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CUlPA EN (�YD)

DERECHO PENAL
Marco Antonio Terragni

iJBR Investigaciones Jurídicas S.A._


345.0273
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T323d Terragni, Marco Antonio


Dolo y culpa em derecho penal / Marco An­
tonio Terragni.- 1".ed.- San José, C.R.: IJSA,
setiembre del 2013.

302 p. : 23 x 16 cm.
ISBN 978-9977-13-566-3

1. Dolo (derecho penal).


2. Culpa jurídica. ÍNDICE
1 Título.

Editorial Investigaciones Jurídicas S.A. PRESENTACJóN A LA SERJE "Maestros del Derecho" . . . .9

Consejo Editorial: CAPÍTULO PRIMERO: TEORÍA DEL DELITO . 11


§ 1. La teoría del delito en cuanto modelo de comprensión.. . 11
§ 2. Otras formas de concebir el delito .......... ... . 13
Dr. Walter Antillón Montealegre La construcción lógica n1ediante la división en categorías. . 13
§ 3.
Licda. Mercedes Solórzano Sáenz § 3.1. Acción (o conducta) .14
M.Sc. Ana Elena Carazo Gallardo § 3.2. Tipicidad. .... . 15
Lic. Rolando Vega Robert § 3.3 . Antijuridicidad.. . 15
Lic. Germán Cascante Castillo § 3.4. Culpabilidad. .15
Lic. David Alberto Fallas Redondo § 3.5. Resumen. .16
Lic. Fabián Volio Echeverría § 4. Causalismo. . . .16
Lic. Víctor Rodríguez Rescia § 5. Finalismo. . .. .17
Lic. Moisés Solano Mojica § 6. Funcionalismo.. . 17
§ 7. Bien jurídico ... . 18

la.]J
CAPÍTULO SEGUNDO: EL TIPO COMO ELEMENTO DE LA TEO-
investigaciones.juridicas.sa RÍA DEL DELITO . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
§ 8. Función .... . . .. ... .. ... .. . 21
§ 9. Importancia procesal de la tipicidad. . 23
§ 10 . Construcción compleja .. .. .25
Editorial Investigaciones Jurídicas S.A. § 11. Tipicidad y antijuridicidad.... . .. .27
§ 12. Tipo objetivo. .... . .. .. ... . . .29
Tel. 2226-8320 / 2226-6433 Fax: 2226-4118 § 13. Elementos subjetivos distintos del dolo. .29
www.investigacionesjuridicas.com § 14. Indicaciones sobre conocimiento o intención. .30
§ 15. Jndicaciones que excluyen el dolo eventual. . 31
E-mail: info@investigacionesjuridicas.com
§ 16. Expresiones que indican tendencias. .31
Apdo. 631-2010 Zapote, San José, Costa Rica §17. Animus...... ........... . . 34
§ 18. Situaciones subjetivas determinadas. .3 5
§ 19. Elementos objetivos o descriptivos. .37
© Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra. .3 9
§ 20. Medios ........ ...... ... .
6 MARCO ANTON/O TERRAGN/
DOLO )' CULJ� EN DEREC/JO PENAL 7
§�. Indicaciones sobre lugar, tiempo y modo de comisión. .44
§n Consideraciones generales sobre adecuación. .47 §60. La omisión: propia e impropia. .................. . 140
§n. Elementos valorativos. .................. .47 §61. Dolo eventual y error... ....................... 141
§M. Causalidad e imputación objetiva............ . .52 §62. Dolus generalis, delitos calificados por el resultado y dolo even-
§ �. lmputación objeHva del resultado.Origen y finalidad. .52 tual.143
§26. Juicio para identificar al autor........... .53 §63. Tentativa y dolo eventual.· ....... 145
§� Lo objetivo de la imputación objetiva. ...... .5 5 §64. Concursos y dolo eventual........ 148
§28. Posibilidad de previsión e imputación objetiva.. .56 §65. Participación criminal y dolo eventual. 149
§� Relación de riesgo (entre la conducta y la lesión). .57 §66. Delitos de peligro y dolo eventual. .. 151
§30. Tipo e imputación objetiva.. .58 §67. Cuestiones procesales: la prueba del dolo eventual.. 153
§TI. Falta de tipo y atipicidad .. .60 §68. Los indicadores del dolo................. 159
§�. Error de tipo .......... .63 §69. La conducta precedente al hecho punhial que es materia del proceso. .159
§70. La especial aptitud de los medios para producir el resuliado lesivo. .1 59
CAPITULO TERCERO: ESTRUCTURA DEL TIPO DEL DELITO DO- §71. El conocimiento situacional (el correcto conocimiento de las cir­
LOSO ................................ .6 5 cunstancias gue conforman la situación en la que se lleva a cabo
§33. Dolo: concepto. ..................... .6 5 un determinado cmnportamiento).Las transn1isiones y exterio-
§34. Necesidad de elaborar una teorfa unitaria del dolo.. .70 rizaciones del conocimiento ..................... . 161
§35. Contenido del dolo............... .72 §72. Análisis de hipótesis de hecho y de las respectivas decisiones
§36. El componente cognitivo del dolo. ..... .'. .72 judiciales................... 163
§37. El cunocimienlo como proceso psicológico. .73 § 73. E] vuelo de bautismo" ..........
11 1G4
§38. Contenido.• .... .74 §74. "La carga explosiva adherida al cuerpo" 170
§3 9. La coconsciencia. ............... .77 §75. "Los disparos sin dirección precisa". 173
§40. Formación.................... .80 §76. "La persecución fatal" ......... 176
§41. Conocimiento ach.rnl y conocimiento potencial. .81 §77. "El bebé sacudido" .......... 180
§42. La valoración jurídica del conocimiento: El conocimiento como § 78. Conclusiones sobre el dolo eventual 187
componente del dolo............... .......... .83 §79. El error sobre las circunstancias del tipo objetivo: in persona,
§�. La teoría del conocin1iento como único con1ponente del dolo.. .83 aberratio ictus, dolus generalis. .................. . 189
§M. El componente volitivo del dolo. .86
§�. Voluntad y deseo. . ........... .88 CAPÍTULO: CUARTO ESTRUCTURA DEL TIPO DEL DELTTO CUL-
§46. Voluntad e intención. . ......... .88 POSO ...................... 191
§� La valoración jurídica de la voluntad.. .89 §80 . Conducta típica.El concepto culpa........ 191
§48. Imputación objetiva y dolo. .90 § 81. Culpa civil y culpa penal. ........... . 191
§�. Asunción del riesgo y dolo. . 95 § 8 2. Núcleo del tipo: Problemática del verbo causar. 194
§50. El tipo del delito doloso. .. .99 §83. Complementos normativos. .......... . 195
§51. Tipo subjetivo......... 100 §84. Delitos culposos y delitos de riesgo... ..... 197
§� El dolo y sus clases.Dolo directo y dolo de consecuencias nece- §8 5. Delitos culposos y delitos de infracción de un deber especial. 198
sarias ..... . 100 §86. La conducta desviada. ...................... 199
§53. Dolo eventual. 101 § 87. Consideraciones sobre la omisión. La culpa como un caso parti-
§54. Antecedentes. 105 cular de omisión. . ...................... 200
§ 5 5. Recklessness en el derecho anglosajón.................108 §88. Causalidnd e imputación objetiva del hecho por omisión. .... 202
§56. Criterios diferenciales entre el dolo eventual y la culpa consciente.. 111 §89. lmprudencin y omisión impropia................... 203
§57. Teorías. ..... .... ....... . . . .. . ......... 13 3 § 90. Violación del deber de cuidado.Deber ele cuidado objetivo y
§58: Adecuación típica del hecho cometido con dolo eventual. .. 136 subjetivo ............................. 207
§59. ¿Todos los delitos pueden ser cometidos con dolo eventual?. 137 §9'1. �l cuicloc!o debido ¿pnutn general o exigencia incliviclual? 2]]
8 MARCO ANTONIO TCRRAGNI

§93. El baremo del hombre ideal. .......... 212


§94. El tipo abierto.Normas espedficas................. 213
§ 95. Relaciones entre deber de cuidado y las paulas iriodernas de im-
putación objetiva........................... . 214
§96. lncremento del riesgo.Riesgo permitido.............. . 216
§97. Concreción del riesgo jurídican1ente desaprobado en el resul-
Lado.................................. . 219
§ 98. Fin de protección y ámbito de prol1ibición de la norma ..... . 219
§ 99. Comportamiento alternativo conforme a derecho.La conducta
desviada................................ 223
§ 100. Cursos causales hipotéticos .................... 223 PRESENTACIÓN A LA SERIE
§ 101. Resullado.El delito culposo como delito de resultado material 228 "Maestros del Derecho"
§ 102. Deber de cuidado e imputación objetiva .. 229
§ 103. Desvalor de acción y desvalor de .resultado ........... 230
El resullado como elemento del tipo................ 234
Hace más de veinte años, recién se implementaba la Ley de
§104.
§105. El acaecer del efecto como consecuencia del incremento del la Jurisdicción Constitucional en Costa Rica, se creó Investigacio­
riesgo ............... . ..236 nes Jurídicas S.A., una novel editorial cuyo objetivo esencial era
§ 106. Resultado y pena.......... 237 fomentar el debate jurídico al incentivar a juristas costarricenses
§107. Tipo e imputación objetiva .... .237 a escribir ensayos, tratados, libros y compilaciones jurídicas que
§ 108. Causalidad e imputación objetiva . 239
§ 109. Determinación estadística ..... .240 sirvieran como insumos para la enseñanza del Derecho, pero tam­
§110. El empleo de criterios de imputación objetiva ¿permite prescin- bién como estrategia generadora de doctrina nacional.
dir de la comprobación del nexo causal? ..... . 241
§111. La doble constatación de la tipicidad ........ 244 En más de dos décadas de trabajo, gracias a la complicidad
§ 112. Tipo objetivo y causalidad en las figuras culp osas. 245
§ 113. Posibilidad y exigencia de evitar y acción..... . 247
de nuestros juristas colaboradores, pero especialmente a la aco­
§ 114. Posibilidad y exigencia de evitar y tipicidad ... . .247 gida sostenida de nuestros lectores, nos hemos planteado dar un
§ 115. Posibilidad y exigencia de evitar, individualmente conside- salto cualitativo. Con la madurez alcanzada nuestra meta ahora
radas ............ ................ ... 249 es complementar un nuevo sello por medio de la creación de la
§ 116. Posibilidad y exigencia de prever.La previsibilidad como com- colección "Maestros del Derecho", una invitación para aquellos y
ponente subjetivo del tipo............. . 249
§ 117. Previsibilidad objetiva y previsibilidad subjetiva 250 aquellas juristas de reconocida trayectoria nacional e internacio­
§ 118. Previsibilidad y principio de confianza . 252 nal cuya probada huella creativa doctrinaria debe quedar docu­
§ 119. Conocimiento y capacidades especiales. 253 mentada en publicaciones que hagan perdurar ese conglomerado
§ 120. Capacidad superior no empleada 254 de pensamiento jurídico que ha ido consolidando reformas lega­
§ 121. Capacidad insuficiente ........ . 257
La teoría de los dos baremos ...... 257
les, jurisprudencia progresiva y seguridad jurídica desde líneas
§ 122.
§123. Dolo y culpa: coincidencia y diferencia 259 jurisprudenciales que han hecho de Costa Rica un Estado Social
§124. Objetividad y subjetividad en la culpa punible. 260 de Derecho.
§ 125. ¿Tipo subjetivo o elementos subjetivos? 26 1
§ 126. Tipicidad y culpabilidad......... 263 Son esas mismas maestras y maestros quienes han creado "es­
§ 127. Problemática de la culpa inconsciente. 265
§ 128. La culpa como residuo del dolo 267 cuela" en nuestro país y que han hecho de nuestra literatura jurí­
dica un procluclo ele exportación que se emula en otros países de
Bibliografía ............... . 271 Centroan161-icn V ,rnís nllá. No obstnnte esn excelencia académica
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10 1Vl,rnco ANTONIO Trntv.GNI

Derecho en nuestros países. La ca,·cncia ele libros cspccialiwclos


y los altos precios ele bibliografía inlermicional, también repre­
sentan debilidades en la formación ele profesionales en Derecho a
corto y mediano plazo.

No somos tan pretenciosos ele creer gue esta nueva colección


resolverá las deficiencias en el sistema del estudio del Derecho,
pero sí creernos que podemos ser parte ele un encadenamiento de s
CAPÍTULO PRIMERO
factores que confabulen para mejorar la calidad de la literatura ju­
TEORÍA DEL DELITO
rídica nacional con un impacto positivo a largo plazo. De ahí, que
será la primera colección de producción jurídica superlativa en
§ l. La teoría del delito en cuanto modelo de comprensión
que sus autores y autoras serán profesores, académicos, litigantes,
jueces y juezas que han demostrado no sólo una acumulación de
La palabra teor(a tiene como una de sus acepciones la ele co­
años de experiencia jurídica rnuy valiosa, sino gue además hayan
nocimiento especulativo considerado con independencia de toda
realizado aportes doctrinarios novedosos y cualitativos que, sin
aplicación.
importar la edad, los potencia corno verdaderos maestros forma­
Para lo que interesa en orden a caracterizar la Teoría del delito
dores de pensamiento e impulsores de cambio.
es válido hablar de conocimiento especulativo porque quienes se
dedican a construirla argumentan, debaten entre síy procuran per­
En este lanzamiento de nuestra colección estelar, Investigacio­
feccionar las conclusiones; o sea, el edificio científico gue levantan.
nes Jurídicas sé engalana de presentar la obra del maestro Marco
En cuanto a que ese conocimiento sea considerado con inde­
Antonio Terragni titulada "DOLO Y CULPA EN DERECHO PE­
pendencia de tocia aplicación eso no ocurre con la Teoría del deli­
NAL". Este libro atestigua ese sueño por sumar esfuerzos para
lo, que la tiene, y muy importante, como que hace predecibles las
subir el piso en la calidad ele "formar" escuela jurídica en Costa
decisiones judiciales. Coincidiría, entonces, con otro de los signifi­
Rica e invitamos a los lectores y lectoras a ser parte del proyec­
cados ele la palabra teoría en cuanto a que las consecuencias ele las
to gue, en realidad, es una propuesta-país gue va más allá del
hipótesis se aplican al núcleo del Derecho Penal.
mundo jurídico para integrarse con propuestas más holísticas por
Por último, la voz teoría identifica una serie de leyes que sir­
construir oportunidades de desarrollo humano.
ven para relacionar determinado orden de fenómenos. En nuestro
caso, esas reglas establecen un vínculo entre la conducta que puede
Les invitamos a ser parte de esta iniciativa y agradeceremos
adoptar el hombre en sociedad, su apreciación por el legislador, la
siempre el sentido crítico con gue el público general reciba esta
valoración que de ella se hace y la descalificación -si correspondie­
nueva colección. Prometemos mejorar con su apoyo y realimen­
se-del sujeto que la ha adoptado: ello, como fundamento del cas­
tación.
tigo que se le infringirá.
Cabe destacar que estos estudios son generales, pues se aplican
a descubrir qué es el delito en un sentido genérico; es decir, partien­
LJC. EUGENIO VARGAS CHAVARRiA
do de la Dogmática (que es la reconstrucción científica del Derecho
Director
positivo vigente) para que las conclusiones sean aplicables a todos
los cielitos; no a uno o algunos ele ellos en particular. Esto explica
y
12 MM:Co ANTONIO TrnNAGN!
lJOLO Y CULPA [.N D[JU:Cl-10 /'ENAL 13
que el nacimiento de la teoría del delito sea relativ,rn1enle recien­
te (las cuatro categorías -o elementos-que hoy siguen utilizándose delito en partícula,· (homicidio, robo, violación, etc.) sino ele las con­
. tienen su origen en el primer cuarto del siglo XX), pues así como diciones básicas y comunes a tocias las infracciones de esa índole.
. los primeros códigos penales no tenían Parte General, tampoco la
doctrina de esa época había hecho abstracciones, sino que se cefiía § 2. Otras formas de concebir el delito
a la explicación de cada delito o de algunos grupos de ellos.
Para elaborar la Teoría del delito se emplea el método de inves­ Í'
,¡:;J
Sin embargo el método analítico ele la Teoría del cielito no fue
tigación analítico: descompone la representación totalizadora (el \;
;., la única forma ele abordaje. En un período histórico caracterizado
delito) en sus partes o elementos constitutivos. Se apoya en la idea por la existencia de un régimen autoritario y en un ámbito deter­
de que para conocer un fenómeno es necesario separar los princi­ minado -la Alemania nazi-ese modelo foe cuestionado colocando
pios, sin perder de vista las relaciones que guardan entre sí y con en su lugar conceptos totalizadores, entendiendo por delito tocio
el todo. Con el hallazgo de categorías y sus enlaces le da forma a aquello que reúne una sola condición o característica. Por ejemplo:
un sistema, el que debe guardar absoluta coherencia pues si no la delito es cualquier acontecimiento ofensivo para los intereses comu­
tuviese caería la estructura, como le ocurre a un castillo de naipes nitarios, la lesión del sentimiento popular, etc. Esta visión se opuso
cuando alguno le hace perder el equilibrio. La necesaria solidez de a sostener la tipiciclacl y la distinción ele ]os caracteres del cielito.
todas las piezas no siempre se consigue y esta es la razón (la debi­ Quienes propugnaban ese enfoque contrario al liberal argu­
lidad de algunos razonamientos, aparte de las d.iferentes concep­ mentaban que la atomización del fenómeno real ele cielito, exage­
ciones filosóficas de sus expositores) por lo cual no existe una úni­ rada en demasía, originaba construcciones totalmente contrarias a
ca Teoría del delito, sino varias, que se disputan la preen1inencia la realidad; sobre todo a las necesidades que, con total arbitrarie­
mediante novedosos argumentos que tienen la virtud de perfec­ dad, proclamaban los juristas nazis.
cionar continuamente el Derecho Penal para lograr mayor seguri­ Por el contrario, para mí es innegable, que la exacta división de
dad jurídica, persiguiendo una aplicación racional de la ley penal. las categorías componentes del cielito reafirma la índole liberal de
Se trata de parámetros al que debe ajustarse el juez para que, nuestro Derecho Pena], en el sentido ele lin1itar el poder punitivo
dado un hecho, éste merezca el mismo tratamiento que los simila­ del Estado a lo que legalmente corresponde conforme a los prin­
res, que han tenido lugar con anterioridad. Estas herramientas las cipios constitucionales.
ofrece la Teoría del delito, la cual examina los aspectos objetivos y El juez deberá preguntarse si hay acción, tipicidad, antijuridi­
subjetivos generales identificando elen1entos (por lo general cua­ ciclad, culpabilidad. Si la respuesta es negativa no existirá delito.
tro: Acción, Tipo, Antijuridicidad y Culpabilidad) cada uno de ellos Para el caso contrario, estas conductas se considerarán asimilables
con su respectivo contenido. Luego el intérprete estudiará si con­ a los hechos definidos por el legislador. Si se da la conjunción de
curren o no en el suceso que será el objeto de su decisión.
]os elementos, el magistrado debe resolver que e]·clelito ha existido
En síntesis: La Teoría del delito es un sistema, que mediante la
y proceder a aplicar el castigo que le corresponde a 1 autor.
determinación de categorías, establece cuáles son los presupues­
tos jurídico-penales, de carácter general, que deben concurrir para
establecer la existencia de un delito y la culpabilidad del autor; es
§ 3. La construcción lógica mediante la división en categorías
decir, permite resolver cuándo un hecho es calificable como delito
y el autor punible. Todo intérprete, con mayor razón si desempefia una función
Este instrumento, creación de la doctrina (pero basada a su vez jurisdiccional, debe utilizar la Teoría del delito -sea cual fuese la
en la ley) no se ocupa de los elementos o requisitos específicos de un orientación que Je parezca adecuada-pues en todo caso que se pre­
sente a su consideración tendrá que comprobar primero (el <lesa-
14 1\ilAJ�CO ANTONIO Trn!�AGNI
..
*\DAJ&�,("/<'.)
DOLO l' CULJ� CN OEI<W/0 l'ENAL

rrollo es estratificado y progresivo, de forma tal que no es dable irt:· .,¡. ** t


alterar el orden ni analizar el siguiente elemento si el nnlerior no
§ 3.2. Tipicidad
':,¡f es13LIO,r:c ---�
concurre) que alguien obró en forma voluntaria (Acción), que esa Es la adecuación del hecho del hombre a la des�ripfió_�l-1 egaJ A en
manera de actuar está contemplada por la ley como delito (Tipici­ _ _ _ .
de la conducta que constituye un dehto. La proh1b1c10n d�ecutar,
dad), que no estaba legalmente ,rntorizada (Antijuridicidad) y que -o el mandato de adoptar-un comportamiento ejercido con r;joJQ..o,
es posible formularle al autor un reproche (Culpabilidad). con ct1lpa. Por lo tanto, cuando una forma de actuar se ade�uci -�· · ·
alguno de los tipos legales previstos por la ley penal, se trata de
§ 3.1. Acción (o conductn) una acción típica.
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ít
En principio es preciso delimitar el concepto tipo, entendiendo
En Derecho Penal con estas palabras se alude a la manera en por tal al conjunto de los elementos que da cómo resultado saber
que un ser humano procede en una situación determinada. de qué delito se trata el que se estuviese analizando. Cuando el
Las opiniones doctrinarias no coinciden en cuanto a su natura­ juez encuentra que a un hombre se le puede adjudicar una acción
leza. Así, por ejemplo y partiendo de las ideas de VVelzel, se habla -porque no existen factores que ]a excluyan-lo que inmediatamen­
de un hacer voluntario final. te hace es analizar si ese comportamiento se adecua a alguno de
De esta caracterización es preciso analizar las tres palabras: los modelos de hechos a los que el legislador le asigna penas, ya
Por lmcer no debería entenderse solamente el aspecto positivo: sea que estén ubicados en la Parte Especial de] Código Penal, en
el empleo de fuerza para ejecutar, para poner en obra, pues tam­ las leyes penales especiales o en las leyes comunes que contengan
bién comprende la inactividad. Es decir, la situación en que se ha­ preceptos de esta índole.
lla el hombre cuando se abstiene de realizar lo que de él se espera.
Esto dicho sin perjuicio de que la exigencia de hacer o no hacer es § 3.3. Antijuridicidad
una cuestión relativa a cómo están estructurados los distintos ti­
pos penales, pues las normas subyacentes pueden ser prohibitivas Es la contradicción de la acción prohibida con el ordenamiento
o imperativas. jurídico, que puede no darse cuando la conducta típica está ampa­
El adjetivo voluntario obedece a la necesidad de distinguir ca­ rada por alguna de causales de justificación, previstas específica­
sos en que el sujeto pudo -porque no concurrieron impedimentos mente por el mismo Código Penal o por aplicación de preceptos
externos ni fisiológicos-adoptar una postura distinta. En síntesis: provenientes de otras ramas del Derecho. Pueden ser el estado de
cuando se resuelve que hay acción es porque se trata de un com­ necesidad, el ejercicio legítimo de un derecho, autoridad o cargo
portamiento evitable. y la legítima defensa; propia o de terceros.
En cuanto a la indicación final está muy controvertida ya que La tipicidad cumple una función indiciaria de la antijuridici­
supone que, al adoptar la conducta que tornó estaba procurando dad: la acción típica es antijurídica, salvo que concurra una cir­
llegar a conseguir algo. cunstancia -recogida por la ley- que enerve la posibilidad de con­
Hay que agregar el calificativo hu111nno porque, en principio, al siderarla ilícita.
Derecho Penal tradicional le importan las obras del hombre. Por
lo cual se deja de lado, momentáneamente, la responsabilidad de § 3.4. Culpabilidad
las personas jurídicas.
Es el juicio de reproche que se le forrnula al autor de un he­
cho típico y antijurídico porque, pudiendo adecuar su conducta a

·16 /vlAIKO ANTONIO '/'r.RNAGNI
Doto Y CULPA EN DER[Cl 10 PENAL 17
la norma, no Jo hizo. La culpabiliclacl falta por causas c¡u8 hacen
anormal el proceso ele motivación del autor ele un hecho lesivo. ele valor negativo. La Lipicidad la concibe como una descripción
Estas razones impiden aplicar pem1 no obstante que la conducta objetiva externa de la conducta prohibida por el legislador. La an­
siga siendo indeseable para el Derecho. En términos generales y tijuridicidad es el enfrentamiento entre el hecho y el Derecho. La
sin perjuicio de las distinciones que es necesario hacer (algunas ele culpabilidad es la relación subjetiva entre el autor y el hecho que
las cuales obedecen a diferencic1s entre los ordenamientos positivos se traduce en dolo o culpa.
de los distintos países, son causas que excluyen la culpabilidad el Siguen este esquema, esta primitiva Teoría del delito, los pro­
error de prohibición, la coacción y el miedo insuperable. gramas de Derecho Penal de algunas Universidades latinoameri­
canas, aunque un gran número fue paulatinamente plegándose
§ 3.5. Resumen al modelo finalista que propugnó originariamente Hans Welzel.

Para determinar en cada caso concreto si hubo o no delito y si § 5. Finalismo


corresponde o no aplicar pena, es preciso conocer si hubo acción,
si la acción es típica, si la acción típica estuvo o no justificada, y La idea injusto perso11al surge en el ámbito del modelo finalista
si el autor es o no reprochable. Todo e11o a partir de lo que dice la 'f del delito. La idea básica es la acción, no corno un acontecer me­
ley: que en esto consiste la Dogmática. Por supuesto que la ver­ ramente externo, sino que el hombre se propone conseguir algo y
dad absoluta no existe y ésta es la razón de que la Ciencia del De­ elige los medios para lograrlo. De allí se desprende que en todo
recho progrese, afinando y perfeccionando los conceptos-que ela­ tipo penal hay algunos elementos objetivos y otros subjetivos. Es­
bora. Lo irnpo1:tante -corno siempre-es que la decisión que adopte tos últimos en forma de dolo o en forma de culpa. Por ende, el
el magistrado sea justa. cambio sustancial que se produjo en la Teoría del delito, tal como
Welzel la concibió, consiste en c¡ue el dolo y la culpa, que son for­
§ 4. Causalismo mas o especies de la culpabilidad para el causalisrno se trasladan
al elemento Tipicidad en el finalismo.
Los términos injusto o ilícito son sinónimos. Se refieren a la
conducta que es típica y antijurídica. Vale decir, el injusto es una § 6. Funcionalismo
suerte de concepto amplio que tiene dos niveles, el de la tipicidad
y el de la antijuridicidad. En esta corriente se destacan el funcionalismo moderado, que
La idea injusto causal irrumpe en un momento del pensamien­ se expresa en las ideas de Claus Roxin y el funcionalismo sistén1i­
to científico caracterizado por el uso del método empírico, por la co al que se identifica con el pensamiento de Günther Jakobs. El
experimentación; por apuntar a todo aquello que es de medición meollo de esta manera de entender la cuestión perra] radica en reco­
o de cuantificación. Todas las investigaciones buscaban a fines del ger los aportes que provienen de la Sociología (de allí su adopción
siglo XIX parecerse a la física, corno comprobación naturalística de la teoría de los roles) y utilizarlos para amalgamar la realidad
que da credibilidad y jerarquía a los conocimientos organizados con la forma; esta última proporcionada por el Derecho positivo
en un área determinada. vigente en cada ámbito. Imagina un sistema abierto a las pautas
Así puede entenderse que en el Derecho Penal esa corriente provenientes de la Política Criminal. En este sentido, el Derecho
de pensamiento entienda la acción como un movimiento físico Penal que cumplir una finalidad predominantemente preventiva.
que realiza el autor del delito y que se concreta en un resultado Como la sociedad se organiza mediante normas el ordenamien­
to jurídico penal tiene la específica misión de velar por la subsisten-
rn J\11.AUCO J\NTON/0 'J'J;Il/{AGN/
001.0 Y CULPA EN DENEC/10 l'ENt\l 19
cia de tales nornrns y, por tan lo, ele cuidar Ja subsislencia misma ele
la sociedad que se apoya en ellas, y del orden social conformado, o pe1judique a otro. Lo que el Estado puede proteger mediante la
ele lo que deriva, en última instancia y ele forma mediata, que la amenaza de pena, elevando el interés a la categoría de bien jurídi­
identidad y el carácter de los individuos también resultarán pre­ co es el orden y la moral públicos, así como la expectativa de una
servados por el Derecho penal, y por ello en la medida en que si la persona de no resultar afectada por las conductas ajenas.
sociedad resulta protegida por el Derecho penal, también lo serán El legislador no puede estipular como delito otra cosa, distinta
éstos. Cuando se violan las normas jurídicas se produce una de­ o que exceda lo que dispone el principio que he recordado.
cepción que exige la reafirmación de las expectativas defr audadas, Por ello, la discusión doctrinaria actual en el sentido de que un
y congruentemente con ello el fin del Derecho Penal es la estabili­ sector del pensamiento jurídico-penal deja de lado la importancia
zación del mismo sistema social mediante la estabilización de las del bien jurídico para poner el acento, exclusivamente, en el llama­
normas en el referido sistema, de manera que la imputación deri­ do "desvalor de acción", carece de sustento constitucional: No es
vará de la infracción de la norma en cuanto infracción de las ex­ constitucionalmente válido que un texto legal amenace con castigo
pectativas sociales. La pena es así la demostración de la vigencia sólo la acción (entendiéndola como referida a la mera desobedien­
de la norma a costa de un sujeto competente. Todos los individuos cia). Si no hay un bien jurídico identificable, la ley que se dictase
que forman la sociedad tienen atribuidos unos determinados ro­ sería inconstitucional.
les que generan a su vez determinadas expectativas en los demás. Lo anterior no excluye que en muchos preceptos el legislador
De esta suerte, cada uno de los sujetos que conforman la sociedad atienda simultáneamente al "desvalor del acto" y al "desvalor del
son garantes de que las expectativas existentes acerca ele ellos no resultado". Lo hace, por ejemplo, cuando castiga la tentativa y vin­
se vea.n frustra.das. cula la penalidad no sólo a la intención sino con el bien jurídico
concreto que se vio amenazado; ello, para establecer una sanción
§ 7. Bien jurídico vinculada al tipo penal del respectivo ataque. Incluso rnando al­
guna legislación impone un sistema de sanción especial para el
Entiendo por bien un interés, un valor positivo, que al ser te­ llamado "delito imposible" (artículo 44 CP argentino), es dado ar­
nido en cuenta por la ley, considerándolo digno de protección, ob­ gumentar que no está castigando la mera peligrosidad, derivada
tiene el calificativo jurídico. de la intención, sino que la eventual sanción está relacionada con
Así, los diferentes títulos de las Partes Especiales de los Códi­ el bien jurídico al que podría haber puesto en riesgo la tentativa,
gos Penales llevan en su encabezamiento el nombre del bien ju­ si hubiese sido idónea.
rídico protegido: delitos contra la "vida", contra el "honor", etc. Habrá tipicidad siempre que el bien jurídico que la norma pro­
La idea bien jurídico cumple funciones en el Derecho penal tege, hubiese sido efectivamente afectado o puesto en peligro. Esto
constitucional: Ninguna norma que el Estado dicte, puede exceder no ocurre cuando el daño o el peligro ocasionad-os hayan sido de
el marco de atribuciones que le fija la Constitución nacional cuan­ tan escasa entidad que no constituye un verdadero ataque. La doc­
do determina que las acciones privadas que no dañen la moral o trina, y la jurisprudencia, han hecho aplicación de esta idea, po­
el orden públicos, o que no pe1judiquen a terceros, están fuera de niéndole el rótulo Teoría de la insignifica11cia 1 .
la acción de la ley. Ningún habitante de la Nación será obligado El tema está vinculado a la sistematización de la Parte Especial
a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no pro­ de los códigos penales, pues ésta constituye el catálogo de los de-
híbe. De manera tal que al legislador le está vedado prever corno
1 Asf la apropiación de un fósforo, de una cc1ja que se encuentra sobre el mostra­
delictiva una acción que no ofenda al orden y a la moral públicos dor de un bar, no constituirá delito de hurto porque el dueño no verá gravemente
afectado su patrimonio.
J,;¡;.
20 M.tlnCO ANTONIO TrnnAGNI
..
litos y de sus penas. Sus distintos títulos agrupan las infrncciones
según sea el bien jurídico predominantemente afectado. Esto no
quita que algunas disposiciones hablen acerca de conductas que
simultáneamente afectan distintos intereses, llevados por el legis­
lador a la categoría de bienes jurídicos. En esos casos, el intérprete
tiene que distinguirlos claramente pues según sea la conclusión que
extraiga acerca de cuáles son los protegidos en esos casos, mayor
o menor será la extensión que le dé a la prescripción legal y, en Sll
caso, ello determinará una correcta, o incorrecta resolución del caso.
CAPÍTULO SEGUNDO
EL TIPO COMO ELEMENTO DE LA TEORÍA DEL DELITO

§ 8. Función

El principio de legalidad consagrado en la Constitución na­


cional 2 exige que las acciones estén estrictamente descriptas como
condición básica para que el ciudadano pueda ser obligado a cum­
plir los mandatos legales bajo amenaza de sanción. Solamente así
puede tenerse por cubierta la exigencia de ley previa que contiene
la mencionada norma.
El tipo penal tiene por función la de vincular los distintos ele­
mentos del delito, subordinándolos a él. No es posible desarrollar
ahora la historia del descubrimiento de este rol, pero para el estu­
dio de la Parte Especial es importante tener en cuenta la tarea de
selección de acciones que implica la formulación legal, las relacio­
nes entre tipicidad y antijuridicidad, y la distinción que a través de
los tipos se produce entre acciones dolosas y culposas.
Esa concatenación de los caracteres del delito, y el amplísimo
desarrollo que el elemento tipicidad ha tenido a partir de las pri­
meras indagaciones de Beling, permite clarificar distintas institu­
ciones penales, como por ejemplo: establecer el concepto de tentati­
va, permitiendo según una de las concepciones usuales, distinguir
los actos preparatorios de los ejecutivos (ya que en los últimos el
2 Artículo 39 C.N. de Costa Rica: A nadie se hará sufrir pena sino por delito, cuasi­
delito o falta, sancionados por ley anterior y en virtud de sentencia firme dictada
por autoridad competente, previa oportunidad concedida al indiciado para ejer­
citar su defensa y mediante la necesaria demostración de culpabilidad.
No constituyen violación a este artículo o a los dos anteriores, el apremio corpo­
ral en materia civil o de trabajo o !as detenciones que pudieren decretarse en las


insolvencias, quiebras o concursos de acreedores.
22 MARCO ANTONIO TERRAGNJ
.. Dow Y CULPA EN Drn[Cl-10 />[NAL 23
sujeto comienza a penetrar en el núcleo del tipo); aclarnr la unidad
El dictado de leyes que contienen y configuran tipos penales,
del acto en las acciones complejas; solucionar los easos de concur­
no solamente sirve para proteger la libertad de los ciudadanos y
so aparentes de leyes, etc.
resguardar la seguridad general, sino que cumple una función di­
También las derivaciones de la idea original (tal el Leibild o fi­
dáctica al indicarles a sus destinatarios cuál es la conducta exigida.
gura rectora) hacen notar la unión que generalmente se da entre
Ello provee simultáneamente una educación moral, siempre que
determinado tipo de injusto y una especial característica subjeti­
la ley respete los requerimientos de la justicia.
va, demostrando que existe un tipo básico en torno del cual giran
La función didáctica de la legislación no está suficientemente
todos los casos que agregan un matiz especial. Así habrá distintas
aprovechada en los días que vivimos. Lamentablemente en algu­
manifestaciones captadas por la ley del hecho de apoderarse ile­
nas latitudes geográficas están distantes los tiempos en que los pri­
gítimamente de una cosa mueble ajena (las que acarrearán penas
meros codificadores dictaban normas que enseñaban al ciudadano
diversas) y en todas ellas se encontrará idéntico designio.
Sin tipos no existiría el Derecho Penal como se ha desarrolla­ cómo debía comportarse en una sociedad que se estaba formando
y que recién comenzaba a disfrutar de instituciones consolidadas.
do níodernamente, y como se concibe a partir de los preceptos de
la Constitución nacional. A partir de las ideas de Beling el Tatbes­ Con mayor razón, el legislador de las dos últimas décadas del
tand legal (supuesto de hecho o delito-tipo) se ha transformado en siglo XIX debió esforzarse en dictar leyes rnuy claras, dirigidas
el concepto básico que domina el campo de esta materia. también a los inmigrantes europeos que en gran número venían a
Como obvia derivación, son absolutamente incompatibles con establecerse en medio de algunas comunidades latinoamericanas
un Derecho punitivo respetuoso de las garantías individuales, to­ cuyas exigencias normativas desconocían.
dos los intentos por eliminar de los códigos el catálogo de las fi­ Es preciso evitar que en la actualidad se dicten leyes comple­
guras. Siempre se recuerda como ejemplo de ese despropósito el jas, que muy pocos pueden interpretar adecuadamente, y que se
Proyecto Krylenko para la ex Unión Soviética, que en lugar de la sancionen así olvidando que deben estar orientadas, no a la com­
Parte Especial introducía unas listas orientadoras de acciones espe­ prensión de especialistas, sino a la inteligencia de todos y de cada
cialmente peligrosas, pare que el juez pudiese, según los principios uno de los habitantes del respectivo país. Si no pueden entender­
generales, condenar por cualquier hecho que generase riesgos para las no es probable que adecuen su conducta a ellas.
la sociedad. Es fácil imaginar hasta qué extremos de arbitrariedad
hubiese podido llevar una sanción semejante, que ni siguiera el § 9. Importancia procesal de la tipicidad
país de origen del autor, aun hallándose en el momento de mayor
efervescencia de su revolución cornunista, se animó a conceder. Tiene un valor decisivo en el período de instrucción del juicio
Queda claro entonces que la exigencia de una reglamentación penal, porgue no puede iniciarse un procedimiento si no aparece,
autónoma de cada uno de los delitos, de modo que no pueda per­ al menos el indicio de que la descripción objetiva que la ley hace
seguirse a nadie que no haya configurado con su accionar la hipó­ tiene aplicabilidad al caso. En otras palabras: no podrá actuar la
tesis prevista por la ley, está ligada a un principio que es la expre­ autoridad que instruye el sumario de prevención si el hecho, en
sión de toda una época histórica, que aún transitamos, resumido una consideración preliminar, no se ajusta a un tipo legal.
en el apotegma nullum crimen sine lege3• Es claro que no puede adelantar la consideración de aspectos
de la antijuridicidad y de la culpabilidad, pues ello además de in­
3 La vigencia del principio de legalidad, lal cual eStJ estrncturado en la Constitu­
ción nacional, implica la prohibición de la analogía. Esta es posible en el sistema lógica legis, como resulta del artículo 1º del Código Penal de Dinamarca según el
del Commcm Law, aunque el uso de por siglos del método de casos hace difícil la cual sólo será punible la acción enteramente asimilable a otra prevista expresa­
creación de nuevas infracciones penales. En los países nórdicos se admite la ana- mente; sin embargo esta prescripción no ha puesto en peligro real las garantías
individuales ya gue no se la ha usado con fimdidades políticas.
24 h1AUC0 ANTONIO TnrnAGNI

útil sería anticientífico y peligroso. JnC1lil y anlicientffico porgue el


orden gue comienza con la acción, sigue con la tipiciclad, continúa
i
i1
OoLD y CULPA EN DrnECJlO //[NA/.

jetiva (el "tú hiciste" de gue hablaba Carrara) se traduce en imputa­


25

con la antijuriclicidacl y culmina con la culpabilidad, no se puecle


subvertir sin derrumbar la Teoría del delito, gue es un precioso ins­
1l: ción subjetiva entendiendo por tal la condición de ser responsable.
Cuando el individuo es sujeto de la imputación de haber concre­
tado una acción que la ley califica como delito, resulta procesado.
trumento para aplicar la ley respetan el o los derechos inclivicluales; Luego vendrá el plenario, con la indagación exhaustiva de si se
y peligroso porgue el hallazgo de que ha habido una intención re­ han reunido todas las condiciones para considerarlo responsable.
prochable o una falta ele cuidado peligrosa, puede llevar a castigar La función ele fo categoría sistemática de la tipicidad se halla en
fuera del marco ele la legalidad más estricta, que es la gue prevé la íntima relación con una determinada concepción acerca de cómo
Constitución nacional. ha de conformarse la síntesis de los diversos fines ele] Derecho Pe­
Habitualmente los códigos de procedimientos penales sefialan nal. La función de la tipicidacl como cc1tegoría sistemática no es la
el papel de la tipiciclad, no obstante gue no usen (lo que por otra meramente formal, sino que le corresponde, más bien y en primer
parte es obvio porgue la legislación no es un cuerpo de doctrina) lugar, la tarea material de de.limitar los caracteres,especfficos de
la terminología proveniente de las ideas esbozadas por Beling. un injusto: el injusto -en abstracto- punible".
Así la investigación comienza cuando se tiene noticia de la per­
petración de un delito, y esto no puede ser otra cosa que el supuesto § 10. Constmcción compleja
de hecho previsto por la ley. La selección de lo esencial para des­
echar lo ajeno al campo ele la investigación, comienza por allí. Ni Las prescripciones de las leyes pena.les gue conminan con pe­
siguiera es necesario entrar, por el momento, al campo ele la au­ nas ciertas acciones deben describir éstas con precisión, de ma­
toría, pues res\1ltaría absurdo buscar (con fines ele eventual casti­ nera gue no queden dudas respecto de la licitud o ilicitud de los
go) a guien incurrió en una conducta no prevista por la ley como comportamientos. Se ha dicho, con razón, gue en materia penal no
clelito. Tarnpoco es el tiempo ele examinar cuestiones relativas a la pueden guedar zonas grises, pl1es esta posibilidad introduciría un
situación psíguica ele la persona en sí, lo gue acarrearía un adelan­ factor de inseguridad, que no es posible admitir cuando están en
tamiento del análisis de la imputabilidad. juego bienes tan valiosos como la vida (en las legislaciones que c1d­
El esguema ele] procedimiento se inicia, entonces, con la consi­ n,iten la pena ele muerte), la libertad, el ejercicio de ciertas tareas
deración de la mera descripción, en los aspectos predominantemen­ o el mismo patrimonio.
te objetivos, con miras a lograr eventualmente lo gue los antiguos Lo dicho supone que el legislaclor, no sólo debe ser el más ce­
códigos procesales enunciaban corno plena prueba de la existencia loso custodio de las garnntías individuales, sino gue debe esfor­
del hecho y semiplena prueba de la culpabilidad del autor (o de zarse por utilizar adecuadamente el lenguaje, ele manera gue los
indicios vehementes ele culpabilidad). mandatos sean fácilmente comprendidos por todos los destinata­
Recién abierta la etapa del juicio penal propiamente dicho, lle­ rios, sean ellos los simples ciudadanos o los enca'rgados de aplicar
ga el momento ele revisar las características ele la acción, la concu­ la ley. Especialmente importante es que las normas no posibiliten
rrencia efectiva de todos los elementos del tipo, la posible existen­ una interpretación más amplia que la de los supuestos que se qui­
cia de causas ele justificación o ele inculpabiliclacl. sieron abarcar. Esto es así porque si bien la analogía está implíci­
Por lo general, los Códigos penales reflejan en el método usa­ tamente vedada por la regla, antes citada, de ]a Constitución na­
do y en su terminología lo dicho precedentemente, ya que el Libro cional, no está ausente el riesgo de que a]guien la utilice cuando e]
Segundo indica cuáles son las acciones conminadas con pena. Con­ texto legal posibilita una interpretación extensiva.
cretadas ellas llega el momento de determinar si la imputación ob- 4 Silva Sánchez, Jesús María, Aproximación nf Derecho Penal contemporáneo, Bosch,
Barcelona, 1992, p. 293.
26 MARCO ANTONIO TERJUlGN/
--
DOLO Y CULPA EN DEREC/10 PENAL 27
Por ello, en lo posible debe evitarse una enumeración casuís­
tica, que surninisfre un ejemplo y Juego extienda los alcances a si­ pudo limitarse a conminar al que: "defrnudare a otro". Pero esa
tuaciones análogas. En este sentido es interesante señalar que -con­ breve fórmula (cuya similitud con la del homicidio se deja ver de
trariamente a lo que podría pensarse-la interpretación más libre se inmediato) hubiese creado la dificultad de saber qué entendería la
produce en los países que tienen legislación escrita, que utilizan el ley por defraudar. Para no consagrar tan peligrosa imprecisión el
sistema continental europeo, mientras que allí donde el Derecho artículo 1726 del Código Penal argentino agrega que la advertencia
es consuetudinario y la solución de un caso presente se busca exa­ está dirigida al que defraudare a otro: "con nombre supuesto, cali­
minando cómo se resolvieron los precedentes, es menos probable dad simulada, falsos títulos, influencia mentida, abuso de confian­
que el tribunal haga una interpretación analógica. za o aparentando bienes, crédito, comisión, empresa o negociación
Es claro que a veces no resulta posible, por las propias caracte­ o valiéndose de cualquier otro ardid o engaño".
rísticas del lenguaje, comprimir en una fórmula breve la descrip­ La ley debe ser lo más clara posible, para lo cual es necesario
ción de la acción conminada. Máxime cuando es frecuente la ne­ que no omita referencias que concreten la idea. Al mismo tiempo
cesid'ad de utilizar más de un verbo, o complementar éste, ya que es preciso que economice palabras, para no utilizar más que las
empleándolo solo no significa nada. En el Código Penal costarri­ necesarias. Todo exceso es pernicioso y con mayor razón en esta
cense hay ejemplos de ambos extremos: la figura del homicidio materia, en que puede inducir a una confusión de efectos nefastos,
simple (artículo lllC.P.) es paradigma de concisión porque usa ya sea para la libertad individual así como para la seguridad co­
pocas palabras (que no pueden ser más expresivas) al decir: "el lectiva. Se afectará la seguridad colectiva en caso que, por defectos
que haya dado muerte a otra persona".
li
en la propia redacción, la ley se tornase inaplicable.
Por supuesto que fue posible lograr tal precisión porque la for­ En un ordenamiento respeluoso ele los derechos individuales,
ma verbal hab�r dado muerte explica, por sí, la acción. Al contra­ la incriminación es para acciones específicas, no para conductas
\ generalizadas, y menos para formas de ser, características o condi­
rio, no es posible definir con unas pocas palabras en qué consiste la
usura, y por ello el artículo 236 5 usa una fórmula compleja que, de ciones personales. Los principios constitucionales no consienten en
todas maneras, permite captar cual es el sentido de la prohibición. que esté prohibido o impuesto bajo amenaza de pena, pertenecer
El legislador debe eludir la tentación de emplear expresiones
''i a determinado partido político o tener una creencia religiosa, ser
·.i
sobreentendidas por él, pero que pueden dejar en la duda al pue­ 'A de una raza o pertenecer a un grupo social determinado.
blo sobre la correcta captación de su significado. Así para amena­
zar con pena el uso de ardides que causen pe1juicio patrimonial § 11. Tipicidad y antijuridicidad
5 "Será reprimido con prisión de seis meses a dos c1ños o con veinte a ochenta días
multa, el gue, aprovechado la necesidad, la ligerezíl o la inexperiencia de una per­ El tipo indica que la conducta que describe es, en principio,
sona, le hiciere dc1r o prometer cualquier ventaja pecuniaria evidentemente despro­ antijurídica; aunque puede no serlo cuando concurra una causa
porcionada con su prestación, u otorgar garantías de carácter extorsivo. La misma f de justificación. Sin perjuicio de que correspondería a otra clase
¡
pena es aplicable al gue a sabiendc1s adquiriese o hiciere valer un crédito usurario.
La pena será de nueve meses a tres años o de treinta a cien días multa, cuando el de investigación hacer un análisis completo de las relaciones en­
delito fuere cometido por quien, hallándose dedicado habitualmente al negocio tre tipicidad y antijuridicidad, no está de más recordar aquí que
de préstamo o arrendamiento de dinero con garantía personal o prendaria, sobre hay situaciones en las cuales las fronteras entre ambos elementos
sueldos o salarios no llevare libros de contabilidad conforme a las exigencias lega­
les o no presentare para su inscripción en el Regi.Stro de Prendas, en los casos en del delito no son nítidas, por lo que existen frecuentes adelanta-
que éstas se constituyan en documento público o en gue el acreedor no renuncie al 6 Artículo 172 CP: "Será reprimido con prisión de un mes a seis años, el que de-
privilegio prendario, el documento en que consta la operación dentro de un plazo fraudare a otro con nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos, influencic1
no mayor de sesenta días posteriores a la fecha en que se constituyó el contrato" mentida, abuso de confianza o aparentando bienes, crédito, comisión, empresa o
negociación o valiéndose de cualguier otro ardid o engaño".
'

.,.
28 A1AUCO ANTONIO Turn.AGNI
Dmo y CULPA EN DERECHO !'[Nt\L 29
mienlos ele los criterios normativos propios ele la ilnt.ijuricliciclacl
en clistin tas figuras del Código. adecuación social de ciertas acciones o aquella que advierte acerca
]irnénez ele Asúa llamó 8 tales referencias: "impaciencias del le­ ele la insignificante afectación de los bienes jurídicos9• Puede que
gislador", y los ejemplos pueden encontrarse en distintos artículos un caso, en principio, encuadre en un tipo penal pero que el mis­
del Código Penal argentino: el 162 7 cuando señala que el apodera­ mo no sea antijurídico por existir una causa de justificación como,
miento, para constituir hurto, debe ser ilegítimo. Así corno la pri­ por ejemplo, la legítima defensa.
vación de libertad será castigada siempre que quien hace padecer
a otro tal situación lo haga ilegalmente (artículo 141) 8• § 12. Tipo objetivo
Estas indicaciones hacen saber que cuando el elemento nor­
mativo no concurre, el agente habrá realizado una acción distinta El tipo se compone de un núcleo y de distintos elementos, que
a la prevista por la ley. la doctrina ha clasificado de diferentes maneras.
El apoderamiento legítimo en el primer caso constih1irá, qui­ Para lograr mayor claridad es preferible hacer referencia a las
zás, la aceptación de un regalo; y en el segundo, la privación de la indicaciones subjetivas, objetivas y valorativas que se encuentran en
posibilidad de que alguien se desplace, obedecerá no a lll1 secues­ las figuras del Código Penal argentino, algunas de las cuales tienen
tro sino, por ejemplo, a un arresto realizado legítimamente por un su correlato en la legislación costarricense. Antes hay que recordar
agente de la Policía. que el delito es acción y por ello el núcleo del tipo no puede estar
Sin entrar a profundizar aspectos que corresponden a otros sec­ indicado por otra palabra que no sea un verbo; éste constituye su
tores de la Teoría del delito, resultc1 útil señalm- que los tipos pena­ núcleo. A su vez la acción, como elemento del delito, es el soporte
les están más abiertos hacia aportaciones normc1tivc1s provenientes de las demás notas. Por ello la acción es la que recibe los calificati­
de ámbitos vc1riados cuando describen acciones culposas. En estos vos: típica, antijurídica y culpable.
casos hay necesariamente una comparación entre el cuidado exi­
gido y la acción efectivamente concretada, de manera tal que si se § 13. Elementos subjetivos distintos del dolo
considera que el resultado se concretó por imprudencia del c1utor,
es difícil concebir que el indicio de ilicitud quede anulado por la El mandato se dirige, en principio, a todos y por eso la fórmu­
concurrencia de una causa de justificación. la más frecuente es la que amenaza con pena diciendo: "El que ... ".

