro, presenta la obra de Alejandro Zambra,
posible realizar una copia sino únicamente apropiándolos desde “una grafía propia de
Occidente” (139).
Otro de los trabajos que también se han acercado a establecer un análisis académico
fue crear una discusión acerca del género al que puede o no pertenecer dicha obra literaria,
determinando como conclusión, por parte del investigador, que se trata de una novela
Montenegro Sandoval, abordan un trabajo de relaciones textuales con otros textos y con la
autorreflexión.
y mexicana reciente” donde reconoce, de entre varios autores, la figura de Mario Bellatin,
Guadalupe Nettel y Alejandro Zambra como escritores que están retratando cada quien a su
reciente interés de los escritores hispanoamericanos por retomar y hacer cercana una
7
investigaciones de narrativa en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, no figura
un trabajo que aborde y explore los vínculos entre la literatura japonesa y la literatura
mexicana, por ello se ha centrado el interés en realizar un estudio en las obras El jardín de
Alejandro Zambra, debido a una presencia latente en las tres obras que señalan motivos
occidental.
Por ello, esta tesis se propone presentar las relaciones ideológicas, la introducción
iniciado por Julia Kristeva, de la teoría del Orientalismo propuesta por Edward W. Said y
español, y en otros casos de la recepción de obras que han llegado a nosotros a través de la
En el año 2000, el escritor mexicano Mario Bellatin (México, 1960) dirige sus letras
elementos de alto valor simbólico para la cultura japonesa. En ésta es inevitable establecer
8
Más tarde, en el año 2007, aparece la obra de Guadalupe Nettel (México, 1973),
titulada Pétalos y otras historias incómodas, que contiene el cuento “Bonsái”. En este
relato la autora precisa exponer una reflexión sobre la naturaleza del ser humano, su interés
por los espacios nos advierte se halla envuelto en una filosofía oriental, donde la
reconciliación del individuo consigo mismo permite un bien hacia el exterior. El manejo de
este tipo de escenarios le han valido denotar la mano e influencia de Haruki Murakami en
peces rojos (2013) y en su más reciente publicación Después del invierno (2014).
Entre los dos autores mexicanos, aparece la figura de Alejandro Zambra (Santiago
de Chile, 1975) con su novela Bonsái (2006). El elemento nipón que da eje a la diégesis es
precisamente un bonsái. El árbol miniatura es un signo que figura ser el modo de narrar.
Hay una historia de amor, una historia de libros leídos y no leídos, la creación de una
tratamiento dado por los autores japoneses Jun'ichirō Tanizaki y Natsume Sōseki, donde la
presencia del yo y el hecho de preferir sugerir las acciones en el relato, eliminando toda
novelas, así como se alude a elementos que son símbolo de la cultura japonesa y en la
9
Por otra parte, también se establecen qué elementos claves aparecen en las historias
con características propias de la cultura japonesa. Este ejercicio sirve para demostrar si
guardan similitudes las historias entre un autor y otro en su tratamiento de esos elementos,
Las apreciaciones mencionadas líneas arriba, han sido desarrolladas a través de tres
capítulos, entre los que se pretende mostrar una vinculación entre la narrativa japonesa y la
cómo se han dado los procesos para hablar sobre la interpretación de los textos, dejando de
lado términos como “influencia” y nos acercaremos más a las posturas de Ulrich Weisstein,
Roland Barthes, Itamar Even-Zohar y Julia Kristeva con sus visiones sobre la
Edward W. Said y su análisis del Orientalismo, así como de Franz Fanon para llegar a
de que nuestra forma de llegar a la literatura japonesa, o de cómo ésta llega a nosotros, es a
(2009). Al final de este capítulo propondremos dos categorías de análisis a las que hemos
Durante el capítulo II, Entre dos corrientes marinas: Japón, haremos un rastreo por
la literatura nipona, para identificar cuáles son los autores que mayormente han tenido
10
relevancia en la obra de Mario Bellatin, Guadalupe Nettel y Alejandro Zambra. También,
esta revisión nos indicará de cuál autor japonés tienen mayor influencia los autores de las
estéticos y simbólicos que son reiterativos en las obras y autores que se exponen.
cabo un trabajo de comparación entre las obras El jardín de la señora Murakami (Mario
reconocer la estética japonesa, así como los motivos de confluencia y separación entre estos
autores. Este ejercicio se presentará para señalar e identificar los motivos japoneses de
propuesta de una guía para voltear a ver a los escritores hispanoamericanos que se
encuentran retomando los escenarios orientales para dar vida a sus propios proyectos
literarios.
11
CAPÍTULO 1
La literatura posee una virtud que la convierte en material de estudio y ésta es su capacidad
intrínseca de ser vinculada con los hechos de cultura, mismos que son entendidos como
cualquier manifestación sígnica producto de las civilizaciones. Por ello y bajo este rasgo es
posible vincular a la literatura con los hechos históricos, con la característica particular y
sobresaliente de ser fidedignos. Dada esta peculiaridad, la literatura se distingue además por
12
su carácter de ruptura con lo remarcable (la necesidad de reflejar momentos de la historia),
este tipo de distinción se ha visto obstaculizado por las Poéticas que mantenían un carácter
normativo y hacían depender una escritura de los cambios históricos. Lentamente esta
estética” (Llovet, 2005:33) y permitiendo así la inserción del lector provisto con la
por J.W. Goethe en 18271, bajo la constitución de los modernos estados nacionales y del
ascenso del nacionalismo; durante el siglo XIX se usa para acentuar la diversidad de las
culturas y por la tanto se visibilizan las diferencias. Es importante señalar que Claudio
tenía que haberse abierto camino, para que fuera posible la Literatura Comparada, la
idea de literatura nacional y el sentido moderno de identificación histórica. Es decir,
aquellos componentes sin los cuales no son fácilmente concebibles unos fuertes
contrastes entre unidad y diversidad. (Guillén, 1985: 39)
régimen de relaciones que se establece entre las culturas de Europa; George Steiner en
13
[…] la literatura comparada lee y escucha después de Babel; presupone la intuición, la
hipótesis de que, lejos de ser un desastre, la multiplicidad de las lenguas humanas […]
ha sido la condición indispensable para que los hombres y mujeres gocen de la libertad
de percibir, de articular y de “escribir” el mundo existencial en plena libertad. (1992:
133)
A partir de las nociones anteriores, para 1931, Paul van Tieghem definía en los siguientes
términos el objeto de la literatura comparada: “es esencialmente estudiar las obras de las
diversas literaturas en sus relaciones entre sí” (1931:57), este apunte se convirtió en el eje
resultaron ser más relevantes en cuanto su observación sobre la relación entre autores y
[…] una vez fijada la frontera entre dos literaturas, nos proponemos estudiar todo
cuanto, en el dominio literario, pasa de un lado a otro, de manera que ejerza una
acción. Todo estudio de la literatura comparada, decíamos, tiene por finalidad describir
un paso, el hecho de que algo literario sea transportado más allá de la frontera
lingüística. (59)
Con estos apuntes de Paul van Tieghem, la literatura comparada ejecuta un quiebre con la
la obra.
14
Los rasgos expuestos anteriormente le dan a la literatura comparada una definición
y visión historicista (en la que únicamente atiende la relación entre literatura e historia,
historia política, historia del arte, de la filosofía) cuyo método aunque reducido será el
Como se ha observado, la literatura comparada tiene una larga historia tanto como
entre otras; sin embargo no puede situarse como un área de teoría sin comprobación ni
superación del positivismo, señalaba que las obras literarias al insertarse en otro lugar,
Wellek consideraba que las obras literarias son totalidades en las que las materias
primas que provienen de otro lugar dejan de ser inertes y se asimilan en una estructura
nueva, y totalidades, concebidas en la imaginación libre, cuya integridad y significado
se violan si las desglosamos en fuentes e influencias. (Romero, 1998: 157-158)
15
Así la literatura comparada investiga los aspectos con carácter de “comercio
géneros, corrientes, movimientos, periodos a que pertenecen a dos unidades culturales y/o
interdisciplinario y que tiene que ver con modelos de conexión entre las literaturas a través
del tiempo y el espacio.” (Romero, 1998: 87) Con esta enunciación de Bassnett, es más
requerir “leer un texto frente otro, leer un texto como una relectura de otro, leer un texto en
intertextualidad, entendiendo éste no como técnica narrativa sino como modo literario
según el cual los textos se relacionan necesariamente con otros textos atendiendo al término
copresencia efectiva y que es una condición presente en todo texto literario, entonces la
literatura comparada, concebida no como comparación, sino como relaciones entre textos,
16
El trabajo y método de la literatura comparada puede llegar a consistir en el estudio
de las formas en que las culturas se reconocen en los textos a partir de sus proyecciones en
parodiar las estructuras y los discursos que se manifiestan en la literatura, e incluso de las
prácticas que se resisten a abandonar los sistemas en las que fueron fundadas. Abordar la
con él.
de otras ramas de estudio, cuando el objetivo del comparatismo no debería ver fronteras
averiguar (los) nexos que, por encima de las fronteras, existen entre escritores de distintos
países.” (51) Esta aportación de Marino resulta funcional para señalar que la conexión entre
ambas literaturas va más allá de países como México y Japón, es decir entre Oriente y
Occidente.
una construcción que es similar a un mosaico de citas; todo texto es transformación de otro
17
texto, en este sentido el lenguaje poético se lee como un enunciado que inmediatamente
al cual se le aisla del texto general y permanece en el lector a modo de una huella que
nuevo texto que es en sí una reescritura. Determina Compagnon: “escribir, puesto que es
siempre reescribir; no difiere en absoluto de citar” (34). Estas posturas dejan como
una cita.
escrito y que únicamente reescribimos por asociaciones, es la figura del lector de Roland
18
1.2.1 La intertextualidad en Julia Kristeva
En su número 239, la revista Critique publica el artículo de Julia Kristeva titulado Bajtin,
la palabra, el diálogo y la novela, escrito en 1966 a través del cual reseñaba dos libros de
ocurría en el diálogo entre sujetos discrusivos reales o potenciales, dando así la primera
[…] Bajtin es el primero en introducir en teoría literaria: todo texto se construye como
un mosaico de citas, todo texto es absorción y transformación de otro texto. En el
lugar de noción de intersubjetividad se instala la de intertextualidad, y el lenguaje
poético se lee, por lo menos, como doble. (Kristeva, 1996: 3)
varios ensayos escritos entre 1966 y 1967, que aparecieron en Tel Quel y Critique; en 1969
las huellas, citas o alusiones literarias que pueden observarse en cada texto. Si bien, Bajtin
heteroglósico, producto del cruce de muchos lenguajes, así también lo considera Claudio
Guillén quien señala que mientras el concepto de influencia tiende a individualizar la obra
2
Las dos obras en las cuales centra su estudio Julia Kristeva son: Problemas de la poética de Dostoievski
(1936) y La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento: La obra de François Rabelais (1941).
19
literaria, el término intertexto acredita la posibilidad de plantear una sociabilidad literaria
perceptible de las “relaciones de hecho”, sino además hace referencia a la constitución del
sistema general de la literatura, según el cual cada obra sólo puede existir en relación con
las demás. De esta manera, se plantea a toda obra literaria como la construcción de y sobre
presente a través de dos vías: la alusión y la inclusión. La primera hace una reminiscencia
citación es una inclusión de evocación de autoridades, sin que dicha cita intervenga en el
obra.
presentan alusiones, siendo así que el diálogo intertextual se cumple de manera exitosa en
relacionar las obras y realizar un trabajo en el cual aprecie las diferencias del
tratamientos temáticos no podrían significar de ninguna manera el resultado final, sino que
3
Claudio Guillén, en su libro Entre lo uno y lo diverso. Introducción a la literatura comparada, señala: “El
concepto de influencia tendía a individualizar la obra literaria, pero sin eficacia alguna. La idea de intertexto
rinde homenaje a la sociabilidad de la escritura literaria, cuya individualidad se cifra hasta cierto punto en el
cruce particular de escrituras previas.” (2005: 290)
20
por el contrario estamos presenciando un proceso que es inacabado y sujeto a la necesidad
del lector y de su capacidad de reunir sentido e ilación entre uno o varios textos. También
la estructura literaria no está sino que se elabora con relación a otra estructura. Esta
dinamización del estructuralismo no resulta posible más que a partir de una
concepción según la cual la ‘palabra literaria’ no es un punto un sentido fijo, sino un
cruce de superficies textuales, un diálogo de varias escrituras: del escritor, del
destinatario (o del personaje), del contexto cultural anterior o actual. (1981: 188)
condicionar el uso del código ni de la estructura de una obra, sino extenderlo al nivel del
contenido y transparentar así la relación entre textos, ya sea por medio del reconocimiento
puede ocurrir como una “permutación” pero también como el “paso del sentido figurado al
4
El trabajo de autores, en torno a la intertextualidad, como Gérard Genette en Palimpsestos: la literatura en
segundo grado (1982) o Jesús Camarero Arribas en Intertextualidad (2008), trata de hacer ingresar la
intertextualidad a un sistema estructuralista, es decir sólo a través del reconocimiento de citas, fuentes y
guiños. Con este tipo de trabajos la noción de intertextualidad parece quedar reducida al reconocimiento de
paratextos.
21
De un texto al otro, el tono, la ideología, el movimiento mismo de la escena han
cambiado, no al azar, sino por una sucesión de contradicciones y de simetrías
término a término. Remodelando la representación a su gusto como un material
transformable, la intertextualidad sigue vías que evocan a veces el trabajo del
sueño sobre representaciones-recuerdos. (Ibídem, 112)
transposición, advirtiendo que este cambio se debe al uso simplista del que fue objeto en
epistémicos lineales que iban del autor a la obra, de la fuente a la influencia por citas; con
otorgar un nuevo modo de lectura; olvidarnos del sentido unívoco de la obra y la linealidad
Desde los estudios de la intertextualidad se observa que el texto origen está ahí con
todo su carácter de ser portador de la multiplicidad de sentido sin que este deba ser
22
denotación sino en el de la connotación; estamos frente a un texto que ya no significa por
lectura intertextual.
del contenido es importante remarcar que no es posible olvidar al texto como una
materialidad, dado que parte del proceso intertextual tiene por objetivo insertar ese texto en
apartadas de su teoría de la lectura, misma que para el teórico no puede ser entendida como
El texto de acuerdo a Barthes no puede ser concebido como una unidad cerrada y
autosuficiente, esto es, el texto no existe por sí mismo, sino en la medida en que forma
23
un texto son anónimas, ilocalizables y, no obstante, ya leídas antes: son citas sin
entrecomillado. (1968: 78)
Existe en la trayectoria de Roland Barthes como teórico, ensayista y crítico, tres artículos
en los que desarrolla –aunque de manera muy breve- sus puntos sobre la intertextualidad:
La muerte del autor (1968), De la obra al texto (1971) y Teoría del texto (1973). En El
placer del texto (1973) se refiere al intertexto al lograr un detalle en un texto de Stendhal
Comprendo que la obra de Proust es, al menos para mí, la obra de referencia, la
mathesis general, el mandala de toda la cosmogonía literaria […] eso no quiere decir
en absoluto que soy un “especialista” de Proust: Proust es lo que me viene, no lo que
llamo; no es una “autoridad”; es simplemente un recuerdo circular . Y eso
precisamente es el inter-texto: la imposibilidad de vivir fuera del texto infinito –sea
Proust o el periódico, o la pantalla de televisión: el libro hace el sentido, el sentido
hace la vida. (50)
Es en El placer del texto donde señala que la intertextualidad no debe tener un sentido
restrictivo y enfocarse en conceptos como “influencias” o “fuentes” sino dado que tiene la
de los códigos y sistemas que rodean a ese texto, tales como la inserción de todo texto en
un espacio cultural, las prácticas de sentido que dan fundamento a esa cultura.
Roland Barthes recoge la idea en la cual el diálogo se produce en los tres lenguajes
de Julia Kristeva y aclara que la intertextualidad no mantiene relación alguna con la antigua
noción de influencia
24
Todo texto es intertexto; otros textos están presentes en él, a niveles variables, bajo
formas más o menos reconocibles; los textos de la cultura anterior y los de la cultura
envolvente; todo texto es un tejido nuevo de citas pretéritas. Pasan al texto,
redistribuidos en él, trozos de códigos, fórmulas, modelos rítmicos, fragmentos de
lenguas sociales, etcétera, pues siempre hay lenguajes antes del texto y en torno a él.
