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¿FRACASARON LAS COOPERATIVAS EN VENEZUELA?

Luis Alfredo Delgado Bello


luisdelgado@cantv.net
En menos de 7 años (2001-2008) se legalizaron en Venezuela más de 250.000 cooperativas.
Eso no había sucedido en ninguna parte del mundo, ni en China, ni en Suecia, Noruega, la
India o Irán.
Se ha dicho también que se ha construido el mayor cementerio de cooperativas del mundo en
el mismo período. Que todo ha sido un fracaso.
El INE (Instituto Nacional de Estadísticas) y SUNACOOP (Superintendencia Nacional de
Cooperativas) realizaron un censo en el año 2006, del que se ha dado a conocer, de manera
extraoficial, que se censaron 42.000 cooperativas. Es decir sólo un 17% de ellas podrían estar
activas. El que no se haya presentado el resultado de ese censo de manera oficial podría hacer
pensar que el resultado es visto por el gobierno, como algo negativo.
Pero ¿Ese resultado sería la prueba contundente de un fracaso de las cooperativas?
Si el dato (42.000 cooperativas activas) se confirmase, Venezuela tendría el mayor número de
cooperativas activas de toda América Latina. Le seguiría Argentina con 11.357, Brasil con
7.518 cooperativas, Colombia con 6.877,
Por nuestros propios análisis, creemos que el número real de cooperativas activas está
alrededor de 20.000. Sólo un 8% de las cooperativas legalizadas. Aún así, Venezuela sería el
país con el mayor número de cooperativas activas de América Latina. Casi dos veces más que
Argentina.
Por otra parte, ese 8% de cooperativas sobrevivientes, podría ser similar al porcentaje de
permanencia de asociaciones civiles, compañías anónimas y otras figuras jurídicas. Esta
reflexión es importante, no porque mal de muchos sea un consuelo, sino por intentar ubicar en
su dimensión real el significado de estas cifras de sobrevivencia.
Sin embargo, en contraste con la cifra del número de cooperativas venezolanas activas, que
definitivamente es muy alto en el contexto de América Latina, el número total de asociados
activos en las cooperativas (aproximadamente un millón) y el volumen de operaciones de
estas, son significativamente menores al de otros países. Por debajo de Argentina (14
millones de asociados), Brasil (6,7 millones de asociados), Colombia (3,7 millones de
asociados).
Estos datos nos estarían hablando de la existencia de numerosísimas cooperativas activas en
Venezuela pero que todavía no tienen la consistencia y la fortaleza económica y social
necesaria, para ser una efectiva solución y alternativa a los problemas que estamos viviendo
los venezolanos.
Una tomografía de mayor resolución de la situación cooperativa, nos muestra además que el
volumen de operaciones y el número de asociados, se concentran en algunas
cooperativas: CECOSESOLA, San José Obrero, CORANDES, cooperativas en Alianza con
VENEQUIP, Cooperativa Rubio, Cooperativa Bermúdez, Cooperativa Araya. Casi todas
existentes antes del 2001 (año del cambio de la ley de cooperativas) o en algunas que se
desarrollaron posteriormente, pero sin financiamiento del Estado. Más adelante nos referiremos
a ese punto importante para comprender el fenómeno cooperativo en nuestro país. Ahora no
queremos apartarnos del punto central y referirnos a los por qué de ese crecimiento explosivo
de las cooperativas y a las perspectivas de desarrollo del movimiento cooperativo en el
contexto actual.
Indudablemente una razón sumamente importante, no la única, de ese crecimiento explosivo
de las cooperativas, ha sido la política del gobierno nacional.
El gobierno promocionó el cooperativismo:
1. Con financiamiento abundante, a disposición en toda la banca pública y en todos las
entidades financieras del Estado.
