Está en la página 1de 5

Contextualización de

fenómenos sociales,
políticos y económicos
Mtro.: Rodrigo
Anastasio Ramirez
Velázquez
AA.: Jesus Antonio
Andrade paz
Gro.: 502
Revolución digital abordando los nuevos códigos de la
comunicación y la nomofobia.
Que los teléfonos inteligentes han impactado en nuestros hábitos sociales resulta
indubitable. También que dicha influencia presenta una doble vertiente: las nuevas
tecnologías posibilitan mantener el contacto con quienes tenemos más lejos, al tiempo
que nos alienan durante las reuniones con amigos y familiares, donde cada cual presta
más atención a la pantalla que a su compañero de mesa.
Lo comentamos hará unos meses, al enumerar los consejos de Tristan Harris (antiguo
ingeniero de Google) para desengancharnos del smartphone: un uso continuado apareja
insomnio; dificultad para concentrarse; pérdida de productividad; problemas de salud y
hasta un empobrecimiento de la comunicación con nuestra pareja, lo que suele derivar en
desconfianza.
La consultora Oracle Marketing Cloud determinó que ojeamos el móvil unas 150 veces por
día, resultándonos imposible alejarnos de ‘ WhatsApp’ (o cualquier otra aplicación de
mensajería instantánea) por más de una hora. Esto último se ha convertido en trastorno
propiamente dicho, hasta el punto de afectar a un 77% de la población española según el
Instituto Psicológico Desconecta. No en vano, España es el país con más teléfonos móviles
por habitante de todo el mundo: tan sólo un 8% se dijo ajeno a estos gadgets en la
muestra de Back Market.
La ‘nomofobia’ se describe así como el miedo irracional a quedar desconectados de las
redes sociales y, por ende, de nuestra agenda digital. Esto se traduce en desasosiego al
olvidar el teléfono móvil en casa, agotar su batería o permanecer cierto tiempo en un área
sin cobertura. Como bien explica Belén Arcones, experta en Prevención de Riesgos y
Directora General de IMF Business School: «Las personas con nomofobia se encuentran en
un estado casi permanente de conexión digital que les lleva a realizar una serie de
patrones muy reconocibles: se ponen nerviosos cuando alguien tarda en contestar los
mensajes, buscan enchufes por si se acaba la batería del smartphone o consultan
constantemente el móvil en el trabajo y en otras situaciones que pueden resultar
inapropiadas».
La ansiedad, de hecho, es una de las afecciones más recurrentes del nomofóbico. Un 53%
de los usuarios de smartphones llegan a sufrirla si pierden el teléfono, según el Centro de
Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA). Sanitas advierte también de
dolores de cabeza y estómago, que en última instancia derivan en taquicardias o ataques
de pánico. Ahora bien, ¿existen pautas que nos impidan llegar a dichos extremos? Arcones
recomienda «establecer horarios y rutinas para utilizar dispositivos cuando sea necesario y
evitar, en la medida de lo posible, el uso mientras se trabaja o se duerme».
Innova en Verde
Nomofobia: cuando la tecnología nos vuelve esclavos
8 de cada 10 españoles experimentan un miedo irracional a quedarse sin batería en el
móvil
Que los teléfonos inteligentes han impactado en nuestros hábitos sociales resulta
indubitable. También que dicha influencia presenta una doble vertiente: las nuevas
tecnologías posibilitan mantener el contacto con quienes tenemos más lejos, al tiempo
que nos alienan durante las reuniones con amigos y familiares, donde cada cual presta
más atención a la pantalla que a su compañero de mesa.
Lo comentamos hará unos meses, al enumerar los consejos de Tristan Harris (antiguo
ingeniero de Google) para desengancharnos del smartphone: un uso continuado apareja
insomnio; dificultad para concentrarse; pérdida de productividad; problemas de salud y
hasta un empobrecimiento de la comunicación con nuestra pareja, lo que suele derivar en
desconfianza.
La consultora Oracle Marketing Cloud determinó que ojeamos el móvil unas 150 veces por
día, resultándonos imposible alejarnos de ‘ WhatsApp’ (o cualquier otra aplicación de
mensajería instantánea) por más de una hora. Esto último se ha convertido en trastorno
propiamente dicho, hasta el punto de afectar a un 77% de la población española según el
Instituto Psicológico Desconecta. No en vano, España es el país con más teléfonos móviles
por habitante de todo el mundo: tan sólo un 8% se dijo ajeno a estos gadgets en la
muestra de Back Market.
La ‘nomofobia’ se describe así como el miedo irracional a quedar desconectados de las
redes sociales y, por ende, de nuestra agenda digital. Esto se traduce en desasosiego al
olvidar el teléfono móvil en casa, agotar su batería o permanecer cierto tiempo en un área
sin cobertura. Como bien explica Belén Arcones, experta en Prevención de Riesgos y
Directora General de IMF Business School: «Las personas con nomofobia se encuentran en
un estado casi permanente de conexión digital que les lleva a realizar una serie de
patrones muy reconocibles: se ponen nerviosos cuando alguien tarda en contestar los
mensajes, buscan enchufes por si se acaba la batería del smartphone o consultan
constantemente el móvil en el trabajo y en otras situaciones que pueden resultar
inapropiadas».
Sin ir más lejos, un informa de The App Date concluyó que un tercio de los españoles
utiliza su dispositivo móvil en el baño y que un 75% no lo desconecta al mantener
relaciones sexuales, llegando a interrumpirlas para contestar llamadas insistentes. Otro
porcentaje preocupante lo aporta Nascia, centro especializado contra la ansiedad y el
estrés: un 55% de usuarios entre 16 y 25 años reconoce utilizar su smartphone hasta altas
horas de la madrugada, en determimento del tiempo de sueño y pese a manifestar
cansancImag
1 de cada 3 usuarios cree que su pareja dedica más tiempo a su móvil que a la relación,
según el estudio ‘Three’s Company: Lovers, Friends and Devices’ de McAfee
La ansiedad, de hecho, es una de las afecciones más recurrentes del nomofóbico. Un 53%
de los usuarios de smartphones llegan a sufrirla si pierden el teléfono, según el Centro de
Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA). Sanitas advierte también de
dolores de cabeza y estómago, que en última instancia derivan en taquicardias o ataques
de pánico. Ahora bien, ¿existen pautas que nos impidan llegar a dichos extremos? Arcones
recomienda «establecer horarios y rutinas para utilizar dispositivos cuando sea necesario y
evitar, en la medida de lo posible, el uso mientras se trabaja o se duerme».
«Además -prosigue-, muchas de las personas afectadas suelen mirar inmediatamente su
teléfono cuando reciben un mensaje o contestan al instante cuando les llaman, una
actitud que se puede corregir no respondiendo en ese mismo momento. Evitar acciones
mecánicas ayuda a hacernos conscientes de nuestras acciones y nos permite decidir si
actuamos o no».
Los propios fabricantes de tecnología parecen concienciados respecto al uso abusivo que
hacemos de sus productos, lo que ha derivado en herramientas como ‘ Tiempo de Uso’ en
el sistema operativo iOS (para iPhone y iPad) o aplicaciones específicas también para
Android, entre ellas ‘ Quality Time’ (con alertas y restricciones al excedernos en minutos);
‘ Freedom’ (frente a la navegación web prolongada) y ‘ Forest’, donde la fuerza de
voluntad se convierte en motor de juego.
Arcones señala, en cualquier caso, que no es recomendable «depender al 100% de aplicaciones y
servicios para combatir la nomofobia, ya que el verdadero cambio debe hacerlo el usuario».
Cambio que en último término ha de supervisar un profesional: «Si la dependencia afecta
seriamente a la conducta o al desempeño laboral, urge buscar ayuda en psicólogos
especializados».