La intertextualidad, condición de todo texto, sea el que fuere, no se reduce
evidentemente a un problema de fuentes o de influencias; el intertexto es un campo
general de fórmulas anónimas, cuyo origen se puede raras veces localizar, de citas
inconscientes o automáticas, no puestas en comillas. (cit. pos. Guillén, 2005: 289)
Desde las aportaciones de este teórico las intenciones del autor no tienen ningún grado de
relevancia, así como tampoco la formación del lector, ya que en el proceso de lectura-
sino procesos en los cuales estos sujetos ya son cristalizaciones de sentidos posibles y con
peor o mejor lectura, no es relevante el bagaje cultural en tanto que los conocimientos
previos dados por la cultura (códigos, lenguajes, símbolos, estereotipos) puedan entorpecer
o facilitar una lectura abierta y por lo tanto con capacidad productiva. Así la
intertextualidad aparece como un modo de leer sin sanción; el autor es un invitado más, la
enfatiza más en el lector que en el autor, es decir, en la recepción textual. Esta postura está
descrita en La muerte del autor donde la consecuencia es la liberación del lector y que la
unidad del texto no está en el origen sino en su destinación (el lector). Este tipo de lector
25
intertextuales, dicho lector, ese ‘yo’ y su naturaleza es referido en S/Z como “ […] yo no es
un sujeto inocente, anterior al texto, que lo use luego como un objeto por desmontar o un
lugar por investir. Ese ‘yo’ que se aproxima al texto es ya una pluralidad de otros textos, de
Es puntual señalar que los estudios sobre intertextualidad y literatura comparada no pueden
pensarse como nociones sin interrelación con estudios como la recepción y sobre todo con
u otro. Para María José Vega y Neus Carbonell la traducción es un instrumento necesario
literatura comparada en el momento en el que la disciplina intentó moverse más allá de las
los años ochenta, destacándose en este campo nombres de académicos como André
nacional y la integra en los espacios de recepción de acuerdo con las necesidades tanto de
26
la traducción como de los espacios a los que ingresa. Judith Woodsworth contribuye en
80)
function of translation and its application to literary texts” analiza que la traducción genera
Expuesto lo anterior se puede deducir que las obras traducidas pueden servir de pretexto
para actualizar las tradiciones de la literatura nacional a la que llegan y, así plantear una
independientes, sin embargo se encuentran relacionadas, de tal modo que ésta necesita de
la traducción para acceder a las literaturas, logrando así su pretensión de abarcar y ampliar
literatura comparada. Primero explica el estudio de las influencias como las comparaciones
27
entre los originales y su traducción, o entre distintas traducciones de un mismo original,
segundo eje, tiene que ver con la temática y señala que la traducción se torna más
denomina “Crítica” y en este hace énfasis en que una buena traducción puede aportar más
Es para 1992 cuando la traducción se esboza como una domesticación del texto
original. Este planteamiento lo desarrolla Eliot Weinberger en su libro Outside stories sus
aportes están orientados hacia la imposibilidad de que las traducciones puedan ser una
copia exacta y fiel del texto origen, señala: “The original is never better than the translation.
The translation is worse than another translation, written or not yet written, of the same
original.” (60) Otro de los aportes del teórico es destacar que en toda traducción existen y
desarrollado estos puntos en materia poética, resultan igual de aplicables para el caso de la
narrativa; en sus traducciones sobre la poesía5 de Vicente Huidobro obtiene como resultado
teórico que “A translation that sounds like a poem in English is usually a bad translation.”
(59) A la vez que la traducción debe prevalecer con marcas, enfatiza el teórico que entre el
5
Para Weinberger las peores traducciones de poesía están elaboradas por los que se consideran expertos en
materia de traducción pero que desconocen del contexto sociocultural del que emerge esa creación; advierte
además que un poema traducido al inglés no debe tener un sonido en el que se pudiera apreciar fue elaborado
en inglés: The only good translators are avid readers of contemporary poetry in the translation-language. All
the worst translations are done by experts in the foreign language who know little or nothing about the poetry
along-side which their translations will be read. Foreign-language academics are largely concerned with
semantical accuracy, rendering supposedly exact meanings into a frequently colorless or awkward version of
the translation-language. They often write as though the entire twentieth century had not occurred. (...) They
champion the best-loved poet of Ruthenia, but never realize that he sounds in English like bad Tennyson.
Poets (or poetry readers) may be sometimes sloppy in their dictionary-use, but they are preoccupied with what
is different in the foreign author, that which is not already available among writers in the translation-language,
how that difference may be demonstrated, and how the borders of the possible may be expanded. Bad
translations provide examples for historical surveys; good translations are always a form of advocacy
criticism: here is a writer one ought to be reading and here is the proof. (1992:112)
28
lector y el autor existe una especie de acuerdo implícito en el que el primero tenga presente
texto se manipula a tal punto en el que adquiere patrones culturales distintos a su origen.
Por otra parte, a partir de los años setenta se comienzan a desarrollar los estudios de
de la recepción se centra en la lectura plural que se puede hacer de los textos, los estudios
en este campo se centran en la variedad de formas en las cuales los textos son recibidos en
el propio lenguaje o bien se tiende a usar una obra como objeto de lo válido en el ambiente
Tal vez suceda con Tanizaki lo que ha pasado, por ejemplo, con Kawabata, a quien
también leemos en traducciones de traducciones, a menudo encargadas a escritores
que se las arreglan como buenamente pueden para recrear el estilo a lo que ellos creen
que era el estilo original. Estas traducciones son, a veces, ejercicios asombrosos, pues
no debe ser fácil imitar una prosa que no hemos, en verdad, leído. (2012: 152)
6
Debe entenderse como aquellos textos que parecieran haber sido escritos en el idioma al cual fueron
traducidos.
29
En el mismo ensayo Alejandro Zambra reconoce que el resultado de las lecturas japonesas
es una imitación de aquello se supone conserva el estilo japonés; por otra parte aunque no
sí menciona, para el caso específico de la novela japonesa, que de la misma modo en que
los japoneses imitaron la literatura occidental europea, de la misma forma ahora Occidente
traducidos por grandes casas editoriales, la mayoría de ellas españolas, llevan para Zambra
una “marca de lo intraducible” (2012: 38) e incluso la lectura realizada manifiesta una
especie de goce y orgullo por leer lo japonés, que lleva ya la máscara y el filtro de
cultural queda evidenciado lo ajenos que nos resultan sus modos de retratar en la escritura
lo natural.
la manera en que recibimos los textos. Con suerte nos podemos enfrentar a un traductor
respetuoso de la autonomía del texto original o bien a uno dispuesto a responder a los
requerimientos del auditorio en una época determinada; tal como lo señaló Jorge Luis
Borges en el epílogo de Vida de un loco “… cierta tristeza reprimida, cierta preferencia por
30
dicho proceso está condicionado por la relación entre el texto primario (la obra) y las
expectativas del lector. Las expectativas del lector se enmarcan en los siguientes
culturales). (Fokkema, D.W. y Ibsch, Elrud, 1988: 189-193) Queda claro que las diferentes
grupo a y b son en los que nos hemos basado para realizar el análisis de las obras.
denominación que critica y aborda como una relación entre el poder –gobiernos,
instituciones, comercios- y la práctica lingüística europea del siglo XIX, percibe en esta
31
como una práctica que es totalizadora y envolvente de los efectos literarios, culturales y
políticos que forman parte en las estructuras de dominio, es decir de la cultura occidental
occidental (lo no europeo). Este silencio es logrado a través de diversas formas, ya sea por
asimilación o bien por actos coercitivos. Este ejercicio de poder está vinculado para el
el Oriente, así pues, sería “un sistema de representaciones articuladas con toda una serie de
poner la vista en la relación entre el mundo no occidental y los discursos totalizadores. Esta
teoría trabaja como una posibilidad de romper las fronteras discursivas que el dominio
Edward W. Said quien nos explica: “es un modo de relacionarse con Oriente basado en el
lugar especial que éste ocupa en la experiencia de Europa occidental.” (2003: 492) El
mental de lo que es el ‘otro’ a partir de una concepción occidental. Así, Said sostiene la
tesis de que
32
Oriente era una palabra que más tarde acabó acumulando una amplia gama de
significados, asociaciones y connotaciones, y éstas no se referían necesariamente al
Oriente real, sino al campo que acompañaba la palabra. (2003: 203)
Con lo anterior el autor plantea que hasta cierto punto la presencia y existencia de estas
entidades originan un acto reflejo para concebir y entenderse la una a la otra. Es de esta
forma como nosotros nos acercamos a la literatura de oriente con sus creaciones literarias y
torna este una escuela de interpretación de Oriente conformada por la vision del Otro
[…] una doctrina positiva, una tradición académica, un área de interés definido por
viajeros, comerciantes, empresas, gobiernos, peregrinos, lectores de novelas y de
relación de viajes exóticos. De este modo. una forma de oriente está enraizada en el
discurso occidental: la doctrina y el lenguaje con los que se habla de oriente han sido
conformados por muchos europeos, por muchas experiencias y textos, que convergen
en estilos, convenciones y estereotipos comunes.” (Vega, 2003: 74)
7
María José Vega en Los imperios de papel que críticos de la talla de James Clifford han encontrado
ambigüedad en la definición de orientalismo dada por Edward W. Said e incluso menciona en su teoría se
puede distinguir tres orientalismos: “[…] según observa James Clifford, [Said] no define el orientalismo, sino
que lo cualifica desde perspectivas diversas y no siempre conciliables. En primer lugar, aparece como el
producto intelectual de los orientalistas, entendiendo que es un orientalista quien enseña, escribe o investiga el
oriente, tanto en general como en alguno de sus aspectos particulares. El grupo incluye filólogos, sociólogos,
historiadores, antropólogos, expertos gubernamentales o políticos. En segundo lugar, el orientalismo es un
“estilo de pensamiento” (style of thought) basado en la distinción epistemológica y ontológica entre oriente y
33
Las nociones de Edward W. Said, puntos expuestos anteriormente en este apartado,
no pudieron haberse desarrollado sin las nociones y estudios previos expuestos por Frantz
Fanon en textos como Piel negra, máscaras blancas (1952) y Los condenados de la tierra
(1961), donde el filósofo francés plantea que el producto de la expresión de nuevas formas
culturales y políticas han dado como producto formas discriminatorias de relación social,
mismas que dan origen a la existencia y expresión de culturas dominantes y por lo tanto de
subyugación. Sitúo esta introducción debido a que María José Vega en Imperios de papel
(2003) desarrolla bajo las aportaciones de Fanon un presunto inconsciente blanco en las
lecturas percibidas del Otro e incluso de imposiciones culturales asumidas de igual forma
[…] Nous lisons liveres blancs. Leemos libros blancos, y asimilamos poco a poco los
prejuicios, los mitos, el folklore que nos llega de Europa. El negro, irreflexivamente, se
escoge así mismo como portador de un pecado original. Para esta función, el Blanco
elige al Negro, y el Negro, que es un Blanco, lo elige también, convirtiéndose en
esclavo de esa representación cultural. […] Este conjunto de expresiones parece
centrarse en lo que Fanon llama a veces la imago, o en ocasiones dispersas, la
tematización; en lo que cifra en la metáfora de la librea; en lo que, en ocasiones,
nombra mito, formación de una imagen, o también ocasionalmente […] représentation
fixé. (52)
34
Frantz Fanon además invita a la reflexión sobre el quehacer de la literatura y
dinamita que ésta es una representación de la visión del colonizador, que puede tener como
función la de formar una nueva conciencia de sí del colonizado y de cómo los demás lo
perciban/reciban o no.
Por otra parte, es importante mencionar la visión que tiene Slavoj Žižek respecto de
cultural del capitalismo multinacional” 8 , expone que ese término es una especie de
porque es precisamente esa visión con la que se percibe la literatura japonesa (traducida)
una visión parcial desde el punto de vista del imperio que lo enuncia. Edward W. Said en
Según ha dicho algún crítico por ahí, las naciones mismas narraciones. El poder para
narrar, o para impedir que otros relatos se formen y emerjan en su lugar, es muy
importante para la cultura y para el imperialismo, y constituye uno de los principales
vínculos entre ambos. Más importante aún: los grandes relatos de la emancipación e
ilustración movilizaron a los pueblos en el mundo colonial para alzarse contra la
sujeción del imperio y desprenderse de ella. (2004: 13)
8
La crítica expuesta por Žižek a la noción de multiculturalismo está desarrollada en la siguiente cita: “El
multiculturalismo es una forma de racismo negada, invertida, autorreferencial, un “racismo con distancia”:
“respeta” la identidad del Otro, concibiendo a éste como una comunidad “auténtica” cerrada, hacia la cual él,
el multiculturalista, mantiene una distancia que se hace posible gracias a su posición universal privilegiada. El
multiculturalismo es un racismo que vacía su posición de todo contenido positivo (el multiculturalismo no es
directamente racista, no pone al Otro los valores “particulares” de su propia cultura), pero igualmente
mantiene esta posición como un privilegiado “punto vacío de universalidad”, desde el cual uno puede apreciar
(y despreciar) adecuadamente las otras culturas particulares: el respeto multiculturalista por la especificidad
del Otro es precisamente la forma de reafirmar la propia superioridad.” (2005: 172)
35
Lo que nos develan las posturas mencionadas de Slavoj Žižek y del teórico
palestino Said es la presencia de los sistemas de exclusión dentro de los discursos. Otro de
hacer evidente que en la mayoría de las ocasiones, el crítico, al estudiar a los autores
clásicos, proscribe sus ideologías a un lugar alejado de la cultura, a la cual concibe como
Marcuse, advierte:
Con la anterior cita, lo que apuntamos a señalar es que en la distancia entre Oriente y
Occidente (para el caso que nos ocupa), la Otredad, entendiéndolo como lo describe Žižek,
de tolerancia.
36
1.5 Japonismo
El Japonismo, definido como la influencia de Japón en Occidente, ha sido algo más que una
exótica moda y puede ser considerado como uno de los resultados más enriquecedores de
desarrollo se extendió hasta la década de los años treinta del siglo XX, aunque según el
ópera, moda, decoración, publicidad y sobre todo a la literatura. Una etapa muy fructífera
de esta influencia fue en la década de los años veinte del pasado siglo ya que el Japonismo,
en el ámbito literario, da mayor profundidad y asimilación del haikú en las obras escritas en
narrativa nipona.
categorías que nos permitan acercarnos al pliegue que se produce y resulta del proceso de
producción literaria.
caso de Mario Bellatin, Guadalupe Nettel y Alejandro Zambra); y por otro, el término
37
japonerías señala de manera más precisa la inclusión de objetos propios de la cultura
japonesa, los cuales se muestran y sobre salen de manera más evidente en un texto.
38
CAPÍTULO 2
Conocer la literatura nipona no sería suficiente sin conocer las bases de la cultura japonesa
b. Muestra un tiempo diferente, un mundo que trata de mitos y donde los elementos
39
c. Existe un elogio a la lentitud, hay tiempo para los paseos, para el diálogo (interno y
externo).
naturaleza y las estaciones del año como manifestación o reflejos del ánimo. Es
En todas estas claves hay una clara presencia del sintoísmo, definida como una relación
personal con la naturaleza, no hay creador ni creados (como funciona en Occidente) sino
que todo está en función de la naturaleza, que de acuerdo a Hisayasu Nakagawa, “es a la
única con la que se tiene deuda” (2005:102). Esos elementos claves también nos muestran
De acuerdo con el trabajo realizado por Karatani Kojin en sus texto Origins of
Meiji. La capital del imperio es trasladada a Edo, actual Tokyo. Durante el shogunato, por
más de dos siglos y medio, Japón permaneció completamente aislado del mundo exterior.
