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Así en Derecho Privado las personas, naturales o jurídicas no tienen otro límite en sus
funciones que el que sus actos no vayan contra la ley o el derecho ajeno, en cambio en
Derecho Público, los órganos de la administración no pueden actuar válidamente sino dentro
de los límites que la ley o la Constitución le ha señalado, conforme lo dispone en su inciso
segundo, el artículo siete de la Constitución.
Por su parte la Constitución en su artículo 7 inc. 1° establece los requisitos de validez que se
deben observar para la validez de la actuación de los órganos del Estado. “Los órganos del
Estado actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su
competencia y en la forma que prescriba la ley.”
Establece la exigencia o el requisito para que los actos de los órganos de la administración
del Estado sean válidos. Estableciendo como sanción la institución de la nulidad de derecho
público. Lo que a su vez conforman junto con el 6 lo que se conoce como Estado de Derecho.
Por lo tanto, todos los órganos del Estado están obligados a observar la constitución, es decir
que los poderes del Estado en el ejercicio de sus funciones y atribuciones deben observar los
principios y valores que están en la constitución.
El Territorio: Es el ámbito espacial en que actúan las personas públicas y los órganos
administrativos, es decir, tenemos servicios públicos que ejercen su competencia en todo el
territorio nacional, y otros que lo hacen en una parte determinada del territorio, como es el
caso de las Municipalidades.
Importa este elemento de la competencia para los efectos de clasificación de los servicios
públicos en nacionales, regionales y locales, pero por sí sólo no permite precisar la
competencia de un órgano de la administración, atento a que dentro de un mismo territorio
pueden actuar distintos servicios.
Poderes jurídicos: Para actuar en la materia que les compete y dentro de los límites
territoriales fijados, los entes públicos disponen de potestades diversas, estas pueden ser
poderes de legislación, administración o jurisdiccionales, poderes jurídicos entregados a
distintos órganos del Estado.
Grado: Esto es, si un determinado asunto puede o no ser conocido por dos o más autoridades
en un grado jerárquico diferente, así existirán servicios que conocerán en grado único y otros
en segundo grado.
Avocación: Es el acto en virtud del cual un órgano superior, sin que exista un recurso de
apelación, atrae a sí un asunto que debe resolverse por un órgano inferior, el órgano superior
pasa a conocer un asunto que estaba conociendo el inferior; luego la avocación es
consecuencia de la potestad jerárquica, por medio de ella, la competencia del órgano inferior
es trasladada al órgano superior, esto es, el órgano superior se avoca al conocimiento de un
asunto, haciéndolo entrar en la esfera de su competencia. La avocación es posible siempre y
cuando la competencia del órgano inferior no le haya sido concedida en forma exclusiva y
excluyente.
Este principio se encuentra establecido en el inciso primero del artículo 8° inciso primero de
la CPRCh: “El ejercicio de las funciones públicas obliga a sus titulares a dar estricto
cumplimiento al principio de probidad en todas sus actuaciones.
Los puestos de la probidad están en la función o cargo de los funcionarios, donde el interés
debe estar sobre el general, ya que el estado está para el servicio de la persona humana.
Consiste en observar una conducta funcionaria intachable y un desempeño honesto y leal de
la función o cargo, con preeminencia del interés general sobre el particular.
Conducta funcionaria intachable: Principio que, en la esfera pública, como concepto ético
político se aplica a la conducta de los agentes públicos. Se refiere a la integridad en el
cumplimiento de las obligaciones y deberes propios y anexos a los cargos y funciones
públicas, acude a la moral y la ética.
● Función pública: aquella actividad que desarrollan los órganos del Estado en la, es
decir, la actividad que debe desarrollar el agente público.
● Agente público: aquel sujeto que desarrolla funciones estatales, sean judiciales,
legislativas o administrativas, se trata de un funcionario público propiamente tal o no,
autoridad o empleado.
