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PERMANYER MÉXICO
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NUTRICIÓN
EN ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA:
Principios y recomendaciones para la práctica clínica
PERMANYER MÉXICO
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NUTRICIÓN
EN ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA:
Principios y recomendaciones para la práctica clínica
Editores:
Roxana Michel Márquez Herrera • Claudia Nelly Orozco González
Erika Fabiola Gómez García • Laura Cortés Sanabria
Alfonso Martín Cueto Manzano
Autores
Macarena Arancibia García Alfonso Martín Cueto Manzano
Universidad Mayor Unidad de Investigación Médica en
Centro de Diálisis Ñuñoa Enfermedades Renales
Santiago, Chile Hospital de Especialidades
Centro Médico Nacional de Occidente
Rafael Adalid Ayala Cortés Instituto Mexicano del Seguro Social
Instituto Mexicano del Seguro Social Guadalajara, Jalisco, México
Guadalajara, Jalisco, México
Brenda Gabriela Frías García
Ana Ximena Campos Collado Servicios de Educación para la Salud
Centro Universitario Incarnate Word Instituto SEEDS
Ciudad de México, México Guadalajara, Jalisco, México
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX
Juan Jesús Carrero
Capítulo 1
Definición, clasificación y sistematización del abordaje
de la enfermedad renal crónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Laura Cortés Sanabria, Rafael Adalid Ayala Cortés, Elizabeth Corona Rodríguez
y Javier Ramón Zambrano Melín
Capítulo 2
Modelo de atención nutricional en la enfermedad renal crónica . . 15
Roxana Michel Márquez Herrera y Alfonso Martín Cueto Manzano
VII
Capítulo 3
Paradoja del estado nutricional en la enfermedad renal
crónica: obesidad y desgaste energético proteico . . . . . . . . . . . . . . 27
Ari Cisneros Hernández y Fabiola Martin del Campo López
Capítulo 4
El abcde de la nutrición renal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Claudia Nelly Orozco González, Roxana Michel Márquez Herrera
y Erika Fabiola Gómez García
Capítulo 5
Tratamiento nutricional de la enfermedad
renal crónica temprana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Roxana Michel Márquez Herrera y Erika Fabiola Gómez García
Capítulo 6
Tratamiento nutricional de la enfermedad renal crónica
estadios 3-5 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
María Cristina Milano y Erika Fabiola Gómez García
Capítulo 7
Tratamiento nutricional del paciente con enfermedad
renal crónica en diálisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Macarena Arancibia García, Lina María Sierra Tobón y Lorena Sandino Schwerter
Índice
Capítulo 8
Tratamiento nutricional en trasplante renal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Claudia Nelly Orozco González
Capítulo 9
Tratamiento nutricional del embarazo en enfermedad
renal crónica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
Ana Ximena Campos Collado, Alejandra Orozco Guillen
y Claudia Nelly Orozco González
Capítulo 10
Suplementación energético-proteica en enfermedad
renal crónica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
Roxana Michel Márquez Herrera, Claudia Nelly Orozco González,
Gabriela Karen Núñez Murillo y Elizabeth Corona Rodríguez
Capítulo 11
Factores que influyen en el consumo de alimentos en la
enfermedad renal crónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Rocío Urbina Arronte
Capítulo 12
Educación nutricional y técnicas para cambios
VIII
de comportamiento en enfermedad renal crónica . . . . . . . . . . . . . 143
Alejandra María Corona Romero, Karen Victoria Sánchez Hernández
y Dania Lira Castañeda
Capítulo 13
Desarrollo de actitudes de acompañamiento para el
consultante con enfermedad renal crónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
Brenda Gabriela Frías García y Uriel Rodríguez Ávila
Capítulo 14
Actividad física y ejercicio en enfermedad renal crónica. . . . . . . . 167
Ana Karen Pérez Jiménez, Graciela Berenice Chávez Becerril,
y Christian Arturo Pureco Cano
Capítulo 15
Interacción entre medicamento y nutriente en enfermedad
renal crónica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
Laura Yareni Zúñiga, Susan Marlene Ordaz Medina, Oscar César Martínez García,
y Enrique Rojas Campos
Capítulo 16
Nutrición e inflamación en la enfermedad renal crónica . . . . . . . 195
Elena González García, Almudena Pérez Torres
y Rafael Selgas Gutiérrez
Prólogo
X
Capítulo 1
Definición, clasificación y
sistematización del abordaje
de la enfermedad renal
crónica
Laura Cortés Sanabria, Rafael Adalid Ayala Cortés,
Elizabeth Corona Rodríguez y Javier Ramón Zambrano Melín
OBJETIVO
Establecer la importancia de conocer los criterios para definir y clasificar
la enfermedad renal crónica y, con base a estos criterios, sistematizar la aten-
ción del paciente en riesgo de desarrollarla o con daño renal crónico desde es-
tadios tempranos de la enfermedad.
1
INTRODUCCIÓN
La enfermedad renal crónica (ERC) es un grave problema de salud pública
en todo el mundo, debido a un incremento en la morbilidad y mortalidad de
los pacientes, según los registros de la Red de Datos Renales de los Estados
Unidos1; en este registro México, representado por Jalisco, ha informado un au-
mento continuo en el número de pacientes con enfermedad renal crónica ter-
minal (ERCT). En términos de incidencia, la cifra se incrementó de 92 pacientes
por millón de habitantes (ppmh) en 1999 a 355 ppmh en el año 2018, lo cual
constituye la tercera cifra más alta del mundo. A manera de comparación, en
Taiwán se registraron 493 nuevos pacientes con ERCT, y en Estados Unidos 378
(estos dos últimos países son los que tradicionalmente han tenido la más alta
incidencia en el mundo). La prevalencia de ERCT en Jalisco, en el año 2003, fue
de 394 ppmh, mientras que en el 2018 fue de 1,444 ppmh. En Latinoamérica,
los datos de Jalisco sitúan actualmente a México con el doble de la tasa de in-
cidencia de países como Uruguay, Argentina y Chile, mientras que nuestra pre-
valencia es prácticamente la misma de Chile o Uruguay, países que tradicio-
nalmente habían tenido las mayores tasas de la región. Globalmente, dentro
de las causas de ERCT, la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) ocupa el primer lugar
(la DM2 causa el 65% de todos los casos nuevos de ERCT) y la hipertensión ar-
terial sistémica (HAS) el segundo1.
Establecer el manejo ideal de la ERC no es nada fácil. Es una actividad muy
compleja con múltiples facetas debido a la presencia de diversos problemas
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
No
Paso 3 Diagnosticar y clasificar estadio de ERC
Paso 4
5
Figura 1. Modelo General de Atención de la enfermedad renal crónica (modificado de Cueto-Manzano AM,
et al.2). ERC: enfermedad renal crónica; TFG: tasa de filtración glomerular; ECV: enfermedad cardiovascular;
DP: diálisis peritoneal; HD: hemodiálisis; TR: trasplante renal.
Modificado de Levey AS, et al.7, Cortés Sanabria L, et al.9, Cortés Sanabria L, et al.11.
ERC: enfermedad renal crónica; AINE: antiinflamatorios no esteroideos; IV: endovenoso; TA: tensión arterial.
6
Idealmente, la población general debiera evaluarse para determinar si pre-
senta o no daño renal. Sin embargo, esto no siempre es factible, sobre todo
porque no se sabe si la evaluación de la población completa tendría una bue-
na relación coste-beneficio. Así pues, la detección debe orientarse hacia los
grupos de pacientes con mayor riesgo de desarrollar daño renal6; por ejemplo,
diabéticos, hipertensos, pacientes con antecedentes familiares de nefropatía y
mayores de 60 años (grupos poblacionales altamente prevalentes en nuestro
medio).
Para identificar los factores de riesgo asociados al desarrollo y progresión
de la ERC, la evaluación clínica es la herramienta disponible más útil. Por lo
tanto, es necesario que durante la consulta habitual (de cualquier médico, pero
principalmente en Atención Primaria) se identifique la presencia de estos fac-
tores mencionados sistemáticamente, y según estos resultados se determina
qué pacientes deben someterse a escrutinio de ERC2.
En aquellos pacientes en los que se haya identificado la presencia de facto-
res de riesgo, se deberá evaluar la función renal y la existencia de marcadores
de daño renal para descartar la presencia de ERC. Si el paciente no presenta
factores de riesgo para ERC, se deben fomentar y reforzar los hábitos positivos
de estilo de vida y reevaluar estos mismos datos en una próxima consulta un
año después. Es muy importante advertir a los pacientes sobre qué factores de
riesgo ha mostrado y, sobre todo, llamar su atención sobre aquellos que pueden
Definición, clasificación y sistematización del abordaje de la enfermedad renal crónica
de reducciones leves de la TFG que la Crs. Además, puede tener un valor pro-
nóstico para la enfermedad cardiovascular (ECV). Se han desarrollado varias
fórmulas para estimar la TFG a partir del nivel sérico de cistatina C, y algunas
de ellas también incluyen la Crs, lo que parece aumentar la precisión de la es-
timación6,21. Desafortunadamente, no se ha estandarizado la medición del nivel
sérico de cistatina C y la prueba no está disponible en muchos laboratorios.
Determinación de albuminuria-proteinuria
La albuminuria persistente es un signo de nefropatía temprana y un factor
de riesgo independiente de progresión de daño renal y ECV, sobre todo en su-
jetos de alto riesgo como los diabéticos, y la magnitud está directamente rela-
cionada con el deterioro de la función renal y la muerte cardiovascular. La al-
buminuria y proteinuria son potencialmente reversibles con las medidas de
nefroprotección actualmente disponibles6,7,22.
En la realización de estudios para albuminuria/proteinuria por cualquier
método, es importante descartar posibles causas transitorias como6-10,22:
– Infección de vías urinarias.
– Hematuria (concretamente, por menstruación).
– Ejercicio intenso 24 horas antes de la muestra (especialmente, en el caso
de la medición de albúmina).
– Fiebre. 9
– Insuficiencia cardíaca.
– Hiperglucemia intensa.
– Embarazo.
– Deshidratación.
Para establecer el diagnóstico de albuminuria o proteinuria, por lo menos
es necesaria la corroboración de dos resultados positivos, preferentemente rea-
lizados con métodos cuantitativos. Sin embargo, las tiras reactivas (para albu-
minuria o proteinuria) pueden utilizarse si son la única opción disponible6-8,22.
Actualmente, la muestra más recomendada es la muestra única de orina,
preferentemente la primera micción de la mañana, aunque pueden utilizarse
otras muestras obtenidas al azar. Estas muestras aisladas de orina predicen
adecuadamente la excreción de proteínas (siempre y cuando se ajuste a la
creatinina urinaria), son más convenientes y cómodas para los pacientes y,
además, su procesamiento es más sencillo y económico6,21,22.
La relación (o razón aritmética) de albuminuria/creatinuria o proteinuria/
creatinuria es el informe preferido ya que, al ajustarse a la concentración uri-
naria de creatinina, corrige la variabilidad debida al estado de hidratación, uso
de diuréticos, diuresis osmóticas o defectos de concentración urinaria. Inde-
pendientemente de tratarse de recolecciones de orina de 24 horas o muestras
aisladas, se recomienda que los resultados se ajusten a la concentración de
creatinina urinaria y se expresan como relaciones albuminuria/creatinuria o
proteinuria/creatinuria6,21.
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
CONCLUSIONES
El manejo complejo, fragmentado y muy poco homogéneo de la ERC, junto
a los pobres resultados frecuentemente observados, pone de manifiesto la ur-
gente necesidad de identificar oportunamente a los pacientes con ERC, clasifi-
car la gravedad del daño renal y aplicar un abordaje sistematizado de la enfer-
medad desde los estadios tempranos. Esta sistematización se puede conseguir
con la aplicación de un modelo de atención para el paciente en riesgo de de-
sarrollar daño renal crónico muy sencillo y fácil de aplicar en primer nivel de
atención. El modelo implica desarrollar cuatro pasos: 1) identificación de fac-
tores de riesgo para ERC; 2) evaluación clínica de los pacientes con factores de
riesgo para ERC; 3) diagnóstico y clasificación de los pacientes con ERC; y 4)
establecimiento de un plan de manejo integral.
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Campos. Modelo de Atención de la Enfermedad Renal Crónica. En: Cueto-Manzano AM, Martínez- 13
Ramírez HR, Cortés Sanabria L, Rojas- Campos E, editores. Enfermedad Renal Crónica Temprana,
Prevención, Diagnóstico y Tratamiento. Ciudad de México, México: Editorial Médica Panamericana.
2013:59-64.
Capítulo 2
Modelo de atención
nutricional en la enfermedad
renal crónica
Roxana Michel Márquez Herrera y Alfonso Martín Cueto Manzano
OBJETIVO
Describir las características, objetivos y beneficios del modelo de atención
nutricional en el tratamiento de la enfermedad renal crónica en todos los es-
tadios.
INTRODUCCIÓN
La evaluación y el tratamiento nutricional en el paciente con enfermedad
renal crónica (ERC), en cualquiera de los estadios y tratamientos, es un aspecto
fundamental dentro del cuidado multidisciplinario para disminuir o aminorar
15
los efectos adversos de esta enfermedad. Los pacientes con ERC suelen presen-
tar múltiples alteraciones nutricionales que aparecen en el curso natural de la
enfermedad, desde los estadios tempranos del daño renal hasta la diálisis y el
trasplante. Estas alteraciones nutricionales se asocian con mayor morbimorta-
lidad, complicaciones y duración de la estancia hospitalaria1. Por el contrario,
los pacientes con ERC que reciben atención nutricional especializada pueden
experimentar diversos beneficios, como disminución de la progresión del daño
renal y prevención o mejoría de complicaciones propias de la falla renal.
Por todos estos motivos, es esencial que todos los pacientes con ERC reciban
evaluación y consejo nutricional en forma de terapia médico-nutrimental, a
través de un profesional de la salud experto en esta área2.
En este capítulo, se describen los beneficios del cuidado multidisciplinario,
particularmente los que se obtienen a partir del tratamiento nutricional en las
diferentes etapas de la ERC. Asimismo, se describen las características genera-
les de la atención nutricional, para que el profesional de la nutrición dedicado
al área de nefrología disponga de herramientas para llevar a cabo el cuidado
nutricional de manera efectiva.
(Continúa)
Modelo de atención nutricional en la enfermedad renal crónica
*Las recomendaciones nutricionales sobre promoción y/o restricción de nutrimentos deben realizarse siempre de
forma individualizada, evitando dietas restrictivas iatrogénicas.
Modificado de National Kidney Foundation29, National Kidney Disease Education Program35, Martínez-Ramírez
H, et al.36, Chan M, et al.41. TFG: tasa de filtración glomerular; ECV: enfermedad cardiovascular; DEP: desgaste
energético-proteico; PTH: hormona paratiroidea; HC: hidratos de carbono.
Estado nutricional:
Prescripción individualizada
Peso, músculo, tejido Considerar:
adiposo, albúmina sérica
Aporte proteico, energético, de
Tasa de filtración glomerular fósforo, sodio, calcio, vitamina
Progresión de la enfermedad renal D y suplementación
Valores de presión arterial Actividad física
Niveles séricos de glucosa Intervenciones en comportamiento
Niveles séricos de fósforo y potasio Manejo de comorbilidades
Coordinación de cuidado nutricional
Figura 1. Proceso de atención nutricional en pacientes con enfermedad renal crónica (modificado de Beto
JA, et al.28, Academy of Nutrition and Dietetics38).
23
2.ª visita 1 mes después 30-60 min 1 mes después 30-45 min
de la 1.ª visita de la 1.ª visita
CONCLUSIONES
La atención nutricional que otorga el especialista en nutrición renal forma
parte fundamental del cuidado integral del paciente con ERC. Debe brindarse
desde el diagnóstico de la enfermedad y continuar en todos los estadios y con
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
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Modelo de atención nutricional en la enfermedad renal crónica
OBJETIVO
Describir los mecanismos de dos fenómenos nutricionales en la enfermedad
renal crónica (ERC): obesidad y desgaste energético-proteico (DEP).
INTRODUCCIÓN
27
El estado nutricional ha tenido una función primordial en la acelerada tran-
sición epidemiológica de las últimas décadas, pasando de un período en el que
la mayor tasa de mortalidad se debía a la desnutrición y las enfermedades in-
fecciosas hacia una nueva etapa caracterizada por la obesidad y las enferme-
dades crónico-degenerativas1. No solo son un factor etiológico importante para
el desarrollo de enfermedades infecciosas y crónicas degenerativas, sino que
está involucrado en la evolución, particularmente, asociado a un alto valor pre-
dictivo sobre el pronóstico.
Las alteraciones del estado nutricional van de la obesidad a la desnutrición,
cada uno valorado como causa y efecto de diversos problemas de salud. En la
progresión natural de la ERC, la obesidad ha mostrado estar presente principal-
mente en estadios tempranos relacionado con inflamación, aterosclerosis y cal-
cificación. Conforme la ERC avanza y aparecen signos de DEP, la obesidad pre-
senta efectos paradójicamente opuestos a los observados en la población general.
La obesidad supone un estado de exceso energético que favorece el hecho
de que el paciente resista el DEP. Esto se conoce como fenómeno de epidemio-
logía inversa o paradoja de la obesidad urémica. La causa de estos fenómenos
se debe al efecto devastador que tiene el DEP sobre la supervivencia a corto
plazo, no dejando tiempo suficiente a otros factores de riesgo tradicionales,
como la hipertensión o la dislipidemia, a actuar en la mortalidad a largo pla-
zo2. Próximamente, se abordarán los contrastes del estado nutricional durante
la progresión de la ERC, con el fin de contribuir a la formulación de estrategias
para el tratamiento nutricional.
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Obesidad y adipocinas
En la patogénesis de las glomerulopatías relacionadas con la obesidad, se
deben considerar a las adipocinas. En este sentido, el tejido adiposo es un ór-
gano activo con funciones endocrinas, y algunas adipocinas relacionadas con
la ERC son: adiponectina, leptina y resistina7. La adiponectina es una hormo-
na con efectos antiinflamatorios que participa en el metabolismo de los ácidos
grasos y niveles disminuidos se han relacionado con proteinuria y progresión
de la ERC, sobre todo en pacientes con obesidad, hipertensión o diabetes. Aun-
que los mecanismos no se han estudiado en su totalidad, la hipoadiponecti-
nemia tiene efectos negativos a nivel endotelial, aumenta la resistencia a la
insulina y puede tener efectos sobre los podocitos8. La leptina actúa como un
regulador de la ingestión de alimentos, y en la obesidad el aumento de leptina
contribuye a la proteinuria y la glomeruloesclerosis, debido a que estimula la
síntesis de colágeno en las células mesangiales y endoteliales del glomérulo,
lo que favorece los depósitos en la matriz extracelular8. Por último, en la ERC,
los niveles de resistina en suero se asocian negativamente con la tasa de fil-
tración glomerular (TFG) y positivamente con biomarcadores inflamatorios
como proteína C reactiva (PCR), interleucina 6 (IL-6) y factor de necrosis tu-
moral alfa (TNF-α)9.
Paradoja del estado nutricional en la enfermedad renal crónica: obesidad y desgaste energético proteico
Mecanismos Causas
CONCLUSIONES
Las alteraciones del estado nutricional como la obesidad y el DEP son muy
frecuentes en la ERC y requieren de intervenciones tempranas para evitar las
consecuencias negativas sobre la morbimortalidad en estos pacientes. Es indis-
cutible la necesidad de controlar el peso en pacientes con obesidad en etapas
tempranas o con trasplante renal. Sin embargo, los efectos beneficiosos de la
pérdida de peso se ven limitados en pacientes con ERCT con y sin diálisis, y
más aún existe controversia sobre las estrategias más adecuadas y efectivas
para lograr la reducción de peso y lograr en conjunto los efectos metabólicos
deseados, sin poner en riesgo de DEP al paciente.
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Capítulo 4
OBJETIVO
Conocer los parámetros antropométricos, bioquímicos, clínicos, dietéticos y
de estilo de vida para la evaluación del estado nutricional con el fin de esta-
blecer el diagnóstico y tratamiento nutricional del paciente con enfermedad
renal crónica (ERC).
INTRODUCCIÓN
La ERC se considera una enfermedad compleja que requiere una evaluación
39
integral. Un estado nutricional inapropiado o subóptimo puede conducir a la
progresión del daño renal en los pacientes en estadio 1-4 de la ERC, así como
aumentar el riesgo de mortalidad y deterioro de la calidad de vida en aquellos
con fallo renal terminal que se encuentran en terapia dialítica o que han reci-
bido un trasplante1.
La evaluación del estado de nutrición es un proceso sistemático para reco-
lectar e interpretar información sobre la naturaleza de los problemas de salud
relacionados con la alimentación que aquejan a un individuo2. Los dominios
de la evaluación del estado de nutrición son diferentes entre las sociedades de
nutrición y dietética. En la mayoría de ellos, la columna vertebral está relacio-
nada con la propuesta por la Asociación Británica de Dietética, la cual plantea
que la evaluación nutricional debe estructurarse en el formato abcde, acrónimo
que representa la evaluación antropométrica, bioquímica, clínica, dietética y
de estilo de vida3.
EVALUACIÓN ANTROPOMÉTRICA
Las mediciones antropométricas permiten la estimación indirecta de la
composición corporal (masa magra y masa grasa), se consideran de bajo coste,
no invasivas y sencillas de realizar, siempre que se cuente con el adiestramien-
to para llevarlas a cabo. Uno de los principales retos para la evaluación antro-
pométrica del paciente con ERC es el desequilibrio de líquidos. Por ello, la eva-
luación corporal en estos pacientes se debe acompañar de una exploración
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
EVALUACIÓN BIOQUÍMICA
Las mediciones de laboratorio sirven para determinar el grado de control de
una comorbilidad o complicación de la ERC, además de informar sobre el es-
tado nutricional del paciente. No obstante, siempre deben interpretarse a la luz
de otros indicadores del estado de nutrición y del estado de salud de la perso-
na, y no de forma aislada.
