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ALLEN CARR
ES FÁCIL DEJAR DE FUMAR
PARA SIEMPRE

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EL MÉTODO EASYWAY DE ALLEN
CARR
Allen Carr fue un fumador empedernido durante más de 30 años. En 1983,
después de haber realizado una gran cantidad de intentos por dejar el
cigarro, pasó de fumar casi 100 cigarros al día, a cero, sin sufrir ningún
síndrome de abstinencia, sin necesidad de utilizar la fuerza de voluntad y sin
subir de peso. Se dio cuenta entonces de que había descubierto lo que el
mundo había estado esperando: una manera fácil para dejar de fumar; y así
fue como comenzó su misión para curar a los fumadores del mundo.
Como resultado del fenomenal éxito de su método, logró el reconocimiento
a nivel internacional como el principal experto del mundo en lo que se
refiere a dejar de fumar y ahora sus clínicas se encuentran por todo el
mundo. Su primer libro, Es fácil dejar de fumar si sabes cómo, ha vendido
más de 12 millones de copias, se ha publicado en más de cuarenta idiomas y
sigue siendo uno de los libros más vendidos a nivel internacional. En 1998,
fue invitado a hablar en la Décima Conferencia Mundial sobre Tabaco y
Salud, y fue la primera persona sin un título en medicina en recibir este
honor.
El método Easyway de Allen Carr se ha aplicado a una gran cantidad de
problemas como el alcoholismo, el control de peso, el tabaquismo en los
niños y el miedo a volar. En algunas de las clínicas se dan consultas sobre
control de peso y manejo de problemas de alcohol y también se cuenta con
un servicio corporativo para ayudar a los empleados de empresas a
solucionar sus problemas relacionados con el cigarro, el alcohol o los
excesos al comer.
Cientos de miles de fumadores han dejado el cigarro exitosamente en las
clínicas de Allen Carr, donde, gracias a su tasa de éxito del 90%, pueden
garantizar que te será fácil dejar de fumar o te devuelven tu dinero. Al final
del libro encontrarás una lista con los datos de estas clínicas. En caso de que
necesites ayuda o si tienes cualquier pregunta, no dudes en ponerte en

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contacto con tu clínica más cercana.

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Lo que dicen los medios acerca de las
clínicas de Allen Carr
“Me sentí invadido por una nueva sensación de libertad”.
The Independent
“Un enfoque diferente. Un éxito sorprendente”.
The Sun
“Su habilidad está en eliminar la dependencia psicológica”.
Sunday Times
“Dejen que Allen Carr los ayude a escapar hoy mismo”.
The Observer
“Allen Carr acaba con el mito de que dejar de fumar es difícil”.
The Times
“El fumador no siente que se haya privado de nada al dejar el cigarro”.
The Guardian
“No tuve ningún síndrome de abstinencia severo al dejar de fumar… y un mes después todavía no
siento deseos de otro cigarro”.
The Daily Telegraph
“No podía creer que ya no tenía deseos de fumar… pero así era. …Después de cinco meses ¡sigo sin
fumar un solo cigarro!”
Sunday Express
“¡Un método inteligente y original!”
London Evening Standard
“Por primera vez en mi vida adulta, me siento libre”.
Woman’s Journal
“Siempre pensé que si no tenía la fuerza de voluntad para dejarlo por mi cuenta, ¿cómo podría
ayudarme alguien más? Cuatro meses más tarde, puedo decir honestamente que no extraño el
cigarro en absoluto”.
Revista Zest
“Nunca he sentido tanta confianza en que no volveré a fumar”.
Tatler
“Allen Carr le ha ayudado a una gran cantidad de personalidades a dejar el cigarro”.

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News of the World
“He tomado el control, y no gracias a las campañas gráficas ni a tácticas de miedo, sino gracias al
equipo que formamos John, el terapeuta, Allen Carr y yo”.
Irish Times
“En el bar no podía entender por qué no se me antojaba un cigarro… ¡pero así era! ¡Qué extraño!
Seis meses después, sigo sin fumar”.
Front
“Supongo que esto es lo más cercano al método perfecto, así que no cuenten con recuperar su dinero
con la garantía de reembolso”.
Time Out
“Definitivamente recomiendo este curso… de haber sabido que iba a ser tan fácil, habría dejado el
cigarro desde hace años”.
Daily Mail
“El método de Allen Carr es totalmente único en su enfoque para dejar de fumar. Estamos
convencidos de que es el camino para un futuro libre del cigarro”.
Revista GQ
“Nadie me dijo que tenía que hablar bien de este método, nadie me pagó para decir lo que voy a
decir: el tercer día después de dejar de fumar, cuando tendría que haber estado arrancándome los
cabellos, realmente sentí la convicción de que jamás volvería a fumar”.
Daily Record
“Ruby Wax y Sir Richard Branson están entre las celebridades a las que las clínicas de Allen Carr
han ayudado”.
Revista Hola
“Tan sólo la clínica de Londres le ha costado a la industria del tabaco £100 millones en ventas
perdidas. Desde que abrieron, hace 20 años, las clínicas han curado a más de 300,000 fumadores”.
London Metro
“Nuestro conejillo de indias no ha fumado desde que fue a la clínica hace dos meses, y además está
la garantía de devolución del dinero”.
Revista Zest
“Una vez que uno se da cuenta de que no se gana nada con fumar, es realmente sencillo dejarlo”.
Sunday Tribune
“¡Qué diferente es mi vida después de dejar de fumar!”
The Guardian
“Si eres uno de los que mantienen boyante el negocio de la industria tabacalera, pero quieres
deshacerte del espantoso vicio, esto es para ti”.
Revista OK!

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Lo que dicen las celebridades acerca del
método de Allen Carr
Sir Richard Branson
“Su método es absolutamente único: elimina la dependencia de los cigarros
mientras uno todavía está fumando. Y me complace decir que ha funcionado
para muchos de mis amigos y empleados”.
Gianluca Vialli
“Dejé el cigarro con uno de los seminarios para dejar de fumar “Easyway
to Stop Smoking” de Allen Carr. Quería sentirme libre y dejar de ser
esclavo de la nicotina, que no le da a uno ningún placer”.
Sir Anthony Hopkins
“Su método es absolutamente único”.
Carole Caplin
“Durante los últimos 20 años he estado enviando a clientes que quieren
dejar de fumar a las clínicas que administra Allen Carr, el experto
británico internacionalmente reconocido. Allen tiene un éxito notable en sus
clínicas en todo el mundo… Creo que es una verdadera desgracia que los
encargados de la salud pública que buscan reducir el tabaquismo, y a los
que se les paga con nuestros impuestos, tanto en este país como en otros, no
le pidan guía y consejo a Allen, como lo hacen muchas grandes empresas
internacionales”.
Ruby Wax
“No necesité nada de fuerza de voluntad. No lo extraño en absoluto y todos
los días le doy gracias a Dios porque ahora soy libre”.
Ellen DeGeneres
“Dejé de fumar… leí este libro de Allen Carr. Se llama The Easyway to
Stop Smoking (Es fácil dejar de fumar si sabes cómo). ¡Todos los que leen
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este libro dejan de fumar!”
Ashton Kutcher
“Leí un libro que escribió este hombre, Allen Carr que se llama The
Easyway to Stop Smoking (Es fácil dejar de fumar si sabes cómo), y lo
mejor es que mientras lees el libro te pone a fumar… el tipo es brillante. Y
cuando llegas a la última página, te dice: “Bueno, ahora enciende el
último” y tú piensas: “No sé si realmente lo quiero… pero, bueno, si tú lo
dices, Allen”. Y eso fue todo y cuando lo apagas, estás listo. Desde entonces
no he vuelto a fumar…”
Entre otras personas famosas a las que ha ayudado se encuentran Johnny
Cash, Dave Stewart, Bruce Oldfield, Julie Christie, Kerry Packer, Susannah
York, Marie Helvin, Harvey Weinstein, Goldie Hawn, Liam Neeson,
Angelica Houston, John Sessions, Lord & Lady Bonham Carter, Lady Astor,
Leslie Grantham, Dennis Waterman, Rula Lenska, John Cougar
Mellencamp, Rick Parfitt, Martin Clunes, Robson Green, Vicky Binns,
George Melly, Derek Jameson, John Thaw, Sean Bean, Michelle Collins,
Paul Whitehouse, Ross Kemp, Krishnan Guru-Murthy, Ronnie O’Sullivan,
Stefano Gabbana (de Dolce & Gabbana)… …y muchas otras más que
prefieren permanecer anónimas.

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Lo que dicen los médicos acerca del
método de Allen Carr
“He observado el método de Allen Carr de primera mano y me parece que es muy exitoso. Lo apoyo
firmemente porque me parece una manera efectiva de dejar de fumar”.
Dr. Anil Visram B.Sc, MBBch, FRCA, médico del Royal Hospitals NHS Trust, Royal London
Hospital
“Quedé realmente impresionado con el método. A pesar del éxito y la fama del método de Allen
Carr, no hubo ningún truco ingenioso y el enfoque es tan profesional que cualquier médico puede
respetarlo. Con mucho gusto puedo recomendarle el método a cualquiera, desde el punto de vista
médico”.
Dr. PM Bray MB, CHb, MRCGP
“No sé de ningún otro método que se acerque siquiera a la efectividad del método Easyway de Allen
Carr. La tasa de éxito que logra (de entre el 75% y el 80%) excede con mucho cualquier otra que mis
colegas o yo conozcamos. Por tanto, no tengo reserva alguna en recomendar el método de Allen Carr
tanto desde el punto de vista profesional como personal”.
Dr Ricardo Serralta González, Coordinador nacional de Servicios Médicos, Schweppes
“Lo que me sorprendió más es el hecho de que no tengo ninguno de los síntomas de dejar la nicotina
que sufrí con otros métodos. El porcentaje de éxito logrado es extremadamente alto (80%)”.
Dr. José Álvarez Salcedo, Director de servicios médicos, Transfesa
“Es impresionante el hecho de que Allen Carr, que según él mismo admite no es un profesional de la
modificación conductual, haya logrado triunfar donde una gran cantidad de psiquiatras con las más
altas calificaciones han fallado: en la formulación de un método simple y efectivo para dejar de
fumar”.
Dr. William Green, MB, Chb, FRANZCP, MRCPsych, DPM, Director del departamento de
psiquiatría del Hospital Matilda, Hong Kong

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El método Easyway de Allen Carr
La llave de tu libertad

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CONTENIDO

INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1 ¿POR QUÉ FUMAS?
CAPÍTULO 2 LA TRAMPA
CAPÍTULO 3 EL MITO
CAPÍTULO 4 LOS PRIMEROS PASOS HACIA LA LIBERTAD
CAPÍTULO 5 LA ILUSIÓN DEL PLACER
CAPÍTULO 6 NO NECESITAS FUERZA DE VOLUNTAD
CAPÍTULO 7 NO HAY NADA A LO QUE TENGAS QUE RENUNCIAR
CAPÍTULO 8 LA PERSONALIDAD ADICTIVA
CAPÍTULO 9 EL PROBLEMA DE LA DISTRACCIÓN
CAPÍTULO 10 EL PRINCIPIO DE LA ADICCIÓN
CAPÍTULO 11 SUSTITUTOS
CAPÍTULO 12 EL PESO
CAPÍTULO 13 TODOS LOS FUMADORES SON IGUALES
CAPÍTULO 14 LAS PREGUNTAS MÁS APREMIANTES
CAPÍTULO 15 NO HAY NADA QUE TEMER
CAPÍTULO 16 TOMA EL CONTROL
CAPÍTULO 17 LA ABSTINENCIA
CAPÍTULO 18 EL ÚLTIMO CIGARRO

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CAPÍTULO 19 REACCIONES AL MÉTODO EASYWAY DE ALLEN CARR

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INTRODUCCIÓN

En una tarde de abril como cualquier otra, en 1989, ocurrió algo


extraordinario en mi vida. Yo fumaba mucho. Sabía que el cigarro me
estaba matando y que me costaba una fortuna, pero lo peor era que
controlaba mi vida. Había tratado de dejarlo con fuerza de voluntad, chicles
de nicotina y varios otros métodos, pero siempre me sentía mal y terminaba
por fracasar. Me aterrorizaba pensar que nunca sería capaz de disfrutar de
una comida, de un trago o de ocasiones sociales sin un cigarro, y que no
podría hacerle frente al estrés. También temía que se repitiera el trauma que
había sufrido en anteriores ocasiones en que había intentado dejarlo, y no
poder liberarme nunca de la ansiedad por fumar.
Cuando toqué el timbre de la modesta casa de Allen Carr en el suburbio
de Raynes Park, en Londres, realmente no creía que esta vez fuera a ser
diferente. Sin embargo, mi hermano mayor había asistido a una sesión ahí y
aseguraba que le había resultado fácil dejar el cigarro y que no lo extrañaba
en lo absoluto. Dado que él había sido un fumador empedernido y yo había
sido testigo de todos sus intentos fallidos por dejarlo, el hecho me parecía
sorprendente. Cuando una media docena de personas que yo consideraba
fumadores empedernidos me contaron de experiencias similares después de
visitar a Allen Carr, comencé a pensar que podría haber esperanzas para mí
y, dado que me daban una garantía de devolución de mi dinero, pensé:
“¿Qué puedo perder?”
Aquellas cinco horas que pasé con Allen Carr y el grupo de fumadores
hace más de veinte años cambiaron mi vida. Entré a la sesión siendo un
fumador que tenía que llevar consigo por lo menos dos cajetillas en todo
momento para no entrar en un estado de pánico, alguien convencido de que
tendría que dejar uno de los placeres de la vida y que se sentiría miserable y

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despojado sin cigarros; además, temía no poder hacerle frente a las
situaciones de estrés y me parecía casi imposible imaginar la vida sin los
cigarros. Sin embargo, salí sin ningún deseo o necesidad de fumar. No sufrí
los efectos del síndrome de abstinencia al dejarlo. Al igual que mi hermano
y mis amigos, me pareció sencillo hacer a un lado el cigarro. No necesité
usar fuerza de voluntad. De inmediato comencé a disfrutar más de las
reuniones sociales y a manejar mejor el estrés, tal como Allen lo había
predicho. No tuve ningún sentimiento de privación; todo lo contrario: sentí
un enorme alivió y una gran alegría por estar libre. Lo que es mejor, al igual
que los otros, no subí de peso. Fue en verdad extraordinario.
Me di cuenta inmediatamente de que Allen Carr había diseñado un
método que podía ayudar a millones de fumadores en todo el mundo a dejar
el cigarro con facilidad y rapidez y le escribí para preguntarle si podía
unirme a él en su misión. Para mi buena suerte, me aceptó. Entonces Allen
me entrenó como terapeuta y abrimos una segunda clínica juntos, en
Birmingham. Poco después, tuve la buena fortuna de ser nombrado director
administrativo de una empresa formada para difundir el método por el
mundo y mi visión de una organización internacional comenzó a hacerse
realidad.
Hoy, más de 350,000 personas han visitado nuestras clínicas en más de
40 países. Las clínicas ofrecen una garantía completa y genuina de
devolución de dinero si la persona no deja de fumar por lo menos durante
tres meses. La mayor parte de los fumadores no necesitan más de una
sesión. Menos del 10% de los que han asistido a las clínicas han reclamado
la devolución de su dinero.
Además, se han vendido más de 12 millones de libros del método
Easyway de Allen Carr en más de 40 idiomas, con un total de lectores que
se estima entre 30 y 40 millones, lo que hace que nuestro programa de
publicaciones sea, sin duda, el más exitoso en la historia de los métodos
para dejar de fumar. Este éxito fenomenal no se ha logrado con publicidad
ni campañas de marketing, sino con las recomendaciones personales de
millones de felices ex fumadores que lograron serlo gracias al método. El
método de Allen Carr se ha extendido por todo el mundo por una sola razón:

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PORQUE FUNCIONA.
En este momento tienes en tus manos la llave que te pondrá en libertad.
Robin Hayley M.A. (Oxon), M.B.A., M.A.A.C.T.I.
Director administrativo de Allen Carr’s Easyway (International) Ltd.

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CAPÍTULO 1

¿POR QUÉ FUMAS?


EN ESTE CAPÍTULO
• ADICCIÓN A LA NICOTINA • LA REVELACIÓN DEL MÉTODO EASYWAY • ESA
SENSACIÓN DE VACÍO • CURAR AL MUNDO DE LA ADICCIÓN AL CIGARRO •
ELIMINANDO LOS MITOS

ADICCIÓN A LA NICOTINA
La nicotina, un compuesto incoloro y aceitoso, es la droga que
contiene el tabaco y que hace que te conviertas en adicto a fumar. Es la
droga adictiva más rápida que se conoce y un solo cigarro puede tener
el poder de engancharte.
Cada fumada del cigarro lleva al cerebro, a través de los pulmones,
una pequeña dosis de nicotina que actúa más rápidamente que las dosis
de heroína que los adictos se inyectan en las venas. Si aspiras veinte
bocanadas de humo por cada cigarro, recibirás veinte dosis de la droga
tan sólo de ese cigarro.
La nicotina es una droga de acción rápida y los niveles en el
torrente sanguíneo se reducen rápidamente a la mitad, más o menos, al
cabo de media hora de haber fumado el cigarro y a un cuarto, en
cuestión de una hora. Esto explica la razón por la que la mayoría de los
fumadores consume un promedio de veinte cigarros al día.
Tan pronto como el fumador apaga el cigarro, la nicotina comienza
a eliminarse y el cuerpo siente la ansiedad de la droga.

En este punto debo eliminar la ilusión común que tienen los


fumadores acerca de los síntomas de la abstinencia de la nicotina. Los
fumadores creen que los síntomas de la abstinencia de la nicotina es el
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terrible trauma que sufren cuando intentan o se ven forzados a dejar de
fumar. En realidad, estos síntomas son meramente mentales: el
fumador se siente privado de su placer o de su apoyo. Más adelante lo
explicaré con más detalles.
La ansiedad física de la nicotina es tan sutil que la mayoría de los
fumadores han vivido y han muerto sin darse cuenta de que son
adictos. Cuando usamos el término “adicto a la nicotina” pensamos
que es sólo un “hábito que tenemos”. La mayor parte de los fumadores
se horrorizan con la mera idea de usar drogas, y sin embargo, eso es
precisamente lo que están haciendo: son adictos a una droga. Por
fortuna, es una droga fácil de dejar, pero primero es necesario aceptar
que se es un adicto.
Tan sólo siete segundos después de encender un cigarro se recibe
una nueva dosis de nicotina y la ansiedad termina, dando lugar a una
sensación de relajación y confianza que el cigarro parece darle al
fumador.
En un principio, cuando comenzamos a fumar, el síndrome de
abstinencia y el alivio que se siente al volver a fumar son tan leves que
ni siquiera estamos conscientes de su existencia. Cuando comenzamos
a fumar con regularidad, pensamos que es porque lo disfrutamos o
porque se ha convertido en “un hábito”. La verdad es que ya estamos
enganchados, pero no nos damos cuenta. Hemos creado un pequeño
monstruo de nicotina en nuestro interior y ahora tenemos que
alimentarlo constantemente.
Todos los fumadores comienzan a fumar por razones tontas. Nadie
tiene que hacerlo. La única razón por la que cualquier fumador
continúa fumando, así sea un fumador ocasional o un fumador
empedernido, es para alimentar a ese pequeño monstruo.
La mayor ironía acerca de fumar es que lo que disfruta un fumador
al fumar un cigarro es el placer de tratar de volver al estado de paz y
tranquilidad que tenía antes de quedar enganchado. Es como cuando la
alarma de los vecinos ha estado sonando todo el día o cuando sufre uno

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algún otro tipo de molestia menor pero constante. Entonces, cuando el
ruido o la molestia se detienen de pronto, se tiene una maravillosa
sensación de paz y tranquilidad, pero lo único que en realidad estamos
disfrutando es que se termina lo que nos molestaba. En realidad, lo
único que cualquier fumador está tratando de hacer cuando enciende
un cigarro es deshacerse de la sensación de vacío e insatisfacción que
sufre el cuerpo cuando se está eliminando la nicotina, algo que los no-
fumadores no sufren. En otras palabras, fumamos para sentirnos como
los no-fumadores.
Antes de empezar a fumar, nuestros cuerpos estaban completos.
Luego le metemos nicotina a nuestro cuerpo y cuando apagamos ese
primer cigarro y la droga comienza a eliminarse, nuestro cuerpo sufre
el síndrome de abstinencia, no es un dolor físico, sino como una
sensación de vacío. Apenas estamos conscientes de ello, pero es como
una llave de agua mal cerrada que gotea dentro de nuestro cuerpo.
Nuestra mente racional no lo comprende. Lo único que sabemos es que
deseamos un cigarro, y cuando lo encendemos, la ansiedad desaparece
y, en ese momento, nos sentimos satisfechos y tranquilos otra vez, tal y
como nos sentíamos antes de convertirnos en adictos. Sin embargo, la
satisfacción es sólo temporal, porque para aliviar la ansiedad de fumar
tenemos que meter más nicotina en nuestro cuerpo. En cuanto
apagamos ese cigarro, la ansiedad vuelve a comenzar, y así
sucesivamente. Es una cadena infinita… A MENOS QUE LA
ROMPAS.

¡Voy a curar al mundo entero de la adicción al cigarro!


La gente me pregunta por qué creo que estoy calificado para ayudar al mundo a dejar de fumar.
Después de todo, no soy médico ni psiquiatra. Yo les digo que no puede haber nadie mejor para
hacerlo.

Fui fumador durante 33 años. Todos los días fumaba un cigarro tras otro, a
veces hasta cien al día y nunca menos de sesenta. Me veía y me sentía
terrible. Además de los problemas crónicos de salud, me odiaba a mí
mismo, mi autoestima estaba por los suelos y sentía que mi vida estaba
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fuera de control.
Siempre tenía dolores de cabeza, debido a la tos constante. Tenía
hemorragias nasales, los senos nasales me pulsaban y temía que en
cualquier momento iba a morir a causa de alguna hemorragia cerebral. Sabía
que estaba matándome, pero aun así seguía fumando.
Muchas veces traté de dejar el cigarro. Una vez lo logré durante seis
meses pero sentía que seguía luchando contra la adicción. Y no es que
disfrutara al fumar. Curiosamente, nunca me engañé pensando que me
gustaba, pero sí creía que un cigarro me ayudaba a relajarme. Estaba
convencido también de que me daba valor y confianza y creía sinceramente
que no podía sentirme feliz sin un cigarro en la boca.
Era como si mi vida dependiera de los cigarros y literalmente prefería la
muerte a vivir sin ellos. Nunca he conocido a nadie que estuviera tan
enganchado como yo (o a nadie que creyera estar tan enganchado como yo).
Sé que cuando describo este pozo en el que estaba sumido, la mayoría de
los lectores, en particular los fumadores jóvenes o los fumadores sociales se
consolarán pensando que ellos nunca llegarán hasta ese punto y que
seguramente podrán detenerse mucho antes.
También me doy cuenta de que podrían pensar que este libro va a ser
página tras página de sangre, sudor y lágrimas y que mi técnica para que
dejen de fumar es asustarlos, pero no es así. Si creyera que es posible
lograrlo tratando de asustarlos no dudaría un segundo en hacerlo, pero ese
tipo de solución no me ayudó a dejar el cigarro y, si sirviera de algo,
seguramente tú ya habrías dejado de fumar. Mi método es completamente
distinto: les aseguro que no tengo para ustedes nada más que buenas noticias
y nada que remotamente pretenda asustarlos.
Es necesario entender la razón por la cual los fumadores no lo dejan a
pesar de que saben que el cigarro los está matando, porque a menos
que lo entiendas, ¡tampoco lo dejarás!
En la época en que fumaba, por insistencia de mi esposa Joyce acepté ir a
ver a un hipnoterapeuta que aseguraba que podía ayudar a las personas a

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dejar de fumar. Estaba seguro de que se trataba de una pérdida de tiempo,
pero Joyce me había hecho sentir culpable y creí que si cumplía con ir a
verlo, podría volver a casa con la conciencia tranquila y decirle: “¿Ves? Fue
una pérdida de tiempo y dinero. ¿Ahora sí te vas a resignar a que, te guste o
no, nunca podré dejarlo?”
Sin embargo, a mi regreso, estas fueron las primeras palabras que le dije
a Joyce:
¡VOY A CURAR AL MUNDO ENTERO DE LA ADICCIÓN AL
CIGARRO!
Su incredulidad era comprensible. Había sido testigo de mis incontables
intentos fallidos por dejar el cigarro y recordaba bien que una vez la había
mirado directo a los ojos y le había mentido al asegurarle que había dejado
de fumar, aunque continuaba haciéndolo a sus espaldas. Mi intento más
reciente, dos años antes, había terminado en llanto, después de meses de
espantosa depresión, mal humor y desdicha pura.

PERO ESTA VEZ ERA DISTINTO


Lo que les parecerá difícil de creer es que, antes de que apagara mi último
cigarro, ya era un ex fumador y ya sabía que nunca tendría la necesidad ni el
deseo de volver a fumar.
Por supuesto que no esperaba que fuera fácil y fue toda una revelación
cuando no sólo fue ridículamente simple, sino que incluso disfruté de todo
el proceso desde el momento en que apagué mi último cigarro. No necesité
de fuerza de voluntad. No sufrí ningún síndrome de abstinencia y no he
sentido el menor deseo de fumar desde aquel día. Y lo que es mejor: ni
siquiera subí de peso.
No es cierto que se tenga que subir de peso al dejar de fumar. Seis
meses después de haberlo dejado, ¡pesaba quince kilos menos que
cuando fumaba!
El 15 de julio de 1983 fue el día más importante de mi vida, el día en que
por fin todas las piezas del rompecabezas encajaron en su sitio y me di
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cuenta de que no necesitaba el cigarro. No fue la hipnoterapia en sí lo que lo
logró, sino algo que me dijo el hipnoterapeuta.
En cierto momento me dijo: “Fumar es una adicción”. Fue una
declaración sencilla, hecha sin demasiado énfasis, pero hasta entonces,
aquella idea no me había pasado por la mente. El efecto fue sorprendente.
Ya no tuvo que decirme nada más. Había encontrado la llave para salir de
mi prisión personal.
Si fumar era simplemente una adicción, entonces perdía todo su poder y
misterio. No era algo que hiciera por placer o consuelo, sino algo que me
veía impulsado a hacer para alimentar mi adicción. No existía una diferencia
genética entre los fumadores y los no-fumadores. Era solamente una trampa
en la que cualquiera podía caer si sucumbía a la presión para comenzar a
fumar. Desde ese momento supe que podía liberarme y me sentí confiado en
que podía ayudar a otros a hacer lo mismo, ¡para siempre!
Para tener éxito en dejar de fumar, tienes que concentrarte en lo que te
da el cigarro. Una vez que comprendas que no te da nada y que no
estás haciendo un sacrificio, estarás en camino hacia la libertad.
Más adelante hablaré a fondo acerca de la hipnoterapia y cómo puede ser de
utilidad, pero lo que sí puedo decirles desde ahora es que no fue la
hipnoterapia lo que me permitió dejar de fumar. Aunque aquel día no
comprendí el verdadero significado de lo que me había ocurrido, sí me di
cuenta de que había descubierto algo que todos los fumadores desean:

UNA MANERA FÁCIL DE DEJAR DE FUMAR

En un principio, no entendía bien por qué mis intentos anteriores por dejar
el cigarro habían sido una tortura, y por qué en esta ocasión había sido
exactamente lo contrario. Seguía haciéndome la pregunta equivocada: ¿por
qué había sido tan fácil y placentero dejar de fumar en esta ocasión? Cuando
me pregunté por qué los intentos anteriores habían sido una completa
pesadilla, de pronto todo tuvo sentido.
La maravillosa verdad es esta: ES FÁCIL DEJAR DE FUMAR SI UNO

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LO HACE CORRECTAMENTE. Sin embargo, si se hace mal, puede
volverse algo PRÁCTICAMENTE IMPOSIBLE.
Fue entonces cuando desarrollé un método para comunicar la manera
correcta y lo puse a prueba con amigos y familiares. Los resultados
confirmaron mi creencia de que el método funciona para cualquier fumador.
Estaba tan convencido, que tomé la tremenda decisión de dejar mi
trabajo y establecer una clínica de tiempo completo para ayudar a otros a
escapar de la esclavitud de la nicotina.
La noticia del nuevo método corrió de boca en boca, como reguero de
pólvora, y pronto ya no teníamos necesidad de anunciarnos. De hecho,
comenzaron a visitarme fumadores de todas partes del Reino Unido, así
como de muchas otras partes del mundo, tan sólo por las recomendaciones
personales de mis clientes satisfechos.
Cuando llegó el punto en que no nos dábamos abasto para tratar a todos
los fumadores que querían que los ayudáramos, decidí plasmar el método en
un libro: Es fácil dejar de fumar si sabes cómo. El libro ha tenido gran éxito
en todo el mundo y es, por mucho, el libro más vendido acerca del tema que
se haya publicado. Se ha traducido a 40 idiomas y sus ventas llegan a más
de 10 millones de ejemplares.

POR QUÉ AÚN NO SE HA CURADO TODO EL MUNDO


Millones de fumadores han dejado el cigarro con el método de Allen Carr,
pero aun así, fumar sigue siendo la principal causa de muertes en el mundo.
¿Por qué los cigarros siguen manteniendo atrapada a la sociedad y cómo
se puede escapar?
En un principio creí que se necesitarían alrededor de cinco minutos para
convencer a cualquier fumador razonablemente inteligente para que dejara
el cigarro, simplemente explicándole dos cosas:
1. Que el único placer o beneficio que los fumadores reciben cuando
encienden un cigarro es el alivio de la sensación de vacío e
insatisfacción que se genera cuando el cuerpo está eliminando la
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nicotina, una sensación que los no-fumadores no sufren.
2. Cada cigarro, en lugar de aliviar la sensación de vacío, de hecho la
provoca, de modo que el placer que reciben los fumadores es en
realidad una ilusión. Es como ponerse unos zapatos apretados para
sentir el placer de quitárselos.
Yo había calculado que tardaría unos diez años en curar al mundo de la
adicción al cigarro. Y sin embargo, aquí estamos, más de un cuarto de siglo
después, y hay más fumadores en el planeta que nunca antes:
aproximadamente 1,300 millones en todo el mundo.
El cigarro es la causa número uno de muertes en el mundo: provoca
alrededor de cinco millones de muertes cada año. Esa cifra está creciendo
rápidamente y la Organización Mundial de la Salud predice que se duplicará
para el 2020.
La gente sigue fumando, a pesar de que en todas partes se han
promulgado leyes en contra de la publicidad relacionada con los cigarros y
se está prohibiendo fumar en lugares públicos. Entre más difícil trata de
hacerle la vida el gobierno a la industria del tabaco en lo relacionado con la
publicidad, más ingeniosa se vuelve la industria para difundir su insidioso
mensaje.
Como puede decirte cualquiera que trabaje en mercadotecnia, la
publicidad directa es una manera relativamente cara e ineficaz de difundir
un mensaje. Es mucho mejor colocar los productos en situaciones de la vida
diaria y crear la impresión de que son parte de un estilo de vida deseable. Si
pueden colocarlos en las manos de celebridades que se consideren modelos
a seguir, mucho mejor.
•••• HECHO•••••
Los médicos creen que si nos dicen que cada cigarro nos quita más de siete minutos de vida,
esta información nos ayudará a dejarlo, pero los fumadores ya saben que el cigarro los está
matando y aun así no lo dejan.

A principios de la década de los 80’s, el cigarro prácticamente había


desaparecido de nuestras pantallas. Por supuesto que no es coincidencia que

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desde que se establecieron las prohibiciones de anunciar cigarros y fumar en
lugares públicos, el uso de cigarros en las películas de Hollywood ha
alcanzado los mismos niveles que tenía en las décadas de los 40’s y 50’s.
Tanto en la pantalla grande como en la pantalla chica, hemos visto una
gran cantidad de películas y programas en los que los protagonistas fuman.
Crear una serie de televisión cuesta mucho dinero; hacer una película
todavía más, y la inclusión de productos de la industria del tabaco ayuda a
pagar las cuentas y permite que el producto se mueva y la industria extienda
su influencia en maneras aún más sofisticadas.
Se dice que a los grandes cineastas de Hollywood les han pagado
millones de dólares para lograr que los cigarros aparezcan en sus películas.
Los actores y modelos más conocidos también han indicado que les han
pagado enormes sumas de dinero por fumar en la pantalla, en las pasarelas y
en público. Las imágenes de celebridades fumando se encuentran en todas
las revistas y diarios. Nada de esto es casualidad.
Sin embargo, la industria del tabaco y sus tácticas no son la razón por la
que no pude curar al mundo entero de la adicción al cigarro en el lapso de
diez años. Primero tenía que convencer a los fumadores mismos, así como
al resto de la sociedad, de que no fumaban porque querían, sino que habían
caído en una trampa.
De hecho, lo más ingenioso de esa trampa es que ¡puedes tardar años en
darte cuenta de que estás en ella! Creí, inocentemente, que si hubiera un
botón mágico que cualquier fumador pudiera apretar y despertar al día
siguiente como si nunca hubiera fumado, todos lo apretarían de inmediato.
Sin embargo, muy pronto me di cuenta de que muchos fumadores tienen la
falsa impresión de que tienen al cigarro bajo control. Si eres uno de ellos, ¡te
tengo malas noticias!

TÚ NO DECIDES SI FUMAS O NO

Si tuvieras el control, no estarías leyendo este libro. Si simplemente


pudieras elegir entre fumar o no fumar, elegirías ser un no fumador.

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EN RESUMEN
• La nicotina es el veneno adictivo que te engancha. Es el asesino número 1.
• Los fumadores siguen fumando a pesar de las desventajas evidentes que tiene hacerlo
porque están en una trampa.
• La adicción a la nicotina es lo que hace que los fumadores sigan fumando. Es una
enfermedad.
• Tú no tienes el control. El cigarro te controla a ti.

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CAPÍTULO 2

LA TRAMPA
EN ESTE CAPÍTULO
• EL MIEDO TE MANTIENE FUMANDO • LA TRAMPA DE LA NICOTINA
• EL PEQUEÑO MONSTRUO DE LA NICOTINA EN EL CUERPO
• EL GRAN MONSTRUO EN LA MENTE • CÓMO ESCAPAR DE LA TRAMPA

Mucha gente que ha estado en la cárcel durante mucho tiempo suele volver
a cometer crímenes cuando la dejan en libertad y no es porque crean que
van a ganar algo, sino porque es la única manera de regresar a la
“seguridad” de la prisión. Esto nos ayuda a comprender por qué un fumador
con una tos espantosa y que claramente no obtiene ningún placer al fumar,
sigue haciéndolo. Puede resumirse en una sola palabra: MIEDO.
Para este fumador, el miedo de permanecer en la trampa es, muchas
veces, menor que el terror que le provoca verse liberado. Tengo que dejarlo
muy claro: cualquier fumador se sentirá mucho más feliz y más seguro
cuando escape de la prisión de la nicotina.
¿Por qué los fumadores pasan toda su vida bloqueando en su mente las
diversas y poderosas razones para no fumar y buscan la más pequeña excusa
para fumar “sólo uno más”?

LA TRAMPA DE LA NICOTINA
En la mente del fumador se da una lucha constante de dos miedos. Por un
lado te dices: “El cigarro me está matando, me está costando una fortuna,
¡es un hábito asqueroso y sucio que controla mi vida!” Pero por el otro
piensas: “¿Cómo puedo disfrutar de la vida sin mi pequeño placer o cómo
puedo hacerle frente al estrés sin mi apoyo? ¿Tengo la fuerza de voluntad y
la fortaleza para pasar por el espantoso trauma de tratar de dejarlo? ¿Alguna
28
vez seré completamente libre de esta ansiedad por fumar?”
Es probable que, en el primer capítulo, hayas puesto en tela de juicio la
descripción que hago de fumar como una enfermedad. Tal vez lo
interpretaste como que fumar es la causa de otras enfermedades, pero no es
eso lo que quise decir. Fumar ya es, en sí, una enfermedad; y esta
enfermedad se llama adicción a la nicotina. Ya está clasificada como tal por
la profesión médica.
Lo que es más, la adicción a la nicotina no es sólo un desafortunado
efecto secundario de ser fumador, sino que es la ÚNICA razón por la que la
gente fuma. Los fumadores están enganchados, como un pez en el anzuelo
de un pescador.
¿Por qué sentimos tanta renuencia a enfrentar la verdad acerca del
cigarro? ¿Por qué hacemos caso omiso de la advertencia que viene en cada
cajetilla que compramos? ¿Por qué los padres sienten tanto miedo de que
sus hijos caigan en la trampa de la heroína, que mata a muchas menos
personas que el cigarro, pero no parecen darle tanta importancia al hecho de
que muchos de ellos se encuentran ya en la trampa del asesino número 1?
Poco después de abrir mi primera clínica, en 1983, la enfermedad que
aterrorizaba a todos era el SIDA. Apenas estábamos aprendiendo la terrible
verdad acerca del SIDA y era muy atemorizante. En el Reino Unido se
predijo que para 1990 habría matado a 3,000 personas. Había una sensación
de que la existencia misma de la raza humana estaba amenazada. Y sin
embargo, desde hace muchos años, más de 2,000 británicos mueren cada
semana, año tras año, por la adicción al cigarro, y las cifras para el resto del
mundo nos ofrecen un panorama similar.
Como fumadores, nos consolamos con la idea de que a nosotros no nos
pasará, o que nos detendremos antes de llegar a esa etapa. Pero aún si no nos
pasa, seguimos sentenciándonos a una vida de mal aliento, dientes
manchados, problemas respiratorios, tos, miseria y cansancio. ¿Por qué no
nos damos cuenta de la esclavitud en la que estamos hundidos?
La mayor parte de las veces fumamos sin pensarlo. Las únicas veces que
estamos conscientes de que lo hacemos son cuando tosemos y nos
29
ahogamos y desearíamos no haber empezado a fumar nunca; o cuando
arrojamos el humo en el rostro de un no fumador y nos sentimos estúpidos y
antisociales; o cuando se nos están acabando los cigarros y nos entra el
pánico; o cuando estamos en situaciones en las que la sociedad no nos
permite fumar y nos sentimos privados y miserables.
¿Qué clase de placer representa algo que cuando lo haces, ni siquiera te
das cuenta, y si llegas a darte cuenta, desearías no estarlo haciendo? Y sólo
parece importante cuando no lo puedes hacer.
Tal vez estés pensando que la culpa de tu adicción la tiene la industria
del tabaco, esos miserables que trafican con la muerte. En realidad, la
industria del tabaco sólo es parte del problema. Con todo lo ingeniosa y
poderosa que pueda ser, no ha sido el principal obstáculo que he tenido para
erradicar el problema de la adicción al cigarro.
Subestimé la simple incompetencia, la apatía, la ignorancia, la ineptitud y
estupidez de las instituciones mismas que uno esperaría que fueran mis
aliadas más fuertes, instituciones que supuestamente se preocupan, como la
profesión médica establecida y todos sus llamados expertos, el gobierno, el
servicio civil y los medios, porque todos ellos, en lugar de ayudar a los
pobres fumadores a liberarse, insisten en darles consejos que prácticamente
¡garantizan que seguirán siendo esclavos de por vida!
Perpetúan el mito de que fumar es un hábito, un placer, un apoyo, de que
los fumadores fuman porque así lo deciden, de que el cigarro es algo
disfrutable y, el mito más grande de todos: que es difícil dejar de fumar.
La psicología de los adictos a la nicotina hace que las medidas más
severas, como las prohibiciones y las advertencias explícitas acerca del daño
a la salud, no sirvan de nada. De hecho, sólo refuerzan el mito de que es
muy difícil dejar de fumar. Voy a ponerlo muy claro de una vez por todas:

¡ES FÁCIL DEJAR DE FUMAR!

Probablemente les parezca difícil de creer, especialmente si, como yo, han
intentado ya dejarlo, sin éxito y con dolorosas consecuencias. Es porque

30
hasta la tarea más simple se vuelve imposible si uno lo intenta de la forma
equivocada. Con el método Easyway para dejar de fumar de Allen Carr,
podrás disfrutar de tu libertad desde el momento mismo en que apagues tu
último cigarro.
Todas las instituciones que mencioné te dirán que dejar de fumar
requiere de una inmensa fuerza de voluntad. Te dirán que utilices productos
con nicotina u otros sustitutos para ayudarte a superar el trauma de dejar el
cigarro. Al hacerlo, te estarán empujando más y más profundo en la trampa,
y no podrás salir hasta que comprendas por qué:

DEJAR EL CIGARRO NO REQUIERE DE FUERZA DE VOLUNTAD.


DEJARLO NO TE CAUSA UN DOLOR FÍSICO

Tu adicción a fumar es 1% física y 99% mental. Cuando dejas de fumar, la


nicotina abandona tu cuerpo con mucha rapidez y sin dolor alguno.
Si pudieras aislar la sensación física que te provoca, sería apenas como
una leve comezón. Esto es a lo que llamo el Pequeño Monstruo de la
Nicotina. También está el Gran Monstruo en tu mente. Es el lavado de
cerebro que te dice que fumar es algo que te ayuda, que te da placer y que lo
necesitas para vivir. Cuando el nivel de nicotina en tu cuerpo baja, el
Pequeño Monstruo de la Nicotina dispara una reacción alrededor del área de
tu estómago. El Gran monstruo interpreta esa reacción como: “Quiero un
cigarro”. Es la trampa de la nicotina: la manera ingeniosa en la que los
cigarros convierten a los fumadores en esclavos. Cada cigarro causa el
deseo del siguiente, para poder llenar el vacío que deja la nicotina al
abandonar el cuerpo. Y así continúa, hasta el infinito.

