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Los sistemas fotovoltaicos (SF) son conjuntos de dispositivos que convierten directamente la luz

solar en energía eléctrica utilizando celdas solares, que consisten en capas semiconductoras P y N.
Cuando la luz solar incide en la celda fotovoltaica, la separación entre las capas actúa como un
diodo, permitiendo el paso de electrones de la capa P a la capa N. Esto crea un desequilibrio de
electrones, generando un voltaje que puede usarse como fuente de energía. Incluso en días
nublados, el voltaje se mantiene gracias a la radiación difusa de luz.

La energía solar de los SF se emplea para alimentar dispositivos de bajo consumo como radios,
televisores y lámparas en áreas sin acceso a la red eléctrica convencional. Para transformar la
energía solar en eléctrica, es esencial contar con un sistema fotovoltaico compuesto por
componentes adecuados.

Es importante tener en cuenta que la energía solar es un recurso gratuito, pero la transformación
en energía eléctrica requiere la adquisición, instalación y mantenimiento de un sistema
fotovoltaico apropiado. Un sistema fotovoltaico cumple cuatro funciones fundamentales: captar la
energía solar, transformarla en energía eléctrica de manera eficiente, almacenarla adecuadamente
y proveerla eficientemente. Los componentes encargados de estas funciones son:

 el módulo o panel fotovoltaico


 la batería
 el regulador de carga
 el inversor.

En los sistemas fotovoltaicos, además de estos equipos, es crucial utilizar protecciones eléctricas
como fusibles y dispositivos termo magnéticos para prevenir sobrecargas o cortocircuitos. En
instalaciones más grandes, también se emplean sistemas de protección más complejos, así como
sistemas de medición y control de la carga eléctrica generada.

Modulo o Panel fotovoltaico:


La conversión directa de energía solar en energía eléctrica se realiza mediante un dispositivo
llamado módulo o panel fotovoltaico. Estos paneles solares son placas rectangulares compuestas
por celdas fotovoltaicas protegidas por un marco de vidrio y aluminio anodizado.

Una celda fotovoltaica es un semiconductor que capta la energía solar y la transforma en corriente
eléctrica utilizando el efecto fotovoltaico, que genera corriente eléctrica cuando la luz incide sobre
ciertos materiales.
Las celdas fotovoltaicas están principalmente fabricadas con silicio, un material abundante en todo
el mundo y presente en la arena. Sin embargo, el silicio debe tener alta pureza para lograr el
efecto fotovoltaico, lo que encarece el proceso de producción de las celdas.

Normalmente, una celda fotovoltaica tiene un tamaño de aproximadamente 10 por 10


centímetros y produce alrededor de un vatio bajo plena luz solar. Por lo general, las celdas
fotovoltaicas tienen un color azul oscuro. La mayoría de los paneles solares están compuestos por
36 celdas fotovoltaicas.

Los paneles solares están protegidos por un marco de vidrio y aluminio, que tiene la función
principal de soportar mecánicamente las celdas fotovoltaicas y protegerlas de los efectos
degradantes del clima, como la humedad y el polvo. Las celdas y sus conexiones internas están
completamente aisladas del exterior mediante dos cubiertas: una frontal de vidrio resistente a
impactos y una posterior de plástico EVA (acetato de vinilo etileno). El vidrio frontal es anti
reflectante para optimizar la captación de los rayos solares. El marco de aluminio también facilita
la correcta fijación del conjunto a una estructura de soporte mediante orificios ubicados
estratégicamente.

Los módulos solares se clasifican según el tipo de material utilizado en su fabricación:

Módulos de silicio mono cristalino: son los más comunes debido a su alta confiabilidad y
durabilidad, aunque su precio es ligeramente más alto que otros tipos.

Módulos de silicio poli cristalino: son ligeramente más económicos que los de silicio mono
cristalino, aunque su eficiencia es menor.

Módulos de silicio amorfo: tienen una eficiencia menor que los dos anteriores, pero su precio es
mucho más bajo. Además, son delgados y ligeros, lo que les permite ser flexibles y se pueden
instalar como parte integral de un techo o pared.

Bateria:
Debido a la variabilidad de la radiación solar, tanto previsible (ciclo día/noche) como imprevisible
(nubes, tormentas), se requieren equipos adecuados para almacenar la energía eléctrica cuando
hay radiación disponible y utilizarla cuando sea necesario. El almacenamiento de la energía
generada por los paneles fotovoltaicos se realiza mediante baterías especialmente diseñadas para
sistemas fotovoltaicos.

Las baterías fotovoltaicas desempeñan tres funciones esenciales para el correcto funcionamiento
del sistema:
 Almacenar energía eléctrica durante períodos de alta radiación solar o bajo consumo.
Durante el día, los paneles solares pueden producir más energía de la que se consume en
ese momento. Esta energía excedente se almacena en la batería.

 Suministrar energía eléctrica en momentos de baja o nula radiación solar. En aplicaciones


de electrificación rural, por ejemplo, la energía eléctrica se utiliza intensamente durante la
noche para alimentar lámparas, televisores u otros dispositivos electrónicos, cuando no
hay radiación solar disponible. Estos aparatos pueden funcionar correctamente gracias a la
energía almacenada en la batería durante el día.

 Proporcionar un suministro estable y adecuado de energía eléctrica para el uso de


dispositivos eléctricos. La batería suministra energía a un voltaje relativamente constante
y permite el funcionamiento de dispositivos eléctricos que requieren corrientes mayores
que las que los paneles pueden generar, incluso en momentos de máxima radiación solar.
Por ejemplo, encender un televisor o arrancar una bomba o motor eléctrico.