No obstante estas relaciones estrechas entre tipicidad y antijuri­ La regla es que sujeto activo puede ser cualquiera; y esta es la ra­
dicidad, la distinción entre ambos elementos debe encontrarse, para zón por la cual la ley no identifica a nadie expresamente. Pero las
evitar confundir lo injusto con la mera descripción. Utilizando las excepciones son numerosas, y ellas se dan tanto con relación al su­
· enseñanzas de Binding se dice que la tipicidad se refiere a la ley y jeto activo como al pasivo.
la antijuridicidad a la norma. Así es posible que una acción que se Sin embargo no son estas indicaciones las qu·e originan mayo­
adecua a la previsión legal no sea, sin embargo, ilícita; ya sea por res difiCll Itades para entender las normas, sino aquellos otros as­
existir una causa de justificación prevista explícitamente por la ley pectos vinculados a la finalidad del obrar, e incluso a la intencio­
o en virtud de una interpretación que reconozca con mayor ampli­ nalidad o al descuido del autor.
tud el can1po de lo lícito. Así Jo considera la teorfo que examina la
7 Artículo 162 CP: "Será reprimido con prisión de u;, mes a dos años, el que se apo­
derare ilegílinrnmente de una cosa mueble, total o parcialmente ajena".
8 Artículo 74·1 CP: "Será reprimido con prisión o reclusión de seis meses a tres años; 9 La doctrina mayoritaria deja de considerar al tipo como un esquema abstracto,
el gue ilegnlmente privare a otro de su libertad personal". dándole en su lugar el carácter material y axiológico que Je corresponde por con­
tener la materia de la prohibición.
30 MARCO ANTONJO TrnnAGNJ
.. Dow )' CULI'l\ [N DEREC/1O Jl[NAL 31
§ 14. Indicacio11es sobre co11ocimie11to o i11te11ció11
§ 15. llldicaciones que excluyen el dolo eventual
Se impone una división para exponer mejor lo que sigue: Hay
Si se utiliza el criterio según el cual obra con dolo quien -con
casos en los cuales la ley sefiala un especial conocimiento, sin cuya
conocimiento y voluntad-dirige su acción hacia un resultado aun­
concurrencia la acción es atípica o no llena los requisitos que la
apartarían del tipo básico, que llevarían a atenuar o agravar la pena. que éste puede producirse o no, existen figuras que incluyen re­
Generalmente el código usa la frase: "a sabiendas" o equivalentes ferencias según ]as cuales el autor únicamente puede actuar con
para identificar este requisito; como lo hace el Código Penal argen­ dolo directo, y no con dolo eventual. Son aquéllas que tienen indi­
tino en los artículos 134, 135 inc. l º, 136, etc.rn. caciones de un propósito o finalidad.
Como ese conocirnie11to debe ser abarcado por el dolo del au­ Corresponde agregar los casos en que, no existiendo explícita
tor y permite discernir si el acto es adecuado a la ley o no, se trata la indicación, ella resulta de la exigencia de motivos de obrar que
de un auténtico elemento del tipo. En el homicidio agravado por el no se compadecen con la actitud relacionada con que el resultado
vínculo, el autor tiene que saber que el sujeto pasivo de su actuar pueda o no acontecer, que es característica de quien obra con dolo
es el padre, por ejemplo, pero esa certeza no impide la defensa le­ eventual. Así el asesinato püT precio o promesa remuneratoria,
gítima ni enerva la posibilidad de obrar bajo coacción. Ese cono­ que menciona el artículo 80 inc. 3º del Código Penal 1 1 se produce
cimiento incrementa la ilicitud del hecho cuando éste reúne todos sobre la base de un querer dirigido a la consecución del resultado.
los requerimientos típicos y no está cubierto por una causa de jus­ Lo mismo ocurre en todos los casos en los cuales es preciso que se
tificación, pero no determina por sí que sea reprochable. dé una actuación con miras específicas. Por ejemplo: no se conce­
Faltando el elemento subjetivo, en los casos en que lo requie­ biría realizada más que con dolo directo la acción incriminada por
re la figura básica, la acción resulta atípica. La referencia subjeti­ el artículo 98 del mismo ordenamiento 12, ya que los que se baten a
va denota un niayor contenido de ilicitud de h, acción o -al revés­ duelo en las condiciones indicadas por el precepto han elegido las
la ausencia de esa característica determina la eliminación del tipo armas y arreglado las demás condiciones del desafío, lo que ener­

l
agravado, manteniéndose la imputación correspondiente a la figura va la posibilidad de la ratificación de un resultado no buscado di­
básica. Así el que mata a su ascendiente, descendiente o cónyuge rectamente propia del dolo eventual.
sin saber que la víctima guarda alguna de esas re.laciones, de todas
maneras comete un homicidio, pues el elemento que califica el he­
r §16. Expresiones que i11dica11 tendencias
cho hace más grave el grado de injusto, pero aquella ignorancia no
incide sobre la antijuridicidad ni enerva la posibilidad de formular
"
\'

Existen figuras que amenazan con pena la realización de ac­


el juicio de reproche en que consiste la culpabilidad. ciones quepersiguen una especial finalidad. Esta constituye un
Al revés: para que la circunstancia que agrava la situación del au­ elemento subjetivo del injusto: el Derecho desvalora la acción rea­
tor pueda serle imputada, es preciso que ella sea abarcada por el dolo. lizada en persecución de ciertos logros. Así el delito de traición
merece pena agravada cuando un hecho de los descriptos en el
10 Artíctúo 134 CP: "Serán reprimidos con prisión de uno a cuatro años, los gue con­
trajeren matrimonio sabiendo ambos que existe impedimento que cause su nuli­ 11 Artículo SO, inc. 3° CP: ''Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, pu­
dad absoluta".-Artículo 135, inc. J º CP: "SerÁn reprimidos con prisión de dos a seis diendo aplicarse lo dispuesto en el artículo 52, al que matare:(. .. ) 3º Por precio o
allos: 1 º. El guc contrajere matrimonio cuando, sabiendo gue existe impedimen­ promesa remw1eratoria ( ... )".
to gue cause su nulidad absoluta, ocultare esta circunstancia al otro contrayente; J2 Artículo 98 CP: "Los que se batieren, sin la intervención de padrinos, mayores de
( ... )" .-Artículo 136 CP: "El oficial público que a sabiendas c1utori?.are un matrimo­ edad, que elijan las armas y arreglen las demás condiciones del desafío, serán re­
nio de los comprendidos en los artículos anteriores, sufrirá, en su caso, la pena que primidos: 1 º El gue matare a su adversario, con la pena sellalada para el homici­
en ellos se determina". da; 2° El que causare lesiones, con la pena señalada parn el autor de lesiones; 3° E!
gue no causare lesiones, con prisión de un mes n un ni'lo".
.....
;g iV1Al�CO ANTONIO TnrnAGNI
DOLO i' CULPA EN D[J�[CllO 1'CNAL 33
artículo de ague! código estuviese: "dirigido a someter total
2l4 13
Ca rrara, gue con esa frase se anticipa a los modernos aportes so­
o parcialmente la Nación al dominio extranjero o a menoscabar su
bre an tijuridicidad ).
independencia o integridad" (artículo 215 inc. 1 ° 14).
La ubicación precisa de los elementos subjetivos en la Teoría
Lo mismo ocurre con la previsión del artículo 145 15, ya gue la
de delito actual es objeto de controversia, ya se trate de los que in­
conducción de una persona fuera de las fronteras, gue está allí in­
dican finalidad (identificada mayoritariamente con la preposición
criminada, solamente va a ser juzgada si lo fuera: "con el propó­
"para") como los gue refieren a móviles, tal ern el caso de la dispo­
sito de someterla ilegalmente al poder de otro o de alistarla en un
sición legal argentina, hoy derogada, que al tipificar el infanticidio
ejército extranjero". aludía al propósito de la madre de "ocultar la deshonra".
En el capítulo del duelo, el artículo 100 16 reprime al gue provo­ Alguien puede opinar con relación a este tema que hay elementos
care o diere causa a un desafío, proponiéndose un interés pecunia­ c¡ue expresan el móvil, y éste pertenece a la culpabilidad. En reali­
rio u otro objeto inmoral. dad no es así: Cuando la ley indica una especial finalidad, ésta cons­
La ausencia de la finalidad, entonces, impide considerar esos tituye un elemento del tipo. Si no está presente ella, el intérprete se
hechos como típicos. encuentra ante un caso de atipicidad relativa. Si el fin ague alude la
La doctrina se ha ocupado de estas formas delictuales identi­ figura fue el gue guío ]a acción incriminada, existe adecuación típi­
ficándolas como aquéllas en las cuales el resultado buscado gue­ ca y esta comprobación es un indicio de antijuridicidad. La acción
da fuera del proceso ejecutivo del delito en sí, ya gue no integra c¡ue reúne así las características de tipicidad y antijuridicidad, pue­
el tipo. Solamente la intención lo hace; de allí que el logro efecti­ de no ser reprochable, aungue será difícil gue ello suceda, pues la
vo del fin propuesto resulta indiferente. Lo prohibido es la propia comprobación de haber ach1ado con determinado propósito implica
acción, teñida del prnpósito. Se habla de delitos "cortados en sus un adelantamiento de cuestiones subjetivas gue en ]a concepción a
resultados" porgue el legislador secciona la acción en un determi­ la que antes he aludido pertenecen a la culpabilidad.
nado momento, estimando que con sólo realizarla con la finalidad � Pero lo que hay que resaltar para evitar confusiones, es gue
prevista, ya es polítieamente dañosa (para usar la terminología de cuando el móvil no está expresado por la figura, sí pertenece a la
culpabilidad y es un elemento para efectuar el juicio de reproche.
13 Artículo 214 CP: "Será reprimido con reclusión o prisión de diez a veinticinco afias Fundamentalmente su consideración sirve para graduar la pena,
o reclusión o prisión perpetua y en uno u otro caso, inhnbilitación absoluta per­
petua, siempre que el hecho no se halle comprendido en otra disposición de este conforme a lo previsto por el artículo 41 inciso 2° 17 del Código Pe­

!
código, todo argentino o toda persona (Jue deba obediencifl a la Nación por razón nal argentino, gue literalmente toma en consideración, para fijar
de su empleo o función pública, que lomare las armas contn-1 ésta, se uniere a sus la condena en las penas divisibles en razón del tiempo o de la can­
enemigos o les prestare cualguier ayuda o socorro".
14 Artículo 2·15, inc. 1 º CP: "Será reprimido con reclusión o prisión perpetua, el que ' tidad: "la calidad de los motivos" que determinaron al sujeto para
cometiere el delito previsto en el artículo precedente, en los ec1sos siguientes: 1 º Si que delinquiese.
ejecutare un hecho dirigido a someter total o parcialmente la Nación al dominio
extranjero o a menoscabar su independencia o integridad;( ... )".
15 Artfculo 145 CP: "Será reprimido con prisión de dos a seis mios, el gue condujere 17 Artículo 41, inc. 2° CP: "A los efectos del artículo anterior, se tendrá en cuenta:
a una persona fuera de las fronteras de 1a República, con el propósito de someter­ ( ... ) 2º. La edad, la educación, las costumbres y la conducta precedente del sujeto,
la ilegalmente al poder de otro o de alistarla en un ejército extranjero". la calidad de los motivos gue lo determinaron a delinquir, especialmente la mi­
16 Artículo 100 CP: "El gue provocare o diere causa a un desafío, proponiéndose un seria o la dificultad de ganarse el sustento propio necesario y el de los suyos, la
interés pecunjario u otro objeto inmoral, será reprimido: 1 ° Con prisión de uno a participación que haya tomado en el hecho, las reincidencias en que hubiera in­
cuatro años, si el duelo no se verificare o si efectu�ndose, no resultare muerte ni currido y los demás antecedentes y condiciones personales, así como los vínculos
lesiones. 2 Con reclusión o prisión de tres a diez allos, si el duelo se realizare y re­ personales, la calidad de las personas y las circunstancias de tiempo, lugar, modo
sultaren lesiones; 3 Con reclusión o prisión de diez a veinticinco años, si se pro­ y,ocasión que demuestren su mayor o menor peligrosidnd. El juez deberá tomar
dujere la muerte". conocimiento directo y de visu del sujeto, de la víctima y de las circunstnncias del
hecho en la medida reguerida para cada caso".
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MAIICO ANn>N/0 Turn.AGNI
Oow y CU/.l'A EN Dr:.R[CJ!O PENAL 35
§17. J\11i11111s
§ 18. Situaciones subjetivas determinadas
Tiene relación co11 lo anterior el terna referido a ciertos elemen­
tos subjetivos que la doctrina identifica como manifestaciones de No es frecuente que los tipos hagan referencias a hechos o es­
animus (iniuriandi, lucrandi, etc.). tados psicofísicos puntuales, pues las situaciones de ese carácter
Penalistas que escribieron en las primeras décadas del siglo se consideran generales para todos los delitos, y cuando son ,mor­
pasado, seguían el criterio tradicional, según el cual ciertos delitos rnales en grado tal que impiden la comprensión de la criminalidad
exigen un dolo específico. Aún aquellos cuyas obras significaron ele los actos o la dirección de las acciones, clan como resultado una
un avance científico considerable respecto de las anteriores, sos­ declaración de inimputabiliclad, con las co11secuencias que indica
tenían que en el caso del delito de injurias al dolo que integra ese el artículo 34 inciso 1º del Código Penal argentino20 •
delito puede llarnársele animus iniuriandi. Pero hay casos excepcionales en los cuales factores psicofísi­
La doctrina posterior estimó que estos elementos están vincu­ cos influyen en el grado ele injusto propio de la acción y por ello
lados a lo injusto, pues si es cierto que un determinado ánimo pue­ la figura legal los tiene en consideración para privilegiarla con re­
de decidir que la conducta sea contraria a Derecho, resulta lógico lación a la amenaza indicada en el tipo básico.
pensar que no se trata de una cuestión relativa a la culpabilidad. Un ejemplo en el Código Penal argentino lo suministra el ar­
Con mayor razón sie11do que el dolo es un elemento del tipo penal tículo 8l 21 • El inciso primero letra "a" hace mención al estado ele
y no u11a de las formas o especies de la culpabilidad. emoción violenta (que es un dato de la realidad extraído de la si­
Estas apelaciones al ánimo figuran de manera expresa e11 mu­ tuación en que se hallaba el sujeto al cometer el homicidio) y le
chos artículos del Código Penal argentino, con palabras o frases que agrega una dimensión valorativa: "(... ) y que las circunstancias hi­
i11dican: "i11terés pecuniario u otro objeto inmoral" (artículo 100); cieren excusable".
"ánimo de lucro" (artículo 126)' 8; "propósito de causar perjuicio" Estos elementos del tipo, no obstante calificarse como subjetivos
(artículo 182 inc.1 º) 19, etc. En otros delitos la especial situación del pues reflejan características de esa clase en el autor, determinan lo
autor sobre el conocimiento de lo que hace y la intención con que injusto y no son indicaciones sobre la culpabilidad.
actúa es u11 dato implícito en el tipo. La antigua denominación dolo específico ha quedado desecha­
El caso utilizado originariamente corno ejemplo por Mayer, da, por lo menos si se piensa en el sentido literal de la expresión.
muy citado, sigue siendo ilustrativo para determinar si existe o 110 Hoy hay casi total coincidencia en ]a doctrina en el sentido de en­
abuso deshonesto: el tacto efectuado con fines médicos no constitu­ tender que el dolo es uno solo, y no admite se lo pueda dividir en
ye delito alguno; la misma acción con propósitos lascivos sí lo es. 20 Artículo 34, inc. 1 ° CP: "No son punibles: 1 º. El que no haya podido en e1 momen­
to del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, por alteraciones morbo­
sas de las mismas o por su estado de inconciencia, error o ignorancia de hecho no
18 Artículo 126 CP: "Será reprimido con reclus.ión o prisión de cuatro a diez al1os, el imputables, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones, En caso
que con ánimo de lucro o para satisfacer deseos ajenos promoviere o focilitare b de enajenación, el tribunal podrá ordenar la reclusión del agente en un manico­
prostitución de mayores de dieciocho años de edad mediando engaño, abuso de mio, del que no saldrá sino por resolución judicial, con audiencia del ministerio
una relación de dependencia o de poder, violencia, amenaza o cualquier otro me­ público y previo dictamen de peritos que declaren desaparecido el peligro de que
dio de intimidnción o coerción" (Artículo susliluido por ctrlículo 7° de la Ley N º el enfermo se dañe a sf mismo o a los demás. En los demás casos en que se absol­
25.087 B.0.14/5/1999). viere a un procesado por las causales del presente inciso , el tribunal ordenará la
19 Artículo ·1s2, inc. 1 ° CP: "Será reprimido con priSión de quince días a un año: 1 ° reclusión del mismo en un establecimiento adecuado hasta que se comprobase la
El que ilícitamente y con el propósito de causar perjuicio a otro sacare aguas de desaparición de las condiciones que le hicieren peligroso;( ... )".
represas, estanques u otros depósitos, ríos, arroyos, fuentes, canales o acueductos 21 Artículo 81, inc. 1 ° a) CP: "1 º Se impondrá reclusión de tres a seis años, o prisión
o las sacnre en mayor cantidad gue aquella a que tenga derecho¡( ... )". de uno a tres años: a) Al que matare a otro, encontrándose en un estado de emo­
ción violenta y que las circunstancias hicieren excusable (...)".
...
36 /vl,INCO ANTONIO TCIUUGNI
DOLO Y CULPA EN DCRECJ/O l'ENIIL 37
genérico y específico. Lo c¡ue ocurre es c¡ue lils referencias al éÍnimo
o a la finalidad integran el tipo, ele manera tal que no obrando el Existe un sólo caso en que una 8Cción intrínsecamente dolosa
sujeto con esa disposición, la conducta no se adecua a la previsión se castiga con la pena del delito culposo, pero no porque se trate de
legal. Siendo atípica es indiferente, desde el punto de vista penal, un delito culposo, sino obedeciendo a una especial forma de legis­
y por consiguiente no puede entrar a considerarse el elemento cul­ lm que renlite de esa manera. Se trata de la previsión del artículo
pabilidad. 35 del Código Penal argentino 22 que conmina: "con la pena fijada
Hay una opinión doctrinal que es oportuno analizar, y es la para el delito por culpa o imprudencia", al que hubiere excedido
los límites impuestos por la ley, por la autoridad o por la necesi­
que sostiene que en los delitos dotados de un elemento subjetivo
dad. Si el Código tuviese un precepto que receptase casos genera­
que suponga un determinado saber en el autor, este saber, y con
les de atenuación de las penas, seguramente diría que en casos de
él el hecho punible, desaparece, y por consiguiente, se hace impo­
e exceso en las justificantes se aplicaría una pena atenuada. No sería
sible toda imputación penal del mismo, siempre que el autor, in­ así imprescindible la referencia a las penas de los delitos culposos.
cluso por error o ignorancia que le es imputable, no haya tenido La división del dolo en genérico y específico genera confusión
este 'conocimiento. Por el contrario, la falta de conocimiento de la ,.. porque no es, ontológica ni metódicamente, admisible. Pero es cier­
situación de hecho correspondiente a un delito que sólo requiera to que hay una conexión entre las referencias subjetivas: las que
el dolo general, atribuible a un error o ignorancia de esa índole, pertenecen al tipo y las que son propias de la culpabilidad.
puede transformar la imputación dolosa en culposa, si ésta es le­ Las posiciones encontradas en la doctrina se explican por el
galmente admisible por estar contemplado el hecho como delito tiempo en que escribió cada autor, las ideas de su época y la po­
con esa forma. sición que personalmente adoptó cuando había varias hipótesis y
La primera conclusión es correcta, aunque no se advierte la ra­ debió elegir una entre ellas. Jirnénez de Asúa insistió en su Tratado
zón por la cua"i, siendo la conducta atípica, pueda interesar que el en c¡ue existen elementos subjetivos de lo injusto; pero rechazó que
desconocimiento sea atribuible a error o a ignorancia. La segunda esos elementos se identifiquen con el dolo. Unos años después, el
reflexión supone la aceptación de que hay un dolo general y otro desarrollo que adquirió la Teoría del Delito con aportaciones nue­
específico. Pero expresada como está la idea, se debe interpretar vas sobre el contenido del tipo, y fundamentalmente sobre la ubi­
que el llamado dolo específico es en realidad una de las caracterís­ rnción del dolo, le hubiese hed10 -quizás- variar su pensamiento.
ticas subjetivas del tipo, mientras que el dolo general c¡ue semen­
ciona en el párrafo es en realidad el propio de todo delito que no § 19. Elementos objetivos o descriptivos
tenga características particulares de esa índole.
De paso la mención del error como determinante de que la ti­ Las figuras penales contienen palabras que solamente delinean la
picidad dolosa no exista y la imputación se pueda transformar en acción que es amenazada con pena. Esto resulta necesario porque es
culposa, merece dos comentarios: lo primero (la imposibilidad de prácticamente imposible que utilizando exclusivamente verbos pue­
imputar el hecho a título de dolo cuando existe error) da razón a dan identificarse los mandatos. La oración (y las fi guras penales deben
ser ejemplos de oraciones grm11aticales elaboradas de la forma más
la doctrina del error; lo segundo (que la imputadón se transforme
escueta posible) se compone de un sujeto, un verbo y un predicado.
de dolosa en culposa) no es una reflexión acertada, pues puede dar
En el predicado de las normas que diseñan ]os delitos en parti­
lugar a que se piense en que la culpa es una formal residual, que
cular, se incluyen referencias a personas, cosas o modos de obrar,
puede imputarse cuando no se reúnen los requisitos de la acción que pueden ser calificadas como descriptivas. Entiendo por tales a
dolosa, y no es así. Las tipicidades dolosas y las culposas son in­
dependientes y tienen sus exigencias propias. 22 Artículo 35 CP: "El que hubiere excedido los límites impuestos por la ley, por la/
autoridad o por Ja necesidad, será castigndo con l;:i pena fijada para el delito por
culpa o imprudencia.".
/
38 MA1:co ANTONIO Tnn:11GNI
... Oow i' CULPA EN DERECHO PENAi. 39
aquellas que en principio no requieren valoración y que pertenecen
Estos elementos del tipo no coinciden con la antijuricliciclad n.i
al mundo de la realidad, las que se captan utilizando los simples
constituyen notas vinculadas directamente a ella (corno que, por lo
conocimientos provenientes de la apreciación sensitiva.
La salvedad que supone haber escrito "en principio" es válida general, no implican valoración) pero no es necesario repetir que
porque resulta de la necesidad de advertir que todas las palabras -no concurriendo-la acción resulta atípica. Al revés: reuniendo la
de la ley requieren una interpretación, y en definitiva ser valora­ acción todos los elementos para la adecuac.ión típica, ella solamen­
das, por lo cual la posibilidad que la percepción por los sentidos te es un indicio de antijuridicidad, presunción que puede ser des­
sea suficiente tiene una relatividad total. Así puede usarse como virhrnda por la concurrencia de una causa de justificación o por
ejemplo el artículo 79 del Código Penal argentino que es paradigma no ser materialmente antijurídica (casos de acciones socialmente
de concisión y argumentar que la palabra "otro" ("al que matare adecuadas o que no exceden el riesgo permitido, o de otras en las
a otro") es el elemento objetivo de la figura del l1omicidio simple. cuales no hay una real afectación del b.ien jurídico).
Pero aún en ese caso es preciso determinar jurídicamente las con­ Este juego armónico de las instituciones penales demuestra
diciones del sujeto pasivo para distinguir entre el homicidio y el que lo que constituye un indicio de ser ilícita es la acción conmi­
abbrto, y para desechar los casos en que la acción recae sobre algo nada en su conjunto, y ésta no se adecua a la previsión legal rnan­
que es solamente el producto del desarrollo patológico del cigoto. do no se realiza tal cual el legislador la ha diagramado. Así para
Con las salvedades apuntadas, y recordando que esta enuncia­ configurarse el del.i ta del artículo 150 del Código Penal argentino27
ción de elementos de los tipos penales obedece solamente a la ne­ la entrada debe ser en: "morada o casa de negocio". Y aquí la ley
cesidad de tener un método que ayude a poner atención en cada agrega un calificativo que ya requiere valoraciones más precisas
palabra que la ley usa, se pueden sefialar corno elementos descrip­ de orden jurídico, pues esos lugares son: "ajenos".
f-ivos vocablos como: ar.mas (artículo 97) 23, imágenes, escenas, es­ La mera descripción puede incluir objetos y también sugerir
pectáculos (artículo 128)24 , carta (artículo 153)25, establecimiento
quién es el sujeto pasivo y ello no significa que haya coincidencia.
(artículo 159)26, etc.
Así en el artículo 171 del mismo ordenarniento28 e\ objeto es el ca­
23 Artículo 97 CP: "Los que se batieren en duelo, con intervención de dos o más pa­ dáver y el sujeto pasivo la persona a la que se extorsiona para ha­
drinos, mayores de edad, gue elijan las armas y arreglen las demás condiciones
del desafío, serán reprimidos:( ... )". cer pagar la devolución.
24 Artículo 128 CP: "Será reprimido con prisión de seis meses a cuatro aJlos el que Además son pautas descriptivas las que sefialan medios o mo­
produjere o publicare imágenes pomogrMkas en gue se exhibieran menores de dos de comisión, lugar y tiempo. Ellas tienen interés para el estu­
dieciocho afios, al igual gue el gue organizare espectáculos en vivo con escenas
pornográficas en gue participaren dichos menores. En la misma pena incurrirá dio de los delitos en particular, porque muchas se repiten en dis­
el que distribuyere imágenes pornográficas cuyas características externas hiciere tintas figuras.
manifiesto que en ellas se ha grabado o fotografü1do la exhibición de menores de
dieciocho afias de edad al momento de la creación de la imagen. Será reprimido
con prisión de un mes c1 tres afias quien facilitare el <'ICCeso a espectáculos porno­ § 20. Medios
gráficos o suministrare material pomográfjco a menores de catorce años".
25 Artículo 153 CP: "Será reprimido con prisión de quince días a seis meses, el gue
abriere indebidamente una carta, un pliego cerrado o un despacho telegráfico, te­ Hay figuras que no exigen una determinada forma de comi­
lefónico o de otra naturaleza que no le esté dirigido; o se npoderare ü1 debidamen­
te de m1a carta, de un pliego, de un despacho o de otro papel privado, aunque no
s.ión. Son características en este sentido las que señalan conductas
esté cerrado¡ o suprimiere o desviare de su destino una correspondencia que no
le esté dirigida(. .. )". 27 Artículo 150 CP: "Será reprimido con prisión de seis meses a dos años, si no re­
26 Artículo 159 CP: "Será reprimido con mulla de pesos dos mil quinientos a pesos sultare otro delito más severamente penado, el que entrare en morada o casa de
treinta mil, el que, por maquinaciones fraudulentas, sospechas malévola-So cual­ negocio ajena, en sus dependencias o en el recinto habitado por otro, contra lc1 vo­
quier medio de propaganda desleal, tratare de desviar, en su provecho, la clientela luntad expresa o presunta de quien tenga derecho ele excluirlo".
de un establecimiento comercial o industrial". 28 Artfculo 171 CP: "Sufrirá prisión de dos a seis t11i.os, el guesubstrajere un cadílvcr


para hacerse p agar su devolución." .
40 M✓rnco ANTONIO '.l'rnJMGN/
DOLO Y CUU¼ [N on:EC/10 l'[N,\L 4]
culposas, pues la ley solamente se refiere a la producción del daño
indicado por el tipo, que puede concretarse de las maneras más El tribunal ale111é'ín ha llegado a la misma consecuencia por
dispares. Así ocurre con el homicidio culposo. otra vía, como es ]a de limitar la previsibilidad subjetivamente, no
Pero es importante señalar que en los ]1echos de esa índole, si reprochando como culpable la conducta que motivó el suceso, a
bien es cierto que ]a materialidad de la acción no está indicada, pesar de la previsibilidad del resultado, si éste es una consecuen­
existe una relación que tiene necesariamente que ciarse entre la cia que resta fuera de la experiencia de la vida. Baurnann examina
acción y el resultado para que el hecho resulte típico, y esto es así el caso diciendo que el orden jurídico se dirige al hombre, y no le
porque la muerte (en su caso) debe producirse por imprudencia, puede exigir una conducta imposible, o sea, también, una evita­
por negligencia, por impericia, o por inobservancia ele los regla­ ción imposible del resultado.
mentos o deberes del cargo. En los delitos dolosos, la ley puede no indicar un determinado
Esto quiere decir que no es suficiente encontrar el nexo de cau­ modo de comisión, y así ocurre con el homicidio simple (artículo
salidad entre el acto del hombre y el resultado, sino que debe ha­ 79 del Código Penal argentino). Se incurrirá en él utilizando cual­
llarse la forma de imputación objetiva que el uso de la preposición quier medio; aún el moral29•
por está indicando. A mi juicio la forma más correcta de ubicar el tema de la impu­
Algunos penalistas usan la frase re lución de determinación. Los tación objetiva en este caso es analizando primero el hecho mate­
autores italianos prefieren decir que no es suficiente una mera su­ rial, el acontecimiento que ha tenido lugar en el mundo de la na­
cesión cronológica o de causalidad material entre la violación del turaleza, del cua] la intervención del hombre podrá haber sido un
precepto y el resultado; es preciso -según ellos-que se provoque factor desencadenante del resultado. Si el hombre ha organizado
una oposición a la presunción de previsibilidad que está conteni­ los medios y los ha podido dominar de tal manera que el efecto
da en el precepto. pudo acontecer conforme a esa programación, no constituye un
Cualquiera fuese la expresión que se use, lo cierto es qt1e debe obstáculo a la imputación que los arbitrios que empleó hayan sido
darse una conexión que vaya más al.lá de lo causa], y ese otro nexo morales. Entendido esto en el sentido de una influencia psíquica
es de carácter normativo. sobre ]a víctima para lograr el efecto buscado.
No hay duda que la primera condición para imputar un re­ Lo dicho tiene relevancia decisiva (aunque las dificultades de
sultado es el nexo causal, la cual -según reiterada jurisprudencia , la prueba aumenten considerablemente) para determinar, en caso
del Bundesgerichts/10/- es constatada cuando la acción no puede ser de que el resultado no se concrete, si se ha habido un intento a la
mentalmente eliminada sin que el resultado venga a faltar. Pero luz de lo dispuesto por el artículo 42 del Código Penal argentino30
el efecto debe ser la consecuencia de la violación del deber objeti­ o si la tentativa ha sido inidónea, dando lugar a las previsiones de
J,,1 última parte del artículo 44 del mismo cuerpo legal • Y por su-
31
vo de cuidado. ¿Qué ocurre cuando un niño cruza repentinamen­
te frente a un automóvil, que circula a una velocidad mayor a la 29 Respecto de este tema conviene hacer algunas reflexiones generales, pues el me­
permitida, si se demuestra que aún a marcha reducida ]o hubie­ dio moral puede ser utilizado para cometer otros delitos. Se trata de un problema
ra atropellado? El nexo de causalidad existe, pero falta la relación de imputación objetiva, gue debe resolverse con las pautas corrientes.
30 Artículo 42 CP: "El que con el fin de cometer un delito determinado comienza su
entre la irregularidad de la marcha y la producción del resultado: ejecución, pero no lo consuma por circunstancias ajenas a su voluntad, sufrirá las
no se puede formular la imputación objetiva. penas determinadas en el artículo 44".
El reconocimiento de esta situación ha puesto coto a la punibi­ 31 Artículo 44 CP: "La pena que correspondería al agente, si hubiere consumado
el delito1 se disminuirá de un tercio a la mitad. Si la pena fuere de reclusión per­
lidad de la imprudencia, que podría ser, de lo contrnrio, ampliada petua, la pena de la tentativa será reclusión de quince n veinte afias. Si la pena
indefinidamente, poniendo a cargo del autor también las conse­ fuese de prisión perpetua, la de tentativa será prisión de diez a quince años. Si
cuencias más alejadas de su conducta infractora. el delito fuera imposible1 la pena se disminuirá en la mitad y podrá reducírsela
al mínimo legal o eximirse de ella, según el grado de peHgrosidad reveh1.dn por
el delincuente 11 •
•:12 MANCO ANTONIO Trmv1GN/
Dmo )' CULPA EN DrnECJ-10 /'[NAL 43
puesto el caso deberá ser visto (como todos) bajo las eslrictas pre­
visiones constitucionales, para que no resulte afecli1clo el princi­ Otras figuras exigen determinados medios como °la fuerza o la
pio de legalidad por la vía ele castigar otras acciones c¡ue no estén .intimidación. Los conceptos fuerza, violencia e intimidación, usa­
previstas por la ley corno penalmente antijurídicas. dos de manera conjunta o alternada como elementos de la previsión
El homicidio puede ser cometido por cualquier medio, pero legal básica (expresos o implícitos) o como modos para calificar por
algunos en particular determinan su calificación, corno el veneno ngravamiento, se repiten en varios artículos. Lo que interesa des­
u otro procedimiento insidioso (artículo 80 inc. 2º del Código Pe­ tacar es que este elemento caracteriza -conforme al criterio ele la
nal argentino) 32 o un método idóneo para crear un peligro común ley-una manera de actuar específicamente contraria a los requeri­
(ídem, inc. 5º )33 • Aquí está claro que el legislador ha considerado rnien tos de la normal convivencia, que exige el empleo de la razón
que esa forma de actuar aumenta el contenido ele injusto, conclu­ para mantener la paz. Si ésta -la paz-constih1ye un estado de ar­
sión que debe reflejarse en la pena. monía contrario a la lucha, se explica que el empleo de fuerza para
Parafraseando a Carrara: La fuerza física del delito considera­ torcer la voluntad de un semejante sea determinante de ilicitud o
da objetivamente (]a ofensa del derecho agraviado) debe tener su ngr·ave la antijuridiciclacl del hecho básico. Significa un agravio a
correlato en la foerza física ele la pena, objetivamente considerada ]a libertad y corno tal conlleva un grado de injusticia que debe te­
(el bien arrebatado al delincuente, o sea el sufrimiento efectivo que ner correlato en la magnitud ele la pena conminada.
representa para el condenado la pena) según las antiguas enseñan­ Hay ocasiones, sin embargo, en que el término fuerza no está
zas del Sumo Maestro ele Pisa34, c¡ue siguen siendo aprovechables referido a la que aplica el autor sobre la víctima, coartando su li­
aunque necesiten actua.li zación para adaptarlas al lenguaje cientí­ bertad, sino que identifica la que se ejerce sobre las cosas; así en
fico de nuestros días. el artículo 164 del Código Penal argentino 36 que califica el apode­
Otras normas de la Parte Especial apuntan a medios especí­ rnmiento ilegítimo sancionándolo como robo. En este caso el ele­
ficos de comisión. En algunas la indicación de las formas obra a mento objetivo del tipo (fuerza) expresa también un mayor grado
manera de ejemplos, cuando el legislador para ser claro no puede ele ilicitud, porque el autor emplea un modo que le permite vencer
evitar la casuística. Así en el capítulo del abandono ele personas la resistencias puestas para asegurar la posesión de la cosa.
acción consiste en poner en peligro la vida o la salud de otro, pero Revelando con tal actuar una conducta más injusta, considera­
como la enunciación es demasiado arnplia (y por eLlo peligrosa) da así desde una óptica objetiva; es decir, con prescindencia de la
el artículol06 del Código Penal argentino35 aclara c¡ue el modo in­ persona concreta que la realice, cuyo comportamiento particular y
criminado es colocarlo en situación ele desamparo o abandonar a el grado de reproche que personalmente merece, será materia del
su suerte al sujeto que reúne las carncterísticas particulares que el <!Xarnen sobre su culpabilidad.
precepto enuncia. Particulares reflexiones cabe hacer sobre otros medios que la
ley indica: algunos de ellos muy especiales como el ardid o enga­
32 Artículo 80, inc. 2º CP: "Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, pu­
diendo aplicarse lo dispuesto en el artículo 52, al que matare:(. .. ) 2º Con ensaña­ Jio de que habla el artículo 172 del Código Penal argentino37 y que
miento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso".
36 Artículo 164 CP: "Será reprimido con prisión de un mes a seis años, el que se apo-
33 Artículo 80, inc. 5º CP: "( ... )5° .Por un medio idóneo para crear un peligro común".
derare ilegítimamente de una cosa mueble, total o parcialmente ajena, con fuerza
34 Programa, parágrafos 57 y 628. en las cosas o con violencia física en las personc1s, sea que la violencia tenga lugar
35 Artículo 106 CP: "El que pusiere en peligro la vida o la salud de otro, sea colocán­
antes del robo para facilitarlo, en el acto de cometerlo o después de cometido para
dolo en situación de desamparo, sea abandonando a su suerte a una persona inca­
paz de valerse y a la que deba mantener o cuidar.o a la que el mismo autor haya procurar su irnpurtldad".
incapacitado, será reprimido con prisión de 2 a 6 años. La pena será de reclusión 37 Artículo 164 CP: "Será reprimido con prisión de un mes a seis años, el que se apo­
o prisión de 3 a 10 años, si a consecuencia del abandono resultare grave daño en derare ilegítimamente de una cosa mueble, total o parcialmente ajena, con fuerza
el cuerpo o en la salud de la víctima. Si ocurriere la muerte, la pena será de 5 a 15 en las cosas o con violencia física en las personas, sea que la violencia tenga lugar
años de reclusión o prisión". antes del robo para facilitarlo, en el acto de cometerlo o después de cometido para
procurar su impunidad".
44 MANCO ANTONIO 'J'rn1u1GN/
- DOLO )' CULl'A EN Df.lff.C/10 l'f.NAL 45
constituye la característica de la defrnudación, corno que los ejem­
plos que suministra la figura de cuáles pueden ser los comporta­ El tiempo esllí señalnclo en algunos artículos, como en el artícu­
mientos incriminados ("nombre supuesto, calidad simulada, fal­ lo 302.1 del Código Penal argentino'11 que ordena pagar el cheque
sos títulos, influencia mentida, abuso de confianza, o aparentando rechazado dentro de bs veinticuatro horas de habérsele comunica­
bienes, créditos, comisión, empresa o negociación") se resumen en do la falta de pago mediante aviso bancario o cualquier otra forma
documentada de interpelación.
las palabras ardid o engafio. Aquí la ley, en lugar de proporcionar
Otras figuras no indican exactamente el tiempo sino la opor­
una simple referencia objetiva que haga rotunda la expresión del
tunidad como ocurre con el hurto calificado del artículo 163.2 de
mandato, está diciendo en qué consiste la acción de defraudar. No
aquel ordenanliento 42, que se comete: "en ocasión de un incendio,
puede incriminarse el aprovechamiento que hace el sujeto activo
explosión, inundación, naufragio, accidente de ferrocarril, asonada
de la disposición patrimonial de la víctima, si no ha utilizado un o motín o aprovechando las facilidades provenientes de cualquier
ardid o un engafio. otro desastre o conmoción pública o de un infortunio particular
Es también un medio (en este caso califica el hecho) el uso de del damni ficado". Es fácil advertir que la razón del incremento de
ganzúa, Llave falsa u otro instrumento semejante, para penetrar al la pena conminada está en el mayor grado de injusticia del hecho,
lugar adonde se halla la cosa objeto de la sustracción o de la llave tanto considerando la desprotección en que se encuentran los bie­
verdadera que hubiese sido sustraída, haLlada o retenida (artículo nes en esas situaciones, como la entidad superior de la reprobación
163.3. 3 del Código Penal argentino)38• gue objetivamente merece una acción de esa naturaleza.
Finalmente: hay normas que, a un modo particular de ejecu­
§ 21. Indicacio11es sobre lugur, tiempo y modo de comisión ción, le asignan una pena 1nayor que la del tipo u,ísico. Así ocurre
con el ensafiamiento o la alevosía del artículo 80.2 del Código Pe­
Existen figuras que identifican el hecho mencionando lugares nal argentino43 o con el escalamiento del artículo 163.444 de aquel
especiales. Son también elementos descriptivos del tipo, que deter­ ordenamiento.
minan la ilicitud. En el artículo 163.1 del Código Penal argentino39 Estas referencias componen el tipo, son parte integrante de él.
se sefiala que los elementos hurtados deben haber estado dejados Obran acá de manera muy distinta a como lo hacen las indicacio­
en el campo, mientras que los actos de piratería de que habla el nes que (solamente similares en cuanto a las expresiones usadas)
artículo 198.1 del mismo cuerpo legal'º deben ser practicados en el contiene el artículo 41 de aquel cuerpo legal. Cuando éste hace
mar o en ríos navegables. 41 Artículo 302, inc. 1 º CP: "Será reprimido con prisión de seis meses a cuatro afias e
inhabilitación especial de uno a cinco años, siempre que no concurran las circuns­
38. Artículo 163, inc. 3 º CP: "Se aplicará prisión de uno a seis aftas en los ca sos tancias del artículo 172: 1 °. El que dé en pago o entregue por cualguier concepto
siguientes:( ... ) 3º Cuando se hiciere uso de ganzúa, llave falsa u otro instru­ a un tercero un cheque sin tener provisión de fondos o flutorización expresa para
mento semejante o de llave verdadera gu_e hubiere sido subslrnída, hallada o girar en descubierto, y no lo abonare en moneda nacionñl dentro de fas veinti­
retenida ...". cuatro horas de habérsele comunicado la falta de pago mediante aviso bancario,
39 Artículo 163, inc. 1 ° CP: ''( ... ) 1 ° Cuando el hurto fuere de productos separados comunicación del tenedor o cualquier otrn forma documentada de interpelación;
del suelo o de máquinas, instrumentos de trabajo o de productos agroguímicos, ( ... )".
fertilizantes u otros insumos similares, dejados en el campo, o de alambres u otros 42 Artículo 163, inc. 2° CP: "( ...) 2° Cuando el hurto se cometiere con ocasión de un
elementos de los cercos." . incendio, explosión, inundación, naufragio, accidente de ferrocarril, asonada o
40 Artículo 198, inc. 1 ° CP: ''Será reprimido con reclusión o prisión de tres a quince motín o aprovechando las facilidades provenientes de cualquier otro desastre o
años: 1 º El que practicare en el mar o en ríos nav�gables, algún acto de depreda­ conmoción pública o de un inforhm.io particular del damnificado;{ ...)".
ción o violencia contra un buque o contra personas o cosas gue en él se encuen­ 43 Artículo 80, inc. 2º CP: "Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, pu­
tren, sin estar autorizado por alguna potencia beligerante o excediendo los límites diendo aplicarse lo dispuesto en el artículo 52, al r¡ue matare:{... ) 2º Con ensaña­
de una autorización legítimamente concedida;(... )". miento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso. ( ...)".
44 Artículo 163, inc. 4º CP: "( ... ) 4° Cuando se perpetrrire con escalamiento(... )".
�6 M,rnco ANTONJO Trnl�AGNt
-- Dow y CULPA EN DERECHO l'ENAL 47

mención de los medios ("la naturnleza de la acción y ele los me­ ejemplo: las palabras del presunto ofensor pueden tener connota­
dios empleados para ejecutarla y la extensión del daño y del peli­ ciones características del lenguaje ofensivo, pero si para la víctima
gro causados", conforme al inc. 1 º ) 4 5 y habla de "las circunstancias no es así, no habrá habido adecuación típica. Dicho esto dejando
ele tiempo, modo y ocasión que demuestren su mayor o menor pe­ ele lado que se trata de un delito de acción privada, y obviamen­
ligrosidad" (inc. 2º), dispone que tales pautas se tengan en cuenta te si la víctima no la ejerce no habrá necesidad de adentrarse en el
corno circunstancias atenuantes o agravantes particulares a cada análisis de la tipicidad.
caso, para fijar la condenación en las penas divisibles por razón de
tiempo o ele cantidad (artículo 40)4 6• § 22. Consideraciones generales sobre ntlecuación
De manera que no se puede llegar a este punto si antes no se
ha superado el examen de la tipicidad, de la antijuridicidad y de La conjunción entre el hecho y el tipo legal que debe darse
la culpabilidad. pma que la acción pueda ser considerada delictiva representa la
Una cuestión que se ha planteado por la doctrina, y que no ha conjunción de todos los elementos, y el examen particularizado de
adquirido mayor desarrollo, es la atinente a si existen como ele­ cada uno de ellos permite resolver -además-los casos de concur­
mentos descriptivos externos, constituyentes de estados anímicos so aparente de leyes (también llamado concurso aparente de tipos).
en personas distintas del autor, como sentirse perturbado en las Esto cuando la interpretación debe esforzarse por encuadrar co­
buenas costumbres, cuando se trata de delitos de escándalo públi­ rrectamente el hecho que podría (aparentemente) transgredir más
co; el dolor en las lesiones; la ofensa a la dignidad en la injuria; el ele una prohibición o más de un mandato.
engaño en la estafo, etc. Alguien puede argumentar que las figuras penales deberían
Jiménez ele Asúa, que esboza el terna, dice: "Nos haLiarnos ante contener exclusivamente elementos descriptivos y objetivos, y que
procesos de doble consideración: si en la injuria la víctima se siente aquellas que así lo hacen constituyen tipos normales, mientras que
ofendida, en el autor existe animus iniurinndi. No es fácil separar el ]as que agregan pormenores de carácter normativo o subjetivo ha­
anverso y reverso de estas acciones y por ello es aventurado situar cen incursiones anticipadas (e indebidas) a la antijuridicidad y a
abiertamente la impresión en el sujeto pasivo entre los estados de ]a culpabilidad. Pero no se puede ser tan terminante en la crítica,
mera índole objetiva, puesto que procede de un elemento subjeti­ ¡Jues si bien es deseable la máxima depuración de fórmulas que
vo de lo injusto (el ánimo de deshonrar por ejernplo)" 47. puedan introducir confusión, a veces no es posible expresar una
Por mi parte pienso que el elemento subjetivo de lo injusto, no idea si no se añade una valoración o no se sugiere la posibilidad
es lo que se debe tener en cuenta en estos ecisos, sino apreciar que ele un reproche, dirigido genéricamente al que infrinja la norma.
ciertas figuras dan por sobreentendida la afectación de un bien ju­
rídico, y puede encontrarse en la propia apreciación de la víctima § 23. Elementos valorativos
la valoración del mismo. De manera tal que si no se le adjudica a
la acción la capacidad de agredirlo, la misma resultará atípica. Por Todas las palabras de la ley tienen significación y por lo mismo
45 Artículo 41, inc. 2° CP: "A los efectos del artículo anterio1� se tendrá en cuenta: 1°. un valor que debe ser captado por el intérprete. Se advierte así que
La naturaleza de la acción y de los medios empleados para ejecutarla y la exten­
sión del dafio y del peligro causados;( ...)". no hay -examinando el asunto con rigor-elementos descriptivos
46 Artículo 40 CP: "En las penas divisibles por rnzón de tiempo o de cantidad, los puros, que puedan ser captados exclusivamente por los sentidos48•