CÓMO ESCAPAR DE LA TRAMPA


Lo único que tenemos que hacer es destruir al Gran Monstruo. Y sólo hay
una manera de hacerlo. No es con fuerza de voluntad ni con sustitutos del
cigarro. La única manera de curarse exitosamente de esta adicción sin
sentirse privado es eliminar el lavado de cerebro que dio lugar a que

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apareciera el Gran Monstruo en tu mente.
El propósito de este libro es mostrarte cómo te atrajeron hasta la trampa
de la nicotina, eliminar todos los mitos y las ilusiones que te mantienen
enganchado, enseñarte cómo escapar y mantenerte libre y ayudarte a ti y a
millones más como tú a dejar de fumar ya.
Para ello tienes que entender y seguir TODAS las instrucciones. Es
posible que te parezca que algunas cosas que digo son excesivamente
dogmáticas. El método depende de que logres un cierto estado mental, y es
resultado de más de 25 años de experiencia. Por lo tanto, mi PRIMERA
INSTRUCCIÓN es esta: si te pido que hagas algo o que no lo hagas, sigue
siempre mis instrucciones.
Es importante que comprendas con claridad lo que lees. No supongas que
algo es obvio; piensa cada cosa con cuidado. Cuestiona tus propios puntos
de vista y tus ideas preconcebidas. Para cuando llegue el momento de fumar
tu último cigarro, tendrás que entender, sin la menor duda, por qué no hay
razón para desear un cigarro nunca más en tu vida.
Finalmente, mientras leas este libro no trates de reducir la cantidad de
cigarros que fumas. Sigue fumando como lo harías normalmente. Y no te
detengas sino hasta que yo te lo indique. No te preocupes: al final apagarás
tu último cigarro con una sensación de euforia.
“Me sentí invadida por una nueva sensación de libertad”.
Celia Hall, editora médica, The Independent

EN RESUMEN
• La mente del fumador está en un constante estira y afloja de dos miedos.
• Este es el Pequeño Monstruo de la Nicotina.
• Dejar la nicotina no causa un dolor físico.
• Este es el Gran Monstruo.
• La adicción está 99% en la mente.
• Existe una manera fácil de dejar de fumar.
• No se requiere fuerza de voluntad ni sustitutos para dejar el cigarro.

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• Sigue fumando como de costumbre hasta que estés listo para liberarte.

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CAPÍTULO 3

EL MITO
EN ESTE CAPÍTULO
• CÓMO COMIENZA LA ADICCIÓN • LAS ALARMAS
• ESA SENSACIÓN DE VACÍO • UN CIGARRO LLEVA A OTRO
• CÓMO REPROGRAMAR TU CEREBRO • LA CLAVE PARA ESCAPAR

EL ENGAÑO DEL PLACER


Los fumadores que insisten en que sienten un verdadero placer al fumar pueden ser muy
convincentes.

Hay muchas personas inteligentes, dominantes, con gran fuerza de voluntad


que pueden fumar sólo algunos cigarros al día. Ellos te asegurarán que
pueden pasarse varios días sin fumar, si se deciden. Pero, ¿por qué sienten la
necesidad de decírtelo? Si estuvieran explicándote lo mucho que disfrutan
cuando juegan golf, ¿crees que sentirían la necesidad de decirte: “Claro que
si quiero, puedo pasarme varios días sin jugar”?
Mucho antes de caer en la trampa de la nicotina, todos sabemos que
existen poderosas razones para no fumar, pero la trampa es tan ingeniosa
que prácticamente todos prueban un cigarro alguna vez. Si les preguntas a
los jóvenes qué están empezando a fumar, por qué fuman, te dirán que es
porque les gusta. Pero es evidente que no es cierto. El sabor y el olor son
espantosos y no se atreven siquiera a darle el golpe por miedo a que el humo
los haga toser o les provoque náuseas.
Pregúntales otra vez algunas semanas después y te dirán que les gusta el
sabor y el olor. Y esta vez no estarán mintiendo. Realmente creen que es
cierto, pero lo que están diciendo en realidad es que ya se acostumbraron al
espantoso sabor y olor. Después de algunas semanas más, responderán a la

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misma pregunta diciendo: “Me relaja. Me ayuda a concentrarme. Me da
confianza”.
Así que, en este corto período de tiempo, el cigarro milagrosamente se ha
transformado de algo que sabe y huele asqueroso, en algo que no sólo sabe
y huele bien, sino que hasta les ayuda. El cigarro no ha cambiado. Lo que
cambió es la percepción del joven. Pero no dura mucho. Si les preguntas
algunos años más tarde, la respuesta probablemente será: “Es simplemente
un hábito que tengo”.
¿Por qué ya no decimos: “Porque me gusta” o “Me da confianza” y
comenzamos a decir, “Es sólo un hábito”? Porque sentimos que no nos está
dando placer ni nos ayuda en realidad como alguna vez creímos y porque
desearíamos jamás haber comenzado a fumar. El problema es que cuando
tratamos de dejarlo aplicando la fuerza de voluntad, nos sentimos miserables
porque creemos que nos estamos privando de algo y no somos capaces de
hacerlo. Es cuando comenzamos a darnos cuenta de que en realidad estamos
enganchados.
Si te haces la misma pregunta años después, cuando llegas a la etapa en
la que sientes que cada cigarro te está matando, cuando te acuestas cada
noche con la esperanza de poder despertar al día siguiente sin el deseo de
fumar o con la fuerza de voluntad suficiente para vencer la tentación,
entonces sabrás que la única respuesta honesta es la siguiente: “¡Soy un
ADICTO!”
Nuestras excusas para fumar siguen cambiando, pero la verdadera razón
es siempre la misma. La verdadera razón por la que fumamos es para tratar
de acabar con esa sensación de vacío, ese sentimiento de insatisfacción que
creó el primer cigarro. Pero, por supuesto, otro cigarro no le pone fin a esa
sensación. Al contrario, la prolonga y garantiza que la sufrirás una y otra
vez durante el resto de tu vida.
Sin embargo, no tiene por qué ser así. Una vez que eliminemos el lavado
de cerebro y que eliminemos las ilusiones y conceptos equivocados acerca
de fumar, descubrirás que liberarse es sencillo. Si hubiéramos escuchado y
seguido nuestros instintos naturales, jamás nos habríamos enganchado.

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CONFÍA EN TUS INSTINTOS
Conforme nos adaptamos a la vida moderna, hacemos a un lado muchas de
las respuestas instintivas que son vitales para nuestra sobrevivencia. El
cuerpo humano está equipado con ciertas fuerzas innatas que nos guían; de
todas ellas, el instinto de sobrevivencia es el más poderoso. La
sobrevivencia depende de diversas respuestas naturales, como el miedo, el
dolor, el cansancio… que irónicamente son cosas que por lo general
consideramos como debilidades. Es posible que creas que el miedo se
relaciona con la cobardía, pero sin el miedo al fuego, a las alturas, a
ahogarnos o a ser atacados caeríamos ciegamente en todo tipo de situaciones
que podrían causarnos la muerte.
En las clínicas de Allen Carr, los fumadores con frecuencia dicen que
“tienen problemas con los nervios”, como si sentirse ansioso o nervioso
fuera una enfermedad. Pero si alguien azota una puerta y tú pegas un brinco,
no quiere decir que haya nada malo con tus nervios, sino todo lo contrario.
Es el mismo instinto que hace que las aves salgan volando al menor sonido
y puedan escaparse del gato que las acecha.
De la misma forma, el cansancio y el dolor no son algo malo, sino
señales de advertencia. El cansancio es la manera que tiene tu cuerpo de
decirte que necesitas descansar; el dolor te dice que una parte de tu cuerpo
está en problemas y necesitas hacer algo al respecto.
Solía bromear diciendo que me pasé la mitad de mi vida dañándome la
garganta al fumar, y el resto dañándomela al hablar demasiado en mis
clínicas. Usaba esas tabletas o atomizadores anestésicos para ayudarme con
el dolor, pero la garganta irritada no era el problema; lo que mi cuerpo
estaba diciéndome era: “¡Dale un descanso a tu voz! Si no lo haces, vas a
tener problemas más graves”. Al atenuar el dolor en lugar de descansar la
voz, estaba haciendo el equivalente de desconectar la señal de advertencia
que se ilumina en el coche cuando le falta aceite, en lugar de ponerle aceite.
Durante años pensé que mi tos de fumador terminaría por matarme.
Ahora me doy cuenta de que probablemente me salvó la vida.
Una buena parte de la medicina moderna está diseñada para aliviar el dolor
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temporalmente en lugar de eliminar la causa. Cuando tomamos un
anestésico estamos minando nuestro sistema inmunológico. Al eliminar el
dolor detenemos las señales que le dicen a nuestro cerebro que reúna una
fuerza de ataque para luchar contra la causa del problema. Lo que es más,
muchos de los medicamentos que tomamos, incluso los que prescriben los
médicos, son venenos adictivos hacia los que desarrollamos cierta
inmunidad, de modo que terminamos tomando más y más en un vano
intento por escapar de los síntomas de la abstinencia y mantener un estado
de normalidad.
En el caso del cigarro, la mayoría podemos recordar que nuestros
primeros cigarros nos sabían horrible. Esa es la advertencia de nuestro
cuerpo: “¡ESTO ES VENENO! ¡NO LO TOQUES!”
Criaturas menos inteligentes habrían hecho caso de la advertencia, pero
la especie humana ha recibido un buen lavado de cerebro para no hacerle
caso. Los fumadores que ya están enganchados dicen: “Sigue tratando. Es
un gusto adquirido”. Pero eso no es cierto.

¡ES UN MAL GUSTO ADQUIRIDO!

Sin embargo, tu cuerpo no cede en su intento por protegerte. Hace sonar


otras campanas de alarma: comienzas a toser y a sentir náuseas… es posible
que hasta vomites. Tu cuerpo hace todo lo posible por evitar que inhales ese
humo tóxico.
Si no haces caso de todas las advertencias y sigues fumando,
desarrollarás una tolerancia al veneno. El sistema es tan sofisticado que tu
cuerpo, que supone que te están obligando a que te sigas envenenando,
incluso logra que dejes de notar el espantoso sabor y olor. Ocurre lo mismo
si trabajas en una granja donde se crían cerdos.
Si tienes el sentido común de dejar de envenenarte sistemáticamente, en
apenas unos cuantos días la increíble maquinaria que es tu cuerpo
comenzará a expulsar las toxinas acumuladas y te dejará tan fuerte como
antes. ¡Siempre y cuando no sea demasiado tarde!

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Si esta “máquina increíble” trabaja tan duro para evitar que fumemos,
¿por qué seguimos envenenándonos?

CÓMO EL INTELECTO NOS LLEVA POR EL MAL CAMINO


La mayor parte de los animales confían en su instinto para sobrevivir. El
cerebro humano funciona, en parte, de manera instintiva y en parte por
deducción. Puede utilizar las experiencias pasadas, a través de la memoria,
la imaginación y la experimentación y aplicar este conocimiento en la
solución de problemas nuevos. No sólo aprovecha sus propias experiencias,
sino que, gracias a nuestra habilidad para comunicarnos y almacenar
conocimiento, puede aprovechar también las experiencias e ideas de otras
generaciones y culturas. Nuestro intelecto se ha desarrollado a tal grado que
tiene incluso la arrogancia de cuestionar nuestro instinto.
En el pasado, siempre que mi lógica y mis instintos estaban en
conflicto, optaba por seguir la lógica. Hoy le hago caso a mis instintos
siempre. ¿Por qué? Porque sé que mi cerebro instintivo es muchas
veces más inteligente que mi cerebro lógico.

CÓMO LLENAR EL VACÍO


Al utilizar nuestro intelecto hemos hecho a un lado la necesidad de cazar
para comer, de reunir madera para hacer fuego y de evitar muchos peligros.
Las tiendas, las plantas generadoras de energía, las estufas y la ley se hacen
cargo de todo eso. Tendemos a menospreciar nuestros instintos en favor de
nuestro intelecto. Los resultados son impresionantes: la música, el arte, la
literatura, el deporte, la ciencia… todos ellos son elementos que nos
distinguen de otras criaturas de la Tierra, pero nuestro intelecto también ha
dado lugar a horrores mucho mayores de los que podría fabricar una criatura
puramente instintiva. El problema comienza al nacer.
El shock del nacimiento nos deja buscando desesperadamente la
seguridad.
Eso es lo que nuestra madre representa. Nuestra necesidad y vulnerabilidad
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continúan a lo largo de la infancia y con frecuencia se nos protege de las
realidades más duras de la vida en un mundo artificial.
No pasa mucho tiempo antes de que nos demos cuenta de que no existen
las hadas, ni tampoco Santa Claus. Vemos a nuestros padres, que hasta
entonces habían sido nuestros pilares de fortaleza, de una manera más
crítica y comenzamos a darnos cuenta de que no son los seres perfectos e
inamovibles que siempre habíamos imaginado. Nos damos cuenta de que
tienen debilidades, fragilidades y temores, igual que nosotros.
Esa desilusión deja un vacío en nuestras vidas, que tendemos a llenar con
ídolos de la música, las películas, la televisión y los deportes. Creamos
nuestras propias fantasías. Convertimos en dioses a esas personas y les
atribuimos cualidades que sobrepasan por mucho las que en realidad poseen.
Tratamos de disfrutar de los reflejos de su gloria. En lugar de convertirnos
en individuos completos, fuertes, seguros y únicos por derecho propio, nos
volvemos una especie de vasallos, fans impresionables que quedan
completamente abiertos a la sugestión.
Nos obligan a dejar la seguridad de nuestro hogar para ir a la escuela y
esto nos lleva a un nuevo conjunto de temores e inseguridades. Frente a toda
esta confusión e inestabilidad, buscamos apoyo, un poco de empuje de vez
en cuando. Nuestro intelecto nos da la solución que programaron en nuestro
cerebro desde que éramos muy jóvenes. “¿Qué hacen los adultos cuando
necesitan un estímulo? Fuman o beben”.
¿Acaso es tan sorprendente que los jóvenes prueben el cigarro? Después
de todo, tú lo hiciste. Nuestra sociedad programa a las futuras generaciones
para que se conviertan en adictos a las drogas.
Nuestra habilidad para comunicar y absorber información positiva es
similar a nuestra habilidad para comunicar y absorber información negativa.
Nuestra inteligencia parece ser la falla en la máquina, pero en realidad
la falla radica en nuestra incapacidad de usarla adecuadamente. Es
como si el trabajador de una fábrica le quitara una guarda de
seguridad a una máquina, para acelerar la producción. La intención es
lograr un aumento en la productividad. El resultado es la disminución
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de la longitud de su brazo.

INTELECTO CONTRA INSTINTO


Conforme el intelecto le gana al instinto, los patrones de comportamiento se
distorsionan. La clave está en distinguir los instintos genuinos de las
reacciones habituales que son el resultado de suposiciones y percepciones
que se han programado en nuestro cerebro.
Nuestro intelecto domina nuestros instintos, lo que inicia reacciones poco
naturales, como por ejemplo, tomarse una aspirina cuando se tiene un dolor
de cabeza. Has contaminado tu cerebro instintivo con información
equivocada que se ha vuelto parte de la programación. Antes de caer en la
trampa de la nicotina, no tenemos necesidad de fumar, pero una vez
atrapados, continuamente nos encontramos en situaciones que percibimos
como insuperables sin un cigarro. Una vez que nos convencemos de que
fumar nos relaja, nos ayuda a concentrarnos, nos quita el aburrimiento y el
estrés y nos hace sentir más confiados, automáticamente buscamos un
cigarro en una gran cantidad de circunstancias.
Entonces, ¿qué podemos hacer para reprogramar nuestro cerebro y
volver a ese estado de felicidad en el que nunca necesitábamos ni
deseábamos un cigarro? Puede parecerte difícil en esta etapa, incluso
imposible, pero te aseguro que no sólo es posible sino que además es
sumamente fácil. Lo único que tienes que hacer es usar tu intelecto para
remplazar las reacciones que causa la mala información con reacciones
derivadas de la información correcta. Aquí tienes un ejercicio que te
mostrará lo fácil que es. Mira la imagen que aparece abajo. Deja que tu
imaginación te guíe libremente y ve lo que puedes encontrar en ella

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Si te parece que sólo son un montón de siluetas revueltas, mueve poco a
poco el libro, alejándolo de tus ojos y concentrándote en los espacios
blancos, en lugar de en las figuras negras. Verás cómo te salta a la vista la
palabra LIFT (ELEVADOR).
Si ahora acercas el libro un poco más, lo verás igualmente claro. ¿Por
qué no pudiste verlo en primer lugar? Porque tu cerebro intelectual estaba
tratando de darle sentido a las figuras negras, en lugar de al espacio entre
ellas. Estaba tratando de descifrar un problema impreso en negro sobre
fondo blanco, cuando debió haber estado viendo lo contrario. ¿Por qué?
Porque la experiencia nos ha enseñado que los fondos son blancos y la
información se presenta en negro, como ocurre en el resto de este libro.
Ahora trata de ver la imagen y no ver la palabra LIFT. No puedes,
¿cierto? Tu cerebro sabe ahora que la palabra está ahí y no puedes engañarlo
para que crea lo contrario. Lo mismo sucede cuando te das cuenta de lo que
fumar realmente es: es el momento de la revelación. Como en el diagrama
de la palabra LIFT, una vez que has visto la realidad, no puedes volver a
engañarte.
Si es posible engañar al cerebro para que crea que fumar nos relaja, nos
da confianza, nos ayuda a concentrarnos y alivia el estrés y el aburrimiento,
¿importa mucho que no sea cierto? Claro que importa, porque en realidad,
fumar está haciendo todo lo contrario y algo peor… ¡te está matando!
No sería tan malo si ese engaño realmente hiciera felices a los
fumadores, pero no es así. Los fumadores se siguen sintiendo desdichados,
irritables, llenos de temor y auto desprecio. Esa es la realidad. Por eso es
que odian la idea de que sus hijos fumen. De hecho, fumar no sólo no te
hace sentir mejor, sino que te hace sentir mucho peor.
Cuando satisfaces un instinto genuino, como el hambre o la sed, te
sientes mejor y eso te proporciona un placer genuino. Fumar crea una
sensación artificial de insatisfacción y vacío.
Al tratar de llenar este vacío artificial, los fumadores lo perpetúan, ya que
la causa del vacío es la misma cosa que ellos creen que los ayuda a aliviarlo,
es decir, el cigarro. La adicción crea un vacío que sólo puede llenarse con la
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eliminación de la adicción.
Una minoría de los clientes que asisten a las clínicas de Allen Carr no
logra dejar de fumar después de la primera sesión. Algunos dicen más tarde:
“Seguí todas las instrucciones que me dieron. Comprendí todo lo que se
dijo. Me repetía a mí mismo que los cigarros no hacían absolutamente nada
por mí. Me repetía que no necesito los cigarros ni tampoco los quiero.
Entonces, ¿por qué fallé?”
•••• HECHO•••••
Todos y cada uno de los fumadores tienen la probabilidad de morir prematuramente como
resultado directo de su consumo de cigarros.

La respuesta está en la frase “Me repetía”. ¿Por qué tienen que repetirse
que los cigarros no hacen nada bueno por ellos y que no los necesitan ni los
desean?
Yo sé que la heroína no hará absolutamente nada bueno por mí y que ni
la necesito ni la deseo, y no tengo que repetírmelo una y otra vez. El hecho
de que tengan que seguir diciéndoselo a sí mismos significa que la duda
seguía en su mente. No creyeron por completo lo que se les dijo. Para usar
la analogía del acertijo con la palabra LIFT, se les dijo y comprendieron que
la clave está en los espacios en blanco y no en el estampado en negro, pero
en realidad no pudieron ver la palabra LIFT.
El conocimiento no necesariamente es suficiente para escapar a la trampa
de la nicotina. Necesitas entender la trampa y creer la verdad de que fumar
no te proporciona ningún placer o apoyo genuinos. Por fortuna, para la
minoría de los fumadores que no pueden dejarlo en la primera sesión, se
proporcionan sesiones de apoyo gratuitas, bajo la garantía de devolución de
dinero, y la gran mayoría logra no sólo el conocimiento y el entendimiento,
sino también la creencia necesaria para convertirse en felices no-fumadores.
Te voy a explicar por qué fumar no hace absolutamente nada por ti, por
qué no vas a extrañarlo, por qué disfrutarás más de la vida y podrás hacerle
frente al estrés de una mejor manera y por qué es sencillo dejarlo. Es posible
que entiendas lo que digo, pero para asegurar el éxito, tienes que ir un paso
más lejos:
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TIENES QUE CREERLO

UNA HISTORIA QUE SUENA FAMILIAR


Cuando te fumas tu segundo cigarro, das inicio a un viaje de deshonestidad, no sólo con
otros, sino también contigo mismo. Ya has roto la promesa, esa que todos los jóvenes se
hacen a sí mismos, ya sea de manera consciente o inconsciente: “Nunca seré tan estúpido
como para engancharme con el cigarro”. Es sólo cuestión de tiempo antes de que
hagamos lo mismo con una segunda promesa: “Tal vez le acepte un cigarro de vez en
cuando a algún amigo, pero ¡ni en sueños voy a ir a comprarlos!”
Los jóvenes creen que no pueden quedar enganchados sino hasta que aprenden a disfrutar
del sabor y el olor. Como con cualquier droga, los primeros cigarros los fuman por
insistencia de los amigos. No sienten culpa al aceptarlos porque en esa etapa ellos no los
pidieron, ni los quieren realmente. De hecho, sienten que le están haciendo un favor a su
amigo al acompañarlo a fumar.
Pero los jóvenes llegan pronto a la etapa en la que comienzan a pedirles a sus amigos un
cigarro y, por supuesto, no pasa mucho antes de que el amigo les diga: “Ya es hora de que
te compres los tuyos”. Así que el joven sin cuestionarlo, obedece. Pero, ¿es en realidad
sólo para pagar los que ha pedido o es porque ahora siente la necesidad de fumarse un
cigarro y la única manera de obtenerlo es ir a comprarlo?

Hemos hablado acerca del vacío que produce el cigarro. La realidad es que
fumar agranda un vacío que ya existe. Desde el shock que es venir al mundo
hasta las incertidumbres de la adolescencia, tendemos a sentir un vacío, una
inseguridad, que las presiones de la vida moderna no hacen más que
empeorar.
Convencidos por el mito de que fumar ofrece consuelo y relajación, tarde
o temprano la mayoría de los jóvenes encienden un cigarro. La nicotina deja
el cuerpo y crea un vacío mucho más grande. El segundo cigarro reemplaza
la nicotina y reduce el vacío. Por supuesto que se produce una sensación de
seguridad y satisfacción. Una víctima más ha caído en la trampa.
Por regla general, entre más sutil sea la trampa, más mortífera resulta.
Mira por ejemplo esa maravilla de la naturaleza, la planta carnívora
sarracenia. Atraída por el dulce aroma del néctar de la flor, una mosca se
posa en la parte superior del borde de la planta. No le teme a la planta. ¿Por
qué habría de temerle? Tiene sus alas y puede volar cuando quiera. Pero,
¿por qué querría marcharse? El néctar es delicioso. Así que la mosca se
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aventura cada vez más profundo dentro de la planta, resbalando
ocasionalmente por los dulces costados, y aunque trata de volver hacia la luz
al presentir el peligro de las oscuras profundidades, el néctar es demasiado
bueno para resistirse; hace a un lado el instinto de alejarse volando hasta
que, demasiado tarde, se da cuenta de que la planta se la está comiendo y no
al contrario.
La trampa de la nicotina es muy parecida a la de la sarracenia, sólo que
mucho más sutil. La trampa de la nicotina no tiene anzuelo. A diferencia del
néctar que tienta a la mosca, los primeros cigarros saben horrible… por eso
hacemos a un lado cualquier temor de que podamos quedar enganchados.
“¡Jamás podría enviciarme con esto!”
Pero al igual que ocurre con la mosca que no se da cuenta del espantoso
predicamento en que se encuentra sino hasta que ya ha pasado el punto de
no retorno, los fumadores no se dan cuenta de que han caído en la trampa de
la nicotina sino hasta que están real y verdaderamente enganchados. De
hecho, muchos fumadores han vivido y han muerto sin darse cuenta de que
son adictos. Creen que están en control y que fuman porque lo disfrutan.
Sólo cuando tratan de escapar se dan cuenta de que cayeron en una trampa.

NUNCA ES DEMASIADO TARDE PARA ESCAPAR


Algunos fumadores todavía aseguran que les gusta la imagen de ser un
fumador, la idea de que se ven elegantes, como estrellas de cine. Otros
reconocen que son más bien drogadictos patéticos. ¿Cómo saber cuál es el
engaño y cuál la realidad? Conforme pasan los años, la mayoría de los
fumadores pasa de gustarle la imagen a sentirse como un drogadicto
patético. A nadie le sucede al revés.
Una vez que reconoces que eres un adicto, comienzas a ver la realidad.
Ya no te engañas pensando que fumar es un placer genuino o un apoyo y
encontrarás fácil dejarlo. Este es un aspecto en el que la planta carnívora
resulta mejor que la trampa de la nicotina. Una vez que la mosca se da
cuenta de que está atrapada dentro de la planta, es demasiado tarde para
escapar. Una vez que tú te das cuenta de la naturaleza de la trampa de la

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nicotina, ¡ESCAPAR ES SENCILLO!
Una de las partes más ingeniosas de la trampa de la nicotina es que te
convierte en tu propio carcelero… pero esa es también su debilidad. Este
método te da la llave de tu prisión. Lo único que tienes que hacer es
entender cómo usarla.
Para eso tienes que invertir el proceso por medio del cual quedaste
atrapado. Y como las percepciones que te esclavizan son ilusiones, una vez
que las elimines, ya serás libre. Lo único que tienes que hacer es creer en
esta maravillosa verdad:

¡EL CIGARRO NO TE DA PLACER NI TE AYUDA EN NADA!

Una vez que comprendas y aceptes esto, ya no sentirás que te privas de


nada. ¿Crees que es más fácil decirlo que hacerlo? No si lo enfocas de la
manera correcta. Piensa en esto: a menos que seas un adicto a la heroína, la
idea de inyectarte tú solo heroína probablemente te llena de horror.
Entonces, ¿por qué crees que los adictos a la heroína tienen ese gran deseo
de picarse con una aguja ellos solos? ¿Los envidias? ¡Por supuesto que no!
Por el contrario, te provocan lástima. ¿Por qué ves la adicción de una
manera tan diferente a como la ven ellos? ¿Será porque su perspectiva está
muy distorsionada debido a los efectos de la droga? Los no-fumadores
también ven a los fumadores desde una perspectiva completamente distinta.
•••• HECHO•••••
La heroína mata alrededor de 1,000
personas al año en el Reino Unido. Más de 110,000 mueren a causa de la nicotina.

TRATA DE VERTE A TI MISMO CÓMO TE VE UN NO FUMADOR


Puedo recordar el esfuerzo que necesitaba hacer para levantarme cada mañana cuando
era fumador, y esa sensación de depresión y letargo. Recuerdo la mancha café en mi
lengua. Recuerdo la sensación sofocante de mi primer cigarro del día y la falta de aliento,
la tos y el sangrado nasal que le seguía. Solía alardear de que nunca me resfriaba. “Los
gérmenes no pueden sobrevivir en mis pulmones porque los tengo demasiado llenos de
humo”, bromeaba. Lo cierto era que estaba siempre tan congestionado por fumar y solía
toser tanta flema cada mañana, que era imposible decir si estaba resfriado o no. Recuerdo
la mancha café que veía en mi labio superior cada mañana. En mis intentos por

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eliminarla, lo único que lograba era que pasara de café a rojo. Después de una sesión de
póquer de toda la noche, ¡un amigo me preguntó una vez si me estaba dejando crecer el
bigote! Se sintió muy avergonzado cuando, al verme más de cerca, se dio cuenta de que
era una mancha de nicotina. No tengo que decir que había una persona en la habitación
que estaba todavía más avergonzada, pero el incidente no hizo que dejara de fumar.
Siempre que sonreía o reía, me aseguraba de hacerlo con la boca cerrada, porque me
daba vergüenza mostrar los dientes, manchados por la nicotina. Odiaba ir al dentista, no
tanto porque le tuviera miedo al dolor, sino porque temía el inevitable sermón. Recuerdo
las miradas de preocupación de mi esposa e hijos durante algunos ataques de tos
particularmente severos, la angustia que les estaba causando cuando se veían forzados a
presenciar cómo aquella patética criatura que era su esposo o padre se mataba poco a
poco; y ni qué decir acerca de la angustia que sentía al darme cuenta de que yo era la
causa de su incomodidad, pero no podía hacer nada al respecto.
Cuando llegaba el día de mi cumpleaños o Navidad, le decía a mi familia que no se
molestaran en regalarme nada. “Ya tengo todo lo que necesito”. Pero lo que en realidad
pensaba era: “Gasto tanto dinero en cigarros, dinero que podría haber gastado en algo
mejor, que no merezco nada más”. Solía sentirme incómodo si otra persona, incluso un
familiar cercano, se me acercaba a menos de un metro de distancia. Le tenía fobia al
contacto personal, no porque no me gustara la gente, sino porque me sentía dolorosamente
consciente de la manera en que mi aliento, mi ropa y mi cuerpo olían a cigarro. Incluso
cuando era adolescente, jamás experimenté el placer de besar a una mujer en los labios
sin preguntarme si podría oler mi aliento.
Mi recuerdo más claro de ser un fumador es la manera en la que me despreciaba a mí
mismo por depender de algo que despreciaba. Sentía que todo lo demás en mi vida lo tenía
bajo control, pero cuando se trataba del cigarro, era un esclavo y me molestaba el que la
gente lo supiera. Era humillante. Me fastidiaba tener que preocuparme de si tenía
suficientes cigarros, de si el avión se retrasaría en la pista o si la siguiente persona que
conociera sería fumador o no.
¿Te suena familiar? Mírate al espejo y trata de verte a ti mismo como te vería un no
fumador. Esto te ayudará a desentrañar los engaños que te mantienen en las garras de la
nicotina.

Probablemente te estés impacientando y te preguntes por qué estamos


pasando tanto tiempo hablando del problema, en lugar de pasar al punto de
resolverlo. Bueno, es como si fueras un piloto en entrenamiento: no quiero
que te embarques en este proceso antes de que tengas una buena
comprensión de cómo funciona.
Una vez que hayas reconocido la naturaleza de la trampa en la que has
caído, el método Easyway de Allen Carr te proporcionará una manera
simple de liberarte.

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“Es impresionante el hecho de que Allen Carr, que según él mismo
admite no es un profesional de la modificación de la conducta, haya
logrado triunfar donde una gran cantidad de psiquiatras con las más
altas calificaciones han fallado: en la formulación de un método
simple y efectivo para dejar de fumar”.
Dr. William Green, MB, Chb, FRANZCP, MRCPsych, DPM, Director del departamento de
psiquiatría del Hospital Matilda, Hong Kong

EN RESUMEN
• Nuestra mente y nuestro cuerpo están programados con instintos de supervivencia.
• Nuestro intelecto en ocasiones anula nuestros instintos con información falsa, creando
ilusiones.
• Desde el día en que nacemos, ansiamos la seguridad y el consuelo.
• Nos lavan el cerebro para hacernos pensar que fumar nos proporciona placer y apoyo,
pero eso sólo nos hace entrar en la trampa de la nicotina.
• El segundo cigarro llena el vacío creado por el primero, dando la ilusión de placer o
alivio.
• No sabemos que nos encontramos en la trampa de la nicotina hasta que tratamos de
salir de ella.
• Escapar es fácil, si sabes cómo.

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CAPÍTULO 4

LOS PRIMEROS PASOS HACIA LA


LIBERTAD
EN ESTE CAPÍTULO
• CÓMO DESHACER EL LAVADO DE CEREBRO DE TODA UNA VIDA
• FUMAR NO TE AYUDA EN NADA • EL FACTOR MIEDO
• AGARREMOS AL TORO POR LOS CUERNOS • EL ESTADO MENTAL CORRECTO

CÓMO ELIMINAR EL DESEO DE FUMAR


Al cambiar tu estado mental podemos eliminar tu deseo de fumar, y esa es la clave que te convertirá
en un feliz no fumador durante el resto de tu vida.

Vamos a identificar lo que está mal con tu actual estado mental como
fumador, eliminarlo de tu forma de pensar y dejar que la lógica y la razón
deshagan el lavado de cerebro al que has estado sujeto desde que eras niño,
mucho antes de que comenzaras a fumar.
POR QUÉ LOS EX FUMADORES VUELVEN A QUEDAR ATRAPADOS
Un fumador en la trampa de la nicotina es como una persona atrapada en una
alcantarilla: entre ambos tenemos los dos ingredientes necesarios para lograr su libertad:
él contribuye con un fuerte deseo de salir de la trampa y yo le ofrezco la herramienta que
le ayudará a lograrlo. Lo único que el hombre debe hacer es seguir mis instrucciones. Sin
embargo, una vez fuera del agujero, tenemos un problema distinto, que es asegurarnos de
que no vuelva a caer en él.

Los fumadores son notorios por dejar el cigarro y volver a retomarlo poco
después. Así que, ¿cómo podemos ayudar a los ex fumadores para que no
vuelvan a caer? El agujero de la alcantarilla es una trampa física; fumar es
una trampa mental, una ilusión. Tal como lo probamos con el diagrama de
LIFT en el capítulo anterior, una vez que conoces el truco, nunca caerás en

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él de nuevo. Además, hay que recordar que millones de personas ya
vivieron sus vidas sin caer en la trampa de la nicotina, a pesar del gigantesco
lavado de cerebro al que se han visto sometidas.
Esto nos lleva a la verdadera diferencia entre un fumador y un no
fumador. Obviamente, el fumador fuma y el otro no, pero esa no es la única
diferencia. Necesitamos saber el por qué. Nadie obliga a los fumadores a
fumar cigarro tras cigarro. Lo hacen por sí solos. El hecho de que parte de
su cerebro desearía que no lo hicieran o de que ellos mismos no
comprenden por qué lo hacen no cambia la situación. La verdadera
diferencia entre los fumadores y los no-fumadores es que estos últimos no
sienten nunca deseos de fumar. El método Easyway de Allen Carr elimina
permanentemente tu deseo de fumar. Serás libre.
Vale la pena observar que los no-fumadores se han visto sometidos al
mismo lavado de cerebro acerca del cigarro que las personas que fuman y,
en alguna parte de su cerebro, creen que fumar debe proporcionar un
beneficio, pero su razón no se ha visto afectada por la adicción a la nicotina
y todavía son capaces de ver que no tiene sentido infectarse a sí mismos con
la enfermedad que más muertes causa en el mundo.
El método no requiere que el poder de la razón supere a la tentación, sino
que elimina la tentación. Si el deseo de fumar permanece, sufrirás una
sensación de privación cuando lo dejes, tendrás que emplear tu fuerza de
voluntad para combatirla y seguirás en riesgo de caer de nuevo en las garras
del cigarro por el resto de tu vida. Nosotros eliminamos permanentemente el
deseo de fumar para que no vayas por la vida sintiéndote vulnerable o
despojado, para que no tengas que luchar todo el tiempo contra la tentación.
¿Crees que es imposible? Si es así, es sólo por la forma distorsionada en
la que ves el cigarro. Después de todo, los no-fumadores no sienten el deseo
de fumar, igual que no lo sentías tú hasta que te enganchaste. Y hay
millones de ex fumadores que creyeron que nunca se librarían del cigarro,
pero que han logrado escapar. La única razón por la que el método Easyway
de Allen Carr se ha extendido por todo el mundo es porque convierte a los
fumadores desdichados ¡en felices no-fumadores!

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“Su método es absolutamente único: elimina la dependencia de los
cigarros mientras uno todavía está fumando. Y me complace decir que
ha funcionado para muchos de mis amigos y empleados”.
Sir Richard Branson

LO QUE TE DEJA EL CIGARRO


Vamos a imaginar que voy a tratar de convencerte de tomar otra droga. Seré
honesto y te advertiré que es muy peligrosa y, en muchas formas, similar a
la heroína. Hago una fortuna vendiéndola y, si puedo hacerte adicto a ella,
ganaré todavía más. Permíteme que te dé todos los datos relevantes.
Primero, las desventajas. Es sumamente adictiva y lo más probable es
que te cause una adicción inmediata y que la mantengas por el resto de tu
vida. Es muy cara: el adicto promedio gasta más de 400,000 pesos a lo largo
de su vida. Te daré la primera dosis gratis, pero después, te haré que pagues
hasta lo que no tienes. Sea cual sea el precio que yo elija cobrarte, y sin
importar cuánto lo resientas, de cualquier forma me pagarás.
Además es un veneno muy poderoso que mata a más de 5 millones de
personas en todo el mundo cada año, lo que lo convierte en el asesino
número uno. En cuanto lo tomas, te sientes cada vez más cansado, te falta el
aliento y tienes menos resistencia a todo tipo de enfermedades. Te causa mal
aliento, manchas en los dientes, problemas para respirar, tos y sentimientos
de vergüenza y culpa. Y lo peor de todo, poco a poco, sin que te des cuenta,
irá destruyendo tu sistema nervioso, tu valor, tu confianza y tu
concentración y te hará despreciarte a ti mismo por ser esclavo de algo que
detestas. Desafortunadamente, cuanto más bajo te hace caer, mayor es tu
dependencia. ¡Ah! Y a propósito, sabe horrible.
Ahora las ventajas… ¿Qué beneficios te da esta droga? Absolutamente
ninguno. ¡Ni uno solo!
•••• HECHO•••••
El fumador promedio en el Reino Unido gasta más de 100,000 libras en cigarros a lo largo
de toda su vida. [A precios actuales, basado en alguien que fuma 20 cigarros al día.]

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¡NI SIQUIERA TE PONDRÁ EUFÓRICO!
Entonces, ¿quieres probarla? ¿Puedo contar con otra víctima… quiero decir,
otro cliente? ¿Qué dices? “¿Por qué pagaría alguien 400,000 pesos sólo para
causarse daño e infelicidad?” Sin embargo, como estoy seguro de que ya
adivinaste, eso es precisamente lo que estás haciendo al ser un fumador.
TERMINOLOGÍA TERMINAL
Las expresiones que utilizan los miembros de la profesión médica pueden causar
confusión. La palabra “terminal”, por ejemplo, nos crea un sentimiento de desesperanza,
de conclusión. El hecho de que haya personas que sigan viviendo durante veinte años con
una enfermedad “terminal” no altera ese efecto. Pero la expresión “muerte prematura”
no induce el mismo pánico. Para un fumador, una “muerte prematura” ni siquiera
significa muerte. Significa: “No viviré tanto como podría vivir, pero no importa”.

¿Por qué los efectos de la droga que acabo de describir hacen que se parezca
más a la heroína que a la nicotina? Porque, aunque la adicción a la heroína
la vemos claramente como la condición vil, lamentable y mortal que es, nos
han lavado el cerebro para tener una idea distorsionada de lo que es fumar.
Es lo que tenemos que rectificar. Y para ello, debes comprender que la
trampa en la que estás como fumador es la misma que en la que está un
adicto a la heroína. También tú estás cayendo en un pozo sin fondo. A
diferencia de la mosca en la planta sarracenia, tú puedes escapar. Pero antes
que nada, es esencial que reconozcas que estás en ella.
La palabra “heroína” tiende a traer a nuestra mente una cierta imagen:
¡ADICCIÓN! ¡ESCLAVITUD! ¡POBREZA! ¡MISERIA!
¡DEGRADACIÓN! ¡MUERTE! Los medios de comunicación y la sociedad
en general se encargan de transmitir esta misma imagen; no nos bombardean
con escenas de adictos a la heroína felices y sonrientes. Sin embargo, el
fumador sonriente y feliz es una imagen recurrente en la publicidad y
mercadotecnia de la industria del tabaco, y el mensaje que el público recibe
es que el fumador está contento porque está fumando, pero no es así. Es
posible que se sientan desdichados si no están fumando, pero no es lo
mismo.
Eliminaremos las ilusiones de nuestro cerebro, la parte que ve al cigarro
como un apoyo o como un placer, de modo que podamos ver la realidad,

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como lo hacemos con la heroína. Tu estado mental será tal que siempre que
pienses en fumar, en lugar de desear un cigarro y de sentirte privado porque
no puedes fumar, te sentirás feliz de no tener deseos de hacerlo.
DOCE HOMBRES EN PUGNA
Si tienes cualquier duda acerca de la transformación mental que estás a punto de realizar,
o si no crees en el poder de la razón para cambiar incluso las creencias más firmes, mira
la película Doce Hombres en Pugna.
Es acerca del juicio de un adolescente al que se acusa de haber asesinado a su padre.
Parece un caso muy simple. El muchacho amenazó con hacerlo, aparentemente lo vieron
hacerlo, aparentemente lo escucharon hacerlo, no tenía una coartada creíble y
encontraron el arma homicida en su posesión. La película se centra en la sala de
deliberación y en las discusiones entre los 12 jurados, así como en las series de votaciones
que siguen. El resultado de la primera votación fue 11 declaraciones de culpabilidad y un
jurado que no estaba seguro. El jurado que dudaba, personificado por Henry Fonda, no
puede dar ninguna razón lógica para sus dudas; incluso acepta que todas las pruebas
apuntan a que el muchacho es culpable. Sin embargo le parece que algo no está bien; es
un caso en el que la lógica está en conflicto con el instinto. Las dudas de Fonda hacen que
otro de los jurados señale una ligera anomalía en la evidencia. Parece un punto
insignificante, pero lleva a una discusión posterior. El jurado hace un trabajo detectivesco
y en cada votación, la cantidad de votos de “culpable” va disminuyendo, hasta que los
jurados terminan por probar que era imposible que el muchacho hubiera matado a su
padre.
Once miembros del jurado entraron en la sala convencidos de que el joven era culpable.
¡Un asesino! Los 12 salieron seguros de que era inocente.

