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Señales de las expresiones faciales

¿Existe una cara que sea característica de un mentiroso? Esta es una pregunta importante
que en forma legítima se hace el lector del rostro en todas las culturas, pero que en realidad
permanece sin respuesta hasta hoy. La búsqueda de una descripción clásica, que se
pudiera decir sin lugar a dudas que aplica a un mentiroso, sería tediosa; y de todos modos,
no tendría sentido, porque como ya nos enteramos en los capítulos iniciales de este libro, la
mentira es individual; por esta razón, las características deben considerarse de manera
individual. Sería muy presuntuoso suponer que en los pocos segundos en los que la mentira
se manifiesta en el rostro -una señal tan clara de la mentira- se pueda encontrar la "cara
crónica" de un mentiroso. Así que vamos a centrarnos en las muchas pequeñas pistas que
fácilmente nos puede dar una cara, y que se advierten cuando la mentira se inicia y se
termina de decir. Al rostro humano se le atribuye una importancia excepcional.Es nuestra
imagen externa y también la vitrina de nuestro interior. El lenguaje que utiliza el rostro son
las llamadas expresiones faciales (o también gestos). Estas son las habilidades humanas
más importantes. A través de ellas, solemos mostrar en el rostro nuestro interior, porque
todas las emociones y pequeños sentimientos se reflejan allí.

Por lo menos 43 músculos del rostro participan en la comunicación no verbal. Más de mil
expresiones faciales son posibles y todas significan algo, nos pueden decir algo. Solo hay
que entender su significado. Estos músculos faciales se utilizan dependiendo del estado
emocional, por lo general, de manera inconsciente (aunque a veces de modo consciente).
Esto sucede en fracciones de segundo. Estos pequeños gestos (o microexpresiones
faciales) aparecen. en forma breve y abrupta, pero revelan las verdaderas emociones que
tal vez llevamos bajo una máscara. En forma constante e inconsciente, cambiamos nuestra
expresión facial para adaptarla a nuestro estado anímico correspondiente. Solo la
cambiamos conscientemente en caso de encubrimiento o simulación de otro estado de
ánimo; pero esto es algo que no permanece oculto para los lectores del rostro entrenados.
Muy pocos, ni siquiera los actores más destacados, dominan en realidad el arte de la
mascarada.

En general, se da en este contexto el argumento de que la expresión facial es aprendida,


del conocimiento cultural, que se adquiere, por ejemplo, por imitación. Por tanto, la
recuperación de su interpretación sería posible sólo en su propio entorno social, y no sería
adecuada como método global para leer los estados emocionales. Sin embargo, se ha
demostrado desde hace mucho tiempo que los pueblos que viven aislados en regiones
remotas de la selva de América del Sur, África o Asia se expresan de igual manera a como
lo hace la gente del llamado "mundo civilizado"

Básicamente, la expresión facial es un libro abierto que no necesita traducción. Incluso en


un ciego de nacimiento se observan las mismas expresiones que en un vidente. Por tal
razón, la imitación o el aprendizaje de las emociones y las expresiones parecen estar
descartados.
La expresión facial es innata en nosotros y sigue un patrón repetitivo. Es posible que esté
genéticamente diseñada, porque tenemos una especie de necesidad natural de manifestar
nuestras emociones, un comportamiento que quizá data de la época en que nuestros
antepasados no utilizaban las palabras. En aquel entonces, era cuestión de supervivencia
poder leer en el rostro las intenciones de otras personas. Sin la capacidad de reconocer
caras e interpretar sus expresiones faciales, tendríamos mayores dificultades para recorrer
el camino en la sociedad actual. Esta capacidad es para los bebés una cuestión de
supervivencia. Por esto tienen casi dos veces más sinapsis (puntos de conexión, región
para la transferencia de información de las células nerviosas a otras células) en el
nacimiento que los adultos, con el fin de reconocer la estructura y la composición de una
cara. Sin embargo, los bebés pierden este talento en el curso de su desarrollo para poder
desarrollarse en otras disciplinas.

Pero volvamos a nuestro tema de interés: las expresiones faciales; los movimientos de los
músculos de la cara con los que expresamos nuestras emociones, sentimientos, intenciones
y pensamientos, que por la misma razón están predestinados a revelar las mentiras. Pero
¿cómo funciona esto exactamente? La historia del libro Lie to me, puesto en escena en
televisión, lo anuncia con la llamativa frase:"Las palabras pueden mentir, las caras no"; es
una declaración a la que todos los lectores del rostro se adherirán.

Ahora averigüemos por qué esto es así. Para ello, fijemos nuestra atención en las
características de las partes sin duda más llamativas de la cara: los ojos, la boca y la
nariz. ojos, nariz, boca.

LOS OJOS
"Los ojos son la ventana del alma", como se dice en muchas cul-turas. Detrás de estas
palabras se esconde el anhelo de descubrir en su totalidad a las personas. No solo lo que
dicen, lo que simulan ser o lo que presentan a la vista es motivo de interés, sino también
sus pensamientos, sentimientos, sensaciones, incluso su naturaleza misma. Cualquiera que
tenga éxito para darse cuenta de esto, tal vez pueda reconocer las mentiras, sin importar el
tipo al que pertenecen. Esa es la teoría. La práctica es mucho más preocupante, ya que en
apariencia es imposible leer la mentira en los ojos.
Una evidencia de lo anterior puede estar en las siguientes dos declaraciones contradictorias
conocidas, que dicen que: el mentiroso "rehúye el contacto visual" o que "miente sin
pestañear".

Pero si se tiene en cuenta lo registrado al principio de este libro, es probable que haya más
claridad sobre lo que se necesita a la hora de buscar las características que rodean una
mentira: una pérdida perceptible del equilibrio; porque cuando la gente pierde el equilibrio,
se suele percibir en sus ojos. Solo hay que pensar en la mirada vidriosa del bebedor, en los
ojos llenos de lágrimas de quien está triste, en la mirada vacía del abatido o en los ojos
ansiosos del melancólico. Buscamos una pérdida del equilibrio que nos pueda resultar
especialmente evidente.

Pero volvamos al panorama inicial y preguntémonos si es posible decir una mentira "sin
pestañear". El objeto de los párpados es asegurar la protección del glóbulo ocular sin que la
visión se altere en modo alguno. Tenemos un control limitado sobre el pestañeo; por lo
general, es un movimiento reflejo que se puede activar, por ejemplo, cuando un chorro de
aire llega de manera repentina a los ojos. El cierre de los párpados tiene, en primer lugar,
una función de protección mecánica; y en segundo lugar, el abrir y cerrar espontáneo de los
párpados ayuda en la tarea de distribución de las lágrimas para la limpieza y lubricación del
ojo.

En el parpadeo espontáneo, la frecuencia de los movimientos inconscientes de los


párpados varía mucho. En la fase de reposo, la llamada"tasa de parpadeo" es en promedio
de 17 veces por minuto; y en un diálogo acalorado, se puede elevar hasta 26. Con el
nerviosismo y la irritación, puede ser todavía mucho más alta. Además, cuando hay miedo,
la frecuencia puede aumentar debido a que el centro de la emoción del cerebro (la
amígdala) está unido con los músculos responsables del pestañeo a través de una conexión
nerviosa que no se puede controlar a voluntad. También se pueden encontrar tasas bajas
de parpadeo (frecuencias de 5 a 7 veces por minuto) mientras se lee un libro. Este valor
puede descender cuando se trabaja frente a una pantalla, y es posible que sea más bajo
cuando se ve televisión.

Si nuestro interlocutor genera una baja frecuencia de parpadeo en forma intencional, se


habla de "pestañeo voluntario". Si nos mira fijamente a los ojos sin pestañear, es posible
que esté buscando ocultarnos sus emociones y motivos verdaderos. Teme que podamos
percibir su excitación y su incertidumbre, y tal vez hasta sus miedos, porque cualquier
comportamiento que lo saque de equilibrio, como sabemos, puede ser indicio de una
mentira. Sin embargo, esa mirada antinatural, al igual que un abrir y cerrar de ojos violento,
puede ser una pista.

Conviene señalar que el estrés aumenta de manera significativa la frecuencia del parpadeo
en los seres humanos. La duración del parpadeo nervioso (parpadeo ocular) nos sugiere la
hipótesis de que nuestra contraparte se encuentra en ese momento en un estado de
excitación extrema. Quizá porque se siente atrapado o sencillamente porque utiliza la
mentira como salida.

Tanto la mirada fija como el parpadeo "salvaje" son, en última instancia, síntomas
importantes de estrés, que hasta cierto punto le impiden al mentiroso ser feliz. La única
salida que tiene es la interrupción del contacto visual. Resulta bastante burdo retirar la
mirada, o usar las manos para tapar partes de la cara, en especial, los ojos. Si se llevan las
manos o los dedos a los ojos, esto puede ser una señal de que nuestro interlocutor no
quiere mostrar la verdad en la cara. En el capítulo siguiente, se podrán encontrar más de
estos gestos engañosos.

A propósito: Las personas que usan lentes de contacto son un poco más difíciles
de atrapar en este punto, ya que suelen tener un parpadeo incompleto que puede
confundir bastante al lector del rostro.Además, el número de parpadeos es
significativamente menor en este grupo.

Mirar hacia otro lado en lugar de mirar a los ojos

Más sencillo que el reconocimiento del parpadeo puede ser observar. tan solo el movimiento
de los ojos. La duración y la frecuencia de las miradas hacia otro lado pueden ser de gran
importancia. Una fórmula para usar esto es: a mayor frecuencia más incertidumbre; a mayor
velocidad, más ocultamiento. La incertidumbre y el ocultamiento son señales potenciales
relacionadas con la mentira. Pero no olvide que no se debe utilizar la presencia o ausencia
del contacto visual como el único indicador. Evitar el contacto visual puede ser, de hecho,
una reacción del mentiroso, pero no lo es obligatoriamente; también puede indicar
nerviosismo excesivo, vergüenza o reflexión intensa. Las personas suelen suspender el
contacto visual y dirigir la mirada a objetos inanimados para concentrarse o recordar con
más facilidad. Entonces, ¿cómo proceder para reconocer una mentira?

Aquí solo puedo repetir: hay que saber cómo se comporta la persona cuando está
equilibrada. Es la única forma de determinar cuándo nuestro interlocutor está actuando en
contra de su naturaleza, y así determinar la suma de las inconsistencias que muestra.

Por supuesto, a menudo debemos tratar con personas que no sabemos cómo se comportan
en equilibrio. Como no hay modo de saber esto, es importante averiguar si nuestro
interlocutor es diestro o zurdo, bien sea observando o preguntando. Lo podemos lograr
ofreciéndole una bebida: ¿con qué mano toma el vaso? O facilitando algo para escribir,
porque un bolígrafo no se toma en la mano solo para escribir. La dirección de la mirada del
diestro o del zurdo nos puede revelar si la persona está recordando algo o imaginando algo;
por lo tanto, hay que ser creativos. Cuando se conciben o se construyen cosas pequeñas,
los ojos de una persona diestra se desplazan hacia arriba, a la izquierda. Cuando el
pensamiento es muy fuerte, el diestro mueve sus ojos hacia arriba, a la derecha. En los
zurdos ocurre lo contrario. Debido a que el mentiroso no puede basarse en hechos
"almacenados", casi siempre requiere de su creatividad, que se manifiesta de forma
diferente a la que conocemos. Es probable que la intención de un trabajo creativo
permanezca completamente oculta a cualquier persona. La dirección de los ojos puede ser
de bastante ayuda.

