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Tiempo Nuevo y la Tapada

Aporte sobre supervivencias para un Calendario en la


Cultura Guaraní del Sur

Autores

Claudio Peré - Profesor Armando Camelo - Alfredo Yaberán (Asesor en asuntos mitológicos)

Licencia Creative Commons


Tiempo Nuevo y la Tapada Aporte sobre supervivencias para un Calendario en
la Cultura Guaraní del Sur por Claudio Peré se distribuye bajo una Licencia
Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Tiempo Nuevo y la Tapada

Aporte sobre supervivencias para un Calendario en la Cultura Guaraní del Sur

El presente artículo sobre posibles supervivencias de un "Calendario de los Guaraníes del Sur" es
acompañado por una invitación a recuperar la fiesta de la Tapada, realizada para esta época del año, según
la describen varios autores entre otros Hialmar Giammalsson en algunos de sus libros sobre la historia de
los partidos de San Martín y San Isidro del conurbano bonaerense, celebración propia de los pueblos
horticultores Chanáes y Guaraníes en los obrajes de las estancias de Buenos Aires y que según testimonios
literarios fueron mantenidas hasta mediados del siglo XIX por sus descendientes, nuestros abuelos.

No pretendemos que haya una cultura guaraní propia bonaerense separada del resto, con un ceremonial
distinto al Ara Pyahu, sino simplemente explicar que existe una presencia muy vasta e importante de
aportes fundacionales a la identidad "porteña" o urbana, de origen indígena fluvial, los cuales se olvidan,
niegan o desconocen, en parte mal enseñados desde nosotros mismos sus habitantes actuales, quienes
borramos esa presencia en pos de hacerlas propias a las oleadas migratorias asentadas sobre la
concepción lastimada del destierro, convencidos que venimos a la "ciudad" a dejar atrás los valores de las
raíces que no tienen cabida en el progreso. Sin embargo esos valores están aquí, hay que rescatarlos, hay
que revivirlos porque en nuestras manos están, nos pertenecen y dependemos no borrar nuestro destino
viviendo aquí, de que ellos a su vez no desaparezcan.

Representación de los núcleos poblacionales del Parana Guasu hacia 1300 siglo XIV
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Aclarando

No hay calendario en las culturas de la selva y por eso a nuestros amigos les encanta preguntarnos en qué
año estamos aquellos que por pertenencia, por descendencia, por adherencia, por carencia, por elocuencia
o por otros motivos nos identificamos con la cultura guaraní.

Ahora bien el hecho de que no haya calendario en estas regiones se define en las ciencias de historia como
un rasgo de primitivismo o en el mejor de los casos un empobrecimiento. Pero nadie o pocos piensan
porqué esa ausencia o empobrecimiento.

Tomado de Ibarra Grasso America en la Prehistoria Mundial


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Para no aburrir con conceptos del origen de esta creación digamos solamente para ponernos de acuerdo
que el calendario no es perfección de origen natural sino una invención humana: medir el tiempo es una
pretensión del hombre, una incongruencia, nunca una realidad, que periódicamente debe ser corregida
cada tantas centurias. Poner pronóstico a las estaciones, andar de traje en verano, no dejar crecer el árbol
sin razón y quejarse del calor, es parte de la interpretación que el hombre civilizado hace de su medición
del tiempo, que no es una sino que de hecho coexisten varias.

Puede hacer frío en verano y calor en invierno. Las 4 estaciones poco tienen de límites definidos como las
concebimos, además por qué son 4 y no 5 o 9 o 3? Y es claro que las 4 estaciones son tales como tales son
los puntos cardinales. Tienen un origen milenario, muy antiguo ligado a la aparición misma de la
civilización, y se difundieron desde allí por todo el mundo, con la palabra del hombre, teniendo
adaptaciones específicas en cada lugar (Ibarra Grasso). Ahora lo que nosotros nos preguntamos, es: esa
civilización primigenia reconocida por la ciencia, en qué latitud se desarrollaba? En qué climas? Con
respecto a las culturas amazónicas -las culturas empobrecidas- qué regímenes de lluvia tenían para
predecir el momento de la siembra? Bueno, esto es parte de la respuesta al porqué en el Amazonas existe
esa “pérdida” del uso calendárico, una respuesta de otras varias.

