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Reconocimiento de emociones en rostros y cuerpos en mujeres

con trastornos de la conducta alimentaria

Por

Alejandra María Triana Calderón

TRABAJO DE TESIS

Presentada como requisito para el grado

PREGRADO EN PSICOLOGÍA

Departamento de Psicología
Facultad de Ciencias Sociales

Universidad de los Andes


Bogotá, Colombia

2019

Comité evaluador:
Directora de Tesis: Dra. Sandra Báez
Profesora Asistente
Resumen

Literatura previa ha evidenciado que los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria
(TCA) presentan déficits en varios dominios de la cognición social, principalmente en los
relacionados con el procesamiento emocional: alexitimia, regulación emocional y
reconocimiento de emociones. Frente a este último, se han realizado estudios previos en los
que se ha demostrado que las pacientes con TCA presentan dificultades para reconocer
emociones en estímulos faciales. Sin embargo, no hay estudios que incluyan el reconocimiento
de emociones en un contexto. El objetivo de este estudio fue evaluar el reconocimiento de
emociones corporales y faciales en un grupo de mujeres con TCA utilizando estímulos (rostros)
presentes en contextos (cuerpos) congruentes y congruentes. Se evaluaron 60 participantes
divididas en dos grupos (30 pacientes con TCA y 30 participantes del grupo control). Se empleó
una prueba de reconocimiento de rostros y cuerpos: rostros, cuerpos y condición (congruente-
incongruente), el INECO Frontal Screening (IFS) y Cuestionario de Examen de Trastornos
Alimentarios (EDE-Q). Los resultados mostraron que el grupo de pacientes presentó un
rendimiento menor que el del grupo control en el reconocimiento de rostros y en el
reconocimiento de emociones en contextos congruentes e incongruentes. Sin embargo, no se
encontraron diferencias en el reconocimiento de cuerpos. Tampoco se encontró correlación
entre la duración de la enfermedad y severidad de los síntomas. Estos resultados resaltan la
importancia de utilizar instrumentos que involucren contextos a la hora de evaluar el
reconocimiento de emociones. Nuestros datos sugieren que las fallas en reconocimiento de
emociones faciales que presentan las pacientes con TCA persisten cuando los rostros se
presentan en un contexto. Estos resultados podrían ser tenidos en cuenta para el diseño de
instrumentos más ecológicos para la evaluación de la cognición social en pacientes con TCA.

Palabras clave: Trastornos de la conducta alimentaria, anorexia nerviosa, bulimia nerviosa,

reconocimiento de emociones, contexto corporal.