En los dos casos, el mentiroso potencial no mira a los ojos del interlocutor;
¿dirige la mirada hacia arriba cuando inventa una mentira? o solo cuando tiene que recordar
algo. La dirección de la mirada nos aporta información valiosa.
La mirada a lo lejos. Cuando el mentiroso rehúye el contacto visual, no siempre indica que
está mintiendo. A menudo solo se esconde detrás el deseo de escapar de la situación, o la
nostalgia por otro lugar o interlocutor.

El tamaño de la pupila.
Para el lector del rostro, el ojo se divide básicamente en tres partes. La primera zona es la
parte blanca, la esclerótica, llamada también "blanco del ojo"; sin embargo, esta parte es
más importante para quien, a través del rostro, hace un diagnóstico con el fin de detectar
enfermedades y deficiencias. La segunda zona, el iris, la parte coloreada del ojo, revela
mucho más sobre el estado de salud; en este sentido, se desarrolló una técnica especial
que se conoce como iridología o diagnóstico por el iris. La tercera parte es la pupila, el
punto negro en el centro del ojo, es de gran importancia; nos puede proporcionar evidencia,
no solo sobre el estado de salud, sino también pistas importantes sobre la personalidad de
un individuo o para desenmascarar una mentira.

Nuestro sistema nervioso es el que guía y controla los ojos. Durante siglos, los lectores del
rostro de todo el mundo han conocido. cido la relación que tienen los estados de ánimo, las
emociones, los pensamientos y cualquier tipo de estimulante nervioso con la forma de la
pupila. Por ejemplo, si el sistema nervioso simpático (parte del sistema nervioso autónomo
que pone al individuo en estado de mayor atención y dispuesto a escapar) se excita
demasiado, la pupila se agranda, se dilata fuertemente. De modo similar funciona con el
sistema nervioso parasimpático (opuesto al sistema nervioso simpático; lleva al cuerpo a un
estado de reposo), que contrae las pupilas haciéndolas mucho más pequeñas.

Por supuesto que la acción de la luz desempeña un papel decisivo en el tamaño de la


pupila. El ojo se protege de una luz solar fuerte, al igual que de la luz de una linterna,
cuando, por ejemplo, la policía realiza un control ocular. Así se comprueba de manera
sencilla si los usuarios de las carreteras están presuntamente bajo la influencia de
estimulantes: la mayoría de las drogas dilatan las pupilas y no permiten que se contraigan,
aun ante la presencia de una luz fuerte.

Si nos encontramos un grupo de personas en el mismo entorno y en condiciones


agradables de iluminación, se puede notar con claridad que existen diferentes tamaños de
pupila. Dependiendo de la personalidad, encontramos que hay personas que tienen las
pupilas grandes o pequeñas. Esto tiene un valor inestimable para reconocer la mentira,
porque los sentimientos son difíciles de ocultar en las pupilas; nadie puede controlar en
forma consciente el tamaño de sus pupilas.

Diferentes emociones y pensamientos pueden ampliar el tamaño de nuestras pupilas. Es el


caso, por ejemplo, cuando sentimos una emoción muy fuerte, como el miedo; y también
aplica para emociones como la simpatía o la admiración. Así que una pupila dilatada revela
un estado de excitación; aplica en particular para situaciones de emergencia. En ese
momento incide más luz en los ojos, y así se pueden capturar más detalles de la situación;
absorbemos más, por así decirlo.

Por el contrario, las pupilas se contraen siempre que nos esforzamos mentalmente, para
lograr un rendimiento intelectual. Por supuesto, esto puede suceder durante una situación
de reflexión intensa o de meditación permanente, y también por una mentira que requiere
un aporte mental creativo. Esto significa que a las personas que normalmente tienen la
pupila grande, en ese momento se les contraen en gran medida. Quienes, por el contrario,
tienen la pupila pequeña, es debido más a su naturaleza que a la emoción; es llamativo que
en estas personas sucede la reacción opuesta, lo que no es sorprendente, ya que en ambos
casos se llevan fuera de equilibrio. Por tanto, la mentira es individual.
En resumen, debemos considerar que una pupila tiende a cambiar de tamaño si en el curso
de una conversación el interesado cambia la verdad por una mentira. Muchas veces una
situación tensa afecta el sistema nervioso de un mentiroso; a su vez, los cambios de la
pupila son controlados por vía del sistema nervioso simpático (o del sistema nervioso
parasimpático). Que la pupila aumente o disminuya de tamaño antes o durante la mentira
depende, de manera exclusiva, de la personalidad del individuo; podemos tener frente a
nosotros un "sentimiento humano" (pupila grande) o un "proceso intelectual" (pupila
pequeña). Es posible que la mentira pueda causar un cambio opuesto en el tamaño de la
pupila cuando el individuo deja su "zona de confort" personal, su propia esencia.

› A propósito: Sería ideal que antes de una entrevista supiéramos qué tamaño de
pupila tiene normalmente el supuesto mentiroso. Al igual que con los diestros y los
zurdos, lo primero que debemos conocer es el estado normal de la persona: ¿tiene
las pupilas grandes o pequeñas? Esto resulta más fácil si conocemos a la persona;
por ejemplo, si se trata de un miembro de la familia. Cuando este no es el caso,
puede ser de ayuda involucrar a las partes interesadas en una conversación larga e
informal, que no dé la sensación de ser un interrogatorio o una entrevista.

LA NARIZ

Todos conocemos la historia de Pinocho (ver página 73), a quien le crecía la nariz cuando
mentía. Cuando era niño, esta historia me tenía muy ocupado: me observaba con detalle la
nariz cuando decía alguna mentira, para comprobar si se percibía algún cambio; por fortuna,
nada ocurrió. Tal vez habría pasado algo, pero solo era preciso tener cuidado, ya que el
doctor Alan Hirsch y su colega, el médico Charles Wolf, de la Fundación Smell & Taste
Treatment and Research y de la Universidad de Illinois en Chicago, descubrieron que
mientras se miente, fluye más sangre de la habitual hacia la nariz. Cuando se dice la
mentira, se liberan hormonas que aumentan el flujo de sangre en la nariz. Los capilares se
dilatan en la piel, el suministro de sangre en el tejido local es más fuerte y se inflama; y aun
cuando es difícil ver esto con el ojo humano, son notables otras reacciones. Según han
podido notar los lectores del rostro, las personas que se ven envueltas en la construcción de
una mentira se tocan la nariz con mucha frecuencia, sin darle ninguna importancia. Ahora
tenemos claro el porqué: el aumento de la circulación y la inflamación del tejido producen
una picazón incipiente; y es posible que no notemos conscientemente el control del sistema
nervioso, que en forma inconsciente conduce a la reacción correspondiente, que es
rascarse, frotarse o tocarse la nariz. De esta manera, se puede hablar entonces de un
efecto Pinocho.

Pero en este momento, tengo que advertir en contra de los juicios apresurados. Si bien esto
puede ser el indicio de una mentira, en el curso de una conversación o un interrogatorio tal
comportamiento debería ocurrir con mucha frecuencia. Cuanto más baja sea la frecuencia,
es más débil su significado.
Si con la mano se tapa la boca y al mismo tiempo se agarra la nariz, es solo un detalle
dentro del contexto general. Sería mucho más importante observar durante la conversación,
con qué frecuencia se lleva la mano a la nariz.

LA BOCA

Por supuesto, la boca es muy significativa en relación con una posible mentira. Al fin
y al cabo, es el lugar en donde esta se origina. Pero ¿qué es lo que hay que mirar
con cuidado y qué se debe tener en cuenta? O al final ¿es solo lo que sale, lo que
se dice y cómo suena la voz?

Los maestros chinos del Siang Mien responderían con una negación, porque
además de la calidad de la voz, ellos prestan atención al tipo de conversación y, sin
duda alguna, al significado de las palabras, sin dar importancia a las características
externas. Lo que se ejecuta de modo inconsciente, las reacciones físicas, la forma
de la boca o, por ejemplo, la de los labios, es de interés para ellos. Por último, me
gustaría abordar el tema en forma breve, ya que enumerar los diferentes tipos de
labios y su significado está más allá del alcance de este libro. En cualquier caso, el
punto de vista tradicional chino no siempre nos resulta fácil de entender. Si alguna
vez los lectores del rostro se familiarizaron con esto, significaba mucho para el
conocimiento humano.

De las numerosas indicaciones que proporciona el Siang Mien he seleccionado


reconocer de la cara, por su simpleza y rapidez, las características de la boca
torcida y asimétrica. Es de gran valor que se encuentra cerrada y no abierta; para
los lectores del rostro chinos puede mostrar incertidumbre sobre determinados
temas y también delatar falta de confianza. Por estas razones, las personas pueden
comportarse de manera complicada en su trato con los demás, buscando controlar o
manipular. A nivel emocional, tienden a ser muy apasionados, pero también muy
celosos. La boca torcida puede significar que la persona es complicada, pero no por
ello se debe asociar necesariamente con un mentiroso. Se reconoce que su
portador es alguien que sabe cómo utilizar las palabras.Que este talento lo utilice
bien (persuasión) o mal (manipulación), no es importante para los lectores del
rostro; bueno o malo en la cara no existe, al menos como parte de la terminología;
depende por completo de la personalidad, que también se evidencia en la expresión
facial.

Para los europeos, lo mismo que en el Siang Mien, el lamerse los labios quizá sea
más fácil de entender. Es similar a tocarse o rascarse la nariz en situaciones de estrés.
Nos humedecemos los labios con la lengua cuando queremos mantener una conversación
fluida; un mentiroso tendrá esta reacción no solo una o dos veces durante una
conversación, sino mucho más a menudo. El solo hecho de que se presente con frecuencia
ya es un indicio revelador. Lamidas cortas y bastante frecuentes aumentan la probabilidad
de estar lidiando con una mentira.

Dentro de las expresiones faciales, la boca resulta muy significativa. Junto con los ojos, es
el órgano más poderoso de expresión, y asegura el "acompañamiento emocional", un
mensaje que queremos dar de una manera más detallada.

Emociones básicas.
Para poder descubrir las mentiras a través de las expresiones faciales, se requiere no solo
el conocimiento de los juegos mímicos correspondientes, como el patrón de los
movimientos de los músculos faciales, sino también el conocimiento de las emociones
básicas que son comunes a todos los hombres. Estos dos componentes nos pueden dar
información acerca de quién habla con la verdad y quién está mintiendo.

Aquí vuelve a entrar en juego el personaje ya mencionado en la primera parte de este libro,
el antropólogo y psicólogo Paul Ekman quien, junto con su colega W. V. Friesen, crearon
una célebre clasificación de las expresiones faciales de las emociones internacionalmente
reconocidas. Este sistema de codificación FACS (Facial Ac-tion Coding System) es una
categorización de las expresiones faciales emocionales basada en la fisiología.

Ekman encontró evidencia estadística de la condición hereditaria de muchas expresiones


emocionales, en particular cuando clasificó las emociones básicas en: miedo, sorpresa, ira,
aversión, desprecio, tristeza y alegría. Estas emociones serían reconocidas por todas las
personas, dondequiera que vivan, sin importar cuál sea su educación o su cultura; y como
tales se divulgan aquí. Por esta razón concluyó que no son aprendidas o desarrolladas, sino
innatas.

Antes de hablar sobre estas emociones básicas tan útiles para la detección de las mentiras,
me gustaría destacar la importancia del trabajo de Ekman para los lectores del rostro de
todas las culturas, en especial por la documentación y el resumen del conocimiento básico
acerca de las expresiones faciales de las personas, que a menudo describimos con
palabras como empatía, intuición o instinto. Además de las anteriores, se podrían nombrar
muchas emociones más básicas, como serían los lazos emocionales que existen entre una
madre y su hijo, vistos desde la perspectiva única de una madre amorosa con su recién
nacido; o la expresión de curiosidad que resulta común a las personas de todas las culturas.