-
tribunales fijarán la condenación de acuerdo con 'las circunstancias atenuantes o
agravantes particulares a cada caso y de conformidad a las reglas del artículo si­ ,JS Jorge Frfas Caballero recuerda la opinión de Erik YVolff seglm la cual todos los ele­
guiente". mentos del tipo son, en rigor, normativos. (Frfos Caballero, Jorge, Teoná del Delito,
47 Jiménez de Asúa, Luis, Tratado ..., ob. cit., Núm. 1208. Editorial Hammurabi, Bs.As., 1993, p. 43).
48 MANCO ANroN/0 TtlrnAGNI
- DOLO Y CUI.PA EN DC!{[C1!0 /1 [,N/\L 49
La búsqueda de situaciones comunes, para agrupar de alguna
manera los elementos del tipo, tiene sus limitaciones ya que sólo La presencia de elementos normativos, corno los indicados,
puede sugerir qué partes tienen un carácter predominantemente hace pensar que resulta imposible concebir (dado el adelanto del
objetivo y en cuáles es más pronunciada la referencia a ,ispectos concepto antijuridicidad) la concurrencia de una causa de justifi­
normativos y valorativos en general. cación. En la práctica así ocurre, pues si la noción de hurto ha sido
El tipo, entre otras funciones, tiene la de condicionar la acción, establecida por ley como el apoderamiento ilegítimo de una cosa
la antijuridicidad y la culpabilidad. El hecho, para interesar al De­ mueble, total o parcialmente ajena, si el hecho se realiza en estado
recho Penal, tiene que adecuarse al tipo; a su vez la tipicidad cons­ ele necesidad desaparece la nota de ilegitimidad. La observación
tituye el indicio de que se trata de un injusto, mientras que la cul­ ele Mezger que en casos así las circunstancias indicadas por la fi­
pabilidad del autor solamente puede examinarse con relación al gura no indican la antijuridicidad, sino que la fundamentan (no es
hecho típico y antijurídico imputado al agente. Respecto de lo úl­ la tipicidad rntio cognoscendi sino ratio essendi) es acertada.
timo no está de más recordar que el juicio de reproche se formula La presencia de tales indicaciones corno integrantes del tipo
con relación al acto, ya que el ordenamiento punitivo de un Estado permite resolver el problema del error, ya que versará sobre lo que
de Derecho regula actos; no se trata de un Derecho Penal de autor, constituyen las notas objetivas del hecho delictivo.
enunciación que recuerda la época nefasta de los ordenamientos Aprovechando los aportes del Finalismo, afirmo que el error
irracionales del Nacional-socialismo. respecto de la ilegitimidad del apoderamiento de que habla el ar­
La estrecha relación entre tipicidad y antijuridicidad (que en la tículo 162 será un error de tipo, que excluye la adecuación de la
legislación no tiene porqué expresarse, ya que se trata de una apre­ acción a la previsión legal y que, por lo mismo, hace imposible el
ciación pu.ran1er1te teórica) hace que en n1uchas ocasiones In .red.ac­ examen de la posible culpabilidad. Porque una acción atípica no
ción de las normas incluya referencias qt1e pongan de inmediato a puede ser reprochada desde el punto de vista jurídico-penal.
la vista que lo incr.iminado no es cualquier acción, sino aquella que Además de las indicaciones sobre ilicitud, que se han señala­
ofenda al Derecho. Hay un adelantamiento de conceptos, como si do, hay otras que requieren valoración; en algunos casos, jurídica.
existiese apuro porque aparezca (aún en la propia descripción, que Así ocurre con la condición de ser ajena y mueble la cosa para que
tiene que ser lo más objetiva posible) la nota de antijuridicidad. se configure el hurto del artículo 162. También con el impedimen­
Recordemos que Jiménez de Asúa usó una expresión muy grá­ to que causare la nulidad absoluta del matrimonio ilegal castiga­
fica diciendo que se trata de "impaciencias del legislador". Así ocu­ do por el artículo 13450; la orden de autoridad competente de que
rre cuando el artículo 145 argentino usa la expresión ilegnlmente, el
habla el artículo 143 inc. 5 °51; la observancia de las prescripciones
16249 ilegítimnmente, etc. Es claro que esas palabras deben ser em­
del Código Civil, en el caso del artículo 175.1 52; todas previsiones
pleadas excepcionalmente, pues el abuso conduciría a una inútil
del Código Penal argentino.
repetición, ya que todas las acciones previstas en las figuras de la
Parte Especial, y las que contienen las leyes penales especiales y 50 Artículo 134 CP: "Serán reprimidos con prisión de uno a cuatro años, los que con M
las leyes comunes con contenido penal, son -en principio-ilícitas. trajeren matrimonio snbiendo ambos que existe impedimento que cause su nuli M
Del amplio campo de hechos desaprobados por normas del De­ dad absoluta".
51 Artículo 143, inc. 5º CP: "Será reprimido con reclusión o prisión de uno a tres años
recho Civil, Comercial, Administrativo, etc., el legislador extrae los e inhabilitación especial por doble tiempo: (... ) 5º. El alcaide o empleado de las
que juzga altamente dañosos desde el punto de vista social, para cárceles de detenidos y seguridad q ue recibiere w1 preso sin orden de autoridad
tipificarlos y asignarles ese plus retributivo 'en que consiste la pena. competente, salvo el caso de flagrante delito¡( ... )".
52 Artículo 175, inc. 1 º CP: "Será reprimido con multa de Será reprimido con multa
49 Artículo 162 CP: "Será reprimido con prisión de un mes a dos años, el que se apoM de mil pesos a quince mil pesos: 1 º. El que encontrare perdida una cosa que no le
derare ilegítimamente de una cosa mueble, total o parcialmente ajena". pertenezca o un tesoro y se apropiare la cosa o ln parle del tesoro correspondiente
al propietario del suelo, sin observar las prescripciones del Código Civil¡(... )".
50 lv1AIKO ANTONIO Tcn1�11GNI
.. D OLO Y CUU¼ EN DEl�ECJJO PENAL ·
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Por más que el legislador guisiese ajustarse a la regla gue indi­
Hay elementos del tipo que no son norrnativos;�p e,
ca que las figuras penales deben ser predominantemente descripti­
tricto, pero sí valorativos, pues exigen hacer un juToiCl'sóbre,úJl.ª-'l :r,,
vas, no le es posible eludir la enunciación de conceptos de conteni­
concreta situación; a veces utilizando los parámetros 'iu�,.B_áTacex- en
do jurídico. El significado de ellos debe extraerse, casi siempre, de
periencia y otras acudiendo a pautas culturales. Así d�e Jfo"éás _
normas provenientes de otras ramas del Derecho. Así es respecto
para apreciar el carácter nocivo de los medicamentos-0·11,ereadé'..
de las nociones de anteriormente indicadas, y lo mismo con refe­
rías de que habla el artículo 20154 o el peligro de una declaración de
rencia a las de funcionario público, chegue, quiebra, etc.
guerra contra la Nación que menciona el artículo 21955, del cuerpo
La simple remisión puede no resolver el problema de inter­
legal que vengo utilizando.
pretación, ya que en ocasiones el significado que el ordenamiento
La evaluación que se efectúa sobre la base de modelos socio
pertinente le asigna a ciertas palabras, no coincide con el que co­
culturales, tiene lugar cuando se trata de desentrafíar el concepto
rresponde al espíritu de la ley penal; pero de todas maneras la va­
de injuria -por ejemplo-por los cambios tan veloces que sufren las
loración que se les debe dar a esos vocablos tiene naturaleza jurí­
costumbres y las variaciones del significado de las palabras y de
dica, cmno que se realiza a la luz del Derecho positivo.
los gestos en las sociedades actuales. De manera que, lo gue en su
Como dice acertadamente Fontán Balestra estos elementos per­
momento podía constituir un tremendo agravio, pasa luego a re­
tenecen al tipo, pero no a la_ acción propiamente dicha; el ,rntor no
presentar expresiones corrientes, gue pierden de manera total su
los realiza, y tienen la condición prevista en la ley con indepen­
original sentido ofensivo. Lo mismo cabe decir de la idea de obs­
dencia de la conducta delictiva53•
cenidad que el intérprete debe utilizar para la aplicación del artí­
Es cierto gue el agente no habrá tenido intervención alguna, por
culo 12956, atendiendo a la aceptación que, de ciertas imágenes y
ejemplo, en las cuestiones relativas a la propiedad de la cosa que
actos, va haciendo la sociedad.
hurta; pero también es verdad gue el conocimiento de gue la cosa
Ingrediente valorativo de una situación de hecho, que se nutre
no le pertenece es un dato que hace a la tipicidad de la a'cción, pues
de apreciaciones de tipo estético, es la deformación permanente del
si no existiera (por error o ignorancia) faltaría una de las exigencias
rostro que menciona el artículo 90 para caracterizar una de las for­
para quedar configurada la acción que la ley co.nmina con pena.
mas que asumen las lesiones graves. Para asignarle valor es preciso
Cuando el legislador hace una selección de acciones social­
acudir a lo que en un medio social, y en un momento determina­
mente dañosas, las describe y amenaza con penas su realización,
do, se entiende por armonía facial. En la doctrina y en la jurispru­
formula al proceder de esa manera, un juicio de valor sobre las
mismas. Para informar sobre qué es lo que está prohibido (o en dencia no solamente se ba tenido en cuenta el motivo grupal que
su caso, mandado) se vale de todos los recursos del lenguaje para 54 Artículo 201 CP: "Las penas del artículo precedente, serán aplicadas al que ven­
definirlas. Entre ellos de expresiones de contenido jurídico, de uso diere, pusiere en venta, entregare o distribuyere medicamentos o mercaderías pe­
ligrosas para la salud, disimulando su carácter nocivo".
inevitable en muchos casos. 55 Artículo 219 CP: "Será reprimido con prisión de uno a seis-años, el que por actos
El entenderlos está entre las exigencias que le impone al habi­ materiales hostiles no aprobados por el gobien10 nacional, diere motivos al peli­
gro de una declaración de guerra contra la Nación, expusiere a sus habitantes a
tante la vida en comunidad. El error puede influir para que no se experimentar vejaciones o represalias en sus personas o en sus bienes o alterare
produzca la adecuación típica (el llamado error de tipo), o aun dán­ las relaciones amistosas del gobierno argentino con un gobierno extranjero. Si de
dose ésta, haya imposibilidad de internalizar los mandatos y esta dichos actos resultaren hostilidades o la guerra, la pena será de tres a quince años
de reclusión o prisión".
última situación determinará que al agente no le sea reprochable 56 Artículo 129 CP: "Será reprimido con multa de mil a quince mil pesos el que eje
la conducta (el denominado error de prohibición). cu tare o hiciese ejecutar por otros actos de exhibiciones obscenas expuestas a ser
vistas involuntariamente por terceros. Si los afectados fueren menores de diecio­
53 Fontán Baleslra Carlos, Tratado de Derecho Penaf1 Abeledo-Perrot, Bs.As., ]968, t. cho años la pena será de prisión de seis meses a cuatro años. Lo mismo valdrá,
lV, p. 54. con independencia de la voluntad del afectado, cuando se tratare de un menor de
trece a.ií.os".
52
t
MARCO J\NTON/0 ' llrnAGNI
...
/Jow y CULPA [N DEl\[CIJO l'ENAL 53
ha guiado la inclusión del preceplo, p¡¡r;:, interpret;:,r cómo se debe
entender la frase, sino que también la palabra rostro ha motivado de restringir, la posibilidad de adjudicar¡¡ alguien l¡¡ realizc1ción
el mismo género de consideraciones, para extender su compren­ del tipo imprudente57-58• De esa forma marca la diferencia entre el
sión a las heridas deformantes del cuello, que sean notorias según nexo, puramente causal, de la acción con el resultado y la vincula­
las costumbres ordinarias del vestir. ción que se encuentra mediante pautas normativas. Al comprimir,
estrechar y ajustar estrictamente el alcance de las prescripciones le­
§ 24. Causalidad e imputación objetiva gales relativas a la intervención de la persona en el hecho culposo
reduce el poder represivo del Estado; aquel que se ejercita cuando
Encontrar las pautas científicas que permitan tener por cierto sus magistrados dictan sentencias59• De forma tal que el hecho no
que el resultado fue producto de la acción, preocupó a los teóricos sea imputado más allá de lo debido y para que no sea castigado si
de todos los tiempos, que elaboraron distintas teorías. Solamente las no se adecua perfectamente al tipo legal 6º .
mencionaré por sus nombres y suministraré una breve explicación. El cambio fundamental introducido en la pasada centuria -y
Así la dela equivalencia de condiciones sostiene que todos los fac­ por eso se la califica como moderna a esta teoría de la imputación
tores que condujeron al resultado tienen idéntica calidad causal. objetiva-consiste, en suma, en que el examen para identificar a
La teoría de la causalidad adecuada mantiene que, en el sentido del quien se comportó como lo refiere la figura penal, se realiza valo­
Derecho Penal, únicamenté son causas aquellas que, de acuerdo rativa y no causalmente.
con la experiencia general producen un efecto determinado. La
teor(a de la relevancia t(pica cree que se debe tener en cuenta de qué § 26. Juicio para identificar al autor
manera es posible realizar el resultado a que se refiere cada tipo
penal y con ese método es posible separar la causa que interesa de
No obstante la búsqueda permanente de modelos conceptua­
las otras que no están enderezadas, concretamente, a ese objetivo.
les, siempre ha constituido una dificultad identificar al autor en
En realidad, la única teorfo causal aprovechable es la de la candi­
casos especialmente problemáticos61•
tia sine qua 11011, operación mental que permite llegar a la conclusión
que, suprimido un factor el resultado no hubiese podido produ­ 57 Ver Kaufmann, Armin, ¿Atribución objetiva rn el delito doloso?, trad.Joaguín Cuello,
cirse; por tanto, ésa ha sido causa de él. Pero se trata de una teoría ADPCP, enero-abril 1985, pp. 807 y ss.
58 Rememora Roxin los orígenes de la teorfa, tal como en la actualidad se la conoce:
negativa, o sea, puede decir cuál no fue causa, pero no cuál fue. "La teoría de la imputación objetiva se ha desarrollado, sobre lodo, bajo el para­
Si ésta permaneciese desconocida no se podría avanzar nada en la digma de los delitos imprudentes. Uno de sus principales enunciados reza: para
investigación. Por lo mismo, todas estas teorías no son otrn cosa un castigo por imprudenciél es necesario que el autor, en primer lugar, haya creado
un riesgo no permitido, y que, en segundo lugar, ese riesgo se haya realizado en
que los primeros desarrollos que condujeron a la moderna teoría una forma contradictoria con el fin de protección de la norma infringida" (Roxin,
de la imputación objetiva, a la cual dedicaré el párrafo siguiente Claus, l11jere11cia e i111p11tació11 objetiva, en Nuevas Formulacioucs en las Ciencias Pc¡¡a­
tomado de mi libro Dolo eventual y culpa consciente. Adecuación de les, homenaje a Claus Roxin, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universi­
In conducta a los respectivos tipos pe1wles, Rubinzal-Culzoni, Santa dad Nacional de Córdoba, Marcos Lerner Editora, Córdoba, Argentina, 2001, pp.
139 y ss.)
Fe, Argentina, 2009. 59 Ver Roxin, Claus, Problemas básicos del Derecho Penal, trad. Diego-Manuel Lu­
zón Peña, Reus, Madrid, 1976, pp. 128 y ss.
§ 25. Imputación objetiva del resulta�o. Origen y finalidad 60 La contribución de la teoría de la imputación objetiva al desarrollo de la teoría de
la tipicidad fue señalada por Gimbernat en ¿Qué es la imp11tnci611 objetiva? en Estu­
dios ..., p.217.
La teoría moderna de la imputación objetiva comenzó a ela­ 61 Mir Puig, Santiago, Significado y alcance de la imputación objetiva en Derecho Penal,
borarse debido a la necesidad de delimitar y, lo que es lo mismo, en Nuevas form11lacio11es e11 las Ciencias Penales. Homenaje a C/aus Roxin, Facultad de
Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Córdoba, Marcos Lerner
Editora, Córdoba, 2001, pp. 61 y ss.: "El concepto de imputación objetiva se pre-
5,J MANCO ANTONIO TrnNAGNI r OoLo y CULM EN ornrc, 10 l'[NAL 55
La voz i111p11/nr es un verbo transitivo que sign.ifim atribuir a
En tanto, la moderna leorfa ele la imputación objetiva del resul­
otro (una culpa, delito o acción). En el idioma castellano conserva
tado analiza ele manera predominante si existe un vínculo entre la
la acepción de la aplicación o la inversión de una cantidad, sea al entre­
lesión (o la generación del peligro para un bien jurídico) prevista en
garla, sea al tomnr razón de ella. un tipo penal y quien aparece como autor; no penetra en el terreno
En Derecho lo importante es ahora no perder de vista que sólo
de la culpabilidad. Utilizando la terminología de Carrara dirá: "Tu
puede imputarse lo que pertenece como derivación del accionar
de alguien como persona; no lo que resulte del mero enlace de re­ hiciste" y no Llegará a declarar: "Tú hiciste eso culpablemente",
laciones causales a las cuales haya efectuado algún aporte. Es verdad que la denominación imputnción objetiva puede ser
La propia etimología de imputnción sefiala la diferencia entre utilizada tanto de manera exclusiva para resolver los problemas
su significado en la doctrina actual y el entenderla como una sim­ que plantea la atribución de un determinado resultado lesivo a la
ple relación de causalidad, pues hacia 1440 la palabra en nuestra conducta, como también para identificar otros aspectos de la tipi­
lengua se empezó a usar corno derivación del latín imputare, segu­ cidad, como veremos más adelante.
ramente con el alcance de "inscribir en cuenta" 62, y en el sentido
jurídico penal, anotar o cargar en la cuenta de un sujeto una culpa § 27. Lo objetivo de la imputación objetivn
o algún delito 63 .
Es el mismo significado que le asignó Carrara en la conferencia En Filosofía el sustantivo objetivo sefiala lo que existe realmen­
inaugural del curso de Derecho Criminal correspondiente al afio te, fuera del sujeto que lo conoce: lo perteneciente o relativo a esa
académico 1875-1876 de la Real Universidad de Pisa, con algunas realidad exterior y no al modo de pensar o de sentir o a los deseos.
coincidencias y otras diferencias respecto de la doctrina mayorita­ Trasladando la idea al ámbito jurídico, lo objetivo de la relación
ria actual, que es necesario poner de resalto. entre las personas no depende de los conocimientos, sentimientos
Para Carrara la teoría de In imputación, y el análisis de sus ele­ o de la inclinación afectiva del agente a algo que le apetece.
mentos, conducen al examen de la intención y a la delimitación de De la objetividnd (que utiliza como parte de su róh1lo la moder­
sus fases. De aquí surge la noción de dolo y la de culpa que a su vez na teoría de la imputación objetiva) se desprenden dos significados
delimitan el elemento subjetivo moral del delito; nace sólo cuando posibles: (a) Que existen reglas de comportamiento impuestas con
existe la subjetividadfísicn o elemento material 6'1• validez general (erga onmes), lo que equivale a decir que los cono­
A partir de esas ideas es posible deducir que para Carrara la cirnientos, los sentimientos y los deseos individuales no pueden
relación física es insuficiente para determinar, por sí, la atribución tener incidencia para modificar lo que la ley ordena. (b) Que algu­
jurídica, dada ésta por lo que el Sumo maestro de Pisa llama el ele­ nas partes integrantes de los mandatos legales, aún sin pertenecer
mento subjetivo moral del delito. Esa tesis conlleva a considerar que necesariamente a cosas de la naturaleza, son de todas maneras rea­
el presupuesto necesario para imputar a alguien es la existencia de lidades exteriores: se ubican fuera del sujeto. Son elementos ajenos
un hecho material que viola o ataca el Derecho; así corno la concu­ a sus conocimientos, a sus sentimientos y a sus apetencias afectivas.
rrencia del elemento moral. En el curso de esta exposición utilizo la acepción (b) pues la pri­
sentó, entonces, corno instrumento adecuado para expresar el sentido no nahira­ mera la doy por sobreentendida: siendo que examinando el tipo,
lístico de la acción, primero, y del hecho típico, después" (p. 66). En la nota 26 cita
a Kant para expresar que el significado lingí.iístico de la palabra imp11tació11 es ex­ éste constituye un mandato general y no puede hacer diferencias
presar un juicio de atribución efectuado por el sujeto que juzga. entre quienes se encuentran en idéntica situación; lo contrario se­

-
62 Corominas, Joan, Breve diccionario etimológico de la le11g11a castellana", 3ª ed., Gredas,
Madrid, 1983, p. 333,
ría inconstitucional porgue desconocería el principio de igualdad
63 lbide111, p. 844. ante la ley.
64 Carrara, Francesco, OpiísC11!0s de dereclio criminnl, vol. V, Temis, Bogotá, 1977, p. 11.
56 MARCO ANTONIO TERRAGNJ

§ 28. Posibilidad de previsión e i111putació11 o/;jelivn

Que la primera de las acepciones (a) es acertada, resulta indis­


r Oow i' CULPt1 [N orni:c110 l'[NAL

por ello es subjetiva. El ente a valorar es subjetivo; la valornción del


ente es objetiva, y ésta última se hace a partir ele la exigencia de que
57

cutible; pero con ese descubrimiento poco se adelanta, ya que no quien vaya a actuar anticipe mentalmente lo que puede ocurrir y
solamente la imputación objetiva sino la suma de los datos pues­ conduzca sus actos de forma tal que los bienes expuestos al riesgo
tos por la ley (tanto los objetivos como los subjetivos) comprueban de una actuación precipitada no resulten perjudicados.
que la conducta es típica y la abstención de incurrir en ella se les A todo esto resulta claro .que cuando se enseña que la teoría
exige a la generalidad de los destinatarios. de la imputación objetiva ha partido de los límites de lo previsible
Los problemas aparecen a poco que se profundice el segundo por una persona prudente a la hora de adoptar decisiones 66, la re­
de los significados de la idea objetividad (b) ya que, desde antiguo, ferencia se hace a la facultad de imaginar lo que va a suceder que
aparece mencionada la palabra previsibilidad (no incorporada al tendría un hombre quien reflexionase antes de actuar acerca de to­
Diccionario de la Real Academia Espafiola, pero que se usa para das las consecuencias que derivarán de su conducta.
designar la posibilidad de previsión) que representa un dato sub­ Entendiendo el terna así, aparece nítida la importancia de la
jetivo por esencia (la referencia normativa es la exigencia de pre­ posibilidad de ver antes, a los efectos de ir cifiendo el campo de la
ver). Esto, desde ya, hace pensar que no sería correcto agregar al atribución, pues no se puede adjudicar jurídicamente el resultado
sustantivo imputación el adjetivo objetiva, pues en realidad se trata si éste es imprevisible para una persona que aspirase a adecuar su
de una proposición destinada a determinar en qué conjunto de las conducta sin apartarse de lo que manda la ley
realidades un resultado está vinculado jurídicamente a una con­ Por el momento dejo pendiente la cuestión relativa al caso de
ducta; y no todas estas hipótesis de hecho contempladas por b ley que quien obró no es una persona que se ajusta al baremo corrien­
penal son ajenas a los conocimientos, a los sentimientos y a los de­ te, sino que tiene capacidades especiales, superiores o inferiores.
seos del autor del hecho cometido por culpa.
Sin perjuicio de volver a tratar más adelante el papel que cum­ § 29. Relación de riesgo (entre la conducta y la lesión)
ple la previsibilidad, adelanto que siendo una posibilidad, esa idea +
está referida a las conjeturas normales, lo que sí es un dato exter­ La moderna teoría de la imputación objetiva indica (me estoy
no al individuo concreto65 cuya conducta está siendo juzgada. Si­ refiriendo, de manera predominante a los delitos culposos 67, y por
guiendo este razonamiento sería correcto hablar de previsibilidad ello no agrego a la idea de la lesión del bien jurídico la de su puesta
objetiva si se le asignase el significado de que toda persona normal en peligro) qué requisitos deben concurrir para poder cargar como
puede anticiparse, formando en su mente la imagen de lo que qui­ débito en la cuenta de un sujeto esa agresión. Lo importante, enton­
zás llegará a acontecer. Sin embargo, ésta es una ilusión; la persona ces, es identificar esas circunstancias o condiciones necesarias y
normal no es un ser real y sólo existe en la imaginación de quien describir la esencia de ellas.
juzga. Como este entendimiento es externo al agente (siendo que El meollo es el riesgo y por ello me detendré brevemente en la
es propio del juzgador) se trata de una pauta que, con relación al idea que condensa la palabra riesgo, entendida corno la contingen­
primero, es objetiva. En cuanto a la posibilidad que puede o no, cia o proximidad de un daño. Una cosa es la contingencia (la lesión
tener el agente de adelantar mentalmente lo que va a suceder, ésta puede producirse o no) y otra la proximidad: la cercanía,.el escaso
estará relacionada con sus conocirnientos,,sentimientos y deseos, y 66 Mir Puig, Santiago, Significado y alcance de la i111putnció11 objetiva en Derecho Penal, p.
65 Wclzel habla de la previsibilidad "de acuerdo a un juicio inteligente", y a éste] lo 68,
califica como "objetivo" (\,Velzel, Hans, Derecho penal nle111ríJ1, Parte General, 11 ª 67 Ver Zaffaroni, Slokar y Alagia, quienes aluden a la imposibilidad en que se en­

l.
edidón, 2" edición castellana, traducción de Juan Bustos Ramírez y Sergio Yáfiez cuentran algunas tentativas que generalizan la teoría de la imputación objetiva,
1

Pérez, Editora Jurídica de Chile, Santiago, 1976, p. 70). aspirando a resolver con ella todas las dificultades en el uIUverso de las formas
típicas: dolosas y culposc1s, activas y omisivas. (Derecho Penal. .. , p. 445).
58 /vJ,rnc:o ANTONIO TtU.Jt,\GNI
Do/.0 )' CULPA EN ornr:c1 JO PENAL 59
tiempo gu<:: sepnro .I n situsción nctunl del bien del perjuicio gue
tencl rá en el futuro. do y la conduela que realiza el tipo. (b) Para la determinación ele
Para ambos extremos ele In inteligencin del concepto, el sinó­ la tipicidad. (e) Para constatar, una vez que se ha afirmado que la
nimo es peligro, entendido como la inminente ocasión de un mal. conducta es típica, en qué circunstancias el resultado debe ser atri­
Y es probable gue la palabra riesgo tenga el n1ismo origen gue la buido a la conducta: es ésta ]a imputación objetiva del resultado o
española risco, "peñasco escarpado", identificando el peligro gue imputación objetiva en sentido estricto.
corre guien transita por estos lugares o el navegante gue se acer­ Puede causar perplejidad que siendo que se afirmó la concu­
ca a un escollo68 . rrencia de un elemento típico con la conducta realizada, corno lo es
La doctrina contemporánea utiliza la palabra riesgo sin intro­ la infracción del deber de cuidado en los delitos culposos, pueda
ducir mayores precisiones; es decir, da por sobreentendido un sig­ sin embargo no imputarse el resultado al autor. La eluda se despe­
nificado que no se expresa cuál es; y ello trae inseguridad, ya que ja cuando se pone atención en que para que haya tipicidacl tienen
si el resultado puede o no generarse (y no hay manera fundada de que presentarse simultáneamente todos los requisitos. Así, aunque
decidirse por una de las alternativas) resulta injusto endilgarle al se haya incrementado el riesgo, e] resultado puede no ser el pro­
agente que su conducta creará, sí o sí, la lesión. En cuanto a la re­ ducto del pel.igro contemplado por la norma o provenir del aporte
lación temporal ocurre lo mismo. La doctrina no cuantifica la in­ puesto por quien resulta lesionado o por un tercero.
minencia. Esto es: sucederá pronto. Pero ¿cuánto antes? Si no se puede formular la imputación objetiva la conducta
Corno puede observarse, si la imputación objetiva es un jui­ enjuiciada será atípica. De manera tal que, si bien no concibo a la
cio de relación normativa entre la acción y el resultado, dentro del teoría de la imputación objetiva "como una teoría de ]a conducta
concepto de imputación objetiva hay, a su vez, otros juicios de re­ típica, entendida como conducta prohibida"'º (si esto significase
lación, como éstos que acabo de seiialar: los de contingencia y de una absorción total de los elementos del tipo por ese criterio), lo
proximidad. Ellos, como cualquier otro juicio (entendida la voz cierto es que la imputación objetiva del resultado es la base nece­
corno la operación del entendimiento que consiste en comparar dos saria para constatar si el hecho del hombre se ajusta a lo que ]a ley
ideas para conocer y determinar sus relaciones), tienen que resol­ prevé para adjudicárselo.
verse -para el usus fori-con pautas que posibüiten la mayor segu­ Entendida la imputación objetiva de] resultado corno uno de
ridad como, por ejemplo, las de determinación estadística o las ele los elementos de] tipo, que coexiste con los demás, hay que apuntar
cualquier otro medio que permita ser contrastado. que es posible profundizar el análisis; ele manera tal que ya no se
trata solamente del examen del riesgo puesto por el sujeto a quien
§ 30. Tipo e i111p11tació11 objetiva se juzga, sino que abarca el examen del comportamiento de otras
personas, en cuanto tenga incidencia para la atribución del resul­
La imputación objetiva del resultado es un elemento del tipa69• tado: algunas hipótesis de intervención de varias personas en el
La denominación imputación objetiva se usa por la doctrina y por la hecho, de un partícipe, del lesionado o ele un tercero.
jurisprudencia de diversas maneras: (a) Para vincular el resulta-
Estos últimos criterios, en la medida en que sirven para des­
68 Corominas, Joan, Breve diccionario...1 p. 508. pejar el campo, deslindarlo, tornando como base la incidencia ele
69 13orja Jiménez, Emiliano, F11ncio11alis1110 y acción. Tres ejemplos de las confribuciones
de Jakobs, Roxin y Gimbernat, en Estudios Pc11nlcs y Criminológicos, XVIl, Universi­ las diversas conductas y, así, fijar los contornos precisos de la au­
dad de Santiago de Compostela, 1994, p. 29, se re�erc al sistema penal de Roxin: toría, pertenecen a la teoría de la imputación objetiva (entendida
El tipo es concebido como determinación técnica de la ley penal bajo las exigen­
cias del principio 11ulil1111 crimen sine lege. Una de las aportaciones más notables de en sentido amplio) o forman parte de un segundo nivel de la impu-
Roxin se refleja en el redescubrimiento y la dotación funcional de la teoría de la
imputación objetiva en el marco de la lipicidad. 70 En contra, Mir Puig, Santiago, Significado y alcnnce de la imputnción objetiva en Dere­
cho Penal, ob. cit., p. 74, nota 4, con cita de Frisch.
fü)_ lv1 Altcc> A NTONIO TrnN.AGNI i DOLO Y CLJLl't\ EN DEl�EC/ 1O PENAL 6]
tnció11 objelivn 71 • A g u f se u b i cn n laci as a q u el l as pau las q u 0 s u m inis­
trnn la pos i b il i cl acl cl 0 e va l u ar l a cond u cta el e cada gu ien, J o gu e a ra d a a fin d e exa m i n a r la pos i b l e punici ón. La a u senci a de uno de
su vez perrn.itirá -en s u caso-a clj u clicar una responsabilidad penal l os elementos con teni d os en l a figura da lu gar a un caso de atipi ci­
ci rcunscrip ta a lo gue in d ivid ua lmen te se ha aportado; es d ecir, no d a d72 relativa . Naturalmente cuando falta totalmente la incrimina­
asperjada por la imputaci ón (y el even tu al reproch e) que d erive d e ción de una condu cta -aunqu e se tenga conciencia de que es social­
comportarnien tos que le son extra ños. D e m ás está d ecir qu e este mente dafiosa-l a a tipicidad será absoluta . Qued a fuera d el ámbito
desideratum tiene correspondencia con l os principios constituci o­ penal p or irnperio de lo d i spu esto por l a Consti tu ción nacional.
nales de legalid ad y de reserva de la zon a de li berta d in divi d ual, Tanta importancia tienen las palabras d e la ley para determi­
pues el Esta do no pued e cas tigar un hecho no previsto corn o del ito nar si hay o no adecuación, qu e resulta imprescindible el examen
por la ley y, más allá, tampoco está fa cul tado para regl ar aqu ell as particul arizado de cada vocabl o; de los signos de puntuación y en
acciones que no afecten a terceros ni al teren el orden público. Con
general de la sintaxis. Esto d icho sin dejar al margen, por sup ues­
lo cual un Esta d o, garante d e la li berta d del hombre, n o ti ene más
to, la n ecesi d ad de usar todos los medios d e in terpretación, desde
remedi o qu e respetar l a autode terminación e impu tar solamen te
l o qu e sea una consecuencia del mal uso de ell a: Las acciones -y el literal al sistem ático.
los resultados d e qt1 e sigan a ell as-que sean d el sujeto, suy ns; q u e La conclusi ón de tal estudio puede ser la ausenci a de adecua­
le pertenezcan. Así un resultado sól o l e puede ser adjud icado a u n ción típica producida por diversas razones:
comportamien to cuand o éste ha crea d o un riesgo n o permi ti do, Por fnlta de sujeto activo: cua n d o l a ley se refiere a una cuali dad
cuan do es su secuel a y cu and o se encuen tre d en tro d el ámbi to d e especi al de l a persona qu e com ete el ilícito . En Ju gar de dar por
prohibici ón instituido por la norm a . enten dido qu e puede ser cu alquiera, cu an d o di ce, corn o lo h a ce el
Código Penal argentino: "el que ... ", señala concretamente que la
§ 3 1 . Fa lta d e tip o y atipícidad conmina ci ón está dirigi d a "al oficial público" (artículo 13673 ), "al
72 Bacigalupo dice: "En realidad el con cepto d e causas de exclusión de la tipicidad
La exigenci a de tipici dad es tal qu e, faltand o uno cualquiera de sólo puede aplicarse en un sentido impropio. Causns de excl usión de la tipicidad,
los el emen tos previs tos por l a ley, la acción no puede ser consid e- en el sentido de circunstancias o hipótesis d e hecho determinadas en las cuales
71 En este sentido, Mir Puig, Santiago, Sig niftcado y nicanee de fa i111putnció11 objetiva en l a realización del tipo no contra dice l a ley o, contradicién dola, resulta n o-culpa­
Derecho Penal, ob. cit., p. 82. En la p. 85 apunta: "La i111pu tació 11 objcliva de primer ni- ble o no punible, no existen . La falla de subsunción de un hecho bajo la hipótesis
vel se contrae, en los d elitos de acción, a la exigencia de unn d eterminada relación legal que es condición de la consecuencia juríd ica no presenta l as características
de riesgo, para la cual es razonable exigir no sólo un mínimo riesgo, sino también de los demás casos (justifi cación, no culpabil id ad y nopunibilldad). En éstos es­
la ausencia de riesgo permitido. No incl uye, en cambio, l os casos de adecm1ción tarnos siempre ante supuestos de una doble subsunción d el su ceso bajo dos hipó­
social o insignificancia de la l esión, en los que fal ta la necesaria lesi vidad d el he­ tesis d istintas: la hipótesis de la norma (p.e., matar a otro) y la hipótesis de la ex­
cho. En los delitos de comisión por omisión la imputación objetiva no requiere l a cepción (p.e., la de la defensa necesa ria). A diferencia de los casos de ausencia de
relación d e riesgo, sino la posibilidad y exigencia d e evitar l a lesi ón e n posición de ti picida d, todo suceso justificado, discu lpado o no punible- se caracteriza por esla
garante. "La imp11tació11 objetiva de seg undo nivel supone la d istribución de J a impu­ doble subsw1ci ón que es ajena a los supuestos de carencia de ad ecu ación típica"
tación entre los sujetos intervinientes y determina la conexión de au toría y la de (13 aci galupo, Enrique, Delito y punibilidad, Civitas, Madrid, 1983, p. 37).
participación, así como la imputación a la víctima". Por su parte, en el prólogo a 73 Artícu lo 136 CP: "El oficial público que a sabiendas autorizare un m a trin'IOnio
Corcoy Bidasolo, El delito imprndente . .. , Mir Puig distingue entre el presupuesto d e los comprendidos en l os artú."t.1los anteri ores, sufrirá, en su caso, la pena que
de la imputación y la imputación en sentido estricto. "Es presupuesto de l a impu­ en ellos se determina. Si lo au torizare sin saberlo, cu ando su ignorancia proven­
tación l a creación de un riesgo típi camente relevante, pero ello no con s tituye a ú n ga de no haber llenado los requisitos que la l ey prescribe para la celebración del
e l ámbito estrkto d e l a imputa ción objetiva. L a creaCión de u n desga constituye el matrimonio, la pena será de multa de setecientos cincuenta a pesos d oce mil qui­
injusto típico y supone la considera ción ex ante de l a conducta. La propia impu ta­ nientos e inhabilitación especial por seis meses a dos años. Sufrirá multa de pesos
ción se d ecide en un segundo nivel, en el gue se decide, básica mente ex post, si el setecientos cincuenta a pesos doce mil quinientos el oficial pt'iblico que, fuera de
resultado se encuentra en la necesaria rel ación de riesgo con la cond ucta injusta". l os demás casos de este artículo, procediere a la celebración de un matrimonio sin
haber observado todas las formalidades exigidas por la ley".
62 MARCO ANTONIO TERRAGNI
001.0 \' ClJU¼ CN DCJUX110 l'ENAL 63
jefe de prisión u otro establ ecimiento penal" (artícu l o :1 43 i n c. 4°74),
l a R.epública se nl n rt:! pri rn i cl os cuan d o eJl a se encuentre en guerra
o al "empl eado de Correos o Telégrafos" (artícul o 15475). Quien no contra un enem igo com ú n. Si no se com eten en tiempo de guerra
reúne esas características no puede com eter el delito de que se trate. d evienen atípi cos. Tambi én son a típicos los actos de depred ación
Por falta de sujeto pas ivo o de objeto: que se prod uce cu an d o l a o vi ol encia contra un buqu e o contra person as o cos as que en él se
a fectada n o e s l a person a qu e tiene l a s con d i ciones qu e la ley indi­ encuentren, si ello no o curre " en el mar o en ríos navegabl es" (ar­
ca. Por ejemplo el insu ltado o amenazado no es el ora dor de la re­ tículo 198 in c. 1 °79).
unión a que se refi ere el artícul o 1 6076 . O bien, cu an d o lo q u e falta Por cnren cia del medio p revisto p or la ley : corno cu ando la refe­
no es el sujeto pasivo in dica do por la ley sin o el objeto, l a con clu­ rencia expresa es a la "viol encia" (a rtículo 158 primera parte 80) o la
sión es l a mism a : no habrá tipicid ad si Jo d a do en pago no es un "intimidación" o a las sinrnlaciones de qu e habla el artículo 16881 •
ch eque (artículo 30277) sino un documento di stinto . Por ausencia de elemen tos subjetivos (distintos del dol o): como
Por falta de las indicaciones temporales o espaciales: que al gunos cuan do no es posible demos trar que la sustracción o retenci ón d e
tipos contienen, por ejempl o el artículo 21878 cu an d o estipula que una persona, qu e menciona e l ar tículo 130 82, fuese hecha "con l a
los hech os característicos de traición contra un a poten cia aliada d e inten ción de menoscabar su integri d a d sexu a l " .
74 A rtículo 1 43, inc. 4 ° CP: "Será reprimido con reclusión o prisión de uno ;:i tres afias
e inhnbilitación especial por d oble tiempo: ( . . . ) 4°. El jefe de prisión u otro estable�
cimiento penal, o el gue lo reen1place, que recibiera algún reo sin testimonio de la § 32. Error de tipo
sentencia firme en que se le hubiere impuesto la pena o lo col oea re en lugares del
establecimiento que no sean l os señalndos al efecto¡ (. .. )". El d olo requ iere conocimien to d e los elementos del tipo objeti­
75 A rtícu lo 154 CP: "Será reprimido con prisión de uno a cuatro mios, el cmplcíl d o vo. El error elimina el dol o y, consecuen temen te, un hecho de ese
d e correos o telégrafos que, abusando de s u empleo, s e aporlerarc de u na ca rta,
de un pliego, de un telegrnma o de otra pieza de correspondencia, se impusiere carácter resulta atípico. En los hechos cu lposos el error o la igno­
de su con lcnído, l a entregare o connm icare a otro que no sea el destina ta rio, b su­ rancia de hecho "no impu tables" (artícu lo 34.1 del Código Penal
primiere, la ocul tare o cambiare su texto". argentino) determin a ]a impuni dad. En tanto el error o la ignoran­
76 Artículo 1 60 CP: "Será reprimido con prisión de q uince días a lres meses, el que
imp i d iere materialmente o turbare una reu nión lícita, con insultos o amenazas al
ci a que pudieron ser evitados poniendo m ay or a tenci ón, no afectan
orador o a la ins titución organizi'ldora del acto". l a tipicidad (por J o men o s en ese aspecto) de los delitos culp osos.
77 Artículo 302 CP: "Será reprimido con prisión d e seis meses a cuatro años e inhabi­
años:
l i ta ción especial de uno a ch1co afias, siempre que no concurran las circunstmicias 79 Artículo 198.1 CP: "Será repri mido con reclusió n o prisión d e tres a quince ación o
navega bles, lgún acto de depred
del ílrtículo 1 72: 1º. El que dé en pago o en tregue por cualquier concepto a un ter­ 1 El que practicare en el mar o en ríos
° a
tren, sin
cero un chequ e sin tener provisión de fondos o au torización expresn para girar en un bugue o contra persona s o cosas que en él se encu en
violenc i a contra
lím ites d e u n a
descubierto, y no lo abonare en moneda nacional dentro d e l as vein ticu atro horas estar autorizado por alguna ·potencia beligerante o exced iendo l os
de habérsel e comunicado la falta de pago mediante a viso bancario, comunicación autoriza ción legítinm mente concedi da; ( . . . )".
a un año;
del tenedor o cu a l quier otra forma documen lada de in terpel ación; 2º. El gue dé 80 A rtículo 1 58, pri mera parte, CP: "Será reprimi do con prisión de un mes en una
e violenc ia sobre otro para compel erlo a tomar parte
en p a go o entregue, por cualquier concepto a un tercero un cheque, a sabiendas el obrero que ejercier •
de que al tiempo de su presenta ción no podrá l egalmente ser paga d o; 3°. El que huelga o boicot (. .. )" .
a d iez años, el
librare un cheque y diera contraorden para e1 pago, fuera de los casos en gue la 81 Artícul o 168 CP: "Será repri mido con reclusión o prisión de cinco
públ i ca o falsa orden de la misma,
que con intimid ación o simula ndo a u toridad
ley au toriza a hacerlo, o frustrare mal iciosamente su pago; 4". El que libra re u n entrega r, enviai� deposit ar o poner a su disposi ción o a Ja d e un
obligue a otro a
cheque e n formulario ajeno sin autorización". can efectos jurídico s. Incurri rá en
tercero , cosas, dinero o d ocumentos que produz
78 Artículo 218 CP: "Las penas establecid as en los artículos anteriores se aplicarán, los mismos medios o con violenc ia, obligue a otro a sus­
la misma pena el que por
también, cuando los hechos previstos en ellos fueren cometidos contra una po- cribir o d estruir docume ntos de obligac ión o de créd ito".
el que sustra­
tencia aliada de la República, en guerra contra un enemigo común. Se apl icarán 82 Artícul o 130 CP: "Será reprim ido con prisión de w10 a cu a tro a ños,
o fraude, con
asimismo a los extranjeros resi dentes en territorfo argentino, salvo lo establecido jere o retuvie re a una persona por medio de la fuerza, intimid ación
su integri dad sexual. La pena será de seis meses a dos
por los tratados o por el derecho de gentes, acerca de los funcionarios diplomáti­ la intenci ón de menosc abar
de una persona menor d e dieciséi s años, con su consent imiento .
cos y de l os na cionales de los países en conflicto. En este caso se aplicará la pena '' afias, si se tratare
si se sustraje re o retuvie re median te fuerza, inti­
La pena será de d os a seis afias
1 1
d isminuidn conforme a lo dispuesto por el artículo 44". mismo fin".
midaci ón o fraude n un a person a menor de trece años, con el
CAPÍTULO TERCERO
ESTRUCTURA DEL TIPO DEL DELITO DOLOSO

