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La Vanidad del Rigor en Economía:

Modelos Teóricos y Experimentos Galileanos *

Nancy Cartwright

Introducción

Mi tópico en este paper es aquella vieja y familiar discusión del irrealismo de los supuestos en los
modelos económicos. Durante un largo tiempo he sostenido que la Economía es injustamente
criticada por la utilización de supuestos irrealistas. (Ver Cartwright 1989, 1998). Puedo resumir mi
visión comparando un modelo económico con un cierto tipo de experimento ideal en Física: criticar a
los modelos económicos por usar supuestos irrealistas es como criticar los experimentos de la bola
rodante de Galileo por utilizar un plano perfeccionado para tener la menor fricción posible. Sin
embargo, esta defensa de la modelización económica tiene un traspié. Por una parte, clarifica acerca
de por qué se emplean algunos tipos de supuestos irrealistas; pero por otra parte, echa luz sobre lo
erróneos que pueden ser otros tipos de supuestos - y estos otros tipos son aquellos difíciles de evitar
dada la naturaleza de la teoría económica contemporánea.
El tema para este volumen es experimentos en Economía. Mi proyecto no es entender los
experimentos sino usarlos para entender la teorización en Economía; más específicamente, entender
una manera particular de teorizar que es prominente en la Economía de hoy en día- teorización a
través de la construcción de modelos para lo que Robert Lucas describe como "economías análogas".
(Lucas 1981, 272) Lucas no define exactamente qué es una economía análoga. Lo que tengo en mente
es la teorización a través de la construcción de modelos que describen tipos específicos de economías
y las describen de una manera particular. En este tipo de teorización no establecemos simplemente
leyes o principios de una forma específica que se presumen obtener en la economía, como quizás

*
Título original: “The Vanity of Rigour in Economics: Theoretical Models and Galilean Experiments”, Nancy
Cartwright.
haríamos construyendo un modelo macroeconómico de gran escala cuyos parámetros queremos
estimar. En vez de eso, los justificamos con nuestra descripción de los agentes, o sectores, u otros
factores causales significativos en la economía y nuestra descripción de sus acciones e interacciones
significativas. Los principios económicos se emplean por necesidad, por supuesto, como la exigencia
de un equilibrio de algún tipo, o el supuesto de que los agentes económicos actúan como
maximizadores de su interés personal. Pero la forma detallada de los principios o las ecuaciones
utilizadas será particular al tipo de economía descripta y a los tipos de interacciones que en ella
suceden.
Las economías análogas generalmente tienen un número reducido de características, un número
reducido de agentes y un número reducido de opciones acerca de lo que puede suceder, todo
representado por conceptos flacos [thin]. Llamo a los conceptos "flacos" porque aunque regularmente
son homónimos de los conceptos económicos diarios u ocasionalmente de conceptos de teorías
económicas previas, poco de su comportamiento en el mundo real es lo que se traslada al modelo.
Rara vez, por ejemplo, hacemos uso de “relaciones empíricas de bajo nivel" establecidas por la
inducción. En lugar de eso, como veremos, el comportamiento de las características que representan
está determinado por la estructura del modelo y sus supuestos en conjunción con los pocos principios
generales que son aceptados sin controversia en este tipo de teorización.
Lucas es un buen vocero a favor de esta manera de teorizar, y es por esto que lo cito. Pero el
método de ninguna manera es particular a su punto de vista. La modelización a través de la
construcción de economías análogas es una técnica muy difundida en la teoría económica actual; en
particular, es una técnica que la comparten ambas partes de la división entre Micro- y
Macroeconomía. Es la manera común en la que se emplea la teoría de juegos; y lo mismo vale para la
teoría de las expectativas racionales y también para otros tipos de teorización que se apoyan
principalmente en el supuesto de que los agentes actúan para maximizar su utilidad. Como insta Lucas,
el punto importante acerca de las economías análogas es que todo acerca de ellas es conocido- i.e.
sus características están completamente explícitas (Lucas 1981, 7-8) - y dentro de ellas las
proposiciones en las que estamos interesados "pueden ser formuladas rigurosamente y demostrarse
su validez". (Lucas 1981, 67) Al respecto de las economías reales, generalmente existe una gran
variedad de opiniones diferentes acerca de lo que pasará, y todas estas opiniones diferentes son
posibles. Pero para estas economías construidas, nuestras visiones acerca de lo que sucederá son
"enunciaciones de hechos verificables" (Lucas 1981, 271)
El método de verificación es la deducción: sabemos lo que pasa en esas economías porque
sabemos lo que debe pasar dados nuestros principios generales y las características de la economía.
Sin embargo, nos enfrentamos a un trade-off: podemos obtener resultados completamente
verificables pero sólo acerca de economías que no son reales. Como dice Lucas, "Cualquier modelo
que esté lo suficientemente bien articulado para brindar respuestas claras a las preguntas que le
realizamos, necesariamente será artificial, abstracto, patentemente "irreal"". Lucas (1981, 271)
¿Cómo, entonces, se relacionan estas economías análogas a las economías reales sobre las que, se
supone, debemos teorizar? Aquí es donde entra en juego el experimento, experimentos ideales, como
el de Galileo y las bolas rodando sobre un plano levemente inclinado. Durante un largo tiempo sostuve
que experimentos como los de Galileo son la clave para entender cómo las economías análogas
pueden enseñarnos acerca de la realidad empírica. Nos muestran por qué el irrealismo de los
supuestos de un modelo no necesariamente es un problema. De hecho, por el contrario, el alto grado
de idealización involucrado es esencial a la habilidad del modelo para decirnos cosas acerca del mundo
real, en lugar de ser una característica problemática que es mejor eliminar. Pero volveré a la
característica de estos modelos que generalmente se cree que está libre de problemas - su uso de la
deducción. Pues mi sospecha general es que la forma en que se alcanza la deductividad en los modelos
económicos puede socavar la posibilidad que estoy abriendo para que nos digan verdades genuinas
acerca de la realidad empírica. Así que a fin de cuentas puedo estar tomando con una mano lo que
entrego con la otra.
Como mencioné al principio, este paper trata un tópico muy familiar: el irrealismo de los supuestos
en los modelos económicos. La Sección 2 pondrá este problema en una perspectiva un poco menos
familiar identificándolo con el problema de la validez externa, o paralelismo, en experimentos. La
Sección 3 explica por qué importan los experimentos: porque muchos modelos tienen como objetivo
aislar un proceso individual para estudiarlo en sí mismo, tal como hizo Galileo con sus estudios de la
atracción gravitacional. Utilizando el lenguaje de John Stuart Mill (1836, 1843), los modelos apuntan
a establecer tendencias de cierta forma de comportamiento, no a describir el comportamiento general
que ocurre. Para esta tarea, es esencial que los modelos empleen supuestos altamente irrealistas,
debido a que necesitamos observar qué sucede en la tan inusual situación donde sólo el factor de
interés afecta al resultado. La Sección 4 plantea la cuestión de cómo extraer deductivamente ricas e
interesantes conclusiones en las economías dado que disponemos de muy pocos principios para usar
como premisas; la sección 5 responde que regularmente lo hacemos basándonos en la detallada
estructura del modelo. Pero entonces retoma el consuelo ofrecido en las secciones 2 y 3. Pues en esos
casos las conclusiones están atadas a estos supuestos estructurales, supuestos que van más allá de lo
que se necesita para la idealización Galileana; los resultados no dependen sólo del proceso en cuestión
sino que más bien están sobredeterminados. Esto significa que se compromete la inferencia Galileana
sobre aquellas tendencias que se mantienen fuera del setup experimental. Entonces, los problemas
relacionados con la utilización de supuestos altamente irrealistas pueden aparecer tan grandes como
siempre.