En la tabla 2 se muestra un resumen de las principales determinaciones de
laboratorio que se realizan en el paciente con ERC. En este se consideran los
valores esperados de todas las etapas de la ERC (con o sin diálisis y sin
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Masa magra esquelética apendicular Por BIA: H < 7 kg/m2 y M < 5.7 kg/m2
Por DEXA: H < 7 kg/m2 y M < 5.4 kg/m2
Circunferencia muscular media del brazo < percentil 15 para sexo y edad
Modificado de Fouque D, et al.13, Cruz-Jentoft AJ, et al.17, Guigoz Y, et al.18, Álvarez J, et al.19, Sociedad Enteral
y Parenteral de España20.
H: hombre; M: mujer; DEXA: absorciometría de rayos X de doble energía; BIA: bioimpedancia espectroscópica.
Hipoalbuminemia e inflamación
La albúmina y prealbúmina son proteínas de fase aguda negativa. Esto quie-
re decir que su síntesis disminuye en presencia de inflamación. En contraste,
El abc de la nutrición renal
las proteínas de fase aguda positivas, como la proteína C reactiva (PCR) y las
citocinas inflamatorias aumentan drásticamente25.
Conocer los niveles de PCR y citocinas inflamatorias puede ayudar a deter-
minar en qué medida los niveles de albúmina y prealbúmina se deben a infla-
mación o a una ingestión nutricional insuficiente22. Además de la inflamación,
se deben considerar otros elementos capaces de afectar los valores de albúmi-
na y prealbúmina (por ejemplo, edad avanzada, sobrecarga hídrica, acidosis
metabólica, pérdidas proteicas y enfermedades concomitantes, entre otras)22,26,27.
La figura 1 incluye un algoritmo para la correcta interpretación de albúmina
sérica en ERC.
Colesterol total
La relación entre el colesterol total y la mortalidad en el paciente con ERC
sugiere que el riesgo de muerte aumenta con valores extremos bajos y altos de
colesterol total. Los niveles bajos de colesterol total acompañados de elevación
de PCR, interleucina y/o factor de necrosis tumoral alfa sugieren la presencia
de inflamación y desgaste energético-proteico (DEP). En contraste, si el coles-
terol total también está elevado reflejaría enfermedad cardiovascular. En uno
de los estudios más representativos a la hora de demostrar esta asociación se
demuestra que el mayor riesgo de muerte se produce en sujetos con colesterol
total > 220 y < 140 mg/dl31.
EVALUACIÓN CLÍNICA
La evaluación clínica incluye la exploración y auscultación del paciente de
forma visual. En pacientes con ERC sin diálisis se puede realizar en cualquier
momento de la consulta, mientras que en los pacientes en diálisis debe reali-
zarse una vez finalizado el proceso dialítico. Se debe considerar que, en el pa-
ciente con ERC, algunos síntomas aparentes de deficiencias o excesos dietéticos
pueden confundirse con causas no nutricionales, como la propia uremia. Así
pues, se recomienda que esta exploración se acompañe de escalas de
El abc de la nutrición renal
Realizar entrevista
dietética y examen físico
Sí No
La hipoalbuminemia sí La hipoalbuminemia no
podría asociarse a se asocia a desnutrición
45
desnutrición
Figura 1. Algoritmo de interpretación de albúmina sérica en el paciente con enfermedad renal crónica
(modificado de Fouque D13, Fiedman AN27).
Determinación de sarcopenia
La sarcopenia es un síndrome caracterizado por pérdida progresiva y gene-
ralizada de masa y fuerza músculo-esquelética, con riesgo de eventos adversos
como discapacidad física, pobre calidad de vida y muerte. La sarcopenia se
presenta debido a la edad, de manera natural y esperada, pero también en con-
diciones como la ERC que cursan con inflamación, sedentarismo y disminución
del consumo de alimentos (sobre todo proteínas)35.
No existe un acuerdo sobre los criterios operacionales que se deben aplicar
al diagnosticar la sarcopenia en el paciente con ERC, por lo que se sugiere uti-
lizar los propuestos por el consenso internacional European Working group on
Sarcopenia in Older People36.
El abc de la nutrición renal
EVALUACIÓN DIETÉTICA
El historial dietético permite conocer la ingestión actual del paciente y com-
pararla con la ideal, así como conocer las técnicas de preparación de alimentos
que utiliza, sus horarios de comida, el nivel de cumplimiento en la prescripción
de nutrientes e identificar las causas de ingestión inapropiada de alimentos y
nutrientes. Los métodos para evaluar la ingestión dietética incluyen diario de
3 a 7 días (debe incluir 1 día de fin de semana, 1 día entre semana, 1 día de
47
diálisis y 1 día sin diálisis), cuestionarios de frecuencia de consumo de alimen-
tos y recordatorio de 24 horas. Estos registros de alimentos pueden proporcio-
nar información precisa si los pacientes son instruidos y capacitados38.
Se estima que la mitad de los pacientes en diálisis tienen una ingestión ali-
mentaria inadecuada de hierro, zinc, calcio y vitaminas A, B6, C, niacina y áci-
do fólico39.
La ingestión dietética puede verse alterada por condiciones clínicas, socia-
les, psicológicas, económicas y deben tenerse en cuenta. Por ello, el clínico
debe cuestionar todas las barreras para lograr un apego adecuado (algunas
ya explicadas con anterioridad), entre las que se encuentran anorexia, sínto-
mas gastrointestinales, alteración en los sentidos del gusto y el olfato, pica,
alergias (al ambiente, alimentos o medicamentos), intolerancias alimentarias,
preferencias de alimentos, aspectos propios a las condiciones fisiopatológicas
del paciente o la enfermedad como el mal estado de los dientes, enfermeda-
des subyacentes, gastropatía (en diabéticos), medicamentos y efectos de la
diálisis peritoneal (p. ej., malestar abdominal, peritonitis, absorción de gluco-
sa y aminoácidos), aspectos sociales como alcoholismo y abuso de drogas,
pobreza, bajo nivel educativo, creencias culturales y religiosas, ingresos bajos,
entre otros37-42.
Por otra parte, durante la entrevista dietética se debe interrogar sobre el uso
de terapias complementarias, tales como terapias alternativas, herbolaria, ho-
meopatía, suplementos (especialmente proteicos), que son comunes en estos
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Actividad física
Uno de los cambios importantes que deberá realizar el paciente con ERC en
la medida de sus posibilidades es la actividad física. La mayoría de los adultos
con este padecimiento no cumple las recomendaciones de actividad física (al
menos 150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de actividad vigorosa
cada semana), mientras que pasan el 70% o más de sus horas de vigilia senta-
48 dos44.
Empoderamiento y autocuidado
La base para los cambios del paciente con ERC en cualquier estadio es la
educación y el empoderamiento de las decisiones, lo que permitirá un apego a
largo plazo con cambios significativos en el estilo de vida. Para evaluar la acep-
tación de la enfermedad, la disposición al cambio de hábitos negativos y la
puesta en práctica del autocuidado, existen diversas estrategias y cuestionarios
que dependen del estadio de la ERC y las comorbilidades que deben ser aten-
didas45.
ESCALAS COMPUESTAS
La evaluación nutricional en el paciente con ERC debe incluir índices o es-
calas nutricionales compuestas que recogen datos de antropometría, explora-
ción física, marcadores bioquímicos e información sobre la ingestión dietética,
que ayudan al clínico a decidir sobre el estado nutricional del individuo e iden-
tificar la presencia de DEP. Cabe mencionar que estas escalas no pueden dis-
tinguir las causas de la alteración del estado de nutrición, por lo que en ningún
caso deberían sustituir una evaluación completa49.
La primera escala compuesta de este tipo se realizó en 1987 por Detsky, et
al.50: la evaluación global subjetiva (EGS), que evalúa subjetivamente (o cuali-
tativamente) cambios en el peso corporal, la ingestión de alimentos, presencia
de síntomas gastrointestinales, comorbilidades y signos de depleción muscular
y tejido adiposo.
En 1996 se realizó una propuesta de modificación de la EGS que surgió del
49
estudio de CANUSA51, en el que se asignó una puntuación a cada apartado de
la EGS, en una escala de tipo Likert del 1 al 5, de manera que una escala cua-
litativa se convierte a una versión cuantitativa52.
En 1999, Kalantar-Zadeh, et al.53 propusieron una EGS cuantitativa adapta-
da al paciente en diálisis denominada puntuación de desnutrición por diálisis
(DMS) que, a diferencia de la escala original, incluyó la evaluación del tiempo
en diálisis. Con el reconocimiento del papel de la inflamación en el DEP, y en
un intento de hacer el sistema de puntuación más completo, el mismo grupo
añadió tres nuevos elementos a la DMS: IMC, nivel de albúmina sérica y capa-
cidad total de fijación del hierro. Esta nueva puntuación se denominó puntua-
ción de desnutrición-inflamación (MIS)54.
Finalmente, la Sociedad Internacional de Nutrición y Metabolismo Renal
(ISRNM, por sus siglas en inglés) recomendó que se reconocieran cuatro cate-
gorías principales para el diagnóstico del DEP: criterios bioquímicos, masa cor-
poral, masa muscular y consumo energético-proteico. Como mínimo, el pacien-
te debe cumplir con un criterio de cada categoría para determinar la presencia
de DEP13.
Teniendo en cuenta el número de herramientas disponibles para diagnosti-
car DEP en el paciente con ERC, es necesario evaluar de forma crítica la validez,
las fortalezas y limitaciones, y elegirla según el objetivo que se debe cubrir y
los recursos disponibles49. La tabla 3 incluye las características de estas escalas
compuestas.
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Modificado de Fouque D13, Detsky AS50, Chuechill DN51, Visser R52, Kalantar-Zadeh K53, Kalantar-Zadeh K54.
EGS: evaluación global subjetiva; DMS: puntuación de desnutrición por diálisis; MIS: puntuación de desnutrición-
inflamación; DEP: desgaste energético-proteico; ISRNM: Sociedad Internacional de Nutrición y Metabolismo Renal.
CONCLUSIONES
Existen numerosas herramientas y métodos para la evaluación del estado
nutricional en el paciente con ERC. Los aspectos singulares de la ERC confun-
den una evaluación fiable del estado nutricional, lo cual complica aún más el
diagnóstico y tratamiento de las alteraciones nutricionales. Sin embargo, un
diagnóstico apropiado se consigue con la revisión de los parámetros antropo-
métricos, bioquímicos, clínicos, dietéticos y estilo de vida, que también deben
monitorizarse durante el tiempo que el paciente curse con la enfermedad, so-
bre todo aquellos dirigidos a la búsqueda del DEP y las comorbilidades que
pudieran aumentar la morbimortalidad del paciente.
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Capítulo 5
Tratamiento nutricional de la
enfermedad renal crónica
temprana
Roxana Michel Márquez Herrera y Erika Fabiola Gómez García
INTRODUCCIÓN
Hablar de enfermedad renal crónica (ERC) temprana es referirse a una anor-
malidad en la función renal en la que puede encontrarse una tasa de filtración
glomerular (TFG) normal o alta (≥ 90 ml/min/1.73 m2), o bien una disminución
ligera (60-89 ml/min/1.73 m2) en presencia de marcadores de daño renal (como
albuminuria persistente)1.
La ERC temprana puede percibirse como una ventana de oportunidad para
revertir, detener o disminuir la progresión del daño renal a través de un ade-
53
cuado control de los factores de riesgo que se consideran modificables como:
obesidad, descontrol glucémico, control insuficiente de la hipertensión arterial
sistémica (HAS), dislipidemia, hiperuricemia, proteinuria > 1 g/día, alta inges-
tión de proteínas y tabaquismo2.
Estos factores de riesgo modificables están estrechamente relacionados con
la alimentación y el estilo de vida. Por ello, la intervención nutricional desde
las etapas tempranas del daño renal es indispensable.
Formación de placas de
Albuminuria/proteinuria ateroma
Figura 1. Relación entre estilo de vida no saludable y enfermedad renal y cardiovascular (modificado de
Kaysen GA3 y Hao CM, Breyer MD4). ERC: enfermedad renal crónica; SRRA: sistema renina-angiotensina-al-
dosterona.
Modificado de Guía de Práctica Clínica Prevención, Diagnóstico y Tratamiento de la Enfermedad Renal Crónica
Temprana2, Doshi SM, Friedman AN5, Teta D6, Cueto-Manzano AM, et al.7.
IMC: índice de masa corporal; HbA1c: hemoglobina glucosílada; LDL: lipoproteína de baja densidad; HDL:
lipoproteína de alta densidad.
perfil lipídico. Para obtener estos beneficios, se recomienda que el ejercicio sea
principalmente aeróbico, de intensidad moderada, que se practique al menos
tres días de la semana y con una duración mínima de 30 minutos12.
Nutriente Recomendación
Purinas Limitar
Minerales
Modificado de Franz MJ19, Standards of medical care in diabetes-202022, Wadden TA, et al.23, Ikizler TA, et al.24,
Duman S25.
GEB: gasto energético basal; ETA: efecto termogénico de los alimentos; AF: actividad física; GET: gasto energético
total; VCT: valor calórico total; TFG: tasa de filtración glomerular.
Energía
En pacientes con ERC temprana que presenten un peso saludable se puede
prescribir la ingestión de 25-35 kcal/kg de peso24. En los pacientes con obesidad
se debe promover la restricción calórica con un déficit de 500 a 750 kcal del gas-
to energético total o recomendar 1,200 a 1,500 kcal al día para mujeres y 1,500 a
1,800 kcal al día para hombres23. No deben recomendarse dietas más restringidas
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Macronutrientes
La distribución exacta de hidratos de carbono (HC), proteína y grasa que
debe componer la dieta del paciente con ERC en estadio 1-4 aún no se deter-
mina específicamente. Al reducir la ingestión de proteínas, es de esperarse que
tengan que aumentar el consumo de HC y grasas para mantener la ingestión
de calorías adecuada. Así pues, llevar a cabo un plan de alimentación cuando
concurren diversas comorbilidades (por ejemplo, los pacientes que además de
ERC tienen diabetes y/o ECV) representa un verdadero reto para el paciente y
el nutriólogo que lo prescribe. Se sugiere que la distribución de los macronu-
trientes en la dieta de estos pacientes incluya: 10% de proteína, 30% de grasas
y hasta 60% de HC del valor calórico total27.
58
Proteína
Se ha propuesto que dietas altas en proteína pueden resultar perjudiciales
en pacientes con nefropatía. Por tanto, se recomienda que desde las etapas
tempranas de la ERC el paciente tenga una ingestión proteica menor al 20%
del total de calorías28.
En el paciente que inicia con daño renal, es posible que una ingestión de
0.8 a 1.2 g/kg reduzca la albuminuria. Aunque una reducción más notoria, con
proteína de 0.8 a 1.0 g/kg no sólo podría reducir la albuminuria, sino también
mejorar o estabilizar la TFG. Aunque la evidencia no es completamente con-
tundente en humanos, se sugiere no superar los 1.2-1.3 g/kg/día en pacientes
en riesgo de progresión de la ERC29,30.
Además de la cantidad, se ha propuesto que la fuente de proteína puede
influir en la excreción de albúmina urinaria. Un estudio realizado en personas
con DM2 y macroalbuminuria demostró que ésta se puede reducir al reempla-
zar el consumo de carne de res por pollo, y que la reducción es aún mayor
cuando se implementa una dieta ovo-lacto-vegetariana31.
PURINAS
En general, las purinas aportadas por la dieta solo contribuyen en 1.0 mg/dl
en la concentración sérica de uratos. Sin embargo, una dieta con restricción
Tratamiento nutricional de la enfermedad renal crónica temprana
Hidratos de carbono
En pacientes con ERC temprana y descontrol metabólico es fundamental
desarrollar estrategias que contribuyan al control de la glucosa, sobre todo que
reduzcan la glucemia posprandial.
Las recomendaciones en cuanto HC incluyen: consumir principalmente HC
complejos y evitar HC simples; monitorear el consumo de HC utilizando conteo
en gramos o en porciones equivalentes; y elegir alimentos de acuerdo al IG y
a la carga glucémica e incrementar el consumo de fibra22.
FRUCTOSA
El impacto de la fructosa sobre la función renal está vinculado a la hiperu-
ricemia. En modelos experimentales se ha demostrado que la interrupción del
metabolismo de la fructosa mitiga el daño a nivel túbulo-intersticial y bloquea
la producción de ácido úrico a nivel tubular. Por el contrario, el consumo ele-
vado de fructosa induce la expresión de quimiocinas y monocitos aumentando
el estado inflamatorio, lo cual crea un círculo vicioso de inflamación y acele-
59
ración del daño renal34. Además, la ingestión de fructosa se asocia con otros
factores de riesgo para ERC (hiperglucemia, hipertensión arterial, dislipidemia,
obesidad). Se sugiere que una dieta con bajo aporte de fructosa (< 100 g/día)
en combinación con una baja ingestión de purinas favorece la disminución del
ácido úrico en sangre35.
ÍNDICE GLUCÉMICO
FIBRA
Los efectos beneficiosos de la fibra se basan en la reducción de las concentra-
ciones de colesterol total, colesterol LDL, y glucosa (especialmente, si es fibra so-
luble). Además, su consumo se ha asociado a una menor prevalencia de obesidad
abdominal, HAS, síndrome metabólico, albuminuria, TFG disminuida y ERC20,39. La
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
recomendación es el consumo de 20-35 g/día, o bien de 10-15 g por cada 1,000 kcal
ingeridas. También se recomienda que los HC provengan principalmente de gra-
nos enteros, frutas, verduras y productos lácteos bajos en grasa27,30.
Grasas
Las investigaciones sobre grasa en la dieta y función renal son muy limita-
das. Un estudio que asoció la ingestión de grasa y la función renal demostró que
el consumo elevado de grasa saturada se asocia a la elevación de albuminuria40.
Además, la dieta baja en grasa, es decir, del 18-30% del valor calórico total
(VCT) en comparación con una dieta alta en grasa, del 30-50% del VCT (ambas
dietas con adecuado aporte de grasa saturada < 10% del VCT) favorecen el au-
mento del colesterol HDL41. Asimismo, el consumo de pescado magro (bacalao,
lubina, merluza, lenguado, mero, róbalo) por lo menos cuatro veces a la sema-
na tiene un mayor efecto en los niveles de colesterol HDL a diferencia de la
ingestión de pescado graso (atún fresco, salmón, trucha, arenque). Por su parte,
las concentraciones de triglicéridos y colesterol LDL no parecen afectarse según
el tipo de pescado que se consume.
Micronutrientes
60 Sodio
Los pacientes con ERC frecuentemente son sensibles a la ingestión de sal y
responden con un aumento de la tensión arterial, fracción de filtración glome-
rular y proteinuria. Además, un consumo excesivo de sal en la dieta puede limi-
tar el efecto antiproteinurico de fármacos como los inhibidores de la enzima
convertidora de angiotensina43,44. Es por ello que la restricción de sal y sodio en
la dieta es muy importante para disminuir la presión arterial, la proteinuria y la
progresión del daño renal, así como la incidencia de eventos cardiovasculares2,45.
En adultos con hipertensión, albuminuria y/o ERC temprana se sugiere un
consumo de sodio menor de 2.3 g/día24. Una ingestión mayor se ha asociado con
incremento del riesgo de declinación de la TFG46. La restricción de sodio a 1.2 g/
día alcanza una disminución más notoria de las cifras de tensión arterial que la
restricción a 2.3 g. Sin embargo, resulta muy difícil llevar a cabo por el paciente47.
Fósforo
Conforme declina la función renal, la ingestión elevada de fósforo genera
hiperfosfatemia y tiene una función fundamental en la aparición del hiperpa-
ratiroidismo secundario y el aumento del riesgo de mortalidad cardiovascular
(principalmente, desde los estadios 3 y 4 de la ERC). A medida que progresa el
daño renal, los determinantes más importantes de la absorción intestinal del
fósforo son la cantidad del mismo presente en la dieta, su biodisponibilidad, la
presencia de quelantes naturales o farmacológicos y la administración de 1,25
Tratamiento nutricional de la enfermedad renal crónica temprana
Potasio
El consumo elevado de potasio se asocia con reducción de la presión arte-
rial, por lo que debe considerarse como una estrategia para el control de la
HAS en pacientes con ERC temprana. El consumo de 3.5 a 4.7 g/día de potasio
puede disminuir la tensión arterial sistólica (TAS) 7.2 mmHg y la tensión arte-
rial diastólica (TAD) 4.7 mmHg en personas con HAS50.
Por otra parte, se ha estimado que las personas con un consumo menor de 1.7 g
de potasio al día (contenido en la dieta típica occidental) tienen un 44% más de
riesgo de presentar ERC en comparación con los que consumen más de 3.3 g/día51.
El efecto del consumo de potasio sobre la presión arterial es más notorio cuan- 61
do se acompaña de restricción de sodio. Se ha estimado que la combinación de
una dieta baja en sodio y alta en potasio puede reducir el riesgo de ERC un 23%51.
Sin embargo, se debe tener precaución con este nutrimento, ya que en per-
sonas con función renal normal la ingestión de potasio > 4.7 g/día no implica
ningún riesgo, porque el exceso de potasio se excreta por la orina, pero en per-
sonas con desequilibrio en la excreción de potasio puede conducir a efectos
adversos cardíacos (arritmias) por hiperkalemia. La evidencia actual es insufi-
ciente para identificar el nivel de función renal, a la cual un individuo con ERC
está en riesgo incrementado de hiperkalemia por ingestión elevada de potasio.