§ 33. Dolo: concepto

La palabra do/083 fue empleada de diversas maneras a lo largo


de la historia; algunas de las cuales se pueden resumir así: En Ul­
piano: Libro IV, Título II, Ley l ª: Dolus mnlus cst 111nchctatio quaeda111
nlterius decipiendi causa, quum nliud simulntur et nliud agitur ("Dolo
malo es cierta maquinación para engañar a uno simu \ando alguna
cosa y haciendo otra").
En las Partidas: Ley 1 ', Título 16, Partida 7: "La intención astu­
ta y maliciosa que se dirige contra el justo derecho de un tercero,
ya hablando con mentira y <1rtificio, ya callando maliciosamente
lo que se debe manifestar".
En el Diccionario de Escriche (París, 1869): "Toda especie de
astucia, trampa, maquinación o arti ficio que se emplea para enga­
fiar a otro; o el propósito de dañar a otra persona injustamente".
Los significados en la lengua espafiola actual, derivada la voz
del latín dolus, son: l. Engaño, fraude, simulación. 2. En los delitos,
voluntad intencional, propósito de cometerlos. En los contratos o
actos jurídicos, engaño que influye sobre la voluntad de otro para
la celebración de aquéllos, y también la infracción maliciosa en el
cumplimiento de las obligaciones.
83 Ver referencias histórirns en Jirnénez de Asúa. Una de sus citas alude al origen co­
mún de dolo y dolor, de lo que resultaría que obra con dolo quien quiere causar
dolor. En la Edad Media alemana aparece como la expresión de un acto voluntario.
Sólo en presencia de esa acción voluntaria se exigfo el pago delfi'ed11s. En cambio,
el \,Vergeld o Guidriguild se abonaba en todo caso {Jiménez de Asúa, Luis, Tratado
de Derecho penal, t. V, La culpabilidad, Losada, Buenos Aires, 1956, p. 305). Por mi
parte agrego que permanece esta diferencia en cuanto a la reacción penal, por un
lado, y la civil por el otro.
_Q_Q J\•1AJU ·c , i\ NTc lN/C l TLIWAGNI
... Dow Y CULJ½ é.N ornr.c110 l'CNAL 67
El sen l.i cl o gene rn l c¡ ue le asign o a ]a i d ea dolo, c1 l os fines
de
este trn bajo, e s e l el e cono cim i en t o y v o l u n tc1d 8·1 el e realiz gico 90• En otrn s pa la b rns: el d ol o pmte de un d a to su bjeti vo al q u e
ar el hech o
al que refi ere el ti po el e J¡ ¡ l ey pena 1 85• el Derecho ad ici o n a u n j u i cio de valor9 1 •
Com pren d e no sólo el l ogro el e] resul ta d o, p or sí, s ino tamb El deméri to q u e el l egi sl ador le asigna a la conducta gui a da
ién
el cono cim i en to y la volun ta d d e haber pues to en por el d olo ap arece refl ej a d o en el tipo92, no en la culpabilidad, ya
marc ha los me­
dios86 para realiz ar la acci ón d e esa mane ra orien ta d a87. que si fu ese un a cuestión relativa a esta última -como lo entien de
El cono cimiento de las circu nstan cias a que refi ere el el cnusal ismo-representaría una idea compleja, constituida por el
tipo ob­
jetivo está acom pafia do por l a finali d a d . Una cosa es la conocimien to y l a voluntad d el prota gonista d e realizar el hecho,
finali d a d,
como fenóm eno psi cológ i co -qu e tien e lugar en l a cabez y simultáneamen te por el reproche al sujeto por haber obrado no
a d el au­
tor-, y otra cosa es l a exigencia de l a ley a cerca de que obstante ese conocimiento y con esa voluntad93 •
esa final i­
dad concurra como requ isito típi co. En este últim o senti
do, perte ­ El dolo no abarca la conciencia d e l a an tiju rid i cid ad . Esta cons ­
nece a la ley88 . tituye una cuestión rel ativa a la culpabilidad . El dolo del autor sub­
EJ. sujet o qu e actúa tiene que cono cer las circunstan cias q11e siste con independenci a de que le haya sido imposible reconocer
ro­
dean el suces o y obrar con la intenci ón de con creta rlo. Com lo prohibido de su acci ón o que, m ed i an te la correspond i ente acti­
o expli­
ca Mau rach: el d olo es el quei:er -d omin a do por el saber vación de l a concienci a, hubiera podido adquirir tal cmnprensión.
-reali zar el
hech o, tal cu a l lo describe el tipo objetivo 89. De lo primero resulta que obra con dolo el inimputable y de lo
Cono cimiento y volu ntad son rn ,mi festa ciones d e la men segun d o, qu e tambi én actú a con dolo el que se encuentra en error
te. La
uni ón de am bos no da com o prod ucto o tra creac i ón psico invencibl e d e prohibi ci ón.
lógi ca a
la q u e se pued e l.lam ar do/u. Dol o es una expresión juríd
ica, que 90 feijóo Sánchez sostiene esta interpretación y citc-1 opiniones doch-inales coincid en­
ident ifica la importancia qu e se Je asign a a ese fenóm eno
psico ló- tes: El dolo y la imprudencia no son conceptos ontológicos o psi cológicos, sino
conceptos norma tivos que deben ser determinados por l a ciencia dogmá tica y por
84 Por supue sto gue esta idea no encier ra ningu na origin a lid la jurisprudencia m e d iante la interpretación del Derecho positivo. Dolo e i mpru­
nd, como gue ya J c1 Ca­
rolina reclam aba pan1 la punici ón que el delito se comet dencia son ideas cuya inteligencia d epende de las normas penales (Feijóo Stinchez,
iese "con sc1ber y volun ­
ta d" (mit Wisscn und Wi/len ) como lo señala J iménc z de Bernardo, El dolo eve11t 11al, Universidad Ex ternado de Colombia, Centro de Inves­
Asú a ('fratndo de Derecho
penal, t. V La rnlpabilidad, Losada, Bueno s Aires, 1 956, p. 32·1 ). tigación en Filosofía y Derecho, Bogotá, 2004, pp. 15 y ss.).
85 Así lo caracteriza el p arágrafo 5. 1 d el Códig o Penal austría 91 Ver l as citas de Díez Ripollés segú n las cuales una idea psicológica de dolo harfa
co: "A ctúa dolosa men­
te q ui en q u iere real izar un hecho q u e se corres ponde con imposible el funcionamiento del Derecho Penal, de forma que hay gue pa rtir de
un hecho típico legal" .
86 Por lo genero] la d octrina y la ju rispru dencia para i dentifi car un concepto a medio camino entre el puro psicologicismo y el radi onalimo, orien­
el dolo ponen el acen­
to en la búsq u eda del resulta do, lo que es conec to. Sin embar tado por la idea del "conocimiento humano general " (Díez Ripollés, José Luis,
go, también es ne­
cesario señalar que, asimismo, según lo afirmo, identifica al Los elementos subjetivos del delito. Bnscs metodológicns, Tirant lo blanch, Valencia,
dolo la utiliza ción de
los medios orient ados a l ograr a lograr el efecto, pues aunqu 1 990, p 142).
e el sujeto no alcanc e
a p roducir el resulta do, la condu cta será d olosa, punibl e a 92 Esta connotación nega tiva refleja la acepción que d esde el comienzo de la historia
títu lo de tentati va, si se
fmstró por circun stancias ajenas a su volunt ad (artícu lo 42 pen a l tuvo l a pal abra dolo, l a que, según Carm ignani, d eriva de la voz l a tina do­
CP argentino).
87 Ka11 fma1111, Arrnin , El dolo eventual e11 la esfrucf11ra del delito. lare, que significa ofender (Ca nnignani, Giova nni, Elemen tos de Derecho Criminal,
Las repercusiones de la
teor{a dela acción y de la teor(a de la culpabilidad sobre los !(miles Temis, Bogotá, 1979, p 45).
del dolo, en ADPCl� t.
Xlll, fase. 11, m ayo-ag osto MCMLX, p. 1 86. 93 Welzel reparó en error que consiste en colocar en un mismo plano la valora ción
88 En id éntico sentid o, Zaffaroni, A lagia y Slokar disting uen y el objeto valorad o, aunq u e alguna d octrina opina de d istinta manera; y lo hace,
entre el dolo como fi­
nalida d concreta y típica dada en el mund o (la finalid ad como ya no ubicando el d ol o en la culpabilidad o en el tipo, sino simul táneamente en
parte del supu es­
to de hecho fáctico) y el dolo como exigen cia típica perten ambos elementos de la teoría del delito. Así, Wessels d ice gu e el dol o es forma de
eciente a la l ey (el d olo
corno requis ito de] supue sto de hecho legal), que es'Ia caracte #, comportamiento y de cul pabilidad. A su vez, Maurach objeta la teoná de la doble
rística de la acción
típ i ca dolosa (Ver Zaffaroni, Eugen io Raúl, Alagia, Alejan
d ro y Slokar, Alej and ro,
. i posición del dolo diciendo que si se concibe el d olo en el ámbito de la culpabilidad
Derecho Penal. Parte General, Ediar, Buenos Aires, 2000, p. 4- ' f
97). como "portador d e l d esvalor de ánimo", no se pued e desconocer que un concep­
89 M aurach , Gossel y Zipf, ob. cit., 1-376. to de culpabilidad puramente normativo ya no es compatible con ese criteri o (ob.
cit., 1 -377).
68 M,rnrn ANTONIO Tcn1{AGNJ DOLO Y CUL/'t\ f.N DCUEC/1O 11ENAL 69

En CLrnnto a la acción amparncla po,· una causa ele justificación, ría a ser consi­
ap arece llna clificult acl sisteméÍtica 9": El dolo no existe como con­ o ilicitud de su conduela, ya que lo contrario Lleva
dolo-consis­
cepto genérico. El dolo es típico: corresponde a cada hecho de los der ado un Sllpuesto de error de tipo -excluyente del
de justificantes.
previstos por el legislador como delito95• De ello resulta q11e quien tente en la suposición errónea de la concurrencia
recaiga sobre
Por mi parte estimo que toda equivocación, que
mata al agresor en legítima defensa tiene conocimiento de la po­ r de tipo.
una cuestión fáctica, debe ser calificada corno erro
tencialidad lesiva de la acción que realiza para repeler la agresión e de la cul­
De su lado el error de prohibición, corno excluyent
y vol u ntad de llevarla a cabo no obstante ese conocimiento; aunque o en la falsa in teli­
pabilidad, debe incidir acerc a de l a ignorancia
es cierto que quizás no tenga la voluntad, concretamente y verbi­ o.
gencia de que una ley califica el hecho como delit
gracia, de matar a la que alude, por ejemplo, el artículo 79 del Có­ exhibe una
Dicho lo anterior sin desconocer que la doctrina no
digo Penal argentino. Tanto es así que, a los efectos del encuadra­ a ntes apunté-se
coincidencia total sobre este terna, y que si-corno
miento del suceso y dejando de lado las cuestiones relativas a la tipo, la equivo­
adoptase la teoría de los elementos negativos del
tipo.
prueba recogidas en la investigación, darfa lo mismo que se tratase cación sobre la justificación constituiría un error de
acerca de
de un homicidio simple o de un parricidio: El hecho se encuadra­ No obstante los diferentes enfoques doctriJ1arios
indudable que, a
rá en alg u no de los tipos penales, pero no se tratará de un injusto. cómo debe construirse una teoría del delito, es
s subjetivos del
Las observaciones precedentes dan pie para apreciar el méri to, los efectos de ubicar sistemáticamente los elemento
car con claridad
no suficientemente reconocido por un sector doctrinario, de la teo­ injusto en el tipo subjetivo, es imprescindible mar
r(n de los elementos negntivos del tipo. Sigt1iendo ese orden de pensa­ la línea que separa el injusto de l a culpabilidad.
miento, si se llegara a considerar la idea tipo globnl o tipo de i/(cito, En ese sentido toda referencia que se hag a a la
calidnd de los
a los sentimien­
el dolo debería extenderse, asimismo, al conocimiento de que no motivos (artículo 41 del Código Penal argentino)
llas que aparez­
existe una causa· de justificación. Finalmente, del esquema resu liaría tos o a actitudes internas -independientes de aq11é
qu e el autor no debería padecer ninguna confusión sobre la licitud can en el tipo-son ingredientes de la culpabilidad.
nde ana­
Por supuesto que ésta es una idea genérica: correspo
trucc ión siste­
lizar cada suceso penal en particular, pues una cons
94 (J ara resolverla también resuJ la de utilidc1d repasar las distintas acepciones que tuvo
la palabra dolo e n el Derecho Antiguo. Así las Partidas, siguiendo al Derecho Ro­ a una solución
mano, lo dividieron en malo y bueno: "Repnrfimienfo y ha entre los cngniios. Ca tales y mática perfecta no puede tener un valor superior
ha que s011 buenos, e fa les que malos: e buenos so11 nr¡ucllos que los o mesfnze11 de buena fe, justa del caso concreto que se examine.
argentino no
Antes anticipé: el dolo es típico. El Código Penal
e a ln1e11a intención, as( como prender los ladrones, a los robadores... " (Ley 1, Tíh1] 0 XVJ,
Partida Séptima, según la cita de Jiménez de Asúa, Tratado de Derecho penal. .. , ob.
esada-que se
cit.; también ver Ln culpabilidad, Losada, Buenos Aires, 1956, p. 328). Por supuesto contiene ningt1na orden general -literalmente expr
se abstengan de
dirija a los destinatarios, orientándolos para que
g u e las Partidas identifican dolo con engaño, por lo que habrían identificado un
eng año bueno. En los casos de legítima defensa, quien la utiliza no engall.a, pero
en cada tipo pe­
podría pensarse en una especie de dolo bueno, entendiendo por bueno que la in­ obrar con dolo. Aparecen mandatos específicos
referencias en
tención está dirigida a ejecutar un acto ampnrado por la ley. nal. Sobre lo que no puede haber dudas es qt1e hay
o para tener por
la Parte General del Código Penal suficientes corn
95 Que el dolo debe ser típico lo demuestrn la configuración jurídica del parricidio
(debe conocerse la relación de parentesco) o en la anterior regulación argentina
voluntad: así el
del eshipro la deshonestidad del sujeto pasivo (en el actual artículo 120 del CJ� la cierto que el dolo se compone de conocimiento y
ienzo de ejecu­
artículo 42, cuando define la tentativa como el com
inmadurez sexual). El conocimiento del autor debe nbarcar no sólo el núcleo del

1, tanto corno el ar­


tipo sino las circunstancias accidentales si éstas son la esencia de la descripción
tfpi ca hecha p or la ley. Sobre estas circunstancias no centrales se constniyen edifi­ ción con el fin de cometer un delito determinado;
cios teóricos relacionados con el dolo eventual. El tipo doloso tiene dos aspectos:
,l• tículo 47, que limita la represión a los cómplices tenie
ndo en cuenta

-
etieron colabo­
solarnente aqu el suceso con cuya realización prom
uno objetivo y otro subjetivo. Es decir que la ley, mediante el Upo, individualiza
conductas atendiendo a las características de tiempo, lugar, modo, etc., gue se dan
si no concurre el
en el mundo exterior y a circunstancias que están en lo interno, en Ja psiguis del rar. Con carácter abarcativo, y reconociendo que
34.1 CP exime de
conocimiento no se debe condenar, el artículo
autor.
7_Q 1,wcn A NTONIO TrnI{AGNJ
1\ 1
71
DOLO Y CULPA E N DERECHO PENAL

pen a a l c¡ue ob rnse por erro r o ign o rn ncia el e hech o no i m ¡J Li la bJ e96 • pe1ju i­
El concep to genern l dolo asu m e las C8 rn cterís tiC8s pmti culares c¡ u e debe n ser comu nes a todas las form as d e98dolo; ello, sin
a cada hecho previs to por el legisl a d o ,· como cielito. La regl a es el cio de c¡ue exist an connotaci ones espe cífica s .
a habe r
dolo; la excepción, la culpa, conform e al sistem a del numerns c!a usus Por ello, en lu gar d e busc ar las difer encia s que pued
cular rnente
c¡u e sigue nuestro ordenamien to ju rídico con rel aci ón a es ta úl ti m a . entre l as tres m anera s en c¡ue aparece el dolo (y pmti
ntrar l as
el de más difícil apreh ensió n, el even tual), hay qu e enco
tanto en
§ 34. Necesidad de elaborar u n a teoría unitaria del dolo notas gene rales99, pecu liares de éste, c¡ue d eben apare cer
ari as y
el d olo directo, como el indirecto o d e cons ecuen cias neces
Cons tituye un signo ele falta de coherencia que gran parte ele l a en el even tual.
ser
Lueg o se deben señal ar los carac teres específicos , corno
1 00
doctrina y de la jurispru den ci a entienda a l dolo even tu al com o una ngen cia y
ca tegoría distinta a las del dolo di recto y el dol o d e con secu enci as c¡ue en el dolo direc to el resulta do no está sujet o a conti
el suje­
necesarias 97 • Contra esa línea a rgum ental hay c¡u e reacci onar, pues en el dolo ind irecto tamp oco, pues en esta últim a hipó tesis
e prod u cirá
si el dolo evenhi al es dolo, tiene c¡ue participar de los el em entos to tiene volun tad de realiz ar un hech o, a sabie ndas qu
o princ i­
96 Esta excepción: no imputable, tiene una _importnncia que no ha sido puesta de rel ieve, resul tad os que exced en aque llos que cons tituyen el objet
en general, por ladoctrina a rgentina. Esta h abitual mente explica qu e el error sobre pal de su propó sito.
teoría
las circunstancias fácticas excluye el dolo y deja subsistente la cu lpa, pero a esta
reflexión corresponde hacerle las sigu ientes aclara ciones, empezando por lo mc-'is
De todas man eras correspon de encar ar el deba te sobre la
en la doc­
element al: (a ) La a dec1r nción típica d el hecho como cul poso no p u ede realizarse tradi ciona l d el dolo, pues tal como apar ece form ulad a
ner la for­
por exclusión. El suceso se subsumirá en el tipo culposo ab in ifio; no residualmente,
porgue no encu adra en el tipo doloso debido a la equivocación. (b) Si al agente se le
trina y en l a jurispru d enci a corrientes, no puede conte
imputa el error, es U ecir, se le atribuye ]a lorpezc1 de no haberl o evitado pudiendo ma dolo evcn tua/ 1 01 •
haberlo hecho, si se l o castigase lomando como base l a figu rn dolosa, la parndoja una teoría uni taria d el
sería m ayúscu líl porque habría un hecho doloso sin dolo. Pa ra no incu rri r en ella, 98 Desde hace medio siglo se está sefial ando la ausenc ia de
eve11t11 al en la feonñ del delito . . . ,
la d octrina y la jurisprn dencia dejan de l a d o la locu ción "no evitnble" sin mayo­ dolo, tal como lo hizo Armin Kaufm ann (El dolo
oderno es de Schmi dhaus e1� quien dio el paso
res escrúpulos en cu anto a la sistemática. Así Soler dice que, aunque el error seíl ob. cit., p. 1 939). Un enfoque más m
pura d el conoci miento , propo niendo un nuevo y genéri­
i mp u table, siempre que sea esencial y decisivo, d estruye el d olo en todo caso; el decisiv o hacia una teoría
del elemen to volitiv o,
hecho es pu nible; pero no al mismo título sino bajo l a forma culposa, si la forma co concep to de d olo en el que se prescinde defini tiva 1nente
de la acción: el dolo es conoci miento de
cu l posa del delito está prevista en la Pa rte Especial; si no lo está, el del ito no sería cuyo análisi s qued a relega do al mome nto
ciíldón entre dolo e impru dencia equiva le, pues,
p u nible (Sole1� Sebastián, Derecho PeJJa! arge11ti110, Tea, B u enos A i res, 1 976, t. l l, p. l os elementos del tipo. La diferen
, Esther, Dolo cvcnl 11al
8 1 ). Como puede observarse, la inconsecuencia es mayúscula, porque n contrario a la distinción entre consci encia e inconsciencia (Hava García
n p. 3).
scnsu la ley d i ce que el hecho cometido con error "imp u table" es punible y Soler y c11lpa conscien te. Criterios diferenciadores, versió OH /inc,
supera do ya los para­
d ice que no l o cs. Por mi parte opino que la solución se encuentra analizando la 99 Díaz Pita sefiala que la más moder na d octrina aleman a ha
li pi cid a d: los hechos descriptos en la Parle Especi al del Código Penal (así como desde antigu o, de delimi tación de ambas figuras ; es deci r, las
d i gmas repetid os
en toda ley penal) son dolosos o culposos. El ti po subjetivo de los primeros es el oll ado unas nueva s tesis so­
teorías volitiv as y las teorías congn ilivas, y ha desarr
d olo: si h ay error no hay dolo, sea el error impu table o no. Esto significa que la encont rar una teoría wlita ri a para l a fi­
bre el tema, con un objetivo primord ial:
expresión d e la Parte General ("no impu table") no puede aplicarse en el caso de se ha venido d esarro llando hasta ahora, una teoría que
los tipos d olosos. En la hipótesis de l os tipos. culposos, la locu ción eslarfa refor­ gura del d olo y no, como
zando In idea de q ue ell os se caracterizan por l a violación d el deber de cuida d o. hace referencia exclus iva al dolo eventu al (ob. cit.1 p. 41).
pena, los jueces pueden tener
De m anera tal que, a ctu and o con mayor preca u ción, el individuo hubicseevita do 100 Señala Feijóo Sá n d1ez que, a los efectos de gradua r la
en cuenta que en los casos de dolo d irecto la d esauto rizació n de la norma es más
caer en error. Éste es el "im putable" como lo determina la interpretación a contm- . Por ejemp lo, a d opta r
evidente y el autor se aleja todaví a más del ordena miento
rio sensu del artículo 34.1 del CP.
l a decisió n de ejecuta r u n hecho conoci endo con seguri d ad sus consecuencia s no­
97 Es posible observar que mien tras en el dolo d i recto de primer grado las d octrinas
tom a rl a sin dispon er de dicho conoci­
mayoritarias manejan un concepto psicológico de vol u ntad, éste se transforma en civas es más reprochable, en principio, que
z, Bernar d o, El dolo eventua l, Unive rsidad Extem ndo
una voluntad nonna tivamen te im putada a l sujeto CU ando se pasa al dolo directo miento seguro (Feijóo Sánche
o Bogotá , 2004, p. 42).
de segundo gra d o (Ragués i Vallés, El dolo . . . 1 ob. cit., p. 47). Por mi parte, afiad o de Colom bia, Centro de Tnvest igación en Filosofía y Derech 1
a nega tiv a. Así Baciga lu po
qu e ese cambio, esa consecuencia, es mucho nlé'ís notorio cuando se llega a l dolo 1 01 La búsqu eda de la unifica ción puede hacerse d e maner
el dolo aparec e d e las tres maner as que tra d i­
eventual. consid era supera da la tesis de que
uen. Ello porqu e, con forme a su criteri o, hay qu e eli minar
cional mente se disting
72 ,H,wc:n ANTONIO '/'r.JU{ACN1
DOLO �- CULPA EN ornr:c11O Jl[NI\L 73
§ 35. Co11 t.e11 ir/o del do lo
Contrari a m en te a l o c¡ u e ocurre con la vol un tad, la mayor faci­
Cronológicamente el aspecto in tel ectu al se antepone siempre l i d a d con que este el emen to se puede constatar o dedu cir d e d atos
al volitivo, pues sin conocimiento no hay finalidad, aunque pue­ ex ternos, explica la ra zón por la c¡ue la doctrina no pone en duda
de haber con ocimiento sin finalidad . No cuenta para el d olo n a d a l a exigencia de este com ponente 1 04 .
que no es té psíqui camente presente e n l a concien cia como conte­
nido de ésta 1º2 • § 37. El con ocimiento como p roceso psico lógico
En la concepción d octrinal del dolo exis te un tradicion al deba­
te entre partid arios de la teoría de la representa ci ón y de la teoría El hombre con oce cu ando ha grabado en su consciencia 105 ex­
d e l a vol untad . N o voy a ha cer el rel a to de esa confron tación ni a peri encias, palabras y conceptos 106, qu e tiene a su disposición en
exponer exhau stivamen te el es tad o actual del d eb a te, pues lo más la memoria para reproducir la vivencia, enten der l a expresi ón o la
importante es examina r con sentid o críti co los distintos puntos d e idea oral o escrita, que es cuch a o ve, decir o escribir lo qu e quiere
vi sta, para asentar l a convi cción propia d e que no e s dado prescin­ signifi car, guardando correspon denci a con la comprensión gene­
dir de] el emento voli tivo, no obstante la decisiva importan ci a qu e ral del resto de las personas de su entorno 1º7 •
tiene el elemento in telectual . situación externa desencadenante. h) El tipo medio d e reacción colectiva aplicable
a la situación. i) El modo de percepción de la situación por pa rte del delincuente
(Mira y López, Emil io, Mn11 11al de Psicologf'a ]11r(dica, El Ateneo, Buenos Ai res, 1954,
§ 36. El comp o11e11te cognitivo del do lo p. 141). Acerca de conceptos actual es de la aportación gue pueden hace r al proce­
so l as ciencias empíricas, ver Ragués i. Vallés, E/ dolo . . . , ob. cit., pp. 2·1 2 y ss.
1 04 Díaz Pita, ob. ci t., p. 27.
Para que haya d olo tiene que h aber conocimiento. El dolo es 105 Ese bagaje, que inconscientemente tiene el sujeto a su disposición en la memoria,
l a expresión jurídica del repu dio que merece como hecho inju sto se ha formado a partir de la percepción y gu ard a d o merced a fo reiteración.
1 06 Los ju ristas somos tributarios de la palabra (expresión sintética d e una idea) y de­
el d e qu ien no se absti ene de obrar pese a saber cu c1 l será l a con­ jamos de lado la evidencia de gue hay otra forma de conocimiento, que es la gráfi­
secuencia de ello. ca, la cual aprehende la imagen de algo con ind epend encia de los vocablos que lo
describen. Por eso alguien puede conocer (vincular la imagen a la experiencia) sin
Qu i e re decir que hay un fenómeno psicológico (el conocimi en- que exista trad u cción de esa h1leligencia al lenguaje. A veces el sujeto se encuentra
to) qu e constituye el soporte d e la apreciación jurídica 1 °3 . imposibilitado para efectuar ese traslado porgue no dispone de los medios para ha­
cerl o, ya sea porgue lo que observa le es totalmente novedoso o porque su riqueza
el elemento voli tivo del d olo y, si todns las formas de d olo tienen el d enominador
lingüística es escasa. De tod as m aneras, al efecto de considera r que concurre en el
común del conocimiento d el pel i gro concreto, "ya no tiene razón d e ser más gue conoci miento que requiere el dolo, es sufici ente q u e éste haya sido incorporado a
una única forma d e dolo" (Bacigalupo, En rique, Derecho penal. Pnrte gc11eral, 2� ed., través de imágenes o de habilidades mentales ad qu iridas. Se puede ilustrar esta
H amrnurabi, Buenos Ai res, 1999, p. 324). reflexión utilizando una observación frecuente: llama la a tención cómo los cajeros
102 Zaffaroni, ob. cit., p. 497. Allí también alude a los tres sign ificados d el d olo: Un de bancos cuentan los billetes; lo hacen a una velocidad tal que el cl iente no pued e
dalo d el mundo, lo gue la ley exige y el resu ltado d e la consta tación en el caso seguirlos, pues en tanto éste traduce mentalmente el movimiento de l os billetes
concreto. en números (y ello hace lento su cálculo), los cajeros no trasladan el paso de cad a
1 03 No obstante haber sido vertidc1s hace tiem po, mañtienen su actualidad las siguientes billete por s u s dedos a l a imagen mental d e las cifras o , en s u caso1 lo hacen por
observc1ciones de Mira y López sobre los episodios que se d an en la vida psíquica decenas. Pero que no se represente cada número en la mente d el cajero no signifi­
de un sujeto: No es posible juzgar un deli to sin comprenderlo, pero para esto se ca gue no tenga conocimiento de la cantida d parcial o final. Llevnda esta observa­
necesita no sólo conocer todos los antecedentes de la situación1 sino el val or de to­ ción al terreno general, para trazar el límite cognitivo del dolo, más allá d el cual
dos los factores determinantes de la reacción personal . Discuten aún los penalistas no hay conocimiento, es su ficiente la incorporación mediante los sentidos (vista1
si hay que castigar con arreglo n los resultados o a la intención d el acto del ictivo1 oído, olfato, gusto y tacto) de una experiencia. Así, si un ciego ha ensayado obtu­
¿pero por qué no castigar con arreglo a la motiva ción psicológica de éste? Por la rar el paso del aire hacia el interior d e un mamífero, tapándole las fosas nasales y
sencilla razón d e que les es d esconocid a en l a mayoría de los casos. La tarea fun­ la boca, a dvirtiendo cómo cesan los movi m ientos casi de inmedia to, sabrá que si
d amental de un jurista ante un acto ilegal cualquiera es determ inar el papel gu e en hace lo mismo con un hombre que odia lo estará matando. Habrá dolo aungue no
su comisión han desempeñado: a) La constitución corporal. b) El temperamento. engl obe esa i dea. en la palabra ma tar.
c) La inteligencia. d). El carácter. e) La previa experiencia. f) La constelación. g) La 107 Díez Ripollés alude a la tensión que existe entre la an ticuad a psicología raciona­
.
lista de la ciencia jurídica y los nuevos conocimientos psicológicos, de forma tal
7,1 lvJ,rnco I\NTONJO Trn1v1GN1
DOLO )' CULI'A EN ornr.c110 l'[NAL 75
En es le ord en, g u ien co n oce a l u d i ría c1 su cornporlc1m.ien to sos­ Estas reflex i ones se aj u stan a la ley. El Códi go Penal argenti­
teniendo gue "sabe lo g u e hnce", lo q u e i ncluye las consecuencias no no utiliza la palabra dolo. Sin embargo, está claro gue para esta
qu e puede prever derivarán de su comportamien to. O sea gue el ley el conocimi ento del au tor d ebe abarcar l os elementos objeti­
sujeto aprehende la situaci ón global 108. vos y contempl a r el resu ltado qu e pued e d erivar, pues para gue
Por supuesto gu e para determinar gue hay dolo no es sufi ciente el autor sea punible tiene que haber tenido com prensi ón sobre el
la represen tación pura y sim ple'º', sino gue lo decisivo es la a ctitud su ceso del hech o (artículo 34.1), in terpretando a co ntrario sensu l as
del suje to frente a esa representación "º; dispos i ción gu e se revela eximentes del error y d e l a i gnoranci a de hecho no imputables)" 2 •
en actos gue se proyectan en el m undo exter.i or. Asimi smo, la prim era parte del artículo 47: "Si de las circunstanci a s
particulares de l a causa resultare gue el a cusado d e complicidad
§ 38. Con tenido no quiso coop erar sino en un hech o menos grave que el cometi d o
por e l autor, l a pena será aplicada a l cómplice solamente en razón
El conocimiento del autor d ebe recaer sobre los el emen tos ob­ del h ech o que pro m e tió ejecuta r" .
jetivos del tipo: en su caso, el sujeto pa sivo o el objeto material del No h ay duda, entonces, d e gue el con ocimiento del partícipe
alague gu e diri ge, la acción misma y la m anera en gue ésta se en­ abarca "las circunstanci as particul ares de la cau sa" y un exclusi­
d ereza 1 " haci a el efecto. vo efecto posibl e.
que se ha tclchado a la psicología utilizada por los tribunales penales de psicología Circunscribiendo ahora la cuestión exclu sivamente al resul­
animisla, incompa tible con los actuales proced eres científicos. Glosando la doctri­ tado, como es obvi o, y siendo éste -como consecu enci a-algo qu e
na contemporánea, dice que en Derecho Penal no se pretend e tanto "psicologizar
como norma tivizar". Esos conceptos subjeti vos están en el Derecho, no parn ílCce­ se producirá en el futuro, el agente no lo podrá conocer en el mo­
d er a la realidad sino para nbnrcar d ogmáticamente un determinado nconlecimien­ mento de actuar; pero sí tendrá conciencia de que luego su cederá.
lo, lo gue irnpliCa asumir el eventual reproche de que el Derecho Penal desfigura Precisamente, en razón de este úl timo apunte, parte de la doc­
conscientemente la rea lidad y manipula incluso la investigación de la verd ad en
el proceso. Es así como se real iza en forma intencionada un marc;i d o empobreci­
trina moderna, gue se manifi esta en desacu erdo con la tradicional,
miento o simplificación del aspecto subjetivo de la cond uela tanto en ]c1 formula­ privilegia el valor del elern ento cogni tivo 1 1 3 •
ción como en la cons tatación d e los elementos subjeti vos fina lmente introducidos Según aquélla, es el riesgo de que se produ zca un efecto deli c­
(Diez Ripollés, José Lu is, Los elemen tos subjetivos del delito. Bnses melodológicns, Ti­ tivo d erivado de la acci ón llevad a a cabo, l o que realmente confi­
rant lo Blanch, Valencia, 1 990, p. 79).
1 08 Cmú. Feijóo S;lllchez, Bernardo, El dolo evc11f11nl, Universid ad Externado d e Co­ gura el objeto del conocirniento 1 14 •
lombia, Centro de lnvestigación en Filosofía y Derecho, Bogotá, 2004, p. 23, con tigo. Con ell o la inconstih1cionalidad es evidente y no deri va s ol am ente
referencias bibliográficas con un sen Lid o coincidente. de la idea de que no habría afectación de un bien juríd icamente protegido
1 09 Cronológi camente el conocimiento tiene priori dad y, a demás, siempre está pre­
(argun1ento cuestionable, pero gue no corresponde exa1ninar acá) sino de
sente, pues sin conocimiento no hay finalidad, aunque pu ede haber conocimiento
si n finalidad. que por esa vía se produce un ataque al principio de legal i dad, porque se
11 0 Lascano (h), Carlos J. (dir.), Lecciones de Derecho Penal. Parte General, Advoca­ puede condenar a al gu ien sin que éste haya realizac!o ninguna a cción tí­
tus, Córdoba, 2000, t. l, 277. pica.
111 En este sentid o, dolo significa conocimiento de la posibilidad de dominar l a situa­ 112 De referencia s similares correspondientes a l texto del Código Penal español extrae
ción. Siendo así, cu ando el sujeto se equivoca en ese sentido y objetivamente no Feijóo Sánchez un aval a la postura contraiia a la exigencia del elemento valorali­
podría tener el señorío d el suceso -y de tod as maneras realizo actos exteriores•, vo, pues d ice que el Derecho positivo no exige el elemento volitivo, ni positiva ni
teniendo én cuenta lo que d ispone el artículo 44 del Cód igo Penal, qu izás a l guien negativamente, corno lo hace respecto de l a concurrencia de conocimiento (Feijóo
lo interpretase como un delito imposible. Y en este orden aparece la necesidad de Sánchez, Bernardo, El dolo eve11t11nl1 Universidad Exten1ado de Colombia, Centro
u n análisis d istinto a l que la dodrina corriente efectúa y es el siguiente: El error de Investigación en Filosofía y Derecho, Bogotá, 2004, pp. 26 y ss.).
excluye el dolo y al no haber resultado, tampoco existirá la posibilidad de una 113 Amplias indicaciones bibliográficas acerca de este d ebate consigna Feijóo Sánchez
incrhnin aci ón a títu lo de cu lpa; con lo cu al nos encontran10s ante un caso (ob. cit., p. 26, cita 26).
114 Ver la doctrina mencionada por Dfaz Pita (ob. cit., p. 29), quien cuestiona esa tesis
de a ti pici dad absolu ta . No obstan te, esa norm a _ h abilita un eventual cas-
\rdem, p. 30).
7§_ A•JAIICO I\NTON/0 Trnl<AGNJ
DOLO )' CUU'll EN Drn[CllO l'[NAL 77
Conforme a mi 111oclo ele entencle,· el lema, siendo exacto que
la conciencia del riesgo juega un p11pel en cuanto al contenido del afectados. El dolo penal no es únicamente conocimienlo115 o única­
conocimiento, lo objelab]e ele tal tesis es que anula la necesaria di­ mente intención, sino que tiene que estar adecuado al tipo: consti­
ferencia entre dolo y culp11, en cuanto a ]a representación del re­ tuir el conocimiento y ]a voluntad de utilizar los medios para que
sultado posible, ya que éste -el conocimiento del riego-es un dato se concrete el hecho al que refiere la ley penal.
común al dolo eventual y a la culpa consciente.
(b) La idea comportmniento peligroso vinculado al tipo es útil, pues
De todas maneras, para aprovechar en esta materia la idea ries­
cuando la conducta (guiada por el pensamiento) sobrepasa cierto
go, hay que observar que tocio depende ele] grado de intuición del nivel de riesgo, deja de ser culposa para empezar a ser dolosa; con
sujeto acerca ele la proximidad ele que el peligro se concrete en re­ dolo eventual. Naturalmente, la dificultad mayor estriba en des­
sultado: es lejana en la culpa inconsciente y se va aumentando en cubrir cómo se determina ese nivel y se marca la frontera.
este orden: culpa consciente, dolo eventual y dolo directo.
Es claro que el legislador no decide prohibir las acciones tenien­ § 39. La coco11sciencia
do en cuenta únicamente las distintas actitudes subjetivas, sino que
le interesan también las consecuencias. Empero, en algunas hipóte­ Hay conocimientos respecto de los cuales no es necesario un
sis las derivaciones en cuanto a la lesión ele los bienes jurídicamen­ esfuerzo para concentrarse en ellos en el momento de la acción,
te protegidos son similares y lo que varía es la actitud interna. En pues son inseparables del resto de la inteligencia. En otras pala­
cuanto al resultado, tanto da que un hombre muera por una con­ bras: hay un ca-pensar, una coconsciencia que rodea aquella que
ducta derivada de dolo directo, de dolo eventual, ele culpa cons­ constituye el centro fornl del pensamiento. Así como fijamos la
ciente o de culpa inconsciente: siempre habrá un hombre muerto. vista en un punto pero percibimos tarnbién el espacio que Jo ro­
En orden al grado de injusto (a su vez determinante ele la gra­ dea, también el pensamiento apunta hacia un tema pero percibe
vedad de la pena con la que se amenaza) tendrá relación, no con los que están próximos 116•
el resultado, que puede ser idéntico, como hemos visto, sino con Utilizando observaciones similares, al terna se refirió Gallas en su
las características subjetivas de la acción. momento diciendo que al conocí.miento le pertenece no sólo la repre­
El comportamiento de quien obra con dolo debe aparecer no sentación determinante del acto de voluntad, sino más bien la repre­
sólo como adecuado desde el punto de vista causal para producir sentación total del hecho, que el autor tiene ante la vista al obrar m .
115 Feijóo Sánchez, quien toma partido acerca de que el elemento realmente impor-
el resultado prohibido por la norma penal, sino que ha de ser un tante es el cognitivo, finalmente admite que no les falta razón a las teorías de la
comportamiento de tal entidad que cree un riesgo para el bien jurí­ voluntad: Las teorías de la representación no pueden ofrecer un fundamento vá­
lido para la imputación a título de dolo si consideran que el dolo sólo está cons­
dico protegido, riesgo éste a considerar partiendo de la experiencia tih1ido por el elemento intelectual o cognitivo (Feijóo Sánchez, Ben1ardo, El dolo
recogida de casos semejantes. El comportamiento típico, objeto del eventual ... , ob. cit., p. 60).
116 Ver las remisiones y elogios de Gimbernat a la obra de Platzgumrner y la cita de
conocimiento del sujeto es, por tanto, un comportamiento peligroso. su ejemplo del hurto en una estación de ferrocarril: "El hurtador que sustrae una
De estas reflexiones extraigo dos consecuencias: maleta en la estación es probable que, en su excitación, no tenga presente que lo
hace precisamente en una estación y que el hurto flsf es especialmente reprocha­
ble¡ no obstante, es claro que no podrá decir que no abmcado con el dolo la cir­
(a) Que el solo entendimiento no puede ser dolo, pues el suje­ cunstancia de hallarse en una estación" (Gimbernat Ordeig, Enrique, Acerca del
to conoce cuando concibe la idea ele perpetrar un delito o realiza dolo cvc11tual, en Estudios de Derecho Penal, Civitas, Madrid, 1990, p. 255). Sobre la
doctrina alenrnna del "pensamiento al margen condicionado por la percepción",
actos preparatorios. Sin embargo, los actos previos no son dolosos ver Feijóo Sánchez, Bernardo, El dolo eventual. .. , ob. cit., p. 116),
-en el sentido penal-pues aún no hay bienes jurídicos que se vean 117 Esto no significa que se requieran conocimientos exactos, sino que es suficiente que
el sujeto conozca, aunque sea de manera insegura (ver Feijóo Sánchez, Bernardo,
El dolo eventual. .. , ob. cit., p. 56).
78 Jvl11nco ANmN10 Tr1rn11GN/
Oow Y CULPA [N ornr.c110 l'f.NAL 79
Esa re p resen t a ci ón com p r1encl e, j u n to aJ resu l ta d o c¡ u1e c¡ u iere
logra ,·, tod a v ía otros e fectos o mocl a l i cl a cl es d e l a a cci ón, c¡ue se Empero, pa rn pa rte el e l a d octrina ya no hace fa l la u n " pensa r
presen tan al au tor com o consecuen cias necesaria s o incl u so sólo en" al m omento d el hech o, sino que son sufici en tes forma s más
com o posibles d e.\ resul tado ape tecid o, o como posible d erivación leves d e con cienci a 1 22 •
alternativa el e su h ed1 0" 8 • O l,1 más desenfa d a d a referenci a gue cl a Bu stos Rarn írez se­
Sin embargo, para c¡ue haya dolo no es suficien te un concep to gú n la cu al el dolo no es una simple relación subjeti va del ind ivi­
amplio (sin lími tes) de entender lo gue pasa en el mundo ex teri or, duo con su acto sino un elemento más que coadyuva a expresar l a
sino qu e por conocer debe en tend erse la con ci encia actu ,1 \ 1 1 9 rela­ significación social d el comportamiento. Esto, en línea con s u tesis
tiva a la circunstanci a en c¡ u e el au tor desenvuelve su con ducta. atribu tiva y no descriptiva ele tod os los elementos de la tipicidad,
Quizás no h aya sido esta observa ción u tilizada origin ari amen te de ahí qu e sea ese sen tido social -siempre según Bustos-el punto
con el mismo sentido qu e le d aré, pero si hay consecuencias y m o­ d e referencia para afirmar o n egar l a concurrencia de dolo en su­
dalidades de la acci ón, previstas como posibles pero no abarcad as puestos d udosos 1 23 •
por la volunta d d e realización, ellas no pueden ser consi d erad as Esta ú ltim a referencia conduce a un tem a qu e, por su natura­
como m anifestaciones d e d olo. l eza y complejid ad, está necesi tando un a investigación profunda
Es necesario m arcar una frontera, pues si no se hiciese así, la qu e no es d abl e encarar en este momento. Por ell o la limita ci ón a
búsqueda de una sol ución norm a tiva terrn in<1rá incorp orando lo enunci arlo: El análisis psicológico del dolo no d ebe limi tarse a los
qu e debió pcnsnrse 120, y esto no es dolo, pues no sale de la cabeza d el aspectos intel ectivos y volitivos, también d ebe i ncl uirse la afecti ­
autor sino d e l a del intérprete 121 • vid ad. Siendo así, adem ás es necesari o tener en cu enta l as al tera­
ciones que ocurren en los procesos de m o t ivación y en los de so­
118 Ver Kau fmann, Armin, El dolo cvcn tunl C/1 In cstnrcturn del delito . . . , ob. cit., pp. 186
y SS.
cialización. En rm mun d o tan compl ejo como es te en el c¡ue nos
119 Sobre la problemática del conoci111ie11to ncfual en los l lnmados "casos l ímite", ver toca vi vir, con la mezcl a de culturas que aparece en, prácti camen­
Feijóo Sánchez, Bernard o, El dolo cvc11f11nl • . • , ob. ci t., pp. 11 9 y ss. Tanta importancia te, tod o asentamiento humano, no resu lta fácil exigir a tod a s l a s
le asigna al tema del conocimi ento actual gue, seglln su tesis, el tradiciorrnl proble­
ma de los límites entre dolo e imprud encia se convierte en un mero p roblemi'I de person as que en ti en dan de id éntica forma cuá l es son l a s regl as d e
prueba o determinación fá ctica respecto a la p resencia o ausencia d e conocimiento convivenci a q u e e l legislador tra ta d e imponer. Por lo rnismo, el
actual (l oe. cit., p. 1 23). nrnrgen d e error de tipo d ebe ser flexibl e.
120 Cuando se examinan los anteceden tes históri cos del concep to de d olo en el Dere­
cho Penal, aparecen referencias al dolus i11dircct11s, gue son su mamente in teresantes Lo c¡ue acabo de sugerir debe anali zarse como tem a rel a tivo a
y útiles para la interpretación achial d el tema, pues se empleaba la idea "deber­ la tipicidad, no a la culpabilid ad 1 24, pues si A lleva consigo l a silla
conocer" no para hacer referencia al "reproche d el desconocimiento" que da lu­ gue B ha dejad o momentáneamente en la vereda donde él había
gar a la impmdencia, sino al d eber-conocer que se sigue de u n principio general
de experiencia y gue no puede revoca r la a rbitrariedad de lo individual con base 122 Para Feijóo Sánchez, para imputar la realización de un tipo a tíhllo de dolo no
con base en un desconocer o no cree1� pues a part_i r de vagas esperanzas o d eseos, hace fal ta tener un perfecto conocimiento de la sihiación, sii1o simplemente saber
creencias irreflexivas u opiniones, n adie puede d ejar de lado una regla causal o que la realización d el hecho típico queda en manos d el azar y que se ha hecho o
de peligro que conoce y también rige para él (Ragués i Va llés, El dolo . . . , ob. cit., p. se hará lo suficiente o necesa rio para l esionar a otro (Feijóo Sánchez, Bernardo, El

