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Volumen 1
Segunda edición
Manual práctico del manejo
de la diabetes mellitus y sus
comorbilidades
Volumen 1
César Ochoa Martínez
Doctor en Medicina. Médico Investigador, Internista y Endocrinólogo, con
Posdoctorado (PhD) en Investigación de Diabetes y Obesidad del Instituto
Nacional de la Salud (NIH), Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades
del Sistema Digestivo y Riñón (NIDDK) y la Universidad del Sur de
California (USC), EUA.
Editorial
Alfil
Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus y sus comorbilidades
Segunda edición
Volumen 1
Dirección editorial:
José Paiz Tejada
Revisión editorial:
Berenice Flores, Irene Paiz
Ilustración:
Alejandro Rentería
Diseño de portada:
Arturo Delgado
Impreso por:
Solar, Servicios Editoriales, S. A. de C. V.
Calle 2 No. 21, Col. San Pedro de los Pinos
03800 México, D. F.
14 de diciembre de 2018
Esta obra no puede ser reproducida total o parcialmente sin autorización por escrito de los editores.
Los autores y la Editorial de esta obra han tenido el cuidado de comprobar que las dosis y esquemas
terapéuticos sean correctos y compatibles con los estándares de aceptación general de la fecha de
la publicación. Sin embargo, es difícil estar por completo seguros de que toda la información pro-
porcionada es totalmente adecuada en todas las circunstancias. Se aconseja al lector consultar cui-
dadosamente el material de instrucciones e información incluido en el inserto del empaque de cada
agente o fármaco terapéutico antes de administrarlo. Es importante, en especial, cuando se utilizan
medicamentos nuevos o de uso poco frecuente. La Editorial no se responsabiliza por cualquier alte-
ración, pérdida o daño que pudiera ocurrir como consecuencia, directa o indirecta, por el uso y apli-
cación de cualquier parte del contenido de la presente obra.
Autores y colaboradores
AUTORES
V
VI Manual práctico del manejo... (Autores y colaboradores)
COLABORADORES
VOLUMEN 1
Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXXVII
Simón Barquera
Introducción a la segunda edición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXXIX
César Ochoa Martínez,
Miguel Agustín Madero Fernández del Castillo,
Antonio González Chávez
Una época de asombro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XLI
Óscar Lozano Castañeda
1. Enfermedades crónicas no transmisibles. Panorama
mundial y nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Miguel Ángel Díaz Aguilera, Eliud Salvador Aguilar Barrera,
Óscar Vladimir Campos Moreno, Agustín Lara Esqueda
2. Diagnóstico y clasificación de la diabetes . . . . . . . . . . . . . . . 15
Héctor García Alcalá
3. Historia de la diabetes mellitus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Alicia Dorantes Cuéllar, César Ochoa Martínez
4. Páncreas y célula beta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
Rogelio Zacarías Castillo, Érika Karina Tenorio Aguirre
5. La insulina: aspectos moleculares y métodos de
determinación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
Sergio Arturo Godínez Gutiérrez
XXXI
XXXII Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Contenido)
6. Homeostasis de la glucosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Joel Asdrúbal Rodríguez Gutiérrez, César Ochoa Martínez,
Rafael Violante Ortiz
7. Métodos de determinación de la glucemia sanguínea . . . . . 93
Lizet Yadira Rosales Rivera, Esperanza Martínez Abundis,
Manuel González Ortiz
8. Diabetes mellitus tipo 1: fisiopatología, diagnóstico,
epidemiología, cuadro clínico, evolución . . . . . . . . . . . . . . . . 105
Raquel Noemí Faradji Hazán,
Ana Paula Díaz Barriga Menchaca
9. Diabetes mellitus tipo 2: epidemiología, fisiopatología,
diagnóstico y cuadro clínico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
César Ochoa Martínez, Sergio Santana Porbén,
José Agustín Mesa Pérez, Yuri Arnold Domínguez,
Eliud Salvador Aguilar Barrera,
Karla Walkiria Zamudio Coronado
10. Síndrome metabólico: una oportunidad de prevención
ante la diabetes mellitus tipo 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
Antonio González Chávez, Sandra Elizondo Argueta,
Martín de Jesús Sánchez Zúñiga, Galileo Escobedo González,
Nikos Christo Secchi Nicolás, Claudia A. Aguilar Serralde
11. Tratamiento integral de la diabetes mellitus tipo 1 . . . . . . . 167
Raquel Noemí Faradji Hazán,
María Elena Sáinz de la Maza Viadero,
Estela Hazan de Jacob y Levy, Eugenia Morales Alvarado,
Ana Paula Díaz Barriga Menchaca
12. Tratamiento integral de la diabetes mellitus tipo 2 . . . . . . . 193
Érika Karina Tenorio Aguirre, César Ochoa Martínez,
Antonio González Chávez, Jesús Guillermo Mendoza García,
Víctor Villalobos Álvarez
13. Estrategias novedosas y futuras en el manejo de la diabetes
mellitus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235
Natalia Eloísa de la Garza Hernández
14. Cirugía metabólica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
Jorge Enrique Ramírez Velásquez,
Stephany Michelle Márquez González, César Ochoa Martínez,
Luis Alfredo Ornelas Oñate, María Belén Moscoso Jaramillo,
Rafael Álvarez Cordero
Contenido XXXIII
VOLUMEN 2
XXXVII
XXXVIII Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Prefacio)
XXXIX
XL Manual práctico del manejo... (Introducción a la segunda edición)
XLI
XLII Manual práctico del manejo... (Una época de asombro)
ria, y la insulina que se obtenía era idéntica a la insulina humana. Esto, aunado
al descubrimiento por Sanger de la estructura de la insulina humana, permitió la
experimentación con análogos de insulina, en los que se hacían cambios en la po-
sición de los aminoácidos que la integran o con la adición a la molécula de dife-
rentes cadenas que modifican su tiempo de acción o la duración de su efecto.
En las últimas décadas los descubrimientos han continuado con el estudio de
las incretinas, lo que permitió identificar la enzima dipeptidilpeptidasa IV, res-
ponsable de su rápida destrucción y el subsecuente desarrollo de gliptinas que la
inhibían, y por otra parte de los receptores de GLP I, que podían ser estimulados
con otro tipo de medicamentos, lo que aumentaba con ambos la secreción de insu-
lina posprandial. Igualmente sorprendente fue el descubrimiento de los cotrans-
portadores de sodio–glucosa en los túbulos proximales de las nefronas, responsa-
bles de la reabsorción de glucosa previamente filtrada; la inhibición de estos
cotransportadores con nuevos medicamentos permitió la eliminación de glucosa
por la orina, lo que mejora el nivel de hiperglucemia y favorece la pérdida mode-
rada de peso. Es obvio que los diferentes mecanismos de acción de los medica-
mentos han permitido utilizar dos o más de ellos para lograr la ansiada meta de
un control satisfactorio de la hiperglucemia.
Además, los avances tecnológicos han sido de singular importancia si pensa-
mos que inicialmente sólo disponíamos de tiras reactivas para medir la glucosa
en orina, después tiras que medían la glucosa en sangre y posteriormente la intro-
ducción de los glucómetros, que lo hacían con mayor precisión, hasta los equipos
de medición continua de glucosa.
Se vislumbra la posibilidad de bombas que aplicarán la insulina en forma auto-
mática de acuerdo al nivel de glucosa en sangre, y, por supuesto, el transplante
de células beta largamente esperado.
1
Enfermedades crónicas no
transmisibles. Panorama
mundial y nacional
Miguel Ángel Díaz Aguilera, Eliud Salvador Aguilar Barrera
Óscar Vladimir Campos Moreno, Agustín Lara Esqueda
INTRODUCCIÓN
1
2 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 1)
30 y los 69 años de edad. Estas enfermedades se ven favorecidas por factores am-
bientales tales como la urbanización rápida y no planificada, la globalización de
estilos de vida no saludables y el envejecimiento de la población.4
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, para el año 2030
las cuatro causas principales de muerte a nivel mundial serán enfermedad cardia-
ca isquémica, enfermedad cerebrovascular, enfermedad pulmonar, obstrucción
crónica e infecciones de las vías respiratorias inferiores, principalmente neumo-
nía. En nuestro continente aproximadamente 77% de las muertes y 69% de la car-
ga de enfermedad se atribuyen a las ECNT.5
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la mayoría de las muertes por
ECNT (17.9 millones cada año), seguidas del cáncer (9 millones), las enfermeda-
des respiratorias (3.9 millones) y la diabetes (1.6 millones). Estos cuatro grupos
de enfermedades son responsables de más de 80% de todas las muertes prematu-
ras por ECNT.4
PANORAMA MUNDIAL
PANORAMA NACIONAL
México ocupa el segundo lugar en cuanto a prevalencia de obesidad entre los paí-
ses miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos
(OCDE), siendo antecedido por EUA.10 Una dieta incorrecta y una vida sedenta-
ria en conjunto han sido las causas a las que se le atribuye el drástico aumento de
los niveles de obesidad en México.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 (ENSA-
NUT MC 2016) señala que en México 7 de cada 10 adultos padecen sobrepeso
u obesidad. Este problema registró un aumento de la prevalencia de 15.2% entre
los años 2000 y 2012, con una presencia muy significativa desde la edad escolar;
ya para 2016 se registró un aumento de 1.3% con respecto a la encuesta de 2012,
demostrando una desaceleración de la prevalencia de la enfermedad.17
De acuerdo con esta misma encuesta de 2016, la prevalencia de sobrepeso y
obesidad en México fue de 72.5% en la población adulta. La prevalencia de obe-
sidad en este grupo fue de 33.3% y la de sobrepeso fue de 39.8%. La obesidad
fue más alta en el sexo femenino (38.6%) que en el masculino (27.7%); por el
contrario, en cuanto a sobrepeso el sexo masculino tuvo una prevalencia de
41.7% y el femenino de 37%.17
La prevalencia de sobrepeso y obesidad tanto en hombres como en mujeres
tiene su valor más bajo en los grupos de edad extremos en la edad adulta: el grupo
más joven, entre 20 y 29 años, y el grupo de mayor edad, con más de 80 años.
En el caso de la obesidad, la prevalencia más alta se presenta en el grupo etario
de 70 a 79 años de edad en los hombres y de 50 a 59 años en las mujeres. La preva-
lencia de obesidad fue 16.8% más alta en las localidades urbanas.
La prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad es 6.2 puntos porcentuales
mayor en las mujeres (75.6%) que en los hombres (69.4%). Al evaluar las tenden-
cias durante un periodo de 28 años —de 1988 a 2016 — la prevalencia de sobre-
peso en las mujeres de 20 a 49 años de edad se incrementó 42.4%.17
En cuanto a los hombres, en el periodo comprendido entre 2000 y 2016 la pre-
valencia de sobrepeso aumentó 1.1% y la de obesidad se incrementó 42.8%. La
suma del porcentaje de personas con sobrepeso y obesidad dio como resultado
un incremento en la prevalencia de 14.3% entre la encuesta del año 2000 y la de
2016; sin embargo, entre los años 2012 y 2016 esta prevalencia combinada se
mantuvo en 69.4%.17
En el caso de los niños, la prevalencia nacional combinada de sobrepeso y obe-
sidad en edad escolar en 2012, utilizando los criterios de clasificación de la OMS,
fue de 34.4%, y en contraste, dicha prevalencia en 2016 fue de 33.2%, 1.2 puntos
porcentuales menor; sin embargo, a pesar de esta tendencia a la disminución, los
intervalos de confianza de la prevalencia infieren que no es posible concluir que
la prevalencia haya disminuido significativamente. Para las niñas esta cifra es de
Enfermedades crónicas no transmisibles. Panorama mundial... 5
millones de dólares del PIB se perdieron debido a las ECV y la diabetes entre
2005 y 2015. La mitad de esta pérdida del PIB provino de tres países: China, India
y la Federación Rusa.11
Se calcula, a partir de los costos estimados en una revisión sistemática recien-
te, que el gasto directo anual generado por la diabetes a escala mundial asciende
a más de 827 000 millones de dólares.22 Asimismo, de acuerdo con datos publica-
dos por la Federación Internacional de Diabetes, el costo mundial promedio de
la diabetes (directo e indirecto) en el año 2015 fue de 1.3 billones de dólares, o
1.8% del producto interior bruto mundial; América del Norte fue la región más
afectada en lo que respecta al PIB, y también el mayor contribuyente a los costos
globales absolutos. Sin embargo, por término medio, la carga económica como
porcentaje del PIB fue mayor en los países de ingresos medios que en los países
de ingresos altos.11
Se estima que para el periodo de 2011 a 2025 las pérdidas económicas acumu-
lativas debidas a ECNT en los países de ingresos bajos y medios, en la hipótesis
de que se mantenga la situación actual, será de 7 000 millones de dólares.3
Existe evidencia que aporta datos relevantes respecto al impacto económico
de estas enfermedades en México. En 2012 Arredondo y col. publicaron una esti-
mación de los costos directos e indirectos derivados de la diabetes; los costos di-
rectos atribuibles a la diabetes englobaron los recursos gastados en consultas,
diagnóstico, medicamentos, hospitalización y complicaciones, incluyendo los
gastos público y privado, y el gasto de bolsillo, los cuales durante 2011 represen-
taron alrededor de 45 700 millones de pesos. En el caso de los costos indirectos
atribuibles a la diabetes, que englobaron gastos relativos a mortalidad prematura,
discapacidad permanente y discapacidad temporal, para 2011 ascendieron a
57 500 millones de pesos.16
En 2013 Barquera y col. publicaron un estudio que analizó la medida en que
la economía de la salud mexicana se ve afectada por la diabetes y sus complica-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
En 2017 se estimó que el costo directo anual en atención médica para el siste-
ma público de salud de 14 complicaciones derivadas de cuatro grupos de enfer-
medades vinculadas con la obesidad fluctúe entre 78 000 y 101 000 millones de
pesos de 2008 y el indirecto entre 73 000 millones y 101 000 millones de pesos
de 2017, si no se aplican intervenciones preventivas intersectoriales costo–efecti-
vas.19
Ante lo expuesto anteriormente, es preciso considerar al sobrepeso, la obesi-
dad y la diabetes como algunas de las principales prioridades en la agenda nacio-
nal, dadas las repercusiones de estas condiciones en diversos ámbitos de la vida
nacional.
La fragmentación que existe entre los sistemas de salud pública de nuestro país
no permite que la población mexicana sea estudiada como un conjunto, lo cual
retrasa la recolección de datos, su validación, análisis y difusión para tomar deci-
siones respecto a las enfermedades crónicas no transmisibles que afectan a la
población.
La OCDE ha establecido recomendaciones para la unificación de sus subsiste-
mas de salud, un sistema que parta de una atención centrada en la persona y le
otorgue atención de calidad, al tiempo que permita la centralización de la infor-
mación para un análisis en volumen que arroje información precisa del costo por
paciente y su tendencia epidemiológica.20
Relacionado con lo anterior, y ante la situación alarmante que vive nuestro país
en materia de las ECNT, se han emprendido esfuerzos considerables para enfren-
tar esta crisis.
La estrategia denominada Grupos de Ayuda Mutua EC (GAM EC) se inició
bajo el concepto de “clubs de diabéticos” en el decenio de 1990, la cual se consoli-
dó en el periodo 2001–2006, mismo que desde entonces se evalúa a través del
Sistema de Vigilancia y Estudio de Grupos de Ayuda Mutua EC (SIVEGAM) en
todo el país. Estos grupos se definen como la organización de los pacientes que
con el apoyo del personal de salud del primer nivel de atención tiene como objeti-
vo en común coadyuvar al control metabólico de sus enfermedades a través de
una estrategia educativa, el apoyo recíproco y la adopción y promoción de un es-
tilo de vida saludable.31
Desde el año 2002 se ha realizado en México la Vigilancia Epidemiológica
Hospitalaria de Diabetes tipo 2, bajo la coordinación de la Dirección General de
Epidemiología (DGE), iniciando con cinco estados de la República y paulatina-
mente incorporando al resto; actualmente se encuentra operando en las 32 entida-
Enfermedades crónicas no transmisibles. Panorama mundial... 9
des federativas y 135 unidades centinela. En 2015 se realizó el rediseño del Sis-
tema de Vigilancia Epidemiológica Hospitalaria de Diabetes tipo 2 (SVEDT2),
agregando el proceso de análisis de la calidad de la atención y la evolución de los
casos.32
Asimismo, en 2008 inicia la implementación del Modelo de Prevención Clíni-
ca en las Unidades de Especialidades Médicas en Enfermedades Crónicas
(UNEME EC), donde se ofrece atención médica ambulatoria, integral e interdis-
ciplinaria en el primer nivel de atención, basada en evidencia científica y las
expectativas del paciente, con una práctica clínica enfocada a mejorar el control
y el alcance de metas de tratamiento, evitar y disminuir las complicaciones de las
ECNT, así como también fomentar y mantener la adherencia al tratamiento a lar-
go plazo, educar a los familiares de los pacientes y otras personas en riesgo, ade-
más de coadyuvar a disminuir los índices de saturación y costos de operación en
los hospitales de segundo nivel de atención, en su funcionamiento como receptor
de servicios de demanda crítica.33
En el ISSSTE, por su parte, desde 2007 se cuenta con el Programa de Manejo
Integral de Diabetes por Etapas (MIDE), que tiene el propósito de ampliar la co-
bertura efectiva y lograr un mayor impacto con una atención mejorada, que in-
cluye la atención y educación a la derechohabiencia con diabetes, sustentada en
cinco iniciativas: el registro nominal de pacientes con diabetes; la segmentación
de pacientes por riesgo cardiovascular; la implementación de protocolos geren-
ciales de atención por riesgo, las incorporaciones de coordinadores de cuidado
y la de especialistas de primer nivel de atención. Su principal objetivo es el empo-
deramiento de los pacientes hacia el autocuidado. Las acciones como MIDE en
el ISSSTE se han convertido en un modelo de seguimiento institucional integral
cuya documentación del impacto, con el indicador de hemoglobina glucosilada
y otras mediciones, es un ejemplo para las instituciones del Sector Salud, cuyo
reto será extenderlo fuera de los módulos MIDE.27
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Por otra parte, la estrategia en el IMSS para consolidar las acciones de preven-
ción y promoción de la salud se concentra en incrementar el acceso a la consulta
médica y mejorar la capacidad resolutiva del primer nivel de atención. En este
sentido, en 2002 se pusieron en operación los Programas Integrados de Salud
(PREVENIMSS), estrategia que consolida la protección a la salud de los dere-
chohabientes al otorgar un conjunto de acciones de promoción y protección a la
salud por grupo de edad, sexo y factores de riesgo. Uno de los propósitos de PRE-
VENIMSS es lograr que los derechohabientes regresen cada año a recibir su che-
queo anual, con el cual se otorga un conjunto de acciones de promoción de la sa-
lud, vigilancia del estado de nutrición, prevención y detección de enfermedades,
así como de salud reproductiva. Esta estrategia de DIABETIMSS se ha converti-
do en una gran herramienta de promoción de la salud, pero con impacto limitado
en el indicador de hemoglobina glucosilada.28
10 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 1)
Otra iniciativa fundamental para articular las políticas públicas para el com-
bate de la obesidad y otras ECNT ha sido el lanzamiento de la Estrategia Nacional
para la Prevención y Control del Sobrepeso, Obesidad y Diabetes en el año 2013,
cuyo objetivo principal es disminuir la prevalencia del sobrepeso y la obesidad
en México, a fin de revertir la epidemia de las enfermedades no transmisibles,
particularmente la diabetes mellitus tipo 2, por medio de un modelo integral de
atención médica y políticas públicas intersectoriales.
Para la implementación de esta Estrategia se establecieron tres pilares funda-
mentales:
S El primer pilar es la salud pública, en el que se busca preservar la salud a
nivel poblacional a través de la promoción de estilos de vida saludables,
campañas de educación, así como el monitoreo del comportamiento de las
enfermedades no transmisibles y algunos de sus principales determinantes,
además de acciones preventivas como la búsqueda activa de personas que
presentan factores de riesgo.
S La atención médica es el segundo pilar de la Estrategia, con el que se busca
garantizar el acceso efectivo a servicios de salud a través de intervenciones
médicas dirigidas a personas con factores de riesgo o que ya cuentan con
el diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2, con el fin de brindarles una aten-
ción oportuna y evitar las complicaciones relacionadas con esta enferme-
dad. Además, establece la necesidad de asegurar los elementos que se con-
sideren necesarios para el funcionamiento óptimo de los servicios de salud
destinados a la atención de las enfermedades no transmisibles, así como la
presencia de diversas tecnologías que faciliten y mejoren la accesibilidad
a las unidades de salud. Este segundo pilar también plantea la realización
de acciones dirigidas a capacitar a los recursos humanos en salud en lo refe-
rente a los temas relacionados con las ECNT y al fomento de la investiga-
ción y la generación de evidencia científica.
S Finalmente, el tercer pilar se refiere a la regulación sanitaria y la política
fiscal; con este pilar se busca generar respuestas efectivas ante el panorama
de las enfermedades no transmisibles, que satisfagan la demanda social de
regular el etiquetado y la publicidad de alimentos y bebidas, de manera par-
ticular la dirigida al público infantil, además de sugerir políticas fiscales
que disminuyan el consumo de alimentos con escaso valor nutricional.
Como parte del pilar de salud pública de la Estrategia, en 2015 fue lanzado el Ob-
servatorio Mexicano de Enfermedades No Transmisibles (OMENT), creado en
respuesta a la necesidad de contar con un medio para apoyar la toma de decisiones
y medir el impacto de las acciones de la Estrategia Nacional para la Prevención
y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes, con la participación de los
sectores público, privado y de la sociedad civil, correspondiéndole a una instan-
Enfermedades crónicas no transmisibles. Panorama mundial... 11
CONCLUSIONES
Es necesario darnos cuenta de que los estilos de vida no son atributos de superfi-
cie, intercambiables y manipulables, sino cualidades ancladas en las entrañas;
son formas de ser inveteradas que resistirán, en mayor o menor grado, cualquier
tentativa de modificación. El médico que no ha desarrollado esa habilidad versá-
til de motivar y encauzar por la vía del autoconocimiento a la diversidad de pa-
cientes que acuden a su consulta, para que se aproximen a otra forma de ser que
les permita una existencia más serena y satisfactoria, lo ha hecho con escasa tras-
cendencia, y sus recomendaciones serán a menudo contraproducentes. Superar
estas limitaciones conlleva graves implicaciones para el quehacer clínico ac-
tual.34
La educación es el mejor recurso para favorecer a los pacientes crónicos, pero
no ese tipo de educación que se centra sólo en informarlo sobre su enfermedad
y que emana de la institución de salud, sino la que es propia de las comunidades
terapéuticas maduras, donde se motiva, encauza y estimula a cambiar paso a
paso, en aproximaciones sucesivas, apelando al autoconocimiento, que lo con-
duzca a un verdadero autocontrol de ciertas facetas de sí mismo, condición nece-
saria para un autocuidado efectivo y pleno de sentido. Este tipo de educación cen-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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14 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 1)
15
16 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 2)
PRUEBAS DE DIAGNÓSTICO
tante mencionar, a favor de su uso, que la HbA1c es una prueba con una menor
variabilidad, en comparación, por ejemplo, con la determinación dos horas des-
pués de una carga de glucosa, y que tiene una mayor correlación con la identifica-
ción de pacientes en riesgo de tener alguna de las complicaciones asociadas a la
hiperglucemia. Las desventajas son que el método utilizado para determinarla
debe estar certificado por la National Glycohemoglobin Standardization Pro-
gram (NGSP) y que, en nuestro país, los programas de estandarización de esta
prueba son insuficientes, lo cual repercute en interpretaciones erróneas de la
prueba dependiendo del método que se utilice. No se recomienda el uso de los
equipos portátiles o de consultorio (point of care) para el diagnóstico de diabe-
tes.6,7
Si dos pruebas diferentes coinciden en el diagnóstico de diabetes no es necesa-
ria una prueba adicional; en contraste, si dos pruebas no coinciden en el diagnós-
tico se debe realizar una prueba confirmatoria (preferentemente repetir la prueba
que se cumplía con el criterio de diabetes y con base en este resultado establecer
el diagnóstico). Aunque no existe una recomendación expresa de ninguna asocia-
ción médica, parece ser que la indicación en el futuro de solicitar HbA1c y PTOG
en forma simultánea incrementaría el poder diagnóstico de las pruebas, ya que
son complementarias.
1. Glucosa alterada en ayuno: glucemia en ayuno w 100 mg/dL y < 126 mg/
dL.
2. Intolerancia a la glucosa: glucemia dos horas después de una carga de 75
g de glucosa anhidra w 140 mg/dL y < 200 mg/dL.
3. Grupo de riesgo incrementado para diabetes (aunque las dos anteriores tam-
bién pueden caer en esta denominación): HbA1c de 5.7 a 6.4%.
Diagnóstico y clasificación de la diabetes 19
Estos grupos de riesgo incrementado son ahora la base de los tratamientos dirigi-
dos a la prevención de la diabetes.
DIABETES GESTACIONAL
La diabetes gestacional (DMG) se define como la diabetes que aparece por pri-
mera vez durante el embarazo en las pacientes sin evidencia de haber tenido dia-
betes antes del embarazo. La búsqueda del diagnóstico de diabetes en el embara-
zo es una prioridad en la atención maternofetal, debido a las graves implicaciones
que tiene para el producto la exposición temprana y al tiempo prolongado a los
niveles elevados de glucosa. La diabetes no controlada durante el embarazo es
una causa común de abortos, malformaciones y alta morbilidad posparto. En los
últimos años, como consecuencia de los resultados del estudio HAPO,8 los crite-
rios para diagnóstico de DMG fueron revisados, y se llegó a la conclusión de que
incluso las pacientes que no cumplían con los criterios para el diagnóstico tenían
riesgo de complicaciones.
La recomendación actual indica que, si durante la visita inicial de control del
embarazo la paciente cumple con cualquiera de los siguientes criterios, se consi-
dera que tiene diabetes establecida antes del embarazo:
S Ayuno: 92 mg/dL.
S Una hora poscarga: 180 mg/dL.
S Dos horas poscarga: 153 mg/dL.
2. Estrategia de dos pasos. Se realiza una prueba con 50 g de glucosa anhidra
en cualquier momento del día (ayuno no requerido); se determina la glucosa
una hora después de la carga de glucosa. Si la determinación de glucosa
plasmática es w 140 mg/dL se procede a realizar la prueba con 100 g de
glucosa anhidra.
CLASIFICACIÓN DE LA DIABETES
Diabetes tipo 1
La DM1 se presenta sobre todo en el grupo etario de los niños y los adolescen-
tes; sin embargo, se puede apreciar a cualquier edad, incluso en la octava y la no-
vena décadas de la vida.
Una afección clínicamente relevante es la denominada diabetes autoinmunita-
ria latente del adulto, que se caracteriza por su aparición en la edad adulta con un
bajo índice de masa corporal y una tendencia a la progresión de la dependencia
a la insulina y anticuerpos antipáncreas positivos, especialmente anti–GAD.10
Existe predisposición genética para desarrollar autoinmunidad contra las célu-
las beta; se han descrito factores ambientales implicados en la patogénesis de este
tipo de diabetes. En la mayoría de los casos no hay presente obesidad; sin embar-
go, la presencia de obesidad no es incompatible con el diagnóstico de DM1. Se
debe tomar en cuenta que este grupo de pacientes con capacidad para desarrollar
autoinmunidad tienen predisposición a otras enfermedades autoinmunitarias,
22 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 2)
Diabetes idiopática
Diabetes tipo 2
Cerca de 90% de los pacientes con diabetes padecen este tipo de enfermedad, que
antiguamente fue denominada diabetes tipo II, diabetes no insulinodependiente
y diabetes del adulto, abarcando a todos los individuos con resistencia a la insuli-
na e insulinopenia relativa. Se desconoce la etiología específica de este tipo de
diabetes, aunque se ha reconocido la participación de diferentes alteraciones fi-
siopatológicas en su desarrollo (incremento en la secreción de glucagón, defectos
en la secreción y/o acción de incretinas e incremento en la reabsorción renal de
glucosa).11 La mayoría de los pacientes son obesos y la obesidad por sí misma
causa resistencia a la insulina. En los pacientes sin obesidad se ha descrito un in-
cremento de la grasa corporal distribuida predominantemente en el abdomen. La
cetoacidosis es un evento raro que cuando se presenta habitualmente se asocia al
estrés de otra enfermedad, como puede ser una infección. Este tipo de diabetes
suele tener un largo periodo asintomático, debido a que la hiperglucemia se des-
arrolla en forma paulatina y en los primeros estadios no es tan severa como para
producir síntomas. A pesar de lo anterior, al inicio de la enfermedad la hiperglu-
cemia, aunque insuficiente para que el paciente presente los síntomas clásicos,
ocasiona un riesgo incrementado de desarrollar complicaciones microvasculares
y macrovasculares. En este tipo de diabetes la secreción de insulina es insufi-
ciente para compensar la resistencia a la insulina. El tratamiento incluye cambios
en el estilo de vida y el consumo de fármacos dirigidos a la disminución de la re-
sistencia a la insulina, a mejorar su secreción y atenuar las alteraciones fisiopato-
lógicas que originaron la enfermedad.11 Se asocia con el antecedente de diabetes
gestacional, hipertensión arterial y dislipidemia, y su frecuencia varía en los dife-
rentes grupos étnicos. Se relaciona también con una gran predisposición genéti-
Diagnóstico y clasificación de la diabetes 23
ca, mucho más que con las formas autoinmunitarias de DM1; sin embargo, las
bases genéticas de esta forma de diabetes son complejas y aún no están bien com-
prendidas.
Diabetes neonatal
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Existen casos muy poco comunes que se presentan por defectos genéticos en la
acción de la insulina. Las anormalidades metabólicas asociadas a este tipo de mu-
taciones van desde hiperinsulinemia con una hiperglucemia leve hasta diabetes
24 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 2)
severa. Las pacientes con este tipo de resistencia a la insulina pueden estar virili-
zadas y tener ovarios poliquísticos. En el pasado este síndrome era denominado
resistencia a la insulina tipo A. Otros síndromes, como el leprechaunismo y el sín-
drome de Rabson–Mendenhall, son secundarios a alteraciones en el receptor de
insulina, se presentan durante la infancia y se caracterizan por resistencia extrema
a la insulina.1
El daño pancreático de cualquier tipo puede producir diabetes, incluidos los pro-
cesos adquiridos, como pancreatitis, trauma, infección, pancreatectomía y cáncer
de páncreas. Excepto en el caso del cáncer de páncreas, en el que pequeños tumo-
res pueden causar diabetes, el daño debe ser extenso para producir la enfermedad.