Validez externa: un problema para modelos y experimentos por igual

Lucas menciona a las economías análogas como alternativas a la experimentación para la teorización
económica contemporánea:

Una de las funciones de la Economía Teórica es proveer sistemas


económicos artificiales completamente articulados que puedan servir
como laboratorios en los que puedan testearse con un costo mucho
menor políticas que serían lo suficientemente costosas como para
experimentar con ellas en la Economía real. (Lucas 1981, 271)

Como sabemos por Mary Morgan, muchos de los originadores de la Econometría veían sus modelos
econométricos de una manera similar, pues pensaban en situaciones en las que los parámetros de sus
modelos estructurales podían ser identificados como situaciones en las que por obra de la suerte la
naturaleza está experimentando por nosotros. (Ver Morgan 1990)

Francesco Guala también habla de los parecidos entre los experimentos de laboratorio en
Economía y los tipos de modelos teóricos que estoy discutiendo aquí. (Ver Guala 1998) Guala ha
estado estudiando cómo funcionan los experimentos; yo he estado tratando de entender cómo
funcionan los modelos teóricos. Nos han impactado los parecidos estructurales entre ambos. Estoy
particularmente interesada en el hecho de que tanto los experimentos de laboratorio como los
modelos teóricos en Economía son criticados por lo artificial de las condiciones que establecen. Como
dice Lucas, los supuestos de nuestros modelos teóricos en Economía son típicamente "artificiales",
"abstractos" y patentemente irreales.
Reflexionar acerca de esta misma queja con respecto a los experimentos de laboratorio que
realizamos hoy en día en Economía nos provee de un útil vocabulario para describir los problemas que
surgen por el irrealismo de los supuestos en los modelos teóricos - y para resolverlos. Cuando
diseñamos un experimento o cuasi-experimento en Ciencias Sociales, apuntamos simultáneamente a
obtener validez interna y validez externa. Una afirmación experimental es internamente válida cuando
podemos asegurar que ha sido establecida genuinamente para cumplirse en la situación experimental.
La validez externa - o "paralelismo", como lo llaman los economistas - es más ambiciosa. Pues el
experimento debe estar diseñado para asegurarnos de que el resultado debe cumplirse en algunos
tipos de situaciones objetivo o poblaciones fuera del setup experimental.
Es una verdad metodológica muy bien conocida que en casi todos los casos habrá un trade-off
entre validez interna y validez externa. Las condiciones que necesitamos para incrementar las chances
de obtener validez interna generalmente están contrapuestas a aquellas que dan lugar a la validez
externa. La crítica usual que se hace es sobre lo artificial de las circunstancias requeridas para asegurar
la validez interna: si queremos tomar las lecciones interpretadas literalmente (debería tomarse nota
del "interpretado literalmente"- volveré sobre ello más abajo) del laboratorio al mundo exterior,
parece ser que la situación experimental debe ser tan similar como sea posible a la situación objetivo
en las características relevantes. Pero para esto necesitamos establecer circunstancias muy especiales
de manera tal que podamos estar seguros de que nada confunde el resultado putativo, y
generalmente estas no son nada como las circunstancias a las que queremos aplicar nuestros
resultados.
Esto es exactamente lo que vemos en el caso de los modelos económicos. Las economías análogas
están diseñadas para garantizar la validez interna. En una economía análoga sabemos que se obtiene
un resultado porque podemos establecer deductivamente que tiene que obtenerse. Pero para tener
esta seguridad debemos establecer una economía análoga con una estructura lo suficientemente
simple y clara que garantice que la deducción será posible. En particular necesitamos realizar
supuestos muy especiales unidos a los principios generales que utilizamos: debemos atribuirle a esta
economía características que puedan ser representadas matemáticamente de la manera justa y
adecuada, una forma que pueda ser alimentada con los principios para obtener consecuencias
deductivas. Y este tipo tan especial de ensamblado que puede proveernos justo de lo que se necesita
para la deducción, no es probable que nos lo otorguen las condiciones que ocurren en la economía
real, como Lucas y todos los otros teóricos que utilizan estos métodos admiten. En este tipo de
teorización, es como si comprásemos validez interna resignando validez externa.
El problema no está confinado a los "experimentos del pensamiento" que llevamos a cabo con
nuestros modelos construidos. También aparece en los experimentos reales que realizamos en
Economía; y revela una significativa diferencia en las cuestiones entre Economía y otras ramas de la
Ciencia Social. Los economistas experimentales reportan una sorprendente confirmación de un
número de hipótesis económicas que han estado probando recientemente. (Cf. Plott 1991 and Smith
1991) Estos economistas experimentales están también muy orgullosos de los diseños de sus
experimentos, los cuales creen que han minimizado las chances de extraer conclusiones erróneas.
Pero, aparentemente, todavía es difícil para ellos conseguir que se publiquen sus resultados en
revistas de Ciencia Social en un campo ajeno al suyo, porque, argumentan los jueces, no tienen
virtualmente garantías de validez externa. (Conversación, Charles Plott, California Institute of
Technology, Mayo 1997) Entonces los resultados, se presume, carecen de interés o significado
general.