Los fumadores llegan a nuestras clínicas con ideas preconcebidas acerca del
cigarro, y en diversas etapas de pánico. La mayoría están evidentemente
nerviosos y muchos se sienten confusos. Su mente es, con frecuencia, una
maraña de contradicciones:
“ME GUSTARÍA LIBRARME DEL CIGARRO, PERO LO
DISFRUTO”.
“LOS CIGARROS ME ESTÁN MATANDO, PERO ¿PODRÉ
HACERLE FRENTE AL MUNDO SIN ELLOS?”
“PIENSO EN TODO EL DINERO QUE ME VOY A
AHORRAR, PERO… ¿Y EL ESPANTOSO SÍNDROME
DE ABSTINENCIA?”

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“MI FAMILIA ESTARÁ ENCANTADA Y YO ME SENTIRÉ
MUY ORGULLOSO, PERO… ¿TENDRÉ LA FUERZA DE
VOLUNTAD NECESARIA?”
“¿ALGUNA VEZ VOLVERÉ A DISFRUTAR DE LA MISMA
FORMA UNA COMIDA O UN TRAGO?”
“¿REALMENTE ES POSIBLE QUEDAR LIBRE POR
COMPLETO? ¿SERÁ EL MOMENTO INDICADO PARA
HACERLO?”
No es sorprendente que la mayoría de los fumadores sean un manojo de
nervios. Sin embargo, así como los jurados de la película, cuando salen de
nuestra clínica, sus perspectivas se han alterado por completo y todas sus
dudas y temores han desaparecido.
Los fumadores han sentido la sensación de insatisfacción y vacío de la
abstinencia de la nicotina durante toda su vida como fumadores. Los
no-fumadores jamás la sufren y esa es una de las más grandes ventajas
de ser libre.

EL MIEDO
En el próximo capítulo veremos todas las motivaciones comunes que nos
impulsan a fumar y eliminaremos las ilusiones que las causan. En primer
lugar debemos enfrentarnos al principal aliado de la adicción a una droga:
EL MIEDO. El miedo de no ser capaz de disfrutar igual de una comida, de
un trago o de los eventos sociales, de no poder manejar el estrés o ser
incapaz de concentrarse; el miedo de tener que pasar por algún trauma
terrible para lograr liberarse; el miedo a tener que resistir la tentación
durante el resto de su vida. Muchos fumadores que asisten a nuestras
clínicas en todo el mundo nos dicen: “Nunca lo he intentado porque temo
fracasar”. La verdadera razón es su temor a tener éxito.
Se dice que los avestruces entierran la cabeza en la arena cuando se
asustan. Los fumadores simplemente encienden otro cigarro. Ninguna
de esas actividades soluciona el problema: de hecho, ambas lo

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empeoran.
Al igual que el miedo al fracaso puede ayudar a lograr el éxito, así el miedo
al éxito puede llevar al fracaso.
El miedo al fracaso es ilógico. Estás, de hecho, temiendo una calamidad
que ya ocurrió: ¡eres fumador! Es posible que te engañes diciendo que
puedes seguir fumando porque lo disfrutas y estás en control, pero no creas
que estás engañando a nadie más. En la actualidad, todos saben que los
fumadores fuman porque son adictos y no han podido dejarlo o tienen
demasiado miedo para intentarlo. Dejar que la situación continúe de la
misma manera sólo te garantiza que seas otro de los fracasos.
En vez de eso, piensa en todo lo que puedes ganar. Piensa en lo
orgullosos que se sentirán de ti tus familiares, amigos y colegas cuando
triunfes. Y lo más importante, piensa en lo maravilloso que te sentirás tú.
El único verdadero problema con el miedo al fracaso es que puede
evitar que hagas el intento por dejar el cigarro. Una vez que lo
intentas, sólo puede ayudarte a triunfar.
Lo irónico es que el miedo al éxito puede ser un obstáculo aún mayor.
Puede parecer absurdo: ¿por qué vas a tener miedo de tener éxito? Pero
cuando te han engañado para que pienses que los cigarros te proporcionan
una ayuda en momentos de estrés y que no puedes disfrutar de la vida sin
ellos, la idea de no volver a fumar puede ser atemorizante.
Debes tener bien claro lo siguiente: el sentimiento de pánico que hace
que los fumadores tengan miedo de siquiera intentar dejar de fumar ES
PROVOCADO POR LA MISMA NICOTINA, no aliviado por ella. Y uno
de los mayores beneficios que obtendrás cuando seas libre del cigarro es que
jamás sufrirás ese pánico otra vez.
Si pudiera transportarte a tu cuerpo y tu mente sólo tres semanas después
de haber dejado de fumar, pensarías: “¿Realmente me sentiré tan bien?” Y
no me refiero sólo a tu salud y energía, sino también a la confianza y la
seguridad que sentirás.

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ELIMINA LOS CIGARROS Y EL MIEDO TAMBIÉN
DESAPARECERÁ
Es posible que en este momento encuentres difícil de imaginar la vida sin un
cigarro. A la mayoría de los fumadores les pasa lo mismo hasta que logran
dejarlo. Lo único que necesitas hacer es ABRIR TU MENTE.
Antes de convertirte en adicto a la nicotina no necesitabas los cigarros;
existen millones de no-fumadores que disfrutan de la vida al máximo y
millones de ex fumadores que alguna vez pensaron que nunca podrían ser
libres y que ahora disfrutan de una calidad de vida que probablemente ya
olvidaste que existe.
Tal vez, en ocasiones anteriores, lograste dejar el cigarro durante
semanas, meses o incluso años, pero siempre lo extrañaste. El método de
Allen Carr es diferente, CRÉEME.
Lo que te mantiene enganchado es el miedo de vivir sin los cigarros. Te
aseguro que, si terminas el libro y sigues todas las instrucciones, estarás en
una mejor posición para manejar el estrés y disfrutarás muchísimo más de la
vida. Incluso disfrutarás del proceso de librarte del cigarro para siempre.
DIFUNDIR EL MENSAJE
Después de aquel momento de revelación que tuve, me sentí impulsado a tratar de
convencer a cada fumador que encontraba de lo fácil que era dejar el cigarro y de lo
maravilloso que era ser un no fumador. Mi esposa trataba de detenerme diciéndome que
ellos no querían dejar el cigarro y que sólo me estaba convirtiendo en una molestia, pero
yo seguía insistiendo.
Cuando ya no me daba abasto para tratar a la gran cantidad de fumadores que querían
asistir a mi primera clínica, me sentí culpable, así que escribí “Es Fácil Dejar de Fumar si
Sabes Cómo” para hacer que el método estuviera al alcance de más personas. Luego les di
una copia a todos los fumadores que conocía, siguiendo la teoría de que si un amigo mío
hubiera escrito un libro, lo leería aunque fuera el peor de todos. Para mi alegría, muchos
leyeron el libro y dejaron el cigarro. Pero muchos otros no. Y mi frustración aumentó
cuando más tarde me enteré de que ni siquiera se habían molestado en leerlo. Me sentí
particularmente ofendido cuando supe que mi mejor amigo ¡había regalado el ejemplar
que le di!
Sin embargo, me di cuenta muy pronto de que no fue por falta de lealtad por lo que mis
amigos no leyeron mi libro. En mi entusiasmo, había subestimado el terrible miedo que
sufren los fumadores cuando contemplan siquiera la posibilidad de dejar el cigarro.

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Ese libro se convirtió en uno de los libros de auto ayuda más vendidos de todos los
tiempos. Hubo, sin embargo, algunos lectores que me criticaron por aconsejar a los
fumadores que siguieran fumando hasta que terminaran el libro. “Debido a esa
instrucción sólo leía una línea al día”, se quejaban. Nunca se les ocurrió que si les hubiera
aconsejado que dejaran de fumar antes de leer el libro, ¡aquella habría sido la última
línea que hubieran leído!

Ya estamos listos para comenzar a eliminar los miedos, las dudas y las
incertidumbres que te han mantenido dentro de la trampa. Debes sentirte
emocionado. Si te sientes desanimado o deprimido, cambia de inmediato ese
estado mental. Esa es tu SEGUNDA INSTRUCCIÓN. [Tu primera
instrucción fue que siguieras todas las instrucciones]. No tienes
absolutamente nada que perder. Todos los fumadores sueñan con despertar
una mañana en la situación en la que te encontrarás cuando termines este
libro. Estás escapando de una prisión. Nada puede detenerte. ¡HAZ EL
MIEDO A UN LADO Y LIBÉRATE!
“No necesité fuerza de voluntad. No lo extraño en absoluto y todos los
días le doy gracias Dios porque ahora soy libre”.
Ruby Wax

EN RESUMEN
• Ve a los fumadores y al cigarro como son en realidad.
• Tu adicción a la nicotina no es diferente de la adicción a la heroína.
• Fumar no llena el vacío: lo provoca.
• Sigue TODAS las instrucciones.
• Abre tu mente.
• El miedo al fracaso es ilógico. Si no lo intentas, ya habrás fracasado.
• El miedo al éxito proviene del lavado de cerebro.
• Elimina tus miedos y triunfarás.
• Disfruta del proceso de dejar de fumar.

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CAPÍTULO 5

LA ILUSIÓN DEL PLACER


EN ESTE CAPÍTULO
• LOS CIGARROS SON UNA MOLESTIA • ¿HÁBITO O ADICCIÓN?
• LIBÉRATE DEL MIEDO
• LOS FUMADORES NUNCA GANAN

¿UN PLACER O UNA ADICCIÓN?


El engaño más grande de todos es que los fumadores disfrutan del cigarro.

En las clínicas de Allen Carr, los fumadores por lo general comprenden


bastante rápido que lo único que obtienes de un cigarro es un alivio
temporal de la ansiedad de la nicotina y que, dado que cada cigarro provoca
nuevamente el síndrome de abstinencia, el placer o el apoyo que
proporcionan no es más que una ilusión. Sin embargo, muchas veces
parecen incapaces de aplicar esta comprensión a su propia situación como
fumadores y todavía creen que disfrutan de ciertos cigarros.

NINGÚN FUMADOR HA DISFRUTADO NUNCA EL FUMAR

Esta una afirmación muy drástica. De todos los miles de millones de


cigarros, puros y pipas que se han fumado a lo largo de generaciones,
¿cómo es posible que nadie haya disfrutado uno solo? ¡Parece increíble!
¿Cómo es posible crear un engaño, una ilusión en una escala tan inmensa?
Por más improbable que parezca, el hecho es que ES CIERTO. Nadie puede
disfrutar de la nicotina en forma alguna, ya sea fumándola, aspirándola,
masticándola o absorbiéndola por la piel. Es esencial que lo entiendas.
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¿UN ELÍXIR MÁGICO?
Si tratara de venderte una pócima diciéndote que mejora la concentración y alivia el
aburrimiento, que te ayuda a relajarte y disminuye el estrés, que sabe y huele fenomenal, te
hace ver más atractivo, te ayuda a bajar de peso y que mejora los eventos sociales, ¿me
creerías? ¡Por supuesto que no! Dirías que soy un charlatán. Pero eso es lo que la
industria del tabaco y los fumadores mismos aseguran acerca del cigarro.

Pregúntale a cualquier fumador si realmente siente placer al fumar cuando


esté a la mitad de un cigarro. La respuesta más común será: “me gusta el
sabor”. A pesar de ello, nuestro primer cigarro sabía tan mal que
probablemente pensamos: “¿Cómo es posible que pueda gustarme esto?”
Entonces, ¿por qué fumamos el segundo y el tercero?
Algunos fumadores aseguran que sabían que tenían que perseverar para
adquirir el gusto. La necesidad de adquirir el gusto por una droga es prueba
de que ya te has hecho adicto. Así es como funcionan los venenos adictivos
con un sabor horrible: te enganchan, luego adquieres el gusto… o mejor
dicho, te vuelves inmune al sabor.
Por supuesto que no te das cuenta de que ya eres adicto. Tú crees que
todavía estás en control.
“Leí un libro que escribió este hombre, Allen Carr, y lo mejor es que
mientras lees el libro te pone a fumar. Te dice cuándo encender un
cigarro. Te dice: “Bueno, ahora enciende uno” y tú piensas: “Claro
que sí”. Y te la pasas fumando mientras lees el libro. El tipo es
brillante. Cuando llegas a la última página, te dice: “Bueno, ahora
enciende el último” y tú piensas: “No sé si realmente quiero encender
otro, pero, bueno, si tú lo dices, Allen”. Y eso fue todo; cuando lo
apagas, estás listo. Desde entonces no he vuelto a fumar.”
Ashton Kutcher
Muchos fumadores creen que disfrutan del olor, aunque con frecuencia no
pueden soportar el olor de los cigarros de otros fumadores. Lo encuentran
repulsivo. Incluso si te gusta el olor, ¿qué importa? A mí me gusta el olor de
las rosas, ¡pero eso no hace que me las quiera fumar!
Una vez que bloqueamos nuestros instintos, creamos tolerancia a fumar y
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asociamos el sabor y el olor con el alivio que nos da la nicotina del
síndrome de abstinencia, lo percibimos como un placer. Esto fortalece la
ilusión.
Luego está la percepción del fumador de que, en ciertas ocasiones, los
cigarros son particularmente especiales. Estos cigarros especiales tienden a
ser el primero por la mañana, con un café o té, después de una comida, con
un trago, durante la pausa en el trabajo, cuando llegas a casa, después del
ejercicio, después del sexo, etc. Todos son después de un período de
abstinencia y la razón por la que parecen especiales es porque el Pequeño
Monstruo de la Nicotina está pidiendo su dosis y, si no lo alimentas, te
sentirás intranquilo y miserable y el Gran Monstruo convertirá una situación
que, de otra forma sería muy agradable, en una pesadilla.
•••• HECHO•••••
El primer cigarro de la mañana sabe horrible y te hace toser y respirar con dificultad. Sólo
parece especial porque has pasado toda la noche sin nicotina, así que alimentar al Pequeño
Monstruo de la Nicotina resulta un alivio. El mareo que en ocasiones sientes no es un efecto
positivo, sino el cuerpo que reacciona al veneno.

Los fumadores piensan que fumar les ayuda porque creen que alivia el
estrés. Sin embargo, lejos de aliviar el estrés, fumar es una de sus
principales causas. La sensación de inseguridad y de vacío que tiene el
cuerpo cuando le falta la nicotina es idéntica al estrés normal. El que fumar
parezca relajarte es sólo porque temporalmente alivia el estrés causado por
la abstinencia de la nicotina del cigarro anterior. Los no-fumadores no
sufren este estrés adicional. Como fumador, estás permanentemente más
estresado de lo que estarías si fueras un no fumador.
La nicotina es un veneno adictivo y nuestros cuerpos desarrollan una
tolerancia a él, de modo que incluso mientras fumamos, sólo podemos
aliviar parcialmente la sensación de vacío e insatisfacción de la abstinencia
de la nicotina, lo que en ocasiones yo llamo “la comezón”, así que tenemos
que incrementar la dosis. Inhalamos más profundo y con más frecuencia,
reducimos el tiempo que dejamos pasar entre cigarros y cambiamos a
marcas más fuertes.

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A continuación encontrarás una gráfica que ilustra el nivel de bienestar
de un fumador a lo largo de su vida.

En la vida existen momentos de genuina alegría y tristeza, momentos de


estrés y de tensión, pero para el propósito de este ejercicio y para hacerlo
más claro, haremos caso omiso de ellos y nos concentraremos
exclusivamente en el efecto que tiene el fumar en tu nivel de bienestar a lo
largo del tiempo. Vamos a suponer que antes de convertirte en fumador te
encontrabas en un 100%. Estar en un buen momento significa no tener
problemas. Como fumador, estás permanentemente por debajo del 100%, es
decir, por debajo del nivel de bienestar que tendrías si fueras un no fumador,
porque constantemente estás ansiando la nicotina, pero no te das cuenta
porque es una sensación tan leve que la consideras como un estado normal.
Supón que estás diez puntos por debajo, debido al Pequeño Monstruo, y que
recuperas cinco de esos puntos cuando fumas. Recibirás un pequeño
empujón, pero seguirás por debajo del nivel de bienestar de un no fumador.
Tal vez pienses: “¿Y qué? ¿Acaso esa subida de cinco puntos no me hace
sentir mejor incluso si se trata sólo de una ilusión?” ¿Te pondrías unos
zapatos apretados sólo por poder sentir el alivio de quitártelos? Es lo que
hacen todos los drogadictos, pero únicamente porque no comprenden la
trampa en la que se encuentran. Conforme el tiempo pasa y vas por la vida
como fumador, caes más y más en tu gráfica de bienestar, tanto en lo físico
como en lo mental.
Al principio no nos preocupa, porque pensamos que podemos detenernos
cuando queramos, pero conforme caes más y más en el foso, comienzan a
ocurrir cosas terribles. Te vuelves letárgico y te falta el aliento. Desarrollas

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problemas de respiración y te da tos. El temor de contraer cáncer pasa de ser
una improbabilidad remota a pesar cada vez más y más en tu mente. Te das
cuenta de que no estás fumando sólo cuando quieres y que los cigarros
controlan tu vida. Tienes que consumirlos y sientes que estás gastando tu
dinero, que tanto trabajo te costó ganar, no en un verdadero placer o apoyo,
sino en ser un esclavo y además te expones a enfermedades horrendas. Tu
nivel de bienestar va, por lo tanto, descendiendo de manera gradual pero
continua y el punto “alto” al que vuelves cuando enciendes un cigarro va
bajando de manera proporcional.
La buena noticia es que cuando dejas de fumar, rápidamente vuelves al
nivel de bienestar que hubieras podido tener toda tu vida si jamás hubieras
encendido aquel primer cigarro. Es muy fácil hacer frente al síndrome de
abstinencia de la nicotina, que además, desaparece muy pronto; en unas
cuantas semanas, el cuerpo se recupera y, siempre y cuando ya no veas el
cigarro como algún tipo de placer o apoyo, no volverás a sentir que estás
haciendo un sacrificio y SERÁS LIBRE.
Tenemos que suprimir nuestros instintos y bloquear nuestra mente para
poder seguir fumando. Si cada vez que enciendes un cigarro te dieras cuenta
de lo mal que huele y sabe, de los miles de pesos que estás tirando por la
ventana, de la esclavitud en la que vives y de que ese podría ser el cigarro
que desencadene el cáncer, ¿crees que podrías mantener la ilusión de que lo
disfrutas?

¡SACA LA CABEZA DE LA ARENA!

Tu próximo cigarro podría fácilmente ser el que dé inicio al cáncer en


alguna parte de tu cuerpo, o enfisema, arterosclerosis, problemas cardíacos,
asma crónico, bronquitis crónica, osteoporosis, apoplejía, diabetes,
enfermedades pulmonares, neumonía, aneurismas o cualquiera de todas las
demás enfermedades con las que ahora los médicos relacionan al cigarro. Si
te lo fumas, ¿qué impedirá que te fumes el siguiente y otro más después de
ese…?
Algunos fumadores dicen que lo que disfrutan el ritual: abrir el paquete,

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ofrecerles a los amigos, manipular los cigarros, encender uno, ver los
paquetes brillantes, sus encendedores favoritos, los ceniceros, etc. Son puras
tonterías. ¿Se te ocurre algún ritual que realicemos simplemente por el ritual
en sí? Si lo que es placentero es el ritual, ¿por qué no lo alteramos un poco y
no encendemos el cigarro? Así conservaríamos la parte placentera del ritual
y al mismo tiempo evitaríamos las partes desagradables: la mala salud, la
suciedad, el gasto, el letargo, la esclavitud, la degradación…
Compáralo con el ritual de comer. Para las comidas especiales nos
vestimos y sacamos la cuchillería de plata, nuestra mejor vajilla, las copas
de cristal cortado y los candelabros. Todo ello realza el placer de comer,
pero ¿disfrutarías del ritual si supieras que no habrá una comida después?
Aferrarse a la ilusión de que disfrutamos del ritual es una pantalla que
creamos para justificar lo que es, simple y sencillamente, una adicción
asquerosa, antisocial, cara y mortal.

EL MECANISMO DE PROTECCIÓN DEL FUMADOR


Aun después de que los fumadores en nuestras clínicas aceptan que son
adictos a la nicotina, algunos siguen creyendo que fumar es un hábito. Es un
mecanismo de protección. Pueden evitarse el problema de tener que dar
explicaciones. Es como si ya no fuera su responsabilidad. Es un hábito que
es imposible de romper, así que no pueden hacer nada al respecto.
Lo importante es que entiendas:

FUMAR NO ES UN HÁBITO. ES UNA ADICCIÓN

Las palabras “hábito” y “adicción” con frecuencia se utilizan como


sinónimos. La gente habla acerca del “hábito de la droga”, pero es muy
importante que seamos claros acerca de la distinción entre los dos términos.
Creo que si hubiera sabido la diferencia entre un hábito y una adicción,
en lugar de que me hubieran hablado de lo poco saludable, sucio y caro que
era fumar, nunca me habría convertido en adicto.

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¿Por qué es tan importante la diferencia? Porque creer que fumar es un
hábito, o en parte un hábito, involucra la suposición de que existe un placer
genuino al fumar o que de alguna forma te ayuda. ¿De qué otra manera
podríamos haberlo convertido en un hábito? Lo que es más, se nos seduce
para que pensemos que, siempre y cuando no lo convirtamos en un hábito
regular, podemos consumir un cigarro o un puro de vez en cuando, sin
quedar enganchados. La mayoría de los fumadores que asisten a las clínicas
de Allen Carr no necesitan más de una sesión para triunfar. Sin embargo, a
una minoría que lo necesita, le proporcionamos apoyo gratuito. En estas
sesiones les preguntamos: “¿Por qué fumas?” La mayoría por lo general
responde: “No sé. Supongo que se trata sólo de un hábito”. A menos que
comprendas la diferencia entre un hábito y una adicción, no podrás
comprender la naturaleza de la trampa y seguirás siendo vulnerable.
“Si eres uno de los que mantienen boyante el negocio de la industria
tabacalera, pero quieres deshacerte del espantoso vicio, esto es para
ti”.
Revista OK!
Nos han inculcado la idea de que fumar es un hábito y que los hábitos
son difíciles de romper. Ninguna de estas creencias es cierta. Fumar no es
un hábito, es una adicción y, en cualquier caso, si quieres romper un hábito,
es sencillo. Caemos en hábitos, como hacer ciertas cosas a una hora
determinada, porque hace que nuestras vidas sean más fáciles y por lo
general no existe una razón para cambiarlos. He tenido el hábito de
cepillarme los dientes antes de bañarme, cada mañana, desde que tengo
memoria. Si quisiera romper ese hábito y cepillarlos después del baño,
¿sería difícil? ¡Por supuesto que no! Entonces, ¿por qué encontramos tan
difícil romper un hábito que nos está matando, nos cuesta una fortuna, sabe
espantoso, es repugnante y asqueroso y del que nos encantaría deshacernos?
Después de todo, nadie nos obliga a hacerlo, no es un tic nervioso
incontrolable y no es necesario pasar ninguna prueba. La respuesta es:

PORQUE CON LOS HÁBITOS NOSOTROS TENEMOS EL CONTROL.


CUANDO SE TRATA DE UNA ADICCIÓN, ES LA DROGA LA QUE

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TE CONTROLA.

Por fortuna, la adicción a la nicotina es fácil de manejar cuando comprendes


la trampa. Muchos fumadores están cegados por la ilusión de que son ellos
los que eligen fumar, porque lo disfrutan. Pero si sacaran la cabeza de la
arena y escucharan todas las ventajas y desventajas de ser un fumador, la
conclusión inevitable sería: “Eres un tonto. ¡Deja de hacerlo!” Es por eso
que todos los fumadores e, incidentalmente, todos los demás adictos a las
drogas, instintivamente se sienten estúpidos.
De hecho, no son estúpidos. Existe una poderosa fuerza que compensa
con creces la balanza. Se llama ADICCIÓN. Pero, ¿qué significa esta
palabra para nosotros? Lo único que sabemos es que alguna fuerza
desconocida nos obliga a seguir haciéndolo aun en contra de nuestro sano
juicio. Cuando tratas de dejar el cigarro mientras todavía crees que se trata
de un hábito, piensas: “No entiendo por qué fumo. Es simplemente un
hábito en el que he caído y, siempre que pueda sobrevivir lo suficiente sin
un cigarro, el tiempo se encargará de curar la herida y, a la larga, el antojo
de fumar desaparecerá”. Te estás engañando.
No fumas por hábito, sino porque te encuentras en la trampa de la
nicotina. La trampa es tan insidiosa que, aun si lo dejas durante años, en los
buenos y en los malos momentos tu cerebro recuerda que los cigarros
parecían darte un placer o apoyo y eso puede hacer que resurja la tentación
de fumar otra vez.
Sin embargo, si entiendes completamente el método Easyway de Allen
Carr, jamás te sentirás tentado. No digo que serás lo bastante fuerte para
resistir la tentación. Me refiero a que no tendrás el menor deseo de fumar.
La fuerza que hace que los adictos sigan destruyéndose y llevando vidas
miserables, la fuerza a la que llamamos adicción, ¡es el MIEDO! El miedo
de no poder disfrutar o de hacerle frente a la vida sin un cigarro; el miedo de
que pasarás por un trauma terrible para poder dejar de fumar; y el miedo de
que tal vez nunca logres liberarte del deseo de fumar.
Lo que los fumadores no saben es que el cigarro, lejos de aliviar estos

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miedos, los provoca. Los no-fumadores no sufren estos miedos. El problema
está en que funcionan al revés. Cuando no estás fumando, notas el vacío, la
sensación de insatisfacción que tiene tu cuerpo cuando se elimina la
nicotina. Cuando enciendes el cigarro, le das un alivio parcial y tu cerebro
se engaña y cree que el cigarro es tu amigo. Cuanto más bajo caes, más te
imaginas que necesitas tu falso apoyo y más dependiente de la droga te
vuelves.

UN VENENO PRECIOSO
El sentimiento de vacío e insatisfacción que provoca la eliminación de la
nicotina se parece al hambre. Una de las cosas ingeniosas acerca del hambre
es que no involucra ningún dolor físico. Podemos pasar todo el día sin
comer. Nuestro estómago tal vez haga ruidos, pero no sentiremos dolor.
El hambre tiene otros dos mecanismos de seguridad muy ingeniosos.
Uno es que, si la comida se descompone, sin importar cuánta hambre
tengamos, nos sabrá y olerá repulsiva. Es la manera que tiene la naturaleza
de decirnos que no debemos comerla. A diferencia de lo que sucede con el
cigarro, con la comida solemos hacer caso: ¿Alguna vez has estado lo
suficientemente hambriento para comerte un huevo podrido? El segundo
mecanismo es que, si pasas suficiente tiempo sin comer, hasta una rata te
parecerá un plato delicioso. Este sistema está diseñado para asegurar la
supervivencia, y no depende de si tú lo decides o no.
La similitud entre el hambre y los síntomas que sentimos cuando nuestro
cuerpo comienza a eliminar la nicotina es una de las razones por las que
muchas veces no reconocemos lo que fumar realmente es. Dado que
tenemos hábitos de alimentación, como consumir la comida a cierta hora o
comer una botana con alguna bebida, creemos que comer es habitual. Por
tanto, eso nos lleva a creer que fumar también en habitual. Además,
sabemos que necesitamos y disfrutamos de la comida y esto refuerza la
ilusión de que necesitamos y disfrutamos de los cigarros; ¿por qué otra
razón se nos antojarían?
Pero, ¿es comer realmente un hábito? ¿Qué sucedería si rompieras ese

65
hábito? ¡Precisamente! Es claro que comer no es un hábito, es un proceso
esencial para sobrevivir. Sólo parece un hábito porque satisfacemos nuestro
apetito a ciertas horas, con ciertos tipos de comida y determinados rituales.
Como adicto, ansías el veneno. El deseo de consumir nicotina es un
hambre por el veneno. La adicción crea la ilusión de la necesidad. El ansiar,
ya sea algo benéfico o algo malo y destructivo, no es agradable. Significa
que te sientes insatisfecho y privado de algo gratificante. Cuanto más dura la
ansiedad, más desdichado e insatisfecho te sientes.
Satisfacer el hambre por comida es una sensación maravillosa y un
verdadero placer. Puedes saborear cada bocado y satisfacer esa sensación de
vacío durante horas. Tratar de poner fin al hambre de la nicotina no
proporciona placer alguno. Tienes que envenenar tu propio cuerpo y
sofocarte. Tienes que condicionar tu mente para hacerla inmune al
asqueroso sabor y olor y no obtienes ninguna satisfacción genuina porque el
cigarro crea el ansia, en lugar de aliviarla.
Los fumadores están condenados a perder. Cuando están fumando,
desearían no tener que hacerlo. Es sólo cuando no pueden fumar cuando el
cigarro les parece algo precioso. Sufren por un placer o un apoyo que en
realidad no existe.
Suponiendo que seas un fumador, enciende ahora mismo un cigarro,
inhala seis profundas y gloriosas bocanadas de humo sucio y canceroso y
pregúntate qué es lo que encuentras tan preciado. ¿Qué es lo que realmente
disfrutas del cigarro?
“Dejé el cigarro con uno de los cursos para dejar de fumar “Easyway
to Stop Smoking” de Allen Carr. Quería sentirme libre y dejar de ser
esclavo de la nicotina, que no le da a uno ningún placer”.
Gianluca Vialli, ex jugador internacional de futbol y entrenador.

EN RESUMEN
• Ningún fumador ha disfrutado nunca de fumar.
• El cigarro destruye tu calidad de vida.
• No es un mal hábito, es una adicción.

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• La adicción crea la ilusión de la necesidad.
• El deseo de consumir nicotina es un hambre por el veneno.
• Lejos de ayudar a relajarte, fumar provoca estrés.
• Olvídate de la ilusión del placer.

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CAPÍTULO 6

NO NECESITAS FUERZA DE VOLUNTAD


EN ESTE CAPÍTULO
• NO TENGO LA FUERZA DE VOLUNTAD SUFICIENTE PARA DEJARLO
• ¿HASTA DÓNDE LLEGARÍAS POR UN CIGARRO?
• NO SE NECESITA FUERZA DE VOLUNTAD

EL TÍO FRED
Los fumadores creen que son personas con poca fuerza de voluntad y además estúpidas porque no
han dejado el cigarro. Pero de hecho, tienen tanta fuerza de voluntad e inteligencia como el resto de
la sociedad; lograr dejar de fumar con éxito no tiene nada que ver con la fuerza de voluntad.

Cuando mis colegas de todo el mundo y yo recibimos llamadas en la radio,


con frecuencia nos vemos inundados por cierto tipo de llamada a la que
damos el nombre clave de el tío Fred. Fred tiene alrededor de ochenta años
y nos cuenta la historia de cómo comenzó a fumar durante la Segunda
Guerra Mundial; nos dice cómo le salvó la vida en el ejército y cómo
cuando se retiró con una pequeña pensión, era el único placer que le
quedaba en la vida. Luego nos describe el espantoso día en que el gobierno
incrementó el impuesto a los cigarros, en unos cuantos centavos. Fred no
estaba dispuesto a que lo robaran abiertamente, así que decidió dejarlo.
Fred nos explica con orgullo cómo, después de tres meses de casi arañar
las paredes, su fuerza de voluntad prevaleció y no ha vuelto a fumar desde
entonces. Si tenemos en cuenta que con el método Easyway de Allen Carr
no se requiere de fuerza de voluntad para dejar de fumar, la historia de Fred
no es precisamente ideal, en especial porque siempre termina con la frase:
“No me diga que no se requiere fuerza de voluntad. Yo sé de primera mano
que sí se necesita”.

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Sin embargo, ¿está Fred realmente diciendo que durante períodos de
estrés los cigarros pueden salvarte la vida? ¿Realmente está diciendo que
eran su único placer? ¿Y que la única razón por la que dejó de fumar fue
porque ya no podía pagarlos? Fred había aguantado muchas veces, a lo
largo de su vida, que subiera el precio de sus cigarros. Entonces, ¿por qué
no había demostrado antes su fuerza de voluntad?
Los mensajes de Fred son todos equívocos y ninguno es más erróneo que
su aseveración de que jamás podrás dejar de fumar si no tienes fuerza de
voluntad. Si crees que tu problema es la falta de fuerza de voluntad para
dejarlo, es porque todavía no comprendes la naturaleza de la trampa en la
que te encuentras.
Pregúntate si te falta fuerza de voluntad en otros aspectos de tu vida, o si
el problema de la falta de fuerza de voluntad surge, sobre todo, cuando
quieres dejar el cigarro. Tal vez comes o bebes en exceso. Veremos más
adelante por qué es probable que eso esté relacionado con el hecho de que
fumas.
Y si crees que debes ser alguien con poca fuerza de voluntad o ser un
tonto para quedar enganchado del cigarro, estás en un error. Se requiere de
una persona con una voluntad muy fuerte para soportar el asqueroso sabor y
olor de esos primeros cigarros y la tos y la náusea que por lo general
provocan.
También se necesita una persona con mucha fuerza de voluntad para
seguir fumando a pesar de las prohibiciones, las advertencias relacionadas
con la salud, las campañas que hacen que fumar sea algo antisocial, etc. Y
recuerda, fumar es un ingenioso truco de confianza que engaña a las
personas más inteligentes. Cuando eras joven, ¿cuál de tus amigos comenzó
a fumar primero? ¿No es cierto que solían ser aquellos con un carácter rudo
o dominante? ¿Y quiénes son los fumadores realmente empedernidos que
conoces? ¿Crees que sean personas estúpidas o de poca voluntad? ¿Y qué
me dices de las estrellas del espectáculo que nos venden esa glamorosa
imagen de fumadores? ¡La gente tonta y con poca voluntad no tiende a
convertirse en súper-estrellas!

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“Unos amigos míos que dejaron de fumar usando el método Easyway
de Allen Carr me sugirieron que leyera su libro. Así lo hice. Fue tal la
revelación que al instante quedé libre de mi adicción. Al igual que mis
amigos, no sólo encontré muy fácil dejar de fumar, sino
increíblemente agradable el seguir siendo un no fumador”.
Sir Anthony Hopkins
A nuestras clínicas asisten más fumadores de la profesión médica, doctores,
enfermeras, etc., que de cualquier otra área profesional. ¿Es esa una
vocación para personas con poca fuerza de voluntad?
Si te quedas sin cigarros a altas horas de la noche, ¿qué tan lejos
caminarías por una cajetilla? ¿Un kilómetro? ¿Dos? Un fumador cruzaría el
Atlántico por una cajetilla de cigarros.
El día mundial de no fumar, que se pregona como “el día en el que todos
los fumadores harán el intento por dejarlo”, es en realidad el día del año en
el que ningún fumador hace el intento por dejarlo. Lo sé porque yo era uno
de ellos. De hecho, muchos fuman el doble, y el doble de descarados. Eso es
tener una voluntad fuerte.
A la gente con una voluntad así no le gusta que le digan lo que puede o
no puede hacer, en particular la gente que no entiende nada acerca de lo que
es ser fumador.
EL RESULTADO DEL MIEDO
Tal es el miedo causado por la simple idea de dejar de fumar, que puede hacer que quienes
están tratando de dejarlo realmente enciendan su próximo cigarro más rápido de lo que lo
hubieran prendido si no hubieran tomado esa decisión. Hay fumadores que se quedan
despiertos cada noche, y juran que nunca volverán a fumar, y tienen la esperanza y rezan
por despertar al día siguiente, ya sea sin el deseo de fumar o con la fuerza de voluntad
suficiente para resistir ese deseo. Durante muchos años, yo fui uno de ellos y, también
como ellos, diez minutos después de despertar ya tenía otra vez el cigarro en la boca.

Sólo necesitas fuerza de voluntad para dejarlo si tienes un conflicto con tu


voluntad… una lucha mental contigo mismo.
Por un lado, tu cerebro racional sabe que deberías dejar de fumar porque
te está matando, te cuesta una fortuna y controla tu vida. Por el otro lado, tu
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cerebro adicto te hace entrar en pánico ante la sola idea de quedarse sin su
droga. Vas a resolver esa batalla mental eliminando uno de los lados en el
conflicto, de modo que toda tu voluntad se encuentre en contra de los
cigarros. La fuerza de voluntad no te convertirá en un no fumador feliz
durante el resto de tu vida; eliminar la necesidad y el deseo de fumar sí que
lo hará.

EL SUFRIMIENTO AL TRATAR DE USAR SÓLO LA FUERZA DE


VOLUNTAD
Si le quitas sus dulces a un niño, hará un berrinche, es decir, entrará en un
estado de sufrimiento y angustia impuesto por él mismo. ¿Qué niño
prolongará su berrinche más tiempo? ¿El que tiene más fuerza de voluntad o
el que tiene menos? Los que tienen más fuerza de voluntad tienen más
probabilidades de prolongar su agonía. Es por esto que, irónicamente, los
fumadores con una voluntad particularmente férrea pueden encontrar más
difícil dejar de fumar por este método.
Una vez logré sobrevivir durante seis meses sin fumar, usando el método
de la fuerza de voluntad, y al final terminé llorando como un bebé porque
había fallado otra vez. En todo ese tiempo no podía comprender mis
emociones encontradas. Ahora las entiendo bien.
Estaba en una situación similar a la de un maratonista que ha sobrevivido
40 kilómetros de tortura. Hará hasta lo imposible por terminar ese último
kilómetro. Sin embargo, si le da un calambre en el primer kilómetro,
probablemente deje la carrera sin más. Había pasado por seis meses de
espantosa depresión, sintiéndome privado de mis cigarros. Cada día me
decía a mí mismo: “Sería estúpido darse por vencido ahora, sólo tengo que
aguantar… tarde o temprano, el deseo de fumar desaparecerá”.
Pero los sentimientos de privación y depresión eran como un goteo
continuo y constante que poco a poco desgastaba mi resistencia y cada día
se me hacía más y más pesado. Tarde o temprano tenía que ceder, y así fue.
Me sentí desilusionado conmigo mismo, porque toda aquella depresión y
miseria habían sido en vano. Había fallado una vez más. Si tan sólo tuviera

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la fuerza de voluntad necesaria para soportarlo un poco más, tal vez lo
habría logrado. Fue entonces cuando lloré.
Ahora me doy cuenta de que cuanto más sufres esa privación, más
preciosos se vuelven los cigarros. Aun si hubiera tenido más fuerza de
voluntad, sólo habría logrado prolongar mi sufrimiento. Tarde o temprano
hubiera vuelto a fumar. Tratar de dejar el cigarro sólo con fuerza de
voluntad es terrible y no sabes cuánto tiempo durará la tortura. Mientras los
cigarros se te sigan antojando, podría durar por siempre.

EN RESUMEN
• Los fumadores tienen tanta fuerza de voluntad y son tan inteligentes como cualquier no
fumador.
• Los fumadores llegarán a cualquier extremo por obtener un cigarro.
• Tratar de dejar de fumar usando sólo la fuerza de voluntad es una terrible tortura.
• En tanto sientas antojo por los cigarros, la tortura no terminará jamás.
• Si eliminas el conflicto de voluntades en tu mente, es fácil liberarse.

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CAPÍTULO 7

NO HAY NADA A LO QUE TENGAS QUE


RENUNCIAR
EN ESTE CAPÍTULO
• LOS QUE SON MÁS PAPISTAS QUE EL PAPA Y LOS QUEJUMBROSOS
• LOS MILLONES DE FELICES NO-FUMADORES
• EL PLACER DE LA LIBERTAD

NO HAY RAZÓN PARA QUE TE SIENTAS PRIVADO DE NADA


No estás haciendo un sacrificio ni estás dejando un placer genuino ni un apoyo.

El método de la fuerza de voluntad crea la ilusión de que es muy difícil


dejar de fumar y nadie hace un esfuerzo mayor por difundir esa ilusión que
los ex fumadores que lo han dejado de esa manera y que pasan el resto de
sus vidas teniendo que resistir la tentación. Los hay de dos tipos: los que son
más papistas que el Papa (MPP) y los quejumbrosos. A los dos les encanta
mantener a los fumadores en la trampa.

LOS MÁS PAPISTAS QUE EL PAPA


Los MPP son fáciles de distinguir: son los que, en cuanto apagan el que
esperan será su último cigarro, colocan letreros de no fumar en su casa, sus
coches y oficinas. Invitan a los fumadores a su hogar sólo para que puedan
prohibirles fumar, y poder vanagloriarse de ello.
Los MPP no paran de recordarte que fumar arruina la salud y te cuesta
una fortuna y que ellos encuentran incomprensible que una persona tan
inteligente como tú sienta la necesidad de ponerse en la boca algo tan
asqueroso y prenderle fuego. Parecen haber olvidado que ellos hicieron

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precisamente lo mismo durante años. De hecho, los ex fumadores que lo han
dejado a punta de fuerza de voluntad son mucho más feroces en sus ataques
que las personas que jamás han fumado. Y la razón es la siguiente: es
porque a pesar de todas sus fanfarronadas, nunca han podido realmente
superar su adicción.
El problema es que todavía creen que han hecho un genuino sacrificio.
Los MPP tienen un efecto negativo sobre los fumadores, que se sienten tan
forzados a resistir sus embates, que pierden de vista cuál es el verdadero
enemigo. Y lo peor de todo es que refuerzan el concepto equivocado de que
“una vez que eres fumador, siempre lo serás. Es posible que dejes de fumar,
pero nunca te sentirás completamente libre”.
Los fumadores sospechan, con justa razón, que los MPP sólo se muestran
tan agresivos porque todavía sienten el deseo de fumar. Sus sospechas las
confirman sin lugar a dudas los Quejumbrosos.