La Restauración Meiji entre muchas otras reformas, abrió las puertas del país a la influencia
40
incalculables. La literatura occidental hace su entrada en el país de una forma abrumadora y
espectacular, ejerciendo una influencia determinante en una élite muy culta y refinada (que
significó una revelación para los escritores japoneses, que muy pronto se plegaron a las
realismo. Los nuevos tiempos exigían una escritura que se acercara a la lengua hablada y a
la inclusión de unos valores que expresaran los sentimientos humanos. El autor que mejor
supo interpretar aquellas inquietudes fue Tsubouchi Shôyô en el ensayo Shasetsu Shinzui
(“La esencia de la novela”, 1886). Según Tsubouchi, la novela debería buscar los
Fueron numerosos los escritores que atendieron estos reclamos, y entre una auténtica
pléyade destacamos a tres de ellos: Natsume Sōseki, Mori Ôgai y Ryūnosuke Akutagawa.
narrativa japonesa entre los que figuran Guillermo Quartucci, Kobayashi Hideo, Lourdes
Porta y recientemente Santiago Roncagliolo, coinciden en que los tres autores mencionados
son los más representativos de su época, y no es entonces casualidad que sean los más
difundidos en Occidente.
“medieval” pasó en muy poco tiempo a ser potencia mundial, con un papel protagónico en
41
preponderante. Por supuesto que para un país con tradiciones arraigadas durante siglos el
proceso no fue sencillo. Desde un principio se planteó un dilema muy complejo, que
primer Premio Nobel de Literatura del Japón (1968). Su obra se caracteriza por la sutileza
con que aborda sus temas, la calidad de su pensamiento que expresa un profundo
palpable es el de Yukio Mishima (1875-1970), que en Japón era un personaje muy poco
conocido y polémico por sus opiniones políticas radicales, y que se hizo famoso luego de
su espectacular suicidio. Mishima, dejó una obra vasta y memorable, entre la cual destaca
actualidad, Mishima continúa siendo una figura un tanto incómoda en la cultura japonesa, y
a decir por su paisano Kenzaburō Ōé, en los momentos de crisis reaparece como un
El caso más típico de enfant terrible de la literatura japonesa es sin duda Osamu
intentos fallidos se suicidó en compañía de su amante. Dejó una obra atrevida e inquietante,
marcada por lo que algunos críticos como Andrés Ibáñez, Marta Rivera de la Cruz, entre
42
otros, han llamado una autodestrucción demente, que se sigue leyendo mucho en Japón con
cierto fervor, especialmente entre los jóvenes. Shayo (El ocaso, 1947) y Ningen Shikkaku
(Más que humano, 1948) son dos de sus obras más conocidas.
narrador exigente y profundo a quien se le suele emparentar con Kafka y Samuel Beckett.
humana como: Sunna no Onna (La mujer de la arena, 1962), de la cual existe una versión
cinematográfica dirigida por Teshigahara; Tanin no Kao (El rostro ajeno, 1964), que
plantea un caso extremo de pérdida de identidad y Hako Otoko (El hombre caja, 1973), la
cual nos recuerda a los personajes marginados de su tan admirado Beckett. El estilo de
Kōbō Abe es denso e incluso sofocante, apoyado en una prosa analítica y envolvente, en la
especie de conciencia de su país. Es de los pocos autores que intenta mantener la memoria
de los ataques nucleares a Japón al final de la Segunda Guerra Mundial, constituyendo ese
hecho uno de los ejes de sus narraciones. De su vasta obra, signada por la ética y la
reflexión, destaca: Kojinteki na Taiken (Una cuestión personal, 1964), Man’en Gannen no
Futtoboru (El grito silencioso, 1967), una aproximación magistral a los valores más
Chûgaeri (Salto mortal, 1999) donde se adentra en los problemas muy actuales planteados
capacidad de expresar los diversos cambios que se operaron en el siglo XX. Este autor que
43
detallaremos, debido a que su obra se hace visible en la creación narrativa de Alejandro
Zambra y de Mario Bellatin, se mantuvo activo durante casi seis décadas. La relevancia de
hipercrítica que le permitió cuestionar, cambiar e incluso dar una vuelta de tuerca a sus
literaria, su primera colección de cuentos Shisei (El tatuador, 1910) en ella se muestra la
influencia de Edgar Allan Poe y Oscar Wilde, influencia que derivará en sus escritos
posteriores hacia una temática netamente nacional que critica la fascinación de los
japoneses por los valores recién llegados de Occidente: modas, vestidos, peinados,
Tanizaki escribe numerosos relatos en los cuales predominan los temas relacionados con la
El terremoto que devasta Tokyo en 1923 fue determinante para la nueva propuesta
narrativa de Tanizaki. En su obra Tade kuu Mushi (Hay quien prefiere las ortigas, 1929)
plantea dentro de una contenida tragedia familiar, los conflictos de una sociedad en vías de
crítica japonesa como el ensayo más importante de cualquier época publica en Japón, y que
La obra de Tanizaki es vasta y reveladora de las múltiples facetas de una cultura con
44
tentadora de nuevas ofertas, adoptando las más convenientes y reivindicando sus logros
más valiosos, aquellos que la defienden como una cultura única, refinada y auténtica.
Hacia finales del siglo XX han surgido en Japón varios autores que han copado una
escena muy competitiva. Los que han dado a conocer con bastante vigor en Occidente han
La obra de Ryū Murakami (1952) está marcada desde su primera novela Kagirinaku
tômeini chikai burû (Azul casi transparente, 1976) que constituyó un éxito de crítica y de
público, por la violencia, el sexo desaforado, las drogas y los dramas de la vida urbana. Por
su parte, Banana Yoshimoto (1964) se dio a conocer desde muy joven con su novela
Kitchen (1988), en la cual explora el mundo de lo femenino desde una perspectiva ligera,
panorama de la literatura japonesa con Noruwei no mori (Tokio blues, 1987). En menos de
veinte años y a raíz de la traducción de sus novelas y cuentos en distintos idiomas. Haruki
Murakami se ha convertido en uno de los escritores más populares del mundo. Este autor es
combinar su admiración por la cultura occidental y por las manifestaciones del arte pop,
Cabe mencionar que el Japonismo es el más lejano y tardío de los orientalismos, con
los que comparte algunas características pero con notables particularidades que matizan las
45
los japonés y así posibilitar el reconocimiento de los puntos de confluencia entre los autores
clásico. Con la modernidad que llegó desde la Apertura o Revolución Meiji en 1868 sus
obras no han perdido calidad y su difusión hacia Occidente ha sido lenta. Con las
como hemos conocido en América Latina a los autores que le han dado un nuevo
japonesa contemporánea da inicio con la ruptura del Sakoku9. Japón empieza a tener un
Maupassant y Émile Zola. Sin embargo, son autores que sólo adoptan el lenguaje literario
9
Literalmente se traduce como “país en cadenas” y corresponde a una política de relaciones exteriores
impuesta por Shogunato Tokugawa, que establecía que nadie, fuera extranjero o japonés podía entrar o salir
del país, la desobediencia de este estatuto era condenado con pena de muerte.
46
marcan una narrativa de búsqueda de la identidad de los japoneses una vez que advierten
que sus valores están siendo alterados por Occidente. Es con las novelas Futón (1907) de
Katai Tayama, Hakai (1974) de Tōson Shimazaki y Yo, el gato (1905) de Natsume Sōseki,
se inaugura un tipo de novela reconocida como “watakushi-shosetsu” o novela del yo; este
tipo de escritura nipona abandona la tradición textual japonesa de las grandes historias para
de Hiroshima autores como Takiri Kobayashi, Jun'ichirō Tanizaki, Masuji Ibuse, revelan en
evolución que tendrá el síndrome, qué consecuencias va a tener una vida después de la
sus obras abandonan la escritura de posguerra y comenzará la ola de escritores que van a
mostrar a una sociedad acosada totalmente por el hombre (siendo también un periodo de
advierte que los límites entre la novela japonesa y el occidente son más indefinidos. Es esta
última época la cual nos ha acercado más al Japón literario, con autores como Yasunari
10
La narrativa de este autor se manifiesta más cercana al trabajo novelístico de Fiódor Dostoyevski. Esta
influencia de la literatura europea se observa más a detalle en su obra Indigno de ser humano (1948).
11
Primer Premio Nobel de literatura japonés. En sus obras como País de nieve (1948) y La casa de las bellas
durmientes (1961) vemos cómo recoge en un lenguaje moderno todos los valores que habían sido los valores
del Japón antiguo y tradicional.
47
Murakami, Yoko Ogawa, Hiromi Kawakami, Haruki Murakami, Banana Yoshimoto y
Kyoichi Katayama.
figuración del Otro para los occidentales. Sus historias sitúan el papel del hombre en el
mundo en escenarios muy reconocibles para nosotros, los occidentales. Lo atractivo de ésta
última oleada es que hay un matiz muy japonés al hablar de las relaciones humanas y del
naturaleza.
narrativa nipona han sido formados de acuerdo a las lecturas realizadas de novelas
japonesas. Asimismo se hizo uso de tópicos destacados por críticos y novelistas como
Carlos Rubio, Kayoko Takagi, Marta Rivera de la Cruz, Nuria Barrios, Santiago
12
Segundo Premio Nobel de literatura otorgado a un japonés. Con los libros Cuadernos de Hiroshima (1963)
y Una cuestión personal (1964), su narrativa se torna más humanista que el resto de sus compañeros e
introduce en su quehacer creador el uso de la crónica.
48
2.2.1.1 Una tradición literaria moldeada por el alma femenina
Una de las características de la literatura japonesa que más sorprenden es -si se compara
con las literaturas occidentales- que haya tantas obras escritas por mujeres. Esta
participación femenina ha estado sujeta a altibajos: tuvo su auge entre el siglo VII y el XII;
sin embargo, lo que se escribió en esa época se considera aún hoy lo mejor de la producción
literaria japonesa, y las obras principales fueron escritas por mujeres. En aquella época el
idioma chino prevalecía en la corte japonesa, se esperaba que los hombres lo hablaran; sin
los siglos venideros. Produjo obras que aún hoy se leen con interés, en contraste con las
obras escritas por los hombres en aquella época -historias de naturaleza moralista o
didáctica- que ya no se leen. Dentro de este grupo podemos señalar las figuras de dos obras
en prosa: la primera novela japonesa, Genji Monogatari (Romance de Genji), cuya autora
Shōnagon (968-1025); además está presente la autora de Kagerō Nikki (Los años de la
49
Un ejemplo de esto lo encontramos en un pasaje de la novela El libro de la almohada13 de
Sei Shōnagon14:
La literatura producida en esta época, era difundida ante un público interesado en los
dominó la poesía de esa época y colocó el tono para las posteriores composiciones tanto de
Algunas obras de literatura ponen el énfasis en el mundo interior, psicológico y espiritual
crónica de los acontecimientos externos con los cuales los personajes se involucran. El
13
El año exacto se desconoce debido a que el manuscrito original desapareció antes del fin de la era Heian. Se
conoce que hasta antes del siglo XVII, sufrió modificaciones, se añadieron, suprimieron o reordenaron
fragmentos de la obra.
14
En el prólogo a El libro de la almohada, Amalia Sato señala a Shōnagon como la pionera de un género
propio de la literatura japonesa y que es vigente: “zuihitsu, el ensayo fugaz y digresivo, literalmente “al correr
del pincel”, farrago libelli sobre emociones, observaciones, apuntes autobiográficos o poemas, carente de una
orientación predeterminada; una dispersión del sujeto en fragmentos. Algo tan típicamente japonés como la
literatura de los diarios (nikki bungaku).” (2009:14-15)
50
cambio del exterior hacia el interior ha sido, en líneas generales, un desarrollo
japonesa, sin embargo, parece haber comenzado a la inversa. Las primeras obras que se
propusieron contar una historia le dieron un lugar de honor a las respuestas y sentimientos
narrados y la respuesta interior le dan a estas obras un extraordinario efecto moderno; los
trasfondos exóticos y las emociones expresadas hacen que estos textos antiguos sean
narrativa -una constante a través de los siglos- sigue conservando un lugar central en la
tradición japonesa. Muestra de ello es apreciable en las obras de Haruki Murakami como
Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (Negimaki-dori Kuronikuru, 1994), Kafka en
la orilla (Umibe no Kafuka, 2002); en El gato que venía del cielo (Neko no Kyaku, 2001)
y en gran parte de los relatos compilados en El puente de los sueños y otros relatos (1959)
51
Al levantar la vista para ver qué era, vio que su madre miraba hacia la oscuridad con
los ojos llenos de lágrimas. Fue en ese momento cuando verdaderamente pensó que su
madre era bella: un reflejo del sol de primavera acababa de pasar sobre su rostro en
aquel preciso instante, destacando en nítido relieve los contornos que hasta entonces
Shigemoto sólo había visto en interiores profundos y oscuros. (121)
La caracterización de gran parte de la estética japonesa está dada por una delimitación
espacial -estática por lo tanto- en la que se elimina al "yo" como producto temporal, lo cual
una voz que protege un “nosotros” que se presencia en lo literario. Ejemplo de esto es la
obra Confesiones de amor (Iro Zange, 1935) de Chiyo Uno, la autora inaugura su novela
con dos líneas en las que se discurre el tiempo y desaparecen las individualidades: “No sé
por dónde empezar, dijo, y, tras reflexionar un instante, empezó a contar la historia
posible.
52
2.2.1.3 Sugerir por explicar
Aunque los japoneses comparten con otros pueblos el apego por las flores es su amor por
los brotes apenas abiertos y las flores caídas aquellos que los distingue. Parecen ser
conscientes de que la luna llena -o la floración plena de un árbol-, por muy preciosa que
sea, bloquea las posibilidades de la imaginación. Los comienzos sugieren lo que va a llegar,
los finales sugieren lo que ha sido, así la imaginación gana un espacio para expandirse más
allá de los hechos literales hasta los límites de las aptitudes del lector de un poema, del
espectador en una obra de teatro Noh o del conocedor de la pintura monocroma. Los
expresan la alegría de encontrarse con el ser amado; más bien hablan del anhelo del poeta
por el encuentro, o la tristeza -más comúnmente, de ella- al darse cuenta de que la relación
se terminó y no habrá un nuevo encuentro. Dentro del género narrativo, Yasunari Kawabata
en su novela La casa de las bellas durmientes nos da una lección de este motivo:
Era como si lo preguntara con la excusa de poder tocarle la mano. La tomó en la suya y
la sacudió. Sabía que ella no abriría los ojos. Sin soltar su mano, contempló su rostro.