Endocrinopatías
Existe una larga lista de fármacos que pueden alterar la secreción y/o la produc-
ción de insulina y pueden producir diabetes, especialmente en los pacientes con
resistencia a la insulina. Existen medicamentos que pueden alterar la secreción
de insulina, como el vacor y la pentamidina intravenosa, que pueden destruir la
célula b en forma permanente. También hay medicamentos que alteran la sensibi-
lidad a la insulina, como el ácido nicotínico y los glucocorticoides, así como otros
fármacos asociados al desarrollo de autoanticuerpos contra la célula beta, como
lo que sucede en los pacientes que reciben interferón a.
Infecciones
Hay algunos virus que han sido asociados a la destrucción de la célula beta. Este
tipo de diabetes se presenta en la rubéola congénita y ante coxsackievirus B, cito-
megalovirus, adenovirus y virus de la parotiditis.
Diagnóstico y clasificación de la diabetes 25
REFERENCIAS
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
26 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 2)
3
Historia de la diabetes mellitus
Alicia Dorantes Cuéllar, César Ochoa Martínez
CRONOLOGÍA
“En la mitología griega Cronos era el dios de las todas las edades (desde la Dorada
hasta la de Bronce). Cronos se entrelazó con su compañera Ananké (la inevitabi-
lidad) en una espiral en torno al huevo primigenio y lo separó, formando el Uni-
verso ordenado, la tierra, el mar y el cielo.”
En nuestros días cronología es la parte de la historia que se encarga de la data-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
27
28 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 3)
Sus obras más conocidas son El Kitab ash–shifa, una extensa obra que versa
sobre lógica y ciencias naturales; El quadrivium, que incluye conocimientos de
geometría, astronomía, aritmética, música y metafísica; y el Canon de medicina,
el libro más conocido de su tiempo, que consiste en “una compilación sistemati-
zada de los conocimientos sobre fisiología adquiridos por médicos de Grecia y
Roma, a los que se añadieron los aportados por antiguos eruditos árabes y, en me-
nor medida, por sus propias innovaciones”. Por último se trasladó a la corte del
príncipe Ala ad–Dawlah, bajo cuya tutela trabajó el resto de sus días.
El joven Paul Langerhans (1847–1888), a los 22 años de edad, describió las célu-
las pancreáticas que segregan insulina; lo hizo mientras trabajaba en su tesis doc-
toral. Observó “unos racimos de células pancreáticas bien diferenciadas de las
demás, que podían ser separadas de los tejidos de los alrededores”. Langerhans,
se limitó a describir estas células sin intentar averiguar cuál era su función. Más
tarde se las denominó “islotes, porque bajo el microscopio de baja resolución pa-
recían ser pequeñas islas dentro del páncreas”.
En 1870 viajó a Egipto, a Palestina y a Siria, donde bajo la tutela de Virchow
realizó diversas observaciones antropológicas. Sirvió como médico en el ejército
alemán durante la guerra franco–prusiana. Más tarde fue nombrado prosector de
Patología en la Universidad de Freiburg; alcanzando en dicha Universidad el gra-
do de profesor asociado.
Sin embargo, en 1874 la gravedad de una tuberculosis pulmonar cortó su ca-
rrera. Viajó entonces por Suiza, Italia y Alemania en busca de la curación de su
dolencia, pero finalmente se asentó en Madeira, cuyo clima templado mejoró su
salud. Allí ejerció la medicina y realizó interesantes estudios de zoología marina.
El 20 de julio de 1888 murió víctima de una infección renal.
Un año más tarde, en 1889, Joseph von Mering y Oscar Minkowsky realizaron
una pancreatectomía en un perro para averiguar si el páncreas era necesario para
la vida del animal. Después de la operación ambos investigadores observaron que
el perro mostraba todos los síntomas de una diabetes severa con poliuria, sed insa-
ciable e hiperfagia, además de la presencia de hiperglucemia e intensa glucosuria.
De esta forma se demostró que el páncreas era no sólo necesario, sino indispensa-
ble para la vida, pues regula los niveles de glucosa, con lo que se abrió el camino
de las investigaciones, intentando aislar de esa glándula mixta el principio activo
que pudiera servir para el tratamiento de la diabetes. Los animales fallecían en
pocas semanas; la orina se había tornado dulce, con lo que concluyeron que la
Historia de la diabetes mellitus 33
extirpación del páncreas produce diabetes. Fue a partir de este momento cuando
la investigación se dirigió a la sustancia que producen los islotes, es decir, se estu-
dió la isletina o insulina.
A finales del siglo XIX Leroux, Sandly y Balgarian aportaron diferentes estudios
y precisaron las características de la diabetes en edades pediátricas.
S Inicios del siglo XX: Gley obtuvo extractos pancreáticos con efectos hipo-
glucemiantes, pero no publicó sus resultados.
S 1902: Eugene L. Opie (1873–1919) y Leonid W. Szobolev (1876–1919)
observaron de forma independiente una conexión entre la lesión de los islo-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
los conductos pancreáticos producía atrofia del páncreas sin afectar a los
islotes de Langerhans ni producir diabetes.
S 1910: Vahlen utilizó un extracto pancreático bautizado con el nombre de
metabolín, el cual reducía las concentraciones de glucosa en conejos y pe-
rros con diabetes.
S 1919: Israel Kleiner redujo la glucemia en perros pancreatectomizados uti-
lizando una solución acuosa de páncreas fresco. Fue uno los primeros cien-
tíficos en utilizar mediciones seriadas de glucemia en sus estudios.
S 1921: en Rumania Nicolás Paulescu describió la disminución espectacular
de la glucosa en sangre y orina en animales de experimentación tras la admi-
nistración endovenosa de una solución de páncreas en agua destilada sala-
da, a la que llamó pancreína. Desafortunadamente, Europa fue devastada
por la Primera Guerra Mundial y los resultados de Paulescu vieron la luz
años más tarde.
quitado el páncreas pudo vivir algunas semanas con la inyección del extracto de
Banting y Best, hasta que tuvieron que sacrificarla al terminarse dicho extracto
(figura 3–2).
Frederik Grant Banting (1891–1941) y Charles Herbert Best (1899–1978),
con la colaboración de MacLeod (1876–1935) y J. B. Collip, obtuvieron un ex-
tracto pancreático que denominaron isletina, hoy insulina, que reducía el azúcar
sanguíneo.
Ahora bien, la primera inyección de insulina en humanos la recibió Leonard
Thompson (figura 3–3), un chico con diabetes de apenas 14 años de edad. El 11
de enero de 1922 Leonard fue internado de gravedad en el Hospital de Toronto,
Canadá. Tras la mejoría espectacular de Leonard, los científicos ofrecieron la fór-
mula de la insulina gratis a las compañías farmacéuticas. En 1923 la insulina ya
se podía conseguir en todo el mundo para salvar vidas, por lo que Banting y
36 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 3)
pediátricas desde los 7 hasta los 13 años de edad; en 2016 sólo fue aprobado
para su uso de los 14 años de edad en adelante.
S 2018: en junio 21 de 2018 la Federal Drug Administration aprueba el pri-
mer sistema implantable de monitoreo continuo de glucosa (CGM) (First
Continuous Glucose Monitoring System with a Fully Implantable Glucose
Sensor and Compatible Mobile App for Adults with Diabetes); el catéter o
cánula con el sensor implantado para detectar la glucosa puede ser utilizado
hasta por tres meses.
S 2018: en julio 27 de 2018 la Federal Drug Administration aprueba Free-
StyleR Libre 14 day Flash Glucose Monitoring System; es un sistema de
determinación de glucosa en el cual el paciente tiene un sensor (parche) con
una cánula diminuta, la cual está colectando determinaciones de glucosa en
tiempo real y puede utilizarse durante 14 días; el glucómetro/aparato regis-
tra la determinación de glucosa sin necesidad de realizar una toma de sangre
directa del dedo (fingerstick).
millones, y sobrepasará los 333 a 380 millones de individuos en 2025. Hoy el nú-
mero de personas afectadas por dicha enfermedad supera los 366 millones en el
orbe y ocasiona más de 4.6 millones de decesos de personas por año: una muerte
cada siete segundos.
Esto representa, como antes se ha dicho, un enorme desafío para los sistemas
sanitarios a nivel mundial.
La mayoría de las personas que padecen diabetes mellitus tipo 2 se relacionan
con una dieta inadecuada, rica en carbohidratos, sedentarismo y, por ende, obesi-
dad. El problema se ha extendido ya al mundo en “vías de desarrollo”, a medida
que se van adoptado estilos de vida cada vez más occidentales.
Las últimas cifras presentadas en el congreso de la Asociación Europea para
el Estudio de la Diabetes (EASD, por sus siglas en inglés) subrayan la necesidad
de que los gobiernos adopten medidas urgentes a nivel mundial. En efecto, la dia-
42 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 3)
betes mellitus es una enfermedad tan antigua como la vida del hombre en la tierra,
por lo que las citas en la historia de la medicina son numerosas. En la época con-
temporánea los estudios sobre los variados aspectos de este mal han logrado que
no pocos científicos alcancen renombre mundial y que incluso hayan merecido
el premio Nobel.
La carta
Deseo concluir este texto con una misiva que años atrás escribió el Dr. Charles
Best, en la que refiere algunos de los momentos que vivió al lado del Dr. Frederick
Banting. Dice así:
“Al cabo de varios días nuestro trabajo se hizo más llano y entonces éramos Fred
y Charley.
“Es posible —dijo Banting—, que cuando se extirpa el páncreas de un animal
y se muele para extraer la sustancia X las enzimas digestivas que contiene se mez-
clen con ella y la desintegren. Tal vez haya sido esa la causa que ha impedido
hasta ahora encontrar esta sustancia. Después de la ligadura de los conductos pan-
creáticos las células que secretan las enzimas digestivas degeneran con mayor ra-
pidez que las células de los islotes; decidimos ligar estos conductos y esperar.
“En siete a diez semanas degenerará el páncreas como órgano digestivo y no
habrá nada que destruya la sustancia X. Tú, agregó Banting, harás el extracto y
lo administraremos a un perro diabético para ver si le disminuye la concentración
del azúcar en la sangre y en la orina. Las reacciones químicas las realicé en lo que
nos servía como laboratorio. En el piso de arriba, en el ático inundado de luz, ope-
rábamos a los perros. Como el dinero escaseaba, comíamos en el laboratorio: sal-
chichas y huevos que freíamos con la ayuda de un mechero de Bunsen.
“Uno de los problemas graves era la escasez de perros. Cuando ésta se agudi-
zaba, Banting decía: ‘Charley, pon en marcha ‘el páncreas’ y vámonos’. El pán-
creas era el nombre que le había dado a su Ford modelo T. Recorríamos con es-
truendo las zonas más pobres de Toronto en busca de perros cuyos dueños los
cedieran por un dólar. En mayo habíamos ligado los conductos pancreáticos de
los primeros perros, y a principios de julio esperábamos encontrar marchitos los
páncreas y accesible la sustancia X para ser extraída. Abrimos el abdomen de uno
Historia de la diabetes mellitus 43
a saltar sobre un banco, levantar una pata para que se le extrajera la muestra de
sangre y mantenerse quieta mientras recibía la inyección de la que dependía su
vida: la isletina, como nosotros la denominábamos y que el profesor MacLeod
nos persuadió al cabo de un tiempo a cambiar su nombre por el de insulina.
“¿Hasta qué punto fomentaba esto las esperanzas de mantener vivos a millones
de diabéticos? Fred recordaba haber leído que en los animales antes de nacer el
páncreas está formado principalmente por células de los islotes, puesto que el feto
no necesita jugos digestivos durante la vida intrauterina. Como muchacho de
campo, Banting sabía también que los toros cubrían a las vacas antes de enviarlas
al matadero, porque así pesaban más ¿Sería rico en isletina el páncreas de los ter-
neros no nacidos aún? Pusimos en marcha ‘el páncreas’ y nos dirigimos a un ma-
tadero. De vuelta en el laboratorio, comenzamos de nuevo las operaciones de mo-
lienda de los páncreas salvados y de extracción y purificación de la isletina, de
44 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 3)
la cual obtuvimos una buena calidad. Más tarde, con el perfeccionamiento de los
métodos de extracción, se descubrió que del páncreas de todos los animales (ove-
jas, cerdos, vacas) se podía obtener insulina. Estábamos preparados para dar a
conocer al mundo los resultados de los experimentos y contagiarle nuestro entu-
siasmo.
“Pero todavía no se había resuelto el problema principal ¿Tendría eficacia la
insulina en los seres humanos? Al otro lado de la calle, en el Hospital General de
Toronto, estaba internado un muchacho de 14 años de edad, Leonard Thompson.
En dos años de diabetes había perdido casi 30 kg de peso y apenas tenía fuerzas
para levantar la cabeza de la almohada. Por la experiencia que se tenía hasta en-
tonces, los médicos sólo podían esperar que viviera, a lo sumo, unas cuantas se-
manas.
“El ‘coctel’ de insulina administrado por la boca no tenía ningún efecto; por
lo tanto, Banting y yo no tuvimos más remedio que subirnos las mangas de la ca-
misa; yo le inyecté a él nuestro extracto y él me inyectó a mí. Al día siguiente te-
níamos los brazos ligeramente doloridos, pero nada más. El 22 de enero inyecta-
mos insulina en el pequeño y delgadísimo brazo del muchacho casi moribundo.
La concentración de azúcar en la sangre descendió de manera impresionante.
Leonard principió a comer normalmente, sus mejillas hundidas se llenaron de
nuevo y la vida volvió a sus consumidos músculos. Leonard iba a vivir. Fue el
primero de decenas, y después de cientos, miles y millones que se han beneficia-
do con la insulina.
“Los honores nos empezaron a llover. Por el mejor trabajo de investigación
efectuado este año en la universidad nos concedieron el premio Reeve: 50 dólares
muy bien venidos. El Parlamento agradecido aprobó una pensión vitalicia de
7 500 dólares anuales para Banting. Después dio el nombre de Banting a un gran
instituto de investigación y posteriormente el mío a otro. Del importe del premio
Nobel que obtuvo Banting en 1923 me regaló la mitad...
“Un borrascoso día de febrero de 1941 Banting y yo paseábamos por el parque.
‘Charley —dijo Banting—, trabajaremos otra vez juntos. Tú te encargas de la
química y yo haré’. No sucedería así. A los tres días, el mayor Sir Frederick Ban-
ting, dedicado al estudio de los problemas de la medicina de aviación, se encon-
traba a bordo de un bombardero bimotor que se dirigía a Londres. En medio de
una tormenta de nieve el avión se estrelló en un bosque, cerca del puerto de Mus-
grave, Terranova. Banting, con un pulmón desgarrado por las costillas fractura-
das, empleó sus últimas fuerzas en vendar las heridas del piloto y se echó en la
nieve sobre unas ramas de pino; lo invadió el sueño del que jamás habría de des-
pertar.”
Ése es el fin de la misiva. El texto es del Dr. Charles Best, con redacción de J. D.
Ratcliff. Condensado de Today’s Health, publicado por la Asociación Médica
Historia de la diabetes mellitus 45
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46 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 3)
El páncreas es una glándula mixta constituida por una porción exocrina y una en-
docrina. A la porción exocrina la integran células acinares productoras de enzi-
mas digestivas, que vierten su contenido hacia el intestino a través de un sistema
de conductos, mientras que la porción endocrina está formada por los islotes de
Langerhans, que contienen diversos tipos celulares encargados de producir y li-
berar hormonas al torrente sanguíneo, por lo que están altamente vascularizados.
Las células a producen glucagón; las células b sintetizan insulina y constituyen
de 70 a 80% del islote, las células d producen somatostatina, las células e la greli-
na y las células g o PP generan el polipéptido pancreático1 (figura 4–1).
Estas células se comunican entre sí por el espacio extracelular o por uniones
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
celulares, lo cual permite que la secreción de una célula pueda influir en la fun-
ción de la otra; por ejemplo, la secreción de insulina en la célula b es suprimida
por la secreción de glucagón de las células a.2 La liberación de estas hormonas
también está regulada por los sistemas nerviosos simpático y parasimpático.2
La masa de células b en cada individuo es variable; se replica principalmente
en la etapa posnatal y en los primeros años de la infancia; después de esta etapa
ya no hay incremento en el número de células b ni en el número de islotes, única-
mente hay expansión en el tamaño de los mismos.3,4 Estudios en roedores señalan
que después de la eliminación o la destrucción de los islotes pancreáticos por mé-
todos como la pancreatectomía, la ligadura del conducto pancreático o la abla-
ción química, se puede observar regeneración de los mismos, sobre todo en roe-
47
48 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 4)
Celulas a
Celulas b
Celulas g
Celulas d
Celulas e
Figura 4–1. Estructura de los islotes de Langerhans. Están constituidos por las células
a, que producen glucagón; las células b, que sintetizan insulina, se localizan en el centro
del mismo y son las más numerosas; las células g, que generan el polipéptido pancreáti-
co; las células d, que producen somatostatina; y las células e, que fabrican grelina. Están
altamente vascularizados.
Preproinsulina
Proinsulina
Cadena A
Puente disulfuro Péptido C
Cadena B
Insulina
Figura 4–2. Síntesis de la molécula de insulina. Inicialmente es sintetizada como pre-
proinsulina; en el retículo endoplásmico se pliega a través de dos puentes disulfuro y
forma la proinsulina; en los gránulos secretores la proinsulina se separa en insulina y
péptido C por las proconvertasas 1 y 2, y la carboxipeptidasa E, y de esta forma se se-
cretan al torrente sanguíneo.
Glucosa
Glucosa Canal
GLUT 2 K–ATP
Glucocinasa
GLU–6–P ATP
Metabolismo Despolarización
Núcleo de la
glucosa
Ca 2+
Síntesis de
insulina Ca 2+
Canal
Ca 2+
Gránulos de
secreción
Exocitosis
Obeso
Peso normal Obeso hiperinsulinémico
Glucosa normal Glucosa normal Resistencia a la
insulina
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Exceso o sobrecarga
de trabajo de la célula
Desarrollo de
diabetes mellitus
Estrés oxidativo
Masa de células b Glucotoxicidad Masa de células b
en sujeto sano Lipotoxicidad por apoptosis
Citocinas
Falla en autofagia
Amilina defectuosa
Disfunción mito-
condrial
Figura 4–5. Apoptosis de célula b. Las células b, al ser sometidas a factores como la
sobrealimentación, el sedentarismo y la obesidad, experimentan sobrecarga de trabajo
y si esto persiste ocurre apoptosis celular por diversos mecanismos (cuadro inferior).
Esta pérdida celular es progresiva, y cuando se ha perdido alrededor de 50% de ellas
puede ocurrir la diabetes mellitus tipo 2. Adaptado de Saysho Y: Endocr Metab Immune
Disord Drug Targets 2018 (referencia 14).
después del inicio de la enfermedad, incluso hay estudios que demuestran este
deterioro desde la prediabetes.14
El déficit de las células b es, entonces, una característica común tanto en DM1
como en DM2; la diferencia entre ambas es que en la DM1 la deficiencia celular
es casi total y la causa es autoinmunitaria, mientras que en la DM2 la deficiencia
celular es parcial y la causa son la obesidad y la resistencia a la insulina.14 La
causa por la que disminuye la masa celular en la DM2 se atribuye al incremento
de la apoptosis de las células b. La apoptosis parece ser secundaria a varios facto-
res (figura 4–5):14,19,21
1. La glucotoxicidad y la lipotoxicidad.
2. La destrucción mediada por citocinas.
3. La producción defectuosa de amilina en el retículo endoplásmico, que trae
consigo la formación y el depósito de oligómeros tóxicos de amiloide no
soluble en los islotes, los cuales favorecen la apoptosis celular y la inhibi-
ción de la secreción de insulina.
4. La alteración mitocondrial por incremento del metabolismo de la glucosa
y la oxidación de ácidos grasos libres, que además disminuyen la concentra-
Páncreas y célula beta 55
PANCREATITIS Y DIABETES
tes que han sufrido pancreatitis aguda; sin embargo, no son números que se repro-
duzcan en otros estudios. En otro reporte de seguimiento de 10 años de pacientes
con pancreatitis aguda necrosante30 se observó la aparición de diabetes sólo en
15.7%, siendo más frecuente a partir del tercer año de la pancreatitis en sujetos
obesos con historia familiar de diabetes.
En vista de estos resultados contrastantes, se realizaron un metaanálisis y una
revisión sistemática30 sobre la aparición de casos nuevos diagnosticados de dia-
betes después de un cuadro de pancreatitis aguda, que incluyó la revisión de 24
estudios prospectivos con 1 102 pacientes con un primer episodio de pancreatitis.
(cuadro 4–3). Los resultados del metaanálisis reportaron que dentro del primer
año posterior al primer evento de pancreatitis 15% de estos pacientes desarrolla-
ron diabetes mellitus. Se observó que esta cifra se fue incrementando y dentro del
periodo de cinco años posterior al evento de pancreatitis se reportó una suma total
de 37% de casos con prediabetes o diabetes, y de este porcentaje 15% requirieron
el uso de insulina. No se reportó correlación con el grado o con la severidad del
ataque de pancreatitis. De manera global se ha informado que la pancreatitis agu-
da aumenta dos veces el riesgo de presentar diabetes.
En otro estudio poblacional,31 en el que se analizó el riesgo de diabetes melli-
tus posterior a un primer ataque de pancreatitis, se exploró el riesgo con pobla-
ción control. En sus principales resultados se reportó una incidencia de diabetes
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
a 3.04). Por tal motivo, se reporta un incremento de riesgo de dos veces sobre la
población que no ha tenido pancreatitis.
Finalmente, otro enfoque de este tema podría ser el de contestar a la pregunta
de cuán frecuente es la aparición del cuadro de pancreatitis aguda en personas con
diabetes previa y si existe algún incremento en esta condición. En este sentido,
un trabajo extenso poblacional32 evaluó a más de 100 000 personas con segui-
miento de encuestas seriadas, con vigilancia durante 10 años, y reportó que los
pacientes con diabetes tenían originalmente una frecuencia de 15.6% en los pa-
cientes que sufrían un cuadro de pancreatitis y un aumento a 19.7% en un periodo
de nueve años, por lo que la prueba estadística de diferencia mostró ser significa-
tiva. De este modo, el estudio reportó un aumento progresivo de la aparición de
pancreatitis en la población diabética.
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60 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 4)
5
La insulina: aspectos moleculares
y métodos de determinación
Sergio Arturo Godínez Gutiérrez
61
62 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 5)
Peptido señal
20 10 1
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cadena alfa
30 40
s s 50
s Cadena beta s
90 100 110
s s
Péptido C
60
80 70
Cr. 11 (p15.5)
s’ 3’
K+ Canales de calcio
Canales de potasio
ATP–sensitivos Despolarización voltaje–dependientes
Ca ++
ATP/ADP
Mitocondria
Factores de
Piruvato transcripción de
los islotes Gránulos
Glucosa 6P secretores Insulina
Glucocinasa Núcleo
Glucosa
GLUT–2
Glucosa
Figura 5–3. Secreción de insulina.
Shc IRS
Sos Grb2 1–4 PDK1 PKC z/l
Ras
PI3K
PTEN
GLUT 4
PDE3B
Raf AKT Foxa2
El receptor de insulina está presente en todas las regiones del sistema nervioso
central, tanto en las neuronas (en la membrana de las terminaciones sinápticas y
postsinápticas) como en las glías, peor mucho más concentrado en las primeras.11
Los mecanismos moleculares por los cuales la insulina desarrolla sus acciones
en el sistema nervioso central son los mismos que operan en los tejidos periféri-
cos: cuando la hormona se une a sus receptores centrales éstos se fosforilan e in-
ducen la transmisión del estímulo a través de sus vías conocidas. Como se descri-
bió, se trata de dos cadenas de señales moleculares que se activan en paralelo; una
de ellas conduce a la estimulación de PI3k (fosfatidilinositol 3–cinasa) y Akt (una
serina–treonina cinasa denominada también PKB, proteincinasa B), mientras
que la otra a través de Shc y ras produce la activación de las MAPK (proteincina-
sas activadas por mitógenos). Ambas cadenas se influyen recíprocamente, lo cual
constituye un fenómeno denominado cross–talk.12
La determinación de insulina plasmática se emplea con diversas finalidades:
S Diagnosticar insulinomas, verificar que la extirpación del tumor se realizó
de manera satisfactoria y monitorear la recurrencia del tumor.
S Establecer la causa de hipoglucemias en las personas con signos y síntomas.
S Identificar la resistencia a la insulina.
S Monitorear la cantidad de insulina producida por las células beta del pán-
creas (insulina endógena); en este caso se solicita también péptido C. El or-
ganismo produce insulina y péptido C en tasas equivalentes, como conse-
cuencia de la conversión de proinsulina a insulina en el páncreas. El médico
solicita ambas pruebas para conocer la cantidad de insulina producida por
el organismo (endógena) y la cantidad de insulina exógena (procedente de
las inyecciones de insulina). Así como la prueba para la insulina mide am-
bos tipos de insulina, la prueba del péptido C refleja la insulina producida
por el páncreas.
S Establecer si un paciente con diabetes mellitus tipo 2 requiere inyecciones
de insulina para suplementar la medicación oral.
S En el caso de trasplantes de células de islotes pancreáticos puede ser útil
para evaluar y monitorear si el trasplante ha sido capaz de restablecer la ca-
pacidad del páncreas para generar insulina.
Los inmunoanálisis para la determinación de insulina en sangre están diseñados
para la cuantificación de la concentración de insulina humana en suero o plasma
humano. La utilización de preparados de insulina recombinante, para el trata-
miento de la diabetes, en particular de análogos de insulina, plantea la necesidad
de conocer su reactividad cruzada con el inmunoanálisis para la determinación de
insulina que utiliza cada laboratorio.13
Existe una gran variabilidad en la capacidad de detección de los análogos de
insulina por los inmunoanálisis comerciales. La reactividad cruzada de los análo-
La insulina: aspectos moleculares y métodos de determinación 69
ría a una matriz del suero en varias de las concentraciones siguientes. La reactivi-
dad cruzada se calcula derivando un cociente entre la dosis de la sustancia que
interfería a la dosis de insulina necesaria para desplazar el mismo trazo de la ab-
sorbancia.15
Durante el ayuno prolongado, cuando el nivel de glucosa del paciente se redu-
ce a < 40 mg/dL, el nivel de insulina elevado más niveles elevados de proinsulina
y péptido C sugieren insulinoma. Los niveles de insulina generalmente disminu-
yen en pacientes con diabetes mellitus tipo 1. En la etapa inicial de la diabetes tipo
2 los niveles de insulina son normales o elevados. En la última etapa de la diabetes
tipo 2 los niveles de insulina disminuyen. En individuos normales los niveles de
insulina son paralelos a los niveles de glucosa en sangre.
Para comparar las concentraciones de insulina y péptido C (es decir, la rela-
ción insulina–péptido C):
70 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 5)
Los valores informados de QUICKI fueron 0.382 " 0.007 para no obesos, 0.331
" 0.010 para obesos y 0.304 " 0.007 para individuos diabéticos.17
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6
Homeostasis de la glucosa
Joel Asdrúbal Rodríguez Gutiérrez, César Ochoa Martínez,
Rafael Violante Ortiz
73
74 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 6)
Hipófisis
Tensión y
peligro Sistema
Circulación sanguínea nervioso
simpático
A Poca cantidad B Gran cantidad
de azúcar en de azúcar en
sangre sangre
Páncreas
Glucagón Insulina
Hígado Proteína
Glucógeno
Glucosa
Glucosa en sangre
Corteza suprarrenal
Adrenalina, Médula suprarrenal
noradrenalina
Cortisol
ACTH
suprarrenal por las fibras del sistema nervioso autónomo simpático produce adre-
nalina y noradrenalina, que también aumentan la concentración de glucosa en la
sangre.
ALTERACIONES EN LA RETROALIMENTACIÓN
QUE ALTERAN LA HOMEOSTASIS19–21
Secreción de insulina:
S Las células b del páncreas Efectos de la insulina:
secretan insulina S Activa las células del cuerpo
para qaue tomen glucosa
de la sangre y la usen en
la respiración celular
S Glucosa es removida de la
sangre y almacenada como
glucógeno en el hígado
Secreción de glucagón:
S Las células a del páncreas
liberan glucagón
S Estado alimentario.
S Estado de ayuno.
Para una mejor compresión de este tema es necesario tener en cuenta dos elemen-
tos necesarios:
ESTADO ALIMENTARIO
Triglicéridos
Acil–CoA
Glicerol P
NADPH
PDHA Acetil–CoA
VPP
Pirúvico
G6P G3P +
I
G
Figura 6–3.
VLDL
VLDL
Triglicéridos
AA +
I
G
AA
Figura 6–4.
Homeostasis de la glucosa 79
B
QM
G + I
LPL1 AGL GL
G6P Acil–CoA
Glicerol P
TG
Figura 6–5.
ESTADO DE AYUNO
G + I AA
CO2
G6P ATP AA
H 2O
Glucógeno
Proteínas
Figura 6–6.
adrenalina por parte de la médula suprarrenal y de glucagón por parte de las célu-
las A del islote de Langerhans, es decir, el estado de ayuno se caracteriza por un
descenso de los niveles de glucosa y por la descarga secundaria de las hormonas
de contrarregulación: las catecolaminas, los glucocorticoides, el glucagón y la
hormona de crecimiento.
Las catecolaminas actúan sobre las células b del islote de Langerhans, inhi-
biendo la producción de insulina, lo cual determina que el organismo movilice
sus reservas energéticas.
En el tejido adiposo durante el ayuno se activa la lipasa adipolítica, que es la
enzima encargada de degradar los triglicéridos en ácidos grasos libres y glicerol.
La acción de esta enzima, que se encontraba frenada por la insulina, queda activa
en el ayuno, a consecuencia de la liberación del efecto frenador de la insulina so-
bre la lipasa (la secreción insulínica está inhibida por un efecto alfaadrenérgico)
y del efecto estimulador que las hormonas de contrarregulación ejercen sobre la
enzima.
En el ayuno hay aumento de la lipólisis, con el paso de ácidos grasos libres y
glicerol hacia la circulación (figura 6–7).
GL AGL
Acil–CoA
Glicerol P
LA
TG
+
CA, glucagón, ACTH G
cortisol y GH
Figura 6–7.
AL AA
Ácido láctico AA
G6P
Glucógeno Proteínas
X
+
CA, glucagón, ACTH G
cortisol y GH
Figura 6–8.
AL GL AA
AL GL AA
G6P
+
Glucógeno
Glucagón
G
A
Figura 6–9.
AGL CC
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Acil–CoA
ATP
Acetil–CoA CC
Figura 6–10.
84 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 6)
CC G AGL
CC Acil–CoA
ATP
CO2 H 2O CO2 H 2O
Glucosa
TCP
SGLT2
90%
SGLT1
10%
Figura 6–12.
CUERPOS CAROTÍDEOS
Los cuerpos carotídeos (CC) son unos sensores polimodales que detectan niveles
de oxígeno en la sangre que los irriga.