r
56). dolo evc11 t11al, Universidad Externado de Colombia, Centro de ln vestigación en Fi-
121 En sentido contrario a lo gue se expone en el texto, aparece hoy una tendencia d oc­ losofía y Derecho, Bogotá, 2004, p. 25).
trinaria enderezada, no 8 indagar el contenido de representación del au tor concre­ 123 Ver Dícz Ripollés, José Luis, Los elementos subjetivos del delito. Bases metodológicas,
to, sino a utilizar criterios acerca de lo gue es previsible p ara un hombre medio, Tirant lo Blanch, Valencia, 1 990, p. 84.
con lo cual paulatinamente la interpretación se desliza· d esde lo subjetivo a lo ob­ o/ 124 Mir Puig lo traslada a la culpabilid a d, según cita que hade Díez Ripollés en p.96:
jetivo, lo que constihlye un peligro pnra la efectiva vigencia de los principios del L "El objeto d e referencia ha de ser la �normalidad ' de la motivación, concepto d e
Derecho Penal liberal, entend ida esta expresión como aquel gue pone el acento en naturaleza sociocu ltural, cambiante e n los diversos momentos históricos, y gue el
el ind ividuo, no en el hombre como simple unidad de la grey. ú ltimo término pretende asegurar la vigencia d el principio de igualdad real ante
la ley y llegar a solu ciones sentidas como justas" .
SQ_ 1\,lANCO ANTONIO '/'rn/{AGNI
Dow i' Cll/.l'A EN DERECHO PENAL 81
estado tornando el fresco del atardecer, quizás A ha creído que se
trataba de una cosa definitivamente abandonada por su duei'io y carencia, el dolo deja ser avalorado para pasar a ser uno de los ele­
-conforme a sus pautas culturales-que podía tornarla directamen­ mentos del juicio de reproche.
Para conservar la coherencia que necesariamente exige el sis­
te. Su error sobre la ajenidnd ele la cosa desvirtuaría la concurren­
tema del injusto personal, debería examinarse el asunto con la si­
cia del dolo de hurtar.
guiente óptica y, por supuesto, prescindiendo de las dificultades
propias de la prueba de hechos psíquicos: Si el sujeto pudo esfor­
§ 40. Fonnación
zarse para traer al campo focal ele su conciencia ese conocimiento
y no lo hizo, habrá actuado con culpa por negligencia. Si el suje­
El conocimiento se adquiere observando y experimentando. El to no concentró su pensamiento en el centro del suceso, pero tuvo
hombre recurre al saber que ha acumulado cuando necesita ele él. aquella conciencia, que antes se mencionó, habrá obrado con dolo.
No significa, empero, que la información aparecerá con las mismas
formas y extensión que las que tuvo al ingreso, pues se mezclará § 41. Co11ocimie11to actual y co11ocimiento potencial
con em'ociones particulares de cada momento.
Sobre el tema Zaffaroni, Alagia y Slokar recuerdan que toda El dolo constituye un elemento del tipo. Este, a su vez, constitu­
acción tiene motivaciones inconscientes y también que la actividad ye la cristalización por el legislador, en una fórrnu la, de un suceso
psíquica en modo alguno se reduce a la del nivel consciente. Según hipotético. Siendo así, el conocimiento debe existir en el momento
ellos, tocio esto no puede ser revelado a los fines de la prohibición, del hecho; tiene que ser actual.
por elementales razones de funcionalidad política: El tipo no pue­ El conocimiento potencial, como la misma denominación lo in­
de tomar en cuenta la actividad inconsciente, ni siquiera in bonnm dica, no es el que tiene el sujeto en el instante en que actúa. Sale
parte; cuando desde lo no consciente se bloquea el conocimiento de la cabeza del agente y pasa a la del intérprete, quien considera
(acto fallido), lo que se toma en cuenta no es la actividad conscien­ que el otro debía haberlo tenido, que pesaba sobre él la obligación
te, sino la ausencia de un conocimiento actualizado 125. de haberlo actualizado.
Este último pensamiento me da pie para un comentario: Si esto lo sosh1viesen autores que adhiriesen a la teoría según
Los publicistas mencionados parten de la base de que el cono­ la cual el dolo no contiene la conciencia de la antijt1ridicidad (as­
cimiento pasa por dos momentos: pecto que, conforme a la misma doctrina, corresponde al elemen­
Uno es el de incorporación a la psiquis, ele donde se lo puede to culpabilidad), dejarían al descubierto un flanco débil, ya que el
extraer con un esfuerzo consciente. Derecho reprod1aría el incumplimiento de esa exigencia. Ergo, no
El otro fenómeno consiste en el hallazgo posterior del dato y se trataría de un elemento del tipo sino de la culpabilidad. Consti­
en traerlo para su uso en el momento en que se lo necesite. h1iría un regreso al causalismo, luego de haber seguido la idea del
Si esto último no ocurre, si la actividad inconsciente obstruye injusto personal.
el canal de retorno, conforme con la opinión de Zaffaroni, Alagia Respecto de esta cuestión, opino gue únicamente obra con dolo
y Slokar, "lo que se torna en cuenta no es la actividad inconscien­ la persona que, en el momento del hecho, tiene conocimiento de lo
te, sino la ausencia de un conocimiento ach1alizado". que hace126 . Si no lo posee, pudiendo haberlo adquirido, no actúa
Ello deja al descubierto una inconsecuencia en la metodolo­ con dolo sino -en su caso- con culpa por negligencia127 .
gía, pues la ausencia de conocimiento impide que el acto pueda 126 Coincide Díaz Pita: "El carácter actual del conocimiento como elemento constiht­
tivo del dolo quiere decir que el sujeto ha de saber lo que hace¡ no basta que hu­
ser considerado doloso. En caso de que se le cuestione al sujeto esa biera debido o podido saberlo" (Díaz Pita, El dolo cve11t11al. .. 1 ob. cit. p. 28).
125 Zafforoni, Alagia y Slokar, ob. cit., p. 427. 127 El actuar de manera diligente también es um1 exigencia, pero ésta está expreso­
mente prevista en el tipo (v.gr. artículo 84 del CP argentino) y por ello no integra la
82 M..rnco ANmNm Tr1rn.AGNJ
0oLO )' CULPA EN DEREC/1O PENAL 83
Como el dolo es un e l emento cleJ tipo, debe rechaznrse la idea
de valornció11 paralela en In esfcrn del lego, cum1clo se expresa con ella § 42. La valoración jurídica del conocimiento: El conocimien­
que es suficiente un conocimiento aproximado de la significación to como componente del dolo
social o jurídica de los elementos objetivos, ya que el haber actua­
do, no obstante saber que el acto tiene un valor negativo, consti­ El conocimiento es un dato subjetivo al cual se le adiciona un
tuye una de las referencias en que se basará el juicio ele reproche juicio de valor 130 • Esta suma arroja un resultado complejo que sal­
que se formula para indagar acerca ele la culpabilidad. va la dificultad sistemática -en la que reparó Welzel-cle colocar en
El dolo requiere el conocimiento de tocios los elementos del tipo un mismo plano la valoración y el objeto valorndo.
objetivo, en la medida en que son necesarios para darle un mar­ Esta idea compleja (dolo en el sentido jurídico-penal) como re­
ferencia ele] juicio de valor depende del grado de tolerancia o ele
co a la voluntad ele realizar el hecho. Esta última idea requiere un
exigencia de la sociedad. Y esto, quizás de manera intuitiva, apa­
desarrollo mayor, necesariamente vinculado a algún tipo objetivo
rece revelado en la consideración de los actos que, para algunos,
en particular: así, el conocimiento de que se da muerte al otro tie­
son dolosos (con dolo eventual) y para otros son culposos (con
ne necesariamente que existir para que haya dolo de homicidio.
culpa con representación). Si la exigencia social es mayor se cali­
Examinando el resto de .l os tipos penales dolosos, salvo en
ficarán como dolosos; si no, como culposos, de una manera pura­
aquellos cuya formulación es compleja, es difícil encontrar algún mente intuitiva.
elemento cuyo conocimiento no sea necesario. Por supuesto que la
exigencia del carácter de actual del conocimiento no significa que § 43. La teoría del conocimiento como único componente del dolo
el sujeto esté obligado a poseer un conocimiento exacto ele cada
particularidad o e}emento del tipo objetivo128 • El objeto que se valora no es sólo el conocimiento sino también
Corcoy Biclasolo relaciona la advertencia con eJ riesgo: Según la voluntad.
ella, para que concurra el tipo objetivo es necesario un peligro, el Empero, un importante sector doctrinario sostiene una idea
que debe ser conocido por el agente. A continuación esboza un con­ contraria: Para él el dolo es sólo conocimiento; la voluntad no in­
cepto: sostiene que el distinto grado ele conocimiento o ele descono­ tegra el dolo 131 • Según esta forma de razonar, la mera representa­
cimiento ele los factores de riesgo, permite pasar de la impunidad ción, por parte del autor, de la posibilidad de que su acción sea
ele la conducta al castigo ele ésta como imprudente o como clolosa129 .
130 Esta forma de abordar el tema da respuesta a las tesis que, según Díaz, no han lo-
grado convencer porque, parn elb, todas pueden haber constituido un intento por
parte de sus defensores "de encontrar un revestimiento dogmático a lo que, en defi­
nitiva, puede ser un problema normativo y no un problema de descifrar desde tma
culpabilidad. Además, el tipo subjetivo del delito culposo o imprudente (lo último perspectiva meramente psicoló gica, lo que hemos de entender por voluntad y por
conforme a la terminología imperante hoy en España) se integra con la cognosci­ conocimiento o cuáles sean sus respectivos contenidos" (Díaz Pita ob. cit., p. 44). Lo
bilidad que es equivalente a previsibilidad. Quierf:. decir que será atípico ague] he­ que ocurre es que a la vohmtad y al conocimiento, como fei1ómenos psicológicos,
cho, gue protagoniza el suj eto, cuyas derivaciones no tuvo posibilidad de conocer; se les adiciona un juicio de valor; y a este concepto complejo se le llama dolo.
pero si no es así, constituye una exigencia de la ley que se adelante mentalmente 131 Se invoca para argumentar asílos inconvenientes que la constatnción del elemen­
a lo que va a acontecer, ya que si no lo hace viola el deber de actuar con cuidado. to volitivo presenta; el hecho de que en la definición del dolo directo de segundo
El artículo 902 del Código Civil argentino resume la idea de manera zidmirable: grado es pacífico en la doctrina la no exigencia.
"Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las Estas teorías parten del elemento intelectual del dolo. Lo decisivo es, desde sus
planteamientos, el grado de probabilidad con que el sujeto se representa la pro­
cosas , mayor será la obligación qu e resulte de las cons. ecuencias posibles de los
ducción del resultado, es decir, se afirma la presencia de dolo eventual cuando el
hechos". autor advierte una gran probabilidad de que se produzca el resultado. Y se inclina
128 Dfaz Pita, ob. cit., p. 28. por la culpa consciente cuando la posibilidad de producción del resúltado reco­
129 Corcoy Bid asolo, Mirentxu, El delito imprndente. Criterios de imputación del resulta­ nocida por el sujeto es muy lejana, siendo, por tanto, indiferente la actitud interna
do, PPU, Barcelona, 1989, p. 225. del sujeto frente al hipotético resultado (ver sobre el tema Díaz Pita, ob. cit., p. 23
y Gimbernat Ordcig, Acerca del dolo eventual. .. , ob. cit., p. 254).
r
_84 fv1ANCO I\NTON/0 Tt1WAGN/

adecuada para producir el resultado típic IJOLO Y CULPA EN DERECHO PENAL 85


o deberfo ya h <1 cer desis­
tir al sujeto de seguir actu a ndo'"·
Las consecuencias finales de adoptar esta
' la representación por sí misma no pued e fundamentar culpabili­
postura son extrema­ dad algun a, sin tener en cuenta el querer" 134• El mismo Jirnénez de
damente graves pues si, siempre que el auto Asúa citó una sentencia de la Cámara Segunda en lo Criminal de
r se re presenta la posi­
bilidad del resulta do y no se abstiene el hech
o es doloso, desapare­ Santa Fe, Argentina, que según el catedrático espafiol puso ]asco­
ce del ámbito de la consideración penal la
culpa consciente, salvo sas en su lugar: Por más que haya un comportamiento ínsito en la
en aqueHos casos-siempre conforme a esta
tendencia-en los cuales conducta inicial, no se sigue necesariamente que el dolo acompafie
la confianz a en que ese resultado no se pro
ducirá encierra por sí hasta sus últimas consecue ncias. Tan exacto es que el mismo Códi­
1 i
misma l a negación de esa posibilidad y, por
tanto, excluye el dolo. go Penal argentino, cuando norma en su artículo 81.l.b, el homici­
Lascano resume la evolución de esta man
era: En este sistema dio preterintencional, acepta el principio de que no por e l h e cho de
moderno lo importante pasa a ser la func
ión de motivación de la cometer una acción dolosa, el age nte deba responder penalmente a
conducta humana que se asigna a la norma
jurídico-penal. El ca­ título de dolo por todas sus consecuencias, sino que responde, de
rácter doloso o culposo de la infracción dep
enderá de cuál sea la un lado, en la medida de lo que quiso hacer (dolo), y del otro, en
norma· infringida por el sujeto: si la norm
a es prohibitiva, el tipo la de lo que sin querer, debió prever y no previó (culpa) 135 .
será doloso; si la norma es de cuidado, el tipo
será culposo. El fun­ Llevado hasta sus últimas consecuencias el criterio según el
cionalismo radical o sistémico de Jakobs rede
fine el dolo sobre la cual para que haya dolo es suficiente que el sujeto conozca que el
base del el emento cognitivo, pues -s alvo
e l dol o directo donde
también sigue teniendo relevancia el elem resultado puede desprenderse de su acción, todas las consecuen­
ento volitivo-lo decisivo cias de la misma le serían adjudicadas, si e mpre a tíh1lo de dolo;
s erá l a representación y no la voluntad; por
e .llo, el dolo eventual
es convertido en .un dolo de peligro, para el con lo cual reaparece el versnri in illicita.
cu al basta que el a ge n­
te h a ya obrado con conciencia de la p eligr Otras concepciones cifran el objeto del conocimiento en la rea­
osidad de l a acción en sí
mism a , aunque no acepte sus consecuenc lización del tipo 136, el conocimiento del sujeto de que su compor­
ias, con lo cual, prescin­
de de l elemento volitivo. Desaparece la tamiento lleva o puede lle var a la realización del tipo objetivo. El
idea de culpa consciente
-con rep resentación-diferente del dolo even sujeto sabe que su comportamiento se desarrolla con una de termi­
tual. La culpa queda
reducida a la inconsciente -sin representaci nada tendencia en esa dirección: Cuando alguien realiza una ac­
ón-y sólo se da en caso
de error evitable 133 . ción t e ndi ente a matar, sabe que su comportamiento se endereza
Si viviese Jiménez de Asúa, y siguiese utili a lograr la finalidad de dar muerte de otro.
zando la Teoría del
de lito a l a que adhirió hasta el final de sus Es cierto, y resulta notorio, que en otros de litos más complejos
días, podría insistir con
sus objeciones a todo lo que signifique una no aparece l a cosa tan sencilla (contra el medio ambiente u otros
vuelta al dolo indirec­
tus o al dolo genera/is y hasta incluso
al dolus prnesumptus, como 134 Jirnénez de Asúa, Tratado de Derecho pe11nl, t. V La rnlpa/Jilidad, Losada, Buenos Ai­
cuando escribía: "La evolución progresiva res, 1956, p. 639.
de nuestra ciencia pa­
recía haber enterrado definitivamente el dolu 135 Ob. cit., p. 640.
s mesumptus. La sola
representación no basta para basar la culp p 136 Para Frisch el verdadero objeto del conocimiento es el comportamiento típico. El
abilidad. Decir que lo comportamiento típico se orienta principalmente a las posibilidades de recono­
sólo representado es también querido, con cimiento del sujeto que se encuentra en la situación de la que puede derivar el
tradice, corno lo h a de­
mostrado Mezger una concepción pura resultado delictivo. El comportamiento tiene una dimensión determinada que el
de la culpabilidad, pues sujeto debe haber aprehendido al emprender su acción. Esta dimensión del com­
132 Sobre la corriente doctrinaria partidaria de portamiento, que debe ser abarcada por el sujeto, se traduce en los delitos de re­
una concepción meramente cognitiva, sultado en el carácter ílrriesgado del comportamiento, es decir, el sujeto debe ha­
verRngués i Vílllés, El dolo ... , ob. cit., pp.
88 y ss. berse apercibido del carácter arriesgado de su acción, debe saber, desde el punto
133 Lasca no (h), Lecciones de Derecho Pena!. Parte
General..., ob. cit., pp. 299 y ss. de vista objetivo, que su comportamiento es adecuado para crear un riesgo deter­

l. minado de gue se produzca al resultado delictivo {Frisch, p. 32).


¡,_4 ¡\,J,rnn, I\NTY. JN/0 TtlWA GNI Dou, Y CLJLI�\ EN DE/l[CJ/O ,,1:NA L 87
in tereses di fusos o en la pertu rbaci ó n de espectácu l os d e po rti vos) En l engu aje fi gu rncl o la d e termina ción sería dar el paso, como
pero de tod as m a n eras la idea es v á l i d amente genera l i za ble. l a resolución de J ul i o Césa r de cruzar el Rubicon, adop tad a la cu al
pudo d eci r:
§ 44. El com p onen te voli tiv o del dolo "Alea jacta es / " 142-1 43 •
En cuanto interesa a los fin es de esta exposi ci ón, l a volunta d Esta observación mía coincide hasta ci erto punto con algunas
e s el mecanismo motivacional m ediante el cu al e l sujeto end ereza corrientes de la doctrina alemana actu a1' 44, en cu anto ven al d ol o
con scientemente sus a cci ones con miras a conseguir determ inados n o com o u n qu erer o una volu ntad, sino como u n a decisión 145 •
resultados . O sea que, a esta altura d el análisis, siguiendo el orden Difi ere en que, para mí, la d ecisión no es a doptada "a favor del
que fi j a la teoría del d eli to, la voluntad a la que aqu í se alude no es injusto", pues esto significaría an ticipar un an álisis qu e correspon­
la misma que aqu ella en qu e se piensa cuan d o se tra ta de distin­ de a la culpabilidad . La decisión consiste, simpl emente, en realizar
guir los actos voluntari os de los actos reflej os (así en el elemen to el hecho d escri to en el tipo.
acción),,sino que es la que se tradu ce com o u n a determin ación del Las con secuencia s de los distintos enfoques difieren rad ical­
suj eto encaminada a la consecuci ón del resul ta do 1 37. mente: Según mi m anera de entender el tema, si el sujeto d ecide
Es d abl e trazar un círculo y en él qued arán si tu a d as las carac­ ma tar a un hombre realiza la acción a la que refiere el tipo del ar­
terísticas d e acto voluntario d e este m odo: tícu lo 79 d el CP a rgentino. En cambio, según las corrientes al ema­
nas qu e he ci tado, si el sujeto se decide a favor del injusto, no con ­
(a) En el sujeto aparece una apetenci a fruto generalmente de la necesidad .
curriría el tipo subjetivo d el artículo ci tad o si l a mu erte l a hubi ese
(b) Imagina u n pl an de lo gue debería hacer pa ra al canzar lo gu e desea .
(c) Dedde poner]() en práctica 138 • Ésta es l a operación m ental a la gue propin ado actuando en legítim a defensa, o i n clu so en error acerca
ll amo determina ción 139 • de lo justifica d o d e su obrar.
(d) Cuando la d eterminaci ón se traduce en actos externos, el fenómeno
psi cológico ad guiere interés penal, pues es el sop orte del dolo; ob­ sario para el dolo, por los diversos modos en qu e puede manifestarse el "querer
vj an1 ente, de toda forn1 a d e do101 ind u ido el even tu al 14º- 1 4 1 • humano" (Zugaldía Espinar, La d emarcación entre el dolo y l a culpa: El problema
del dolo eventual. .. , ob. cit., pp. 396 y ss.).
1 37 El dolo como intención figura en las ca racterizaciones de lns obras que dieron ori­ 142 Es la sentencia gue, según Suetonio, habiía pronunciado. Para algunas versiones,
gen al Derecho Penal moderno. Así Carmignani recuerda cri terios según los cua­ César usó el impera tivo jaci ("Echad la suerte") en lugar del p asivo jacta csf.
les el dolo "se d efine reclamen te 1111 neto de la in le11ció11 mds o menos pe1fecta, dirigido 1 43 Esta imagen es ilustrativa de lo que ocurre en los casos de dolo eventu al: En un
a la violación de la ley, y 111n11ifeslado c011 ne/os ex ternos" (CanTiignani, Giovann.i, Ele­ momento, imaginando lo que puede suceder, el sujeto da el paso, y deja los acon­
mentos de Derecho Cri111i11nl, Tcmis, Bogotá, 1979, p. 45). tecimientos l i bra dos a la suerte. Sería el equ i valente n la expresión danmf a11kom-
138 La volunta d es el producto d e un conjunto de fuerzas psíq uicas, de variado con­ 111e11 lassf con la gue ilustra sus explicaciones Jescheck, Hans-Heinrich, Tratado de
tenido. Luego de Ja secuencia en que se presen tan aquellas fuerzas psíquicas llega
Derecho Penal. Parte General, Bosch, Barcelona, 1 981, v. t
el efecto global: el momento de ]a d ecisión.
139 Carmig:nani pone de resalto Ja antigüedad de esta acepción de la palabra dolo cuan­ 144 Ver Díaz Pita, ob. ci t., p. 26 y también amplias referencias bibliográficas en Feijóo
do alude a proacresin, como "determinación y propósito de delinquir" (Carmignani, Sánchez, Bernardo, El dolo even tual, Universidad Externado de Colombia, Centro
Giovanni, Elementos de Derecho Criminal, Temis, Bogotá, 1 979, pp. 45 y ss.). de Investigación en Filosofía y Derecho, Bogotá, 2004, n otas 83 y 84, pp. 62 y ss.).
140 Es injusto, e ilegal, que el intérpre te construya ulla im putación por d olo eventu al 145 Ver la observación de Frisch acercc1 de que la subsunción de un hecho en el tipo
sustituyendo el elemento vol1111tad por otros criterios com o indiferencia, descon­ objetivo no es su ficiente para imputarl e ese hecho a alguien como ob ra suya. Para
sideración o desprecio hacia el bien jurídico protegi do. Se decid iría así atribuir y poder imputarle jurídico-penalmente cualquier suceso a una persona es preciso
valorar como sifuera dolo, aunque no se den l os elemen tos conceptuales del mismo qu e ese tipo o ese elemento objetivo suponga la objetivación o realización de una
(Muñoz Conde, Francisco, en el prólogo a Diez Ripollés, José Luis, Los elementos decisión previa de esa persona o, lo que es lo mismo, una objetivación o realiza­
subjetivos del delito. Bases metodológ icas, tirant lo blanc alternativa, Valencia, 1990). ción de su vol unta d. De allí q ue Frisch prefiera habb r de un jnjusto de la decisión
141 En la oporttmidad en que Zugaldía se refiere a los problemas de del imitación en­ en lugar de un injusto d e In intención (Frisch, Wolfgnng, El error como ca11sn de ex­
tre dol o y culpa, pone el acento en el dolo eventual diciendo gue es e problem a es clus ión del injusto o de la c11!¡111lJilid1ul c11 el Derecho Pe11nl afcmá11, en J11stiftcació11 y ex­
causado por la diversa intensidad gue pued e presentar el elemento vol itivo n ece-
culpación en Dcrcclw Pe11nl, M acl ricl, ·1 995, pp. '1 96 y ss.).
S_!l_ /\'JAUC"O ANTONIO Tnrnt1GN/
Dow y CIIU1t\ f.N D[/�[CIJO JIENl!L 89
§ 45. Vo/1111/.arl y deseo
Para mí la diferencia entre l::i determinación y la intención es
El examen ele la voluntad pertenece al terreno del elemento muy sutil. Por eso, a fin ele introducir claridad en el intercambio
tipo. Es que tipo subjetivo es igual a dolo. En cambio, el deseo per­ conceptual, es válido utilizar como sinónimas -en el contexto que
tenece al elemento culpnbilidnr/1 46. me ocupa-las voces vo/untnd e intención 148• Esto sin dejar de insistir
El Código Penal argentino marca la diferencic1, pues los mo­ en que se trata de un componente del dolo penal, lo que es distinto a
tivos que determinan al sujeto a delinquir constituyen uno de los los "hechos voluntarios" de los que habla el artículo 897 del Código
parámetros a los que remite el artículo 41.2 a fin de que el tribunal Civil argentino, juzgando que son tales los "ejecutados con discer­
pueda fijar las penas divisibles en razón del tiempo o de la canti­ nimiento, intención y libertad". Por lo que aquíla intención es uno
dad (artículo 40) teniendo en consideración las circunstancias ate­ de los cornponentes del hecho voluntario y no la totalidad de él.
rmantes y agravantes. Dicho esto porque puede haber actos voluntarios que sean in­
Como resulta obvio, una cosa es que exista voluntad referida tencionales: ejecutados con la intención de producir el resultado
al resultado y otra que se pueda formular la imputación objetiva al que se refiere la ley penaJl 49 •
por la producción de éste, pues el efecto quizás sea querido pero
su acaecimiento no ser la consecuencia de ese deseo. Incluso el au­ § 47. La valoración jurídica de la voluntad
tor puede haber incrementado.el riesgo permitido, pero la conse­
cuencia no estar en conexión con aquél. El conocimiento y la voluntad son los fenómenos psicológicos
a los cuales el Derecho somete a un juicio de valor. Al resultado
§ 46. Voluntad e intención de ese juicio se le llama do]o 150 •
Naturalmente la calificación por haber obrado con voluntad
Carrara encuentra una diferencia entre ambas ideas. Para el es un valor negativo. Y tiene mucha importancia esta aseveración:
Sumo Maestro de Pisa: "Del concurso de la inteligencia y de lavo­ si no hay voluntad no hay dolo, por más que haya conocimiento.
luntnd surge la intención, que se define en general: un esfuerzo de Justamente lo que diferencia el dolo de la culpa es la volun­
la voluntad hacia cierto fin; y en particular: un esfuerzo de In volun­ tad, no el conocimiento de la posible consecuencia de la decisión
tad hncia el delito" 147• tornada, que quizás sean comunes: Al volante de un automóvil un
Como se puede advertir, utiliza otras palabras pero coincide sujeto sabrá que, marchando a la alta velocidad que le imprime al
con la idea determinación, que antes he empleado. De manera que rodado y contando con un reducido margen de maniobra (tenien-
habrá inteligencia, en la terminología de Carrara, cuando el suje­
to imagine un plan para lograr Jo que ambiciona. En el momento 1.48 En el idioma castellano intención significa determinación de la voluntad en orden
a un fin.
en que decide ponerlo en marcha habrá voluntad -según Carrara­ 149 Según Gimbernat, hay tipos delictivos que, a pesar de ser'dolosos, no son inten­
y determinación, conforme a mi manera de denominar este tema. cionales (Gimbernat Ordeig, Eruique, Algunos aspectos de la reciente doctrina j11ris­
Cuando se dispone a desarrollar aquello que se ha determinado a prudenci11l sobre los delitos contra In vida (dolo eventual, relación pnrricidio-asesi11afo),
en ADPCP, t. XLill, fascículo ll, mayo-agosto MCMXC, p. 429).
hacer, habrá intención, conforme a Carrara.
150 Las denominadas "concepciones normativas" acerca del dolo rechazan la idea
146 A los efectos de encontrar 1n tjpicidad, toda valoración del proceso de motivación de gue la afirmación del dolo en un caso concreto depende de la averiguación
debe ser evitada (ver Kaufmann, Armin, El dolo evc11tunl en In estr11cf11ra del delito. de ciertos fenómenos psicológicos. En estos planteamientos la determimición del
Las repercusiones de In feor{a de la acción y de la feoná de 1a·culpabilidad sobre los l(mites dolo atribuye o imputa un determinado conocimiento (o voluntad) a un sujeto,
del dolo, en Anuario de Derecho penal y Ciencias penales, Madrid, tomo XIIl, fascículo empleándose para tal atribución criterios distintos a la verificación empírica de
11, mayo-agosto MCMLX, p. 192). fenómenos de naturalezá psicológica. Se sostiene gue las afirmaciones sobre el co­
147 Carrara, Francesco, Programa del Curso de Derecho Criminal, párrafo 63. nocimiento ajeno en el ámbito del proceso penal no tiene un carácter descriptivo,
sino siempre adscriptivo (ver Ragués i Vallés, El dolo ..., ob. cit., passim).
90 i\,1AUCO ANTONIO TtN.UAGNI
/JOLO Y CULl'A EN DEN.EC/JO l'ENAL 91
do en cuenta la proximidad del gue se rueda en sentido conlr-ario),
el adelantamiento al vehículo gue lo precede, en una rnrretera de Originalmente la inch1gación estuvo orientada, con exclusivi­
sólo dos carriles, es muy peligroso. Tendrá conciencia de gue pue­ dad, al tipo del delito culposo 152-153, marcando la diferencia que exis­
de provocar un accidente con consecuencias luctuosas. Pero si no te entre la conexión, puramente causal (de la acción con el resulta­
tiene voluntad de matar o de lesionar a nadie, el hecho penal del do), y la vinculación gue se establece mediante pautas normativas.
gue sea protagonista será culposo. Así, el juicio para decidir quién se comportó como lo refiere
Al revés: si tiene voluntad de matar o de lesionar, el hecho será la figura penal se realiza de manera valorativa y no corno conse­
cuencia del mero enlace de relaciones causales a las cuales el agen­
doloso.
te haya efectuado algún aporte.
De allí gue las teorías gue identifican el dolo solamente por
Con relación al tenrn que constituye el objeto principal de esta
el conocimiento, prescindiendo de la vo!tmtad151 , incurren en un
indagación, lo problemático es determinar en gué radica lo objeti­
error: ni siguiera hace falta advertir gue las consecuencias de ese vo de la ünputación objetiva, ya que se desprenden varios signifi­
error son injustas para quien las sufre en un proceso penaL cados posibles y todos correctos:
A esta altura es dable formular esta pregunta: ¿Porgué se des­
califica con más severidad al gue obra voluntariamente gue a guíen (a) Que existen reglas de comportamiento impuestas con validez gene­
lo hace por descuido? Y la respuesta es: Porgue el legislador pre­ ral (erga 011111es), lo que equivale a decir que los conocimientos, los
tende gue sus prohibiciones y mandatos sean atendidos. El gue tie­ sentimientos y los deseos individuales no pueden lener incidencia
ne una voluntad contraria se alza contra esos imperativos: guiere para modificar lo gue la ley ordena.
(b) Que algunas partes integrantes de los mandatos legales, aún sin per­
imponer su propio concepto de lo gue debe ser la relación con los tenecer necesarian1ente a cosas de la naturaleza, son -de todas 111a­
bienes de terceros, frente a los dictados del cuerpo social. neras-realidades exteriores: se ubican fuera del sujeto. Son elemen­
Al revés: el gue obra por descuido no tiene aquella actitud; sólo tos ajenos a sus conocin1ientos, a sus sentln1ientos y a sus deseos.
deja de poner la atención gue le era requerida. (c) Que lo que se atribuye es solamente la autoría del hecho típico, sin
No por nada los .h echos dolosos siempre fueron llamados de­ gue ello signifique abrir juicio acerca de la culpabilidad.
litos, en tanto gue a los culposos, hasta hace no mucho tiempo se (d) Que la calificación de un suceso corno evitable abre el camino al aná­
lisis de la imputación. Lo contrario ocurre si es inevitable. En ambos
los denominó cuasi delitos. supuestos, por factores externos al protagonista.
§ 48. Imputación objetiva y dolo Justamente en orden a esta última acepción (d) se plantea la di­
ficultad central en cuanto al papel gue juega el dolo, pues la doctri­
Mediante la pautas que suministra la moderna teoría de la im­ na no exhibe una coincidencia total: una parte de ella ubica al dolo
putación objetiva se puede delimitar y, lo gue es lo mismo, restrin­ en el elemento acción y otra lo hace en el tipo. Para esta opinión, es
gir, la adjudicación del resultado a alguien. la faz subjetiva de los hechos penales de ese jaez.
151 Parte de la doctrina afirma gue la voluntad no es un requisito del dolo y acude en 152 Ver Kauffmann, Annin, ¿Atriliució11 objetiva en el delito doloso?, trad. Joaquín Cue­
su auxilio al dolo de consecuencias necesarü1s en el que -siempre según ese cri­ llo, ADPCP, enero-abril de 1985, pp. 807 y ss.
terio-no hay voluntad de producirlas (Girnbernat Ordeig, Acerca del dolo eve11/11al, 153 "La teoría de la imputación objetiva se ha desarrollado, sobre todo, bajo el paradig­
en Estudios de Derecho Pe11nl, Civitas, Madrid, 1990, pp. 257 y ss.). Sin embargo, ma de los delitos imprudentes. Uno de sus principales enunciados reza: para un
castigo por imprudencia es necesario que el autor, en primer lugar, haya creado un
hay un error en ese razonamiento porque el terroristá que pone una bomba en el riesgo no permitido, y que, en segundo lugar, ese riesgo se haya realizado en una
avión que usará su enemigo tiene voluntad y deseo de que muera. Respecto de la forma contradictoria con el fin de protección de la norma infringida" (Roxin, Claus,
tripulación, no desea la muerte pero, de todas maneras, tiene voluntad de matar Injerencia e imputnción objetiva, en Nuevas Fon11J1/acio11es en las Ciencias Penales, home­
a sus miembros, por que ese resultado está indefectiblemente unido al principal. naje a Claus Roxin, f'ncultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Nacional
de Córdoba, Mnrcos Lerner Editora, Córdoba, 2001, Argentina, pp. 139 y ss.).
92 A1l,rnco ANTONIO TrnnAGNI
0DLD Y CULl'A EN DERECHO PENAL 93
Esta última idea es correcta y se ajusta a la ley argentina: Si el
suceso es inevitable, no puede encontrarse dolo ni culpa en el agen­ sería correcto hablar de previsibilidad objetiva si se le asignase el sig­
te. Por ejemplo, al obrar violentado por fuerza física irresistible nificado de que toda persona normal puede anticiparse, formando
(artículo 34., inc. 2 CP) el individuo no realiza acción en el sentido en su mente la imagen de lo que quizás llegará a acontecer. Em­
jurídico-penal. Para nada interesa el conocimiento que pueda tener pero, ésta es una ilusión; la persona normal no tiene vida; sólo exis­
acerca del suceso y la intuición sobre su probable desenlace. Tam­ te en la imaginación de quien juzga. Como este entendimiento es
poco habrá voluntad, pues esta supone la posibilidad de decidir en externo al agente (siendo que es propio del juzgador), se trata de
un sentido o en otro, alternativa que no se da en esta hipótesis, ya una pauta que, con relación al primero, es objetiva.
que es la violencia externa la que determina el curso del acontecer. En cuanto a la posibilidad que puede, o no, tener el agente de
En sentido inverso: imaginemos que un individuo planifica el adelantar mentalmente lo que va a suceder, ella estará relacionada
suceso de manera tal que pone las fuerzas de la naturaleza corno con sus conocimientos, sentimientos y deseos, y por ello es subjeti­
factor libremente elegido por él para alcanzar la finalidad que se va. El ente a valorar es subjetivo; la valoración del ente es objetiva,
propone. Por ejemplo, se arroja a un río que lleva una corriente y ésta última se hace a partir de la exigencia de que quien vaya a
muy rápida calculando que en un lugar determinado su cuerpo actuar anticipe mentalmente lo que puede ocurrir y conduzca sus
embestirá a su enemigo, que se ahogará luego del golpe. Si logra actos de forma tal que los bienes expuestos al riesgo no resulten
su objetivo, habrá una acción y estarán completos el tipo objetivo pe1iudicados 155.
y el tipo subjetivo dolo. A todo esto resulta claro que cuando se enseña que la teoría
De todas maneras, es útil exponer lo esencial de las siguien­ de la imputación objetiva ha partido de los límites de lo previsi­
tes ideas: ble por una persona prudente a la hora de adoptar decisiones 156,
Con los criterios modernos de imputación objetiva se busca co­ la referencia se hace a la facultad de imaginar lo que va a suceder;
nocer quién es el autor del resultado típico. facultad que tendría un hombre que actuase sin precipitación, re­
El juicio de imputación se concreta cuando se produce el resul­ flexionando, antes de hacer, acerca de todas las consecuencias que
tado, que es el derivado de la creación de un riesgo jurídicamente derivarán de su conducta.
desaprobado. Entendiendo así el terna, aparece nítida la importancia de la
Ese examen está referido, predominantemente, a elementos posibilidad de ver antes, a los efectos de ir ciñendo el campo de la
del tipo objetivo. atribución, pues no se puede adjudicar jurídicamente el resultado
Sin embargo, la ubicación del terna en ese terreno no implica si éste es imprevisible para la generalidad de personas que ajustan
desconocer que los criterios que se manejan son proposiciones des­ su cornportanliento a las exigencias de la vida social.
tinadas a determinar en qué conjunto de las realidades un resulta­ La moderna teoría de la imputación objetiva indica qué requi­
do está vinculado jurídicamente a una conducta, y algunas de esas sitos deben concurrir para poder cargar como déblto en la cuenta de
realidades pertenecen a la interioridad del agente. un sujeto la lesión del bien jurídico, siendo-en su lineamiento más
Así ocurre, por ejemplo, con la posibilidad de prever. La idea
esquemático-esos requisitos la creación de un riesgo jurídicamente
está referida a las conjeturas normales y esta última calificación in­
desaprobado y la concreción de ese riesgo en el resultado.
dica que en este sentido es un dato externo al individuo concreto154,
cuya conducta está siendo juzgada. Siguiendo este razonamiento 155 A esta altura ap1mto que en el hecho doloso (en el q ue concurra cualquier tipo de
dolo) el sujeto tiene las riendas de su desarrollo, por lo menos en el momento ini­
154 Welzcl habla de la previsibilidad "de acuerdo a un juido inteligente" y a él lo ca-
lifica como "objetivo" (Welzel, Hans, Derecho penal alemán, Parle General, 11" cd., cial, ya que luego los acontecimientos pueden derivar de una manera no prevista
2ª cd. castellana, trad. Juan Bustos Ramírez y Sergio Yáñez Pérez, EdHoria Jurídi­ por él.
ca de Chile, Santiago, 1976, p. 70). 156 Mir Puig, Santiago, Significado}/ alcance de In i111¡111tnció11 objetiva en Derecho Pc1rnl,
cit., p. 68.
94 ,VlA/KCl ANTONIO TrnnAGNJ
DOLO Y CUL/'A EN D!;REC/JO P[NAL 95
La imputación objeliv8 del resultado, entendida en el sentido
Sin perju.icio ele que las conclusiones de la doctrina y de la ju­
que acabo ele exponer, es un elemento del tipo. Aunque es verdad
risprudencia hayan sido diversas, lo cierto es que en esos ejemplos
que la denominación i111pulnció11 objetivn se usa por la doctrina y
de lo que ha sido llamada "criminalidad de manual" 158 no hay dolo
por la jurisprudencia de diversas maneras:
porque la voluntad -que es parte de éste-es realizar el delito, no
solamente desear el resultado.
(a) Para vincular el resultado y la conducta que realiza el tipo.
(b) Para la determinación de la tipicidad. Tampoco puede formularse la imputación objetiva, pues el
(c) Para constatar, una vez que se ha afirmado que la conducta es típica, agente no crea un riesgo jurídicamente desaprobado con conse­
en qué circunstancias el resultado debe ser atribuido a la conducta: cuencias que sean la derivación del mismo.
es ésta la imputación objetiva del resultado o imputación objetiva Cosa distinta es que induzca a la víctima a que se coloque, por
en sentido estricto. ejemplo, junto a un mástil metálico ubicado en la cima de una
montaña en medio de una tormenta eléctrica o que la determine
Puede causar perplejidad que, siendo que se afirma la concu­ a subir a un avión o a un barco que - sabe-están averiados, por lo
rrencia de un elemento típico con la propia conducta realizada con que caerá el uno o se hundirá el otro. El resultado fatal que se pro­
dolo, pueda, sin embargo, no imputarse el resultado al autor. La duzca le será imputado a quien programó y llevó a cabo los actos
duda se despeja cuando se pone atención en que para que exista necesarios, que impliquen conducción o dominio del suceso, por­
adecuación tipicidad tienen que presentarse simultáneamente to­ que ello es un actuar doloso, y la derivación Je será imputada. Se
dos los requisitos. Así, aunque se haya incrementado el riesgo, el tratará solamente ele una de las maneras en que se puede matar.
resultado puede no ser el producto del peligro contemplado por
la norma o provenir del aporte puesto por quien resulta lesionado § 49. Asunción riel riesgo y dolo
o por un tercero.
Si no se puede formular la imputación objetiva, la conducta en­ La doctrina que se refiere a este terna, vinculándolo con la teo­
juiciada será atípica. De manera tal que, si bien no concibo b teoría ría de la probabilidad, renuncia a enlazar voluntariamente el au­
de la imputación objetiva "como una teoría de la conducta típica, tor con el resultado, al menos en principio, con Jo cual se produce
entendida como conducta prohibida" 157 (si esto signi ficase una ab­ la pan1doja de que en aquellos casos en que es más patente la ex­
sorción total de los elementos del tipo del delito por ese criterio), presión de qué es lo que el sujeto quiere no existiría esa conexión.
lo cierto es que la imputación objetiva del resultado es la base ne­ Tamafia equivocación la salva ese sector del pensamiento penal
cesaria para que constatar si el hecho del hombre se ajusta a lo que cuando dice que para afirmar la existencia de dolo (eventual) bas­
la ley prevé para adjudicárselo. ta con que al sujeto la parezca sumamente probable, considere se­
La doctrina se ha ocupado reiteradamente de analizar el dolo ria, la posibilidad de producción del resultado, euente con éste 159 •
y la imputación objetiva en hipótesis coÍ110 los casos del tto y el so­ Quiere decir que la subjetividad está presente en "el parecer", "la
brino, de la montaña y el rayo o del viaje (en avión o en barco). En consideración" o en el "contar con".
general, de situaciones en las cuales alguien mande a su enemigo En definitiva, sostener que el riesgo es el elemento cognitivo del
a un lugar peligroso, o a realizar una travesía en un vehículo que dolo no es totalmente correcto, pues el riesgo está en el suceso: es