¿Qué clase de muchacha sería? Las cejas estaban libres de maquillaje, las pestañas
cerradas eran regulares. Olió la fragancia del cabello femenino. Al cabo de unos
momentos el sonido de las olas se incrementó, porque el corazón de Eguchi había sido
cautivado. Se desnudó con decisión. (2001: 14)
Un rasgo evidente de la poesía japonesa, sumamente alabado por los críticos, es su poder de
53
sugestión. Un poema realmente bueno lo tiene que completar el lector15. Por esa razón,
como lo señala Donald Keene en La literatura japonesa (1988), muchos poemas japoneses
nos parecen exageradamente pasivos, pues el escritor no especifica la verdad aprendida por
que con más frecuencia buscan los poetas japoneses es crear con unas cuantas palabras, por
lo regular con unas cuantas imágenes muy precisas, el bosquejo de una obra cuyos detalles
tiene que suplirlos el lector, de igual manera que en una pintura japonesa unas cuantas
pinceladas tienen que sugerir todo un mundo. A ese rasgo de la sugestión se debe en parte
Chiyo Uno en Confesiones de amor, donde describe las conductas y emociones para
anunciar el encuentro sexual entre dos de sus personajes. Propio de la narrativa nipona la
Mientras yo seguía inmóvil, demasiado atónito para moverme, ella se acercó a la cama
y empezó y quitarse el kimono rojo claro. Al desceñirse el obi, el kimono se deslizó
hasta el suelo. Su cuerpo, libre de toda prenda, era inusitadamente sensual. Mirándola
vestida, habría sido imposible soñarlo siquiera, pero la suavidad de su piel blanca me
hizo sentir que, si la tocaba, la mano se me quedaría pegada a su piel, sin poder
apartarla nunca más. […] Desconcertado, luché por serenar mi corazón que ardía como
el de un animal al que le mostraran la comida. (1992: 18)
15
En su texto Semiotics of poetry (1978), Michael Riffaterre refiere la dialéctica del fenómeno literario en el
que el espacio textual sirve para conformar o crear signos a partir de sentidos lingüísticos de los que el lector
habrá de hacerse cargo: “The literary phenomenon, however, is a dialectic between text and reader” (1)
54
El tratar de representar grandes entidades por medio de pequeños detalles dio por
resultado un realismo y una concreción de las imágenes que contrastan singularmente con
la nebulosa ambigüedad del efecto total. Se comprenderá que el sugerir todo un mundo por
Los escritores japoneses usan la metáfora de un modo que es "novedoso" para nosotros los
occidentales. Estamos acostumbrados a indicar las metáforas y símiles con las palabras
"como" y "tan". Los japoneses son mucho más sutiles. En el relato titulado “El tatuador”
En este momento, levantó el pincel que apretaba el pulgar y los dos dedos siguientes de
la mano izquierda, aplicó su extremo en la espalda de la muchacha y, con la aguja que
llevaba en la mano derecha, empezó a grabar un dibujo. Sintió que su propio espíritu
se disolvía en la tinta negra de polvo de carbón con que le manchaba la piel. Cada gota
de cinabrio Ryukyu con que iba mezclando el alcohol y atravesándola era una gota de
sus propia sangre. Veía en sus pigmentos los matices de sus propias pasiones. (19)
Por medio de la yuxtaposición (colocando dos imágenes, una al lado de la otra) el lector
podría parecer demasiado simple, pero cuando la relación entre dos imágenes concretas no
55
se hace explicita, se obliga al lector a formar un cuadro o imagen en su mente y se le
poesía viene a colación su señalización sobre el espacio íntimo en donde propone que
comulgan la imagen, la voz y el lector y que el éxito de esta depende en gran medida de lo
1964) de Yukio Mishima. La novela versa sobre la paciente Reiko Yumikawa quien es
tratada al inicio de las sesiones terapéuticas por un problema de anorexia y un tic en las
conforme se intensifica ese deseo le es imposible lograr percibir sonido cuando de temas
musicales se trata. El diagnóstico final que durante la novela es sugerido por su psiconalista
56
escucho un programa dramático en la radio, entiendo y oigo perfectamente la parte
dialogada, pero la música de fondo desaparece, como si el sol, de repente, escondiera las
nubes.” (22)
Las novelas de Banana Yoshimoto como Kitchen (1988) y N.P. (1990) también
pasajes, a objetos que forman parte de lo doméstico tales como plantas, cubiertos,
mobiliario de viviendas, etcétera. Dichos objetos guardan una constante relación con las
temáticas, personajes y tiempos que se narran. Por ejemplo, uno de los personajes describe
Con la planta entre los brazos, lloraba de tal modo que, siendo un hombre, no pude
coger un taxi a pesar de que hacía un frío horrible. A lo mejor fue entonces cuando
pensé por primera vez que no me gustaba ser hombre […] Yo temblaba de frío
abrazado a la plantita, con sus hojas puntiagudas pinchándome la mejilla. Pensé de
todo corazón que no existían en el mundo otros seres que pudieran comprenderse tan
bien aquella noche como la palmera y yo […] Poco después murió mi esposa y la
palmera se marchitó. No sabía cómo cuidarla y la había regado demasiado. Dejé la
planta en un rincón del jardín y comprendí una cosa a pesar de que no puedo expresarla
bien. Es muy simple traducida en palabras: “El mundo no existe sólo para mí. El
porcentaje de cosas que me sucede no variará.” (110-111)
El planteamiento de esta cita nos señala y profundiza –además de poner una imagen a lado
diferente ni tiene mayor o menor importancia. Este tópico y el modo en el que es tratado
57
análisis de la obra de Guadalupe Nettel y con mayores matices en Alejandro Zambra.
Para el gusto japonés, la uniformidad es indeseable. Dejar las cosas incompletas las hace
Aunque sea la construcción del Palacio Imperial, siempre dejan un lugar sin terminar. Los
asimetría; tienen fuerte aversión por la simetría, a la que consideran poco sutil y
embarazosamente obvia.
perfección de la tipografía de los libros es admirada sólo con condescendencia. Los jardines
amor ecológico que se asociaría a la idea de orden social […] un vínculo ontológico
que relaciona el hombre y la naturaleza […] los japoneses tendrían la innata capacidad
de interactuar con ella de un modo absolutamente complementario. Al contrario del
hombre ‘occidental’ cuyo propósito sería conquistarla, someterla a su voluntad,
16
Recordemos que las formas estándar de verso tienen cantidades irregulares de líneas: cinco para la tanka,
tres para el haikú.
58
preferiría preservarla. (2003: 44)
Si bien las construcciones son una forma de ejemplificar este tipo de tópico, dentro de la
de los escritores nipones se encamina a que el lector complemente, logrando así que cada
parte (el narrador y el lector) cuente con una parte del todo. En La llave (Kagi, 1956) de
Techō Kara”, 1920) de Ryūnosuke Akutagawa; El cielo es azul, la tierra es blanca (Sensei
no Kaban, 2001) y Algo que brilla como el mar (Hikatte mieru monno, are wa, 2003)
narración como positiva o negativa sino que los paisajes y acontecimientos que rodean a los
personajes son expuestos con tal delicadeza que el lector puede resignificar un estado
emocional como el de la tristeza o el enojo en algo bello; el personaje Tsukiko nos narra:
Bajé la cuesta a mano firme. El sol del atardecer seguía suspendido por encima del
horizonte. Las incómodas chanclas me golpeaban las plantas de los pies y me sacaban
de quicio. El escándalo de las gaviotas era insoportable. El vestido que me había
comprado expresamente para el viaje tenía la cintura demasiado estrecha. Las chanclas
me venían grandes y me dolía el empeine. Tanto la playa como el camino estaban
desiertos y tristes, y yo, yo me sentía furiosa porque el maestro no me seguía.
(2002:130)
59
2.2.1.6 La fugacidad
transitorio; no sólo no se han contentado con la transitoriedad, sino que la han buscado con
ansia. Los japoneses fueron quizá los primeros en descubrir el placer especial de lo fugaz
incertidumbre.
las bellas durmientes, su personaje principal: el viejo Eguchi, al llegar a la casa de citas
muestra mayor interés ante lo que no está descubierto. Ante cada una de las mujeres que lo
lentitud sin embargo sabemos la acción es breve por el devenir de los demás
narración de Kawabata al hacer uso de este tópico logra una empatía con el lector, no sólo
dormida sino que también pone en juego el interés del lector de que sea develada esa figura
en su totalidad. Rasgo que muy propio de la narrativa nipona no es descrito: “Para los ojos
cansados y con presbicia de Eguchi, la mano vista de cerca era aún más suave y hermosa.
60
probablemente no ha sido reconocida en ninguna otra parte como una condición necesaria
de la belleza como en el Japón. El amor especial que los japoneses tienen por la flor del
cerezo está seguramente también vinculado con el aprecio por este tópico de la fugacidad.
El personaje Tooru Okada de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1995) es un
con el vaivén del tiempo, mismas que se hacen más evidentes cuando se interna en un
Los topónimos y sus significados fascinaron de especial manera a los japoneses. Toda una
toponímicos. La mayoría de las obras tienen un viaje, durante el cual el significado y las
asociaciones de los nombres de los lugares recorridos están utilizados como instrumentos
61
que comunican las emociones de los viajeros, ya sea en su camino hacia la muerte, o hacia
interior y cerrado, por lo tanto, opuestos al exterior, esta clásica distinción filosófica -
adentro vs. afuera, sujeto vs. objeto- se encuentra principalmente en los escritos de autores
caja es posiblemente la forma predilecta del siglo XX. Es posible develar en la narrativa
japonesa esa aseveración; los espacios cerrados —que también le competen a Franz
literatura japonesa y a los exponentes que consideramos son con quienes mayoritariamente
comparten rasgos de narración con los autores estudiados en este trabajo de investigación,
tales como Banana Yoshimoto, Haruki Murakami, Jun'ichirō Tanizaki, Natsume Sōseki,
Ryūnosuke Akutagawa, Yasunari Kawabata, Yukio Mishima, entre otros; así como
presentar a los autores, la obra a analizar y las posturas críticas (muy pocos son los
estudiosos que se han interesado hasta el momento por una lectura similar a la que se ocupa
en este trabajo de investigación) con respecto al tema que nos ocupa y finalmente el
reconocimiento de los tópicos que ubicamos se asemejan y repiten en las obras estudiadas,
62
Guadalupe Nettel, Mario Bellatin y Alejandro Zambra en el que en sus textos se vislumbra
a un Japón cercano –incluso interiorizado-, no como un espacio exterior ideal sino como un
ámbito integrado a sus propias realidades y lecturas de lo que asimilan del país nipón. Por
estudiadas sino el territorio imaginado por los autores y así saber de qué sirve Japón a estas
obras, cuál es la necesidad de inscribir motivos japoneses en sus textos y qué vislumbran
con estos.
Las lecturas que se han hecho de Oriente generan en los escritores occidentales una
posibilidad de acercarse a concebir u obtener una experiencia similar a lo que es, en este
caso, la literatura nipona. Sin embargo, la prosa creada por estos únicamente nos ofrece un
Se tiene el primer caso de autores como José Juan Tablada17 (1871-1945) y Octavio
Paz18 (1914-1998), quienes al ser visitantes de Oriente, obtuvieron una ilusión de lo qué y
17
Reconocemos, primordialmente, a José Juan Tablada como uno de los primeros poetas mexicanos en
escribir haikús en lengua castellana, algunos de ellos: “Hiroshigé, “Li-Po” y “El Jarro de flores”.
18
Al dejar París, Octavio Paz se dirige a Oriente. Realiza una breve estancia de seis meses en Nueva Delhi y
posteriormente se le otorga un puesto en la Embajada de México en Tokio, donde vivirá alrededor de dos
años. La poesía de Paz sostuvo así un acercamiento a la estética oriental; muchos de sus poemas están hechos
con imágenes muy semejantes a las de los haikús japoneses. En El arco y la lira (1956), Paz escribe: “Yo es
una ilusión, un agregado de sensaciones, pensamientos y deseos” (86). Su proximidad con las filosofías
orientales es evidente, en cuanto al abandono del “Yo” o de la identidad personal, a favor de un “Yo” más
interpersonal y en comunicación con todo lo que lo rodea. En uno de los últimos poemas de Libertad bajo
palabra (1960), expresa:
La vida no es de nadie, todos somos
la vida –pan de sol para los otros,
los otros todos que somos nosotros-,
63
cómo se escribía en Japón y así incluyeron estas perspectivas y estilos en su poética;
mientras que los autores estudiados en esta investigación conciben una realidad japonesa a
partir de lo que leen, por lo tanto su trabajo creativo se rige a partir de una suposición de lo
En Japón hay que destacar la presencia ancestral del sintoísmo (o shintoísmo), la religión
étnica y fuente del origen espiritual de la nación cuya tradición ha enriquecido en los
japoneses una concepción muy particular ante la naturaleza y su disfrute. Aquí́, cualquier
elemento notable (desde un gran árbol hasta una llamativa roca) es objeto de adoración y el
cual posee divinidad. Actitud que se conoce como animismo, donde los elementos son
aprobación y protección.
soy otro cuando soy, los actos míos son más míos
son más míos si son también de todos,
para que pueda ser de otro,
salir de mí, buscarme entre los otros
[…]
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte.
64
El sintoísmo asume que el hombre es parte de la naturaleza al igual que las piedras,
plantas y animales. La naturaleza es por lo tanto respetada y los santuarios sintoístas son
ubicados en densos bosques de rica belleza escénica. Una característica importante de estos
grava, los cuales son demarcados y purificados a través de rituales para realizar actividades
embellecerlos con árboles y rocas que inspiraban memorables escenas paisajísticas. Los
áreas abiertas para realizar actividades y ceremonias festivas, así́ como réplicas de paisajes
distantes. Es por ello por lo que podemos afirmar que el precursor del jardín japonés fue en
65
En Japón, los jardines de piedra son los que mejor expresan esta idea de la miniaturización
uso de su abstracción mental participa dentro de este micro-cosmos llegando así a extraer la
esencia de su contenido.
La percepción sagrada con la naturaleza puede explicarse por los elementos animistas de
ésta, aunque también confluyen en ella elementos de veneración a los ancestros. Posee una
natural.
f) La expresión de la transitoriedad o del cambio de las cosas, así como del uso de los
sorpresa al usuario.
66
de ahí de sus repercusiones hacia los demás, por lo que el conmemoración de la ceremonia
integre la naturaleza.
En las culturas de Asia oriental, acunadas por influencias taoístas y budistas, el sueño ha
tenido una presencia constante. La voz del sueño, ajeno a la voluntad del que sueña, es
interpretada como una voluntad de la naturaleza, y por lo tanto obedecida sin ningún
cuestionamiento.
argumento en la idea del sueño, de tal manera que sus personajes siempre están soñando.
Yukio Mishima también basó su tetralogía El mar de la fertilidad en los sueños con un
carácter donde se posibilitan las reencarnaciones. En la época moderna el motivo del sueño
sigue vigente: Jun'ichirō Tanizaki en “Anhelo de madre” toma de recurso el sueño para
alucinaciones, sueños y visiones que reflejan su propio estado aterrado en Vida de un idiota
67
Una de las cualidades de la cosmovisión japonesa es la espontaneidad de las causas,
estructura de la lengua japonesa en la cual la omisión del sujeto no presenta una función
efecto y no la causa. Las desapariciones y las pérdidas contenidas en las obras japonesas
El suicidio en Japón tiene cierta aprobación en la medida que les significa una
manera de asumir la falla de una responsabilidad social o moral. La actitud cultural hacia el
comprensible para las tensiones. Otro modo de explicar esta legitimación se puede hallar en
el código ético de los samuráis, llamado bushido. La historia japonesa describe que la
posición que cada persona tiene en la sociedad, la cual incluye el modo de hablar, la
68
cumplir bien hasta los detalles mínimos, está ligado a que es más importante la forma que
el contenido.
La cultura japonesa sostiene que cualquier forma de respeto, sea esto en la manera
de servir los alimentos, la manera de caminar, de saludar, producen actitudes interiores que
la naturaleza, de vivir en comunión con ella. La veneración por la naturaleza y sus cambios
de estaciones han marcado la actitud de este pueblo. Existe una devoción por la naturaleza
Es imprescindible señalar que además de los motivos descritos anteriormente, las obras a
literaria japonesa, los autores han asimilado las características de personajes entrañables de
ésta. Adoptan así los nombres de personajes de la literatura nipona, situándolos en espacios
propios del Japón moderno y los dotan de cualidades que se asumen y son parte de
personajes de las obras de autores como Haruki Murakami, Jun'ichirō Tanizaki, Yasunari
69
Este recorrido se ha realizado para analizar el vínculo de la narrativa nipona en las
novela japonesa, tales como la adaptación de las tradiciones en los personajes de dichas
novelas, la alusión a elementos que son símbolo de la cultura japonesa y la apropiación del
modo narrativo.
70
CAPÍTULO 3
3.1 De las obras
En toda obra literaria, señala José Romera Castillo en su texto El comentario semiótico de
textos, el lector sensible se da cuenta de que, tras lo que el creador está exponiendo, “existe
que subyace y que está mucho más profundo que lo que la estructura de superficie
71
exterioriza” (1980: 85). En el texto literario aparecen una serie de referencias que hacen
fantásticas y policíacas, se hace presente en el año 2000 una novela que hace evocación a
autores japoneses, tales como Yasunari Kawabata y Jun'ichirō Tanizaki, entre otros. Ésta es
El jardín de la señora Murakami de Mario Bellatin (México, 1960). En ella recoge las
introducción de objetos clave de alto nivel simbólico para y que representan a la cultura
japonesa.
Más tarde, en el año 2007, aparece la obra de Guadalupe Nettel (México, 1973),
titulada Pétalos y otras historias incómodas, que contiene el cuento “Bonsái”, cuyos rasgos
le han valido denotar la mano e influencia de Haruki Murakami. Nos expone una reflexión
sobre la naturaleza del ser humano, le da a los espacios un valor excepcional y a la manera
del narrador Murakami, centra a sus personajes en un espacio concreto para llegar a una
Zambra (Santiago de Chile, 1975) con su novela Bonsái (2006). Si bien esta obra narra una
ser que dejó de existir y cuya muerte es enunciada por la voz del narrador desde el inicio
72
narrativa presentada por Zambra seguirá la manera peculiar y el tratamiento dado por los
Yasunari Kawabata.