Los CC se reaccionan con la hipoglucemia por medio de la depleción de ade-
nosín trifosfato, o a cambios en el pH y pO2, sin depleción de adenosín trifosfato.
TmáxG = 22 mg/min
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Figura 6–13.
86 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 6)
Cuerpo carotídeo
A
Control Descarga
salina quimiorreceptora
Integrador de voltaje
B
NaCN
5 μg/100 g
C
Glucosa
(0.5 mL
20%)
D
Glucosa +
NaCN
0.5 s
Figura 6--14. Respuesta de las fibras del nervio del seno carotídeo a las inyecciones
de salina, glucosa, cianuro + glucosa en el seno carotídeo. La glucosa en C disminuye
la descarga quimiorreceptora. Modificada de Álvarez Buylla y Álvarez--Buylla (1998).
Homeostasis de la glucosa 87
10
Glucosa
alta
Glucosa arterial [S ] y venosa [X]
8 0.3
(mmol/g/min) [columnas]
7 0.2
0.15
(mmol/mL)
0.1
0.05
10
Glucosa
9 baja
x x
8 x
x x 0.3
7 x x 0.25
0.2
0.15
0.1
0.05
–4 –2 0 2 4 8 10
Minutos
Figura 6–15. Cambios en el reflejo hiperglucémico con retención de glucosa cerebral
(RHRGC).
Canal de Ca 2+ tipo L
Canal de K+
?
K+ + Neurona sensorial
G
G ? Despolarización
Figura 6–16. Mecanismo propuesto para la detección en el cuerpo carotídeo de los ni-
veles bajos de glucosa y oxígeno.
CONCLUSIÓN
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Homeostasis de la glucosa 91
93
94 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 7)
Cuadro 7–1.
Valores para el diagnós- Diabetes Prediabetes
tico de glucosa plas- (glucosa de ayuno alterada)
mática en ayuno
126 mg/dL (7.0 mmol/L) 100 a < 126 mg/dL (5.6 a 6.9 mmol/L)
Métodos de determinación de la glucemia sanguínea 95
ayuno, es menos utilizada que esta última en los entornos clínicos. De hecho, des-
de 2006 la Organización Mundial de la Salud desaconseja el uso de la PTOG para
el diagnóstico de la DM debido a su inconveniencia por el alto costo y la baja re-
productibilidad.7 Sin embargo, los resultados iguales o por arriba de 140 mg/dL
a las dos horas posteriores a una carga oral de 75 g de glucosa anhidra se han rela-
cionado con el desarrollo de complicaciones microvasculares y macrovascula-
res.8
Una alta proporción de pacientes con DM2 no son detectados si el método de
selección se basa únicamente en la glucosa plasmática en ayuno, por lo que se
recomienda que los pacientes con concentraciones entre 100 y menos de 126 mg/
dL en ayuno, sin diabetes conocida deban ser sometidos a una PTOG; sin embar-
go, es un procedimiento que consume tiempo, y las recientes directrices emitidas
por la American Diabetes Association (ADA) y la Organización Mundial de la
Salud recomiendan el uso de la A1c como una alternativa.9
La PTOG es capaz de demostrar la capacidad de las células b pancreáticas para
secretar insulina y la sensibilidad de los tejidos a la misma debido a que se pueden
obtener las concentraciones de glucosa e insulina en plasma durante la prueba,
por lo que se utiliza a menudo para evaluar la función de las células b y la resisten-
cia a la insulina; se considera el método más utilizado para evaluar la tolerancia
a la glucosa in vivo. Para valorar la secreción de insulina Stumvoll declaró que
los resultados obtenidos por la PTOG se correlacionaban mejor con la liberación
de insulina de primera y segunda fases que con la técnica de pinza hiperglucémica
y que con el modelo homeostático de la función de las células b.10,11 En cuanto
a los métodos para estimar la sensibilidad a la insulina a partir de los datos obteni-
dos de la PTOG, la validez de estos índices fue evaluada en 1999 por Matsuda
al compararlos con la medición directa obtenida con la técnica de pinza euglucé-
mica–hiperinsulinémica, la cual es considerada el método con mayor exactitud,
con el cual se comparan los otros métodos.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Sin embargo, la prueba de pinza es muy laboriosa y costosa, lo cual hace que
no sea útil en la práctica médica.11
La PTOG se debe realizar en la mañana después de al menos tres días sin res-
tricciones de dieta (> 150 g de carbohidratos) y de actividad física. El sujeto debe
tener un ayuno de entre 10 y 16 h, sin restricción de agua durante este periodo.
Los sujetos deben permanecer sentados y no fumar durante la prueba. La dosis
Cuadro 7–2.
Valores para el diagnós- Diabetes Prediabetes
tico por tolerancia (intolerancia a la glucosa)
oral a la glucosa
(75 g a las dos horas) w 200 mg/dL (11.1 mmol/L) 140 a < 200 mg/dL (7.8 a 11.0
mmol/L)
96 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 7)
de glucosa anhidra administrada debe ser de 75 g (1.75 g/kg de peso corporal ideal
hasta un máximo de 75 g para los niños). Se recolectará una muestra sanguínea
en ayuno, después de lo cual en cinco minutos se deberá ingerir la dosis de gluco-
sa en una concentración no mayor de 25 g/dL de agua. El tiempo cero es al co-
mienzo de la ingesta, y las muestras de sangre deben ser obtenidas en intervalos
de 30 min durante dos horas.12
Para el diagnóstico de diabetes gestacional se debe realizar la prueba a las 24
y 28 semanas de gestación, de acuerdo con lo reportado por el estudio de la Hiper-
glucemia y los Resultados Adversos del Embarazo (HAPO), en el que se demos-
tró que el riesgo de los resultados adversos maternos, fetales y neonatales aumen-
ta continuamente como una función de la glucemia materna a esas semanas. El
diagnóstico puede ser realizado por medio de dos estrategias: la primera fue reco-
mendada por la ADA en 2011, y consiste en realizar una PTOG con 75 g de gluco-
sa en ayuno con determinaciones a la hora y a las dos horas; la segunda estrategia
consiste en realizar una PTOG con 50 g de glucosa, sin ayuno, con una determina-
ción a la hora; en caso de tener una glucemia w 130 mg/dL (7.2 mmol/L) se rea-
liza una segunda PTOG con 100 g de glucosa en ayuno, y el diagnóstico se veri-
fica con alteraciones en dos o más de las cuatro determinaciones (en ayuno, a la
hora, a las dos horas y a las tres horas después de la PTOG). El Colegio Ameri-
cano de Obstetras y Ginecólogos recomienda cualquiera de los dos conjuntos de
umbrales para establecer el diagnóstico con la PTOG de 100 g de glucosa; sin
embargo, al parecer los umbrales más bajos pueden ser mejores para realizar
diagnósticos oportunos; además, menciona que de manera alternativa se puede
establecer el diagnóstico con sólo uno de los valores alterados en la PTOG con
100 g de glucosa en ayuno, en lugar de dos (cuadro 7–3).2
Cuadro 7–3.
Valores diagnós- Estrategia de un paso 75 g de glucosa
tico para diabetes En ayuno: 92 mg/dL (5.1 mmol/L)
gestacional por la 1 h: 180 mg/dL (10.0 mmol/L)
prueba de tole- 2 h: 153 mg/dL (8.5 mmol/L)
i orall a la
rancia l Estrategia de dos pasos 50 g de glucosa
glucosa
l 1 h: w 130 mg/dL (7.2 mmol/L),
135 mg/dL (7.5 mmol/L) o
140 mg/dL (7.8 mmol/L)
100 g de glucosa
Carpenter–Coustan NDDG
En ayuno: 95 mg/dL (5.3 mmol/L) 105 mg/dL (5.8 mmol/L)
1h 180 mg/dL (10.0 mmol/L) 190 mg/dL (10.6 mmol/L)
2h 155 mg/dL (8.6 mmol/L) 165 mg/dL (9.2 mmol/L)
3h 140 mg/dL (7.8 mmol/L) 145 mg/dL (8.0 mmol/L)
NDDG: National Diabetes Data Group.
Métodos de determinación de la glucemia sanguínea 97
Cuadro 7–4.
Valores para el Diabetes Prediabetes
diagnóstico de A1c
w 6.5% (48 mmol/mol) 5.7 a 6.4% (39 a 46 mmol/mol)
Para lograr una mejor comprensión de la asociación que existe entre la A1c y el
promedio de la glucosa plasmática con el objetivo de disminuir la confusión que
existe entre la evaluación de la glucemia crónica por medio de A1c expresada en
porcentaje y los valores agudos de la glucemia plasmática medidos con el MCG
expresados en miligramos por decilitro, se evaluó la correlación entre las medi-
ciones capilares frecuentes, el MCG y los valores de A1c; a partir de los resultados
obtenidos se propone la siguiente ecuación para realizar la conversión de las uni-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
dades:
Glucemia media estimada (eAG) mg/dL = (28.7 x A1c) – 46.7
Los principales ensayos clínicos en los pacientes tratados con insulina han inclui-
do el AMG como parte de las intervenciones, y han demostrado su efectividad
100 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 7)
Cuadro 7–5.
HbA1c (%) HbA1c (mmol/mol) eAG (mg/dL)
4.0 20 68
5.0 31 97
6.0 42 126
6.5 48 140
7.0 53 154
7.5 59 169
8.0 64 183
9.0 75 212
10.0 86 240
11.0 97 269
12.0 108 298
13.0 119 326
en los pacientes con DM1 y DM2 tratados con insulina, así como en los pacientes
con DM2 sin insulina; esto fue verificado mediante la determinación de los valo-
res de la A1c. El método determina la cantidad de glucosa a partir de la sangre
capilar mediante una reacción química de la misma con una de las siguientes enzi-
mas impregnadas en las tiras: glucosa oxidasa, glucosa deshidrogenasa o hexoci-
nasa, las cuales catalizan la conversión de la glucosa en ácido glucónico y peróxido
de hidrógeno, y es cuantificada mediante métodos colorimétricos, fotometría de
reflectancia, fotometría de absorbancia o electroquímica.2,21,22
Se sugiere que el AMG puede reducir las cifras de A1c 0.25% a los seis meses,
pero el efecto se atenúa a los 12 meses. Una consideración clave es que realizar
sólo el AMG no disminuye la concentración de glucosa en la sangre, ya que la
información debe ser integrada con los planes clínicos y de autocuidado.2
En cuanto al costo–beneficio, se asume una mejora de A1c de 0.39%, lo cual
se asocia a un ligero aumento en la esperanza de vida y un costo reducido de com-
plicaciones de 70%, atribuible a la disminución de eventos microvasculares. El
costo por año de vida fue de aproximadamente 39 650 dólares. Por otro lado, se
ha mostrado que, a pesar de varios errores técnicos al utilizar el AMG, la mayoría
de los pacientes obtienen valores clínicamente útiles.21
para su control, con lo que se podrán demostrar mayores beneficios clínicos y me-
joría en la calidad de vida de los pacientes.25
Vale la pena mencionar que ya existen plataformas profesionales para descar-
gar, analizar y presentar los datos obtenidos a partir del MCG, y algunas ya han
sido aprobadas por la FDA; ejemplo de ellas son Sugar.IQ Diabetes Assistant
(Medtronic, Northridge, CA) y DreaMed Advisor Pro (DreaMed Diabetes, Petah
Tikva, Israel); esta última ya se usa para realizar ensayos clínicos.25
Se puede concluir que cualquiera de los métodos señalados previamente puede
ser de utilidad para el diagnóstico y el control glucémico de los pacientes con
DM, por lo que es necesario conocer las ventajas y las desventajas de cada uno
de ellos para seleccionar el más adecuado para cada paciente.
102 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 7)
REFERENCIAS
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
104 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 7)
8
Diabetes mellitus tipo 1: fisiopatología,
diagnóstico, epidemiología, cuadro
clínico, evolución
Raquel Noemí Faradji Hazán, Ana Paula Díaz Barriga Menchaca
FISIOPATOLOGÍA
105
106 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 8)
beta han sido destruidas el proceso inflamatorio remite. Los islotes quedan atrófi-
cos y desaparecen los inmunomarcadores. Las células beta parecen ser especial-
mente vulnerables ante el efecto tóxico de ciertas citocinas, como el factor de ne-
crosis tumoral alfa (TNF–a), el interferón gamma y la interleucina 1 (IL–1).
Dado que anti–GAD y IA2 son los más específicos en la diabetes tipo 1, se suele
afirmar que tienen mayor rentabilidad diagnóstica, ya que están presentes en 75%
de los pacientes con DM1. Por lo mismo, se utilizan en el diagnóstico de diabetes
tipo 1 (Parrales H, Ochoa C, 2017).
La DM1 en 95% de los casos es de carácter autoinmunitario (tipo 1a) y en el
resto es de carácter idiopático (tipo 1b). Los autoanticuerpos pancreáticos son un
hallazgo común en la enfermedad. Sin embargo, no son causantes de la destruc-
ción autoinmunitaria. La destrucción es llevada a cabo por linfocitos T CD4 y
CD8. Existen cinco autoanticuerpos conocidos: anticuerpos antiislotes, antiinsu-
lina, anti–GAD (descarboxilasa del ácido glutámico), anti–IA2 (autoantígeno 2
asociado al insulinoma) y anti–ZcT8 (transportador de zinc 8). En más de 90%
de los pacientes recién diagnosticados es posible la detección de al menos uno
de ellos.5
Al inicio la susceptibilidad genética y un detonante ambiental ocasionan dos
vertientes para el desarrollo de la enfermedad. Por un lado, en el páncreas las cé-
lulas b aumentan el interferón alfa (IFN–a) y a su vez el complejo MHC clase
I. Las células b se convierten en el objetivo de las células T autorreactivas. Mien-
tras tanto, el detonante ambiental crea un ambiente proinflamatorio que favorece
a las células T efectoras. Los antígenos liberados de las células b son recogidos
por células presentadoras de antígenos, y en este ambiente proinflamatorio, con
la colaboración de los CD4, los linfocitos B se convierten en células plasmáticas.
En esta etapa comienza la aparición de los autoanticuerpos contra la insulina. Los
CD8 autorreactivos son estimulados y proliferan, para finalmente migrar hacia
el páncreas. Hay una segunda destrucción de células b por acción de las perfori-
nas, el IFN–g y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF–a). Esta destrucción oca-
siona una nueva liberación de antígenos de células que nuevamente son captados
por las células presentadoras de antígeno. La siguiente ronda de destrucción de
células b es más intensa y culmina en una depleción severa de células b. Sin em-
bargo, la inflamación autoinmunitaria puede favorecer la proliferación de células
b, por lo que temporalmente su función aumenta. La DM1 por lo general se diag-
nostica cuando sólo permanece de 10 a 30% de la función de las células b.4
DIAGNÓSTICO
Para diagnosticar DM1 es necesario contar con los criterios de diabetes esta-
blecidos anteriormente. Además, se debería llevar a cabo la medición de glucosa
y péptido C (que se cosecreta de manera equimolar con la insulina), así como la
medición de autoanticuerpos contra células b. Estas mediciones ayudan a dife-
renciar la DM1 de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2).7,8
El paciente con DM1 habitualmente presenta autoanticuerpos contra la célula
b positivos y deficiencia de péptido C. El paciente con DM2 presenta autoanti-
cuerpos negativos y presencia de péptido C, aunque pueden existir casos en los
que el diagnóstico no es totalmente claro.9–11
Una propuesta reciente de la Fundación de Investigación en Diabetes Juvenil
(JDRF), la Sociedad Americana de Endocrinología (Endocrine Society) y la Aso-
ciación Americana de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés)12 sugiere que
existen tres estadios o etapas de la DM1 (figura 8–1).12–15
genética
Secreción de
insulina
comprometida
20
Figura 8–1. Modelo del desarrollo de diabetes mellitus tipo 1. Adaptación propia basada
en los modelos de Eisenbarth (1986), Powers (2013), Atkinson (2014) e Insel (2015).
110 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 8)
EPIDEMIOLOGÍA
CUADRO CLÍNICO
o anorexia y pérdida de peso. Esto suele durar entre dos y cuatro semanas de evo-
lución, antes de que se encuentre que el paciente presenta hiperglucemia o cetoa-
cidosis.
Es importante hacer notar que si un niño, adolescente o adulto presenta sínto-
mas de poliuria, polidipsia y pérdida de peso, además de alguna otra infección
—sea de las vías aéreas respiratorias altas, las vías urinarias o el sistema gastroin-
testinal—, es importante pensar en que puede tener diabetes, por lo que se debería
medir la glucosa con medidor de glucosa en el consultorio o mandar a hacer análi-
sis de glucosa en sangre en ayuno y hemoglobina glucosilada A1c para descartar
el diagnóstico. De esta manera se puede lograr un diagnóstico más temprano y
evitar que el paciente sufra cetoacidosis diabética.
Cuando el paciente presenta cetoacidosis diabética suele encontrarse deshi-
dratado, con dolor abdominal, náuseas, vómito, calambres o parestesias, falta de
aire y una respiración profunda y agitada que se conoce como respiración de Kus-
smaul. Este tipo de pacientes suelen presentar hiperglucemia marcada y cetoaci-
dosis (pH ácido y presencia de cuerpos cetónicos, que se pueden medir en la orina
—acetoacetato— y en la sangre en el laboratorio y también con un medidor portá-
til —betahidroxibutirato); suelen requerir el ingreso a terapia intensiva para la
reposición de líquidos y electrólitos, el inicio del manejo con insulina intravenosa
y un monitoreo estrecho para romper con la cetosis; se debe evitar el edema cere-
bral, la hipoglucemia y la hipocalemia.
Después de iniciado el tratamiento con insulina algunos pacientes pueden pa-
sar por la fase de luna de miel. Aquí lo que ocurre es que las células b restantes,
que aún están funcionando, permiten que se reduzcan drásticamente los requeri-
mientos de insulina.
En algunos pacientes incluso puede requerirse que se suspenda la administra-
ción de insulina durante un tiempo. En esta fase es importante continuar con el
automonitoreo de glucosa para detectar su elevación de manera oportuna y evitar
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
EVOLUCIÓN
CONCLUSIONES
muchas preguntas que quedan por resolverse en cuanto a qué es lo que detona el
inicio y el desarrollo de la DM1. Hasta que esto no se conozca será muy difícil
prevenir la enfermedad. Al menos ya se conocen las diferentes etapas de la DM1,
lo cual nos permite realizar ensayos clínicos para su prevención. Hasta que esto
no se descubra se seguirá acompañando a los pacientes con el mejor tratamiento
posible para prevenir las complicaciones.
REFERENCIAS
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9
Diabetes mellitus tipo 2:
epidemiología, fisiopatología,
diagnóstico y cuadro clínico
César Ochoa Martínez, Sergio Santana Porbén,
José Agustín Mesa Pérez, Yuri Arnold Domínguez,
Eliud Salvador Aguilar Barrera, Karla Walkiria Zamudio Coronado
INTRODUCCIÓN
115
116 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 9)
EPIDEMIOLOGÍA
Edad
RN pbeg
Obesidad abdominal Sedentarismo
Factores causales:
Tabaco
Genética Drogas
Resistencia a la insulina
Consecuencias:
Hiperinsulinemia SOP, NASH
DM tipo 2
Intolerancia a la glucosa Dislipidemias
Hipertensión S ° TGs
arterial Disfunción endotelial S ± C–HDL
S Proinflamación: ° PCR, ICAM, ROS S LDL p&d
S Proinflamación: ° PAI–1, fibrinógeno
S Pro–proliferación: ° MAPk
S Pro–vasoconstricción: ± NO, ET–1
Aterosclerosis–trombosis
edad (con una prevalencia global de 8.8%) enfermas en todo el mundo, y esta ci-
fra aumentará en los próximos años, alcanzando 629 millones en 2045 si se cum-
plen las últimas predicciones.8
La DM2 representa de 87 a 91%, la diabetes mellitus tipo 1 (DM1) de 7 a 12%,
y el restante 1 a 3% fue otros tipos de DM, en países de altos ingresos económicos.
La proporción de DM1 y DM2 no ha sido estudiada con grandes detalles en países
de bajos y medianos ingresos económicos.8
En prácticamente todas las sociedades desarrolladas, la DM es una de las prin-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
sas, pero estos factores explican solamente de 20 a 25% del incremento obser-
vado en la prevalencia; la explicación más probable para este suceso es el incre-
mento en la incidencia de la enfermedad.
Actualmente son pocos los argumentos sólidos para apoyar esta visión, pero
al parecer es posible que un aumento en la prevalencia de factores de riesgo (FR)
como la dieta no saludable, la obesidad y la inactividad física, más notablemente,
sea una causa mayor.19
El comportamiento epidemiológico de los distintos tipos de DM tiene expre-
siones diferentes, lo que se comprueba en las distintas regiones del mundo. La
mayoría de los estudios epidemiológicos han prestado mayor interés por la DM2,
por ser ésta la forma predominante en el mundo.20,21
Epidemiología de la diabetes
mellitus tipo 1 en América Latina
Algunas investigaciones sobre la incidencia de la DM1 en América Latina30,31
mostraron que existe una fuerte correlación negativa entre la incidencia/preva-
lencia de la DM1 y la proporción de amerindios. La baja incidencia de DM1 en
la mayoría de los países de la región pudiese estar parcialmente explicada por una
baja susceptibilidad genética para padecer de DM en los amerindios, por una baja
exposición a FR no identificados o por un alto nivel de exposición a factores pro-
tectores en este grupo poblacional. Los resultados indican además que los haplo-
tipos de amerindios ancestrales y de nativos americanos originarios, confieren
protección contra la DM.
Es importante recalcar que los habitantes amerindios originarios fueron elimi-
nados en la conquista de América, y por lo tanto, su proporción actual en la pobla-
ción general de América Latina es casi ausente.30,32
Otros autores añaden tres factores más que inciden en el descenso de la TI de
DM1, como la ineficiente atención de salud brindada a los amerindios, cuya gran
mayoría pertenecen a un estrato socioeconómico bajo; segundo, que dada la baja
cobertura médica en muchos países de la región, la DM1 puede no diagnosticarse
en pacientes jóvenes y finalmente ocurrir el fallecimiento sin siquiera saberse el
diagnóstico post mortem;32 y por último, se plantea que en América Latina gene-
ralmente se incrementa la tasa de incidencia, proporcionalmente con el tamaño
de la población caucasoide en un país determinado, razón que puede explicar las
TI altas en Puerto Rico.33
Consideraciones finales
PATOGENIA Y FISIOPATOLOGÍA
DE LA DIABETES MELLITUS TIPO 2
Fisiopatología de la diabetes
Secreción de insulina Efecto de las
incretinas Tejido adiposo
Páncreas Lipólisis
Secreción de glucagón
Músculo
Hiperglucemia
Captación de
Células alfa glucosa
Alteraciones en los
Hígado neurotransmisores
Riñón
Glucagón HGP Cerebro Reabsorción de
glucosa
Figura 9–2. El octeto ominoso en la fisiopatología de la diabetes mellitus. Tomado de
la referencia 45. El esquema fue modificado para fines didácticos.
alternativas terapéuticas, sobre todo a partir de los aportes hechos por el Dr. Ralph
DeFronzo en 1984 en las que dio a conocer por primera vez lo que denominó
triunvirato como eje central del SM y punto de partida para entender la patogenia
del daño.
Décadas después el Dr. DeFronzo actualizó los conceptos en el marco de otra
conferencia Banting y acuñó el término de octeto ominoso, ampliando así los
nuevos componentes que lo integraban.45,46 Así, el Dr. DeFronzo alertó a médi-
cos, investigadores y salubristas sobre las complejas e intrincadas relaciones que
sostienen entre sí los órganos de la economía para regular estrechamente la utili-
zación de la energía metabólica y de la glucosa como el principal sustrato energé-
tico de la célula (figura 9–2).
En los últimos 25 años, y con la disponibilidad de mejores y más seguras técni-
cas para la realización de cirugía bariátrica, se ha comprendido mejor el papel del
intestino delgado en la aparición, el desarrollo y la evolución de la DM2, y de
cómo actúan las incretinas segregadas por la mucosa intestinal.
También se han elucidado importantes asociaciones entre el tejido óseo y la
DM2 a través de la hormona osteocalcina, pero los hallazgos recientes no se limi-
tan únicamente a estos actores.
El glutatión (GSH = L–glutathione) es un tripéptido de estructura lineal con-
tentivo de una molécula de sulfhidrilo (SH) que participa de la génesis del SM.
En estos últimos años se ha descrito cómo la hormona b–trofina controla la proli-
feración de las células b del páncreas endocrino y con ello, se involucra en la fi-
siopatogenia de la DM2. Asimismo, se conoce mejor el papel de la microbiota
Diabetes mellitus tipo 2: epidemiología, fisiopatología, diagnóstico... 123
los adolescentes y adultos con exceso de peso, llegando a ser entre 21 y 28%. La
tolerancia anormal a la glucosa observada en niños y adolescentes con exceso de
peso se ha asociado a una sensibilidad disminuida a la acción de la insulina.
En algunos estudios se ha observado un deterioro de la función de las células
b del páncreas endocrino como elemento etiopatogénico subyacente, lo cual po-
dría ser (tal y como ocurre en los adultos) una señal prematura de desórdenes en
el metabolismo de los carbohidratos.
A modo de resumen, el exceso de peso en los niños, los adolescentes y los adul-
tos puede acelerar la presentación de la DM2 a través de la temprana y crónica
exposición de las células b a niveles incrementados de glucosa y lípidos, lo que
asociado a la prolongada resistencia periférica a la acción de la insulina y otros
factores podría resultar en la secreción defectuosa de la insulina y la consiguiente
aparición de la enfermedad diabética y sus complicaciones.42,43
124 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 9)
Tejido adiposo
miento. Siguen siendo indispensables el control del peso y la práctica del ejerci-
cio físico para lograr una menor resistencia a la acción de la insulina y una mayor
internalización de la glucosa sanguínea. Sobre estas actuaciones los medicamen-
tos hipoglucemiantes estimulan el páncreas para que sintetice mayores cantida-
des de insulina de una mejor calidad, lo que conduce a la disminución de la absor-
ción intestinal de carbohidratos y reduce la gluconeogénesis hepática. Si con
dichas medidas no se logra alcanzar la glucohomeostasis, se indicará el uso de
insulinoterapia.
La insulinoterapia tiene su lugar en el tratamiento farmacológico de la DM2;
se ha demostrado fehacientemente la efectividad de la misma en el control de la
glucemia y las complicaciones. La disponibilidad de preparaciones farmacéuti-
cas mejoradas de insulina comportaría mejores algoritmos de actuación y efecti-
vidad superior.
128 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 9)
Incretinas ° insulina
producidas por la páncreas
mucosa ± glucagón
duodenoyeyunal
Hígado
° glucogénesis hepática
± utilización de glucosa
Cirugía bariátrica
Figura 9–4. Esquema general de las técnicas bariátricas. Tomado de la referencia 53.
mento hasta el yeyuno medio o distal, con exclusión de gran parte del estómago,
el duodeno y el yeyuno proximal del circuito alimentario.49–52 Para más detalles
e información de los procedimientos y la cirugía metabólica se recomienda revi-
sar el capítulo 14.
El riñón filtra 162 g de glucosa al día; 90% de ésta se reabsorbe por el transporta-
dor SGLT2 en el túbulo proximal y el restante 10% se reabsorbe por el transporta-
dor SGLT1 en el túbulo y menos de 1% se excreta en la orina.91 Bajo condiciones
óptimas, cuando la carga de glucosa tubular es aproximadamente 120 mg/min o
menos, no se pierde glucosa en la orina; sin embargo, cuando la carga de glucosa
132 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 9)
Existe evidencia que propone a la inflamación crónica de los islotes como uno
de los mecanismos de disfunción de las células b en la DM2. Se ha descrito un
número elevado de macrófagos en los islotes pancreáticos, así como un incre-
mento en la expresión de interleucina 1b (IL–1b) en los pacientes con DM2.96,97
Los estudios en los cuales se ha estudiado a la IL–1b han demostrado una relación
directa con la función de las células b y en la homeostasis de glucosa.98 Existe
un incremento de los niveles de IL–1b en los islotes de humanos expuestos de
forma crónica a concentraciones altas de glucosa, ácidos grasos o leptina. Aun-
que el origen de la IL–1b no es claro, se ha propuesto que la mayor fuente de dicha
interleucina son los macrófagos.99,100
Diabetes mellitus tipo 2: epidemiología, fisiopatología, diagnóstico... 133
Lipotoxicidad
Robert Unger y col. han reportado que las concentraciones plasmáticas de ácidos
grasos libres (AGL) dan como resultado anormalidades en las células b, a este
efecto de la alteración en el adipocito y su efecto en las células b se le identifica
como lipotoxicidad. A partir de entonces se han descrito múltiples mecanismos
patológicos en el metabolismo de los lípidos, resultado de una sobrecarga de los
mismos.101
La elevación experimental de AGL causa resistencia a la insulina en músculo
e hígado e inhibe la secreción de insulina. La infusión de lípidos en los individuos
con tolerancia normal a la glucosa, para incrementar los niveles plasmáticos de
AGL tiene un efecto dosis–respuesta de inhibición del receptor de insulina y de
la actividad de fosfatidilinositol 3–cinasa (PI3K), que correlaciona con una re-
ducción en captación de la glucosa estimulada por insulina. Los metabolitos tóxi-
cos intracelulares del metabolismo de triglicéridos y AGL (diacilglicerol, cera-
midas) causan resistencia a la insulina severa, al alterar la señalización y
múltiples pasos intracelulares del metabolismo de la glucosa.102,103 La elevación
de AGL altera la oxidación de glucosa con la consiguiente disminución de la sín-
tesis de glucógeno y decremento en el transporte de glucosa.104
Los niveles de AGL incrementados de forma aguda y crónica disminuyen la
secreción de insulina al estímulo con glucosa.105 Los mecanismos propuestos
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Glucotoxicidad
Serotonina
Leptina ucOC
Células beta:
° secreción de insulina
Tejido adiposo
Sensibilidad a la Adiponectina ESP
insulina
Bone ?????
Figura 9–5. Función endocrina del esqueleto. ucCO: osteocalcina. Tomado de la refe-
rencia 54, 55 y 56.
Cerca de 300 millones de personas en todo el mundo sufren obesidad, que es una
condición estrechamente relacionada con la RI, la diabetes, la inflamación y el
riesgo elevado de aparición de enfermedades cardiovasculares. Encima del SM
(se ha revelado) subyace una estrecha interacción de la microbiota intestinal, el
sistema cannabinoide del propio cuerpo y las fugas a través de la barrera intesti-
nal.59
Siempre se ha sabido que la inflamación del tejido adiposo, el músculo esque-
lético y el hígado va de la mano de la obesidad, la HTA, la dislipidemia y otras
condiciones incluidas dentro del SM. Las asociaciones exactas entre estos órga-
nos y tejidos continúan; sin embargo, siendo investigadas.
