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PRONAP Juegos y Juguetes
PRONAP Juegos y Juguetes
JUGUETES
Dr. Esteban Rowensztein
Médico Pediatra, especialista en Desarrollo Infantil.
Médico de planta del Hospital de Niños Dr. Ricardo
Gutiérrez de CABA.
Consultor del Comité Nacional de Pediatría General
Ambulatoria de la SAP.
Coordinador del Curso Miradas e interrogantes en torno
al desarrollo infantil, dictado en la SAP desde el año 2015.
Colaboradoras
Lic. Patricia Enright
Lic. en Psicopedagogía. Magister en Psicología Educacional.
Miembro del Equipo de Psicopedagogía Inicial de FEPI Centro
Dra. Lydia Coriat y del Grupo Interdisciplinario Lugar de Infancia.
Docente de Ciencias de la Educación de la UBA.
Esquema de Contenidos
JUEGOS Y JUGUETES
A distintas edades
A distintas edades
Juego y
desarrollo infantil
Juguetes y género
Juego y desarrollo
cerebral Juego seguro
Juego en la actualidad
El juego en el consultorio
El juego y el jugar
¿QUÉ ES EL JUEGO? ¿QUÉ ES JUGAR?
Si bien todos creemos saber qué es un juego y qué es jugar, no resulta sencillo
definirlos. El jugar es una actividad central en la vida de los niños. Si por ellos fuese
–como podemos observar en aquellos que tenemos cerca– jugarían todo el tiempo.
Es una actividad universal en los humanos, que se lleva a cabo desde muy temprana
edad, y que cambia notablemente a través del tiempo, así como también cambian los
objetos que los niños utilizan para tal fin. Pero el jugar, no ocurre espontáneamente.
Para que haya juego, se tienen que dar una serie de condiciones, a partir de lo cual
podemos inferir que no todos los niños juegan, y quienes lo hacen, no lo realizan
todos de la misma manera.
Así, pasa de ser “jugado” por el adulto, para luego convertirse él mismo en jugador.
De este modo, el juego, entendido como una construcción, se sustenta en la con-
fianza y seguridad que otorga un ambiente facilitador, a través del establecimiento
de vínculos estables, seguros y amorosos.
Más tarde, el bebé comienza a entretenerse sólo por pequeños períodos de tiempo,
sin la presencia del adulto, con los objetos que aquel le proporcionó. Realiza activida-
des simples con su propio cuerpo o con objetos (los manipula, chupa, sacude o tira,
en forma repetitiva).
Alrededor de los 2 años, los niños realizan un juego paralelo en el que si bien com-
parten un mismo espacio y pareciera que juegan juntos, cada uno hace su juego.
Sin embargo, si bien no interactúan entre ellos, modifican su propio juego en función
de lo que observan del juego de los demás.
Finalmente, a partir de los 3 años, los niños comienzan a realizar juegos compartidos,
organizando juntos su juego.
Alrededor de los tres meses, el adulto le ofrece al bebé un sonajero, ¿para qué?, “para
que se entretenga mientras yo hago otra cosa”, dice la madre o el padre. Se introduce
un objeto que “hace espacio” entre un cuerpo y otro, un objeto que intermedia, que
representa al otro en su ausencia. Winnicott describe el objeto transicional, como
aquel que está entre el adulto y el niño, que no es de uno ni de otro, y que el niño lo
crea y lo va transformando en juguete.
En el juego de la sabanita, precursor de la serie de juegos de escondidas, la mamá
le cubre el rostro con una tela a su bebé de 5 meses y pregunta: “¿dónde está mi
bebé?”. Espera, luego la retira y se encuentra con la mirada atenta y la sonrisa del
bebé, y dice: “¡acá tá!”. Aquí vemos otra condición del jugar, la alternancia presencia-
ausencia, los ritmos de llamado y espera, el establecimiento de los lugares del
yo-vos, constituyéndose en la matriz dialógica, donde la palabra advendrá.