Claustro de Sor Juana. Cursó durante dos años estudios de Teología, lo que en sus obras se
verá reflejado en su apreciación del budismo zen y el sincretismo. En los años de 1986 y
1995 publicó sus primeras cinco novelas y en el año 2000 fue finalista del Premio Medicis
a la mejor novela extranjera. Recibió el premio Xavier Villaurrutia por su novela Flores
(2003) y el Premio Mazatlán por El gran vidrio (2007). Su obra ha sido traducida al inglés,
francés y al alemán. Dirige desde el año 2000 en la Escuela Dinámica de Escritores, una
especie de anti-taller literario con el que busca romper los mitos literarios y desacralizar el
proceso de la escritura. Además de las citadas anteriormente, entre sus publicaciones están
Salón de belleza (1994), El jardín de la señora Murakami (2000), Shiki Nagaoka: una
nariz de ficción (2001), La escuela del dolor humano de Sechuan (2001), Perros héroes
(2003), Bola negra (2005), El pasante de notario de Murasaki Shikibu (2011), El libro
73
Aunque la novela El jardín de la señora Murakami (2000) le ha conducido a
Bellatin que se señale que su escritura se nutre de la literatura japonesa, o bien ser el más
juego intelectual, lo hago para zafarme de los encasillamientos” (Lennard, 2006). Así él
precisó en crear ésta como una traducción de una novela inexistente y es que su narrativa
está impregnada de juegos lúdicos entre la ficción y la realidad, donde él mismo propone
romper la barrera de las fronteras lingüísticas y territoriales. Señala: “Hay una intención de
que no haya marcas territoriales ni espaciales ni de tiempo, y es ahí donde busco las
Felipe Ríos Baeza realiza una interpretación sobre la presencia de los ritos ceremoniales
como una actividad que evidencia rasgos del sincretismo y la filosofía oriental en la obra de
Bellatin. En este artículo el autor advierte la presencia de autores como Yasunari Kawabata,
Ryūnosuke Akutagawa y Jun'ichirō Tanizaki, haciendo de este trabajo uno de los primeros
un narrador que burla los imaginarios orientalistas y que descoloca la idea de armonía tan
74
posibilidad de una vida estetizada y protegida. En lugar de eso, difumina el referente
imaginario, lo contagia con referencias absurdas e incluso con prácticas bárbaras, lo
destruye en un nuevo apocalipsis, se burla e ironiza. (2013:15)
La historia de El jardín de la señora Murakami tiene por argumento presentar a Izu, una
estudiante de arte, al cuidado de un padre enfermo. Como parte de sus cursos visita la
célebre colección de arte del señor Murakami, descrito como un hombre viudo, rico, de
misteriosas costumbres y que comienza a cortejar a Izu al sentirse atraído por la voz de
ésta. De dicha visita surge un ensayo crítico que le genera al personaje femenino verse en
con el señor Murakami, Izu, de pie al borde de un estanque, ve entre los destellos del
crepúsculo el espectro de su marido agonizante y toma una decisión: destruir el jardín que
Esta novela de Mario Bellatin dibuja un Japón cercano. Los detalles con los que
precisa los espacios, la estructura narrativa, el conocimiento sobre atributos japoneses como
como un lugar ideal y a su vez –propio de este escritor mexicano- se arriesga a jugar con
alternidades: por una parte, muestra y enriquece la mayor parte de la novela con tintes
nación nipona; y por otra, incluye un personaje con visiones occidentales, lo que genera en
75
estética literaria japonesa, características y ambientes para la creación de algo en apariencia
nuevo. Uno de los pasajes en la novela que atrae inmediatamente la atención, es la conducta
tradicional del señor Murakami, donde a base de pruebas que dañan la reputación de la
posesión de un jardín tradicional, con senderos acuáticos y un lago con peces dorados:
metafórica a través de un flor amarilla que era visible en el jardín: “Había llegado a esa
conclusión luego de mirar, una y otra vez, el reflejo de la solitaria flor amarilla que ciertas
El jardín de la señora Murakami funciona como una suerte de signo que devela en
título refieren y exaltan la relación con Oriente. El jardín es ese tópico el cual hemos
manejado como una constante en la narrativa japonesa, que si bien responde al contacto con
la naturaleza y por lo tanto a su relación con el individuo cercano a ese espacio, también
76
“Murakami” en el título, por su parte apela de manera más inmediata al reconocimiento de
estar frente a un texto cuya propuesta está encaminada a un imaginario del Oriente.
interiorizado, operando y dando así sentido a la diégesis. El territorio por el cual se mueven
los personajes se vislumbra como un Japón real desde la visión de un narrador occidental.
Los espacios funcionan a manera de refugios y el narrador brinda dos alternativas a sus
personajes; por una parte, se genera una intención de otorgar protección y por otra, parece
el personaje principal es un claro ejemplo de este manejo del espacio con una doble
intencionalidad. Antes de casarse con el señor Murakami, Izu contaba con una estancia
privada19, con vista y salida al jardín, destinada a su trabajo intelectual, sin embargo al
reconocer este espacio como suyo determina dormir ahí y sobre todo es el lugar en donde se
refugia, guarda y contempla los regalos enviados por el señor Murakami durante el cortejo.
Después de la muerte del señor Murakami, el jardín es expuesto como un espacio que
trastorna al personaje y también al lector, esto debido al conocimiento de que los entornos
Al final de algunas tardes, cuando las sombras hacen difusos los contornos de los
objetos, la señora Murakami cree ver la silueta de su marido en la otra orilla del
estanque. Hay ocasiones en que percibe cómo le hace señas con las manos. La
señora Murakami suele sentarse entonces en una piedra situada en la explanada
mayor, y entrecierra los ojos para ver mejor el espectáculo que se le presenta al
19
Por el narrador conocemos que los padres convirtieron “el salón destinado a la ceremonia del té en un
estudio en el que se pudiera dedicar con disciplina a su tarea intelectual” (163), esta imagen da cuenta de la
modernización efectuada y de las posibilidades de autonomía que se le abren a la joven, quien dispone de un
“cuarto propio” con ruptura de lo tradicional.
77
fondo del jardín. Aquellas apariciones ocurren cuando las condiciones de la
atmósfera son las apropiadas. Cierta vez, vio cómo el fantasma iba hundiéndose de
pie en uno de los senderos acuáticos. […] El jardín de la señora Murakami Izu iba a
ser demolido en los días siguientes. (151)
Por otra parte, en la cita anterior presenciamos dos motivos fuertes de la literatura japonesa
Yasunari Kawabata. Del primero obtiene la idea de la sombras y la penumbra, que dentro
de la narrativa de Tanizaki recrean los escenarios ideales para los momentos álgidos en la
diégesis, tal como ocurre en la novela La madre del capitán Shigemoto (1949); el ensayo
del mismo autor El elogio de la sombra (1933) nos da las claves para entender la necesidad
posibilidad de destrucción, por tanto, opera mayormente al modo del imaginario occidental.
profundidad sintoísta con la que los autores nipones enmarcan su narración. Si bien el autor
decide que el jardín de la señora Murakami sea destruido, también en la narración se nos
presenta como un artificio: el jardín no era parte del entorno sino que es construido para
78
agradar. A la voluntad de Izu, esta artificialidad es comprendida desde el modo occidental
distintos pasajes del texto. La presencia de estos seres otorgan un sentido distinto dentro de
la novela cuando se asimila que los elementos de la naturaleza funcionan como análogos
del humano, esto sin llevar a cabo una prosa que evidencie esa relación. En la novela se
narra que en el primer jardín de la estudiante Izu no es posible mantener peces, pero en el
segundo jardín (el creado por señor Murakami), se dice que la señora Murakami contempla
durante horas “los reflejos de las escamas y las colas” (151). Además cuando la joven deja
20
Esta voluntad de lo artificial también aparece en la obra de Alejandro Zambra (Bonsái), donde Julio
adquiere un bonsái, adquiere instrumentos y manuales que le indiquen cómo modificar la naturaleza propia
del árbol miniatura y darle la forma de un bonsái que el personaje concibe como idóneo para representar en él
(a manera de espejo) su escritura, sus emociones y el modelo de relación de pareja que no pudo lograr.
21
En Salón de belleza (1994), los peces son un elemento importante para la narración. Bellatin a través de
distintos peces, que van desde los Gupis Reales, Carpas Doradas a los Peces Basurero, realiza una analogía
del personaje principal y del Moridero o Salón de belleza con el comportamiento de los habitantes de la
pecera, el cual había sido acondicionado como parte del inmueble de dicho lugar. Leemos: “Desde el primer
momento, pensé en tener peceras de grandes proporciones. Lo que buscaba era que mientras eran tratadas, las
clientas tuvieran la sensación de encontrarse sumergidas en agua cristalina para luego salir rejuvenecidas y
bellas a la superficie” (2013:25) Hacia el final de la novela, nos encontramos la artificialidad de la pecera
como una alegoría de la muerte: “Será inútil, por eso, desmantelar este lugar, que tiene todo destinado para la
agonía. Incluso para la decoración pues, entre otros objetos, la pecera del agua verde es la más adecuada para
convertirse en la última imagen de cualquier moribundo.” (81)
79
esta ceremonia tradicional parece alegorizar la destrucción de la personalidad de Izu. El pez
presentes en la novela como una manera de romper con la armonía tradicionalista del
escenario tan perfecto e ideal que describe Bellatin. Tras ser invitada al aniversario de la
revista en la cual había publicado un artículo sobre la colección de arte del señor
Murakami, Izu decide que asistirá vestida a “la moda occidental” (166) justificando que de
Occidente, también declara que la mezcla de ambas culturas le resulta aún más atractiva.
Con este señalamiento podríamos reconocer una declaración disfrazada y muy matizada del
autor y su interés por retomar la cultura japonesa para dar escenario a su creación literaria.
El narrador nos dice de Izu: “Siempre había sentido atracción por los hombres de su país
que conocían Occidente y lograban, de alguna manera, poner en práctica lo mejor de las
La novela termina de manera circular, con la palara ‘otsomuru’ que, según se indica
en una nota, “refiere al final que es en realidad un comienzo” (199), así como ha empezado
cuando la historia termina: después de la muerte del marido, en cuya agonía ha revelado
que tuvo por amante a la sirvienta de Izu. Ésta, que con la viudez enfrenta la pobreza,
22
Guadalupe Nettel en el año 2014 publica el cuentario “El matrimonio de los peces rojos”, en él es también
reflejado a través de los diferentes cuentos el uso de animales como atributo para comprender la personalidad
y acciones de los personajes.
80
indicios poco comprensibles en una primera lectura: la complejidad de la disposición
círculo. De acuerdo a esta explicación, ‘otsomuru’ genera descubrir una novela estructurada
muy al modo de la narrativa contemporánea actual. Sin embargo, la misma palabra sugiere
que la literatura japonesa se comprende dentro de sí misma: la historia de Izu y todos los
recursos incorporados de Japón funcionan dentro del texto como sucesos encadenados unos
tras otros, mismos que se comprenden en el interior del texto y no como elementos aislados
o exteriores. Por ello no es azaroso que Bellatin23, como autor, incorpore notas a pie de
imaginario nipón sin que deba recurrir a fuentes externas. Este propósito de Bellatin de ser
un guía y encaminar la lectura nos remite a relacionar su propuesta con la narrativa del
23
Las notas a pie de página en ocasiones remiten a una nota futura o incluso se centran a detallar cuestiones
conocidas, como qué es un kimono o un futón; la descripción de rituales como la cacería de orugas en los
años bisiestos; las descripciones de las comidas; las ceremonias del té o algunas otras, ocupan un interés
particular por parte del autor en ser descritas y especificarlas a la manera en la cual el narrador quiere sean
comprendidas.
24
En la segunda parte de las tres que componen a esta novela, hallamos con mayor recurrencia el uso de notas
al pie de página para aclarar significantes japoneses utilizados durante la historia. En un pasaje en el que se
describe una de las recetas favoritas del señor Murakami, leemos:
[…] Shikibu las tostaba hasta dejarlas crujientes. Luego las cocía con el arroz. Los sudares20 donde
se asaban eran siempre de metal. Su madre le había enseñado a usarlos. Antes había habido uno en la
casa, también importado, pero no de metal sino de bambú. El paquete en el que llegó incluía las
instrucciones de uso escritas con extraños caracteres, que el padre del señor Murakami logró
descifrar después de muchos esfuerzos. A veces los rollitos eran acompañados de tutsomoro21 o de
jiru-matsubae22.
20
Olla japonesa diseñada especialmente para cocinar rollos de algas. Por la dificultad en su
obtención es muy apreciada en el país, especialmente entre las clases media y alta.
21
Trozos de pescado.
22
Carne de res prensada. (2005:172)
25
Al termino de El jardín de la señora Murakami, Bellatin incluye una sección de notas finales, titulado:
“Adenda al relato del jardín de la señora Murakami”. Entre ellas, es destacable la alusión realizada al escritor
Jun'ichirō Tanizaki, el autor mexicano, declara: “1. Si bien no está dicho explícitamente, la señora Murakami
parece mantener una extraña relación con el ensayo Elogio del sombra, de Tanizaki Yunichiro. Resulta difícil
de definir la naturaleza de dicho interés.” (200)
81
Otro punto a resaltar en la propuesta narrativa de Mario Bellatin es la estructura
gráfica de la novela. Las innumerables notas al pie de página, las palabras japonesas en
incluidos en el corpus de la misma, sugieren estar presenciando una novela japonesa que ha
manera exitosa el interés del escritor de romper con las fronteras territoriales, lográndolo
Guadalupe Nettel es originaria del Distrito Federal. Nació en 1973, estudió la carrera de
posteriormente obtuvo un doctorado en Ciencias del Lenguaje en Francia por el École des
Hautes Études en Sciences Sociales. Su producción literaria está conformada por los libros
de cuentos Juegos de artificio (1993), Les jours fossiles (2003), Pétalos y otras historias
26
Los referentes a autores nipones, también los encontramos en otras novelas de Mario Bellatin, por ejemplo,
Salón de belleza (1994), inicia con un epígrafe que forma parte del corpus de La casa de las bellas durmientes
(2011) de Yasunari Kawabata: “Cualquier clase de inhumanidad se convierte, con el tiempo, en humano”. De
la misma forma, en Shiki Nagaoka: una nariz de ficción (2001), encontramos un pasaje del relato “La nariz”
(1916) de Ryūnosuke Akutagawa, empleado nuevamente como epígrafe: “En el hombre conviven dos
sentimientos opuestos. No hay nadie por ejemplo, que ante la desgracia del prójimo, no sienta compasión.
Pero si esa misma persona consigue superar esa desgracia, ya no nos emociona mayormente. Exagerando, nos
tienta a hacerla caer de nuevo en su anterior estado. Y sin darnos cuenta sentimos cierta hostilidad hacia ella.”
(2005). Por otra parte, en El pasante de notario Murasaki Shikibu (2011), utiliza el nombre de la autora de
Genji Monogatari para conformar la diégesis de su historia y entablar un diálogo-homenaje a la propuesta
narrativa actual de Margo Glantz. En La historia de Mishima. Una biografía ilustrada (2010), Mario Bellatin,
oscila entre exponer una indagación biográfica y develar mediante una vasta serie de fotografías que no hay
acontecimientos únicos sino diferentes perspectivas.
82
incómodas (2008); por las novelas El huésped (2006), El cuerpo en que nací (2011), El
matrimonio de los peces rojos (2013), Después del invierno (2014); por el ensayo Para
escritora el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen (2007) y con éste llamaría la
en los cuales se hace referencia a que la autora maneja influencia del autor japonés Haruki
entrevista para Cultura UNAM en el año 2011, la autora declara ante la pregunta “¿Con qué
escritores actuales te sientes conectada?”: “Están, por ejemplo, Philip Roth, a quien no
puedo dejar de leer; John Banville; Jean Echenoz y, en un registro distinto aunque
de Tokio Blues.
Macarena Areco propone una lectura del cuento en el cual los motivos japoneses, a
83
con mi naturaleza. Y, al contrario de lo que podía esperar, la gente no lo tomó a mal.