La biota intestinal comprende miles de millones de bacterias que colonizan el
tracto gastrointestinal del ser humano. Los Firmicutes y los Bacteroidetes son las
familias bacterianas predominantes en el intestino. El intestino ofrece los sustra-
tos y las condiciones necesarios para el desarrollo de la biota. Las familias bacte-
rianas que componen la biota conviven armoniosamente sintetizando vitaminas,
favoreciendo el metabolismo colónico de la fibra dietética, mejorando la digesti-
bilidad y neutralizando sustancias potencialmente patogénicas, entre otras fun-
ciones estructurales, metabólicas y protectoras.
La comprensión de los mecanismos etiopatogénicos y fisiopatogénicos me-
diante los cuales la biota intestinal influye en el metabolismo energético puede
aportar nuevas estrategias para la prevención y el tratamiento de la obesidad y las
comorbilidades acompañantes incluidas en el SM y la DM.60 La relación entre
los microbios del intestino humano y el desarrollo de la obesidad, las enfermeda-
des cardiovasculares y el SM (DM2 incluido en él) es cada vez más clara. Sin
embargo, debido a la complejidad de la comunidad microbiana, las conexiones
funcionales todavía no están bien entendidas.61 Se ha comprobado que las altera-
ciones de la composición bacteriana de la biota intestinal, y con ello la capacidad
metabólica de la misma, promueven la adiposidad e influyen en los procesos me-
tabólicos que se desarrollan en los órganos de la periferia, entre ellos el control
de la saciedad por el cerebro, la liberación de hormonas por el intestino delgado
Diabetes mellitus tipo 2: epidemiología, fisiopatología, diagnóstico... 139
Cirugía bariátrica
Figura 9–6. El esquema original ha sido modificado con fines didácticos. Tomada de la
referencia 62.
Obesidad Adipocinas
tejido adiposo
Fumar
AGE/RAGE Respuesta
interacción inflamatoria
desregulada
Diabetes Producción Periodontitis
Hiperglucemia de citocinas
alterada
Citocinas proin-
flamatorias, MMP Biopelícula
Función PMN subgingival
alterada
Apoptosis
alterada
virate to the ominous octet: a new paradigm for the treatment of type 2 DM.
Después de más de dos décadas de arduas investigaciones, ¿qué cambios se
aprecian en la fisiopatología de la DM2? La figura 9–8 resume los elementos que
han sido vinculados a la fisiopatología de la DM2.
El cuadro 9–2 resume las pruebas de diagnóstico para DM; para información más
detallada respecto al diagnóstico de la DM, incluyendo los grupos de riesgo, se
debe revisar el capítulo 2 de esta obra, Diagnóstico y clasificación de la diabetes
mellitus, del Dr. Héctor García Alcalá.
144 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 9)
Fisiopatología de la diabetes
Efectos de las
Secreción de insulina incretinas Tejido adiposo
Betatrofina Lipólisis
Páncreas Intestino
Secreción de
glucagón Microbiota Músculo
Hiperglucemia
Células alfa Captación de glucosa
Betatrofina Incrementa la
secreción de Alteración en los
incretinas y neurotransmisores
adiposinas
Hígado Hueso
Glucagón HGP Riñon
Cerebro Reabsorción de glucosa
Figura 9–8. Fisiopatología de la diabetes mellitus. Modificado por Ochoa C de las refe-
rencias 45, 47, 60, 61, 73, 74, 77 y 78.
CUADRO CLÍNICO
EVOLUCIÓN
CONCLUSIONES
El páncreas del paciente diabético, aunque puede producir una cantidad normal
(o incluso mayor) de insulina (que es la hormona que tiene como función princi-
pal captar la glucosa a partir del torrente circulatorio e internalizarla dentro de la
célula), está afectado en alguna de las distintas etapas de la utilización periférica
de la glucosa, debido a trastornos moleculares que recién hoy comienzan a ser
comprendidos. Estos trastornos de la función de la insulina se complican también
por la presencia de obesidad en el individuo diabético.
El tratamiento de la DM2 hasta ahora se ha basado fundamentalmente en las
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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10
Síndrome metabólico: una oportunidad
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mellitus tipo 2
Antonio González Chávez, Sandra Elizondo Argueta,
Martín de Jesús Sánchez Zúñiga, Galileo Escobedo González,
Nikos Christo Secchi Nicolás Claudia A. Aguilar Serralde
INTRODUCCIÓN
153
154 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 10)
Desde 1988, cuando Reaven describió este síndrome, se han acuñado varias pro-
puestas sobre sus criterios de diagnósticos4 (cuadro 10–1), en los que la principal
diferencia radica en la medición de la obesidad central, donde la propuesta más
aceptada a nivel internacional es la que presentó el grupo de trabajo para armoni-
zar el SxMet en 2009,5 como un grupo de factores de riesgo de ECV y DM2, que
se asocian y suman y que incluyen alteraciones de la glucosa, incremento de la
presión arterial, elevación de triglicéridos, niveles bajos de lipoproteínas de alta
densidad y obesidad central.
En 2014 un comité de expertos, denominado Alianza de la Salud Cardiometa-
bólica,6 concluyó que el SxMet es un estado fisiopatológico complejo constituido
por un grupo de mediciones clínicas y factores de riesgo típicamente no medibles,
progresivo y asociado a una serie de comorbilidades, que tiende a ser no recono-
cido o subdiagnosticado, es decir, es un estado fisiopatológico progresivo asocia-
do con un incremento sustancial para el desarrollo de DM2 y ECV, manifestado
clínicamente por factores de riesgo que son causalmente interrelacionados, que
conllevan un riesgo de eventos adversos y que se incrementan en forma sustancial
con la acumulación de componentes del SxMet en adición a los factores no medi-
bles.
Este abordaje permite, además de identificar al paciente con SxMet, tamizarlo
de acuerdo con el daño a órgano blanco lo que lleva al desarrollo de subtipos de
SxMet con predominio de enfermedad cardiovascular, alteración metabólica,
hormonal, trastornos del sueño, enfermedad renal e hígado graso; estos subtipos
llevan el enfoque del tratamiento hacia las prioridades del paciente y no a un abor-
daje general (cuadro 10–2).
Síndrome metabólico una oportunidad de prevención ante la diabetes... 155
MECANISMOS FISIOPATOLÓGICOS
DEL SÍNDROME METABÓLICO
La fisiopatología del SxMet aún no es del todo comprendida; existen varias teo-
rías que intentan explicar los mecanismos patológicos relacionados en su desa-
rrollo, algunas basadas en la resistencia a la insulina como principal efector, otras
en el adipocito como órgano endocrino disfuncional y las que colocan a la infla-
mación sistémica como uno de los actores principales en la generación de la resis-
tencia a la insulina.
En general, el conocimiento actual permite observar la interacción de varios
factores metabólicos, celulares y moleculares, como son la dislipidemia aterogé-
nica (triglicéridos y apolipoproteína B elevados, con disminución de lipoproteína
de baja densidad), la elevación de las cifras de tensión arterial y glucosa, el estado
proinflamatorio y protrombótico, la obesidad de predominio abdominal, el se-
dentarismo, la dieta y los factores genéticos, entre otros.
Un concepto importante que debe ser incluido en el estudio del SxMet y diabe-
tes es el origen temprano de las enfermedades, o, como se describe en inglés, de-
velopmental origins of health and disease, en el que se reconoce que existen eta-
pas críticas en el desarrollo de la persona (huésped) donde la presencia de
diferentes eventos y/o estímulos (agente) y el medio ambiente que lo rodea inter-
actúan de forma tal que pueden llegar a modificar la respuesta del huésped, y ha-
cen que esta modificación se exprese en el momento del estímulo o en un futuro;
en este caso la programación fetal se presenta cuando el medio ambiente donde
se desarrolla el feto es alterado por factores hostiles, especialmente en los perio-
dos críticos del desarrollo de órganos esenciales; estos factores pueden ser hábi-
tos maternos no saludables como tabaquismo, sedentarismo, estrés psicosocial, de-
presión, ansiedad, infecciones, enfermedades endocrinas, complicaciones como
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
observado que los niveles circulantes de interleucina (IL) 12, una citocina infla-
matoria, se encuentran elevados en los sujetos con obesidad grado 1 con respecto
a los individuos eutróficos, y existe una mayor asociación de IL–12 con la presen-
cia de alteraciones metabólicas como la hiperglucemia y la hipertrigliceridemia,
independientemente de la obesidad.17 Además, los niveles séricos del factor de
necrosis tumoral alfa (TNF–a, una citocina con potentes acciones proinflamato-
rias) se elevan de acuerdo con la severidad de la esteatosis hepática y la disminu-
ción de las citocinas antiinflamatorias, como la IL–10, pero no con el grado de
obesidad, lo cual sugiere que este tipo de factores inflamatorios podrían generar
alteraciones metabólicas de manera directa en algunos individuos, independien-
temente de la obesidad.18
Dada esta amplia interrelación de múltiples factores para el desarrollo del
SxMet, en 2014 el comité de expertos propuso un modelo de etapas en la evolu-
160 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 10)
Inflamación crónica
Adipocitos/alteración Endotelio/ Célula beta/
de bajo grado
resistencia a
Subtipo
Síndrome metabólico
Diagnóstico de Diagnóstico
Sin criterios Sólo 1 o 2 SxMet sin de SxMet
para SxMet criterios para daño a órgano daño a órgano
SxMet blanco blanco
Presencia de Presencia de
factores de factores de
riesgo riesgo
Tratamiento
ción del SxMet en el que se incluye desde el paciente que no cumple con los crite-
rios diagnósticos pero cursa ya con factores de riesgo hasta el paciente que pre-
senta daño a un órgano blanco, además de integrar de acuerdo a la etapa en la que
se encuentre el tratamiento sugerido6 (figura 10–1).
Como podemos ver, el SxMet resulta de una compleja interacción entre múltiples
factores intrínsecos y extrínsecos, donde la obesidad visceral juega un rol princi-
pal, y la inflamación crónica de bajo grado y la resistencia a la insulina son contri-
buyentes primarios en el desarrollo de esta enfermedad. La forma de presenta-
ción clínica del síndrome metabólico tiene una variación fenotípica muy amplia,
que puede manifestarse inicialmente con los datos clínicos que buscamos para
su diagnóstico, así como a través de los subtipos de SxMet con predominio de
afectación a nivel cardiovascular, metabólico, hormonal, trastornos del sueño, re-
nal, hepático y del sistema nervioso, entre otros.
La enfermedad renal está claramente asociada con DM2, hipertensión y obesi-
dad; sin embargo, varios estudios independientemente de estos factores la han re-
lacionado con SxMet; en pacientes que cursan con obesidad, ésta produce a nivel
renal cambios hemodinámicos, alteraciones en la estructura glomerular que se
evidencia por glomerulomegalia, cambios que de persistir desarrollan proteinu-
ria y daño renal crónico; además, otros factores que pueden estar involucrados
Síndrome metabólico una oportunidad de prevención ante la diabetes... 161
nar el riesgo cardiovascular con el que cursa y establecer en forma más adecuada
un plan de tratamiento.
El tratamiento del paciente con SxMet se basa en prevenir y tratar las comorbili-
dades asociadas que incrementan el riesgo cardiovascular (meta médica) y mejo-
rar la calidad de vida del paciente (meta del paciente); tomar en cuenta que el pa-
ciente, al no conocer su enfermedad, no tener dolor y no sentir un malestar,
considera que no sufre una enfermedad, por lo que no identifica el grave riesgo
al que expone su salud.
El tratamiento debe ser impuesto de forma individual, tomando en cuenta la
edad, el sexo, las características psicosociales y, muy importante, los resultados
de tratamientos previos fallidos en caso de que se cuente con ellos. Siempre se
deberá ser muy claro en las metas a lograr, ya que las expectativas no realistas
pueden provocar el abandono y la falla del tratamiento, pues al iniciar un progra-
ma siempre será importante la motivación del paciente y evitar en lo más posible
los factores externos adversos, es decir, empoderar al paciente al hacerlo partíci-
pe del mantenimiento de su salud.23
La clave para abordar la pandemia que representa el SxMet radica en un mejor
entendimiento de la enfermedad, su diagnóstico y el inicio del tratamiento pre-
coz. En la actualidad existe un número creciente de nuevas terapias que podrían
tratar varios de los factores de riesgo de forma simultánea y tener un significativo
impacto en la reducción de la morbimortalidad.
El tratamiento del paciente con síndrome metabólico debe ser integral, y el
tipo de intervención, ya sea primaria (preventiva) o secundaria (limitación de la
aparición de complicaciones), dependerá de la evolución de la enfermedad y de
los diversos factores asociados a la misma, siempre considerando como principal
meta evitar el desarrollo de enfermedad cardiovascular al cual están expuestos
estos pacientes.
El manejo del SxMet involucra un abordaje multiintegral que va desde el con-
trol y no ganancia de peso, revertir el sobrepeso y la obesidad, normalizar la fun-
ción cardiovascular, la resistencia a la insulina y las alteraciones metabólicas,
manejar la dislipidemia y prevenir el daño a órgano blanco, para lo cual uno de
los pilares en el tratamiento serán las modificaciones al estilo de vida.9
Varios estudios han enfatizado la importancia de la dieta tanto para el control
metabólico como para la disminución de peso y la corrección de algunas comor-
bilidades; la terapia nutrimental debe promover un estilo de alimentación saluda-
Síndrome metabólico una oportunidad de prevención ante la diabetes... 163
ble, que el paciente conozca sus alimentos y sus raciones, con el fin de mantener
un adecuado control metabólico y de peso. Para ello será siempre importante que
se identifiquen las preferencias alimentarias del paciente y de su familia, las
creencias, la cultura y los alimentos disponibles en su comunidad, siempre inclu-
yéndolo en esta toma de decisiones.23
La actividad física forma parte integral del tratamiento, no solamente por su
contribución a la disminución de peso y masa corporal, sino también porque me-
jora la condición cardiorrespiratoria, incrementa la sensación de bienestar y me-
jora la captación de oxígeno a nivel muscular, lo cual promueve la utilización de
grasas acumuladas en los tejidos adiposo visceral, musculosquelético y hepático.
La actividad física actualmente recomendada es la realización de 30 min de acti-
vidad moderada, por lo menos durante cinco días a la semana; sin embargo, de-
pendiendo de las características de las personas, se pueden indicar ejercicios, que
incluyen caminata, yoga, natación, ciclismo, etc., siempre adecuados a sus capa-
cidades.24,25
Lo que se puede observar es un enfoque en el tratamiento a la pérdida de peso,
es decir, el control del sobrepeso y la obesidad como una de las prioridades tera-
péuticas, por lo que no es malo establecer como opción de tratamiento los proce-
dimientos quirúrgicos, donde la meta inicial es la pérdida de peso, pero que han
demostrado el control metabólico del paciente. De acuerdo a la Asociación Ame-
ricana de Diabetes, son candidatos a este procedimiento aquellos con un IMC ma-
yor de 35 kg/m2 con DM2 y otras comorbilidades que no han logrado un control
adecuado; y de acuerdo a las Guías del National Institute for Health and Care
Excellence (NICE), recomiendan considerar a estos procedimientos los pacien-
tes con IMC de 30 kg/m2 o 35 kg/m2 con un diagnóstico reciente de DM2. Esta
recomendación concuerda con la que se establece en las Guías de Práctica Clínica
del Centro Nacional de Excelencia Tecnológica de la Secretaría de Salud de Mé-
xico.9,26,27
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
CONCLUSIONES
REFERENCIAS
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Síndrome metabólico una oportunidad de prevención ante la diabetes... 165
La meta de control glucémico para la mayoría de los adultos con diabetes tipo 1
(DM1) implica una hemoglobina glucosilada A1c (HbA1c) menor de 7%. En al-
gunos casos puede ser una HbA1c menor de 6.5%, siempre y cuando no aumente
el riesgo de hipoglucemia severa. En los adultos mayores, las personas con riesgo
cardiovascular o las que tienen riesgo de hipoglucemia severa una meta de HbA1c
entre 7 y 8% es adecuada1,21 (cuadro 11–1).
A partir de 2014 la American Diabetes Association (ADA)2 decidió estandari-
zar las metas de control glucémico en los pacientes pediátricos con los criterios
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuadro 11–1. Metas de control para la mayoría de las personas con diabetes
Glucosa en ayuno Glucosa pico pospran- HbA1c
dial (cerca de 2 h des-
pués de comer)
Sin diabetes 70 a 99 mg/dL v 139 mg/dL v 5.6%
Adultos con diabetes 80 a 130 mg/dL < 180 mg/dL < 7%
Niños con DM tipo 1 90 a 130 mg/dL < 180mg/dL < 7.5%
Mujeres embarazadas 60 a 99 mg/dL 100 a 129 mg/dL < 6%
con DM tipo 1 o tipo 2
Elaboración propia con información de la American Diabetes Association (2015) y Ogle, Middle-
hurst, Silink, y Hanas (2013). DM: diabetes mellitus.
167
168 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 11)
de otras sociedades, tales como la International Society for Pediatric and Adoles-
cent Diabetes (ISPAD), estableciendo como meta ideal una HbA1c inferior a
7.5% en todas la edades. Estas metas deben individualizarse, con el objetivo de
alcanzar el mejor control posible y reducir el riesgo de hipoglucemia severa,
manteniendo el crecimiento y el desarrollo normales.2,22
Se ha encontrado que existe una correlación entre el número de automonito-
reos al día y el valor de HbA1c. Cuanto mayor es el número de automonitoreos
menor es la HbA1c. Para lograr el control glucémico es necesario que el paciente
realice el automonitoreo de glucosa capilar al menos cuatro o cinco veces al día.
El monitoreo continuo de glucosa (MCG; con sensores de glucosa, dispositivo
transmisor y dispositivo receptor) en tiempo real se asocia a menor HbA1c, con
una reducción en la incidencia de hipoglucemias, sobre todo en los pacientes
adultos.3 El MCG ayuda a ver la variabilidad glucémica. Se ha considerado que
el “tiempo de glucosa en rango” (entre 70 y 180 mg/dL) debería ser una medida
adicional de control glucémico.4,5
Recientemente se ha aprobado una nueva categoría de monitoreo de glucosa
conocida como intermitente o flash. Este dispositivo cuenta con un sensor de glu-
cosa que la mide cada minuto, almacena la información por ocho horas y dura 14
días, y un lector de glucosa que guarda la información de tres meses. Este lector
también puede medir glucosa capilar y cetonas en sangre. No requiere calibra-
ción, y cuenta con flechas de tendencias de glucosa, lo cual facilita el control de
la glucosa en los pacientes que viven con diabetes tipo 1.
Las metas de control glucémico son importantes para prevenir las complica-
ciones crónicas de la enfermedad, tratando de evitar las complicaciones agudas,
como hipoglucemia, en especial la hipoglucemia severa, y cetoacidosis diabé-
tica.
La diabetes mellitus tipo (DM1) es una enfermedad compleja. Para lograr su tra-
tamiento integral se deben tomar en cuenta los aspectos médicos, nutrimentales,
educacionales y psicosociales de la enfermedad. De esa manera se podrá lograr
un desarrollo y un crecimiento adecuados, así como asegurar la calidad de vida
y la salud emocional del paciente. Es ideal que los pacientes con DM1 sean aseso-
rados por un equipo multidisciplinario, en centros especializados en el manejo
de esta enfermedad, con un médico endocrinólogo como responsable principal
del tratamiento. La frecuencia de los análisis de laboratorio y de las visitas a los
profesionales de la salud se resume en los cuadros 11–2 y 11–3.
Tratamiento integral de la diabetes mellitus tipo 1 169
Tratamiento farmacológico
Esquemas de tratamiento
Lispro (HumalogR)
Aspart (NovorapidR)
Glulisina (ShorantR/ApidraR)
R–cristalina, regular
(Humulin–RR)
NPH, “lechosa”
(Humulin–NR) Detemir Glargina
(LevemirR) (LantusR) Degludec
(TresibaR)
grado el mismo grado de control glucémico, pero con una incidencia menor de
hipoglucemias.3
Los esquemas intensivos que se basan en el uso de análogos de insulina a tra-
vés de MID o ICSI son los que se acercan más a la secreción fisiológica de insuli-
na, por lo que son los que deben ser usados.
Para una descripción del esquema de MID con insulina humana (NPH y rápi-
da), conocido comúnmente como esquema convencional (figura 11–2), favor de
consultar las referencias 6 y 7 de este capítulo.6,7
Para todos los esquemas se utiliza el peso del paciente para hacer los cálculos de
la dosis de insulina total del día (cuadro 11–5). Se inicia con una dosis de 0.5 uni-
dades internacionales (UI) por kilogramo (kg) de peso por día; la mitad de la dosis
se utiliza para la basal y la otra mitad para la prandial (bolo).
Después del ajuste de dosis los pacientes suelen requerir entre 0.5 y 1.0 UI/kg
día. Los pacientes adolescentes pueden llegar a requerir hasta 1.5 UI/kg/día.
Tratamiento integral de la diabetes mellitus tipo 1 173
Durante la fase de la luna de miel los pacientes pueden llegar a tener requeri-
mientos mínimos, requerir únicamente insulina basal o no requerir nada de insu-
lina durante un tiempo.
Por ejemplo, una persona que pesa 72 kg, calculando a 0.5 UI/kg/día, utilizaría
36 UI totales al día (figura 11–3).
Si se utiliza la mitad para la basal, son 18 UI para la insulina de acción prolon-
gada, sea glargina, detemir o degludec. Las insulinas glargina y detemir se pue-
den dividir en dos dosis, una en la mañana y otra en la noche. La insulina degludec
suele darse en una sola dosis de insulina al día, que puede ser en la mañana o en
la noche. La otra mitad de la insulina se utiliza para la cobertura prandial; enton-
ces se dividen las 18 UI de insulina entre las tres comidas, lo que da 6 UI de insu-
lina de acción rápida (lispro, aspart o glulisina) a inyectar entre 0 y 20 min antes
de cada comida. El paciente que sigue este esquema debe comer una cantidad fija
de hidratos de carbono por comida (habitualmente no más de 60 g en cada comi-
da). Esta dosis se tendrá que ajustar después dependiendo de las cifras de automo-
nitoreo antes y dos horas posprandiales que realice el paciente.
174 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 11)
Peso = 72 kg
18 UI 18 UI
insulina basal insulina prandial
lina por la mañana que por la noche; pueden existir diferentes relaciones insuli-
na–hidratos de carbono de la comida, según la hora del día.
Para calcular su factor de corrección se dividen 1 800/36 = 50. Entonces una
unidad de insulina reduce la glucosa 50 mg/dL.
Si el paciente realiza el monitoreo preprandial y su glucosa se encuentra en un
valor superior a la meta se puede aplicar insulina extra para corregir la cifra de
glucosa.
Por ejemplo, si la glucosa preprandial es de 250 mg/dL y la meta inicial es de
150 mg/dL (aunque después se pase a 120 o 100 mg/dL como meta), la diferencia
es de 100 mg/dL, entre 50 mg/dL que es su factor de corrección, la inyección debe
ser de 2 UI de insulina extra para reducir la glucosa (figura 11–4):
I:CHO FC
1:20 1:200
Dirección de ajuste si hay hiperglucemia
1:15 1:150
1:12 1:100
1:10 1:75
1:9 1:50
1:8 1:40
1:7 1:30
1:6 1:20
1:5 1:15
También se inicia con 0.5 UI/kg/día. La mitad de esta dosis se utiliza para la
basal y la mitad para los bolos. La dosis de los bolos también se divide entre tres,
lo cual da la dosis de insulina a inyectar antes de cada comida. Pero también se
calcula el factor de corrección con la fórmula descrita en la sección de basal–bolo
flexible y la dosis a inyectarse antes de cada comida se ajusta según la glucosa
preprandial, lo cual se pone en una tabla o esquema (cuadro 11–6).
Entonces, para el mismo paciente de 72 kg, que requiere 36 UI de insulina por
día, 18 UI para la basal (análogo de acción prolongada) y 18 UI para los bolos,
18 se divide entre tres comidas y da 6 UI de análogo de acción ultrarrápida antes
de cada comida.
Se calcula el factor de corrección en 1 800/36, que es igual a 50 mg/dL; enton-
ces se le da la siguiente tabla al paciente. Como se puede notar, cuando la glucosa
está entre 100 y 150 mg/dL, que estaría “en meta”, le tocan las 6 UI fijas. Cuando
178 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 11)
está por debajo de 100 mg/dL le tocan menos unidades y cuando está por arriba
de 150 mg/dL le tocan más unidades, según su corrección, como se muestra en
el cuadro 11–7.
ter y el reservorio de insulina deben ser cambiados por el paciente cada tres o cua-
tro días. En la microinfusora se programan las dosis basal y prandial con la rela-
ción insulina–hidratos de carbono y el factor de corrección.
Para el cálculo de dosis (cuadro 11–5) también se calcula a 0.5 UI/kg/día y la
mitad de esta dosis se utiliza para la basal. La diferencia es que aquí la dosis basal
se da como infusión continua con insulina ultrarrápida. Por ejemplo, para 72 kg
requiere 36 UI totales de insulina por día, de las cuales 18 UI son para la basal.
Estas 18 UI se dividen inicialmente en 24 h, lo cual da como resultado una infu-
sión de 0.75 UI/h. Después el paciente tendrá que hacer automonitoreo de gluco-
sa o usará el monitoreo continuo de glucosa en tiempo real. Estos valores ayuda-
rán a hacer los ajustes en la dosis basal en diferentes horarios, según si el paciente
presenta el fenómeno del amanecer (mayores requerimientos al alba), así como
de acuerdo con su crecimiento y desarrollo.
También se calculan la relación insulina–hidratos de carbono o ratio y el factor
de corrección o sensibilidad, de la misma manera que se describió el basal–bolo
flexible. En la microinfusora se ponen todos los parámetros para que ésta realice
los cálculos. El paciente sólo tiene que introducir en la microinfusora su valor de
glucosa y los hidratos de carbono que va a ingerir y la microinfusora se encarga
de hacer todos los cálculos del bolo prandial y de corrección. El paciente acepta
los cálculos y entonces recibe la infusión del bolo de insulina de acción ultrarrá-
pida.
Los requerimientos de insulina suelen ser menores con ICSI que con MID.
Con ICSI el automonitoreo de 4 a 10 veces por día es imperativo, porque al recibir
únicamente análogos de insulina de acción rápida, si hubiera bloqueo en la infu-
sión de insulina, el paciente podría llegar a cetoacidosis en pocas horas. El pa-
ciente debe saber que, si en dos ocasiones seguidas la medición de glucosa es
superior a 240 mg/dL, debe ser corregida con inyección y revisar si no hay burbu-
jas o alguna oclusión en la cánula.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Tratamiento nutrimental
Los objetivos que la ADA1 propone para la terapia médica nutrimental en los pa-
cientes adultos con diabetes son los siguientes:
Las recomendaciones en las guías de la ADA1 para pacientes con DM1 incluyen
los siguientes aspectos:
1. Una dieta que incluya hidratos de carbono (la proporción ideal no se ha es-
tablecido) provenientes de frutas, verduras, granos enteros y leguminosas.
2. El consumo de alimentos de índice glucémico bajo puede ser benéfico.
3. Los patrones de alimentación específicos, como son las dietas mediterrá-
nea, vegetariana, baja en grasas o baja en hidratos de carbono, son acepta-
dos.
4. El porcentaje de calorías proveniente de proteínas debe ser de 10 a 25%
del consumo energético total diario.
5. La cantidad de proteína para las personas que tienen diabetes pero no nefro-
patía diabética debe ser individualizada, ya que no existe una cantidad
182 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 11)
Acompañamiento educativo
de comida
Calcular la dosis de insulina ultrarrápida que
corresponda de acuerdo con la relación in-
sulina–hidratos de carbono y el factor de
sensibilidad o corrección
Reducir los riesgos de las complicaciones cró- Identificar los estudios de laboratorio y revisio-
nicas nes con otros profesionales de la salud,
como el oftalmólogo y el odontólogo, que
se pueden realizar periódicamente para
prevenir complicaciones crónicas
Describir qué significa el indicador de la HbA1c
y reconocer su propia meta
Distinguir las medidas preventivas que puede
implementar, como el cuidado de los pies
186 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 11)
Como parte de estas competencias resulta fundamental para quienes son diagnos-
ticados con DM1 aplicar correctamente la técnica de inyección, así como diferen-
ciar los alimentos según su contenido de hidratos de carbono. En los siguientes
cuadros y figuras se resumen las recomendaciones iniciales para la introducción
a estas habilidades, así como algunas herramientas prácticas para facilitarle al
profesional de la salud el abordaje de estos temas con sus pacientes.
Elección de alimentos
Más allá de prohibiciones y recomendaciones de alimentos en particular, las per-
sonas con DM1 necesitan aprender a distinguir los siguientes aspectos básicos
(cuadro 11–12):17
1. Identificar que todos los alimentos con hidratos de carbono elevan la gluco-
sa, no sólo los que tienen azúcares simples o son de sabor dulce.
2. Distinguir los grupos de alimentos que aportan hidratos de carbono en ma-
yor o menor proporción.
3. Diferenciar los alimentos que elevan rápidamente la glucosa en sangre (alto
o medio índice glucémico) de los que la elevan más despacio (bajo índice
glucémico).
Acompañamiento emocional
vas. El riesgo se acentúa por tratarse de un padecimiento crónico que puede cau-
sar burnout en el paciente, es decir, agotamiento, sensación de no poder más, de
estar abrumado y de la falta de control de la diabetes, preocupación por no estarse
cuidando y a la vez decirse que no es importante hacerlo. Hay falta de motivación
y se evitan las tareas necesarias para el cuidado de la enfermedad.20
Si este estado de ánimo persiste puede tratarse de angustia o de una depresión,
y debe ser tratadas como tales para evitar el peligro de afectaciones a la salud.
Finalmente, es importante mencionar que en nuestro país hacen falta profesiona-
les de la salud mental con conocimientos sobre diabetes, ya que los pacientes en
psicoterapia no hablan sobre su padecimiento porque se dan cuenta de que los psi-
coterapeutas no entienden de que se trata. Se sugiere hacer talleres y diplomados
para dichos profesionales.
