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El texto literario
L
que se
diferentes corrientes teóricas se basan en su-
as
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e históricamente
Y agrega que esta función está social
texto nacido
determinada. Históricamente por cuanto un
literario e n u n a época puede dejar de
serlo en otraay
como
viceversa. Y en cuanto a la sanción social recordemos que
ha si-
un literario, cuando llega a nuestras manos, ya
texto
se inscribe en una
do designado como tal: es de un autor,
determinada colección de una editorial, viene rotulado por
se lo reconoce desde la
crítica o la academia.
su género,
Al respecto dice T. Eagleton (88):
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desecha otras;
selecciona unas palabras y
forma sintáctica;
opta por u n a espacialmente;
marca el texto temporal y s u s palabras;
el mundo que está creando con
valora de-
comunicación, es
entabla un tipo particular de
cir, busca efectos pragmáticos.
la realidad, no la copia, no la
La literatura no refleja
través de las palabras. Crea
imita, funda su realidad a
leyes, con s u s personajes, con sus his-
su mundo con s u s
creíble y en ella debemos
torias. Esa realidad debe
ser
n u n c a la Farolera
ni el famoso 'trope-
creer. No existió
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Palpándose el perfil
y trenzando mil
nombre en dos sexos.
A su manera
floreció por primavera
para dar gracias al sol
y perfumar la vereda..."
de s u s Ins-
tidiano de subir u n a escalera y así genera u n a
trucciones... 17, hasta el frecuente recurso de
u n a voz na-
adultos sin
rradora infantil que mira el mundo de los
lógica, de los mo-
y lo presenta a partir
su
comprenderlo
innumerables.
dos de utilizar este procedimiento son
Si bien podemoS señalar algunos momentos o pasajes
cla-
de un texto en los que, como procedimiento, aparece
extrañamien-
ramente diseñado, podríamos decir que el
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Don Ramón.
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u n banquito verde, y
estaba tan negro todo, ni siquiera e r a
más fiuerte que pudo gritar:
gritó bien pero bien fuerte, lo
IRULANA!.
tenía u n a voz
gritó. Una sola vez. Y, aunque Irulana
Eso
medio de lo oscuro.
chiquita el nombre resonó muy fuerte en
Y el nombre creció y creció. La i, por ejemplo, tan flaquita
era
que parecta, se estiró muchtsimo (no se quebró, porque
u n a i muy fuerte), y se convirtió en u n
hilo largo y fino que se
de los
enroscó alrededor del ogronte, de la cabeza del ogronte,
pies del ogronte, de las del ogronte, de la panza inmen-
manos
el aire
sa donde estaba todo el pueblo. Y la r se quedó sola e n
de rabia porque las r rugen muy bien, mejor que
na-
rugiendo
la tierra y cavó pozo profundo, el
die. Y la u se hundió en un
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20. Schujer, Silvia, Las visitas, Buenos Aires, Juvenil Alfaguara, 1991.
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23. Roldán, Gustavo, El árbol más alto en El monte era una fiesta,
Buenos Aires, Colihue, 1994, Col. Libros del Malabarista.
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ENTRE LIBROS Y
laa
texto que enfrenta dos
concepciones de vida,
"Es un
toma partido
del niño y la del adulto yla voz narradora
recu-
una propuesta los adultos podemos
en la que
por
tuvimos y perdimos".
perar lo que de niños el ba-
diferente es el discurso que ofrece Perico,
Muy
rrendero24:
servicio de limpieza.
los
Por eso cuando le preguntamos: -/Cumplen
lim-
ciudadanos lo que dice el cartel: «Mantenga
pia la ciudad»
Se lamenta: - Algunos no hacen caso. Dejan caer
es ficcional o m e r a -
notado, un mundo que no se sabe si
mente referencial y intención explícita de enseñar
una
-se plantea un discurso fuertemente unidireccional quee
abrir-
cierra lacomprensión en un solo sentido más que
la a la producción de formas alternativas de lectura.
Presenta "una realidad habitual cuya información res-
ta relieve al discurso, que es reconocible, esperado, liga-
do a la realidad que el signo simboliza". (Pozuelo Yvan-
cos, 89)Qué más podemos pensar de este Perico? Qué
otra lectura podemos hacer de esta realidad que nos
presenta? Es decir, éste es un pésimo ejemplo de lo que
circula como "literatura infantil".
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