Los expertos recomiendan que la ingestión de potasio se restrinja en personas
con ERC en estadio 3 y 4 (TFG < 60 ml/min/1.73 m2)25,52.
Calcio y magnesio
La ingestión elevada de calcio y magnesio también puede tener un efecto
positivo sobre la presión arterial, por lo que en personas con HAS y ERC tem-
prana estos micronutrientes deben considerarse53.
Algunos estudios sugieren que la suplementación de calcio (400 a 2,000 mg/
día) puede reducir la TAS de 0.9 a 1.4 mmHg y la TAD de 0.2 a 0.8 mmHg52,
mientras que la de magnesio (360 mg/día) puede disminuir 0.6 mmHg la TAS
y 0.8 mmHg la TAD54. No obstante, debido a que los resultados de ensayos clí-
nicos sobre la suplementación de estos micronutrientes han sido
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Patrones de dieta
El patrón de dieta occidental, caracterizado por ser alto en carnes rojas, gra-
sa animal, dulces y postres, y bajo en frutas y verduras frescas y lácteos des-
cremados, se asocia a obesidad y enfermedades crónicas. Además, la ingestión
de grandes porciones de comida tipo occidental se acompaña de un aumento
en la ingestión de proteína y sodio, así como, de una elevada carga ácida, pu-
diendo tener impacto negativo sobre la progresión del daño renal. Por el con-
trario, patrones de dieta altos en frutas y verduras, bajos en carnes rojas, como
la dieta mediterránea y la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension),
se caracterizan por disminuir el riesgo de enfermedades crónicas y podrían mi-
tigar la progresión del daño renal55,56.
Dieta mediterránea
Otra dieta evaluada ampliamente en grupos de pacientes de alto riesgo es la
dieta mediterránea, que se caracteriza por ser elevada en frutas, verduras, legum-
bres, semillas y cereales no refinados, con contenido moderado de pescado, pollo
y lácteos y baja en carnes rojas y derivados, además de un consumo regular de
vino. Se estima que este tipo de dieta disminuye un 11% el colesterol total y un
13% el colesterol LDL (sin efecto importante en triglicéridos)57. Además, disminu-
ye el peso corporal, la respuesta inflamatoria, el riesgo de arritmias, el riesgo de
trombosis y la muerte súbita, mejora la función endotelial y reduce la presión
arterial76, todos considerados beneficios en el paciente con ERC temprana.
CONCLUSIONES
La ERC temprana se caracteriza por una TFG normal o ligeramente dismi-
nuida en conjunto con la presencia de algún marcador de daño renal (como la
Tratamiento nutricional de la enfermedad renal crónica temprana
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Capítulo 6
Tratamiento nutricional de la
enfermedad renal crónica
estadios 3-5
María Cristina Milano y Erika Fabiola Gómez García
OBJETIVO
Identificar las características del tratamiento nutricional para disminuir el
riesgo de progresión y/o prevenir o tratar las complicaciones del paciente con
enfermedad renal crónica (ERC) estadio 3-5.
INTRODUCCIÓN
El tratamiento nutricional en la ERC depende del estadio de la enfermedad
y la historia natural de la misma. En este capítulo, se describe el tratamiento
67
para la ERC en estadio 3a definido como tasa de filtración glomerular (TFG) de
45-59 ml/min/1.73 m2, estadio 3b con TFG 30-44 ml/min/1.73 m2, estadio 4 con
TFG 15-29 ml/min/1.73 m2 y estadio 5 con TFG < 15 ml/min/1.73 m2) prediálisis
considerada como ERC terminal (ERCT)1. En estos estadios, se puede o no pre-
sentar algún marcador de daño renal (ej. Albuminuria)1.
Las complicaciones de la ERC son múltiples, pero entre ellas destacan la
enfermedad cardiovascular (ECV), y el riesgo de progresión a ERCT, lo que in-
crementa la mortalidad, y la necesidad de diálisis o trasplante renal2. En la
etapa prediálisis, es necesario el control de factores para ECV y de progresión
de la nefropatía que promueven la presencia de albuminuria/proteinuria per-
sistente, destacando la diabetes mellitus (DM), hipertrofia glomerular por hiper-
glucemia, hipertensión sistémica e intraglomerular, obesidad e hiperuricemia3.
Las anormalidades en la función y estructura del riñón en estas etapas
avanzadas de la ERC, se relacionan con cambios capilares, enzimas, proteínas
contráctiles4, inflamación, actividad anabólica y factores de transcripción, aci-
dosis metabólica, deficiencia de vitamina D y homeostasis anormal de glucosa
e insulina5, todas estas condiciones fisiopatológicas que deben considerarse al
momento de implementar el plan nutricional. Además, los pacientes con ERC
avanzada tienen pérdida de la masa corporal magra (MCM) y desgaste energé-
tico-proteico (DEP)6 asociados a causas como sobrecarga7, deficiencia de vita-
mina D8, infecciones9, toxicidad urémica, inflamación, acidosis, menor síntesis
de hormonas anabólicas, diálisis e hipercatabolismo muscular y grasa10. De
manera que, cuando la función renal disminuye, ocurren alteraciones
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Vitaminas
Baja ingestión D C E K B
Enfermedad renal
Dieta no
crónica
equilibrada
estadio 3-5
Alta ingestión Proteína Sodio k P
Acidosis Calcificación
Inflamación
metabólica vascular
Figura 1. Alteraciones metabólicas en la ERC estadio 3-5 y su asociación con la dieta (modificado de Koves-
dy CP, Kopple JD, et al.5, Chan M, Kelly J, et al.18 y National Kidney Foundation19). K: potasio; P: fósforo.
68
Uremia
El acúmulo en sangre de urea, creatinina y nitrógeno ureico generan un sín-
drome urémico caracterizado por anorexia y náuseas que afecta la calidad de vida
y ocasiona menor ingestión de alimentos, empeorando el DEP. Afortunadamente,
un aporte energético y de macronutrimentos adecuado, puede mantener el balan-
ce nitrogenado y el estado nutricional14.
Tratamiento nutricional de la enfermedad renal crónica estadios 3-5
Acidosis metabólica
La acidosis metabólica se produce desde los primeros estadios de la ERC debi-
do a la reducción de la excreción de la carga ácida generada por la actividad me-
tabólica15 y produce efectos adversos como: resistencia a la insulina y proteólisis
por la vía proteasómica de ubiquitina y degradando actina4,14. La administración
de bicarbonato de sodio15 y la dieta alcalina, rica en frutas y verduras e ingestión
de 1-2 g de sal al día normaliza los niveles de bicarbonato sérico (> 22 mmol/l)15.
Calcificación cardiovascular
La calcificación cardiovascular afecta a la mayoría de los pacientes con ERC
y se asocia al manejo del fósforo que afecta al factor de crecimiento de los fi-
broblastos 23 (FGF23), generando deficiencia de alfa-klotho soluble, lo cual se
relaciona a la progresión de ERC y la patogénesis de la calcificación cardiovas-
cular a través de la alteración del endotelio y las células del músculo liso16,17.
El tratamiento se centra en mantener las concentraciones de glucosa, tensión
arterial y fósforo a través del manejo dietético y la vitamina D16.
Energía
Se ha demostrado que existe una disminución espontánea de la ingestión
de energía y proteína en pacientes en prediálisis, especialmente a partir del
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
largos de tiempo.
‡Vigilar sobrecarga de líquidos ERC estadio 4-5.
Tratamiento nutricional de la enfermedad renal crónica estadios 3-5
estadio 3b, y se agudiza a medida que avanza la enfermedad, sobre todo cuan-
do la TFG es < 15 ml/min/1.73 m2 20. Por ejemplo, un estudio en 210 pacientes
en prediálisis reportó una ingestión media de 24 ± 7 kcal/kg/día y 1.18 ± 0.42
g/kg/día de proteínas, lo cual demuestra una ingestión energética y proteica
deficiente y no equilibrada21. El objetivo principal del cumplimiento de energía
es mantener el equilibrio de nitrógeno neutro, a pesar de la restricción protei-
ca, para prevenir/tratar de manera oportuna el DEP19. Cuando no cumplan con
la ingestión de energía, se deben buscar opciones para alcanzar las recomen-
daciones de energía y mantener un seguimiento estrecho (cada 3 meses) hasta
mejorar el estado de nutrición19.
Las guías de nutrición en ERC sugieren que los adultos metabólicamente
estables (sin una infección activa, sin haber estado hospitalizados > 2 semanas
previas, sin uso de antibióticos o inmunosupresores o con cáncer al momento
de la planeación de la dieta) deben consumir de 25-35 kcal/kg basado en edad,
sexo, actividad física, composición corporal, objetivos individuales (ganancia/
pérdida de peso) y presencia de inflamación crónica. Asimismo, se deben con-
siderar aspectos como hiperparatiroidismo e hiperglucemia19.
Proteínas y alfacetoanálogos
Las dietas muy bajas en proteínas son una estrategia en estadios avanzados,
en la que se puede requerir la suplementación con alfacetoanálogos (prepara- 71
do de aminoácidos esenciales), los cuales han mostrado beneficios como re-
ducción de uremia, mejora de la hemodinamia renal por menor carga renal y
disminución de síntomas clínicos19, así mismo mejoran las alteraciones meta-
bólicas (bajo bicarbonato y alto fósforo, nitrógeno ureico, colesterol, resistencia
a la insulina) y retrasar el inicio de la diálisis22. Las dietas muy bajas en pro-
teínas con alfacetoanálogos son equivalentes al mínimo recomendado de pro-
teínas y se consideran sin riesgo de desnutrición cuando se acompañan de un
aporte energético adecuado, pero requiere de la adherencia del paciente y la
asesoría del profesional de la nutrición renal19.
La dieta occidental promueve el consumo promedio de 1.35 g/kg/día de pro-
teína, lo que representa un 44% más de la ingestión recomendada19. El consu-
mo excesivo de proteína se ha evaluado principalmente en modelos animales
con ERC estadio 3-5, mostrando un aumento del volumen renal del 60-70%, así
como un 55% más de riesgo de fibrosis y un 30% más de riesgo de glomeru-
loesclerosis, factores que pueden acelerar el daño renal23.
Se ha estimado que solo un 20-46% de los pacientes con ERC tiene adhe-
rencia a dietas de 0.6-0.8 g de proteína/kg/día (> 50% vegetal)23. Cabe destacar
que los hombres con ERC estadio 3-5 prediálisis tienen mayor adherencia a
dietas con muy bajo aporte de proteínas y tienden a tener hábitos positivos de
estilo de vida como no fumar, no beber alcohol y un índice de masa corporal
(IMC) saludable. Todos estos hábitos favorecen mayor TFG y sensibilidad a la
insulina, así como una menor inflamación (menor interleucina 6 y proteína C
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Hidratos de carbono
Debido al estricto control de la ingestión de proteínas en la ERC estadio 3-5
prediálisis, para cumplir con el requerimiento energético es necesario una ma-
yor cantidad de hidratos de carbono (HC). Se recomienda un 45-70% del valor
calórico total (< 10% HC simples)28. El índice glucémico (IG), junto con la fibra,
evita el desarrollo de enfermedades crónicas, pero en la ERC estos hallazgos no
se han estudiado suficientemente29. Gopinath, et al. observan que los pacientes
que integraban alimentos con IG bajo mostraron un 50% menos de riesgo de
Tratamiento nutricional de la enfermedad renal crónica estadios 3-5
FIBRA
La ingestión elevada de fibra se ha asociado con un menor riesgo de infla-
mación y mortalidad. En un estudio de pacientes con ERC, se consumía fibra
de 17 ± 10 g/día (fibra soluble 6.0 ± 3.3 g/día y fibra insoluble 11.3 ± 6.8 g/día).
Se observó que por cada 10 g de fibra que se incrementan en la dieta, había
menor proteína C reactiva30. Además, la asociación se debe a las bacterias sa-
carolíticas, las cuales fermentan la fibra y liberan ácidos grasos de cadena cor-
ta (butirato, propionato y acetato), lo que contribuye a una mejora de la inte-
gridad intestinal, con la mejora de los efectos inmunomoduladores y una
menor inflamación y mortalidad30. El mayor consumo de fibra se ha asociado
con una mayor TFG y un menor riesgo de desarrollar ERC31. A pesar de estos
hallazgos en la ERC estadio 3-5, las guías aún no mencionan el requerimiento31.
No obstante, un estudio realizado por Kalantar, et al. en ERC moderada y avan-
zada sugirió que la ingestión de fibra sea de 25-30 g/día18.
73
Grasas
En la ERC estadio 3-5 la disminución de la ingestión de proteínas favorece el
aumento de consumo de grasa vegetal y la reducción de grasa animal, así como
grasas saturadas y colesterol31 lo que conlleva a la reducción de aterosclerosis en
un 29%. En la ERC prediálisis, la prescripción de grasas insaturadas puede dismi-
nuir los triglicéridos. Se debe asegurar el consumo de pescado, linaza y aceites
vegetales19. Además, se ha descrito que el aceite de oliva puede mejorar la aci-
dosis metabólica, ya que predispone una baja biodisponibilidad del fósforo31. La
recomendación de la grasa total es < 30%, grasas saturadas < 7%, grasa monoin-
saturada ≤ 20%, grasa poliinsaturada ≤ 10% y entre 200-300 mg/día de colesterol32.
Líquidos
Para una persona de tamaño medio con riesgo de nefrolitiasis, ERC (estadio
1-5 prediálisis y sin edema) y/o riñones poliquísticos, con seguridad se puede re-
comendar un consumo de 3-4 litros/día de agua, ya que reduce hasta el 50% la
probabilidad de ERC asociada a la supresión de la vasopresina. Sin embargo, la
vasopresina sobre todo se produce en el envejecimiento y la ERC33. Asimismo, otros
estudios han señalado que la depuración de urea aumenta cuando el flujo de ori-
na se duplica de 1-2 ml/min. No obstante, los niveles de nitrógeno de urea en la
sangre son más bajos en los pacientes que consumen menor cantidad de líquido33.
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Micronutrientes
En los pacientes con ERC estadio 4 y 5 prediálisis, presentan alto riesgo de
deficiencias de algunos micronutrientes debido a la ingestión insuficiente por
las modificaciones que se realizan en la alimentación19.
Ácido fólico
El ácido fólico es un nutriente relacionado con la síntesis de ácidos nuclei-
cos, metabolismo celular, síntesis de proteínas y reproducción celular. Se sin-
tetiza a través de la acción de algunas bacterias intestinales y la alimentación
(espinacas, brócoli, zanahoria, pepino, quesos, huevo, carne y pescado). La re-
comendación en población general es de 0.4 mg/día19, pero en la ERC el reque-
rimiento aumenta en estadios 4 y 5 y con eritropoyetina. Sin embargo, se pro-
ponen las recomendaciones para la población general en la ERC estadio 3-5
prediálisis.
Esto se debe a que en estudios realizados en la ERC estadio 3 se ha obser-
vado que administrar el enalapril junto con 0.8 mg/día ácido fólico reduce el
riesgo de progresión de la ERC (seguimiento de 4.4 años)37. Además, se ha des-
crito que el folato presente en los glóbulos rojos disminuye después de 4 meses
de no haber cubierto el requerimiento. Sin embargo, en la ERC la menor can-
tidad de glóbulos rojos también se asocia a la pobre ingestión, anemia,
Tratamiento nutricional de la enfermedad renal crónica estadios 3-5
Vitamina C y hierro
En la ERC, la recomendación de vitamina C oscila entre 107-214 mg/día38,39.
Las deficiencias se observan en sangre y pueden deberse a la modificación de
la prealbúmina, transferrina y nitrógeno proteico19. La administración de vita-
mina C de 125-200 mg/día se ha asociado a menores concentraciones de coles-
terol y lipoproteínas de baja densidad39. En adultos con ERC estadios 1-5 prediá-
lisis, es razonable considerar la suplementación para cumplir al menos con la
ingestión de 90 mg/día para hombres y 75 mg/día para mujeres19. Debido a que
la vitamina C se excreta por el riñón, se debe evitar la ingestión > 100 mg/día,
ya que puede estar asociada a oxalosis19.
Puede ser necesario suplementar el hierro en estadios avanzados de la ERC,
junto a la administración de eritropoyetina. En caso de que la ferritina sea
< 100 mg/dl, se recomienda la suplementación con al menos 60 mg/día de sul-
fato ferroso40.
75
Vitamina A, E y K
En los pacientes con ERC, la vitamina A y E no deben suplementarse de
manera rutinaria, ya que se han asociado a eventos de toxicidad como hemo-
rragias o alteración de la coagulación, porque el alfatocoferol inhibe la agre-
gación plaquetaria41. Se ha descrito que la vitamina E en altas dosis puede
inducir deficiencia de vitamina K. Sin embargo, no es el único factor que par-
ticipa en el bajo aporte de vitamina K, se ha observado que el 72% de sujetos
con una filtración menor a 60 ml/min/1.73 m2 tienen una ingestión de 97.5
(89.7-105.3) μg/ día de vitamina K; es decir, un nivel por debajo de lo ideal para
la población general42.
La vitamina K participa en la carboxilación enzimática de las proteínas en-
cargadas de controlar el depósito de calcio; por ejemplo, la osteocalcina. Ade-
más, previene la calcificación de los tejidos blandos y controla la formación de
cristales de calcio en los huesos19. La filoquinona (vitamina K1 presente en le-
che de vaca, aceites vegetales, espinacas, repollo, brócoli) y la menaquinona
(vitamina K2 sintetizada por bacterias en intestino y presente en productos
lácteos, carne y alimentos fermentados) son las responsables de la actividad
de la vitamina K43. La vitamina K a nivel intestinal se absorbe con ayuda de
secreciones biliares y pancreáticas, y se incorpora a los quilomicrones en el
intestino42. Por ello, se debe garantizar la ingestión mínima de 120 μg/día en
hombres y 90 μg/día en mujeres19.
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Vitamina D y calcio
La pérdida progresiva de la función renal conduce a la disminución del calci-
triol y la alteración del metabolismo del calcio, fósforo, FGF23 y hormona parati-
roidea (PTH). Todo ello influye en el receptor de vitamina D, lo que favorece el dé-
ficit de la misma y el desarrollo de hiperparatiroidismo secundario. Expertos han
definido como una deficiencia de vitamina D las concentraciones de 25-hidroxivi-
tamina < 20 ng/ml, insuficiencia entre 20-29 ng/ml, y suficiencia ≥ 30 ng/ml19. En-
tre los beneficios mostrados en la ERC estadio 3 y 4 con vitamina D a dosis de
50,000 UI/semana durante 1 mes, y posteriormente a 50,000 UI/mes durante 5
meses, se encuentra la mejora en la vasodilatación dependiente del endotelio44, la
proteinuria19 y la progresión del daño renal45. Se ha sugerido que en la ERC estadio
1-5 prediálisis la dosis de vitamina D, colecalciferol o ergocalciferol oscile entre
1,000-2,000 UI/día, sin olvidar que ante las alteraciones metabólicas del daño renal
pueden modificarse estos requerimientos. Se propone que en casos específicos, o
mientras más avanzada sea la ERC, se suplemente calcitriol en dosis de 25,000-
50,000 UI/mes (máxima dosis tolerada en estudio 4,000 UI/día). Cuando haya in-
suficiencia a nivel sérico, informar sobre los eventos adversos (hipercalcemia o
hiperfosfatemia) y mantener un balance neutro a partir de la suplementación de
800-1,000 mg/día de calcio (ingestión, suplementación y aglutinantes de fosfato
basados en calcio)19. Cabe señalar que la absorción máxima de vitamina D se al-
canza cuando el suplemento se consume junto con una comida rica en grasa46.
76
CONCLUSIONES
El tratamiento nutricional en la ERC estadios 3-5 prediálisis puede prevenir
o retrasar la progresión hacia ERCT. Asimismo, puede prevenir/tratar las com-
plicaciones que acompañan al deterioro de la función renal (uremia, acidosis
metabólica, trastorno mineral y óseo y DEP). El diagnóstico integral y la com-
binación de medidas de intervención adaptadas a cada caso concreto contri-
buyen al control de la progresión de la nefropatía, retraso de la diálisis, dismi-
nución de la aparición y gravedad de las complicaciones, mejorando la calidad
de vida y reduciendo la mortalidad a nivel global.
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Capítulo 7
OBJETIVOS
Minimizar la variabilidad en la práctica clínica-dietética, prevenir e identi-
ficar cambios en el estado de nutrición y brindar al profesional de la nutrición
opciones para el tratamiento nutricional para el paciente en diálisis.
INTRODUCCIÓN
En Latinoamérica, la principal terapia de reemplazo renal (TRR) es la diáli-
sis, sea hemodiálisis (HD) o diálisis peritoneal (DP), y un menor porcentaje tras-
79
plante renal1. Los pacientes con enfermedad renal crónica terminal (ERCT) que
se encuentran en diálisis suelen presentar una alta prevalencia de desnutrición
y desgaste energético-proteico (DEP), lo que incrementa el riesgo de morbimor-
talidad en esta población2. Asimismo, suelen presentar complicaciones propias
de la ERCT, como trastornos hidroelectrolíticos, anemia, trastorno mineral óseo,
acidosis metabólica y enfermedad cardiovascular (ECV)3. Por ello, es altamente
reconocido que el tratamiento nutrimental apropiado y oportuno es fundamen-
tal para lograr mejores resultados en la salud y, por ende, en la sobrevida. Este
capítulo se centra en ofrecer recomendaciones de energía, macronutrientes y
micronutrientes para pacientes en tratamiento de diálisis, ya sea HD o DP.