LOS QUEJUMBROSOS
Los Quejumbrosos son aquellos ex fumadores que, en cuanto terminas de
desearles a todos tus amigos un Feliz Año Nuevo y arrojas tu último
paquete de cigarros al fuego con una maravillosa sensación de por fin haber
exorcizado al demonio en tu interior, te dan la mano, te la sacuden con
fuerza, te desean éxito y te dicen lo saludable que te sentirás y todo lo que te
vas a ahorrar… para luego proceder a contarte cómo ellos lo dejaron hace
años, pero todavía lo extrañan terriblemente en ocasiones como esta.
El efecto es devastador. Te quemas los dedos tratando de rescatar el
paquete que arrojaste a las llamas y, mientras todos los demás están todavía
ocupados celebrando, te escapas en busca de cigarros, y le dices a
cualquiera que se dé cuenta que a lo que te referías es que lo dejarás a
primera hora de la mañana.
Si has tratado de dejar de fumar usando la fuerza de voluntad, conocerás
la enorme sensación de alivio que se tiene cuando por fin vuelves a ponerte
un cigarro en los labios. Pero ¿recuerdas haber pensado alguna vez:
“¡Estupendo! Ya soy otra vez un fumador. ¡Este cigarro sabe absolutamente
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fenomenal!”? Por el contrario, el alivio siempre se ve opacado por la
sensación de fracaso y malos augurios, y el primer cigarro es siempre un
desencanto, porque sabe muy parecido al primero que alguna vez nos
fumamos: asqueroso.
No me cabe duda de que si has esperado años por un cigarro, el alivio
será inmenso, pero no por el sabor ni por la sensación del cigarro encendido.
No le creas a nadie que recientemente haya vuelto a fumar después de tratar
de dejarlo si te dice lo bien que le supo ese primer cigarro. Todos los adictos
a las drogas son unos mentirosos.

LOS FELICES NO-FUMADORES


Muy pronto serás un no fumador. Es posible que tengas miedo de no lograr
liberarte del todo de tu adicción y convertirte en un MPP o en un
Quejumbroso. Permíteme tranquilizarte y decirte que no tienes nada que
temer. Estás rodeado de felices no-fumadores. Gracias al método Easyway
de Allen Carr, hay millones más que antes. Es simplemente que no los
notas, porque no sienten la necesidad de hacer alardes.
No fue sino hasta que dejé de fumar que me di cuenta de que jamás le
pregunté a un ex fumador si todavía extrañaba los cigarros. Y era porque,
sin importar qué respuesta me diera, no quería escucharla. Si lo hacían,
confirmaría mi creencia de que nunca puedes quedar completamente libre,
así que estaba condenado. Si no lo hacían, significaba que podía ser libre y
que tendría que pasar por todos esos meses o hasta años de tortura,
sufriendo el deseo de volver a fumar. Este es un ejemplo típico de la forma
en la que esta guerra interna del miedo hace que los fumadores cierren su
mente.
Una vez conocí a un hombre que se llamaba Patrick; era un tipo enorme,
amable y, como su nombre sugiere, irlandés. Nos reuníamos una vez al año,
con amigos mutuos, en el hipódromo de Goodwood. Acababa de sobrevivir
a un acceso de tos particularmente severo y Patrick tenía esa expresión que
los no-fumadores ponen en estas ocasiones, como preguntando “¿qué tipo
de placer puede estarte dando el cigarro?” En un intento por ocultar mi

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vergüenza, le dije: “Patrick, no sabes lo afortunado que eres al ser un no
fumador”. Y me respondió: “¿De qué hablas? ¡Yo me fumaba 40 cigarros al
día!”
No podía creerle. Lo había conocido desde hacía cinco años y jamás me
pasó por la mente que hubiera sido fumador. Tal vez porque no era MPP ni
Quejumbroso. Entonces le pregunté si extrañaba el cigarro. Su respuesta fue
una revelación para mí: “¿Extrañar los cigarros? ¿Cómo se te ocurre?”
Patrick fue el primer ex fumador contento que conocí y desempeñó un
papel muy importante en el proceso de comenzar a abrir mi mente. Tras
descubrir a un fumador que no extrañaba los cigarros en absoluto, comencé
a preguntarles a más de mis amigos, muchos de los cuales había conocido
durante años, y descubrí que muchos de los que yo pensaba que jamás
habían fumado eran en realidad ex fumadores. Como Patrick, eran difíciles
de detectar, porque nunca extrañaban los cigarros y, por tanto, no eran ni
MPP ni Quejumbrosos. Los Patricks de este mundo no andan por ahí
diciéndole a la gente lo agradable que es ser un no fumador. Es una lástima,
en verdad, porque si lo hicieran, nos daríamos cuenta de que existen
millones de ex fumadores que pensaron que nunca podrían ser libres, pero
que lograron escapar de la trampa.
Pronto serás como Patrick y durante los primeros días después de tu
último cigarro, te ayudará recordarte lo maravilloso que es ser libre.
HISTORIAS DE ÉXITO
Visita www.allencarr.com y echa un vistazo a los miles de mensajes de felices ex
fumadores de todas partes del mundo que han dejado de fumar con el método Easyway de
Allen Carr y ahora son completamente libres. Pronto podrás poner ahí tu mensaje
también.

EN RESUMEN
• Dejar de fumar no es un sacrificio.
• No dejes que los MPP o los Quejumbrosos te desanimen. Ellos lo dejaron usando el
método equivocado.
• Tú te unirás muy pronto a los millones de no-fumadores que creían que jamás podrían
dejarlo.

76
• Con el método Easyway de Allen Carr, serás completamente libre.

77
CAPÍTULO 8

LA PERSONALIDAD ADICTIVA
EN ESTE CAPÍTULO
• NO EXISTE LA LLAMADA PERSONALIDAD ADICTIVA
• NO NECESITAS LA NICOTINA
• ES LA DROGA LA QUE TE VUELVE ADICTO

CONCEPTOS FUNDAMENTALES EQUIVOCADOS


La teoría de la “personalidad adictiva” les da a los fumadores una excusa para evitar intentar
siquiera dejar el cigarro y se basa en un concepto fundamentalmente erróneo.

Muchos fumadores creen que hay algo en la composición genética o


química de su cuerpo que les dificulta dejar el cigarro. El término
“personalidad adictiva” suena como una enfermedad reconocida, pero en
realidad no es más que algo que se inventaron personas que no comprenden
lo que es una adicción. Esto hace que muchos fumadores crean que están
intentando algo imposible cuando tratan de liberarse del cigarro. Esa idea se
ve reforzada por sus intentos fallidos anteriores y se graba aún más cuando
se enteran de que los adictos al alcohol y a la heroína también tienden a ser
fumadores empedernidos.
Los Quejumbrosos también tienden a apoyar esta teoría de que existen
los “cigarrohólicos” o las “personalidades adictivas”. Después de todo, si
alguien se abstiene durante años y todavía sigue ansiando los cigarros, es
evidente que ya debe haber superado los efectos físicos del síndrome de
abstinencia y, por lo tanto, seguramente padece de alguna falla en la
composición física de su organismo.

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No. No permitas que te engañen con estudios que parecen relacionar la
genética con la adicción. Los estudios parecen probar muchas cosas y
muchos de ellos están equivocados.
Alegar que uno tiene una “personalidad adictiva” es sólo otro mecanismo
de protección: “No es mi culpa. ¡No puedo evitarlo! Es que tengo una
personalidad adictiva”.
Puede parecer como que estoy acusando a estos fumadores de mentirse a
sí mismos y a sus familias. No es así. El engaño es resultado de la confusión
de hechos contradictorios, anomalías e ignorancia general acerca de fumar y
de la adicción a la que todos los fumadores están sometidos a lo largo de su
vida. No estoy menospreciando a los fumadores. ¿Cómo podría? Yo mismo
caí más bajo que cualquier otro fumador. No existe ni una personalidad
adictiva ni un fumador compulsivo. Te lo aseguro. Sin importar lo que
puedas pensar:

ESTÁS COMPLETO SIN LA NICOTINA

EL MUNDO A TRAVÉS DE UN VELO


Una de las influencias más poderosas que me hizo creer que tenía una personalidad
adictiva fue el que los fumadores parecían ser una raza distinta de la de los no-fumadores.
Es una tendencia común dividir el mundo entre blanco y negro, oriente y occidente, ricos y
pobres.
Para mí, estas distinciones eran insignificantes. La que me importaba más era: ¿eres
fumador o no fumador? Si eres fumador, no importa quién seas, la Madre Teresa, Hitler o
un esquimal, puedo sentir una conexión contigo. Los fumadores tienen personalidades
interesantes, mientras que los no-fumadores son fastidiosos y aburridos. ¿O sería que
realmente me sentía más cómodo en compañía de otros fumadores? Podía contaminar la
atmósfera tanto como quisiera sin sentirme culpable. Podía toser y salpicar de saliva tanto
como quisiera sin avergonzarme. No fue sino hasta que dejé de fumar que me di cuenta de
que la mayoría de mis amigos eran no-fumadores. ¡Hasta mi esposa ha sido no fumadora
toda su vida!

LOS SÍNTOMAS DEL ENVENENAMIENTO


La teoría de la personalidad adictiva se ve reforzada por el hecho de que los
fumadores comparten ciertas características físicas: el tono de piel cenizo,
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los ojos opacos, el letargo, la piel seca y las arrugas. Es natural que nos
identifiquemos con personas que tienen rasgos similares a los nuestros; es
como si buscáramos la afinidad entre nuestras debilidades, pero ¿cómo es
que tenemos esas características? ¿Nacemos con ellas? Por supuesto que no.
Son todas resultado directo de fumar, del envenenamiento sistemático de
nuestro cuerpo. Por fortuna, poco después de dejar el cigarro te recuperarás
tanto en lo físico como en lo mental.
Así que, ¿es la droga la que te hace adicto o es tu personalidad adictiva?
En la década de 1940 más del 80% de los hombres adultos en la Gran
Bretaña era adicto a la nicotina; actualmente esa cifra es de menos del 25%.
¿Acaso el 80% de la población de hombres adultos de ese país tenía, en esa
época, una personalidad adictiva? ¿Y ahora esa cifra ha caído por debajo del
25%? ¡Por supuesto que no! ¿Necesitabas fumar antes de convertirte en
fumador? ¡Por supuesto que no! ¿Seguirás siendo adicto después de que lo
dejes? ¡Por supuesto que no! En especial cuando lo dejas siguiendo el
método Easyway de Allen Carr.
Cuando fumas tu primer cigarro es como si estuvieras volando junto al
borde de una planta carnívora. Si te fumas el segundo, habrás dado un paso
en la pendiente resbaladiza, aunque es tan pequeño que es casi
imperceptible. Algunas personas caen en la trampa lentamente y nunca se
dan cuenta de que están enganchados. Otras se desploman de golpe y se
convierten en fumadores empedernidos casi de la noche a la mañana. La
velocidad con la que cada fumador desciende por la pendiente depende de
innumerables factores, ¡pero una personalidad adictiva no es uno de ellos!

UNA PENDIENTE RESBALOSA


La adicción de algunos fumadores sí parece ser más fuerte que la de otros.
Yo, por ejemplo, fumaba de 60 a 100 cigarros al día y lo hice durante 33
años; casi no podía realizar ninguna actividad física o mental sin un cigarro
en la boca y estaba convencido de que jamás podría dejarlo. En mi caso,
existieron tres razones por las que me convertí en fumador empedernido casi
de la noche a la mañana: tenía un par de pulmones fuertes que podían

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soportar el veneno, podía permitírmelo económicamente y podía fumar sin
interrupción en el trabajo. Estos son los tres factores principales que deciden
nuestra velocidad de descenso por la pendiente resbaladiza. En aquella
época jamás se me ocurrió pensar que algunos fumadores restringían su
consumo a diez al día porque físicamente no podían con más cigarros, o
porque no podían pagarlos o porque en el trabajo no se les permitía fumar.
El hecho es que no te convertiste en fumador debido a que tuvieras una
personalidad adictiva. Si crees que tienes una personalidad adictiva, es
simplemente porque comenzaste a tomar una droga que causa adicción. Este
es el espantoso efecto que esas drogas tienen sobre ti. Te hacen sentir
dependiente de ellas y te hacen pensar que tu organismo tiene alguna
debilidad intrínseca. Así es como la nicotina me hizo sentir durante 33 años.
Ahora tengo una ventaja: pude escapar de ese pozo y puedo comparar las
dos situaciones. Y créeme, no hay modo en que el cigarro salga ganando en
la comparación. Una de las mejores cosas que se logran al escapar es
eliminar esa sensación de vacío, de inseguridad, que los fumadores perciben
como una parte permanente de su organismo, pero que en realidad es
resultado de fumar. También tienes una gran ventaja: tienes una mente
inteligente y el sentido común para reconocer que lo que te estoy diciendo
es cierto.
¿De verdad crees que fuiste creado con una predisposición para ser
adicto a la nicotina? Si ese fuera el caso, ¿por qué no fue sino hasta estas
últimas generaciones cuando aprendimos a producir cigarros en cantidades
industriales y a desarrollar técnicas de comunicación que pueden lavarle el
cerebro al mundo en una escala sin precedentes, que fumar se convirtió en
una parte tan dominante de nuestras vidas? ¿Realmente crees que fumar es
vital para tu felicidad o para tu supervivencia? De ser así, ¿puedes explicar
cómo es posible que no necesitaras la droga antes de comenzar a
consumirla?

NO ES TU PERSONALIDAD NI TU COMPOSICIÓN GENÉTICA LO


QUE TE HACE ADICTO. ES LA DROGA.

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EN RESUMEN
• No existe una personalidad adictiva ni un fumador empedernido.
• El método Easyway de Allen Carr funciona para cualquier fumador.
• Los fumadores se identifican con otros fumadores porque comparten las debilidades que
les provoca el fumar.
• Es la droga la que te hace adicto, no tu personalidad.
• No necesitabas los cigarros antes de empezar a fumar.
• Nunca los volverás a necesitar una vez que te libres de ellos.

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CAPÍTULO 9

EL PROBLEMA DE LA DISTRACCIÓN
EN ESTE CAPÍTULO
• LOS CIGARROS NO TE AYUDAN A CONCENTRARTE
• EL PROCESO DE LA CONCENTRACIÓN
• ESA “COMEZÓN” QUE DISTRAE• CAMBIA TU ESTADO MENTAL
• ELIMINA LA DUDA DE TU MENTE

LA LÓGICA DE LA ADICCIÓN
¿Te parece imposible concentrarte sin un cigarro? La verdad simple y sencilla es que tu adicción a
la nicotina te está distrayendo.

¿Cuántas veces has oído decir a un fumador que no puede concentrarse si no


se fuma un cigarro? Durante mis muchos intentos fallidos por dejar de
fumar usando sólo fuerza de voluntad, descubrí que podía tolerar la
irritabilidad y los inevitables estados depresivos. De hecho, solía obtener un
placer masoquista al sentirme como un mártir, pero estaba convencido de
que si lograba dejar el cigarro perdería mi habilidad para concentrarme, algo
que sentía que era vital para mi trabajo. Y esa era mi perdición.
Me pagaban bien por usar mi cerebro y yo tenía la idea de que mi cerebro
no funcionaría bajo presión sin su pequeño apoyo. Hasta pensé en pedirle a
mi jefe que me permitiera no hacer trabajos que requirieran una verdadera
concentración durante uno o dos meses, para así poder dejar el cigarro. Al
final, decidí hacerlo de cualquier manera.
El problema era que existía un aspecto del trabajo que no podía evitar: la
preparación de la nómina mensual. Para ello se requerían sólo unos diez

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minutos. Desde un mes antes, me sentaba en mi escritorio a contemplarme
las uñas. De vez en cuando intentaba hacer la nómina, pero cada vez que
probaba, mi mente se desviaba de la tarea y me daba por vencido. Por fin,
no pude aplazarlo más. Durante dos horas me senté en un estado de pánico
total, con la mirada clavada en el papel. Finalmente cedí y me escapé a
comprar diez cigarros. Cuando volví, ¡terminé el trabajo más rápido que
nunca! Fue todo lo que necesité para convencerme de que para poder
concentrarme tenía que tener un cigarro en la boca. Sin embargo, era mi
obsesión con los cigarros lo que me estaba creando la distracción y eso
evitaba que me pudiera concentrar.
¿QUÉ TIENE EN LA MENTE EL FUMADOR?
Para poder concentrarte en algo, lo primero que tienes que hacer es eliminar las
distracciones. Aunque como fumador te puedes concentrar mejor una vez que eliminas la
distracción de la ansiedad por la nicotina, sigues siendo menos capaz de concentrarte de
lo que serías si fueras un no fumador. Hay varias razones para ello: en primer lugar, los
no-fumadores no sufren la distracción de la ansiedad por la nicotina; además, cuando
fumas sólo alivias parcialmente esta ansiedad; le quitas oxígeno a tu cerebro; tienes que
sacar el cigarro de la cajetilla, encenderlo, inhalar el humo, exhalarlo, hacer caer la
ceniza en el cenicero, apagarlo, vaciar el cenicero, encender otro y luego repetir este
proceso una y otra vez. ¡Lo sorprendente es que puedas concentrarte en algo más!

HAZ LA PRUEBA
Después de tres años de estudios, tuve que presentar un examen de
contabilidad y me horroricé al saber que no se me permitiría fumar. Pasé
todo ese tiempo con la cabeza metida en una larga lista de tediosos libros y,
a pesar de todo, iba a fracasar porque nadie me había dicho que tendría que
soportar todo el examen sin un cigarro. Sin embargo, no me di por vencido
así nada más. Decidí averiguar cuánto tiempo podía aguantar sin un cigarro.
Tomé el examen del año anterior y traté de responderlo sin fumar. ¡Mi mano
temblaba tanto que no podía siquiera escribir! Creí que jamás podría
concentrarme sin mis cigarros.
Sin embargo, cuando llegó la hora del verdadero examen, la idea de
fumar ni siquiera me pasó por la mente. A pesar de pasar las tres horas más
estresantes de mi vida, no se me antojó un solo cigarro y contesté todas las
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preguntas. Aunque seguí engañado por esta ilusión durante muchos años, la
evidencia era clara: era perfectamente capaz de concentrarme sin cigarros.

TODO ESTÁ EN LA MENTE

Hagamos a un lado el cigarro por un momento y examinemos cómo


funciona la concentración. Lo primero que tienes que hacer antes de poder
concentrarte en algo es eliminar las distracciones. Si alguien está haciendo
ruido, puedes pedirle que guarde silencio o puedes marcharte de ahí. Pero
digamos que estás resfriado y continuamente tienes que sonarte la nariz. Es
una distracción, pero ¿qué puedes hacer al respecto? Nada, así que
simplemente lo olvidas y te centras en el trabajo que tienes que hacer. El
hecho es que si hay algo que puedas hacer para eliminar la distracción,
tienes que hacerlo o te sentirás molesto y eso creará una distracción
adicional que puede volverse intolerable. Sin embargo, si no hay nada que
puedas hacer al respecto, es mucho más fácil no hacer caso a la distracción.
Cuando tienes un bloqueo mental, ¿realmente puedes decir que en el
instante en que enciendes un cigarro el bloqueo milagrosamente desaparece?
Si así fuera, significaría que no es posible tener un bloqueo mental mientras
fumas, lo que obviamente es una tontería. Entonces, ¿cómo solucionas el
problema del bloqueo mental? Igual que los no-fumadores: ¡Haciendo lo
que tienes que hacer!

LOS CIGARROS Y EL ABURRIMIENTO


Los cigarros no alivian el aburrimiento. Si tu mente está ocupada, puedes
pasar largos períodos de tiempo sin encender un cigarro y ni siquiera lo
notas. Sin embargo, cuando estás aburrido, no tienes nada que te haga
olvidarte de la pequeña comezón que te causa el Monstruo de la nicotina, así
que tiendes a rascarte. Pero eso no resuelve el problema del aburrimiento.
El aburrimiento puede eliminarse al concentrar la mente en algo
interesante, pero los cigarros no tienen nada de interesante. Cuando estás
fumando, ¿realmente piensas, “este cigarro es fascinante”? Hay pocas

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actividades más aburridas que fumar un cigarro tras otro, un día sí y otro
también, tal como yo lo hice durante más de 30 años. De hecho, es tan
aburrido que ni siquiera estamos conscientes de que los estamos fumando.
La próxima vez que estés parado en un embotellamiento de tránsito, observa
a los fumadores. Puede ser que estén fumando, pero es evidente que están
tan aburridos como los no-fumadores. Y obsérvalos fumar afuera de su
lugar de trabajo en la acera. ¿Se ven estimulados y felices? No. Se ven
aburridos y miserables.
Los fumadores tienden a evitar hacer algo demasiado energético y se
sienten más agotados entre más fuman. La verdad es que fumar causa
aburrimiento porque te hace más lento, perezoso, letárgico y te quita la
alegría de vivir.

CÓMO FUMAR DESTRUYE TU CONCENTRACIÓN


Cuando por fin dejé el cigarro para siempre, no tuve problemas para
concentrarme ni experimenté ninguno de los otros síntomas terribles de mis
intentos anteriores. Entonces, ¿por qué los fumadores que tratan de dejarlo
sólo con fuerza de voluntad con frecuencia sufren de una falta de
concentración? Puedes pensar que se trata del efecto físico de la eliminación
de la nicotina, pero en realidad es tan leve que es casi imperceptible. El
cerebro de los fumadores está programado para creer que cada vez que
tienen un bloqueo mental existe una solución sencilla: encender un cigarro.
Esa es la creencia que causa el problema. Aquel trabajo de 10 minutos que
no pude terminar sin fumar no tenía nada de complicado. La razón por la
que no pude concentrarme en él sin un cigarro era porque YO
REALMENTE CREÍA que los cigarros me ayudaban a concentrarme y si
uno lo cree, entonces es imposible concentrarse sin ellos.
Si tienes un bloqueo mental cuando estás tratando de no fumar y estás
seguro de que con un cigarro se resolverá, te sentirás distraído por esa idea y
no podrás concentrarte en la tarea. Si realmente crees que fumar te ayuda a
superar tus bloqueos mentales, te sentirás tentado a probar un cigarro, solo
para ver si funciona. Así que lo haces. Ahora que tu cerebro ya no está

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distraído en estar pensando en si debes fumar o no, logras solucionar tu
problema y eso refuerza la ilusión de que fumar te ayuda a concentrarte.
Si resistes la tentación y no enciendes el cigarro, la duda sigue
distrayéndote, ¡asegurándose de que no puedas concentrarte! El cigarro
parece salir ganador porque la adicción a la nicotina es una trampa muy
ingeniosa. Pero recuerda, lejos de ayudar a la concentración, fumar la
entorpece y, una vez que entiendes la trampa, es sencillo dejar de hacerlo.
Entonces, ¿cómo podemos asegurarnos de hacer a un lado estos
disparadores que amenazan con echar a perder nuestros intentos por dejar de
fumar, no sólo durante algunos días después de nuestro último cigarro, sino
para el resto de nuestra vida?

LOS DISPARADORES DEJAN DE SER DISPARADORES UNA VEZ


QUE ENTIENDES CÓMO FUNCIONAN

CÓMO DERROTAR AL LAVADO DE CEREBRO


No tiene caso tratar de evitar los disparadores. Recuerda, el método
Easyway de Allen Carr es acerca de cambiar tu estado mental. ¿Por qué
cuando estaba haciendo el examen de práctica no podía siquiera sostener el
lápiz, ya no digamos concentrarme, pero durante el examen real ni siquiera
pensé en los cigarros a pesar de estar convencido de que dependía total y
completamente de ellos? Fue porque no había incertidumbre; porque no
tenía opción. Yo sabía que no podía fumar. Es lo mismo en los aviones y
trenes. Incluso aquellos fumadores empedernidos pueden abstenerse durante
horas si no les queda más remedio, porque está prohibido fumar. Pero una
vez que salen de estas situaciones, si alguien les dice que no pueden fumar
se ponen frenéticos. Esto demuestra que el problema no es la ansiedad física
de la nicotina, sino la privación mental.
Pero, ¿qué pasa cuándo no hay nadie que te obligue a no fumar?
Permíteme ponerlo muy claro, no me pareció sencillo responder el examen
sin un cigarro porque me obligaran a hacerlo así. Lo que hizo toda la
diferencia fue que yo sabía con toda certeza que no iba a fumar. Si quitas la

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duda de la mente del fumador, dejar el cigarro es fácil.
En las primeras etapas, después de que apagues tu cigarro final, si te
encuentras en un bloqueo mental que te haga pensar: “Enciende un cigarro”,
lo único que tienes que hacer es recordar que fumar no te beneficia de
ninguna manera; sabes que has tomado la decisión correcta y que seguir
pensando en eso no servirá de nada.
Tal vez encuentres que no puedes sacarte el tema del cigarro de la
cabeza. No hay problema; sólo date el placer de sentirte satisfecho y
felicítate por ser libre. Luego, ya sea que resuelvas tu bloqueo mental o no,
seguirás sintiéndote feliz.

EN RESUMEN
• Fumar no te ayuda a concentrarte; te lo impide.
• Para concentrarte tienes que eliminar las distracciones: los cigarros son una
distracción.
• La idea de que no puedes concentrarte si no fumas solo es cierta porque crees en ella.
• Las situaciones que te orillan a fumar pierden su poder una vez que las entiendes
• Los fumadores pueden pasar fácilmente largos períodos de tiempo sin fumar, si es
necesario.

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CAPÍTULO 10

EL PRINCIPIO DE LA ADICCIÓN
EN ESTE CAPÍTULO
• OTROS FUMADORES TE HACEN ADICTO
• ENGAÑOS PARA VOLVER A CAER EN LA TRAMPA
• AFERRÁNDOTE A UN CLAVO ARDIENDO: LA VIDA DEL ADICTO A LA NICOTINA
• LAS MENTIRAS QUE SE REPITEN LOS FUMADORES
• MODELOS A SEGUIR QUE NO NECESITAS

TUS PEORES ENEMIGOS SON LOS DEMÁS FUMADORES


Las recomendaciones de una persona a otra son la herramienta más poderosa en publicidad y,
cuando se trata de cigarros, la industria del tabaco tiene la fuerza de ventas más grande del mundo…
y no le cuesta un centavo.

¿Qué fue lo que te hizo convertirte en fumador? La mayoría cae en el vicio


por influencia de sus amigos y familiares que fuman. Algunos padres creen
que pueden salirse con la suya si les dicen a sus hijos: “Haz lo que te digo y
no lo que yo hago”, pero las acciones de nuestros padres ejercen una enorme
influencia sobre nuestro comportamiento. Sus sermones acerca de los
peligros del sexo, del alcoholismo y el cigarro caen en saco roto porque
ellos se pasan la vida ¡participando en esas mismas tres cosas! No es de
sorprender que nuestros hijos no puedan esperar para probar por primera vez
la fruta prohibida.
UN ESCAPE DIFÍCIL
He escuchado una gran cantidad de historias extrañas acerca de cómo algunos fumadores
comenzaron a fumar. Cuando me presenté en la televisión para una entrevista que me
haría el periodista Danny Baker, un no fumador de toda la vida, le pregunté cómo había

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logrado evitar caer en la trampa. Para mi sorpresa, me respondió: “Cuando era joven, vi
en un baile a una chica que me gustaba. Ella fumaba, así que me compré una cajetilla de
cigarros, me acerqué a ofrecerle uno y todos se me cayeron al suelo. Mis amigos se rieron
y yo me sentí tan tonto que jamás lo volví a intentar”. ¡Eso es a lo que yo llamo buena
suerte!

Si logras escapar del pozo sólo para volver a caer más tarde, el momento en
que vuelves a fumar normalmente está ligado a una crisis y a la inevitable
disposición de un fumador de “reconfortarte” con un cigarro. Los accidentes
automovilísticos, las defunciones, los despidos en el trabajo, los
rompimientos con una pareja y hasta la simple presión del trabajo: cuando
algo de esto sucede, ¿por qué los fumadores te invitan a que llenes tus
pulmones de humos tóxicos?
Necesitamos superar la idea negativa que tienen los fumadores acerca
de lo que es ser un no fumador. Cuando fumas, te convences a ti
mismo de que estás “disfrutando un cigarro”. Tal vez te preguntes si
alguna vez podrás sentarte y pensar: “Estoy disfrutando de no fumar”.
El hecho es que sí podrás hacerlo. Yo lo hago cada día de mi vida.
Los fumadores hacen que otras personas se enganchen al propagar el mito
de que disfrutan fumar, pero eso no es todo. Ya antes describí cómo los
jóvenes caen en la adicción al aceptar cigarros gratis de sus amigos, para
luego sentirse en la obligación de comprarlos ellos mismos. Es casi peor ver
a un adulto ex fumador pasar por el mismo proceso. Se les antoja un cigarro
y un amigo fumador está a la mano para ofrecérselo, pero advierte: “Te vas
a volver a enganchar”.
“¡De ningún modo! No volveré a comprarlos nunca”, responde el ex
fumador que recae. Mientras tanto, el fumador está disfrutando en secreto
del hecho de que su amigo necesita un cigarro, porque eso le hace sentir
menos estúpido con respecto a su propia adicción.
A la larga, el amigo se harta de ser el proveedor de cigarros y llega el
terrible momento en que el ex fumador, que unos días antes estaba libre de
las garras de la nicotina, la misma persona que juró que jamás volvería a
comprar cigarros, se ve ante la disyuntiva de comprase un paquete y verse
humillado ante la familia y los amigos, o no fumar. El resultado es

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inevitable. Tratan de mitigar sus sentimientos de humillación con la excusa
de que sólo compraron la cajetilla para reponer los cigarros que pidieron
prestados, pero es evidente que

¡HAN VUELTO A CAER EN LA TRAMPA!

LAS SEMILLAS DE LA DUDA


Con demasiada frecuencia, otros fumadores tratan de acabar con los esfuerzos de aquellos
que intentan dejar el cigarro. Fue lo que pasó en el caso de una madre que se presentó a
nuestra clínica en Birmingham. Llegó hecha un mar de lágrimas, completamente
deprimida por ser fumadora y aterrada ante la idea de dejarlo. También se marchó
llorando, pero esas fueron lágrimas de alegría que rápidamente se extendieron entre el
resto del grupo. Cuando se marchaba, en un estado de euforia por ser una feliz no
fumadora, me plantó un húmedo beso en la mejilla.
Esa tarde visitó a su hija y a su yerno para darles la buena noticia. Desafortunadamente,
su yerno también estaba tratando de dejar de fumar, pero estaba usando el método de la
fuerza de voluntad y la evidente alegría de su suegra no hizo más que aumentar sus
propios sentimientos de ineptitud. Entonces le dijo sombrío: “¿Por qué estás tan
emocionada? No llevas siquiera veinticuatro horas sin fumar… ¡no es nada de qué estar
orgulloso!” Aquellas palabras resultaron desastrosas. La mujer no encendió un cigarro
ahí mismo, delante de ellos, pero las semillas de la duda habían comenzado a echar raíces
en su mente. Con la confianza hecha pedazos, volvió a casa y comenzó a cuestionarse su
decisión. Por fortuna, decidió ponerse en contacto conmigo y aprendió la lección de no
hacer caso a los otros fumadores, en especial a aquellos que quieren transmitir sus
sentimientos de fracaso.

Reconocer la influencia que tienen los fumadores es útil, porque en lugar de


permitirles afectarte, puedes aprovecharla para un fin positivo, ya que
también puede ser una poderosa fuerza para ayudarnos a seguir libres del
cigarro.
Lo primero que debemos recordar es que:

TODOS LOS FUMADORES MIENTEN

No sólo se mienten a sí mismos, sino que también les mienten a los demás.
¡Tienen que hacerlo! Ya es bastante malo ser fumador y bloquear nuestra
mente para no ver la suciedad, el veneno, los problemas respiratorios, la tos,
la esclavitud y la humillación. Si tuviéramos que enfrentarnos a todo eso, la

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pesadilla sería insoportable. Terminamos creyendo nuestras propias
mentiras, así como las de otros fumadores.
Se necesita verdadero valor para admitir que uno ha sido un estúpido, en
particular cuando se da uno cuenta de que esa estupidez nos está costando la
vida. Yul Brynner, el famoso actor de Hollywood, tuvo las agallas para
admitirlo cuando supo que fumar lo estaba matando. El “Hombre Marlboro”
Wayne McLaren se convirtió en uno de los más activos participantes de las
campañas contra el cigarro cuando le diagnosticaron cáncer terminal.
¡Merece nuestro respeto! Lamentablemente, los tres hombres que
aparecieron como vaqueros en los anuncios de Marlboro, McLaren, David
McLean y Dick Hammer, murieron todos de cáncer de pulmón, lo que le
ganó a la cajetilla roja de Marlboro el apodo de las “mata-vaqueros”. Si los
fumadores pudieran dejar de tratar de justificar su propia estupidez y de
engañarse a sí mismos y a los demás, diciendo que fumar es un placer
maravilloso o una gran ayuda en sus vidas, podrían salvar a algunas
víctimas potenciales, en lugar de arrastrar a otros a la trampa de la nicotina.
AFERRÁNDOSE A UN CLAVO ARDIENDO
Recuerda, a los precios actuales, un fumador que consuma 20 cigarros al día gasta
alrededor de $2 millones de pesos en cigarros, a lo largo de su vida. Por quemar
semejante cantidad de dinero obtienes a cambio toda una vida de enfermedad, mal aliento,
dientes manchados, mala respiración, tos, letargo, humillación y esclavitud. Fumarás
cigarro tras cigarro sin siquiera notarlo. Sólo estarás consciente de que fumas cuando te
estés ahogando, o cuando te entre el pánico porque se te están acabando los cigarros.
También pasarás gran parte de tu vida sintiéndote deprimido porque no te permiten fumar.
Irás por la vida siendo despreciado por otras personas y, los peor de todo, despreciándote
a ti mismo. ¿Y QUÉ OBTIENES A CAMBIO?

EL GRAN ENGAÑO
Engañarnos a nosotros mismos y a los demás diciendo que disfrutamos del
cigarro es el favor más grande que le podemos hacer a la industria del
tabaco. No sólo permitimos que su producto nos mate y les pagamos fuertes
cantidades por el privilegio, sino que además les hacemos publicidad y les
ayudamos a enganchar a nuevos adictos y a arrastrar a los ex fumadores otra
vez a la trampa. ¡Deberían pagarnos ellos a nosotros!
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En ocasiones, los desesperados intentos que hacemos por justificar
nuestra patética adicción parecen indicar que creemos que fumar es bueno
para nosotros. Ya hemos hablado acerca del tío Fred. También está el tío
Juan. Él asegura haber fumado 40 cigarros al día desde que tenía 14 años y
haber disfrutado cada uno de ellos. Como Fred, también tiene alrededor de
ochenta años y asegura que jamás en su vida ha estado enfermo de nada.
Cada fumador tiene un tío Juan. Lo necesitamos para contrarrestar las
aterradoras estadísticas con las que la sociedad insiste en molestarnos.
Además, nos aferramos con uñas y dientes a la historia de su esposa, la tía
Juana, que jamás fumó un cigarro en su vida, pero murió de cáncer
pulmonar a la edad de 50 años.
¿No es increíble cómo personas que por lo demás son inteligentes y
lógicas, aceptan los resultados basados en una encuesta de uno, pero hacen a
un lado la evidencia estadística que se basa en cientos de miles? Así es la
mente torcida del adicto.
¿Has oído hablar de FOREST? Son las siglas en inglés de la
Organización en favor del derecho a disfrutar de fumar tabaco. Fue formada
por fumadores en un intento por resistir la tremenda presión que la sociedad
moderna ha venido imponiendo a los pobres fumadores en los últimos años.
Actualmente recibe fondos de la industria del tabaco. Esta organización
hace un gran esfuerzo y utiliza maneras ingeniosas para formular
argumentos en favor de fumar. Allá por 1992, en el día mundial sin tabaco,
en el Reino Unido, Michael Parkinson nos hizo una entrevista radiofónica
en la BBC, a mí y al director administrativo de FOREST, Chris Tame.
Era un hombre sumamente articulado en su expresión y comenzó por
explicar que la primera persona que alguna vez intentó prohibir el cigarro
fue Hitler. Era una línea de discusión muy astuta, porque relacionaba las
campañas contra el cigarro con uno de los dictadores más viles de la
historia. Pero su argumento, como todos los de FOREST, no tomaba en
cuenta los siguientes puntos:
1. De cualquier forma, los fumadores en realidad no son libres. No
tienen más voz ni voto en volverse adictos, que un pez cuando cae
en el anzuelo del pescador. Lo que es más, no son ellos los que
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deciden seguir siendo fumadores.
2. Los fumadores no disfrutan el cigarro. Sólo creen que lo hacen
porque son drogadictos y porque se sienten deprimidos cuando no
les permiten fumar.
El cigarro ya ha matado a más personas en este planeta que todas las
guerras de la historia juntas.
Cuando le pregunté al hombre de FOREST si pensaba que la heroína debía
legalizarse, se negó a responder. ¿Dónde se fue de pronto todo su apoyo por
la libertad del individuo? Después de todo, los que mueren debido a la
heroína, en números, no son sino una minoría, en comparación con todos los
que mata el cigarro. ¿Y qué hay del derecho de los no-fumadores a respirar
aire fresco?
Y ya que estamos en el tema de la libertad de elección, plantéate estas
preguntas:
1. ¿Cuántos no-fumadores crees que haya en el mundo que
desearían ser fumadores?
2. ¿Cuántos ex fumadores crees que haya en el mundo que
desearían seguir siendo fumadores?
3. ¿Cuántos fumadores conoces que, si pudieran volver al
pasado, a la época en la que encendieron su primer cigarro,
todavía decidirían fumárselo?
Si eres honesto, llegarás a la conclusión de que las respuestas son:
1. Ninguno.
2. Ninguno.
3. Ninguno.
Nadie quiere ser fumador. A pesar de todas esas tonterías acerca de disfrutar
el cigarro, de que ofrece consuelo, relajación y alivio del estrés, sólo una
cosa nos mantiene fumando: EL MIEDO. El miedo a no poder ser capaces
de disfrutar o hacerle frente a la vida, el miedo de pasar por algún tipo de

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trauma terrible para poder dejarlo, y el miedo de que tal vez nunca
estaremos completamente libres del deseo de fumar. No nos cabe en la
cabeza que los no-fumadores no sufren ninguno de estos miedos y que el
cigarro, lejos de aliviarlos, en realidad los provoca. Estos miedos
infundados son tan grandes, que sobrepasan al miedo de los peligros muy
reales que provoca el fumar.

PELIGROSOS MODELOS A SEGUIR


Hemos llegado a un tipo muy especial de fumador: las personas que pueden tener un efecto enorme,
ya sea de manera consciente o inconsciente, en hacer que caigamos en la adicción y en mantenernos
enganchados en ella.

Hollywood ha tenido parte de la culpa en perpetuar la ilusión de que fumar


es algo glamoroso y deseable. No me cabe duda de que este lavado de
cerebro es parcialmente responsable por mi captura y la de mis amigos.
Desde Marlene Dietrich hasta Leonardo DiCaprio, la imagen de una estrella
de cine con un cigarro en la mano ha animado a innumerables personas a
comenzar a fumar.
Durante la década de 1970, cuando el mundo comenzó a darse cuenta de
los peligros de fumar, Hollywood hizo su propio intento por reducir el uso,
y la cantidad de películas en las que los actores fumaban se redujo
significativamente desde los días de Greta Garbo, Humphrey Bogart, James
Dean y Audrey Hepburn. Sin embargo, ahora Hollywood está enganchado
otra vez, con un promedio de escenas en las que se muestran actores
fumando que casi alcanza los niveles de la década de 1950, a pesar de que la
cantidad de fumadores en Estados Unidos se ha reducido a la mitad en los
últimos cincuenta años.
No hay duda de que muchas de las estrellas de Hollywood, tanto del
pasado como del presente, han ayudado a atraer a una gran cantidad de
personas a la trampa del cigarro. Muchos han recibido grandes sumas de
dinero por ello, aunque es posible que no se hayan dado cuenta de las
espantosas consecuencias para sus víctimas.
Y las estrellas de cine no son las únicas que actúan como anuncios

95
ambulantes del cigarro. Las estrellas de rock, las celebridades de la
televisión y hasta quienes aparecen en los programas de reality TV, se
convierten, todos ellos, en modelos a seguir y, si fuman, eso mismo harán
miles de sus seguidores.
SE ACABAN LAS EXCUSAS
Cuando agoté todas las excusas para seguir fumando, tomé como ejemplo a Bertrand
Russell. En caso de que sospeches que estoy tratando de dar la impresión de que soy un
intelectual, quiero dejarlo claro de una vez por todas: nunca he leído una sola palabra de
lo que ha escrito. Yo sólo sabía dos cosas sobre él: que era un genio y que siempre tenía
un cigarro en la boca. Fue él quien me proporcionó la excusa que necesitaba: “No
comprendo por qué fumo, pero este hombre es un genio. Debe haber una buena razón, de
otra forma, él no fumaría”.

