Está en la página 1de 3

¿Qué es el miedo?

Seguro que todos sabemos lo que se siente, pero no


siempre podemos expresarlo con palabras. En realidad, se trata de una
emoción que todos, aunque sea una vez, hemos experimentado en
nuestra vida. Podría catalogarse como una “alarma” que nos dice que
tenemos que cuidarnos de una situación puntual, que podría llegar a
ser peligrosa según nuestra idea, pensamiento, creencia, etc.
No es malo tener miedo de vez en cuando, porque nos evita muchos
inconvenientes, nos hace estar un poco más alertas a los peligros que
puedan llegar a ocurrirnos, etc. Sin embargo, el problema radica en el
momento en que ese temor nos paraliza, no nos deja avanzar y nos
confina a una inmovilidad atroz que genera sentimientos de insatisfacción,
angustia y depresión. Allí es cuando debemos tomar cartas en el
asunto y ponernos en acción para no dejar que el miedo domine
nuestra vida. Somos nosotros los que debemos “decirle” qué hacer,
y no a la inversa.
No resulta muy sencillo poder vencer el miedo de buenas a primeras,
sobre todo si estamos frente a temores que llevan mucho tiempo calando
hondo en nuestro corazón y nuestra mente o bien que son tan fuertes que
necesitaremos un compromiso superior para dejarlo fuera de nuestra
vida. Al igual que la ira, el temor se puede superar si le damos una
interpretación correcta, y buscamos “la otra mirada” para la
situación que supuestamente es una amenaza o un peligro.
Para vencer al miedo es preciso aprender a manejar todas y cada una de
nuestras emociones, para poder así descubrir qué pensamientos de base
nos están “llevando por el mal camino”, así como detectar qué acciones,
actitudes o palabras del otro nos hacen creer que se trata de algo a temer.

Estrategias para manejar las emociones,


pensamientos y sensaciones de miedo

Si realmente crees que tienes un problema y que no puedes dominar el


temor por algo en particular o en general, es tiempo de que tengas en
cuenta cuáles son las estrategias más eficaces, expuestas por los
especialistas en el tema:
1-Concreta cuál es el miedo: esto quiere decir, que hables o pienses
sobre este miedo. Tal vez sea un poco difícil, porque, sin dudas, conlleva
a mucha tristeza, angustia, desesperación. Sin embargo, es bueno
determinarlo dentro de algunas directrices, para que no sea vago o
difuso. Está comprobado que cuánto menos se habla de él, más
aflicción causa. Reconoce cuál es la causa puntal de tu
temor. Probablemente te cueste analizar la situación de forma objetiva,
incluso es seguro que no desees reconocerlo de manera consciente, pero
intenta hacer un acto de introducción, de introspección para sacar fuera
todo aquello que te hace daño. Focalízate en las cosas que son
importantes y que el miedo no te permite disfrutar. Puedes exponerte a
perder alguien o algo valioso por culpa de este temor. Si por ejemplo,
temes a morir atropellado y nunca sales de tu casa, dejarás de pasar
hermosos momentos con tu familia.
2-Analiza a fondo el miedo: una vez que hayas “decidido” cuál es tu
temor, es momento de seguir con el trabajo de análisis. Pregúntate el por
qué de ese miedo. No encontrarás una respuesta inmediata, quizás te
lleve varios días porque tendrás que navegar y hasta bucear dentro de tu
inconsciente. Presta atención a las señales que te dan los sueños, por
ejemplo. El miedo a menudo suele ser porque algo malo suceda más que
por el suceso en sí, porque siguiendo con el caso anterior, hay una baja
probabilidad de que te atropelle un coche si tienes cuidado al cruzar la
acera o a mirar el semáforo. Tenemos la costumbre de aumentar las
consecuencias negativas de cada cosa que hacemos en lugar de
enfrentarnos a ello o a vivir sin que importe realmente. Pensamos que
todo es más malo que lo que es en verdad. Pregúntate ¿qué es lo peor
que me puede pasar?
3-Enfrenta tu miedo: imagina entonces la peor situación posible y cómo
podrías salir airoso de ella. Es muy probable que si vas por la calle con
cuidado, ningún coche te choque y si eso sucede, puedes quebrarte una
pierna o un desenlace peor, sin embargo, puedes tomar eso como un
aprendizaje a disfrutar de tu vida al máximo, porque no sabes cuánto
tiempo vivirás (nadie tiene la vida comprada). Y si sólo es una herida
superficial, entonces, empezarás a ver tu existencia diferente, te
fortalecerás con la experiencia y tendrás más cuidado al cruzar la calle. No
es preciso que te “lances de cabeza” hacia el problema como si fuera una
piscina (nadie te va a pedir que cruces con el semáforo en rojo) pero si es
conveniente que vayas dando pequeños pasos para de a poco ir
superando tu miedo y no volver a sufrirlo.
4-Cambia todas las ideas que reafirman tu temor: en el momento en
que tenemos miedo, la mente “conspira” en tu contra, te juega una mala
pasada con sentencias negativas, diciéndote cosas tales como “no lo vas
a lograr”, “te espera lo peor”, “no puedes vencer el miedo”. No le hagas
caso, trata de aplicar siempre el positivismo a rajatabla, recuerda que el
que manda eres tú y no tu cerebro. Evita las contradicciones en tu
interior y date ánimos para continuar en este camino que has
comenzado a emprender que ya es bastante.

También podría gustarte