Señala Hernán Molina que “el principio de probidad constitucional abarca las funciones
constituyentes, legislativa, de gobierno, administrativa, jurisdiccional, de control, de
dirección de la investigación de los delitos (…), velar por la estabilidad monetaria (…), [y]
consultivas (…). Las distintas funciones son entregadas para su ejercicio a los distintos
órganos del Estado, centralizados, desconcentrados o personificados, unipersonales o
colegiados, directivos o subordinados, cuyos titulares o integrantes quedan obligados ´a dar
estricto cumplimiento al principio de probidad en todas sus actuaciones´”. Precisa en tanto
Jorge Bermúdez que en “la consagración constitucional y legal del principio de probidad,
puede apreciarse que los destinatarios directos de éste son los funcionarios que conforman el
órgano y no el órgano mismo. Ello se entiende en cuanto la probidad es un principio jurídico,
pero también ético, que dependerá en buena medida de lo que en la sociedad en un momento
determinado sea considerado como conducta proba”.
Alcances: De acuerdo con la Ley 20.880, sobre probidad en la función pública y prevención
de los conflictos de intereses, que entró en vigor el 2 de septiembre de 2016, que señala que
todo funcionario público deberá declarar sus actividades económicas debido al principio de
probidad y actualizar la declaración cuando sea requerida. La Contraloría General de la
República está a cargo de fiscalizar la veracidad de las declaraciones patrimoniales, de modo
que los funcionarios no deben tener privilegios, ellos no podrán aceptar donaciones, regalos,
invitaciones especiales, ya sea para su persona o terceros.
República: en ellas las autoridades son electas, responsables y temporales. En nuestro país
la autoridad máxima de gobierno y administración corresponde al presidente de la república.
Este es uno de los artículos más breves de la actual constitución, pero no quiere decir que sea
menos importante. Determina cómo se ejerce el poder dentro del territorio, donde las
autoridades son electas y elegidas por los ciudadanos. Los cargos no son vitalicios, no se
heredan. Además, se reconoce y se respetan los derechos humanos.
La democracia quiere decir que el gobierno es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Hay democracias representativas, donde elegimos a nuestras autoridades para que puedan
materializar nuestra voluntad.
Este artículo nos señala la forma en que se encuentra estructurado el poder dentro del Estado.
Si está centralizado es unitario, acá hay una sola de función política y de gobierno, el cual
está dado por el presidente de la república. Su concentración está en manos del poder
ejecutivo, con una sola constitución, con un solo poder judicial, con un solo poder legislativo
para todo el territorio.
Por tanto, Chile es un Estado unitario. Para los efectos de administración y organización
lo vamos a dividir en regiones y provincias y éstas en comunas.
Sin embargo, existen ciertos órganos denominados autónomos, es decir que gozan de
autonomía. En el caso de la contraloría, diremos que es el principal ente que fiscaliza los
órganos del estado, lo cual significa que existen distintas autonomías funcionales,
económicas, financieras, o normativas. Es decir, tiene relación con la autarquía con la libertad
que tiene el órgano de ejercer sus funciones, competencias o atribuciones.
Por tanto, para estar frente a una descentralización, se tienen que crear servicios públicos que
doten de personalidad jurídica y patrimonio propio, pero que quedarían bajo la
supervigilancia del presidente de la república, por ende, sería descentralizado. Pero también
por ley se pueden crear, sin personalidad jurídica, sin patrimonio propio, pero con la
dependencia del presidente de la república, siendo desconcentrados.
Descentralizado: Personalidad jurídica, patrimonio propio y bajo la supervigilancia del
presidente.
Desconcentrado: Sin personalidad jurídica, sin patrimonio propio y dependen del presidente.
Este principio de tutela judicial esta señalado en el artículo 19, numeral 3° de la Constitución,
y se refiere que toda persona tiene derecho a defensa jurídica en la forma que la ley señale y
ninguna autoridad o individuo podrá impedir, restringir o perturbar la debida intervención
del letrado si hubiere sido requerida. La administración del Estado proporcionara asesoría y
defensa jurídica gratuita a la persona que lo requiera, ya que toda persona tiene derecho a ser
asistida por un abogado defensor. Nadie podrá ser juzgado por comisiones especiales, sino
por el tribunal que señale la ley, por lo tanto, toda persona debe tener un debido proceso. La
tutela judicial significa, para cualquier titular de alguna situación jurídica subjetiva, la
posibilidad de deducir ante los órganos jurisdiccionales las pretensiones necesarias para
defensa y protección de sus derechos e intereses legítimos frente a cualquier conducta o
actuación que pudiera lesionarlos o desconocerlos y obtener una resolución de fondo ajustada
a Derecho y su correspondiente ejecución. Su reconocimiento dentro de la sistemática
constitucional como una “garantía” ha de suponer, la adaptación de las normas procesales a
fin de que puedan proporcionar las vías idóneas para asegurar la plenitud de la defensa
jurisdiccional.
