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Violencia y bullying, emergentes de la situación social

Por Liliana Olivieri de Pérez Bicecci

El tema de la violencia y el bullying en las instituciones educativas es un


tema complejo que no se puede atribuir a una sola causa, ni a una parte de
los actores que integran una comunidad educativa, sino que nos obliga a
repensar en nuestra sociedad, en todas las instituciones y sectores que forman
a la persona, en primer lugar la familia, concretamente en los padres que son
los primeros y principales educadores en la vida de los hijos, en los docentes
y directivos que forman una comunidad educativa. Hay que analizar el rol
que hoy ocupa el adulto. Luego habrá que repensar también en los medios de
comunicación, en los mensajes que se emiten, en las personas que desarrollan
tecnología para la diversión y entretenimiento, el tema no puede mirarse con
simpleza, sino que es un desafío que merece una respuesta de todos.

Muchas veces escucho a padres y docentes decir “los chicos y los


adolescentes vienen distinto”, los adolescentes no vienen de ninguna parte,
los formamos los adultos y atribuir una crisis social, cualquiera sea a
personas de 14 o 16 años es demasiado duro, esta no es una crisis de jóvenes
sino que es una crisis de adultos. El adulto es quien debe asumir su rol, sus
funciones, su responsabilidad ante la formación de niños, niñas y
adolescentes.

El tema de la violencia y el bullying no se sanea solamente con la actuación


posterior a los hechos sino que es un tema de prevención, de formación de la
persona y de los grupos que integran una institución. Expulsar al “violento”
no es la solución verdadera y de fondo. Todo hecho de violencia tiene su
historia en el tiempo, tiene señales en la que todos tenemos una
responsabilidad de observar, participar y comprometernos. Es inaudito que
suceda un hecho concreto y “nadie” había advertido señales claras que
anticipaban la situación. Muchas veces la “omisión” o indiferencia de
muchos adultos permiten que los hechos ocurran. La primera responsabilidad
sobre la formación de una persona es de las madres, los padres, la familia
que tiene la función de contener, educar, cuidar, comunicarse con el hijo-a y
con la escuela. Los padres son los primeros y principales educadores de la
vida del hijo-a, es imposible que no estén al tanto si su hijo tiene actitudes u
ocupa el rol de “buleado”, “buleador” o “aplaudidor o cómplice del líder”.
Luego, la escuela, complementaria y subsidiara a la labor que realizan los
padres. La escuela tiene que brindar el servicio de dar a conocer al alumno e
intercambiar diagnóstico y objetivos conjuntos con los padres. Hoy no se
puede trabajar aislados sobre el mismo hijo-a – alumno-a, hay que trabajar
en sintonía. Y para ello, los docentes deben observar, ser valientes, prudentes
y delicados sin faltar a la verdad en las entrevistas con padres. Los padres
han de tener la disposición de escuchar con apertura porque generalmente las
instituciones a través de todo su personal tiene a su hijo-a a diario y lo
conoce de una manera quizás más objetivas que los mismos padres.

El bullying tiene tres actores, los “atacantes”, las “víctimas”, y los


“cómplices” y las tres partes necesitan ayuda. Esa ayuda no puede realizarse
si no nos comprometemos todos. La situación se solucionará con la
participación de la familia y la escuela. Es imposible que los padres
desconozcan la situación, es imposible que la escuela desconozca la situación.

Otro tema importante es el cyber-bullying, que es el ataque a través de la


tecnología (redes a través de computadoras y celulares). Se envían mensajes
crueles, amenazas, falsos rumores, mentiras, se graban videos, se sacan fotos
y se publican.

Para enfrentar esas situaciones hay que formar y prevenir, todo lo que
hagamos será necesario. Comunicarnos íntimamente con los hijos,
comunicarnos íntimamente con los alumnos, escuchar, hablar, formar. Desde
las instituciones hacer talleres, regular emociones, cuidar la disciplina,
enseñar, trabajar por la paz. Es muy interesante otorgar misiones solidarias
a los alumnos que los saquen de su pequeño mundo para que tomen
conciencia de las verdaderas necesidades de los demás.

Si te sentís atacado:

 No creas que es natural el maltrato, que es cosa de niños, niñas,


adolescentes. La peor instancia es acostumbrarse a ello, pensar que es
normal un trato aniquilante.
 No pienses que no podés hacer nada y que tenés que soportarlo.
Seguramente habrá personas de confianza que están dispuestas a
escuchar y a actuar.
 No pienses que no tenés derecho a sentirte respetado, todo lo contrario.
El respeto es un derecho indiscutible.
 Repensá si no estás generando situaciones que puedan provocar
situaciones adversas. Revisá palabras, gestos, acciones como la
soberbia, la falta de prudencia, y muchas otras que puedan causar
molestia en los demás. Aunque nada justifica la violencia, es necesario
ante todo mirarse a sí mismo. El autoconocimiento es una vía obligada
para cualquier situación.
 Te ayudarán tus padres seguramente, todos podemos hacer un acto de
humildad para repensarnos.
 No te sientas culpable o merecedor del maltrato. Aquí no hay culpables
sino una situación a solucionar.
 Animáte a hablar, no calles una situación incómoda o que te hace
sentir nervioso-a.
 No te quedes solo-a.
 No enfrentes a los “agresores”. En estas situaciones lo mejor es decir
NO, IRSE Y CONTAR – NIC- Ante toda situación de abuso es lo
mejor. Jamás te quedes donde te maltratan. Jamás dejes de hablar. Los
adultos tienen la responsabilidad de ayudarte.
 Elige bien cuándo y dónde hablar. Revisa muy bien si no estás tildado
de “buchón”, y revisa con humildad si en algún punto tienes que
mejorar tu actitud, pero jamás dejes de hablar.

Algunas situaciones que están en juego a la hora de aportar


soluciones a cada uno de los actores.

Tal como mencionaba anteriormente, en una situación de violencia o


bullying, todos los participantes merecen ayuda. El “buleador”, los
“aplaudidores o cómplices”, el “buleado”. Menciono los tres roles
entre comillas porque en ningún caso se pueden asignar actuaciones
estáticas, simplemente lo hago a modo de referencia de situaciones que
pueden ser temporales.

Uno de los aportes y soluciones puede depender de:


 El autoconocimiento a partir de la introspección y el diálogo con
personas de criterio
 El refuerzo de la autoestima. Ayudar al niño-a o adolescente a que
puede incrementar su potencial y actuar positivamente.
 La capacidad para resolver conflictos.
 La creatividad.
 El sentido del humor.
 La autonomía que es la capacidad para tomar decisiones y tener
iniciativa para actuar.
 La tolerancia a la frustración y la confianza.
 La capacidad para comunicarnos

Hay que evitar que el niño-a y el adolescente:


 Callen y se sientan solos.
 Se vean tristes y se depriman.
 Se sientan culpables o piensen en vengarse.

Es necesario desarrollar la empatía, el criterio, ponerse en el lugar del otro,


enseñar métodos de resolución de conflictos, ayudar a los hijos a superar la
timidez, desarrollar fuertemente el autoconocimiento, la autoestima, el
autodominio y la autonomía.

La violencia y el bullying no pueden ser situaciones paralizantes sino desafíos


a trabajar con el compromiso de todos.

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