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Demencia es un término general para un deterioro grave de la capacidad mental que interfiere con la vida
cotidiana. La pérdida de memoria es un ejemplo. El Alzheimer es el tipo más común de demencia.
Descripción general
La demencia no constituye una enfermedad en particular, sino que hace referencia a un grupo de
síntomas que afectan la memoria, la capacidad para pensar y el desenvolvimiento social de un modo tan
fuerte que interfiere en la vida diaria.
Si bien la demencia generalmente conlleva pérdida de memoria, esta puede atribuirse a otras causas. De
modo que la pérdida de memoria en forma aislada no significa que tengas demencia.
Síntomas
Los síntomas de la demencia varían según la causa, pero los signos y síntomas frecuentes son los
siguientes:
Cambios cognitivos
Confusión y desorientación
Cambios psicológicos
Cambios en la personalidad
Depresión
Ansiedad
Comportamiento inadecuado
Paranoia
Agitación
Alucinaciones
Consulta a un médico si tú o un ser querido tiene problemas con la memoria u otros síntomas de
demencia. Algunas afecciones médicas tratables pueden causar síntomas de demencia, por lo que es
importante determinar la causa preexistente.
Causas
La demencia implica el daño de neuronas del cerebro, que puede ocurrir en distintas áreas. Por esto,
afecta de manera diferente a cada persona según la zona cerebral dañada.
Las demencias a menudo se agrupan por lo que tienen en común, como la parte del cerebro afectada o si
empeoran con el tiempo (demencias progresivas). Algunas demencias, como las causadas por una
reacción a medicamentos o a una deficiencia de vitaminas, pueden mejorar con tratamiento.
Demencias progresivas
Los tipos de demencias que son progresivas y que no son reversibles comprenden los siguientes:
Demencia vascular. Este es el segundo tipo de demencia más frecuente y ocurre como resultado
del daño de los vasos que irrigan al cerebro. Los problemas de los vasos sanguíneos pueden ser
consecuencia de un accidente cerebrovascular o de otras enfermedades de los vasos sanguíneos.
Demencia con cuerpos de Lewy. Los cuerpos de Lewy son depósitos anormales de proteína que
se han hallado en el cerebro de las personas con demencia con cuerpos de Lewy, enfermedad de
Alzheimer y enfermedad de Parkinson. Este es uno de los tipos de demencia progresiva más
frecuentes.
Demencia mixta. Las autopsias del cerebro de personas de 80 años o más que han tenido
demencia revelan que muchas han sufrido una combinación de la enfermedad de Alzheimer, la
demencia vascular y la demencia con cuerpos de Lewy. En este momento, se llevan a cabo estudios
para determinar de qué manera el hecho de tener demencia mixta afecta los síntomas y los
tratamientos.
Enfermedad de Huntington. Esta enfermedad que ocurre por una mutación genética hace que se
pierdan ciertas células nerviosas del cerebro y de la médula espinal. Los signos y síntomas, que
comprenden un deterioro considerable de las habilidades cognitivas (del pensamiento), suelen
aparecer entre los 30 y 40 años.
Según la parte del cerebro lesionada, este trastorno puede causar signos y síntomas de demencia,
como depresión, carácter explosivo, pérdida de la memoria, movimientos sin coordinación y
alteración del lenguaje, así como movimientos lentos, temblores y rigidez (parkinsonismo). Los
síntomas tal vez no aparezcan hasta muchos años después del traumatismo sufrido.
Algunas causas de demencia o síntomas similares pueden revertirse con tratamiento. Algunos de ellos
son:
Hematomas subdurales. El sangrado entre la superficie del cerebro y su cobertura, que ocurre con
frecuencia en las personas de edad avanzada después de una caída, puede causar síntomas
similares a la demencia.
Tumores cerebrales. En raras ocasiones, la demencia puede ser el resultado del daño causado por
un tumor cerebral.
Anoxia. Esta afección, también llamada «hipoxia», se presenta cuando los tejidos orgánicos no
reciben suficiente oxígeno. Puede ocurrir anoxia por asma grave, un ataque cardíaco, intoxicación
por monóxido de carbono y otras causas.
Hidrocefalia con presión normal. Esta afección, causada por el aumento de tamaño de los
ventrículos cerebrales, puede generar problemas para caminar, dificultad para orinar y pérdida de la
memoria.
Factores de riesgo
Hay muchos factores que a la larga provocan demencia. Algunos factores, como la edad, no se pueden
cambiar. Otros se pueden tratar para reducir el riesgo.
Edad. El riesgo aumenta con la edad, especialmente después de los 65 años. Sin embargo, la
demencia no es una parte normal de envejecer y puede ocurrir en los jóvenes.
Deterioro cognitivo leve. Involucra dificultades con la memoria, pero sin pérdida de la función
diaria. Las personas con esta afección tienen un mayor riesgo de desarrollar demencia.
Consumo excesivo de alcohol. Si tomas grandes cantidades de alcohol, podrías correr un mayor
riesgo de tener demencia. Sin embargo, algunos estudios han demostrado que cantidades
moderadas de alcohol podrían tener un efecto protector.
