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especies
Charles Darwin
La evolución de las
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Charles Darwin
Índice
El origen de las especies por medio de la se-
lección natural
Tomo I. Introducción
Capítulo I. Variación en estado doméstico.
Capítulo II. Variación en la naturaleza.
Capítulo III. Lucha por la existencia.
Capítulo IV. Selección natural, o la supervi-
vencia de los más adecuados.
Capítulo V. Leyes de la variación.
Tomo II
Capítulo VI. Dificultades de la teoría.
Capítulo VII. Objeciones diversas a la teoría
de la selección natural.
Capítulo VIII. Instinto.
Capítulo IX. Hibridismo.
Capítulo X. De la Imperfección de los regis-
tros geológicos.
Capítulo XI. De la sucesión geológica de los
seres orgánicos.
Tomo III y último
Capítulo XII. Distribución geográfica.
Capítulo XIII. Distribución geográfica.
Capítulo XIV. Afinidades mutuas de los seres
orgánicos. -Morfología. -Embriología.
-Órganos rudimentarios.
Capítulo XV. Recapitulación y conclusión.
El origen de las especies por medio de la
selección natural
Charles Darwin
Tomo I
Introducción
Capítulo I
Selección inconsciente.
Capítulo II
Variación en la naturaleza.
Variabilidad. -Diferencias individuales.
-Especies dudosas. -Las especies de gran dis-
persión geográfica más difundidas y comunes
son las que más varían. -
Las especies de los géneros más grandes de
cada país varían más frecuentemente que las
especies de los géneros menores. -Muchas de
las especies de los géneros mayores parecen
variedades por ser, entre sí muy afines, aunque
no igualmente, y por tener distribución geográ-
fica restringida.
Diferencias individuales.
Las muchas diferencias ligeras que aparecen
en la descendencia de los mismos padres, o
que puede presumirse que han surgido así por
haberse observado en individuos de una misma
especie que habitan una misma localidad confi-
nada, pueden llamarse diferencias individuales.
Nadie supone que todos los individuos de la
misma especie estén fundidos absolutamente
en el mismo molde. Estas diferencias individua-
les son de la mayor importancia para nosotros,
porque frecuentemente, como es muy conocido
de todo el mundo, son hereditarias, y aportan
así materiales para que la selección natural
actúe sobre ellas y las acumule, de la misma
manera que el hombre acumula en una direc-
ción dada las diferencias individuales de sus
producciones domésticas. Estas diferencias in-
dividuales afectan generalmente a lo que los
naturalistas consideran como partes sin impor-
tancia; pero podría demostrar, mediante un
largo catálogo de hechos, que partes que deben
llamarse importantes, tanto sí se las mira des-
de un punto fisiológico como desde el de la cla-
sificación, varían algunas veces en los indivi-
duos de una misma especie. Estoy convencido
de que el más experimentado naturalista se
sorprendería del número de casos de variación,
aun en partes importantes de estructura, que
podría recopilar autorizadamente, como los he
recopilado yo durante el transcurso de años.
Hay que recordar que los sistemáticos están
lejos de complacerse al hallar variabilidad en
caracteres importantes, y que no hay muchas
personas que quieran examinar trabajosamente
órganos internos e importantes y comparar
éstos en muchos ejemplares de la misma espe-
cie. Nunca se hubiera esperado que las ramifi-
caciones de los nervios principales junto al gran
ganglio central de un insecto fuesen variables
en la misma especie; podría haberse pensado
que cambios de esta naturaleza sólo se habían
efectuado lenta y gradualmente, y, sin embar-
go, Sir J. Lubbock ha mostrado la existencia de
un grado de variabilidad en estos nervios prin-
cipales en Coccus, que casi puede compararse
con la ramificación irregular del tronco de un
árbol. Puedo añadir que este naturalista filósofo
ha mostrado también que los músculos de las
larvas de algunos insectos distan mucho de ser
uniformes. Algunas veces, los autores ratonan
en un círculo vicioso cuando dicen que los ór-
ganos importantes nunca varían, pues, como lo
han confesado honradamente algunos natura-
listas, estos mismos autores clasifican prácti-
camente como importantes aquellas partes que
no varían y, desde este punto de vista, nunca
se hallará ningún caso de una parte importante
que varíe; pero desde cualquier otro punto de
vista se pueden presentar seguramente muchos
ejemplos.