No hay que perder de vista la inteligencia artificial que cada día está más presente en nuestro día a
día. Un ejemplo son los asistentes virtuales con los que convivimos a diario.

Sin duda, la inteligencia artificial va a ser la gran protagonista de la ya denominada cuarta


revolución digital.

Mejoras de comunicación externa e interna

La forma de comunicarnos ha cambiado no sólo a nivel social sino también dentro de las
empresas.
Por ello, es muy importante que cuidemos la comunicación con nuestros clientes pero también a
nivel interno. De esta forma, obtendremos información muy necesaria para poder mejorar
nuestros puntos débiles.

El comercio electrónico ha crecido

El aumento del comercio electrónico es una de las principales consecuencias de la revolución


digital y un hecho consolidado pero, además, tiene unas excelentes previsiones de futuro. Para
aprovecharlo, es muy importante que sigamos trabajando en nuestro Ecommerce con acciones de
marketing online que atiendan las últimas tendencias.

Algunos ejemplos a los que debemos estar atentos son el Mobile First, los diseños responsive,
envíos rápidos y métodos de pago virtuales ágiles y seguros.

La inteligencia artificial

No hay que perder de vista la inteligencia artificial que cada día está más presente en nuestro día a
día. Un ejemplo son los asistentes virtuales con los que convivimos a diario.

Sin duda, la inteligencia artificial va a ser la gran protagonista de la ya denominada cuarta


revolución digital.

¿Crees que tu empresa cumple con todo?

Si tienes dudas o crees que necesitas, ayuda puedes contactarnos cuando quieras. Con el servicio
de transformación digital de DECUBICA, adaptar tu empresa a la nueva era digital para lograr el
éxito nunca fue tan fácil.

Compartir en las redes sociales

Demand sensing: qué es y sus beneficios

Transformación digital

Lo último en tecnología para restaurantes que no puede faltar en tu negocio

Inteligencia artificialBlog

Inteligencia artificial y transformación digital van de la mano

También podría gustarte