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“La creación de algo nuevo no se logra con el intelecto, sino por el instinto lúdico que actúa desde
una necesidad interior. La mente creativa juega con los objetos que ama.”
C. G. Jung.
Símbolo es una palabra técnica de la lengua griega que significa tablilla de recuerdo (tessera
hospitalis de los latinos). Tablilla, que partida en dos, se repartía entre el anfitrión y el huésped,
para que con el paso del tiempo y en ocasión de un nuevo encuentro, puedan reconocerse como
antiguos conocidos juntando las dos mitades.
Así como el juego es una función elemental de la vida humana Gadamer sostiene que hay una
tendencia innata del hombre al arte.
El juego implica movimiento que no tiende a un final o meta, sino al movimiento en cuanto
movimiento. Así también la obra de arte es dinámica, en constante proceso de construcción y
reconstrucción. La obra nunca ha sido sino que es, en continua transición, tanto para el artista
como para los receptores. La obra producto del juego deja siempre un espacio de juego que hay
que rellenar. Lo estético del arte es esta posibilidad de relleno, nunca acabado, del espacio del
juego.
El juego es un hacer comunicativo, se diluye la distancia entre el que juega y el observador ya que
éste no es mero contemplador sino que participa de la experiencia lúdica. Jugar es siempre jugar
con. Una de las características del arte moderno es anular la distancia entre el público y la obra.
Sólo habrá una recepción real de la obra para aquél que realiza una experiencia artística activa y
realiza un trabajo propio o sea para el que juega con. La obra de arte interpela, hay un desafío que
emerge de ella y espera ser correspondido. La respuesta sólo puede ser dada por aquel que acepta
el desafío y produce una respuesta activa colocándose en el papel de co-jugador o sea formando
parte del juego. El arte es un juego muy particular, serio, con reglas, en el que la obra deja al
receptor un espacio que tiene que rellenar. Tanto en las obras de arte tradicionales, como en las
creaciones modernas siempre hay un trabajo de reflexión, un movimiento hermenéutico.
Leer una obra implica un acto sintético, un reunir o juntar partes, descifrar. Es un continuo ser-
activo-con. La identidad de la obra que invita a esa actividad, no es una identidad arbitraria, sino
que es dirigida y forzada a insertarse a un determinado esquema para todas las realizaciones
posibles. Al final de esa actividad de construcción del cuadro como tarea, el todo converge en la
imagen del cuadro haciéndose presente el significado evocado en él.
Gadamer, por lo expuesto, aconseja alejarse de la obra como algo cerrado o consolidado, para
abordarla como algo en un constante ser, en continua transición tanto para artistas creadores
como para los receptores. Lo estético que proporciona el arte es esa posibilidad de relleno, nunca
acabado del espacio del juego.
Bibliografía