Resumen.
En conclusión, las variedades no pueden ser
distinguidas de las especies, excepto: primero,
por el descubrimiento de formas intermedias de
enlace, y segundo, por cierta cantidad indefini-
da de diferencia entre ellas, pues si dos formas
difieren muy poco son generalmente clasifica-
das como variedades, a pesar de que no pue-
den ser reunidas sin solución de continuidad;
pero no es posible determinar la cantidad de
diferencia necesaria para conceder a dos for-
mas la categoría de especies. En los géneros
que en un país tienen un número de especies
mayor que el promedio, las especies tienen
más variedades que el promedio. En los géne-
ros grandes, las especies son susceptibles de
ser reunidas, estrecha pero desigualmente,
formando grupos alrededor de otras especies.
Las especies sumamente afines a otras ocupan,
al parecer, extensiones restringidas. Por todos
estos conceptos, las especies de los géneros
grandes presentan suma analogía con las va-
riedades. Y podemos comprender claramente
estas analogías si las especies existieron en
otro tiempo como variedades y se originaron de
este modo; mientras que estas analogías son
completamente inexplicables si las especies son
creaciones independientes.
Selección sexual.
Divergencia de caracteres.
El principio que he designado con estos tér-
minos es de suma importancia y explica, a mi
parecer, diferentes hechos importantes. En
primer lugar, las variedades, aun las muy mar-
cadas, aunque tengan algo de carácter de es-
pecies -como lo demuestran las continuas du-
das, en muchos casos, para clasificarlas-, difie-
ren ciertamente mucho menos entre sí que las
especies verdaderas y distintas. Sin embargo,
en mi opinión, las variedades son especies en
vías de formación o, como las he llamado, es-
pecies incipientes. )De qué modo, pues, la dife-
rencia pequeña que existe entre las variedades
aumenta hasta convertirse en la diferencia ma-
yor que hay entre las especies? Que esto ocurre
habitualmente debemos inferirlo de que en to-
da la naturaleza la mayor parte de las innume-
rables especies presenta diferencias bien mar-
cadas, mientras que las variedades -los su-
puestos prototipos y progenitores de futuras
especies bien marcadas- presentan diferencias
ligeras y mal definidas. Simplemente, la suerte,
como podemos llamarla, pudo hacer que una
variedad difiriese en algún carácter de sus pro-
genitores y que la descendencia de esta varie-
dad difiera de ésta precisamente en el mismo
carácter, aunque en grado mayor; pero esto
solo no explicaría nunca una diferencia tan
habitual y grande como la que existe entre las
especies del mismo género.
Convergencia de caracteres.
Capítulo V
Leyes de la variación.
Efectos del cambio de condiciones. -Uso y
desuso combinados con la selección natural.
-àrganos del vuelo y de la vista. -Aclimatación.
-Variación correlativa. -
Compensación y economía del crecimiento.
-Correlaciones falsas. -Las conformaciones múl-
tiples, rudimentarias y de organización inferior
son variables. -Los órganos desarrollados de un
modo extraordinario son sumamente variables;
los caracteres específicos son más variables
que los genéricos; los caracteres sexuales se-
cundarios son variables. -Las especies del mis-
mo género varían de un modo análogo.
-Reversión a caracteres perdidos desde mucho
tiempo. -Resumen.
Aclimatación.
Variación correlativa.
Resumen.
Nuestra ignorancia de las leyes de la varia-
ción es profunda. Ni en un solo caso entre cien-
to podemos pretender señalar una razón por la
que esta o aquella parte ha variado; pero,
siempre que tenemos medio de establecer
comparación, parece que han obrado las mis-
mas leyes al producir las pequeñas diferencias
entre variedades de una especie y las diferen-
cias mayores entre especies del mismo género.
Tomo II
Capítulo VI
Dificultades de la teoría.
Dificultades de la teoría de la descendencia
con modificación. -Ausencia o rareza de varie-
dades de transición. -Transiciones en las cos-
tumbres. -
Costumbres diversas en la misma especie.