2. Con un nuevo marco legal favorable al desarrollo de las cooperativas. La Constitución y la
Ley de Cooperativas reconocen el acto cooperativo distinto al acto de comercio, al acto
administrativo, y a otros “actos” que dan base a ramas del derecho. Reconocen el trabajo
asociado, distinto al trabajo dependiente y al trabajo por cuenta propia. Facilitan la legalización
de las cooperativas. Establecen como principio organizativo la flexibilidad organizativa
adaptada a los procesos culturales de sus asociados. Rompen con los sistemas organizativos
de cúpulas con criterios jerárquicos, en las que los asociados delegaban su responsabilidad en
pequeñísimos grupos directivos y se pasa, ahora, a guiarse por el criterio organizacional de
flexibilidad: "propiciando la participación plena y permanente de los asociados de tal manera
que las responsabilidades sean compartidas y las acciones se ejecuten colectivamente".
Transfiere al estatuto el establecimiento de las normas que antes se establecían por
disposiciones legales externas a las cooperativas, en especial en las formas organizativas y en
el trabajo asociado. Fortalecen a los organismos de integración para la coordinación del
movimiento. Establece una política de apoyo al sistema cooperativo, mediante diversos
mecanismos e incentivos, entre ellos el tributario.
3. El cooperativismo se promocionó con programas especiales de apoyo como el Programa
Vuelvan Caras que se diseñó como un plan articulado de capacitación y promoción masiva de
cooperativas, alcanzando a más de 10.000 cooperativas y a unas 230.000 personas en dos
años.
4. Se promocionó con una política preferencial de compras de bienes y servicios de los entes
públicos a las cooperativas. Para prestar servicios al estado y a sus empresas, no sólo se debe
presentar una oferta técnica, sino también una oferta social. En este aspecto social, si se es
cooperativa o se incorporan o promueven cooperativas, se tendría preferencia en las
contrataciones con las empresas o entes públicos.
5. Se promocionó dándole prioridad en el financiamiento al sector privado cuando esas
empresas establecieran modalidades de cogestión con cooperativas.
6, También con la incorporación de las cooperativas en la visión de una opción política. Las
cooperativas en la visión inicial del gobierno representaban la construcción de una alternativa a
la economía privada mercantil. Las cooperativas eran coherentes con el concepto de
democracia participativa, ejercida en el ámbito económico. Eran la expresión del
protagonismo del pueblo en lo económico y social y así se estableció en el artículo 70 de la
Constitución Nacional.
7. Se promocionó con la convocatoria directa del Presidente de la República a constituir
cooperativas, realizada sistemáticamente por los medios de comunicación.
La visión política de ese momento inicial expresada en la Constitución de la República, no era
la de una economía del estado sino la economía gestionada por el pueblo en empresas de
carácter asociativo y democrático.
Deberíamos esperar con tanto apoyo y con esas decisiones estratégicas un resultado
impresionante. Pero ¿Cuál fue el resultado?
Algunas funcionaron bien y muchas no.
Algunas funcionan tan bien que se han convertido en una referencia, no sólo para Venezuela,
como es el caso de CECOSESOLA. Muchos bancos desearían tener 40.000 clientes. Pocos lo
logran. Sin embargo existen cooperativas financieras con más de 40.000 asociados (San José
Obrero de Punto Fijo). Otras cooperativas en alianzas o cogestión con empresas son un
modelo a seguir. Muchas funcionan muy bien. Pero otras no. Veamos:
A. Las que no funcionaron
1. No funcionan las convocadas a "aprovecharse": Los invitados a aprovecharse de los
financiamientos o trabajos que se les iba a dar si se constituían una cooperativa. Ellos fundaron
cooperativas, precisamente y como era lógico, integradas por aprovechadores. Personas que
buscaban un mango bajito y aprovecharse hasta de sus compañeros de aventura. Todo lo
contrario de lo que supone una cooperativa como esfuerzo de un colectivo solidario. Por
supuesto, las miles de cooperativas que se promovieron y constituyeron con esa motivación
central tuvieron una vida efímera. Pasaron a engrosar el llamado cementerio de cooperativas.