Tendencias e idealizaciones Galileanas

Ahora me gustaría discutir que una gran cantidad de los supuestos irrealistas que encontramos en
modelos y experimentos por igual no son un problema. Al contrario, son requeridos para realizar el
trabajo; sin ellos el experimento no sería un experimento al fin y al cabo. Pues no necesitamos asumir
que el objetivo del tipo de teorización en discusión es establecer resultados en nuestras economías
análogas que se cumplirán por fuera de ellas cuando sean literalmente interpretadas. Lo que estamos
haciendo con frecuencia en este tipo de teoría económica no es intentar establecer postulados acerca
de lo que sucede en la economía real, sino más bien, siguiendo a John Stuart Mill, postulados acerca
de tendencias estables. Consideren un viejo ejemplo mío -un modelo diseñado por mi colega Chris
Pissarides para estudiar los efectos de la pérdida de habilidad en el desempleo. (Ver Pissarides 1992)
Lo que queremos aprender de la economía análoga descrita por Pissarides no es si habrá desempleo
persistente en la economía real sino en qué contribuirá la pérdida de habilidad a la persistencia - lo
que la pérdida de habilidad tiende a producir, no lo que se produce cuando sea que haya pérdida de
las habilidades.
Entonces lo que mantengo es que las economías análogas descriptas en los modelos económicos
contemporáneos se asemejan a los experimentos, donde importa el aspecto experimental. Los
modelos casi siempre se concentran en un mecanismo simple o proceso causal. Por ejemplo, el
modelo de Pissarides estudia el efecto (si lo hay) de la pérdida de habilidades durante el desempleo
sobre la persistencia de shocks de desempleo vía desincentivos a los empleadores surgidos de la
pérdida de habilidades en el conjunto del trabajo para crear puestos en áreas donde la habilidad afecta
la productividad. La idea es aislar este proceso; estudiarlo en un escenario donde nada más esté
pasando que pueda llegar a afectar el resultado. El modelo está construido para asegurarnos que
cualquier resultado que vemos se debe al proceso en estudio.
Consideremos el modelo de pérdida de habilidades. La pérdida o no de éstas durante el desempleo
es la única variable exógena. Las firmas actúan maximizando beneficios y sólo para maximizar
beneficios. Podemos analizar el modelo para observar que la única variación en los beneficios se
producirá debido a los puestos de trabajo que las firmas decidan crear enfrentándose a un conjunto
de trabajadores que contiene desempleados y a la productividad de los trabajadores contratados. Para
este modelo podemos derivar rigurosamente que el desempleo en un período depende del
desempleo en el período previo si y sólo si se pierden habilidades durante el desempleo. Parece como
si este modelo nos permitiera observar exactamente qué efectos tiene la pérdida de habilidades en la
persistencia del desempleo vía los desincentivos que crea para la generación de puestos de trabajo.
¿Qué podemos concluir? ¿Podemos concluir que hemos aprendido un hecho sobre la pérdida de
habilidades per se, un hecho que podemos esperar que sea generalmente verdadero, verdadero no
sólo en esta economía análoga sino también en otras economías? Ciertamente no si lo que intentamos
es leer la conclusión como que trata acerca de la asociación entre la pérdida de habilidades y la
persistencia del desempleo con algún tipo de cuantificador por delante: siempre, o la mayoría de las
veces, incluso algunas veces, si hay pérdida de habilidades en sectores donde las habilidades influyen
en la productividad, habrá persistencia del desempleo. Claramente una buena alternativa podría ser
actuar para compensar los efectos de la pérdida del desempleo, incluso evitarlos por completo; en
realidad, quizás nunca veamos esta persistencia en ningún caso de pérdida de habilidades, aunque el
modelo nos muestre correctamente que “la pérdida de habilidades lleva a la persistencia en el
desempleo”.
Es por eso que recurrimos a la noción de tendencias estables:1 en cualquier situación la pérdida de
habilidades tiende a producir una persistencia en los shocks de desempleo. ¿Qué significa esto en
términos de lo que realmente sucede? No parece haber una regla general en la teoría económica que
responda esto, como lo hace la suma de vectores de las tendencias de diferentes fuerzas en el enfoque
de Mill sobre Mecánica clásica. Aun así, si la teoría económica aspira a ser una ciencia exacta, al menos
debe haber una respuesta caso por caso. Y presumiblemente esta respuesta pueda ser generada en
general por el modelo específico que da testimonio de la tendencia, en conjunto con cualquier teoría
económica general que estemos en posición de asumir (Cartwright 1989, 1998, 1999). 2 En cuanto a la
tendencia de la pérdida de habilidades, creo que asumimos que aproximadamente en cualquier
situación donde las habilidades influyen en la productividad y la decisión de una firma de crear nuevos
puestos de trabajo está determinada por sus beneficios esperados, el desempleo en un período
dependerá en los niveles de desempleo previos si se piensa que los trabajadores pierden habilidades
durante el desempleo y no de otra forma, aún si esta dependencia en los niveles pasados juega
solamente un papel pequeño en la determinación de los niveles presentes.
Probablemente nadie piense que hemos establecido ni siquiera eso, de hecho, porque los
economistas, como otros científicos sociales, están alertas a la posibilidad de interacción, como
advirtió Mill. En algunas situaciones algunos factores pueden distorsionar tanto el mecanismo de
pérdida de habilidad de que esa pérdida de habilidad se comporta diferente en aquellas situaciones a
la forma en que se comporta en nuestra economía análoga. Por supuesto, si vamos a evitar maniobras
que son completamente ad hoc debemos asegurarnos que se le otorga contenido realmente
verificable a la “interacción” cuando se la invoca. En principio, esto debería ser posible ya que se
supone que el modelo teórico debe poner al descubierto cómo opera el proceso en primer lugar – las
“distorsiones” se juzgan como relativas a eso.
Podemos ver los puntos generales de una manera más clara pensando nuevamente acerca del tipo
de experimento de laboratorio que apunta a establecer una afirmación sobre una tendencia. Quizás
en vez de pensar en experimentos de Economía, que tienden a ser controvertidos, deberíamos tomar
un ejemplo ilustrativo de la Física, digamos los famosos experimentos de Galileo para establecer el
efecto de la atracción de la Tierra sobre un cuerpo precipitante, uno de los cuales está ilustrado en la
Figura 1 (Torre Inclinándose).
Los experimentos de Galileo apuntaban a establecer lo que he estado llamando una afirmación
sobre una tendencia. No fueron diseñados para decirnos cómo algún cuerpo precipitante particular se
moverá en las proximidades de la Tierra; ni para establecer una regularidad acerca de cómo se moverá
un cierto tipo de cuerpos. En vez de eso, los experimentos fueron diseñados para hallar la contribución
que hará el movimiento debido a la atracción de la Tierra, con el supuesto de que esa contribución es
estable a través de todos los diferentes tipos de situaciones en las que se involucre cuerpos cayendo.
¿Cómo halló Galileo cuál es la estable contribución de la atracción de la Tierra? Eliminó (tanto como
pudo) todas las otras causas de movimiento sobre los cuerpos en sus experimentos de modo que pudo
observar como se movían sólo cuando los afectaba la Tierra. Esa es la contribución que la atracción de
la Tierra hace a su movimiento.
Llamemos a este tipo de idealización, que elimina todas las otras causas posibles para aprender el
efecto de una de ellas operando por sí misma, idealización Galileana. Mi punto es que el equivalente
a la idealización Galileana en un modelo es una cosa buena. Es justo lo que nos permite trasladar los
resultados que encontramos en el experimento a situaciones exteriores – en el sentido de tendencias.
Necesitamos los supuestos idealizadores para poder hacer esto. De otro modo no tendríamos terreno
para creer que el comportamiento que observamos en el experimento es aquel característico de la
atracción de la Tierra en absoluto. De hecho, sabemos que no lo será.
Podemos contrastar estos experimentos Galileanos con experimentos que tienen un objetivo
bastante diferente y correlativamente una estructura bastante diferente. Consideremos lo que sucede
cuando construimos un prototipo de un nuevo dispositivo y experimentamos sobre el para
asegurarnos de que funcionará correctamente cuando le demos uso. En este caso no apuntamos a
aprender una tendencia abstracta. En lugar de eso, queremos encontrar los comportamientos reales
que suceden. Entonces, las condiciones experimentales deben ser muy realistas respecto de las
condiciones en las situaciones objetivo y variar apropiadamente a través de ellas. Y sin decir más, no
tenemos motivo para esperar obtener los resultados del experimento en ninguna situación excepto
aquellas que se asemejen a las condiciones del experimento.
Aquí observamos otro trade-off. Si un experimento es muy, muy irrealista en el buen sentido, sus
resultados pueden ser aplicables casi en cualquier lado. Pero no podrán decirnos qué sucede en
cualquier otro aspecto ya que solamente establecen la contribución o tendencia del factor en cuestión.
Los experimentos que son muy realistas pueden decirnos qué sucede. Pero tienen un panorama
altamente limitado, porque sólo pueden decirnos qué sucede en situaciones que se asemejen al setup
experimental. Y los experimentos entre medio usualmente son muy desinformativos en ambos
aspectos. Por supuesto que podemos tener mucha suerte. Puede suceder, por ejemplo, que la causa
o el pequeño conjunto de causas que aislamos en nuestro experimento (o en nuestro modelo) sea
también la causa dominante en las situaciones reales sobre las que queremos conocer. En ese caso
nuestros experimentos Galileanos (y los modelos correspondientes) no sólo nos otorgarán tendencias
sino que además estarán aproximadamente acertados descriptivamente.
De vuelta a los modelos. Si las deducciones han sido correctamente llevadas a cabo y los principios
generales empleados son verdaderos en las situaciones objetivo, los resultados del modelo se
corresponderán en cualquier situación real que se ajusten a la descripción que el modelo provee. Y en
general no tenemos motivo para creer que se corresponderán en cualquier otro lugar. PERO si lo que
el modelo describe satisface los requerimientos para ser un experimento Galileano, puede hacer más.
Puede decirnos qué sucede en una situación experimental y de esa manera decirnos acerca de la
tendencia de las características en cuestión. De modo que la idealización Galileana en un modelo es
buena.

