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Tomás Gutiérrez

Tomás Gutiérrez (Majes, Arequipa; 7 de marzo de


1817-Lima, 26 de julio de 1872) fue un militar y
político peruano que dirigió un golpe de estado contra
Tomás Gutiérrez
el presidente José Balta y Montero, y ocupó de facto la
Jefatura del Estado del Perú, del 22 al 26 de julio de
1872. Fue asesinado por una turba enfurecida, en pleno
centro de Lima.

Índice
Carrera militar
El complot contra Balta
Jefe Supremo de la República
Muerte
Véase también
Referencias
Bibliografía

Carrera militar
Jefe Supremo de la República del Perú
Arriero de profesión, se enroló en el ejército y poco a
poco fue escalando los diferentes grados militares, a 22 de julio de 1872-26 de julio de 1872
partir de la década de 1850. Sus tres hermanos menores Predecesor José Balta
(Silvestre, Marceliano y Marcelino) siguieron su Sucesor Francisco Díez-Canseco
ejemplo, aunque sin llegar a distinguirse, como si lo
hizo Tomás.1
Información personal
En 1854 ascendió a sargento mayor de infantería y Nacimiento 7 de marzo de 1817
luego viajó a Arequipa para sumarse a la revolución Majes, Arequipa; Perú
que había iniciado el general Ramón Castilla. Participó Fallecimiento 26 de julio de 1872
en la marcha sobre Lima y por su destacada actuación (55 años)
en la batalla de La Palma, librada el 5 de enero de 1855, Lima, Perú
fue ascendido a teniente coronel. Nacionalidad Peruana

Durante el segundo gobierno de Castilla luchó contra la Información profesional


revolución encabezada por Manuel Ignacio de Vivanco Ocupación Militar
en Arequipa, que originó la sangrienta guerra civil
peruana de 1856-1858. Por sus méritos en el asalto final
de Arequipa fue ascendido a coronel, el 7 de marzo de 1858. Elegido diputado por la provincia de Castilla,
concurrió a las legislaturas de 1858-1859. Participó en la campaña contra Ecuador.
Como jefe del batallón “Áncash”, respaldó a los gobiernos de los presidentes Miguel de San Román (1862-
1863) y Juan Antonio Pezet (1863-1865). Se destacó luchando en defensa del gobierno de Pezet contra la
revolución del coronel Mariano Ignacio Prado de 1865, por lo que fue ascendido a general. Mientras se
efectuaba el avance de los revolucionarios hacia Lima, apaciguó a la población del Callao que se había
pronunciado en favor del vicepresidente Pedro Diez Canseco, pero tras la caída de Pezet fue apresado y se le
anuló su ascenso a general el 13 de diciembre de 1865.

Borrado del escalafón, se alistó como simple soldado en el Batallón Depósito y participó junto con sus
hermanos en el combate del Callao del 2 de mayo de 1866. Finalizado el conflicto con España, se trasladó a
Tarapacá y se sumó a la revolución que en defensa de la Constitución de 1860 encabezó el mariscal Castilla,
quien lo ratificó como general y lo nombró comandante general de sus unidades de cazadores, en abril de
1867. Acompañó al mariscal en los últimos instantes de su vida, y frustrada la revolución por la muerte de
aquel, volvió a Lima.2

Poco después se sumó a la sublevación que estalló en Arequipa contra el gobierno de Prado y la Constitución
de 1867, encabezada por el vicepresidente Pedro Diez Canseco, quien reconoció a Tomás como general.
Contribuyó a la defensa de Arequipa ante el ataque de las tropas gubernamentales, y luego siguió a las tropas
triunfantes de Diez Canseco, llegando al Callao el 22 de enero de 1868. Enviado a Chiclayo para combatir la
revolución del coronel José Balta, no quiso usar las armas contra el pueblo, y retornó a Lima para dar cuenta
de la situación.

Tras la elección de Balta como presidente e instalado el Congreso, el 12 de agosto de 1868, se declaró la
nulidad de los ascensos otorgados por el presidente Pezet, y una vez más quedó rebajado al grado de coronel.
El presidente Balta le nombró Inspector General del Ejército y propuso al Congreso su ascenso a general, pero
no llegó a expedirse la ley respectiva. Pese a ello, Tomás dio un decidido apoyo al gobierno de Balta, y lo
mismo hicieron sus hermanos, los coroneles Silvestre, Marcelino y Marceliano, que se hallaban al frente de los
batallones que guarnecían Lima. Fue debido principalmente a este apoyo que el gobierno de Balta gozó de
estabilidad, hasta antes del golpe que los mismos hermanos protagonizarían pocos días antes de finalizar el
mismo.

