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TEMA: LA UNIFICASION DE ITALIA Y ALEMANIA

PROFESOR: GEOVANNI SILVESTRE

ALUMNO: CLEMENTE TORRES HERNANDEZ

GRADO: 1° B

TORREON COAHUILA A 7 DE MARZO DE 2022


La Unificación de Italia y Alemania

Entre 1848 y 1871, alemanes e italianos lograron


poner fin al fraccionamiento territorial heredado de la
Edad Media
El actual territorio alemán estaba formado en la
segunda mitad del S XIX por 30 pequeños estados. El
proceso de unificación de la actual Alemania se
planteó a partir del enfrentamiento entre los dos
estados más poderosos de la región: Austria y Prusia.

Prusia era el estado con mayor desarrollo industrial y


comercial de la región y había formado una unión
aduanera y mercado común -el Zolverein- que
integraba su territorio con otras regiones alemanas.
Esto le dio mucho poder a su burguesía industrial y
liberal, que pudo disputarle el poder a la atrasada
aristocracia terrateniente. Todos estos fueron factores
decisivos que favorecieron a los prusianos para lograr
su objetivo de unificar Alemania.

La unificación se hizo efectiva a través de la derrota


de Austria y de una serie de guerras exteriores.
Figuras claves de esta estrategia fueron el rey
Guillermo I y su canciller el Primer Ministro Otto von
Bismarck.

El triunfo militar obtenido en 1870 sobre Francia


permitió a los prusianos la creación de un nuevo
Estado Nacional: el Imperio alemán o segundo Reich,
régimen de carácter autoritario, apoyado
políticamente tanto por los conservadores como por
los liberales

Tras ser derrotada por Prusia, Austria conformó con


los húngaros un nuevo Imperio, el Austro-Húngaro.
Se sancionó una Constitución en la que se reconocían
como diferentes los poderes políticos de cada reino.
Dentro de este imperio convivían pueblos de
diferentes nacionalidades y religiones que veían al
nuevo régimen como opresor. Esto llevó a
permanente rebeliones, una de ellas será la causa,
décadas más tarde del inicio de la Primera Guerra
Mundial.

Giuseppe Garibaldi (1807-1882)

Garibaldi comenzó a actuar en política en la


agrupación revolucionaria «La Joven Italia», creada
por Giuseppe Mazzini en 1830. Participó junto a los
«jóvenes italianos» del intento revolucionario de ese
año y frente al fracaso, decidió trasladarse a
Sudamérica, donde tuvo una activa participación en
nuestras luchas civiles y las del Uruguay. En 1848
volvió a Italia y a la lucha, formando en 1860 los «mil
camisas rojas», liberando Nápoles y Sicilia del dominio
francés.

En Italia, la fragmentación territorial en manos de


diversos poderes, fue superada enfrentando a las
grandes fuerzas conservadoras de la época: el Papado
en el centro y la aristocracia terrateniente en el sur.
En el exterior, los afanes nacionalistas chocaron con la
oposición austríaca, que dominaba importantes
territorios en el noreste de la península.

La unificación se hizo efectiva a través de la derrota de


Austria y de una serie de guerras exteriores. Figuras claves
de esta estrategia fueron el rey Guillermo I y su canciller el
Primer Ministro Otto von Bismarck.

La marcha hacia la unidad partió del reino de


Piamonte y Cerdeña, gobernado por Víctor Manuel II y
su ministro liberal el conde de Cavour. La
modernización del reino, el más poderoso
económicamente y la búsqueda de apoyo contra
Austria y el Papado formaron parte de la hábil
estrategia de Cavour.

A las acciones desarrolladas desde el norte, se


sumaron, en el sur, las del patriota Giuseppe Garibaldi
quien a través de la organización de un movimiento
popular y republicano, los mil camisas rojas, logró la
recuperación de Sicilia y el reino de Nápoles.

En 1871 vencidas todas las resistencias, nace el reino


de Italia con Roma como capital.

Hasta el último tercio del siglo XIX, Italia y Alemania existían


sólo como un amplio concepto geográfico y no como los
Estados que son hoy en día.

En Italia, y dentro del contexto de las revoluciones burguesas,


el «Risorgimento» promueve la conciencia nacional en la
península itálica y por tanto la creación de un sólo Estado en
este territorio. En este sentido, el papel de algunas sociedades
secretas como los «carbonarios» es muy importante. Sin
embargo, una serie de obstáculos dificultará durante varias
décadas la unificación italiana. Entre estos, nos encontramos
con la presencia de Austria en una parte importante del
territorio italiano, los acuerdos del Congreso de Viena (1815)
que impedían la creación de un nuevo Estado o la incógnita de
qué ocurriría con Roma, la capital del papado.

En cuanto al proceso en sí mismo, presentó la siguiente


casuística: En 1859, franceses y piamonteses combatieron
contra Austria, obteniendo estos últimos a cambio la región de
Lombardía. Un año más tarde, los ducados de Parma,
Módena, Lucca y Toscana deciden unirse mediante sendos
plebiscitos a Lombardía. Garibaldi junto con la expedición de
los Camisas Rojas -la expedición de los mil- desembarca en
Sicilia y Nápoles, incorporando el reino de las Dos Sicilias al
de Piamonte-Cerdeña. En 1861, Víctor Manuel II se proclama
rey de Italia. Ya sólo queda resolver la cuestión romana y
echar a Austria de Venecia: los italianos aprovecharán la
alianza con Prusia en la guerra Austro-Prusiana para tomar el
Véneto y convertir Roma en capital del país en 1871.

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