ELEMENTAL, MI QUERIDO WATSON


Nuestros héroes con frecuencia perpetúan los mitos relacionados con el
cigarro. Por ejemplo, el personaje de Sherlock Holmes, uno de los héroes de
mi infancia. Su creador, Sir Arthur Conan Doyle, era médico y yo le atribuía
un intelecto y poderes de deducción tan poderosos como los del mismísimo
Holmes. Él hablaba de “problemas de tres pipas”. Y yo tomé sus palabras
como prueba absoluta de que fumar ayuda a la concentración.
Yo no estaba consciente de la influencia que Bogart, Russell, Holmes y
muchas otras celebridades y héroes tenían en mi percepción del cigarro. No
es necesario estar consciente de ello; tu subconsciente puede perfectamente
llegar a la conclusión: “No puedo ser tan tonto; todas esas otras personas
exitosas, inteligentes y con gran carácter están fumando. Debe ser porque
les sirve de algo, porque si no, no lo harían”.
Para entenderlo por completo, tenemos que estar conscientes de la
influencia que tienen los modelos a seguir, no sólo en nuestros hijos y
nietos, sino también en nosotros mismos. Es fácil hacer a un lado el hecho
de que el tabaco es el asesino número 1, cuando un personaje de caricaturas
como Popeye tiene siempre una pipa en la boca. ¿Y esa pipa le sirve de
algo, además de para perpetuar el mito de que es normal que el tabaco le
proporcione una ayuda extra a los fuertes?

96
Algunas personas alegan que la proliferación de las drogas, el sexo y la
violencia en la televisión no afectan el comportamiento del público, que
estos programas simplemente reflejan lo que ocurre en la sociedad moderna.
Creer eso es como creer que los anuncios son completamente inútiles, que la
publicidad es una pérdida de dinero y que es mera coincidencia que miles de
adolescentes hayan comenzado a usar el mismo corte de pelo de los
“Beatles” en la década de 1960.
El grueso de nuestros conocimientos, puntos de vista y acciones son
resultado directo de la información que nos llega desde las distintas fuentes.
Conforme nos damos cuenta de que las personas que vemos como
semidioses son simplemente humanos, también comprendemos que no
fumaban porque fuera glamoroso o estuviera de moda, sino porque también
cayeron en el mismo engaño que nosotros y ellos también desearían poder
dejarlo, igual que nosotros. Clint Eastwood no se veía rudo y muy macho en
sus películas porque fumaba. Con el cigarro o sin él se veía igual. Él le pasó
esas cualidades a los cigarros: la magia no era del cigarro, sino de su
carisma personal.
“El programa de Allen Carr… ¡eso sí que es magia de verdad!”
David Blaine

EN RESUMEN
• Comenzamos a fumar por razones tontas.
• Los cigarros no son una ayuda en casos de crisis. Sólo empeoran las situaciones.
• Los fumadores mienten para justificarse.
• Los fumadores perpetúan el mito de que fumar es un placer y algo que les ayuda en la
vida… no les creas.
• Los fumadores terminan creyendo sus propias mentiras.
• Las celebridades hacen que fumar parezca glamoroso y elegante, pero no es así.
• Nadie quiere ser fumador.

97
CAPÍTULO 11

SUSTITUTOS
EN ESTE CAPÍTULO
• LA BÚSQUEDA DE UN CIGARRO SALUDABLE
• NUEVO EMPAQUE DE LA NICOTINA • POR QUÉ BUSCAMOS SUSTITUTOS
• CÓMO ESTOS SUSTITUTOS NOS MANTIENEN ADICTOS

LA CULTURA DE LA DEPENDENCIA
Muchos fumadores tratan de dejar el cigarro sustituyéndolo con chicles o parches de nicotina, pero
en lugar de que les ayuden a liberarse, estos productos prolongan y refuerzan la adicción.

Se han gastado enormes sumas de dinero tratando de encontrar una


alternativa inofensiva al cigarro. Por inofensiva quiero decir, que no te mate.
Hace muchos años, ciertas compañías tabacaleras trataron incluso la
introducción de cigarros sin nicotina. Gastaron una fortuna en investigación
y en la promoción de este producto para luego, calladamente, olvidarse del
asunto. La industria del tabaco gana fabulosas cantidades de dinero
vendiendo al asesino número 1 del mundo; sólo piensa en lo que podría
cobrarle a los fumadores por un cigarro que no los matara tan rápido, y en
cuántos no-fumadores y ex fumadores podrían desear comprarlos. Entonces,
¿por qué abandonar la idea?
Aquí tienes una pista. ¿Alguna vez has probado los cigarros herbales? Ya
sabes, esas cosas asquerosas y pestilentes que no te proporcionan ningún
tipo de satisfacción. Es posible que huelan mal, pero recuerda, esos cigarros
de la marca que más te gusta alguna vez también te parecieron asquerosos.
Sin embargo, perseveraste, mientras que los fumadores nunca lo hacen con

98
los cigarros herbales. Las compañías tabacaleras se dieron cuenta de que, sin
la nicotina, podrías fumar sus sustitutos más limpios de la noche a la
mañana, pero jamás tendrías la ilusión de que los disfrutas. Les quedó claro
que la adicción a la nicotina no es sólo uno de los peligros de fumar, sino
que es la única razón por la que la gente sigue fumando.
Los chicles de nicotina saben horrendo, pero aún así alimentan tu
adicción. Persevera con cualquier cosa que contenga nicotina y
quedarás enganchado.
Esa es una de las razones por las cuales la industria del tabaco se está
diversificando a productos que contienen nicotina pero no producen humo.
El Snus de Escandinavia (es una especie de bolsita, parecida a las del té, que
se pone en la boca) se vende en sabores que por lo general se asocian con
productos de repostería. Los participantes en el mercado internacional del
tabaco están comprando a las empresas que venden Snus. R.J. Reynolds
Tobacco vende Camel Snus en Estados Unidos y, para cuando este libro
llegue a tus manos, es probable que ya haya sacado a la venta alternativas a
los cigarros en forma de tiras, barras y comprimidos parecidos a mentas, que
se disuelven en la boca, llamados respectivamente, Camel Strips, Camel
Sticks y Camel Orbs. La industria del tabaco no tiene pensado perder
clientes como resultado de las prohibiciones de fumar. Tiene grandes ideas
para el futuro de sus adictos a la nicotina y para el futuro de tus hijos.
Estos nuevos productos, agrupados bajo el nombre “Camel Dissolvables”
se disuelven en la boca. Vendrán en paquetes llamativos. Las tiras serán de
sabores como menta fresca y los palitos en sabor suave; los comprimidos
estarán disponibles en ambos sabores. Camel Dissolvables te proporciona
entre 0.6 y 3.1 mg de nicotina. Los chicles de nicotina vienen en dosis de 2
mg o 4 mg por pieza, mientras que un fumador de cigarros por lo general
inhala 1 mg por cigarro. ¿Cuál es la diferencia entre los productos que las
compañías tabacaleras están tratando de venderte para mantenerte adicto y
los productos que te prescribe el médico?
Esta categoría de productos de tabaco sin humo ha sido un imán para los
fabricantes de cigarros a pesar del hecho de que en 2007, un estudio de la
Sociedad Estadounidense contra el Cáncer descubrió que los fumadores que
99
cambiaban a productos de tabaco sin humo de cualquier forma tenían
mayores tasas de mortalidad que los que dejaban del todo el tabaco o
aquellos que no fumaban. La industria misma admite el problema. “El
consumidor debe estar consciente de la información disponible acerca de los
riesgos potenciales de cada producto derivado del tabaco. Ninguno es
seguro y no existe ninguno que no tenga algún tipo de riesgo”, dijo el
representante de R.J. Reynolds, David Howard.
Si te sientes como un adicto patético ahora, imagínate cómo se van a
sentir tus hijos en 20 años, adictos a pastillas de nicotina que les venden
estos hombres tan bien trajeados.
La mayoría de la gente odia las inyecciones. Incluso aquellos valientes
que no se amedrentan al ver una aguja no dirían que realmente les agradan
las inyecciones. Pero los adictos a la heroína no pueden esperar a sentir la
aguja perforarles la piel.
¿Realmente crees que es porque están a punto de disfrutarlo como nada
en el mundo? ¿O será porque saben que el pánico y la depresión que están
sintiendo está a punto de recibir alivio, aunque sea por un rato?
A los adictos a la heroína en realidad no les gusta inyectarse. Es solo el
ritual por el que tienen que pasar para tratar de poner fin al espantoso pánico
que sienten por la ansiedad de la droga. Así también, fumar es solo el ritual
por el que los adictos a la nicotina tienen que pasar para tratar de lograr
exactamente la misma cosa.

LOS QUE NO SON ADICTOS NO SUFREN ESTE PÁNICO

Los no-fumadores no pueden imaginar el pánico que te hace encender el


cigarro. Existen muchas similitudes entre la adicción a la nicotina y la
adicción a la heroína. Sin embargo, existe una diferencia fundamental: los
adictos a la heroína saben que sólo se inyectan para introducir la heroína en
sus cuerpos, mientras que los adictos a la nicotina creen que fuman porque
disfrutan el acto en sí mismo. Fumar es una adicción más sutil que la
adicción a la heroína.

100
En tanto sigamos considerando que fumar es un placer, seguiremos en la
trampa de la nicotina, ya sea fumando o buscando sustitutos. Creemos que
lo disfrutamos porque parece aliviar la sensación de vacío e insatisfacción
que causa la eliminación de la nicotina de nuestro organismo. Pero lejos de
aliviar esa sensación, el primer cigarro la comenzó, y cada uno de los que
fumamos después simplemente se aseguró de que la sufriéramos una y otra
vez. Una de las ventajas maravillosas de dejar de fumar es que quedas
permanentemente libre de esa sensación.
Si hubiera escrito este libro hace 300 años, habría dicho: “Mira,
realmente no es para nada agradable estar aspirando polvo por la
nariz; el rapé es simplemente tabaco que contiene nicotina… es
simplemente la forma que tienes de obtener la nicotina y es esa
sustancia la que te causa problemas”.

PEGADO AL CHICLE
A nuestras clínicas acude una gran cantidad de ex fumadores que se han
vuelto adictos a los chicles de nicotina; muchos, además de masticar el
chicle, siguen fumando. Hemos recibido a fumadores que usan parches de
nicotina y se los quitan para fumarse un cigarro y luego vuelven a
ponérselos. Tal vez sea una imagen de lo que nos depara el futuro. Después
de todo, hace 300 años hubiéramos estado aspirando tabaco por la nariz para
obtener nuestra dosis de nicotina. ¿Quién dice que no volveremos a hacerlo
muy pronto, en particular si la profesión médica sigue apoyando esas
campañas para encontrar maneras alternativas de hacerle llegar nicotina al
cuerpo? ¿Y por qué siguen buscando? ¿Acaso es porque creen que los
parches no funcionan?
Estos productos de nicotina se conocen como “Terapia de reemplazo de
nicotina”. El término es terriblemente engañoso. Deberían llamarle
“Tratamiento de mantenimiento de la nicotina”. Con la terapia de reemplazo
de nicotina la nicotina no se reemplaza sino que se mantiene… ¡y eso no
tiene nada de terapéutico! Cada vez encontrarás más productos de nicotina
que ni siquiera dicen que te ayudarán a dejar de fumar, sino que se

101
comercializan como una alternativa permanente a los cigarros.
Así es como venden el Nicogel, un gel de nicotina: “Nicogel está
diseñado para esos momentos en los que al fumador no se le permite fumar,
momentos que son cada vez más frecuentes. Actualmente, el Nicogel es un
verdadero salvavidas en aviones, oficinas, bares, restaurantes, cines y
muchos otros lugares públicos”.
No se necesita ser un genio para darse cuenta de que darle a un adicto la
droga que ansía no puede, de ninguna manera, ayudarle a liberarse de su
adicción. Y sin embargo, tanto el sector público como la profesión médica,
impulsados por los laboratorios farmacéuticos que fabrican los parches, han
convertido esta práctica en la piedra angular de sus intentos por solucionar
el problema; desperdician millones del dinero de los contribuyentes y lo
único que logran es forrar los bolsillos de los ya excesivamente ricos
magnates de la industria farmacéutica, sin tener más efecto que mantener a
los adictos a la nicotina sumidos en su prisión. Es realmente una vergüenza.
Imagina que después de cenar, esa persona con la que tienes una cita
se pega un parche en el brazo después del postre y te dice: “No lo
necesito, lo disfruto. ¿Qué puede ser más relajante que ponerse un
buen parche después de comer?”
En realidad, lo más probable es que esa persona te diga: “Me ayuda con los
síntomas físicos de la abstinencia, pero no con el lado psicológico”. Es lo
que por lo general comentan quienes usan los parches. Ni siquiera se les
ocurre que no existe un problema físico. El problema es psicológico.
Uno de los argumentos que utiliza la profesión médica para promover los
sustitutos de la nicotina es que, aunque no interrumpen tu adicción a la
nicotina, por lo menos no te llenan con todo tipo de otros venenos
peligrosos que se asocian con la actividad de fumar.
Bueno, si quieres seguir siendo un adicto a la nicotina el resto de tu vida,
entonces los médicos tienen razón. Pero, ¿acaso no es una de tus principales
motivaciones para leer este libro el liberarte de la esclavitud del cigarro?
Seguir adicto a la nicotina en cualquier forma por el resto de tu vida es una
perspectiva espantosa. Cuando le pides a tu médico que te ayude a dejar de
102
fumar, lo más común es que te recete un tratamiento de reemplazo de
nicotina. Es algo totalmente irresponsable. Están recetando un veneno
poderoso para tratar una enfermedad que sólo existe porque la víctima ya
está tomando ese veneno, una enfermedad para la cual la única cura es dejar
de tomarlo de inmediato. La adicción a la nicotina no tiene nada de bueno,
sin importar la forma en la que lo veas ni cómo la consumas.
PELIGRO: VENENO
La nicotina es un veneno poderoso en sí mismo. La definición que nos da el diccionario es:
“líquido aceitoso, venenoso, adictivo e incoloro que es el principal ingrediente del tabaco
y de los insecticidas”. El compendio de drogas medicinales de la A a la Z menciona los
siguientes efectos secundarios: “Nausea, mareos, dolores de cabeza, síntomas similares a
los de la influenza, palpitaciones, indigestión, insomnio y sueños lúcidos, además de
dolores musculares. Los parches pueden causar reacciones locales en la piel. Los sprays
pueden causar irritación nasal y de garganta, sangrado nasal y ojos llorosos, además de
molestias en el oído. Los chicles pueden irritar la garganta y causar úlceras en la boca y,
en ocasiones, provocar la hinchazón de la lengua. Los inhaladores pueden causar
irritación de la boca o la garganta, úlceras en la boca, hinchazón en la lengua, tos, flujo
nasal y sinusitis”.

CÓMO PROLONGAR LA AGONÍA


En la práctica, los fumadores que tratan de dejar el cigarro con los sustitutos
de nicotina prácticamente siempre terminan volviendo a fumar. Masticar
chicle con nicotina nos proporciona una ilusión de placer escasa, mientras
que usar un parche no nos da ninguna. Tarde o temprano, se ven obligados a
aceptar lo que son en realidad: patéticos adictos a la nicotina. Lo más
sencillo es volver a los cigarros. Al menos así pueden engañarse a sí mismos
diciéndose que fuman porque lo disfrutan y volver a juntarse con otros
patéticos adictos a la nicotina.
¿Por qué buscamos sustitutos en primer lugar? La idea es que quieres
dejar de fumar, pero no crees que puedas lidiar con los síntomas de la
abstinencia, de modo que utilizar un sustituto mantiene tu nivel de nicotina
mientras trabajas en lo que sea que creas que te mantiene enganchado al
cigarro. Luego, cuando crees que tu único problema es la nicotina,
gradualmente reduces la cantidad que usas, hasta que, como por arte de

103
magia, no la consumes más y no la extrañas. Fácil. Pero por supuesto, no es
tan sencillo. Si lo fuera, esta terapia funcionaría, pero es evidente que ha
sido un rotundo fracaso.
Aunque sabes que fumar te causa problemas graves, también crees que
los cigarros te ofrecen beneficios. Si tan solo existiera un sustituto que
tuviera todas esas ventajas y ninguna de las desventajas, sería maravilloso.
Es obvio que no quieres que tu salud física y mental se deteriore, ni tener
que sufrir por el costo, la esclavitud, la mugre o el rechazo social. Pero lo
que sí quieres es la relajación que sientes cuando enciendes un cigarro.
¡Te tengo excelentes noticias! Esa sensación de relajación es lo que los
no-fumadores tienen todo el tiempo. La única razón por la que fumas es
para tratar de aliviar la sensación de vacío e insatisfacción del cuerpo adicto
que no ha recibido su nicotina, algo que los no-fumadores no sufren. Lo
cierto es que fumamos para tratar de sentirnos tan relajados como los no-
fumadores. Sólo existe una forma en la que puedes sentirte como un no
fumador, y es convertirte en uno.
Para convertirte en un feliz no fumador necesitas tener perfectamente
claro que no estás renunciando a nada, sino ganando maravillosos
beneficios.
Y me dirás: “Espera un minuto, ¿qué hay de los terribles síntomas físicos
que se sufren por la abstinencia? De seguro una reducción gradual de la
nicotina es útil cuando se trata de hacerle frente a eso”. ¡NO, NO ES
VERDAD! Algunos supuestos expertos creen que dejar el cigarro es difícil
porque tienes que conquistar dos fuerzas muy poderosas al mismo tiempo:
el hábito de fumar y los terribles síntomas que provoca la abstinencia. Si así
fuera, tal vez sería sensato atacar cada uno de estos problemas por separado.
Mientras te deshaces del hábito, mantén el cuerpo abastecido de nicotina. Y
una vez que ya no tienes el hábito, gradualmente mata de hambre al
Pequeño monstruo de la nicotina, para dejar la droga.
Pero no es ese el caso. Recuerda:
FUMAR NO ES UN HÁBITO. ES UNA ADICCIÓN.

104
LOS SÍNTOMAS DE LA ABSTINENCIA SON CASI
IMPERCEPTIBLES.
Para tener éxito al dejar de fumar, sí tienes que derrotar a dos enemigos,
pero el hábito no tiene nada que ver con esto y no sufrirás ningún dolor. Un
enemigo es el Pequeño monstruo de la nicotina en tu cuerpo, que causa
síntomas tan leves que no necesitas preocuparte. Lo único que hay que
temer del Pequeño monstruo es que pueda despertar al Gran monstruo en tu
cerebro. El Gran monstruo interpreta el síndrome de abstinencia del
Pequeño monstruo como “Quiero o necesito un cigarro”, y eso hace que te
sientas deprimido y privado si no puedes fumarte uno. Al seguirle dando
nicotina al Pequeño monstruo, lo que haces es prolongar la vida de ambos
monstruos.
Tampoco sirve de nada tratar de usar sustitutos que no tengan nicotina,
como dulces, chocolates, mentas o goma de mascar normal. El sentimiento
de vacío e inseguridad del cuerpo al sentir la falta de la nicotina se parece al
hambre, pero la comida no lo alivia.
Si utilizas sustitutos, sólo estarás cambiando el problema, en lugar de
eliminarlo, desplazándolo y no resolviéndolo. ¿Necesitas un sustituto para la
gripe cuando te alivias? ¿Buscas otra enfermedad que tome su lugar? El
gran peligro de todos los sustitutos, ya sea que contengan nicotina o no, es
que perpetúan la ilusión de que estás haciendo un sacrificio.
“No los extraño. Traté de dejarlos de un día para otro. Traté con
hipnotismo una y otra vez, pero en esta ocasión me sentí
completamente diferente. Mi piel se siente bien. Yo me siento bien.
Puedo respirar mejor. No puedo explicar cómo funciona, salvo por
decir que atiende a todas las razones psicológicas por las que uno
fuma. Me siento realmente orgullosa de mí misma y sorprendida
porque fue tan sencillo”.
Carol Harrison, actriz, EastEnders

EN RESUMEN
• El tratamiento de sustitución de la nicotina te mantiene adicto.

105
• La industria del tabaco tiene mucho interés en mantenernos adictos a la nicotina, en
cualquier presentación.
• La industria farmacéutica, ayudada por el gobierno y los médicos, está ahora en
competencia con la industria del tabaco, tratando de quedarse con el mercado de los
adictos a la nicotina.
• Todos los sustitutos promueven la mentira de que al dejar el cigarro estamos
sacrificándonos.

106
CAPÍTULO 12

EL PESO
EN ESTE CAPÍTULO
• ES UN MITO QUE EL CIGARRO TE MANTENGA DELGADO
• POR QUÉ LOS FUMADORES EMPEDERNIDOS CON FRECUENCIA ESTÁN PASADOS
DE PESO
• LLENANDO EL VACÍO: SUSTITUIR LA NICOTINA CON COMIDA
• CÓMO DEJAR EL CIGARRO SIN SUBIR DE PESO

UN ARGUMENTO POBRE
Muchos fumadores que utilizan el método de la fuerza de voluntad suben de peso y asumen que era el
cigarro lo que los mantenía delgados. Aquí te demostraremos que se trata de un mito y te diremos
cómo dejar el cigarro sin subir de peso.

“No estoy excedido de peso. Es sólo que soy quince centímetros más
bajito de lo que debería”.
Así es como solía restarle importancia a mi sobrepeso. Y no hablo de
después de dejar el cigarro, sino cuando era fumador empedernido. Aunque
únicamente consumía una comida al día, estaba permanentemente excedido
más de diez kilos. Contrario al mito popular, fumar no me hizo delgado. Sin
embargo, muchos fumadores sí suben de peso cuando dejan el cigarro.
Supongo que conoces a muchas personas que pueden jurar que así es. Yo
podría haber sido una de ellas. Con cada intento por dejarlo subía de peso…
con una notable excepción. La última vez. Perdí los diez kilos en cuestión
de seis meses, después de haber apagado mi último cigarro.

FUMAR NO TE AYUDA A MANTENERTE DELGADO


107
De todos los cientos de miles de fumadores a los que el método de
Allen Carr ha ayudado a dejar el cigarro, ni uno solo nos ha dicho
jamás que hubiera tomado la decisión consciente de ser un fumador de
por vida. En cada caso fumaban sólo un cigarro más, y caían más y
más en la trampa. En ocasiones nos decían que habían comenzado a
fumar en un intento erróneo por controlar su peso, pero no hay forma
de que ese sea el motivo por el que siguieron fumando. Se
convirtieron en adictos, como el resto de nosotros.
Ya antes mencionamos la confusión entre la eliminación de la nicotina y el
hambre. Al despertar, tanto los fumadores como los no-fumadores tienen
que satisfacer una serie de necesidades. Vaciamos la vejiga, saciamos
nuestra sed. Los no-fumadores también calman su hambre. Los fumadores,
sin embargo, probablemente enciendan un cigarro. La sensación de vacío
que provoca la abstinencia de la nicotina es casi idéntica a la sensación de
vacío que provoca el hambre.
Esta similitud crea la confusión entre comer y fumar. El problema es que,
aunque la sensación de vacío es la misma, la comida no alivia la sensación
que causa la falta de nicotina, y la nicotina no satisface el hambre por
comida. El problema aumenta cuando el cuerpo del fumador desarrolla
cierta tolerancia a la nicotina, de modo que aunque fume, nunca está
completamente libre de esa sensación. Los fumadores sienten algo similar a
un hambre permanente y, por lo tanto, buscan continuamente comida o
cigarros, o ambas cosas, para llenar el vacío. La cantidad de cigarros que
pueden fumar al día se ve limitada por una combinación de prohibiciones de
fumar, el trabajo, el dinero, la fuerza de los pulmones, etc. Cuando no
pueden fumar, con frecuencia comen. Es por esto que la mayoría de las
personas que fuman en exceso, lejos de ser delgadas como pudiera esperarse
si el cigarro realmente ayudara a bajar de peso, son obesas.
“Un amigo mío fue a ver a un terapeuta y dejó de fumar con facilidad.
Luego, tres amigos más acudieron al mismo sitio y no subieron de
peso ni sufrieron el síndrome de abstinencia. Después que siete de mis
amigos acudieron y dejaron de fumar fácilmente, no pude ignorarlo
más. El tiempo que pasé con Allen Carr fue el más importante y

108
efectivo desde que fumé aquel primer cigarro, cuando tenía 14 años.
Si no sonara tan vergonzoso, diría que me cambió la vida. Es
realmente sencillo. Les aseguro que de verdad funciona y no sube uno
de peso”.
Emma Freud, periodista y escritora
¿Por qué los fumadores con frecuencia suben de peso cuando dejan el
cigarro? Porque durante los primeros días después de apagar tu cigarro final,
el cuerpo sigue experimentando el síndrome de abstinencia de la nicotina, y
la tendencia natural es buscar algo más con qué llenar el vacío. Recuerda lo
que dijimos acerca de los sustitutos en el capítulo anterior. Al principio, esto
podría ser masticar chicle o consumir dulces de menta, pero los dulces no
satisfacen ese vacío y eso incrementa tu frustración e irritabilidad, mientras
que el constante masticar del chicle te resulta cada vez más molesto.
Lo peor es que tu cuerpo y cerebro están ahora esperando pequeñas
recompensas, pero tú ya estás harto del chicle o de las mentas y la tendencia
es pasar a algo más sustancioso y que suele engordar. Cada vez que
sustituyes, te recuerdas que lo que en realidad quieres no es el sustituto, sino
un cigarro. Tomas el sustituto para tratar de llenar el vacío, pero no lo
logras; lo único que ganas es perpetuar la sensación de que te estás privando
de algo.
Es posible que hayas oído que subes de peso porque fumar acelera tu
metabolismo. ¿Por qué entonces, me pregunto yo, mi metabolismo no se
hizo más lento cuando por fin lo dejé del todo y en lugar de subir de peso,
por qué logré bajar los diez kilos? Siempre puedes encontrar a un experto
que te salga con teorías complicadas, cuando la solución real está frente a
tus narices. Los fumadores suben de peso cuando tratan de dejar el cigarro
porque comienzan a sustituir la nicotina por la comida. En mi libro, Allen
Carr’s Easyweigh to Lose Weight, (La forma sencilla de bajar de peso, de
Allen Carr) explico cómo puedes alcanzar tu peso ideal sin hacer dieta o
sentirte privado de aquello que te agrada.
Fumar tiende a hacerte subir de peso, no sólo porque crea un hambre
permanente, sino porque, como resultado de la falta de energía que te

109
provoca, evitas el ejercicio.
Conforme te sientes más y más dependiente de la droga, y menos y
menos saludable, tiendes a evitar cualquier actividad que te evite fumar.
Una de las principales instrucciones en el método de Allen Carr es no
alterar tu estilo de vida sólo porque has dejado de fumar. Hablaré con más
profundidad al respecto más tarde. Pero el ejercicio hace que fluya la
adrenalina y te hace sentir magnífico. Es el mejor estimulante que hay.
Realmente te hace sentir bien y feliz de estar con vida. Si estás en malas
condiciones físicas, comienza poco a poco y no te fuerces. No hay
necesidad. Tienes el resto de tu vida para ponerte en forma.
Entonces, ¿por qué hay tantos fumadores delgados y tantos no-fumadores
gordos? Es evidente que no estoy sugiriendo que sólo los fumadores tienen
problemas de peso. Como ya dije, se trata de dos problemas distintos. Sin
embargo, el punto importante es el siguiente: los ex fumadores suben de
peso únicamente porque dejan el cigarro del modo incorrecto.
La razón por la que no subí de peso después de apagar mi último cigarro
fue que tuve un momento de revelación. No me sentía deprimido ni sentía
que me estuviera sacrificando. Por el contrario, me sentía muy feliz. La
nube negra que toda mi vida había estado sobre mí, se evaporó de pronto.
No necesité sustitutos. Ya no era más uno de los patéticos esclavos de la
nicotina.

¡ESTABA LIBRE!

Puedo asegurarte que una vez que soluciones tu problema con el cigarro, te
sentirás con tanta confianza y tan bien, que estarás mejor preparado para
solucionar otros problemas, incluyendo el de tu sobrepeso.
Pero no debes comenzar a comer entre comidas, porque si lo haces, es
posible que no sólo subas de peso, sino que no podrás liberarte por
completo, porque esa es otra forma de sustitución.
Algunas personas creen que los cigarros son un supresor del apetito. Hay
muchas razones que provocan esta ilusión. La primera es que cuando los

110
fumadores dejan el cigarro por fuerza de voluntad, se sienten privados de
algo que les gusta y tienden a sustituirlo comiendo o bebiendo de más. Es
por eso que suben de peso. Con el método Easyway de Allen Carr no existe
una sensación de sacrificio y, por lo tanto, no hay tendencia a sustituir, ni
subida de peso.
La segunda es que esa sensación de vacío e insatisfacción que deja la
falta de nicotina se siente igual que el hambre común, y con frecuencia la
confundimos. Fumamos y la sensación desaparece, por lo que nos
engañamos y creemos que fumar alivia el hambre, cuando en realidad
reduce la ansiedad que nos causa la falta de nicotina en ese momento.
En tercer lugar, ¿sabes lo que sucede cuando un no fumador siente que
tiene hambre y no come durante algunos minutos? La punzada del hambre
desaparece. Lo mismo le ocurre a los fumadores, ya sea que fumen o no un
cigarro; pero cuando lo hacen en estas ocasiones, le dan al cigarro el crédito
por haberles quitado el hambre. No se dan cuenta de que lo único que han
experimentado es la misma “desaparición de la punzada de hambre” que
tendría alguien que no fuma. Por supuesto, los no-fumadores no pueden
atribuirle esta reacción al cigarro, ya que no fuman. De hecho, ni siquiera lo
notan. Si has logrado controlar tu apetito, lo has hecho a pesar del cigarro y
no gracias a él.
¿Alguna vez has oído de una marca de cigarros que se llame “El cigarro
de DIETA”? Si existiera, en la cajetilla diría que, usado como parte de una
dieta con calorías controladas, esos cigarros ayudan a bajar de peso y a
controlar el apetito. Los cigarros no quitan el hambre. Si lo hicieran, los
fabricantes lo anunciarían así en el empaque.

EN RESUMEN
• Si fumar te mantiene delgado, ¿por qué hay tantos fumadores gordos?
• La abstinencia de la nicotina provoca la misma sensación que el hambre.
• El hambre es un proceso natural; la ansiedad de fumar es artificial.
• Los fumadores que dejan el cigarro sólo con fuerza de voluntad tienden a sustituir la
nicotina con comida y bebida.
• Si lo dejas con el método de Allen Carr, no necesitarás sustitutos ni subirás de peso.

111
CAPÍTULO 13

TODOS LOS FUMADORES SON IGUALES


EN ESTE CAPÍTULO
• MUJERES: ESCLAVAS DE LA LIBERACIÓN
• FUMADORES OCASIONALES
• FUMADORES CASUALES • REDUCIR LA CANTIDAD DE CIGARROS
• LOS QUE LO DEJAN Y REINCIDEN • LOS SECRETOS DE LOS FUMADORES

LA MUJER
La liberación femenina les dio a las mujeres la libertad de hacer lo mismo que los hombres.
Irónicamente, eso incluyó fumar.

Las mujeres fumadoras solían ser minoría. Actualmente, en muchos países,


superan a los fumadores varones. ¿Cuál es la razón?
Las mujeres no sólo han asumido hábitos masculinos, como beber y
fumar, sino que la industria del tabaco ha gastado millones en campañas
dirigidas a las mujeres, para perpetuar la creencia de que los cigarros son
sensuales, glamorosos, sofisticados y que ayudan con el control del peso.
Las mujeres que tratan de dejar de fumar suelen preocuparse mucho por la
subida de peso. Pero, como ya expliqué, no hay por qué preocuparse por eso
si se sigue el método Easyway de Allen Carr.
No creo que las elevadas estadísticas de tabaquismo entre las mujeres se
deban sólo a su determinación de competir con los hombres, aunque de
seguro, la revolución sexual que propugna por la igualdad de géneros
ciertamente tiene su parte de culpa. Siempre me ha molestado oír que una
mujer se describa a sí misma como “sólo un ama de casa”. ¡SÓLO un ama

112
de casa! Si analizamos la mayoría de los trabajos, descubriremos que ser
ama de casa es una de las ocupaciones más estresantes que puede haber.
El feminismo ha impulsado a más y más mujeres a ingresar a las fuerzas
de trabajo, además de hacerse cargo del hogar y criar a los hijos, y es claro
que el papel de la mujer se ha vuelto más estresante. La igualdad de los
sexos puede ser una gran bendición, pero entre sus efectos más negativos
está el estrés adicional que pone sobre las mujeres. Dado que la principal
mentira que se asume cierta en relación con el cigarro es que alivia el estrés,
no es de sorprender que más y más mujeres fumen.
Desde hace muchos años se sabe que fumar durante el embarazo daña al
bebé y es vergonzosa la forma en la que la sociedad permite que las
jovencitas se vuelvan adictas y luego, cuando están embarazadas, utiliza el
chantaje emocional para tratar de obligarlas a dejarlo de una vez por todas o
hacerlas blanco de las críticas por no preocuparse por el bienestar de su
futuro bebé.
Algunas mujeres son afortunadas y descubren que, así como la naturaleza
altera sus hábitos alimenticios para beneficio de la madre y el bebé, así
también les quita el deseo de fumar cuando están embarazadas. Es otro
ejemplo del funcionamiento milagroso del cuerpo humano.
Otras mujeres toman la decisión consciente de dejar de fumar, pero
fracasan. Aún si el bebé nace aparentemente saludable, no haber podido
dejar de fumar durante el embarazo las deja con una sensación de culpa
durante el resto de sus vidas. Temo pensar en los sufrimientos que pasan si
el bebé nace con algún defecto.
Aún cuando una mujer embarazada logra dejar el cigarro, por lo general
es sólo durante los nueve meses que dura el embarazo. Algunas mujeres que
dejaron de fumar durante su embarazo nos aseguraron que se fumaron el
primer cigarro ¡en cuanto le cortaron el cordón umbilical a la criatura! Ya se
imaginarán la razón. El nacimiento salió bien, todo está bien con la madre y
el niño, el temor desapareció, el dolor y el agotamiento están temporalmente
olvidados, la madre pasa a toda prisa de una sensación de angustia y temor,
a la más elevada euforia, los dos extremos que con más facilidad disparan

113
en el cerebro del fumador la idea: “¡Necesito un cigarro!” Y además, para
entonces el bebé ya no comparte el mismo sistema circulatorio y ya no
sufrirá efectos dañinos.
Algunas madres superan el impulso inmediato, pero vuelven a retomar el
cigarro en más adelante y, lamentablemente, muy pocas mujeres dejan de
fumar de forma permanente una vez terminado el embarazo. Si tratas de
dejarlo por el bien de alguien más, sentirás que estás haciendo un sacrificio
y que te privas de algo. Si lo dejas por la razón por completo egoísta de que
vas a disfrutar la vida infinitamente más como no fumador, no hay
sentimiento de privación y te sentirás feliz de ser libre.
Muchos médicos, con la mejor de las intenciones, aconsejan a las
mujeres embarazadas que traten de reducir la cantidad de cigarros que
fuman, si sienten que no pueden dejarlos por completo. El consejo parece
lógico, pero reducir la cantidad que fumas es más difícil que dejarlo del todo
y, en lugar de quedar libre de los síntomas de la abstinencia de la nicotina en
unos días, ella y el bebé se ven sometidos a este veneno durante los nueve
meses. Además, esto le graba en la mente a la mujer la falsa idea de que
cada cigarro es increíblemente maravilloso. Después del nacimiento, la
madre se encuentra en la misma situación que los que hacen dieta y pierden
la motivación para seguirse privando, así que se dedica a fumar aún más.
Explicaremos con más detalle los riesgos de reducir el consumo un poco
más adelante en este capítulo. Si necesitas más información acerca del
cigarro y la maternidad, consulta mi libro The Easyway for Women to Stop
Smoking (Una forma sencilla para que las mujeres dejen de fumar).
Seas quien seas y sea cual sea tu situación, quiero que dejes de fumar
porque de esa manera disfrutarás más de la vida. Este es un consejo sencillo
con el que, estoy seguro, estarás de acuerdo en principio, incluso si es difícil
de seguir en la práctica. “Si tienes un problema real y puedes hacer algo al
respecto, ¡hazlo! Si no hay absolutamente nada que puedas hacer, ¡acéptalo!
Preocuparte no te servirá de nada”.
Si eres fumador, tienes un problema real y grave. Por fortuna, puedes
hacer algo al respecto: ¡DEJAR DE FUMAR! Cuando lo hagas, es

114
probable que, al igual que yo y millones de otras personas, descubras que
muchos de tus otros problemas desaparecen también.

FUMADORES OCASIONALES
En estos tiempos en los que la gente está obsesionada con la juventud,
cuando todos están buscando la forma de detener los efectos del
envejecimiento y seguir viviendo la vida al máximo, nos encontramos
bombardeados por mensajes conflictivos acerca de lo que debemos y lo que
no debemos hacer a nuestros cuerpos. Cuando era niño, la fórmula era
“Cómete las verduras” y “A diario una manzana, hace a la gente sana”.
Claro que, el mensaje más popular siempre ha sido:

UN POCO NO HACE DAÑO

Esto quiere decir que puedes probar todas esas cosas que dicen que son
malas para tu salud, siempre y cuando no te excedas. Esto podrá ser cierto
para ciertas cosas en esta vida, pero cuando se trata de fumar, es el peor
consejo posible. ¿Le dirías a un ser querido: “Prueba una dosis de heroína.
Sólo un poco no te matará”?
Existen dos razones principales por las que los ex fumadores reinciden.
Una es que nunca eliminan del todo el lavado de cerebro, con lo que
permanece una ligera y permanente sensación de privación. La otra es que
llegan a un punto en el que sienten tanta confianza que deciden que pueden
fumar un cigarro de vez en cuando sin quedar enganchados otra vez.
Cualquier fumador que haya tratado de recortar la cantidad que fuma
sabe que controlar cuántos cigarros consume sólo funcionará por un período
de tiempo limitado, en el mejor de los casos. En nuestras clínicas nos
esforzamos al máximo por explicar por qué fumar de vez en cuando y
reducir la cantidad de cigarros que se consumen no funciona.
Sin embargo, a pesar de que sabemos que es cierto y reforzamos la idea
con nuestra propia experiencia, algunos fumadores siguen atrapados en el
vicio porque creen que pueden controlar la forma en que fuman. Es el

115
mismo engaño que los llevó a convertirse en fumadores en primer lugar. El
hecho es que, incluso si un ex fumador piensa que tiene muchas razones
poderosas para fumar, no encenderá ese cigarro si sabe que tendrá que
seguir fumando el resto de su vida.

QUE TE QUEDE CLARO: NO EXISTE TAL COSA COMO UN SOLO


CIGARRO. ASÍ NO QUEDARÁS ATRAPADO EN LA TRAMPA OTRA
VEZ.

Nunca he conocido a ningún fumador empedernido que no envidie a los que


pueden fumar un cigarro de vez en cuando. Estos fumadores parecen
controlar la situación, disfrutar un cigarro de vez en cuando y fumar tan
poco que no se hacen ningún daño serio. Es un engaño.

NINGÚN FUMADOR ESTÁ EN CONTROL.

EL DISFRUTE NO TIENE NADA QUE VER.

NINGÚN FUMADOR ES FELIZ CUANDO FUMA.

EL SIGUIENTE CIGARRO PUEDE SER EL QUE TE MATE.

LOS FUMADORES CASUALES


Deshagámonos de estas mentiras de una vez por todas y destrocemos el
mito del alegre fumador casual. Cierto, algunos jóvenes no se enganchan
cuando se fuman su primer cigarro. Son los afortunados. Algunos se
convierten en fumadores casuales. Pero no los envidies por la cantidad
limitada de cigarros que consumen; después de todo, ¡los envidas por todo
lo que no fuman! ¿Qué sentido tiene encender el primer cigarro? Si tienes
suerte, no te enganchas; si no, te conviertes en fumador. Si cae águila, no
ganas nada; si cae sol, ¡lo pierdes todo!
Tal vez creas que hay una alternativa ideal entre ser no fumador y ser
fumador empedernido de por vida, una tercera forma: ser un alegre fumador
116
casual. En ese caso, permíteme hacerte una simple pregunta: ¿cómo es que
no lo eres ya? Y si aseguras ser uno, ¿por qué estás leyendo este libro?
Veamos si realmente deseas ser alguien que fuma de vez en cuando.
Si te digo que puedo hacer que fumes sólo dos cigarros al día, por el
resto de tu vida, ¿aceptarías? Mejor aún, supón que puedes controlar la
forma en que fumas para que sólo enciendas un cigarro cuando en realidad
lo desees. Es una oferta emocionante, ¿cierto? ¡Pero eso es lo que ya haces!
¿Alguna vez te han obligado a encender un cigarro? Haz fumado cada
cigarro porque querías hacerlo, aunque una parte de tu cerebro deseara que
no lo hicieras. Así que supongo que preferirías fumar los dos cigarros al día.
Bueno, si eso es lo que quieres, puedes hacerlo. ¿Quién te detiene? ¿Por qué
no sólo te fumaste dos al día toda tu vida de fumador? ¿Será porque no
serías feliz fumando sólo dos cigarros al día? Claro que no te sentirías
satisfecho. Ni tampoco ningún otro fumador.
Claro que existen fumadores que pueden mantener una cierta disciplina y
fumar únicamente dos cigarros al día, pero ¿realmente piensas que
cualquiera de ellos se siente feliz con esa limitación diaria, durante toda su
vida?