Esta tutela pasa a ser un derecho subjetivo (tutelar a la persona): Hablamos del poder o
facultad que tenemos las personas para proteger nuestros intereses jurídicamente tutelados.
Soy titular de derechos humanos porque tengo el poder o la facultad de que, en caso de un
desconocimiento puedo reclamar ante los tribunales de justicia o ante la propia
administración, Por tanto, necesitamos mecanismos para materializarlo, de lo contrario sería
una mera declaración.
La tutela judicial es, por tanto, una garantía compleja, cuyo contenido se determina con base
en otros derechos o garantías concretas, interdependientes unos de otros y que se pueden
sintetizar en las siguientes:
● Derecho de acceso a la jurisdicción; esto es, a ser oído por un tribunal independiente
e imparcial.
● Derecho a la ejecución.
Consagrada en el artículo 6 inciso 1° de la CPRCh: “Los órganos del Estado deben someter
su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, y garantizar el orden
institucional de la República.” Que sea de juridicidad, implica que se debe respetar todo el
ordenamiento jurídico.
Este principio es una forma evolucionada de la legalidad del Estado constitucional desde
comienzos del siglo XIX. Al surgir el Estado constitucional, la ley soberana fue el
instrumento legítimo de estructuración del nuevo Estado y expresión genuina de la voluntad
general, y acatada en tal rol como soberana.
Este principio tiene dos grandes esferas: Ámbito de aplicación y profundidad normativa
1-Ámbito de aplicación del principio de juridicidad: Este principio abarca el ser y el actuar
de la administración del Estado, su organización y su actuación jurídica.
A-SER. La organización Administrativa: Este principio cubre el SER, significa que todos
los órganos del Estado deben ser creados por la Constitución o por las leyes. Un ejemplo de
un órgano creado constitucionalmente es la Contraloría General de la República o también el
Banco Central, los demás órganos son de origen legal de acuerdo a lo que señala el artículo
65 inciso 4 N° 2, sumado con el artículo 63 N° 14 de la CPR. Dichos órganos y servicios
públicos son materia de ley y de iniciativa exclusiva del presidente de la República.
2. Profundidad normativa
¿Pero qué ocurre cundo no concurren esos supuestos de regulación administrativa? Según el
inciso segundo del artículo 7° de la Constitución Política de la República la imprevisibilidad
no autoriza, como ocurrió en el pasado en el derecho comparado, el reconocimiento de un
derecho de excepción que habilite la libre determinación administrativa, incluso contra legem,
pues ordena a la autoridad a ajustarse a las facultades reconocidas por la Constitución o la ley
aun en casos de “circunstancias extraordinarias. De aquí pues, que para permitir la actuación
que se espera en estos casos de la Administración del Estado. La misma Constitución y la ley,
basadas en la experiencia del país, hayan previsto determinadas situaciones generales y
algunos instrumentos especiales, a fin de facilitar la actuación del Poder Administrador, con
atribuciones, incluso, para suspender o limitar el ejercicio de los derechos asegurados por la
Carta Fundamental o para actuar de manera distinta a la regulada usualmente para atender los
imprevistos.
Las situaciones generales de excepción están constituidas por aquellos supuestos de hecho
que al darse en la realidad, autorizan al Presidente de la República para ejercer amplias
atribuciones discrecionales, exorbitantes a las facultades comunes que le asisten conforme a
la Constitución y la ley, para permitir afrontar debidamente las graves e imprevistas
circunstancias en que consisten. Estas situaciones de excepción pueden ser restrictivas de
derecho, de base jurídica, o ampliativas de derecho, de base social.
En su artículo 1°, este cuerpo legal previene que “En el caso de producirse en el país sismos
o catástrofes que provoquen daños de consideración en las personas o en los bienes, el
Presidente de la República dictará un decreto supremo fundado señalando las comunas,
localidades o sectores geográficos determinados de las mismas, que hayan sido afectados,
en adelante “Zonas afectada”.