Cómo puede asegurarse la deductividad y a qué costo

Los problemas que me preocupan surgen cuando no todos los supuestos requeridos para las
derivaciones en un modelo son aquellos que caracterizan un experimento ideal. Lo que me temo es
que en general una buena cantidad de las asunciones falsas hechas con nuestros modelos teóricos
pueden no tener la forma de idealizaciones Galileanas. Antes de adentrarme en los detalles acerca de
esos tipos de supuestos extra Galileanos, estableceré el campo de trabajo explicando por qué
podemos esperar encontrarlos como características de nuestras economías análogas. La necesidad de
esas restricciones más fuertes – aquellas que van más allá de la idealización Galileana – existe, creo
yo, como resultado de la naturaleza de la teoría económica en sí misma. Para ver cómo, observemos
nuevamente los tipos de teoría que están disponibles en la Economía para auxiliar la construcción de
modelos y qué tipos de conceptos éstos despliegan.
La mayoría de los conceptos utilizados en esos modelos son conceptos que nombran cantidades
socio-económicas que son familiares al lego, no sólo como los resultados a ser explicados sino también
como los factores explicativos propuestos, conceptos como persistencia en el desempleo y pérdida de
habilidades durante el desempleo, o precio actual, impuesto, demanda, consumo, trabajo, salarios,
capital, beneficios y oferta monetaria, o valoración de habilidades, información privada y
entrenamiento dentro de la firma, o, para tomar un ejemplo de la Economía Política teórica de juegos,
poder para redistribuir, incentivos para la transmisión de información creíble y falla política en la
transmisión de la información.
Ésta es mi primera observación: la mayoría de los conceptos empleados en esos modelos son
conceptos empíricos altamente concretos. Mi segunda observación es que la tarea es establecer
relaciones útiles entre ellos vía deducciones. El problema aparece con mi tercera observación: la teoría
que se presume es muy magra. No hay demasiados principios disponibles para utilizar en las
deducciones. Tenemos sólo unos pocos principios muy generales que empleamos sin controversia en
Economía, tales como los principios de la teoría de la utilidad. Ni tampoco hay usualmente muchos
principios empíricos concretos importados a los modelos. Pienso que esto es parte de la estrategia de
los modelos. Casi todo principio con contenido empírico real en Economía es altamente contencioso
e intentamos construir modelos que utilicen tan pocos supuestos controversiales como sea posible.
Pero esto dificulta el alcance de la teoría. Si se supone que los resultados deben “caer” por deducción
de los principios, allí donde no haya muchos principios, no obtendremos muchos resultados tampoco.
¿Cómo, entonces, podemos deducir resultados en nuestros modelos cuando tenemos pocos
principios generales a los que recurrir?
Para contestar, consideremos cómo se ven los modelos típicos para economías análogas. Estos
modelos tienden a ser simples en un aspecto: usualmente tienen sólo unos pocos agentes con pocas
opciones y solamente se permite un estrecho rango de causas y efectos. Pero hay otra forma en la
que son complejos, por lo menos en comparación con modelos de la Física que hacen lo mismo: tienen
muchísima estructura. La lista de supuestos especificando exactamente cómo es la economía análoga
es muy extensa. Consideremos uno de los propios modelos de Lucas, de su “Expectativas y la
Neutralidad del Dinero” de 1973. (Lucas 1981, 66-89) Escojo este ejemplo porque es un paper cuya
“forma técnicamente exigida” es explícitamente defendida por Lucas. (Lucas 1981, 9) La Sección 2 se
titula “La estructura de la Economía” – i.e. la estructura de la economía que Lucas utiliza para estudiar
la ilusión monetaria. Lo que sigue es la Sección 2 en su totalidad:

Para exhibir los fenómenos descritos en la introducción, debemos


utilizar un modelo abstracto de economía, similar en muchos de sus
aspectos esenciales a Samuelson. Cada período, nacen N individuos
idénticos, cada uno de los cuales vive por dos períodos (el actual y el
siguiente). En cada período, entonces, hay una población constante de
2N: N de edad 0 y N de edad 1. Durante el primer período de vida, cada
persona proporciona, a su discreción, n unidades de trabajo que rinden
las mismas n unidades de producción. Denótese la producción
consumida por un miembro de la generación joven (su productor) como
c0, y aquella consumida por un viejo como c1. La producción no puede
ser almacenada pero es de libre disposición, de tal manera que las
posibilidades de producción-consumo agregados para cualquier período
se describen completamente (en términos per cápita) por:

𝑐 0 + 𝑐1 ≤ 𝑛, 𝑐 0 , 𝑐1 , 𝑛 ≥ 0 (1)

Como n puede variar, es físicamente posible para esta economía


experimentar fluctuaciones en la producción real.
Además del trabajo-producción, hay otro bien: dinero fiduciario,
emitido por un gobierno que no tiene otra función. Este dinero ingresa
a la economía por medio de una transferencia al inicio de cada período
a los miembros de la vieja generación, en una cantidad proporcional a
la pretransferencia de las tenencias de cada uno. No es posible la
herencia, de manera que el dinero que no fue gastado retorna, a la
muerte del tenedor, a la autoridad monetaria.
Dentro de este marco, el único intercambio que puede ocurrir
involucrará una entrega de producción por parte de los jóvenes, a
cambio de dinero mantenido del período precedente, y alterado por
transferencia, por los viejos. Asumiremos que tal intercambio ocurre en
dos mercados físicamente separados. Para simplificar, asumiremos que
la generación vieja está ubicada a lo largo de esos dos mercados de
manera tal que se iguale la demanda monetaria entre ambos. Los
jóvenes están ubicados estocásticamente, una fracción θ/2 acudiendo a
uno y 1 – (θ/2) al otro. Una vez que está hecha la asignación de personas
a los mercados, no es posible sustituir o comunicarse entre ellos. Dentro
de cada mercado, se intercambia por subasta, y todos los intercambios
se transan a un único precio que vacía los mercados.
La oferta de dinero pretransferencia por miembro de la generación
vieja, es conocida por todos los agentes. Denótese esta cantidad por m.
Los balances postransferencia, denotados por m’, no son conocidos
generalmente (hasta el próximo período) excepto en la medida en que
son “revelados” a los comerciantes mediante el nivel de precios del
período corriente. Similarmente, la variable de locación θ es
desconocida, excepto indirectamente vía precio. El desarrollo a través
del tiempo de la oferta nominal de dinero se rige por

𝑚’ = 𝑚𝑥, (2)

donde x es una variable aleatoria. Denótese x’ como el valor del próximo


período de esta variable de transferencia y θ’ como el valor del próximo
período de la variable de locación. Se asume que x y x’ son
independientes, con una función de densidad continua común f en (0,
∞). De manera similar, θ y θ’ son independientes, con una densidad
simétrica continua común g en (0, 2).
Para resumir, el estado de la economía en cualquier período se describe
completamente por las tres variables m, x y θ. El movimiento de la
economía de estadio a estadio es independiente de las decisiones
hechas por los individuos en la economía, y está dada por (2) y las
densidades f y g de x y θ. (Lucas 1981, 67-9)

Pero este no es el final de los supuestos establecidos en el “modelo de economía abstracta” de


Lucas. La Sección 3 continúa, “Asumiremos que los miembros de la generación vieja prefieren
consumir más a menos, …” y así durante otra página; y más detalles han de ser añadidos a la economía
en la Sección 4. No hay nada especial contra Lucas aquí. Tan sólo escribamos cuidadosamente en una
lista los supuestos de cualquiera de nuestros modelos favoritos y veremos lo que quiero decir. Por
ejemplo, el modelo de pérdida de habilidades de Pissarides contiene alrededor de 16 supuestos y eso
solamente para la primera de seis economías crecientemente complejas que describe3.
Creo que hay una buena razón sobre por qué los modelos económicos deben brindar mucha
estructura a las economías que describen: si sólo poseemos unos pocos principios, necesitaremos un
montón de asunciones extra de algún otro lado para poder derivar nuevos resultados que no estén de
antemano claros en los principios. En los modelos bajo discusión, la abundancia de estructura puede
reemplazar la falta de principios generales presupuestos. Los principios generales pueden ser
pensados como divididos en dos categorías, familiares a los filósofos de la ciencia (Cf. Hempel 1966):
principios internos y principios puente. Los principios internos realizan afirmaciones acerca de las
relaciones entre conceptos abstractos o teóricos, como los axiomas de la teoría de la utilidad. Pero los
resultados sobre los que queremos conocer generalmente no involucran conceptos abstractos o
teóricos, sino empíricos. Los principios puente de una teoría brindan los vínculos entre los dos
conjuntos de conceptos. (El ejemplo usual es la identificación en un gas ideal del concepto teórico
energía cinética media de las moléculas con el concepto empírico temperatura.)
La teoría presupuesta en nuestros modelos económicos tiende a emplear pocos principios de
cualquiera de las categorías y regularmente no emplea en absoluto principios puente. Esto significa
que los supuestos adicionales puestos en la descripción del modelo deben cumplir dos tareas. Por una
parte, deben proveer suficientes restricciones que sirvan como premisas para aumentar el rango de
consecuencias deductivas. Por otra parte, deben establecer una interpretación de los términos que
aparecen en los principios teóricos. Deben decirnos, por ejemplo, cantidades en términos de utilidad
de un empleador creando un puesto de trabajo y de trabajo versus ocio para el empleado, o de
emprendedores que invierten en un proyecto o de managers incumpliendo sus contratos, o de un
justo trato para un compañero ciudadano y del costo de demostrar o contribuir a la American Civil
Liberties Union.
A veces la tarea inconclusa por el requerimiento de principios puente es realizada por un supuesto
explícito: asumiremos que la única fuente de utilidad es... A veces se les da explícitamente una forma
concreta a los principios abstractos en sí mismos: asumiremos que las firmas actúan para maximizar
beneficios y los trabajadores para maximizar salarios... Muchas veces la interpretación está implícita:
quizás no haya en el modelo nada más que importe a los agentes excepto el poder, o los beneficios, o
el ocio y los salarios, y la mera elección de estas palabras indica que la utilidad de los agentes debería
depender de ellas en ciertas maneras características.
Lo que afirmo es que no es una sorpresa que las economías análogas individuales vengan con esas
largas listas de supuestos: Los supuestos específicos del modelo pueden brindar un camino para
obtener resultados seguros deductivamente validados donde los principios universales son escasos.
Pero aquellos tienen sus propios problemas. Pues la validez de las conclusiones depende ahora de un
gran número de supuestos interconectados muy especiales. De ser así, la validación de los resultados
dependerá entonces del arreglo detallado de la estructura del modelo y no está, prima facie al menos,
disponible de otra forma. Elegimos verificar deductivamente nuestras afirmaciones para alcanzar
claridad, rigor y certeza. Pero para conseguir esto hemos atado los resultados a circunstancias muy
especiales; el problema es cómo validarlas en el exterior.
Consideremos por ejemplo el modelo de Lucas de "La Neutralidad del Dinero". Empecemos con la
afirmación, bastante falta de contenido:

El problema de decisión al que se enfrenta una persona de edad 0 es:

𝑚𝑎𝑥 𝑥 ′𝜆
{𝑈 (𝑐, 𝑛) + ∫ 𝑉 ( ′ ) 𝑑𝐹(𝑥 ′ , 𝑝′ ; 𝑚, 𝑝)} (9)
𝑐, 𝑛, 𝜆 ≥ 0 𝑝

sujeto a:

𝑝(𝑛 − 𝑐) − 𝜆 ≥ 0 (10)

(Lucas 1981, 70)

donde c es el consumo corriente; n, la oferta de trabajo corriente; λ, una cantidad conocida de saldos
nominales adquiridos; p y p', los niveles de precio en el período corriente y el sucesor; y F, una función
de distribución no especificada. A pesar de que hasta aquí no hay nada demasiado controversial,
podemos ver que ya en esta etapa la forma exacta de la ecuación depende de los detalles de la
economía. Esto será aún más obvio para cuando lleguemos a la condición para el equilibrio en cada
mercado separado (ecuación [16], que se deriva de [9] más los supuestos más detallados acerca de la
economía análoga estudiada en el modelo):

𝑚𝑥 1 𝑚𝑥𝑥 ′ 𝑥 ′
ℎ( ) = ∫ 𝑉′ ( ) 𝑑𝐹(𝑥 ′ , 𝑝′ ; 𝑚, 𝑝) (16)
𝜃𝑝 𝑝 𝜃𝑝′ 𝑝′

(Lucas 1981, 72)

Las secciones 6 y 7 del paper de Lucas se titulan, respectivamente, "Implicaciones Positivas de la


Teoría" y "Consideraciones de Política". Sin embargo, los resultados que establece son acerca de esta
economía: se siguen de la ecuación (16), que es una ecuación específica para la economía que satisface
la extensa descripción dispuesta en las secciones 2, 3 y 4 de Lucas. ¿Cómo pueden enseñarnos más
lecciones generales, lecciones que se puedan aplicar en otras, diferentes economías?
La visión que he defendido durante un largo tiempo es que los resultados de dichos modelos nos
enseñan acerca de tendencias generales ("capacidades", en mi propio vocabulario), tendencias que
se muestran transparentemente en las economías análogas descriptas en nuestros modelos
económicos pero que están preparadas para operar en la mayoría de las economías. Desde este punto
de vista, la economía análoga que describe Lucas es como un experimento. Sabemos que un
experimento del tipo adecuado, un experimento Galileano que aísla la tendencia en cuestión4, puede
enseñarnos cosas que podemos trasladar fuera de la situación experimental. Si tenemos suerte, sin
embargo, no necesitaremos llevar a cabo el experimento. Podemos determinar qué podría pasar si
realmente lo hiciéramos porque podemos hallar por deducción qué debe pasar. Pero para que eso
funcione, la economía análoga debe ser justo del tipo adecuado: si la fuéramos a construir en la
realidad, debería cumplir las condiciones de un experimento Galileano. Esta estrategia toda es
amenazada, no obstante, si idealizaciones no Galileanas juegan un papel en nuestras deducciones - lo
que parece ser el caso de la ecuación de Lucas (16).
Desde la perspectiva de establecer tendencias, el observar cuidadosamente las deducciones
utilizadas en nuestros modelos económicos para ver si todos los supuestos irrealistas requeridos para
las derivaciones son del tipo que caracterizan un experimento ideal se vuelve crucial. Observemos
otro sencillo ejemplo de la Física para un caso análogo.
En la Mecánica clásica Newtoniana los cuerpos masivos tienen una tendencia inercial: un cuerpo
permanecerá en movimiento a menos que se le aplique una fuerza. Cuando se le aplica una fuerza, el
movimiento real que ocurre será una combinación del movimiento inercial y aquel originado en la
fuerza. Entonces, ¿cuál es el comportamiento natural de un cuerpo cuando la inercia actúa por si
misma? Digamos que realizamos experimentos para determinarlo. Sabemos que las fuerzas provocan
movimientos. Entonces eliminemos todas las fuerzas y observemos a los cuerpos moverse. ¿Qué es lo
que vemos?
Imaginemos que nuestra masa experimental ha sido confinada por razones de conveniencia a
moverse en una superficie particular, pero que hemos sido muy cautelosos para aplanar la superficie
a fin de eliminar casi toda la fricción. Entonces lo que vemos dependerá de la geometría de esa
superficie. Por ejemplo, si todos nuestros experimentos fueron hechos en una esfera, siempre
tendremos un movimiento en grandes círculos, como en la Figura 2 (Geodesia en la Geometría de
Esfera Simple). Pero ese no es el movimiento "natural" en otras geometrías. Observemos por ejemplo
la Figura 3 (Geodesia en la Geometría de Esfera con Singularidades Espacio-temporales). Allí, el
movimiento en grandes círculos puede observarse, pero no es el movimiento que contribuirá la
inercia. Los resultados en nuestro experimento están sobredeterminados. Pensamos que eliminando
todos los factores que creíamos causas de movimiento - todas las fuerzas - veríamos los resultados de
la inercia por sí misma. En realidad lo que vemos es un resultado de inercia más geometría.
Siempre puede pasar esto en un experimento: nunca sabemos si algunas características que no
hemos tenido en cuenta están influenciando el resultado. Pero en una buena cantidad de nuestras
economías análogas ni siquiera estamos así de bien. En un experimento real estamos, después de
todo, en posición de asumir con buenas justificaciones que el hecho de que hay, por ejemplo, sólo dos
mercados o sólo dos generaciones no tiene importancia porque el número de mercados o de
generaciones no es relevante para la conclusión: no tiene peso causal en el resultado, y lo que sucede
en el experimento real es simplemente lo que fue causado. Las economías análogas son diferentes.
Lo que sucede en ellas es exactamente lo que está implicado deductivamente. El problema es que
muchas veces sabemos con sólo mirarlas que las derivaciones específicas hechas en nuestros modelos
dependen de detalles de la situación más que del mecanismo en sí mismo operando de acuerdo a
nuestros principios generales. Entonces sabemos que en el experimento correspondiente hay
características además del mecanismo mismo determinando el resultado. Eso significa que el
experimento no nos permite extraer una conclusión acerca de la tendencia general del mecanismo en
estudio.
Ahora sabemos qué pasaría -de hecho, qué debe pasar - en una situación experimental real
restringida de manera muy particular en la cual las características de interés realmente ocurren. Pero
lo sabemos exactamente por razones incorrectas. Sabemos que los resultados se obtienen porque
sabemos que fueron deducidos dadas las relaciones formales de todos los factores que figuran en la
prueba de un modo esencial. Pero el punto acerca de un experimento diseñado para establecer la
tendencia de un factor es que no deberían importar los factores de fondo para lo que suceda. Se
supone que debemos aislar los efectos de la característica o proceso en investigación actuando por sí
mismo, no efectos que dependen de los factores secundarios de un modo crucial.
Entonces, de tener un setup así, no resultará ser un buen experimento después de todo. Puede
haber parecido un buen diseño porque nuestro conocimiento causal independiente nos dijo que en
general ninguno de los factores de fondo debería tener algún peso en el efecto. Pero por mala suerte
eso podrá no ser cierto para la forma particular de ordenarlos que escogimos. Las relaciones formales
de los supuestos de fondo y la característica objetivo en conjunto son suficientes para garantizar el
resultado - y esa es una de las cosas que nuestro diseño debe evitar. Deberíamos juzgar el resultado
(aún si por azar resulta ser correcto) para saber si es un artefacto del experimento.
Conclusión