-Especies con costumbres muy diferentes de las
de sus afines. -Órganos de extrema perfección.
-Modos de transición. -Casos difíciles. -Natura
non facit sal tum. -Órganos de poca importan-
cia. -Los órganos no son en todos los casos
completamente perfectos. -La ley de unidad de
tipo y la de las condiciones de existencia están
comprendidas en la teoría de la selección natu-
ral.
Modos de transición.
Capítulo VII
Capítulo VIII
Resumen.
En este capítuio me he esforzado en mostrar
brevemente que las cualidades mentales de los
animales domésticos son variables, y que las
variaciones son hereditarias. Aún más breve-
mente, he intentado demostrar que los instin-
tos varían ligeramente en estado natural. Nadie
discutirá que los instintos son de importancia
suma para todo animal. Por consiguiente, no
existe dificultad real en que, cambiando las
condiciones de vida, la selección natural acu-
mule hasta cualquier grado ligeras modificacio-
nes de instinto que sean de algún modo útiles.
En muchos casos es probable que la costumbre,
el uso y desuso hayan entrado en juego. No
pretendo que los hechos citados en este capítu-
lo robustezcan grandemente mi teoría; pero,
según mi leal saber y entender, no la anula
ninguno de los casos de dificultad. Por el con-
trario, el hecho de que los instintos no son
siempre completamente perfectos y están suje-
tos a errores; de que no puede demostrarle que
ningún instinto haya sido producido para bien
de otros animales, aun cuando algunos anima-
les saquen provecho del instinto de otros; de
que la regla de Historia natural Natura non lacit
saltum es aplicable a los instintos lo mismo que
a la estructura corporal, y se explica claramen-
te según las teorías precedentes, pero es inex-
plicable de otro modo; tiende todo ello a con-
firmar la teoría de la selección natural.
Capítulo IX
Capítulo XI
De la extinción.
Hasta ahora sólo hemos hablado incidental-
mente de la desaparición de especies y grupos
de especies. Según la teoría de la selección
natural, la extinción de formas viejas y la pro-
ducción de formas nuevas y perfeccionadas
están íntimamente enlazadas. La antigua idea
de que todos los habitantes de la tierra habían
sido aniquilados por catástrofes en los sucesi-
vos períodos, está generalmente abandonada,
aun por aquellos geólogos, como Elie de Beau-
mont, Murchison, Barrande, etc., cuyas opinio-
nes generales les tendrían que conducir natu-
ralmente a esta conclusión. Por el contrario,
tenemos fundamento para creer, por el estudio
de las formaciones terciarias, que las especies y
grupos de especies desaparecen gradualmente,
unos tras otros, primero de un sitio, luego de
otro, y, finalmente, del mundo. En algunos ca-
sos, sin embargo -como la ruptura de un istmo,
y la consiguiente irrupción de una multitud de
nuevos habitantes en un mar contiguo, o el
hundimiento final de una isla-, el proceso de
extinción puede haber sido rápido. Tanto las
especies aisladas como los grupos enteros de
especies duran períodos de tiempo muy des-
iguales; algunos grupos, como hemos visto,
han resistido desde la primera aurora conocida
de la vida hasta el día de hoy; otros han des-
aparecido antes de terminarse el período paleo-
zoico. Ninguna ley fija parece determinar el
tiempo que resiste una especie o un género.
Hay motivos para creer que la extinción de un
grupo entero de especies es, generalmente, un
proceso más lento que su producción: si, como
antes, se representa su aparición y desapari-
ción mediante una línea vertical de un grueso
variable, se encontrará que la línea se adelga-
za, terminando en punta, más gradualmente en
su extremo superior, que señala el proceso de
la extinción, que en su extremo inferior, que
indica la aparición y primitivo aumento del nú-
mero de especies. En algunos casos, sin em-
bargo, la extinción de grupos enteros, como el
de los amonites al final del período secundario,
fue asombrosamente súbita.
Capítulo XII
Distribución geográfica. La distribución ac-
tual no puede explicarse por diferencias en las
condiciones físicas. -Importancia de los Obstá-
culos. -Afinidades entre las producciones de un
mismo continente. -Centros de creación.