CONCLUSIONES
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12
Tratamiento integral de la
diabetes mellitus tipo 2
Érika Karina Tenorio Aguirre, César Ochoa Martínez,
Antonio González Chávez, Jesús Guillermo Mendoza García,
Víctor Villalobos Álvarez
INTRODUCCIÓN
193
194 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 12)
TRATAMIENTOS HIPOGLUCEMIANTES
ORALES: BIGUANIDAS (METFORMINA)
Mecanismo de acción
La metformina (dimetilguanidina) pertenece al grupo farmacológico de las bi-
guanidas, cuyos efectos generales son aumentar la recaptura y la utilización de
Tratamiento integral de la diabetes mellitus tipo 2 195
glucosa estimuladas por insulina por parte de los tejidos periféricos, mejorar la
sensibilidad hepática y periférica a la insulina, reducir la producción basal hepáti-
ca de glucosa y disminuir la sensación de apetito, con lo que se favorece la dismi-
nución del peso corporal. El principal sitio de acción de la metformina es el hí-
gado, órgano en el que se reduce el egreso de glucosa para potenciar su recaptura
en los tejidos periféricos, sobre todo en el tejido muscular.4,5
El mecanismo de acción a nivel hepático está dado por la inhibición del com-
plejo 1 mitocondrial, resultando en una reducción de los niveles de adenosín tri-
fosfato (ATP) e incremento de adenosín monofosfato (AMP) o adenosín difos-
fato (con el consiguiente incremento de la relación AMP/ATP). Esto ocasiona
una disminución de la gluconeogénesis y de la activación de la proteincinasa acti-
vada por AMP, aumentado la fosforilación de la acetil–CoA carboxilasa, que in-
hibe la lipogénesis e incrementa la oxidación de ácidos grasos libres, mejorando
la sensibilidad a la insulina.6
A nivel intestinal la metformina incrementa los niveles de GLP1 al estimular
las células L activa a nivel duodenal la AMP cinasa con disminución de la pro-
ducción de glucosa. En el músculo esquelético incrementa la actividad de la AMP
cinasa alfa y la translocación de GLUT–4 a la membrana plasmática, mejorando
la disposición de glucosa.6
Se debe tener especial cuidado en los pacientes con enfermedad renal crónica o
con lesión renal aguda, ya que existe el riesgo de presentar acidosis láctica por
una disminución de la tasa de aclaramiento del fármaco; sin embargo, la inciden-
cia de ésta no es alta, llegando a ser de 1 por cada 23 000 a 30 000 personas/año.
Se recomienda no iniciar este medicamento o reducir la dosis, si ya lo tomaba,
a un máximo de 1 000 mg al día en caso de tener una tasa de filtración glomerular
(TFG) entre 30 y 44 mL/min/1.73 m2, y mantener un monitoreo más estricto de
la función renal. Si el paciente tiene una TFG < 30 mL/min/1.73 m2, se debe sus-
pender de forma definitiva. Hay que evitar su uso en caso de función renal inesta-
ble.11
También se ha informado acidosis láctica en los pacientes en tratamiento con
metformina e insuficiencia hepática, debido a que el lactato es eliminado princi-
palmente por el hígado. Por lo tanto, en estos pacientes se debe evitar este medi-
camento. Sin embargo, un estudio de cohorte retrospectivo informó que la met-
formina se puede usar de manera segura en la DM2 con cirrosis. Además
demostró una reducción de 57% de la mortalidad por todas las causas en los usua-
rios de metformina, en comparación con los pacientes sin ella.5,12
Tratamiento integral de la diabetes mellitus tipo 2 197
Entre otros efectos adversos están los síntomas gastrointestinales, que depen-
den de la dosis y pueden mejorar con el tiempo o con la reducción de la misma.
Se pueden asociar a una menor absorción de vitamina B12 y a su deficiencia, por
lo que es recomendado un seguimiento periódico, particularmente en los pacien-
tes con anemia o neuropatía.3,13
SULFONILUREAS
Características generales
Las sulfonilureas son los agentes antidiabéticos orales más antiguos disponibles
en la actualidad y, junto con la metformina, son los medicamentos más recetados
para el tratamiento de la DM2 en el mundo. La capacidad de los compuestos que
contienen azufre sintético para disminuir la glucosa en la sangre se informó en
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
máticas han indicado que no hay un mayor riesgo de mortalidad por todas las cau-
sas asociadas, en comparación con otros tratamientos hipoglucemiantes. En al-
gunos estudios, como el UKPDS y el ADVANCE, se ha demostrado disminución
de las complicaciones microvasculares, un efecto probablemente asociado a la
disminución de glucosa y HbA1C.15
Otra preocupación que se ha presentado es el posible “agotamiento de las célu-
las b”; sin embargo, los datos preclínicos y clínicos que apoyan el impacto perju-
dicial de las sulfonilureas en la función de las células b son inconsistentes. De
hecho, una combinación de estudios preclínicos y clínicos sugiere que la hiperesti-
mulación metabólica de la hiperglucemia persistente (glucotoxicidad) es más per-
judicial para las células b que la hiperexcitabilidad y la hipersecreción producidas
por el cierre del canal de potasio dependiente de ATP inducido por sulfonilureas.
Los datos actuales sugieren que el control glucémico por cualquier medio debe se-
guir siendo el objetivo principal para preservar la función de las células b.14,15
Hasta 80% de las personas con DM viven en países de ingresos de bajos a medios,
por lo que la efectividad, la accesibilidad y la seguridad de las sulfonilureas son
consideraciones particularmente importantes cuando se prescribe un tratamiento
hipoglucemiante. El consenso reportado por la ADA y la EASD recomienda a las
sulfonilureas como segunda línea de tratamiento, asociadas a metformina si el pa-
ciente no tiene una enfermedad cardiovascular establecida, alto riesgo cardiovas-
cular, enfermedad renal crónica o riesgo de hipoglucemia, particularmente cuan-
do la cuestión económica limita el uso de otros fármacos.3
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
TIAZOLIDINEDIONAS (GLITAZONAS)
Características generales
Las tiazolidinedionas, también conocidas como glitazonas, son una clase de me-
dicamentos introducidos a finales del decenio de 1990 como terapia para la DM2
y otras enfermedades relacionadas. Las tiazolidinedionas mejoran la sensibilidad
de los tejidos blanco a la insulina porque actúan como agonistas selectivos de
receptores de la insulina localizados en el núcleo celular. Actúan a través de la
activación del receptor gamma activado por el factor proliferador de peroxiso-
mas, reduciendo con ello la resistencia a la insulina, fundamentalmente a nivel
de los tejidos periféricos (tejidos graso y muscular), aunque también tienen un
200 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 12)
pués se reportaron otros estudios que no han demostrado este incremento del ries-
go cardiovascular de forma no significativa o incluso reportan un efecto neutro
(estudio RECORD y posteriormente DREAM). Por lo anterior, la Food and Drug
Administration en 2007 agregó una advertencia sobre el potencial efecto perjudi-
cial de la rosiglitazona en la enfermedad cardiovascular, la cual fue retirada en
2013, según los resultados del estudio RECORD.21
Características generales
La enzima dipeptidil peptidasa–4 (DPP4) es una proteína multifuncional que
ejerce diversas actividades biológicas —actividad de proteasa—, se asocia a la
202 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 12)
Un efecto adverso, aunque raro, del cual se debe tener precaución con este tipo
de medicamentos, es la pancreatitis. La Food and Drug Administration ha repor-
tado casos de pancreatitis aguda asociada al uso de iDPP4, incluida la pancreatitis
hemorrágica y la necrosante.
Sin embargo, los estudios recientes no han demostrado incremento significa-
tivo del riesgo de esta patología.27,28
Tratamiento integral de la diabetes mellitus tipo 2 203
iSGLT–2
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Eventos adversos
constipación y mialgias.40,41
S Agonistas dopaminérgicos. La bromocriptina de liberación rápida activa
los receptores hipotalámicos de dopamina, disminuye la producción hepáti-
ca de glucosa y mejora la sensibilidad a la insulina; se debe administrar por
la mañana dentro de las primeras dos horas después de despertarse. Reduce
la HbA1c entre 0.4 y 0.6%, y sus eventos adversos son náusea y mareo.35,41
TERAPIA INYECTABLE
gón tipo 1 (GLP1) (AR GLP1). Pertenece a la terapia de tipo incretina, al igual
que los iDPP4. Antes de hablar de este grupo de fármacos se mencionará breve-
mente la fisiología del GLP1.
El GLP1 es una hormona peptídica que se deriva del gen del proglucagón en
el brazo largo del cromosoma 2; se expresa en las células alfa pancreáticas y las
células L del íleon terminal y el colon. El principal estímulo para que se secreten
a nivel intestinal es la administración oral o enteral de carbohidratos y ácidos gra-
sos, conocido como “efecto incretina”; esta secreción no se observa con la admi-
nistración intravenosa de glucosa. Su efecto biológico dura menos de dos minu-
tos.42 El receptor del GLP1 (rGLP1) se localiza en el páncreas, los riñones, el
corazón, los pulmones, el estómago, el intestino delgado, el tejido adiposo, el
músculo liso, la hipófisis, el hipotálamo y otros núcleos cerebrales.42,43
Con la activación de los rGLP1 se incrementa la secreción de insulina por parte
de las células b y disminuye la secreción del glucagón por las células alfa, provo-
cando reducción de la glucosa plasmática y retraso en el vaciamiento gástrico;
con el estímulo hipotalámico aumenta la sensación de saciedad y disminuye el
apetito.44,45 Los análogos de GLP1 poseen diferencias estructurales que modifi-
can su tiempo de acción y eficacia. De acuerdo con estas características, se divide
en análogos de GLP1 de acción corta, que se administran una o dos veces al día
por vía subcutánea, y análogos de GLP1 de acción larga, que se administran una
vez al día o una vez a la semana por vía subcutánea; estos fármacos reducen hasta
1.5% la HbA1c.46
En el cuadro 12–4 se muestran los análogos de GLP1 disponibles en la actuali-
dad y sus principales características.
S El estudio LEADER incluyó a 9 430 pacientes con DM2 y alto riesgo car-
diovascular que recibieron, adicional a su tratamiento, liraglutida en dosis
de 1.8 mg vs. placebo. El desenlace primario estaba compuesto por muerte
por causa cardiovascular, infarto del miocardio no fatal y evento cerebro-
vascular no fatal. Después de 3.8 años de seguimiento hubo una reducción
de 13% del desenlace primario (HR 0.87; IC 95% de 0.78 a 0.97; p 0.01);
también hubo reducción de 15% (HR 0.85; IC 95% de 0.74 a 0.97; p 0.02)
de la mortalidad por cualquier causa y mejoría en la protección renal en 22%
(HR 0.78; IC 95% de 0.67 a 0.92) con liraglutida.48
S El estudio SUSTAIN–6 incluyó a 3 297 pacientes con DM2 y enfermedad
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Eventos adversos
Los más frecuentes son náusea, vómito y diarrea, que en la mayoría de los casos
aminoran después de cuatro a ocho semanas de uso continuo del fármaco y del
incremento paulatino de la dosis. Se ha asociado también con patología de la vesí-
214 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 12)
INSULINA
Análogos de amilina
Bebida Fruta
Proteínas
Vegetales
Cargohidratos
o vegetales
con almidón
El tratamiento para el paciente con DM2 siempre debe ser integral. Este plan in-
cluye cambios en el estilo de vida con evaluación nutricional, actividad física,
mantenimiento de un peso saludable, asesoría para dejar de fumar y brindar apo-
yo psicológico como aspectos importantes en el cuidado de la diabetes.3,41
Algunos metaanálisis muestran que existe una adherencia terapéutica subóp-
tima en casi la mitad de los pacientes con diagnóstico de DM2, lo cual está dado
por diversos factores, como la percepción del paciente de que el medicamento no
es eficaz, miedo a la hipoglucemia, miedo al uso de insulina, eventos adversos
de los medicamentos, falta de información, creencias personales, bajos recursos
Tratamiento integral de la diabetes mellitus tipo 2 217
En todo paciente la alimentación saludable debe ser parte del tratamiento de pri-
mera línea desde el momento del diagnóstico y continuar con ella como terapia
complementaria en los pacientes que también requieran tratamiento farmacoló-
gico o cirugía metabólica. Este tema debe tocarse en cada una de las visitas del
paciente.
El término de terapia médica nutricional se refiere a la educación y el apoyo
para ayudar a los pacientes a tener hábitos de alimentación saludable, con el obje-
tivo de mejorar los niveles de glucemia y reducir el riesgo de complicaciones sin
eliminar el placer de comer. Es importante en estos planes tener una alimentación
de calidad y restringir el consumo de calorías; se debe también comprender que
no hay un patrón de alimentación óptimo para todas las personas y que la planifi-
cación de la alimentación debe ser individualizada y de preferencia evaluada por
218 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 12)
El método del plato de la diabetes se utiliza para proporcionar una guía básica de
planificación de las comidas y brindar una guía visual que muestra cómo distri-
buir los alimentos. El plato debe medir 22 cm aproximadamente y se divide en
tres partes, con el objeto de llenar una cuarta parte del plato con proteína, una
cuarta parte con carbohidratos o vegetales con almidón y la mitad restante del
plato con vegetales; además, se debe agregar una porción de fruta y una bebida,
de preferencia sin azúcar, como se muestra en la figura 12–3.
En el paciente con DM2 y obesidad es pertinente conseguir una pérdida de
peso de al menos 5% del peso basal para observar beneficios del control glucémi-
co, lipídico y de la presión arterial, aunque lo ideal es lograr una reducción de 7%
del peso corporal.59 En otro capítulo se tratará más a fondo el tema de la alimenta-
ción.
Actividad física
Tratamiento inicial
INTEGRACIÓN DE METAS
con enfermedad cardiovascular (ECV) de la ADA con el ACC por primera vez,
y también complementa nuestra nueva iniciativa Know diabetes by heart con la
Asociación Americana del Corazón (AHA). Estas pautas actualizadas de la ECV
pueden ayudar a reducir significativamente la mortalidad de la ECV, que es la
principal causa de muerte para las personas que padecen diabetes. En 2019 las
normas de atención afirmarán el compromiso de la ADA de proporcionar una
rápida liberación y notificación de las recomendaciones basadas en evidencias
que pueden producir mejores resultados en los pacientes y reducir las complica-
ciones y los costos de atención médica, y esperamos que los proveedores de salud
descarguen y utilicen las aplicaciones móviles con estos estándares de atención
2019, para el manejo y el control de los pacientes con diabetes mellitus”.
Actualizaciones e importantes cambios en los estándares de cuidado de diabetes
201976–80 implican el diagnóstico de diabetes, exámenes de los pies, manejo de
228 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 12)
tes con alto riesgo para la ulceración, y los exámenes anuales del pie se aconsejan
para todos los demás.
Consideraciones de costo
Las normas 2019 abordan los costos de la atención de la diabetes en varios capítu-
los. El primero, sobre salud poblacional, aconseja evaluar los contextos sociales
de los pacientes, incluyendo la inseguridad alimentaria, la estabilidad de la vi-
vienda y las barreras financieras, y remitiéndolos a los recursos comunitarios
cuando estén disponibles.
El Comité de Práctica Profesional sintió que abordar el costo era muy impor-
tante para asegurarse de que los proveedores de la salud lo tuvieran en cuenta y
preguntaran a los pacientes, para ofrecerles una mejor alternativa de tratamiento
dentro de sus posibilidades.
Aunque los fármacos más nuevos de diabetes tipo 2 pueden ofrecer beneficios
sobre los agentes más antiguos, como una mayor eficacia, menos hipoglucemia
y menos aumento de peso, además de los importantes beneficios cardiovascula-
res, se consideró que “si el individuo con diabetes no puede comprar y obtener
el medicamento y no lo toma, de nada servirá, por lo que tenemos que considerar
eso muy pronto en nuestro proceso de toma de decisiones cuando prescribimos
los medicamentos.76–80
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13
Estrategias novedosas y futuras en
el manejo de la diabetes mellitus
Natalia Eloísa de la Garza Hernández
artificiales.1
En los últimos años el desarrollo de todas estas áreas ha presentado un creci-
miento exponencial, pudiendo ser una realidad próxima el manejo de la diabetes
mellitus tipo 1 (DM1) y de otros tipos de diabetes de manera automatizada, sin
el error humano de por medio.
MICROINFUSORAS DE INSULINA
235
236 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 13)
nera subcutánea que aporta un monitoreo continuo de glucosa por tiempos de tres
a seis meses (aprobado para tres meses en EUA y para seis meses en Europa).
Todos cuentan con un sensor insertado en el tejido celular subcutáneo y con un
transmisor con batería (a excepción del libre, que es desechable); el transmisor
envía una radioseñal que es procesada obteniendo valores de glucosa en la panta-
lla del monitor o de la microinfusora de insulina.
En el caso del sistema GuardianR, al ser utilizado con la microinfusora de in-
sulina se pueden instalar alarmas de glucosa alta o baja, o alarmas de tendencias
si los valores de glucosa ascienden o descienden a una velocidad mayor o igual
a 2 mg/min; en esa situación la microinfusora mostrará una flecha de ascenso o
descenso en la pantalla. Si los valores de glucosa llevan un movimiento de 4 mg/
min en la pantalla se observarán dos flechas. En la pantalla de la microinfusora
se obtiene la siguiente información: la glucosa del momento, el estatus del equi-
po, la tendencia de la glucosa y la gráfica dinámica de glucosa.
Con excepción del sistema FreeStyleR Libre, el monitoreo continuo de gluco-
sa requiere calibración externa, por lo que el paciente tiene que llevar a cabo entre
dos y cuatro mediciones de glucosa capilar.
El monitoreo continuo de glucosa se recomienda en los pacientes con descon-
trol glucémico, con alta variabilidad glucémica y que presentan hipoglucemias
grado III o no detectables, así como en las pacientes que planean un embarazo,
como preparación para él o en el manejo del mismo, y en las pacientes con hipo-
glucemias nocturnas.
El usuario del MCG debe saber que los valores de glucosa capilar y los valores
de glucosa del sensor se encuentran desfasados 18 min, por lo que rara vez pre-
sentarán cifras idénticas; el paciente debe estar dispuesto a calibrar su sensor al
menos dos veces por día, e idealmente deberá elegir momentos en los que la glu-
cosa se encuentre estable; cuando se calibra justo después de la aplicación de in-
sulina, al estar haciendo ejercicio o cuando la pantalla tiene flechas el sensor no
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
brinda resultados confiables. Se debe advertir que su uso en un inicio puede ser
cansado por la presencia de múltiples alarmas. Los sensores utilizados actual-
mente tienen una precisión aceptada por la Food and Drug Administration (FDA)
y tienen plataformas diversas de acuerdo con la marca utilizada, que facilitan la
interpretación de los datos o incluso compartirlos con familiares y el equipo de
salud tratante en tiempo real a través de plataformas de Internet, aparatos telefó-
nicos e inclusive relojes.
El paciente debe saber que cuando los resultados no coinciden con sus sínto-
mas clínicos deberá verificar sus valores de glucosa con glucemias capilares.
El transmisor de glucosa no se retira para el baño diario, aunque en una persona
que nada pudiera llegar a despegarse.
Recientemente la Asociación Americana de Endocrinología Clínica (AACE)
publicó un Consenso sobre Monitoreo Continuo de Glucosa, en el que recomien-
240 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 13)
PÁNCREAS ARTIFICIAL
INMUNOMODULACIÓN EN BUSCA DE LA
REMISIÓN DE LA DIABETES MELLITUS TIPO 1
mente en los niños, por lo que la búsqueda de alternativas menos invasivas y dolo-
rosas ha sido trabajo de investigadores de la industria farmacéutica. Se han
desarrollado agujas de insulina más delgadas y cortas, y han existido múltiples
intentos de insulina oral e inhalada, la cual se encuentra de nuevo en el mercado,
aunque con resultados controversiales por su asociación a cáncer pulmonar. Tam-
bién se han desarrollado puertos para administrar insulina y parches liberadores
de insulina. Todos estos avances se encuentran ya en utilización experimental en
algún lugar del mundo.35–37
CONCLUSIONES
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
La atención eficaz del paciente con diabetes mellitus tipo 2 (DM2) implica un tra-
bajo coordinado y multidisciplinario. En orden de obtener los mejores resultados,
debe estar implicada tanto la atención primaria como la especializada. La DM2
es una enfermedad en la que constantemente se producen avances en el diagnósti-
co y en el tratamiento. Los cambios en los criterios de diagnóstico, los nuevos
fármacos para el control glucémico y la necesidad del control de otras enfermeda-
des concomitantes en los pacientes deben ser evaluados e incorporados en la
práctica clínica de los profesionales de la salud. Finalmente, y debido a la abru-
madora cantidad de evidencia existente en la actualidad, es indispensable colocar
a la cirugía metabólica en el eslabón de tratamiento que le corresponde, como la
terapéutica que ha conseguido el mayor impacto en el control y la remisión de
DM2 en pacientes con o sin obesidad significativa.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
PREFACIO
La diabetes mellitus ha sido desde hace casi cien años materia de estudio, análisis,
investigación, experimentación, diseño y creación de nuevos métodos de trata-
miento; en esta obra se mencionan los resultados del esfuerzo de miles de profe-
sionales de la salud que desde muy diversos ángulos tratan de dilucidar el aún elu-
sivo problema de la diabetes mellitus y sus consecuencias.
Durante décadas el problema diabetes fue ajeno a la cirugía, y sólo participa-
ban los cirujanos para tratar algunas de las complicaciones severas de esta enfer-
medad, como el pie diabético y sus consecuencias.
247
248 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 14)
Pero, como se podrá leer en este capítulo, la ahora llamada cirugía metabólica
ha sido el resultado de la visión de cirujanos pioneros, de la interacción con inves-
tigadores e internistas y del esfuerzo continuo de la comunidad médica para ofre-
cer algo más al individuo que padece diabetes mellitus.
Como se señala en este capítulo, existen antecedentes en el siglo pasado de la
acción benéfica de la cirugía en casos de diabetes, pero no fue sino hasta el inicio
de este siglo cuando se confirmó con certeza el efecto real de la cirugía sobre el
control de la glucemia, independiente de la modificación del peso corporal del
paciente. De una forma sorprendente, este hallazgo hizo que médicos y cirujanos
unieran sus esfuerzos para comprender lo que ocurre en el individuo con diabetes
operado con una técnica originalmente destinada a bajar el peso. Las diversas teo-
rías que explican lo que ocurre están plasmadas en este capítulo, pero hay que
señalar que aún hay mucho que conocer, que aún tenemos que dilucidar el papel
de la genética y la genómica, la importancia de la microbiota, los efectos de la
estimulación cerebral y otras, en la génesis y el tratamiento de esta enfermedad.
Dr. Rafael Alvarez Cordero.
INTRODUCCIÓN
Globalmente se estima que más de 385 millones de personas padecen DM2, con
una prevalencia de 8.3%. América del Norte y el Caribe son las regiones con ma-
yor prevalencia (se incluye México), que es de 11%, lo que representa más de 37
millones de individuos. Con una distribución heterogénea alrededor del mundo
la DM2 es, sin duda, una de las enfermedades de mayor crecimiento (tan acelera-
do que para 2040 se estima que su prevalencia mundial sea de 642 millones de
personas), alcanzando proporciones epidémicas en algunas regiones y sobrepa-
sando los recursos de las instituciones de salud para combatirla.1 En 2017 se re-
portaron 425 millones de personas diabéticas, y se estima que para el año 2045
habrá probablemente 629 millones de casos.61
En EUA se estima que 29.1 millones de personas tienen DM2, representando
9.3% de su población; de este grupo, 21 millones cuentan con diagnóstico y trata-
miento, mientras que 8.1 millones aún no han sido diagnosticados, es decir,
27.8% de la población con DM2 no se encuentra recibiendo tratamiento alguno.
Anualmente son diagnosticados 1.7 millones de casos nuevos en adultos, lo que
representa una tasa de 7.8 por cada 1 000 habitantes.2
cientes diabéticos que en los que no presentan dicho diagnóstico, mientras que
los costos indirectos asociados a discapacidad, pérdida laboral o muerte prematu-
ra son de alrededor de 69 000 millones de dólares, para un total de 245 000 millo-
nes de dólares al año.2
de mujeres). Entre las personas con diabetes, 4.47% reportaron haber padecido
ya un infarto agudo del miocardio, en contraste con 1.64% entre los no diabéticos;
2.80% de los pacientes diabéticos reportaron haber tenido angina de pecho, en
comparación con 1.06% entre los no diabéticos; y 4.05% de las personas diabéti-
cas reportaron tener insuficiencia cardiaca, en contraste con 1.27% entre los no
diabéticos. Del total de individuos que reportaron un diagnóstico previo, 47.6%
(tres millones) indicaron que algún médico les había mencionado que padecían
visión disminuida, y 38% (2.4 millones) refirieron ardor, dolor o pérdida de sen-
sibilidad en los pies. Por gravedad, 2% (128 000) reportaron amputaciones, 1.4%
(89 000) diálisis y 2.8% (182 000) infartos. Durante las últimas décadas el núme-
ro de personas que padecen diabetes en México se ha incrementado, y actualmen-
te es la segunda causa de muerte en el país,4 sabiendo de antemano que se cuenta
con un subregistro sumamente importante.
en tres grupos:
Estómago
que queda
60 a 80 cc
Estómago
que se
retira
Porción
“bypaseada”
del estómago
Bolsa
gástrica
Duodeno Yeyuno
Duodeno “bypaseado”
Alimentos
Yeyuno
Jugos gástricos
Estómago
nuevo
Porción
de
estómago
que se
excluye
Duodeno Duodeno
Alimentos
Yeyuno Jugos gástricos
En este procedimiento se realiza una manga gástrica que continúa con una sec-
ción del duodeno de 2 a 3 cm distales al píloro; posteriormente se transfiere a tra-
vés de una ventana a través del mesocolon al abdomen bajo. Se preservan los 30
Cirugía metabólica 257
Hay múltiples estudios en los que se evidencia que la pérdida de peso posterior
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al bypass gástrico en “Y” de Roux (BGYR) mejora todas las comorbilidades rela-
cionadas con la obesidad que se conocen a la fecha, incluyendo diabetes, hiper-
tensión, dislipidemia, esteatosis hepática no alcohólica, apnea obstructiva del sue-
ño, síndrome de obesidad–hipoventilación, disfunción cardiaca, esofagitis por
reflujo, artritis, infertilidad, incontinencia por estrés y úlceras por estasis
venosa.13–15
Entre los mecanismos implicados en la pérdida de peso posterior a un bypass
gástrico la restricción gástrica desempeña un rol incuestionable. Debido a la dis-
minución de la capacidad gástrica posquirúrgica los pacientes experimentan sa-
ciedad temprana y, por consiguiente, comen menos alimentos.16,17 Sin embargo,
si éste fuera el único mecanismo para conseguir la pérdida de peso, el sistema de
homeostasis energético llevaría a los pacientes a compensar dicha restricción con
aumento en la frecuencia de la ingesta de alimentos, así como a ingerir alimentos
258 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 14)
Cirugía metabólica
nas, mientras que la pérdida de peso ocurre mucho más despacio. Esto sugiere
que los mecanismos de beneficio metabólico se extienden más allá de la magni-
tud de la pérdida de peso solamente, un concepto que se ha demostrado en mode-
los animales incluso durante seguimiento por largo tiempo. Las alteraciones fi-
siopatológicas involucradas no se entienden completamente, pero el paradigma
principal gira en torno al eje del papel fisiológico del tracto gastrointestinal en
la homeostasis de la glucosa.60
Múltiples factores parecen estar involucrados en los beneficios metabólicos
de la cirugía, incluyendo la restricción de calorías, aumento en la distribución de
nutrientes en el intestino delgado distal, aumento de las concentraciones de ácido
biliar y cambios en la microbioma intestinal.
A continuación presentamos algunas teorías que describen los procesos más
específicos en los cambios fisiológicos posteriores a la cirugía metabólica.
260 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 14)
Teorías hormonales
La teoría del intestino posterior propuesta por Cummings y col.21 sugiere que la
producción de hormonas intestinales insulinotrópicas, como el péptido similar a
glucagón 1 (GLP–1) y el péptido tirosina tirosina (PYY), ocurre cuando los nu-
trientes entran en contacto con el intestino distal, contribuyendo a la normaliza-
ción de la hiperglucemia aun en ausencia de restricción gástrica, acentuando lo
que se llama freno ileal (ileal brake). En este fenómeno la presencia de nutrientes
en el íleon suprime la motilidad gastrointestinal, disminuye el vaciamiento gás-
trico, lentifica el tránsito intestinal y restringe la ingestión de alimentos. Los me-
canismos implicados en el freno ileal incluyen la producción de hormonas insuli-
notrópicas con actividad incretínica secretadas principalmente por las células L
del íleon y el colon (GLP–1 y péptido tirosina tirosina), como se demostró en los
estudios realizados en roedores, en los cuales una porción del íleon era insertada
en el duodeno sin crear ningún procedimiento restrictivo ni malabsortivo y cau-
sando una pérdida de peso considerable simplemente por la exposición temprana
de los nutrientes al íleon.20,21
Cirugía metabólica 261
La teoría del intestino anterior, propuesta por Rubino y col.,22 sugiere que la ex-
clusión del intestino proximal por medio de la cirugía inhibe la liberación de se-
ñales diabetogénicas, como el polipéptido insulinotrópico dependiente de gluco-
sa (GIP) —antes conocido como péptido inhibidor gástrico, el cual es producido
ante la presencia de alimentos en el duodeno. Cuando el alimento no pasa por el
duodeno ni el yeyuno proximal el factor llamado “antiincretínico” es inhibido,
lo cual contribuye a lograr la remisión de la DM2. Esto es debido a que el GIP
posee un efecto dual, insulinotrópico y glucagonotrópico. En los pacientes con
DM2 el GIP presenta menos poder insulinotrópico y mayor poder glucagonotró-
pico.21
Esta teoría se sustenta en un estudio realizado en roedores por Rubino y Mares-
caux, en el que realizaron un bypass gastroyeyunal dejando el estómago comple-
tamente intacto y haciendo exclusión duodenal, con la realización de mediciones
de glucosa, insulina y curva de tolerancia a la glucosa; se presentó una mejoría
significativa en este grupo, pero no en otro en el que se realizaron gastroyeyunoa-
nastomosis en omega sin exclusión duodenal.
Posteriormente en ambos grupos se realizó una reintervención, llevando a cabo
anastomosis gastroduodenal en el primer grupo para permitir el paso de nutrien-
tes al duodeno; en el segundo grupo se realizó la exclusión duodenal, observando
deterioro en el control glucémico adquirido previamente por el primer grupo y pre-
sentando mejoría en el control glucémico del segundo grupo (que previamente
no lo tenía).22
Esta teoría no logra explicar por qué se logra el control glucémico en los
pacientes posoperados de manga gástrica, un procedimiento en el que no se rea-
liza exclusión duodenal, y por qué tiene resultados similares al BGYR en la remi-
sión de la DM2.23
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Otras teorías
Teoría de la malabsorción
Teoría de la microbiota
S Remisión parcial: HbA1c < 6.5%, glucosa central de 100 a 125 mg/dL y
al menos un año de duración en ausencia de terapia farmacológica activa.
S Remisión completa: HbA1c en rangos normales, glucosa central < 100 mg/
dL y al menos un año de duración en ausencia de terapia farmacológica ac-
tiva.