1. Introducción

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), los


trastornos de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos (TCA) se caracterizan por
una alteración persistente en la alimentación o en el comportamiento relacionado con la
alimentación que lleva a una variación en el consumo o en la absorción de los alimentos y que
causa un deterioro significativo de la salud física o del funcionamiento psicosocial (APA,
2003). Dentro de este tipo de trastornos se incluye: la pica, el trastorno de rumiación, el
trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos, anorexia nerviosa, la bulimia
nerviosa y el trastorno de atracones. Dentro de este estudio se consideraron los trastornos de
anorexia nerviosa (AN) y bulimia nerviosa (BN), ya que son los TCA más prevalentes, pues
en mujeres AN oscila entre 0.3% y 3.7%, dependiendo de los criterios mientras que BN oscila
entre 1% y 4.2%” (Calvo et al, 2014, p. 942).
Teniendo en cuenta lo anterior, es importante definir ambos trastornos para comprender
la diferencia que hay entre uno y otro, además de considerar las características o síntomas que
abarcan. El trastorno de AN tiene tres características básicas: la restricción de la ingesta
energética persistente, el miedo intenso a ganar peso o engordar (o un comportamiento
persistente que interfiere con el aumento de peso) y la alteración de la forma de percibir el peso
y la constitución propia. Al diagnóstico de este trastorno se le asocian características de semi-
hambre, comportamientos de purga, preocupación por comer en público, la sensación de
ineficacia, un fuerte deseo de controlar lo que les rodea, el pensamiento inflexible, una
espontaneidad social limitada y una contención excesiva de la expresión emocional (APA,
2009). Respecto a los signos físicos y síntomas, este tipo de trastorno suele presentar signos
físicos que se atribuyen al hambre, sin embargo, también se puede presentar amenorrea por
pérdida de peso, quejas de estreñimiento, dolor abdominal, intolerancia al frío y letargia (APA,
2009).
Por otro lado, la bulimia nerviosa tiene como criterios diagnósticos: a) episodios
recurrentes de atracones, los cuales se caracterizan por ingestión en un período determinado de
una cantidad de alimentos; b) comportamientos compensatorios inapropiados recurrentes para
evitar el aumento de peso, como el vómito autoprovocado, el uso incorrecto de laxantes,
diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo; c) los atracones y los
comportamientos compensatorios inapropiados se producen, en promedio, al menos una vez a
la semana durante tres meses; y) la autoevaluación se ve indebidamente influida por la
constitución y el peso corporal; e) la alteración no se produce exclusivamente durante los
episodios.
A raíz de estas características y de las alteraciones que se presentan conforme pasa
mayor tiempo sin tratarse el trastorno, las personas que padecen de TCA presentan déficits en
dominios o dimensiones de la cognición social (Herrera et al, 2011). Especialmente, se ha
encontrado que estas alteraciones incluyen dificultades en el procesamiento emocional.
Investigaciones recientes han mostrado que cuando se comparan pacientes TCA con grupos
control de mujeres sanas, las participantes muestran mayor dificultad para identificar y
describir los sentimientos propios (alexitimia) y formas más inadecuadas (evitación, escape,
negación) de funcionamiento emocional (Calvo et al, 2014). Dentro de este mismo estudio se
resalta que uno de los factores con mayor peso, tanto para la predisposición a los TCA, como
para la resistencia al cambio que dificulta su recuperación, son los problemas emocionales que
padecen las pacientes y sus dificultades de reconocimiento emocional (Calvo et al, 2014).
Teniendo en cuenta este déficit a nivel de procesamiento emocional, es importante
mencionar que uno de los mayores problemas dentro de este dominio ha sido el reconocimiento
de emociones por parte de pacientes con TCA. Debido a esta dificultad, se han realizado
estudios que han tenido como interés el conocer el problema que tienen estas pacientes para
reconocer tanto las emociones propias como las de otras personas. Uno de esos estudios es el
de Harrison (2009), quien citando a Kucharska-Pietura (2004) señaló que los paradigmas
experimentales demostraban que las personas con AN presentaban dificultades para reconocer
las emociones negativas de los rostros que se les presentaban.
Por otro lado, en el 2017 se realizó un nuevo estudio sobre el reconocimiento de
emociones en pacientes con TCA en el cual se encontró que las personas con AN tienden a
mostrar dificultades en el reconocimiento de emociones, específicamente en la tristeza y el asco
(Tchanturia, Dapelo, Harrison & Hambrook, 2015). Por otro lado, en el caso de estudios
combinados de adolescentes con BN y AN se encontró que hay dificultades generalizadas para
reconocer emociones en comparación con el grupo control sano (ZoneyvijlleBender, van
Goozen, Cohen-Kettenis, van Elburg y van Engeland 2002), pero no se presentan estas
dificultades en adultos con TCA (Cardi et al, 2015) (Dapelo, 2017).
Sin embargo, aunque se ha estudiado el reconocimiento de emociones en pacientes con
TCA, todos los estudios que se han realizado hasta el momento solo han utilizado como
estímulos los rostros aislados. Es decir, los estudios que hay previos sobre reconocimiento de
emociones han sido solo faciales, obviando que las emociones cuentan también con un
componente contextual corporal. Aún así, tal y como es considerado por Aviezer en el 2009,
las expresiones faciales tienden a tener una influencia del contexto, tanto es así que en algunas
condiciones el contexto puede llegar a modificar la categoría emocional que reconocemos en
una expresión facial básica.
Con base a lo anterior, es relevante estudiar el reconocimiento de emociones no solo en
las expresiones faciales si no también a través de las expresiones corporales, pues como se
mencionó anteriormente, los estudios previos han dejado de lado el contexto en el cual se
encuentran dichas emociones. Además, al tratarse de estudiar las emociones en pacientes con
TCA, el contexto corporal cobra un peso mayor debido a que para este tipo de pacientes, debido
a sus antecedentes, su diagnóstico y los síntomas que presentan a causa del trastorno, el cuerpo
se vuelve un contexto problemático debido a que la percepción de éste se encuentra
distorsionada, tanto así que “la alteración de la imagen corporal más frecuente es la tendencia
a ver el cuerpo con un tamaño mayor que el real” (Vellisca et al, 2012).
Considerando estos antecedentes, la presente investigación tuvo como objetivo
principal evaluar el reconocimiento de emociones corporales y faciales en un grupo de
pacientes con TCA utilizando estímulos presentes en contextos congruentes y congruentes.
Como objetivos específicos mediante la investigación se estudió si existe relación entre la
duración de la enfermedad y el rendimiento en reconocimiento de emociones faciales y
corporales en pacientes con TCA; y se analizó si el contexto en el cuál se presentan las
expresiones faciales afecta el reconocimiento de emociones en pacientes con TCA.
Con este estudio se pretendió responder a las siguientes preguntas de investigación
¿Existen diferencias en el rendimiento en una tarea de reconocimiento de emociones faciales y
corporales entre pacientes con TCA y controles? ¿La congruencia del contexto (lenguaje
corporal) en el cual se presentan las expresiones faciales afecta de manera diferente el
reconocimiento de emociones en pacientes con TCA y controles? ¿Existe relación entre la
duración y severidad de los síntomas y el rendimiento en una tarea de reconocimiento de
emociones faciales y corporales en pacientes con TCA?
La ejecución de esta investigación representó un gran valor tanto académico como
teórico. En primer lugar, contribuye al avance en el abordaje y medición de procesos
psicológicos complejos, uno de los mayores retos de los métodos en psicología.
Específicamente, este proyecto tiene como relevancia el utilizar estímulos contextuales, en este
caso los cuerpos, para investigar el reconocimiento de emociones en pacientes con TCA
teniendo en cuenta los déficits que presentan en el procesamiento emocional y la percepción
distorsionada que tienen de su propio cuerpo. Por último, los resultados de este estudio aportan
al entendimiento de las alteraciones de la cognición social que presentan las pacientes con
TCA.