Macronutrientes
Energía
En el paciente con ERC es fundamental garantizar un adecuado aporte ener-
gético con el fin de mantener la reserva muscular y evitar el catabolismo pro-
teico para mantener un balance nitrogenado positivo13. El aporte energético
suele estimarse a partir del peso ideal o del peso ajustado, la edad, el género,
el nivel de actividad física, la composición corporal, las metas de peso corporal,
las comorbilidades asociadas y la presencia de inflamación14. La prescripción
Tratamiento nutricional del paciente con enfermedad renal crónica en diálisis
Relación calcio/fósforo ≤ 55
Kt/V en DP 2.0-2.2
Modificado de Ikizler TA11, DiBenedetto P, Goode JL12.
M: mujeres; H: hombres; DM: diabetes mellitus; HD: hemodiálisis; DP: diálisis peritoneal; LDL: lipoproteína de baja
densidad; HDL: lipoproteína de alta densidad.
Líquidos Anuria
1,000 ml/día
Oliguria
Diuresis + 750 ml
82 Dependen de balance hídrico
Minerales
Vitaminas
Niacina 20 mg/día
Piridoxina 10 mg/día
Biotina 30 µg/día
(Continúa)
Tratamiento nutricional del paciente con enfermedad renal crónica en diálisis
Nutriente Requerimiento
Vitaminas
Vitamina A No suplementar
Vitamina D Individualizar3
Vitamina E Opcional
Vitamina K No suplementar4
Modificado de Kalantar-Zadeh K, Fouque D13, Ikizler TA, Burrowes JD, Byham Gray LD, Campbell KL, Carrero JJ,
Chan W, et al.14, Wiesen K, Mindel G. Dialysis. En: Byham-Gray LD, Burrowes JD, Chertow GM editores16,
Third Report of the National Cholesterol Education Program (NCEP) Expert Panel on Detection, Evaluation, and
Treatment of High Blood Cholesterol in Adults (Adult Treatment Panel III)28.
DP: diálisis peritoneal; DEP: desgaste energético-proteico; AVB: alto valor biológico; VCT: valor calórico total.
1Calcular
con peso ideal o peso ajustado.
2Considerar
el aporte de calcio de todas las fuentes (alimentos, suplementos de calcio, quelantes de fósforo).
3La suplementación de vitamina D está sujeta al balance óseo y mineral de cada paciente.
4Evitar en caso de que el paciente reciba anticoagulantes.
Proteína
En la HD se produce una pérdida de 6-12 g/sesión de aminoácidos libres,
mientras que los pacientes en DP aparentemente estables pierden 1.5-3.0 g/día
de aminoácidos en el dializado o 5-15 g/día de proteínas. Esta pérdida es mu-
cho mayor en los episodios de peritonitis17. Según las guías KDOQI 2020, los
pacientes en DP y HD deben ingerir 1.0-1.2 g/kg peso ideal de proteína14 para
así garantizar el aporte de aminoácidos esenciales y mantener un balance ni-
trogenado neutro o positivo. Para los pacientes con DEP, peritonitis o estado
hipercatabólico se recomiendan 1.2-1.5 g/kg peso ideal13.
Hidratos de carbono
No hay un porcentaje ideal de calorías que deberían ser aportadas por los
hidratos de carbono (HC), pero se sugiere que los pacientes que reciben HD
puedan tener diversos requerimientos de HC en su alimentación, ya que algu-
nas soluciones utilizadas durante las sesiones contienen entre 100-200 mg/dl
de glucosa y pueden aportar hasta 400 kcal en una sesión de HD20. El agregado
de glucosa parece ser capaz de disminuir la fatiga posdiálisis, permite la
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Fórmula Ejemplo
Lento 20 g 30 g 48 g
Promedio 27 g 40 g 70 g
Rápido 30 g 50 g 85 g
FIBRA
La recomendación para la ingestión de fibra en la población general se sitúa
alrededor de 25 g/día. Asimismo, se observa la recomendación para pacientes
en diálisis 25-30 g/día. En estos últimos, es común que la ingestión no se al-
cance y que el aporte final esté entre los 15-20 g/día, ya que la mayoría de ali-
mentos fuente de fibra tiene un elevado contenido de potasio (como frutas y
verduras) y fósforo (como leguminosas, frutos secos y cereales de grano inte-
gral)13,24.
85
Grasas
La elevada ingestión y la inadecuada selección de fuentes dietéticas de gra-
sa ocasiona desórdenes de las lipoproteínas, cuyo exceso favorece la ECV ate-
rosclerótica25. En la ERC, la composición de las lipoproteínas tiende a isoformas
más pequeñas y densas debido a la disminución en el aclaramiento de lipopro-
teínas de baja densidad (LDL). Esto se traduce en una acumulación de lipopro-
teínas que contienen apolipoproteína B (como la lipoproteína A), cuyos niveles
se asocian a un desenlace cardiovascular adverso. La mortalidad por ECV per-
manece como la principal causa de muerte en los pacientes con ERC26,27. Aun-
que el aporte calórico total de los lípidos depende de diversos factores y debe
individualizarse, se recomienda que del 25-35% de las calorías de la dieta pro-
venga de grasas totales, hasta un 20% de grasa monoinsaturada, hasta un 10%
de grasa poliinsaturada y menos del 7% de grasa saturada, así como menos de
200 mg/día de colesterol28.
Micronutrientes
Potasio
La concentración de potasio sérico es el resultado de la relación entre la
ingestión, eliminación y la distribución transcelular. Los requerimientos míni-
mos diarios de potasio son de 1,600-2,000 mg (40-50 mmol; 40 mg = 1 mmol).
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Fósforo
El 85% del fósforo se localiza en los huesos y dientes, mientras que el 15%
restante se distribuye en los tejidos blandos. Del fósforo proveniente de la die-
ta se absorbe entre el 60-80%, principalmente en el duodeno y yeyuno. Este
mecanismo de absorción está regulado por la vitamina D y, en condiciones fi-
siológicas normales, la eliminación se realiza mayormente por vía renal (70%)
y por heces33.
En personas con ERCT, la caída de la TFG resulta en una mayor retención
de fósforo y en una reducción de 25-dihidroxi-vitamina D3 o calcitriol, que es
la forma activa de la vitamina D. Esto desencadena una serie de alteraciones
en la absorción intestinal de calcio, la absorción y reabsorción del hueso, la
producción de PTH y las concentraciones de fósforo sérico, alteraciones cono-
cidas como trastorno mineral óseo16.
La hiperfosfatemia (fósforo sérico > 5.5 mg/dl) en la ERC, además de aso-
ciarse a enfermedad ósea, aumenta el riesgo de morbimortalidad cardiovascu-
87
lar. El tratamiento de la hiperfosfatemia consiste en tres elementos principales:
1) reducir el consumo de fósforo a través de la restricción en la dieta; 2) dis-
minuir la absorción intestinal con el uso de quelantes de fósforo; y 3) eliminar
el fósforo a través de la diálisis34.
El aporte de fósforo de la dieta en pacientes tanto en HD como DP debe es-
timarse conforme alguna de las siguientes modalidades: 800-1,000 mg/día o
12-17 mg/kg/día, o considerar una relación fósforo/proteína de 15 mg de fósfo-
ro por 1 g de proteína35.
Para controlar el fósforo de la dieta, es importante considerar que existen
tres fuentes básicas de fósforo: fósforo orgánico de origen vegetal, fósforo or-
gánico de origen animal y fósforo inorgánico36,37.
1. Fósforo orgánico (origen vegetal, leguminosas, frutos secos y semillas). Se
encuentra en forma de ácido fítico o fitato con biodisponibilidad baja
(< 50%) debido a la carencia de la enzima fitasa en el cuerpo.
2. Fósforo orgánico (origen animal, lácteos, carnes y huevo). Se absorbe entre
un 40-60%, ya que se encuentra en el compartimento intracelular y es
fácilmente hidrolizado.
3. Fósforo inorgánico (alimentos industrializados, embutidos, fiambres, comi-
das rápidas). Constituye un tipo de aditivo alimentario, también denomina-
do «fósforo oculto». Los aditivos (p. ej., polifosfato de sodio, fosfato dicálcico,
fosfato disódico, fosfato monosódico, ácido fosfórico, sodio hexametafosfa-
to-fosfato, tripolifosfato de sodio, tetrasodio pirofosfato o fosfato trisódico)
se utilizan en la industria alimentaria con diversos propósitos para extender
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
la vida útil del producto, mejorar el sabor y color, realzar el sabor y retener
la humedad. Este tipo de fósforo se absorbe hasta en el 90%.
Los alimentos con un mayor contenido de proteínas son la principal fuente
de fósforo orgánico. Por ello, una fórmula más adecuada para los pacientes con
ERC es la relación de fósforo (en mg) a proteína (en g) para un alimento deter-
minado. La relación métrica fósforo-proteína tiene varias ventajas: 1) es indepen-
diente del tamaño o porción de alimento; 2) enfoca la atención simultánea tanto
en el fósforo como en la proteína; 3) visualiza los alimentos que tienen cantida-
des inusualmente altas de aditivos de fósforo, pero cantidades similares de pro-
teína; y 4) llamar la atención sobre los alimentos que son excesivamente altos
en fósforo, como los aditivos con fósforo. La limitación es que no aportan infor-
mación sobre la biodisponibilidad o absorción intestinal en diferentes tipos de
alimentos38.
Calcio
El requerimiento normal de calcio para los adultos, excluyendo mujeres
embarazadas y lactando, es de 800-1,200 mg/día. La deficiencia de vitamina D
y otros factores como la resistencia a las acciones de la vitamina D en el hue-
so y en el tracto intestinal puede aumentar los requerimientos de calcio en la
dieta de los pacientes con ERCT con y sin diálisis. El paciente con ERC que con-
88 sume calcio en forma de quelantes de fósforo puede alcanzar una ingestión de
calcio de hasta 1,000-1,500 mg/día o mayores. Por esta razón, se ha planteado
sobre la función del calcio ingerido en el desarrollo de la calcificación de las
arterias coronarias y de las placas ateroscleróticas en pacientes en diálisis. Se
recomienda que el paciente en diálisis consuma alrededor de 2,000 mg/día de
calcio, de los cuales 1,500 mg/día provienen de quelantes de fósforo39.
Si no se utilizan quelantes de fosfato que contengan calcio, la ingestión de
calcio recomendada es de aproximadamente 1,200 mg/día. No obstante, si el
fósforo sérico no puede controlarse sin el uso adicional de quelantes que con-
tienen calcio, la ingestión de calcio proveniente de los alimentos debe limitar-
se a < 1,000 mg/día40.
Sodio y líquidos
A medida que disminuye la TFG, la excreción fraccional de sodio (FeNa) au-
menta para una ingestión de sodio determinada, de modo que la excreción de
sodio suele ser igual a la ingestión41,42. Sin embargo, cuando la TFG desciende
por debajo de 15 ml/min, el aumento de FeNa a menudo no compensa total-
mente la caída de la TFG y la carga de sodio filtrado, de manera que el consu-
mo dietético típico de sodio en población occidental (> 3.4 g/día) o moderada-
mente alto puede conducir a la retención de sodio40.
El consumo excesivo de sodio (> 6 g/día) y líquido puede comportar un gran
aumento de peso interdiálisis, hipertensión, edema, hipertrofia ventricular
Tratamiento nutricional del paciente con enfermedad renal crónica en diálisis
Vitaminas
La anorexia y las pérdidas en el dializado son las principales causas de de-
ficiencia de vitaminas hidrosolubles en los pacientes con ERC46,47.
– La falta de apetito y el bajo consumo de alimentos asociado a uremia o a
las restricciones dietéticas genera un bajo aporte de nutrientes en general,
incluidas las vitaminas. Aún no se sabe con claridad si existe alteración
en el metabolismo de vitaminas en el paciente con ERC, y si esto puede
contribuir a generar deficiencias nutricionales, más allá del consumo bajo
de vitaminas.
– Durante el dializado, se pierden moléculas de pequeño tamaño, como las
vitaminas hidrosolubles. En HD, esta pérdida de vitaminas principalmen-
te se produce cuando se utilizan membranas que permiten altos flujos de
diálisis.
CONCLUSIONES
El tratamiento nutrimental es un componente clave en el manejo interdis-
ciplinario del paciente con ERCT. Los pacientes en diálisis requieren un mayor
cuidado para prevenir o tratar las complicaciones de fallo renal y los efectos
no deseados de la diálisis que alteran el estado de nutrición, como la inhibición
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
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Capítulo 8
Tratamiento nutricional en
trasplante renal
Claudia Nelly Orozco González
OBJETIVOS
Proporcionar información al profesional de la nutrición para diseñar el tra-
tamiento nutricional de acuerdo a la fase del trasplante en la que se encuentre
el paciente.
INTRODUCCIÓN
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2019 se
realizaron 139,000 trasplantes en el mundo, de los cuales 90,306 fueron de ri-
ñón (36.5% de donante vivo). Sin embargo, se estima que más de 250,000 per-
93
sonas actualmente están en lista de espera de un trasplante. Cada día mueren
20 personas esperando un trasplante, sumándose 1 persona cada 9 minutos a
la lista de espera1,2.
En México, hacia diciembre de 2019, 17,069 receptores estaban en espera de
un trasplante de riñón3.
Azatioprina Incluir alimentos ricos en ácido fólico en los horarios en los que no
se incluya el medicamento
Modificado de Kidney Disease: Improving Global Outcomes (KDIGO) Transplant Work Group12, Cano NJ, et al.16.
VCT: valor calórico total; IMC: índice de masa corporal; LDL: lipoproteína de baja densidad.
estado físico, aunque también puede deberse a los medicamentos, que aumen-
tan el apetito y se utilizan frecuentemente en la fase postrasplante (como los
corticoesteroides). Sin embargo, debido al alto riesgo de enfermedad cardiovas-
cular en estos pacientes, es necesario que se prescriba detalladamente un plan
de alimentación y recomendaciones adaptadas al estilo de vida según la fase
del trasplante en la que se encuentre el paciente19.
En muchas ocasiones no se realiza el cambio de dieta del período pos-
trasplante inmediato al tardío, a pesar de que los requerimientos nutricio-
nales son diferentes, junto a la terapia farmacológica con diferentes efectos
sobre la alimentación, causado principalmente por el hecho de que los pa-
cientes no tienen un adecuado acompañamiento del profesional de la nu-
trición. Cabe destacar que por indicaciones médicas el primer mes posterior
al trasplante el paciente no debe tener contacto con personas en la medida
de lo posible (evitando así las infecciones), buscando el confinamiento en
un espacio específico para su recuperación y contando con todas las condi-
ciones higiénicas esperadas. En ese momento, el cuidador primario deberá
realizar los cambios pertinentes sobre la dieta del paciente. Sin embargo,
estos pueden obviarse al no conocer las pautas a seguir y al tratar de adap-
tarse a la nueva realidad que se tiene para todas las personas cercanas al
paciente y los amplios cuidados que deben seguirse para mejorar las tasas
de éxito del procedimiento. Una estrategia que puede ser útil es dar reco-
98 mendaciones en el momento del ingreso hospitalario del paciente, ofrecien-
do un seguimiento en el primer mes de cautiverio preventivo mediante el
uso de la tecnología, como el teléfono móvil, las plataformas virtuales o el
correo electrónico.
Los cambios en el estilo de vida del paciente trasplantado deben consi-
derar la disminución de peso corporal (si existe sobrepeso u obesidad) y la
reducción en el consumo de grasas en la dieta, dos aspectos que en conjun-
to tienen un impacto positivo en el perfil de lípidos20.. Asimismo, una com-
binación con un programa regular de ejercicio, una dieta alta en fibra (25 a
30 g/día) y suplementación de 3 g/día de ácidos grasos omega 3 (indicados
en caso de hipertrigliceridemia) serán algunos de los cambios que se debe-
rán realizar de manera permanente. Según algunos expertos, la dieta medi-
terránea puede servir para este objetivo13.
Es importante considerar que en muchos pacientes existe antecedente
de enfermedad ósea, lo cual puede limitar la actividad física. Todos estos
aspectos deben considerarse para indicar acciones en el estilo de vida del
paciente21.
Finalmente, es importante recordar que los cambios al estilo de vida y el
tratamiento nutricional debe diseñarse con base a la fase postrasplante en
la que se encuentre el paciente (trasplante inmediato o trasplante tardío), ya
que cada una tiene características específicas y reclama consideraciones dis-
tintas22. En cualquier caso, la meta será prevenir el excesivo aumento de peso
y tratar la desnutrición que en la mayoría de los casos ya es persistente.
Tratamiento nutricional en trasplante renal
REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES
Las recomendaciones de macro y micronutrientes en ambas fases del pos-
trasplante se citan en la tabla 3. Se observa que, inmediatamente después del
trasplante, el aporte energético y proteico aumenta. Sin embargo, en la fase
postrasplante tardío esta demanda disminuye, aunque el apetito sigue crecien-
do (consecuencia de los medicamentos y la sensación de bienestar). Por ello,
se debe hacer especial énfasis en un consumo reducido de calorías, la
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Nutriente Recomendación
Sodio < 2.3 g/día. En caso de HAS, oliguria y/o edema: 1-2.3 g/día
Hierro 800-1,500 mg
Omega 3 3 g/día
sujetos de raza negra, los pacientes de bajos ingresos y aquellos con DM2 tie-
nen más riesgo de obesidad, por lo que tanto donadores como receptores con
estas características deberán vigilarse con más insistencia.
Tanto en el donador como el receptor, la obesidad puede exacerbar el perfil
de riesgo cardiovascular (hipertensión, hiperlipidemia y diabetes) que afecta el
riñón no donado a largo plazo de forma negativa. Es importante tanto los do-
nadores como los receptores reciban asesoramiento adecuado sobre las prác-
ticas alimentarias saludables y puedan beneficiarse de la consulta con un nu-
tricionista especializado en trasplantes.
CONCLUSIONES
No sólo es necesario distinguir las diferencias entre el manejo en el período
pretrasplante, postrasplante inmediato y postrasplante tardío, sino acompañar
al paciente en la transición de las fases, subrayando los cambios en el estilo
de vida de forma permanente.
En todo momento, durante el período pre y postrasplante, el control de peso
para evitar la obesidad es una medida necesaria para la preservación del in-
jerto renal.
El diseño del tratamiento nutricional en el paciente trasplantado debe con-
siderar la fase del trasplante en la que este se encuentre, los medicamentos
indicados y las enfermedades de base que no se resuelven con el trasplante 103
renal (como lupus, DM, vasculitis, nefritis intersticial, HAS, pielonefritis crónica,
glomerulonefritis crónica, enfermedad poliquística del adulto), y que pueden
afectar negativamente el estado de nutrición y el injerto renal si no hay un
control adecuado de las mismas.
La mejoría en el estado de ánimo aumentará el consumo de alimentos in-
adecuados. Una manera de facilitar la adherencia de los pacientes al tratamien-
to nutrimental es dar opciones de alimentos saludables para los momentos de
más apetito.
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Capítulo 9
OBJETIVO
Revisar los lineamientos nutricionales que deben considerarse durante la
intervención nutricional de la mujer embarazada con enfermedad renal cróni-
ca con y sin terapia de reemplazo renal.
INTRODUCCIÓN
La prevalencia de enfermedad renal crónica (ERC) durante el embarazo no
105
está claramente definida en la literatura actual. Según varios estudios realiza-
dos en población norteamericana, la ERC se presenta en un 0.03% y un 0.12%
de las mujeres embarazadas1. En México, el Instituto Nacional de Perinatología
entre el 2004 y 2007 mostró una incidencia del 0.33%2,3.
La frecuencia reportada de embarazos en mujeres en cualquier modalidad
de diálisis es muy baja, aunque el porcentaje de gestaciones a término que se
han dado con éxito entre mujeres con ERC con y sin terapia de reemplazo re-
nal (TRR) ha aumentado con los años, superando el 70%4.
El embarazo en las mujeres con ERC se considera de alto riesgo, ya que exis-
te una menor capacidad para realizar las adaptaciones renales necesarias para
un embarazo sano, lo cual aumenta el riesgo de complicaciones perinatales,
entre las cuales predominan desórdenes hipertensivos, prematurez, azoemia y
restricción del crecimiento intrauterino. El pronóstico final del embarazo y en-
fermedad renal, depende del estadio de la ERC en el que se encuentre la pa-
ciente previo al inicio de la gestación5.
El tratamiento médico nutricional (TMN) en una embarazada con ERC está
determinado por el estadio de la ERC en el que la paciente se encuentre. El
TMN en esta población tiene como objetivos la evaluación y el manejo de co-
morbilidades, aminorar y/o detener la pérdida de función renal (FR), así como
mejorar su calidad de vida al disminuir los síntomas de uremia, anorexia, des-
nutrición y disminuir el riesgo de muerte en la madre6,7, así como preservar la
salud del producto y contribuir a que este desarrolle un adecuado crecimiento
intrauterino8.
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Alteraciones En mujeres con nefropatía diabética, llevar la glucosa promedio < 120 mg/dl
metabólicas Mantener BUN < 60 mg/dl
Albúmina ≥ 3.5 g/dl
Modificado de Furaz-Czerpak KR, et al.4, Wiggins KL, et al.8, Reyes-López MA, et al.14.
ERC: enfermedad renal crónica; FR: función renal; Crs: creatinina sérica.