Ahora, demos un vistazo a las mencionadas emociones básicas de Ekman. Su comprensión


nos ayuda, en el proceso de evaluación, a reconocer e interpretar mediante las expresiones
si una declaración es verdadera o falsa; porque una mentira nunca se dice sin emociones;
antes y después de una mentira, se muestran ciertas emociones en la cara (más abajo me
refiero a eso), cuyas características debemos conocer. Conocemos expresiones como "me
mintió fríamente" o" ¿cómo puede alguien mentir de modo tan cruel?""; pero incluso si los
sentimientos en apariencia están por el suelo, prácticamente "congelados", está presente la
emoción como una forma de menosprecio oculto. En especial, antes y después de la
mentira.

Tal vez nos ayude el intentar separar, al menos en nuestra cabeza, los sentimientos y las
emociones, como lo vengo haciendo desde mis días de estudiante en Asia. Los maestros
Siang Mien hacen diferencia entre los sentimientos que provienen del subconsciente y los
que emergen del corazón, y los que proceden de la conciencia, de la mente y del ego. De
acuerdo con este punto de vista, la compasión, la nostalgia, la cordialidad y el amor están
más asociados a las"emociones del corazón"; y los celos, la envidia, el odio y la avaricia
están en el área de las "emociones mentales". Sin embargo, como se mencionó antes: esto
no es una categorización científica, sino algo que brota de la mente de un lector del rostro,
para que él pueda entender mejor a la gente.

MIEDO
Los ojos bien abiertos y las cejas levantadas son lo primero que llama la atención en una
cara cuando el miedo está presente. Así vemos mejor aquello a lo que tememos. También
se caracteriza por la mandíbula relajada y la boca entreabierta, con las comisuras de los
labios separadas. No se forma un círculo, como es evidente en la expresión de la sorpresa,
y sí se ven los labios estirados a lo largo, casi en forma de rectángulo. Abrimos la boca
como para dar un grito simbólico y prepararnos de esta manera para una posible fuga; esta
expresión es también para advertir del peligro a otros de nuestro grupo.

SORPRESA

La expresión facial de sorpresa es de corta duración, en contraste con otras emociones


básicas; a menudo, permanece solo por un momento en la cara de sorprendido. Con
frecuencia, esta expresión se confunde con la de miedo. Esto se debe a las posibles
coincidencias en los ojos, levantamiento de las cejas y, aun cuando sea en forma fugaz, la
boca abierta. Sin embargo, en esta última hay una gran diferencia: en la sorpresa: la forma
de la boca es en círculo porque las comisuras no se separan. Si tiene problemas en
distinguirlas, puede depender de la duración de la expresión facial correspondiente. La
sorpresa está limitada de manera rigurosa por el tiempo, pero el miedo puede estrictamente
" detenerse" en la cara (permanecer).
IRA

"Ciego de la ira" es una frase que se debe tomar literalmente en este punto. Quien está de
veras enfadado y furioso, que a duras penas puede reprimir su ira, la mayoría de las veces
baja las cejas, reduciendo así el campo visual. Si este no fuera el caso de muchos
"enojados", por lo menos se les puede observar un ceño fruncido vertical ascendente. Este
solo aparece en los estados agudos de ira y no se debe confundir con el ceño fruncido
permanente (Siang Mien: "agujas colgantes"). Incluso los labios gruesos se conforman de
esta manera solo en las caras muy delgadas; las comisuras de los labios se suelen doblar
hacia abajo. Sin embargo, por razones sociales, ajustamos la comisura de los labios,
incluso cuando tenemos ira, bajo la norma de la sonrisa falsa". Nadie gana algo cuando está
enojado o lleva consigo una ira profunda. Entonces se disimulan las fronteras del estado
emocional y mostramos otro, que puede ser completamente diferente, y por esta razón
expresamos la "sonrisa falsa". Entonces la comisura de los labios toma la apariencia de una
línea hacia arriba, dando como resultado un cambio en la parte inferior de la cara; pero la
región alrededor de los ojos no se verá en forma alguna afectada, indicando que la ira se
"lleva por dentro".

AVERSIÓN
Puesto que pocas personas exponen con claridad su estado de repugnancia o disgusto,
deberíamos tener en cuenta no solo las expresiones faciales, sino también la postura
corporal. A menudo, el "asquiento" se gira un poco de lado y permite ver, libre de
obstáculos, una de sus dos medias caras. Por lo general, frunce la nariz, y se hace en forma
manifiesta, como tratando de respirar lo menos posible la fetidez. También son
características la formación de arrugas alrededor de la nariz y entrecerrar los ojos. Con
frecuencia, pero no siempre, la persona en cuestión muestra un poco los dientes y el labio
superior cambia en extensión, en comparación con el estado sin emociones.

DESPRECIO

En la expresión de desprecio, a menudo sólo está activa una mitad de la cara. Aun la cara
más armoniosa es asimétrica bajo la influencia de esta emoción. Mientras los ojos se
estrechan se marca el ángulo de la boca. La dirección que toma es, sin embargo, una
variable que depende del nivel de desprecio. La expresión facial de "pocos amigos" también
es descrita por algunos como de indiferencia o de "sobrado". Es posible que esto sea
debido a la forma en que se ponen los labios, también conocida como "labios de El-vis". El
cantante estadounidense Elvis Presley, uno de los representantes del rock y la cultura pop
más importantes del siglo XX, en sus espectáculos mostraba los labios ligeramente
despectivos, lo que se consideró como un signo de su individualidad e independencia.

TRISTEZA

Los párpados se bajan, las comisuras de los labios caen hacia la barbilla y la mandíbula
desciende; a cambio, las mejillas se levantan de modo sutil. Algo importante: esta
descripción caracteriza solo una cara triste. Una cara llorosa cubre muchas otras
características de las expresiones faciales. Esta emotividad extrema genera en el
observador confusión, compasión y una huida instintiva.
Solo algunos pocos observadores aciertan a tener un punto de vista equilibrado, que es
necesario mantener, por ejemplo, en un interrogatorio. También es la razón por la que se
utilizan las lágrimas (vea el capítulo "Señales que se acompañan") para ocultar una mentira.
ALEGRÍA

La verdadera alegría y una risa "sincera" difieren de una sonrisa social y de una risa "falsa"
por el considerable uso de todos isa músculos faciales, que se manifiesta en movimientos
inconscientes. Mientras que los europeos manifiestan una "alegría falsa" sobre todo con los
músculos alrededor de la boca, los asiáticos lo hacen utilizando más los músculos alrededor
de los ojos. En la sonrisa sincera, en realidad se utilizan los músculos de la boca, que está
abierta y amplia, y por lo general muestra los incisivos superiores, y en muchos casos, las
encías; y al utilizar los músculos alrededor de los ojos, se asegura la contracción del
párpado, que a su vez "provoca" las conocidas líneas de expresión o arrugas del sol. En las
fotografías de la página anterior, se pueden ver tres variantes de la sonrisa: la sincera, que
es una sonrisa por completo transparente; la descrita como "sonrisa falsa" y la "sonrisa
social" que podría representar una forma intermedia. En la última, la expresión de la mujer
no nos muestra una alegría verdadera y tampoco es claro que se trata de una "sonrisa
falsa". Con frecuencia, esta forma intermedia se presenta cuando a la persona en cuestión -
a pesar de estar en un ambiente positivo y con ganas de sonreír-, debido a los problemas y
distracciones internas, a la tensión, a la fatiga, o porque se encuentra perdida en sus
pensamientos, solo le aparece en la cara una sonrisa pobre. Y por esta razón, en la sonrisa
social, los ojos solo tienen una leve y discreta participación.
› A propósito: La sonrisa genuina y verdadera se conoce también como sonrisa de
Duchenne, en honor al científico francés Guillaume-Benjamin Duchenne, de quien ya
hemos hablado en este libro

Mentiras y emociones

Ahora que hemos obtenido una visión general de las emociones más significativas, es
importante tener en cuenta y cuestionar cómo se relacionan en general estos estados
emocionales con la mentira. ¿Cómo pueden ayudar las emociones y sus respectivas
expresiones faciales en el reconocimiento de una mentira? Las mentiras no se dicen sin
emoción; incluso los mentirosos tienen sentimientos. Aquí tiene sentido decir que a nadie le
gusta mentir, porque es demasiado agotador. Esto incluye asegurar que si el mentiroso
quiere ser convincente, debe reproducir las expresiones faciales de las emociones muy
sugestivamente y de la manera más auténtica posible. Esto es casi imposible, ya que por lo
general estas se producen de modo inconsciente, y en la medida y el ritmo correctos; no se
pueden ejecutar en forma voluntaria sin ser susceptibles de error.

Es difícil mantener siempre todos los músculos faciales bajo control. Incluso si se lograra,
sería una inexpresiva cara de póker, Como un signo de condescendencia infinita, lo que
resultaría muy agotador. Cada emoción fingida cuya expresión tenga una duración superior
a diez segundos, es un indicio que permite considerar al interlocutor como deshonesto. El
mentiroso, sin embargo, suprime las emociones, aparece rígido y de madera.

Un sentimiento sincero se suele reflejar en la cara durante cinco a diez segundos. Si la


expresión permanece más tiempo, es deliberada y busca dramatizar u ocultar algo; la
probabilidad aumenta con el tiempo de duración. Pero también los cambios emocionales
muy rápidos nos deben llamar la atención: mostrar un cambio del estado de emoción en un
lapso de microsegundos, por ejemplo, pasar rápidamente de una expresión facial relajada a
otra de vergüenza, repugnancia o desprecio, y volver de nuevo al estado anterior de
relajación, no deja de ser sorprendente. En definitiva, debemos poner mucha atención a
dichas microexpresiones.

EMOCIONES ANTES DE UNA MENTIRA

Cuando se está frente a una mentira, el rostro humano casi nunca presenta una expresión
habitual propia. Esto muestra que, aun cuando las microexpresiones son fugaces, pueden
ser muy perturbadoras, confusas o inapropiadas para que las podamos percibir bien, así
sea en forma inconsciente o intuitiva. En este caso, las microexpresiones provocan una
sensación extraña o incómoda en nosotros: "Aquí hay algo que no encaja. Hay algo que
está mal" Debemos confiar en nuestro sentimiento.Dependiendo de la credibilidad o de la
imagen del mentiroso, pero también del grado y la gravedad de su mentira, se muestran
diferentes emociones en cada uno de ellos. La siguiente descripción general revela:

Miedo: el miedo desempeña un papel central en la mentira. Preguntarse" ¿me atraparán?"


es un asunto que le genera incertidumbre al mentiroso.
Culpabilidad en especial las personas muy religiosas o muy moralistas se sienten culpables
un momento antes de pronunciar una mentira. No cabe en sus creencias y les
produce"remordimiento de conciencia":"¡Eso no me lo perdonaré nunca!". La culpabilidad
tiene una expresión facial similar a la del dolor o la tristeza, por lo que a menudo se pasa
por alto o es mal interpretada. Dicho sea de paso, la culpabilidad no se mostrará en la cara
si el mentiroso no la ha desarrollado o si sus acciones son apoyadas y legitimadas por una
autoridad.

Vergüenza: la vergüenza es muy parecida a la culpabilidad; al igual que en esta, la cabeza


se inclina un poco, y con frecuencia se tapan los ojos con ayuda de las manos. Una vez
más, se pueden ver los rasgos faciales típicos de la tristeza: se levanta la parte interna de
las cejas, y a menudo se arruga un poco o mucho la frente. La vergüenza es con frecuencia
un comportamiento social o el rol por el incumplimiento u omisión de una norma de la
sociedad.También puede causar consternación por la mala conducta personal, como la

mentira.