Depresión. Aunque aún no se conoce bien, la depresión a una edad tardía podría indicar la
manifestación de demencia.
Diabetes. Si tienes diabetes, podrías correr un mayor riesgo de padecer demencia, especialmente si
no se controla bien.
Fumar. El fumar podría aumentar el riesgo de tener demencia y enfermedades de los vasos
sanguíneos (vasculares).
Apnea del sueño. Las personas que roncan y tienen episodios donde con frecuencia dejan de
respirar mientras duermen pueden tener una pérdida de la memoria reversible.
Complicaciones
La demencia puede afectar muchos sistemas y aparatos del organismo y, por lo tanto, la capacidad de
funcionamiento. La demencia puede provocar:
Neumonía. La dificultad para tragar aumenta el riesgo de asfixiarse o aspirar alimentos hacia los
pulmones, lo que puede obstruir la respiración y provocar neumonía.
Incapacidad para realizar tareas relacionadas con el cuidado personal. A medida que la
demencia avanza, puede afectar la capacidad de realizar diversas tareas, como bañarse, vestirse,
cepillarse el cabello o los dientes, ir al baño sin ayuda y tomar los medicamentos correctamente.
Muerte. La demencia en etapa terminal provoca el coma y la muerte, a menudo por infección.
Prevención
No existe una forma segura de prevenir la demencia, pero hay medidas que puedes tomar y que pueden
ayudarte. Se necesita más investigación, pero puede ser beneficioso hacer lo siguiente:
Mantén tu mente activa. Las actividades que estimulan la mente, como leer, resolver
rompecabezas y crucigramas, y el entrenamiento de la memoria, pueden retardar el comienzo de la
demencia y disminuir sus efectos.
Mantente activo físicamente y socialmente. La actividad física y las interacciones sociales ayudan
a retardar el comienzo de la demencia y a disminuir los síntomas. Mantente en movimiento y trata de
hacer al menos 150 minutos de ejercicios por semana.
Deja de fumar. Algunos estudios han demostrado que fumar en la madurez y más tarde puede
incrementar el riesgo de demencia y las afecciones de los vasos sanguíneos (vasculares). Dejar de
fumar puede reducir los riesgos y mejorará tu salud.
Toma suficiente vitamina D. Las investigaciones sugieren que es más probable que las personas
con bajos niveles de vitamina D en la sangre padezcan la enfermedad de Alzheimer y otras formas
de demencia. Puedes obtener vitamina D a través de ciertos alimentos, suplementos y exposición al
sol.
Se deben realizar más estudios antes de recomendar un aumento de la ingesta de vitamina D para
prevenir la demencia, aunque es una buena idea asegurarse de que ingieres la cantidad suficiente
de vitamina D.
Disminuye tu presión arterial. La presión arterial alta puede producir un riesgo mayor de algunos
tipos de demencia. Se necesita más investigación para determinar si el tratamiento de la presión
arterial alta puede reducir el riesgo de demencia.
Mantén una dieta saludable. Tener una dieta saludable es importante por muchas razones, pero
una dieta como la dieta del Mediterráneo (rica en frutas, vegetales, cereales integrales, ácidos
grasos omega 3 que se encuentran frecuentemente en ciertos pescados y frutos secos) puede
mejorar la salud y disminuir el riesgo de desarrollar demencia.
Demencia senil
Qué es
La demencia senil es un término que concentra la disminución del funcionamiento
intelectualque interfiere en las funciones cotidianas y que afecta, de forma completa o parcial, a
dos o más capacidades del paciente, como la memoria, el lenguaje, la percepción, el juicio o el
razonamiento.
La demencia, a veces, esta denominada incorrectamente como “senilidad” o “demencia senil”, al
conectarla de forma inherente al envejecimiento del paciente.
Según Sagrario Manzano, doctora y coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y
Demencias de la Sociedad Española de Neurología, “emplear el término demencia senil es
erróneo, puesto que esta enfermedad puede afectar a personas de cualquier edad”.
La enfermedad de Alzheimer representa entre el 60 y el 80 por ciento de los casos de
demencia.
Causas
En términos generales, la demencia suele ocurrir a una edad avanzada, entendiendo ésta a partir
de los 60 años. Por lo que el envejecimiento supone uno de los factores de riesgo más
significativos.
En la mayoría de los casos, la demencia es una enfermedad de carácter degenerativo y, por lo
tanto, irreversible. Por ello, las funciones o capacidades que se pierdan no podrán volver a ser
recuperadas por el paciente.
Como excepción, existen algunas causas de la demencia que, si son detectadas a tiempo, pueden
ser reversibles.
Éstas son, por ejemplo, algunas lesiones cerebrales, tumores en el cerebro, cambios en los
niveles de glucosa, calcio o sodio (en estos casos la demencia se considera de origen
metabólico), o niveles bajos de vitamina B12 en sangre.
Dentro de las causas que pueden provocar la demencia están:
La enfermedad de Huntington: Trastorno en el que determinadas partes del cerebro se
degeneran. Es una enfermedad que se transmite de padres a hijos.