En la cultura guaraní está muy presente la influencia maya quiché del Popol Vuh, pero a su vez embellecida
de una representación típica amazónica, exclusiva por sus características expresivas en el mundo debido a
su mirada fluvial. Por ejemplo mientras que en occidente la rueda del tiempo o el circulo cromático de los
puntos cardinales y las estaciones se representa con Blanco - Amarillo - Rojo - Negro, en la cultura maya es
Blanco - Amarillo - Rojo - Azul (por Negro) como sucede en la cultura tupí guaraní. Con la salvedad de que
Cadogán que cita a pueblos Mbya dice Amarillo - Azul - Rojo y Negro, es decir Azul reemplaza a Blanco.
Estas alteraciones o adaptaciones suelen tener variables ya que corresponden a la orientación cardinal, la
cual en el mundo antiguo no siempre tuvo como principio al Este y el Norte arriba.
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También sucede que mientras en la cultura andina aparecen los elementos Tierra - Agua - Fuego - Aire o
Viento, que se corresponden con los del viejo mundo, aquí en la Tupi son Fuego, Neblina, Agua y quizás
Aire/Viento, si tomamos la idea del Tiempo Nuevo que es cuando se producen los Vientos Renovadores. Es
decir la Neblina de nuestros ríos sudamericanos, el humo vivificante de Jakaira, altera el elemento Tierra
que es trascendental para entender en qué parte del mundo habitamos.

Aunque es arena de otro banco, hacemos un comentario sobre este punto. Cuando los
conquistadores en Buenos Aires importan la agricultura del trigo desde España y luego introducen
la implementación del Yanaconazgo andino con curacas desde aquellas regiones, reemplazando las
mitas locales, comienza a trastocarse esta importancia del elemento fluvial en la cosmogonía del
indígena Chaná-Guaraní por una economía dependiente de la Tierra. Esto ocurre marcadamente
desde 1550 en Asunción pero sobre todo con Hernandarias en 1600, no solo en Buenos Aires,
también en Santa Fe y Corrientes y luego influyendo en el complejo étnico llamado Charrúa. Es un
elemento progresivo, que luego irá incorporando al ganado, primero como vaquerías 1600 – 1750,
luego con la exportación de carne cuando se la comienza a secar en sal, y que podríamos extender
a 1900 como mutación final con la fase industrial, aunque haciendo esta salvedad: hemos visto
innumerable cantidad de láminas y daguerrotipos ilustrando las pesquerías porteñas, incluso hasta
1950 hemos consultado registros de pesca extraídos de los puntos de acopiamiento de Campana,
San Fernando, Maciel, Tigre, etc. con picos de rendimiento cada vez mas abundantes, que
comienzan a caer de punta a partir de la contaminación de los ríos en 1960 justamente por los
proliferación de frigoríficos en el conurbano, contaminación continuada hoy por la agricultura de
pesticidas. Es claro que por esto el elemento Tierra elimina al elemento Neblina de nuestra
reconstrucción de una imago mundi o cosmogonía actual. La Neblina Sagrada, aquel humo de los
Dioses que nos anuncian los Arandu, que existe en el continente de los 3000 ríos, que porta la
medicina natural que apacigua los males, que exhala el monte por la mañana trayendo inspiración,
es solo un peligro latente a disipar en las rutas a la costa o al litoral, una maldición, un imprevisto.
Bien conocido por todos es la afirmación de que “el habitante de la ciudad da la espalda al río”.
Este es su origen. Mucho mas puede ser lo expuesto para entender este fenómeno de cómo el
guaraní de Buenos Aires, también de Uruguay y Santa Fe, se ven andinizados desde un primer
momento en la colonia, europeizados luego. Actualmente el ceremonial de la Pacha está difundido
mas allá de los andes, sin embargo en el mundo fluvial aun se suele mantener en coexistencia la
expresión del Tekoa, el modo de vida edificado en lo natural, mientras se esparce el humo
vivificante, debido a esta dualidad compartida del espacio simbólico. En varias oportunidades lo
citamos pero no en conjunto como ahora, creemos que más se pudiera decir pero no es el tema ni
el lugar. Es claro que por esta razón el indio Guaraní queda invisibilizado en la historia, también el
Chaná, el Timbú, Coronda, Calchiné, etc, por esta trastocación de su economía cuando
sobreviviendo al exterminio, a las torturas, a las enfermedades etc. aun permanece en las regiones
urbanas adaptándose a los distintas épocas y economías asociadas a los procesos históricos. Como
muestra de esto es el registro que venimos realizando en “Orígenes del SinUrbano” y “Reflejos del
Reconquista” que invitamos a leer. Por último y en relación, la aparición de la fotografía dista
mucho de presentarnos el ícono del gaucho barbudo, europeo, de ojos claros, y cuando esto es así
sucede porque es una ambientación publicitaria preparada del fotógrafo con modelos
emponchados y asado, como protagonista principal para vender e jmponer en la postal al visitante
extranjero. La realidad testimonial da cuenta que el asado sólo comenzó a ser una comida
tradicional ya bien entrado el siglo XX o después de su segunda mitad. Antes solo en ocasiones
contadas o una vez en el año como mucho y con provecho.
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Al tiempo sólo hay que acompañarlo que solo se nos va contando.