Sin embargo, estos criterios aún no han sido aceptados universalmente debido a
que existen diferentes factores que reflejan la severidad de la DM2 y que han sido
asociados con falla para lograr remisión completa después de cirugía bariátrica,
incluyendo lo siguiente: pobre control glucémico basal, larga duración de DM2
y una función pobre de las células beta, además del porcentaje de pérdida de peso
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asociado, ya que los pacientes que pierdan más peso será mas probable que logren
remisión de la enfermedad contra los que no.50,51
A pesar de la creciente evidencia de que la cirugía bariátrica metabólica pro-
duce una importante mejoría en la diabetes tipo 2 (DM2), entre los algoritmos de
tratamiento de diabetes existentes no se incluían opciones quirúrgicas.
En el año 2011 la Federación Internacional de Diabetes fue la primera en intro-
ducir la cirugía metabólica en el tratamiento de DM2, además de proponer algo-
ritmos de tratamiento como alternativa de manejo en pacientes con IMC entre 30
y 35 kg/m2 con diabetes no controlada a pesar de tratamiento farmacológico, es-
pecialmente en presencia de factores de riesgo mayor para enfermedad cardio-
vascular.50,51
Esta fue de las razones más importes que originaron la realización de la Segun-
da Cumbre de Cirugía de Diabetes (DSS–II), una conferencia de consenso inter-
264 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 14)
Pacientes con
diabetes tipo 2
Obeso No obesos
IMC w 30 kg/m2 o IMC < 30 kg/m2 o
w 27.5 en asiáticos < 27.5 en asiáticos
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
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270 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 14)
15
Cuidados perioperatorios
en cirugía bariátrica
Hugo Laviada Molina, María Fernanda Molina Seguí
CUIDADOS PREOPERATORIOS
271
272 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 15)
Biometría hemática X X X X X X X X
completa
Pruebas de función X X X X X X X X
hepática
Glucosa X X X X X X X X
Creatinina X X X X X X X X
Electrólitos X X X X X X X X
Hierro/ferritina X X* X* X* X* X*
Vitamina B12 y X X* X* X* X* X*
AMM
Folato X X* X* X* X* X*
Calcio X X* X* X* X* X*
PTH X X* X* X* X* X*
25–D X X* X* X* X* X*
Albumina/prealbú- X X* X* X* X* X*
mina
Vitamina A X Opcional Opcional
Zinc X Opcional Opcional Opcional Opcional
Densidad mineral X X* X* X*
ósea y compo-
sición corporal
Vitamina B1 X X X X X X X
Adaptado de: Endocrine and nutritional management of the post–bariatric surgery patient: an Endo-
crine Society Clinical practice guideline. J Clin Endocrinol Metab 2010;95(11):4823–4843. AMM:
ácido metilmalónico.
Evaluación de enfermedades
metabólicas y diabetes mellitus
larmente en las personas que no superen los cinco años de evolución, en las que
se espera una remisión temporal de la enfermedad, sobre todo con los procedi-
mientos quirúrgicos mixtos (bypass gástrico en “Y” de Roux) o en los malabsorti-
vos. Ello implicará en la mayoría de los casos la suspensión de la terapia con insu-
lina y el ajuste gradual de medicamentos orales.
Desde 2013 la Federación Internacional de Diabetes reconoce la cirugía de
obesidad (cirugía metabólica) como un tratamiento a considerase en los pacientes
obesos con diabetes mellitus tipo 2, particularmente en personas con comorbili-
dades importantes, como hipertensión y dislipidemia.
Es relevante alcanzar los objetivos asociados a una mejor probabilidad de de-
senlaces posquirúrgicos. Ello incluye un valor de HbA1c de 6.5 a 7, glucosa de
ayuno < 110 mg/dL y glucosa posprandial de dos horas < 140 mg/dL. En los pa-
cientes con complicaciones microvasculares o macrovasculares pudieran consi-
derarse metas más liberales, como una HbA1c de 7 a 8%.6
Otras consideraciones
La terapia estrogénica debe ser descontinuada en las mujeres, sea que se trate de
anticonceptivos orales o de terapia de reemplazo, en promedio un mes antes de
la cirugía, para reducir el riesgo de fenómenos tromboembólicos.
Las pacientes deben ser advertidas de la posibilidad de embarazo, ya que las
mujeres con ovarios poliquísticos corrigen su subfertilidad o infertilidad cuando
pierden peso.6
CUIDADOS POSOPERATORIOS
Los cuidados posoperatorios inmediatos son todos los que impliquen la vigilan-
cia y la atención del paciente sometido a una cirugía de obesidad desde su salida
del quirófano hasta las primeras seis a ocho semanas.
Cuidados perioperatorios en cirugía bariátrica 275
la edad y el peso.13 En casos especiales se puede llegar hasta 2.1 g/kg, previa dis-
cusión de las razones para tal incremento. Se procurará un consumo mínimo de
proteínas de 30 g por tiempo de comida, especialmente en el desayuno, para rom-
per con el estado catabólico del ayuno nocturno.
Si no se alcanzan los requerimientos de proteínas se pueden utilizar suplemen-
tos proteicos.14
Micronutrientes y suplementos
en el posoperatorio inmediato
una fístula anastomótica. En los pacientes con sospecha de fístula pero clínica-
mente estables los estudios radiológicos gastrointestinales usando agua contras-
tada o con tomografía pueden ser considerados para evaluar y ubicar fístulas de
las anastomosis. La laparotomía exploratoria es justificada en el escenario de alta
sospecha de fístulas de anastomosis a pesar de estudios negativos. La presencia
de un cambio en la frecuencia cardiaca a más de 120 pulsaciones por minuto du-
rante más de cuatro horas con taquipnea, hipoxia o fiebre debe aumentar la sospe-
cha de una fístula.
de alimento
Plenitud posprandial
Cólicos
Náusea
Vómitos
Diarrea explosiva
Síndrome de dumping precoz 10 a 30 minutos Diaforesis
Vértigo
Debilidad
Sudoración
Síndrome de dumping tardío 2 a 4 horas Debilidad
Vértigo y mareos
Palpitaciones
Adaptado de Meléndez JJ: Síndrome de dumping. Rev Méd Costa Rica Centro Am 2014;599:475–
478.
282 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 15)
mestrales para detectar deficiencias de hierro, ácido fólico, vitamina B12, calcio
y vitaminas hidrosolubles.6
Alimento
Vaciado gástrico
rápido
Secuestro intraluminal
de fluidos
Hipotensión Dolor
abdominal Hipoglucemia
tardía
Taquicardia
Diarrea
Síndrome de
Precoz dumping Tardía
Figura 15–1. Fisiopatología del síndrome de dumping. Adaptado de: Kanth R: Dumping
syndrome Medscape. Medscape 2013 (8).
Cuidados perioperatorios en cirugía bariátrica 283
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
286 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 15)
16
Diabetes mellitus en las
edades infantil y juvenil
Alfonso Rodríguez Jaramillo, Margarita Barrientos Pérez,
Karen Pedraza Escudero
DIABETES
sistente o crónica.1
De acuerdo con los criterios de la Asociación Americana de Diabetes, se defi-
ne como paciente diabético al que presenta datos paraclínicos con:
287
288 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 16)
Cuidados recomendados:49
S El tratamiento con insulina debe iniciarse tan pronto como sea posible des-
pués del diagnóstico en todos los niños con hiperglucemia para prevenir la
descompensación metabólica y la cetoacidosis diabética.49
S La relación dinámica entre la ingestión de carbohidratos, la actividad física
y la insulina se debe enfatizar desde el primer momento.49
S La modalidad de tratamiento con insulina debe ser lo más fisiológica posi-
ble, pero teniendo en cuenta las preferencias del paciente y del cuidador.49
S La insulina nunca debe congelarse. La luz solar directa o el calentamiento
(en climas cálidos) daña la insulina. Los pacientes no deben usar insulinas
que hayan cambiado de aspecto (aglutinación, formación de escarcha, pre-
cipitación o decoloración).49
S Una buena habilidad técnica con respecto al uso de jeringas, bolígrafos de
insulina y bombas es importante.49
El tiempo más corto para el inicio de acción de los análogos de acción rápida (in-
sulinas lispro, aspart y glulisina) que debe ser de 15 a 5 min antes del alimento,
elimina la necesidad de esperar 45 min después de la inyección (como debía apli-
carse con insulina regular) para comenzar a comer.
En los niños pequeños a veces es difícil determinar cuándo y cuánto come el
niño; en estos casos se puede administrar la inyección después de la ingestión de
alimento. El tiempo más corto para el pico y la duración de la acción significa que
el aumento en glucosa sanguínea después de la comida coincide con el perfil de
la insulina disminuyendo la hiperglucemia posprandial inmediata, así como tam-
bién la hipoglucemia posprandial tardía que se observa por la acción prolongada
de la insulina regular.7
Los análogos de insulina de acción rápida son utilizados para la administración
continua subcutánea de insulina con microinfusora de insulina (CSII).
respuesta al administrarse una vez al día, en la DM1 se prefiere utilizar dos aplica-
ciones en 24 h para lograr un mejor control.
La insulina se administra por vía subcutánea mediante jeringas con agujas, plu-
mas prellenadas, plumas para uso con cartuchos de insulina (con posibilidad de
aplicar medias unidades de insulina) o en microinfusora de insulina. Los sitios
que se recomiendan para administrar insulina son la región anterolateral de los
muslos, la pared abdominal, la cara posterolateral de los brazos superiores y el
área superolateral de los glúteos. Es importante tener un patrón de rotación, es
decir, siguiendo un patrón regular, utilizar sitios diferentes y también diferentes
áreas dentro del mismo sitio. Esto es importante para evitar la lipodistrofia atró-
fica.10
Las jeringas están disponibles en unidades de 100 U/1 mL, de 50 U/0.5m L y
de 30 U/0.3 mL; con las dos últimas jeringas es posible aplicar medias unidades
de insulina para el caso de niños pequeños o con poco requerimiento de insulina.
Las bombas de insulina entregan el aporte de insulina de manera más fisioló-
gica, además de tener ventajas, como son una programación basal de múltiples
rangos en más de 24 h, la administración indolora de bolos adicionales para cubrir
entre aperitivos, la inserción de un sitio cada tres días (en comparación con las
inyecciones diarias múltiples), la posibilidad de programar múltiples tasas basa-
les —tomando en cuenta los ritmos circadianos— y personalizar en forma de
onda la administración, para composición y bolos de comida diferentes, la capa-
cidad de entregar dosis muy pequeñas de insulina (hasta 0.025 U) y la función
de calculadora de dosis de insulina.10
Los pacientes con diagnóstico reciente de diabetes mellitus que presentan cetoa-
cidosis o síntomas de la diabetes requieren generalmente la dosis diaria total
(TDD: total daily dosage) de insulina de al menos 1 U/kg/dosis, mientras que los
que son diagnosticados incidentalmente requieren menor dosis.
Los niños pequeños requieren 0.2 a 0.4 U/kg/dosis, los niños prepúberes de
0.5 a 0.8 U/kg/dosis y los adolescentes de 0.8 a 1.5 U/kg/dosis.
El requerimiento de insulina es más alto durante la pubertad temprana y a me-
diados de la pubertad (2 U/kg/dosis), cuando la resistencia fisiológica a la insuli-
na es máxima.11 La dosis debe ajustarse de acuerdo a cada individuo en particular
por medio del automonitoreo de glucemia capilar; en el régimen de mezcla se uti-
liza NPH y regular o análogo de acción rápida, con la administración de insulina
dos veces al día. Dos tercios de la TDD son administrados en la mañana antes del
292 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 16)
desayuno, dos terceras partes como NPH y un tercio como regular o análogo de
acción rápida, el tercio restante del TDD en la noche, antes de la cena, la mitad
a dos tercios como NPH y el resto como regular o análogo de acción rápida.10
En el régimen de bolo basal mediante múltiples inyecciones diarias (MDI:
multiple daily injections) el análogo de acción prolongada (insulinas detemir,
glargina o degludec) se administran una vez al día (o en ocasiones dos veces al
día) de insulina para la cobertura basal y tres o cuatro dosis de análogos de acción
rápida (lispro, aspart o glulisina) relacionados con la cobertura de la glucemia de
la comidas.12
La insulina basal debe ser administrada al mismo tiempo todos los días y la
insulina en bolo de 5 a 15 min antes de las comidas. La dosis anterior a la comida
en bolo de insulina se puede calcular dividiendo el resto de la dosis diaria total
entre tres. Sin embargo, para un cálculo más preciso del bolo de dosis de insulina,
así como para proporcionar una mayor flexibilidad en el plan de dieta, es preferi-
ble usar la relación de insulina para carbohidratos (RIC) y el factor de sensibili-
dad de la insulina (FSI) o factor de corrección.12
La RIC es la cantidad de hidratos de carbono (en gramos) que se cubre con 1
U de insulina. Se puede calcular aproximadamente como 500 g de hidratos de
carbono para la TDD. Por ejemplo, para un adolescente de 12 años de edad, con
una TDD de 25 unidades, la RIC es de 500/25 = 20; es decir, necesita 1 U de insu-
lina para cubrir 20 g de hidratos de carbono. Sin embargo, la RIC exacta varía
para cada paciente según la hora del día (mayor RIC para el desayuno, baja en
caso de no ingerir algo antes de dormir) y puede ser calculada más adelante por
la cantidad de carbohidratos consumidos en comidas diferentes, por las unidades
de la insulina administrada para cada comida y por los valores de glucosa pre-
prandial y posprandial.13
El factor de sensibilidad de insulina, o FSI, es la reducción de glucosa en san-
gre (GS: glucosa en sangre —mg/dL—) que se puede lograr mediante la adminis-
tración de 1 U de insulina. El FSI se puede calcular aproximadamente como 1 800
de la TDD. Por ejemplo, para el mismo caso del adolescente de 12 años con una
TDD de 25 U, el FSI es 1 800/25 = 72, lo que significa que la glucosa en sangre
por reducir es aproximadamente de 72 mg/dL para cada unidad de insulina admi-
nistrada.
La insulina adicional que se necesita para la corrección de glucosa en sangre
de la comida, que es superior al objetivo, puede ser calculada como (glucosa en
sangre real–glucosa en sangre objetivo)/FSI.13
La glucemia (GS) objetivo normalmente se toma como 100 a 150 mg/dL para
diferentes tipos de paciente.
Un ejemplo de cálculo de dosis de insulina antes de la comida en el régimen
“flexible” lo constituiría un adolescente de 12 años de edad que se encuentra en
el régimen de múltiples inyecciones diarias MDI “flex”. Su receta indica: insuli-
Diabetes mellitus en las edades infantil y juvenil 293
na glargina, inyección 12 U a las 21:30, 20 RIC, FSI 72. Se debe calcular la canti-
dad de insulina análoga rápida al ser administrada antes del almuerzo, si quiere
tener 80 g de hidratos de carbono en su almuerzo y en su prealmuerzo la glucemia
es de 200.
La cantidad de insulina necesaria para 80 g de carbohidratos es 80/RIC = 80/20
= 4 U.
La cantidad de insulina necesaria para corregir la glucemia alta es (GS real–
objetivo GS/FSI) 200 – 130/72 = 1 U.
Por tanto, la cantidad total de insulina análoga rápida que se necesita es de 5
U (4 U + 1 U).
Con las bombas de insulina, en comparación con el régimen MDI, se ha de-
mostrado una reducción significativa de la hipoglucemia grave y la hipoglucemia
nocturna. Asimismo, una disminución de la HbA1c y una mejora del control me-
tabólico han sido reportadas en estudios a corto plazo y en algunos estudios a lar-
go plazo.14
S La mayoría de los niños y adolescentes con DM1 deben ser tratados con un
régimen intensivo de insulina, ya sea inyecciones múltiples diarias o infu-
sión continua subcutánea de insulina.
S Todos los niños con DM1 deben realizar automonitoreo de glucosa capilar
múltiples veces al día, incluyendo antes de alimentos, a la hora de acostarse
y cuantas veces sea necesario en situaciones clínicas específicas, como ejer-
cicio, conducción de vehículos o síntomas de hipoglucemia.
S El automonitoreo continuo de glucosa debe ser considerado en niños con
DM1 que utilizan inyecciones o infusión subcutánea continua de insulina
como una herramienta adicional para mejorar control glucémico.
294 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 16)
cas únicas en muchos países. Los datos recientes del estudio TODAY (Treatment
Options for T2DM in Adolescents and Youth) sugieren que la pérdida de la secre-
ción de insulina es aún más rápida cuando la DM2 se presenta en adolescentes.48
Sin embargo, se han apreciado cambios en la edad de aparición de la DM2 a
partir de la década de 1990.18 Este hecho ha despertado un gran interés en los últi-
mos años en varios países, dado que se observa un aumento constante en las per-
sonas menores de 20 años de edad, a tal punto que ha pasado de una condición
clínica previamente casi desconocida en edades pediátricas a ser una realidad.
Cabe destacar que en algunos países la DM2 es más frecuente que la DM1.19
Aunque la DM2 ha sido considerada un síndrome de personas adultas, en 1916
Reisman había reconocido que en los niños con diabetes mellitus las manifesta-
ciones clínicas eran similares a lo que ocurre en los adultos.20 Sin embargo actual-
mente se ha hecho evidente que la DM2 en el niño tiene una progresión más rá-
pida hacia la falla de la función de la célula beta del páncreas y un desarrollo
acelerado hacia complicaciones de la diabetes.4 Para puntualizar algunos aspec-
tos en torno a la DM2, es importante definir que un adolescente es un individuo
en varias etapas de maduración, generalmente considerado entre los 12 y los 18
años de edad.21 La DM2 en la infancia se caracteriza por:21,48
1. Sobrepeso u obesidad con índice de masa corporal por arriba del percentil
85.
2. Historia familiar fuertemente positiva de DM2.
3. Capacidad secretora sustancial residual de insulina en el momento del diag-
nóstico (reflejado como concentraciones de insulina y péptido C normales
o elevadas).
4. Inicio insidioso de la enfermedad, puede variar desde una hiperglucemia
asintomática detectada a través de la exploración o durante el examen físico
de rutina hasta cetoacidosis en hasta 25% de los pacientes o el estado hiper-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Descompensación aguda
COMPLICACIONES DE LA DIABETES
Cetoacidosis diabética
S Leve: paciente con deshidratación mínima, < 5%, con tolerancia de la vía
oral.
S Moderada: deshidratación > 5%, sin estado de choque, respiración acidó-
tica.28,29
Hidratación
Si no hay vómito se administran líquidos no hipotónicos por vía oral. Las bebidas
isotónicas son útiles en tomas cada tres horas.
Cada seis horas se le ofrece una ingestión al paciente.
Si hay vómito o no hay mejoría de la cetoacidosis leve, se maneja como cetoa-
cidosis moderada y la hidratación se hace por vía parenteral con solución de clo-
ruro de sodio a 0.9%, cálculo de líquidos tomando en cuenta pérdidas previas y
actuales y corrección del volumen en 48 h.
Cuando la glucemia sea inferior a 250 mg/dL o haya un descenso superior a
100 mg/dL en una hora se cambiará a solución mixta: glucosa a 5% y cloruro de
sodio a 0.9% en una proporción de 1:5 (si la natremia corregida es muy baja se
puede utilizar solución mixta en proporción de 1:3), o se aplica un suero gluco-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
sado a 5% en “Y”.
A las dos horas, siempre que se constate la diuresis, se inicia la administración
de potasio en forma de KCl. Se deben mantener los niveles de potasio entre 3.5
y 4.5 mmol/L.
Insulinoterapia
Se utilizará insulina rápida por vía subcutánea en dosis inicial de 0.2 a 0.25 UI/kg
de peso.
Las dosis sucesivas se administrarán también por vía subcutánea cada seis ho-
ras, unos 5 a 15 min si se utilizan análogos o unos 30 min si se utiliza insulina
regular antes de la toma de alimentos, modificando las dosis según la glucemia
actual y las dosis previas de insulina administrada.
En el caso de no aceptar la vía oral y requerir hidratación endovenosa, se admi-
nistrará insulina regular en infusión, una a dos horas después del inicio de la hi-
dratación.
Aporte energético
Cada seis horas y después de cada dosis de insulina se administrará alimento. Se
indicará una dieta pobre en grasas y proteínas, y rica en hidratos de carbono. Si
no tolera la vía oral, usar la vía parenteral mediante la administración de sueros
glucosados cuando la glucemia sea inferior a 250 mg/dL.29
Cetoacidosis grave
Medidas generales
S Reanimación si se precisa.
S Ingreso en la unidad de cuidados intensivos.
S Administración de oxígeno con puntas nasales.
S Colocación de sonda urinaria y sonda nasogástrica.
Hidratación
Insulinoterapia
Se utilizará insulina, una a dos horas después del inicio de la hidratación, por vía
intravenosa en infusión continua a 0.1 UI/kg/h (en los menores de cinco años de
edad a 0.05 UI/kg/h). Una forma de disolución consiste en 0.5 UI/kg en 50 mL
de solución de cloruro de sodio a 0.9%, de la cual 10 mL/h equivalen a 0.1 UI/kg/h.
El objetivo consiste en disminuir la glucemia entre 70 y 90 mg/dL/h. Al alcan-
zar valores de glucemia de 250 mg/dL, o si la reducción en las dos primeras horas
es superior a 100 mg/dL/h, se debe administrar solución mixta: glucosa a 5% y
cloruro de sodio a 0.9%, en una proporción de 1:5.
Se aumentará la insulina a 0.2 UI/kg/h si la reducción de la glucemia en dos
a cuatro horas es inferior a 50 mg/dL/h.
Si se alcanza una cifra de glucemia inferior a 60 mg/dL se debe suspender la
infusión unos 10 o 15 min, aumentando el aporte de glucosa para poder reiniciar
posteriormente la administración de insulina intravenosa y evitar la cetogénesis.
El cambio a insulina subcutánea se efectuará cuando el paciente no precise
perfusión y la tolerancia oral sea correcta (la primera dosis 15 min antes de dete-
ner la infusión de insulina, según los parámetros descritos anteriormente).30
El manejo de un episodio de CAD no está completo hasta que su causa haya
sido identificada y se haya hecho un intento de tratamiento. La omisión de aplica-
ción de insulina, sea por descuido o de manera deliberada, es la causa de CAD
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
que puede incrementarse a niveles consistentes con CAD cuando una prueba de
cetona en orina es negativa o muestra sólo trazas de cetonuria.32
Generalmente la CAD es una razón psicosocial importante que se deriva de
omitir el uso de insulina, un intento por perder peso en adolescentes con un tras-
torno alimentario, un medio de escapar de una situación intolerable o abusiva en
el hogar y una depresión clínica o por otra razón, como la incapacidad del pa-
ciente para controlar la diabetes sin ayuda.
La infección que no se asocia a vómito y diarrea es rara vez la causa de CAD
cuando la familia es educada adecuadamente en el manejo de la diabetes y está
recibiendo cuidados de seguimiento apropiados por parte de un equipo entrenado
en el manejo de la diabetes, con una línea telefónica de ayuda las 24 horas del
día.33
El manejo multidisciplinario incluye el apoyo de un trabajador social o un psi-
cólogo clínico, los cuales deben ser consultados para identificar la razón psicoso-
cial que contribuye al desarrollo de la CAD. La omisión de uso insulina puede
prevenirse mediante esquemas en los que la educación, la evaluación psicosocial
y el tratamiento combinados con supervisión de un adulto para la administración
de insulina, sean la base del manejo integral y médico.
Los padres y los pacientes deben aprender a reconocer la CAD inminente con
manejo adicional de insulina de acción corta e incremento en la ingestión de flui-
dos orales. Los pacientes deben tener acceso a un teléfono disponible durante las
24 horas del día para ayuda de emergencia, asesoramiento y tratamiento. Cuando
un adulto confiable administra insulina se puede reducir 10 veces la frecuencia
de la CAD recurrente.34
COMA HIPEROSMOLAR
mente cuando hay deshidratación muy grave, pueden cursar con acidosis leve o
moderada. Por el contrario, algunos niños con DM1 pueden tener características
de HHS (hiperglucemia grave) si han ingerido bebidas que contienen altas canti-
dades de hidratos de carbono para calmar la sed y reemplazar las pérdidas urina-
rias antes del diagnóstico. La terapia debe ser modificada apropiadamente para
abordar las alteraciones fisiopatológicas y bioquímicas de cada paciente.
La diabetes tipo MODY (del inglés maturity onset diabetes of the young) se ca-
racteriza porque se presenta en los pacientes cuando tienen menos de 25 años de
edad, su herencia es autosómica dominante recesiva o una mutación de novo (por
eso es frecuente encontrar tres generaciones de una misma familia afectadas) y
los pacientes no requieren insulina durante al menos los cinco años posteriores
al diagnóstico. Se conocen siete genes implicados en la diabetes MODY. La ma-
yoría de ellos son factores de trascripción que intervienen en el desarrollo em-
brionario. De acuerdo con el gen implicado se puede clasificar en distintos tipos,
de los cuales MODY 2 y MODY 3 son los más comunes.37
Las enfermedades humanas, como la diabetes, el cáncer y las enfermedades
cardiacas, son heredables; sin embargo, hasta la fecha se ha explicado sólo una
fracción de su predisposición genética.
Actualmente la genética molecular se está utilizando como una prueba de
diagnóstico que puede ayudar a definir el diagnóstico y el tratamiento de los niños
con diabetes. Es importante diagnosticar correctamente la diabetes monogénica,
ya que puede predecir el curso clínico del paciente, explicar otras características
clínicas asociadas y guiar de manera importante el tratamiento más apropiado.52
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
para que los mismos genes sean responsables de casos monogénicos explica tam-
bién el porqué del riesgo heredado más común para cada forma de enfermedad
sea aún una incógnita. Dos genes con la asociación a la forma común de DM2 han
sido ampliamente replicados: KIR6.2 y PPAR, los cuales llevan mutaciones raras
que causan trastornos mendelianos del metabolismo de la glucosa, con la consi-
guiente diabetes neonatal.38
La diabetes neonatal generalmente se diagnostica en los primeros tres meses
de vida. Clínicamente se reconocen dos subgrupos: transitorios y permanentes.
La diabetes mellitus neonatal transitoria se resuelve en una mediana de 12 sema-
nas, pero hasta 50% de los casos finalmente recaerán.54 La diabetes mellitus neo-
natal permanente requiere tratamiento continuo de insulina desde el diagnóstico.
La causa más común conocida son las mutaciones en el gen KCNJ11 que codifica
la subunidad Kir6.2 del canal KATP de células b.55
La enfermedad mendeliana que es fenotípicamente similar a la típica DM2 es
la diabetes de inicio en la madurez de los jóvenes (MODY), un trastorno autosó-
mico dominante caracterizado por principios de aparición de hiperglucemia y un
defecto en la función de las células del páncreas.
Se conocen actualmente 12 genes que causan MODY, contando aproximada-
mente entre 2 y 5% para la DM2.39
Las mutaciones en HNF4, TCF1 (codificación Hnf1) y TCF2 (codificación
Hnf1) causan una regulación anormal de la transcripción en las células, generan-
do un defecto en la señalización metabólica de la secreción de insulina y en la
masa celular.37
Otros dos factores de transcripción, Ipf1 y NeuroD1, causan diabetes MODY
a través de la regulación transcripcional aberrante de la función y el desarrollo
de la célula. La glucocinasa cataliza la fosforilación de la glucosa a gluco-
sa–6–fosfato, el primer paso en el proceso de la glucólisis.39
Las mutaciones en los genes MODY causan disfunción de la célula y diabetes
por insuficiencia haploide, aunque rara vez a través de mecanismos negativos do-
minantes. Dado que la mayoría de los casos de diabetes monogénica son causa-
dos por mutaciones en estos genes, es fundamental conocer el alcance de que más
variantes comunes contribuyen a la forma común de tipo DM2.40
Los genes MODY han generado gran interés como genes causales para la
DM2 de aparición tardía; sin embargo, hasta ahora las asociaciones de las varian-
tes comunes dentro de estos genes han sido negativas o inconsistentes.
La asociación más prometedora es de variantes comunes cerca el promotor P2
en HNF4, aunque algunos estudios no han podido confirmar estos hallazgos. Las
variantes comunes en el gen MODY3, TCF1, no parecen influir en el riesgo de
la DM2, según varios estudios con series grandes de pacientes.41
Por el contrario, los otros genes MODY no han sido ampliamente analizados
para su asociación con DM2; no obstante, hay algunos informes en la codifica-
Diabetes mellitus en las edades infantil y juvenil 305
ción y las variantes del promotor de estos genes. La variante G, una variante de
flujo de la promotora de GCK, ha sido inconsistentemente asociada a la diabetes,
pero con frecuencia se ha encontrado relacionada con un aumento de la glucosa
en ayuno.42
Las formas comunes de la enfermedad han sido a menudo influidas por varian-
tes heredadas en distintos genes, de los que causan formas mendelianas; esto su-
giere que los mecanismos patogénicos subyacentes de las formas comunes pue-
den no ser tan similares como inicialmente se esperaba y que el estudio de los
subtipos mendelianos solos podrían no necesariamente identificar todos los ca-
minos y genes necesarios para entender las formas comunes de la enfermedad.
Esto se asocia al hecho de que muchos tipos de genes candidatos para DM2, con
fuerte apoyo biológico, han demostrado no tener ningún efecto en la DM2.
Estos resultados indican que una gran parte del componente genético del ries-
go de DM2 puede no corresponder a los genes y mecanismos no identificados to-
davía, por lo que se requieren ensayos imparciales de la amplitud del genoma.43
Los estudios de asociación del genoma completo ofrecen otro enfoque y deben
revelar otro tipo de genes para las variantes comunes, que contribuyen significa-
tivamente al riesgo de la DM2.44
Con estos datos es importante concluir que, aunque las variantes raras en estos
genes explicarían la mayoría de los casos de MODY, las variantes comunes en
estos mismos genes contribuirán muy modestamente, si no es que en todos los ca-
sos, a la forma común de la DM2.45
Los genes MODY tienen variantes comunes que pueden estar asociadas a la
forma común de la DM2, particularmente rs757210 en TCF2. Otros dos genes
replican ampliamente la diabetes tipo 2 —KIR6.2 y PPAR— y son una rara causa
de otras formas mendelianas de diabetes.
Por último, el presente capítulo abordó las formas de presentación de la diabe-
tes en las edades infantil y juvenil, incluidos el diagnóstico, el manejo preventivo
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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17
Diabetes mellitus gestacional
Carlos Ortega González, Tania Nava Ponce, Estela Milo Suárez
INTRODUCCIÓN
nóstico a las mujeres con factores de riesgo para DM2 desde su primera visita pre-
natal, utilizando los criterios de diagnóstico estándar para la población general.