Evaluación antropométrica
Ganancia de peso gestacional
Las recomendaciones de ganancia de peso durante el embarazo están diri-
gidas a aumentar la probabilidad de un resultado favorable del mismo, que se
define como la entrega de un recién nacido vivo con un peso al nacer entre
3,000 y 4,000 g. El Instituto de Medicina (IOM) concluyó que el índice de masa
corporal (IMC) pregestacional es un predictor importante de peso al nacer,
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Modificado de Vidaeff AC, et al.23, Institute of Medicine (US) and National Research Council (US) Committee to
Reexamine IOM Pregnancy Weight Guidelines26.
ND: no disponible; IMC: índice de masa corporal.
Composición corporal
La evaluación de la composición corporal es una buena herramienta para
evaluar que los cambios en la masa magra, masa grasa y líquidos corporales
producidos por el embarazo y la ERC sean adecuados y no exista un deterioro
del estado nutricional.
La medición antropométrica, especialmente de los pliegues cutáneos y cir-
cunferencia media del brazo, se ha utilizado para estimar los cambios en la
composición corporal en el embarazo. Sin embargo, esto puede sobreestimar
Tratamiento nutricional del embarazo en enfermedad renal crónica
los cambios de masa magra durante la gestación, ya que está influenciado por
la compresibilidad de la capa de tejido subcutáneo adiposo. Además, las ecua-
ciones para estimar la masa grasa y la masa libre de grasa no se han desarro-
llado para evaluar cambios en la composición corporal durante esta etapa27.
Una alternativa viable a la evaluación de la masa magra en embarazadas con
ERC es la determinación de la fuerza de agarre a través de un diámetro. Estu-
dios recientes han sugerido que el mantenimiento o aumento de la fuerza de
agarre en pacientes con ERC se asocia con mejor estado nutricional y pronós-
tico en resultados renales28. Sin embargo, aún no existen recomendaciones es-
pecíficas para su uso en embarazadas.
Los cambios en el agua corporal total que se producen durante el embara-
zo se pueden evaluar con métodos indirectos como la bioimpedancia eléctrica.
Sin embargo, diversos factores comprometen la validación y disponibilidad para
utilizar el método durante el embarazo en paciente renal, debido a que la es-
timación de agua corporal total está influenciada por la tasa de agua intrace-
lular y extracelular, las cuales se modifican notoriamente durante el embarazo
y es probable que varíen según la edad gestacional29.
EVALUACIÓN BIOQUÍMICA
Con respecto a la evaluación de parámetros bioquímicos, el profesional de
la nutrición debe utilizar diversos parámetros relacionados con: función re- 111
nal, control glucémico, desgaste proteico energético, inflamación, desórdenes
minerales/óseas, anemia, dislipidemia, desorden electrolítico, y otros si es
necesario30.
Conforme a las guías de la AND en pacientes renales embarazadas, los in-
dicadores bioquímicos relacionados con el estado nutricional y los rangos de-
seados, según el estadio renal son similares a las no embarazadas (Tabla 1)8.
EVALUACIÓN CLÍNICA
En la evaluación clínica se debe averiguar sobre enfermedades maternas
frecuentes durante el embarazo que requieren manejo dietético como son: ane-
mia, diabetes mellitus gestacional, preeclampsia y síndromes de malabsorción31.
EVALUACIÓN DIETÉTICA
Se debe evaluar la historia dietética, incluyendo la ingesta de macro y mi-
cronutrientes, prescripción de medicamentos, suplementos dietéticos o herba-
les, conocimientos, creencias y actitudes, comportamientos y factores que afec-
tan la ingesta dietética (capacidad mental, seguridad alimentaria, entre otros)30.
En las embarazadas, el recordatorio de 24 horas, diario de alimentos y el
cuestionario de frecuencia de alimentos, son herramientas validadas31, incluso
si se encuentran en TRR32.
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
AG monoinsaturados 10-20%
Micronutrientes
Las concentraciones de muchos minerales y vitaminas se ven alteradas en
la ERC debido a diversos factores. Entre ellos, existe la disminución en el con-
sumo de alimentos por anorexia, el desgaste energético-proteico y la pérdida
de la capacidad renal para excretar. Mientras que la gestación tiene sus propios
efectos sobre las vitaminas y minerales, prácticamente aumenta los requeri-
mientos de todos los micronutrientes, especialmente ácido fólico y vitamina
D14. Las pacientes embarazadas con ERC y terapia sustitutiva que no reciben
una suplementación son las que presentan un mayor riesgo de deficiencias8.
Seguidamente, se describen los puntos clave que deben tenerse en cuenta so-
bre vitaminas y minerales de particular interés en el embarazo con ERC, y en
la tabla 4 se resumen las recomendaciones diarias:
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Vitaminas
(Continúa)
Tratamiento nutricional del embarazo en enfermedad renal crónica
Minerales
Calcio (mg) 950- 1,000 < 2,000 < 1,500- Deficiencia: hipertensión
2,000 materna y depleción del
esqueleto materno
EDUCACIÓN NUTRICIONAL
Si bien los niveles de urea, Crs, sobrecarga hídrica e hiperkalemia deben
116
tenerse en cuenta en el tratamiento, también el contexto clínico (signos y sín-
tomas) e incluso el contexto sociocultural, el estado anímico y situación eco-
nómica de la paciente deben considerarse dentro del abordaje.
Es importante tener en cuenta que la obligación de cumplir con los cambios
nutricionales también puede actuar como fuente de estrés y frustración, por
lo que el profesional de la salud deberá proponer estrategias con metas peque-
ñas y alcanzables que permitan a la paciente un estilo de vida saludable y que
se convierta en cambios metabólicos a largo plazo.
Dado que la alimentación se considera parte de la cultura individual de cada
sociedad, hay algunos símbolos integrales relacionados con la fuente de ali-
mentación que difieren de una comunidad a otra, ya que varía según la cultu-
ra, las costumbres, los valores y creencias que interfieren con la calidad de vida
entre los individuos con ERC, por lo que se deberá hacer una entrevista a pro-
fundidad sobre estos aspectos37.
Debe informarse a la madre y a la familia que en todo momento existe ries-
go de resultados materno-fetales adversos y el cumplimiento del TMN es esen-
cial para el éxito del embarazo y el bienestar de la persona y del producto.
Algunas evidencias sugieren que las mujeres embarazadas que realizan ac-
tividad física recreativa tienen un 50% menos de riesgo de diabetes mellitus
(DM) gestacional y una reducción del riesgo del 40% para preeclampsia, por lo
que en mujeres con ERC debe considerarse la actividad física dentro del trata-
miento, siempre y cuando se apliquen por el profesional de salud36.
Tratamiento nutricional del embarazo en enfermedad renal crónica
CONCLUSIONES
El control prenatal debe ser estricto con una enfermedad renal preexisten-
te. Hoy en día, el embarazo no es una contraindicación para las pacientes con
patología renal, el pronóstico materno fetal ha mejorado considerablemente,
aunque sigue considerándose un embarazo de alto riesgo. En la actualidad,
cada día adquiere más importancia la evaluación nutricional en estas mujeres,
como un procedimiento clínico indispensable para establecer el tratamiento de
atención y asistencia nutricional.
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118
Capítulo 10
Suplementación
energético-proteica en
enfermedad renal crónica
Roxana Michel Márquez Herrera, Claudia Nelly Orozco González,
Gabriela Karen Núñez Murillo y Elizabeth Corona Rodríguez
OBJETIVO
Establecer estrategias de suplementación (oral, enteral y parenteral) para la
enfermedad renal crónica (ERC) con riesgo y con desgaste energético-proteico
(DEP).
INTRODUCCIÓN
119
La ERC es una condición que cursa con múltiples mecanismos que dismi-
nuyen la ingestión de alimentos, desencadenando un proceso inflamatorio y
una respuesta metabólica que en conjunto resultan en catabolismo y DEP, cuya
prevalencia es del 11-54% en la ERC estadio 3-5 y ~28% en hemodiálisis (HD) y
diálisis peritoneal (DP)1-3. La corrección del DEP representa un claro desafío de-
bido a los mecanismos fisiopatológicos que conducen a hiporexia y degradación
de reservas corporales, así como por las restricciones dietéticas4. Ante este es-
cenario, el profesional de la nutrición debe plantear estrategias creativas que
aumenten la densidad calórica de los platillos. Sin embargo, a pesar del con-
sejo nutricional, es habitual que los pacientes con ERC terminal (ERCT) no cu-
bran las necesidades nutricionales1 y que necesiten suplementación energético-
proteica y terapias adjuntas para mejorar el estado nutricional y otras
complicaciones como infección, duración de estancia hospitalaria, reingreso
hospitalario y mala la calidad de vida2,5.
La suplementación energético-proteica, oral o por sonda, con fórmulas nu-
tricionales y con soluciones de nutrición parenteral para infundir durante el
proceso de diálisis (nutrición intradiálisis e intraperitoneal), son estrategias que
han demostrado mejorar el estado nutricional del paciente con DEP cuando se
combinan con la ingestión de alimentos6, sobre todo cuando la composición de
estas fórmulas nutricionales está diseñada para la ERC7. En este capítulo se
describen las indicaciones y características de la suplementación energético-
proteica por vía oral y enteral, y a través de la infusión de soluciones nutricio-
nales durante la HD (nutrición intradiálisis) y DP (nutrición intraperitoneal).
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
SUPLEMENTACIÓN: TRATAMIENTO
DEL DESGASTE ENERGÉTICO PROTEICO
El DEP en la ERCT es una condición clínica que se caracteriza por la pér-
dida de reservas de energía y proteína asociado a múltiples alteraciones me-
tabólicas propias del fallo renal1. La etiología del DEP es multifactorial, pero
la ingestión reducida de nutrientes representa un mecanismo clave que con-
tribuye al desarrollo y/o agravamiento3. Se ha estimado que de los pacientes
en HD el 76% consume < 28 kcal/kg/día y 62% consume < 1 g/kg/día de pro-
teína8. La reducción en la ingestión de alimentos en la ERC comienza antes
de iniciar la diálisis, por lo que conservar un adecuado estado nutricional
antes y durante la terapia dialítica se asocia con mayor supervivencia y cali-
dad de vida2. Entre los factores que conducen a la reducción de la ingestión
de alimentos y nutrientes se encuentran náuseas, anorexia por toxicidad uré-
mica, diálisis, inflamación, acidemia, alteraciones en el tracto gastrointestinal
(gastroparesia diabética o urémica), edentulismo, deglución asociada a desór-
denes neurológicos, modificaciones en la dieta, depresión, pobreza, fragilidad
e incapacidad física9.
Los suplementos nutricionales orales (SNO) se deben iniciar cuando se iden-
tifica que el paciente tiene pérdida del apetito y una ingestión calórica < 30
kcal/kg y < 1.2 g/kg de proteína (ERC en diálisis), o bien < 0.7 g/kg (ERC estadio
3-4), además de hipoalbuminemia, pérdida de peso involuntaria, DEP y/o em-
120 peoramiento de los indicadores del estado nutricional. El uso de SNO se reco-
mienda al menos durante 3 meses10. En caso de no observar mejorías en el
estado de nutrición es necesario intensificar la terapia y evaluar la pertinencia
de alcanzar las necesidades nutricionales a través de una sonda de alimenta-
ción enteral, nutrición parenteral intradiálisis (NPID), nutrición intraperitoneal
(NIP), nutrición parenteral total (NPT) o una combinación de estas. Asimismo,
considerar terapias adjuntas como hormonas anabólicas, estimulantes del ape-
tito, fármacos o nutracéuticos con efecto antiinflamatorio y ejercicio5. La figu-
ra 1 muestra el algoritmo de suplementación energético-proteica para la co-
rrección del DEP en la ERC.
Figura 1. Algoritmo de tratamiento del DEP en la ERC (modificado de Ikizler TA, Cano NJ, Franch H, Fouque
D, Himmelfarb J, Kalantar-Zadeh K, et al.5). ERC: enfermedad renal crónica; SNO: suplemento nutricional oral;
DEP: desgaste energético proteico.
Omega 3 Sí Sí
122
Para garantizar la adherencia al tratamiento con SNO, el profesional de la
salud debe examinar la apariencia, el olor y sabor del suplemento, y en caso
necesario diseñar estrategias que mejoren la palatabilidad y considerar las pre-
ferencias del paciente y evitar la monotonía de consumir el mismo producto10,11.
Entre todas las opciones disponibles de los SNO, se debe elegir de forma in-
dividualizada la más apropiada para el contexto de cada paciente. Es necesario
prescribir el SNO diseñado específicamente para el paciente renal, con elevada
densidad energética y bajo aporte de electrolitos10. La tabla 1 resume un com-
parativo entre SNO estándar y especializado para el paciente con ERC.
La suplementación nutricional oral individualizada tiene ventajas impor-
tantes, pero la principal limitación radica en el cumplimiento del paciente, el
cual en muchas ocasiones rechaza la fórmula tras un tiempo de utilizarla.
N: tamaño de la muestra; EC: ensayo clínico; ECA: ensayo clínico aleatorizado; Exp: grupo experimental; Con:
grupo control; HD: hemodiálisis; DP: diálisis peritoneal; SNO: suplemento nutricional oral; CN: consejo nutricional;
TCPN: tasa catabólica de proteína normalizada; ERC: enfermedad renal crónica.
Suplementación energético-proteica en enfermedad renal crónica
Nutrición enteral
Corto plazo (< 4-6 semanas) Largo plazo (> 4-6 semanas)
Riesgo de aspiración
Sí No Sí No
Sí No Sí No
función renal y retraso del inicio de diálisis, sin el desarrollo concomitante del
DEP. Si se provee un plan de alimentación con suficientes calorías, los cetoa-
nálogos pueden convertirse en aminoácidos esenciales y permitir la preserva-
ción del estado nutricional27.
No está claro en qué condiciones puede utilizarse la suplementación con
alfacetoanálogos para tratar el DEP. Hipotéticamente, este tipo de suplementa-
ción podría utilizarse en el DEP o con una dieta insuficiente para alcanzar el
consumo de 0.8 g/kg de proteína28. Además, el calcio en las preparaciones ora-
les de cetoanálogos tiene la capacidad de quelar el fósforo a nivel intestinal y
contribuir a la corrección del trastorno mineral óseo29.
National Kidney Foundation ERC estadio 3-5 prediálisis, recibir dieta baja en proteína
Academy of Nutrition and (0.55-0.60 g/kg/día) o dieta muy baja en proteína (0.28-
Dietetics10 0.43 g/kg/día) más alfacetoanálogos para alcanzar la
ingestión de 0.55-0.60 g/kg/día
ERC: enfermedad renal crónica; DEP: desgaste energético-proteico; SNO: suplementos nutricionales orales.
National Kidney Foundation – Utilizar NPID cuando el paciente no tolera la nutrición oral o
Academy of Nutrition and enteral. No se recomienda a largo plazo debido a que no
Dietetics10 proporciona suficientes calorías y proteínas
– Utilizar NIP cuando se requiere sustituir la glucosa por
aminoácidos en las soluciones de DP para compensar la baja
ingestión de proteínas y/o cuando sea necesario reducir la
carga de hidratos de carbono infundidos para disminuir la
hiperglucemia e hipertrigliceridemia
European Society of Enteral – Utilizar la NPID cuando la consejería nutricional, los SNO y
and Parenteral Nutrition33 la NE no son suficientes para alcanzar las metas nutricionales.
Con DEP e ingestión < 20 kcal/kg/día y proteínas
0.8-1.2 g/kg/día
NPID: nutrición parenteral intradiálisis; NIP: nutrición intraperitoneal; DEP: desgaste energético-proteico; NE: nutrición
enteral; SNO: suplementación nutricional oral.
127
MONITORIZACIÓN DE LA NPID
El uso de la NPID es segura a corto plazo, pero debe suspenderse en cuanto
inicie la ingestión o la suplementación nutricional oral y sean suficientes para
alcanzar las metas nutricionales. Los efectos positivos de la NPID se observan
a los 3-6 meses de tratamiento11. No obstante, se sugiere se suspenda cuando
se presenten tres de los siguientes factores: 1) albúmina > 3.8 g/dl estable por
3 meses; 2) mejoría en la evaluación global subjetiva (diagnóstico normal o
moderadamente desnutrido); 3) mejoría en las reservas de tejido adiposo y
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
N: tamaño de la muestra; EC: ensayo clínico; ECA, ensayo clínico aleatorizado; Exp: grupo experimental; Con:
grupo control; HD: hemodiálisis; DP: diálisis peritoneal; SNO: suplemento nutricional oral.
La NIP debe considerarse para el DEP grave, albúmina < 3.5 g/dl, pérdida
acelerada de masa muscular y grasa, ingestión de proteínas y energía insufi-
ciente, no tolerancia a sonda de NE o alteraciones gastrointestinales, sin mejo-
rías en el estado nutricional después de utilizar SNO y con tratamiento médico
y dificultades en el control de glucosa y lípidos, relacionado con el aporte de
dextrosa en las soluciones de diálisis30,31. Cabe destacar que sustituir la dextro-
sa del líquido de diálisis por aminoácidos no debe realizarse de forma rutinaria
como estrategia para preservar el estado nutricional. Solo es razonable cuando 129
el paciente no cumple con los requerimientos por vía oral y enteral10.
MONITORIZACIÓN DE LA NIP
Existe poca evidencia para establecer la duración idónea del uso de NIP. Sin
embargo, desde el primer mes de tratamiento puede observarse mejoría en la
proteína sérica37 y se ha determinado que el uso durante tres años es seguro38.
La NIP, similar a lo propuesto en la NPID, se debe suspender una vez que el
paciente alcance sus requerimientos por vía oral. La suplementación de ami-
noácidos intraperitoneal se ha asociado con reducción de los niveles de bicar-
bonato. Por tanto, con acidosis leve que debe tratarse de forma temprana10,
asimismo, la suplementación de aminoácidos por la vía peritoneal se utiliza si
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
NE: nutrición enteral; NP: nutrición parenteral; NPID: nutrición parenteral intradiálisis; SNO: suplementos nutricionales
orales; NIP: nutrición intraperitoneal.
CONCLUSIONES
La disminución en el consumo de energía y proteína puede compensarse con
el uso de SNO cuando la consejería nutricional sea insuficiente para prevenir/
tratar el DEP. Antes y durante la prescripción de un suplemento nutricional se
Suplementación energético-proteica en enfermedad renal crónica
Li, 200338 ECA: NIP versus Exp-30 3 años albúmina, tasa catabólica
grupo control Cont-30 de proteína, ingestión de
proteína. No efecto en
supervivencia y
hospitalización
N: tamaño de la muestra; EC: ensayo clínico; ECA: ensayo clínico aleatorizado; Exp: grupo experimental;
Con: grupo control; HD: hemodiálisis; DP: diálisis peritoneal; SNO: suplemento nutricional oral.
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Capítulo 11
OBJETIVO
Identificar los diferentes factores que disminuyen o aumentan el consumo
de alimentos en pacientes con enfermedad renal crónica.
INTRODUCCIÓN
En la enfermedad renal crónica (ERC), los pacientes inician con un deterio-
ro de la función renal que comporta etapas avanzadas de la enfermedad e ini-
cio de terapia de reemplazo renal (diálisis, hemodiálisis y trasplante renal),
todas asociadas a un aumento en la mortalidad de los pacientes. Dentro de las
133
estrategias de prevención, se incluye a la terapia nutricional como parte fun-
damental en el manejo de la ERC. En este punto la adherencia a dicho trata-
miento, es clave para un adecuado manejo y control1.
El consumo e ingesta de alimentos es una actividad básica que consiste en
proveer al organismo de macro y micronutrientes necesarios para mantener el
crecimiento y estructura de los tejidos, así como para proporcionar la energía
necesaria para los diferentes procesos metabólicos2.
Los factores que influyen en la ingestión de alimentos son complejos y no
solo envuelven señales metabólicas, sino también anomalías en los órganos
involucrados en la obtención de diferentes nutrientes (ingestión, digestión, ab-
sorción), aspectos psicológicos (p. ej., sensación de placer) y conductas sociales
(p. ej., cultura y costumbres)3.
FACTORES SOCIODEMOGRÁFICOS
Algunos factores que determinan la ingestión de alimentos y la falta de ad-
herencia a prescripciones dietéticas en pacientes con ERC son la edad, el géne-
ro, el nivel educativo y la relación médico-paciente4. Un bajo soporte social
también está asociado a una pobre adherencia de líquidos y prescripción die-
tética, así como a depresión y mortalidad5. En el estudio HEMO, donde evalua-
ron la ingesta de alimentos en 1,901 adultos en hemodiálisis, encontraron que
la mitad de los pacientes requería asistencia para comprar y preparar sus ali-
mentos. Contar o no con este apoyo social determinó el consumo de nutrientes
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
en estos pacientes. Aquellos que sí contaban con ayuda para la compra de ali-
mentos tenían una mayor ingesta de energía 23.9 kcal/kg/día y de proteína 0.99
g/kg/día comparado con quienes no tenían la ayuda (22.6 kcal/kg/día de ener-
gía y 0.94 g/kg/día de proteína)6. Por su parte, en un estudio cualitativo encon-
traron dificultad para seguir las recomendaciones en sus trabajos, ocasiones
especiales, comidas en restaurantes y días festivos. Los pacientes comentaron
la importancia del soporte social y tener una adecuada red de apoyo que ayu-
de a adherirse a las restricciones dietéticas7.
Otro factor que también determina la ingesta es el nivel educativo menor,
el cual está inversamente relacionado con aumento en la prevalencia de
hipertensión, diabetes, disminución en la tasa de filtrado glomerular (TFG), au-
mento en la excreción de albúmina en la orina y progresión del daño renal8.