�I
puede caer o hundirse, con la esperanza de que lo mate un rayo o un componente objetivo. Lo que es subjetivo es el conocimiento de
que muera en un accidente, lo que efectivamente ocurre. que el riesgo existe y que es probable que se concrete en resultado.
157 En contra, Mir Puig, Santiago, Significado y alcance de la imputación objetiva en Dere­
cho Pe11a/1 ob. cit., p. 74, nota 4, con cita de Frisch. 158 Frisch, Tipo penal e imputación objetiva, ob. cit., p. 38. ,1

i
159 Gimbernat Ordeig, Afg1111os aspectos .•. , ob. cit., p. •121.
26 lv1Af1Co I\NTONln TrnllAGN/
Oow y CULPA EN DERECHO PENAL 97
Alguna doctrina contempon'ínea, especulando acerca ele las
diferencias entre do.l o eventual y culpa con representación del re­ gravísimo riesgo de lesión. Es irrelevante -según Gimbernat que
sultado, sostiene que el agente actúa con do.lo en los casos en que para el caso hipotético de producción segura del resultado, el au­
tiene conciencia del peligro, Ja contingencia inminente de que el tor hubiera actuado igualmente o se hubiera abstenido ele obrar.
efecto acontezca es n1uy grande y, no obstante, sigue adelante con A todo esto debo formular unos comentarios críticos, pues si
el desarrollo de su plan. quien mata a otro no obra con voluntad de producir el resultado,
Como el dolo eventual es una de las especies del dolo, debe el homicidio no será doloso, no obstante que tenga conciencia de
participar ele las características generales de éste; lo que en el tema la perspectiva cierta de que la muerte puede acontecer. Llevando
significa que, siempre según el criterio doctrinal que he mencio­ este terna al terreno ele la práctica médica el profesional sabrá, por
nado, actuaría con dolo -en todas las clases ele dolo-quien advier­ ejemplo, que la intervención quirúrgica entraña un riesgo muy ele­
te el riesgo y, a pesat de ello, actúa 1611• Para los publicistas, quienes vado ele que el desenlace sea fatal, pero no tiene voluntad de matar
participan de esta forma de pensar, el riesgo es el exclusivo objeto al paciente. La finalidad del acto seguirá siendo curativa y ello des­
del conbcimiento 161 -162. carta que se Je pueda imputar el resultado infausto a título ele dolo.
Según Gimbernat, la teoría de la probabilidad se caracteriza La opinión contraria hace desaparecer la categoría de la culpa
porque renuncia a enlazar voluntariamente al autor con el resul­ con representación, ya que -en una hipótesis como la que acabo de
tado. Para afirmar la existencia de dolo es suficiente con que al su­ plantear-no habría diferencias entre el actuar peligroso impruden­
jeto le parezca sumamente probable, considere seriamente, lapo­ te y el conocimiento del riesgo como factor determinante del dolo.
sibilidad del resultado: cuente con éste 163 . Es claro, y esto dicho como reconocimiento ele lo positivo en
Gimbernat expone esas consideraciones en orden al dolo even­ la teoría que estoy analizando, que podría subsistir una nota dis­
tual, pero no dice· que constituyan notas específicas de ese tipo de tintiva, y ella consistiría en la percepción del grado de peligro que
dolo. Si ellas fuesen genéricas, todo tipo ele do.lo debería tener es­ corre el bien jurídico: sería menor en el caso ele culpa consciente
tas características: Sería innecesario que el autor tuviese el ánimo pues el sujeto, no obstante obrar arriesgadamente cree -equivo­
y adoptase la resolución de provocar el resultado; solamente se cándose- que el resultado no acontecerá
requeriría que considerase verosímil que el efecto puede llegar a Gimbernat escribe: "La imprudencia consiste en un comporta­
producirse. Que sepa que sus actos someterán al bien jurídico a un miento descuidado que, por representar un riesgo moderado para
los bienes jurídicos, pocas veces tiene como resultado la lesión de
160 O, en su coso, como garante no evita el riesgo de que el resultado acontezca. aquéllos" 164•
161 En el contexto que estoy examinando, el riego que se menciona -y corno resulta Cabe objetar el uso del adjetivo moderado, siendo que el riesgo
obvio-siempre es un riesgo 110 permitido.
162 Dfez Ripollés al hablar de la laxitud de la prueba hace una remisión a las ideas puede ser muy grave. Por ejemplo: El conductor de un vehículo
de Wolf, que es muy interesante: "Muestra de que las soluciones no han de llegar de transporte colectivo de pasajeros inicia una maniobra de sobre­
a través de la vía procesal es para Wolf lo ocurrido con las dificultades que viene paso arriesgada en extremo, pues el vehículo que utiliza la fran­
presentando la exigencia, en los delitos culposos, de gue el resultado sea la con­
secuencia de la inobservancia del cuidado objetivamente debido con una proba­
ja contraria de una vía estrecha está próximo. El conductor cree,
bilidad rayana en la certidumbre: En lugar de superarlas permitiendo un proce­ sin embargo, que podrá completarla, aunque se imagina que si el
dimiento probatorio más laxo, ntento a las necesidades preventivo-generales, se ómnibus choca pueden morir él y muchos pasajeros. Si ello real­
ha preferido modificar las bases jurfdico-materiales, es deci1� crear la teoría del
aumento del riesgo" (Dfez Ripol1és, Los elementos subjetivos ... , ob. cit., p. 64). mente ocurre, es decir, si se produce el accidente y mueren algún
163 Gimbernat Ordeig, Enrique, Algunos aspectos de la reden/e doctrina jurisprudencia! viajero (salvándose el conductor), no se debería calificar el hecho
sobre los delitos contra la vida (dolo eventual, relación parricidio-asesinato), en ADPCI� como homicidio doloso, pues en definitiva el análisis ex ante de la
t. XLill, Fascículo ll, mayo-agosto MCMXC, pp. 421 y ss.
164 Loe. cit., p. 429.
98 fl'lANCO ANTONIO TI:.U!�AGNI
/JOLO )' CUL/'A EN DEREC/1O l'ENAL 99
conducta dernosl:n:irá que cometió un error de apreciación, pero
no dirigió su acción a provocar eventualmente su n1uerte y la de tico de producción segura del resultado el autor hubier:i obrado
sus acompaf\antes. igu:ilmente o se hubiera abstenido de obrar"168. Por mi parte pien­
De todas maneras hay que dar otras explicaciones y éstas re­ so: Para que exista dolo ese sometimiento del bien jurídico al riesgo
feridas al dolo eventual: debe ser el producto del conocimiento del peligro y de la voluntad
de que el bien jurídico lo corra. En otras palabras: que se constate
Canestrari dice compartir absolutamente "la tendencia a res­
el "gravísimo riesgo de lesión" no es suficiente para concluir que
tringir el espacio aplicativo de la figura del dolo eventual, mante­
hay dolo. A ello debe sumarse la determin:ición de que el peligro,
niendo como presl1puesto necesario para su configuración el ca­
en Sll caso, se concrete en dafio 169.
rácter criminoso del fin perseguido intencionalmente"165.
Coincido con él: el fin puede no estar dirigido a cometer un
§ 50. El tipo del delito doloso
hecho tipificado por la ley corno delito. Lo que ocurre es que el he­
cho ejecutado con esa finalidad encierra, anexa, la posibilidad de El tipo objetivo está formado por todos los aspectos del hecho,
que ese resultado acontezca. indicados por la ley penal, que son externos, diversos del conoci­
El tema está ligado a los baremos para marcar la presencia de miento y de la voluntad del autor; que son componentes del dolo.
dolo; en su caso, del eventual. Alguna doctrina 166 y proyectos legis­ El tipo se estructlJTa teniendo como base un núcleo y, además,
lativos167 parten de la idea de que hay dolo eventual -o recklessness, distintos elementos. El delito es descrito como una manera de com­
en su caso-cuando la conducta del sujeto importa una grave des­ portamiento y por ello la médula del tipo no puede estar indicada
viación del estándar de comportamiento que una persona fiel al por otr:i pabbra qne no sea 1111 verbo; éste constituye su cenl-ro. A
ordenamiento hal;,ría observado en la situación del agente. su vez la conducta, como elemento de la teoría del delito, es el so­
Esta idea es interesante, en tanto las reflexiones no se desvíen porte de las demás notas. Por elJo la acción es la que recibe los ca­
hacia el Dereclto Penal de autor y se descarte la idea lto111bre ideal que lificativos: típica, antijurídica y cu]pable.
tan nefastas consecuencias puede acarrear.le al imputado. Las figuras penales contienen palabras que solamente descri­
A esta altura debo formular alguna conclusión propia acerca ben la acción que es amenazada con pena. Esto resulta necesario
de la relación entre riesgo y dolo: Gimbernat dice que existe dolo porque es prácticamente imposible que utilizando exclusivamente
eventual "cuando se somete al bien jurídico protegido a un graví­ verbos puedan identificarse los mandatos. La oración (y las figu­
simo riesgo de lesión, siendo irrelevante que para el caso hipoté- ras penales deben ser ejemplos de oraciones gramaticales elabo­
radas de la forma más escueta posible) se componen de un sujeto,
165 Caneslrari, Stefano, La estrncturn del dolo eventual y las m1cvasfcJJ0111c11olog1ás de ries­
go, en Revista Ius et Praxis, All.o 10 N º 2: 59-95, 2004, versión 011 line, Universidad un verbo y complementos.
de Talca, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
166 Canestrari, Stefano, La estructura del dolo eventual y las nuevas fc110111cnolog1ás de ries­
º
go, en Revista l11s et Praxis, Año 10 N 2: 59-95, 2004, versión 011 /ine, Universidad 168 Gimbernat Ordeig, Enrique, Algunos aspectos de la reciente doctrina j11risprudencinl
de Talca, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. sobre los delitos contra la vida (dolo eventunl, relación parricidio-asesinato), en ADPCP,
167 Una persona actúa recklessy en relación con un elemento constitutivo del delito t. XL!ll, fascículo JI, mayo-agosto MCMXC, pp. 428 y ss.
cuando conscientemente no se hace cargo del considerable e injustificnble riesgo 169 Accetta se hace eco de la idea de Sancinetti expuesta en Casos de Derecho Penal.
de que el elemento exista o derive de su conducta. El riesgo debe ser de tal im­ Parte General, t. I, Hammurabi, Buenos Aires, 2005, p. 278: "Sólo cuando el riesgo
portancia que, considerando la nahtraleza y la finalidad de la conducta del suje­ está formado por un conjunto de circunstancias que permiten afirmar que quien
to y las circunstancias que conoce, su desprecio del peligro implique una grave quisiera perseguir determinado resultado encontraría en esa estructura de riesgo
desviación del estándar de comportamiento que una persona fiel al ordenamiento un medio adecuado para llegar a él, se puede decir que el riesgo reprobado es su­
habría observado en la situación del agente (artículo 2.02 del Model Penal Code ficiente para el respectivo delito doloso" (Accetta, M. Soledad, Algunas reflexioJJeS
de los Estados Unidos de América). sobre la i111prudc11cia inconscieJJte y sobre el priHcipio de confianza, en Revista de Derecho
Penal y Procesal PeHal, LexisNexis, Buenos Aires, 5/2007, pp. 861 y ss.).
100 /VJAUC(l J\NTON/0 'f't!UV\GNI
Dow Y CW.l'A EN DEN[C/1O /'ENAL 10]
§ 51. Tipo s11/1jef-ivo
La segunda construcción tampoco es problemática: el sujeto
Se trata del hecho interno (fncfum interm1111), del que se empezó conoce lo que quiere conseguir y sabe que, paralelamente con el
a señalar como elemento subjetivo luego de las Xll Tablas17". En­ resultado sí o sí producirá algunos más, que son indirectos pero
tendido en la actualidad como los elementos de la conciencia del -de todas maneras-necesariamente van a acontecer. Es decir, que
autor que, unidos a su voluntad, constituyen la infracción de la el agente no quiere directamente el resultado, pero como este es
norma penal, es el dolo en los delitos de ese carácter. consecuencia forzosa o necesaria de su acción, él lo ha previsto,
El dolo es el conocimiento (elemento cognitivo) del tipo objetivo y por tanto si igual actuó, es porque indirectamente quiso que se
y la voluntad (elemento volitivo) de realizarlo. El dolo es el querer produzca.
el resultado típico, la voluntad realizadora del tipo objetivo, guiada Ejemplo: una persona incendia una casa para dar muerte a su
por el conocimiento de los elementos de éste en el caso concreto. enemigo y en ella se encontraban conjuntamente otras personas
Para que se configure el delito doloso el agente tiene que abar­ que él sabe que van a morir, aunque el autor no quiere la muerte
car con el dolo los elementos objetivos indicados por las respecti­ de las mismas.
vas figuras. La tercera clase de dolo, el eventual, exige una explicación más
La ausencia de dolo, motivada por un error de tipo, hace des­ pormenorizada y la suministraré a continuación.
aparecer el tipo subjetivo 171 .
§ 53. Dolo eventual
§ 52. El dolo y sus clases. Dolo directo y dolo de co11sec11e11-
cias necesarias Acerca de la idea dolo eventual, no es de buena técnica exposi­
tiva empezar por el final, que es donde deben formularse las con­
El primero no ofrece dificultades pues alude al caso en que el clusiones. Sin embargo, en este tema, resulta oportuno adelantar
agente conoce y quiere producir un efecto determinado y dirige algunas opiniones definitivas:
los medios para lograrlo. Hay una cuestión idiomática de significativa importancia rela­
170 Jiménez de Asúa, Luis, 1}-ntado de Derecho penal, t. V La culpabilidarl, Losada, Bue­ tiva a la locución dolo eventual:
nos Aires, 1956, p. 315. El sustantivo es dolo y el adjetivo que lo califica, eventual. Pues
171 Una advertencia es posible hacer respecto de las teorías que toman en cuenta el bien, en la materia que me ocupa, lo que puede o no acontecer, aque­
sentido social como criterio de determinación del conocimiento exigido por el dolo,
sobre todo cuando se dice que "con su empleo los aplicéldores jurídicos valoran llo rnya ocurrencia es eventual, no es el dolo sino el resultado. De
como consciente aquel hecho que también lo es desde la óptica de los destinatarios manera que si se sigue empleando la expresión dolo eventual hay
del mensaje que incorpora la sanción penal" (fü1gués 1 Vallés, El dolo ..., ob. cit., pp.
323 y ss.), pues llevado a sus últimos extremos esa idea haría desaparecer el error que tener en cuenta -para evitar mayores confusiones- esa parti­
con trnscendencia penal, porque se podría entender que una conducta "se v<'llo­ cularidad.
re socialmente como negación consciente de un� concreta norma penal" (Ragués La reflexión anterior responde a la inteligenda corriente de la
i Vallés, ibídem). Respecto de la aceptación por Ragués de esta idea de "sentido
social", seí"talo que-no obstante que este autor está convencido de que ella elimi­ locución. Sin embargo, corresponde introducir las siguientes aclara­
na la necesidad de acudir a la investigación de lo que efectivamente pasó por la ciones: la palabra eventualidad refiere a un hecho o una circunstan­
mente del sujeto al momento de cometer el delito-no se puede desprender de esa
realidad, como lo demuestra la excepción a la que alude en la si gu iente frase: "De cia de realización incierta o conjetural. A su vez, la conjetura es un
este modo se hace posible resolver {en sentido condenatorio) los supuestos de he­ juicio qt1e se forma de las cosas o acaecimientos por las señas que
cho que puedan presentarse en que alguien haya disparado con una pistola a la se ven u observan, y de esa manera puede acaecer (suceder, efec­
cabeza de otra persona, siempre que, previamente, le haya sido imputado también
un conocimiento perfecto de la situación en que actuaba (esto es, la conciencia de tuarse) un hecho. Uniendo las tres ideas se desprende que eventual
que disparaba contra otra persona y no, por ejemplo, contra un fflmi..iquí, y, ade­ equivale a resultado ("La voz eventual es un feo italianismo", nos
más, el conocimiento de que la pistola estaba cargada" (ob. cit., p. 359).
decía en sus clases el profesor Don Luis Jiménez de Asúa).
·102 J\•1Al<CO ANTONIO 'f'Cl<l<AGNJ
Dow y CtJU'll EN DEIUXJIO J)[NAL ]03
Siendo así, constituye una repetición decir resullndo evenlunl. El
concepto estarfo mejor expresado diciendo gue el propio dolo, no Buscando la etimología de la palabra eventual es posible des­
e] resultado, es incierto o conjetural. Ha tenido razón Feuerbach cubrir caminos muy interesantes que permiten abordar el terreno
medular de esta institución.
cuando empleaba la expresión dol11s i11deler111inntus o eventualis para
El Diccionario de la Real Academia Española proporciona la
indicar no aquellos casos en los cuales el resultado es de realiza­
acepción del adjetivo eventual (la que interesa destacar) como "suje­
ción incierta, sino los supuestos en los cuales no hay una decisión
to a cualquier evento o contingencia", y su vez el sustantivo eve11/o
directa del agente de incurrir en un clelito 172. (derivándolo del latín evenl.us) lo entiende como "hecho imprevisto
En el dolo directo el resultado no está sujeto a contingencia y l. ¡ o que puede acaecer" y eventunlidnd como "hecho o circunstancia
l
en el indirecto tampoco, pues en esta última hipótesis el sujeto tie­ de realización incierta o conjetural". Conjeturnr significa, siempre
ne la voluntad de realizar un hecho a sabiendas gue producirá re­ conforme a] mismo diccionario, "formar juicio de una cosa por in­
sultados gue exceden aquellos que constituyen el objeto principal dicios u observaciones".
que persigue. Del enlace de esas ideas se desprende que para la Real Acade­
Hay una segunda cuestión y ésta es lógica: mia Española eventual es la derivación de un hecho que, el sujeto
Si el dolo eventual es una ele las especies del dolo, tiene gue gue lo protagoniza, por los indicios que se le presentan o por sus
compartir ]os elementos generales (lo gue es el gé11ero próximo en la observaciones previas, juzga que puede acaecer, pero que ello ocu­
definición) y añadir alguna característica particular, lo que consti­ rra se le aparece como incierto.
tuye la diferencia específica ele ]a misma operación mental. Hasta acá la interpretación coincide con lo que he expuesto
En este orden de cosas, el dolo se compone (dicho esto de forma renglones anteriores: Eventual es "lo gue puede o no acontecer",
sucinta y sin entrar por ahora a profundizar las posturas doctrina­ conforme al significado corriente en nuestra lengua.
rias contrapuesta� que existen en torno de esto) de conocimiento De todos modos, conviene seguir indagando acerca de por qué
de la situación fáctica a la que se refiere el tipo objetivo de la ley llegó a ser así en el idioma castellano:
penal y de la voluntad de realizar el hecho 173• Eventus significa resultado, desenlace. En esta acepción, la pa­
Para segu.ir elucubrando sobre el concepto, dejando de lado labra latina no aparece lo incierto. Sí cuando se la usó para vislum­
la equívoca denominación, habría que designarlo de alguna otra brar el posible desenlace de una guerra, ya que en ese eciso eguiva­
1nanera. lía a ]a suerte, que podía ser buena o mala, como cuando se decía
Sin embargo, como es imposible contrarrestar la fuerza de la "non sine evento" (no sin suerte, con buena fortuna).
tradición, se seguirá hablando de dolo eventual, aungue constituya Siendo así, y trasladando la idea al uso jurídico del adjetivo
eventual, que califica al sustantivo dolo, puede decirse gue el indi­
una locución desacertada.
viduo que obra con dolo eventual deja librado a la suerte (buena
172 La doctrina alemana achial le da al lema distintas denominaciones, de las que da o mala) el resultado final de su conducta.
información Jescheck, quien utiliza la expresión berlinger Vorsatz, o sea dolo con­ Buceando en el idioma alemán, tan importante como referencia
dicionado {Jescheck, Tratado ...·, ob. cit., p. 401). para la doctrina penal argentina dada la propensión a abrevar en
173 Este criterio no es unánime en la doctrina: Hassemer recuerda que Engish apuntó
la actitud del agente hacia el mundo de los bienes jurídicos para subrayar la ma­
las fuentes germánicas, aparecen en este terna las dos vertientes de
yor gravedad del dolo respecto de la culpa. Dice Hassemer que esta observación su formación. La raíz latina dolus eventualis es idéntica a la del cas­
expresa lingüísticamente mejor lcis posteriores caracterizaciones del dolo, "que por tellano o a la del italiano; en tanto gue en la aria, cuando al sustan­
fin han podido superar las viejas alternativas fosilizadas gue, dentro de la teoría tivo Vorsntz (dolo) se le agrega el adjetivo bedingt (condicionado) 174,
del dolo, diferenciaban los aspectos cognitivos y volitivos" (Hassemer, Winfried,
Los elementos camctenSficos del dolo, trad. M/' del Mar Dfaz Pita, ADPCP, t. XUII, 174 De allí que parte de la doctrina alemana prefiera la denominación dolo condicio­
ascículo J, enero-abril MCMXC, pp. 916 y ss.). nado a la dolo eventual (ver Fané Trepat, Elenn, La tentativa rle delito, Bosch, Bar­
f
celona, 1986, p. 77).
l•
104 MAUCO J\NTON/0 TUUMGNI
DOLO Y Cl/U':A t:.N DC!tCCJ/O /'ENAL 105
se produce un cambio sutil, pero muy importm1te, pues es rniís co­ sentación y, por Jo general, no lo examina como una de las formas
rrecto entender gue no es gue el sujeto deje librado a la suerte lo de aparición del dolo. Por ello, cualquier definición de dolo even­
gue puede derivar de su comportamiento, sino gue la evaluación tual adopta alguna de las teorías gue se han esbozado para sepa­
jurídica más severa de uno de los posibles efectos de su conducta rarlo de la culpa. Así el artículo 19 del Anteproyecto de Reformas
está sujeto a la condición de gue su acaecimiento esté incluido en del Código Penal argentino, elaborado por Sebastián Soler, dice:
el plan que se trazó al emprender la marcha hacia el fin gue se ha­ "Obra con dolo no solamente guien guiso de modo directo el he­
bía propuesto alcanzar. d10 ilícito, sino también agué] que asintió a su producción even­
De todo lo expuesto hasta ahorn resulta gue, corno en tantas tual para no desistir de su acción".
otras áreas del conocimiento, no interesa la forma sino el contenido. La fórmula no es acertada porque lo único gue hace es resumir
Sobre lo último cabe decir gue la ilicitud penal de un acto, y su la teoría del asentimiento y, dejando aparte gue no es conveniente gue
gravedad relativa en orden a la pena, es el resultado de la suma de una ley se cifia a un determinado criterio doctrinario, no caracteri­
factores objetivos y subjetivos. En el primer lugar, entre los prime­ za correctamente la cuestión; en todo caso debería haber propues­
ros, está el bien jurídico afectado. Entre los segundos se ubican los to este enunciado: Obra con dolo eventual quien dirige su volun­
conocimientos y las actitudes adoptadas a partir de ellos: el dolo tad hacia la concreción del resultado, aungue gue éste ocurra, no
y la culpa. constituya el fin principal gue persigue su decisión.
No existe en el Derecho continental-europeo una categoría in­ Justamente este concepto, decisión, es el gue caracteriza el dolo
termedia que aluda a un grado de ilicitud gue provenga de una conforme a un mnplio sector de la doctrina contemporánea, por­
actitud interna distinta a la del dolo y a la de la culpa. gue ---entre otras cosas- localiza el dolo en el aspecto más íntimo
Incluso es difícil encontrar gue en la realidad psíguica tenga lu­ del agente 176 •
gar un tertius semejante, en el gue pueda reparar el legislador para
asignarle una consecuencia gue le sea particular a ella 175• § 54. Antecedentes
Si ya resulta imposible identificar en gué consiste, cuál es el
dato interno correspondiente al simple descuido (no la valoración Se debe distinguir la historia de la idea dolo de la evolución del
del descuido, lo que es una referencia afiadida desde afuera), tam­ concepto dolo eventual. En lo gue a nuestra órbita cultural respec­
bién lo sería esa tercera actitud. ta, la palabra dolus aparece en el Derecho Romano y es una expre­
Este impedimento existir.fa enfocando el asunto desde el lado sión de pura cepa jurídica, como que nació para el uso forense y
de la culpa. Si el intento se hace a partir del dolo, entendiéndolo luego se extendió al lenguaje vulgar, siempre como sinónimo de
como una clase distinta de dolo, aparece una variación en los com­ maguinación proyectada con propósitos malos (para perjudicar a
ponentes propios de éste (conocimiento y voluntad), pues el suje­ otro) o buenos (en el sentido de astucia para salvarse a sí mismo
to sabe que la acción tiene potencia lesiva pero no persigue, como contra el enemigo o el ladrón; es decir, de una manera moralmen­
objetivo principal de su acto, la lesión. te irreprochable).
Al analizar el dolo eventual la doctrina mayoritaria se preocupa Su origen coincide con el período gue abrieron las XII Tablas,
por encontrar las notas gue lo diferencian con la culpa con repre- cuando se fue abandonando la forma de responsabilidad objetiva,
175 Apunta Muñoz Conde gue con todas las expresiones usadas por la jurisprudencia adoptando en su lugar el principio según el cual si el autor no exhi­
y por la doctrina para identificar los rnsos de dolo eventual se pretende describir be mala intención, no se lo debe castigar. La relación de la persona
un complejo proceso psicológico en el que se entremezclan elementos intelectuales
y volitivos, conscientes o inconscientes, de difícil reducción a un concepto unitario
con su hecho debía ser querida y deliberada (affectum et concilium).
de dolo o culpa (Muñoz Conde, Francisco, Teon'a general riel delito, Temis, Bogotá, 176 HASSEMER, VVinfried, Los elementos caractenSticos del dolo, trad. M 11 del Mar Díaz
1984, p. 59). Pita, ADPCP, t. XLIII, fascículo!, enero-abril MCMXC, pp. 916 y ss.
106 /vlAnn> I\NTONIO Trm�AGNJ
DfJ/ () l' Cl/Lf'A l:N D[JICC/1O l'[NAL 107
Es la idea sinlelizncla en la pnlabrn r/0111s, unida -por regla- a una
Para más, resulta difícil para nuestra mentalidad latina conce­
valoración negativa.
bir una conexión subjel.iva 178 (a la que se ]a pueda valorar jurídi­
De allí que, salvo la excepción que antes indiqué, el dolo equi­
vale a malicia; es dolo 111alo. La raíz ele la familia de palabras de la camente, tipificando el hecho de manera separada) entre la acción
que proviene 111alicia es mal. Cuando alguien empleaba dolo es por­ y el resultado distinta a las del dolo y la culpa, por ]o que no hay
que intentaba hacer algo reprochable. más remedio que ubicar el suceso entre ]os delitos dolosos o los
Por eso para el Derecbo Romano, el contrato celebrado con dolo culposos, ya que son las dos únicas formas de tipicidad que están
estaba viciado y las conductas dolosas, que afectan de una mane­ previstas por la legislación de origen continental europeo 179 .
ra grave la convivencia social, eran delitos. Este significado, en la Si la elección no estuviese guiada por parámeh·os normativos
aplicación penal, fue el corriente en la Europa continental durante (cuáles son los elementos del tipo del delito dolosos y cuáles los
siglos. Así los glosadores se ]imitaron a parafrasear o comentar ]as del culposo) y sí sólo por la inhiición de que el autor merece una
disposiciones del Corpus luris romano, y las primeras expresiones pena más severa que ]a de la culpa, resultaría arbitraria y, por lo
doctrinarias del Derecho Penal moderno utilizaron b palabra dolo mismo, inconstitucional.
en el mismo sentido. La cuestión tiene otra consecuencia 180 (no suficientemente ad­
En cuanto a los orígenes de la locución dolo eventual, su incor­ vertida) y es que porque, por lo general, la aplicación de la teoría
poración obedeció a las mismas dificultades que persisten: Como del dolo eventual se hace en hechos que tienen previstas la repre­
los prácticos no podían operar más que con dos términos consagra­ sión tanto de la forma dolosa como de ]a culposa de comisión (ho­
dos por el Derecho Romano, rlolus et culpa -dolo y culpa-, en la au­ micidio, lesiones, estragos). La punibilidad o no de una conducta
sencia de un tercero se dirigieron al dolo y lo dividieron y subdivi­ estéÍ pendiente de una interpretación acertada, porque si no se la
dieron en formas.múltiples, entre ]as cuales se encontró el eventual. adecua a la previsión dolosa, en otro tipo de delitos no podrá ser
Enla órbita continental europea, que solamente conoce ]as cla­ ubicada, teniendo en cuenta que nuestra legislación de la culpa re­
ses subjetivas del dolo y ele la culpa 177, la teoría del dolo eventual cepta el sistema del numerus clausus.
surgió para tratar de incluir en el ámbito del dolo una serie de ca­ Como resulta obvio, el Derecho Penal con la base del princi­
sos que no se adaptan fácilmente a los elementos estruchlfa]es del pio de legalidad no admite la existencia de una zona gris en la cual
mismo, pero que de todas maneras los tribunales asimilan al dolo, poder ubicar los casos en los cuales no sea sencillo detenninar si
porque un sentüniento de justicia lleva a que sean tratados con la el autor realizó el hecho abarcando con su conocimiento y con su
misma severidad q11e la que se emplea para los que son -indiscu­ voluntad todos los elementos objetivos del tipo o si produjo el re­
tiblemente- dolosos. sultado por descuido. El suceso será adecuado a la tipicidad do­
Lo preocupante (porque así se hace una interpretación conlrn losa o a ]a culposa, según concurran los requisitos de una de ellas;
legem) es que, en buena medida, esa equiparación se realiza sin pa­
178 Sin embargo no sería tan difícil legislar la materia: podría aludirse al desinterés
rar mientes en que puede tratarse de casos de culpa que, por pura por la suerte de los den,ás, al que actúa por grave desconsideración, realizando
intuición de que merecen una retribución considerablemente gra­ acciones contra la vida1 contra la integridad corporal, cometiendo los estragos,
ve, se castigan con una pena mayor que la que la ley asigna a los atentando contra el ambiente1 etc.
179 Resulta imposible identificar el momento en que se separaron los sistemas, el la­
hechos culposos. tino y el anglosajón, pero es indudable que las diferencias obedecen a la distinta
177 Ver Díaz Pita, El dolo eventual ..., ob. cit., p. 20, quien recuerda que el artículo 1 º del manera de juzgar: en el Derecho continental europeo hay una preocupación mayor
CP español define el delito como aquellas acciones y omisiones dolosas y culpo­ por encontrar, doctrinariarnente, los principio y utilizar, a partir de allí, el método
sas penadas por la ley, con lo cual obliga a catalogar la conducta dentro de algu­ deductivo; en la órbita anglosajona no se procede de la misma manera sino que el
no de esos dos grupos. ·En el Código Penal argentino, aunque no exista una regla Derecho es consuetudinario, por lo que hay que encontrar el precedente.
general semejante, la ubicación resulta de la manera en que están elaborados los 180 Una última consecuencia está referida a la tentativa, pues puede existir-y ser pu­
respectivos tipos penales. nible-en los hechos cometidos con dolo evenlual, y no -por la imposibilidad lógi­
ca de que hablaba Carrara-en los hechos culposos.
'108 MAllCO ANTONIO 'l'rnll.AGNI
Oow Y CUU'l\ EN DEN[C/1O J>l:NAL 109
no hay una lel'Cel'll opción. En el ejemplo de quien decide conducir
por el cal'l'il conlrnr.i o, la rnue,-te del infortunado automovilista c¡ue tcmeridnd alude a la fa] ta de consideración (no les concede atención
iba correctamente poi' su carr.il será atr.ibuida a dolo o a culpa; no ni tiene respeto para con el prójimo), mientras la segunda -indi­
a dolo eventual si se piensa en éste como si se tratase de una cate­ ferencin-califica el desinterés por lo gue le pueda llegar a pasar 185 •
goría intermedia entre el dolo a secas y la culpa. Quien obra con recklessness revela una mayor de falta de hu­
Cosa distinta es imaginar la posibilidad lege ferendn de una tipi­ manidad que quien actúa sin prudencc o quien cae en negligcnce o
cidad, con componente subjetivo distinto, intermedio entre el dolo carc/essness, porque en estas últimas hipótesis el actuar imprudente
y la culpa, tal cual lo propugnan algunos sectores de la literatura o el actuar negligente puede acarrear consecuencias que afecten no
alemana, y también de la italiana 181 y la espaí'íola 182, lo c¡ue coinci­ sólo a los demás, sino que también a él le pueden resultar lesivas;
diría aproximadamente con la idea del Código Penal francés (1992) en cambio, y por lo general, los efectos de la recklessness recaerán
de castigar In mise en danger délibéreé de la personne d'nutri. sobre el prójimo como c¡ue el reckless no tiene temor de pe1judicar­
Sin embargo, tal incorporación no solucionaría los problemas lo o le da igual gue ello ocurra o no.
de interpretación de la ley para aplicarla a los casos de la vida real, La negligencia se transforma en un hecho delictivo (recklcssness)
pues si es difícil separar el dolo eventual de la culpa consciente, cuando el acto ejecutado de una manera ilegal (misfcnsance) es una
más difícil sería encontrar las notas diferenciales entre el dolo, la expresión de indiferencia insensible para la vida ajena.
categoría intermedia y la culpa consciente. Lo demuestran las fór­ Para determinar si la negligencia en el caso particular ascendió
mulas c¡ue se proponen para introducir en los códigos penales una o no a la categoría de crimen, se han utilizado muchos giros lin­
figura similar a la reck/essness que se aplicarían en la Comunidad güísticos: los hechos deben ser tales que, en la opinión del jurado,
Europea. Así el artículo 9 º del Corpus Juris, en su segunda versión, la negligencia del acusado haya ido más aUá y haya demostrado
acude a una idea ambigua, corno lo es la actitud no razonable res­ tal indiferencia para la vida y ]a seguridad de otros que la conduc­
pecto del riesgo conocido 183 • ta merezca un castigo severo.
Dicho sintéticamente: Reck/essness es una conducta intencional
§ 55 . .Reck/essness en el derecho anglosajón voluntaria c¡ue requiere conciencia del riesgo de lesionar a otro,
aunque no necesariamente 111alice.
Recklessness es temeridad o indiferencia ,insensible para los pe­ Por ello la categoría se mantiene en la zona intermedia entre
ligros de la situación184• Estas expresiones en nuestra lengua caste­ las acciones ejecutadas con intention y las que se realizan con negli­
llana son paradigmáticas para dar una idea del instituto, pues -en gence, lo que se refleja en dos formas de aparición: reck/ess conduct,
lo que respecta a la actitud que exhibe el sujeto hacia los demás- conducirse con imprudencia grave, actuación con culpa consciente,
1.81 Canestrari, Stefano, La esfrncturn del dolo eventual y las n11cvasfc110111c110/og(as de ries­ y reck/ess disregard, imprudencia grave y sin consi9-eración, felonía
go,en Revista lus el Praxis, Año 1 O Nº 2: 59-95, 2004, versión 011 line, Urüversidad
de Talca, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
equivalente a nuestra idea de delito con dolo eventual.
182 Ver Hava Carda, Esther, Dolo eventual y culpa conscientc. Criterios difercncindores, Si bien existen algunas diferencias con el Derecho que se aplica
versión on line, p. 18. en los Estados Unidos de Norteamérica186, se puede ilustrar la idea
183 The ofender netas reck!essy ifhc is m.vare aj the risk fhnf tl1e circu111s ta11ces t/U1/ mnowzt

!
ta fhe co11stit11c11t eleme11ts aj thc affence cxist a11d thaf is 1111reaso11nb/e, lrnvi11g regard to
recklessness mencionando algunas particularidades de la criminnl
thc circwnsfances known to him, to takc t]wf risk. lnw del Reino Unido: es una de las cuatro posibles clases de esta-
184 Me refiero a la caracterización de la actividad peligrosa que no tiene ninguna uti­ ,,
lidad social, porque no lodos los riesgos asumidos constituyen recklessness, ya gue � 185 La idea guarda similitud con la feor(a de ln indiferencia desarrollada por Engisch a
algunos están justificados: asfuna intervención quirúrgica compleja, pero necesa� _¡ comienzo de los mios treinta del siglo pasado (ver, Hava Carda, Esther, Dolo even­
ria.
1'
W.,
186
tual y culpa co11scie11te. Criterios difereJZciadores, versión 011 fine, pp. 12 y ss.J.
Allf en algunos casos se la denomina willf11l blindness.
'110 J\1JA/lCO ANTONIO T[RUAGNJ
Dow Y Cl/U'li EN Df.N[Cl/0 l'CNAL 111
dos mentales constitutivos ele 111e11s ren 187 •
Si se comete una ofen­
sa penal de ordinario, como condición de estricta responsabilidad
§ 56. Criterios difere11cin/es entre el dolo eve11tual y la culpa
consciente
penal, en el proceso deben ser· probados el mens rea y el nctus reus,
sin los cuales una persona no puede ser declarada culpable. Ello
La búsqueda ele pautas que permitan distinguir estas dos for­
representará también que hubo intención apropiada, conocimien­
mas en que se manifiesta el hecho punible es una de las tareas más
to, recklessness o negligencia criminal al tiempo del hecho.
arduas de la doctrina y de la jurisprudencia. La importancia ele
Recklessness representa menor culpabilidad que cuando el agen­
encontrar el camino seguro resulta obvia en un régimen jurídico
te procede con intención, pero mayor culpabilidad respecto ele la
en que un suceso sólo puede ser doloso o puede ser culposo 189 • La
negligencia. El test de cualquier elemento de mens ren está basado
adecuación típica -y la consiguiente pena-es disímil, fundamen­
en que el acusado pudo prever las consecuencias de obrar de ma­
talmente teniendo en cuanto el componente subjetivo de cada una
nera prohibida y no obstante decidió hacerlo. Sobre este tema hay
de las previsiones legales.
tres tipos de test para determinarlo, pero no me detendré en ello
Sobre la distinta gravedad del dolo y ele la culpa, las diversas
sino en sefialar que usualmente aparece recklessness cuando un acu­
explicaciones que se clan sobre el tema pueden resumirse así: Des­
sado es consciente de las consecuencias potenciales adversas ele la
de la perspectiva del desvalor ele acción con criterio moralizante.
acción que planifica y sigue adelante, exponiendo a una víctima
Desde la sistémica como un mayor desconocimiento ele la configu­
desconocida al riesgo de padecer perjuicio, pero sin que hubiese
ración del mundo impuesta por el Derecho, o sea una mayor afec­
tenido el designio de causarlo. El acusado constituye un peligro
tación de la norma. Las imprudencias suelen cargar con un riesgo
social porque juega con la seguridad ele los demás, y el hecho ele
de pena natural. Desde el punto ele vista objetivo: la mayor proba­
que no .ha ya querido contener la injuria solamente será un elato a
biliclacl de la lesión (mayor peligrosidad para los b.ienes jurídicos),
tener en cuenta en la sentencia.
pues siempre es más proba ble que la produzca un plan dirigido a
Es claro que en el Derecho anglosajón tradicional los tribunales
ella que otro no dirigido a producirla. A su vez se destaca lo que,
o los jurados pueden decidir -como lo hacen-ubicando sus reso­
no ob.stante ser obvio, siempre debe ser tenido en cuenta: en el con­
luciones en esa zona fronteriza, porque no están sujetos a una ley

t
junto de conductas lesivas de los bienes jurídicos se pueden dis­
que los obliga a analizar las bipótesis de hecho a la luz ele lo que
tinguir dos clases según la actitud subjetiva del autor respecto del
disponen tipos penales clefinidos188; como sí ocurre en la órbita del
bien jurídico y la dirección de su voluntad. En los delitos dolosos
Derecho continental europeo. Y, sin bien también hay códigos pe­
el sujeto es plenamente consciente de que su actuar lesiona el bien
nales en diversos países de habla inglesa, muchos de los tipos pre­
jurídico y quiere afectarlo; lo sucedido debe haber sido conocido y
vistos en la Parte Especial de ellos son punibles cuando se cometen
querido por el autor (por ejemplo, la muerte de la víctima y la con­
con recklessness. Ello elimina la dificultad con la que tropiezan los
ducta letal del sujeto que la produjo). Ambas conductas, la dolosa
jueces que aplican una legislación de origen continental-europeo,
y la culposa, son estructuralmente distintas, pues las dolosas son
obligados a la subsumir las hipótesis de hecho en l a s figuras de­
dirigidas por la voluntad contra la norma que le prohibe dafiar el
lictivas dolosas o culposas.
bien jurídico de que se trate, rnientras que las culposas se limitan a
infringir una norma de cuidado 190 • El dolo es el escalón más alto de
187 Expresión del latín equivalente a gulty mind. 189 Armin Kaufmam1 habla de hecho-dolo y hecho-culpa (El dolo eventual eu la estructura

•1 ¡
188 Más bien la categoría recklessness aparece ante la necesidad de tener a mano una del delito..., ob. cit., p.186). El hecho o es doloso o es culposo. No hay otra alterna­
amplia gama de posibilidades en la negociación entre el fiscal y el imputado ten­ tiva.
diente a evitar la realización del juicio. 190 Lascano (h), Lecciones ..., ob. cit., I, p. 297. También Dfaz.Pita, El dolo eventual ... , ob.
cit., p. 38.
T12 J\,1ANCO ANTONIO TrlWAGNI
DOLO )' Cl/U'A [N D[U[CJ/O /'ENAL 113
una participación interna del sujeto en el suceso exlen10 del injusto,
nar como doloso (con dolo eventual) un hecho cometido con culpa;
es una forma más grave de responsabilidad. En el delito doloso el
tampoco -obviamente-si siendo culposo no existiese la respectiva
sujeto amenaza el ordenamiento jurídico. En el futuro el autor de]
previsión legal que atrapase esa figura como delictiva.
delito culposo deberá prestar más cuidado. Más adelante el autor
ele] cielito doloso deberá demostrar que acatará la norma; él es un
§ 57. Teorías
símbolo frente a la víctima y frente a las de1mís víctimas potencia­
les. La sociedad se ve más amenazada pues sigue con pautas de
No haré un relato del nacimiento de las diferentes teorías (las
conducta que se separan de las que la sociedad ha adoptado. Au­
cognitivas, corno posibilidad, probabilidad; las volitivas corno confor­
menta el peligro de contagio; es un peligro social-psicológico que
midad, asunción del riesgo) y de la suerte gue han corrido a lo largo
afecta la lealtad al Derecho. del siglo XX y lo que va del actual, pues esa es una historia que se
Sobre el terna, Jiménez de Asúa destaca los antecedentes histó­ puede leer en las obras generales y en monografías destinadas al
ricos: "En las más remotas civilizaciones no dejó de hacerse notar tema 193• Procuraré sí encontrar algún sendero seguro que permita
la diferencia entre el acto voluntario-doloso diríamos hoy-y el no llegar al límite de ambas categorías, que colindan, pues en ambos
intencional. En Grecia, cuando se perpetraba un homicidio sin in­ casos el sujeto se representa el hecho con todas sus características,
tención, el autor expiaba su culpa con el simple destierro. Entre los incluido su efecto jurídico. Desecharé las propuestas incorrectas;
hebreos, también se hallan casos en que la pena se atenúa si se tra­ a lo sumo las tendré en cuenta para demostrar por qué lo son. Re­
ta de actos no intencionales; pero el talión solía exigirse incluso en tendré sólo aquello que sea útil para concretar el ideal de justicia
presencia del homicidio involuntario. Moisés logró, sin embargo, en la resolución de los casos concretos.
imponer el respeto al derecho ele asilo en la ciudad de los levitas, Desde ya apunto que las comparaciones las hacen la doctrina
cuando los jueces declaraban que el homicidio se había cometido y la jurisprudencia, aunque no se diga expresamente, a partir ele
sin intención; es decir, que no era posible ejercer, en tal hipótesis, una de las formas de aparición de la culpa, que es la imprudencia,
la venganza sobre el matador; pero la protección sólo duraba mien­ porgue es así como se genera positivamente el riesgo. En cambio,
tras éste permanecía en el lugar de refugio" 191• la negligencia se caracteriza por constituir una omisión: del deber
Lo que resulta directamente inadmisible es resolver el pro­ de hacer todo lo necesario para que el resultado no acontezca. En
blema de manera puramente intuitiva, como sugiere Gimbernat cuanto a la impericia, ella también constituye un defecto, por lo que
con la siguiente frase: "Aquello que, en base a criterios materiales, es difícil concebir que tenga una frontera común con el dolo even­
aparezca grave, es doloso; aquello que aparezca menos grave, es tual. Lo mismo ocurre con la infracción de los reglamentos (que es
irnprudente" 192• la cuarta manera de las que menciona el artículo 84 del CP argen­
Además -y de no menor importancia-, si el hecho no encua­ tino, y que repiten otros preceptos), pues ella también es negativa.
drase en el tipo del delito doloso, puede ser atípico: ello teniendo Por el contrario, quien obra con dolo evenhial proyecta positiva­
en cuenta que la legislación argentina sigue, en cuanto a la culpa, mente una conducta guiada por el conocimiento y la intención de
el sistema numerus clausus. De manera que si no está previsto el concretar, en caso de que ello ocurra, el resultado.
hecho corno delito culposo, el autor no puede ser castigado. Si lo Exclusión: Aunque parezca una paradoja, comienzo señalando
fuese, se infringiría el principio de legalidad. No es válido conde- una nota negativa: Los motivos del autor no influyen para subsu­
191 Jiménez de Asúa, Luis, Tratado de Derecho penal, t. V La c11lpabilidad, Losada, Bue­
mir la conducta en un tipo penal determinado o en otro.
nos Aires, 1956, p. 315. 193 Pueden consultarse con provecho las referencias que traen: Díaz Pita, María del
192 Gimbernat Ordeig, Acerca del dolo eventual, en Estudios de Derecho Penal, Civilas, Mar, El dolo eve11f11a/, tirant lo blanch, Valencia, 1994 y Hava Garcfa, Estlier, L11 i111-
Madrid, 1990, p. 250. prnde11cia i11coJ1scie11fe, Colmares, Granada, 2002. De esta última autora, tambi�n
en Dolo eve11/11al y Clflpn consciente. Criterios diferc11ciadores, versión on fine.
rr
n,1 MI\/!('() ANTONIO 'J'[_füi__AGN/
Do1.o Y CULJ'I\ [N l)[/�[C/1O l'[NIIL ns
No es vóliclo, por ser metoclológicamenle inco1-reclo, buscar Jas

11
diferencias en orden a los motivos que llevan aJ sujeto a actuar ele la con mayor prudenci¡i, y¡i que no puede ser culpable de un hecho