Los 2 círculos cromáticos que realizamos con los aportes citados de Alfredo Vara y León Cadogán,
representan con orientación Norte arriba las cuatro estaciones del año, a su vez simbolizan las 4 edades
históricas que narran los Arandú (aunque a veces aparecen encimadas como 2 o 3), los cuatro Dioses en sus
puntos cardinales, los 4 elementos principales de la naturaleza, las cuatro cualidades humanas, etc.

Una aclaración: Para Alfredo Vara, Karaí está en el Oeste y Tupá está en el asiento del Naciente, al revés
que lo menciona Cadogán. Creemos que podrían haber mas variantes en la inmensidad de toda la cultura
guaraní continental.

Presentación del Problema

Nos interesa sobre todo las


influencias que podrían haber sido
llegadas desde el sur del Pantanal de
Matto Grosso a la actual región de
Buenos Aires antes de la conquista,
hablando de supervivencias
guaraníes en la población.

Tanto la zona de Buenos Aires,


Uruguay incluso Santa Fe, que tenían
importantes centros poblaciones
guaraníes hacia el año 1400, habrán
entendido que los "vientos
originarios" (así llamados los
provenientes del polo sur) existían y
permanecían por un corto período de
tiempo, no más de dos meses, que
no existe en el norte con tal
intensidad y que nosotros llamamos
sudestada, el viento que penetra
contracorriente al Paraná inferior. Sin
embargo la latitud de 34 grados en
que nos encontramos, no significa un
clima templado frío y creemos que es
acertado ubicarnos en uno mas que
agradable, mas en aquellos años
donde el monte y la floresta
remplazaban al desmonte y el
asfalto. Por eso si bien aún no
tenemos noticias de pruebas sobre
plantación de mandioca no nos
parece increíble que se alcanzara su
producción local.

Representación de Alfredo Vara, de


“Corrientes en el Mundo Guaraní”
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Por otro lado es bien sabido que la vida al amparo del monte está protegida tanto del frío como del calor
generando un microclima especial para vivir en su interior. Tras los primeros montes talados en el siglo XIV,
las rozas no repuestas de bosques y, finalmente, tierras desgastadas por el pastoreo equino y vacuno,
peladas, raleadas, expuestas al sol abrasivo, hubieron de intervenir en esos años de la colonia, factores
nunca vistos anteriormente, al producirse tormentas de tierra, nubes de polvo constantes levantadas por
la brisa costera, que con tierra protegida hubiese sido raro imaginar en tiempos indígenas. Buenos Aires
era la aldea de la tierra en el aire según varios testimonios de notables visitantes.