Un bebé más grande, de un año, sentado en su sillita de comer, tira la cuchara al
piso, y espera expectante que el adulto se la levante y devuelva. Repite esta acción, y
la secuencia se mantiene hasta que, posiblemente el adulto dice: “ya está”. Denomi-
namos juegos de borde a aquellos que implican continente-contenido, caer y recu-
perar. El niño investiga ese límite, ubica un acá-allá, indaga acerca de la separación
(Alfredo Jerusalinsky, psicoanalista argentino, 2012). Es una exploración de las fronte-
ras, del equilibrio, del dominio del objeto y del espacio. Momento en el que el adulto
¿JUEGA O IMITA?
La imitación es un tema muy relevante y complejo, que está ligado estrechamente al
juego. Hay aspectos de la imitación que se incluyen y resignifican en el juego. Pero
no siempre que haya imitación, hay una escena de juego, en el sentido simbólico.
Según Henri Wallon (médico y psicólogo francés, 1879-1962), la imitación es el proce-
so por el cual un bebé transita de la alienación al otro, de “estar en el otro”, a la sepa-
ración y asunción del yo.
Lo observamos en las llamadas “imitaciones precoces”, durante las primeras sema-
nas de vida. El adulto invita al bebé a imitarlo en los gestos de abrir y cerrar la boca o
de sacar la lengua. Alienado en la postura y el gesto, el bebé está “todo él en el cuer-
po del otro”, en tanto que el adulto desea intensamente ser imitado.
La imitación, al principio es en presencia del modelo, en simultáneo (gestos con el
rostro y las manos). Luego, ante una palabra que lo evoca –por ejemplo: “que linda
manito”– el bebé, en respuesta, mueve sus manos. Más adelante él lo realiza mien-
tras llama y pide al adulto que lo siga. Wallon explica que cuanto mayor es la distan-
cia temporal entre el modelo y el gesto a imitar, hay más representación. Se trata de
la evocación del modelo y su reproducción (Wallon; 1942). El proceso de imitación es
un observable a tener en cuenta, para ubicar en qué posición se encuentra el bebé o
niño pequeño respecto de los procesos de representación. Algunos no imitan, otros
se quedan adheridos al modelo. Entre estos opuestos encontramos variedad y mati-
ces que dan cuenta de cómo el niño transita el proceso de subjetivación.
mm Juego de ejercicio
En el transcurso de los dos primeros años (tiempos de construcción de las acciones
sensorio-motrices), en un marco de transformaciones permanentes, el juego consiste
en repetir una acción determinada por el placer de ejercitarla. Son acciones concre-
tas que ocurren ante la presencia del otro y los objetos en el universo espacio-tem-
poral inmediato y que no se sustentan aún en la representación. Por ejemplo, mani-
pular y chupar objetos, tomarlos y agitarlos, tirarlos.
Transitando los tiempos sensorio-motrices, desde los 8-10 meses, los bebés comien-
zan a centrarse en reproducir ciertas acciones conocidas frente a la presencia del ob-
jeto habitual pero no con fines de utilizarlos para lo que fueron creados sino con fines
lúdicos: son las llamadas ritualizaciones lúdicas (Piaget, 1961). Por ejemplo, reproduce
la acción de beber ante la presencia de su tacita sabiéndola sin contenido; se lleva la
cuchara vacía a la boca.
mm Juego de construcción
Aparece luego del 1er año, y a medida que pasa el tiempo se va complejizando.
Atraviesa los distintos tipos de juego que el niño va realizando y contribuye a enri-
quecerlos. Pasan de apilar cubos y armar rompecabezas simples a realizar armados
mm Juego reglado
Si bien por lo general se lo asocia a los juegos de mesa o a los colectivos (deportes,
quemado), la atención a las primeras reglas en los juegos aparece temprana y gra-
dualmente, a partir de los 4-5 años.
En un principio, los juegos tienen pocas reglas (como el juego de las escondidas).
A medida que pasa el tiempo, las reglas de los juegos que realizan aumentan en nú-
mero y complejidad. En los niños en edad escolar, la atención y el ajuste a las pautas
se tornan vertebrales para el despliegue de los juegos reglados, lo que dará cuen-
ta de un modo de operar que va pudiendo incorporar el punto de vista de los otros
para colaborar o competir diseñando y usando estrategias que se enriquecen con la
incorporación de variables espaciales, temporales y procedimentales.