Observemos la propia conclusión de Lucas en su paper sobre la neutralidad del dinero:

Este paper ha sido un intento de resolver la paradoja planteada por


Gurley, en su suave pero precisa parodia de la teoría monetaria
Friedmaniana: "El dinero es un velo, pero cuando el velo cae,
chisporrotea el verdadero resultado [Money is a veil, but when the veil
flutters, real output sputters]". Esta resolución ha sido efectuada
postulando agentes económicos libres de ilusión monetaria, de manera
tal que el hipotético experimento Ricardiano de una expansión
monetaria proporcional completamente anunciada no tendrá
consecuencias reales (esto es que el dinero es un velo). Estos agentes
racionales son ubicados luego en un escenario en el cual la información
transmitida a los comerciantes a través de los precios de mercado es
inadecuada para permitirles distinguir disturbios reales de monetarios.
En este escenario, las fluctuaciones monetarias llevan a movimientos en
resultados reales en la misma dirección.
Para que esta resolución conlleve algo de convicción, ha sido necesario
adoptar un marco lo suficientemente simple para permitir una precisa
especificación de la información disponible para cada comerciante en
cada momento del tiempo, y para facilitar la verificación de la
racionalidad del comportamiento de cada comerciante. Para obtener
esta simplicidad, la mayoría de las características interesantes del ciclo
comercial observado han sido abstraídas, con una notable excepción: la
curva de Phillips emerge no como un hecho empírico inexplicado, sino
como una característica central de la solución para un equilibrio general
del sistema. (Lucas 1981, 84)

He discutido que en un modelo como este, las características "abstraídas" se clasifican en dos
categorías: aquellas que eliminan los factores desconcertantes y aquellas que no eliminan factores
desconcertantes sino que proveen una estructura lo suficientemente simple para hacer posible un
estudio deductivo. Las primeras, afirmo, son justo las que queremos cuando apuntamos a observar
qué efectos tiene la información inadecuada acerca de los disturbios monetarios sobre la curva de
Phillips de corto plazo para los agentes racionales, esto es, cuando queremos establecer la tendencia
que tiene independientemente de los efectos que cualquier otra cosa pueda tener sobre la curva de
Phillips también. Pero los supuestos del segundo tipo siguen siendo problemáticos. No sólo nos dejan
con la pregunta sin responder, "¿Podemos creer que lo que vemos suceder, literalmente suceder, en
esta economía, es lo que la combinación de racionalidad e información limitada contribuye en otras
economías?" Para peor, nos dan razones para creer que no podemos. Pues la inspección de la
derivación sugiere que el resultado que se obtiene en las economías análogas depende de la
estructura particular que tiene la economía5.
¿Depende? Esta es una pregunta que generalmente no está lo suficientemente bien dirigida.
Frecuentemente, claro, discutimos cuán robustos son los resultados de un modelo específico. Pero,
sin que nos sorprenda, estas discusiones usualmente se refieren a los supuestos de la primera
categoría, pues éstos son los que preocupan a la teoría económica. Nótese por ejemplo que Lucas
denota en el pasaje recién citado que "la mayoría de las características interesantes del ciclo comercial
observado han sido abstraídas" (mi cursiva). Al final de cuentas queremos saber qué sucede cuando
otras causas ejercen su fuerza, ya sea porque pueden interferir con la que estamos estudiando, o
porque estamos iniciando el camino hacia un modelo que será descriptivamente preciso cuando los
resultados sean leídos literalmente, i.e. más descriptivamente preciso acerca de las economías reales
que queremos estudiar. Pero mi punto central es que también necesitaremos resultados de robustez
sobre la segunda categoría de supuestos si nuestras conclusiones han de ser útiles en el sentido de
tendencia.
Me doy cuenta por supuesto que los economistas ¿no? modelizan para hallar tendencias. Los
modelos son meramente un hilo en una red de métodos utilizados en conjunto para establecer,
testear, expandir y revisar hipótesis económicas. Más aún, es muchas veces la lección general y no la
forma precisa de la conclusión la que se toma en serio (aun cuando la conclusión es entendida en un
sentido de tendencia). Sin embargo, se supone que derivar rigurosamente un resultado en un modelo
provee evidencia prima facie en favor de ese resultado. Mi preocupación es sólo acerca de esta
relación de evidencia a hipótesis. En la medida en que la derivación en un modelo hace uso esencial
de supuestos "idealizadores" no Galileanos, no veo como el hecho de que el resultado pueda derivarse
en un modelo tal pueda brindar en absoluto evidencia alguna para la hipótesis.
Si apuntamos a establecer conclusiones interpretadas en un sentido de tendencia, hay una buena
razón de por qué la derivación de una conclusión en un modelo que realiza idealizaciones Galileanas,
y no otras, debe contar como evidencia en favor de esa conclusión: en la medida en que los principios
generales empleados en la derivación son verdaderos en el mundo real, el comportamiento derivado
en el modelo será una copia del comportamiento que se hubiera obtenido de realizar un experimento
Galileano. Pero cuando se hacen idealizaciones no Galileanas, este motivo ya deja de tener esa fuerza.
Entonces necesitamos otra razón para mostrar por qué este procedimiento tiene fuerza evidencial. Y
no conozco uno que pueda ser declarado claramente y defendido de manera convincente. Por lo tanto
creo que deberíamos preocuparnos por asegurarnos de que los supuestos idealizadores no Galileanos
no jueguen un papel esencial en nuestras derivaciones.
¿Qué, entonces, nos dice esto acerca de la exigencia por derivaciones rigurosas? He estado
discutiendo aquí una de las formas centrales y altamente apreciadas en la que se hace hoy la teoría
de la Economía: mediante la construcción de modelos para economías análogas simples, en los cuales
los resultados acerca de cuestiones de interés puedan ser rigurosamente derivados, empleando como
principios generales sólo aquellos cuyo uso es relativamente incontrovertido dentro de la disciplina.
La obtención de rigor es, sin embargo, costosa. Toma un tiempo considerable. Requiere talentos
especiales y entrenamiento especial y esto cierra la disciplina a diferentes tipos de pensadores que
puedan proveer diferentes tipos de entendimiento detallado acerca de cómo las economías pueden
y hacen su trabajo. Y el rigor se compra pagando el costo de emplear conceptos generales que carecen
el tipo de contenido detallado que les permite ser directamente utilizados en situaciones concretas.
¿Cuáles son sus ventajas compensatorias? A menos que encontremos respuestas diferentes a la que
ofrecí aquí6, las ventajas no incluirán lecciones acerca de los fenómenos económicos reales, parece, a
pesar de nuestro sentimiento frecuente de conocerlos cada vez más. Pues no estamos seguros de
manera general de algún modo de extraer los resultados de nuestros modelos y llevarlos al mundo
real.
Ha habido alguna tendencia a culpar por nuestros fracasos al intento de hacer rigurosa a la
Economía. Yo pienso al revés. Si es rigor lo que queremos, el problema con la teorización económica
de este estilo es que se abandona el rigor demasiado pronto. Pues los modelos en sí mismos, a pesar
de ser abstractos y matematizados, no son teorías formales. Para entender por qué digo esto,
consideremos nuevamente la estructura de mi argumento en este paper. He planteado las cuestiones
acerca de la validez externa de los resultados establecidos en estos tipos de modelos. Mis
preocupaciones se centran no en el irrealismo de los supuestos sino en la dependencia que tienen los
resultados del modelo. Este tipo de dependencia del modelo involucrada parece socavar no sólo la
afirmación de que los resultados pueden ser literalmente interpretados, pero también la esperanza
de que puedan ser interpretados como hechos acerca de tendencias.
Pero tengo que decir "parece" aquí porque los mismos modelos no son presentados de una manera
que permita tomar fácilmente esta pregunta, o responderla rigurosamente. ¿Cuáles exactamente son
los supuestos que son realmente necesarios para llevar adelante las derivaciones; y cuál es el rango
de las circunstancias en las que estos supuestos puedan ser relajados y se mantengan resultados
cualitativamente similares? Generalmente, no podemos responder esta pregunta dada la forma en
que se presentan los modelos. Para responderla necesitamos formalizar nuestros modelos.
Suponiendo entonces que mis preocupaciones acerca de la dependencia que tienen los resultados del
modelo son válidas. ¿Qué debemos concluir acerca de la necesidad de rigor en la teoría económica?
Parece como si la conclusión natural fuese esta: si la Economía se apega a la matematización en lugar
de la formalización, no será fácil saber si los modelos que construye pueden enseñarnos realidades
generales acerca de características concretas de la economía o no; el problema con este tipo de
teorización no es que es demasiado rigurosa, sino que no lo es lo suficiente.