Turbación: con frecuencia se manifiesta turbación antes de una mentira, porque hay un
profundo sentimiento de inquietud perturbadora previo a la mentira o de incertidumbre si se
llega a decir. La turbación en sí puede confundirse con otras emociones; por ejemplo, con la
alegría. En este caso, se expresa con una sonrisa reprimida en la expresión facial como
timidez. La persona en cuestión se siente incómoda con esta manifestación de alegría,
porque no quiere revelar que está ante una situación emocional muy fuerte. Trata más bien
de ocultar el desbordamiento de las emociones, en especial la alegría, bajando la cabeza,
ocultando parte de la cara de la boca. Es posible que, tal como se describió antes en la
vergüenza, se baje la mirada; y el uso de las maniobras puede llevar a interpretaciones
engañosas (turbación en lugar de alegría; y vergüenza más bien como aflicción). Pero si se
observa los Ojos y la boca, se puede llegar a una definición más clara.
Alegría/placer:

Una vez más, hemos llegado a la máscara más común de nuestra civilización. Quien busca
vender o intercambiar productos o información se esfuerza por mentir y utiliza una cara
amable. Esta persona muestra una expresión de alegría poco tiempo antes de la expresión
de la mentira. Y la mentira dicha de modo consciente, sin dudas y pronunciada con
moderación- se refleja en una rápida retirada de estas expresiones faciales. "Meter gato por
liebre" es una expresión típica acerca de la mentira.

EMOCIONES DURANTE UNA MENTIRA


Si nos perdimos el momento justo antes de una mentira en lo que respecta a las
microexpresiones faciales, también es posible observar movimientos de los músculos
faciales que llamen la atención durante y después de la mentira, y a través de los cuales
podamos condenar al mentiroso.

LA SONRISA COMO MÁSCARA

En nuestra sociedad, la risa en todas sus formas, ya sea contagiosa o sarcástica, o una
sonrisa, a menudo se utilizan como un medio eficaz para encubrir una mentira. Es una
expresión agradable, que distrae y es aceptada como una máscara de la gente civilizada,
que incluso a veces resulta obligatoria: ";Hombre, ¡pero ríase de nuevo!". Razón suficiente
para que aceptemos aprovechar en este punto, una vez más, ver las expresiones faciales
de la emoción alegría.

En general, conocemos dieciséis sentimientos que tienen en común en su expresión facial


que la comisura de los labios se levanta. Nos reímos (supuestamente) en forma sincera y
de todo corazón, incluso hasta mostrar los dientes, que igual permanecen cubiertos en una
risa amistosa y social. Es probable que esta expresión provenga de la manifestación rígida
del miedo, porque en esta también las comisuras de los labios se muestran hacia arriba: en
la serie pictórica, la persona responsable de la expresión "yo no muerdo" se percibe como
inofensiva y muy amable, y no representa ningún riesgo para su oponente.
Una risa que se limita a la boca puede ser muy simple, producida de modo intencional, y
entonces se puede denunciar como falsa.

El mentiroso utiliza estas expresiones faciales rápidas para basar el engaño en la seguridad
y tranquilizar así a la contraparte; como en el miedo paralizante, donde el opuesto debe ser
apaciguado. Así que vale la pena buscar siempre unos ojos sonrientes en la cara; estos
también constituyen una expresión de simpatía. Cuanto más cordial sea una sonrisa, más
se destaca en los ojos. Activamos automáticamente en forma coordinada los músculos
circulares de alrededor de los ojos y aparecen las líneas típicas de la sonrisa. En una risa
falsa, este proceso no tiene lugar; por lo tanto, es fácil notarlo poniendo un poco de
atención. Si aún tenemos problemas para reconocer una sonrisa verdadera de una falsa,
debemos centrarnos en el músculo superior del pómulo, llamado músculo cigomático mayor,
que es un músculo muy versátil que se extiende entre los pómulos y las comisuras de los
labios. Con él tratamos de atraer a los demás, o bien, expresamos nuestras
preocupaciones. De hecho, también puede distraernos acerca de la verdad interior del
mentiroso, sus verdaderos motivos y secretos. Si el músculo cigomático superior se contrae
y enlaza con una sonrisa, esta es casi siempre genuina.
En resumen, se puede afirmar que la "sonrisa falsa" se puede demostrar de diferentes
maneras. Si la persona es sorprendida por algo y desea responder positiva y rápidamente a
su interlocutor, utiliza una risa o sonrisa muy artificial: el que miente utiliza con rapidez una
sonrisa fingida, formada solo por los músculos de la boca, mientras que los músculos
alrededor de los ojos permanecen inactivos, en una especie de rigidez antinatural. Con
frecuencia, el que miente muestra sus dientes en forma exagerada.

Un lector del rostro sin mayor experiencia puede encontrar estas señales, porque se trata
de un engaño muy claro.
El embaucador es un mentiroso experimentado
que dedica tiempo suficiente a prepararse para tener una reacción facial y presentar una
"sonrisa falsa" mucho más sofisticada; esta persona es más difícil de clasificar y utiliza
nuestra inseguridad para confundirnos. Muchos de nosotros sentimos esa sonrisa
igualmente falsa, porque según nuestra evaluación los ojos se utilizan de manera ambigua.
Como resultado de ello "estamos en la oscuridad" en relación con el verdadero significado
de esta sonrisa. Una boca torcida a un solo lado es útil para detectar un engaño, porque la
sonrisa inclinada, bien sea a la derecha o a la izquierda, lo muestra. Esta asimetría no
necesariamente se debe juzgar como la preparación de una mentira, pero marca un estado
emocional que no coincide con la sensación real del impostor. Esta sonrisa puede mostrar o
no los dientes, de acuerdo al individuo.

¡La sonrisa que lanzas, vuelve a ti!


Proverbio indio
Cuando nos reímos, se activan los músculos faciales; estos, a su vez, son
responsables de cambios en el sistema nervioso. Pueden causar una sensación de
felicidad. La" carita feliz" y los "emoticones" provocan una cadena de reacciones en
el entorno social: gracias a nuestra propia felicidad, los demás nos ven más
positivos, nos consideran más simpáticos y atractivos, lo cual es contagioso y se
devuelve, retorna.

Si queremos realizar un interrogatorio, además de la interpretación de las microexpresiones,


puede ser útil estar atentos al reconocimiento de la sonrisa permanente y poco natural que
se acaba de mencionar: el mentiroso puede mostrar timidez, vergüenza y culpabilidad, por
ejemplo, durante una conversación muy tranquila, cuando se habla de algunos puntos que
le son desagradables o cuando durante un silencio incipiente le regresa a la memoria una
mentira expresada previamente.
Si hacemos preguntas repetitivas, desagradables y molestas, podemos provocar una
mentira, y a menudo conseguimos que el entrevistado exhiba breves microexpresiones de
desprecio.
La imagen muestra una actitud escrutadora. ¿Se habrá creído la mentira mi entrevistador?
¿La aceptaría? ¿No habré fallado?

Aquí puede verse el regocijo de quien miente, por la supuesta imposibilidad del interlocutor
en detectar la mentira.
Si el interlocutor cree una mentira demasiado evidente sin sospechar, en la cara del
mentiroso se manifiesta menosprecio.
EMOCIONES DESPUÉS DE UNA MENTIRA

La expresión de desprecio es la que con mayor frecuencia encontramos después de decir


una mentira. El mentiroso muestra con esta expresión su ínfimo aprecio por el engañado:
"Eso fue muy fácil", "¡Qué estúpido es en realidad!" o "Le pude dar dos vueltas" que son los
pensamientos típicos que acompañan las microexpresiones faciales de desprecio.

La asimetría que se muestra en la cara debido a la emoción de desprecio se acentúa con


fuerza en uno de los lados, al igual que sucede también en otras formas de expresiones
microfaciales. Con frecuencia, el mentiroso quiere comprobar si la mentira fue aceptada por
el destinatario. Esto sucede si comprueba que su homólogo mostró expresiones faciales de
perplejidad, despreocupación o de confianza. Lo que el mentiroso probablemente no sabe
es que su examen produce en sí mismo una expresión facial peculiar.La mirada escrutadora
que incluye los labios cerrados con una leve sonrisa y también el levantamiento de las cejas
se puede asociar con la curiosidad; pero esto no ocurre si dicha expresión es asimétrica,
con mucha fuerza en un lado. Lo que sí es seguro es que el mentiroso no quiere presentar
esta expresión por largo tiempo, para no despertar sospechas.

Por último, pero no menos importante: la alegría por el mal ajeno se muestra poco después
de una mentira. Ocurre cuando quien dice la mentira está seguro de que le han creído, y le
produce una sensación de alivio que revela sus motivos desleales. La expresión facial de la
alegría por el mal ajeno se asemeja a la de la alegría verdadera, casi hasta el último detalle;
solo que es de las sonrisas de menor duración, con una apertura rara de la boca y aún
mayor tensión de los músculos circulares alrededor de los ojos; estos hechos podrían
ayudar en su tarea a los lectores del rostro expertos.

LA CÁMARA TERMOGRÁFICA RECONOCE LA MENTIRA

Los lectores del rostro experimentados de China leen la apariencia de una persona para
conocerla.Esto se relaciona con las temperaturas presentes en la cara a causa de la
expresión y que se capturan mediante la tecnología.

Todos conocemos el dicho: "Tus ojos brillan de rabia"; y de hecho lo confirman las cámaras
termográficas que capturan esta emoción. Cada sentimiento, incluso cada patrón específico
de pensamiento, desencadena un patrón de temperatura muy singular en la cara de cada
persona. De este modo, la rabia, la ira o la agresión producen una caída de la temperatura
en la frente, la nariz y la boca, mientras que los ojos y sus alrededores a menudo se tornan
cálidos y brillantes. Si amamos, reímos honestamente y desde el corazón, nuestra energía
aumenta tanto que con mucho agrado "la dejamos salir"

Se hace visible, por ejemplo, en las mayores temperaturas de las mejillas, alrededor de la
boca y los ojos.

El patrón de calor de cada rostro es tan único como una huella digital. ¿Serían capaces
nuestros ojos, al igual que una cámara termográfica, de reconocer la mentira con base en
las variaciones térmicas que provocan las emociones correspondientes? Sí, es muy posible
Lo que indican los gestos

Sin embargo, también conocemos a los mentirosos con los gestos de las manos, que
percibimos como parte normal en una discusión o una conversación. Llama la atención que,
con pocas excepciones, señalan con sus dedos y hagan gestos con la palma de la mano
abierta. Quien todavía crea que no se pueden reconocer muchos secretos de los mentirosos
por las indicaciones de sus gestos, se sorprenderá.

Sabemos que la mentira es estresante; y quien dice falsedades y las encubre con
respuestas creativas o elaborando deliberadamente sus palabras, carece por supuesto de la
posibilidad de prestarle atención a todas las señales de su cuerpo. Al contrario que en una
conversación normal, aquí las expresiones faciales, los gestos y el lenguaje corporal se
reducen a unas cuantas señales, debido a que la persona en cuestión está concentrada en
la forma lingüística de la mentira. El resultado es un "congelamiento" o un movimiento
extraño, poco natural y por tanto llamativo, en particular de las manos.