Lesionescerebrales.
Esclerosis múltiple: Enfermedad autoinmunitaria que afecta al cerebro y a la médula espinal.
Parkinson: Afección en la que las células que ayudan a controlar el movimiento y la coordinación
se van degenerando. La enfermedad provoca temblores y dificultad para moverse o andar.
Parálisis supranuclear progresiva: Trastorno que provoca dificultad en el movimiento debido a
un daño producido en las neuronas.
Infecciones como sida, sífilis o la enfermedad de Lyme.
Síntomas
Los síntomas de la demencia abarcan muchos aspectos de las funciones mentales del paciente.
En términos generales, se puede ver afectado el comportamiento emocional o de la personalidad,
el lenguaje, la memoria, la percepción y el pensamiento o juicio.
Previamente a presentarse la enfermedad, la persona sufre un deterioro cognitivo leve (DCL)
que incluye la dificultad para realizar varias tareas a la vez, para resolver problemas o para tomar
decisiones.
Además, dificulta el recuerdo de hechos o conversaciones recientes y la agilidad mental se ve
disminuida.
A medida que el trastorno empeora, los síntomas se agravan también y también pueden aparecer:
Pérdida de habilidades sociales y cambios de personalidad, lo cual lleva a comportamientos
inapropiados en público y, a veces, agresivos.
Problemas a la hora de comunicarse, ya que el paciente presenta dificultad para recordar el
nombre de objetos familiares. A esto se une la pérdida del sentido de la orientación por lo que
la persona puede perderse con asiduidad y no encontrar objetos.
Aumento de la dificultad para memorizar o realizar actividades que requieran pensar.
El paciente pierde su capacidad de juicio y no es capaz de determinar la peligrosidad de sus
acciones.
Se producen cambios en el patrón del sueño, lo que aumenta el riesgo de
sufrir alucinaciones, delirios y es posible que este cuadro sintomático lleve a la depresión.
En los casos más graves, los pacientes con demencia ya no son capaces de realizar actividades
básicas, tales como comer, bañarse o vestirse. Es posible que sean incapaces de reconocer a
familiares cercanos o de entender el lenguaje.
En
términos generales, la demencia suele ocurrir a una edad avanzada, entendiendo ésta a partir de los 60 años. Por lo que el envejecimiento supone uno de los
factores de riesgo más significativos.
Prevención
La mayoría de las enfermedades de tipo psiquiátrico carecen de medidas preventivas concretas.
En el caso de la demencia, es fundamental consumir alimentos saludables y practicar
ejercicio de forma rutinaria para mantener el bienestar del organismo.
Además, es importante controlar otro tipo de enfermedades que pueden suponer factores de
riesgo, como la diabetes. Por último, los especialistas recomiendan que el paciente acuda con
frecuencia a controlarse la tensión arterial y que evite fumar en la medida de lo posible.
Tipos
Existen varios tipos de demencia, pero las más comunes son:
Enfermedad de Alzheimer: Es la forma más común de demencia entre las personas mayores.
Suele afectar a las partes del cerebro que se encargan del pensamiento, la memoria y el lenguaje.
Demencia vascular: Es aquella que se produce después de un problema grave de carácter
cerebrovascular (ictus) a lo largo de un periodo de tiempo prolongado y es el segundo tipo de
demencia más común.
Diagnóstico
Para diagnosticar la demencia, el especialista llevará a cabo las siguientes pruebas con carácter
genérico:
Un examen físico completo, revisando, sobre todo, el funcionamiento del sistema nervioso.
El médico llevará a cabo preguntas acerca de la historia clínica y la sintomatología.
Examen de la función mental del paciente para determinar si tiene alguna capacidad afectada o
disminuida.
Tratamientos
Para tratar la enfermedad, es preciso conocer cuáles son los factores causantes e intentar
erradicarlos o controlar sus síntomas.
En algunas ocasiones, los medicamentos para tratar la demencia pueden empeorar la situación del
paciente, por lo que se pueden llevar a cabo suspensión o cambios de los mismos.
En general, pueden tratarse los daños colaterales que se produzcan (anemia, infecciones o
trastornos nutricionales), o disminuir el ritmo al cual empeoran los síntomas a través de fármacos,
pero en el segundo caso, los cambios suelen ser imperceptibles.
Por último, se puede iniciar una terapia para ayudar en el comportamiento del paciente, su
pérdida de juicio o las confusiones que padece.
Una persona con esta enfermedad requerirá de apoyo en el hogar, el cual deberá aumentar a
medida que la patología empeora.
Otros datos
Es posible que un paciente sufra un deterioro cognitivo leve pero que no llegue a padecer ningún
tipo de demencia.
Pero en los casos en los que sí se padece, esta enfermedad reduce considerablemente la
calidad de vida y las expectativas de la misma.
En estas circunstancias, los familiares de los pacientes suelen aumentar la atención de las
personas con este trastorno junto con el apoyo de las asociaciones que se dedican a la causa.