1
manera en que lo hace, y<1 que el los pertenecen al elemento culpabi­ que no es antijurídico. La distinción entre aquellas doctrinas que
lidad. Antes ele llegar al análisis ele ella, el intérprete debe encontrar determinan el deber de cuidado sin atender a los poderes indivi­
la adecuación típica para la que no cuentan las razones del obrar.
Hay una cuestión metodológica que es oportuno aclarar con
1 duales y las que los consideran, es necesaria puesto que el conte­
nido del deber de cuidado en uno y otro caso será rnuy distinto.
respecto a las teorías que apelan a la consideración de elementos 1 El injusto del que partimos nos obliga a considerar los poderes in­
propios ele las emociones y es que ellas pueden ser utilizadas vEÍ­ dividuales en el tipo. Consecuencia inmediata de lo anterior es la
lidamente para expresar la diferente gravedad del contenido de ]a pertenencia tanto del cuidado objetivo como del subjetivo al tipo.
culpabilidad, porque el reproche es graduable, a tenor ele lo que Tornaremos en consideración un concepto de poderes individua­
dispone el artículo 41 del CP argentino. Pero las circunstcmcias les que se separan en parte del anterior, ya que los poderes indivi­
de hecho (entre ellas el dolo) no admiten una cuantificación pues duales en cuanto objetivables -capacidades-quedan incorporados
debe subsumirse el suceso en algunos ele los tipos legales: dolosos en el deber de cuidado objetivo, mientras que el deber subjetivo
o culposos, según el caso. Así lo exige el principio ele legalidad. -conocimiento-forma parte del tipo subjetivo. Cuando un elemento
Sobre el mismo tema de las relaciones entre tipo y culpabili­ no se refiere al tipo delictivo, sino que únicamente describe moti­
dad, una línea doctrinal distingue entre deber de cuidado objetivo vos, sentimientos, se trata ele elementos de la culpabilidad, aunque
y subjetivo, adscribiendo el primero al injusto y el segundo a la cul­ hay que analizar cada tipo particular. Son elementos ele la actitud
pabilidad. Solamente cuando se ha constatado el aspecto objetivo interna, peligrosos porque vinculan la punibiliclad a la valoración
del hecho imprudente (tipo de injusto) puede seguirse preguntan­ judicial de posturas internas difícilmente comprobables en el ám­
do si el mandato general de cuidado y previsión también hubiese bito forense. Así, y como ejemplo, cruelmente: un sujeto quiere cau­
podido ser cumplido por el autor individual según su inteligencia sar especiales dolores a otro, pero éste ya estEÍ inconsciente. Si es
y formación, su habilidad y capacitación, su experiencia de la vida un elemento de ]a culpabilidad es una cosa, si lo es del injusto no,
y su posición socia] (tipo de culpabilidad). porque esa crueldad no pudo ser percibida por la víctima.
Este planteamiento se encuentra en íntima conexión con el, tan Esto tiene importancia en ]a teoría de la participación y en la
fuertemente discutido, problema ele cuál haya de ser el tratamien­ teoría del error194 •
to de los poderes individuales del autor -inferiores o superiores a Incluso hago notar que el procedimiento inverso es insidioso
los del hombre medio- en la imprudencia. pues permitiría introducir elementos propios de un Derecho pennl
En el estado actual de la doctrina los poderes inferiores no han de autor, siendo que la Constitución lo repudia, como que sólo ad­
planteado problemas muy graves, lo que no quiere decir que real­ mite un Derecho Penal de acto.
mente no existan, mientras que la consideración de los poderes su­ A este respecto, la confusión aparece frecuentemente en la doc­
periores del autor en el injusto imprudente ha dado lugar a apa­ trina y en la jurisprudencia, cuando ellas se inclinan a castigar más
sionadas disputas doctrinales. Desde el momento en que se acepta severamente (esto es, como dolo eventual) aquellos actos protago­
mayoritariamente, como punto de partida, el principio de que la nizados por un sujeto al que ubican en la categoría de quienes tie­
culpabilidad no fundamenta nunca la necesidad de una pena, sino nen un absoluto desprecio por los derechos del prójimo.
que sólo limita su admisibilidad, en aquellos supuestos en que el Otra advertencia se les puede formular a los intérpretes que
hecl10 es objetivamente adecuado al poder medio debería eximirse dejan de lado el principio de legalidad, guiados por la obsesión de
de pena al autor, aunque él personalmente pudiese haber actuado castigar severamente: Cuando se elige el camino de calificar al he-
194 Corcoy Bidasolo, El delito i111pn1dente ... , ob. cit., p. 6L

116 M,rnco ANTONIO Trnn11cN1
Dmo l' CULPA r.N DC:.J�[CJIO l'[NAL 117
cho corno cometido con dolo eventual, a veces no se presta atención
a la circunstancia ele que también la pena ele prisión ele algunos he­ re. Los motivos, el por qué la estrella del circo se comportó de esa
chos imprudentes, aplicada para que sea efectivamente cumplida manera, no interesan al momento de definir cuál es el tipo penal
(o sea, no una condena condicional), puede constituir una retribu­ aplicable, pues los móviles del obrar pueden ser vituperables, por
ción justa del ilícito en el que el autor ha incurrido. ejemplo, un vanidoso lucimiento personal, o loables: no defraudar
Diferencias positivas. Califico así a las características distintas ele a los espectadores, que han pagado su entrada para ver la prueba.
una u otra manera de actuar (dolosa y culposa):

a. La planificación ele la actividad es diferente en el sujeto que 1


1,
b. La conjia11za en que se evitará el resultado es la nota distinti­
va para un sector de la doctrina 197• De manera tal que habrá culpa
actúa con dolo eventual que en la de quien lo hace imprudente­ si ella concurriese y dolo si tal si la esperanza no existiese.
mente, representándose el resultado posible. Este criterio es débil: En primer lugar porque puede sugerir
El primero programa su conducta hacia un fin 195, que incluye una manera de abordar el problema de la culpa, pero hace desa­
el resultado (que puede o no consumarse). parecer prácticamente el dolo eventual, ya que éste se diferencia
El segundo esboza sus actos creyendo que, de la manera en que del directo en que en el eventual el plan del agente no tiene como
los lleva a cabo, el resultado no acontecerá. Si pasa lo contrario es fin realizar indefectiblemente el resultado. El efecto -según lo sabe
porgue se ha equivocado en la elección ele los medios que ha uti­ y quiere actuar así, sabiéndolo-puede o no acontecer.
lizado en su pretensión de lograr el fin apetecido. De manera que, entre la confianza en que no ocurra y la even­
Para que el intérprete entienda que la primera hipótesis se ade­ tualidad de producirlo, habría una zona fronteriza muy estrecha,
cua al tipo del d '"lito doloso debe tener en cuenta que carece ele ele difícil demarcación.
influencia que el agente acepte de buena o mala gana el resulta­ En segundo lugar porgue la propia doctrina que lo esboza ad­
do; tampoco que se conforme con él' 96• Esto porgue los motivos se vierte que la idea no puede sostenerse por sí; necesita apoyo. En­
tendrán en cuenta para graduar la pena cuando ésta es divisible tonces sugiere que la confianza en que el resultado se pueda evitar
en razón del tiempo o de la cantidad, no para encontrar cuál es la debe estar confirmada por datos objetivos 198-199•
adecuación típica correcta. Algunos publicistas no dicen cuáles serían estos y acuden -a
En la prueba de circo del /anzacuchil/os y la partenaire el prime­ título de ejen1plo-al famoso caso de los mendigos rusos (aquellos que
ro se representa el posible resultado de lesiones o de muerte de su mutilaban nifios para excitar la conmiseración del público)2°0, in­
compañera. No obstante arroja los puñales para marcar la silueta correctamente, pues remiten a los motivos y no a la configuración
de la mujer clavándolos en la madera en la que su compañera se típica del hecho cometido con dolo eventual.
apoya. Si no obstante actuar como lo hace habitualmente, un día
la hiere, habrá culpa porgue -equivocándose-no tuvo en cuenta, 197 Jbt'dem.
198 Pues, como afirma Feijóo Sánchez, el confiar, esperar o ansiar que el resultado no
verbigracia, que ese día una lámpara le perturbaba la visión. Ha­ se produzca, a pesar de saber que se hace todo lo necesario para mata1� lesionar
brá dolo si su fin era realizar de todas maneras la exhibición, aun o dañar, es algo irracional gue no se puede tener en cuenta intersubjetivamente y,
sabiendo que programaba una conducta que, dadas las circunstan­ por el contrario, una vez gue se tiene conocimiento, lo que el sujeto espere o confíe
no aporta nada a la valoración de un hecho como injusto doloso (Fcijóo Sánchez,
cias (que conocía no eran favorables), podía lesionar a su partenai- Bernardo, El dolo eventual, Universidad Externado de Colombi.1, Centro de Inves­
tigación en Filosofía y Derecho, Bogotá, 2004, p. 30).
195 Pma gue no sea un caso de dolo directo este fin debería ser secundario. 199 Acerca de la racionalidad de la confianza, ver Ragués i Vallés, El dolo ... , ob. cit.,
196 En sentido contrario, v. Zaffaroni, Eugenio Raúl, Alagia, Alejandro y Slokm� Ale­ pp.105 )' SS.
jandro, Derecho Penal. Parte General, Ediar, Buenos Aires, 2000, p. 500. 200 Entre tantos autores que lo mencionan, ver Gimbernat Ordeig, Aceren ... , ob. cit.,
p. 244.
,1
118 lvlA1tco I\ NTONIO Tr1rnAGN1
DnLO l' CULPA [N D[ll [CJ /O PENAL 11 9
Otrn <'!nfo c¡ u C?, e l el e Ka u fman n 201 , a p u n l a él c¡ u e el d a to obje l i vo,
que perm i te m c1n l e n 0 r el s u ceso en el lC?r-rC?no de ] a culpa, ] o cons­ Esas "buenas rnzones pa rn creer· que se verifi cará", a las q u e he
tituye la circu nslél n ci c1 el e c¡ u e el sujeto haya hecho algo posi tivo alud ido preced e n temen le, habl an del conocimiento acerca de c¡ue
(comprobabl e para un obse rva dor ex terno) d estinado a imped i r el riesgo se tracl u ciní -casi con seguridad- en resultado.
c¡ u e e l efecto s e concre te'º'. El conocimien to es, obvi amente, un fenómeno subjetivo. El
ries go, por su parte, es un fenóm eno objetivo, externo, que pued e
c. La posibilidad o l a probabilidad de que e] resultad o acon tezca. ser con sta ta d o por un observador externo. La cuestión radica, en­
Antes de efectlr nr al gún comentario acerca d e este tem a, d ebo tonces, en decidir si se debe partir d el riesgo que percibe el agen­
aclarar una cuesti ón lingüística, porque al guna doctrin a encu en tra te o si del que pu ede advertir un sujeto cuidadoso que se desem­
u n a diferenci a (con importan tes derivaci ones) entre uno y otro con­ peñe en el mism o sector del tráfi co en que se desempeña el au tor
cepto, aunqu e en la lengua española los significad os son próximos: (hamo eiusdem profession is et condicionis, según la fórmula que usa
la posibilidad es la ap ti tu d para hacer al go y la probnbilidnd se pre­ Canestrari 2°4 ) .
dica cuando h ay bu enas ra zones para creer que algo se veri ficará . Ciertamen te la elección debe ser hecha a favor d el con ocimien­
Lleva do esto al terreno qu e me i nteresa, que el sujeto conozca
to personal, porque se va a juzgar lo que fue, no l o qu e debió haber
que exi ste l a posibilidad de qu e el resultad o tenga lugar n o m arca
ninguna diferenci a en tre dolo eventu al y culpa consciente, pues en
sido. Lo que fue tuvo el componente subjetivo al q u e refiere el tipo
ambas categorías el conocimien to d e esa aptitu d es sim ilar. pen al. Lo que debió haber sido es un el emento d el juici o de reproche;
No ocurre l o mism o con ] a p robabilid ad, ya que cu an d o ell a se o sea, de la culpabilidad y, obviamente, primero debe ap al iza rse
pu ede predicar, está más cercana l a materiali zación del cvcnto 203 : si el acto fu e típico para, si l a concl u si ón es positiva, a dju dicar res­
ponsabil i d ad al au tor.
201 K au fmann, El dolo eveJ1/ 11nl en la cstr11ct11ra del delito . . . , ob. cit., pp. 1 93 y ss.
202 Entre las explicaciones que su ministra Kaufmann se vale del ejem plo del jardine­ Si el sujeto se equivocó en su apreci ación de la proximidad fác­
ro y las malns hierbas: "El d u ef10 de un pequ eño jard ín qu iere extirpar las malas tica de que el riesgo se convirtiese en resul tado, su error elimina
hierbas d e un vivero de flores. Porque su azada es ancha y la d istanci a entre los
ma cizos pequeña, reconoce e! peligro de lesionar l os d elica d os ta llos. Distinto, en el dolo y el acto qued a fu era de las previsiones legales; s alvo que
cambio, si se preocu pa por cond ucir su instrumento de forma tal que sea evitada con cu rran ] os elem en tos d el tip o d el d el i to culposo, en el caso de
la lesión. Entonces su voluntad de rea l ización está dirigida, precisamente a prote­
ger las flores, y no com prende, en cambio, lo cont_rario, esto es, la posible lesión". que esté previ sta l a fi gura cu lposa respectiva, teniendo en cuen ta
Dice Kaufmann que nada tiene que ver el asentimiento. La voluntad d e recdiza­ la adopción por el legislador del sistema numerus clausus.
ción que se propone como objetivo h1 evitación del resu l tado accesorio, y con ello
excluye la producción del resu ltado accesorio como contenido posible de la vo­
Esta teoría que apela al exam en de Jo que probab lemente vay a él
luntad de realización, tiene que ser una voluntad dirigen te gue se manifieste en el su ceder, no obstante sus caren ci as, sí tiene el m érito d e no entrar a
acontecer ex terno. Si el curso de lo acción no es d irigid o a la evi tación d el resulta­
d o a ccesorio tenid o en cuenta como de posible producción, la voluntad de reali­
consid erar l a peligrosi d a d d el agente sino a eval u a r el acto205 . Pero
zación abarca la realización del resul tado total, tanto d el objetivo principal como
d el efecto accesorio. Aquí faltn una voluntad de evi tación final. Si el crn tor obra 204 Canes trari, Stefano, La estructura del rfolo eventual y las 1111cvasJc110111e11olog i'as de ril'S•
con duda acerca d e l a ajenidad de la cosa que va a tomar, la edad d e la víctima, o go, en Revista Jus et Praxis, Afio 10 Nº 2: 59-95, 2004, versión 011 fine, Universidntl
toma en consideración que el siervo que va a matar se encuentra al o tro lado de d e Talca, Facultad de Cienci as Jurídicas y Sociales.
los lindes de su coto, entonces ninguna "esperanza de no ser así puede excluir la 205 Según Gimbernat la teoría de la p robabil idad (o reprcscnln ción) no enfrento ,11
voluntad de realización; tam poco es necesaria una aprobación positiva de las cir­
cunstancias ten.i d as en cuenta corno posibles" (ob. cit., pássim ) . sujeto con el resulta d o, sino con la si tuación pelig rosn. En cnmbio, la teorín d11 111
203 La Teoría de la probabilidad pone el acento en lo intelectivo, en el cálculo que efec­ voluntad o del consentimiento va más allá de In sil u n ción pel igrosa y con íro11l11
túa el agente referido al riesgo de que el resul tado acontezca. Si, conforme a sus al delincuente con el resul tado, imaginándolo como cfcctivnmente acaecido, 1 ',1111
conocimientos, el peligro es próximo ya que el efecto se da en la mayoría de los funcionar, la teoría d el consentimiento exige que se p ruebe un hecho que 110 l'J' 11ft
supuestos d e hecho s iJTlilares, obrará con d olo si d e tod .-1s maneras emprende la dado en la realidad; no es que sea difícil probar l o ncnccido, es que se quiere ¡n 11h11t
acción. lo gue no ha acontecido. (Gimbernat Ordeig, Enrique, Aceren del dolo cven/11111, ltfl
Estudios de Derecho Penal, Civilas, Mad rid, 1 990, pp . 251 y ss.).
'1 2_Q MATICO JiNTONlo Trn1u1 GN1
00/.0 Y CULPA CN DCRECl/0 /l [Nt\L 121
es obje ta ble q u e no lenga en cuen ln l íl vol u n ta cl 2°6,
p u es la sol a i n te­
lecci ón n o consti tuye d olo, s i no que e l agente -p ara q u e ta l exista­ dad del sujeto acti vo), es i n consti tucio nal ya q u e desconoce c¡ ue el
debe orienta r l os m ed ios h acia l a consecu ción d el resultado pro­ Derecho Penal es ele acto y no ele au tor, segC1 n se d esprend e de la
bable, y este paso d eviene el e l a fi nalicl acl que lo guía 207 • Constitu ción nacional.
En el caso el e l a culpa con sciente el au tor no quiere qu e el re­ Siendo lo que he expu esto en el párrafo an teri or ta n claro, lla­
sultado penalmente desva lora do acontezca (de manera di recta o ma l a atenci ón que alguna doctri na y cierta jurispru denci a repi­
eventu al) y p or ello no ord ena los m e di os hacia él ni tampoco para tan la apel a ci ón a notas referi das a la personalidad del autor. Se lo
que no acontezca 208; lo h a ce p ara conseguir el efecto -penalmen te hace bajo ropajes terminológicos distin tos, con diversos enfoques
neutro- qu e persigue. teóricos, de manera ostensible o encu bierta .
Así, si se siguiesen h asta el extremo al gu n a s ideas qu e sugiere
el . La consideración del cnrrícter del agen te com o manera ele d e­ una parte de l a doctrina con temp oránea, habría ciudadanos que
terminar si ha obrado con dolo'º' o si lo hizo con cu lpa ocupa de no se evaden del rol qu e l a socied ad le ha asignado y otros que sí
rnaner-a reiterada a l a d octrina y a l a ju ri spru denci a, no obstan te lo hacen. Algunos de estos últimos incurrirán en dolo eventual,
que, además de il egal (porque no respeta el texto, qu e determi­ siend o sufi ciente para ell o que el agente estime qu e la realización
na las condici ones que debe reuni r una conducta para ser típica, d el hech o -como d eriva ción de su con d ucta-no es improb able. Por
entre las cu ales n o hay -obvi amente-nada referi do a la personali- ejemplo, Jakobs escribe qu e "con currirá dolo evenhial cuando en
el momento ele la acción el au tor juzgue que la realiza ción d el tipo
206 Sobre la tcorfo de la probabilid ad, en conexión con la necesid ad de constru ir una no es improbabl e corno consecuencia de esa a cci ó n " 2 ! 0_
teoría general d el d olo, dice Kaufmann: "La producción d el resultado considerada
como no probable prn�cf o tmnbién ser apetecida. Si no guiere uno neg,-u el dolo en No es el n10m ento de penetrar en el sus trato d e es ta m anera de
este caso, entrnJces la representación de Ia probabil idad no pued e ser una caracte� pensar, pero sí el e percibi r que si guiendo las líneas que ha trazad o,
rística genera ! del dolo. La teoría de la probabilidad es, pues, d esde un principio, la evitabilida cl , así en tendid a, no es individual sino objetiva. No hay
sólo u na teoría del dol o evenhrnl" (Kaufmann, Armin, El dolo even tual e11 la eslnrc­
f11ra del delito. Las repcrc11sio11cs de la feonñ de ln acción y de la tcorla de la rnlpabilidad
nada que sea evitable porque en el autor se presen ten cu alesquiera
sobre los límites del dolo, en Anuario de Derecho penal .lf CieHcins p enales, Madrid, tomo fenómenos psíquicos, sino porque, si nos lo imaginarnos como la
Xlll, fascícul o 11, mayo-agosto MCMLX, p. 1 93). motivación qu e debe poseer un ciudadano correcto, el au tor evita­
207 La teorfa de la probabilidad es solamente una teorÍíl d el d olo eventual. No puede ría incurrir en cl el i to. Lo subjetivo-individu al, esto es, el dolo como
constituir una hipótesis rel aci onada con el dolo en general, pues que el sujeto crea
que existe sola mente un d iez por ciento de posibilidades de que el d isparo gue ha hecho psíquico, no fundamenta -así-el inju sto, sino qu e sólo es un
efectuado a la d istancia contra su enemigo no dé en el blanco no descarta que la indici o el e l a existencia ele una fal ta (d eterminada objetivamen te)
muerta o l as lesiones que efectivamente se produzcan sean provocndas con dolo ele motivación para cumplir la norma, que es el bien jurídico pe­
d irecto.
208 No pnra Kauh-nann, qu ien exige que el sujeto (pn ra que la imputación se manten­
nal vulnerado: la norm a corno bien jurídico pen al cuya vigencia
ga en el terreno de la cu l p8 ) haga algo positivo parc1 evi ta r el efecto. A mi juicio -como final i d ad prioritaria del Derech o Penal- debe reafirm arse.
ello contradice la esencia de la culpa, caracterizada por la no persecu ción del re­ Sin embargo, este rnodo de especul ar es objétable: no sólo por­
sultado y la falla en la elección de los medios. La tesis d e Kaufmann obed ece a l qu e l os ciu dadanos correctos constituyen una entelequia, y el con­
siguiente mecanismo: Tod o aquel que s e represen le l a posible produ cción de un
resultado prohibido por la ley y no obstante actúe, lo h ará con dolo eventu al. Esta cepto rol es soci ológico y no jurídico, sino porque la tesis conduciría
es la regla. La ex cepción es aquel caso en gue haga algo positivo por evitarlo. Mi (al final y de una manera no buscada) a red u cir exagera d amente
conclusión es que la teoría exhibe una especie de dolo al revés: el conocimiento de las posibilidades d e l a tipicidad culposa y llegaría ha sta restringi r
lo que sucede y la volun tad -puesta en acto- de que el efecto no acontezca .
209 La teor(a de la indiferencia de Engisch pasa por afirmar el dolo cuand o la realización el ámbito del error ele tipo corno excluyente d el dolo.
del tipo resulte ind i ferente al sujeto, y este cri terio viene claramente a ampliar el
restrictivo ámbito fijado por los elementos emocionales exigidos por las diversas
varian tes de la teoría d el consentimiento (Ragués i Val l és, El dolo . . ., ob. cit. 1 p.77). 21 0 Jakobs, Gun the1¡ Derecho Penal. Parte General, Marcial .Pons, Madrid, 1997, np. 8,
parág. 23, p. 327.
·1 2l M,1nq? A NTONlq_ TrnNAGNJ
0oLO Y CUL/IA [N Df.lUXl/0 PENAL 1 23
e. La grnverlnrl de In nclil url riel n u/orfrenle ni resullnrlo. O trn cosc1,
ésta correcta y to t a lmen te o p u es ta a J,i que he acc1baclo el e sei'\ a l a r, Una vez es tableci d a cu ál es la adecuación típica que correspon­
es no tener en cu enla l a pe rso na sino el c1 cto para encon trar, en éste, de al h echo qu e se examin a, lu ego ele descartar la concu rren cia ele
la diferen ci a en tre d ol o even tu a l y cu lpa cons ci en te. Así Gimb er­ cau sas ele justificaci ón o de exculpación, llegará el m omento el e fi­
nat apunta la cloctri nc1 según la cual el único cri teri o válid o para jar la pena divisible con las p a u tas del artículo 41 del CP argenti ­
determinar l o que ha ele reprimi rse como dolo y l o qu e ha ele cas­ no, ponien d o atención a l a mayor o menor culpabi li d a d . Entre esas
ti garse com o impru dencia es la graved ad el e la actitud del autor indi caci ones se hallan: "La natu raleza ele l a a cci ón y de los medios
frente al resultaclo 21 1 • empleados para ejecu tarl a ( . . . ) la educación y la conduc ta prece­
Ésta es la afirm ación dogm áticamente correcta: La diferen te den te del sujeto, la cal i d ad ele los motivos que Jo determinaron a
postura del agente212 marca la d is tinción en tre l os aspectos subje­ delinquir ( . . . ) y los dem á s anteceden tes y con diciones personales,
tivos ele l os tipos dolosos y ele los culposos213 • El l egi sl a d or le asig­ así como l os vínculos person al es, l a calid ad el e las person as y l as
na penas m á s severas a los primeros teniendo en cu enta aqu ell a circunstancias ele tiem po, l ugar, mod o y ocasión que demu estren
circunstan ci a 214 • su m ayor o menor peligrosidad".
211 Gimbernat, Enrigu e, In trorluccióJ1 a la Prntc GcJJem/ del Dcrcclio Penal, Universidad Quiere decir que, cu an d o se afirma que tiene im portan cia l a
Complu tense d e Madrid, Fc1 cultad de Derecho1 Sección de publirnciones, M a d rid,
1979, p. 46. gravedad el e l a actitud del au tor fren te al resulta d o, ello es correc­
21 2 Hassemer, \A/infried, F1111dmnc11tos del Derecho Penal, Bosch, fü:ircelon a, 1 989, p. 273. to en tanto se en tienda qu e la palabra actitud es tá referid a al fin de
La racionalidad de nuestra cultu ra jurfd ica establece d iversos grados de respon­
sabilidod y, por tanto, d iversos gn1d os de grnvedad de la pena que ésta trae a pa­
prod ucirlo (en el caso del hech o d ol oso, aunque el even to pueda
rejada, según la participación i nterna del sujeto en el hech o. suceder o no) y a l a au senci a ele ese propósito en l a culpa. No acier­
213 Un ejemplo de Corcoy Bid asolo es el ocuente en el sen tid o de gue l os hechos, ob­ ta el camino quien interpreta el suceso calificando l a person alidad
jetivamente considerad os, pueden ser idén ticos en un deli to d oloso y en otro im­
pruden te: 1 . B, cond uciend o su vehículo a 60 km / h, ve en un paso de peatones a ele qui en delinque. Por ejempl o, si se estimase que se tra ta ele un
su enemigo C, por lo que d ecide continu ar la milrcha sin detenerse ante el sernéÍ­ suj eto al cual le resultan incliferen tes 2 1 5 los derechos d el prójimo21 6 •
íoro en rojo ni a celerar, atropellan d o y matand o íl C. 2. B conduce su vehícul o a 60
km. d istraíd o por sus problemas, no ad virtiendo que el sem.Horo está en rojo, por La doctrin a ha procurado es tabl ecer teorías sobre el dolo even­
lo que continú<'t la marcha, sin acelera r ni detenerse, atropellando y matand o il C, tu al, que sirven para diferenci arlo ele la culpa consciente y que se
su enem igo, qu e cruzaba en aquel momento el paso d e peatones. A mbas conduc­
tas son objetivamente id énticas: conduci r a 60km /h, no d etener el vehícu lo ante pueden resumir así:
el semáforo en rojo, atropellar a un pentón¡ en an1�:JOs casos hay crea ción de pel i­ Teoría del asen timiento. En l a búsqueda del detalle decisivo para
gro típicamente relevante para la vida, rela ción de ri esgo y rel ación de autoría; no id entificar el d ol o eventu al, al gunos publicistas imaginan qu e el
obstante l a calificación de las condu ctas es d istin ta. En el segundo ejemplo deberá
ser castiga d o com o autor de homicid i o cu lposo c1ún en el caso de que realmente agente, enfrentado a l a posi bili dad el e que el resultado acontezca,
hubiese d eseado la mu erte, y se alegrase con su muerte o incluso hubiese pensado
ma tarlo esa misma tard e. Lo que d i ferencia ambos supuestos es el conocimiento el caso del au tor de un del i to imprudente se trata sólo d e prestar una atención más
que el sujeto tiene sobre el exacto significado de su conducta, y en particu lar, so­ elevada o de una previsión d el pel igro (Hassemer, \t\iinfried, Los elemei1tos carncfe­
bre la eficacia exacta del riesgo por ella creado. n'sficas del dala, trad. M" d el Mar Díaz Pi ta, A DPCP, t. XLl l l;fascfculo I, enero-abril
214 La propuesta de Hassemer es: El autor de un delito dolo l esiona no sólo el bien M CMXC, p. 917).
ju rídico sino ta mbién la norma que obl iga a observar ese bien jurídico. Un Dere­ 21 5 Indiferencia que constituye la nota distintiva de una d e las teorías "emocionales" :
·cho Penal que -como aquel a que H assemer refiere, con principios idénticos al la d el se11fi111ie11to. Acerca de la formulación de Engish de la "in d i ferencia frente a
argentino-está comprometid o con l os principios de protección de bienes ju rídicos l a lesión del derecho" y sus segu idores, ver Feijóo Sánchez, Bernardo, El dolo even­
y orientación al au tor debe tener en cu enta -respecto al au tor de un d elito i mpru­ tual, Universidad Ex ternad o de Colombia, Centro de Inves tigación en Filosofía y
d ente- la d istinta relación del autor de un delito doloso con la norma. El peli gro
Derecho, Bogotá, 2004, cita 66, p. 48.
para los bienes juríd ico-penales que deriva del que cornete un delito doloso d ebe
considerarse ceteris parilnis mayor q u e el que procede d el sujeto que comete un 21 6 Ver "Cabello, Sebastián s / Doble homicid i o cu lposo en concurso ideal con lesiones
delito imprudente¡ se debe valor la más grave y compleja intensi dad lesiva del leves dolosas", Tribunal Oral en lo Criminal N º 30, 21 -1 1 -2003, con nota de Elhard t,
hecho sin olvidar que la reinserción del delincuente d oloso supone un "cambio Raúl, El caso "Cabello": para imputar el dolo eventual, ¿es insoslayable demostrar la in­
norma tivo", una relación transforma d a del sujeto con la norma, m ientrns que en diferencia del nu lor ante el resultado probable?, en Revista de Derecho Peual y Procesal
Penal, Lexis Nexis, Buenos Ai res, N º J , septiembre d e 2004, p. 249.
1 2�1 A1J .
. Uff O I\NTON/0 TrnRAGNI
DOLO Y CULPA EN Df.1::IXJJO PENAL 1 25
en algún momen to d a su con ío r m i cl acl 2 1 7 p a ra que el s u ceso se de­ El único defecto de la teoría del nsen timien to es que no explica la
sarrolle, incluyen d o 18 probable concu rrenci a del eíeclo 21 8 • insti tución que se propu so i nvestigar: el dolo eventu al . A lo sumo
Obviamen te, n o en tocios los casos ele l a vi da rea l aparece esta
sep ara el dolo even tu al d e l a cul pa; pero no iden tifi ca la diferen­
secuencia: algo así corno l a frase "A/en jacta es/ " de Ju lio César, que
cia específica con el d olo directo, sien do que en éste tambi én hay
en otro lugar he ci ta do. Pero, de tocias maneras, l a doctrina supo­
asentimiento. Si el agente ve a su enemigo, se pregunta ¿lo mato o
ne que el sujeto se enfrenta a la disyu n tiva ele d etenerse o segu ir
adel ante: si h a ce lo último obra con dol o. Y la deducción es correc­ no lo m ato? y deci d e m atarl o disparan do un arma de fuego, no hay
ta pues concurren los el ementos necesarios: el conocimiento de l a dolo even tu al sino dol o directo . No se podría especular dici endo
si tuaci ón, l a creación d e un riesgo juríd i camente desa probado y la que la eventualidad (hech o o circunstanci a de rea li zaci ón incier­
voluntad d e prod ucir, eventu almente, el resu l ta d o 219 • ta o conjetural) es taría en que el sujeto no está seguro acerca de si
acertará a impactar en un a zona vi tal, porque tampoco en tod os
21.7 Sobre las fórnmlas de Frank mucho se ha escrito. Un resumen d e esas opiniones l os casos de d olo directo el suj eto es tá segu ro que el efecto busca­
puede consulta rse en Ragu és i Vallés, El dolo . . . , ob. cit., pp. 62 y ss.
218 Se lrala de una teorfa emocional. N o encaja con la concepción del d olo a valorado (v. do"º, necesariam ente se producirá.
Kaufmann, Armin, El dolo evcnt11al e11 In cstrnct11ra del delito. Las repercusiones de In Así es cómo al gún intérprete concibe el asentimiento como un
leoná de la acción y de In fcor(a de la culpabilidad sobre los limites del dolo, trn d. de R.E
Suárez Montes del trabajo publica d o en ZfsS, l. 70 {] 958) fase. 1 bajo el tíl-u lo Dcr
añadido: cu an do ya nb initio se ha pensad o calificar el hecho como
Oo/11s evcntunlis im De/iksn11lmu, Die A 11swirk1111gc11 der Ha11!1111g-1nui dcr Scl1 11ldfelire cometido con dolo eventu al. Tranquiliza en tod o caso poder argu­
auf die Vosatzgrcnze, A DPCP, t. Xlll, fose. J I (l 960), pp. 1 85 y ss.). Gimbernat sei\aJa men tar que el imputa d o estuvo de a cu erd o con que el resul tado
gue la teoría d el consenti miento "de unc1 nrnnera o de otra, enfrc11/n ni autor con el
resultado; si a q u él consiente con éste, lo aprueba, l o acepta, si se conforma o se re­ a conteciese (aunqu e n o se hubiese obtenido pru eb a a l guna de que
signa con el resu ltado, entonces hay dolo eventua l, y en otro caso, no lo hny" (Al­ realm en te h aya sido así).
gunos aspectos de la recien te doctrina juris¡m1dencial sobre los delitos contra In vid11 -dolo
evenfun!, rclnci611 parricidio-nscsinnfo-, en ADPCI� t. XLl ll, Fascículo I l, mayo-ngos lo Aun que se trata de un terna rel acionado con la volun tad, es de­
M CMXC, pp. 421 y ss.). En otro bdo, con un sentido crítico, agrega Gimbernat que cir, subjetivo por esencia, afirm a esta teoría que: (a) obra con d olo
esta tesis, para funcionar, exige gue se pru ebe u n suceso gue no se ha dado en la
realid ad; o sea, lo que el sujeto habría hecho en caso de saber con seguridad que
el sujeto qu e sabe que el resultado puede acontecer y no obs tante
producirfo el resul tado típico. Expl ica Gimbernat que esta leería ha tenido un gran emprende la acción, acogi én d ol o. Habría dolo porque concurri­
éxito "porque la d ificultad d el grupo d e casos c¡ue se examinan d en tro del marco rían el con ocirniento y el querer (aunque no sea el d e conseguir
del problema d el d olo eventu al resid e en q u e, por una parle, no aparece clara la
voluntad d el autor respecto del resultado; y en que, no obstante, y por otra parte, directam ente el resultado), además d e los elementos del tipo obje­
pa rece que en mu chos de estos casos un cas ti go por impru d encia es insuficien te, tivo. Correl ativamente con esa form a ele in terpretar qué pasó por
gue lo que el autor ha merecid o es ser castigado por delito doloso. Si ante esta 'in­
cómoda' situación, una teoría consigue demostrarnos gue el a u tor, en realidad, la psiquis del agen te, (b) habría culpa si hubiese confiado en que
ha querido el resultado, que ha consentido en él, estaba d e arnerdo con su prod u c­ el hecho no acon tecería.
ción, entonces lo menos que se puede d ecir de esta doctrina es que es fascinan te:
en casos en los que aparece iJ1dicado castiga r por el d elito d oloso y en los gu e u n o
Siempre conforme a la teoría qu e vengo glos and o, lo que cam­
se resiste a a firmar q u e e l Jesultado h a sid o �querido�, la teoría d e l consenlimien� bi a es la actitud: en el último supuesto (b ) el sujeto espera poder
to disipa n,uestros posibles escrúpulos; nos d ice que el hecho, en rea l idad, ha sid o
querid o y que, por ello, n o h a y dificultad para imponer e l castigo por d elito d olo­ 220 Esto del efecto "buscad o" puede ser una nota d istintiva del dol o di recto respecto
so gue parece exigir el �sentimiento de justicia'. El problema se resuelve, pues, con d el eventual. En el primero el sujeto bu sca el efecto. En el segundo el sujeto no l o
gran facilidad. Con una facilidad tan grande que acaba por hacerse sospechosa" busca: simplemente deja correr los acontecimientos que pueden, sin seguridad,
(Gimbernat Ordeig, Enriqu e, Acerca del dolo eveH funl, en Estudios de Derecho Penal, llegar a concretarse en resul tado. Si esta idea es acertad a, como estimo gue lo es,
Civitas, Madrid, 1 990, p. 248).
ta mbién explicaría que el dolo eventual encierra un grado de injusto menor al del
21 9 Habría conocimiento y la voluntad no esta ría condicionada por error. En todo caso
d olo directo. Y ello avala gue se ca racterice por una indiferencia respecto de la
la duda no está en la dirección de la voluntad sino en si producirá o no el resul ta­
posible lesión del bien. También justifica que se lo compnre con la rcckless11css del
do.
Derecho anglosnjón.
Jl
'1 26 M AllCO I\NTONIO TCIWAGNJ
DOLO Y CUU¼ EN DE!�[CI!O P[NAL '1 27