La"exposición" de gestos es bastante simple y apenas perceptible. Nos puede parecer un


poco sospechoso si la persona se introduce las manos en los bolsillos, si se agarra con las
uñas a la silla o se cruza de brazos; aunque demasiado a menudo vemos este tipo de
postura en otros contextos. Pero si en el desarrollo de una conversación la persona
permanece inmóvil o aferrada con las manos al borde de la mesa en forma intensa y poco
natural durante un buen rato, lo podrán notar aun los observadores menos experimentados.
Otro comportamiento muy antinatural es sentarse sobre las manos; los niños cuando están
nerviosos o emocionados, por ejemplo, porque han dicho una mentira, tienden a adoptar
esta posición, que es muy llamativa. Si se trata de un adulto, podemos estar seguros de que
nuestro interlocutor está completamente desequilibrado y, debido a su estado, está tratando
de ocultar sus gestos para disimular.

Al igual que en el campo de las expresiones faciales, también en el gesto (y más tarde en
todo el lenguaje corporal) debemos prestar atención a los comportamientos extremos. Así,
además de un gesto" congelado"", se debe observar la velocidad y qué tan a menudo se
realizan estos gestos. Como ya se dijo sobre el efecto Pinocho (ver página 71), cuando un
individuo está mintiendo, tiende a tocarse la nariz con mucha frecuencia; y, según lo
aprendimos, esto se debe al aumento de la circulación sanguínea. Al igual que la nariz, la
boca desempeña un papel predominante. Una persona que no está diciendo la verdad se
lleva las manos a la boca repetidas veces o la cubre completamente mientras habla.
Pareciera que quiere evitar que se le "escape" la mentira. Como si nuestra mente
subconsciente no quisiera ningún tipo de falsedad y pretendiera, en forma figurada, ponerle
cerrojo de esa manera.

Corregir, enderezar algo, poner en orden, también son actitudes que pasan a través del
cuidado personal. Por lo tanto, no es sorprendente que, además de los gestos, el orden del
cabello y el nudo de la corbata desempeñen para nosotros un papel importante
como"detectores de mentiras".
A continuación presentaré una selección de dichos gestos, que con frecuencia" van de la
mano" con la mentira:

Gestos manos-cuello

Si se llevan las manos al cuello, entonces se habla de un " gesto manos-cuello". Para las
personas de todos los grupos culturales esto no es positivo o agradable, en ninguna
circunstancia. El que lo hace, en forma inconsciente quiere llevar la mano a la cara,
posiblemente a la boca, para impedir la mentira, como se describió antes. Entonces se
detiene de modo abrupto cuando la conciencia interviene. En consecuencia, coloca la mano
en el cuello, en la garganta o la lleva hacia atrás, a la zona de la nuca, cosa que puede
hacer de muchas maneras. El interlocutor quiere también reducir su presión arterial. En el
momento de la mentira, el corazón le late, se podría decir literalmente, hasta el cuello. La
caricia tiene un efecto calmante. Es una expresión de preocupación, miedo, ansiedad, duda
o de gran emotividad; todas las emociones que pueden acompañar a la mentira. También
puede ser signo de percepción de una amenaza potencial:" Se quedará en mi garganta si
miento"?
Los hombres se aflojan la corbata y se cogen el área debajo de la barbilla, porque en esos
momentos son acciones estimulantes para los nervios. Las mujeres se ocupan con menos
frecuencia y satisfacción del cuello o la garganta; en ellas el movimiento es más discreto,
casi imperceptible; a menudo se trata solo de un Foque. Una acción que reemplaza a esta
es el manoseo de una cadena o del cuello de una blusa. El hecho de que las mujeres se
cojan el cuello indica que quieren ocultar una información importante o es posible que se
sienten atrapadas en una mentira. Este gesto (foto) simboliza la percepción de una situación
embarazosa: "Esto se está poniendo serio". Pareciera que lo están apretando con una soga.
El mentiroso se pregunta:" ¿Cómo podré salir de esto?". Del mismo modo, este gesto es
una señal inconsciente de reconocimiento de los propios errores, así se nieguen al mismo
tiempo con palabras. Este "ventilador" es bastante utilizado por los hombres: la tela que
aprieta se aparta lejos del cuerpo. En el mejor de los casos, esto solo muestra el asomo de
una sensación de estrés, que casi siempre acompaña a la mentira. Las mujeres utilizan este
gesto con menos frecuencia; en estados emocionales similares, tienden a airear la parte
delantera de la blusa. Ellas prefieren jugar con sus joyas, con una cadena o acariciarse el
cabello, recogerlo detrás del cuello y levantarlo.

› A propósito: Si al decir una mentira, por ejemplo, se aumenta la presión arterial,


también puede producirse una mayor transpiración en la zona de la garganta.
Entonces el interesado quiere liberar físicamente la zona y lo manifiesta a través de
este gesto.

Gestos manos-boca
Los dedos sobre la boca indica sorpresa o asombro. Muchas personas también utilizan este
gesto como señal preliminar de una disculpa (que muchas veces no llega hasta los labios).
La duda por ejemplo, por la propia conducta deshonesta- también se indica con este gesto:
"Es probable que haya cometido un error"
.
Nota. Hablar con los dedos delante de la boca significa, por lo general, que el actor en
realidad no quiere hablar sobre el tema o, al menos, que no desea entrar en más detalles.
Sin importar las palabras que diga, seguro se trata de algo incómodo o doloroso. Si alguien
mientras habla permanece moviendo o pulsando un único dedo (normalmente el índice)
sobre los dos labios, es señal de que esta persona no quiere hablar del tema, a pesar de
que con palabras diga lo contrario. Una mentira también podría estar escondida detrás de
este tipo de expresión.

Introducir el dedo en la boca con los labios entreabiertos es un gesto que hace parecer
indefensa a la persona, sobre todo si se trata de un adulto masculino. Sin embargo, este
gesto también puede mostrarse como respuesta a las presiones externas, a una molestia.
Caemos en cierta impotencia, ¿tal vez provocada por nuestra mentira?; y entonces
buscamos una típica"zona de confort" de la infancia: "No sé nada. ¡No tengo ni idea!". Este
es un gesto infantil que muestra una posición débil. Se suele utilizar de modo inconsciente
para despertar la simpatía, la compasión o el instinto protector en el interlocutor, y así
desviar la atención de nuestro comportamiento reprobable. El gesto funciona muy bien con
las mujeres; pero en los hombres casi siempre se ve ridículo y más bien produce el efecto
contrario.

Con este gesto del dedo índice se cierra la boca (foto); los motivos pueden ser varios: en
primer lugar, se intenta retener la información; no se debe abrir la boca y decir lo que no se
desea. En segundo lugar, se está evitando responder emocional o sentimentalmente a una
situación, a menudo, a una ofensa. Si mientras la persona dice algo realiza el gesto,
significa que sus palabras no son ciertas y, con mucha frecuencia, corresponden a lo
contrario. Este gesto también puede procurar tranquilidad, no solo al interlocutor, sino
también a sí mismo. Por eso, aunque en el reconocimiento de una mentira se halle un
indicador potencial, este nunca debe usarse como el único síntoma.
Morderse las uñas o un lapicero ayuda a generar autoconfianza.Es posible que nuestra
contraparte acabe de decir una mentira)Esté tratando de calmarse con ese comportamiento.
Por lo tanto, es una respuesta a las cosas o a las declaraciones que han originado alguna
molestia. No se trata tanto de un mensaje para evaluar al interlocutor, sino que más bien
representa un gesto privado de mentiroso. También puede servirle, al igual que introducir el
dedo índice en la boca, para eludir la mentira: Quien muerde, no miente (todavía). Pero
también deberíamos tener en cuenta los gestos relacionados. Por lo tanto, llevar un lápiz o
los anteojos a tocar la boca es un gesto sospechoso. En ambos casos se deja espacio para
las palabras a través de los labios, pero se distrae deliberadamente de la realidad del
contenido.
Gestos manos-nariz

Aunque la persona en contacto nos impacte con sus palabras impresionantes y


convincentes, si vemos en ella este gesto (foto), con bastante seguridad podemos
sospechar que existe mucha incertidumbre en ella. El frotamiento repetitivo puede aliviar la
tensión. Es otro indicio de que nuestro interlocutor se encuentra inseguro y está buscando
una acción compensatoria.

Como ya dijimos, el tocarse la nariz desempeña un papel importante en la detección de


mentiras. El efecto Pinocho puede ser uno de los varios indicios de que se está tratando con
un mentiroso, pero nunca es el único. Frotarse la nariz ayuda a evitar la mirada; y, al mismo
tiempo, se puede cubrir la boca. No es necesario cogerse toda la nariz; es suficiente el roce
casi imperceptible con el dedo índice. En principio, esto indica duda, pero también es el
precursor del rechazo: la otra parte debe entregar mejores argumentos en el campo o ser
más convincente. Las dudas pueden ser al interior de sí mismo, por inseguridad:" ¿ Cómo
contestó solamente a esa pregunta?" " ¿cómo puedo manejar esta situación?" " ¿me la llevo
bien con el público?"
Gestos manos-ojos

Rozarse los ojos tiene el mismo significado que tocarse la nariz: "Yo no puedo o no quiero
entender algo", ,"no quiero ver algo" o "algo me avergüenza". Sin embargo, frotarse los ojos
es más aceptado socialmente, y se pasa por alto, puesto que siempre puede"caer algo en el
ojo" una y otra vez.
Gestos manos-orejas

Pellizcarse las orejas significa" desear ser escuchado". La persona lucha con paciencia,
tiene preparadas en la mente respuestas o reacciones y desea expresarlas. Quien se
pellizca las orejas dice: "Ya para terminar, quiero decir algo sobre esto". Por medio de este
gesto, se deja en claro que no quiere que se le interrumpa, en especial cuando se va a decir
una mentira importante, porque le molestaría que una interrupción lo sacara de concepto.
Sin embargo, si solo se acaricia o se masajea el lóbulo de la oreja, detrás de esto existe un
gesto de tranquilidad; se debe reducir el estrés. Si nuestro interlocutor se toma repetidas
veces las orejas en el curso de una conversación normal, nos debe dar mucho en qué
pensar; tal vez se siente tranquilo debido a sus muchas falsedades.
Gestos manos-cabello

El pelo representa fuerza y vitalidad. Quien acaricia su cabello con las manos tiene todo
bajo control o le gustaría tenerlo. Este gesto es deliberadamente afectado, porque promete
la mayor atención posible. Sin embargo, ya que es muy ofensivo, pero se desea asegurar el
control de manera menos visible, este gesto se suele asociar con dirigir la mirada hacia
abajo. La falta de contacto visual directo permite esconder detrás, por ejemplo, intentos de
una posible mentira discreta o de un acto inocente.
Gestos manos-cabeza

Rascarse la parte posterior de la cabeza demuestra incertidumbre, muchas dudas y


malestar emocional. Se quiere decir o hacer algo, y luego se espera lo peor:" ¿Espero un
golpe en la nuca?, ¿tendrá consecuencias desagradables?, ¿me costará la cabeza?". En
cualquier caso, le sigue una respuesta verbal que se debe tomar con precaución; y por lo
general, continúa con una confesión o una mentira.

Rasguñarse la cara es signo de gran vergüenza: algo no va como estaba previsto, algo
inesperado se atravesó en el camino. La persona aplaza una respuesta o una reacción;
necesita más información o más tiempo para dar una respuesta adecuada. Ahora que se ve
obligado a responder de inmediato podrá desarrollar una mentira. Este gesto muestra
gran incertidumbre y duda.
Si la persona se lleva las manos a los ojos puede tener buenas razones: cansancio, una
basurita en el ojo o una irritación, por ejemplo. Sin embargo, si esto es permanente durante
una conversación, debemos estar prevenidos. Detrás de este gesto se podría ocultar una
mentira.
Las señales de los hábitos

Si queremos integrar los hábitos, la apariencia y el comportamiento de una persona para


determinar una mentira, primero debemos hacer un "retrato del sospechoso": ¿cómo se
comporta cuando no se le está observando, o cuando no está esperando que le demos
crédito a sus palabras? Esto es necesario, como ya dijimos, para averiguar cómo se
comporta nuestro interlocutor cuando está en equilibrio. No siempre es posible esto, pero si
el tiempo lo permite, se debe intentar.