2. Materiales y método

Participantes: Se trata de un estudio en el cual participaron 60 mujeres que fueron divididas en


dos grupos; 30 mujeres con TCA y 30 mujeres pertenecientes al grupo control. El grupo de
pacientes lo conformaron mujeres con una edad comprendida entre 14 y 40 años, las cuales
fueron reclutadas a través de la institución Equilibrio (http://www.programaequilibrio.com) al
estar en una fase de tratamiento. Para el caso del grupo control se contactó a las participantes
mediante un muestreo por conveniencia por medio de las redes sociales, conocidos y familiares
de los investigadores.

Tabla 1.
Datos descriptivos de las pacientes y el grupo control

Descritpivos grupo.
Desviación
Desviación
Grupo N Media Error P
Estándar
Promedio
Escolaridad 0 17 15.941 2.200 0.534 0.145
1 26 14.058 3.474 0.681 0.746
Edad 0 17 22.941 2.968 0.720 0.084
1 26 24.192 7.595 1.489 0.009
IMC 0 16 22.171 2.715 0.679 < .001
1 19 20.168 3.770 0.865 0.001
Total_Eating Disorder
0 17 1.333 0.872 0.212 0.180
Examination_Questionnaire
1 16 4.529 1.619 0.405 0.425
Ineco Frontal Screening 0 17 23.735 3.231 0.784 0.923
1 26 24.577 2.115 0.415 0.113

Para el reclutamiento del grupo control se tuvo en cuenta que las participantes estuvieran
pareadas en sexo, edad y nivel educativo con las pacientes y que no tuvieran antecedentes de
trastornos psiquiátricos o neurológicos. Igualmente, tanto en el grupo de pacientes como en el
de participantes se excluyeron a mujeres que contaran con antecedentes de consumo crónico
de alcohol o sustancias psicoactivas y con un índice de masa corporal mayor o menor al normal.
Las participantes del estudio dieron el consentimiento y/o asentimiento (en caso de las
menores) para hacer parte del estudio. En el caso de las menores de edad lo primero que se hizo
fue contactar a sus padres y comentarles sobre el estudio, su objetivo, en qué consiste y se
respondió cualquier pregunta que estos tuvieran, una vez que los padres estuvieran de acuerdo
con el estudio estos firmaban el consentimiento y las menores el asentimiento. El proyecto fue
aprobado por el Comité de Ética del Departamento de Psicología de la Universidad de los
Andes y el Comité de Ética del Hospital Universitario San Ignacio (HUSI).