FACTORES ECONÓMICOS
La pobreza per se está asociada a múltiples resultados adversos en ERC, in-
cluyendo disminución en la función renal, albuminuria y ERC terminal. Ade-
más, no tener acceso a alimentos saludables y tener pobres hábitos dietéticos
puede contribuir al daño renal; por ejemplo, la inseguridad alimentaria está
asociada con un aumento en la ingesta de alimentos con alta densidad ener-
gética y limitado consumo de frutas y verduras. Esto ocasiona que nutrientes
134 protectores como antioxidantes no sean consumidos por personas de bajos re-
cursos. Por lo tanto, la pobreza implica un reto para aquellos que buscan llevar
un patrón de dieta saludable9.
FACTORES PSICOLÓGICOS
El tratamiento de los pacientes con ERC comporta cambios en el estilo de
vida, incluyendo el manejo de restricciones dietéticas graves, un régimen de
medicamentos y prescripción de ejercicio. Como se ha mencionado anterior-
mente, aproximadamente la mitad de los pacientes con ERC no se adhiere a
las prescripciones dietéticas, ocasionado también en este caso por la depresión.
La depresión contribuye a disminuir el apetito y la ingesta en pacientes con
ERC, además de un aumento en la morbimortalidad, disminución de la funcio-
nalidad y calidad de vida4. La prevalencia de síntomas depresivos en personas
con ERC es del 20 al 45% según indican diversos estudios. Estos síntomas se
presentan con mayor frecuencia en mujeres, jóvenes, desempleados, pacientes
con una red de apoyo deficiente y pacientes con baja escolaridad. Algunos es-
tudios han observado una asociación entre síntomas depresivos y falta de se-
guimiento a recomendaciones nutricionales. Un ejemplo es el estudio realizado
en 100 pacientes en hemodiálisis, donde encontraron que la presencia de sín- 135
tomas depresivos era un factor independiente para presentar no adherencia al
tratamiento nutricional13.
El tratamiento con antidepresivos ha ayudado a mejorar la adherencia, el
estado nutricional, el aumento en albúmina y la disminución en la tasa cata-
bólica proteica. Algunas estrategias no farmacológicas que pueden ayudar al
manejo de la depresión y la ingesta de alimentos son el ejercicio, la terapia
cognitiva conductual, el pensamiento positivo y los programas educativos in-
dividualizados4.
Se han ejecutado programas para mejorar la adherencia a las restricciones,
incorporando una variedad de métodos psicológicos como cambios conductua-
les y componentes educativos para mejorar el conocimiento, los cuales han
demostrado resultados. En un estudio cualitativo realizaron grupos focales para
evaluar la experiencia en cuanto al manejo de líquidos e identificar estrategias
que permitan un mejor apego. Observaron que las barreras psicológicas fueron
las más discutidas para seguir la recomendación de líquidos, descrito por falta
de motivación y tener la creencia que la diálisis llega a compensar cualquier
exceso en la ingesta7.
FACTORES BIOLÓGICOS
La prevalencia de anorexia observada en pacientes con ERC es del 35 al 50%.
Este síntoma lleva a una inadecuada ingesta de energía y proteína, e
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
ALTERACIONES GASTROINTESTINALES
Dentro de las alteraciones gastrointestinales más comunes en la uremia se
encuentran: distensión gástrica, estreñimiento, alteraciones en la motilidad y
vaciamiento gástrico lento, que ocasionan malestar y aversión a la comida3. Se
ha estimado una incidencia de síntomas gastrointestinales de un 32 a un 85%
de los pacientes con ERC. La incidencia de síntomas gastrointestinales puede
deberse a condiciones como toxinas urémicas, el efecto de la diálisis, cambios
en el estilo de vida y medicamentos.
La saciedad temprana y el vaciamiento gástrico lento en paciente en diáli-
sis está relacionado con dispepsia y una inadecuada regulación de los modu-
ladores del apetito liberados por el tracto gastrointestinal. En condiciones fisio-
lógicas, el volumen de la comida y la composición de la misma inducen
distensión gástrica y estimula la liberación de los barorreceptores, colecistoci-
nina y péptido YY por las células duodenales. Esto lleva a la inhibición de la
motilidad gástrica y una inducción del centro de la saciedad a través del nervio
vago. Una inadecuada regulación del péptido YY durante la secreción postpran-
dial, como puede ser el caso de pacientes con ERC, comporta una saciedad
temprana3.
ALTERACIONES EN LA CONCENTRACIÓN
DE PÉPTIDOS DEL APETITO 137
La grelina es un péptido orexigénico liberado por el estómago que aumenta el
apetito. Está presente en el plasma de dos formas: en menos del 10% en forma
de acil-grelina, que promueve la ingesta de alimentos, y la más abundante en
más del 90% en forma de desacil-grelina, que disminuye el apetito y retrasa el
vaciado gástrico. En pacientes con ERC en diálisis, se han encontrado concentra-
ciones altas de desacil-grelina en plasma, posiblemente por la retención urémica,
lo que podría ocasionar y explicar la falta de apetito en estos pacientes. También
en pacientes en hemodiálisis con anorexia se han encontrado altas concentracio-
nes de desacil-grelina comparado con aquellos que no tienen anorexia19.
Por ello, los agonistas de grelina parecen ser una opción en el tratamiento de
la anorexia en pacientes con ERC. Esto se debe a los efectos positivos que tiene
la grelina en la ingesta de alimentos y apreciación de la comida. Una inyección
subcutánea de agonista de grelina aumenta la ingesta de alimentos a corto pla-
zo, aproximadamente durante tres días. Sin embargo, este efecto comporta la
declinación en la ingesta, por lo que no se mantiene el efecto a largo plazo.
138
INFLAMACIÓN
La inflamación constituye una respuesta protectora del sistema inmunoló-
gico frente a infecciones, enfermedades agudas, traumatismos, toxinas y estrés
físico. Esta respuesta se caracteriza por la síntesis hepática de grandes cantida-
des de proteína, entre ellas proteínas transportadoras (opsoninas), inhibidores
de proteasas, factores del complemento, fibrinógeno, entre otros. A su vez, es-
timula la liberación de eicosanoides y citocinas IL-1B, TNF-α, IL-6 y eicosanoides
(prostaglandina E2) por parte del sistema inmune. Estas moléculas movilizan
los nutrientes necesarios, reorientan la síntesis hepática para formación de pro-
teínas fase aguda positiva, el desarrollo de leucocitos y, además, potencian la
degradación de las proteínas musculares con el fin de satisfacer las necesidades
proteicas y energéticas durante la respuesta inflamatoria. Por lo tanto, durante
la inflamación los requerimientos de nutrientes están alterados, afectando el
estado de nutrición, elevando el gasto energético basal y la excreción de nitró-
geno. Además, la anorexia que acompaña a la inflamación promueve una mayor
pérdida del tejido magro. Cabe señalar que la inflamación crónica como sucede
en la ERC se inicia como un proceso a corto plazo que no termina de remitir22.
DIÁLISIS
Otro factor que interviene en la ingesta de alimentos es la adecuación de
diálisis. Los resultados del National Cooperative Dialysis Study muestran una
Factores que influyen en el consumo de alimentos en la enfermedad renal crónica
hipotálamo, modulando los canales de calcio en los centros del apetito del hi-
potálamo e inhibición de citocinas inflamatorias como IL-1, IL-6 y TNF. El ace-
tato de megestrol en pacientes con ERC tiene resultados en la mejora del ape-
tito, aumento de la masa grasa, pero disminución de masa libre de grasa. Cabe
señalar que se han mostrado varios efectos secundarios como cefalea, mareos,
confusión, diarrea, hiperglucemia, tromboembolias, sangrados uterinos, edema
periférico e hipertensión. Por lo tanto, no se ha dado soporte a su uso en la
práctica clínica y son necesarios más estudios controlados aleatorizados para
clarificar el rol terapéutico del acetato de megestrol en anorexia urémica20.
CONCLUSIONES
El consumo de alimentos se ve afectado por diversos factores en pacientes
con ERC, incluyendo barreras sociodemográficas, económicas, educación nutri-
cional, psicológicas y biológicas. Dentro de algunas estrategias para mejorar
algunas de estas barreras se encuentran dar la orientación nutricional y pres-
cribir el plan de alimentación basado en estrategias que tomen en cuenta, la
edad, la escolaridad, ocupación y zona geográfica, para ayudar en la compra y
preparación de los alimentos. Es necesario explorar junto con trabajo social la
posibilidad de obtener ayuda de familiares, amigos o de programas sociales,
mejorar el conocimiento en nutrición realizando actividades interactivas como
juegos, rompecabezas, y lectura de etiquetas, así como utilizar actividades de 141
auto enseñanza como crucigramas, sopa de letras y folletos, en caso de presen-
tarse dificultad para masticar o síntomas gastrointestinales, recomendar a los
pacientes ver a su nefrólogo y/o dentista en su caso. En presencia de anorexia,
dar recomendaciones para aumentar la ingesta de ciertos alimentos y/o utilizar
complementos (fórmulas poliméricas especializadas) vía oral. En caso de diálisis
inadecuada, determinar las razones por las cuales se está dando esta situación
como: baja prescripción, no adherencia al tiempo prescrito, entre otros.
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Capítulo 12
Educación nutricional y
técnicas para cambios de
comportamiento en
enfermedad renal crónica
Alejandra María Corona Romero, Karen Victoria Sánchez Hernández y
Dania Lira Castañeda
OBJETIVO
Conocer herramientas para mejorar el apego al tratamiento nutricional del
paciente con enfermedad renal crónica, así como reconocer la importancia de
la educación en nutrición para promover la adherencia y autocuidado.
INTRODUCCIÓN
143
La educación para la salud se describe desde la promoción de la salud, don-
de se promueve la reflexión y la búsqueda de soluciones en la misma población,
así como la realización de todas aquellas actividades que mejoren las condi-
ciones de vida, más allá de enfocarse a la transmisión de conocimientos de
forma vertical. En la enfermedad renal, esta educación requiere una constante
actualización, acompañamiento e individualización del actor1. El objetivo de la
educación para la salud es que un individuo pueda desarrollar conductas sa-
ludables de forma voluntaria, actuando desde distintos niveles: personal, orga-
nizacional, comunitario y de políticas públicas2.
Modelo transteórico
El MT, desarrollado por Prochaska, se basa en la premisa de que el cambio
es un proceso y que, para alcanzarlo, existen diferentes etapas de motivación6.
144 En el MT se identifican cinco etapas básicas dentro del proceso de cambio de
conducta:
– Precontemplación: las personas que se encuentran en esta etapa no con-
sideran o no desean realizar un cambio en su conducta. En esta etapa, los
pacientes difícilmente son candidatos para participar en un TN o una in-
tervención en salud en general, aunque podrían ser receptivos a recibir
información nutricional.
– Contemplación: las personas empiezan a considerar realizar un posible
cambio en la conducta. No obstante, aún no adquieren el compromiso
para hacerlo.
– Preparación o determinación: los pacientes han identificado las barreras
para llevar a cabo la acción y tienen el compromiso de realizar un cambio.
Es pertinente comenzar con la planeación para trabajar con las personas
que se encuentran en esta etapa.
– Acción: se caracteriza por la realización de cambios y objetivos medibles.
Los pacientes perciben claramente los beneficios de llevar a cabo una
conducta saludable, además de tener un mayor nivel de autoeficacia. Esta
etapa se caracteriza por ser relativamente cambiante, ya sea por un pro-
ceso de recaída o por entrar rápidamente a la etapa de mantenimiento.
– Mantenimiento: las personas que se encuentran en etapa de manteni-
miento deberán someterse a un seguimiento y apoyo continuo por parte
del profesional de la salud para seguir realizando la conducta saludable
y evitar un proceso de recaída.
Educación nutricional y técnicas para cambios de comportamiento en enfermedad renal crónica
Creencia sobre la Identificar cuáles son los conocimientos del paciente respecto a la
susceptibilidad de hipercalemia, además de definir el riesgo que tiene de presentarla
presentar un problema
Creencias sobre las Explicar a la persona los riesgos del consumo de alimentos ricos en
consecuencias de un potasio
problema Preguntar al paciente si conoce alguna persona que haya presentado
hipercalemia y cuáles fueron las complicaciones que presentó
Creencias sobre los Definir las medidas que el profesional de la salud deberá sugerir al
beneficios de una paciente. Aclarar las indicaciones precisas para llevar a cabo la
determinada acción acción, así como los efectos positivos esperados
Definir claramente los beneficios de la intervención nutricional.
Pedir al paciente que imagine cómo se sentirá a los seis meses de
haber ejecutado el plan de alimentación
Este modelo se caracteriza por ser circular, en lugar de lineal. Esto quiere
decir que una persona puede tener una recaída y volver a una etapa previa.
Las etapas de cambio no tienen una temporalidad específica, ya que dependen
de factores externos, como puede ser el ambiente del paciente6. En la tabla 2,
de acuerdo con las etapas de cambio mencionadas previamente, se presenta
un ejemplo de aplicación del MT en el TN de una persona con ERC.
El uso de TCC ha evidenciado ser una estrategia que favorece la adopción
de acciones saludables. Sin embargo, no se debe de olvidar que el comporta-
miento también se encuentra influenciado por otros aspectos como el ambien-
te y la cultura7.
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Determinación Ayudar a que el paciente identifique cuáles son las barreras que le impiden
llevar a cabo el plan de alimentación moderado en potasio, además de
asesorar para solucionarlos. En todo momento, se debe hacer énfasis en
los beneficios de la conducta deseada
Mantenimiento Dar seguimiento a través de estrategias que eviten que el paciente recaiga
en el consumo de alimentos altos en contenido de potasio
146
IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN NUTRICIA EN LAS
PERSONAS QUE VIVEN CON ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA
Una parte fundamental del TN de la ERC, que acompaña el uso de modelos
para cambios de comportamiento, es el desarrollo de estrategias de educación
nutricional (EN). Las recomendaciones nutricionales durante la ERC están de-
finidas desde hace más de una década8, actualizándose periódicamente de
acuerdo con los hallazgos de la evidencia científica.
Para poder llevar a cabo las recomendaciones nutricionales se han desarro-
llado estrategias que contribuyen a la prevención de factores de riesgo, así como
a la prevención y manejo de complicaciones. El TN y la EN deben considerarse
como una díada, donde el éxito de una dependerá de la otra9. La evidencia se-
ñala que la EN puede prevenir y tratar alteraciones metabólicas de la ERC10,
así como contribuir al control de comorbilidades. Debido a su relevancia en el
manejo clínico, la EN, al ser un proceso interactivo y continuo, es una estrate-
gia fundamental para aumentar la adherencia al TN, así como una herramien-
ta efectiva para mejorar la calidad de vida11. Esta se puede ofrecer al paciente
durante las consultas rutinarias. Sin embargo, es recomendable ofrecer varias
consultas para poder dar seguimiento al tratamiento propuesto en sesiones
previas, e incluso se pueden utilizar estrategias de persuasión. Por ejemplo, dar
seguimiento vía telefónica o vía mensajes de texto12. Las sesiones generalmen-
te son de manera individual, pero las sesiones grupales muestran posibles
Educación nutricional y técnicas para cambios de comportamiento en enfermedad renal crónica
efectos positivos en la confianza del paciente, a la vez que se pueden tocar te-
mas de interés general.
Otra estrategia es hacer uso de herramientas educativas específicas como
pueden ser vídeos, folletos, páginas de internet, etc. Cabe señalar que la capa-
cidad de explicar con claridad del profesional de la salud tiene un extraordi-
nario impacto en la disciplina terapéutica de los pacientes13.
Las sesiones educativas deben ser adecuadas a cada etapa de la ERC, por lo
que se deberá diseñar material educativo para uso dentro de un centro de sa-
lud, consultorio o, incluso, para utilizarse en casa de los pacientes14. En la tabla
3 se incluyen ejemplos de sesiones educativas, con sus respectivas herramien-
tas de acuerdo con los estadios de la ERC.
Si bien hay temáticas que pueden adaptarse a una etapa definida de la ERC,
también existen temas que pueden ser interesantes y útiles durante todo el
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
proceso; por ejemplo: medicamentos para la ERC y su interacción con los ali-
mentos, lectura de etiquetas: ¿qué alimentos son adecuados para el paciente?,
prevención y control de síntomas gastrointestinales, balance de líquidos, acti-
vidad física y ejercicio durante las diferentes etapas de la ERC, dieta basada en
plantas y sus beneficios en la función renal15, por mencionar algunos.
Cualquier temática puede realizarse junto con otras estrategias para mejo-
rar el apego al TN. Esto dependerá de las necesidades del paciente y de los re-
cursos con los que el profesional de la salud cuente16. Por ejemplo, diseñar una
intervención nutricional impartiendo sesiones educativas en cada cita y, a la
par, ejecutar estrategias de persuasión para que los pacientes no olviden asis-
tir a sus consultas.
Independientemente de la estrategia educativa seleccionada, se debe con-
siderar el nivel de literatura en salud del paciente, definida como «nivel de ca-
pacidad que tiene un individuo para obtener, procesar y entender información
básica sobre salud»17.
Desde el momento del diseño de las herramientas hasta su entrega, se de-
berá explicar al paciente su objetivo, por lo que se sugiere evitar términos mé-
dicos difíciles de entender y recordar, y proponer al paciente máximo tres ideas
o tareas a realizar para la próxima consulta. Esto ayudará a facilitar la com-
prensión de la información y, a la larga, mejorar el apego al tratamiento.
148
ESTRATEGIAS PARA AUMENTAR
LA ADHERENCIA AL TRATAMIENTO
De acuerdo con Desroches18, existen tres estrategias efectivas para mejorar
la adherencia al TN de pacientes con ERC, que se describen seguidamente. Fi-
nalmente, se describe la importancia del establecimiento de rapport con los
pacientes, así como técnicas para llevarlo a cabo.
Persuasión
La persuasión se refiere al uso de herramientas de comunicación para in-
ducir sentimientos positivos o negativos o estimular una acción18. El uso perió-
dico de recordatorios de seguimiento del plan de alimentación, ya sea vía elec-
trónica o telefónica, de manera individual o grupal, en el que se provean
consejos sencillos de facilitar: por ejemplo, la preparación de alimentos es una
estrategia sencilla tanto para el profesional de la salud como para el paciente.
En esta misma área de acción, existen herramientas de persuasión que se han
probado con éxito con pacientes con ERC: el diseño de aplicaciones para telé-
fonos móviles, donde el paciente puede introducir los datos de sus exámenes
de laboratorio y datos dietéticos, con el objetivo de obtener sugerencias dieté-
ticas respecto a aquellos parámetros que se encuentren alterados. Por ejemplo,
si el paciente presenta hiperfosfatemia, se entregarán sugerencias para dismi-
nuir el consumo de fósforo19.
Educación nutricional y técnicas para cambios de comportamiento en enfermedad renal crónica
Incentivación
Se refiere a crear una expectativa de recompensa. Murali19 describe la efec-
tividad de la incentivación en el control de potasio y líquidos en el paciente
con ERC. No obstante, parece que la incentivación debe de ser constante para
mantener un efecto a largo plazo. El uso de incentivos económicos también se
ha evaluado en pacientes con ERC con hiperfosfatemia21. Si bien los resultados
fueron favorables en la disminución del fósforo sérico, al comparar su efecto
respecto a la asesoría nutricional y médica, la disminución de fósforo fue me-
nor en el grupo con incentivos económicos. Esto evidencia que, si bien los in-
centivos podrían parecer atractivos, su uso deberá considerarse con reserva o,
inclusive, utilizarse acompañados de otra estrategia que contribuya a mejorar
el apego.
149
Entrenamiento o formación
Uno de los principales retos del profesional de la salud es adquirir la habi-
lidad de transferir información sobre temas de salud y empoderar al paciente
para tomar decisiones adecuadas respecto a su salud. Esta habilidad puede
desarrollarse a través de capacitaciones como educador. El educador es el pro-
fesional de la salud que tiene la experiencia del cuidado de pacientes con pa-
tologías y que ha alcanzado un nivel adecuado de conocimientos y destrezas
en aspectos sociales, de comunicación, consejería y educación22, y que ha sido
formado y capacitado por organismos certificadores en el área. El entrenamien-
to es quizá la herramienta más valiosa que posee un educador. Se trata de im-
partir habilidades al paciente, empoderarlo y estimular su autoeficacia para
que él se sienta capaz y responsable de su cuidado y de su tratamiento.
Restricción
La restricción se refiere a indicar que se debe consumir menos cantidad de
algo diariamente (comida, alcohol, líquidos, sal, etc.). Un TN restrictivo suele
tener un impacto moderado18. La principal razón de baja adherencia a las res-
tricciones dietéticas es que el paciente se sienta sano, sin sintomatología algu-
na. Esto puede ser un problema en el paciente con enfermedad renal en esta-
dios tempranos, cuya dieta se compone de restricción de sodio y proteína. Sin
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Motivación Comprensión
empática Habilidad empática empática
Atención empática
(deseo de (receptividad) (dar sentido (perspectiva
entender al a las pistas) del paciente)
paciente)
CONCLUSIONES
La EN es una herramienta clave para mejorar el apego al TN. Sin embargo,
las estrategias educativas deberán ser adecuadas a las características de cada
paciente. El uso de TCC tiene el potencial de identificar ya sea las creencias
en salud (MCS) o la etapa de cambio (MT) de los pacientes, lo que permitirá
que el TN tenga metas realistas respecto a su alcance. Finalmente, las diferen-
tes estrategias para mejorar el apego al TN deberán aplicarse de acuerdo con
las necesidades de cada paciente y las habilidades de cada profesional de la
salud. Sin embargo, se requiere profesionales de la salud que busquen capaci-
tarse, ya sea de forma individual o combinado, personal o grupal y con el MT
que cubra las necesidades y expectativas del TN de sus pacientes.