-Modos de dispersión por cambios de clima y de
nivel de la tierra, y por medios ocasionales.
-Dispersión durante el período glaciar.
-Períodos glaciares alternantes en el Norte y en
el Sur.
Medios de dispersión.
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Morfología.
Hemos visto que los miembros de una mis-
ma clase, independientemente de sus costum-
bres, se parecen en el plan general de su orga-
nizacién. Esta semejanza se expresa frecuen-
temente por el término unidad de tipo o dicien-
do que las diversas partes y órganos son homó-
logos en las distintas especies de la clase. Todo
el asunto se comprende con denominación ge-
neral de Morfología. Es ésta una de las partes
más interesantes de la Histcria Natural, y casi
puede decirse que es su verdadera esencia.
)Qué puede haber más curioso que el que la
mano del hombre, hecha para coger; la del
topo, hecha para minar; la pata del caballo, la
aleta de la marsopa y el ala de un murciélago,
estén todas construidas según el mismo patrón
y encierren huesos semejantes en las mismas
posiciones relativas?(Qué curioso es -para dar
un ejemplo menos importante, aunque llamati-
vo- que las patas posteriores del canguro, tan
bien adaptadas para saltar en llanuras despeja-
das; las del coala, trepador que se alimenta de
hojas, igualmente bien adaptado para agarrar-
se a las ramas de los árboles; las de los bandi-
cuts, que viven bajo tierra y se alimentan de
insectos o raíces, y las de algunos otros marsu-
piales australianos, estén constituídas todas
según el mismo tipo extraordinario, o sea con
los huesos del segundo y tercer dedos suma-
mente delgados y envueltos por una misma
piel, de manera que parecen como un solo de-
do, provisto de dos uñas! A pesar de esta se-
mejanza de modelo, es evidente que las patas
posteriores de estos varios animales son usa-
das para fines tan diferentes como pueda ima-
ginarse. Hacen que sea notabilisimo el caso las
zarigüellas de América, que, teniendo casi las
mismas costumbres que muchos de sus parien-
tes australianos, tienen los pies construídos
según el plan ordinario. El profesor Flower, de
quien están tomados estos datos, hace obser-
var en conclusión: >=Podemos llamar esto
conformidad con el tipo, sin acercarnos mucho
a una explicación del fenómeno=>, y luego
añade: >=pero )no sugiere poderosamente la
idea de verdadero parentesco, de herencia de
un antepasado común?=>
Geoffroy St. Hilaire ha insistido mucho sobre
la gran importancia de la posición relativa o
conexión en las partes homólogas: pueden és-
tas diferir casi ilimitadamente en forma y ta-
maño, y, sin embargo, permanecen unidas en-
tre sí en el mismo orden invariable. jamás en-
contramos traspuestos, por ejemplo, los huesos
del brazo y antebrazo, del muslo y pierna; de
aquí que pueden darse los mismos nombres a
huesos homólogos en animales muy diferentes.
Vemos esta misma gran ley en la construcción
de los órganos bucales de los insectos: )qué
puede haber más diferente que la proboscis
espiral, inmensamente larga, de un esfíngido;
la de una abeja o de una chinche, curiosamente
plegada, y los grandes órganos masticadores
de un coleóptero? Sin embargo, todos estos
órganos, que sirven para fines sumamente dife-
rentes, están formados por modificaciones infi-
nitamente numerosas de un labio superior,
mandíbulas y dos pares de maxilas. La misma
ley rige la construcción de los órganos bueales
y patas de los crustáceos. Lo mismo ocurre en
las flores de las plantas. Nada puede haber más
inútil que intentar explicar esta semejanza de
tipo en miembros de la misma clase por la uti-
lidad o por la doctrina de las causas finales. La
inutilidad de intentar esto ha sido expresamen-
te reconocida por Owen en su interesantísima
obra sobre la Nature of Limbs. Según la teoría
ordinaria de la creación independiente de cada
ser, podemos decir solamente que esto es así;
que ha placido al Creador construir todos los
animales y plantas, en cada una de las grandes
clases, según un plan uniforme; pero esto no
es una explicación científica.
Desarrollo y embriología.
Resumen.