Los bebés y los niños se interesan por los objetos que sus cuidadores y luego sus
pares utilizan, porque allí ubican algo del deseo de aquellos.
Ante la irrupción de nuevas tecnologías –celulares, tabletas, consolas de juegos y
computadoras– lo que solíamos denominar “juguete”, así como también la forma de
jugar, ha sufrido notables cambios. Por distintos motivos, estos dispositivos han lo-
grado capturar la atención y el deseo de los niños. Ante este escenario, para que los
juegos y juguetes tradicionales sean erigidos como objetos lúdicos y logren desper-
tar el interés de los niños, es necesario que un Otro (adulto) demuestre interés y les
proponga jugar con ellos primero, para que se sientan atraídos y puedan apropiár-
selos. Así, luego serán ellos quienes puedan hacer lo propio con sus pares y amigos
(Duek, 2014).
Ofrecer objetos que el bebé puede tomar con sus manos cómodamente, para chupar, morder,
sostener, alejar, acercar, pasar de una mano a la otra.
3a6 Objetos que pueden sonar (sonajeros) o con texturas (muñecos de goma o tela, llaves
meses plásticas de colores).
Oferta del espacio del suelo seguro (en tanto sea adecuado en la vivienda de la familia) para
que sobre esa superficie pueda comenzar a girar de decúbito dorsal a lateral y ventral.
Tiempos en los que el bebé comienza a desplazarse (rola, repta, gatea) y va en búsqueda
6a9 de objetos que están a su alrededor, que llaman su atención. El adulto adecúa el espacio de
meses la casa para cuidarlo de los objetos peligrosos. Se pueden ofrecer: pelotas, cajas, vasitos,
muñecos y libritos de tela o plástico.
Tiempos en que a los niños les interesa ver qué pasa respecto a los efectos de sus acciones
sobre los objetos. Encastran, apilan, derrumban, arrastran, encajan, tironean, empujan, tiran,
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trasvasan. Se pueden ofrecer bloques, cubos, envases de plástico, enhebrados, juegos de
meses
arrastre y de encastre, botones on/off, cajas (para meterse, deslizar, arrastrar), sillas, mesas
(para arrastrar, trepar), pelotas.
Tiempos de consolidación del juego simbólico en los que comienzan a diferenciarse roles
(mamá, papá, médicos, peluqueros, súper-héroes/ heroínas, príncipes y princesas) y a
Desde los orientarse por regularidades y regulaciones para jugar con otros. Propuestas de diferente
3 años complejidad (por número de piezas y/o contenidos) alrededor de memotests, rompecabezas,
loterías, bingos, dominós, figuras para colorear, billetes, cartas para aparear, además de libros
de cuentos, disfraces, títeres. Triciclos y vehículos grandes con pedales.
Tiempos de consolidación de los juegos reglados cuyas normas los jugadores tienden a
Desde los reconocer y respetar –cada vez más ajustadamente– en función de los resultados a lograr
8 años (ganar/ perder, respetar turnos, anticipar y reconstruir las acciones de los otros). Juegos de
puntería, Mecanos, Legos, maquetas, colecciones, juegos de estrategias.
La clasificación de qué juguetes “corresponden” a niños o a niñas, así como las pro-
puestas diferenciales por género en los tipos de juego –la determinación de “a qué
se puede/debe o no jugar”–, son el resultado de una compleja construcción históri-
co-cultural, que, en este momento, en nuestra sociedad, se encuentra en tensión.
Así, a través de los juegos y de los juguetes, a las niñas y a los niños se les asignan
estilos, actividades y roles diferenciados que son, supuestamente, propios de cada
sexo, atribuyendo en ocasiones un origen biológico a estas diferencias (los varones
tienen más fuerza, las mujeres son más sensibles). De esta manera, se contribuye a
reproducir y perpetuar los estereotipos y las desigualdades de género que existen,
en las que se sustenta el modelo de sociedad sexista imperante.