Instrumentos:

El INECO Frontal Screening (IFS) (Torralva, 2009) es un instrumento que se utilizó para
evaluar de manera general las funciones ejecutivas de las pacientes y el grupo control. Consiste
en una prueba que consta de ocho subescalas: a) series motoras: realizar la serie “puño, canto,
palma”; b) instrucciones conflictivas: golpear dos veces cuando el investigador golpee una
vez y golpear una vez cuando hayan dos golpes; c) control inhibitorio motor: golpear una vez
cuando el investigador golpee una vez y no golpear cuando hayan dos golpes; d) repetición de
dígitos atrás: repetir una cadena de dígitos en el orden inverso; e) memoria verbal de trabajo
(meses atrás): nombrar los meses del año hacia atrás; f) memoria de trabajo visual: repetir
una secuencia en una imagen con cubos de manera inversa; g) capacidad de abstracción
(interpretación de proverbios); explicar el significado de tres proverbios/refranes que se leen
h) control inhibitorio verbal: completar tres oraciones de forma correcta y lo más rápido
posible, luego completar otras tres oraciones con una palabra que no tenga relación semántica.
La puntuación máxima de esta prueba es de 30 puntos.

Prueba de reconocimiento de rostros y cuerpos: se utilizó una versión modificada de la tarea


propuesta por Aviezer et al., (2009). Este instrumento buscaba evaluar el nivel de
reconocimiento y distinción entre la emoción del rostro y la emoción del cuerpo. Para eso, los
estímulos de esa tarea incluyeron imágenes de modelos femeninas que buscaban transmitir
emociones básicas (tristeza, enojo, miedo, asco) a través de sus rostros o cuerpos. La prueba
está dividida en tres tareas (ver Figura 1):

Tarea 1 (Reconocimiento de rostros): Dentro de esta tarea se presentaron diez rostros


femeninos de manera aislada. La participante tenía que seleccionar la emoción que representara
el rostro.
Tarea 2 (Reconocimiento de cuerpos): En esta tarea se le presentaron diez cuerpos con las caras
enmascaradas. La participante debía seleccionar la emoción que creía que reflejaba ese cuerpo.
Tarea 3 (Reconocimiento de rostros y cuerpos): En esta última tarea, se presentaron rostros y
cuerpos bajo dos condiciones (i.e., congruente e incongruente). En la condición congruente, la
emoción del cuerpo era congruente con la del rostro. En la condición incongruente, la emoción
del cuerpo era incongruente con la del rostro. La participante debía seleccionar la emoción que
representara el rostro (Aviezer, 2009).

Este instrumento fue incluido en el estudio con el propósito de evaluar las capacidades de las
pacientes y del grupo control para distinguir entre la emoción que refleja el rostro frente a la
emoción que refleja el cuerpo. De este instrumento se obtuvieron cuatro puntuaciones:
reconocimiento de rostros, reconocimento de cuerpos, reconocimiento de contextos
congruentes y reconocimiento de contextos incongruentes. El rendimiento de las participantes
se evaluó a partir del porcentaje de acierto en las respuestas de cada una de las tareas.

Figura 1. Ejemplo prueba de reconocimiento de rostros y cuerpos

Cuestionario de examen de trastornos alimentarios (EDE-Q): es una escala que cuenta con 36
ítems y fue utilizada para determinar las actitudes alimentarias en los últimos 28 días que
presentaban las participantes. Este instrumento permitió evaluar creencias, cogniciones y
conductas desordenadas. Los ítems se agruparon en cuatro subescalas (restricción,
preocupación por la alimentación, preocupación por la forma, preocupación por el peso)
(Sterheinm, 2012). De este instrumento se obtuvieron cuatro puntuaciones: restricción,
preocupación por comer, preocupación por la figura y preocupación por el peso. También se
calculó el resultado total del EDE-Q. Este instrumento fue incluido en el estudio con el
propósito de evaluar en las pacientes el tipo de TCA que presentaban y la gravedad de los
síntomas que estaban experimentando. En el caso de los controles, el instrumento cumplió el
propósito de descartar que las participantes presentaran cualquier conducta relacionada con los
TCA.

Análisis de datos:
Se utilizaron pruebas t para analizar las dos primeras tareas de la prueba de reconocimiento de
rostros. Además, para las tareas 1 y 2, se realizaron ANOVAs mixtos, incluyendo la emoción
como factor intrasujeto y el grupo como factor intersujeto, con el fin de explorar si existen
diferencias entre grupos de acuerdo al tipo de emoción. Para la tercera tarea se utilizó un
ANOVA mixto de 2 (grupo) x 2 (condición: congruente-incongruente) x 5 (emoción). Se
utilizaron pruebas posthoc de Tukey para testear las interacciones entre los factores incluidos.