LA TENDENCIA ES FUMAR MÁS, NO MENOS

Hay muchos factores que restringen la cantidad de cigarros que fumas:


puede ser que pases tiempo en sitios donde se prohíbe fumar, como en el
trabajo, o tal vez no tengas el dinero suficiente para fumar más, o tu cuerpo
podría no ser capaz de aceptar más veneno, podrías estar tratando de reducir
tu consumo, etc. Estos factores te evitan fumar siempre que lo deseas. Si se
eliminaran, la mayoría de los fumadores se volverían fumadores
empedernidos con gran rapidez.
¿Sigues envidiando a los que se fuman un cigarro de vez en cuando?
Muy bien. Veamos de cerca algunos ejemplos, pero recuerda dos cosas:
todos los fumadores lamentan haber comenzado a fumar y todos los
fumadores se mienten a sí mismos y a los demás.
LOS CASOS DE ESTUDIO DE ALLEN CARR: 1. EL MORIBUNDO

117
Un hombre me llamó una noche, ya tarde, y lo primero que me dijo fue: “Señor Carr,
quiero dejar de fumar antes de morir”. Y hablaba en serio. Había algo claramente mal en
su voz. Me explicó que ya había perdido las piernas a causa del cigarro, ahora tenía
cáncer de garganta y le habían dicho que tenía que dejar de fumar o estaría muerto en
unos pocos meses. Me dijo que no podía “dejarlo así nada más”, así que estaba
disminuyendo la cantidad de cigarros gradualmente. Había pasado de cuarenta a cinco
cigarros al día, pero no podía reducirlo más. Yo le dije: “Lo peor que puede hacer es
tratar de reducir la cantidad de cigarros que fuma. Fume cuando quiera durante algunos
días y luego venga a verme”.
Comenzó a llorar en el teléfono. Me explicó que había tardado un año y le había costado
un tremendo esfuerzo de voluntad, dolor y lágrimas llegar de cuarenta, a cinco cigarros al
día y que aquello lo había destrozado. Acepté verlo al día siguiente.
Recuerda, el MIEDO mantiene a los fumadores enganchados y cuando ya le han hecho
tanto daño a su organismo, están todavía más asustados. Reducir la cantidad que fumas te
hace sentir más tenso, porque tienes que esperar por el cigarro y eso incrementa la ilusión
de placer y hace que cada cigarro parezca más valioso. Todo esto sirve sólo para
incrementar la sensación de temor, de pánico, que es una de las barreras más grandes de
la comunicación.
No logré convencerlo en la primera sesión; era evidente que en lo único en que podía
pensar era en el hecho de que tenía que detenerse o el cigarro lo mataría. Pero durante la
segunda sesión logró abrir su mente, comprender la trampa y liberarse. Uno de los puntos
claves para él fue el placer de no verse controlado por la droga. Cuando fumaba cuarenta
al día, ni siquiera estaba consciente de que los fumaba, pero con cinco al día, toda su vida
estaba dominada por el cigarro.
Antes de buscar mi ayuda, había ido a ver a su médico. El consejo que le dio fue “tienes
que dejar de fumar. Te está matando”. “Lo sé”, le respondió, “por eso quiero que me
ayude”. El doctor le recetó goma de mascar que contenía precisamente la droga de la que
tan desesperadamente quería librarse.

¿Crees que es un caso excepcional? ¿Crees que nunca dejarías que te pasara
lo mismo? Deja de engañarte. Millones de fumadores llegan a esa etapa
cada año. Ninguno pensó que lo sufriría en carne propia. Y es posible que te
pase a ti también, a menos que te detengas.
Los que conocían a aquel hombre pensaban que era un alegre fumador de
cinco al día, en completo control. Él no podía llorar cuando estaba con ellos
ni describirles lo miserable que se sentía. Como todos los fumadores, se
sentía estúpido y fingía para ocultarlo. Mentía.
Si tan sólo todos los fumadores sacaran la cabeza del agujero en que la
ocultan y declararan a los cuatro vientos que odian fumar, el problema se

118
acabaría muy pronto. No es más que la ilusión de que todos los demás lo
están disfrutando lo que hace que sea difícil dejarlo.
LOS CASOS DE ESTUDIO DE ALLEN CARR: 2. LA ABOGADA CULPABLE
Una abogada me llamó una vez para solicitarme una sesión privada. Le expliqué que las
sesiones grupales eran igualmente efectivas y no tan caras. Sin embargo, ella insistió en
una sesión individual y aseguró no tener problemas con pagar lo que fuera. Podrías
preguntarte, ¿qué tiene de extraño? Sólo esto: la mujer había estado fumando durante 12
años, y en todo ese tiempo jamás pasó de dos cigarros al día.
La mayoría de los fumadores pensaría que ser capaz de consumir sólo dos al día es el
sueño de cualquier fumador. Eso es parte del mito. Asumimos que este tipo de fumador
está bajo control. Los padres de esta mujer habían muerto de cáncer de pulmón antes de
que ella comenzara a fumar y, antes de comenzar a fumar, tenía mucho miedo de
convertirse en adicta. Juró que jamás fumaría más de dos cigarros al día.
Estaba aterrorizada de seguir fumando y contraer cáncer de pulmón. Pero cuanto menos
fumara, menos probabilidades tendría de contraer la enfermedad, y más preciosos le
parecían los cigarros. La trampa de la nicotina tiene muchas sutilezas: cuanto más
consumes, más quieres consumir; cuanto menos consumes, ¡más quieres consumir! Es
como atar a alguien de manera que el menor movimiento apriete la cuerda alrededor de su
cuello.

¿Realmente crees que esa mujer era una fumadora feliz porque fumaba
poco? Lo cierto es que, al igual que el hombre con cáncer de garganta, vivía
una pesadilla. Durante 12 años deseó más nicotina, pero el miedo de
enfermar de cáncer de pulmón le dio una fuerza de voluntad inmensa y la
disciplina necesaria para resistir ese deseo, salvo por 20 minutos todos los
días. Odiaba ser fumadora. Así que mientras otros fumadores envidiaban su
actitud, aparentemente relajada, hacia los cigarros, ella sostenía una batalla
constante con su adicción.

LA REDUCCIÓN
Fumar de vez en cuando y reducir la cantidad que se consume incrementa el
valor que le damos a cada cigarro y reduce nuestro deseo de dejarlo.
Tratamos de reducir la cantidad de cigarros como alternativa a dejarlo, o
como un camino para detenernos poco a poco y no de golpe.
¿YA TE CONTÉ CUANDO TRATÉ DE FUMAR MENOS?

119
Además de tratar de dejarlo y fallar por diversos medios, también experimenté con
diversas formas de reducir mi consumo. Una forma popular era dejar de fumar a diario y
sólo hacerlo en ocasiones sociales. En menos que lo cuento me encontré cada noche en el
bar, ¡nada más para poder fumar! No me ayudó a dejarlo ¡y encima estaba en riesgo de
convertirme en alcohólico! Luego tuve la brillante idea de que, si dejaba de comprar los
cigarros, podría, inevitablemente, terminar como no fumador. No era exactamente una
idea novedosa. Había oído de muchos fumadores que habían intentado ese método y
habían fallado. Es posible que tú mismo lo hayas intentado. Lo brillante de mi idea
radicaba en que me había dado cuenta de por qué tanta gente había fallado: se sentían
culpables por aceptar los cigarros regalados que les daban sus amigos y esa culpa tarde o
temprano los impulsaba a volver a comprar su propia cajetilla. Para evitarlo, les advertí a
mis amigos y conocidos por adelantado que, si me ofrecían cigarros, los aceptaría sin
sentirme culpable ni obligado a devolvérselos.
Los resultados superaron mis expectativas. Hasta la gente que jamás me había ofrecido
cigarros comenzó a hacerlo. Es típico en los casos de drogadicción. Cuando
desesperadamente necesitas una dosis, nadie te la da, pero en cuanto ven que estás
tratando de escapar, no dejan de soplarte humo en el rostro y de ponerte los cigarros
debajo de la nariz. Al principio era maravilloso. ¡Recibía un suministro de cigarros con
regularidad y gratis! Pronto, mis benefactores se dieron cuenta de lo astuto y diabólico de
mi plan y uno por uno dejaron de ofrecerme cigarros. Finalmente, no me quedó más que
una fuente: mi secretaria. Desarrollé una marcada ambivalencia hacia mi proveedora,
como es típico en los adictos a las drogas. La mitad de mi cerebro la odiaba por
proporcionarme la droga. La otra la amaba, porque era mi salvación. Después de algunas
semanas comencé a sentirme culpable, pero mi ingenioso cerebro adicto encontró la
solución: como ella no tenía el dinero suficiente para seguirme dando sus preciados
cigarros, decidí que le compraría una cajetilla. Después de tres meses le compraba tres
paquetes de su marca cada mañana. Era una marca que no me gustaba particularmente,
así que podía aceptarlos con la consciencia tranquila ¡y seguir engañándome a mí mismo
con la idea de que estaba dejando de fumar!
Luego intenté el clásico “Sólo diez al día”. Ese pareció funcionarme bien, porque, aunque
fumaba un cigarro tras otro durante el día, podía tranquilamente pasar toda la noche sin
fumar. Así que podía fumar sólo un cigarro cada hora durante el día. Pensé que así
tendría lo mejor de dos mundos: asumí que diez al día no me matarían, mis finanzas no se
verían tan afectadas y podría seguir fumando cada hora del día. ¡Era como esperar mi
pequeña recompensa! ¡Magnífico!
No tardé mucho en convertirme en el eterno vigilante del reloj. Cada minuto de mi vida
pasaba con gran dificultad. Era meticulosamente estricto conmigo mismo. Jamás encendía
el cigarro sino hasta que el minutero llegaba a las “12”. De vez en cuando, me paraba
ahí, con el cigarro en la boca, esperando a que el segundero llegara a la vertical antes de
encenderlo. ¡Estaba yo en un estado lamentable!

“Tengo una regla muy estricta acerca de fumar. Jamás fumo más que
un promedio de diez cigarros al día. De vez en cuando, tomo un
cigarro prestado de la cuota del día siguiente, pero nunca, jamás,
120
excedo el promedio de diez al día. ¡El cigarro que me estoy fumando
ahora es parte de mi cuota del 4 de julio de 2046!”
Dave Allen, comediante
Ya hemos demostrado que tanto fumar de vez en cuando como recortar la
cantidad de cigarros que se consumen no lleva sino a la frustración. Pero,
¿qué hay del fumador casual que parece tan tranquilo y relajado acerca de su
manera de fumar que es difícil creer que esté sufriendo? Hablo sobre aquel
que puede pasar varios días sin fumar y sólo fumarse un cigarro de vez en
cuando. ¿Te suena como lo mejor de dos mundos? ¿Fumar una vez a la
semana o incluso una vez al mes o una vez al año? Y yo les pregunto a estos
fumadores: “¿Para qué? ¿Crees que en realidad obtienes algún placer o que
un cigarro de vez en cuando te sirve de algo? De ser así, ¿por qué dejar
pasar tanto tiempo entre uno y otro? ¿Quién quiere esperar un año, o un
mes, o hasta un día por algo que proporciona un genuino placer o un
apoyo?”
Es posible que te sorprenda saber que recibimos a muchos fumadores de
este tipo en nuestras clínicas. Los otros fumadores en el grupo claramente
los envidian y, con frecuencia, así lo dicen. Les digo: “Es evidente que
envidias a este fumador que puede fumar sólo cinco al día. ¿Alguna vez has
tratado de fumar sólo cinco al día?” Por lo general confirman que sí lo han
intentado. Entonces les pregunto: “¿Y qué te pareció?” Invariablemente, la
respuesta es: “¡Fue una pesadilla!” o palabras que expresan esa misma idea.
Entonces le pregunto al fumador ocasional si siente que está en control de su
manera de fumar. Ni siquiera pueden pretender estar en control, porque
están en una clínica para dejar de fumar, así que tienen que ser honestos y
describir la pesadilla que es ser un fumador de este tipo. Entonces, los
fumadores empedernidos comienzan a darse cuenta de que los fumadores
ocasionales están pasando por una situación tan mala como la que ellos
atravesaron, y están tan fastidiados con el cigarro como ellos e igual de
desesperados por dejarlo.
Los fumadores que pasan semanas sin un cigarro no tienen siquiera la
ilusión de que el cigarro les da placer o les sirve de algo; simplemente hacen
lo mismo que los demás, para integrarse al grupo. Recuerda. Todos
121
comenzamos de esa manera, convencidos de que nunca nos iba a gustar.
Son como las moscas que vuelan alrededor del borde de la flor de la planta
carnívora y con frecuencia se convierten en fumadores regulares.
Es posible que pienses que eso también parece interesante, fumarse un
cigarro muy de vez en cuando; pero… ¿no sería ideal no tener nunca el
deseo de fumar?
Mi suegra solo fumaba en ocasiones sociales, hasta que cumplió 60
años y compró un bar. Eso fue antes de que se impusiera la
prohibición de fumar en los lugares públicos en el Reino Unido. En
cuestión de meses fumaba 60 cigarros al día. A los 65 años, estaba
muerta.
Los fumadores ocasionales, como todos los demás que tratan de restringir su
consumo de tabaco, están creando varios problemas graves para sí mismos:
1. Se mantienen adictos a la nicotina. Esto mantiene su cerebro
en continuo deseo de los cigarros.
2. Desperdician sus vidas esperando su siguiente dosis.
3. En lugar de fumar siempre que sienten el deseo de hacerlo y
aliviar parcialmente el antojo del cigarro la mayor parte del
tiempo, se obligan a sí mismos a sufrir un síndrome de
abstinencia adicional y siempre se encuentran inquietos.
4. Refuerzan la ilusión de que fumar es una actividad que se
disfruta.
Cuando fumas un cigarro tras otro, pierdes la ilusión del placer. Incluso
encender el cigarro se vuelve un acto automático. Descubrirás que estos
cigarros especiales, los que sientes que disfrutas más, se encuentran siempre
después de un período de abstinencia: el que fumas después de comer, de
trabajar, del sexo, del ejercicio, después de hacer las compras o el primero
del día.
Esto es porque no existe un placer ni un apoyo real en el cigarro. Los
cigarros son asquerosos, sucios y venenosos. Lo único que los fumadores

122
disfrutan es terminar con la ansiedad de la nicotina.
Reducir la cantidad de cigarros que consumimos incrementa la ilusión
del placer porque entre más tiempo sientas la ansiedad por fumar, más
maravilloso te parecerá el cigarro cuando la alivies. Es como la ansiedad por
comer: el hambre. O por beber: la sed. Probablemente quieras detenerme en
este punto. ¿Dijiste que “incrementa la ilusión del placer”? “¿Qué hay de
malo en eso?” Esto: no es para nada un placer, sino el fin de la molestia
constante de desear la nicotina. La única manera de incrementar la ilusión
del placer es incrementando la molestia. Ningún fumador, incluyendo los
fumadores ocasionales, disfruta de serlo. También debes recordar que ser un
fumador ocasional no es una situación que pueda mantenerse. La adicción
hace que desees rascarte la comezón para no sufrirla y la tendencia es a
fumar más y más.
Fumar ocasionalmente es una forma terrible de esclavitud, porque tienes
que ejercer fuerza de voluntad y disciplina para limitar la cantidad de
cigarros que consumes y estás constantemente pensando si te permitirás o
no fumar. También tienes la falsa idea de que puedes controlar tu adicción.

MUCHOS FUMADORES OCASIONALES NO SE DAN CUENTA DE


QUE ESTÁN EN UNA TRAMPA. HASTA QUE LO HAGAN, LES SERÁ
IMPOSIBLE ESCAPAR.

La tendencia del adicto a la nicotina es fumar un cigarro tras otro, ya que su


cuerpo está constantemente ansiando la nicotina. Si eres un fumador
ocasional o estás tratando de reducir tu consumo, podrías tratar de reducir la
urgencia. Grábatelo en la mente: nunca podrás controlar la cantidad de
cigarros que consumes.
La mayoría de los fumadores sabe por experiencia que reducir el
consumo es una farsa. Invariablemente terminas fumando tanto como antes,
si no es que más.
Sin embargo, afortunadamente es fácil escapar de la trampa por
completo, de modo que no hay necesidad de recurrir a medidas intermedias.
Nadie depende de la nicotina y, una vez que entiendas por completo cómo
123
funciona esta trampa, no necesitarás fuerza de voluntad para detenerte. Aún
si tuvieras la fuerza de voluntad enorme que se necesita para limitar tu
consumo durante el resto de tu vida, ¿realmente quieres hacerlo?
ALIVIO, NO PLACER
Con frecuencia comparo el llamado placer que obtienes de fumar, con usar unos zapatos
muy apretados sólo para sentir el placer de quitártelos. ¿Quién crees que sufre más:
alguien que puede quitarse los zapatos apretados cada media hora, o el que tiene que
traerlos puestos todo el día? A diferencia de los fumadores ocasionales, los fumadores
regulares o de alto consumo por lo menos alivian parcialmente sus síntomas a intervalos
regulares.

LOS QUE LO DEJAN Y VUELVEN


Los fumadores empedernidos creen que los fumadores ocasionales viven lo
mejor de ambos mundos, pero la verdad es que, en muchas maneras, les va
mucho peor: no pueden fumar cuando lo desean ni pueden tener la
maravillosa alegría de ser libres.
Lo mismo sucede con los que dejan el cigarro y luego vuelven a fumar.
Este grupo también es, con frecuencia, la envidia de otros fumadores. No se
trata estrictamente de fumadores ocasionales, pero existe la tendencia a
considerarlos más o menos en el mismo grupo. De hecho, con gran
frecuencia se trata de fumadores con un consumo muy, muy alto.
Los fumadores tienden a no percibir a los que dejan de fumar y luego
vuelven a hacerlo, como pobres tontos que una y otra vez tropiezan con la
misma piedra, sino como gente afortunada que posee la envidiable cualidad
de poder dejar el cigarro y retomarlo cuando lo deseen. Por supuesto que a
estos fumadores no les agrada parecer estúpidos más que al resto de
nosotros, así que fomentan esa ilusión. Y, por supuesto, se trata de una
mentira.
Mira la situación de forma lógica. Si estas personas realmente disfrutan
de ser fumadoras, ¿por qué lo dejan? Por la misma razón por la que lo hace
cualquier otro fumador: porque no disfrutan ser fumadores. Y una vez que
se vuelven no-fumadores, ¿por qué cambian de parecer y deciden volver a

124
ser fumadores? Sólo puede haber una respuesta a esa pregunta: ¡no les gusta
ser no-fumadores!
¡Qué caso tan trágico! No son felices como fumadores ni tampoco como
no-fumadores: lo peor de los dos mundos. Cuando fuman, envidian a los no-
fumadores. Pasan por el trauma de dejar el cigarro por mera fuerza de
voluntad, pero nunca se convierten en felices no-fumadores, de modo que
vuelven a fumar otra vez. Una vez que vuelven a la trampa, recuerdan por
qué lo dejaron en primer lugar. Siempre se sienten deprimidos.
Recuerda, para ser un no fumador feliz durante el resto de tu vida,
necesitas lograr el estado mental correcto. Si crees que estás haciendo un
sacrificio, tal vez no vuelvas a fumar jamás, pero sentirás que te estás
privando de algo. Si consideras que una sola fumada al cigarro es un apoyo
o un placer, seguirás vulnerable durante el resto de tu vida. Si quieres un
cigarro, ¿qué evitará que desees otro, y otro, y otro más?
Puedes pensar: “Si el método de Allen Carr hace que sea sencillo dejar
de fumar, ¿qué posible peligro puede haber con fumar un cigarro de vez en
cuando? Incluso si me engancho otra vez, siempre puedo usar el método
para volver a dejarlo”. Si tienes la necesidad o el deseo de darle aunque sea
una probada a un cigarro, entonces no has comprendido el método Easyway
de Allen Carr.
El objetivo de este ejercicio es eliminar tu deseo de darle siquiera una
probada a un cigarro, porque si deseas aunque sea uno, desearás un millón.
Incluso si en realidad no pruebas nunca ese cigarro, el sólo hecho de
desearlo evitará que te conviertas en un no fumador feliz. ¡Serás un ex
fumador infeliz! Tarde o temprano, cuando se acabe tu fuerza de voluntad,
dejarás de serlo y volverás a convertirte en un fumador, ¡todavía más
infeliz!
Esto nos lleva a los fumadores más miserables de todos.

LOS FUMADORES SECRETOS


Fumar tiene aspectos profundamente perturbadores. ¿Cuál es el peor? Ver a

125
los fumadores en etapas avanzadas de enfisema y descubrirse a uno mismo,
inconscientemente, tratando de respirar por ellos es uno de los peores.
Escuchar a un fumador al que acaban de cortarle una pierna y que está
tratando de convencerte de que no tuvo nada que ver con el cigarro es
especialmente perturbador. Luego están los fumadores que acaban de
descubrir que tienen cáncer pulmonar y están tratando de convencerte a ti y
a ellos mismos de que valió la pena y de que disfrutaron de cada precioso
cigarro.
Sin embargo, el más patético de todos es el fumador secreto. El que les
asegura a sus seres queridos que ya lo dejó, pero no es cierto… ¡y entonces
comienzan las mentiras! Romper una promesa que se hace a un ser querido
es ya bastante malo, pero encima mentir para cubrir nuestras fallas es la
peor humillación.
Si fumas abiertamente, por lo menos puedes decir que fumas porque así
lo has decidido. Como fumador secreto, tienes que admitirte a ti mismo que
eres un patético esclavo de la nicotina. Los fumadores secretos van por la
vida despreciando a los demás. Aprendí la importancia de la honradez
cuando era muy joven, y aun así me convertí en un fumador secreto.
También le mentí a la gente que amo y que confiaba en mí. Y lo más
patético de todo es que estaba convencido de que creían mis mentiras, que
no podían ver las manchas amarillas en mis dedos, labios y dientes ni oler
mi mal aliento o el olor a cigarro rancio en mi cabello y en mi ropa. En mi
interior sabía que no estaba engañando a nadie más que a mí mismo. Los
fumadores mienten no porque sean deshonestos por naturaleza, sino porque
eso es a lo que te obliga la adicción.
NO HAY LUGAR DÓNDE OCULTARSE
Las historias sobre fumadores secretos que escuchamos en nuestras clínicas con
frecuencia son muy divertidas. Una de las parejas que asistieron había hecho el pacto de
dejar de fumar. Estaban muy decididos. Tiraron a la basura todos los ceniceros y
redecoraron la casa. Ese intento falló y finalmente asistieron a una de nuestras clínicas,
donde el esposo admitió frente a su esposa que había estado fumando en secreto en la
ventana de la cocina todo ese tiempo. Su esposa respondió: “¡Oh, ya lo sé, porque yo
estaba fumando en secreto por la ventana de la recámara del piso de arriba y te estaba
mirando!”
Las historias también pueden ser trágicas. Había una madre que dejó de fumar por

126
insistencia de su hija de siete años, que le dijo: “Mami, no quiero que te mueras”. Intentó
el método de la fuerza de voluntad, pero como de costumbre, después de algunos días llegó
a la conclusión de que fumaría aunque fuera uno, como pequeña recompensa, cada noche.
Una noche, su hija no se quería ir a dormir. La madre nos contó: “Me estaba enfadando
con ella, porque me moría por un cigarro. Por fin, se durmió y yo salí disparada hacia la
cocina. Apenas había encendido el cigarro, cuando oí una vocecita detrás de mí: “¿No
estás fumando, verdad, mami?” Cuando era niño, si tus padres te pescaban fumando te
daban un tirón de orejas; ahora son los niños los que regañan a sus padres.
Imaginen la vergüenza de uno de mis clientes que, mientras visitaba a su suegra no
fumadora en Canadá, salió para fumarse en secreto un cigarro, con la excusa de que
necesitaba aire fresco, cuando afuera la temperatura era de 20 grados bajo cero. Volvió a
entrar, completamente aterrorizado. Fumaba aquellos espantosos puros pequeños, con su
propia boquilla plástica. El plástico se había congelado en sus labios y todavía lo tenía en
la boca cuando su suegra le abrió la puerta. ¡Así es el maravilloso placer de ser fumador!

Aunque como fumador secreto le mientes a los demás, y a ti mismo, a pesar


del engaño estás completamente consciente de la dolorosa verdad: eres un
esclavo de la nicotina, un adicto patético y miserable.
Todos los distintos tipos de fumadores que hemos discutido en este
capítulo desearían no haber comenzado a fumar jamás. No los envidies. Sin
importar a qué categoría pertenezcan, a todos los fumadores les encantaría
despertar por la mañana en la misma situación en la que te encontrarás
cuando termines este libro: LIBRE DEL CIGARRO.

EN RESUMEN
• Las mujeres no son un caso especial.
• La tendencia es fumar más y más.
• Los fumadores ocasionales están siempre al borde del abismo.
• Reducir el consumo no funciona.
• Los que lo dejan y vuelven a fumar nunca se sienten felices.
• Los fumadores secretos son los que se sienten peor de todos.
• Todos los fumadores desearían ser libres.

127
CAPÍTULO 14

LAS PREGUNTAS MÁS APREMIANTES


EN ESTE CAPÍTULO
• ¿CÓMO SABRÉ QUE HE FUMADO MI ÚLTIMO CIGARRO?
• ¿CUÁNDO ME CONVERTIRÉ EN NO FUMADOR?
• ¿ALGUNA VEZ SERÉ COMPLETAMENTE LIBRE?
• ¿PUEDO DISFRUTAR DE LA VIDA SIN LOS CIGARROS?
• ¿QUÉ HAGO EN CASO DE CRISIS? • ¿ADICCIÓN O DEPENDENCIA?

EL FACTOR MIEDO
A los fumadores les lavan el cerebro para que teman que nunca podrán disfrutar de la vida sin los
cigarros.

Los fumadores están aterrorizados porque creen que tendrán que pasar por
un terrible trauma para dejar de fumar y que probablemente nunca puedan
disfrutar de la vida ni hacerle frente a los problemas sin fumar. Esto los
lleva a posponer el día que consideran como lo peor que puede ocurrirles:
“Sí, voy a dejarlo, pero no hoy”.
Toda la vida se nos ha hecho creer que fumar es algo placentero y que es
increíblemente difícil de dejar. Con estos mitos firmemente arraigados en
nuestra mente, encontramos difícil creer que dejar de fumar pueda ser fácil.
En nuestras clínicas les preguntamos: “¿Cómo sabrás cuando seas ya un
no fumador?” Y recibimos muchas respuestas distintas:
“Cuando pueda salir a beber con mis amigos o disfrutar de una comida
sin desear un cigarro”.
“Cuando pueda pasar todo un día sin fumar”.
“Cuando me sienta como un no fumador”.

128
En todos estos casos, el fumador supone que comenzará sintiéndose
deprimido y no tiene idea de cuánto tiempo tendrá que esperar para que esa
sensación desaparezca.

EL ÚLTIMO CIGARRO
Te convertirás en no fumador en el momento en que apagues tu último
cigarro. ¿Que cómo sabrás que es tu último cigarro? Cuando pasas tu
examen de manejo, tu confianza recibe un poderoso impulso. Aunque no
eres mejor conductor que antes, ahora sabes con certeza que puedes
manejar legalmente. Para ser libre no es suficiente intentarlo o tener la
esperanza de que jamás volverás a fumar. Debes estar seguro. Si no lo
estás, te verás sometido a una vida de tortura. Imagina lo que sería
sospechar que tienes una enfermedad mortal. Vas a hacerte análisis y
tienes que esperar una semana para recibir los resultados. Si tuvieras
que esperar un mes o un año, sería aún peor. Ahora imagina tener que
esperar el resto de tu vida para que llegue ese resultado. Eso es lo que
sienten los ex fumadores que no están seguros de que han dejado
definitivamente el cigarro. Esperan que la duda desaparezca, pero nunca
ocurre. Pasan el resto de sus vidas en espera de algo que nunca
sucederá.
Es por eso que los fumadores que usan el método de la fuerza de
voluntad se sienten tan deprimidos. Tienen que pasar el resto de sus
vidas en espera de que no pase nada. La mentira de que una vez que eres
fumador nunca puedes liberarte por completo (“Una vez que eres
fumador, siempre lo serás”) es lo que hace que los fumadores crean que
tienen una personalidad adictiva.

¿Por qué seguimos fumando a pesar de saber que los no-fumadores viven
mucho mejor que nosotros y que éramos perfectamente capaces de disfrutar
de la vida y hacer frente al estrés antes de comenzar a fumar? Millones de
fumadores han logrado liberarse de su adicción y aun así seguimos dudando
de que nosotros podamos lograrlo.

CREER ES TRIUNFAR
129
Que te entre bien en la cabeza: cuando seas libre no vas a extrañar los
cigarros, disfrutarás más de la vida y estarás mejor equipado para hacer
frente al estrés.

REEMPLAZA LAS MENTIRAS CON ENTENDIMIENTO


Es posible que creas que ya comprendiste todo, pero no te adelantes. Es
posible que todavía quede cierta incertidumbre en tu mente. De ser así, no te
preocupes. Todo te va a quedar muy claro. Tómate tu tiempo y lee con
cuidado este libro hasta el final.
No hay nada poco común ni estúpido acerca de creer que dejar de fumar
es una de las cosas más difíciles de lograr. La sociedad nos somete a este
lavado de cerebro y los fumadores parecen confirmarlo cuando utilizan el
método de la fuerza de voluntad. De hecho, parece que nosotros mismos lo
hemos probado cuando fallamos en nuestros intentos anteriores. No sólo
pensamos que es difícil dejarlo. Lo hemos aprendido por experiencia propia.
Ese pánico que sentimos cuando se nos acaban los cigarros puede muy bien
ser ilógico, pero es muy real, igual que la irritabilidad y la depresión que
sufrimos cuando intentamos dejar de fumar con el método de la fuerza de
voluntad.
Cuando se nos obliga a pensar en ello, estamos dispuestos a aceptar que
fumar es ilógico. Aunque no comprendemos por qué parece que
dependemos tanto de los cigarros, nuestra sensación de pánico cuando nos
vemos privados de ellos tiene explicación. Es nuestro cerebro al que han
convencido de que sólo un cigarro puede aliviar esa sensación de inquietud,
ese vacío que experimentamos cuando la nicotina deja nuestros cuerpos.
Una vez que comprendemos más allá de toda duda que el cigarro, lejos de
aliviar esta sensación de vacío la provoca, habremos eliminado la causa del
pánico. Si tienes cualquier duda acerca de este punto, vuelve a leer el
capítulo 1.
El método de la fuerza de voluntad está basado en luchar contra el pánico
y, en un principio, mientras la voluntad sea fuerte, con frecuencia funciona.
Sin embargo, conforme la fuerza de voluntad disminuye y tu resolución se

130
debilita, esa vocecilla que te dice en la cabeza: “quiero un cigarro” se hace
más y más fuerte. Te encuentras entonces en una situación imposible.
Sigues decidido a ser un no fumador, pero una parte de tu cerebro está
insistiéndote que fumes.
En nuestras clínicas vemos con toda claridad esta esquizofrenia del
fumador. En los cuestionarios, algunos fumadores anotan: “Disfruto
de ser un fumador, pero odio fumar”. Otros nos dicen: “Disfruto de
fumar, pero odio ser un fumador”. Imagínate a un pescador que dijera:
“Me gusta ser pescador, pero odio pescar”.
¡Tal es la confusión que rodea al cigarro, que los fumadores realmente
piensan que fumar y ser fumador son dos cosas distintas! Grábatelo en la
mente: si fumas, eres fumador. Existe sólo un requisito esencial para ser no
fumador: ¡no fumar jamás!
¿Por qué nos sorprende tanto que nos sintamos tan confundidos, irritables
y deprimidos cuando tratamos de dejarlo con el método de la fuerza de
voluntad? Sería un milagro que no fuera así.

LOS BUENOS TIEMPOS


Los fumadores creen que los cigarros les proporcionan un placer y un
apoyo. De hecho, esas mentiras son dos lados de una misma moneda.
Comencemos con el placer. Hay varios cigarros “especiales” que los
fumadores temen perder. El más común es el de después de una comida. El
caso de uno de nuestros clientes resume todo a la perfección. Era un hombre
inteligente, atento y realmente comprometido con dejar el cigarro. El único
problema que tenía en su vida era ser un fumador empedernido. Yo creí que,
como la mayoría de los fumadores que asisten a nuestras clínicas,
encontraría fácil dejar de fumar después de una sola sesión.
Cuando salió de la sesión parecía complacido, pero después de nueve
meses, recibí una llamada telefónica. “Señor Carr”, me dijo, “¿le molestaría
mucho si voy a verlo otra vez?” Estaba él convencido de que había
comprendido la trampa por completo y, por la conversación que tuvimos,

131
también yo. Había pasado nueve meses sin fumar. Era evidente que no
estaba sufriendo ningún síntoma físico de abstinencia porque esos
desaparecen después de los primeros días, pero tenía esa sensación de
“esperar que algo suceda” que les describí antes. Cuando nos despedíamos,
hizo un comentario que me ayudó a encontrar cuál era su problema.
Mencioné que haría una sesión en París en la primavera. Él respondió:
“Encuentro difícil aceptar que nunca podré disfrutar de sentarme afuera de
un café, en París, bajo el sol, escuchando los acordeones, con una copa de
vino en una mano y un Gauloise [Gauloise es un cigarro francés muy fuerte,
sin filtro] en la otra, mirando pasar a la multitud”. Acababa de describir una
situación que muchos fumadores considerarían como el entorno perfecto
para su cigarro preferido. Yo le dije: “Piensa en la última vez que lo hiciste;
¿realmente estabas consciente de estar fumando ese Gauloise y pensabas
que todo aquel humo que te llenaba los pulmones era tu idea del paraíso?”
¡Me quedé de una pieza cuando me dijo que nunca había estado en París
y jamás se había fumado un Gauloise! Tal es el poder del lavado de cerebro,
que ni siquiera se le ocurrió que estaba sufriendo por un mito. Fui a París,
me senté al sol, afuera de un café y escuché la música del acordeón y vi
pasar a las multitudes, con una copa en una mano y ni un Gauloise ni nada
en la otra. Toda la escena tenía el encanto y el atractivo que me describió…
más todavía, porque no sentía la necesidad de ahogarme a mí mismo con el
humo.

UN HÁBITO ASQUEROSO
Si piensas en tus años de fumador, estoy seguro de que podrás recordar
muchos cigarros que sabían extraño, rancio y hasta asqueroso. Recuerdo
muchos con los que sentí que me ahogaba o que me provocaron violentos
accesos de tos. También recuerdo la vergüenza que esos accesos de tos me
provocaban y cómo me sentía mal cuando los no-fumadores se me
quedaban mirando.
Sin embargo, de todos esos cientos de miles de cigarros que fumé, no
puedo pensar en uno solo que, mientras lo fumaba, me hiciera pensar: “Esta

132
es mi idea de lo que es el paraíso” o “¡Qué afortunado soy de ser fumador!”
Puedo recordar comidas y muchas otras ocasiones especiales en las que me
sentí terriblemente miserable porque no podía fumar y el alivio que me
invadió cuando por fin podía encender un cigarro, pero eso es distinto.
Si eres honesto, descubrirás que las únicas ocasiones en las que estás
consciente de que eres fumador es cuando deseas un cigarro pero no se te
permite fumar o cuando estás fumando uno y desearías no estarlo haciendo.
Si sigues aferrado a esa idea que te han metido en la cabeza de que no
puedes disfrutar de ciertas situaciones si no tienes un cigarro, entonces así
será.
El cliente con la idea del café en París realmente había entendido cómo la
adicción a la nicotina engaña a los fumadores para que crean que es un
verdadero placer o un apoyo, pero no logró relacionar esa comprensión con
su vida cotidiana. No había eliminado por completo de su mente el lavado
de cerebro.
Necesitas analizar estas situaciones para entender por qué el cigarro
parece mejorarlas, aunque en realidad hace todo lo contrario. En lugar de
perpetuar la ilusión al pensar que no serás capaz de disfrutar tal o cual
situación sin un cigarro, haz lo contrario. Recuérdate la verdadera situación:

¿NO ES MARAVILLOSO? AHORA PUEDO DISFRUTAR DE ESA


SITUACIÓN LIBRE DE LA ESCLAVITUD DE AHOGARME CON EL
HUMO DEL CIGARRO HASTA MORIR.

LOS MALOS MOMENTOS


Ahora veamos el otro lado de la moneda: el apoyo. Creemos que el cigarro
es un apoyo porque parece aliviar el estrés. No me refiero a los grandes
traumas, como perder a un ser querido, sino a las molestias cotidianas que
ocurren con regularidad en nuestras vidas. Un caso típico es cuando el coche
se nos descompone. Es muy tarde, por la noche, llueve a cántaros y estás en
la parte más peligrosa del camino, tu teléfono no tiene señal y todos los
demás conductores, en lugar de detenerse a ayudar, pasan junto a ti a 120

133
kilómetros por hora, tocando el claxon y empapándote, como si pensaran
que decidiste detenerte ahí por diversión.
Si fueras un fumador, sin duda en esas circunstancias buscarías un
cigarro. El reto está en la próxima vez que te encuentres en una posición
similar después de haberlo dejado. Miserable, impotente y furioso, pensarás:
“Es en momentos como este que me habría fumado un cigarro”. Pero
examina la última vez que ocurrió semejante trauma en tu vida y encendiste
el cigarro. ¿Te solucionó el problema? ¿Te quedaste ahí, pensando
alegremente, “No importa que tenga frío, que esté empapado y me sienta
miserable, que sea tarde para la cita más importante de mi vida, porque por
lo menos tengo este maravilloso cigarro”? ¿O seguiste sintiéndote
terriblemente mal?
Cuando los ex fumadores que lo han dejado por fuerza de voluntad
experimentan estas situaciones, comienzan a sufrir por un cigarro. No se dan
cuenta de que el cigarro, lejos de ayudarlos, realmente empeora la situación.
Lo único que tienes que hacer es aceptar que, al igual que les ocurre a todos
los demás no-fumadores, habrá momentos buenos y momentos malos en tu
vida después de dejar de fumar, y comprender que si empiezas a desear un
cigarro en esos momentos, estarás deseando una mentira, buscando algo que
no existe y creando un vacío. Grábatelo en la mente: eliminar los cigarros de
tu vida no deja un vacío.

LOS CIGARROS CREAN EL VACÍO, NO LO LLENAN

Los ex fumadores que no entienden esto sufren la tristeza de convertir los


días buenos en malos y los malos en peores. Con el método Easyway de
Allen Carr puedes hacer todo lo contrario. Si tienes un mal día, repítete:
“Bueno, hoy no es un día tan bueno, pero por lo menos ya no soy esclavo de
la nicotina”. Si es un buen día, puedes decirte: “Es magnífico estar vivo y
mucho más agradable ahora que soy un no fumador”.

VE LA VIDA COMO REALMENTE ES

Además de las descomposturas del coche, los accidentes y otras


134
circunstancias imprevistas, existen otras situaciones comunes que pueden
disparar tu antojo de un cigarro en el futuro, si no estás preparado. Pero en
lugar de esperar a que ocurran esos eventos, y de esperar que, para cuando
sucedan, te hayas olvidado del todo del cigarro, es mejor anticiparlos y
prepararte mentalmente. Un cambio de casa, la Navidad, una boda, las
vacaciones y los funerales son sólo algunos ejemplos. Es posible que se
presenten otras situaciones específicas para ti. Pregúntate cuáles son las
situaciones en las que de inmediato piensas en fumar y elimina el lavado de
cerebro por adelantado.
“Dejé de fumar. Leí este libro de Allen Carr. ¡Todos los que leen este
libro, dejan de fumar!”
Ellen DeGeneres

ADICCIÓN O DEPENDENCIA
Los llamados expertos en drogadicción con frecuencia utilizan términos
que, en sí mismos crean un problema para los adictos. El más común es
“tener que dejarlo”, expresión que da la impresión de que se realiza un
sacrificio. Otro es “dependencia”. Uno sólo es dependiente de algo cuando
no puede sobrevivir sin ese algo. Nadie es dependiente de la nicotina, ni del
alcohol, la heroína, la cocaína, etc. La gente sólo cree que lo es. Al usar la
palabra “dependencia”, los médicos y otras personas que se dicen expertas
refuerzan el lavado de cerebro y los temores de los adictos.
Los términos “adicción” y “dependencia” no deben confundirse. Los
diabéticos pueden ser dependientes de la insulina para sobrevivir, pero eso
no los convierte en adictos. Tienen una buena razón para usar la droga y
tienen el control sobre ella. La adicción es todo lo contrario. Todos los
fumadores, sin importar lo poco o mucho que fumen, son adictos a la
nicotina: no existen razones racionales para fumar y no tienen el control
sobre la droga.
La adicción a la nicotina está basada en el engaño que nos hace pensar
que fumar es un placer y que disminuye el estrés. Una vez que hayas

135
reconocido este engaño por lo que es, te será fácil liberarte.

EN RESUMEN
• Debes eliminar por completo el lavado de cerebro.
• Una vez que comprendas el método Easyway de Allen Carr, no sentirás deseos de fumar
otro cigarro.
• Los cigarros no hacen que los buenos momentos sean mejores ni ayudan cuando pasas
por un mal momento.
• Disfruta de la vida más y maneja el estrés mejor, como lo hacen los no-fumadores.
• Nadie es dependiente de la nicotina.