En su aspecto externo, las baterías fotovoltaicas no difieren mucho de las utilizadas en


automóviles. Sin embargo, internamente están diseñadas específicamente para funcionar con
ciclos de carga/descarga lentos. Las baterías para sistemas fotovoltaicos suelen ser de ciclo
profundo, lo que significa que pueden descargar una cantidad significativa de energía antes de
necesitar recargarse. En contraste, las baterías de automóviles están diseñadas para soportar
descargas breves pero superficiales durante el arranque del vehículo. Las baterías fotovoltaicas
están pensadas para proporcionar corrientes eléctricas moderadas durante muchas horas. Por
ejemplo, mientras una batería de automóvil puede suministrar 100 amperios durante 2 segundos
sin problemas, una batería fotovoltaica de ciclo profundo puede suministrar 2 amperios durante
100 horas.

Aunque las baterías de automóviles pueden ser más económicas inicialmente, no se recomienda
utilizarlas en sistemas fotovoltaicos, ya que no están diseñadas para este propósito. Las
consecuencias más graves de usar baterías de automóviles son:

 La vida útil de este tipo de baterías se acorta considerablemente.


 Los procesos de carga/descarga se vuelven ineficientes.

Por lo tanto, el ahorro inicial al comprar baterías de automóviles en lugar de baterías fotovoltaicas
se pierde debido a la necesidad de reemplazarlas con frecuencia.
La capacidad de una batería se mide en "amperios-hora (Ah)", que es una medida comparativa de
su capacidad para suministrar corriente. Dado que la cantidad de energía que una batería puede
entregar depende de la tasa de descarga, los Ah se especifican para una tasa de descarga
particular. La capacidad de las baterías fotovoltaicas se especifica a menudo a una tasa de
descarga de 100 horas (C-100).

La capacidad de la batería necesaria para un sistema fotovoltaico se determina en función del


consumo diario de energía, la cantidad de días nublados en la zona y las características específicas
de la batería a utilizar. Cuando sea posible, se recomienda utilizar una sola batería con la
capacidad adecuada, ya que configurar dos o más baterías en paralelo puede generar
desequilibrios en los procesos de carga/descarga y provocar la pérdida de capacidad en todo el
conjunto de baterías. También se recomienda ubicar las baterías en una habitación bien ventilada
y protegida de la humedad del suelo.

Durante el proceso de carga, se produce gas hidrógeno en concentraciones no tóxicas, siempre y


cuando haya orificios de ventilación ubicados en la parte superior del espacio donde se
encuentran las baterías.

Una vez que las baterías han alcanzado su vida útil, deben ser retiradas y llevadas a centros de
reciclaje autorizados. Algunos proveedores también se hacen responsables de retirar y reciclar las
baterías al venderlas. Bajo ninguna circunstancia deben ser desechadas en áreas abiertas o
vertederos, ya que el derrame del ácido sulfúrico que contienen puede causar graves daños al
suelo, las personas y los animales.

Finalmente, es importante mantener a los niños alejados de las baterías para evitar cortocircuitos
o quemaduras accidentales de ácido.

Al igual que con los paneles fotovoltaicos, se recomienda obtener asesoramiento de expertos en el
tema para determinar el tipo de batería más adecuado para una instalación fotovoltaica particular.
En general, se deben adquirir baterías fotovoltaicas de calidad que cumplan al menos con las
especificaciones mínimas requeridas.

Regulador de Carga:
Este dispositivo electrónico controla tanto el flujo de corriente de carga desde los módulos hacia la
batería como el flujo de corriente de descarga desde la batería hacia las lámparas y otros
dispositivos que utilizan electricidad. Si la batería ya está completamente cargada, el regulador
interrumpe el flujo de corriente de los módulos hacia la batería. Del mismo modo, si la batería ha
alcanzado su nivel máximo de descarga, el regulador detiene el flujo de corriente desde la batería
hacia las lámparas y otros dispositivos.

Existen diferentes marcas y tipos de reguladores. Es recomendable siempre adquirir un regulador


de carga de buena calidad y adecuado a las características de funcionamiento presentes y futuras
de la instalación fotovoltaica. También se recomienda optar por controladores en serie con
desconexión automática por bajo voltaje (LVD) e indicadores luminosos que muestren el estado de
carga. Estas opciones permiten la desconexión automática de la batería cuando su nivel de carga
desciende a valores peligrosos.

Por lo general, el regulador de carga es uno de los componentes más confiables de todo el sistema
fotovoltaico, siempre y cuando se dimensione e instale correctamente.

Inversor:
Proporcionar energía eléctrica de manera adecuada implica no solo hacerlo de manera eficiente y
segura para la instalación y las personas, sino también suministrarla en la cantidad, calidad y tipo
requeridos.

El tipo de energía se refiere principalmente al comportamiento temporal de los valores de voltaje


y corriente con los que se suministra dicha energía. Algunos dispositivos eléctricos, como
lámparas, radios y televisores, funcionan con una corriente directa de 12 voltios (V), por lo que
pueden ser alimentados mediante una batería que mantiene un voltaje cercano a los 12 V de
manera constante.

Por otro lado, existen lámparas, radios y televisores que requieren una corriente alterna de 120 V
o 110 V para funcionar. Estos dispositivos eléctricos se pueden adquirir en cualquier tienda, ya que
120 V o 110 V son los voltajes utilizados por el 95% de los electrodomésticos en América Central
en los sistemas conectados a la red pública convencional. El voltaje en los enchufes, que es
corriente alterna, fluctúa periódicamente a una frecuencia de 60 ciclos por segundo, pero su valor
efectivo es equivalente a 120 V.

Los módulos fotovoltaicos proporcionan corriente directa a 12 V o 24 V, por lo que se requiere un


componente adicional llamado inversor, que se encarga de transformar la corriente directa de la
batería, a través de dispositivos electrónicos, en corriente alterna a 120 V.

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