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Capítulo 13
Desarrollo de actitudes de
acompañamiento para el
consultante con enfermedad
renal crónica
Brenda Gabriela Frías García y Uriel Rodríguez Ávila
OBJETIVOS
Propiciar en el profesional de la nutrición la reflexión acerca de la condición
humana y los procesos emocionales por los que transita la persona con una
condición crónica como la enfermedad renal, que le impiden la adherencia al
tratamiento y/o empoderamiento de su enfermedad. Asimismo, brindar las he-
155
rramientas necesarias para desarrollar actitudes de acompañamiento centra-
das en el consultante con enfermedad renal crónica.
INTRODUCCIÓN
El propósito del presente capítulo es brindar herramientas al especialista
en nutrición renal, para desarrollar y aplicar un modelo de atención con enfo-
que de actitudes de acompañamiento centrado en el consultante con enferme-
dad renal crónica (ERC). En este sentido, se propone el término «consultante»
en lugar de «paciente», ya que este último refleja un significado de pasividad,
en espera de indicaciones, mientras que el de consultante fomenta la partici-
pación activa en la toma de sus decisiones terapéuticas, así como del empode-
ramiento de su enfermedad.
Las actitudes de acompañamiento atienden a las necesidades específicas
del consultante y pretenden dejar atrás la vieja práctica de la educación para
la salud basada en el terror y la culpabilización hacia las personas. Por tanto,
se exhorta a que el profesional trascienda los antiguos modelos educativos y
trabaje junto a un equipo de salud de nueva generación; es decir, equipos que
se apoyan entre sí, se capacitan, reflexionan acerca de la práctica aplicada y
encuentran las estrategias más convenientes para favorecer la adherencia a los
tratamientos, mejorar la toma de decisiones por los consultantes y evitar la
frustración por la ineficacia de la perspectiva tradicional del consejo médico.
Este enfoque de atención centrado en el consultante se caracteriza por
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
consultante y las familias que viven con esta condición deben desarrollar una
serie de competencias para el manejo y gestión de la salud.
Las estrategias de acompañamiento pueden promover el aprendizaje signi-
ficativo. Este tipo de aprendizaje no es el cambio superficial de conductas y el
apego incuestionable hacia los tratamientos. El aprendizaje significativo va más
allá, se pretende que sea perdurable y una base sólida para el futuro; es decir,
es un cambio interno que implica una comprensión de la conducta de auto-
cuidado para la salud y la modificación de la experiencia. Finalmente, el mo-
delo centrado en el consultante y el aprendizaje significativo que se busca con
estrategias de acompañamiento es armonioso con la labor sugerida en los equi-
pos de atención para la salud disciplinarios y multidisciplinarios.
Médico
Laboratorio
Enfermería
Comunidad
Persona
que vive Entrenador
con ERC físico
«Paciente» Nutrición
Personal
Psicología médico
Laboratorio Enfermería
Comunidad
Personal Entrenador
médico físico Comunidad Persona Entrenador
que vive físico
con ERC
Nutrición
158 Nutrición Personal
Persona que médico
Psicología vive con ERC Psicología
ESTRATEGIAS DE ACOMPAÑAMIENTO
PARA PROMOVER LA ADHERENCIA
Una vez descrito el modelo de atención centrado en el consultante y las
características del equipo de salud idóneo para hacer acompañamiento, se pro-
cede a la planeación de la intervención. Las estrategias para realizar la consul-
ta con actitud de acompañamiento están enfocadas al uso de lenguaje, las re-
lacionadas con emociones del consultante y del profesional de la salud.
Proceso de duelo
El duelo es un proceso necesario para enfrentar la pérdida y adaptarse a la
nueva vida. Una parte importante del acompañamiento que hace el profesional
de la nutrición a la persona y familia que vive con ERC es el entendimiento de
este proceso de duelo, que en la mayoría de las ocasiones también repercutirá
en la capacidad del consultante de adherirse a las recomendaciones de la te-
rapia. Por ello, se procede a describir el proceso de duelo, más que con un en-
foque de acción o resolutivo, con un enfoque de comprensión al consultante
161
durante el mismo.
El modelo más conocido y didáctico para comprender los procesos de due-
lo es el propuesto por la Dra. Kübler-Ross9, que muestra la evolución del duelo
en una serie de cinco etapas, relacionado a emociones asociadas con un mo-
mento específico del tratamiento del duelo. El individuo diagnosticado con en-
fermedad renal, los sistemas familiares y, en su caso, las parejas son suscepti-
bles de entrar en un proceso de duelo. Asimismo, se tendrá en cuenta que el
ritmo de los procesos es diferente en cada sistema, la persona diagnosticada
puede encontrarse en una etapa y el sistema familiar y/o pareja en otra. Las
etapas o estadios no son lineales. Por lo general, no se presentan ni resuelven
en orden, se presentan de forma desordenada, puede ocurrir que una etapa no
aparezca, se salte y retrocede constantemente.
La primera fase del proceso es la negación, siendo esto el rechazo a aceptar
una noticia. Algunas frases que suelen acompañarle son: «No puede ser», «No a
mi hijo no», «No, no quiero», y otras más. Es un momento caracterizado por un
bloqueo en el entendimiento de la situación y rechazo a pertenecer a un imagina-
rio de sufrimiento, dolor y angustia. Esta negación debe diferenciarse de la incre-
dulidad donde la persona cree genuinamente que hubo un error en el diagnóstico.
La segunda fase es la ira. La persona, al no poder mantenerse en la nega-
ción, tiende a mostrar rabia, enojo, envidia y resentimiento. El sistema familiar
y terapéutico frecuentemente se convierten en figuras seguras para contener
estas emociones, ya que es a quienes se les «agrede». Los momentos de esta-
llido emocional deben entenderse especialmente por el profesional de la salud,
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
que tendrá en cuenta que esta situación no es personal, sino que se trata de
la figura que ellos representan, que es la condición de dolor a la que se enfren-
ta el individuo, y es en quienes la familia prefiere depositar el malestar.
La tercera etapa se conoce como negociación, caracterizada por pactos
como: «si me porto bien», «si hago un sacrificio o manda», «si hago la dieta», «si
como todo lo que me dicen», a cambio de una segunda oportunidad o cura. Es
momento clave para el acompañamiento, ya que si la persona o consultante
no cuenta con información basada en evidencia, puede caer en el uso de los
conocidos productos o «tratamientos milagro», muy comunes en ERC (como hier-
bas, tés, remedios), que se venden como menos amenazantes o más fáciles de
llevar que los tratamientos médico-nutricionales de las enfermedades renales.
La etapa de depresión llega en el momento en que la persona o el sistema
familiar reconoce que la enfermedad renal está presente y existe la gran posibi-
lidad de progresión del daño renal, del inicio de diálisis, de la necesidad de un
trasplante renal e, incluso, de la posibilidad de muerte a mediano o corto plazo.
Se caracteriza por un estado de tristeza generalizada, llanto fácil, alteraciones
del apetito, anhedonia, dificultad para concentrarse y pensamientos de muerte
frecuentes. Aquí cabe aclarar que este estado del proceso de duelo no debe con-
siderarse a priori como un episodio depresivo mayor, aunque sí puede iniciar en
este momento, por lo que sería necesario realizar un diagnóstico diferencial con
base al Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)10.
La etapa de aceptación es el momento más deseable para lograr el equili-
162
brio y una relativa calma, implica una resignificación de la enfermedad renal,
aprender a vivir con ella, seguir los tratamientos, iniciar la diálisis o el proto-
colo de trasplante, o en el caso de no aceptar el tratamiento dialítico por elec-
ción personal, que el sistema familiar y la persona se preparen para una muer-
te digna y con amor.
todas las herramientas para afrontar las crisis (momentos donde el consultante
fue muy hábil, talentoso, valiente, amoroso, empático, mostró fortaleza, capacidad
de adaptación, etc.). Tampoco debe considerarse que se relacionan con inconfor-
midad de consulta o con la sesión que el profesional de la nutrición ofrece, sino
que pueden deberse al estado de ánimo propio del consultante12.
CONCLUSIONES
164
Los conocimientos de los profesionales de la salud y el especialista en nu-
trición por sí mismos no garantizan una práctica clínica exitosa. Será necesario
que se fortalezcan las herramientas personales y actitudinales para que sea
capaz de promover la adherencia al tratamiento y el empoderamiento de la
enfermedad en sus consultantes con ERC. Entre estas herramientas, se encuen-
tra el desarrollo de actitudes de acompañamiento y el trabajo colaborativo con
el consultante, en el que el cuidado a la salud está centrado en la persona que
vive con ERC.
La generación de estas actitudes de acompañamiento está inmersa en un
modelo de atención multi o interdisclipinario, en el que los diferentes profesio-
nales de la salud se comunican y apoyan entre sí y promueven que sea el con-
sultante el líder de su tratamiento, quien tome las decisiones y genere acciones
de autocuidado.
Además, en las actitudes de acompañamiento el uso de lenguaje libre de
violencia puede cambiar una perspectiva de pasividad, victimización y sufri-
miento por la enfermedad hacia una percepción de oportunidad de cambio y
participación activa en una condición de vida, lo cual puede conducir a que la
persona con ERC se responsabilice de su tratamiento y mejore la adherencia
al mismo.
Por otra parte, reconocer que el estado emocional del consultante puede
afectar las decisiones que este toma en torno a su salud ayudaría al profesio-
nal de la nutrición a aprovechar los momentos en los que una persona se en-
cuentra más receptiva a recibir la información y educación sobre la enfermedad
Desarrollo de actitudes de acompañamiento para el consultante con enfermedad renal crónica
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Capítulo 14
OBJETIVO
Identificar los efectos fisiológicos y ofrecer recomendaciones de actividad
física (AF) y ejercicio sobre la salud y el estado nutricional en la enfermedad
renal crónica (ERC).
INTRODUCCIÓN
El sedentarismo (AF regular: < 30 minutos/día, < 3 días/semana)3 participa
como causa de progresión de la ERC, pero también como posible consecuencia,
167
ya que a medida que disminuye la tasa de filtrado glomerular (TFG) se reduce
la capacidad de hacer ejercicio1.
Una vez que la ERC progresa a ERC terminal (ERCT) y empieza la necesidad
de terapias de reemplazo renal (TRR, hemodiálisis [HD] o diálisis peritoneal
[DP])2, se presentan factores que contribuyen al sedentarismo. Se ha observado
que las TRR contribuyen a la disminución de la capacidad cardiorrespiratoria,
de la masa muscular, la fuerza, la resistencia y la tolerancia al ejercicio, ade-
más de fatiga y desnutrición lo que afecta la capacidad funcional3,4.
Cada sesión de HD tiene una duración aproximada de 3-5 horas y, regular-
mente, se realizan 3 veces/semana5. En el caso de la DP, cada intercambio ne-
cesita alrededor de 30-40 minutos y se deben realizar mínimo 4 veces/día, lo
que significa un período de inactividad física «obligada» que contribuye al au-
mento de la debilidad muscular6. No obstante, una mejor condición física y la
práctica de ejercicio disminuyen el riesgo de morbimortalidad en la ERC7.
Tipo de Beneficios
ejercicio
Modificado de Kosmadakis GC, et al.40, Gould DW, Graham-Brown PM, et al.41, Viana JL, et al.42.
Vómito
Náuseas
Dificultad para respirar
Dolor en el pecho
Cansancio
Elevación no controlada de la presión arterial
Ejercicio aeróbico
Ejercicio anaeróbico
Prediálisis
Modificado de Rossi AP, Burris DD, Lucas FL, Crocker GA, Wasserman JC 43, Balakrishnan VS, Rao M, Menon V,
Gordon PL, Pilichowska M, Castaneda F, et al.44, Pechter Ü, Raag M, Ots-Rosenberg M45, Hiraki K, Shibagaki
Y, Izawa KP, Hotta C, Wakamiya A, Sakurada T, et al.46.
FC: frecuencia cardíaca; VO2 máx.: volumen máximo de oxígeno; TFG: tasa de filtración glomerular.
INDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES
Pacientes con hemodiálisis
El ejercicio físico se puede realizar en los días sin diálisis y no se debe rea-
lizar inmediatamente después de la sesión de diálisis. Sin embargo, si se reali-
za durante la sesión, se recomienda hacerlo en la primera mitad para evitar
Actividad física y ejercicio en enfermedad renal crónica
Macronutrientes
La evidencia actual sobre la recomendación de proteínas para los pacientes
con ERC y que realizan ejercicio no es concluyente. No obstante, de acuerdo a
Actividad física y ejercicio en enfermedad renal crónica
las guías de nutrición y ERC más recientes, se sugiere que en la ERC estadio
3-5 consuma de 0.55-0.60 g/kg de peso ideal o de 0.80-0.90 g/kg de peso ideal
si presenta diabetes y descontrol glucémico. Para los pacientes con TRR (con o
sin diabetes), metabólicamente estables, el consumo es de 1.0-1.2 g/kg peso
ideal30.
En un estudio realizado por Castañeda, et al.31 se implementó en 26 pacien-
tes en diálisis un plan de entrenamiento de resistencia más una dieta baja en
proteínas (~0.60 g/kg/día), y como resultado se obtuvo una disminución en la
inflamación y una mejora en el estado nutricional. Otro estudio realizado por
Tamaki, et al. en ratones con ERC demostró que una dieta alta en proteínas
(10-50% del GET) redujo la capacidad de ejercicio y la distancia de carrera y,
aunque aumentó el volumen muscular, también aumentó la fatiga32.
Respecto a los hidratos de carbono y lípidos, se recomienda que después de
contabilizar la proteína, estos cubran el resto de las calorías, y aunque aún no
hay una recomendación definitiva, se sugiere que los hidratos de carbono apor-
ten del 50-60%33 del GET y del 30-40% debe ser de lípidos34. Sin embargo, aún
falta evidencia sobre recomendaciones específicas de macronutrientes en el
paciente con ERC que realiza ejercicio.
Hidratación en el ejercicio
Durante el deporte, el estado hídrico será mediado principalmente por la
175
termorregulación. Se sabe que el cuerpo puede soportar una disminución de la
temperatura corporal hasta 10º C y tolera un aumento de 5º C. Entonces, al
realizar ejercicio, la temperatura corporal y parte de la regulación es mediada
por la radiación, conducción, convección y evaporación35. A continuación, se
describen algunos puntos a considerar para la recomendación de líquidos en
la ERC.
En la ERCT en pacientes que aún tienen capacidad para producir orina, de-
ben excretar más agua que les permita eliminar todos los solutos obtenidos
con el consumo de alimentos y la ingestión de agua superior a la que se nece-
sita para eliminar la carga osmótica puede ayudar a preservar la función re-
nal36. El requerimiento mínimo para alcanzar una diuresis que permita eliminar
la carga de solutos es de 2 litros, y esto únicamente se logra con la ingestión
de 2.5-3.5 litros36.
Aunque la capacidad de producir diuresis alta se conserva hasta la ERCT, la
recomendación de consumo de líquidos en estadios 1-3 de la ERC es de 2.5-3.5
litros, o incluso mayor, pero debe ser manejada con sumo cuidado y ser indi-
vidualizada para cada paciente36. Es importante mencionar que dicha recomen-
dación no aplica para pacientes con síndrome cardiorrenal, síndrome nefrótico
o que tienen riesgo de retención hidrosalina. Además, se debe considerar que,
si no se maneja con cuidado, se puede producir hiponatremia al exceder la ca-
pacidad de dilución de los riñones36,37.
En la ERC estadios 4-5, la recomendación debe ser valorada e individualiza-
da directamente por el nefrólogo considerando la diuresis del paciente, el
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
CONCLUSIONES
Es importante incorporar la AF y el ejercicio como parte del estilo de vida
en el paciente con ERC a través de actividades que le resulten atractivas y que
estén acorde a su condición física, pues esto genera beneficios para su salud
física y emocional. En los pacientes sedentarios o con condiciones que dificul-
tan realizar un programa de ejercicio planificado, se deben realizar estrategias
alternativas. El profesional de la salud debe comprender los principios básicos
para identificar pacientes que se beneficien de la AF y el ejercicio, y diseñar
programas estructurados para realizarlo, o bien coordinar el trabajo con per-
176 sonal capacitado para evaluación de la capacidad física y/o prescripción del
programa.
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178
Capítulo 15
Interacción entre
medicamento y nutriente en
enfermedad renal crónica
Laura Yareni Zúñiga, Susan Marlene Ordaz Medina, Oscar César
Martínez García, Enrique Rojas Campos
OBJETIVO
Proporcionar información de relevancia clínica relacionada con las interac-
ciones que pueden ocurrir entre medicamentos y nutrientes, con la finalidad
de identificar riesgos de interacción entre ellos, prevenirlos y/o tratarlos.
INTRODUCCIÓN
Los medicamentos son formulaciones químicas que se utilizan para prevenir
o tratar enfermedades. Los nutrientes son sustancias químicas que se encuentran
en los alimentos y que son esenciales para las funciones fisiológicas normales
179
del cuerpo humano y una salud óptima. Una interacción entre estos dos (medi-
camentos-nutrientes) se considera clínicamente significativa si altera la respues-
ta farmacoterapéutica o compromete el estado nutricional1. En la práctica clíni-
ca, la intervención terapéutica en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC)
en cualquiera de sus etapas incluye cambios en el estilo de vida, cuidados dieté-
ticos y prescripción de un elevado número de medicamentos que pueden aumen-
tar el riesgo de interacciones entre ellos mismos y con los nutrientes, y poten-
cialmente afectar el estado nutricional del paciente2. Durante la consulta médica
y nutricional del paciente con ERC, es habitual que se revise la preescripción
farmacológica. Sin embargo, en pocas ocasiones se evalúa la interacción entre
medicamento y nutriente, a pesar de que el riesgo de interacción es muy elevado
por el amplio uso de medicamentos (hasta 10-12 medicamentos diferentes)3.
Interacción nutriente-medicamento
Este tipo de interacción se presenta cuando el nutriente modifica la biodis-
ponibilidad, farmacocinética y farmacodinamia del medicamento. La dieta
aporta materiales para la síntesis de sustrato y enzimas necesarios para el me-
tabolismo de los medicamentos, así como compuestos bioactivos que provocan
la inducción o inhibición de isoenzimas responsables del metabolismo de me-
dicamentos5. Las interacciones entre nutrientes y medicamentos pueden pro-
ducirse en las siguientes tres fases1:
– Fase farmacéutica: es la fase inicial de disolución del medicamento y des-
integración. Algunos nutrientes que influyen en el pH luminal pueden
afectar la disolución y desintegración del medicamento, alterando así su
180
eficacia y solubilidad.
– Fase farmacocinética: es la fase en la que se realiza la absorción, trans-
porte, distribución, metabolismo y excreción de los medicamentos, por lo
que existe riesgo de interacción a varios niveles:
• La motilidad intestinal, la presencia de nutrientes y la afinidad de los
medicamentos para unirse a los sistemas de transporte intestinal pueden
acelerar o reducir la absorción y biodisponibilidad del medicamento. Por
ejemplo, los nutrientes que retrasan el vaciado gástrico (como la fibra)
afectan la biodisponibilidad, mientras que los nutrientes que actúan
como quelantes (por ejemplo, el calcio) forman un complejo inactivo y
afectan la absorción del medicamento.
Asimismo, algunos medicamentos se absorben mejor, mientras que
otros se degradan y se vuelven inactivos cuando se retrasa el vaciado
gástrico debido a una exposición prolongada al pH (bajo) del estómago.
Algunos compuestos específicos de los alimentos, como los flavonoides
kaempferol y naringenina de la toronja, están implicados en la inhibición
de las enzimas metabólicas, generando un aumento de la biodisponibi-
lidad de algunos medicamentos si se combinan con jugo de toronja.
• Finalmente, la excreción de los medicamentos puede verse afectada por
nutrientes de la dieta como proteínas y fibra, o nutrientes que influyen
en el pH urinario.
– Fase farmacodinámica: es la fase en la que se da la potenciación e inhi-
bición de medicamentos. El mecanismo de acción de un medicamento
Interacción entre medicamento y nutriente en enfermedad renal crónica
Interacción medicamento-nutriente
Un medicamento puede aumentar o inhibir la biodisponibilidad de nutrien-
tes en diferentes etapas, desde la ingestión del mismo hasta la etapa final de
excreción y, por lo tanto, afectar el estado nutricional de las personas. Los in-
dividuos que toman varios medicamentos durante un largo período de tiempo,
como los pacientes con ERC, suelen presentar deficiencia de uno o más nu-
trientes. La magnitud de estas deficiencias depende de las reacciones químicas
entre medicamentos y nutrientes y de la dosis y duración del tratamiento (ex-
181
posición al medicamento)1. El medicamento puede producir una deficiencia
nutricional al impedir la absorción, utilización metabólica y/o eliminación de
nutrientes6. Esto se conoce como interacciones a nivel farmacocinético, y sue-
len ser las más comunes y más importantes en los pacientes con ERC debido
a la alteración en la absorción gastrointestinal, grado de unión a proteínas,
sensibilidad a los receptores, volumen de reabsorción tubular, metabolismo he-
pático y renal7. Por su parte, la interacción a nivel farmacodinámico (respues-
ta clínica y fisiológica desencadenada por el medicamento o el nutriente) has-
ta ahora son las menos reportadas. Podemos encontrar esta división:
– Durante la absorción de nutrientes. Los medicamentos pueden afectar la
absorción de nutrientes al dañar las superficies de absorción intestinal
(vellosidades, microvellosidades, enzimas del borde en cepillo y sistema
de transporte) y/o al cambiar el tránsito gastrointestinal o el entorno quí-
mico gastrointestinal general (pH gástrico). Cuando un principio activo
interfiere con el metabolismo y absorción de las grasas (por ejemplo, los
hipolipemiantes), puede provocar una inadecuada absorción de vitaminas
liposolubles como A, D, E y K y deficiencia de ácido linoleico y ácido ara-
quidónico. Cuando los medicamentos producen cambios en el revesti-
miento de la mucosa, interfieren con la absorción óptima de nutrientes
como hierro, calcio, grasas, vitaminas liposolubles, proteínas, sodio y po-
tasio. Mientras que otros medicamentos afectan la absorción de vitaminas
del complejo B, interfiriendo con los mecanismos de transporte intestinal.
