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EL CAPITAL

Capital social es ¿activo, pasivo o patrimonio neto?

El capital es el importe del dinero o bienes aportados a la sociedad por los


socios, por lo tanto:

El capital social forma parte del patrimonio neto de la empresa, no es activo


ni pasivo
¿Por qué forma parte del patrimonio neto?

Una vez que sabemos qué tipo de cuenta es el capital social podemos dar
dos explicaciones para ello, una en aplicación de la lógica y otra por
definición:

1.- Hemos dicho que el capital social es el importe del dinero o bienes
aportados por los socios, aunque ¡ojo!:

• Sólo es la cuantía total: no es ni ese dinero ni esos bienes.


Ambas cosas pertenecen al activo, pero no nos estamos
refiriendo a ellas.
• Representa los recursos propios de la entidad, es decir, lo
aportado por los socios es propiedad de la empresa por lo
tanto no es una deuda porque no hay que devolverlo a nadie.
Si tuviera tal naturaleza estaría dentro del pasivo.
2.- El patrimonio neto de la empresa está formado por los fondos propios
más las subvenciones, donaciones y legados. Y, a su vez, los fondos propios
es el conjunto de:

• Capital
• Prima de emisión
• Reservas
• Acciones y participaciones en patrimonio propias (restando)
• Resultados de ejercicios anteriores
• Otras aportaciones de los socios
• Resultado del ejercicio
• Dividendo a cuenta (restando)

Poco más se puede añadir aquí… Creo que la pregunta sobre si el capital
social es activo, pasivo o patrimonio neto queda más que contestada.

aportaciones de socios
La figura de las aportaciones de socios o propietarios nace para registrar los
aportes privados de los socios al capital de la sociedad para compensar
pérdidas o garantizar su liquidez en momentos determinados y
diferenciarlos de las prestaciones accesorias obligatorias o el aumento de
capital social. Esta prestación no genera per se ninguna compensación ni
tampoco un beneficio tributable a efectos del impuesto de sociedades o el
IRPF.

Distintos tipos de aportaciones sociales

En contraposición al aumento del capital social, solo pueden realizar


aportaciones a fondos propios las personas que ostenten la condición de
socio (o propietario) en ese momento. Estas aportaciones pueden
ser dinerarias, si consisten en dinero (arts. 61 y 62, LSC), o no dinerarias,
cuando recaigan en bienes o derechos susceptibles de valoración
económica (arts. 63-67, LSC), y estas tienen un tratamiento distinto en
función de si se trata de una sociedad anónima o una limitada.

Cuando se aporta efectivo, debe acreditarse su efectividad ante notario con


la certificación del depósito a nombre de la sociedad.

Al respecto de las aportaciones no dinerarias, la Ley solo las admite en tanto


en cuanto pueden valorarse económicamente, esto es, bienes inmuebles y
muebles, acciones o participaciones en una sociedad y activos intangibles
como patentes o derechos de marca. En las sociedades anónimas, ha de ser
uno o varios expertos independientes, designados por el registrador
mercantil del domicilio social, quienes realicen un informe de valoración
económica de estos bienes aportados (art. 67, LSC), pero en una sociedad
limitada serán los socios y los administradores quienes respondan
solidariamente de la realidad y el valor de las aportaciones atribuido en las
escrituras frente a la sociedad y los acreedores. En las sociedades limitadas,
la valoración pericial de las aportaciones se contempla como una
posibilidad o cautela libre cuya elección dependerá de la voluntad de los
socios o propietarios.

Cuando se aporten bienes inmuebles o derecho real sobre un bien


inmueble, deberá otorgarse escritura pública para que pueda inscribirse en
el Registro de la Propiedad a favor de la sociedad.

Si bien la legislación no lo exige, se aconseja adoptar este acuerdo en una


Junta General con la mayoría ordinaria requerida según el tipo social para
la adopción de acuerdos sin mayoría cualificada. Cuando las aportaciones
son no dinerarias, puede ser conveniente presentar a la Junta un informe
de administración para fijar el valor de los bienes o derechos que se
aportan.