Para analizar los datos del EDE-Q y del IFS, se utilizaron pruebas t para comparar los
resultados entre el grupo control y las pacientes. Para evaluar la relación entre la duración y
severidad de los síntomas (determinados a partir del EDE-Q) y el rendimiento en la tarea de
reconocimiento de emociones faciales y corporales, se hicieron correlaciones de Pearson. Se
fijó un nivel de p<0.05 para todos los análisis. Para calcular el tamaño del efecto se utilizó d
de Cohen para las pruebas t y η2 para los Anova.

3. RESULTADOS.

Tarea 1: Reconocimiento de rostros.

Como se muestra en la Tabla 2, se encontraron diferencias significativas entre los grupos en el


puntaje total de la tarea de reconocimiento de rostros (t (1,41) = 3.02, p = 0.004, d = 0.94). El
grupo de pacientes presentó un rendimiento menor (M= 0.83, DE= 0.13) que el grupo control
(M=0.94, DE=0.062).

Tabla 2.
Puntajes totales obtenidos de la tarea 1 y 2.

Prueba t de muestras independientes


95% intervalo de confianza
de la diferencia
t gl p d de Cohen Inferior Superior
Total_fase1 3.023 41.00 0.004 ᵃ 0.943 0.293 1.582
Total_fase2 1.315 41.00 0.196 ᵃ 0.410 -0.210 1.025
Prueba t de muestras independientes
95% intervalo de confianza
de la diferencia
t gl p d de Cohen Inferior Superior
Total_fase3 1.845 41.00 0.072 0.575 -0.052 1.196

Nota. T-test.
ᵃ La prueba de Levene es significativa(p<.05), lo que sugiere una violación del supuesto de
varianza igual.

En esta tarea se observó un efecto principal de emoción en el rostro (F (1,4) = 5.53, p = <.001),
pero no hubo interacción entre la emoción y el grupo (F (1,4) = 1.01, p = 0.40). Esto quiere
decir que independiente de la emoción que se muestre en el rostro, las personas tienden a
reconocer mejor unas emociones frente a otras. Además, hubo un efecto principal de grupo (F
(1,4) = 9.13, p = 0.004), el cual muestra que las pacientes tienen respuestas menos acertadas
frente a estímulos de rostros.
Frente a esto último, se encontró que ambos grupos tuvieron un rendimiento menor a la hora
de reconocer la tristeza: grupo control (M= 0.88, DE= 0.21) pacientes (M= 0.69, DE= 0.34) y
el miedo: grupo control (M=0.91, DE= 0.19) pacientes (M=0.73, DE= 0.29).

Tarea 1
1.5
TCA
Control
1.0

0.5

0.0
Asco Tristeza Miedo Enojo Neutro

Figura A muestra el rendimiento en la tarea 1 de las pacientes y el grupo control.

Tarea 2: Reconocimiento de cuerpos.


No se encontraron diferencias significativas (ver Tabla 2) entre los grupos en el puntaje total
de la tarea de reconocimiento de cuerpos (t (1,41) = 1.31, p= 0.196, d = 0.41). Esto quiere decir
que el grupo de pacientes (M= 0.95, DE= 0.070) y el grupo control (M= 0.98, DE= 0.039)
tienen respuestas similares frente a estímulos de cuerpos.

En esta tarea se observó un efecto principal de emoción en el cuerpo (F (1,4) = 6.33, p = <.001),
pero no hubo interacción entre la emoción y el grupo (F (1,4) = 0.66, p = 0.61), ni tampoco
hubo efecto de grupo (F (1,4) = 1.73, p = 0.19). Esto quiere decir que independiente de la
emoción que se muestre en el cuerpo, las personas tienden a reconocer mejor unas emociones
frente a otras (Figura B).

Tarea 2
1.5
TCA
Control
1.0

0.5

0.0
Asco Tristeza Miedo Enojo Neutro

Figura B muestra el rendimiento en la tarea 2 de las pacientes y el grupo control.

Tarea 3: Reconocimiento de rostros y cuerpos.

No se encontraron diferencias significativas entre los grupos en el puntaje total de la tarea de


reconocimiento de rostros y cuerpos (t (1,41) = 1.84, p = 0.072, d = 0.57). Esto quiere decir
que el grupo de pacientes (M= 0.78, DE= 0.111) y el grupo control (M=0.84, DE=0.080) (ver
Tabla 2) tienen respuestas similares frente a estímulos de rostros y cuerpos.