En situaciones en las que tenemos que decidir con rapidez, existen otros indicios. En un
ambiente libre de estrés y descomplicado, una persona se relaja y, en sentido figurado,
asume el control del lugar mediante movimientos de manos, cruza las piernas
cómodamente o las coloca una junto a la otra. Por el contrario, quien no dice la verdad se
puede ver bastante incómodo y rígido; no quiere abrirse y se mantiene ensimismado. Una
persona mentirosa mantiene las partes de su cuerpo rígidas, es muy limitada y se encierra
en sí misma.

Si la rigidez es permanente, es probable que el mentiroso esté incómodo, desanimado,


molesto y cohibido. Este suele ser el momento cuando las diversas partes del cuerpo
"realizan" movimientos repetitivos muy llamativos, extraños o permanentes. En este punto
tiene especial significado los brazos y las piernas o las manos y los pies. Si, por ejemplo,
mueve los pies o no los tiene colocados tranquilamente sobre el piso, aun cuando se
encuentre sentado, se delata el instinto de fuga; la persona solo quiere escapar de la
situación. Esta es una actitud demasiado vistosa en contextos en los que es normal
moverse poco, como en las reuniones de negocios o cuando se conversa con familiares,
sobre todo en actividades que se realizan de pie. En todo caso, vale la pena prestar
atención a la forma como se colocan los pies o las piernas. La persona nerviosa, distraída o
aburrida se muestra con una pierna o un pie que quiere "volarse" de la conversación: uno
de los dos pies está frente al interlocutor; el otro pareciera que está listo a seguir el instinto
de escape. Esta postura muestra también a un mentiroso, quien lógicamente solo quiere
escapar de la situación después de decir las falsedades; esta actitud muestra que el
mentiroso solo desea "salir corriendo" después de mentir, lo cual es comprensible.

Colocar una pierna en forma lateral también elimina la simetría de la postura del cuerpo.
Quien dice la verdad, no siempre, pero sí generalmente, muestra una postura equilibrada.
La persona tranquila suele saber de qué está hablando y no tiene que gastar energías para
pensar en algo. Hay que estar alerta en el momento en que esta simetría se rompe, bien
sea por un giro lateral, por retirar una pierna de la posición o por levantar uno de los
hombros. Algo está fuera de equilibrio, y tal vez sea la credibilidad de las palabras.
Lo mismo aplica para cuando una persona se aleja de otra con la que está hablando,
situación particularmente notoria si se está sentado. Cuando alguien dice la verdad y no
tiene nada qué ocultar, tiende a inclinarse hacia quien le escucha. El mentiroso se alejará y,
por ejemplo, es posible que incline la silla hacia atrás. Esta, además, es una indicación
sorprendente de que no quiere divulgar ninguna información adicional. Pero ese retroceder
ante el otro también puede expresar rechazo o desinterés. En este caso, se deben observar
con atención las expresiones faciales. ¿La expresión facial muestra la emoción de
desprecio?
Esta posición del pie muestra que una de las dos partes realmente no tiene interés alguno
por la conversación o que lo ha perdido en su transcurso.
"No sé cómo salir de aquí", pide ya una pierna. El interlocutor se siente incómodo, quiere
terminar con algo, tiene otros planes, o se siente atrapado y quie-
re irse.
Los pies que abrazan las patas de la silla: la persona busca un polo a tierra, un agarre firme.
¿Será que se enreda sola con sus mentiras?
Las piernas se quieren abrazar, pero solo se pueden anudar. Esta actitud delata el deseo de
terminar con la conversación. La persona no se siente muy cómoda en su propia piel.

Esta imagen muestra una versión no tan obvia. Sin embargo, presionar las piernas contra la
pata de la silla en última instancia significa la misma cosa.
Sentarse en sus propias manos ayuda a mantenerlas bajo control. No puede pasearlas por
la cara y allí jugar con la nariz o con la boca. Sin embargo, esta actitud indica una conducta
infantil y revela a adultos inseguros.

Cuando dicen la verdad, los seres humanos reflejan los movimientos de la cabeza y del
cuerpo de sus contrapartes. es. Fista es parte de la interacción entre quien habla y su
oyente. Como cosa natural, imitamos el comportamiento de la persona con quien
interactuamos; de eso se ocupan nuestras neuronas espejo. Esto es de gran importancia
para nuestra vida en común; en particular, es evidente cuando estamos de acuerdo con
nuestro interlocutor o cuando hay muchas otras cosas que nos unen a él; por ejemplo, sus
intereses, la ropa o el grupo social. Por lo tanto, es una oportunidad para establecer un
vínculo y mostrar interés. En consecuencia, otro movimiento delator del cuerpo es la falta de
imitación del oponente. En la mentira se suele eliminar la imitación, porque el mentiroso
invierte demasiadas energías en la construcción de una realidad diferente para quien
escucha y entonces no puede concentrarse en la imitación de su homólogo.

Pero aquí hay que hacer una advertencia: este procedimiento es también ideal para
manipular al otro. La "armonía" del lenguaje corporal no es garantía de una conversación
creíble y libre de mentiras: si yo (de manera inconsciente) percibo que mi comportamiento
se refleja, considero que mi interlocutor está de acuerdo conmigo y por esto puedo estar
tranquilo. Por consiguiente, los mentirosos pueden utilizar este proceso, consciente o
inconscientemente, para hacer cumplir sus propios objetivos o para obtener ventajas.
Un lenguaje corporal relajado, desenvuelto, inexpugnable es el que a mucha gente le
gustaría tener. Muestra a las personas libres de tensiones: "¡Nada me puede molestar!".
Pero en este caso se debe tener precaución, porque los mentirosos también pueden
comportarse de forma despreocupada y parecer tranquilos por voluntad propia. Bostezar o
mostrarse aburrido puede ser una señal de distracción debida a una circunstancia
"delicada". Quien irradia tranquilidad, dice mucho de la verdad. Esta máscara es difícil de
descifrar y a menudo conduce al éxito a los mentirosos. El error más grande que comete
con frecuencia el mentiroso es la falta de coherencia entre las palabras y los hechos y, aún
más, entre las expresiones faciales y el lenguaje corporal. El que, por ejemplo, cruza los
brazos, pone una sonrisa falsa y muestra un actuar apacible, pero que no suele ser así, solo
simula esta tranquilidad y más bien pretende ocultar algo. En este caso, debemos realizar
una mirada más de cerca y comprobar si tal vez las expresiones faciales delatan al "actor".
Un último consejo podría ser observar la parte superior del cuerpo, por ejemplo, si comienza
a girar el cuerpo o a balancearse o mecerlo ligeramente. Cuando empieza a hablar, su
discurso es a menudo falso, quizá hasta falte a la verdad.

Las señales durante la comunicación.

Pensar que el lector del rostro lea exclusivamente la cara es un error. Por supuesto que es
lo más importante, pero no es lo único. Como ya se señaló, la apariencia de una persona,
su estatura, la actitud y los movimientos proporcionan una información valiosa, al igual que
sus gestos y expresiones faciales. Este flujo de información compone una visión global
equilibrada que con frecuencia da soporte a lo detectado en la cara, aun cuando su
importancia en la lectura del rostro tiene un papel secundario.

La situación es similar con la comunicación verbal de un ser humano. El significado original


de la palabra" comunicación" proviene del latín communicare, que significa compartir algo o
poner en común. Mediante el uso del lenguaje podemos compartir algo, podemos transmitir
información. Sin embargo, para configurar el idioma los seres humanos utilizamos la voz,
que resulta necesaria para expresarse en forma verbal. Pero la voz genera muchas señales
diferentes, y un lector del rostro experto las puede reconocer. La voz y el lenguaje son dos
de los aspectos a los cuales los lectores del rostro prestan especial atención por ejemplo,
en temas relacionados con la personalidad, el amor y la convivencia- durante una
entrevista, una conversación y, en última instancia, también para detectar mentiras. Una tos
persistente, dificultad para respirar, quejarse durante la conversación o el conocido "nudo en
la garganta", son indicios a tener en cuenta. El trasfondo de todos estos signos puede ser
muy diverso, pero una mentira se puede manifestar de esta manera.

Cuando los lectores del rostro rastrean una mentira, solo se interesan por las verdaderas
palabras. Como es sabido, estas pueden adoptar cualquier forma y siempre están provistas
de frases subordinadas, que sirven de excusa para que un orador experimenta. so. Cuando
le seguimos la pista a la mentira, debemos examinar la voz y el lenguaje, ante todo su
sonido y presentación, pero también su contenido.

La voz
La voz puede ser de gran ayuda para recopilar indicadores, cuando solo se dicen unas
pocas mentiras. La persona en cuestión se resiste - internamente, y a menudo en forma
inconsciente a mostrar la expresión de la mentira, que incluso ha reflejado oralmente con el
uso de palabras persuasivas. Veamos ahora, con mayor precisión, unos posibles
desequilibrios de la voz que atraen nuestra atención con más facilidad durante una
conversación. Por supuesto que pueden existir muchas explicaciones naturales para los
siguientes fenómenos, pero debemos considerar que detrás de

ellos siempre pueden esconder una mentira.

Voz temblorosa.

Temblor en la voz, que a veces va acompañado de temblor en las manos. En la mayoría de


los casos es indicio de nerviosismo o debilidad; pero también se debe investigar como señal
de un posible trastorno neurológico del movimiento, como es el caso de la enfermedad de
Parkinson.
Un temblor en la voz también puede indicar que estamos al frente de un mentiroso que
siente una gran culpa, está avergonzado, asombrado o tiene miedo (revisar "Emociones
básicas",.

Un nudo en la garganta.
En el lenguaje popular, esta descripción se utiliza para una condición nerviosa. Literalmente,
las palabras se nos quedan atrapadas en la garganta. Si esto sucede una única vez, no se
le debe prestar mayor atención. Si la presión que estrangula la garganta se repite y no se
puede eliminar con la deglución, puede estar ocultándose tras de ella la condición llamada"
glo-bus". Esta se provoca mentalmente por la ansiedad o por cualquier otro tipo de tensión
permanente, es decir, la clásica evidencia de una mentira. Pero hay que tener cuidado:
también puede tratarse de un hipotiroidismo, ya que es frecuente que esta dolencia
desencadene una respuesta similar.

Aclararse la garganta al hablar.

El nerviosismo podría ser una vez más la causa principal de este tipo de sonidos. Las
personas que se sienten obligadas a decir mentiras quieren deshacerse de su interlocutor.
Las reacciones físicas a esta tensión pueden producir flemas que obstruyen la garganta, lo
que lleva a la tos. Por supuesto, la causa también puede ser una inflamación crónica de la
laringe o una tos crónica.

