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ENTREVISTA
JULIO 2017
Mariano Schuster
Hay varones que luchan contra el patriarcado. Están decididos a
construir nuevas relaciones sociales que destierren el machismo.
¿Quienes son y qué proponen? En esta entrevista, Leonardo
Fabián García, experto en género y desarrollo, comenta de qué
se tratan las nuevas masculinidades.
En contraste, en los últimos años, diversos colectivos han asumido las nuevas
masculinidades como plataforma de acción política. Conscientes de los riesgos que
implica el uso común del término, consideran estratégico aprovecharlo para llegar
cada vez a más hombres y así promover su conceptualización como el ejercicio
crítico permanente del poder en el plano individual y social, cuya materialización se
alcanza ya no en el discurso, sino en la práctica cotidiana en lo privado y lo público.
Así, la nueva masculinidad no se refiere a la emergencia de nuevos hombres sino a la
incorporación constante de la pregunta y acción frente a los usos abusivos del poder.
Como tal, no se define un contenido específico sobre lo que deben ser y hacer los
hombres; por el contrario, al asumir la nueva masculinidad como un proceso de
humanización, se invita a los varones a reconocer y a hacerse cargo del machismo
tradicional que han heredado y a explorar toda su potencialidad humana hacia el
logro de la equidad entre mujeres y hombres.
Las reacciones antifeministas a las luchas de género ¿son en parte las generadoras
de esta contracara constituida por varones que se asumen como feministas? ¿Qué
tipo de paradigmas proponen los llamados «varones antipatriarcales» y hasta qué
punto pueden realmente escindirse de la cultura machista imperante?
Los varones antipatriarcales, que en el Cono Sur tienen una aparición reciente que
data de finales de la década de 2000, se expanden por América Latina. Promueven
una ruptura con el cerco patriarcal que ha determinado el ejercicio de la
masculinidad como una posición de poder. Una de sus primeras interpelaciones es
nombrarse varones, no hombres, pues este último ha sido el signo de los privilegios
de ese sistema en la historia de la humanidad. Pero no se trata de un cambio de
apariencia, sino que proponen la despatriarcalización de la vida. Dicho proceso no
solo es individual sino colectivo, en él se pueden identificar dos momentos. El
primero pasa por reconocer y desmontar las ventajas y los beneficios que se
obtienen por el hecho de ser hombre y la subordinación y las violencias necesarias
para producir dichos privilegios. En el segundo, se transita de la reflexión colectiva a
la lucha y denuncia social de un modelo que en el plano cultural limita el acceso a
recursos y oportunidades a los sujetos no masculinos y amplía las brechas sociales,
económicas y políticas entre los géneros. De esa manera, estos colectivos agencian
por derechos iguales para mujeres, hombres y personas LGBTI, por el fin de la
violencia contra las mujeres, el acceso y libre ejercicio de los derechos sexuales y
reproductivos.
Buena parte de los varones que se asumen como antipatriarcales forman parte de
colectivos de debate y discusión sobre el machismo y sobre el cambio de conductas
en sus relaciones. ¿Cómo es el desarrollo de ese tipo de experiencias y qué tipo de
discusiones se ponen en juego?
Cada colectivo tiene intereses propios y responde a los contextos de cada país. El
común denominador es la resistencia y la transformación del patriarcado y sus
modelos de identidad. Los colectivos surgen dentro de grupos de amigos, de
hombres cercanos a organizaciones de mujeres o que forman parte de movimientos
sociales. Generalmente empiezan preguntándose por el malestar común: la
masculinidad hegemónica y el impacto en sus vidas y en la de las mujeres. Hacia el
interior, lo personal no se lee como un elemento exclusivo de la configuración de
una subjetividad o identidad, se aborda como parte de la agenda de las luchas
sociales en clave de interseccionalidad feminista y como respuesta a las formas de
dominación del patriarcado, el capitalismo y el colonialismo.
¿En qué medida las nuevas masculinidades modifican la publicidad y los diversos
espacios donde se construyen imaginarios sociales sobre los hombres y las
mujeres?
Los medios de comunicación han sido un vehículo clave para masificar el concepto
de nuevas masculinidades, más no para la transformación de la masculinidad. En los
medios, la nueva masculinidad se convirtió en una cosa, en un producto deseable
que muchos hombres quieren, sienten que pueden y necesitan llegar, porque, entre
otras cosas, enuncia el «deseo» de las mujeres y de una sociedad contemporánea que
promete reconocimiento, prestigio y mayor valía. Así, es frecuente encontrar nuevos
hombres impecables en su aspecto y con vidas acríticas ante las disparidades entre
ellos y las mujeres, o aquellos que consideran que la violencia contra las mujeres es
asunto de ellas, que ganar más que una mujer con igual formación es el orden natural
de las cosas, o que a las mujeres se les dan más fácil las tareas del cuidado. Los
medios son uno de los principales agentes de socialización y producción de
masculinidades hegemónicas. Si bien se ven algunos movimientos positivos, como el
comercial de Tecate donde se invita a los hombres a no ejercer la violencia contra las
mujeres u otros spots donde se muestra a hombres realizando tareas domésticas, lo
cierto es que se carece de una visión societal que busque un cambio radical en las
relaciones de género, por lo que puede afirmarse que en la publicidad sigue intacto
el modelo patriarcal.