Sin embargo al analizar las condiciones congruente e incongruente, se encontró que hubo un
efecto principal de condición (F (1,1) = 20.38, p = <.001), pero no hubo interacción entre la
condición y grupo (F (1,1) = 0.03 p = 0.85). Esto quiere decir que en general, independiente
del grupo las personas tienden a reconocer mejor en la condición de congruente que en la
condición de incongruente (Figura C).
Condición
1.5
TCA
Control
1.0

0.5

0.0
Congruente Incongruente

Figura C muestra el rendimiento en la tarea 3 de las pacientes y el grupo control en relación con la
condición (incongruente-congruente).

Además, se observó un efecto principal de emoción (F (1,4) = 11.53, p = <.001), pero no hubo
interacción entre la emoción y el grupo (F (1,4) = 0.33, p = 0.85). Hubo también un efecto de
grupo (F (1,41) = 5.12, p = 0.02), lo cual quiere decir que las pacientes tuvieron más
dificultades para reconocer las emociones en contextos congruentes e incongruentes que el
grupo control. Pero no hubo interacción entre los factores condición, emoción y grupo (F (1,4)
= 1.06, p = 0.37).

Condición*emoción
1.5
TCA
Control
1.0

0.5

0.0
Co ue tris o

ro
co rue tris a

ru e n jo
Co ure m a
co ue te o

Co gru te e do

ne o
co rue te e jo
co rue mi o
z
z
c
In gr en asc

te tr
ng nte ied

ng nt no
ng en no

ut
ng te te
ng nt te
ng nt as

n e

en eu
Co ng nte

e
e
co ue
n ru

n
In gr
n

n
Co

In
In

In

Figura D muestra el rendimiento en la tarea 3 de las pacientes y el grupo control en relación con la condición
congruente.

Se encontró también que hubo interacción entre la emoción y la condición (F (1,4) = 9.11, p =
<.001 (F (1,1) = 20.38, p = <.001). Esto quiere decir que en general, independiente del grupo
las personas tienden a reconocer mejor las emociones en la condición de congruente que en la
condición de incongruente (Figura D).
En particular, el grupo de pacientes presentó un rendimiento menor (M= 0.85, DE=
0.10) que el grupo control (M=0.91, DE=0.08) en la tarea de reconocimiento de emociones en
contextos congruentes. Igualmente, presentaron un rendimiento menor (M=0.76, DE= 0.12)
que el grupo control (M=0.82, DE= 0.09) en contextos incongruentes (Ver Tabla 3).

Tabla 3.
Datos descriptivos de condición y grupo
Descriptivos
Factor 1 Grupo Media DE N
Totalcongruente 0 0.918 0.081 17
1 0.854 0.107 26
Total_incongruente 0 0.821 0.096 17
1 0.764 0.129 26

Para resumir, en las tareas de reconocimiento de rostros aislados y rostros en contextos


las pacientes presentaron un rendimiento más bajo que las controles. Sin embargo, en la tarea
de reconocimiento de emociones expresadas por el cuerpo, no hubo diferencias en el
rendimiento entre ambos grupos.

Relación entre reconocimiento de emociones, funciones ejecutivas y variables clínicas.


No se encontró correlación entre la duración y severidad de los síntomas, determinado por el
EDE-Q, y las funciones ejecutivas, determinadas por el IFS (r=0.33, p=0.20). Con respecto a
la prueba de reconocimiento de rostros y cuerpos, tampoco se encontraron correlaciones
significativas entre el rendimiento total en la tarea 1 (r=0.03, p=0.91), la tarea 2 (r=0.21,
p=0.42) ni la tarea 3 (r=0.31, p=0.24) y la duración y severidad de los síntomas.