Las mujeres con DM2 diagnosticadas en el primer trimestre serán clasificadas
como portadoras de DM pregestacional (DM2), de tal manera que la definición
actual de DMG es la diabetes diagnosticada en el segundo o el tercer trimestres
del embarazo que no es claramente diabetes manifiesta (sea diabetes mellitus tipo
1 o tipo 2).1
Debido a que la obesidad y la DM2 han alcanzado proporciones francamente
epidémicas a nivel mundial, en especial en México, este hecho es probablemente
la causa principal de un mayor número de mujeres embarazadas con DMG, esti-
mándose una prevalencia de esta enfermedad en México de entre 8 y 12%.2
309
310 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 17)
FISIOPATOLOGÍA
Los cambios hormonales propios del embarazo tienen un efecto muy importante
en la aparición de la resistencia a la insulina, aunque no se conocen por completo
los mecanismos mediante los cuales ésta se induce. El efecto se refleja principal-
mente en los tejidos metabólicamente más activos, como son el tejido adiposo y
el tejido musculosquelético, en los que la utilización de glucosa mediada por in-
Diabetes mellitus gestacional 311
PREVALENCIA
DIAGNÓSTICO
Considerar a todas las mujeres con sobrepeso y obesidad, y uno o más de los siguientes crite-
rios:
S Inactividad física
S Familiar de primer grado con diabetes
S Raza o etnicidad (afroamericanos, latinos, nativos americanos, etc.)
S Antecedente de hijo con macrosomía
S Diabetes gestacional previa
S Hipertensión arterial
S HDL menor de 35 mg/dL o triglicéridos mayor de 250 mg/dL
S Diagnóstico de síndrome de ovarios poliquísticos
S HbA1c mayor o igual a 5.7% o antecedente de alteración de glucosa en ayuno
S Condiciones asociadas a resistencia a la insulina
S Historia de enfermedad cardiovascular
Adaptado de ACOG: Committee opinion. Obstet Gynecol 2018;190:e49–e64.
314 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 17)
afecciones clínicas perinatales y que sus efectos se pueden reducir por medio del
tratamiento.
Principalmente con base en los resultados de estos tres estudios, la IADPSG
propuso cambios importantes en los criterios de diagnóstico de la DMG y de la
diabetes pregestacional diagnosticada en el embarazo (cuadro 17–4), siendo los
mismos recientemente adoptados y publicados por la ADA.14,21
No se debe perder de vista que después del embarazo y del diagnóstico de DMG
se realice la reclasificación de la paciente, ya que se estima que de 15 a 70% de las
pacientes con DMG desarrollarán DM2 en su vida, por lo que se sugiere realizar
la reclasificación en el puerperio de la paciente de 4 a 12 semanas después del naci-
miento, mediante curva de tolerancia oral a la glucosa con 75 g de glucosa de dos
horas, en la que se espera un resultado en ayuno < 126 mg/dL y a las dos horas < 200
mg/dL.38
316 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 17)
TRATAMIENTO
cuando las concentraciones maternas fueron ocho veces mayores que la dosis te-
rapéutica. Asimismo, mediante esta misma técnica se ha demostrado un coefi-
ciente de concentración feto/madre de 0.09 " 0.02 después de cuatro horas de
perfusión de dosis terapéuticas del fármaco, en ausencia de albúmina sérica; al
adicionar albúmina este gradiente disminuyó en forma importante (0.03 " 001).
Originalmente se pensó que la pobre transferencia maternofetal de glibenclamida
podría deberse a su alta unión a proteínas (más de 99.8%), a su índice de depura-
ción rápida (1.3 mL/kg/min), a una vida media corta y posiblemente a la función
específica de transportadores placentarios. La glibenclamida es eliminada por un
mecanismo activo frente a un gradiente de concentración de la circulación fetal
a la circulación materna.
La metformina es una biguanida específicamente útil en el manejo de las pa-
cientes con obesidad, debido a su mecanismo de acción, el cual consiste básica-
mente en disminuir la resistencia a la insulina, promover una mayor sensibilidad
a la misma y, por ende, mejorar la captación periférica de glucosa (músculo, híga-
do y tejido adiposo), además de disminuir la producción hepática de gluco-
sa.4,26,36 Asimismo, al no estimular la liberación pancreática de insulina no causa
hipoglucemia, y en ausencia de daño renal o hipoxia tisular es excepcional que
pudiese ocasionar acidosis láctica en las mujeres con DMG.
Si bien en un porcentaje reducido de mujeres (< 15%) puede ocasionar algunos
efectos gastrointestinales indeseables (náusea, vómito o diarrea), es un fármaco
muy seguro.4,26,36
Una buena parte de la información existente sobre el uso de metformina en
mujeres embarazadas se originó a partir de estudios realizados en mujeres con
síndrome de ovarios poliquísticos (SOP), en quienes el uso de este fármaco está
indicado para mejorar una gran parte de los datos clínicos y bioquímicos común-
mente descritos como parte de este padecimiento, tales como anovulación cróni-
ca e hiperandrogenismo —con frecuencia asociado a obesidad—, resistencia a
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
VIGILANCIA ANTENATAL
reprogramación fetal; sin poder dejar de lado uno de los peores desenlaces de la
expresión por diabetes en descontrol, como es el óbito.37
Si bien la tasa de óbito es de tres a cinco veces mayor en pacientes con diabetes
pregestacional en descontrol, la fisiopatología del óbito en mujeres con diabetes
gestacional es controversial, aunque la teoría más aceptada indica que la hiper-
glucemia materna, estimula la hiperglucemia fetal y la hiperinsulinemia fetal,
incrementando el metabolismo fetal, traducido en un mayor consumo de oxígeno
y una disminución subsecuente del contenido arterial de oxígeno.37
Las pruebas más recomendadas para evaluar el bienestar fetal están encamina-
das a evitar complicaciones, como es el óbito; sin embargo, las complicaciones
asociadas a asfixia confieren una gran preocupación, siendo la diabetes tanto ges-
tacional como preexistente factores para asfixia antenatal; no obstante, sigue sin
haber una prueba específica que indique la ausencia de esta condición, únicamen-
te se sabe que el hecho de un control óptimo impactará favorablemente. Por ello
las pruebas de bienestar fetal iniciarán en primer lugar con el automonitoreo de
la glucosa, donde un descontrol mayor de 30% se estima que disminuirá la detec-
ción de cualquiera de las pruebas que más comunmente se utilizan para evaluar
el bienestar fetal; sin embargo, si estamos hablando de una paciente que se en-
cuentra con un control adecuado, en un primer momento se deberá considerar la
ecografía para estimar el peso fetal y así poder descartar alteraciones del creci-
miento fetal, como son los fetos grandes para la edad gestacional o la restricción
del crecimiento intrauterino. La evaluación hemodinámica con Doppler se debe-
rá considerar únicamente en los casos que muestren alteraciones en el crecimien-
to, con el fin de detectar aquellos que hayan echado a andar mecanismos de adap-
tación ante la lesión, como lo es la redistribución de flujos a nivel cerebral, en
caso de vasodilatación cerebral, manifestada por índices de pulsatilidad por de-
bajo del percentil 5 de la arteria cerebral media o una alteración del índice cere-
broplacentario; asimismo, se deberá evaluar los datos de resistencia placentaria
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
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324 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 17)
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Los adultos mayores con diabetes pueden desarrollar una gama parecida de
complicaciones macrovasculares y microvasculares, igual que los adultos jóve-
nes con diabetes. Ellos tienen un alto riesgo de polimedicación, discapacidad fun-
cional y síndromes geriátricos comunes, que incluyen deterioro cognitivo, depre-
sión, incontinencia urinaria, caídas (y sus consecuencias) y dolor persistente.3,4
El tratamiento de la diabetes mellitus en el anciano es más complejo y presenta
mayores limitaciones que en la población adulta joven. Esto es debido al mayor
riesgo de hipoglucemia y sus consecuencias.
Además, la función renal en el anciano puede verse comprometida no sólo por
la edad avanzada, sino también por la coexistencia de la diabetes. La enfermedad
327
328 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 18)
renal crónica (ERC) en el anciano limita también las opciones terapéuticas para
el tratamiento de la hiperglucemia.5,6
Existen aspectos muy importantes que deben ser considerados dentro de este
grupo de pacientes, el grupo denominado adulto mayor vulnerable, que es aquel
con alto riesgo de perder su autonomía funcional y su independencia. Se caracte-
riza por la presencia de dos o más síndromes geriátricos, así como alguna de las
siguientes afecciones: alteración cognoscitiva, múltiples patologías, estrato so-
cioeconómico bajo, residente de asilo y aquel con pobre apoyo social o aislamien-
to. La fragilidad es una condición de vulnerabilidad en la cual cualquier factor de
estrés físico o psicológico es capaz de causar deterioro en el estado funcional y
desenlaces adversos. Los adultos mayores diabéticos tienen mayor riesgo de de-
sarrollar síndrome de fragilidad, incluso a una edad más temprana. Debido al alto
riesgo de comorbilidades asociadas en los adultos mayores con diabetes, se reco-
mienda realizar una evaluación geriátrica integral con el fin de identificar la pér-
dida funcional relacionada y el impacto de la discapacidad. Se define como vul-
nerable a todo adulto mayor con alto riesgo de perder su autonomía funcional y,
por ende, independencia. El diagnóstico de diabetes mellitus a cualquier edad se
debe establecer cuando ocurran síntomas de hiperglucemia, como polidipsia, po-
liuria, polifagia y pérdida de peso, acompañado del resultado de una glucemia en
cualquier momento del día de 200 mg/dL, sin relación con el tiempo transcurrido
desde la última comida o con los siguientes criterios bioquímicos:31
S Hemoglobina glucosilada (HbA1c) w a 6.5%.
S Glucosa en ayuno w 126 mg/dL (ayuno al menos de ocho horas).
S Glucosa en plasma a las dos horas w 200 mg/dL después de una prueba de
tolerancia oral a la glucosa (según la técnica descrita por la OMS, por medio
de una carga de glucosa anhidra de 75 g disuelta en agua).
S Síntomas de hiperglucemia y glucemia w 200 mg/dL, en cualquier mo-
mento del día.
Se debe tomar en cuenta que en el adulto mayor la presencia de varios de los sínto-
mas de hiperglucemia (polidipsia, polifagia, poliuria) no suele presentarse de la
misma forma que en el adulto joven. Los síntomas de la diabetes en los adultos
mayores son inespecíficos y de aparición tardía, entre los cuales se han documen-
tado fatiga o somnolencia, letargo, deterioro cognoscitivo, pérdida de peso,
incontinencia urinaria, pérdidas del plano de sustentación, síntomas genitourina-
rios y alteraciones del estado conciencia.31
Los objetivos generales del control de la diabetes en los adultos mayores son si-
milares a los de los adultos más jóvenes; además, se considera el tratamiento de
la hiperglucemia y de los factores de riesgo. Los adultos mayores con diabetes
constituyen una población heterogénea que incluye personas que residen en co-
munidades de forma independiente (solos o con familiares), en centros de aten-
ción asistida o en hogares de ancianos. Pueden estar saludables o frágiles, con di-
versas comorbilidades y discapacidades funcionales. Por tanto, el tratamiento de
la diabetes en los adultos mayores debe ser individualizado, teniendo en cuenta
dichas variables.
En los pacientes con diabetes y fragilidad la prevención de la hipoglucemia y
la hipotensión, así como la interacción medicamentosa por polifarmacia, son aún
más preocupantes que en los adultos jóvenes con diabetes.7 Por otro lado, el trata-
miento de otras condiciones médicas coexistentes es importante, ya que influye
en su capacidad para realizar el autocuidado.
Las altas tasas de déficit cognitivos no identificados en los adultos mayores
sugieren que es importante evaluar periódicamente la presencia de disfunción.
Algunas herramientas simples para la evaluación se pueden consultar en www.
hospitalmedicine.Org/geriresource/cajadeherramientas/howto.htm.
Dicha alteración dificulta que los pacientes realicen actividades de autocuida-
do complejo, como tareas como el monitoreo de la glucosa, la modificación de
las dosis de insulina o el mantenimiento apropiado de los horarios de alimentos
Diabetes mellitus en la vejez (el adulto mayor) 331
DETERIORO FUNCIONAL
CAÍDAS Y FRACTURAS
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
POLIFARMACIA
Los adultos mayores con diabetes se encuentran en alto riesgo de sufrir polifar-
macia, aumentando la posibilidad de los efectos secundarios de los medicamen-
tos y las interacciones fármaco–fármaco. Un reto en el tratamiento de la DM2 es
que la polifarmacia puede ser intencional y es necesaria por las comorbilidades
o bien puede estar relacionada con el control de la glucosa, para reducir el riesgo
de complicaciones de la diabetes.15,16
La polifarmacia (definida como el uso de seis o más medicamentos de pres-
cripción) se asoció a un mayor riesgo de caídas en las personas mayores.16 Ade-
más, los costos de múltiples medicamentos pueden ser sustanciales, en especial
cuando los pacientes mayores sufren una caída y una fractura.
Los pacientes mayores tienen un mayor riesgo de sufrir eventos adversos por
prácticamente la mayoría de los medicamentos, debido a los cambios en la farma-
cocinética relacionados con la edad (en particular renal, con una eliminación re-
ducida) y la farmacodinamia (aumento de la sensibilidad a ciertos medicamen-
tos), que afecta a la disposición de fármacos. Estos cambios pueden traducirse en
un mayor riesgo de hipoglucemia y la necesidad potencial de reducir la dosis de
ciertos medicamentos, por ello se debe poner atención a la función renal para mi-
nimizar los efectos secundarios.17,18
El riesgo de los medicamentos se agrava por el uso de regímenes complejos,
terapias de alto costo y la carga de la polifarmacia en sí. En conjunto, estos facto-
res deben considerarse en el tratamiento individualizado del paciente y sopesar
el riesgo vs. el beneficio esperado de una terapia, antes de incorporarla a cualquier
plan terapéutico.
La Canadian Family Physician se pronunció a favor de la reducción de medi-
camentos en este grupo de edad y publicó la Guía de desprescripción en el pa-
ciente anciano con diabetes mellitus tipo 2.
El propósito de la desprescripción es reducir los efectos secundarios del exce-
so de medicación que ayude a mantener o mejorar la calidad de vida. Según esta
guía, se debe plantear una desprescripción de fármacos antidiabéticos cuando és-
tos puedan tener riesgo potencial de hipoglucemia u otros efectos adversos indi-
vidualizando los objetivos metabólicos según su situación de fragilidad, cogni-
ción (demencia) o esperanza de vida limitada. Can Fam Phys 2017;63(11):832–
843.
Diabetes mellitus en la vejez (el adulto mayor) 333
OBJETIVOS GLUCÉMICOS
Hay pocos datos que apoyen específicamente cuáles deben ser los objetivos glu-
cémicos óptimos en los pacientes de edad avanzada tratados con fármacos.
Las metas del control de la glucemia y el tratamiento de los factores de riesgo
deben estar basados en la salud general del paciente y el tiempo probable de su-
pervivencia (expectativas de vida), ya que el riesgo de complicaciones es depen-
diente de la duración de la enfermedad y el tiempo del descontrol de la glucosa.
El paciente sin ninguna complicación o con complicaciones microvasculares
de la diabetes muy leves, que está libre de enfermedades concurrentes y tiene una
esperanza de vida < 10 a 15 años, debe tener una meta de hemoglobina glucosi-
lada (HbA1c) v 7.5%, siempre y cuando se pueda lograr sin riesgo. Para llegar
a este objetivo el ayuno y la glucosa preprandial debe estar entre 140 y 150 mg/
dL.11 Los resultados de controlar el riesgo cardiovascular en el paciente con dia-
betes, de acuerdo con el estudio ACCORD, sugirieron que la terapia intensiva en
personas con alto riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV), y sobre todo con
polifarmacia, incrementa el peligro de mortalidad total y de enfermedades car-
diovasculares.5 Si la glucosa es la causa de la mayor mortalidad no está claro. Sin
embargo, el objetivo de la glucemia debe ser algo mayor (HbA1c v 8.0%, con
glucemias de ayuno y glucosa preprandial entre 160 y 170 mg/dL) en los adultos
mayores frágiles tratados con medicamentos que tienen comorbilidades médicas
y deficiencias funcionales6 y en aquellos cuya expectativa de vida es < 10
años.10,11
Las metas individualizadas para los pacientes de edad avanzada pueden ser
aún más altas (HbA1c < 8.5%); para lograrlas se requieren esfuerzos para preser-
var la calidad de vida y evitar la hipoglucemia y las complicaciones relacionadas.
Una HbA1c de 8.5% equivale a un promedio estimado de 200 mg/dL de glucosa.
Estos objetivos son acordes a las propuestas de la Sociedad Americana de Geria-
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tría (AGS, por sus siglas en inglés), la Asociación Americana de Diabetes (ADA,
por sus siglas en inglés), del Grupo Europeo de Diabetes y de la Federación Inter-
nacional de Diabetes (IDF, por sus siglas en inglés).10,11
La hiperglucemia produce deshidratación, impide la visión y la cognición y
aumenta el riesgo de infecciones;12 todo ello contribuye a la disminución funcio-
nal y a un mayor riesgo de caídas en los pacientes diabéticos de edad avanzada.
Por otra parte, los pacientes mayores pueden tolerar niveles de glucosa en sangre
relativamente más altos antes de que se manifieste la diuresis osmótica, debido
a las menores tasas de filtración glomerular (TFG) y la menor carga de glucosa
que llega a los túbulos para la reabsorción. Además, los efectos secundarios del
tratamiento de la diabetes, especialmente la hipoglucemia, pueden dar lugar a
complicaciones, como caídas traumáticas con exacerbación de las condiciones
comórbidas.
334 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 18)
Los adultos mayores con diabetes tienen riesgo de desarrollar un espectro similar
de complicaciones macrovasculares, igual que los adultos más jóvenes con dia-
betes. Sin embargo, el riesgo absoluto de enfermedad cardiovascular es mucho
mayor. Los adultos mayores con diabetes sufren exceso de morbilidad y mortali-
dad, en comparación con los individuos de la misma edad sin diabetes.18
La diabetes mellitus y la edad son factores de riesgo para la enfermedad coro-
naria. Por tanto, se explica que la enfermedad isquémica del corazón es la princi-
pal causa de muerte en los pacientes mayores con diabetes. Hay pocos datos que
apoyen específicamente la reducción del riesgo cardiovascular en los pacientes
de edad avanzada.2 Igual que con el control glucémico, el beneficio de reducción
del riesgo cardiovascular depende de la fragilidad del paciente, del estado general
de salud y del periodo proyectado de supervivencia. Los pacientes mayores tie-
nen más probabilidades de obtener una mayor reducción de morbimortalidad si
disminuyen los factores de riesgo cardiovascular, como la dislipidemia con el tra-
tamiento de estatinas, que sólo el control estricto de la glucemia.2,5 Igual que en
los pacientes más jóvenes con DM2, la reducción de riesgo cardiovascular debe
centrarse en las siguientes áreas:
Tratamiento no farmacológico
Los adultos mayores con diabetes pueden tener distintos niveles de deterioro nu-
tricional que influye y modifica el impacto en otras comorbilidades, por lo que
Diabetes mellitus en la vejez (el adulto mayor) 337
Todos los pacientes adultos mayores con diabetes deben recibir asesoramiento
sobre la modificación del estilo de vida (ejercicio, dieta, cambios en el comporta-
miento y reducción de peso si es necesario). El grupo de adultos mayores en el
Programa de Prevención de la Diabetes (DPP, por sus siglas en inglés) (> 60 años
de edad al inicio del estudio) tenían la mayor mejora en la glucemia con el tiempo,
relacionada en parte con una mejor adherencia al programa de estilo de vida (un
programa de modificación del comportamiento dirigido a una dieta baja en grasas
y ejercicio durante 150 min a la semana), en comparación con los grupos de eda-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
des más jóvenes.28,29 Estos datos sugieren que las personas mayores pueden res-
ponder bien a los programas de estilo de vida.
Actividad física
La actividad física beneficia a las personas de todas las edades y puede disminuir
todas las causas de morbilidad y aumentar la vida útil. Los adultos mayores deben
ser animados a ser tan activos como su estado funcional lo permita. Funcional-
mente deben ser alentados a ser adultos independientes, para realizar 30 min de
actividad aeróbica de intensidad moderada (p. ej., caminar a paso ligero), por lo
menos cinco días a la semana. También se les puede animar a utilizar la música
como parte de la terapia conductual y aprovechar las ventajas de la convivencia
338 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 18)
Terapia nutricional
Metformina
Para los pacientes de más edad que no tienen contraindicaciones para el uso de
metformina (p. ej., insuficiencia renal o insuficiencia cardiaca inestable o aguda)
se propone la metformina como terapia inicial, junto con modificaciones del es-
tilo de vida en busca de pérdida de peso en los pacientes que tienen sobrepeso o
son obesos.
Para la mayoría de los pacientes la metformina debe iniciarse en el momento
del diagnóstico de diabetes si la HbA1c está por arriba del objetivo individuali-
zado. La metformina reduce de forma segura la glucemia en cualquier nivel y
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Sulfonilureas
Otros fármacos
Los fármacos que se utilizan a veces como terapia inicial en los adultos mayores
incluyen repaglinida, inhibidores de la dipeptidil peptidasa 4 (DPP–4) e insulina.
Existe la tendencia a no utilizar pioglitazona en los adultos mayores, debido a los
riesgos de retención de líquidos, aumento de peso, incremento del riesgo de insu-
ficiencia cardiaca, edema macular y fractura osteoporótica.
Glinidas
Son prescritas antes de las comidas; su corta vida media puede ser útil para la hi-
perglucemia posprandial. Conllevan un menor riesgo de hipoglucemia que las
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Tiazolidinedionas (glitazonas)
Los riesgos asociados, como aumento de peso, edema, insuficiencia cardiaca,
fracturas óseas (desmineralización ósea) y posiblemente cáncer de vejiga, pue-
342 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 18)
Inhibidores de la DPP–4
Son agentes orales cuya administración se hace una vez al día; cuando se utilizan
como monoterapia no hay riesgo de hipoglucemia, si acaso un riesgo mínimo, y
se aprecia un efecto neutro en el peso. Se pueden combinar con otros hipogluce-
miantes, como metformina y pioglitazona. Son agentes atractivos para su uso en
adultos de edad avanzada; sin embargo, son relativamente débiles y por lo gene-
ral disminuyen menos de 1% los niveles de HbA1c. Sólo deben ser usados como
monoterapia cuando el nivel de HbA1c está relativamente cerca del nivel de la
meta. El costo pudiera ser una barrera para ser utilizados por este grupo de pacien-
tes.
Aunque los inhibidores de la DPP–4 no causan hipoglucemia o aumento de
peso, la seguridad a largo plazo con este tipo de fármacos no se ha establecido,
además de que son relativamente costosos (de cuatro a cinco veces más costosos
que las sulfonilureas). La dosis de los inhibidores de la DPP–4 (con la excepción
de linagliptina) debe ajustarse en los pacientes con insuficiencia renal. El estudio
SAVOR comparó saxagliptina vs. placebo como tratamiento añadido a la metfor-
mina, las sulfonilureas o la insulina. Más pacientes en el grupo de la saxagliptina
fueron hospitalizados por insuficiencia cardiaca, aunque no se incrementó el ries-
go de morbimortalidad cardiovascular.
sintomática o mal controlada (HbA1c > 9% y glucemia en ayuno > 250 mg/dL
o glucosa al azar constantemente elevada > 300 m/dL, o cetonuria) o en pacientes
en los que es difícil distinguir la diabetes mellitus tipo 1 de la de tipo 2. La insulina
se puede utilizar para lograr los objetivos glucémicos en algunos pacientes adul-
tos mayores con DM2 seleccionados. Sin embargo, dada la heterogeneidad de la
población adulta mayor, el riesgo de hipoglucemia debe considerarse cuidadosa-
mente antes de usar un régimen de insulina, para alcanzar un objetivo agresivo
en el control de la hiperglucemia. Un grupo de adultos mayores sanos y funciona-
les con edad media de 66 años utilizaron un régimen de múltiples inyecciones
diarias de insulina o bomba de insulina. A las 26 semanas se logró una media de
HbA1c de 7% y se mantuvieron durante 12 meses con bajas tasas de hipogluce-
mia. La adición de insulina de acción prolongada fue igualmente eficaz en el lo-
gro de metas de HbA1c para los pacientes de edad avanzada con DM2 (edad me-
dia 69 años) en una serie de ensayos sin mayores tasas de hipoglucemia que en
los pacientes más jóvenes (edad media de 53 años). Sin embargo, hay pocos datos
sobre este tipo de regímenes en personas > 75 años de edad o en adultos mayores
con múltiples comorbilidades y un limitado estado funcional, que fueron exclui-
dos a partir de estos ensayos.
Los problemas de destreza manual y de la visión pueden ser barreras para el
tratamiento con insulina de algunos adultos mayores. Los dispositivos modernos
tipo pluma han mejorado la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores, gra-
cias a la facilidad de uso, pero son más costosos que el uso de viales y jeringuillas.
El riesgo de hipoglucemia (especialmente nocturna) es menor con los análogos,
en comparación con las insulinas humanas, pero los primeros son más costosos.
La insulina induce aumento de peso y es una preocupación para algunos pacien-
tes. Finalmente, la terapia insulínica exige un monitoreo ambulatorio de la gluco-
sa más intensivo, tanto para el ajuste de dosis como para evaluar presencia de hi-
poglucemias diurnas y nocturnas. El monitoreo de la glucosa también representa
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
barreras para el tratamiento con insulina, tanto por la destreza y las habilidades
de aprendizaje como por el incremento del costo.
Se administran en forma oral, con alta eficacia; se ha evaluado su uso en los pa-
cientes mayores de 65 años de edad, con buenos resultados en cuanto a efectos
benéficos en el control glucémico, las cifras de triglicéridos, la tensión arterial
y el peso, además de que han mostrado datos de seguridad. Sin embargo, es im-
portante utilizarlos con cautela en los adultos mayores, que consumen diuréticos,
dado que pueden presentar datos clínicos de depleción de volumen. Es importan-
te recordar que recientemente fueron asociados a cetoacidosis y riesgo de fractu-
ras, que es un problema común en este grupo etario, debido al riesgo de caídas.
344 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 18)
HIPERGLUCEMIA PERSISTENTE
Terapia doble
Después de una respuesta inicial al tratamiento oral con éxito muchos pacientes
no logran mantener los niveles objetivo de HbA1c. Si los objetivos glucémicos
no se cumplen con un solo agente en los últimos tres meses el paciente de edad
avanzada debe ser evaluado por si existen causas que contribuyan, como dificul-
tad para adherirse a la medicación, efectos secundarios o la mala comprensión
del plan de nutrición. Si el control de la glucemia está todavía por encima del ob-
jetivo se necesita un agente adicional. En los pacientes mayores que requieren
más de un fármaco puede ayudar a mejorar la adherencia el hecho de que los
miembros de la familia o un cuidador ayuden a administrar la medicación.
Para los pacientes que no responden al tratamiento inicial hay una serie de
agentes disponibles; se puede utilizar con metformina o una sulfonilurea. Las op-
ciones son similares en los pacientes de edad avanzada y en los más jóvenes.
En los pacientes de edad avanzada con hiperglucemia persistente, con inter-
venciones en estilo de vida y metformina, se sugiere agregar una sulfonilurea de
acción corta, como la glipizida. Las opciones alternativas incluyen la adición de
insulina basal (se prefiere en los que tienen HbA1c > 9% o con hiperglucemia sin-
tomática persistente), repaglinida, un inhibidor DPP–4 o un agonista del receptor
del péptido similar al glucagón 1 (GLP–1). La decisión de no utilizar pioglitazona
en los adultos mayores se debe a los riesgos de retención de líquidos, aumento
de peso e incremento del riesgo de insuficiencia cardiaca, edema macular y frac-
tura osteoporótica.
En los pacientes de edad avanzada que tienen hiperglucemia persistente
(HbA1c > 8.5%) más intervenciones en el estilo de vida y empleo de sulfonilurea
(contraindicaciones para la metformina) se sugiere cambiar a insulina basal. La
insulina debe ser cuidadosamente valorada para evitar hipoglucemia y las com-
plicaciones relacionadas.
Los pacientes con HbA1c por encima de los objetivos glucémicos (v 8.5%)
pueden utilizar sulfonilurea (como alternativa al inicio de insulina basal). Otras
opciones incluyen inhibidores de la DPP–4, agonistas del receptor GLP–1, inhi-
bidores de SGLT2 e inhibidores de alfa glucosidasa. Todos estos medicamentos
tienen ventajas y desventajas.
Terapia triple
Para los pacientes que no alcanzan las metas de HbA1c con dos agentes (p. ej.,
metformina y sulfonilurea) se sugiere comenzar o intensificar la terapia con insu-
Diabetes mellitus en la vejez (el adulto mayor) 345
lina. En los pacientes tratados con sulfonilureas y metformina que están iniciando
la terapia con insulina las sulfonilureas generalmente son descontinuadas, mien-
tras se continúa con metformina. Otra opción incluye dos agentes orales y un ago-
nista del receptor de GLP–1.
Recomendaciones generales
Los objetivos generales del tratamiento de la diabetes en los adultos mayores son
similares a los de los adultos más jóvenes, con inclusión del tratamiento de los
factores de riesgo y la hiperglucemia. Los adultos mayores con diabetes constitu-
yen una población heterogénea que incluye personas que residen en comunidades
de forma independiente, en centros de atención asistida o en hogares para ancia-
nos. Pueden estar en forma saludable o frágil, con muchas comorbilidades y dis-
capacidades funcionales, por lo que el tratamiento de la diabetes en los adultos
mayores debe ser individualizado.
Las metas para el control de la glucemia y el tratamiento de los factores de ries-
go deben ser individualizados con base en la salud general del paciente, el riesgo
de hipoglucemia y la expectativa de vida proyectada, ya que el riesgo de compli-
caciones es dependiente de la duración.
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348 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 18)
19
Manejo integral de la
hipoglucemia en diabetes
Miguel Agustín Madero Fernández del Castillo,
Christa Nadine Ovalle Escalera
349
350 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 19)
Trial (DCCT), que mostró que el tratamiento intensivo con insulina y otras medi-
das en pacientes con diabetes mellitus tipo 1 redujo en aproximadamente 60% la
aparición o la progresión de estas complicaciones cuando se comparó con el trata-
miento convencional. Desde entonces nadie duda de la conveniencia de procurar
estrategias similares para el manejo de los pacientes con diabetes tipo 1 en la prác-
tica diaria. El DCCT confirmó; sin embargo, que los episodios de hipoglucemia
fueron tres veces más frecuentes en el grupo de manejo intensivo. No obstante,
tanto en pacientes con diabetes tipo 1 como en los que padecen el tipo 2 hay diver-
sa evidencia para recomendar que los niveles de glucosa se mantengan lo más
cercano posible a lo normal, y algunos tratamientos que buscan restablecer la ho-
meostasis de la glucosa lo hacen a través de mecanismos que incrementan la dis-
ponibilidad de insulina o bloquean la respuesta contrarreguladora, lo que ocasiona
un riesgo mayor de hipoglucemia. Por lo tanto, la gran mayoría de los episodios
de hipoglucemia en diabetes se relacionan con el tratamiento médico.