Intensidad de la voz. El dicho: "Quien habla fuerte miente" no siempre es cierto. Más
bien habría que preguntarse: ¿demasiado bajo o demasiado alto? Ambos niveles son
extremos y podrían ser molestos. Como en la búsqueda de pistas de las mentiras se deben
considerar los comportamientos extremos, debemos tenerlos presentes también en la voz.
Dependiendo de la situación individual, el mentiroso utiliza las dos formas para presentar
sus mentiras. Quienes de modo inusual argumentan en voz alta quieren proclamar una
"verdad" que probablemente no lo es. Si la voz se mantiene elevada todo el tiempo, puede
ser que el interesado necesite de la aprobación de los demás o que tenga miedo do sado
morado. Si la potencia de la voz disminuye a un nivel apenas audible, detrás de estas
fluctuaciones emocionales puede haber razones sospechosas.

un mentiroso suele odiar el silencio, en especial cuando lo utilizamos para condenarlo. Pero
también puede aprovechar el silencio para sus propósitos. Quien no acostumbra hablar de
manera tranquila es posible que tenga algo que ocultar. Por esto mismo, el mentiroso
intenta minimizar la importancia del tema por medio de una voz suave, sobre todo cuando
su mentira tiene un fondo embarazoso.

Levantar la voz.

En este caso nos referiremos a alzar la voz. Por lo general, un mentiroso habla en voz alta
cuando quiere ser convincente; en esos momentos, acentuará bastante las palabras.
Debemos saber que el tono de voz es controlado por los músculos de la laringe; si estos se
tensan, la voz pasa en forma automática a un tono más alto, algo que sencillamente se
quiere evitar. Sin embargo, la excitación interna provoca de modo automático un tono más
alto; por lo tanto, es un síntoma de falta de equilibrio. Es posible que sea un signo de falta
de confianza del entrevistado con quien hace las preguntas.

Monotonía.
Además de la elevación de la voz, un sonido monótono también es indicativo de una
mentira. Lo que se dice en tono monótono no debe saltar a la vista; y eso es lo que espera
el mentiroso. Muchas frases elocuentes y vocalmente diferentes, seguidas de la mentira real
en un tono más bien monótono, prometen tener éxito en ocultar la falsedad en medio de
muchas frases coloridas.

El lenguaje.

Algunas mentiras se pueden reconocer con facilidad según el lenguaje que utilice la
persona; pero esta tarea también puede llegar a ser complicada. En este caso nos referimos
a los mentirosos experimentados, porque ellos planean, organizan y estructuran las
palabras; y ofrecen una gran cantidad de espacio para la interpretación. Quien está
familiarizado con ella ofrece muy pocos puntos débiles. Muchas palabras mienten por sí
mismas, en su significado; ejemplos de algunos de estos conceptos son " crecimiento cero",
"disparo de oro", "blanco fácil", "botadero para eliminar basuras" o "solución final". La lista
se puede ampliar a voluntad y cada año trae términos nuevos. Todas estas palabras tienen
por objeto facilitar la expresión de una mentira, porque decir la verdad es muy simple
finalmente; y por el contrario, decir con éxito una mentira resulta ser un reto creativo.

A continuación, les muestro posibles anomalías en el lenguaje del mentiroso que nos
pueden ayudar a hacerles frente a sus estrategias de ocultamiento:

Factor tiempo.

Cuando alguien menciona el día y la hora, suministra información que puede ser verificada;
por esta razón, el mentiroso evitará entrar en detalles. Cuando alguien dice la verdad, no
tiene temor a dar información específica. Para el mentiroso ocurre todo lo contrario, ya que
no quiere ser cuestionado algún día por los hechos. Por lo tanto, siempre que le sea
posible, evitará anunciar el día, el lugar y el momento. De igual modo, un signo importante
puede ser la supresión de factores del tiempo relevantes: se evita dar detalles de las horas
o solo se menciona la hora de inicio y/o de terminación. Por ejemplo, se esconde una
mentira en frases como:"salí de la casa a las 7:30 horas y volví a las
21:00, cuando el vecino ya estaba muerto". Esta es una descripción muy rápida, quizá
demasiado, ya que todo lo que pasó durante este período sencillamente se omite.

Evitación del "yo".


El mentiroso utiliza muy rara vez la palabra "yo". En el curso de una conversación normal,
se suelen utilizar los pronombres como "yo" o "mío". Por el contrario, mientras se dice una
mentira, este uso es mucho más raro. Al mentiroso siempre le gusta distanciarse de lo que
ha dicho; y si utiliza la palabra
"yo", establece una conexión directa, y tiene que asumir la responsabilidad de lo que dice.

Cambiar de tema.

El mentiroso cambia de tema con rapidez y difícilmente tratará de ampliarlo. Y se mostrará


en particular agradecido si se lo cambian. Así que no cometamos este error durante una
entrevista, ni siquiera se debe divagar sobre él.

Bromas.

Estar siempre en apariencia de buen humor, tener disponible un buen dicho a toda hora y
venderse muy bien a sí mismo son características frecuentes de los mentirosos. El que
miente también se refugia en el humor y el sarcasmo; de esta manera, suele evitar con éxito
la desagradable revisión de su mentira.

Lapsus linguae freudiano.


Decir"no", pero asentir con la cabeza para decir "sí" es más común de lo que pensamos.
Este lapsus freudiano, proveniente de Sigmund Freud (ver página 34), se conoce también
como lapsus linguae, y existe también en su variante
inversa.

Divagar.

El mentiroso habla más de lo normal y divaga feliz a través de detalles sin importancia. El
que miente se pierde en trivialidades y utiliza expresiones muy largas, con el fin de distraer
y enfocarse lejos del contenido real de sus mentiras.

Flujo lento de las palabras.

Para un mentiroso, el hecho de que las palabras fluyen con lentitud es una oportunidad de
revisar una vez más lo que dice. Previene el balbuceo desordenado de palabras y le da la
sensación de control. En realidad, el hecho de hablar lentamente llama la atención, pero
resulta agotador; por esto, algunos mentirosos camuflan las mentiras, debido a que el
oyente disminuye el interés, sufre con el ritmo moderado y se distrae o se agota.

Apelación a la honestidad.

En una conversación, algunas personas acostumbran utilizar expresiones como "créame","a


decir verdad","para ser honesto""francamente", "no crecí entre mentiras" y otras similares.
Esta reafirmación de la credibilidad es una apelación al oyente y bien puede ser indicio de
una estratagema.

Declaraciones para aseguramiento.

Las afirmaciones del mentiroso rara vez tienen carácter definitivo. Más bien, pretende
asegurarlas por medio de frases subordinadas, donde todavía queda espacio para una
excusa. La mayoría son frases como: "si mal no recuerdo", "si no me equivoco" o "si se
piensa bien en ello". Pero se debe tener cuidado, porque estas declaraciones también se
dan entre personas honestas. Tan pronto como se presente un conjunto de estas frases
llamativas, se recomienda estar alerta.

Titubeo.

El balbuceo es una expresión de confusión o de intento de ganar tiempo. Para este


propósito se utilizan palabras de " dilación" como: pues, ahhh, mmm. Se supone que estos
sonidos se pueden emplear para ganar un poco más de tiempo con el fin de completar el
proceso de pensamiento.

Cumplidos.
El mentiroso sabe que la gente responde en forma positiva a los piropos. Por lo tanto,
tratará de escapar del interrogatorio elogiando al oponente. De modo que debemos estar
vertidos si un interlocutor nos empieza a halagar o a cortejar sin motivo aparente.

Repetir textualmente.

Quien miente adopta las palabras del interrogador. Un ejemplo es este intercambio de
palabras: " ¿Has tomado mi billetera?", "No, no; no he tomado tu billetera", en lugar de
decir: "No, no fui yo". Aquí se repiten las palabras de la pregunta. En la repetición, se utiliza
a menudo el llamado Pacen [v. del T.: proceder igual): un interlocutor experimentado
siempre intenta adaptar no solo el cuerpo, sino también el comportamiento del habla y el
ritmo de la respiración. Cuando alguien entra en el mundo de otra persona, adopta su
comportamiento, su respiración, los patrones de lenguaje y, según parece, también sus
puntos de vista. Esto crea un contacto positivo, y suelen mentirse a sí mismos. Se crea un
contacto que a menudo es útil para el mentiroso, ya que permite persuadir a la gente o que
el producto sea más fácil de vender porque se ganó su simpatía.

Preguntas para comprender el tema.

El mentiroso experimentado hace preguntas y se muestra distraído si quiere trasladar el


interés del interlocutor hacia un nuevo tema. Algunas de estas preguntas de comprensión
son eficaces y, por lo tanto, muy populares; por ejemplo:" ¿Perdón?" o "Excúseme, no
entiendo su pregunta". Con alguna frecuencia, el solicitar la repetición de una pregunta logra
interrumpir la conversación. Aun cuando estamos seguros de que nuestro interlocutor
entendió muy bien, nos pregunta una vez más sobre el tema. Esta manera de proceder
ayuda al mentiroso en sus tácticas dilatorias: pretende ganar tiempo mientras busca una
respuesta convincente o con el fin de escapar por completo de la pregunta; y logra así que
nos resignemos a no repetir la pregunta.

Preguntas para demorar.

El mentiroso quiere ganar tiempo cada vez que juega a ignorar la situación. Un ejemplo: "
¿Públicas ahora en la agencia?"." ¿De qué hablas?". "Hablo de tus aspiraciones como
vendedor de publicidad". "¡Pero qué dices! Seguro. Lo he hecho". El mentiroso consigue
una demora manifestando que la pregunta es excelente ("Excelente pregunta, porque en
realidad debo pensar en la respuesta..) y por eso la respuesta no puede limitarse a un "sí" o
un "no". También es posible tener respuestas de confrontación, como: "Eso depende de a
qué te refieres" o"¿De dónde sacaste esa información?"

Repetir la pregunta.
Con frecuencia el que miente repite literalmente la pregunta en lugar de responder, con el
fin de obtener tiempo adicional para encontrar la respuesta adecuada. Un ejemplo sería
preguntarle:"'Ya cortaste el césped? y la respuesta.
¿que si ya corte el césped? Sí, claro, ya lo hice". Repetir una pregunta al pie de la letra es
una táctica dilatoria común entre los mentirosos. Utilizar sólo partes de una pregunta en la
respuesta no es síntoma de mentira, pero se debe prestar atención tan pronto como la
pregunta se repita textualmente.

Declaraciones estancadas.

Las declaraciones pueden ser formuladas como una pregunta o como una afirmación, y
sirven tan solo para ganar tiempo. Incluyen la observación del mentiroso, de quien ya
conocemos las preguntas de dilación; la pregunta puede ser buena o comprensible, pero
que no sea fácil responder con un"sí" o un "no", sino que sea más compleja. Esta podría ser
formulada como:"Eso depende de a qué te refieres con exactitud"; o una variante ofensiva:";
Estás seguro de que la pregunta está bien formulada?" o" ¿De dónde has sacado esa
información?"

Detalles exagerados.

Es importante prestar atención cuando la persona hace relatos demasiado minuciosos. Que
nos dé una gran cantidad de detalles sobre el tema que nos distraen indica que intenta, en
forma desesperada, convencernos de sus palabras. Esto incluye, por ejemplo, una larga
introducción a un tema; o que muchos detalles que se dieron en un principio se mencionan
más adelante; sin embargo, con relación a la historia principal (por lo general, la mentira), el
mentiroso solo quiere llegar al final y apenas si menciona los detalles.

Frases intrincadas.

Quien dice falsedades es a menudo confuso. Los oyentes deben encadenar frases que en
apariencia no tienen sentido; por lo que es imposible que todo lo dicho tenga un significado
que pueda probar la verdad. Además, el mentiroso suele detenerse en la mitad de la frase,
vuelve a empezar o no termina de decirla.

Repetición de frases.

Cuando se utilizan exactamente las mismas palabras una y otra vez, es probable que
estemos frente a una mentira. Cuando alguien inventa una mentira, suele tratar de recordar
alguna frase que suene convincente. Si intenta describir la situación de nuevo, el mentiroso
utiliza una vez más la misma frase persuasiva.