2. No funcionan las que se constituyeron bajo la modalidad de contratar personas no
asociadas, tratando de burlarse así de las disposiciones de la ley del trabajo. Constituían
cooperativas contra natura, porque el trabajo asociado es esencial al concepto cooperativo. Es
el trabajo de un colectivo donde nadie se aprovecha del otro. Es el trabajo realizado y
gestionado en forma democrática. Es inconcebible pues, en una cooperativa, un trabajador no
asociado, excluido de la participación y el beneficio generado colectivamente. Esas
cooperativas fracasaron al matar un elemento esencial de ellas: la sinergia que supone la
construcción entre todos de un emprendimiento. Al reproducir un esquema de trabajo
dependiente asesinaron el alma de la organización. También las encontramos en el
cementerio o a las puertas de él.
3. No funcionan las que se promovieron y constituyeron sin el Factor C. En una empresa
capitalista todos los factores productivos son organizados y subordinados al factor capital. Es
el capital quien contrata o compra a los otros factores productivos organizando todo bajo su
lógica e interés, impregnándolos de su esencia. En la Economía Solidaria, en las empresas
solidarias y cooperativas, es el Factor C quien organiza, subordina e impregna de su esencia a
todos los otros factores productivos. Pero, ¿Qué es el Factor C? Es un factor económico al
igual que el factor Capital, el factor Trabajo, los Medios Materiales, el factor Gestión y el factor
Tecnología. El nombre de Factor C, acuñado por el Economista Luis Razeto, hace referencia a
un conjunto de palabras que lo identifican: comunidad, cooperación, confianza, compartir,
compañerismo, comunicación. Todas palabras que comienzan por C. El Factor C es la sinergia
de una comunidad solidaria. Este factor se da y es estimulado en otros tipos de empresas (el
trabajo en equipo, la integración, etc.) pero en una empresa cooperativa, solidaria, es ese
Factor C quién organiza y subordina a los otros factores. Toda la empresa funciona bajo su
lógica e interés. Bajo la lógica de comunidades solidarias de consumidores, productores o
trabajadores asociados.
Cuando se promueven cooperativas sin el Factor C, sin que exista o promueva una comunidad
solidaria, sólida, con un propósito compartido, sin que haya integración humana entre los
asociados, en definitiva, sin un grupo solidario integrado que organice el emprendimiento bajo
los criterios de la solidaridad, se está promoviendo el fracaso de este tipo de organización. Lo
esencial de una gestión cooperativa, el colectivo solidario, se colocó, en la práctica, en un
segundo o tercer plano en la acción de promoción.
Lamentablemente desde las instituciones públicas promotoras y financiadoras se impulsó a las
cooperativas sin comprender muy bien la esencia de ellas, tratándolas casi como cualquier otra
empresa, obligándolas a modos de gestión propios de empresas que responden a esquemas
concentradores de poder, como la generalidad de las empresas públicas o privadas, alejadas
de los criterios de la gestión participativa.
4. No funcionan las que asumieron un modelo inflexible de organización. En la misma lógica de
incomprensión del hecho cooperativo, se promovió masivamente un esquema organizativo de
las cooperativas, mediante la difusión y la obligación de constituirse adaptándose a unos
modelos de estatutos que delegaban y concentraban las decisiones y la gestión de las
cooperativas, en pequeños grupos de directivos. Se condicionó a las nuevas cooperativas a
aceptar ese modelo, negando, en primer lugar, algo esencial del hecho cooperativo como es la
construcción colectiva de su visión y de sus propias normas de funcionamiento. Calcando
modelos preestablecidos o de otros grupos no se puede madurar la visión y las normas
propias. En segundo lugar, en la práctica se niega la diversidad de formas organizativas y
culturales existentes. Las cooperativas pueden ser grandes o pequeñas, urbanas o rurales,
dedicadas a la producción, al consumo o actividades mixtas, se desarrollan entre indígenas o
criollos. No tiene lógica que se pretenda uniformar su forma organizativa ante tanta diversidad
cultural y organizacional.