136
CAPÍTULO 15

NO HAY NADA QUE TEMER


EN ESTE CAPÍTULO
• EL MIEDO TE MANTIENE ADICTO
• LOS CIGARROS SON TUS ENEMIGOS, NO TUS AMIGOS
• ¿CUÁNDO DESAPARECE EL ANTOJO?
• EL MANEJO DE LOS DISPARADORES

HAY QUE ENFRENTARNOS A LA VERDAD


Antes de poder dejarlo para siempre, necesitamos comprender qué es lo que nos mantiene en la
trampa.

Si consideras las ventajas y las desventajas de ser fumador en cualquier


momento de tu vida, siempre llegarás a la misma conclusión: ¡Soy un tonto!
¿Entonces, por qué sigues fumando? Nadie nos obliga a hacerlo. ¿Por qué
cerramos nuestra mente a los hechos?
El MIEDO es el motivo principal. Se alimenta de nuestra falta de
comprensión, de modo que cuando nos encontramos en una situación
que nos es desconocida, nos invade el miedo.
El Pequeño monstruo de la nicotina en nuestro cuerpo, que está exigiendo
continuamente su dosis, crea una pequeña molestia física. Es tan leve que
resulta casi imperceptible, pero pone en acción al Gran monstruo en nuestra
mente: “Quiero un cigarro”. Así que ahora te sentirás infeliz si no puedes
fumar, y es esa sensación de infelicidad la que te lleva al miedo y luego al
pánico. El miedo es la fuerza poderosa que nos mantiene fumando, en
contra de nuestro buen juicio, y la que mantiene cerradas las puertas de la
prisión.
Los fumadores que llaman a nuestras clínicas para reservar una sesión se

137
sienten a la vez sorprendidos y aliviados cuando les aconsejamos que no
intenten dejar de fumar ni disminuyan su consumo antes de la cita. Y se
sorprenden más aún y se sienten más aliviados cuando les decimos que
traigan un amplio suministro de su marca favorita, porque podrán fumar
durante la sesión.
Hace algunos años permitíamos que los fumadores fumaran durante la
sesión (ahora hacemos un receso cada hora), las salas donde se realizaban
las sesiones parecían fumaderos de opio. Incluso los fumadores más
empedernidos solían quejarse por el humo. Muchos clientes estaban
convencidos de que se trataba de alguna forma de terapia de aversión. Si la
terapia de aversión funcionara, la hubiera utilizado.
Cuando les decimos: “Fumar no les ayuda absolutamente en nada”, los
clientes tienden a mirar al terapeuta en forma interrogativa, como diciendo:
“Entonces, ¿por qué nos dijeron que siguiéramos fumando hasta llegar al
último cigarro?”
Una de las razones es que es más fácil eliminar la falsa ilusión, los mitos
y los errores conceptuales que te mantienen fumando antes de ser libre,
porque los puedes poner a prueba en el mismo momento. Por ejemplo, el
engaño de que disfrutas el sabor. De hecho, ¿por qué no lo ponemos a
prueba ahora mismo? Toma cinco o seis bocanadas profundas de humo y
pregúntate precisamente qué es lo que disfrutas. Si eres sincero, descubrirás
que… ¡absolutamente nada!

POR QUÉ TE SIENTES INTRANQUILO


Los fumadores sienten la necesidad de un cigarro conforme su cuerpo
percibe la falta de nicotina. Si no se les permite fumar, se sienten
intranquilos y distraídos. Recuerda, esta falta de concentración la causa la
frustración de querer un cigarro y no poder fumarlo… es como no poder
rascarte donde te pica. Ya que necesitamos que nuestros fumadores reciban
el mensaje, les pedimos que sigan fumando.
Una vez que se dan cuenta de que es sólo el temor lo que evita que lo
dejen, algunos fumadores tratan de eliminar ese miedo diciéndose que
138
siempre tendrán la opción de volver a fumar si lo desean, que no tiene que
ser algo definitivo.
Sin embargo, si comienzas con esa actitud, lo más probable es que falles,
tarde o temprano. En lugar de eso, comienza con la certidumbre de que vas
a quedar libre para siempre. Para lograr esa certidumbre, tenemos primero
que eliminar el miedo.
Tenemos miedos instintivos que nos protegen en contra de peligros como
las alturas, el fuego, ahogarnos, etc. Este tipo de miedo es perfectamente
lógico y es parte de nuestro instinto de sobrevivencia.
Sin embargo, no hay nada instintivo acerca del miedo a dejar de fumar.
No es un miedo instintivo, grabado en nuestro ADN para nuestra
protección.

EL MIEDO A DEJAR DE FUMAR ES EL RESULTADO DE


COMENZAR A FUMAR

Para eliminar el miedo a dejar de fumar es necesario considerar el


asunto con una mente abierta y tratar de ser lógico, relajado y
racional. Entonces tus temores se disolverán y serás un feliz no
fumador desde el momento en que apagues tu último cigarro y así
permanecerás el resto de tu vida.

TÚ DECIDES
Hemos establecido que para lograr el éxito lo único que tienes que hacer es
eliminar tus dudas. Tal vez todavía te preguntes si es posible saber con
certeza que no ocurrirá algo en tu vida. Después de todo, las posibilidades
de que te caiga un meteorito son infinitesimalmente pequeñas, pero nadie
puede estar seguro de que nunca les ocurrirá a ellos. Muy bien, de acuerdo,
te entiendo. Ahora entiende lo que yo te digo: los ex fumadores tienen una
ventaja considerable sobre las víctimas potenciales de los meteoritos. Si te
va a caer un meteorito, no hay absolutamente nada que puedas hacer al
respecto, mientras que sólo tú puedes forzarte a fumar otra vez. Así que lo

139
único por lo que tienes que preocuparte es por ti mismo.
P: ¿CUÁL ES LA RAZÓN POR LA QUE LA GENTE COMIENZA A
FUMAR?
R: PORQUE QUIEREN
Cuando apagué mi último cigarro, supe que jamás volvería a fumar otra vez
y cualquier ex fumador puede disfrutar de la misma libertad. Lo único que
tienes que hacer es asegurarte de no volver a pensar nunca: “Quiero un
cigarro”, y para lograrlo, debes estar seguro de grabar en tu mente tres
puntos vitales.
1. Los cigarros no hacen ABSOLUTAMENTE NADA por nadie.
Debes comprender por qué es así y aceptarlo. De esa manera, no
existe una sensación de sacrificio y privación.
2. No necesitas pasar por ningún período de transición (al que con
frecuencia se le llama de manera incorrecta “período de
abstinencia”) antes de que la ansiedad por fumar desaparezca por
completo. El deseo de fumar es mental y no físico, y el tuyo
desaparecerá para cuando hayas terminado de leer este libro.
3. No hay tal cosa como un solo cigarro o un cigarro ocasional. Date
cuenta de cómo son las cosas realmente: es una cadena de suciedad
para toda una vida.
Algunos fumadores encuentran difícil de creer que tienen opción acerca de
si se les antojan los cigarros o no. Tienen la idea equivocada de que o se te
antoja algo o no se te antoja y que no hay nada que puedas hacer al respecto.
Por fortuna, están equivocados. Tu cuerpo seguirá experimentando la
ansiedad por la nicotina durante algunos días después de dejar de fumar,
pero eso no significa que tengas que sentirte infeliz o que tengas que tener el
deseo de fumar.
El cuerpo es incapaz de sentir antojos de nada, ya sea comida, agua o
descanso. Es capaz de experimentar hambre, sed y cansancio,
molestias y dolor, y puede enviarle mensajes al cerebro para que

140
reaccione en consecuencia. Sin embargo, si estás dormido, tu mente
podría no registrar esos mensajes y entonces no sientes ningún antojo.
Solo tu mente consciente es capaz de hacerte sentir un antojo, porque
ese deseo es un proceso mental.
Cada fumador tiene el poder de decidir si va a desear un cigarro o no. Hay
ilusiones engañosas, tanto conscientes como inconscientes, que pueden
influenciar a una persona para que sienta el deseo de fumar, pero el deseo en
sí es algo consciente y que puedes controlar. No existe un antojo físico.
Usar el método de la fuerza de voluntad es lo que nos hace pensar que no
podemos escapar a nuestros antojos. Uno de los errores en los que caemos
cuando intentamos dejar el cigarro con este método es tratar de no pensar en
fumar, lo que termina por obsesionarnos con el cigarro.
Además tratar de no pensar en algo es tonto. Si te digo en este momento,
“no pienses en zombis”, ¿en qué es en lo primero que piensas?

PENAR POR NADA


Muchos fumadores sufren la falsa ilusión de que nunca podrán quedar
completamente libres. Yo estaba convencido de que los cigarros eran
mis amigos, mi confianza, mi valor y parte de mi identidad. Temía
que si dejaba de fumar, no solo perdería un compañero, sino una parte
de mí mismo.
Si pierdes a un amigo, entras en un período de duelo. Cuando superas la
tragedia inicial y la vida continúa, te queda un auténtico vacío en la vida que
nunca puedes llenar por completo. Pero no hay nada que puedas hacer al
respecto. No te queda más remedio que aceptar la situación, así que
eventualmente eso es lo que haces.
Cuando los fumadores, los alcohólicos, los adictos a la heroína o a otras
drogas dejan de usarlas por el método de la fuerza de voluntad sienten que
han perdido a un amigo. Saben que están tomando la decisión correcta, pero
aún así tienen la sensación de que hacen un sacrificio y, por lo tanto, les
queda un vacío en sus vidas. No se trata de un vacío verdadero, pero ellos

141
creen que es genuino y el efecto es el mismo. Lo que es más, ¡este amigo en
particular no está muerto! Por el contrario, la industria del tabaco, otros
fumadores y la sociedad en general se aseguran de que aquellos ex
fumadores quejumbrosos se vean sometidos a la tentación siempre presente
de la fruta prohibida, durante el resto de sus vidas.
Sin embargo, cuando te libras de tu enemigo mortal, el cigarro, no hay
necesidad de llorar por él. Por el contrario, puedes regocijarte y celebrar
desde el principio, y puedes seguir haciéndolo el resto de tu vida. Que te
quede bien claro: el cigarro no es tu amigo ni nunca lo ha sido. Es el peor
enemigo que puedas tener. No estás sacrificando nada; solo estás logrando
beneficios positivos y maravillosos.
Así que la respuesta a la pregunta, “¿cuándo desaparecerá el deseo de
fumar?” es la siguiente: “Cuando así lo decidas”. Podrías pasar los
siguientes días y tal vez el resto de tu vida, creyendo que los cigarros son tus
amigos y preguntándote cuándo dejarás de extrañarlos. Si lo haces, te
sentirás infeliz y el deseo de fumar no desaparecerá jamás; el resto de tu
vida sentirás que te estás privando de algo y lo más probable es que
termines fumando de nuevo y sintiéndote aún peor.
O puedes reconocer al cigarro por el enemigo que realmente es. Así no
necesitarás desear un cigarro ni esperar a que algo suceda. En vez de eso,
siempre que pienses en fumar, puedes celebrar: “¡Maravilloso! ¡Ya no soy
un fumador!”

¡PONLE UN ALTO AL LAVADO DE CEREBRO DE TODA UNA


VIDA!
Te pido que llegues a este proceso con una mente relajada, racional y
abierta, porque eso te ayudará a comprender la trampa de la nicotina y a
lidiar con el Pequeño monstruo en el interior de tu cuerpo. Durante los
primeros días después de tu último cigarro, el Pequeño monstruo estará
enviándole mensajes a tu cerebro, mensajes que quiere que interpretes como
“Quiero un cigarro”. Pero ahora entiendes la verdadera situación y, en lugar
de fumar o ponerte tenso porque no debes fumar, haz una pausa. Respira

142
profundo. No hay necesidad de tener miedo. No hay dolor. La sensación no
es tan mala. Es lo mismo que todos los fumadores sufren a lo largo de todo
el tiempo que han pasado fumando.

REPROGRAMA TU CEREBRO
En el pasado, tu mente interpretaba la ansiedad de la nicotina del Pequeño
monstruo como “Quiero un cigarro” porque tenía motivos para pensar que
un cigarro lograría satisfacer la sensación de vacío y de insatisfacción. Pero
ahora comprendes que, lejos de aliviar esa sensación, el cigarro la provoca.
Así que relájate, acepta la sensación por lo que realmente es y recuérdate
que “los no-fumadores no sufren esta ansiedad. Esto es algo que los
fumadores sufren y lo sufren durante todas sus vidas como fumadores. ¿No
es maravilloso? Pronto desaparecerá para siempre”. De ese modo, las
molestias de la ansiedad por la nicotina dejan de sentirse como molestias y
se convierten en momentos de placer.
Puede ser, especialmente durante los primeros días, que se te olvide que
dejaste de fumar. Puede suceder en cualquier momento. Suele ocurrir a
primera hora de la mañana, cuando aún estás medio dormido. Piensas: “Me
voy a levantar y a fumarme un cigarro”. Entonces recuerdas que ahora eres
un no fumador.
Entre los fumadores y ex fumadores existe una batalla psicológica
permanente y es bueno estar preparado para nuestras propias
reacciones y para comprender las de ellos. Como ex fumador, tienes
todos los ases en la mano. Los fumadores están dolorosamente
conscientes de ello. Sin embargo, si no está preparado, es posible
engañar a un ex fumador para que piense lo contrario.
Otra ocasión puede ser cuando te encuentres en un evento social. Estás
conversando alegremente cuando de pronto, alguien te pone un paquete de
cigarros frente a las narices. Es posible que automáticamente tomes uno y
luego te detengas. Este tipo de momentos pueden ser cruciales, en especial
si el amigo que te ofrece el cigarro reacciona antes que tú y dice: “Pensé que
lo habías dejado”. Y ahí te quedas, con la mano suspendida en el aire. Puede

143
ser desconcertante. Los fumadores a tu alrededor no pueden ocultar lo
encantados que están. Para ellos, es la prueba de que no lo has dejado y
están convencidos de que te mueres por un cigarro.
Este tipo de situaciones pueden ser desastrosas si reaccionas de la manera
equivocada. Pueden resurgir las dudas y podrías comenzar a cuestionar tu
decisión y perder la fe en ti mismo. Prepárate para esas situaciones, de modo
que puedas permanecer tranquilo y, en lugar de pensar: “No me lo puedo
fumar”, simplemente piensa: “¿No es maravilloso? Ya no necesito fumar.
¡Soy libre!”
Recuerda, los ex fumadores te envidiarán porque cada uno de ellos estará
deseando poder ser como tú - LIBRE DE TODA ESA ASQUEROSA
PESADILLA.
Las asociaciones mentales entre un cigarro y un trago, terminando de
comer, etc. pueden permanecer mucho después que los síntomas físicos de
la nicotina hayan desaparecido y esto afecta los intentos de los fumadores
que lo dejan mediante la fuerza de voluntad. En sus mentes han establecido
un caso sólido y tremendo en contra del cigarro, han decidido convertirse en
no-fumadores, han logrado pasar por un cierto tiempo sin fumar y, sin
embargo, en ciertas ocasiones aparece una vocecilla que no deja de repetir:
“Quiero un cigarro”. Esto es porque todavía piensan que fumar es un placer
o que les sirve de algo.
Aunque ya no sufrirás la falsa ilusión de sentirte privado de algo, todavía
es muy importante que te prepares para estas situaciones. Ya sea que ocurra
a primera hora de la mañana o cuando vuelves a casa, o si te encuentras en
compañía de fumadores, alégrate porque ahora puedes disfrutar o manejar
esos momentos sin tener que llenar de humo tus pulmones hasta morir. Si
por un momento olvidas que ya no eres fumador, no se trata de una mala
señal. Por el contrario, es algo muy positivo. Es prueba segura de que tu
vida está volviendo al feliz estado en el que estaba antes de engancharte con
el cigarro, cuando fumar no dominaba tu existencia.
Esperar que estos momentos ocurran y estar preparado para ellos
significa que no te tomarán por sorpresa. Tendrás puesta una armadura

144
impenetrable. Sabes que has tomado la decisión correcta y que nadie será
capaz de hacerte dudar. De ese modo, en lugar de ser la causa de tu fracaso,
estos momentos pueden darte fuerza, seguridad y un gran placer, al tiempo
que te recuerdan lo maravilloso que es ser LIBRE.

RESUMEN
• Elimina el lavado de cerebro y deja atrás los temores que te mantienen atrapado.
• El cigarro no es tu amigo, sino tu enemigo mortal.
• El deseo de fumar es mental, no físico.
• Relájate y mantén la mente abierta y racional y descubrirás que es sencillo liberarse.
• Prepárate para las situaciones que solían darte ganas de fumar y encontrarás que es
sencillo mantenerte libre.

145
CAPÍTULO 16

TOMA EL CONTROL
EN ESTE CAPÍTULO
• LIBÉRATE
• TODOS LOS FUMADORES QUIEREN DEJARLO
• INFIERNO EN LA TORRE
• TU BIENESTAR FÍSICO Y MENTAL
• LA RULETA RUSA
• IMAGINA TU FUTURO

UNA VIDA CON GRILLETES


A lo largo de toda su vida, los fumadores están conscientes de las muchas y poderosas razones que
existen para dejar de fumar. En la mayoría de los casos, no es sino hasta que vemos hacia atrás
cuando realmente valoramos lo que ganamos al dejarlo: escapar de la esclavitud

Aunque yo lo negaba, sabía bien que no estaba en control de mi manera de


fumar. Me sentía en control en cada uno de los demás aspectos de mi vida,
pero permitía que los cigarros me controlaran a mí. Era un esclavo de algo
que detestaba y despreciaba. Aquella situación me enfurecía y esa era la
verdadera razón de mi desesperación por dejar de fumar. Y a pesar de todo,
no me di cuenta de lo impotente que era como fumador, sino hasta que
llevaba varios meses siendo un no fumador.
Estamos tan concentrados en resistirnos a todas las personas que tratan
de hacernos dejar el cigarro y en buscar hasta la más mínima excusa que nos
permita fumar aunque sea un cigarro más, que cerramos nuestra mente a los
terribles males que sufren los fumadores y nos negamos a enfrentar el que es
probablemente el peor de todos: la vil esclavitud.
La salud es la razón más común que los fumadores dan para querer dejar
de fumar, pero como siempre, tratamos de bloquear nuestra mente a los
146
riesgos para la salud y nos engañamos pensando que a nosotros no nos
sucederá.
El dinero es otra razón común para dejarlo. Como fumador empedernido,
gasté más de £100,000 libras en cigarros. Actualmente eso es lo que
cualquier fumador que consuma 20 cigarros al día en el Reino Unido gastará
a lo largo de su vida. Es una suma de dinero enorme, pero la mayor
satisfacción al dejar el cigarro no provino tanto de que lograra mejorar mi
salud y gastar menos, que en sí mismos son grandes beneficios, sino de ya
no verme a mí mismo como un esclavo.
Cuando se les pregunta a los fumadores por qué fuman, sus reacciones
son casi siempre defensivas y negativas. Parece que no pueden encontrar las
razones que los llevan a fumar, pero recurren a excusas de por qué todavía
no lo dejan.
“Puedo darme el lujo”.
“No he notado que afecte a mi salud”.
“No tengo ningún otro vicio”.
Ahora compara esas respuestas con las que obtendrías si le preguntaras a
alguien por qué juega futbol o por qué va al cine, o a visitar galerías de arte
o a escuchar música. Cuando algo nos proporciona genuino placer, te
muestras entusiasmado al hablar al respecto. ¡No das excusas por no haber
dejado de hacerlo!
El periódico The Times escribió: “El método de Allen Carr invierte de
una forma lógica todos los mitos y excusas que los fumadores dan para
justificar porqué fuman”. Es cierto. Sin embargo, lo que realmente permite a
los fumadores liberarse con este método es darse cuenta de que no necesitan
ser esclavos de los cigarros: no extrañarán fumar, disfrutarán más de la vida,
podrán lidiar mejor con el estrés y no tendrán que pasar por un trauma
terrible para escapar.

TODOS LOS FUMADORES QUIEREN DEJARLO

147
Mucha gente, tanto fumadores como no-fumadores, discuten este hecho.
Una de las cosas más interesantes que surgieron de las campañas masivas de
comercialización de los productos de nicotina como parches y chicles y de
Zyban y Champix, fue la cantidad de fumadores que se vieron atraídos a
probarlos. ¿De dónde salieron todos? Si los fumadores no quisieran dejarlo,
¿por qué los parches, chicles y pastillas crearían semejante interés? ¿Por qué
el sector que se dedica a tratar de poner un alto al consumo de cigarro tiene
tras de sí miles de millones de libras y por qué mi organización para dejar de
fumar se ha extendido por todo el mundo, simplemente haciendo correr la
voz y sin necesidad de publicidad?
La razón es que, ya sea abiertamente o en secreto, todos los fumadores
quieren dejarlo. Estaban esperando por alguna pastilla mágica que les
permitiera liberarse y, aunque los productos con nicotina como Zyban y
Champix no resultaron ser lo que andaban buscando, muchos fumadores
estuvieron dispuestos a arriesgar mucho dinero en caso de que sí lo fueran.
Las encuestas muestran que más del 70% de los fumadores dice que desea
dejarlo. El otro 30% simplemente no lo admite. Después de todo, suena
menos patético decir: “Fumo porque quiero y no tengo deseos de dejarlo”
que “Soy un miserable adicto y daría lo que fuera por dejarlo, pero no tengo
la suficiente fuerza de voluntad”. Los fumadores con hijos se oponen
terminantemente a que fumen. ¿Por qué? Porque desearían jamás haber
empezado ellos mismos, lo que significa que, si se les diera la opción,
preferirían ser no-fumadores. En mi primer libro, The Easyway to Stop
Smoking (Es fácil dejar de fumar, si sabes cómo) le ofrecí a los así llamados
fumadores confirmados, aquellos que declaran públicamente que no tienen
intenciones de dejarlo, cigarros gratis para el resto de su vida si me daban el
dinero que gastarían en cigarros en un año. El libro ha vendido más de 10
millones de copias y hasta ahora, nadie ha aceptado mi oferta, porque nadie
está dispuesto a sentenciarse a la pesadilla de seguir siendo fumador durante
el resto de su vida. Todos y cada uno de los fumadores, ya sea abiertamente
o en secreto, de manera consciente o inconsciente, quisieran estar en la
situación en la que te vas a encontrar cuando termines este libro: LIBRE.
“Allen Carr’s Easyway to Stop Smoking (Es fácil dejar de fumar, si

148
sabes cómo) -Si sabes de alguien que quiera dejar de fumar, o si tú
quieres dejarlo, compra este libro. A mí y a veinte personas más que
conozco nos funcionó. De verdad”.
Jason Mraz, cantante y autor
En la actualidad, fumar se considera una actividad antisocial, y no son sólo
las actitudes y las formas lo que ha cambiado. Es toda la parafernalia. Los
encendedores de oro se han visto reemplazados por desechables. Hubo una
época en la que el regalo estándar de cumpleaños al llegar a los 18 o 21 años
era un encendedor caro o un estuche para cigarros. Actualmente cuesta
trabajo encontrarlos. Todos los fumadores piensan a corto plazo. Todos
quieren dejarlo.

TODOS LOS FUMADORES PREFERIRÍAN SER NO-FUMADORES

La sociedad considera que los fumadores son personas con poca fuerza de
voluntad, pero la evidencia no apoya esta conclusión. Por el contrario, los
fumadores que siguen fumando a pesar de las presiones inmensas para que
lo dejen tienden a ser personas dominantes que se niegan a dejar que otros
los controlen. Tampoco les gusta que los controlen los cigarros, algo que
desprecian. No puedo expresar lo agradable que es ser libre de esa
esclavitud, de su control. Poder ver a otros fumadores no con envidia ni con
una sensación de privación, sino con verdadera lástima, como lo harías con
cualquier otro adicto a las drogas. La mayor ventaja que ganarás al
convertirte en no fumador no será tanto en cuestiones de salud y de dinero,
aunque son beneficios maravillosos, sino en no tener que despreciarte a ti
mismo por ser un esclavo de algo que detestas, ¡poder ser libre!

EL FACTOR DE LA SALUD
Cuando comenzamos a hablar acerca de la salud en las clínicas, algunos
fumadores piensan: “Aquí viene el tratamiento de choque”. Te aseguro que
no usamos ese método, porque no funciona.
Mientras explico cómo fumar dificulta la concentración, algunas veces

149
pregunto: “¿Qué órgano del cuerpo tiene la mayor necesidad de un buen
suministro de sangre?” La sonrisita, por lo general en las caras de los
hombres, con frecuencia indica que han llegado a una respuesta que no es la
que yo buscaba.
Sin embargo, no están del todo equivocados. No tengo intención de
entrar en detalles acerca de los efectos adversos que fumar tuvo sobre mi
propio desempeño sexual o el de otros ex fumadores con los que he
platicado del tema. Basta decir que yo le atribuía a la edad la disminución de
mis proezas y actividad sexual. Estaba equivocado. No tenía idea, hasta que
lo dejé, pero más tarde me enteré de que fumar puede causar impotencia.
También puedo asegurarte que cuando estás saludable y en buenas
condiciones físicas, disfrutas más del sexo, por más tiempo y con más
frecuencia. El deterioro de la vida sexual puede parecer uno de los
problemas de salud más triviales a los que lleva el cigarro, pero ¡puedo
asegurarte que hay una gran diferencia en la calidad de vida cuando vuelve a
mejorar!

INFIERNO EN LA TORRE
Ser fumador es como estar atrapado en un edificio en llamas. Tienes sólo
dos alternativas, las dos terribles: saltar o quedarte adentro y esperar a que te
rescaten. Sólo cuando el miedo de morir quemado o sofocado se vuelve
mayor que el miedo a saltar te decides a hacerlo.
Para el fumador está el miedo de seguir fumando y todo lo que implica:
las enfermedades, el gasto, la esclavitud, etc. por un lado y el miedo a
dejarlo por el otro. Al igual que la persona en el edificio no salta sino hasta
que no ve otra alternativa, así también los fumadores posponen
instintivamente lo que consideran el día terrible, esperando que por algún
milagro los rescaten antes de que contraigan alguna de esas enfermedades
asesinas.
Pero la sutileza de la trampa del cigarro pone al fumador en una marcada
desventaja en relación con la persona en el edificio en llamas. La persona
atrapada en un incendio no puede cerrar la mente a su situación. La amenaza

150
es clara y evidente, mientras que el riesgo para el fumador no parece tan
inmediato. Lo que es más, los fumadores tratan de bloquear el problema de
su mente: “A mí no me ve a pasar” o “Me detendré antes de llegar a esa
etapa, no soy tan idiota”. De modo que parece no haber una necesidad
apremiante de solucionar el problema hoy mismo, así que la tendencia
natural es no hacerlo. El problema es que lo más probable es que sí te
suceda a ti. Hay más del 50% de probabilidad de que mueras como
consecuencia directa de fumar, a menos que lo dejes.
Los no-fumadores encuentran difícil de entender que los fumadores estén
preparados para arriesgarse de esa manera por el dudoso placer de llenar sus
pulmones de humos venenosos. Y ¿por qué seguiría fumando una persona
después de ver morir a un ser querido de una enfermedad tan prolongada,
dolorosa y degradante como el cáncer de pulmón? Ya he dicho varias veces
que los fumadores con frecuencia son personas de voluntad muy fuerte. Es
esa misma determinación, combinada con el auto engaño lo que los hace
seguir adelante.
Puedes gastar el dinero que tanto trabajo te cuesta ganar cada semana, a
cambio de una oportunidad en 14 millones de ganar la lotería, con la
esperanza de que “te toque”. Pero cuando se te dice que tienes una
probabilidad de más del 50% de que fumar te mate, sigues convencido de
que “no te ocurrirá a ti”.
Cuando la tragedia ocurre, le damos la vuelta a la excusa: “Es inútil
dejarlo ahora. ¡Es demasiado tarde!”
Como estamos en negación, ni siquiera estamos conscientes de la
mayoría de los cigarros que nos fumamos, y pensamos que fumar es “sólo
un hábito”. Si cada vez que encendemos un cigarro tuviéramos que
enfrentar el hecho de que nos va a costar una fortuna y que podría dar inicio
a un cáncer pulmonar, la ilusión de placer desaparecería.
Incluso cuando logramos bloquear la mente a las terribles
consecuencias de nuestra adicción, seguimos sintiendo que somos
unos tontos. Si tuviéramos que enfrentarnos a todo eso, el proceso
mismo de fumar sería intolerable.

151
¡TUS CIGARROS O TUS PIERNAS!
No es difícil ver por qué los fumadores cierran los ojos para no ver las
espantosas estadísticas, pero lo que la mayoría de la gente encuentra
imposible de entender es cómo un fumador puede seguir fumando después
de que un médico le ha dicho que si no lo deja, perderá las piernas. No te
quiero asustar. Sólo quiero que comprendas cómo cualquier fumador puede
llegar a ese punto y aun así, no dejarlo. Sin duda estarás convencido de que,
si te enfrentaras a esa situación, lo dejarías. Tienes que entender por qué tal
vez no lo harías.
Por sorprendente que parezca, más o menos la mitad de los fumadores no sabe que fumar
puede causar la pérdida de brazos y piernas. Recuerdo haberme preguntado cómo era
posible que alguien permitiera que le cortaran las piernas en lugar de dejar de fumar.
Arthur Askey, un viejo comediante, tuvo que someterse a la amputación de las piernas
como consecuencia directa de su tabaquismo y a pesar de ello, no dejó de fumar. Cuando
escuché la noticia, juro que este fue el pensamiento que cruzó por mi mente: “A su edad,
¿realmente son esenciales las piernas? Puedes sobrevivir sin piernas. Pero sin cigarros…
¡Son absolutamente esenciales!” Tal es el efecto de la adicción en el cerebro. Más tarde se
me ocurrió otra explicación: que los fumadores como Arthur Askey eran casos
excepcionales de fumadores empedernidos. No se me ocurrió que yo era uno de ellos.
Sabía que fumar me iba a matar, pero aun así no lo dejaba.

No entendemos por qué fumamos y, al principio, no sentimos que tengamos


una razón para detenernos. Una vez que nos damos cuenta de que nos está
matando, nos cuesta una fortuna y controla nuestras vidas, comenzamos a
sentir más y más la necesidad de lo que percibimos como nuestro pequeño
apoyo.
La mala salud y la falta de dinero pueden ayudarte a dejar el cigarro por
un tiempo, pero si todavía sientes el deseo de fumar, tarde o temprano
volverás a caer en la trampa.
A la larga, los efectos debilitantes de la adicción y del veneno te hacen
caer tan bajo, tanto física como mentalmente, que aunque sabes que te está
matando, te resignas a tu suerte. ¿Qué fuerza demoníaca tuerce la mente del
fumador, impulsándolo a enterrar la cabeza en la arena y convenciéndolo de
que es mejor perder las piernas o hasta la vida en lugar de dejar el cigarro?

152
¡LA ADICCIÓN!

Esta fuerza es la adicción y la impulsa el miedo de no poder disfrutar de la


vida ni hacerle frente al estrés sin los cigarros. Los no-fumadores no sufren
de este miedo. La nicotina no lo alivia. Lo causa. Es fantástico ser libre y no
sentir más este miedo.
Una vez que estás disfrutando más la vida y manejando mejor el estrés,
como no fumador, ya no tienes que bloquear tu mente a los problemas de
salud. Por el contrario, uno de los beneficios de dejar de fumar es que ya no
necesitas preocuparte por eso.
El cáncer pulmonar, las enfermedades cardíacas, la aterosclerosis, el
enfisema, la angina, la trombosis, la bronquitis, el asma… son enfermedades
terribles y es escandaloso que la sociedad permita que millones de
fumadores sufran de estos padecimientos largos, dolorosos y que
desembocan en una muerte prematura.
Deja de decir que a ti no te sucederá, porque sólo aseguras que así sea.
Comienza a pensar: “Me ocurrirá a mí”… ¡y te asegurarás de que no
ocurra!

EFECTOS NEGATIVOS
Actualmente sabemos que fumar provoca todo tipo de enfermedades,
incluyendo diabetes, cáncer cervical y cáncer de seno. Varios de los efectos
negativos que el fumar tuvo sobre mi salud, muchos de los cuales había
estado sufriendo durante años, no fueron evidentes para mí sino hasta que
pasaron años de haber dejado el cigarro.
Nunca se me ocurrió que, debido a que fumar bloqueaba mis vasos
capilares, iba camino de sufrir aterosclerosis. Yo creía que el color cenizo
de mi piel era natural. Tenía venas varicosas antes de llegar a los cuarenta y,
más o menos cinco años antes de dejarlo, comencé a sentir una extraña
sensación en las piernas por las noches. Ocasionalmente sentía dolores
fuertes en el pecho, que temía fueran cáncer de pulmón, pero que más tarde
resultó ser angina. Todos estos problemas de salud desaparecieron
153
milagrosamente cuando dejé el cigarro.
Cuando era niño, sangraba mucho cuando me cortaba. Ya de adulto, casi
no sangraba. Si llegaba a cortarme, me salía una sangre espesa de color café
rojizo. El color me preocupaba. Sabía que la sangre tenía que ser de color
rojo brillante y pensaba que probablemente tenía algún tipo de enfermedad
sanguínea. No fue sino hasta que dejé de fumar que me enteré que el cigarro
coagula la sangre y que el color café rojizo se debía a la falta de oxígeno.
En retrospectiva, el efecto que fumar tenía en mi salud era lo que más me
llenaban de horror. Cuando pienso en mi pobre corazón tratando de
bombear ese lodo espeso alrededor de mis estrechos vasos sanguíneos, de
día y de noche, sin parar un instante, me parece un milagro que no me
hubiera dado un infarto o una apoplejía. ¡Me hizo darme cuenta de la
increíble máquina que es el cuerpo!
Para cuando pasé los cuarenta, tenía manchas de vejez en las manos.
Traté de no hacerles caso, y supuse que eran un signo de envejecimiento
prematuro debido a mi ocupado estilo de vida. Un fumador, cuyo hermano
le había recomendado mi clínica de Raynes Park, me contó que cuando su
hermano dejó de fumar, aquellas manchas en su piel desaparecieron. Me
miré las manos; para mi sorpresa, las mías también habían desaparecido.
Si me ponía de pie demasiado pronto, solía ver puntos brillantes y me
sentía mareado, como si estuviera a punto de desmayarme. Nunca relacioné
estos síntomas con el cigarro. Supuse que era normal y que a todos nos
sucedía. No fue sino hasta mucho tiempo después de haberlo dejado, que
otro ex fumador me dijo que ya no tenía esa sensación, y me di cuenta de
que lo mismo me había sucedido.
Nos engañamos creyendo que fumar nos ayuda a disfrutar de la vida,
cuando en realidad hace todo lo contrario. Cuando era joven, me quedé con
la boca abierta al oír decir a mi padre, que era fumador, que no tenía deseos
de vivir más allá de los cincuenta años. Jamás me imaginé que yo llegaría a
sufrir la misma falta de alegría de vivir.

ATRAPADO EN UN CAMPO MINADO


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Fumar es como caminar por un campo minado. Como fumador, te quedas en
el campo minado durante el resto de tu vida. ¿Crees que así es la vida?
Después de todo, dicen que lo único cierto en la vida es la muerte y que
puede llegar en cualquier momento. Si pasamos nuestras vidas
preocupándonos por eso, nunca nos sentiremos felices.
Los fumadores aplican la misma lógica al cigarro. “De algo me tengo que
morir, así que, ¿qué caso tiene preocuparse?” El problema es que, como
fumador, no vas por la vida sin problemas, sin preocuparte por la
posibilidad de una muerte prematura y dolorosa que es enteramente auto
inducida, sino que te preocupas todo el tiempo. Es por eso que has decidido
hacer algo al respecto.
Otra sutileza de la trampa que nos ayuda a bloquear en nuestra mente las
enfermedades mortales es que cometemos el error de creer que, siempre que
no contraigamos alguna de ellas, saldremos bien librados… como si
jugáramos a la ruleta rusa. Yo sabía que fumar me causaba problemas para
respirar, me provocaba tos y me congestionaba los pulmones, pero no
pensaba que estas fueran enfermedades, y jamás creí que estuviera enfermo.

¿NOS RONDA LA MUERTE?


El deterioro de nuestra salud física y mental causado por el cigarro por lo
general es tan gradual que se asemeja a envejecer: prácticamente no lo
notamos. El rostro que vemos en el espejo cada día parece idéntico a la cara
que miramos el día anterior. Es sólo cuando vemos una fotografía vieja que
nuestro envejecimiento se nota.
El hecho de que el proceso de envejecimiento sea imperceptible es una
de las muchas bondades de la naturaleza, pero esta sutileza no es bondadosa
con los fumadores porque evita que vean lo que se están haciendo a sí
mismos. Los que son lo bastante afortunados para parecer saludables
tienden a darlo por hecho, pero nunca sabes lo que ocurre bajo la piel.
Fumar bloquea progresivamente tus venas y arterias y disminuye la
cantidad de oxígeno y otros nutrientes que reciben las células de tu cuerpo,

155
y los reemplaza con más de 4,000 sustancias químicas y más de 100
venenos distintos que evitan que las distintas partes de tu cuerpo funcionen
con eficiencia. Al igual que el SIDA, el cigarro destruye gradualmente tu
sistema inmunológico. Los fumadores que son VIH positivos desarrollan el
SIDA dos veces más rápido que los no-fumadores.
Si fuera posible darle a cada fumador un vistazo de cómo se sentirían
después de sólo tres semanas de libertad, estoy seguro de que pensarían:
“¡Vaya! ¿Realmente me voy a sentir tan bien?” No sólo notarían una mejora
sustancial en su salud física y su nivel de energía, sino también un aumento
en su coraje, confianza y respeto por sí mismos.
Después de dejar el cigarro, ocasionalmente he tenido pesadillas en las
que empiezo a fumar otra vez. Es bastante común entre los ex fumadores.
Algunos se preocupan porque creen que podría significar que todavía, en su
subconsciente, están ansiando un cigarro. No te preocupes por eso. El hecho
de que se trate de una pesadilla significa que estás feliz de no ser un
fumador.
Cuando te liberes, dejarás atrás un mundo oscuro de ansiedad, depresión
y esclavitud, y saldrás a un mundo multicolor de salud, luz y libertad.

EN RESUMEN
• La libertad es la mayor ganancia de dejar el cigarro.
• Todos los fumadores quieren dejar de fumar.
• Deja de negar que te encuentras en negación.
• El miedo de vivir sin los cigarros es lo que te mantiene enganchado.
• Sólo tienes un cuerpo: ¡cuídalo!
• ¡Espera con ansia la emoción de ser un no fumador!

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CAPÍTULO 17

LA ABSTINENCIA
EN ESTE CAPÍTULO
• LA ABSTINENCIA DE LA NICOTINA NO CAUSA UN DOLOR FÍSICO
• FIJACIÓN EN LA CAJETILLA
• EL PÁNICO QUE SENTIMOS
• MATEMOS AL PEQUEÑO MONSTRUO DE LA NICOTINA
• LA FUERZA DE VOLUNTAD: UNA TORTURA ETERNA
• LA SENSACIÓN DE LIBERTAD
• CÓMO PREPARARTE PARA TU ÚLTIMO CIGARRO

NO HAY POR QUÉ TENER MIEDO


Los fumadores hablan de la tortura de dejar el cigarro, pero, ¿qué tan fuerte es el dolor y dónde
duele?

Ya he explicado que las molestias físicas de la abstinencia de la nicotina son


tan leves que apenas se sienten. También he dicho que la única razón por la
que un fumador enciende un cigarro es para aliviar esa sensación de falta de
nicotina. Si las molestias son casi imperceptibles, ¿por qué los fumadores
encuentran tan difícil dejar el cigarro con otros métodos?
Considera esto: ¿Cómo pueden los fumadores dormir tranquilamente
durante ocho horas sin fumar, y luego al despertar no estar en agonía
después de un período tan largo de abstinencia? Si la abstinencia física fuera
tan mala, los despertaría durante la noche. La mayoría de los fumadores se
levantan de la cama antes de fumarse el primer cigarro; muchos no fuman
sino hasta después del desayuno. Hay quienes esperan hasta el momento en
que salen para el trabajo antes de encender su primer cigarro. No sólo pasan
ese tiempo con tranquilidad y sin ningún dolor físico, sino que ni siquiera
están conscientes de tener una molestia.
157
Por supuesto que estarán deseosos de fumar el primer cigarro del día. Si
fueras lo bastante valiente para arrebatarles el cigarro de los labios en el
momento en que lo van a encender, probablemente se enfurecerían, pero esa
no es una reacción de dolor físico; es un pánico mental disparado por la idea
de que les quiten lo que creen que es un placer o un apoyo. Las molestias
disminuyen cuando saben que tienen asegurado su próximo cigarro. Si se
tratara de un dolor físico genuino, estaría ahí todo el tiempo, como un dolor
de muelas.
El pánico comienza incluso antes de que te quedes sin cigarros. ¿Cuántas
veces has salido y te has quedado fuera hasta tarde y has pensado: “Creo
que voy a seguir la fiesta otras cuatro horas, pero ya sólo me quedan
cigarros como para otra hora”? Y el pánico se intensifica cuando te fumas el
último. La nicotina todavía fluye por tu cuerpo, pero sientes como si ya te
faltara.
“Alguien me dio el libro de Allen Carr. Lo encontré muy útil. Es un
gran libro”.
Lou Reed
FIJACIÓN EN LA CAJETILLA
A la mayoría de los fumadores les comienza a entrar el pánico cuando llegan a los últimos
cigarros de la cajetilla. ¡Yo solía ponerme en ese estado cuando ya me quedaban pocas
cajetillas! No me sentía tranquilo jugando al golf a menos que llevara conmigo tres
cajetillas llenas. Aun en los días con más viento sólo podía fumarme 40 cigarros por juego,
así que, ¿para qué necesitaba tres cajetillas? Porque en los días en que sólo llevaba dos,
una vez se me cayó una en un charco y quedó empapada. Me gusta pensar que aprendo de
mis errores, así que, desde aquella vez, llevaba conmigo por lo menos tres cajetillas, por
cualquier eventualidad.