El cuadro de la izquierda representa la temperatura anual y el régimen de lluvias de Buenos Aires, de clima
templado, casi no hay diferencia con otros de Posadas y Corrientes, y como se observa la temperatura nunca
baja a menos 10 grados en invierno. Nos parece otro ejemplo de cómo se tergiversan estos datos que
aproximan a Buenos Aires al resto del litoral del Paraná como a la cultura guaraní, para asociarlos a los
propios de la patagonia: Hoy en día se naturaliza que el invierno porteño se aproxime al grado 0 o incluso
sobrepase esa barrera con la sensación térmica, pero no sucede lo mismo cuando es el calor, soliendo decir “en
buenos aires nunca hizo tanto calor” Sucede que el cambio climático extrema los picos. Baste decir como se
informa en el texto, que al momento de esta representación -1965- la geografía estaba muy alterada de su
contexto natural, con pérdidas de su abrigo los montes ribereños y selvas marginales, en pos de un clima mas
frío por lo que podemos inferir que 450 años antes la temperatura anual tenía algunos grados más.
Tomado de Alfredo Rampa. “Geografía Física de la República Argentina”
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Citamos un cuadro de gráficos de clima, extraídos de una edición de 1965 de Alfredo Rampa (Geografía
Fisica de la Rep Arg). Según se ve, la temperatura para Buenos Aires nunca baja del piso de 10 grados, y
solo en julio y agosto llega a esa medida. Dos meses, no tres. También el calor no excede de los 25 grados.
Lamentablemente coincidiremos en que el desmonte y el cemento volvió mucho mas extremo al clima de
lo que era en el pasado.

A su vez el mayor régimen pluvial de lluvias se producen en marzo y abril, para el otoño. Dato que coincide
con el testimonio de mis familiares pescadores de las islas frente a Rosario: mi primo segundo Roberto
Reyes quien en las décadas del 50 y 60, siendo un joven, trabajaba junto a su padre Fernando, me
confirmaba hace algunos años atrás que la pesca se realizaba después de las grandes lluvias, en el invierno,
pero luego había otra aun después de primavera, que coincidirían con la que figura en el gráfico entre
noviembre y diciembre. Es decir había un conocimiento calendárico aplicado al régimen de veda y pesca
que hoy está casi en desuso, ya que siempre se debe esperar el desove y engorde y estos tiempos no se
respetan.

Ahora bien la lluvia principal que se destaca por encima de todas estas, en nuestra región, viene propiciada
por el frente de choques de aires fríos (originarios-polares) contra los cálidos (renovadores-ecuatoriales)
que se producen en la fecha de la siembra, que llamamos Santa Rosa por coincidir con una leyenda limeña
de una lluvia que rara vez allí se repite pero sí es constante en el Parana medio e inferior.

Además la leyenda limeña es una rogativa para una región seca y en el Paraná la lluvia es constante.
Creemos que estamos ante otra sustitución de origen andino que se superpone a una local de origen
fluvial. Existen dichos y coplas que deberíamos analizar con mas tiempo, pero citamos una muy conocida
que puede desentramar la presencia de la identidad indígena local de esta tormenta y su relación con un
uso de calendario guaraní bonaerense en supervivencia hasta nuestro días.

Santa Rosa se aproxima


Criticando a su vecina
No es tan Santa esa tal Rosa
Porque dice cada cosa
De la pobre criticada
Que la deja mal parada
y sobre llovida mojada

La copla no tiene que ser necesariamente de hace cinco siglos, sino lo que transporta como idea es lo que
nos interesa. Nada dicen estos versos de la flota holandesa ni de quien salva el tesoro del Rey en Lima,
aunque podría referirse sin mencionarla, sino que personifica a Rosa como una mujer mas bien
entrometida y juguetona, jovial e irónica. Importa que la vecina está de antes, con varios achaques parece
o años, es decir que está clara la relación con los vientos originarios fríos con la vecina y ella llega a
renovarlos, como los vientos del norte, los vientos buenos. En clave de humor, como buena parte del
panteón sincrético regional, esta es una posible señal que se nos lega de nuestros abuelos, tenida en
cuenta para una supervivencia de un calendario agrícola local. Aunque las cosas se complican.
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Nuestro análisis aplicando los Círculos Crómaticos

Lamentablemente al día de hoy no pudimos revisar mas citas aunque las hay y con abundancia, sobre la
descripciones de los colores asociados a los puntos cardinales según la familia guaraní.