Tomás Gutiérrez fue nombrado ministro de Guerra y Marina en 1872, hecho que fue recibido con alarma por
el Partido Civil, de reciente fundación, el mismo que por entonces triunfó en las elecciones generales llevando
a la presidencia al que sería el primer civil en ocupar el más alto cargo peruano: Manuel Pardo y Lavalle.

El complot contra Balta


Corrían los últimos días del gobierno constitucional del coronel
José Balta y Montero. Pardo era el ganador de las recientes
elecciones y se esperaba un traspaso del mando presidencial sin
mayores inconvenientes, a pesar de que, como era normal en esa
época, siempre había rumores de complots y rupturas del orden
constitucional. Sin embargo, antes que ocurriera dicho traspaso,
el ministro de Guerra y Marina, coronel Tomás Gutiérrez, junto
con sus tres hermanos, los también coroneles Silvestre,
Marceliano y Marcelino Gutiérrez, propusieron a Balta
Asesinato de José Balta.
perpetuarse en el poder por medio de un golpe de estado,
desconociendo las elecciones. En un principio el presidente
aceptó el plan, pero luego, por consejo de algunos allegados,
como Enrique Meiggs, se negó a cometer tal ilegalidad. Ante tal situación los Gutiérrez planearon el
derrocamiento de Balta. Contaban a su favor con un ejército de 7 000 hombres bien armados y con el apoyo
de algunos políticos, como Fernando Casós.3
Jefe Supremo de la República
El 22 de julio de 1872, Silvestre Gutiérrez, a la cabeza de dos compañías del batallón «Pichincha», penetró en
el Palacio de Gobierno y apresó al presidente Balta. Enseguida fue a la Plaza de Armas, donde se hallaba su
hermano Marceliano al mando del batallón «Zepita»; ambos declararon destituido al presidente Balta y
proclamaron a Tomás Gutiérrez como General del Ejército y Jefe Supremo de la República.4

Ese mismo día, Tomás Gutiérrez solicitó la subordinación de las Fuerzas Armadas y, especialmente, de la
Marina. Sin embargo, al día siguiente los jefes de marina suscribieron un manifiesto a la Nación en el que
hacían explícita su decisión de no apoyar al gobierno de facto:

(…) El inaudito abuso de fuerza con que el día de ayer ha sido escandalizada la capital de la
república, debía encontrar como en efecto ha sucedido el rechazo más completo de parte de los
jefes y oficiales de la Armada que escriben (…)

Firmaron dicho manifiesto marinos notables como Miguel Grau, Aurelio García y García, entre otros.4 El
presidente electo, Manuel Pardo y Lavalle, fue trasladado por Melitón Carvajal a la fragata Independencia, que
lo transportó a Pisco, salvaguardando así su persona.

Mientras tanto, el pueblo limeño mostraba su desacuerdo con el motín militar. Aunque en un inicio los
pobladores no intervinieron directamente, con el correr de las horas varios grupos de ciudadanos salieron a las
calles, vociferando contra los Gutiérrez y alentando la revuelta. La situación fue tornándose cada vez más
violenta.

El 26 de julio, Silvestre Gutiérrez fue asesinado mientras iba a tomar el tranvía en la Estación de San Juan de
Dios (hoy Plaza San Martín). En represalia, Marceliano Gutiérrez, que custodiaba a Balta en el cuartel de San
Francisco, ordenó asesinar al mandatario preso, aunque tal aseveración no ha sido probada. Lo cierto es que
Balta fue acribillado a balazos por tres fusileros, mientras descansaba en su lecho después de haber almorzado,
y la noticia de su muerte corrió rápidamente por toda Lima.1

Muerte
Viendo que el ambiente se había encendido en su contra, Tomás Gutiérrez
dejó Palacio de Gobierno y se trasladó al cuartel de Santa Catalina, donde se
hallaba su hermano, el coronel Marcelino Gutiérrez. Allí sufrió el asedio de
la población. Ambos hermanos decidieron entonces abandonar el cuartel en
la noche, en medio del fuego de fusiles y cañones. Mientras tanto, el otro
hermano, Marceliano, se dirigió al Callao, donde murió combatiendo contra
el pueblo sublevado, el mismo 26 de julio.