Es más, los compañeros de oficina comentaban que últimamente me veía ‘en buena
forma’, incluso ‘más natural’”. En cambio los bonsái representan una identidad
artificial que impide ser feliz: “Yo amaba a Midori, pero dejarme invadir era actuar en
contra de mi naturaleza” […] Si bien el desenlace nostálgico relativiza las asociaciones
éticas ello no invalida las relaciones que se proponen entre jardín japonés, bonsái y
subjetivación. (2013:12)
aparente feliz matrimonio y con una vida estable, se percata de un sentimiento de soledad
que lo abruma día tras día. Los paseos dominicales al jardín botánico del señor Okada, se
convierten en el refugio idóneo para olvidar las frustraciones y el vacío que le provoca su
La trama se sitúa en alguna ciudad de Japón, donde Okada, un hombre casado sin el
deseo de tener hijos, asiste cada domingo a espaldas de su mujer, sin ninguna razón
arrastrado por las memorias que de ese espacio tenía su esposa, un día irrumpe en él y se da
cuenta, de la mano del jardinero experto que lo guía entre las plantas, que su naturaleza es
adoptar una postura, un “ser” específico que a la vez delimita y potencia lo que es.
El protagonista se olvida de fingir una conducta, se olvida de querer ser algo que no
es, para así ya no seguir traicionándose. Esto, invariablemente, le trae consecuencias, hace
que se replantee su vida tanto personal como matrimonial. El cuento termina con el hombre
divorciado, al comprender que su esposa y él no son la misma planta (interpreta que ella es
una enredadera) y ninguno puede, o debe, manipular su naturaleza para encajar con el otro
84
y poder seguir juntos.
El título que da nombre a este cuento, devela la intención, por parte de la autora, de
acercarse al universo japonés. Sin embargo, lo apropia desde una visión occidental a través
narrativa nipona que pretende la perfección a través de un minucioso cuidado, dentro del
relato genera una antítesis con el corpus de la historia y con los personajes. El matrimonio
es presentado, al inicio del relato, como funcional y feliz, apegado a sus rutinas, pero hacia
la mitad del cuento, cuando el señor Okada conoce los bonsái, esta atmósfera es
en pareja:
Asimismo, Okada no pretende ser una planta bella, e incluso se reconoce en un cactus a los
que describe como: “[…] erguidos como centinelas, [algunos] otros en forma de ovillo, a
ras del suelo, asumiendo la posición circunspecta de un erizo. […] La multitud de espinas
diminutas sobre esa piel me hizo recordar mi propio rostro cuando llevo más de dos días sin
afeitarme” (47)
Por otra parte, el bonsái, dentro de la historia, es un elemento que causa repulsión.
atribuyen particularidades en las cuales se niega una estética del preciosismo en este
elemento. El personaje principal describe: “Los bonsáis siempre me habían causado una
85
especie de miedo, en todo caso una aprensión inexplicable. Hacía mucho que no veía
alguno y encontrarme de repente con tal cantidad de ellos me produjo un malestar casi
físico” (54). El jardinero Murakami los califica de traicioneros: “Los árboles son los seres
más espaciosos que hay sobre la tierra, en cambio un bonsái es una contracción. Así vengan
de un árbol frondoso o de un árbol frutal, los bonsáis sólo son eso, bonsáis, árboles que
señor Okada, una manera análoga del cómo los elementos de la naturaleza se relacionan
con los seres humanos y estos tienden a ser modelos a imitar por el hombre. Como se
modo de una yuxtaposición de imágenes que no obvian ni declaran juicios; por ello la
declaración del personaje Murakami apunta a generar la reflexión en el señor Okada sobre
nos establece un primer indicio de las pugnas a las cuales se enfrentarán los personajes por
escapar a un ideal de belleza, tal como lo representa un bonsái: “Nuestros cuerpos son
como árboles bonsái. Ni una hojita inocente puede crecer en libertad, sin ser viciosamente
suprimida, tan estrecho es nuestro ideal de apariencia” (35). Además, esta rúbrica apunta a
señalar la intención de la autora por gestar un relato que desarticula el ideal del universo
narrativo nipón, desde una óptica occidental, a través de la cual es posible romper los
86
estrictamente nipón, sino que el lector se sabe dentro de un espacio japonés por el uso de
pasar la tarde entera en el salón de belleza. Como el paseo en Aoyama para mí, la estética
era un espacio que ella se reservaba” (40); en otro pasaje del relato, Okada narra sus visitas
nombre del café: “Los domingos, por ejemplo, tomaba algún libro del despacho y salía de
casa fingiendo que iba a pasear por el jardín botánico, pero en realidad me quedaba en el
desarrolla a través de tres personajes principales: El señor Okada, Midori (esposa del señor
Claramente el personaje del señor Murakami está construido como una insinuación
al autor japonés e incluso como un homenaje a la narrativa del novelista. Esto se señala así
-Pues a pesar de lo que usted pueda creer, las plantas son peores que los animales: o las
atiende o se mueren; en pocas palabras. Son un chantaje perpetuo. Plante una y verá:
en cuanto salga la primera hoja no podrá dejar de regarla; cuando crezca demasiado
tendrá que cambiarla de maceta, quizás con el tiempo le salga alguna plaga. (42)
87
De igual manera, en la mayoría de las obras de Haruki Murakami27 se presenta la
figura del autor retratada en algún personaje, al quien por lo regular le asigna el papel del
escritor frustrado con un par de novelas que sólo puede desenvolverse como profesor (es
Sauce Ciego, mujer dormida emite una declaración de principios28, en la cual es muy
puntual al señalar que la creación de sus novelas las concibe como ir creando un bosque,
Dado este referente es por lo cual señalo el cuento de Nettel funciona a manera de
homenaje al autor nipón, pues si bien Murakami reconoce la creación de cuento como una
Otro de los personajes es el de la esposa del señor Okada: Midori. Este personaje en
narradora, que enmarcan al personaje, tales como nombrarla una planta “enredadera”, una
así como mostrar que su participación más importante se da en un diálogo llevado a cabo
durante la hora del almuerzo, nos develan un personaje activo, desinhibido. Bajo estas
27
Por mencionar algunas: Sputnik, mi amor (1999), Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1995) y
1Q84 (2009-2010)
28
“Para mí escribir novelas es un reto, escribir cuentos es un placer. Si escribir novelas es como plantar un
bosque, entonces escribir cuentos se parece más a plantar un jardín. Los dos procesos se complementan y
crean un paisaje completo que atesoro. El follaje verde de los árboles proyecta una sombra agradable sobre la
tierra, y el viento hace crujir las hojas, que a veces están teñidas de oro brillante. Mientras tanto, en el jardín
aparecen yemas en las flores y los pétalos de colores atraen a las abejas y a las mariposas, y ello nos recuerda
la sutil transición de una estación a la siguiente”. (Murakami, 2008:7)
88
descripciones es inmediata la relación con el personaje femenino de Tokio Blues que de
igual manera lleva por nombre Midori, con una participación en la novela donde sus
Midori en el cuento “Bonsái” es descrita así: “En las mañanas antes de ir al trabajo
o en las noche antes de dormir, a Midori le entraban unas ganas de hacer el amor, cosa que
Al atardecer [Midori] se fue de compras por allí cerca y preparó la cena. Sentados a
la mesa de la cocina, bebimos cerveza y comimos tempura y arroz con chicharos.
-Watanabe, come mucho y produce montones de semen –dijo Midori-. Luego haré
que lo expulses con cariño. (Murakami, 2009:347)
cual se sentía preso al vivir con ella. De la misma forma, Tooru Okada, personaje principal
de la novela Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (2010) se presenta como una
persona escéptica, sin conocimiento de sus alcances para relacionarse con otros seres; su
relación más importante es con su esposa Kumiko pero al desaparecer ésta, el personaje se
89
debilidades y ateísmos para rescatar así al ser más amado en su existencia, misma situación
que para el autor japonés no es otro planteamiento que el de encontrarse así mismo.
cuerpo una mancha negriazul, la cual aparece repentinamente en su mejilla derecha. Por su
características de un cactus.
Conforme pasaron los días, mi pertenencia a los cactus me fue pareciendo más y más
evidente. En la oficina, me mantenía siempre erguido, esperando con aprensión el
momento en que la puerta iba a abrirse para dejar entrar una mala noticia. Cada vez
que el teléfono sonaba, sentía sobre mi piel el nacimiento de una nueva espina […] mis
colegas de trabajo me habían jugado ya algunas bromas acerca de mi temperamento
austero, pero nunca les había dado importancia. Ahora, en cambio, todo me parecía una
consecuncia lógica de mi condición. Era así de simple: yo era un cactus, ellos no. (48)
Además de ser notorios los cambios físicos experimentados por los personajes, también es
importante destacar que en ambas narraciones los cambios se producen cuando se adentran
a espacios dotados de significar: soledad y entornos individualizantes; por una parte Okada
90
de Nettel lo experimenta en el jardín y Okada de Murakami, lo hace al internarse en un
pozo.
japonesa en seleccionar espacios para llevar a cabo una ceremonia del encuentro del
espacios como un eje que muestra de una manera más transparente a sus personajes30 y los
lleva a sufrir cambios. Estos procesos de cambio ocurren en áreas que aún conociéndolas y
siendo tan cercanas a los personajes, nunca habían sido de su interés hasta el momento de
encierra en un pozo; en ambos casos, por la tanto, se trata de espacios únicos y cerrados. El
De joven había ido a ese mismo jardín con alguna chica del colegio y más tarde con
alguna novia de la universidad, pero tampoco a ellas se les había ocurrido visitar el
invenadero. Hay que reconocer que el edificio no era precisamente atractivo: más que
un jardín cerrado, parecía un gallinero o un almacén de verduras. Lo imaginaba un
lugar agobiante, enloquecedor como el mercado de Tsukiji, aunque más pequeño y
29
Como anteriormente se ha mencionado, los espacios en la literatura nipona tienen una estrecha relación con
la naturaleza, misma que a su vez es el templo del sintoísmo, éste funciona a manera de religión en el cual los
elementos naturales funcionan como instrumentos para comprender al hombre a través de la naturaleza. En la
novela Kafka en la orilla, Haruki Murakami nos explica esta relación a través de su personaje Kafka Tamura:
“Pienso en el río, pienso en la marea. Pienso en el bosque, pienso en el manantial. Pienso en la lluvia, pienso
en los rayos. Pienso en las rocas. Pienso en las sombras. Todo aquello se encuentra dentro de mí.” (402)
30
En un pasaje del cuento el personaje principal, el señor Okada, declara haber encontrado en el jardín un
lugar que conforme avanza el tiempo se vuelve más suyo: “[…] Aoyama se había convertido en un espacio
reservado para mí, uno de esos lugares de los que uno se va apropiando y que constituyen una suerte de
refugio.” ( 37)
91
lleno de plantas desconocidas con nombres impronunciables. Pero una tarde, de
manera repentina, el invernadero empezó a interesarme. (36)
Respiré, me senté en el fondo del pozo y apoyé mi espalda contra la pared. Luego cerré los
ojos y dejé que mi cuerpo se familiarizara con el lugar. “¡Bueno!”, pensé, “ya estoy en el
esos espacios muestran la esencia de la narrativa japonesa la cual radica, entre otros
elementos, en hacer de cada motivo un espejo del sentir del humano. Por ello, no es casual
que ambos autores nos expongan estas visiones en sus personajes: en el momento de
cambio y ahogo se recurre a dichos espacios, incluso de una forma aberrante, para acercar
Nettel, quien cada sábado por la tarde acostumbra a realizar visitas al salón de belleza, en
cuyo lugar a manera de ritual, acude a realizarse el mismo peinado y a colocarse el mismo
color de uñas. Estas dos características advierten a un personaje cómodo con su naturaleza,
pero que a su vez desea sea reafirmado ese estado natural desde el exterior pero sin que ese
Nettel radica en el uso de la primera persona para llevar a cabo la narración de “Bonsái”.
Uno de los detalles que más resalta en la estética de Haruki Murakami es la construcción
92
de sus obras con el uso del “yo”31; utilizando el boku como una licencia para conocer la
psique del personaje. Esta estrategia literaria forma parte de la poética de Murakami, en
algunas obras es más evidente, como en el caso de La casa del carnero salvaje (1982), El
fin del mundo y un despiadado país de las maravillas (1985), Baila baila baila (1988) y
[…] Apoyé la cabeza en la pared y cerré los ojos. Pensé que quizá May Kasahara
tuviera razón. El hombre que era yo, a fin de cuentas, había sido hecho en alguna otra
parte. Y todo venía de otra parte y luego volvía a ir a otra parte. Yo no soy más que un
simple camino por donde pasa el hombre que yo soy.
¿Sabes, señor pájaro-que-da-cuerda? Yo esas cosas las entiendo. ¿Por qué no las
entendrás tú? (Murakami, 2010: 365)
mi mujer, tengo demasiado pelo para ser japonés. Pero, más allá de la barba, me pareció
que los cactus y yo teníamos algo en común […] Entre más los miraba, más comprendía a
Si bien el relato “Bonsái” del año 2007 es un homenaje al escritor predilecto nipón
de la autora, para el año 2013 en el cuento “El matrimonio de los peces rojos”, Guadalupe
Nettel logra acercarse más hacia la apropiación del universo japonés. Alcanza en este
último relato hacer evidente que las lecturas realizadas sobre Oriente generan en los
31
Aunque en japonés no existe este pronombre, la palabra más utilizada por la narrativa nipona para acercarse
y designar la primera persona posee un tono formal, se emplea para ello: watakushi o watashi. Sin embargo el
autor japonés ha optado por emplear boku como un sustituto del pronombre porque, considera, tiene un
carácter más casual y, cree, es la voz más cercana al “yo” en el lenguaje de los jóvenes expresado en
circunstancias informales. A través del boku se lleva la dirección narrativa, con la característica de lograr un
desconcierto que permita permear en la realidad del personaje y observar de cerca las posibles fracturas en la
psique del narrato.
93
escritores occidentales una posibilidad de acercarse a concebir u obtener una experiencia
manifiestan las japonerías en este relato, ofrecen un modo alternativo de conocer a los
personajes de la narración a través de unos peces rojos que son un regalo dado a un
opera mayormente al modo del imaginario occidental. Es precisamente en este rasgo donde
“El matrimonio de los peces rojos” muestra un trabajo más creativo por parte de Guadalupe
Nettel, debido a que consigue obtener del universo nipón ciertos rasgos pero logra
Si bien tenemos a dos personajes que cuidan de dos peces (un macho y una hembra)
viviendo en una misma pecera con riesgo de lastimarse por ser esta una característica
propia del tipo de pez, nos advierte la protagonista “pertenecían a la especie de los Betta
dicho recipiente –por disposición del esposo- nos presenta este miniacuario como un
rencores, personajes que viven en un matrimonio sin tener el interés de permanecer en él.
32
Esta voluntad de lo artificial también aparece en la obra de Alejandro Zambra (Bonsái), donde Julio
adquiere un bonsái, adquiere instrumentos y manuales que le indiquen cómo modificar la naturaleza propia
94
esta situación: “Se les denomina comúnmente luchadores. En algunos países, se usan
incluso como animales de pelea y se les sube al ring, de la misma forma en que, en
novela cuando se asimila que los elementos de la naturaleza funcionan como análogos del
humano, esto sin llevar a cabo una prosa que evidencie esa relación. En el cuento el
narrador nos señala “Son como un espejo que refleja emociones o comportamientos
La distancia entre un relato y otro (“Bonsái” y “El matrimonio de los peces rojos”),
muestra que las imágenes vinculadas a Japón crecieron y pasaron de ser un simple
homenaje a funcionar como un factor de subjetivación. Las japonerías en ambos relatos –ya
sea en su versión idílica o en la material- son aquí algo así como una esperanza final, un
orden después del caos, un amor después del amor, un arraigo después del exilio, un
descubrir detalles en la narración. La escritora hace uso de japonerías tales como el bonsái,
el jardín y los peces Betta para establecer un guiño con y al modo de la literatura nipona,
con el fin de hallar en este modo narrativo una posibilidad de establecer vínculos entre la
95
3.1.3 Alejandro Zambra y Bonsái
narrativa. Entre sus libros de poesía están Bahía inútil (1998) y Mudanza (2003); realiza
una colección de ensayos titulada No leer (2010) y las novelas Bonsái (2006), La vida
privada de los árboles (2007) y Formas de volver a casa (2011), las cuales han sido
(2014).