Solo tenemos como base que Tupa y Karaí, están en los extremos del Ecuador, pero no sabemos cómo
representar gráficamente o al menos, y como suele ocurrir en otros temas, existen varias formas de
hacerlo. Nos referimos a que no siempre el norte está arriba. Por ejemplo, las agujas de un reloj de doce
horas empiezan su camino desde arriba hacia la derecha, siendo que arriba se colocaba al Este
antiguamente. Luego tenemos que la rueda de los zodíacos progresan de la derecha hacia abajo, donde
ahora ubicamos el Este y el Sur (Ibarra). Algo de esto parece que existe difundido en el Amazonas y toda
América. Y se debe a la cosmovisión de las culturas y su desarrollo.

La ubicación Norte y Amarillo a Kuarahy (o citado otras veces como Ñamandú Pya Guachú, que a nosotros
nos parece ser que en Buenos Aires o el Paraná inferior ese lugar lo ocupe Curupi, aunque nos falta datos
para afirmarlo hoy, sí podemos decir que están emparentados) y Sur y Blanco a Jakairá, es de
interpretación nuestra, mas por deducción que por convencimiento, basándonos en que el blanco
representaría el otoño o invierno y por ende estaría abajo, en el submundo que como en la mayoría de las
culturas del mundo es frío. Recordemos que invierno y infierno tienen la misma raíz y como es sabido son
los persas en tiempos de la religión de Aura Mazda quienes alteran ese orden y colocan el fuego en el
averno porque allí quemaban a sus enemigos, esta idea luego se difunde mucho mas con el cristianismo)

La Rueda del tiempo que analizamos es:

Karaí, señor del Fuego, color Rojo. oeste/este, generador de Fervor

Jakairá, señor de la Neblina Purificante, color Blanco, Sur, Generador de Sabiduría

Tupá, señor del Trueno y la Lluvia, color Azul, Este/Oeste, Generador de la Moderación

Kuarahy, señor Sol, Color Amarillo, Norte, Generador del Coraje


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Intentamos asociar de la mejor manera posible las estaciones del año en relación a cada punto cardinal.
Aunque los Arandú son claros al decir que los vientos renovadores vienen de arriba, aun nos parece que
puede haber otras formas de representación en el mundo guaraní.

Hacia el inicio del artículo hablábamos de la influencia del Popol Vuh en la cosmogonía amazónica. Si a la
rueda cromática confeccionada por nosotros mismos con orientación norte arriba, sobre los datos
aportados por Cadogán, la rotamos un cuarto de giro en sentido reloj, es igual a la citada del Popol Vuh

Por otro lado hicimos mención a que los datos de un calendario que no aporten utilidad en una región
ecuatorial y fértil como el Amazonas, sean dejados de lado, adjudicando por parte de algunos
historiadores a esta actitud connotaciones de primitivismo (entre ellos nuestro maestro Ibarra); ahora
bien, en tránsito hacia el sur, en amplitud de la altura sobre el cénit despegándose del Ecuador, sí se
necesitará de esas informaciones detalladas. Nos referimos a las Eichú, la aparición de la constelación de
las Pléyades y la Cruz del Sur o huella del Ñandú que marca el camino por donde desde la tierra Ñamandú
subió al cielo. Y sus apariciones en el firmamento son las señales de la llegada de la primavera, la siembra y
el año nuevo.

Existen una serie de animales primigenios mencionados para la primera tierra, contando al hombre son 6, y
luego en otra era no sobrepasan en total la docena, es decir que hay aquí una referencia clara a las doce
constelaciones de los meses del año.