EL FUMADOR SIN MIEDO


Cuando mencionamos esa “sensación de pánico” en las sesiones grupales, la
mayoría de los fumadores asiente con expresión de entendimiento. Sin
embargo, de vez en cuando algún fumador empedernido nos dice: “Lo
siento, pero no tengo idea de lo que está hablando”. El resto del grupo lo
mira con sorpresa.
158
Y esas miradas se convierten en franca incredulidad cuando más tarde
decimos que los fumadores se fumarían hasta excremento de camello antes
que pasársela sin nada y el mismo fumador declara: “No estoy de acuerdo.
Si no pudiera conseguir la marca que me gusta, no fumaría nada”.
Sabemos que todos los drogadictos se mienten a sí mismos, pero por lo
general vemos que a los fumadores en nuestras clínicas les gusta ser francos
y limpiar su conciencia. Si esos fumadores leales a su marca estuvieran
diciendo la verdad, parecería que contradicen lo que estamos explicando
acerca de la trampa de la nicotina.
Sin embargo, la razón por la que estos fumadores empedernidos no
sienten pánico es porque se aseguran de evitarlo. Están tan asustados de
sentirlo que toman todas las precauciones posibles para asegurarse de que
jamás les faltarán los cigarros.
Así que, aunque es posible que estén convencidos de que en realidad o
fuman la marca que les gusta o nada, jamás han puesto a prueba la teoría.
No están mintiendo, pero tampoco dicen la verdad. A pesar de lo que
puedan pensar, todos los fumadores a los que se les niega el cigarro sufren
de una sensación de pánico. Pero recuerda:

LA ABSTINENCIA DE LA NICOTINA NO CAUSA UN DOLOR


FÍSICO

Y aun si lo hiciera, el dolor no es el mal más grande en la vida. Estamos


bien equipados para hacerle frente. Trata de apretarte el muslo y clavarte las
uñas, incrementando poco a poco la presión. Descubrirás que puedes
soportar un nivel de dolor bastante severo sin sentir miedo ni llegar al
pánico. Es porque estás en control. Sabes la causa del dolor y sabes que
puedes ponerle fin cuando lo decidas.
Ahora repite el ejercicio y cuando el dolor sea tanto que no puedas
soportarlo, trata de imaginar que no eres tú mismo el que lo está causando,
sino que apareció de pronto y que no conoces la causa ni sabes cuánto
durará. Ahora imagina que el dolor está en tu cabeza, tus oídos o el pecho.
De inmediato entrarías en un estado de pánico. El problema no es el dolor,
159
sino el miedo que puede provocar si no comprendes por qué lo sientes o si
no sabes las consecuencias que puede tener.

LOS FUMADORES SUFREN TODO EL TIEMPO POR LA


ABSTINENCIA DE LA NICOTINA

La creencia generalizada es que los fumadores que tratan de dejar el cigarro


tienen que soportar un terrible trauma causado por la abstinencia de la
nicotina. La realidad es que sufren la abstinencia de la nicotina durante toda
su vida de fumadores.
Observa a los fumadores cuando no se les permite fumar. Se ponen
inquietos; se llevan una mano cerca de la boca; mueven los pies; o, si no
mueven nada más, estarán apretando los dientes. Es a lo que se llama el tic
del fumador. Lo provoca un sentimiento de vacío, de insatisfacción, que
rápidamente puede convertirse en frustración, irritabilidad, ansiedad, miedo
y hasta pánico si no pueden fumar.
Que te quede bien claro: no tienes que sentirte privado de nada cuando
dejas de fumar, en tanto te des cuenta de que los cigarros son la causa y no
el alivio de ese sentimiento. Si sigues fumando, sufrirás ese vacío, esa
sensación de insatisfacción, el resto de tu vida.

LA FALLA DE LA VOLUNTAD
Los fumadores que tratan de dejar de fumar usando el método de la fuerza
de voluntad sufren un trauma terrible. Yo lo he experimentado, como ya lo
describí antes, y en más de una ocasión me hizo llorar. Entonces, si no es
algo físico, ¿qué es y cómo podemos hacer para lidiar con esta situación?
¿Qué causa el pánico que mantiene a los fumadores en la trampa, al grado
de que prefieran que les corten las piernas antes que dejarlo?
La ignorancia y el engaño son los males gemelos que se combinan
para convertir esa pequeña señal en tu cuerpo en pánico y una tortura
en tu mente.
Imagina que tienes una comezón que no te puedes rascar, una comezón que
160
no sólo dura unos segundos, sino que es constante. Imagina el estado en que
te encontrarías y la enorme fuerza de voluntad que tendrías que ejercer para
resistir la ansiedad de rascarte esa comezón al menos una vez. Peor todavía,
imagina que creyeras que la comezón durará el resto de tu vida, a menos que
te rasques.
¿Cuánto crees que durarías sin rascarte? Y si lograras pasar una semana
sin rascarte, imagina la sensación de alivio que sentirías cuando finalmente
lo hicieras. Esa es la tortura que sufren los ex fumadores que dejan el
cigarro sólo con fuerza de voluntad.
Mucho después de que sus cuerpos se han recuperado de la abstinencia
de la nicotina, cada vez que estos ex fumadores terminan de comer, se
sienten aburridos, sufren de estrés o necesitan concentrarse todavía creen
que se están privando de algo. El hecho de que se trata de una falsa ilusión
no evita que tengan una comezón mental que ya no se pueden rascar
fumándose un cigarro.
Simplemente tienes que darte cuenta de que la percepción del cigarro
como un placer o un apoyo es sólo un engaño, un residuo del lavado de
cerebro. ¿Por qué me pareció tan fácil dejar de fumar cuando apagué mi
último cigarro? Porque me di cuenta de que esa sensación de insatisfacción
y vacío que me hacía desear un cigarro era causada por el último cigarro que
me había fumado y que la única cosa que podría hacer que siguiera
sufriendo esa sensación el resto de mi vida sería seguir fumando.
¿Por qué no sufrí como me había ocurrido en intentos anteriores? Porque
esa tortura e infelicidad eran producto de mi creencia de que me estaba
privando de algo. Cuando me di cuenta de que el placer o el apoyo del
cigarro son una mera ilusión, desapareció la sensación de privación y, como
consecuencia, no hubo más tortura ni infelicidad. Por el contrario. Tuve una
sensación de LIBERTAD.

MANEJA LA ABSTINENCIA CON CONFIANZA


Después de apagar tu último cigarro, tu cuerpo seguirá eliminando la
nicotina durante unos cuantos días. ¿Cómo lo vas a manejar? Quiero repetir
161
que, aunque la abstinencia física es tan leve que es casi imperceptible, no
debes ignorarla. Es esencial que estés consciente de que, cuando encendiste
tu primer cigarro, creaste al Pequeño monstruo en tu cuerpo, como si se
tratara de una solitaria, sólo que este monstruo se alimenta de una sola
sustancia: un poderoso veneno llamado nicotina. Tan pronto como le cortas
el suministro de nicotina, has hecho lo necesario para sacar de tu cuerpo a
ese malvado monstruo.
Desde el momento en que le cortes el suministro de nicotina, el
Pequeño monstruo comenzará a morir. Mientras esté dando sus
últimos coletazos antes de morir tratará de obligarte a alimentarlo.
Piensa en él como en un parásito. Crea una imagen mental de él y
disfruta mientras lo matas de hambre.
Tienes que estar pendiente del Pequeño monstruo de la nicotina y asegurarte
de no responder a sus últimas molestias pensando: “Quiero un cigarro”.
Debes verlo por lo que es: una sensación de insatisfacción y de vacío
causada por el último cigarro. La sensación en sí misma no es desagradable,
pero te sentirás de maravilla porque comprenderás la causa y sabrás que el
Pequeño monstruo en tu interior está muriendo. Disfruta cómo sufre.
Aunque durante algunos días tengas esa sensación que te obliga a pensar
que quieres un cigarro, no te preocupes por ella. Considérala como lo que
es, el Pequeño monstruo tratando de tentarte para que lo alimentes. Ahora
tienes completo control sobre él. Ya no está acabando contigo, sino que tú
estás acabando con él y pronto estarás libre para siempre.

¿CUÁNTO FALTA PARA QUE ME CURE?


Apuesto a que estarás pensando: “Está bien, pero ¿qué tan pronto?” La
nicotina es una droga de acción rápida que deja el cuerpo en cuestión de
horas. Sin embargo, lo que es relevante aquí es el tiempo que tarda el cuerpo
de un adicto en dejar de experimentar los últimos rastros del síndrome de
abstinencia. Tu cuerpo sólo sentirá la abstinencia de la nicotina unos
cuantos días después de que apagues el último cigarro. La sensación física
sólo persiste durante un máximo de cinco días después de que el Pequeño

162
monstruo ha muerto.
Los fumadores que utilizan el método de la fuerza de voluntad tienden a
descubrir que su mente, en un principio, está completamente obsesionada
con el hecho de no poder fumar. Luego, por lo general después de unas tres
semanas, llega el momento en que de pronto se dan cuenta de que no han
pensado en el cigarro durante un tiempo. Se les ha escapado de la mente. Es
un momento peligroso. La creencia de que su vida siempre estará llena de
infelicidad sin un cigarro se ve reemplazada por la creencia de que el tiempo
solucionará el problema. Sienten que han alcanzado una meta y que
deberían celebrarlo. ¿Qué posible daño puede tener recompensarse a sí
mismos con un solo cigarro?
Si son lo bastante tontos como para encender uno, les sabrá raro y no les
permitirá sentir la ilusión de que les da apoyo o placer. Recuerda, la única
razón por la que cualquier fumador cree que el cigarro le da placer o le da
apoyo es que, cuando lo encienden alivian parcialmente los síntomas de la
abstinencia de la nicotina y se sienten más relajados.
El ex fumador que ya no sufre la abstinencia de la nicotina no tendrá esa
ilusión, porque no existe ninguna abstinencia física que aliviar.
Sin embargo, ahora ha vuelto a poner nicotina en el cuerpo. La nicotina
dejará el cuerpo y la duda entrará en su mente. Una vocecita le dirá: “Sabía
espantoso”. Otra le dirá: “Tal vez, pero quisiera otro”. Por lo general se
resistirán a fumarse otro de inmediato. No quieren volver a quedar
enganchados en el cigarro otra vez, así que dejan que transcurra lo que
consideran como un período de tiempo seguro.
La próxima vez que se sientan tentados, pueden decirse: “Me fumé uno
la vez pasada y no quedé enganchado. Así que, ¿qué hay de malo en
fumarme otro?” ¿Te suena familiar? ¡Están volviendo a caer en la misma
trampa otra vez!
Quiero recordarte que estas observaciones se refieren sólo al método de
la fuerza de voluntad. Cuando dejas el cigarro con el método Easyway de
Allen Carr, no te sentirás privado y quedarás completamente libre.

163
EL MOMENTO DE LA VERDAD
Es posible que creas que has entendido todo, pero ¿cómo puedes estar
seguro? Sabemos, por los comentarios que recibimos, que algunos
fumadores no comprenden correctamente varios de los puntos que
explicamos, pero aun así encuentran relativamente fácil dejar de fumar.
A veces nos dicen: “Fue justo como dijo que sería; fue difícil durante los
cinco primeros días y luego fue ridículamente fácil”. Eso es algo que jamás
dijimos. Por el contrario, enfatizamos que desde el momento en que apagas
tu último cigarro, dejar de fumar puede ser una experiencia fácil y
agradable.
En cualquier caso, existen muchos factores que entran en juego aquí. Es
posible que los cinco días que siguieron al último cigarro hayan sido días
buenos por otras razones. Y piensas, “¿Qué tiene de difícil?” Entonces
tienes uno de esos días que tanto los no-fumadores como los fumadores
tienen de vez en cuando, cuando absolutamente todo lo que puede salir mal,
sale mal. No tiene nada que ver con el hecho de que hayas dejado de fumar,
pero recuerda: la abstinencia de la nicotina se siente igual que el hambre y el
estrés de todos los días, y esto puede disparar el deseo de fumar un cigarro.
Es una de las razones por las que los fumadores que lo dejan usando el
método de la fuerza de voluntad nunca están seguros de haber logrado
dejarlo para siempre. El hambre y el estrés hacen que este tipo de ex
fumador piense: “¡Necesito un cigarro!” En realidad, un cigarro ni siquiera
les daría la ilusión de aliviar aunque sea un poco esa sensación, pero ellos
no lo saben. Por el contrario, todavía están convencidos de que el cigarro es
una ayuda. El estrés real crece porque creen que se les está negando un
apoyo que les haría la situación más sencilla.
Es una situación en la que no pueden ganar. Pueden pasar el resto de sus
vidas creyendo que se están privando de algo o pueden averiguar si es
cierto. Por desgracia, la única manera de averiguarlo es fumarse un cigarro.
Su estrés no se alivia. De hecho, se incrementa por su sensación de
decepción al haber cedido a la tentación. El resultado inevitable es que muy
pronto estarán fumando otra vez como antes.

164
PRONTO TE FUMARÁS TU ÚLTIMO CIGARRO

Si esta idea todavía te causa pánico, recuerda: la industria del cigarro


depende de ese miedo para mantenerte enganchado. También recuerda: la
nicotina no alivia el miedo sino que lo provoca. Piensa por un momento.
¿Existe en realidad una razón para tener miedo? Nada malo puede pasar si
dejas de fumar.
Estarás haciendo algo que ya has hecho antes miles de veces: apagar un
cigarro. Este cigarro en particular será muy, muy especial, por la simple y
sencilla razón de que será tu último.
En unos cuantos días te sentirás física y mentalmente más fuerte. Tendrás
más dinero, más energía, más confianza y más respeto por ti mismo. Es
esencial que no esperes tres semanas ni cinco días, ni siquiera cinco
segundos, para convertirte en no fumador.
Es una de las razones principales por las que los fumadores que dejan el
cigarro usando el método de la fuerza de voluntad lo encuentran tan difícil.
¿Qué están esperando? ¿Averiguar si alguna vez volverán a fumar? Están
esperando no hacer algo… esperando, esperando, durante el resto de sus
vidas.
Te convertirás en no fumador desde el momento en el que apagues tu
último cigarro. Recuerda que lo que estamos tratando de lograr es un estado
mental. Comienza con una sensación de alegría, de alivio de que toda esta
espantosa pesadilla está llegando a su fin, y con una sensación de emoción
porque ahora eres libre. Disfruta desde el principio que ya eres un no
fumador.

EN RESUMEN
• El trauma de la abstinencia de la nicotina es más mental que físico y el método Easyway
de Allen Carr lo elimina.
• Reconoce la abstinencia física por lo que es y te será fácil lidiar con ella.
• Debes estar consciente de que el hambre y el estrés de cada día se sienten igual que la
sensación de dejar la nicotina, pero un cigarro no te quitará esa sensación.
• Los fumadores sufren de la abstinencia de la nicotina todo el tiempo. Los no-fumadores

165
no la sufren.
• Ponte en un estado mental positivo: ¡siente la emoción de lo que estás logrando!

166
CAPÍTULO 18

EL ÚLTIMO CIGARRO
EN ESTE CAPÍTULO
• UNA LISTA PARA RACIONALIZAR • ELIGE TU MOMENTO
• TU ÚLTIMO CIGARRO • LOS ÚLTIMOS COLETAZOS DEL PEQUEÑO MONSTRUO
• LAS INSTRUCCIONES

EL MOMENTO ADECUADO PARA DEJARLO


Ya has recibido prácticamente toda la información que necesitas para dejar de fumar con facilidad,
sin dolor y de manera permanente, así que, ¿cómo puedes elegir tu momento?

En estas alturas, tu actitud hacia dejar de fumar debería de ser: “¡Estupendo!


No hay razón para seguir fumando”.
Si todavía no te encuentras en ese estado mental, significa que todavía
hay algún punto que no te queda muy claro. Revisa los resúmenes al final de
cada capítulo y utiliza nuestra palabra clave, RACIONALIZAR, para
repasar.
RACIONALIZAR es, al mismo tiempo, un recordatorio y una lista de
verificación. Mira cada punto y pregúntate a ti mismo: “¿Lo entiendo?
¿Estoy de acuerdo con él? ¿Lo creo? ¿Lo sigo?”
Si tienes cualquier duda, vuelve a leer los capítulos correspondientes.

R ¡REGOCÍJATE!

No hay nada a lo que tengas que renunciar.


Capítulos 1, 2, 3, 4, 5, 7, 9, 11, 14, 15.

C CONSEJOS

No les hagas caso si entran en conflicto con el método Easyway de Allen Carr.

167
Capítulos 2, 3, 6, 7, 8, 10, 14.

A AHORA ES CUANDO.

¡Lo dejarás hoy!


Capítulos 14, 15, 17, 18.

I INMEDIATO.
Quedarás libre en cuanto apagues tu último cigarro.
Capítulos 2, 4, 5, 14, 17.

L LA CARTERA.

Un cigarro te costará x* pesos, ¡y te matará! [Ver a la derecha]


Capítulos 4, 5, 8, 12, 13, 16, 18.

N NUNCA

volverás a fumar ni se te antojará un cigarro.


Capítulos 3, 4, 9, 15, 17.

A ADICTIVA (PERSONALIDAD).

No existe tal cosa.


Capítulo 8.

A ALTERAR TU VIDA.

No cambies tu estilo de vida a menos que así lo desees.


Capítulos 12, 18.

I INTRODUCCIÓN.
No consumas nada que introduzca nicotina en tu cuerpo.
Capítulos 11, 12.

O OTRA PRESENTACIÓN.

No uses sustitutos. Son nicotina en otra presentación y además no funcionan.


Capítulos 2, 11, 12.

Z ZOMBIS.

No trates de no pensar en fumar.


Capítulos 15, 18.

168
R REAFIRMA TU DECISIÓN.

No dejes que te invada la duda.


Capítulos 14, 16, 17, 18.

* Para calcular cuánto te costaría si sigues fumando, los fumadores que


consumen un promedio de 20 cigarros al día deben restarle a 60 su edad
y multiplicar el número de años restante por 10,000 pesos. Si tienes más
de 60 años, no tienes que preocuparte por el costo; si sigues fumando, no
es probable que vivas mucho más para que el costo sea significativo.

LO ÚNICO QUE TIENES QUE HACER ES SEGUIR MIS


INSTRUCCIONES Y TRIUNFARÁS

Si crees que eres distinto de los otros millones de ex fumadores del mundo,
como yo lo pensé alguna vez, entonces estás siendo un tonto, como yo lo
fui.
Ya he hecho todo el trabajo pesado necesario para llevarte al estado
mental correcto. Tu entrenamiento y preparación están casi listos.
Estás completamente equipado para triunfar en algo que la mayoría de
los ex fumadores reconoce como el logro más importante y significativo de
sus vidas.
Es posible que en este momento tengas una sensación de impaciencia y
emoción, como el perro que tira de la correa y, de ser así, es estupendo. Sin
embargo, todavía tienes que concentrarte con atención en el resto de este
libro.
Dentro de poco, estarás fumando tu último cigarro. ¿Cuándo lo harás?

DÍAS SIN SENTIDO


Dos tipos de situaciones suelen dar inicio, por lo general, a un intento por
dejar el cigarro. Uno es un evento traumático, como el inicio de un
169
problema grave de salud. El otro es un día como el año nuevo o el día
mundial sin tabaco. Los llamo días sin sentido porque no tienen relación con
el hecho de que fumes, a no ser porque te proporcionan un día que te sirve
de objetivo para dejar de fumar. No habría nada malo con esto si sirviera de
algo, pero los días sin sentido hacen más mal que bien.
De acuerdo con sus organizadores, una gran cantidad de fumadores deja
el cigarro en el día mundial sin tabaco. De hecho, es el día en que cualquier
fumador que se respete se negará a dejar de fumar. Muchos fuman lo doble
y abiertamente. A los fumadores no les gustan los sermones de aquellos
bien intencionados que no tienen idea de lo que es fumar.
El día de año nuevo es, con mucho, el día sin sentido más popular, y
también el que tiene la menor tasa de éxito. Por lo general fumamos tanto
durante la Navidad y el Año Nuevo que despertamos cada mañana con la
boca con sabor a cenicero. Para la víspera de Año Nuevo, tenemos el pecho
tan congestionado que nos sentimos de lo más contentos con la nueva
resolución que hemos tomado. Después de algunos días de abstinencia, nos
recuperamos de las celebraciones y comenzamos a sentirnos mejor por no
haber fumado, pero el Pequeño monstruo llora por su dosis y, como no
comprendemos que fumar, lejos de solucionar el problema simplemente lo
perpetúa, volvemos a fumarnos un cigarro, y luego otro y otro más.
Los días sin sentido nos animan a hacer un intento vano de dejarlo, sólo
para sufrir un período de privación seguido por el fracaso, situación que
tiende a grabar en nuestra mente lo difícil que es dejar de fumar. Nuestra
fuerza de voluntad se agota y no es sino hasta que el deseo de dejarlo
sobrepasa el miedo que resolvemos hacer otro intento
Toda nuestra vida como fumadores buscamos desesperadamente formas
de posponer ese terrible día. Los días sin sentido simplemente nos
proporcionan una excusa para posponer nuestro intento de dejarlo hasta que
llegue el siguiente día sin sentido, cuando volvemos a fallar.
Luego están esas situaciones que siempre nos hemos dicho a nosotros
mismos que nos harían dejar el cigarro ahí mismo, como cuando nos dicen
que tenemos problemas de salud. Irónicamente, es en esos momentos tan

170
estresantes cuando sentimos que necesitamos más lo que hemos llegado a
considerar como nuestra pequeño apoyo. Y este es otro ingenioso matiz de
la trampa del cigarro:

SIN IMPORTAR EL DÍA QUE ELIJAS, SIEMPRE PARECE SER EL


DÍA EQUIVOCADO

Algunos fumadores eligen sus vacaciones anuales para dejar de fumar,


pensando que lejos del estrés del trabajo tendrán una mejor oportunidad.
Otros eligen un momento en el que no tienen muchos compromisos sociales
y esperan reducir las tentaciones. El problema con estos enfoques es que
dejan siempre la duda: “Muy bien, he podido dejar de fumar hasta ahora,
pero, ¿qué pasará cuando vuelva al estrés del trabajo?” o “¿Qué sucederá en
la fiesta del mes entrante?”
Es por eso que les decimos a los fumadores que salgan y se enfrenten al
estrés, que disfruten de sus comidas, bebidas y ocasiones sociales como
siempre. De esa manera compruebas desde el principio que puedes hacerles
frente incluso a las situaciones que podrías considerar como más difíciles, y
seguirás siendo libre y feliz.
Entonces, ¿cómo elegir el mejor momento para dejar de fumar? Bueno,
¿qué le aconsejarías a un ser querido? Es el mismo consejo que voy a darte:

“¡DEJA DE FUMAR AHORA MISMO!”

Ya estás listo para dejar de fumar. Como el boxeador que está a punto de
convertirse en el campeón del mundo, estás en tu mejor momento AHORA.
Si comprendes la naturaleza de la trampa, no hay razón para retrasarlo
más. Si todavía tienes dudas, vuelve a leer el libro o llama a nuestra clínica:
(55) 2623 0631 [sólo en México].

TU ÚLTIMO CIGARRO
Si estas palabras traen a tu mente la imagen de un pelotón de fusilamiento, recuerda que no eres tú el
que está a punto de morder el polvo, sino tu adicción a la nicotina.

171
Cuando los fumadores piensan en su último cigarro, con frecuencia los
invade el pánico. Es como enfrentarse a un letrero de “No fumar”. Es
posible que estén desesperados por dejarlo, pero aun así encuentran difícil
de aceptar la idea de no volver a fumar jamás. Si ese es tu caso, no te
preocupes; es perfectamente normal y natural en esta etapa y no es un
problema.
La mayoría de los fumadores llega a nuestras clínicas en un estado de
pánico que nuestro método transforma en confianza y júbilo ante la idea de
ser libres. Para algunos fumadores es inimaginable poder ser libres.
Conforme la sesión progresa, pasan de tener miedo a fracasar a tener miedo
de triunfar, ya que se dan cuenta de que la libertad está a su alcance. No te
preocupes si tienes temores similares en esta etapa.
Antes de comenzar a fumar no necesitabas del cigarro; ahora no tienes ya
necesidad de fumar. Los que han sido no-fumadores toda su vida y los ex
fumadores, que son la mayor parte de la población, están perfectamente
felices sin cigarros. ¿Cuál es el placer que nos ofrece? ¿Cuál es el apoyo que
nos da fumar? Si has seguido y comprendido todo lo que hemos expuesto,
llegarás a la conclusión obvia:

NO HAY RAZÓN PARA FUMAR

No puedo describir la enorme alegría que sentirás al darte cuenta


finalmente de que no necesitas fumar. El alivio es fantástico. Es como
si una sombra enorme y oscura se levantara de tu mente. Ya no
necesitas despreciarte a ti mismo ni preocuparte por todo el dinero que
derrochas o por lo que le has estado haciendo a tu salud. Ya no tienes
que preocuparte por mantener un suministro de cigarros, ni de si se te
permitirá fumar o no, o si la próxima persona que conozcas será un no
fumador. Ya no te sentirás débil, infeliz, sucio, incompleto, culpable o
atrapado.
Dentro de poco estarás fumando tu último cigarro y haciendo la promesa de
que jamás te fumarás otro. Pero antes, es esencial que te quede
perfectamente claro que fumar no te da placer, que no te sirve de nada… así

172
que no estás haciendo ningún sacrificio. Si encuentras difícil de aceptar la
idea de no volver a fumar otro cigarro jamás, trata de considerar la
alternativa: pasar el resto de tu vida fumando.
La elección es simple. Si todavía sientes que se te está pidiendo elegir
entre el menor de dos males, pregúntate si te molestaría jamás volver a
enfermarte de gripe, o a jamás contagiarte de SIDA, o a jamás inyectarte
heroína. ¡Por supuesto que no! Entonces, ¿por qué te va a molestar pensar
en que jamás sufrirás de la enfermedad que es la asesina número 1 en la
sociedad? Te lo aseguro:

ES RIDÍCULAMENTE FÁCIL DEJARLO, SIEMPRE Y CUANDO


SIGAS TODAS LAS INSTRUCCIONES

Vas a dejarlo porque no te gusta ser un esclavo de la nicotina. Así que deja
de pensar: “No debo fumar nunca más”. Comienza a pensar: “¿No es
maravilloso? ¡No necesito ponerme otro de esos asquerosos cigarros en la
boca otra vez! ¡SOY LIBRE!”

TU MOMENTO HA LLEGADO
¿Puedes imaginar cómo se sintió Nelson Mandela cuando por fin salió de
prisión? Estás a punto de sentir ese mismo tipo de euforia.
Pronto te pediré que te fumes tu último cigarro. No te preocupes. Es
natural sentirse un poco nervioso.

EL ÚLTIMO CIGARRO
Con frecuencia, cuando llegamos al ritual del último cigarro en nuestras
clínicas, alguien dice: “Realmente no quiero otro. ¿Es absolutamente
necesario fumar uno más?” Este es un buen signo. Después de todo, el
objetivo final del ejercicio es eliminar el deseo de fumar.
Sin embargo, a pesar de lo mucho que me desagrada aconsejarle a
alguien que fume, sea cual sea la razón, el ritual del último cigarro es

173
importante por varias razones. Es una ocasión muy importante en tu vida.
Probablemente sea la decisión más importante que tomes jamás. Te estás
curando de una enfermedad terrible y logrando algo maravilloso, algo que a
todos los fumadores les gustaría alcanzar, algo por lo que tanto los
fumadores como los no-fumadores te respetarán; y la persona que estará
más orgullosa serás tú mismo.
Estás a punto de escapar de la trampa más siniestra, sutil e ingeniosa
jamás diseñada. He dicho que cualquier fumador puede descubrir que es
fácil dejar el cigarro y permanecer como un feliz no fumador durante el
resto de su vida, y es cierto, siempre y cuando comprenda la naturaleza de la
trampa. Sin embargo, no menosprecies tu logro, porque se requiere valor
para abrir la mente, comenzar el proceso y llevarlo hasta su conclusión
lógica.
Cuando haces tu promesa te comprometes a dejar de fumar y, desde el
momento en que apagas tu último cigarro, te conviertes en un no fumador.
Es importante reconocer ese momento y apagar ese último cigarro de
manera triunfante: “¡Sí! ¡Soy un no fumador! ¡Soy LIBRE!”
Cuando fumes tu último cigarro, concéntrate en él. Pon atención al
asqueroso olor, el sabor repugnante, la porquería que estás inhalando y de la
que llenas tus pulmones.
Después de la primera bocanada, mira el extremo del filtro. Observa que
ya está manchado. Toma la segunda bocanada a través de un pañuelo
desechable, blanco y limpio. Mira la mancha en el pañuelo y piensa en tus
pulmones.
Recuerda, estás logrando algo maravilloso para ti mismo y para tu vida.
Es una de esas raras ocasiones en las que no estás perdiendo nada y sí estás
logrando ganancias maravillosas. No te sentirás privado de nada, porque no
estás haciendo ningún sacrificio. No hay nada a qué renunciar. Así que haz a
un lado cualquier sensación negativa o de tristeza y comienza con una
sensación de alegría, de alivio de que toda esta espantosa pesadilla está
llegando a su fin, y con una sensación de júbilo porque ahora eres libre.
Disfruta desde el principio que ya eres un no fumador.

174
AHORA ME GUSTARÍA QUE TE FUMARAS TU ÚLTIMO CIGARRO

Durante algunos días es posible que sientas los últimos coletazos del
Pequeño monstruo, conforme tu cuerpo elimina la nicotina. Los fumadores
que utilizan el método de la fuerza de voluntad responden a estas
sensaciones de varias maneras: sintiéndose irritables, de mal humor,
inseguros, desorientados o letárgicos. Por supuesto que así se sienten toda
su vida como fumadores; son los sentimientos que interpretan como la
necesidad o el deseo de fumarse un cigarro. Sin embargo, con el método
Easyway de Allen Carr, en lugar de preocuparte por las sensaciones que
causa la muerte del Pequeño monstruo, te deleitarás con ellas.
Aunque se trata de sensaciones reales y físicas, ten presente que las
provocó el último cigarro que te fumaste y que si te fumas otro, no lograrás
liberarte. Solo las sentirás los primeros cinco días y luego desaparecerán
para siempre. No sentirás NINGÚN DOLOR y, siempre y cuando no
comiences a preocuparte ni a desear un cigarro, NO HABRÁ
PROBLEMAS.
El hecho de que la abstinencia de la nicotina sea tan débil es una buena
noticia. Significa que es fácil dejarla. Sin embargo, la insignificancia misma
del problema físico les causa confusión a algunos fumadores. Sólo
identifican el sentimiento como “Necesito o quiero un cigarro”. Si esta
sensación llega a aparecer, es esencial que dejes de pensar en ella como
“Quiero un cigarro” y comiences a reconocerla por lo que es: la falta de
nicotina en tu cuerpo.
Imagina que tienes en tu interior un Pequeño monstruo que está buscando
un trago en el desierto y tú vas a dejarlo morir de sed. En lugar de pensar:
“Quiero un cigarro pero no puedo fumar”, piensa: “Es el Pequeño monstruo
que quiere su dosis. Es lo que los fumadores sufren todo el tiempo. Los no-
fumadores no sienten esto. ¿No es maravilloso? Soy un no fumador y pronto
estaré libre de esta sensación ¡para siempre!” Así, las molestias de dejar la
nicotina se convierten en momentos de placer.
Recuérdate que no hay dolor y que cualquier molestia que puedas
experimentar no se debe a que hayas dejado el cigarro, sino a que
175
comenzaste a fumar en primer lugar. Además recuerda que otro cigarro,
lejos de aliviar esa sensación, asegurará que la sufras el resto de tu vida.
Disfruta matando de hambre al Pequeño monstruo en tu cuerpo. Goza
con su agonía.
No te sientas culpable de hacerlo; después de todo, él te ha estado
matando, costándote una fortuna y manteniéndote como esclavo por
demasiado tiempo.

¿Y AHORA QUÉ?
Debes estar sintiéndote muy bien por haber fumado el último cigarro de tu
vida. Para asegurar que sigas siendo un feliz no fumador durante el resto de
tu existencia lo único que tienes que hacer es seguir el resto de las
instrucciones:
• No esperes que pase nada. Ya eres un no fumador, desde el momento en
que apagaste tu último cigarro. Cortaste el suministro de nicotina y abriste la
puerta de tu prisión.
• Acepta que siempre habrá días buenos y días malos. Sin embargo, dado
que serás más fuerte, tanto en lo físico como en lo mental, en cosa de nada
estarás disfrutando más de los buenos momentos, y podrás hacerle frente de
mejor manera a los malos.
• Date cuenta de que está ocurriendo un cambio muy importante en tu vida.
Como todos los cambios mayores, incluyendo aquellos que son para bien, es
posible que la mente y el cuerpo tarden un poco en acostumbrarse. No te
preocupes si te sientes diferente o desorientado durante algunos días.
Acéptalo.
• Recuerda que dejaste de fumar, no de vivir. Por el contrario, ahora puedes
comenzar a disfrutar de la vida al máximo. No alteres tu estilo de vida a
menos que así lo quieras.
• No evites a los fumadores ni las situaciones en las que antes fumabas. Sal
y disfruta de tu vida social y enfréntate al estrés desde el principio.

176
• No envidies a los fumadores. Cuando estés con fumadores, recuerda que
no te estás privando de nada. Ellos sí. Ellos te estarán envidiando porque
desearían poder ser como tú: LIBRES.
• Olvídate de los sustitutos. No los necesitas y no funcionan.
• Nunca dudes ni cuestiones tu decisión: sabes que es la correcta. Nunca
desees otro cigarro, porque si lo haces te colocarás en una situación
imposible: te sentirás infeliz si no lo fumas y aún más infeliz si lo haces.
• Asegúrate desde el principio de que si surge en tu mente la idea de “sólo
un cigarro” o “sólo una fumada” pensarás: “¡Maravilloso! Ya soy un no
fumador”. El pensamiento pasará muy rápido y tu cerebro aceptará que es
algo que no tiene sentido.
• Nunca lleves contigo cigarros ni los guardes en tu casa. Si lo haces, abrirás
la puerta a la duda y al fracaso casi garantizado. ¿Le aconsejarías a un ex
alcohólico que llevara una botella de whisky en el bolsillo?
• No trates de no pensar en fumar porque no funciona. Si te digo: “Trata de
no pensar en zombis”, ¿en qué es lo primero que piensas? Es imposible
obligarse a no pensar en algo. En el momento en que lo intentas, te sientes
frustrado e infeliz. Pensar en fumar no tiene que hacerte sentir infeliz. Lo
que importa es qué es lo que estás pensando. Si piensas que no debes fumar
o si te preguntas cuándo desaparecerán los deseos de llevarte un cigarro a la
boca, claro que no te sentirás contento. Pero si piensas: “¡Estupendo! ¡Ya no
soy fumador!” ¡Maravilloso! ¡Soy libre!”, te sentirás feliz.

EN RESUMEN
• Recuerda la lista RACIONALIZAR.
• El mejor momento para dejarlo es AHORA.
• No te saltes el último cigarro.
• Lee las instrucciones atentamente Y SÍGUELAS AL PIE DE LA LETRA.
• No te preocupes por los últimos coletazos del Pequeño monstruo. Disfruta mientras
muere.
• FELICITACIONES. ¡YA ERES UN NO FUMADOR!

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¡ESTUPENDO!
¡YA SOY
UN NO FUMADOR!”

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CAPÍTULO 20

REACCIONES AL MÉTODO EASYWAY DE


ALLEN CARR
Todos los días nos llegan mensajes de correo electrónico de todo el mundo a
allencarr.com. Estos son algunos ejemplos:
Después de fumar 50 cigarros al día durante 20 años, por fin me libré de ellos. Un amigo de un
amigo mío le recomendó que leyera este libro. Así lo hizo y no ha fumado en 5 años. Mi amigo me
contó del libro. Lo leí y he sido ex fumador desde hace 4 años. Fue muy fácil lograrlo. Todo lo
contrario de lo que yo temía: los síntomas de la abstinencia, el aumento de peso, etc. Mi hijo de 4
años JAMÁS verá un cigarro en mi boca. Le agradezco a Allen Carr por mi felicidad y ¡creo que este
método debería anunciarse en las cajetillas de cigarros!
Mike Gordon, Londres, Reino Unido
Leí el libro y fue como magia. No podía creerlo. Había fumado durante más de la mitad de mi vida,
igual que mis padres y mis abuelos… La idea de dejarlo, de “privarme” de algo cada día durante el
resto de mi vida me hacía creer que jamás podría liberarme. Ahora me encanta ser un no fumador,
algo que consideraba imposible; fue sencillo y lo disfruté y todavía lo disfruto a diario.
Helen Parker, Londres, Reino Unido
No quería saber lo que era no fumar. Comencé a los 11 años y finalmente probé el método Easyway
de Allen Carr, a los 40 años. Desde entonces no he fumado ni he deseado hacerlo. Fumar se ha
vuelto algo que solía yo hacer. No es tabú, no me molesta ni es un problema si otros quieren fumar.
Yo estoy libre finalmente. Gracias.
Victoria Colquhoun, Londres, Reino Unido
Lo dejé más o menos hace 2 años con Easyway de Allen Carr y me siento libre y feliz. Nunca tuve
deseos de volver a fumar. Nunca sufrí del síndrome de abstinencia ni me sentí privado de nada. No
tuve problemas para salir a tomar unos tragos con los amigos mientras ellos fumaban a mi alrededor
y me ofrecían cigarros; aquello siempre fue mi perdición cuando traté de dejarlo antes.
Martin Byrne, Belfast, Irlanda del Norte
Durante 7 años gasté una pequeña fortuna en cigarros, soporté el mal aliento y las incontables
ansiedades de las que la gente joven no tendría por qué preocuparse. Pensaba que era una persona
estresada y con problemas de confianza que se sentiría miserable sin la ayuda del cigarro. Ahora,
gracias a Easyway de Allen Carr, no sólo he dejado de fumar por completo, sino que miro con
alegría hacia el futuro, como no lo hice nunca cuando era fumador. Siento una renovada confianza
en todos los aspectos de mi existencia y puedo vivir el resto de lo que espero será una larga vida,
¡libre de la esclavitud de esa espantosa droga!

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Jack Seymour, Surbiton, Reino Unido
Antes de leer Easyway de Allen Carr, nunca había leído por gusto un libro completo en toda mi vida
(sin contar los de la escuela). No sólo lo terminé de leer en un fin de semana, sino que lo encontré
interesante y estaba tan ansioso de saber todo lo que tenía que decir y de completarlo, que me quedé
despierto toda la noche, leyendo las 150 páginas hasta el final, y en realidad me dio un inmenso
placer el apagar el que, gracias al método EASYWAY de Allen Carr, ¡sabía sería mi último cigarro!
Me sorprendió cómo reforzaba principios y preocupaciones tan evidentes y claros que, como
fumador, había dejado que se me olvidarán por el lavado de cerebro. Ya soy un no fumador
convencido y no siento que me esté perdiendo de nada. Allen Carr tiene mi eterno agradecimiento.
Adam Richardson, Durham, Reino Unido
Mi esposo, mi hija y yo dejamos todos de fumar después de leer el libro. No hemos fumado en tres
años. Fue tan fácil que pareció casi milagroso. NO tenemos deseos de volver a fumar. Gracias por
hacerlo posible.
L. Formisano, Carolina del Norte, Estados Unidos
Comencé a fumar cuando sólo tenía 10 años. Durante muchos años he probado todo tipo de
productos para dejar de fumar, pero sin éxito. Cuando cumplí 50 años, mi hermana me regaló el
libro de Allen Carr. Al día siguiente de mi cumpleaños, comencé a leerlo con cierta renuencia… “era
un regalo de cumpleaños no deseado”. Hoy soy un feliz no fumador. Sólo tengo palabras de alabanza
para el método de Allen Carr y desearía haberlo conocido hace 20 o 30 años. ¡Me encantaría
convertirme en terapeuta y ayudar a extender este maravilloso mensaje a todos aquellos pobres
fumadores del mundo!
Neil Malan, Sudáfrica
¡Hola señor Carr! Estoy escribiendo un párrafo acerca de su libro, porque es mi biblia. Lo llevo
conmigo como recordatorio de lo que era antes y de lo bien que me siento ahora. Gracias.
Heidi Karppinen, Suecia
Comencé a fumar desde los 12 años. Ahora tengo 29 y soy otra vez un ser humano libre. Siempre
pensé que estaba perdido, pero estaba equivocado. Gracias por mi vida. De verdad. GRACIAS,
GRACIAS, GRACIAS
Miroslav Kanurecka, Eslovaquia
Durante más de 20 años me fumé una cajetilla diaria. Acabo de cumplir 6 meses como no fumadora.
No encuentro las palabras para expresar mi agradecimiento. Le estoy comprando copias del libro a
cada fumador que conozco.
Juli Goldych, Florida, Estados Unidos
¡¡Gracias, Allen, ahora soy LIBREEEE!!
Jack Wilson, Sydney, Australia
FIN

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