Referencias

Cartwright, Nancy 1989, Nature’s Capacities and their Measurement, Oxford: Oxford Univ. Press.
Cartwright, Nancy 1998, ‘Capacities’, in John B. Davis, D. Wade Hands and Uskali Mäki (eds.) The
Handbook of Economic Methodology, Cheltenham: Edward Elgar.
Cartwright, Nancy 1999, The Dappled World: A Study of the Boundaries of Science,
Cambridge: Cambridge University Press.
Guala, Francesco 1998, ‘Economic Experiments as Mediators’, Measurement in Physics and Economics
Discussion Paper Series, Centre for Philosophy of Natural and Social Science.
Hausman, Daniel 1992, The Inexact and Separate Science of Economics, Cambridge: Cambridge Univ.
Press.
Hempel, Carl G. 1966, Philosophy of Natural Science, Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall.
Lessing, Gotthold Ephraim 1759 [1967], Abhandlungen über die Fabel, Stuttgart: Philipp Reclam.
Lucas, Robert E., Jr. 1981, Studies in Business-Cycle Theory, Cambridge, MA: The MIT Press.
Menger, Carl 1883 [1963], Untersuchungen über die Methode der Sozialwissenschaften und der
Politischen Oekonomie Insbesondere, Leipzig: Duncker & Humblot, trans. Problems of Economics
and Sociology, Urbana: Univ. of Illinois Press.
Mill, John Stuart 1836[1967], ‘On the Definition of Political Economy and on the Method of
Philosophical Investigation in that Science’, reprinted in Collected Works of John Stuart Mill, vol.
4, Toronto: University of Toronto Press.
Mill, John Stuart 1843[1973], ‘On the Logic of Moral Sciences’, a chapter from A System of Logic,
reprinted in Collected Works of John Stuart Mill, vol. 7-8, Toronto: University of Toronto Press.
Morgan, Mary S. 1990, The History of Econometric Ideas, Cambridge: Cambridge Univ. Press.
Pissarides, Chris 1992, ‘Loss of Skill During Unemployment and the Persistence of Unemployment
Shocks’, Quarterly Journal of Economics 107: 1371-1391.

Notas

El trabajo en este proyecto ha sido apoyado por el Measurement in Physics and Economics Project en
la LSE y por el proyecto financiado por el Leverhulme en la Historical School del Centre for History and
Economics, Cambridge. Estoy agradecida tanto por la ayuda financiera como intelectual a estos dos
grupos, así como a Sang Wook Yi por ayudarme con las últimas etapas de argumentación y
preparación.
1
Yo misma he defendido la importancia de las tendencias a lo largo de las ciencias sociales y naturales,
dondequiera que el método analítico esté en juego (ver Cartwright 1989) y he mantenido
específicamente, posiblemente de manera incorrecta dados los argumentos aquí, que podemos
aprender acerca de ellas a través de nuestros modelos formales (ver Cartwright 1998). Daniel
Hausman (Hausman 1992) en sus argumentos acerca de que la Economía es una ciencia separada pero
no exacta también ve tendencias como estándares en la teoría de la Economía.
2
He descrito en otro lado (Cartwright 1999) una variedad de reglas para combinar tendencias además
de la suma de vectores, así como explicado qué podemos hacer con el conocimiento de tendencias
aun cuando no hay reglas generales disponibles para combinar tendencias.
3
Los economistas, creo, se acostumbran a los modelos con muchos supuestos. Pero estoy
regularmente en contacto con grupos mixtos, gente que estudia Economía y gente que estudia Física;
aquellos cuyo conocimiento es la Física muchas veces se sorprenden con la abundante descripción
brindada por los modelos en Economía.
4
Si existe tal tendencia
5
Nótese que todavía tenemos este problema aún si somos lo suficientemente afortunados como para
haber seleccionado unas pocas causas para estudiar que para la mayoría de las situaciones reales
serán las causas dominantes. Pues todavía necesitamos ver por qué los comportamientos que ocurren
en la economía análoga cuando estas causas están presentes son comportamientos que revelan la
tendencia de este arreglo de causas y por lo tanto aproximan los comportamientos que ocurren en las
economías reales.
6
Hay, por supuesto, una variedad de enfoques sobre el uso de modelos que no exigen ni precisión
predictiva ni un correcto aislamiento de tendencias. Véase por ejemplo los estudios hallados en
Morgan y Morrison 1999.

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