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Una vez que sabemos qué tipo de cuenta es el capital social podemos dar
dos explicaciones para ello, una en aplicación de la lógica y otra por
definición:
1.- Hemos dicho que el capital social es el importe del dinero o bienes
aportados por los socios, aunque ¡ojo!:
• Capital
• Prima de emisión
• Reservas
• Acciones y participaciones en patrimonio propias (restando)
• Resultados de ejercicios anteriores
• Otras aportaciones de los socios
• Resultado del ejercicio
• Dividendo a cuenta (restando)
Poco más se puede añadir aquí… Creo que la pregunta sobre si el capital
social es activo, pasivo o patrimonio neto queda más que contestada.
aportaciones de socios
La figura de las aportaciones de socios o propietarios nace para registrar los
aportes privados de los socios al capital de la sociedad para compensar
pérdidas o garantizar su liquidez en momentos determinados y
diferenciarlos de las prestaciones accesorias obligatorias o el aumento de
capital social. Esta prestación no genera per se ninguna compensación ni
tampoco un beneficio tributable a efectos del impuesto de sociedades o el
IRPF.
Las aportaciones de fondos propios a la sociedad son una forma muy común
de engordar el patrimonio en momentos de necesidad y, al no estar
regulada desde el punto de vista mercantil, no es necesario elevar esta
subvención a escritura pública ni inscribirla en el Registro Mercantil; bastará
con reflejar en un acta el acuerdo entre los socios. Pero la cosa cambia en
cuanto a sus implicaciones tributarias, donde genera las mayores dudas. A
este respecto, nos atendremos a la resolución de la Dirección General de
Tributos (DGT), en la que se determina cuál es el tratamiento fiscal tanto de
las propias aportaciones, como de su posterior devolución, y al Real Decreto
Legislativo 1/1993, de 24 de septiembre, por el que se aprueba el Texto
Refundido de la Ley del Impuesto Sobre Transmisiones Patrimoniales y
Actos Jurídicos Documentados.
En los estatutos deben fijarse los pactos acordados por los socios sobre la
forma, el contenido, la eventual retribución y las penas por incumplimiento
de las prestaciones accesorias, puesto que no tienen por qué obligar a todos
los socios por igual, ni tampoco deben ser necesariamente gratuitas. Del
mismo modo, los socios pueden también pactar si el no cumplimiento de la
obligación implica la expulsión automática del socio. En definitiva, los socios
disfrutan en esta cuestión de cierto margen de maniobra, pero en cualquier
caso se han de fijar en los estatutos sociales.
Las aportaciones de fondos propios, en cambio, no encuentran reflejo
estatutario y siempre se trata de aportaciones procedentes del patrimonio
privado del socio. Se trata de una figura mucho más flexible que puede
invocarse cada vez que los socios lo consideren necesario.