Mientras que Marcelino se refugiaba en la casa de una familia amiga,


Tomás, de manera temeraria, huyó por las calles de Lima, con el rostro
cubierto y con sombrero de paisano, gritando "Viva Pardo" con la intención
de pasar desapercibido, sin embargo tropezó con un grupo de oficiales y
civiles capitaneados por el coronel Domingo Ayarza quien lo reconoció
Tomás Gutiérrez y su inmediatamente. Al ser apresado, afirmó que había sido incitado a rebelarse
hermano. Lima, 1872. por prominentes políticos y militares, los cuales lo abandonaron y aseguró
no saber nada del asesinato del presidente Balta. Avanzaron unas cuadras,
mientras eran seguidos por una turba que vociferaba amenazas, y al llegar a
la plazuela de La Merced, los militares que lo apresaron no pudieron protegerlo más e ingresaron a Tomás en
una botica, cerrando enseguida las puertas. La muchedumbre rompió las puertas y buscaron a Tomás, al que
encontraron escondido en una tina; allí mismo lo mataron de un disparo, para luego sacar el cuerpo a la calle.
Allí, el cadáver fue desvestido y abaleado, y alguien le cortó el pecho desnudo con un sable mientras decía,
aludiendo a la banda presidencial:

¿Quieres banda? Toma banda.

Enseguida fue arrastrado a la plaza y colgado de un farol frente al


Portal de Escribanos. Horas más tarde le hizo compañía, colgado de un
farol cercano, el cadáver de su hermano Silvestre, llevado desde la
iglesia de los Huérfanos. Las casas de los hermanos fueron reducidas a
escombros.

Al amanecer del día 27, ambos cuerpos aparecieron colgados de las


torres de la Catedral, desnudos y cubiertos de horrorosas heridas, a una
altura de más de 20 metros; un espectáculo nunca antes visto en la
capital. Horas después fueron rotas las sogas que los sostenían, cayendo
los cuerpos al piso, que se estrellaron contra las baldosas. Luego se
quemó a los dos despojos humanos en el centro de la plaza y en la tarde
fue arrojado al fuego un tercer cadáver, el de Marceliano, traído desde
el Cementerio Baquíjano y Carrillo del Callao.5

Días después, Manuel Pardo hizo su entrada apoteósica en la capital y


asumió el mando de la Nación el 2 de agosto de 1872. Los cadáveres de Tomás y
Silvestre Gutiérrez fueron colgados
El único de los hermanos Gutiérrez que consiguió salvarse fue en los andamios de las torres de la
Marcelino, el más apacible de los hermanos, que se refugió en una casa Catedral, que en esos días se
amiga y logró así salvarse de la furia del pueblo limeño. Capturado días hallaba en refacciones. Foto del
después, purgó prisión durante algún tiempo y salió libre por una ley de archivo Courret.
amnistía; luego participó en la defensa de Lima, durante la Guerra del
Pacífico, luchando en la batalla de San Juan y Chorrillos y en la batalla
de Miraflores, en 1881. Falleció en 1904.

Jefe Supremo de la República


Predecesor: 22 de julio de 1872 - 26 de julio de 1872 Sucesor:
José Balta Francisco Díez-Canseco
Presidente Constitucional del Perú 2º vicepresidente de la República

Véase también
Presidentes del Perú
Rebelión de los coroneles Gutiérrez

Referencias
1. Basadre 1998, p. 1395.
2. Tauro del Pino 2001, p. 1126.
3. Basadre 1998, p. 1392.
4. Pedro Planas Silva. «Miguel Grau: En defensa de la Constitución» (http://www.idepe.org/histori
a_grau.htm). Instituto de Estudios Políticos y Estratégicos (IDEPE). Consultado el 20 de agosto
de 2010.
5. Basadre 1998, p. 1396.

Bibliografía
Basadre Grohmann, Jorge: Historia de la República del Perú. 1822 - 1933, Octava Edición,
corregida y aumentada. Tomo 6. Editada por el Diario "La República" de Lima y la Universidad
"Ricardo Palma". Impreso en Santiago de Chile, 1998.
Chirinos Soto, Enrique: Historia de la República (1821-1930). Tomo I. Lima, AFA Editores
Importadores S.A., 1985.
Orrego, Juan Luis: La República Oligárquica (1850-1950). Incluida en la Historia del Perú.
Lima, Lexus Editores, 2000. ISBN 9972-625-35-4
Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 7. FER/GUZ.
Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-156-1
Vargas Ugarte, Rubén: Historia General del Perú. Noveno Tomo. Primera Edición. Editor
Carlos Milla Batres. Lima, Perú, 1971.

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