4. DISCUSIÓN
La presente investigación tuvo como objetivo principal evaluar el reconocimiento de
emociones corporales y faciales en un grupo de pacientes con TCA utilizando estímulos
faciales y corporales presentes en contextos congruentes y congruentes. Teniendo en cuenta
que los estudios que se han realizado sobre reconocimiento de emociones faciales en TCA han
demostrado que esta población tiene un déficit en el procesamiento emocional, y que hasta el
momento no se había reportado ningún estudio que investigue el reconocimiento de emociones
en un contexto, y más en un contexto que resulta ser problemático para las pacientes con TCA,
los resultados del presente trabajo constituyen un aporte relevante a este campo de estudio.
Tal y como se esperaba de acuerdo a los estudios realizados por Harrison (2009) y
Dapelo (2017), el reconocimiento de emociones en expresiones faciales (tarea 1) fue menor en
las pacientes que en el grupo control. Además de encontrar un rendimiento menor en las
pacientes también se encontró que al momento de evaluar el reconocimiento de emociones
faciales hubo un efecto de emoción, lo cual quiere decir que las personas tienden a reconocer
mejor unas emociones que otras. Las emociones en las que las participantes presentaron menor
rendimiento, independiente de si son controles o pacientes, fueron la tristeza y el miedo. En el
caso de la tristeza, estudios previos evidenciaban que las pacientes con TCA presentaban
dificultades a la hora de reconocer estímulos faciales con esta emoción (Tchunturia, Dapelo,
Harrison y Hambrook et al, 2015). Frente al miedo, un estudio previo encontró que las pacientes
con AN y BN presentaban dificultades a la hora de reconocer la emoción de enojo ya que esta
solía ser malinterpretada como miedo (Kuhnpast, Gramann y Pollatos, 2012). Esto podría dar
a entender que, así como el enojo se interpretaba como miedo, las pacientes podrían interpretar
la emoción de miedo como enojo y fallar en el reconocimiento de esta emoción.
En el caso del grupo control, los resultados frente a las emociones de miedo y tristeza
se deben a que, según un estudio previo, señala que en varias culturas las expresiones faciales
de miedo generalmente son más difíciles de reconocer que cualquier otra expresión (Milders et
al, 2003). Esto se debe a que, según un estudio realizado por Biehl (1997), a la hora de
reconocer las emociones faciales puede haber una superposición entre los significados
semánticos y afectivos de la emoción junto a otras alternativas de respuesta. En el caso del
miedo, Biehl (1997) explica que una respuesta que se da cuando se presenta este estímulo es
que la emoción representada en la expresión facial es la sorpresa y no el miedo.
Respecto a la tarea 2, los estudios que se han hecho sobre reconocimiento de emociones
en el cuerpo señalan que las claves emocionales no solo se encuentran en la expresión facial,
sino que también es posible inferirlas mediante el lenguaje corporal y los movimientos
corporales (Leiva, 2015). Sin embargo, al no haber estudios respecto al reconocimiento de
emociones corporales en pacientes con TCA y debido a la alteración de la imagen corporal que
tienen este tipo de pacientes, se esperaba que el rendimiento en la tarea de reconocimiento de
emociones en cuerpos fuera menor que el del grupo control y que, además, se obtuviera una
interacción entre la emoción que estaban reconociendo y el grupo (pacientes-controles). Sin
embargo, los resultados que se obtuvieron con la prueba mostraron que no hay diferencia entre
los grupos a la hora de reconocer las emociones en los cuerpos. Una posible explicación para
estos resultados es que, al ser el cuerpo un estímulo problemático para las pacientes con TCA,
debido a la percepción que tienen de su propio cuerpo, es mayor la atención que se presenta a
este estímulo que al rostro en si mismo. Por este motivo, se puede entender que las pacientes
hayan tenido un rendimiento similar en la tarea de reconocimiento de cuerpos que el del grupo
control.
Respecto a la tarea 3, varios estudios muestran que es posible identificar emociones con
suficiente precisión utilizando como información únicamente posturas corporales (Atkinson et
al., 2004), además también han demostrado que las expresiones faciales están influenciadas
por el contexto más de lo que se había asumido y bajo ciertas circunstancias, el contexto podía
cambiar dramáticamente la categoría emocional de la expresión facial (Aviezer, 2009). Siendo
así, a pesar de que hubiera una fuerte relación entre el reconocimiento de la expresión facial y
el contexto, se esperaba que el rendimiento en la tarea de reconocimiento de emociones en
condición (congruente-incongruente) fuera menor en TCA que el del grupo control.
Teniendo en cuenta esto, los resultados que se obtuvieron con la prueba mostraron que
hay diferencia entre los grupos en el rendimiento de la tarea 3, es decir que las pacientes
presentaban dificultades en la respuesta ante los estímulos en contexto congruente e
incongruente frente a las respuestas de los controles. Estos resultados pueden deberse a que,
como se mencionó antes, es posible que las pacientes con TCA presten mayor atención al
cuerpo al ser este un estímulo problemático, algo que podría dificultar el reconocer solo la
emoción del rostro una vez que se les da la instrucción de prestar atención solo a la emoción
que representa la cara de la persona.
No obstante, si se encontró que hubo interacción entre la condición y el grupo, lo cual
quiere decir que tanto las pacientes como el grupo control tuvieron un mejor rendimiento y
pudieron reconocer mejor las emociones cuando el contexto que se les presentaba era
congruente. Una posible explicación para esto es que, como Aviezer (2009) había mencionado
en su estudio, era posible cambiar la categoría emocional de la expresión facial si el contexto
en el cual se encontraba dicha expresión estaba bajo ciertas circunstancias. En este caso, como
el contexto correspondía a una emoción incongruente a la cual se presentaba en la expresión
facial (ej: rostro de enojo y cuerpo de asco) el nivel de rendimiento para ambos grupos fue
menor.