Su novela Bonsái fue galardonada con el Premio de la Crítica como la mejor novela
chilena de 2006. Esta misma historia fue llevada a la pantalla grande con el mismo título
bajo la dirección de Cristián Jiménez, estrenada en Cannes en el año 2011. La obra del
autor chileno recoge elementos clave de la cultura japonesa, siendo así mismo el título de la
novela. En ella la presencia de un bonsái nos plantea el reflejo de las características de los
Al final ella muere y él se queda solo, aunque en realidad se había quedado solo varios
años antes de la muerte de ella, de Emilia. Pongamos que ella se llamaba o se llamaba
Emilia y que él se llama, se llamaba y se sigue llamando Julio. Julio y Emilia. Al final
Emilia muere y Julio no muere. El resto es literatura [… ] (2011:13)
La historia gira en torno a dos personajes indefinibles: Julio y Emilia. Ambos, estudiantes
de literatura, viven un romance muy intenso y posteriormente, por azares del destino, se
separan. Sostienen una relación en la cual Julio y Emilia se mienten mutuamente para dejar
96
fascinado al otro, y eso solo el lector llega a saberlo.
Mientras Julio vive su solitaria existencia intentando entender qué fue lo que perdió,
recuerda haber compartido con Emilia la lectura del cuento “Tantalia” de Macedonio
Fernández y de ahí retoma cuidar una plantita como símbolo de que el amor muere hasta
que ésta muera. Julio, ahora solo y atrapado en el pasado, decide que dedicará sus días a ver
crecer un bonsái, el que cuidará con un esmero casi obsesivo al tiempo que escribe un libro.
Solo que él apenas es consciente de que la historia que ha decidido escribir -inspirada por
un escritor al que conoció, de nombre Gazmurri- es su propia historia, pero con los
relato también podemos percibir esta velada presencia del país de oriente, en tanto el
minimalismo es una de sus características en el imaginario occidental” (2013: 8). Por otra
parte, relaciona la propuesta narrativa de Alejandro Zambra con la descripción que Roland
Barthes33 ocupa para describir los espacios en el país oriental y sus diferencias con los
occidentales.
contenido es una suma de ensayos, crónicas y reseñas elaboradas durante su trabajo en los
33
En su libro El imperio de los signos (2007), Roland Barthes realiza una descripción de Japón y puntualiza
datos como: “En el mercado flotante de Bangkok, cada comerciante se mantiene en una pequeña piragua
inmóvil; vende muy menudas cantidades de comida… Desde él mismo hasta la mercancía, pasando por su
esquife, todo es pequeño. La comida occidental, acumulada, dignificada, hinchada hasta lo majestuoso, ligada
a cualquier operación de prestigio, se orienta siempre hacia lo grueso, lo grande, lo abundante, lo copioso; la
oriental sigue el movimiento inverso, se expande hacia lo infinitesimal: el futuro del pepino no es su
amontonamiento o su condensación, sino su división” (23)
97
diarios Las últimas noticias y La tercera34. Uno de los ensayos que advierte sobre el interés
del autor en voltear a ver lo que sucede con la literatura de Oriente es «Tanizaki en la
penumbra». En este texto el autor expone la distancia que se marca al leer un texto cuyo
Tal vez suceda con [Jun'ichirō] Tanizaki lo que ha pasado, por ejemplo, con [Yasunari]
Kawabata, a quien también leemos en traducciones de traducciones, a menudo
encargadas a escritores que se las arreglan como buenamente pueden para recrear el
estilo o lo que ellos creen que es el estilo original. Esas traducciones son, a veces,
ejercicios asombrosos, pues no debe ser fácil imitar una prosa que nunca hemos, en
verdad, leído. En cierto modo imitamos, ahora, a los imitadores: imaginamos las
novelas de los japoneses del mismo modo que los japoneses admiraron, primero, la
costumbre occidental de escribir novela (No leer, 137).
34
Diarios publicados en Santiago de Chile.
35
En el año 2003, el escritor chileno Álvaro Bisama en su novela Caja negra (2006) realizaba una reflexión
en torno a estos conflictos de los procesos de traducción y de la distancia cultural entre Oriente y Occidente:
“Cambio de canal. Dan una película. Me quedo pegado. Sale Tsutomu Hiranuma. Un buen actor para el que
todo es una farsa, un hedonista, un diletante, alguien incapaz de tomarse en serio. Un tipo al borde de sus
facultades, más imbécil o más inteligente que el resto, en el límite del hastío y el agotamiento, de la
decadencia. Hiranuma es un paisaje, un universo que existe para ser contemplado. Él mismo esboza las
contradicciones, los discursos tensionados de la película. Hiranuma es Japón: algo kitsch pero zen, una mala
broma o un chiste racista que en realidad es una parábola. Es el mensaje del filme que Hiranuma subraya: no
entendemos nada, no vamos a entender nada nunca. El otro, los japoneses, la joven preciosa que aparece a
rescatarlo, son las infinitas modulaciones de un idioma en cuya traducción todo se pierde: múltiples
significados desaparecidos en la estética del aire.” (96)
98
novela es breve; se trata de dos estudiantes de literatura, Julio y Emilia, cuyas vidas se van
Mishima, pasando por Flaubert, Proust y otra serie de nombres conocidos. No obstante, la
que una pareja decide cuidar una plantita símbolo de su amor. Años después Julio escribirá
una novela titulada Bonsái, en la que un hombre se entera de la muerte de una novia de
El interés de este personaje (Julio) por darle forma y cuidado a un bonsái, visibiliza
un proyecto de vida al modo japonés: aparece una visión idealizada –que se propone desde
uno de los epígrafes que dan inicio a la novela (“El dolor se talla y se detalla” verso del
poeta chileno Gonzalo Millán) - construya una suerte de sanidad vital y asegurar que
material, cumple una función de esperanza final, una búsqueda de orden después del caos,
una preservación del amor después del amor. El cuidado del árbol japonés y el rito que
oficia Julio al crearlo él mismo, emula el tratamiento especial de aquellos que han sufrido
las desesperanzas sociales y personales, tales como las revela Kenzaburo Ōé en Una
cuestión personal.
significativo enlazado con una visión acerca de la naturaleza. Inmediatamente después del
36
El texto original de Yasunari Kawabata, aparece en la novela Lo bello y lo triste (2009), como parte del
corpus del capítulo titulado “Primavera temprana”. Se lee: “Los años pasaban y la única persona que jamás
cambiaba era la adolescente de su libro”. (61)
99
Japón y, al hacer referencia a un personaje literario, da un primer indicio de su vínculo con
la metaficcionalidad: “Pasaban los años, y la única persona que no cambiaba era la joven de
percibir esta velada presencia del país de Oriente, en tanto el minimalismo es una de sus
características en el imaginario occidental. Bonsái es una novela breve (94 páginas) con una
trama que se sintetiza desde el inicio de la diégesis: “Al final ella muere y él se queda solo”
(13).
La historia parece estar contada desde el inicio pero nos enfrentamos a otra
escribe una novela llamada Bonsái, muy a la manera en la que él supone que escribe
Gazmuri (otro autor que también está escribiendo una novela). Esta relación metaliteraria
enlaza la propuesta narrativa de Alejandro Zambra con la “novela del yo”, a la manera en
que Natsume Sõseki descubre en este modo una manera de hacer evidente las
yo», como ocurre con Julio37, el autor forma parte del protagonismo que ocupa la historia y
se genera un nivel narrativo donde la figura del propio Zambra sufren una suerte de parodia
37
En la novela del mismo autor La vida privada de los árboles, el fenómeno se repite con el personaje
principal (Julián). Este personaje es descrito como “profesor de literatura en cuatro universidades de
Santiago” (26) y que también se dedica a contar historias aunque esta posición escritural se define desde un
ámbito doméstico: “Es profesor, y escritor de domingo. Hay semanas en que trabaja la mayor cantidad de
tiempo posible, a un ritmo obsesivo, como si tuviera enfrente un plazo que cumplir” (27).
100
A partir de este símil, la novela parece enunciar una suerte de poética que liga
naturaleza y escritura, que como ya ha sido mencionado en esta investigación cumple con
ser un tópico recurrente de la literatura nipona: “Un bonsái es una réplica artística de un
árbol en miniatura. Consta de dos elementos: el árbol vivo y el recipiente. Los dos
elementos tienen que estar en armonía y la selección de la maceta apropiada para un árbol
es casi una forma de arte por sí misma” (85-86). La descripción, que enfatiza la importancia
de poner límites, parece ser una reflexión acerca de la necesidad del control en el arte y de
Bonsái, señala: “El árbol sigue el curso que señalan los alambres. Dentro de pocos años,
pretende Julio, ha de ser, por fin, idéntico al dibujo” (91), es decir, anticipadamente,
obras que, sean o no noveladas, tratan de hechos y personajes posibles en mundos posibles
e imaginarios, Bonsái de entrada nos advierte su condición de artilugio, porque “al final
narrador que resultará ser el protagonista y que en un tono casi peyorativo señala que “el
resto”, vale decir “lo que sobra”, es lo que va a contar, una novela de “capítulos cortos […]
[de esas] que están de moda” (64), como plantea casi en el mismo tono otro de sus
personajes. Al parecer la única certeza que el lector posee es que “al final ella muere y él se
queda solo”, porque incluso los nombres de los personajes son producto de un acuerdo
entre quien cuenta la historia y el que la lee, acuerdo que se sella con un “pongamos que
ella se llama o se llamaba Emilia y que él se llama y se sigue llamando Julio” (13).
101
Estos planteamientos abordados desde una postura teórico-ficcional nos develan,
mediante esos recursos del autor, una apropiación para recrear desde el título de la novela
presencia se aparta de ser un espacio idealizado y puro, para definirse como una estructura
contaminada, en este caso de múltiples autores que acompañan a los personajes a lo largo
de la novela.
que otros aspectos que pudieran conformar la atmósfera de la novela, así como la presencia
de otros personajes, son “el resto”, “literatura” (13), es enfrentarnos a un Alejandro Zambra
mundos y espacios que presentan son nombrados para crear una atmósfera narrativa
contada desde los personajes, no existe en la narrativa de estos autores nipones una
pretensión barroca. Del mismo modo en que operan estos autores, la narrativa de Zambra
continua con esa misma línea: una narrativa limpia y sin atributos sobrados38.
japonesa: “Los escritores japoneses tal vez borraron lo que a la novela occidental, como
género, le sobraba. Quizás por eso, al reseñar sus libros, inevitablemente se habla de
38
Escribe Jun'ichirō Tanizaki, al final de El elogio de la sombra (2008), “En lo que a mí respecta, me gustaría
resucitar, al menos en el ámbito de la literatura, ese universo de sombras que estamos disipando… Me
gustaría ampliar el alero de ese edificio llamado «literatura», oscurecer sus paredes, hundir en la sombra lo
que resulta demasiado visible y despojar su interior de cualquier adorno superfluo.” (94-95)
102
“precisión” o de “delicadeza” y hasta de “limpidez”, como dice Borges a propósito de
La narración a lo largo de toda la novela está caracterizada por ser una prosa fría
que denota una cuidada elección y disposición de las palabras, el fingimiento y el engaño
cruzan la relación de los protagonistas quienes se unirán por lo que no leen y se separarán
por lo que efectivamente llegan a leer40. Conocemos a Julio y Emilia por sus posibles (dada
esa postura de fingimiento letrístico) mundos literarios y esto sucede del mismo modo en el
Kenzaburo Ōé-: fue un escritor que dentro de sus obras citaba otras obras precedentes (de
39
Si bien en Bonsái este ejercicio no es declarado gráficamente, sino sólo en la estética propuesta, en La vida
privada de los árboles sí existe una declaración que afirma dicho interés por procurar lo exacto, lo preciso:
“Acaba de terminar un libro muy breve, que sin embargo le tomó varios años escribir. En un principio se
dedicó a acumular materiales: llegó a juntar casi trescientas páginas, pero luego fue descartando pasajes,
como si en lugar de sumar historias quisiera rescatarlas o borrarlas. El resultado es pobre: una escuálida resma
de cuarenta y siete hojas que él se empeña en considerar una novela” (27-28).
40
Desde el inicio de la novela se exhibe una relación contaminada por la mentira, cuando con impostada
intimidad los personajes se confiesan haber leído los siete tomos de En busca del tiempo perdido. A partir de
esa confesión-mentira se crea un simulacro de complicidad, de “dispersar frases que parecen verdaderas”
(25), de anularse y disimular las diferencias para recrearse desde la literatura y formar un bulto, una masa
informe e indiferenciada que los sitúa –bajo su óptica- en un lugar preferencial, el espacio de las letras, un
espacio que los hace mejores que ‘el resto, “ese grupo inmenso y despreciable” (26) que en la narración
apenas aparece dibujado.
41
Este mismo ejercicio es también notorio en Alejandro Zambra. Su obra La vida privada de los árboles ha
tenido una recepción en la que se le figura como la “hermana” y/o continuación de Bonsái.
103
narrativos presentados por el autor en donde el narrador cuenta las aventuras sexuales de
los personajes, se justifica porque obedece más a un modo de reflejar una época de
los personajes sino en la escritura del autor. El signo japonés está presente en la nobleza y
gracia erótica dibujada en la manera de describir los objetos y las conductas más banales,
con firmeza pero con el deseo de hacer una propuesta estética, de un estilo.
acostumbrarse a leer en voz alta, el narrador nos menciona que El pabellón de oro de Yukio
texto que imita críticamente a otro texto preexistente por medio del recurso de la ironía, con
el fin de desafiar las mismas bases de aquello que critica. Por una parte, en la novela de
Zambra se reconoce toda una tradición literaria que los personajes leen, pero la pregunta es
cómo la leen, de qué forma como estudiantes de literatura y como lectores42 entienden se
apropian de esa tradición desde Santiago de Chile del siglo XX. Sin embargo, este espacio
japonesa.
42
Con una actitud que finalmente evidencia ser bastante conservadora, tanto Julio como Emilia son una suerte
de intelectuales snob que toman al pie de la letra los lugares comunes de la literatura, porque ambos
pertenecen al grupo de “los jóvenes tristes que leen novelas juntos, que despiertan con libros perdido entre las
frazadas, que fuman mucha marihuana y escuchan canciones que no son las mismas que escuchan por
separado” (40), jóvenes que cuidan cada una de sus palabras y las exponen como si fuesen trascendentes,
personajes que se cuidan de tener “amistades vulgares” (74) y tienen horror de caer en lo corriente.
104
Existe en la obra de Zambra la posibilidad de que esa parodia sea un homenaje a
autores como Yukio Mishima o al mismo Yasunari Kawabata de quien aparece un epígrafe
al iniciar la novela. Sin embargo dicha posibilidad se desvanece cuando se confronta la cita
con la del autor y es evidente la alteración en el enunciado. Por otra parte, este mismo
episodio puede significar en sí la propuesta de Alejandro Zambra y que tan bien señalaba
Tras la lectura hecha por los personajes del cuento de Macedonio Fernández
alcanzar una felicidad a la que no pueden acceder porque viven su realidad de manera
absurda, simbolizando su amor en una planta que ellos mismos terminan desechando por
cobardía. La lectura del cuento en Bonsái marca el quiebre de la relación amorosa entre
protagonizando, escenas que harán “más bello y más triste”43 (37) el desenlace, muy a la
En una entrevista realizada por Nicolás Vicente Ugarte, Alejandro Zambra revela de
movilizaciones sociales de la postdictadura durante el año 2011: “Yo creo que Bonsái es
43
En la novela se lee: “Desde que leyeron «Tantalia» el desenlace era inminente y por supuesto ellos
imaginaban y hasta protagonizaban escenas que hacían más bello y más triste, más inesperado ese desenlace”.
(36-37)
105
una novela sobre ese tiempo. Éramos árboles reprimidos entonces, nos alambraron en una
cierta dirección, para que fuéramos a favor de la corriente”. (2014: 67). Esta íntima
realizó el escritor Kenzaburo Ōé cuando se le preguntaba sobre sus explícitas novelas como
escribe pero que llega a las manos de nosotros, sus lectores, desarticulando los límites
literatura realizada por los personajes son estrategias que parodian ciertos tópicos literarios
sirven para conciliar y articular un mundo imaginario del cómo se estructura la narrativa
nipona.
