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Todo intento por comprender una actualidad en transformación así como su consideración
y evaluación, exige la producción de perspectivas desde las cuales esas transformaciones
puedan ser interpretadas, examinadas y valoradas. Precisamente en esta actualidad es
posible reconocer que existen cuestiones cruciales que atraviesan el ethos contemporáneo
que conciernen especialmente al desarrollo científico-tecnológico en sus aspectos éticos,
antropológico-filosóficos y político-sociales.
La fusión léxica que se produce entre informática y biología a partir de la cual el discurso
de la biología molecular se organiza sobre la metáfora computacional, permite una
representación de lo viviente como código que habilita toda una serie de procedimientos y
técnicas que ponen en discusión la noción misma de vida. Qué lugar ocupa la definición de
vida, cómo esa definición se articula con los modos de su tratamiento y cómo ese
tratamiento se relaciona con la dimensión moral atribuida a lo viviente en general y al
viviente humano en particular son, sin lugar a dudas, problemas que alcanzan especial
intensidad en nuestra época.
La importancia específica que adquieren las técnicas, las acciones técnicas y los
instrumentos técnicos, resulta decisiva para el rumbo que toman estas investigaciones y
sus aplicaciones. Así, objetivos perseguidos por la ciencia pueden alcanzarse mediante
nuevas técnicas surgidas para alcanzar esos objetivos. Pero también, y de manera cada
vez más intensa, nuevas técnicas pueden inspirar, producir, incluso forzar nuevos objetivos
simplemente porque “se produce” su posibilidad. De este modo el desarrollo científico se
orienta en íntima relación con el tecnológico, adquiriendo una dinámica propia. Una
particularidad de este vertiginoso desarrollo tecno-científico es que incorpora componentes
de incertidumbre, ambigüedad y complejidad, así como también la complejidad de los
sistemas ambientales y la dinámica e impredictibilidad de los mismos hacen que se debilite
la capacidad predictiva de la ciencia.
La revolución que representa la biología molecular y sus derivados se inscribe en esta línea
que combina producción de conocimiento y acción técnica. Estos desarrollos se producen
impulsados por sectores de la Medicina, la farmacología, la agricultura abarcando los más
variados sectores de la vida económica y social. Surgen mercados y empresas
internacionales, laboratorios y/o centros de investigación que en paralelo con instituciones
públicas o bien mediante convenios de financiamiento establecidos con éstas, impulsan la
investigación y su rápida aplicación. La irrupción de estos nuevos conocimientos y técnicas
impacta directamente en la vida cotidiana. Hoy se integran a la agricultura, a la industria, al
campo de la Salud y a las formas de reproducción humana. Unos pocos ejemplos pueden
dar cuenta de esta situación. En el área de la Salud la biología molecular, la ingeniería
genética y sus derivaciones, introducen una perspectiva y posibilidades de acción que
habrán de modificar las concepciones de salud, enfermedad, normal, patológico,
tratamiento y cura.
También afectará al mercado de los medicamentos y las formas de diagnóstico que, según
se prevé, alcanzarán un carácter “personalizado”. Numerosos productos que tienen una
función terapéutica son ya fabricados por medio de técnicas de ingeniería genética. En
cuanto a las formas de diagnóstico y tratamiento es de destacar que una nueva forma de la
medicina se constituye bajo el nombre de medicina predictiva. También la reproducción
humana se ve afectada por este desarrollo que abarca desde novedosas tecnologías
reproductivas hasta estudios como los diagnósticos pre-implantatorios y pre-natales acerca
de la configuración del embrión o el feto que obligan a una cuidadosa implementación para
no derivar en un tipo de eugenesia positiva o negativa. La ingeniería genética se hace
presente en la modificación del patrimonio genético de especies vegetales y animales.
Estas intervenciones resultan de gran interés para la investigación y una gran apuesta
económica, sumamente redituable, para un número de empresas de dimensiones
internacionales, especializadas en semillas, pesticidas, fertilizantes, que han montado sus
propios laboratorios. El impacto de estos procedimientos sobre el ambiente, representa un
horizonte incierto aunque ya resulte posible advertir alarmantes consecuencias negativas,
especialmente en el área de la agricultura con la introducción de Organismos
Genéticamente Modificados (OGMs) que imponen nuevas formas de producción y el uso
de productos que ya se evalúan altamente contaminantes en detrimento de la cultura
campesina indígena y la agricultura familiar. Estas consecuencias negativas comprenden
cuestiones sociales, económicas, culturales, de salud pública y hasta comprometen formas
de existencia de comunidades y pueblos. Asimismo los nuevos conocimientos y las técnicas
que se ensayan, no resultan ajenos a los dominios policial, jurídico y socio-político. Y es
que la información concerniente al patrimonio genético de los individuos, comunidades o
pueblos puede ser usada, por ejemplo, para la elaboración de clasificaciones jerárquicas
creando, recreando o reforzando nuevos dispositivos de control, inclusión, clasificación,
exclusión y social. ¿Quién puede o debería acceder a esta información? ¿Cómo puede ser
utilizada esta información por gobiernos, países, escuelas, salud pública, sistemas de
seguros, entre otros? Distintas respuestas pueden recibir estos interrogantes, pero ninguna
de esas respuestas ni los debates o intercambios de perspectivas que suscite este tema
pueden soslayar o suponer como superada una larga tradición de discriminación y
desigualdad, basada en argumentos científicos y en la invocación de “la evidente verdad
científica”, que han legitimado formas injustas y discriminatorias de organización social.