En caso que los sismos o catástrofes se hayan producido en un país extranjero, el Presidente
de la República podrá, por decreto supremo fundado, disponer la recolección de aportes y
envió de ayudas al exterior, como un acto humanitario de solidaridad internacional. Sólo a
contar de la fecha del decreto señalado podrán hacerse efectivas las disposiciones de esta
ley, en cuanto fueren compatibles”.
Para atender los sismos y catástrofes, la Ley N° 16.282 consulta una serie de atribuciones
excepcionales que radica en el Presidente de la República (artículos 3°,10 y 17), Ministerio
del Interior (art. 6 y 7), Tribunales de Justicia (art. 8), Municipalidades ( art. 9) organismos
e instituciones de la construcción y asistencia social (art. 11,12,13,14, y 15) y de fomento
industrial, agrícola o minero (art. 16), Intendentes y Gobernadores (art. 18), encaminadas
todas ellas a proveer de asistencia a la población afectada y protección a la situación global
en que se encuentren. Asimismo, en su artículo 22, la ley ordena que en cada comuna se
constituya un Comité de Emergencia de integración múltiple: sector público y privado,
funcionarios y fuerzas sociales, señalando, en su artículo 23, sus “atribuciones y
obligaciones”.
Tratándose de sismos o catástrofe, cabe citar también la Ley N° 19.061, de 1991, ya que por
su intermedio el legislador estableció, para estos casos, normas sobre fomento a las obras de
riego en las zonas afectadas.
En el mes de abril de 2015 tras dos terremotos en el norte y el incendio en Valparaíso y a partir
del 25 de marzo del presente añose ha hecho uso de éste instrumento. A partir del 25 de
marzo del año 2015 la tercera región fue declarada bajo estado de excepción de catástrofe. En
efecto, han sido declaradas como Zona de catástrofe las regiones de Tarapacá y Arica, y
Parinacota por terremoto de 8,2 grados de magnitud, que originó un tsunami el día 1 de
abril de 2014. La noche del día sábado 12 de abril la presidenta firmó el decreto que declara
estado de excepción y zona de catástrofe en Valparaíso, azotado por un incendio de
dimensiones descomunales. Al igual que sucedió días atrás con el terremoto ocurrido en el
extremo norte del país, que dejó seis muertos y graves daños materiales, la mandataria
decretó rápidamente el estado de excepción constitucional, lo que otorga a las Fuerzas
Armadas el mando para garantizar el orden y la seguridad, además de coordinar las labores
de evacuación. Hay que tener presente en ambos casos que se han declarado tanto el estado
de excepción constitucional como zona de catástrofe las zonas afectadas.
Estas situaciones e instrumentos especiales son las que solucionan y se traducen en los
decretos de insistencia, de emergencia y de urgencia.
En su inciso 3°, al disponer que “Si la representación tuviere lugar con respecto (....) a un
decreto o resolución por ser contrarios a la Constitución, el Presidente de la República no
tendrá la facultad de insistir, y en caso de no conformarse con la representación de la
Contraloría deberá remitir los antecedentes al Tribunal Constitucional dentro del plazo de
diez días, a fin de que éste resuelva la controversia”.
El artículo 10 de la Ley N° 10.336, de 1964, por su parte, contiene normas parecidas a las de
la Constitución, como que la proposición de dar rango constitucional al decreto de
insistencia que hizo la Contraloría General a la Comisión de Estudio de la nueva
Constitución, se basó en dicho artículo.
En forma indirecta, a través del recurso de inaplicabilidad, también podrían ser atacados
los decretos de insistencia, señalando que en virtud de éste decreto se está implementando
una ley en caso de tratarse de potestad reglamentaria.
Sin embargo, más allá de esta mala práctica, nadie discutía la gravedad y la actualidad de
los motivos de hecho que habían puesto de actualidad a la insistencia en el año 1939, de modo
que al producirse la reforma constitucional de 1943, de índole fundamentalmente
financiera, el constituyente decidió crear un decreto que permitiera afrontar aquellos casos
especiales y evitar cualquier abuso de la insistencia. Así nació el decreto de emergencia,
concebido en la forma que hasta el día de hoy aparece en el texto constitucional22.