Los juegos que se le proponen a los niños suelen ser más físicos –en ocasiones
violentos–e implican un gran despliegue motriz, con predominio de la práctica de
deportes en grupo (Débora Tajer, psicoanalista argentina, 2021). Suelen requerir un
menor uso de palabras y tener menos reglas. Juegan a la pelota, a ser superhéroes,
a luchar, a explorar, a construir, a descubrir. Los niños utilizan para jugar: pelotas,
bloques, autos, trenes, aviones y armas. El varón es fuerte, deportista, constructor,
luchador, descubridor, y su lugar es lo público.
En cambio, a las niñas se les proponen juegos que fomentan la quietud y cuentan
con menor permiso social para el despliegue motriz. En las situaciones en las cuales
se habilita esta posibilidad, se circunscribe a actividades consideradas “femeninas”
como danza, circo, acrobacia y patín (Tajer, 2021). Su juego suele ser menos físico,
más hablado y más centrado en reglas. Por lo general, en su juego suelen apelar
más a la sensibilidad y a la empatía, al ejercer funciones de cuidado de personas, del
hogar o personal. Las niñas juegan con bebés, muñecas, cocinitas, escobas y maqui-
llajes. Ellas no juegan a ser superheroínas. Los trajes –y roles– que se les ofrecen son
de princesas. La mujer es dócil, cuidadora, se ocupa de la limpieza, se interesa por la
belleza y su lugar es el hogar y lo privado.
El CEPA (Centro de Economía Política Argentina) en el año 2019 realizó un análisis
acerca del consumo de juguetes con perspectiva de género, cuyos resultados son
elocuentes. Además de constatar que las jugueterías ofrecen sus productos en
base a la lógica binaria “varones” y “mujeres”, analizaron cuáles son las categorías de
juguetes más vendidos dentro de cada uno de estos grupos. De los juguetes catego-
rizados como para “niñas”, el 40% están vinculados a las tareas de cuidado (muñecos-
bebés, sets de cocina, planchas y fábricas de tortas y helados). Luego, con el 32%
están aquellos asociados a la belleza y cuidado personal (valijitas con productos de
peluquería y maquillaje), y más lejos con el 12% cada uno, los juguetes asociados al
deporte y los juegos de ingenio. Mientras que al analizar los juguetes categoriza-
dos como para “niños”, predominan con un 30% los asociados a la práctica deportiva
(principalmente el fútbol). La segunda categoría es sumamente alarmante, habida
Juegos y
juguetes en la actualidad
En los últimos años, el advenimiento de nuevas tecnologías relacionadas con los
juegos y las comunicaciones han modificado sustancialmente las escenas lúdicas
tal como las conocíamos. Los videojuegos y otros usos que permiten los distintos
dispositivos electrónicos están desplazando a los juegos y juguetes tradicionales, no
sólo desde un punto de vista fáctico, sino también en relación al deseo de los niños
de a qué jugar y con qué. Esto no significa que los juegos tradicionales vayan nece-
sariamente a desaparecer, pero sí implica una reconfiguración del mapa de ofertas y
consumos en relación al uso de los juguetes, de los juegos, y sobre qué hacer en el
tiempo libre (Duek, 2014).
Vale la aclaración, esto no aplica a todas las infancias. Una parte muy importante
de los niños y niñas de nuestro país viven en situación de pobreza e indigencia, sin
contar con la posibilidad de acceder a los dispositivos que mediatizan este tipo de
juegos, entre tantas otras carencias materiales y simbólicas que padecen.
Estas nuevas modalidades de juego, en las que las imágenes predominan por sobre
el texto y la narrativa y donde todo ocurre a muy alta velocidad, tienen una lógica di-
ferente a la de los juegos tradicionales, que lleva a que estos últimos sean percibidos
como menos atractivos y más aburridos.
A su vez, los videojuegos representan un entretenimiento fácilmente disponible, que
posibilita que los niños pasen largos ratos solos, entretenidos, sin demandar la aten-
ción de un otro, lo que resulta muy funcional para la dinámica de muchas familias,
en las que los cuidadores cuentan con poca disponibilidad de tiempo para compartir
con sus hijos.