“A la Tierra original envía a poblarla con los Abá (ha de ser un hombre - Dios), Mboí, Cigarra Roja, Y-amai,
Perdíz y Armadillo. La Lechuza (dueña de las Tinieblas), el Ajú (laurel que sostiene el firmamento),
anfisbena (serpiente de dos cabezas representación de la vía láctea), El Armadillo Colorado (es la Tierra)
Despues del Diluvio los hombres se convirtieron en pájaros, ranas, escarabajos, venados, etc. Los Caracará
son los dueños del Fuego, el Cururú lo esconde en su boca” (Cadogan). Hay aquí suficiente material para
realizar un mapa del universo de los cuales algunos datos podrían representar un calendario en uso al
menos en el Alto Paraguay, con cuenta de días, semanas, etc. Esto por influencia Aymra y Andina:

”En informaciones de P. Avila sobre Huarochiri, se señala un calendario mas viejo con
comienzo del año en el solsticio de invierno”

“Varios cronistas nos dicen que el inca Huiracocha Pachacutec trasladó el comienzo del año
incaico de Enero a Diciembre, pero por los datos de otros cronistas parece mas probable que
ese traslado fuese hecho de un un comienzo del solsticio de invierno al de verano. (21 de
diciembre)”

Analizando los muros de Incallacta “es probable que uno de ellos corresponda a (…) un viejo
calendario agrícola que hacía comenzar el año a al mitad del otoño, y que comienza hoy el 2
de mayo, calendario que sigue en uso entre los indígenas”

Según Ponasnsky sobre el calendario de la Puerta del Sol, la figura central de esa Puerta
representaría el mes de septiembre, con comienzo del año en el equinoccio de Primavera, en el
hemisferio sur”

Ibarra Grasso Ob.Cit.

Es decir, hay una multiplicidad de calendarios, pero destacamos al de Taipicala que comenzaban hacia
primavera, según Ponansky. Es posible que todos esparcieran su influencia hacia el Este del continente, en
especial este último, el aymara.

Queremos de esta manera contribuir una vez más a la recuperación de la cultura originaria de la cuenca
ribereña haciendo hincapié en su presencia de arraigo ancestral en Buenos Aires
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Conclusiones

Nos queda claro que los Arandú nos hablan de los 4 Señores y sus consortes a los 4 lados del mundo,
representando las 4 edades históricas de la humanidad.

Nos parece claro también que el Arandú nos habla de aprender una secuencia agrícola ordenada,
diagramada en Tala, Roza y Quema, confirmando cuanto sabemos que desde Florida hasta el Tuyú, el
empleo de esta técnica es ancestral y difundido ampliamente, para nutrir mejor el tipo de tierra de los
llanos marginales.

La tala y quema convierte el monte en chacra, el humo blanco limpiará el aire para las flores espantando
insectos dañinos, la lluvia caída fertilizará la ceniza, luego se coronará la siembra con la tapada para la
llegada de los vientos nuevos.

Creemos que esto es solo una parte de lo que entre todos podemos aportar. Seguiremos buscando más
datos que aun se nos escapan sin embargo, como hemos aprendido a hacer historia respetando las
creencias, lo más importante es que sembramos poniendo en práctica este ciclo. Y así queremos
contagiarlo para que realmente la incorporación de lo nuestro no sea solo el intelecto, sea también carne.

21 Septiembre 2016

Bibliografía

Alfredo C. Rampa. “Geografía Física de la República Argentina”;


María Farías Gluchy, Cuadernos del Instituto Nacional De Antropología y Pensamiento Latinoamericano -
Series Especiales No1 Vol. 4, Año 2013 “El Guaraní Arqueológico Meridional: Hacia una Deconstrucción
de los Datos” ;
Francisco Silva Noell, “La Distribución Geográfica de las Evidencias Arqueológicas Guaraní ”
Hialmar Giammalsson “Historia del Partido de San Martín”
Alfredo Vara”Corrientes en el Mundo Guaranítico”
Ibarra Grasso, “América en la Prehistoria Mundial” y “Cosmogonia y Mitología Indígena Americana”

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