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LA REBELIÓN DE LOS HERMANOS GUTIÉRREZ

Los cuatro hermanos Gutiérrez: Tomás, Silvestre, Marceliano y Marcelino, nacidos en los años 1817,
1823, 1821 y 1827 respectivamente, eran naturales del valle de Majes, en el departamento de Arequipa.

Todo comenzó por las elecciones del año 1872, que tenían como ganador a Manuel Pardo y Lavalle,
fundador del partido Civil (1872-1876). Los hermanos tenían un tipo de rechazo hacia los civiles, y le
propusieron al presidente Balta que haga un golpe de Estado en contra de Pardo. Balta pensó en la
posibilidad, pero al comunicarse con sus más allegados, se negó rotundamente a toda acción
subversiva.

Es entonces que los hermanos Gutiérrez decidieron actuar.

Un 22 de julio de 1872 se produjo el Golpe de Estado de los coroneles Gutiérrez contra el gobierno del
presidente José Balta y Montero (1868-1872). La noche del mismo 22 se tenía previsto el matrimonio de
una hija del presidente, y se ultimaban los preparativos, cuando a eso de las dos de la tarde, Silvestre
entró en el Palacio de Gobierno al frente de dos compañías de su batallón “Pichincha”, se dirigió hacia
las habitaciones del presidente, lo apresó y lo envió al cuartel San Francisco. Luego proclamó
solemnemente a su hermano, el “general” Tomás Gutiérrez, jefe Supremo de la República.

El presidente electo, Manuel Pardo, fue avisado del golpe y huyó de Lima embarcándose en el famoso
monitor Huáscar, que ya estaba al mando de Miguel Grau y que trasladó a Pardo hacia el sur del país.

El pueblo, al enterarse de todo ello, se impuso al golpe de Estado, al igual que Miguel Grau, quien no
dejó que La Marina fuera parte de esto.

En la mañana del 26 de julio, Silvestre se dirigió a la estación de ferrocarril para dirigirse al Callao, y
cuando tomó asiento en el vagón, comenzaron a escucharse gritos de protesta. A través de una
ventanilla, Silvestre disparó contra uno de ellos, hiriéndolo. Hubo un intercambio de disparos y Silvestre
cayó herido de muerte.

El populacho se lanzó contra Silvestre. Sus restos fueron trasladados a la iglesia de Los Huérfanos.
Mientras tanto, la turba sublevada fue en dirección de Palacio de Gobierno.

Al saber la noticia de la muerte de Silvestre, se dice que Marceliano Gutiérrez mandó a asesinarlo. Balta
dormía cuando fue acribillado a balazos. La noticia de la muerte de Balta corrió rápidamente por toda
Lima. Marceliano, entonces, se dirigió al Callao, donde murió combatiendo contra el pueblo sublevado.

Tomás Gutiérrez dejó palacio de gobierno y se trasladó al cuartel de Santa Catalina. Más tarde, en la
noche, en medio del fuego de fusiles y cañones, Tomás y Marcelino abandonaron el cuartel. Marcelino, el
más tranquilo de los hermanos, se refugió en una casa amiga y logró salvarse de la furia del pueblo
limeño.

Tomás se cubrió el rostro, con el sombrero de un país, se escapó de Lima y gritó "Viva Pardo" por
desapercibir; sin embargo, tropezó con un grupo de oficiales y civiles que lo reconocieron
inmediatamente. Lo arrestaron y lo escondieron en una botica, pero la gente, desesperada e
impotente, rompió la puerta y lo sacaron, matándolo finalmente.

Al amanecer del día 27 ambos cuerpos aparecieron colgados de las torres de la Catedral, desnudos y
cubiertos de horrorosas heridas, a una altura de más de 20 metros, a la que no se ha visto ascender
jamás el cuerpo de delincuente alguno. Horas después fueron rotas las sogas que los sostenían,
cayendo los cuerpos al piso, estrellados contra las baldosas. Luego se quemó a los dos despojos
humanos en el centro de la plaza. En la tarde el fuego dio cabida a un tercer cadáver, el de Marceliano,
traído del cementerio de Baquíjano.

Sin duda este suceso nunca se olvidará; sin embargo, muchos no conocen de estos acontecimientos, y
sería recomendable tenerlo en cuenta a la hora de hablar de la Historia del Perú. Muchas gracias.

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