5. Limitaciones.
Una limitación que se debe tener en cuenta al interpretar estos resultados es que, dentro
de este estudio, solo se tomaron en cuenta cinco de las emociones básicas y cuatro de ellas con
una valencia negativa. Esto es relevante porque, no se sabe cuáles serían los resultados
obtenidos si la prueba incluyera emociones con valencia positiva, como la alegría, pues las
investigaciones previas de reconocimiento de emociones en TCA han utilizado también
pruebas en donde se incluyen emociones con valencia negativa y que han dado como resultado
un menor rendimiento para pacientes con TCA. Sin embargo, como estas investigaciones se
han realizado únicamente evaluando el reconocimiento de emociones en rostros, no se tiene en
cuenta el rendimiento a la hora de evaluar el reconocimiento en un contexto.
Una segunda limitación a tener en cuenta es el tamaño de la muestra, pues al contar con
sesenta participantes dentro de esta investigación no se puede asegurar que se este
representando a toda la población de TCA ni que sea una muestra significativa. Siendo así, para
futuros estudios sería pertinente volver a aplicar la prueba de reconocimiento de emociones
con una población mayor, esto con el fin de identificar si hay cambios en los resultados
obtenidos en esta investigación.
Una tercera limitación dentro del estudio es que no se subdividió al grupo de pacientes
según el diagnóstico, es decir, no se separaron las pacientes con AN de las que tenían BN o
incluso ambos trastornos. Siendo así, para futuros estudios sería bueno implementar esta
división con el fin de encontrar si puede haber diferencias significativas entre los resultados de
las pacientes con bulimia nerviosa frente a las pacientes que sufren de anorexia nervioso.
Como última limitación se tiene en cuenta que el estudio se hizo solo con mujeres, por
lo tanto no es una muestra en la cual se haya incluido a la población masculina que padece de
BN y AN. Debido a esto, se considera que para futuros estudios sería bueno incluir dentro de
la investigación a participantes masculinos que padezcan de TCA con el fin de identificar si
hay cambios en los resultados obtenidos dentro de la investigación.

6. Conclusión.

De acuerdo a los resultados obtenidos se puede concluir que las pacientes con TCA
presentan un rendimiento menor en el reconocimiento de rostros (tarea 1) y en el
reconocimiento de la condición (congruente e incongruente, tarea 3), pero no presentan
diferencias en el reconocimiento de cuerpos (tarea 2). Aun así, a lo largo de las tres tareas se
presentó un efecto de emoción por lo que es claro que, sin importar el grupo (pacientes-
controles), las participantes tienden a reconocer mejor unas emociones que otras. Además, se
encontró también que no hay correlación entre la duración y severidad de los síntomas de las
pacientes, determinado por el EDE-Q, y las funciones ejecutivas, determinadas por el IFS.
Este estudio ha sido el primero en buscar evaluar el reconocimiento de emociones en
contexto, en este caso siendo el contexto el cuerpo de las personas. Los resultados de este
estudio representan un aporte académico y son de utilidad en la comprensión de los dominios
de la cognición social, más específicamente, del procesamiento emocional de las pacientes con
TCA. De esta forma, los presentes resultados abren la puerta a futuros estudios que busquen
indagar con mayor profundidad en el reconocimiento de emociones utilizando un contexto
corporal y también una tarea de condición, en donde el contexto puede ser tanto congruente
como incongruente. Se sugiere que futuros estudios utilicen emociones con valencia positiva o
indeterminada (como la sorpresa) con el fin de comprender mejor la relación que hay entre el
procesamiento emocional y los TCA.

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