Peor aún, el esquema que se imponía por su carácter concentrador y formalista, era y es
totalmente contradictorio con una democracia participativa y protagónica. Lleva a la
consolidación de cogollos en la gestión y al fracaso de las cooperativas. Irónicamente lo que se
impulsa en esos modelos de estatutos es lo propuesto por la Alianza para el Progreso
americana en los años 60, modelo coherente con la visión jerárquica y vertical de las empresas
capitalistas y que curiosamente fue asumido y promovido con ahínco por funcionarios del
gobierno actual.
5. No funcionan las cooperativas dependientes del estado. Las que se diseñaron de tal forma
que no se desarrollan si el gobierno no les da financiamiento, si no les fija los criterios
organizativos, si no las contrata, si no les indica como administrarse, si no les compra los
insumos y le vende sus productos.
B. Las que si funcionan
1. Si funcionan muchas de las cooperativas fundadas con anterioridad al año 2001. Esas
cooperativas continúan desarrollando la red funeraria más importante del país con más de dos
millones de personas protegidas. Igualmente impulsan la red comunitaria más importante de
producción y autodistribución de bienes de consumo básico: la red CECOSESOLA de Lara con
una venta anual superior a los 150 millardos de los antiguos bolívares. Así mismo esas
cooperativas son las que han desarrollado el sistema de autodistribución de gas doméstico en
varias ciudades del país, especialmente en Falcón. Continúan además llevando adelante cerca
de 300 cooperativas de ahorro y crédito, algunas de ellas emblemáticas en sus comunidades
como San José Obrero en Punto Fijo, Corandes, Rubio, Bermúdez en Cumaná, Araya en la
península de su mismo nombre, Santo Domingo Brasil en Carora, Puerto Cabello, El Triunfo en
Barquisimeto, Atlántico 70 en el 23 de enero en Caracas y otras muchas más. También
impulsan experiencias educativas como las Nieves de Aragua, experiencias de cogestión como
COFAINBA de Anaco y otras muchas más.
Estas cooperativas fueron casi la única expresión de organizaciones populares antes del
gobierno actual, que mantuvieron su autonomía de los partidos políticos, con una visión crítica
hacia las formas capitalistas de producción.
Esas cooperativas consensuaron y llevaron la propuesta que fue acogida y que aparece ahora
en nuestra Constitución sobre la Economía Social y el cooperativismo. Igualmente
consensuaron el proyecto de Ley de Cooperativas que es la base de la ley aprobada en la
habilitante del 2001 y que es, sin duda, de las mejores leyes cooperativas del hemisferio.
Tienen años funcionando y continúan funcionando, ahora con un marco legal favorable. De
ellas algunas cerraron, pero muchas auténticas cooperativas se mantienen, crecen y son
ejemplo del éxito de la organización comunitaria.
2. Si funcionan muchas cooperativas constituidas después del 2001 bajo el nuevo marco legal y
con un sentido auténtico de la vivencia cooperativa y que no han sido financiadas por los entes
actuales del estado ni han sido promovidas bajo ningún programa especial del gobierno. Sin
embargo para ellas ha sido sumamente importante el nuevo marco legal.
En este grupo de cooperativas se encuentran numerosos profesionales y técnicos que han
optado por la figura cooperativa para llevar adelante un emprendimiento y que han encontrado
en la forma democrática de gestión y en el asociativismo una posibilidad de desarrollo que no
podrían alcanzar, ni quieren lograr, con esquemas individualistas. Así mismo, funcionan un
gran número de emprendimientos que tienen su origen en actividades que se realizaban de
manera informal o personal, como mensajería, mototaxistas, plomeros, albañiles, educadores,
etc., que encontraron en el cooperativismo un solución efectiva y una nueva opción de vida
producto de la vivencia de un trabajo colectivo.