Por otra parte, los medicamentos que reducen el tiempo de tránsito en el
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
niveles séricos
– La furosemida disminuye la excreción de citrulina
– La dieta rica en ácido eicosapentaenoico (omega 3) disminuye la eficacia de la
furosemida
– La vitamina B6 puede incrementar la tasa de excreción de la furosemida
disminuyendo su eficacia
– La tiramina disminuye su actividad antihipertensiva
– El Glycyrrhiza glabra (regaliz) puede causar hipopotasemia
– El alcohol potencia la hipotensión ortostática
Consideraciones
– Aumentar el consumo de potasio y magnesio en la dieta
– Evitar alimentos ricos en sodio, histamina y alimentos inductores de histamina
– Monitorear el estado de hidratación
– Efectos adversos gastrointestinales: boca seca, náuseas, alteraciones de la
motilidad intestinal, vómito, diarrea o constipación
(continúa)
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Interacciones medicamento-nutriente
prazosina, terazosina
(alfabloqueantes):
Administración: con alimentos. Los alimentos con alto contenido proteico pueden
provocar aumento de su absorción y biodisponibilidad
Interacciones medicamento-nutriente
Beta bloqueadores: metoprolol,
labetalol, esmolol, propanolol
(continúa)
Interacción entre medicamento y nutriente en enfermedad renal crónica
hipotensión ortostática
– La melatonina, tiramina y Ephedra sinica disminuyen el efecto antihipertensivo
– La vitamina B9, vitamina B6 y vitamina B12 y el ácido eicosapentaenoico 185
(omega 3) disminuyen su excreción, aumentando los niveles séricos
– El Glycyrrhiza glabra (regaliz), lactato de magnesio y levulinato de magnesio
incrementan el riesgo o gravedad de hipotensión
– Aumenta la actividad arritmogénica del aceite de pescado
– El alcohol potencia la hipotensión ortostática
– Efectos adversos gastrointestinales: acidez, náuseas, constipación, estreñimiento,
calambres, diarrea, flatulencia
Administración: sin alimentos (1 hora como mínimo). Los alimentos disminuyen la
Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina
absorción de captopril
Interacciones medicamento-nutriente
(IECA): captopril, enalapril, ramipril, lisinopril
(continúa)
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
186
tienen un mayor riesgo de interacción, especialmente la simvastatina, lovas-
tatina y atorvastatina, ya que son metabolizadas por el citocromo P45010 (Ta-
bla 3). Por último, la anemia se presenta con mayor frecuencia a medida que
avanza el deterioro renal. En la ERC temprana, su prevalencia es del 4%,
mientras que en estadios finales del daño renal alcanza el 50%. El tratamien-
to de la anemia incluye agentes estimulantes de la eritropoyesis y hematí-
nicos orales y endovenosos13.
Agentes estimulantes de la eritropoyesis (AEE). La principal causa de anemia
secundaria a ERC es la deficiencia de eritropoyetina, por lo que es necesario el
empleo de AEE como parte del tratamiento14. El efecto de los AEE justifica la
restricción de alimentos que elevan la presión arterial, como aquellos que con-
tienen cantidades considerables de cafeína y sodio13. Debido a que los AEE se
administran vía endovenosa o subcutánea, las interacciones con nutrientes y
los efectos adversos gastrointestinales son escasos.
Los hematínicos orales son medicamentos destinados a tratar la anemia por
deficiencia de hierro ocasionada por hemólisis, pérdida sanguínea, falta de pro-
ducción de eritropoyetina e ingesta inadecuada de hierro (Tabla 4). Algunos
suplementos de hierro contienen vitamina C o vitaminas del complejo B, que
deben tenerse en cuenta al considerar las recomendaciones de vitaminas para
la población renal15.
Hematínicos endovenosos. El hierro intravenoso está indicado en el trata-
miento de anemia ferropénica. En pacientes en hemodiálisis se ha demostrado
una respuesta eritropoyética más rápida y prolongada con hierro parenteral
Interacción entre medicamento y nutriente en enfermedad renal crónica
Interacciones medicamento-nutriente
– La glibenclamida disminuye el metabolismo de la vitamina D
– Adenina, Ginkgo biloba, melatonina y tretinoína pueden disminuir el metabolismo
de Glipizida
Sulfonilureas:
tretinoína
– La vitamina D3 y adenina pueden disminuir el metabolismo de simvastatina y
Inhibidores de la HMG CoA reductasa:
fluvastatina
– La adenina, Ginkgo biloba, ginseng puede disminuir el metabolismo fluvastatina,
atorvastatina
– La tretinoína disminuye el metabolismo de atorvastatina
– La hiperforina puede disminuir su excreción
– Aspartame, melatonina, vitamina B9 y citrulina disminuyen la excreción de
pravastatina, aumentando las concentraciones séricas
– La hierba de San Juan puede disminuir sus concentraciones séricas
– Vitamina B3 incrementa el riesgo o gravedad de miopatía y rabdomiólisis
– Coenzima Q10 puede disminuir el riesgo o gravedad de miopatía y
rabdomiólisis
Consideraciones
– Evitar el consumo de alcohol
– Se recomienda dieta baja en fibras y pectinas
– La toronja o sus derivados aumentan el riesgo de efectos adversos. Evitar su
consumo
188 – Efectos adversos gastrointestinales: náuseas, vómito, distención abdominal,
flatulencia, dispepsia, diarrea o estreñimiento
trombosis
Consideraciones
– Vigilar la presión arterial ya que pueden incrementarla, y evitar alimentos con
cafeína y sodio
– Efectos adversos gastrointestinales: aumento del apetito, náusea, diarrea, vómito,
estomatitis, disfagia
Consideraciones
– Tomar con alimentos para minimizar los síntomas gastrointestinales
– Tomar por separado (1 hora) antiácidos y quelantes de fosfato cálcicos
– Efectos adversos gastrointestinales: malestar gastrointestinal, diarrea o
estreñimiento, dolor epigástrico, heces oscuras
Interacciones medicamento-nutriente
– Los alimentos ricos en hierro, fibra, fósforo, oxalatos y fitatos disminuyen la
absorción de calcio
– La vitamina D activa aumentan el riesgo o gravedad de eventos adversos
Consideraciones
– Tomar 60-90 minutos antes de las comidas para aumentar los niveles séricos de
calcio
– Tomar separadamente (2 horas) de sales ferrosas, antiácidos, alimentos ricos en
fibra, fósforo, oxalatos y fitatos
– La dosis debe basarse en el contenido de fósforo en la dieta para prevenir
hipercalcemia
– Disminuir alimentos ricos en grasas para evitar esteatorrea
– Efectos adversos gastrointestinales: malestar estomacal, flatulencia y estreñimiento
absorción de calcio
– Vitamina D en todas sus formas aumentan el riesgo o gravedad de eventos
adversos
– Menadiona incrementa la actividad trombogénica del calcio
Consideraciones
190 – Los alimentos aumentan la absorción de calcio y su efecto sobre el fósforo
– Disminuir el consumo de lácteos por riesgo de hipercalcemia
– Efectos adversos gastrointestinales: náusea, diarrea o estreñimiento, flatulencias,
eructos, dolor gástrico, dolor abdominal
Hidróxido de aluminio
Interacciones medicamento-nutriente
– El sevelámero disminuye las concentraciones séricas de ácido eicosapentanoico
(omega 3), vitamina B3 y vitamina D en todas sus formas
– El sevelámero disminuye la absorción y eficacia de las vitaminas liposolubles A,
D, E y K
Consideraciones
– Los suplementos vitamínicos orales deben administrarse 1 hora antes o 4-6 horas
después del sevelámero
– Efectos adversos gastrointestinales: náuseas, vómito, diarrea o estreñimiento,
dispepsia, dolor abdominal, flatulencias
Interacciones medicamento-nutriente
– Disminuyen el metabolismo de la melatonina
– Disminuyen la excreción de vitamina B6, vitamina B9 y vitamina B12
– La adenina, tetrinoina y el Gingko biloba disminuyen su metabolismo
– La menadiona puede aumentar su metabolismo
– La vitamina B2 y el aspartame disminuyen la excreción de indometacina
– La vitamina D disminuye el efecto del celecoxib
indometacina
Consideraciones
– La ingestión de alcohol aumenta el riesgo de efectos gastrointestinales
secundarios, como irritación, ulceración y hemorragia gastrointestinal
– En el caso de celecoxib, evitar los iones multivalentes y separar la administración
de medicamentos que contienen aluminio y magnesio por varias horas
– Efectos adversos gastrointestinales: náuseas, vómito, diarrea, flatulencias,
dispepsia, epigastralgia, gastritis, hemorragia gastrointestinal
paracetamol.
– El ácido eicosapentanoico (omega 3) aumenta el riesgo de efectos adversos
– Grandes dosis de vitamina C reducen la conjugación de sulfatos, disminuyendo
su excreción
– La ingestión de alcohol puede aumentar el riesgo de hepatotoxicidad
Consideraciones
– Evitar consumo de alimentos ricos en carbohidratos, fibra y pectina cerca de su
administración, ya que disminuyen su absorción
– Efectos adversos gastrointestinales: náuseas, vómito, dolor abdominal, diarrea o
estreñimiento, dispepsia
CONCLUSIONES
La evaluación y monitoreo del riesgo de interacciones entre los medicamen-
tos y los nutrientes, así como la oportuna identificación de efectos adversos
relacionados con nutrición debe considerarse un criterio básico tanto en la
Interacción entre medicamento y nutriente en enfermedad renal crónica
de eventos adversos
– La menadiona incrementa la actividad trombogénica con la vitamina B5
– El consumo de vitamina C con nicotina puede aumentar el riesgo de infarto al
miocardio, evitar esta combinación
Consideraciones
– Alimentos ricos en grasas pueden aumentar la absorción de vitamina E
– Los multivitamínicos más utilizados en ERC son aquellos que contienen vitamina C
y vitaminas del complejo B
– Evitar suplementos vitamínicos que incluyan vitaminas A y E, por su potencial
tóxico en estadio 5 de la enfermedad renal crónica
– Los polivitamínicos que contienen gran cantidad de vitamina C (mayor a 100
mg) pueden retener oxalato
– Evitar iones multivalentes
– No infundir con compuestos elementales que puedan reducirse, como el cobre 193
– Efectos adversos gastrointestinales: diarrea, malestar estomacal
consulta de primer contacto como en el seguimiento del paciente con ERC para
lograr una terapia medico nutricional óptima. Finalmente, la prevención de
estas interacciones necesita la colaboración estrecha entre quien prescribe el
medicamento y quien prescribe el plan de alimentación, y considerar en todo
momento que limitar los medicamentos recetados a los medicamentos esen-
ciales durante un período tan breve como sea posible es esencial para minimi-
zar las reacciones adversas.
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Capítulo 16
Nutrición e inflamación en la
enfermedad renal crónica
Elena González García, Almudena Pérez Torres
y Rafael Selgas Gutiérrez
OBJETIVO
Describir los mecanismos implicados en la respuesta inflamatoria del pa-
ciente con enfermedad renal crónica, y cómo se relaciona este proceso infla-
matorio con el estado nutricional y con el papel terapéutico de la intervención
nutricional.
INTRODUCCIÓN
La inflamación es un proceso biológico inducido por una infección o la le-
195
sión de un tejido1. El proceso implica el daño y destrucción de los tejidos afec-
tados. La eficacia y capacidad de la respuesta es rápida, y específica de la agre-
sión recibida. Cualquiera que sea la causa que activa la respuesta inflamatoria,
el propósito de esta es eliminar la fuente que la causa, para poder restaurar la
funcionalidad de los tejidos. Si las condiciones anormales son transitorias, la
respuesta inflamatoria aguda consigue devolver al sistema a sus condiciones
basales. Si, por el contrario, las condiciones anormales se prolongan, la respues-
ta se mantiene y da lugar a una respuesta inflamatoria crónica2, lo cual puede
causar más daño incluso que la agresión desencadenante.
La enfermedad renal crónica avanzada o uremia se asocia a un estado de
disfunción inmunológica caracterizado por inmunodepresión, que contribuye
a una elevada prevalencia de infecciones3,4. Sin embargo, esta situación tam-
bién induce una inmunoactivación que resulta en un proceso inflamatorio cró-
nico y que contribuye a la aparición de eventos cardiovasculares5,6. Además,
por la naturaleza retentiva del proceso de pérdida de función renal, en la en-
fermedad renal crónica (ERC) se produce la acumulación de componentes
proinflamatorios y productos del catabolismo, así como un disbalance prooxi-
dante en el plasma7.
En este capítulo se describen los principales mecanismos relacionados con
el proceso inflamatorio en el paciente con ERC, el efecto del mismo en el de-
sarrollo del desgaste energético proteico y la relación entre el tratamiento nu-
tricional y las restricciones dietéticas que pueden contribuir de manera positi-
va y negativa a esta respuesta inflamatoria.
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
Co-morbilidad Alteraciones
metabolismo óseo
Disbiosis
Estrés oxidativo intestinal
INFLAMACIÓN
EN ERC
Retención Sobrecarga
citoquinas de volumen
Infecciones Restricción
dietética
Disfunción Desnutrición
endotelial energético-proteica
Acidosis Déficit
metabólica antioxidantes
Figura 1. Principales mecanismos implicados en el aumento de la respuesta inflamatoria en los pacientes con
enfermedad renal crónica. (Modificado de Csaba P Kovesdy et al.8).
Disminución de antioxidantes
La ingestión oral o la tasa de adquisición de algunos antioxidantes es infe-
rior a la normal en los pacientes con ERC14.
Otros factores
Otros factores que influyen en el aumento de la inflamación en la ERC son
la obesidad y la resistencia a la insulina (RI). Esta resistencia se define por una
disminución de la capacidad de la insulina para ejercer sus acciones biológicas
en los tejidos sensibles a la misma (sobre todo el músculo, tejido adiposo e hí-
gado)19. Constituye la base patológica de numerosas enfermedades metabólicas
y en su desarrollo se han implicado diferentes polimorfismos genéticos, así como
factores ambientales, como la edad, la obesidad y el sedentarismo, entre otros.
La RI es una complicación frecuente en los pacientes con ERC20,21, incluso en es-
tadios tempranos de la enfermedad, y no se correlaciona con la tasa de filtración
glomerular.
El principal foco de RI en los pacientes con ERC es el músculo. Se debe al
aumento en la prevalencia de los factores de riesgo de la RI, como la obesidad
y el sedentarismo, junto con otros específicos de la uremia como la inflama-
ción, el estrés oxidativo, las toxinas urémicas, la acidosis metabólica o la defi-
ciencia de vitamina D.
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
ALTERACIONES INTESTINALES
EN LA ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA
Se denomina microbiota a los gérmenes que habitan en nuestro organismo.
La microbiota intestinal tiene una función relevante en procesos metabólicos,
nutricionales, fisiológicos e inmunológicos28 y su composición suele ser similar
entre individuos de la misma región, pertenecientes a la misma familia y entre
Nutrición e inflamación en la enfermedad renal crónica
los que tienen una dieta similar, la cual tiene una función relevante en su com-
posición29,30.
Los hábitos dietéticos afectan la composición de la microbiota intestinal.
Dado que la microbiota está en contacto con un importante número de células
inmunológicas, dirige la maduración del sistema inmune en la infancia y con-
tribuye al mantenimiento de su homeostasis durante la vida. Funcionalmente,
la microbiota intestinal aporta nutrimentos y energía al organismo a través de
la fermentación en el intestino grueso de los alimentos no digeribles, los cuales
sirven como fuente de energía a células intestinales y bacterias, y contribuyen
al gasto energético, la saciedad y la homeostasis de la glucosa. Otras funciones
relevantes de la microbiota intestinal son la síntesis endógena de ciertas vita-
minas y aminoácidos, el metabolismo de los ácidos biliares, y el mantenimien-
to de la integridad de la barrera intestinal, que protege al huésped frente a
gérmenes patógenos.
En la ERC, y desde sus estadios precoces, se producen alteraciones de la mi-
croflora intestinal (disbiosis) de forma cuantitativa y cualitativa en su compo-
sición y actividades metabólicas. Estas alteraciones incluyen alteraciones del
tránsito intestinal, disminución de la absorción de proteínas, descenso en el
consumo de fibra dietética, tratamiento con hierro oral y el uso frecuente de
antibióticos. Todo ello contribuye a la inflamación sistémica y la acumulación
de toxinas urémicas absorbidas en el intestino y cuya eliminación habitual por
el riñón está limitada31,32. 199
Déficit de fibra
Las recomendaciones relativas a la ingesta de fibra dietética son de 30 g/día39.
La ingesta de fibra no solo se ha relacionado con una disminución de los valores
de urea sérica en pacientes con ERC, sino también con menores niveles de infla-
mación, principalmente por su papel en el desarrollo de la microbiota intestinal42.
A pesar de ello, los requerimientos no se cubren por la mayoría de este colectivo
de pacientes43. Son diversos los factores que condicionan esta baja ingesta de
fibra, principalmente el bajo consumo de frutas y verduras por su elevado con-
tenido de potasio y la baja ingesta de productos integrales por el contenido en
Nutrición e inflamación en la enfermedad renal crónica
fósforo orgánico. Es importe destacar que las nuevas técnicas culinarias para
disminuir el contenido en potasio de los alimentos y la disminución el fósforo
inorgánico de la alimentación antes que el orgánico, son dos factores que pueden
ayudar a aumentar el consumo de estos grupos de alimentos44,45.
Déficit de antioxidantes
Otra de las consecuencias de las restricciones a las que se encuentran so-
metidos los pacientes con ERC es que su ingesta de antioxidantes es deficitaria49.
Los principales déficits de antioxidantes encontrados en la ERC son el ami-
noácido cistina, las vitaminas liposolubles A y E y la hidrosoluble C. Con respec-
to a los minerales, el zinc. En todos los casos el déficit en la ingesta se ha rela-
cionado con bajos niveles séricos, y con el aumento de procesos inflamatorios50.
TRATAMIENTO NUTRICIONAL
Aspectos generales del tratamiento nutricional en el paciente
con enfermedad renal crónica
Como se ha comentado en el apartado anterior, el tratamiento nutricional
forma parte del adecuado y obligado manejo del paciente con ERC, y cambia
según avanza el proceso de enfermedad.
La prevalencia de DEP en este colectivo de pacientes es elevada y aumenta
según disminuye la función del riñón. En tratamiento renal sustitutivo (TRS)
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
203
Función de las dietas vegetarianas
Las dietas vegetarianas, veganas (no se consume ningún alimento de origen
animal) u ovolactovegetarianas (se consume huevo y productos lácteos) han
demostrado efectos en el mantenimiento de peso corporal, mejoría de cifras de
tensión arterial y del perfil lipídico, así como disminución de la resistencia a la
insulina en personas con elevado riesgo cardiovascular53. Incluso presentan
beneficios para mantener la simbiosis de la microbiota intestinal. A pesar de
ello, no existen estudios a largo plazo que muestren mejorías con relación a
eventos cardiovasculares o inflamación.
En pacientes con ERC, las principales limitaciones descritas son la elevada
carga de potasio y fósforo orgánico, así como el bajo valor biológico proteico.
En contrapartida, como principal ventaja se observa una elevada concentración
de fibra, vitaminas antioxidantes y una baja concentración de ácidos grasos
saturados. Varios estudios han demostrado que no hay empeoramiento del es-
tado nutricional y se observa una disminución de los niveles tanto de fosfato
sérico como de FGF-2354.
Por ello, no se desaconseja su uso y se recomienda suplementar con omega
3, manteniendo un control médico-nutricional. Asimismo, estudios recientes
sugieren que al utilizar dietas veganas en pacientes con ERC severa (estadios
3 a 5 sin diálisis) podrían combinarse con cetoanálogos, sobre todo cuando el
aporte de proteína en la dieta es menor a 0.3 g/kg, con el objetivo de disminuir
la mortalidad y progresión de la falla renal55.
Nutrición en enfermedad renal crónica: principios y recomendaciones para la práctica clínica
CONCLUSIONES
Los pacientes con ERC presentan un estado inflamatorio crónico de etiología
multifactorial que incluye la disminución del aclaramiento de citoquinas proin-
flamatorias, la sobrecarga de volumen con endotoxinemia, el aumento del estrés
oxidativo, la disminución de antioxidantes y comorbilidades asociadas, entre
otros factores. Debido a las múltiples restricciones dietéticas a las que se ven
sometidos los pacientes con ERC (con y sin terapia de sustitución renal), pre-
sentan como efecto adverso una dieta poco saludable, con déficit de fibra y de
antioxidantes, disbiosis intestinal y acidosis metabólica (asociada a la falla renal
y a la ingesta de proteína), pudiendo promover los procesos inflamatorios. Es
indispensable la ejecución de un adecuado tratamiento nutricional que, además
de preservar el estado nutricional y prevenir o tratar las complicaciones de la
enfermedad renal, incluya un nuevo abordaje terapéutico de la inflamación.
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