El efecto que tiene en la salud de los niños en general y en el desarrollo en particular
el desplazamiento de los juegos tradicionales por estas nuevas formas de jugar es
aún incierto. Sin embargo, sí existe amplia evidencia acerca del impacto que tiene el
uso inadecuado de estos dispositivos electrónicos tanto en el desarrollo (cognitivo,
del lenguaje, emocional, y social) como en otros aspectos (sueño, visión, índice de
masa corporal, sistema osteoarticular), sumado al riesgo potencial de presentar
conductas adictivas, que se observan con frecuencia.
Así, surge la pregunta acerca del impacto que puede llegar a tener en los procesos
de desarrollo y subjetivación en general y en la constructividad corporal en particular
este desplazamiento hacia la virtualidad en el tipo de juegos, en los cuales se tiende a
perder el interés de vincularse en forma directa con un otro, y donde el cuerpo físico
no es puesto en juego, entre muchas otras diferencias.
2. ¿Qué nos aporta conocer las características de su juego en relación a la falta de lenguaje?
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m Agustín tiene 3 años, y en la consulta, se ubica dando la espalda a quienes compartimos el espacio.
Toma unas formas y las alinea una tras otra en silencio. Cuando usted o la mamá se acercan a él, va girando
la espalda de modo tal que no pueden ver ni incluirse en lo que hace. Cuando le acercan un muñequito, lo
rechaza con la mano para continuar alineando. La mamá le comenta que esto mismo pasa en casa: "con todo
arma filas y puede estar así ratos muy largos. Se enoja cuando algo se mueve de lugar o si queremos jugar
con él".
1. ¿Qué podríamos ubicar como problemático en lo que este niño nos da a ver?
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3. ¿Cómo trabajar esto que, desde la lectura pediátrica, se interpreta como obstáculo en el jugar?
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Lecturas recomendadas
m Coriat E, Filidoro N, Maidagan D, et al. La infancia en juego. Ed. Letra Viva. Buenos Aires; 2018.
m Duek C. Juegos, Juguetes y nuevas tecnologías. Ed. Capital Intelectual. Buenos Aires; 2014.
m Rowensztein E, Kremenchuzky JR, et al. Pediatría, Desarrollo Infantil e Interdisciplina. Una mirada desde la
complejidad. Buenos Aires, Ed. Noveduc; 2019.
m Yogman M, Garner A, Hutchinson J, et al. AAP Committee on psychosocial aspects of child and family health,
AAP Council on Communications and Media. The Power of Play: A Pediatric Role in Enhancing Development
in Young Children. Pediatrics. 2018;142(3).
m Guía Jugar en casa. Actividades, Juegos y Cuidados para la primera infancia 1 para familias
de los Centros de Desarrollo Infantil (CDI). Disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/guia_jugar_en_casa_primera_infancia_1_-_senaf_covid19.pdf
m Guía Jugar en casa. Actividades, Juegos y Cuidados para la primera infancia 2 para familias
de los CDI. Disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/guia_jugar_en_casa_primera_infancia_-_senaf_covid19.pdf
m Guía Jugar en casa. Actividades, Juegos y Cuidados para la primera infancia 3 para familias
de los CDI. Disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/jugar_en_casa_primera_infancia_3_-_senaf_covid19.pdf
m Guía Jugar en casa. Actividades, Juegos y Cuidados para la primera infancia 4 para familias
de los CDI. Disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/jugar_en_casa_primera_infancia_4.pdf
m Agustín
1. La fijeza de las acciones, el rechazo al otro ante la posibilidad de que introduzca algo diferente, el silencio.
2. Porque rompe con la característica propia del juego: la posibilidad de sustituciones, desplazamientos, de uso
activo de diferentes objetos a disposición de lo que quiera jugar. Podríamos decir que no hay juego simbólico
allí sino reproducción de una acción que se estereotipa.
3. Identificar algo como un obstáculo en el jugar debería generar una pregunta acerca de las condiciones que
lo generan, que la mayoría de las veces, requiere ser dirigida a profesionales de otras disciplinas. En el caso
de esta viñeta, podría orientarse hacia un/a psicólogo/a.