Los requisitos de fondo del decreto constitucional de emergencia son dos: atenerse a las
causales constitucionales antes señalada y no “exceder anualmente del dos por ciento (2%)
del monto de los gastos que autorice la ley de presupuestos”.
Como el decreto de emergencia nació del decreto de insistencia, y precisamente para evitar
su empleo en materia de gastos no autorizados por la ley el artículo 99, inciso 1° parágrafo
segundo de la Carta prohíbe al Contralor “dar curso a los decretos de gastos que excedan
el límite señalado en la Constitución”, agregando que debe darse cuenta de esta situación
remitiendo copia integra de los antecedentes a la misma Cámara, de Diputados.
Se refiere a que el decreto del Presidente de la República debe ser suscrito, además, por
todos los ministros de Estado, según reza la segunda parte del numeral 20 del artículo 32
de la Constitución, para efectos de hacerlos “solidaria y personalmente responsables” del
decreto dictado.
Cabe destacar que el decreto de emergencia ordena gastos no autorizados por la ley, de
manera que no hay un ítem presupuestario que consulte anticipadamente el 2%
constitucional que autoriza el artículo 32., de modo que carece de justificación el llamado
que con frecuencia se hace al Presidente de la República cuando sucede una desgracia,
para que haga uso de los fondos del 2 % constitucional, como si se tratara de una cantidad
que está reservada por el Presupuesto de gastos de la Nación para atender emergencias o
imprevistos. La verdad es que ese dinero no existe.
Para que se dicte un decreto o resolución de urgencia en otros casos que no sean los
artículos 10, inciso 6°, de la Ley N° 10.336, necesario es que medie un texto expreso de
ley que así lo establezca. Debe distinguirse el decreto o resolución de urgencia del trámite
extraordinario de urgencia. El trámite de urgencia es una orden del Presidente de la
República disponiendo que la Contraloría General tome razón de un decreto dentro de
quince días, a contar de su recepción.
Son públicos los actos y resoluciones de los órganos del Estado, así como sus fundamentos
y los procedimientos que utilicen. Sin embargo, sólo una ley de quórum calificado podrá
establecer la reserva o secreto de aquéllos o de éstos, cuando la publicidad afectare el
debido cumplimiento de las funciones de dichos órganos, los derechos de las personas, la
seguridad de la Nación o el interés nacional.
Dicha ley determinará los casos y las condiciones en que esas autoridades delegarán a
terceros la administración de aquellos bienes y obligaciones que supongan conflicto de
interés en el ejercicio de su función pública. Asimismo, podrá considerar otras medidas
apropiadas para resolverlos y, en situaciones calificadas, disponer la enajenación de todo
o parte de esos bienes”.
En este artículo se establece que no solo son públicos los actos de los órganos del Estado,
también los fundamentos y procedimientos; sin embargo, debemos distinguir que existe
excepciones, las que solo pueden establecerse por ley de quorum calificado, es decir, una ley
de quórum calificado podrá establecer reserva o secreto, en aquellos casos en que la
publicidad afectare derechos de terceros; el debido cumplimiento de las funciones de la
administración, la seguridad de la Nación o el interés nacional.
A nivel legal nos encontramos con la Ley N° 20.285 sobre Acceso a la Información Pública
de 20 de agosto de 2008, en virtud de la cual se regula el principio de transparencia de la
función pública, el derecho de acceso a la información de los órganos de la Administración
del Estado, los procedimientos para el ejercicio del derecho y para su amparo, y las
excepciones a la publicidad de la información.
Como se menciona anteriormente las bases Constitucionales se basa en las personas, esta
constituida en su artículo 1 inciso 1° (C.P.R.) que señala, “Las personas nacen libres e iguales
en dignidad y derechos” es decir la Constitución esta garantizando a las personas, que somos
todos iguales al momento de nacer, pero el desarrollo de nuestras vidas va a depender de
cada uno, en cuanto a la dignidad de las personas no es un derecho es una cualidad pre
jurídica, es decir antes que estuviera el Estado y el reconocimiento de los Derechos
Fundamentales, las personas tienen dignidad porque es parte de la esencia de los humanos y
como tal se respeta.
En cuanto a la familia en el inciso 2° del artículo 1 del C.P.R. se menciona: “La familia es el
núcleo fundamental de la familia”.