De este grupo es necesario resaltar a un conjunto de cooperativas que ya representan el
segundo sector en volumen de operaciones del país cooperativo alcanzando cerca de 1000
asociados y 60 millardos, de los viejos, en volumen de operaciones, en apenas 6 años de
funcionamiento. Es el grupo de cooperativas de trabajo asociado que han establecido una
alianza de cogestión con Venequip, la empresa que representa los productos CATERPILLAR
en Venezuela.
Es importante resaltar que este grupo cooperativo y la red CECOSESOLA, se administran sin
directivos en los que se delegue la conducción de las cooperativas. En ambas experiencias se
gestiona articulando la gestión de equipos de trabajo responsables de áreas de la actividad.
Con ésta lógica administrativa, juntos, alcanzan más de 220 millardos, de los viejos, en
operaciones. Representan, sin duda alguna, el mayor porcentaje en operaciones del universo
cooperativo venezolano.
3. Si funcionan cooperativas constituidas bajo programas y estímulo directo del estado en las
que ha prevalecido la autonomía de gestión y los valores anticlientelares. Resaltan
cooperativas que producen alimentos en las instituciones públicas, cooperativas de
acompañamiento integral a otras cooperativas, muchas en el sector turístico, cooperativas en el
sector de informática y en otras técnicas y oficios, cooperativas de trabajo asociado. Aún, este
grupo no representa un volumen de operaciones y de asociados significativo, pero validan la
posibilidad de vincularse con el estado en condiciones de autonomía y autenticidad.
¿FRACASARON LAS COOPERATIVAS?
No, no han fracasado las cooperativas. Lo que fracasó fue una manera de promoción, de
implementación de una política, que no comprendió el sentido profundo del hecho cooperativo y
se equivocó rotundamente en su acción. Pero miles de procesos cooperativos continúan
desarrollándose impulsados desde su esencia solidaria, con fallas, pero también con éxitos
resaltantes que son reconocidos por propios y extraños, en Venezuela y fuera de ella.
No es que las líneas maestras centrales de la estrategia de promoción del cooperativismo por
parte del estado, hayan estado equivocadas. Aún en la hipótesis de estar ante otro gobierno,
también deberíamos luchar porque se mantengan líneas centrales de la actual política. Sin
embargo, la implementación ha sido muy deficiente. En la ejecución se concibió a las
cooperativas como dependientes ideológicamente y administrativamente de la política del
gobierno. No se reconoció que la educación y promoción de las cooperativas son, en primer
lugar, obligación y responsabilidad de los propios cooperativistas. No se reconoció a los entes
de integración del propio cooperativismo, como coordinadores de sus procesos. No se
valoraron los elementos fundamentales de la autenticidad cooperativa, como la existencia del
Factor C, el trabajo asociado, la educación y la coherencia del día a día con el tipo de sociedad
que queremos y por la que luchamos los cooperativistas. La aspiración de sociedad de los
cooperativistas es la que se va construyendo y articulando participativamente. Es un construir
permanente, ajeno esencialmente, a mecanismos de imposición y conducción desde el exterior
de las organizaciones.
Sin embargo el hecho real es que los cooperativistas y en general los venezolanos, estamos
ante una nueva situación que es un reto y una esperanza.
El reto parte por valorar la oportunidad histórica de que miles de grupos humanos hayamos
optado por la opción de vida que significa el cooperativismo y que además mantenemos viva y
con entusiasmo esta opción. En la vorágine expansiva del número de cooperativas, tan rápido
como nacieron las inauténticas, así mismo desaparecieron. Sin embargo sobrevivimos muchas
auténticas, con capacidad de gestión y con resultados que mostrarnos y mostrar.
Es muy importante lo que hemos hecho hasta ahora en las veinte mil cooperativas en
funcionamiento. Tenemos, ahora, la obligación de encontrarnos, fortalecernos juntos,
reconstruirnos y mostrar día a día la Venezuela posible por la que luchamos.