En este capítulo abordaremos la hipoglucemia como un fenómeno que al ser
resultado del tratamiento se convierte en un factor que lo limita; revisaremos los
mecanismos por los que ocurre y que a su vez explican el cuadro clínico; describi-
remos los síntomas y los signos que permiten identificar la hipoglucemia, y nos
adentraremos en las consecuencias de la hipoglucemia como una complicación
del tratamiento que incrementa riesgos de morbilidad asociada, deteriora la cali-
dad de vida e incluso puede ser una causa de mortalidad en diabetes.
DEFINICIÓN
FRECUENCIA
No se conoce una frecuencia global de hipoglucemia entre las personas con dia-
betes; puede ser diferente de acuerdo al grupo de pacientes de que se trate, ya que
existen grupos de mayor riesgo. En el DCCT se demostró una frecuencia mayor
de hipoglucemia entre los que recibieron manejo intensivo; la mayor frecuencia
Manejo integral de la hipoglucemia en diabetes 351
SÍNTOMAS Y CLASIFICACIÓN
HIPOGLUCEMIA INADVERTIDA
Paralelamente, otro método simple fue desarrollado a partir del estudio compara-
tivo del uso de insulina glargina y degludec (DEVOTE), que ilustra el riesgo de
hipoglucemia severa según la definición que hemos señalado en pacientes con
diabetes tipo 2, considerando cinco factores:
1. Edad.
2. HbA1c.
3. Duración de la diabetes.
4. Sexo.
5. Régimen de insulina.17,18
CONSECUENCIAS DE LA HIPOGLUCEMIA
Niños
Los niños con diabetes tienen hipoglucemia con mayor frecuencia. Por principio,
es más frecuente que teniendo diabetes tipo 1 el tratamiento con insulina incre-
mente riesgos; además, en la infancia la regularidad de los horarios de alimentos
Manejo integral de la hipoglucemia en diabetes 359
Ancianos
Embarazo
mientras no se relacionen con heridas o lesiones por caída durante los episodios.
Los requerimientos de insulina a lo largo del embarazo son más elevados y se re-
ducen bruscamente inmediatamente después de terminada la gestación, lo que
predispone a eventos de hipoglucemia.38 La lactancia también incrementa el ries-
go de hipoglucemia.39 La medida para minimizar este problema es incrementar
el número de colaciones en el esquema de alimentación de pacientes con diabe-
tes, embarazo y manejo con insulina; además, prever el riesgo de hipoglucemia
en el posembarazo puede justificar decrementos en la dosis de insulina, el empleo
de soluciones con dextrosa o el inicio temprano de alimentos después del parto.
Pacientes hospitalizados
Los pacientes con diabetes se hospitalizan con una frecuencia tres veces mayor
respecto a quienes no la padecen. Se ha demostrado que la hiperglucemia en el
hospital incrementa la morbilidad hospitalaria, los días de estancia e incluso la
mortalidad. En un tiempo esto condujo a conductas agresivas de control estricto
de la diabetes, en especial en unidades de cuidados intensivos. No obstante, algu-
nas evidencias recopiladas posteriormente dejaron claro que el concepto de un
posible beneficio del control estricto de la diabetes en hospital no ha llevado a
conclusiones uniformes; la hipoglucemia incrementa los riesgos de morbilidad
y mortalidad específicamente por esta causa, lo que se ha reflejado en un cambio
de recomendaciones para los pacientes hospitalizados.40 A pesar de que la indica-
ción más lógica respecto a la hipoglucemia durante una hospitalización es preve-
nirla, esto no siempre es posible. La frecuencia de hipoglucemia durante hospita-
lizaciones no se conoce con certeza; algunos trabajos la informan entre 1.9 y
10.5%, pero existen factores que podrían influir en un subregistro. Son factores
que incrementan el riesgo de hipoglucemia en hospital la edad, las comorbilida-
des, la polifarmacia antidiabética, el control estricto de la diabetes, el choque sépti-
co, la insuficiencia renal, la ventilación mecánica y la severidad de la enfermedad
de fondo.2 Todos los hospitales debieran implementar protocolos de prevención
y tratamiento de la hipoglucemia adecuados a la condición individual de cada pa-
ciente. El esquema de manejo de la hiperglucemia se debe ajustar después de cada
episodio de diabetes. En particular, los pacientes en hospital son sometidos a pe-
riodos de ayuno y alteraciones en los horarios comunes de toma de alimentos de-
bido a la práctica de estudios o procedimientos, y esto debe ser tomado en cuenta
para prevenir la hipoglucemia. Una vez ocurrida el primer paso del manejo de la
hipoglucemia es un cuidadoso análisis de la causa de la misma y establecer un
plan más estricto de prevención; podría ser necesario ajustar la dosis de insulina,
evitar fármacos que pueden causarla y adecuar el horario de alimentos. En casos
de hipoglucemia no severa siempre que sea posible debe preferirse la vía oral para
Manejo integral de la hipoglucemia en diabetes 361
TRATAMIENTO DE LA HIPOGLUCEMIA
algo que necesariamente debe evitarse; sin embargo, se debe orientar a los pa-
cientes con esperanza de vida larga, menos complicaciones y en quienes se perci-
ba una buena actitud para detectar, prevenir y tratar oportunamente la hipogluce-
mia.2 Las estrategias para prevenir las hipoglucemia inician con un buen
programa de educación. Se ha demostrado que los pacientes que se someten a
programas de educación en diabetes tienen los mejores resultados en términos de
control de la diabetes, y quizá en la prevención de complicaciones. La mayoría
de los programas de educación a pacientes incluyen las herramientas necesarias
para desarrollar la habilidad de detectar los riesgos de hipoglucemia y los sínto-
mas tempranos. Los familiares más inmediatos deben recibir adiestramiento para
poder detectar hipoglucemias no severas y servir de apoyo. Un paciente que pre-
senta hipoglucemia debe ser capaz de identificar los factores que le llevaron a
ella: omisión, restricción o retraso de los alimentos, inadecuada dosificación de
362 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 19)
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366 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 19)
20
Crisis hiperglucémicas en la unidad
de cuidados intensivos
Raúl Carrillo Esper, Martín de Jesús Sánchez Zúñiga,
Herlinda Sánchez Pérez
CETOACIDOSIS DIABÉTICA
367
368 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 20)
Fisiopatología
AGL Glicogenóólisis
Hiperglucemia
Cuerpos
cetónicos
Glucosuria y Hiperosmolaridad
diuresis
osmótica
Hipercetonemia
Deshidratación
Cetoacidosis
Tratamiento
Insulina Potasio
No 100 mmol/L en
HCO3 400 mL H2O
más 20 mEq
Evaluación de sodio sérico KCL en infusión
corregido para dos horas
educación dirigidos no sólo a los médicos, sino en especial a los enfermos y fami-
liares, relacionados con las medidas preventivas a seguir, en especial en lo rela-
cionado con el apego a la dieta, ejercicio y esquemas de tratamiento, y al monito-
reo no sólo de los niveles de glucosa, sino también de la cetonemia y la cetonuria.
En estos programas se deberá hacer énfasis en evitar los factores de riesgo asocia-
dos a esta entidad y, en caso de presentarse, al control temprano y oportuno de
los mismos, como es el caso de las infecciones.
En lo posible, y en especial en los enfermos con factores de riesgo, es recomen-
dable evitar el empleo de los inhibidores del cotransportador de sodio–glucosa.
El apoyo psicológico es parte importante del manejo del paciente diabético, en
especial con diabetes tipo 1.32,33
Crisis hiperglucémicas en la unidad de cuidados intensivos 375
ESTADO HIPEROSMOLAR
Fisiopatología
real. Se debe tomar en cuenta que el sodio plasmático es reflejo del movimiento
de agua condicionado por los gradientes osmóticos y la hiperosmolaridad entre
los diferentes compartimentos y, por lo tanto, el cálculo del déficit deberá con-
templar el gradiente entre el sodio plasmático medido (Napm) y el sodio plasmá-
tico esperado condicionado por el déficit de agua (Nape). De esta manera se tie-
nen tres escenarios a considerar:45
c. Napm > Nape: el sodio medido es mayor que el esperado. En este escenario
el déficit total de agua es significativo, más que el déficit de sodio.
Tratamiento
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INTRODUCCIÓN
383
384 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 21)
RETINOPATÍA DIABÉTICA
NEFROPATÍA
riferia del glomérulo. Los depósitos hialinos, que son proteínas plasmáticas y lí-
pidos, se encuentran en las arteriolas (aterosclerosis hialina), las paredes capila-
res (capas de fibrina) y la cápsula de Bowman (gotas capsulares).
La aterosclerosis hialina prominente en la NPD afecta tanto a las arteriolas afe-
rentes como a las eferentes.
La progresión de los cambios glomerulares y arteriales puede avanzar a escle-
rosis completa.
Aunque la DM es inicialmente una enfermedad vascular, la NPD se asocia
también a engrosamiento de la membrana basal tubular y expansión del espacio
intersticial.
El deterioro de la función es consecuencia de múltiples factores: estrecha-
miento capilar glomerular, aterosclerosis hialina, esclerosis glomerular u oclu-
sión y fibrosis intersticial, hiperglucemia, factores hormonales y mediadores va-
soactivos —que aumentan el flujo renal plasmático— y gradiente de presión
hidrostática transglomerular elevada, los cuales se han propuesto como factores
determinantes de hiperfiltración, que es un indicador temprano de susceptibili-
dad individual a los cambios renales inducidos por hiperglucemia crónica. La hi-
perfiltración predice la presencia de nefropatía clínica; resulta del incremento del
índice del flujo de plasma capilar glomerular. La hiperfiltración también resulta
de hiperperfusión.
Las lesiones iniciales en los glomérulos, como son el engrosamiento de la
membrana basal glomerular y la expansión de la matriz mesangial, son caracte-
rísticas del estadio 2.
La etapa 3, o NPD incipiente, se caracteriza por microalbuminuria persistente,
que usualmente progresa. La hipertensión puede encontrarse en la etapa de mi-
croalbuminuria. Está definida como la filtración renal de albúmina (FRA) mayor
de 30 mg/24 h o 20 mg/min y menos de 300 mg/24 h o 200 mg/min, representa la
primera evidencia de laboratorio de enfermedad renal por diabetes. Sin trata-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
NEUROPATÍA
Hiperglucemia
Figura 21–1.
afecta estas grandes arterias en los pacientes con síndromes coronarios, sino tam-
bién cualquier sitio de la microcirculación coronaria.16
Las dislipidemias por elevaciones de colesterol total y de colesterol LDL se
asocian a un riesgo mayor de RDP, mientras que la hipertrigliceridemia se asocia
a la progresión de albuminuria.17
En las personas jóvenes es más común e importante encontrar que el daño pre-
domina debido a alteraciones metabólicas y en las personas ancianas a daño vas-
cular.
El hecho de que la hiperglucemia intracelular sea necesaria y suficiente para
causar lesiones histológicas también se demuestra por la sobreexpresión de trans-
portador Glut–1 en las células mesangiales en cultivo.
La hiperglucemia induce aumentos de la expresión de genes de colágena I y
IV, y fibronectina.
392 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 21)
COMPLICACIONES MICROVASCULARES
EN LOS NIÑOS Y JÓVENES
HALLAZGOS RECIENTES
MEDICAMENTOS ANTIHIPERGLUCÉMICOS
CON BENEFICIOS CARDIOVASCULARES
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Fisiopatología de las complicaciones microvasculares de la diabetes... 399
INTRODUCCIÓN
401
402 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 22)
EPIDEMIOLOGÍA
FISIOPATOLOGÍA
DM2
Estrés oxidativo
Aterosclerosis
6. Las células del músculo liso vascular de los medios se transforman y migran
hacia la íntima, donde proliferan y producen activamente la matriz extrace-
lular, causando engrosamiento de la íntima y esclerosis.3
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Los pacientes con DM2 tienen una vasodilatación alterada mediada por el óxido
Fisiopatología de las complicaciones macrovasculares de la diabetes... 405
Aterotrombosis
CONCLUSIÓN
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Enfermedad renal diabética
Adolfo López Rodríguez, Gabriela Danahe Leal González,
Mariel Lizzete Belem Reséndiz
409
410 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 23)
betes mellitus tipo 1 (DM1), con una frecuencia de hasta 75%. Se debe tener en
cuenta que el número de casos es mayor en los pacientes con DM2, con un riesgo
de nefropatía mayor de 40%, dependiendo de la población estudiada; pero tam-
bién es cierto que esta tendencia se está igualando entre dichas afecciones y la
posibilidad de tenerla se incrementa con el tiempo del padecimiento (con un pro-
medio entre 10 y 15 años). Ello significa que, cuanta mayor edad tiene el paciente,
menor suele ser el periodo para su aparición y desenlace final; otros factores no
menos importantes son el descontrol metabólico crónico en los primeros 10 años
posteriores al diagnóstico de diabetes, la resistencia a la insulina, la raza, el taba-
quismo, la presencia o ausencia de hipertensión, los antecedentes familiares de
enfermedad renal diabética y la presencia de retinopatía diabética en el momento
del diagnóstico. El paciente con nefropatía diabética tiene alto riesgo de compli-
caciones y muerte cardiovascular, en comparación con las poblaciones sin diabe-
tes, lo cual hace pensar que podría ser parte de un continuo en estas dos enferme-
dades.2,3
FISIOPATOLOGÍA
la cifra de ella el paciente tendrá mayor riesgo de progresión del daño renal y des-
enlace fatal. Es controversial la frecuencia de su determinación, pero se considera
que se debe hacer un estudio cada año si el paciente tiene menos de cinco años
de diagnosticada la enfermedad, o cada seis meses si hay evidencia de su presen-
cia en una determinación previa o como seguimiento de su descenso después de
haber iniciado con las estrategias para su disminución (estricto control glucémico
y de la presión arterial).7 Otros marcadores de daño tubular renal, como NGAL
(neutrofil gelatinase–associated lipocalin) y KIM–1 (kidney injury molecu-
lar–1), pueden identificar al paciente sin otros datos de nefropatía (ejemplo albu-
minuria), pero no ha sido incorporado o generalizado su uso en la práctica clínica,
en parte por razones económicas.8
Filtración glomerular
Las guías KDOQUI definen la enfermedad renal crónica (ERC) como la presen-
cia durante al menos tres meses de filtración glomerular (FG) inferior a 60 mL/
min/1.73 m2 o lesiones renales estructurales (alteraciones histológicas en la biop-
sia) y funcionales —como albuminuria—, y alteraciones en el sedimento urinario
o los estudios de imagen (ultrasonido) que pueden provocar un potencial descen-
so de la FG. Independientemente de la medida de la albuminuria en el paciente
diabético, la media de la FG predice la enfermedad renal crónica. Es importante
recalcar que hoy preferimos realizar el cálculo de la albuminuria/creatinuria en
la primera muestra del día para evitar en lo posible la determinación en la orina
de 24 h, aunque la seguimos usando hoy día. Ambas son medidas independientes
para un mayor riesgo de hiperfiltración y mortalidad. La enfermedad renal cró-
nica estimada por la FG incrementa el riesgo de muerte, siendo equivalente a la
existencia de enfermedad cardiovascular. En los pacientes diabéticos se estima
la FG mediante una fórmula (CKDPI), teniendo en cuenta la creatina sérica; sin
embargo, actualmente se prefiere la cistatina C, debido a su mayor exactitud para
predecir la progresión del daño renal y la muerte, en comparación con la fórmula
tradicional; recordar que el estándar de oro para calcular el FG es el gammagrama
perfusorio.
CAMBIOS HISTOLÓGICOS
Figura 23–2. Etapas de la insuficiencia renal. Tasa de filtración glomerular (TFG) = velo-
cidad de filtración glomerular (VFG) = mL/min/1.73 m2.
plante); hoy se considera necesario hacer esto de manera temprana, con una
FG de 20 mL/min cuando se compara con otras causas de enfermedad renal
crónica, que es de 10 o 15 mL/min, para evitar un mayor deterioro de la cali-
dad de vida del paciente (figura 23–2).13
CONTROL GLUCÉMICO
de peso con efecto antiinflamatorio, antioxidante, de bajo precio, con bajo riesgo
de hipoglucemia y asociada a menor desarrollo de complicaciones macrovascu-
lares, y su eliminación es mediante FG y secreción tubular, que se debe evitar ante
creatininas mayores de 3 mg/dL, debido al riesgo de producir acidosis láctica,
aunque estudios más recientes demuestran una buena seguridad aun en etapas
avanzadas del daño renal. De igual forma, los pacientes urémicos con frecuencia
presentan hiporexia, desnutrición y reducción de los depósitos de glucógeno he-
pático; la gluconeogénesis renal disminuye a medida que se reduce la masa renal.
En consecuencia, en el momento de planear el tratamiento se debe tener en cuenta
la eliminación del fármaco que mejor convenga de acuerdo con la FG.24
La hipertensión está presente en la mayoría de los pacientes diabéticos con en-
fermedad renal crónica; por tanto, la restricción de sodio es una de las medidas
para el control de la misma; se aconseja un consumo máximo de 2 g/día para evi-
tar mayor daño glomerular. El objetivo terapéutico es disminuir la presión arterial
sistólica 10 mmHg para reducir la mortalidad por cualquier causa y la albuminu-
ria en cualquier etapa, así como retardar la progresión del daño renal. General-
mente estos pacientes presentan hipertensión nocturna no diagnosticada, lo cual
podría explicar el mayor riesgo cardiovascular. Hay que considerar el uso rutina-
rio y protocolizado del monitoreo ambulatorio de presión arterial (MAPA) en
esta población de riesgo, siendo el objetivo de la presión arterial menor de 140/90
mmHg en esta población de riesgo.25,26
Otro factor que acelera el deterioro de la función del riñón es la dislipidemia,
independientemente de su efecto promotor de aterosclerosis; se debe considerar
un alto o muy alto riesgo cardiovascular con una FG < 60 mL/min/1.73 m2, clasi-
ficado como equivalente coronario, y se establece como objetivo de C–LDL me-
nor de 70 mg/dL o una reducción de 50%; si el objetivo previo no se alcanza en
las etapas 3 y 4 de la ERC se ven favorecidos con el uso de estatinas solas o asocia-
das a ezetimiba, particularmente la atorvastatina y la fluvastatina, debido a su
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
ta, además de que es responsable del paso de proteínas a través del glomérulo. Los
niveles bajos de vitamina D son un factor de riesgo para una mayor elevación de
creatinina, mayor albuminuria y progresión a enfermedad renal crónica (cuadro
23–1).30,31 En conclusión, se puede decir que el paciente diabético requiere contar
con un equipo multidisciplinario compuesto por enfermeras, médicos de primer
contacto, nutriólogas, educadoras en diabetes, trabajadoras sociales, endocrinó-
logos, internista y un envío oportuno al nefrólogo para una atención integral, con
el fin de evitar en la mayor medida posible esta complicación crónica tan devasta-
dora para el paciente y la familia.
Implicación nutricional
Como parte del manejo multidisciplinario del paciente con enfermedad renal dia-
bética (ERD), el apoyo nutricional deber ser incluido desde las primeras etapas
de la enfermedad. La nutrición juega un papel importante desde la etapa de pre-
diálisis hasta la terapia dialítica; prevenir la desnutrición en todos los estadios,
especialmente en los pacientes con TFG menor, y tratar las comorbilidades como
la diabetes mellitus, es uno de los retos más importantes. La primera intervención
es garantizar un soporte calórico, proteico y mineral adecuado.32–34
Es importante considerar que las intervenciones dietéticas en el paciente con
ERD son estrictas y con un apego complicado; se basan en la disminución de la
ingesta de proteínas, disminución de alimentos ricos en fósforo, restricción de
Enfermedad renal diabética 419
Intervención nutricional
Debido a la importante alteración en el estado nutricional ocasionada por la ERD,
en pacientes en los que la dieta oral es insuficiente es recomendada la suplemen-
tación nutricional, con la finalidad de reponer las reservas de proteína y energía
y de esta forma mejorar o preservar el estado nutricional.35
El manejo nutricional en los pacientes con ERD es una de las piedras angulares
en el tratamiento médico de los pacientes. Debido a los efectos que la enfermedad
420 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 23)
Alfacetoanálogos
cuentes, todo esto con la finalidad de aplazar el uso de una terapia de reemplazo
renal (diálisis) y la morbimortalidad.46
El uso de técnicas efectivas para monitorear el estado nutricional es un compo-
nente esencial de los protocolos para prevenir o tratar la desnutrición en personas
con enfermedad renal crónica. La albúmina sérica, medir el peso corporal, una
evaluación global y la evaluación de la ingesta dietética se recomiendan debido
a que cada una predice la morbilidad y la mortalidad en los pacientes con enfer-
medad renal crónica o en diálisis. Se recomienda que dichas evaluaciones sean
cada uno a tres meses.47
En pacientes con una velocidad del filtrado glomerular igual a o menor de 15
mL/min/1.73 m2, con enfermedades concomitantes, ingesta inadecuada de nu-
trientes, deterioro en el estado de nutrición o desnutrición franca, se requiere un
monitoreo más frecuente.
424 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 23)
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428 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 23)
24
Retinopatía diabética
Octavio Montiel Cervantes, María Teresa Muro Bermúdez
DEFINICIÓN
ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS
429
430 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 24)
FACTORES DE RIESGO
Los pacientes con las siguientes características deben ser considerados con alto
riesgo de desarrollar RD: mal control metabólico, antigüedad de la diabetes (>
5 años), embarazo, dislipidemia (LDL > 100 mg/dL), hipertensión arterial (pre-
sión arterial de 130/80 mmHg), obesidad (índice de masa corporal de 30 kg/m2),
enfermedad renal (depuración de creatinina < 60 mL/min, albuminuria) y puber-
tad. Además, en la literatura médica se encuentran los siguientes indicadores de
riesgo: altos niveles de HbA1c, disminución del hematócrito, niveles elevados de
excreción urinaria de albúmina y desconocimiento de la enfermedad. La obesi-
dad es un factor de riesgo con asociación causal sin significación estadística; sin
embargo, la obesidad puede causar episodios de hiperglucemia que contribuyen
al daño ocular.
La RD es más frecuente en los mexicanoamericanos que en los blancos no his-
panos, por lo que es considerado como un factor de riesgo aún inexplicable. Por
otro lado, algunos factores sociodemográficos, como la edad cronológica, la es-
colaridad, el sexo del paciente y el tratamiento farmacológico no son considera-
dos como factores de riesgo.2,7–9
Retinopatía diabética 431
ETIOLOGÍA
CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS
Esta complicación se caracteriza por ser una microangiopatía que produce dilata-
ciones saculares en los capilares venosos (rara vez en los arteriales) cercanos a
432 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 24)
las zonas de pobre perfusión que conforman los primeros cambios oftalmoscópi-
cos de este tipo de retinopatía, llamados microaneurismas, además de que existen
oclusiones microvasculares y cortocircuitos arteriovenosos y de neovasculariza-
ción. También se genera extravasación microvascular de los componentes plasmá-
ticos por daño de la barrera hematorretiniana, hemorragias, edema intrarretiniano
y fenómenos exudativos, cuya severidad, unida a las anormalidades de la micro-
vasculatura intrarretiniana, la topografía y el número de cuadrantes del polo pos-
terior que están involucrados, determina la gravedad y la severidad del tipo no
proliferativo. En la variedad proliferativa el principal elemento fisiopatológico
es la formación de neovasos como resultado de la isquemia del tejido retiniano
(razón por la que es considerada retinopatía hipóxica); los vasos se pueden locali-
zar en la papila o en cualquier otra parte de la retina y al romperse pueden determi-
nar hemorragias vítreas y prerretinianas, y proliferación fibrosa, que ejerce trac-
ción sobre la misma retina y ocasiona su desprendimiento. Otra complicación es
el glaucoma neovascular, que es secundario a la formación de vasos anormales
en el iris y en el seno camerular, formando una membrana fibrovascular que recu-
bre el trabéculo escleral y determina goniosinequias, lo que resulta en un aumento
acentuado de la presión intraocular. El edema macular diabético es la principal
causa de pérdida de visión en el paciente diabético, y se debe a fuga de los microa-
neurismas en el área macular y a falla de las barreras hematorretinianas tanto
interna como externa. Clínicamente, mediante biomicroscopia la retina se obser-
va edematosa, engrosada y de color grisáceo, debiéndose determinar la presencia
o no de edema macular clínicamente significativo, que amenaza el centro de la
mácula y, por tanto, la visión. El edema macular se define como:
S Engrosamiento de la retina dentro de los 500 mm del centro de la mácula.
S Presencia de exudados duros, con engrosamiento de la retina dentro de los
500 mm del centro de la mácula.
S Engrosamiento retiniano igual o mayor a un diámetro papilar, el cual esté
dentro de una zona del tamaño de un diámetro papilar del centro macu-
lar.11,12
CLASIFICACIÓN OFTALMOSCÓPICA
DE LA RETINOPATÍA DIABÉTICA
DIAGNÓSTICO
rde de indocianina, así como en exámenes de diagnóstico para evaluar las estruc-
turas del fondo ocular y detectar fugas de este material o daños causados a los
vasos sanguíneos que nutren la retina. La angiografía retiniana con fluoresceína
o fluorangiografía es un auxiliar de diagnóstico muy importante en algunas pato-
logías oftalmológicas, dado que sirve tanto para establecer un diagnóstico certero
como para determinar el manejo terapéutico de las mismas, siendo la retinopatía
diabética una de las enfermedades en las que comúnmente se utiliza.16,17
La tomografía de coherencia óptica (OCT: optical coherence tomography) es
un instrumento que se ha utilizado para la detección del edema macular en diver-
sas enfermedades. La OCT es hoy en día la prueba más útil para diagnosticar y
clasificar el edema macular diabético; es un método de diagnóstico que permite
obtener mediciones cuantitativas reproducibles del grosor macular y documenta
cambios en el mismo. Se basa en la interferometría de baja coherencia y mide la
reflectividad óptica con una resolución de 10 mm. La OCT se utiliza en el segui-
miento de pacientes con edema macular antes y después del tratamiento con láser,
brindando datos objetivos para valorar la evolución y la respuesta al tratamien-
to.18,19
TRATAMIENTO
la que se recomienda la cirugía precoz en pacientes sin el uso previo de láser, sin
visión contralateral, en diabetes mellitus tipo 1 y en rubeosis del iris. Otras indica-
ciones son retinopatía diabética proliferativa activa a pesar de una panfotocoagu-
lación completa, hemorragia prerretiniana o vítrea parcial que no permita realizar
una fotocoagulación, desprendimiento traccional de retina con compromiso ma-
cular o mixto traccional/regmatógeno y edema macular diabético con tracción vi-
treorretiniana significativa.13,22,23
Atención primaria
El personal médico relacionado con la atención del diabético tiene que enviar al
paciente a la consulta del oftalmólogo con las siguientes indicaciones:
Atención secundaria
Atención terciaria
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El ABC de la enfermedad
cardiovascular en la diabetes
mellitus
Luis Alonso González Tapia, Antonio González Chávez
439
440 Manual práctico del manejo de la diabetes mellitus... (Capítulo 25)
Infarto
previo o en
evolución
Isquemia Aterosclerosis
asintomática NO obstructiva
Angina Isquemia
estable miocárdica REVAS
Hiperglucemia
Inflamación,
estado
protrombótico
que para 2030 hasta 430 millones de personas pueden padecerla (actualmente hay
más de 285 millones); esto demuestra que es un problema de salud global.3
Por si fuera poco, muchos pacientes no son diagnosticados con prontitud, ya
que su forma de presentación es “asintomática”, o simplemente ya muestran da-
tos de insuficiencia cardiaca con una imagen electrocardiográfica de infarto del
miocardio ya evolucionado y, por lógica, no tratado con oportunidad.
De hecho, la prevalencia de diabéticos que son sometidos a una intervención
coronaria percutánea (ICP) marca datos muy interesantes. Por un lado, 28.8% de
la población sometida a ICP tenían DM, 16% recibieron la sorpresa del diagnósti-
co y hasta 24.5% eran intolerantes a los carbohidratos, lo que explica que hasta
45.1% de los pacientes sometidos a ICP tienen DM y el resto de ellos (intolerantes
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Metformina
Para aquellos con enfermedad cardiovascular establecida (y si no tienen contrain-
dicación) la metformina es el medicamento de primera elección. La evidencia
que sustenta esta recomendación (internacional) se basa en el UKPDS 34, en el
que se observó una reducción del riesgo de muerte (por todas las causas) de 36%,
de MACE de 14.8 vs. 21.1% (contra aquellos que no usaron metformina) y reduc-
ción de 33% en el desarrollo de infarto del miocardio.20
Insulina
En el caso de la insulina y los eventos cardiovasculares no se mostraron diferen-
cias significativas en el desenlace. Sólo a muy largo plazo se mostró una reduc-
ción no significativa de infarto del miocardio (UKPDS). Por otro lado, en el estu-
dio ORIGIN (glargina) igualmente el punto coprimario no fue significativo.
Concluimos que estas terapias deberán utilizarse de acuerdo a las recomendacio-
nes internacionales, pero el beneficio cardiovascular es “neutro”.21
Inhibidores SGLT–2
La empagliflozina mostró en el estudio EMPA–REG a 3.1 de seguimiento medio
una reducción de muerte por causa cardiovascular de 38% y muerte por cualquier
causa de 32%, aunque sin diferencia en los eventos del infarto del miocardio o
evento vascular cerebral. Por tanto, este fármaco debería considerarse como un
tratamiento adjunto para el manejo de la DM y cardiopatía isquémica indepen-
dientemente de la hemoglobina glucosilada.22 En el caso de la canagliflozina, es
una opción promisoria de acuerdo al CANVAS (R).23
Agonistas GLP–1
Para el caso de la liraglutida (LEADER) sí disminuyó el riesgo cardiovascular,
y en el caso de la lixisenatida (ELIXA), la exenatida (EXSCEL) y la semaglu-
El ABC de la enfermedad cardiovascular en la diabetes mellitus 445
TRATAMIENTO ANTIPLAQUETARIO10,25
TRATAMIENTO ADJUNTO DE
LA CARDIOPATÍA ISQUÉMICA25
Los que ya se presentan después de un síndrome coronario agudo deberán ser tra-
tados con metoprolol, el cual disminuye la mortalidad y por lo menos dos años.
Igualmente, se utilizará este fármaco para disminuir la angina de esfuerzo y en
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REVASCULARIZACIÓN CORONARIA
EN DIABETES MELLITUS
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