Los grupos intermedios. Son aquellos que están entre las personas y el Estado, a través de
éstos se estructura y organiza la sociedad. La Constitución los reconoce y asegura una
adecuada autonomía para que alcance los objetivos de carácter permanente, como cuerpos
intermedios se puede mencionar las instituciones públicas y privadas, se les reconoce una
autonomía para que alcance sus fines, siempre en el marco jurídico, ejemplo Universidades,
Junta de Vecinos, etc.
Este artículo establece que el Estado está al servicio de la persona humana. Esta expresión
que usa la Constitución, como “servicialidad del Estado”, es un concepto jurídico
determinado. En este sentido el autor y profesor Eduardo Soto Kloss señala que “se trata de
un “deber jurídico” que la Constitución impone al Estado, en razón de su finalidad y del
carácter accidental e instrumental que posee, concebido éste –además- de un modo
específico, como medio de perfeccionamiento de las personas”, toda vez que, por una parte,
el actor principal es “la persona humana” y su primacía, por tratarse de un ser sustancial y
trascendente, y, por otra, está presente la idea de autoridad/servicio a la persona, considerada
ésta como una “función”, esto es, una actividad finalizada, en beneficio de otros.
El Estado es una sociedad que se encuentra organizada jurídica y políticamente, sobre la base
de un territorio determinado. Que posee una población que está dirigida por un gobierno,
sometida a un ordenamiento jurídico con su finalidad que es el bien común que tiene relación
con las necesidades sociales, para alcanzar la realización espiritual y material.
Generalmente se suele definir el Bien Común como “el conjunto de condiciones sociales que
hacen posible y favorecen en los seres humanos el desarrollo integral de sus personas”. Sin
embargo, no tenemos una definición de la constitución del bien común, pero el artículo
1 inciso 4 consagra una aproximación de lo que debe entenderse por el bien común.
El principio de juridicidad abarca los límites de los poderes del Estado, donde éstos tienen
que actuar de acuerdo con derechos consagrados en la Constitución chilena, y en ese sentido
es la base del Estado de derecho.
Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de dichos
órganos como a toda persona, institución o grupo.
La infracción de esta norma generara las responsabilidades y sanciones que determine la ley”.
Este artículo se refiere que el Estado debe actuar de acuerdo con las facultades que le otorga
la Constitución, donde están todos obligados a respetar, y éstos deben obedecer sus reglas y
en caso de no hacerlo, existen instituciones para garantizar su cumplimiento, como; el
Tribunal Constitucional y la Contraloría General de la República.
En su artículo 7 señala; Los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura regular
de sus integrantes, dentro de su competencia y en la forma que prescriba la ley.
Cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por la Administración del Estado, de
sus organismos o de las municipalidades, podrá reclamar ante los tribunales que
determine la ley, sin perjuicio de la responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que
hubiere causado el daño”
Conforme a este artículo, la organización básica del a administración del Estado debe estar
regulada en una ley orgánica constitucional, es decir, determina la naturaleza de la norma, no
la cantidad, estas son entre otras La Ley 19.653, La Ley N° 19.880, La Ley N° 19.300, todas
ellas orgánicas constitucionales. Conforme al artículo 66 inciso segundo en su última
modificación del año 2022, las normas legales a las cuales la Constitución confiere el carácter
de ley orgánica constitucional y las leyes de quórum calificado se establecerán, modificarán
o derogarán por la mayoría absoluta de los diputados y senadores en ejercicio.
En el artículo sexto de la CPRCh se establece que, “Los órganos del Estado deben someter
su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, y garantizar el orden
institucional de la República.
Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de dichos
órganos como a toda persona, institución o grupo.
La infracción de esta norma generará responsabilidades y sanciones que determine la ley”.
Para el respeto de este principio el Tribunal Constitucional cumple un rol protector a través
del control de constitucionalidad, por medio de este mecanismo se verifica que las leyes,
tratados Internacionales, decretos del Presidente de la República y auto acordados dictados
por los tribunales superiores estén conforme a la Constitución. También los hacen de manera
indirecta la Contraloría General de la República a través del trámite toma de razón, las Cortes
de Apelaciones y Corte Suprema al conocer de las acciones de protección y amparo.