Cambio de tema. Lo suele utilizar el mentiroso para desviar la atención de sí mismo. En


este caso, interrumpe en la mitad de la frase y luego habla de otra cosa totalmente
diferente. Esto puede sonar así: "Entonces pensé que sería mejor..., recuerdo que en el
sitio, ¿te cortaste el cabello? Un salto de tema también puede estar acompañado por un
cumplido, si, por ejemplo, se interrumpe la frase con un piropo que se sale por completo del
contexto.

Señales que acompañan

Como se pudo determinar antes, el mentiroso pierde el equilibrio con rapidez cuando
aumenta la duración o la gravedad de la mentira. No tiene paz interior, lo cual se manifiesta
externamente en las numerosas características de las expresiones faciales, los gestos, los
hábitos y también la voz. Hasta aquí hemos reunido un completo arsenal de indicadores
para reconocer una mentira. Pero me gustaría terminar este capítulo con otras de las
llamadas "señales que acompañan"; si aún no tenemos suficiente con las características
reconocidas hasta aquí, estas señales nos pueden dar más seguridad.

Las reacciones físicas

LA RESPIRACIÓN.

La respiración es un proceso visible en las personas. Si no podemos respirar, difícilmente lo


podemos ocultar. La inhalación y la exhalación también son evidentes; el abdomen y el
pecho ascienden y descienden; es una actividad que hasta un observador inexperto puede
notar. Si se inhala y se exhala profundamente, lo más probable es que la persona esté en
un estado de equilibrio y de tranquilidad. Por el contrario, la respiración jadeante indica que
está fuera de equilibrio; es posible que la persona esté agotada físicamente. Un esfuerzo
mental, la tensión interna o los conflictos también pueden ser causantes de tal reacción.
Como regla general se tiene que, en los momentos de estrés, nuestra respiración cambia
con rapidez. Cuando luchamos o huimos el cuerpo necesita más oxígeno. Cuando
mentimos, se lleva a cabo la misma lucha o el mismo intento por escapar, solo que a un
nivel diferente. Esto significa que un mentiroso comienza a respirar más rápido. Una serie
de respiraciones cortas acompañan ahora su conversación, y al final son seguidas por una
respiración profunda. El conflicto interno del mentiroso hace que su corazón palpite más
rápido, lo que a su vez genera la necesidad de respirar más aire.

PASAR SALIVA

La observación atenta de la respiración necesariamente implica la observación de la


garganta; allí también se delata una persona que no ha dicho la verdad. Durante la mentira
se secreta cada vez más adrenalina. Por eso, aunque al principio se produce mucha saliva,
en poco tiempo el proceso se invierte y el flujo de saliva es muy restringido. Sin embargo, el
mentiroso intentará mantener húmeda la garganta mientras dice la mentira. Por eso, cuando
ya no está salivando, el interesado busca mantener húmeda su garganta y puede querer un
vaso de agua. Si esto no es posible, tratará de evitar la sequedad de la garganta pasando
saliva o aclarando la garganta en forma repetida.

LÁGRIMAS
"Las lágrimas no mienten". Pero a pesar de esta "máxima", debemos encontrar la falsedad
que puedan representar durante una conversación o entrevista. También es importante
saber aquí que los lectores del rostro de la China observan de antemano cómo es
exactamente la personalidad del interlocutor. Las personas acostumbradas desde su
infancia a imponer sus deseos o ideas también utilizarán las lágrimas como una herramienta
para mentir; han

aprendido que las lágrimas pueden generar compasión y, al mismo tiempo, pueden ayudar
a liberarse más rápido de situaciones desagradables.
Las personas hipersensibles a menudo son muy sutiles, pero no siempre; se caracterizan
por tener grandes pupilas, pestañas largas y labios carnosos. La forma de su cara es
llamada" cara de jade" por los maestros chinos de Siang Mien. La estructura trapezoidal de
la cara, en especial en las mujeres, es considerada como un ideal de la belleza.

El derramar lágrimas representa desesperación, miedo y tristeza. Lamentablemente, a


través de unos ojos llorosos (pupilas dilatadas, alta frecuencia de parpadeo y exceso de
humedad) resulta imposible detectar las emociones precisas de nuestro interlocutor;
Esto podría ser lo que él desea con el llanto, a lo mejor, debido a su naturaleza. En realidad,
la única información que podemos obtener es que la persona está en una situación
emocional muy fuerte y que se encuentra fuera de balance. Esta viene a ser otra" línea en
nuestra lista", en la colección de indicadores que se tienen para la mentira.

Por lo anterior, no es de extrañar que seamos escépticos cuando alguien empieza a llorar,
porque en realidad algunas personas tienen mucho talento para derramar lágrimas falsas.
Sin embargo, debemos ser sensatos y permanecer en calma; permitirle que llore
tranquilamente y observar si reinicia con rapidez, ya que, por lo general, es mucho más
interesante lo que viene después de las lágrimas; esto se debe a que muchas personas
sienten la necesidad de desahogarse verbalmente. También puede ser reveladora la rapidez
con que la persona se recupera después de llorar y vuelve a la rutina cotidiana; si se
recompone rápido, hay una alta probabilidad de que el llanto haya sido una actuación.

SUDORACIÓN

Incluso el polígrafo, el detector de mentiras (vea más adelante, en la página 153), nos ha
demostrado que la cantidad de sudor es medible, se puede detectar y permite determinar
los cambios en el equilibrio. No es nuevo que las personas cuando mienten tienden a
aumentar la sudoración. Creemos que el sudor frío puede detectar al mentiroso desde la
primera vez. Pero aun sin el temor de ser descubierto, se dan muchas razones para sudar
cuando se miente. Esto es debido a los numerosos momentos de estrés que se presentan
durante la mentira. Sin embargo, debemos tener claro que este indicio, por sí mismo, no es
un indicador suficiente. Por lo general, hay algunas personas que sudan más; otras, tienen
una personalidad nerviosa, son tímidas o tal vez tengan alguna enfermedad que las "bañe
en sudor". Por lo tanto, la transpiración es solo un posible indicador, y tiene un significado
particularmente fuerte cuando se presenta junto con las características ya familiares de las
expresiones faciales, los gestos y los hábitos.

RUBOR

Pueden existir muchas razones para que nos ruborizamos y no tienen nada qué ver con
decir una mentira. Por esta razón, los lectores del rostro observan pequeños detalles en el
enrojecimiento de la piel, en especial en el área de las mejillas, con el fin de hacer una
clasificación.

El rubor en las mejillas se puede deber, por ejemplo, a una deficiencia aguda de magnesio o
a una enfermedad de la piel (rosácea). También algunas personas con diabetes o que
sufren del corazón pueden presentar una coloración roja en esta zona. Una explicación
sobre esto nos la da la ubicación, estructura y tipo exacto de coloración. A los principiantes
se les aconseja contar con otros métodos para la identificación de una mentira.

No obstante, el enrojecimiento de las mejillas en forma aguda durante una conversación o


un interrogatorio puede persistir durante algún tiempo y luego dejar nuevamente a los
afectados en una posición relajada durante la conversación; podemos entonces poner esta
reacción en el contexto inmediato de la mentira: si se enrojecen las mejillas del interrogado,
se plantea un nerviosismo evidente. Por supuesto que este enrojecimiento puede significar
un esfuerzo o un conflicto interno que también se puede asociar a la mentira. A menudo el
enrojecimiento de las mejillas es bastante evidente. Por tal motivo, esta evidencia es en
extremo útil para la detección de una mentira.

La barrera

La persona que dice una mentira siempre tratará de evitar la confrontación. Como ya se
encuentra fuera de equilibrio, sólo pretende tener protección y restablecer su equilibrio
interno. Quizá para la persona en cuestión no siempre sea posible escapar, por lo que debe
recurrir a otros mecanismos de protección con rapidez. Estos son - al menos para sus
propios sentimientos- obstáculos visuales, muros y barreras de gran ayuda, detrás de ellos,
el mentiroso se siente más seguro. Estas barreras pueden ser de muchas formas. Cruzarse
de brazos es, sin dudas, el bloqueo que se utiliza en primera instancia. A pesar de que este
gesto puede ser indicio de una falsedad diferente, no tiene por qué el mentiroso realizarlo
siempre. Aquí, además de la búsqueda de protección, también puede indicar desafío,
simple conveniencia o puede no tener importancia. Cuando está en casa, las almohadas
pueden servir de protección si las utiliza sobre el abdomen. En una conversación en el
trabajo, se puede utilizar una carpeta de archivo o un computador portátil que no se lleve al
lado ni a la espalda. Todas estas prácticas se ejecutan de manera inconsciente.

Un lugar interesante que revela mucha información sobre las barreras es el escritorio. Por
supuesto, resulta agradable colocar el portátil al lado de nosotros, levantar la tapa y
presentarlo abierto a la otra persona. Sin embargo, cuando mentimos, queremos evitar esto;
entonces construimos un muro inclinando la pantalla del portátil, detrás de la cual nos
podemos ocultar. El mentiroso de hecho es alguien que está profundamente inseguro y por
muchas razones prefiere esconderse. También dice mucho si durante la conversación con
un jefe, este no se atrinchera detrás del computador y lo gira de lado; así nos muestra sin
tapujos que no tiene nada qué ocultar. Naturalmente, se debe tener en cuenta hasta qué
punto se requiere el uso del computador durante la conversación.

Durante una comida, privada o de negocios, bien en la casa o en un restaurante, también


puede suceder que una persona deshonesta tome en forma discreta un salero o un
pimentero, o una botella de aceite o de vinagre, y después de utilizarla no la coloque en su
sitio original, sino que la ubique entre el y su interlocutor.
También es sorprendente que el mentiroso, como barrera, quiera sostener con las manos
una taza de café en dirección al interlocutor. Eso lo hace con el fin de recoger indicadores
sospechosos de la mentira, que siempre resultan diferentes a los de la sinceridad.

Atención: ¡El error de Otelo!

El error de Otelo es el desacierto en el diseño de un interrogatorio, en el que la


persona que declara, debido al escepticismo de su enfrentado, tiene
comportamientos tales como nerviosismo, sudor, pasar saliva o modificar su
declaración por completo, lo que a su vez es interpretado por el interrogador en
forma equivocada como evidencia de un testimonio previo presuntamente falso. Esto
se convierte en un círculo vicioso: alguien sospecha que mentimos, nos ponemos
nerviosos debido a su escepticismo, y este comportamiento sirve exactamente como
indicador de que mentimos.
Llevar el bolígrafo a la boca es sospechoso de dos formas: el gesto puede mostrar timidez,
porque la persona en cuestión ya no tiene sus gestos totalmente bajo control, son
independientes; y también puede servir como barrera para el lenguaje.
El computador portátil se utiliza como protección o barrera en muchas reuniones que se
realizan en forma rápida, por ejemplo, en el pasillo. Aquí vemos a alguien que no quiere
hablar libremente sobre un tema, ha sido atrapado en una mentira o quiere protegerse a sí
mismo para no asumir más trabajo o responsabilidades. En un ambiente privado, a las
mujeres les gusta utilizar una almohada que les brinde este tipo de barrera de seguridad.
La barrera es muy evidente cuando se coloca el computador portátil sobre la mesa o
escritorio. Si se abre directamente al frente del interlocutor, puede ser que la persona no
esté diciendo la verdad y detrás de él se sienta mucho más seguro. Un portátil abierto que
se gira hacia un lado y del cual los interlocutores tienen una vista completa es menos
sospechoso y es muestra de apertura.

Una taza de café también se suele utilizar como barrera. Por supuesto, la intención se
puede descubrir rápidamente. De manera inconsciente, muy pronto percibimos este gesto
de inconformidad.

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