Tratamiento registral y fiscal de las aportaciones de los socios

Las aportaciones de fondos propios a la sociedad son una forma muy común
de engordar el patrimonio en momentos de necesidad y, al no estar
regulada desde el punto de vista mercantil, no es necesario elevar esta
subvención a escritura pública ni inscribirla en el Registro Mercantil; bastará
con reflejar en un acta el acuerdo entre los socios. Pero la cosa cambia en
cuanto a sus implicaciones tributarias, donde genera las mayores dudas. A
este respecto, nos atendremos a la resolución de la Dirección General de
Tributos (DGT), en la que se determina cuál es el tratamiento fiscal tanto de
las propias aportaciones, como de su posterior devolución, y al Real Decreto
Legislativo 1/1993, de 24 de septiembre, por el que se aprueba el Texto
Refundido de la Ley del Impuesto Sobre Transmisiones Patrimoniales y
Actos Jurídicos Documentados.

Para la sociedad, la aportación de los socios no genera un ingreso en la


cuenta de resultados si se limita a su participación en el capital social y,
como tal, tampoco genera renta a integrar en la base imponible
del impuesto sobre sociedades. La devolución de la aportación, si se
produjera, se tratará como una prima de emisión sujeta al IRPF del
perceptor.

Definición: primas de emisión


Las primas de emisión son el incremento en el precio de una acción en
relación a su valor nominal o teórico. Esto suele pasar cuando una empresa
decide ampliar su capital inicial permitiendo la entrada de nuevos socios,
esto es, poniendo a la venta más acciones. Estas se venderán algo más caras
para proteger a los antiguos accionistas y evitar que sus acciones pierdan
valor.

Pero si la aportación no se efectúa por todos los socios o lo hacen en


porcentaje distinto al que ostentan en el capital social, el exceso de
porcentaje aportado por cualquier socio tendrá la consideración de
una liberalidad, suponiendo por tanto un ingreso para la sociedad que lo
recibe.

Para el aportante, una aportación dineraria tampoco tiene efectos en su


imposición directa, pero si no es dineraria, puede ponerse de manifiesto
una plusvalía/minusvalía que tendrá la correspondiente repercusión en su
imposición directa.

En cuanto al impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos


documentados, las aportaciones de los socios de la cuenta 118
están sujetas pero exentas del impuesto (art. 19, Real Decreto Legislativo
1/1993, de 24 de septiembre), mientras que la devolución no está sujeta
porque no constituye base imponible del impuesto.

Las aportaciones de los socios y las prestaciones accesorias

Cuando hablamos de aportaciones, se corre el riesgo de confundirlas con


las prestaciones accesorias, que son aportaciones suplementarias que
efectúan los socios en una sociedad de capital y que presentan algunas
diferencias respecto a las aportaciones que nos ocupan.

En primer lugar, conviene no olvidar que las prestaciones accesorias se fijan


de antemano en los estatutos de la sociedad y por tanto constituyen
una obligación para algunos o todos los socios. Cualquier cambio requiere,
como sería necesario en cualquier modificación de los estatutos, el acuerdo
entre los socios y la sociedad, representada por la Junta General.

En los estatutos deben fijarse los pactos acordados por los socios sobre la
forma, el contenido, la eventual retribución y las penas por incumplimiento
de las prestaciones accesorias, puesto que no tienen por qué obligar a todos
los socios por igual, ni tampoco deben ser necesariamente gratuitas. Del
mismo modo, los socios pueden también pactar si el no cumplimiento de la
obligación implica la expulsión automática del socio. En definitiva, los socios
disfrutan en esta cuestión de cierto margen de maniobra, pero en cualquier
caso se han de fijar en los estatutos sociales.
Las aportaciones de fondos propios, en cambio, no encuentran reflejo
estatutario y siempre se trata de aportaciones procedentes del patrimonio
privado del socio. Se trata de una figura mucho más flexible que puede
invocarse cada vez que los socios lo consideren necesario.

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