Así habría que señalar que la obra de Alejandro Zambra no es una escritura hecha a
Oriente son, situación que es una ventaja pues le ha permitido elaborar un proyecto creativo
con matices, hacia una escritura que explora otras posibilidades en el campo de la literatura
latinoamericana.
Alejandro Zambra” (2015) puntualiza sobre la diferencia de registro que el autor de Bonsái
obra completa, sin incluir Facsímil (última novela publicada por el autor, 2014), concluye:
106
What appears to torment Zambra is, in fact, the old realist dream of an infinite novel, a
fiction that haplessly captures all of life, a novel that has escaped the artificiality of
form, that has vanquished the aestheticism of authorial selection: a long book about a
whole year, say; a book made up of nothing but inventoried reminiscences; the blank
page before it has become a book, as open to life as a camera or a microphone, waiting
to be filled up with existence—the “accidental” book that would perforce become a
“necessary” one.
Alejandro Zambra juega con las posibilidades de hacer novela: desde apelar a la memoria,
al duelo, a la innovación, a las formas de estructurar el texto. Sus posturas críticas y sus
intentos por teorizar sobre la traducción le hacen no sólo crear una novela al modo de la
narrativa japonesa sino metaforizar con japonerías su obra completa: El árbol miniatura son
sus novelas breves como proyecto literario; el contenedor, la estructura empleada para darle
107
CONCLUSIONES
Escribir sobre la literatura japonesa, sin hablar, leer o entender japonés, ha supuesto un
inglés o, en el mejor de los casos, al español. Esta tesis que se realizó durante dos años de
teorías que establecían la relación entre el modo de captar el exterior (en el sentido del Otro
sirvieron para justificar la operación que percibíamos latente en las obras de los autores
cultura, potencializaron universos con motivos persistentes de ese cosmos pero con
Esas propuestas narrativas con carácter de nuevo originaron obras como El jardín de la
Zambra, en las cuales en algunas era exageradamente notorio el vínculo con la narrativa
nipona y en otras, había que develar con los pequeños motivos presentes, el acercamiento
108
Obtuvimos que tal como lo señala la teoría de la intertextualidad, los textos que
pudimos asociar frente a los que teníamos como muestra de investigación, eran un conjunto
de textos que al estar almacenados en nuestra memoria orientaban la lectura del texto que
teníamos enfrente. Sin embargo, tal como lo señaló Roda P. Roberts, advertimos un estilo
propositivo de los escritores mexicanos y del chileno, además de destacar que cada uno
introdujo elementos culturales ajenos a una nueva sociedad (la mexicana y la chilena). Esta
recepción de motivos nipones reveló entre los escritores estudiados su manera de articular
mimético por los autores para tratar de responder si existía una evidencia estética entre la
los vínculos de un Japón literario que se evidencia en las obras de estos tres autores. Es
decir, el universo nipón, manejado como imaginerías japonesas (por el modo en el cual
interés de este trabajo. Dado que se trata de un territorio inventado decidimos utilizar las
japonés que se hace presente en Occidente; en el caso del segundo, para referirnos a los
elementos propios de la cultura japonesa que se hallaban presentes dentro de cada uno de
los textos.
traspasar a través de las poéticas de cada uno la lejanía geográfica con Oriente. Nos
enfrentamos con esto a autores que con el uso de “japonerías”, lograron salir de la amenaza
109
de la repetición de géneros. No más novela de detectives, de novela psicológica, de
realismos; estos autores encontraron bonsáis, vasijas de porcelana, jardines, un refugio ante
Por su parte, Mario Bellatin ha sido y continuará siendo un autor que se arriesga, sin
temor a los juegos lingüísticos, con las variantes temáticas. El jardín de la señora
de las filosofías orientales y que haciendo uso de este conocimiento logró una obra fundada
en el universo nipón pero con destellos de burla hacia las estructuras seguidas durante la
traducción de textos. Los ritos ceremoniosos y la relación del individuo con la naturaleza,
fueron dos motivos japoneses entre los cuales Bellatin hizo notar su apropiación de ese
Guadalupe Nettel desde su relato breve “Bonsái” nos confirmó los vasos
comunicantes de su propuesta literaria con el autor Haruki Murakami. Los espacios y los
al creador de Crónica de pájaro que da cuerda al mundo. Este apego con Murakami es
manifiesto en el modo de tratar las relaciones amorosas: en ambos autores siempre uno
queda solo, haciendo una reflexión de la individualidad y del no saber establecer vínculos
que satisfagan la entereza del otro. Si bien el relato “Bonsái” del año 2007 es un homenaje
al escritor nipón predilecto de la autora, para el año 2013 en el cuento “El matrimonio de
los peces rojos”, Guadalupe Nettel logra apropiarse aún más del universo japonés. Alcanza
en este un último relato hacer evidente que las lecturas que se han hecho de Oriente generan
110
en al cual se manifiestan las japonerías en este relato ofrecen un modo alternativo de
conocer a los personajes de la narración a través de unos peces rojos que son un regalo
occidental. Es precisamente en este rasgo donde “El matrimonio de los peces rojos”
muestra un trabajo más creativo por parte de Guadalupe Nettel, debido a que logra obtener
del universo nipón ciertos rasgos pero logra apropiarlos y explotarlos en su propia
narrativa; esto es: se separa de la profundidad sintoísta con la que los autores nipones
enmarcan su narración. Esta misma temática se hace presente en otras obras de la autora
mexicana, como en la recién publicada Después del invierno (2014) y en la columna que
Mirando hacia el cono sur, Alejandro Zambra y su Bonsái le sirve al autor para
advierte el distanciamiento bajo el cual se leen obras de las que se desconoce el idioma.
Zambra propone una separación con la prosa condensada y extensa y crea a modo de
parodia una narrativa con tintes nipones. Sigue una estilística al modo de Jun'ichirō
Tanizaki, introduce un elemento simbólico para la cultura japonesa y desarrolla una, dos,
tres historias en paralelo al crecimiento del árbol miniatura. Ese personaje-autor que recorta
Zambra reconoce se produce un moldeo de acuerdo al campo cultural del que traduce que
111
Presentar a tres autores que casi se empatan en una brecha generacional, permitió
generar un corpus que ejemplificara un interés nuevo por absorber escenarios, símbolos,
ambientes, modos de narrar y estructurar ajenos. Mario Bellatin (1950), Guadalupe Nettel
introducen en sus novelas y cuento, tales como: a) sugerir por explicar, b) empleo de la
sintoísmo.
Finalmente, aunque autores como Mario Vargas Llosa y José Donoso ya habían
recurrido a las japonerías, en menor medida (el primero en su novela La casa verde (1965)
con su personaje Fushia, y el segundo con El lugar sin límites (1966) con el personaje de
“la japonesita”), habrá que continuar bajo la línea presentada durante esta investigación y
revisar las propuestas de autores como Alan Pauls (Buenos Aires, 1959) y su novela
Wasabi (1994), Álvaro Enrigue (México, 1969) con su relato “Un samurái ve el amanecer
en Acapulco” (2013), Isabel Allende (Perú, 1942) con la reciente novela El amante japonés
(2015), Pablo Simonetti (Santiago, 1961) con la novela Jardín (2014), Roberto Brodsky
(Santiago, 1957) y la novela Bosque quemado o Tryno Maldonado (México, 1977) con su
112
BIBLIOGRAFÍA
2011. Impreso.
«http://es.scribd.com/doc/102412616/Jorge-L-epilogo-La-vida-de-un-loco-
ALLENDE, Isabel. (2015). El amante japonés. Barcelona: Plaza & Janés, 2015. Impreso.
Digital.
Impreso.
BAJTIN, Mijail. (1970). Estética de la creación verbal. Trad. Tatiana Bubnova. México:
113
___________. (1975). Teoría y estética de la novela. Madrid: Taurus, 1989. Impreso.
literaria del collège de france. México: Siglo XXI editores, 2011. Impreso.
Impreso.
BELLATIN, Mario. (1994). Salón de belleza. Obra reunida. México: Alfaguara, 2012.
2012. Impreso.
___________. (2001). La escuela del dolor humano de Sechuan. México: Andanzas, 2001.
Impreso.
___________. (2001). Shiki Nagaoka: una nariz de ficción. Obra reunida. México:
___________. (2005). Bola negra. Obra reunida. México: Alfaguara, 2012. Impreso.
114
___________. (2011). El pasante de notario Murasaki Shikibu. Obra reunida 2. México
___________. (2012). El libro uruguayo de los muertos. Barcelona: Sexto piso, 2012.
Impreso.
BISAMA, Álvaro. (2003). Caja negra. Santiago de Chile: Bruguera, 2006. Impreso.
CABRAL, Nicolás. (enero-febrero, 2013). Mario Bellatín. Artista del año. La Tempestad,
Seuil. Impreso.
DAZAI, Osamu. (2010). Indigno de ser humano. Trad. Montse Watkins. Barcelona:
Sajalín. Impreso.
EAGLETON, Terry. (1983). Una introducción a la teoría literaria. Trad. José Esteban
___________. (1979). Lector in fabula. Trad. Ricardo Potchar. Barcelona: Lumen, 1993.
FANON, Frantz. (1952). Piel negra, máscaras blancas. México: FCE, 1994. Impreso.
115
FERNÁNDEZ, Macedonio. (1965). “Tantalia”. Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares,
EBSCOhost. «http://www.raco.cat/index.php/Bells/article/view/82931»
«http://www.raco.cat/index.php/452F/article/view/208073» Recuperado el
HIND, E. & Bellatín, M. (2004). Entrevista con Mario Bellatin. Confluencia, (1), 197.
Impreso.
IBUSE, Masuji. (2007). Lluvia negra. Barcelona: Libros del Asteroide, 1969. Impreso.
116
KATAYAMA, Kyoichi. (2001). Un grito de amor desde el centro del mundo. México:
___________. (1961). La casa de las bellas durmientes. Argentina: Emece, 2011. Impreso.
KAWAKAMI, Hiromi. (n.d.). Algo que brilla como el mar. Barcelona: Alcantilado, 2010.
Impreso.
Digital.
KEENE, Donald. (1969). La literatura japonesa. Trad. Jesús Bal y Gay. México: Fondo de
KOJIN, K. (1993). Origins of modern Japanese literature. Trad. Brett de Bary. London:
KRISTEVA, Julia. (1974). La Révolution du langage poétique. Paris: Seuil, 1974. Impreso.
«http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-2356-2006-12
117
LLOVET, Jordi. (2005). Teoría literaria y literatura comparada. Barcelona: Ariel, 2012.
Impreso.
MASIELLO, Francine. El cuerpo de la voz (poesía, ética y cultura). Buenos Aires: Beatriz
Viterbo, 2013. Impreso.
MAYORAL, José Antonio. (comp.) (1987). Estética de la recepción. Madrid: Arco, 1987.
Impreso.
MISHIMA, Yukio. (1949). Confesiones de una máscara. Madrid: Alianza, 2011. Impreso.
MOUNIN, Georges. (1977). Los problemas teóricos de la traducción. Trad. Julio Lago
MURAKAMI, Haruki. (1982). La caza del carnero salvaje. México: Tusquets, 2009.
Impreso.
___________. (1985). El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas. México:
___________. (1992). Al sur de la frontera, al oeste del sol. México: Tusquets, 2008.
Impreso.
___________. (1995). Crónica del pájaro que da cuerda al mundo. México: Tusquets,
2008. Impreso.
___________. (1996). Sauce ciego, mujer dormida. México: Tusquets, 2008. Impreso.
118
___________. (2000). Después del terremoto. México: Tusquets, 2013. Impreso.
Impreso.
Impreso.
___________. (2008). Para entender a Julio Cortázar. México: Nostra Ediciones. Impreso.
___________. (2013). El matrimonio de los peces rojos. Madrid: Páginas de espuma, 2013.
Impreso.
Impreso.
ŌÉ, Kenzaburō. (1964). Una cuestión personal. Barcelona: Anagrama, 2009. Impreso.
___________. (1958). Arrancad las semillas, fusilad a los niños. Barcelona: Anagrama,
2010. Impreso.
119
___________. (1963). Cuadernos de Hiroshima. Barcelona: Anagrama, 2011. Impreso.
2012. Impreso.
RALL, Dietrich. (comp.) (1987). En busca del texto: teoría de la recepción literaria. Trad.
Impreso.
Impreso.
1998. Impreso.
120
SAID, Edward. (1978). Orientalismo. Trad. María Luisa Fuentes. Barcelona: Debolsillo,
2003. Impreso.
SAKAI, Kazuya. (1968). Japón: hacia una nueva literatura. México: El Colegio de
SHÔNAGON, Sei. (n.d.). El libro de la almohada. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora,
2009.
SPIVAK, Gayatri. (2003). Death of a Discipline. New York: Columbia University Press,
2003. Impreso.
STEINER, George. (1981). Después de Babel: aspectos del lenguaje y la traducción. Trad.
«http://www.raco.cat/index.php/QuadernsTraduccio/article/view/245284»
TAKASHI, Hiraide. (2001). El gato que venía del cielo. México: Alfaguara, 2014.
Impreso.
121
___________. (1950). La madre del capitán Shigemoto. Trad. María Luisa Balseiro.
___________. (1956). La llave. Trad. Jordi Fibla. España: Siruela, 2014. Impreso.
___________. (1959). El puente de los sueños y otros relatos. Trad. Ángel Crespo. España:
TIEGHEM, Paul van. (1931). La littérature comparée. París: Armand Colin, 1931.
Impreso.
Impreso.
122
___________. (2007). La vida privada de los árboles. Barcelona: Anagrama, 2011.
Impreso.
2012. Impreso.
WOOD, James. (junio de 2015). “Story of my life. The fictions of Alejandro Zambra”. The
123
ÍNDICE ONOMÁSTICO
A
Abe, 43, 48 I
Akutagawa, 41, 42, 47, 58, 63, 68, 75, 84, Ibuse, 47
103, 105
Areco, 6, 76, 85, 99
K
Aristimuño, 66
Kawabata, 8, 29, 42, 48, 52, 54, 60, 62,
B 63, 68, 70, 73, 74, 75, 79, 84, 100, 101,
102, 104, 107, 108
Bajtin, 19, 21
Barthes, 5, 10, 18, 23, 24, 25, 100, 110
Kawakami, 48, 59
Bassnett, 16, 26
Keene, 54, 55
Bellatin, 1, 6, 7, 8, 9, 10, 38, 44, 63, 65,
Kristeva, 5, 7, 10, 16, 17, 18, 19, 20, 21,
73, 74, 75, 76, 77, 80, 81, 82, 83, 84,
22, 24
110, 112, 114, 119, 123
Bisama, 100
L
C Llovet, 13, 32
Compagnon, 18
M
D Masiello, 56
Mishima, 42, 57, 62, 63, 68, 84, 101, 104,
Dazai, 42, 48
106, 107
Murakami,
F Haruki, 45, 48, 50, 62, 63, 65, 71, 82,
Fanon, 10, 34, 35 83, 85, 88, 89, 90, 91, 92
Fernández, 99, 101, 107, 117 Ryū, 45, 48
G N
124
O Takuboku, 4
Ōé, 42, 43, 48 Tanizaki, 8, 9, 10, 29, 44, 45, 47, 52, 56,
Ortiz, 59 59, 63, 68, 70, 73, 74, 75, 79, 83, 100,
104, 105, 106, 107, 113
Tsurumi, 46
P
Paz, 64, 85, 122
U
Uno Chiyo, 53, 55, 77, 95, 100
R
Riffaterre, 16, 54
V
Ríos, 1, 5, 75, 110
Rubio, 47 Vega, 26, 33, 34
S Y
Said, 7, 10, 31, 32, 33, 34, 36, 46 Yoshimoto, 45, 48, 57, 58, 63, 70
Shikibu, 50, 75, 83, 84, 118 Yoshimura, 48, 52
Shōnagon, 50
Sōseki, 9, 41, 47, 63, 74 Z
Steiner, 13
Zambra, 1, 3, 6, 7, 8, 9, 10, 29, 30, 38, 44,
58, 63, 65, 70, 73, 80, 97, 98, 99, 100,
T 101, 102, 104, 105, 106, 107, 108, 109,
Tablada, 64 110, 111, 113, 114
Tai, 27 Žižek, 35, 36, 37, 119
125