El reto significa también valorar el marco legal y las políticas públicas de estímulo, en las que
se ha comprometido el estado y que en su concepto general han sido positivas. Son logros que
debemos defender. El marco constitucional y legal, el estímulo a la Economía Solidaria en la
contratación de los entes públicos, La disposición a facilitar financiamiento en los casos en los
que se justifique, son posiciones del estado que todos los cooperativistas consideramos
apropiadas y convenientes.
El reto incluye la eficiente gestión de los hechos solidarios. Producir bienes y servicios en
cantidad y calidad. Atendernos nosotros mismos y a la comunidad, con excelencia, como nos
lo merecemos como pueblo. El reto es que la eficiencia de la solidaridad en esta otra economía
nos permita romper el mito y paradigma de una eficiencia medida por la rentabilidad de los
dueños del capital en las empresas y pase a entenderse como la eficiencia en la construcción
del mayor bienestar colectivo e individual posible en el contexto de una cultura solidaria.
También es importante en el reto el saber establecer alianzas con los movimientos sociales, el
sector público y el privado. La nueva sociedad supone el encuentro honesto y sincero de las
organizaciones sociales buscando caminos de renovación permanente de las relaciones
humanas en donde nosotros tenemos la obligación y el compromiso de incorporar solidaridad
en la sociedad que construimos.
Es también parte del reto establecer con el Estado una relación de mutuo reconocimiento y
respeto. No de avasallamiento, dependencia e imposición que conduce rápidamente al fracaso
como ha sido fehacientemente demostrado en la experiencia reciente.
Es un reto también luchar contra la idea de que el cooperativismo es igual a chavismo y por lo
tanto convertir al cooperativismo en otro objeto de la polarización atacándolo o apoyándolo
dependiendo de las posiciones que se tengan frente al gobierno. Por un lado el insistir en el
"fracaso" de las cooperativas ha sido tomado, por algunos, como un arma contra el gobierno.
También proclamar acríticamente que las cooperativas son un "éxito" se ha asumido como una
posición a favor del gobierno. Con ambos planteamientos sufre la opción cooperativa. En el
fondo de ambas posiciones, es más importante lo político que lo cooperativo. En el fondo, la
opción cooperativa se ve subordinada a otros caminos políticos. No se considera la opción
cooperativa una opción política y social en si misma, capaz de ir construyendo, aquí y ahora
desde nosotros la sociedad que queremos. Esta última visión es una posición profundamente
política muy distinta a la que pregona que es necesario tomar el poder para imponer a los otros
una visión de sociedad.
Los cooperativistas hemos estado construyendo día a día otra sociedad. Nos mostramos a
nosotros mismos y a todos, que otro mundo es posible. Lo vivimos cotidianamente. Es la
visión de una sociedad que se construye desde abajo. No queremos imponerla. No queremos
obligar a los demás a vivir como nosotros intentamos hacerlo. No. Convocamos a compartir
nuestro modo de vida. Invitamos a vivir en empresas exitosas por los valores que la mueven,
por su equidad, porque en ellas solucionamos nuestras necesidades materiales y espirituales.
Invitamos a construir comunidad. Invitamos a alianzas con el sector público y el privado para
construir relaciones en donde el conocimiento y el trabajo no sean factores explotados y en
beneficio de unos pocos, sino parte esencial de un nuevo tipo de empresas y de economía.
Invitamos a construir otra manera de hacer economía.
No estamos solos en este reto. El mundo la Economía Solidaria, Social, asociativa o
cooperativa ya incorpora a más de tres mil millones de personas en el mundo. Sólo la Alianza
Cooperativa Internacional reúne a más de 900 millones de asociados. Es una nueva sociedad
en crecimiento. Esta ahí, desarrollándose bajo nuestros pies, construyendo nueva vida. Es
necesario aprender a oír crecer la grama.

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