e v i t c1 r l o y por eso no a cepta el resul ta d o; i n cl u so se h u b iese abs te­ Tesis de .Kn ufinnn11. Parte d e u n a afi rm a ción seg ú n l a cu a l la vo­
ni do ele obr.1 r el e habe r l o co ns icl e rn cl o i nevi table22 1 • luntad de real ización se puede extend er a toci as las consecu encias
En la prirn ern h i pó tes is (a) e l agen te, au n que no quiere ele modo
y modali d a d es d el obrar, si el au tor cu en ta con la posibilidad de su
directo el hecho, asiente a q u e even tualmente se prod u zca . En d e­
existencia o de su producción. Por ell o opiné qu e para Kaufmann
finitiva lo admite, ra tifica y asume, mostrando de esa manera una
l a regla es el actu ar d ol oso. Sól o si la voluntad de realización fue
actitu d de menosprecio hacia las normas qu e ordenan una con­
du cta distinta . Du dar y n o obsta nte obrar -siempre conforme a d iri gi d a precisamente a no dejar que s e produzca la consecu en­
esa corri ente de pensamiento-equivale a obra r: sea lo que fu ese ci a accesoria tenida en cuenta com o posible, esto es, diri gida m á s
qu e pueda ll egar a ocurrir. bien a impedirla n o hay dolo eventual sin o culpa con representa­
No obstan te representar una aproxi mación al intento de des­ ción : la v oluntad de evitación excluye la aceptación -voluntad de
cu brir l os lími tes de una y otra a cti tu d subjetiva, la teoría del asen­ produ cción-sólo en verdad, si se trata de una volunta d efi caz, es
ti mien to m uestra falenci as: se basa en una pu ra subjetividad, pre­ decir, si el au tor ha pu esto fa ctores contrarios para evi tar el efec­
sumi ei�clo cuál sería tal. Es decir qu e quiere penetrar en el ánim o to accesori o224 . En consecu en ci a, para que haya culpa consciente y
del autor para d escubrir su manera d e ser222 . no dolo eventual el autor debe hacer algo para procurar que el re­
Dejan d o ele lado la dificu ltad d e l a prueba, si no se examina el sul ta do no a contezca 225 .
suceso con creto y en su lugar se pone el acento en los sen timien tos, Conforme a esta tesis, l a diferencia entre d olo eventual y culpa
.h abrfa una desvi a ción de l o que d ebe ser Derecho Penal d e acto, consciente no depende de u na aceptación o rechazo -prácticamente
con aproxim aciones al Derecho Penal de au tor, inaceptable para
un Esta d o liberal ele Derecho 223. 224 Una parte d e l a doctrina al ema na ha refu tad o esta idea d e K;m frnann, tan to gue
-corno refiere Hasscmerla crítica prevalece e impidió que, posteriormente, haya
221 Resulta i nevitable la cita de los lrnbajos de Frank: Primera fórmula: "Teoría hipo­
tética d el conse1l timiento": Debe preguntarse cómo se hubiera comportado el au­ ejerci do una influencia notable: quien rea liza una volun tad de evitación, que des­
lor en caso de haber contndo con la segu rid a d de la realización d el tipo. Segu nda de su punto de vista suprime cualqu ier riesgo adi cional, no actúa ya dolos amen­
fórmula: "Teoría positiva del consenti miento": Si el m1tor se d ijo: "Sea así o d e otra te {y queda d esde el principio fuera de esta teoría delim i tad ora), porque no toma
manera, suceda esto o l o otro, en tod o caso yo actúo". De paso apu n to una opi­ en considera ción la p osi bilidad de un d año; quien, a pesar de una volu ntad activa
nión de Gimberm"Jt, expresad a con su permanente desparpajo, gue es ad mirable: de evita ción, observa un riesgo a d icional y, sin embargo, a ctúa, tiene por ello un
"El p robl ema de estas fórnrn las de Frank es d escifrar la actih1d interna d el autor, dolo referido a ese riesgo adicional (lo cual contra dice esta teoría delimitadora);
para cuya captación por terceros no suele haber ind icios objetivos. AJ final el juicio guien no d isminuye tm riesgo insignificante -evitable-debe responder, según esta
sobre lo que hubiese hecho el sujeto -de haber tenido como segu ro el resultado-se teoría, por dolo, mientras que aquél gue reduce al mismo grado un riesgo elevad o
red u ce a un juicio sobre el aspecto de facineroso o de buena persona del sujeto y -evitable-sól o se le puede im puta r a título d e imprudencia (Hasseme1� Winfried,
sobre la con.fianza moral que l e merezca al juez, con lo cual se podría incurrir en Los elementos caracfert's ticos del dolo, tra d. Mª del Mar D íaz Pitc-1 , ADPCP, t. XLlll,
la culpabilidad por el ca rácter -propia de un Derecho Penal de autor- y no en la fascículo I, enero-abril M CMXC, p. 91 2).
culp abi lidad por el hecho" (Gimbemat Ordeig, Enrique, Acerca . . . , ob. ci t., p. 253).
225 Segú n H erzberg, lo gue caracteriza al dolo even tual frente a imprudenci a cons­
222 Conforme a la cit a que hace Díez Ripollés, la d istinción entre dolo eventu a l y cu l pa
consciente se basa en plan teamientos valorativos juríd icos, y no puede aclararse ciente es l o que denomina el "dejar pasar" (das SicJ1-gehe11-lasse11). Este d ejar pasar
de un modo cien tífico-na tural, siendo u n a mu estra clara d e la psicología raciona­ se materializa en una actitu d d el sujeto encaminad a a no·evitar el resultado te­
lista juríd ica, alejad a de la real idad (Díez Ripollés, José Luis, Los elemen tos subjeti­ niendo capaci d ad para ello. El sujeto, por tanto, no está a ctuando sino omi tiendo
vos del delito. Bases metodológ icas, Tirant lo blanch, Vé!lencia, 1990, p. 87, cita 24). u n comportamiento al que esta ría obl igado, un comportamiento que conduciría
223 Anoto la observación de Saaved ra Ruiz sobre el asentimiento de que el resul tado a la evitación del resultado típico (Das 'v\!ollen beil,1 Vorsatzdelikt 1111d dessen Unfers­
se p rodu zca (en el d olo) y la confianza d e qu e nD" ocurrirá (en la culpa): "Tal plan­ cheidung vom bewuss Jahrlassigen Verlialten, en JZ, 1 988, p. 576). Herzberg también
teamiento no deja de constituir, en b u ena med ida, un aníllisis de la cuestión típica­ esboza la idea de que, dentro de la órbita del riesgo desaprobado, hay peligros cu­
mente de laboratorio y no se corresponde de o rdinario con la forma en que actúan b i ertos (abgeschirmte), circunstancias en las cuales es posible confiar objetivamen­
las personas, por cuanto tal d isección conceptual demand a una previa reflexión, te en que el riesgo no se concretará, y peligros descubi ertos (11nabg eschin11te), en
que no concu rre en la mayor parte de los casos, y es de difícil prueba" (Saavedra que no existen fundamen tos p ara tal esperanza. En los supuestos de hecho de la
Ru iz, Juan, Imp rudencia conscien te y rlolo eventual, en La responsabilidad penal de las primera índole habría culpa y en los otros d o l o (ídem, p. 639; también Herzberg,
actividades de riesgo, Dir. Ped ro Castellano Rausell, Cuadernos de Derecho Jud icial, Rolf D., Die J\bgrc11z1111g von Vorsatz und bewusster Fa'1rlassfgkeil -ein Problemcn des
lIJ-2002, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 2002, p. 234).
objektiven 1i1/bcsf1111dcs, en JuS, 1986, P. 255).
'128 A,J;uco I\NTON10 '/'rnuAGNI
Doto )' CUl.l'A CN Drn[C/1O 11t:.Nt\L 129
imposib.les ele ver.ificar-ni ele una cuestión estaclístirn, como ocu­
rre con la teoría de la probabilidad, sino de aclrn1ciones positivas acción. El atentado de ]-Lipercor causó la muerle ele 21 personas y
del agente, que son comprobables, corno que se manifiestan en el numerosas lesiones graves a otras víctin1c1s" 227•
acontecer externo226• Aplicando la tesis de Kaufmann, la voluntad rle evitnción, que se
Mi reprobación, que ya he anticipado, radica en que contradi­ puede deducir de los llamados telefónicos, haría caer el caso en las
ce la esencia de la culpa, caracterizada por la no persecución del figuras penales culposas, lo que constituye un absurdo228•
resultado y por un error en la elección de los medios. La tesis de Teor(n 111ixtn o ecléctica. Combina la conciencia de la peligrosidad
Kaufmann exhibe una especie de dolo nl revés, que estaría compues­ de la acción con un momento volitivo. Según este punto de vista,
concurre el dolo eventual cuando se actúa pese a haberse tomado
to por el conocimiento de Jo que sucede y la voluntad -puesta en
seriamente en cuenta la posibilidad de la lesión del bien jurídico229•
acto- de que el efecto no acontezca.
Otra objeción cabe hacerle a la teoría de Kaufmann y es que
f. Distinción a partir de la culpa. Así como con la tesis de Kauf­
la aplicación de ella no permite resolver correctamente algunos
mann la regla es el dolo y la excepción la culpa, para otra doctrina
casos de la vida real, como el que motivó la sentencia de la Au­
la relación se invierte. La regla es la actuación culposa, sobre todo
diencia Nacional 49/89 del 14 de octubre de 1989, comentada por en una de las formas de aparición de la culpa, que es la impruden­
Gimbernat: "Los acusados, miembros de la organización terroris­ cia (conforme a las indicaciones que habitualmente trae el Código
ta ETA, cargaron en un automóvil un artefacto que contenía 30 ki­ Penal argentino; por ejemplo, en el artículo 84).
los de amona], 100 litros de gasolina y una cantidad indetermina­ Casi todos los intentos doctrinarios han partido desde el enfo­
da de escamas de jabón y de pegamento adhesivo, conectado a un '7Ue del dolo evenhrnl p;ir;i diferenciarlo de la culpa consciente 230 .
temporizador Pªlª que hiciera explosión a las cuatro de la tarde, Se puede, sin embargo, emprender el camino inverso; es decir, ver
dentro de las horas de comercio. A las dos de la tarde del día 19 en qué consiste la culpa consciente y cuáles son sus límites, más
de junio de 1987 los autores dejaron el coche-bomba en el aparca­ allá de los cuales habrá dolo eventual. Es el que transita Corcoy Bi­
miento del supermercado Hipercor, de Barcelona; a las tres, uno dasolo, quien recuerda que, si Jo característico de todo hecho cul­
de los etarras llamó por teléfono a la Guardia Urbana de Barcelona, poso es no querer el resultado lesivo y que, a pesar de todo, éste
a Hipercor y al diario Avui, comunicando que entre las 3.30 y las se produce, existe error en la conciencia del sujeto. Por lo tanto,
3.40 se produciría una explosión en el local. La policía y el servicio si pese al conocimiento de la peligrosidad de la conducta el autor
de seguridad de Hipercor no consideraron conveniente o factible cree, erróneamente, que puede evitar la producción del resultado
la evacuación del edificio, y, por otra parte, no tuvieron éxito los concurrirá imprudencia y no dolo.
trabajos de búsqueda del explosivo, estallando éste a las 4:10 de la Conforme a mi criterio, se deben comparar dos actitudes, que
tarde. La explosión e ignición del artefacto en el segundo sótano del tienen ambas un componente intelectivo y otro.volitivo. Coinci-
aparcamiento donde se hallaba el vehículo se propaga también al
227 Girnben1at Ordeig, Enrique, Algunos aspectos de In reciente doctrina jurisprndencinl
primer sótano en el que estaba situada la planta de alimentación y sobre los delitos contra In vida (dolo eveJ1f11nl, relación parricidio-asesinato), en ADPCP,
una bola de fuego abrasó a las personas que encontró a su paso, a t. XLlll, fascículo 11, mayo-agosto MCMXC, pp. 424 y ss.
la vez que produjo una ingente cantidad de gases tóxicos que oca­ 228 Similar observación hace Gimbernat en la nota 4 del artículo gue acabo de citar.
229 Zugaldfa Espinar, Ln demarcación entre el dolo y la culpa: El problema de( dolo eve11-
sionó la asfixia de las personas que se encontraban en su radio de t11a/ •••, ob. cit., p. 399.
230 En el sentido gue expreso en el texto, no me parece correcta la decisión de Girnber­
226 Zielinsky señala las críticas que merece la tcorfrl de Kaufmann (Zielinski, Diethart, nat de calificar los hechos como dolo eventual como descarte: si no son culposos
Disvnlor de acción y rlisvalar de resultado en el concepto del i/tcifo, Hammurabi, Buenos son dolosos (Gimbernat Ordeig, Enrique, Algunos aspectos de la reciente doctrina ju­
. Aires, 1990, p. 194). risprudencia! sobre los delitos contra la vida (dolo evc11t11af, relación pnrricidio-ascsi11ato),
en ADPCP, t. XLIII, Fascículo JI, mayo-agosto MCMXC, pp. 421 y ss.).
13Q lvlAUco t\NTONIO Trn11.1tGNI
DOLO l' CU/.l'ti CN DCRCC/lQ l'[N,\I. 131
den en el primero: el conocimiento del riesgo gue trne aparejada do dos dispnros con su arma en dirección íl las ruedas ele un veh.í­
la acción gue se emprende. Difieren en el segundo: obra con dolo culo que se alejaba porque su conductor no obedeció líl orden ele
eventual guien guiere concretar el hecho; obra con culpa guíen se detención. Uno de los proyectiles perforó el vidrio trasero y fue a
equivoca en la elección de los medios y materializa un hecho gue incrustarse en la región temporal del automovilista, destrozándo­
no quiere. le parte de la masa encefálica y ocasionándole la muerte. Decidió
El dolo eventual, como forma que es de dolo, requiere gue el el magistrado: "En este proceso, he estudiado y relacionado una y
sujeto: más veces los plurales elementos adquiridos en la causa para lue­
go contrastarlos a la luz de los mencionados artículos del Código
(a) Tenga conocimiento de que está conjugando con su obrar los elemen­ Penal. Entre esas dos posibilidades -tertium 11011 datur-rni juicio ha
tos del tipo objetivo.
oscilado de una a la otra y al cabo de ese repetido movimiento cir­
(b) Exista voluntad de realización, aunque esté condicionada, pues el
sujeto no sabe si el efecto se producirá o no. cular no he logrado llegar a una conclusión asertiva, a una firme
y concluyente convicción que no deje asomo a la incertidumbre.
Si falta el conocimiento puede haber culpa (inconsciente) 231. Reconozco que el comportamiento enjuiciado puede acercarse al
Si hay conocimiento y falta la voluntad puede haber culpa homicidio con dolo eventual desde que la representación del re­
sultado era previsible, no obstante lo cual G. hizo los disparos y
(consciente)
esta actitud da pábulo a presumir que asintió a la producción del
En los casos de la práctica judicial, en la incertidumbre sobre
resultado no querido o, por lo menos, que frente a ese dilema, no
la concurrencia de uno u otro de estos datos (gue constituyen el
puede, con un criterio de aproximación, fundamentar el más gra­
hecho, como que son referencias correspondientes a los respecti­
ve encuadramiento porque basta la posibilidad, la simple posibi­
vos tipos subjetivos) se debe aplicar el principio in rli1bio pro reo en
lidad, que en el querellado se instalara la creencia gue salvaría la
favor de la tipicidad culposa, dado el menor contenido de injusto
situación riesgosa por su obrar temerario, para que el remanente
que este tipo de sucesos tiene232•
de duda se vuelque a favor del procesado con sujeción al aforismo
En este sentido es ejemplar el siguiente voto de Ure derivado
que consagra el artículo 13 del CPC y que, corno lo dijera en otra
del supuesto de hecho de un inexperto policía gue habfa efectua-
oportunidad, reposa en una base axiológica además de legal. En
231 Exporuendo las dos premisas teóricas fundamentales de la tesis de la representación consecuencia, concuerdo con la calificación de homicidio culposo,
o posibilidad, H ava dice: "En primer lugar, la mera representación, por parte del
aut01� de la posibilidad de gue su acción sea adecuadn para producir el resultado delito por el que debe ser homologada la condena de G. (artículo
tfpico debería ya hacer desistir al sujeto de seguir actuando; en segundo lugar, la 84 del CP)" 233.
confianza en gue el resultado no se producirá encierra en sí misma la negación de Por mi parte afirmo gue el análisis correcto de cualquier caso
esa posibilidad, y por tanto excluye el dolo. De ello se extrae la conclusión de que
todas las formas de imprndencia imaginables se reducen a una sola, la impruden­
judicial debe partir de la comprobación de cuál ha sido la actitud
cia inconsciente; la denominada culpa con representación se incluye en el ámbito interna frente al hecho; pese a las dificultades que supone obtener
del dolo eventual. La creencia errOnea de que el resultado no se producirtí equi­ la prueba. Los matices pueden ser infinitos, como que cada caso es
vale a ausencia de representación y, por tanto, a imprudencia inconsciente (Hava
distinto y cada persona es distinta. Pero el Derecho debe valorar,
García, Esthe1� Dolo eventual y culpa consciente. Criterios rlifcrcnciadon.!s, versión on
line, p. 3). de manera coincidente (para no afectar el principio de legalidad
232 Hay una tendenci.i errónea .i considerar al dolo eventual como un plus sobre la y de igualdad), esa actitud interna. Por lo que, para que el hecho
imprudencia. Ya he expresado el rechazo que me merece la tendencia que soslaya encuadre enla tipicidad dolosa, todas las manifestaciones de la ac­
así el principio de legalidad y repito que si algunos hechos de imprudencia son
sumamente graves, la solución justa está en utilizar hasta el máximo la escala de titud interna deben encajar en un molde común: una teoría única
la pena de los hechos culposos y aplicar la pena de prisión en firme; es decir, no del dolo, no una teoría del dolo eventual.
otorgando el beneficio de la condena condicional.
233 CNCCorr., L.L., t. 142, p. 422.
1)_2 M,wrn AN1nNm TrnNAGNJ
Doto Y CUW•\ EN DEN[C/1O I'[NAL 133
Tome1J1os como ejemplo el homicidio: Crnrndo se estinrn gue
tancia adecuada, el acompañante golpeó al ciclista con L111a bolsa
el sujeto obró con dolo directo es porque utilizó un método plani­
vacía, haciéndole perder estabilidad, tanto c¡ue resultó aplastado
ficado para concretar el resultado buscado: matar. Tomó un revól­
por ]as ruedas traseras del camión.
ver y disparó hacia el corazón.
Salvo gue el imputado lo hubiese confesado, nadie podréÍ sa­
En torno del mismo delito: Cuando se estima gue el sujeto obró
ber nunca si guiso o no la muerte. Lo más probable es gue la fina­
con dolo eventual es porgue realizó acciones gue sabía podían cau­
lidad haya siclo tomar venganza porgue el ciclista no dejó la cinta
sar la muerte, incorporando el resultado a los fines gue perseguía,
asfáltica libre, pese a los insistentes bocinazos del chofer. Pero ]o
aungue la muerte no haya sido el principal. Por ejemplo, golpeó
cierto es gue, conocidamente por el autor, la acción era apta para
con una bolsa al ciclista gue entorpecía el desplazamiento del ca­
provocar la muerte y la ejecutó sabiendo gue podía acontecer o
mión en gue -como acompañante del conductor-transitaba. El ci­
no. En este último caso, porgue el golpe podría haber impulsado
clista fue aplastado por las ruedas traseras del vehículo y murió.
el cuerpo hacia la banquina.
En ambos hipótesis hay conocimiento de los elementos del tipo
Esta alternativa (gue el efecto previsto por el tipo penal se pro­
objetivo: acción apta, resultado y relación de imputación objetiva
duzca o no) es lo eventual. Lo gue no es eventual es el dolo, gue en
entre ambos; además de voluntad de actuar, con base en ese co­
el caso se integra con el conocimiento de las circunstancias, inclui­
nocimiento.
do el riesgo, y la voluntad de actuar de manera tal gue el resulta­
¿Qué se castiga cuando el hecho es culposo?
do guizás se produciría.
El resultado puede ser el mismo gue en el doloso: la muerte
de un hombre.
g. Otms diferencias. La primera está relacionada con el control:
La acción puede ser la misma: conducir un automóvil a alta
· En el dolo eventual el sujeto, con su decisión23' de seguir adelante,
velocidad.
conduce el suceso; es decir, (a) mantiene el dominio del hecho. En
La imputación objetiva idéntica: incremento del riesgo y con­
la culpa consciente
creción de éste en el resultado.
Lo gue cambia es el elemento subjetivo: la actitud interna.
(b) el resultado del suceso se le escapa de /11s manos.
Por eso es cuestionable la expresión infracción del deber obje­
La segunda (b) es una tesis c¡ue despierta interés como pau­
tivo de cuidado. Es objetivo en cuanto a exigencia general del tipo;
ta orientadora, siempre gue se la utilice con el cuidado necesario
cuya aceptación o infracción es perceptible por actos externos,
para gue no se filtren en el Derecho Penal liberal vestigios del ver­
pero también es subjetivo, ya gue el agente conoce gue su acción
es apta para producir la muerte de otro; conoce gue el resultado sari in re illicitn.
Sobre el tema escribe Canestrari: "El análisis conjunto de la
puede sobrevenir como consecuencia de su acción (por ejemplo,
pareja conceptual 'dolo eventual/ culpa consciente' eguivaldría
adelantarse con su automóvil a un ciclista gue circula en la misma
puntualmente al respectivo 'emparejamiento' en sede aplicativa
dirección), pero la finalidad (la dirección de la voluntad) no está
de las dos clases de actividad: (ya) penalmente ilícitas / ab origine
enderezada a matarlo.
permitidas.
Al revés en el caso del ncompni'iante del camionero, el ciclista y la
"Esta cómoda subdivisión constituía el principal indicador por
bolsa, gue l1e utilizado como ejemplo, el primero, molesto porgue
otra parte nunca explicitado para orientar las posturas jurispru-
la marcha del ciclista en la ruta estrecha obligó al vehículo pesado
(dado el intenso tránsito en sentido contrario) a circular a escasa 234 Sobre la doctrina gue basa la diferenci-;:i entre el dolo evt!nlual y la culpa con re­
velocidad, porgue no podía sobrepasarlo; cuando estuvo a ]a dis- presentación en In decisión en co11trn del bien j11r(dico, ver Hílv;i Grircfa, Esther, Dolo
eventual y c11lpn co11scic11/e. Criterios difere11cinrlores1 versión 011 line, pp. 12 y ss.
·1;i_,1 Mllll(I I I\ NTON/0 TrnRAGNI
Dow i' CULPA EN DrnECHO PENAL
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d encial es : cuan d o l c1 rec1 l iza ción del hecho típi co se prevefo efec­ · .S i �<
tivam ente (si no só l o 'p redeci bl e') por el reo qu e a ctu abcl en un es consciente del resu ltado gue puede produch� la conclusión -�é°l, ,.r71i,;1i� attút -:'4.
con dolo eventu al. Por lo demás, que el móvil inicial fuera u n,a .O!ori1•a,i..:no!sigñifi�.(\ ];;
terri tori o criminoso, de m anera casi a u tomá ti ca, se op tab a por l a ca que no se aceptaran las consecuencias d e su conducta a título dh dolo f-E!Vt!nfual,
configuración d e l dolo eventual; vi ceversa, s e entendía casi si em­ p orque la causación del resultado estuvo presi dido por la repre_seri�1ción�d cl•,mjp-
pre integrad a l a culpa con previsión d el resultado con respec­ rno, aceptando que pud iera resu ltar l esionada l a persona del cif�nd ido. En otr,
prilribras: el animus iocandi no excluye el dolo; solamente el error pue"cfg;�Jtra liza -i;,-.
to a qu ien efectuaba una conducta dentro de l a zona del riesgo ésle. Es claro que una broma "pesada" que ocrisiona resul tados proleg'i{JJ?.�: ¡Po�·fo···
perm i ti d o"23s_23r,_ norma penal, no excluye el d olo, al menos a títul o de d olo eventual. Piénsese, por
ejemplo, en w1a "novatrida" que ocasiona l esiones o una agresión sexua l . En efec-
235 Canestrari, Stefano, La esfruct11ra de! dolo eve11f1mf y las J111evas fcnomenolog il1s de ries­ to, a pa rtir de la Sentencia de 23 de abril de 1992, conoci da como !a del 'síndrome
go, en Revista /11s et Prm.:is, Año 10 Nº 2: 59-95, 2004, versión 011 li11c, Universidad
tóxico' o 'caso de la colza ', este Tribunal Supremo se acerca de manera muy des­
de Talca, Facu l tad de Ciencias Juríd icas y Sociales.
236 tacada ri las consecuenci as d e la teoría de l a p robribilidrid -Sentencias 1 1 7 /1 994,
"Lo que cnracteriza la diferencia entre la cu l p;:i consciente y el d olo evcnltrnl, es
d e 28 enero, 1619 ( 1994, de 1 6 septiembre y 641 / 1 995, de 5 mayo-. Pues bien, la
precisamente que, parn el caso de la primera, el autor no se reprcsentfl corno pro­
citada Sentencia de 23 d e abril de 1 992 afirma rotundamente gue 'si el au lor co-
bable la prod ucción del resul t a d o, p orque confía en que no se origi nará, d ebido a
noda el peligro concreto jurídicamente desaprobado y, si no obstante ello, obró
la,perici a qtie d espliega en su acción o la inid oneidad d e los med ios para causarl o.
en la forma gue lo hizo, su decisión equivale a la ratificación d el resultado gue
En otras palabras: obra con cu lpa quien representándose el riesgo que lc1 rea liza­
-con d iversas intensidades- ha exigido lri ju risp rudencia en l a configuración del
ción de la a cción puede producir en el mundo exterior afectando a bienes jurídi­
d olo eventual...' aí'iad iendo gue 'se permite admi tir la existencia de d ol o cuando
cos protegidos por l a normíl, lleva a cabo tal acción con fiando en que el resultado
el au tor somete a la víctima a situaciones peligrosas que no tiene la seguridad d e
no se producirá; sin embargo, éste se origina por e l concreto peligro desplegado.
control ar, aunque n o persiga el resu ltado típico'. E l dolo even tual, por l o tanto,
En el dolo eventua l, el autor también se represen la como p robable la produ cción
no se excluye simplemente por la 'esperanza ' de que no se prod ucirá el resul tado
del resul tado dañ oso protegid o por la nonm-1 penal, pero continúa a delante sin
o p orqu e éste no haya sido deseado por el autor. En esta l fnea destaca sobre todo
importarle o no l,i cm1saci ón del mismo, a ceptando de lodos modos tal resu lto­
la Sentencia de 27 de d i ciembre de 1 982 (conocida como 'caso Bulló ') en la que l a
do (representndo en la mente del au tor). En la primera (culpa conscien te), no se
acepta como probable el hipotético d afío, debido a la perkia que el agente cree Sala consid eró rp1e se ciehe ;1 p reciar dolo evenhrnl cu ando e l <1u lor loma medidas
poco seri as para eliminar el pel igro que conoce como ta l. En tales su puestos, en
desplegar, o bien confiando en gue los medios son ini d óneos para producir agué],
reali dad su acción no es sino una m anifes tación de su independencia respecto de
oun previendo conscientemente el mismo. En el segundo (dolo eventual), el agen­
unos resul tados, cuya producción se ha repu tado como no improbable -Sentencias
te actúa de tod os mod os, a ceptand o la causación del dallo, siendo consciente del
d e 30 octubre 1 987, 26 diciembre 1 987, 6 junio 1 989 y 24 octubre 1989-. Asevera tril
peligro gue ha creado, al gue somete a fo víctima, y cuyo con trol le es indiferen­
te ... (F. 4°). De modo gue el acusado se representó la posibilidad de originíl r lesio­ Sentencia d e 23 de abril de 1992 que la aceptación del resul tado existe cu ando el
a utor ha preferido la ejecu ción de la acción peligrosa, a la evi tación d e sus posi-
nes en la víctima, al pu nto gue en efecto se inició en un primer episodio la igni­
bles consecuencias, con lo que en ell a -como afi rma la Sentencia 348 / 1 993, de 20
ción de sus ropas, que tuvieron gue ser apagadas por los a m igos del recu rrente. Y
febrero-no se rompe del todo con la teoría d el consentimiento, aunque se atenúen
seguidamente vuelve a dar comienzo a otra acción simila1� prend iendo las ropas
sus exigenci as al darlo por prestmto desde el momento en que el autor actúa co­
del Sr. Méndez, que ocasionan el resultado lesivo no combati do por el recurrente.
Ni pudo desconocer que el medio era id óneo para producir el resul tado, porque nociendo los peligros d e su acción. En resumen -sigue diciendo la Sentencia d e 23
d e abril de 1992-, que 'en la medida en que la jurisprudencia ha adopta do para
en la primera ocasión ya se incend i ó, ni con su pericia pu d o confinr en gue no se
ocasionaran lesiones al ofend ido, porgue éstas eran una consecuencia necesari a la ca racterización del tipo objetivo (al menos en los del itos de resulta do) la teoría
de la imputación objetiva, será condición de la adecuación del comportamiento
a su acción. Hasta ahora se han venido b arajando, entre otras, las teorfos del con­
sentimiento y de la probabilidad, sustitu idas por sectores de la dogmática a ctual a d icho tipo objetivo el que el autor haya ejecu tado una acción generadora de u n
pel i gro jurídicamente desaprobado. Consecuentemente, obrará con dolo e l autor
por l a teoría del riesgo. Pu es, bien, tanto desde el punto d e vista de la doctrina del
consentimien to, como de la probabilida d, nos encontramos en presencia d e d olo que haya tenid o conocimiento d e dicho peligro concreto fu ríd icamente d esapro-
eventual de causar l esiones en la víctima, que no pued e neu traliza rse con base en bado para los bienes jurídicos, pues habrá tenido conocimiento de l os elementos
del tipo objetivo, que caracterizan el ti po objetivo�. Por ello, ha destacado la Sen-
un supuesto actuar impru dente, porque aunque existiera previsión de ial resu l ta­
tencia 348 / 1993, de 20 febrero, que la jurisprudencia de esta Sal a ha l lega do a una
do por su parte, no puede sos tenerse, de modo al guno, que el a gente confiara en
soluci ón ecléctica y muy próxima a l as ú l timas posiciones de la dogmática que
su pericia para la no producción del mismo, sino que, acep tándolo como proba­
conjugan la tesis de la probabilidad con las del consentimiento y siendo exigible
ble, continuó con el segundo episod io de su a cción, produ ciendo -en definHiva­
la conciencia o conocimiento por el autor del riesgo eleva do (peligro potencial)
el resul tado lesivo acontecido. Ta mpoco se pod fa representar el medio empleado
de la producción del resultado gue su acción contiene. En semejante sentido se ha
como inidóneo, pues el traje qu e l levaba l a víctima era, como se pudo comprobrir,
pronu nciado la Sentencia 830 /1994, de 20 abril, al hacer referencia a l acercamien-
altamente combustible (distinto hubiese sido un error acerca d el grado de com­
b ustión del traje -ignífugo, por ejempl o-, o bien las cond iciones clima tológicas - to por parte d el Tribunal Supremo de manera cada vez más notable a las conse­
una lluvia intensa-. etc.). Desde la teorfa del riesgo, esto es, qu ien crea el pel i g ro, cuencias de la teoría de la probabi lidad ..." (ST español, sala II, recurso casación N º
315 /2003, ponente: Sr. Sánchez Melgar, Sentencia 388 /2004 de fecha 25-3-2004 ).
1 36 MARCO I\NTONJO TrIWAGNI
00LO Y CULPA EN DENECI 10 l'CNAL 1 37
§ 58. /\ rlec11aci611 U¡;ica rie l III!c/J o co111eUrlo co11 dolo eve11 /:11 a l
§ 59. ¿ Torios los del itos ¡;11erle11 ser co 111e t:irlos con r/o lo eve11 /:11a l?
Las fi gurns d el i cti vc1s c¡ u e c1 pc1 recen en e l Código Penal argen­ Si no existiesen dudas a cerca de que hay u na ca t ego ría dolo even­
tino y en las leyes pen ales especiales son d olosas o cu lposas. Para tual, l a respuesta tendría c¡ue ser positi va, pu es lo ú n i co c¡ u e exi gen
c¡u e el hecho se adecue c1 alguno de los primeros d eben con currir l os tipos dol osos es -valga la redundancia-que el sujeto haya ac­
l as indicaciones objetivas c¡ue lc1 ley proporcion a : objetivas, porque tu ado con d olo. Que és te sea directo, de consecu en cia s necesarias
son ajenas a los conocimien tos, a las intenciones y a las emociones o eventu al, no cambia la a decuación típica.
del agente; se les imponen desd e afu era, y a sea por la realidad c¡ue Pero l as dudas subsisten por distintas razones:
lo cirrnnda o porque se tra ta de valoraciones, c¡u e d ebe respe tar, y
que no hace él sino el Estado. Tambi én se cali fi can como objetivas (a) Porque se acude a la mu leti l l a dolo even tunl para dar un viso de racio­
pues son externas al au tor. nalidad a condenas más graves que aque l las que se hubiesen dictado
de encon trar la adecu ación típica del caso en la tipi cidad cu lposa.
Así en el d elito de injurias (artículo 110 del CP) l a s indicaci o­
(b) Porque hay precep tos en los que aparecen d escri ptas acci ones cuyos
nes objetivas son: (a) La acci ón propiamente d i ch a : h abl ar, escribir componen tes subjetivos son más complejos gue aquellos que sol a­
o gesti cul ar. (b) El "otro", qui en es el sujeto pasivo de la ofensa . mente indican la mera provocaci ón consciente de un resul tad o237 •
(c) L a val ora ci ón d e l gru po social (con repercu si ones en las rel a­
ciones intersubjetivas y en la esfern ín tima del afectado) de lo qu e 237 Por ejemplo, la cuestión acerca de si el dolo eventual es compatible con la alevo­
deshonra o d esa cred ita. sfo motivó ];:i siguiente decisión del TS español: recurso casación N" 531 / 2001 , po­
nente: Sr. Maza Martín, Sentencia 1 801 /2002 de fecha 31-1 0-2002: "J oscfo , vol vió
El tipo subjetivo es el d olo: conocimiento de las circunstanci as a mal tratar a Alba María, con rigresiones varias, comprimiendo su cuerpo y tor­
objetivas descrip tas en el tipo y vol untad de realiza r el hecho n o ciendo sus brnzos, lo que le prod uce frn cturas recientes gue incluso se a d vierten
externamente porgue al tocarle l os brazos, los huesos fractu rados, éstos crepitan
obstante ese conoci miento. y h a y e q uimosis recientísi mos y he1rn-1 tomas o cardenales de fecha no tan reciente,
Siguiend o con el ejempl o del d elito de injurias, el a gen te debe en d istintas parte del cuerpo y, en un momcnlo dc1 d o, no se sabe a la hora exncta ,
zarnndea d e forma brutal y violenta fl lfl nifia, en la forma conocidfl y descrita en
saber qu e los di chos o los gestos que va a emplear tienen potenci a el argot médico corno 'el la tigazo', causándole lesiones muy graves en el cerebe­
para deshonrar o desacreditar al otro; y tiene c¡u e actuar con l a fi­ lo, gue entra prácticamen te en coma . . . "(A.H. 3º), " . . . falleciendo tras vein ticua­
tro horas de eslan _cia hospital aria . . . "(A.H.4º), " . . . dado el carácter esenci almente
nalidad de conseguir ese obje tivo no obstan te ac¡uel conocimiento . objetivo y no susceptible de ser ignorado d e l a condi ción infantil y d esvalida de
Si s e equivoca sobre l a identid a d del sujeto pasivo, no hay dolo. la persona sobre el que el acusado realizó su agresi ón, l a alevosía, ya a p reciada
por la Sa l;:i a 9 110, concurre como cualificante de su condu cta, ejecutada con dolo
Si el agente yerra acerca d el sentido de las frases que emplea eventual de muerte". "No cabe sino compartii� por plenamente razonable, la an­
para referirse al "otro"; porque cree que son expresi ones l audato­ terio r a rgumentación. Si el autor del homicidio se representó la evenhialidad de
causar la muerte y, aun no deseándola directaiT1en.te, la a ceptó al despreciar la po­
ri as y, en cambio, son agraviantes, tampoco habrá d olo. sibilidad de evitar tal grave resulta d o interrumpien do su· acción, evidentemente
Qu ed a una tercera posibi lidad: que el fin del agente sea cri ti car era consciente de gue esa muerte se cometía sobre un ser tan indefenso como una
nifia de seis meses de edad y seriamente afecti;l d a en su estado d e Si;1]ud por seve­
acremente la conducta ajena, para lo cual usará expresiones qu e - ros maltra tos previos. Por lo que no debe excluirse la agravante de alevosía, que

l
sabe- quizás puedan herir al a dversario o tal vez no llegar a hacerlo. está sin d uda presente en l a conducta de M anuel, no bajo l as formas d e "traición"
ni d e "ataque sorpresivo", sino en la más objetiva , d escrita por la jurisprudencic1
Trasladando a esta últim a hipótesis l o c¡ue a veces se resu el­ corno característica más genuina de la 'cobardía común', la actuación que se apro­
ve con rel ación, por ejemplo al homicidio, se dirá que el agente ha vecha o prevalece en situaciones especiales de desvalimiento (STS de 21 de junio

.
de 1 999). No sólo la corrección técnica de l a compatibilidad de la agr;:i vante con el
actuado con dolo eventual. Y ello obl iga a contestar la siguiente carácter del elemento culpabilístico (dolo even tual) es irreprochable, sino que la
pregunta. propi a gravedad de la conducta enjuiciada lleva de modo plenamente na lu rnl í1 In
calificación de l os hechos, contenidos en la completa descripción de la Sentencin
i recu rrida, como un deli to de Asesinato . . . " (F. J. 9°).
¡;¡_ª J\11,wco J\NTON10 Tr1rn11GN1
DOLO Y CULPA [N DrR[Cl/0 l'[NAL 1;3_2
Así la expresión mnlnr no/ro, del artículo 79 del CP argentino,
En el ejemplo del cielito ele injurias, c¡ue anles he en1pleaclo, es
da pie para interpretar c¡ue aba,-ca lanlo al que actúa para conse­
guir el resultado rnuerle, corno a c¡uien lo hace con otra finalidad; dable imaginar que el agente se haya propuesto, como fin primor­
abarca el resuJtado n1uerte corno la posibilidad secundaria. dial de su obrar, el apartar a su adversario ele u na empresa en la
En cambio, parece difícil concebir que alguien emplee nom­ c¡ue no quería c¡ue compitiese, empleando -para hacerlo desistir­
bre supuesto, calidad simulada, falsos títulos, influencia mentida, expresiones que ponían en duda su integridad moral, siendo la
contumelia el efecto, que eventualmente podía acceder a aquella
abuso de confianza, aparente bienes, crédito, comisión, empresa o
finalidad.
negociación o se valga de cualquier otro ardid o engaños para de­
Con relación a las estafas y defraudaciones -que también uti­
fraudar a otro (artículo 172 del mismo cuerpo legal) y que la con­
secuencia: beneficio para él o para otro y pe1juicio para la víctima, licé como muestra-, el agente puede haber puesto corno fin princi­
sea el resultado no buscado expresamente, sino que la conducta pal de su conducta recuperar la cosa que ha prestado y el perjuicio
c¡ue pueda sufrir el tenedor legítimo constituir un resultado que
pueda, o no, llegar a producirlo.
Ei1 este punto hay que optar por uno de los términos de la eventualmente podía devenir junto a aquel objetivo.
Lo que resulta inadmisible es que algunas resoluciones judicia­
disyuntiva:
les empleen, corno fórmula, la expresión: tal delito "admite dolo
(a) Todos los delitos pueden ser cometidos con dolo eventual, eventual", sin añadir ninguna explicación 240• A lo sumo, lo que ha­
o (b) el dolo eventual presenta características que no son compati­ cen muchas de ellas es remitir a precedentes que declararon exac­
bles con la generalidad de los casos. tamente lo mismo; también, sin decir por qué el hecho penal que
Para explic�r el porqué de mi elección por la segunda de las se juzgó "admite dolo eventual".
posibilidades debo partir de mi manera de entender la institución Una resolución de este tipo es defectuosa por una doble serie
dolo eventual. de razones: En primer lugar, porque carece de fundamentos y, por
Obra con dolo eventual quien dirige su voluntad hacia la con­ ende, es inconstitucional. En segundo lugar, porque lo único c¡ue
creción del hecho, aunque ese suceso no constituya la finalidad establece la ley argentina es que hay tipos penales dolosos y tipos
principal de su decisión, y pese a c¡ue el sujeto no tenga la seguri­ penales culposos. Para que el hecho encuadre en alguno ele los pri­
dad de que se produzca. meros tiene que haber concurrido dolo, obviamente, cualquiera sea
De esto se desprende que no puede estimarse a priori que exis­ la manera en que éste aparezca.
ten hechos, penalmente tipificados, que admiten el dolo eventual Lo que sí es cierto es que en algunas figuras delictivas aparecen
y otros respecto de los cuales no es concebible238, porque todo de­ datos relacionados con características vinculadas a determinadas
pende de cómo se desarrolla el suceso239. finalidades, que deben haber existido en el autor para que el hecho
se adecue a la previsión legal. En esos supuestos (que constituyen la
238 Por supuesto, dejando de lado aquellos que incluyen la referencia a una finalidad,
pues si ésla no se manifestase de manera direcia, el suceso sería atípico.
excepción a la regla), el suceso será atípico (o adecuado a otro tipo
239 Con ejemplos de la legislación española, sefiala Ragués que indicaciones como la penal) si esos elementos subjetivos especiales no están presentes.
del adverbio "intencionalmcnle", que aparece en algunas figuras delictivas, son Resulta entonces que, siguiendo la terminología de las resolu­
un vestigio del antiguo modelo de imputación subjetiva que seguía el Código
Penal de aquel país, de acuerdo con el cual resultaba en principio típica tanto la ciones judiciales a las que he aludido, no hay tal admisión del dolo
realización dolosa como la imprudente de cualquier infracción, de tal nwdo que, eventual. Por el contrario, hay una exigencia de dolo, de cualquier
cuando se quería dejar fuera del ámbito de lo purt.ible una realización impruden­
te, esta voluntad tenía que hacerse patente recurriendo a expresiones como "in­ tipo que él sea. Y que el autor obró con dolo debe ser demostra­
tencionalmente" o "de propósito", pero esto no significa que el legislador actual do. Si hubiese alguna duda al respecto (por la posibilidad de que,
hnyn establecido diferencias (Ragués l. Vallés, El dolo ... , ob. cit., pp. 178 y ss.).
240 V. gr. CNCCorr., sala !V, 26-8-2003, "Faveiro y Cia. Tint. Ind.", Lexis N º 70014633.
1,1_()_ MAIICO I\NTONID TrnnAGNI
Doi.o Y CULPA CN DWIX/10 l'ENA/. l•\'I
guizás, hubiese hnbiclo culpn), con mayor razón el tribunal debe
señalar cuáles son ]ns pruebas ele las que se ha valido para consi­ dos concomitantes son los que devienen de los 1J1edios 1:legidos y
derar demostniclo el dolo eventunl. pueden dar lugnr a casos ele dolo directo (consecuencia necesnrin
del medio, cuando su probabilidad ele producción es muy alta),
§ 60. La omisión: propia e impropia dolo eventual (consecuencia posible ele] medio incluida en lavo­
luntad que guío el trazado del plan elegido) o culpa con represen­
Similnres consideraciones se pueden extraer en orden a los he­ tación, cuando se da una derivación, no intencionalmente nsumida
del riesgo que el sujeto conoce que creó.
chos de omisión punible: Alguien puede plantearse como finali­
dad llegar rápidamente c1l lugar que quiere alcanzar y, como efecto
§ 61. Dolo eventual y error
accesorio de su apuro, dejar eventualmente abandonada al riesgo
que está corriendo a una persona incapaz ele valerse por sí misma
Para que se configure el delito doloso, la representación debe
que ha encontrado en su camino. coincidir con la realidad; el conocimiento del agente debe abarcar
c'on respecto a la omisión impropia, se añaden otras compli­ todos los elementos que componen el tipo objetivo. Si los ignora o
caciones: si la idea que tiene acerca de ellos no guarda correspondencia con la
realidad, faltará dolo. Se tratará de un caso de error de tipo al que la
(a) Porque resultados que se pueden obtener omitiendo no están tipifi­
doctrina, por lo genera], reconoce para los casos de dolo directo241 •
cados (salvo casos excepcionales, como alguna de lns hipótesis del
El problema se plantea en orden al dolo eventual, pues si los
artículo 106 del CP argentino).
casos en que esta institución se aplica, por lo general se caracte­
(b) Porgue tampoco exhibe el Código Penal argentino una cláusula como
rizan como de creación de un riesgo desaprobado de gran nwg­
la del parági·afo 13 del Código Penal alemán.
(c) Porque no se ha asentado totalmente la teoría de la omisión impro­ nitud, que no tiene como fin primordial conseguir el resultado al
pia, como que no todos quienes doctrinaria o jurisprudencialmente gue refiere el tipo penal, pero cuya producción puede, o no, con­
se ocupan de ella reparan en la importancia de constatar la concu­ cretarse212, quizás aparezcan en el sujeto tres clases de equívocos:
rrencia del tipo subjetivo en esta clase de delitos.
(d) Porque necesitándose que aparezca clara la equivalencia con el ac­ (a) Sobre los elementos objetivos del tipo.
tuar positivo, a veces se la da por cumplimentada en base razona­ (b) El defectuoso conocimiento de la entidad del peligro243 •
mientos no valederos (por ejemplo, en ciertas situaciones, y pese a (c) Sobre el pronóstico acerca de si el resultado se materializará o no,
que el intérprete no lo diga, no es lo mismo dejar morir que matar)
de lo que se desprende un doble juego de construcciones mentales. 241 El autor de un delito doloso es alguien quien conoce los elementos objetivos que
pertenecen al tipo: conoce las circunstancias concretas de un suceso real que se CO·
· rresponden con 1a abstracta descripción del tipo penal (Feijóo Sánchez, Bernnr<lo,
Por tocio ello, no es fácil imaginar casos en gue el sujeto se plan­ El dolo eventual, Universidad Externado de Colombia, Centro de lnvestigación t•n
tee (conocirniento) y emprenda (voluntad) conductas de omisión Filosofía y Derecho , Bogotá, 2004, pp. 25 y ss.).
que, en lugar de proponerse directamente el resultado, afronten la 242 Frisch, Tipo penal e imputacióp11 objetiva... , ob. cit., p. 35.
243 Sobre el punto Frisch ensella que le será inherente generalmente c1 la acción un rll'N·
eventualidad de que acontezca. go desc1probado ya en vista de su 1nagnitud, en aque llos cc1sos en los que el m1h11¡
Es necesario distinguir el fin y los resultados concomitantes que ha producido de modo causal resultados típicos, ha previslo su produccl(m
como cierta. Pero también cuando el autor le atribuye c1 su conducta solamenll' 11\
que guedan abarcados en la voluntad realizadora como posibles. posibilidad de la producción del resultado-como en los casos de dolo eventunl--1
Cuando se persigue el fin, aunque no se tenga la certeza de alcan­ se tratará normc1lmenle de creaciones de riesgos desaprobados, al menos cunndo
el autor parte de riesgos que normalmente se intentan evitar, y su representnch�n
zarlo, el dolo continúa siendo directo; por el contrario, los resulta- coincida con la realidnd; es decir, cuando no se trate, precisamente, de un cnso d,,
error (loe. cif.).
1
·1,12 M,rnco I\NroN10 'f'rnn11GN1
DOLO Y CULPA tN DEIHX/10 l'CNI\I. ·¡43
Annliznré sepnrnclnmente las tres situaciones:
Los errores que no son compatibles con el dolo eventual, por­
(a) La primera opern ele manera similar a corno lo hace en un gue suponen unn intención directamente orientada hacia la conse­
caso de resultado perseguido: El agente se propone matar a un cución del resultado, son el in personmn y la abermtio ictus.
animal y no se da cuenta, porque los arbustos no le permiten una Como se advierte fácilmente, me he referido hasta ahora al error
buena visión, que está disparando la escopeta contra un hombre. de tipo. No lo hice en orden al error de prohibición, pues parto de
Lo mismo en una hipótesis de eventual producción de un resulta­ la base de que, al analizar el elemento tipo, el intérprete habrá de­
do típico conexo a la finalidad principal: El delincuente, al coman­ cidido si la acción que se juzga se adecua a un tipo doloso come­
do de un automóvil, se propone escapar de la policía que Jo está tido (en su caso, con dolo eventual) o a uno culposo. Quiere decir
persiguiendo. Antes de llegar a un cruce de peatones, a la distan­ que su examen no habrá penetrado aún en el elemento culpabilidnd,
cia y en la penumbra, ve algo que avanza en sentido transversal que es cuando podrá -en su caso-constatar que el hecho puede ser
a la calle. Cree que lo que puede atropellar, si sigue andando a la típico, doloso (por haber concurrido dolo eventual), y su autor no
velocidad que trae, es a un perro, pero resulta ser un nifio de corta culpable por haber incurrido en un error de prohibición.
edad, al que mata. El error elimina el dolo eventual de homicidio. No obstante, es cierto que este mecanismo que acabo de ex­
plicar difícilmente funcione, porgue los casos de error de prohibi­
(b) En la segunda serie de equívocos el agente, cuya aspiración ción serán, por lo general, situaciones en ]as que e] do]o de] autor
es ganar la apuesta que convino con sus compafieros, no trepida es directo y no eventual.
en avanzar con su automóvil en sentido contrario al de la marcha
regular en una autopista, pero estima que el riesgo de embestir a § 62. Dolus genera lis, delitos calificados por el resultado y
los demás vehículos, con la prnbable muerte de sus ocupantes, no dolo eventual
es tan grande corno en realidad Jo fue, con el choque fatal. El error
elimina el dolo eventual de homicidio244 •
Puede llamar la atención que trate en e] mismo capítulo los
problemas relativos al dolus genera/is y los propios de los delitos
(c) El análisis del último yerro es el que presenta una nota par­
calificados por el resultado, en cuanto a las posibilidades de que
ticular, pues si el dolo eventual se diferencia del directo en que el
hechos de la naturaleza relativa a cada uno de el1os habiliten la co­
agente no busca el resultado previsto por el tipo penal como finali­
misión con dolo eventual. La razón está en que en ambas catego­
dad principal de su obrar, (aunque tiene conciencia de que, quizás,
éste puede producirse), el error debería recaer sobre lo último: es rías hay una discordancia entre lo que el agente planifica y lo que
decir, el agente debería creer- equivocándose-que el efecto no ten­ en realidad ocurre.
drá lugar. Esto determinaría la atipicidad de la conducta, en orden En el primero de los casos, quien actúa se propone conseguir,
al encuadramiento del delito doloso, y -como en las hipótesis que con su acción inicial, un efecto que no logra. Pero; ignorando el fra­
he sefialado con las letras (a) y (b)-habría que examinar si el caso caso, adopta un nuevo comportamiento con w1a finalidad distinta,
se adecua a la tipicidad culposa, si es que ésta estuviese prevista el que sí realiza el resultado originariamente querido.
para el hecho en cuestión. Si se lo castigase por el tramo inicial, debería hacérselo con la
244 En la sentencia del aceite de colza, STS del 23-4-92 (R. J. 6783), ponente: Bacigalupo
pena prevista para la tentativa del delito doloso correspondiente;
Zapa ter, se resolvió que sólo se puede excluir el dolo evenhial cuando las medi­ si se le agregase la pena prevista para el tramo final, debería con­
das gue el autor ha tornado pnra evitar el resultado le hubiernn generado un error currir idealmente con la que corresponda al delito culposo, si es
sobre el peligro real y concreto de su acción, dado que, en tales casos, habrá care­
cido del conocimiento de dicho peligro.
que estuviese previsto.
·¡,¡,¡ MAltCO ANTONIO 'J"[RJ�AGN/
001.0 l' CULPA [N DCNCCllO l'ENAL 1•15
Eso es Jo gu12 propugna alguna doctrina conternpon'inea 2 5
·' •
La postur<1 conlrnria 12s ]¡¡ gu12 consickrn gue el error en gue ley penal; en caso conlrnrio e] dolo sería directo. Quie1·12 decir gue
incurre el agente al prncticar 12] tramo fina] no es relevante como si el objeto ele la acción es producir un resullaclo típico y el gue se
para excluir e] dolo gue en este caso ab<1rca (ele allí lo de genera/is) consigue es otro (ya sea por dolus genernlis o porque la ley castiga,
el suceso total. sí o sí, por el efecto más grave), en el primer caso es inconcebible
En los delitos calificados por el resultado (rastro indeseable de el dolo eventual y en el segundo (con respecto al resultado más
]os viejos tiempos de la responsabi]iclacl meramente causal y sin grave) no hay tipo subjetivo de ninguna naturaleza y, por consi­
dolo ni culpa)246, la concurrencia ele un efecto más grave gue el pre­ guiente, tampoco dolo eventual. Es más, esas previsiones de la
visto para el tipo básico hace más intensa la sanción. Esto con pres­ ley son directamente inconstitucionales porque ponen en crisis el
cindencia de gue el resultado más grave no hubiese siclo buscado principio de culpabilidad, entendida ésta como consecuencia del
por el agente (por lo que no es abarcado por el dolo); y no siempre juicio ele reproche por una actitud subjetiva de la gue el individuo
es la consecuencia de un obrar culposo, pues muchas veces al su­ pudo y debió evitar.
jeto puede resultarle imprevisible el desenlace.
Quiere decir gue, por obra de la ley no por cuestiones relativas § 63. Tentativa y dolo eventual
a la subjetividad, se aplicará la pena más grave.
Con lo cual también 111i11isterio legis aparece una idea similar a La fórmula ele la tentativa gue utiliza el artículo 42 del CP ar­
la del dolus genera/is. gentino prevé que el agente tenga como fin el de cometer un delito
En el mismo orden de cosas, y como antecedente, Jiménez de determinado, lo que sugiere gue solamente estaría contemplando
Asúa recuerda la regla ele] Derecho Canónico según ]a cual cuando la presencia de dolo directo. No podría haber tentativa punible si
una concreta y determinada consecuencia ele la conducta del su­ el dolo fuese eventual'".
jeto le pueda ser atribuida como dolosa, deben referirse al agente, Sin embargo, esta primera impresión se muestra superficial tan
del mismo modo, y cargar con ellas, tocias las conseC1.1encias sub­ pronto como se entra a considerar más detenidamente el asunto, a
siguientes que se enlacen con su acción primigenia intencional, la luz de las particularidades que presentan los hechos en los cua­
aunque no hayan sido queridas por el sujeto ni dependientes de su les el dolo eventual está presente:
voluntad. Esa máxima aparece por primera vez -según Jiménez de
(a) No es presupuesto necesario para su configuración que el fin per­
Asúa-en la Summa Decretalium de Bernardus Papiensis, así concre­ seguido directamente sea la realización de un hecho previsto por la
tada: versan ti in re illicita imputa tus omnia quae sequunlur ex delicto247• ley como delito.
Expuesto lo anterior, corresponde gue me expida acerca ele si (b) Sí es imprescindible que la acción genere un riesgo jurídicamente
ese tipo de sucesos pueden ser cometidos con dolo eventt1a l. desaprobado.
La respuesta es: en los casos gue la doctrina clásica califica (c) El hecho cometido con aquella finalidad debe encerrar, anexa, lapo­
corno de dolo eventual, lo gue puede o no ocurrir es el resultado. sibilidad de que se concrete el suceso típico.
Lo específico de este dolo es gue aparece anexo a una finalidad gue
no está dirigida a conseguir el resultado previsto por el tipo de la A su vez, recorrer el iter criminis supone un tiempo fragmen­
245 Canestrari, Stefano, La estructura del dolo evc11f ual y las 1111cvasJe11ome11olog1í1s rle ries­
tado; lo contrario haría inconcebible la separación entre los actos
go, en Revista 111s et Praxis, Año 10 Nº 2: 59-95, 2004, versión on fine, Universidad preparatorios, el comienzo de ejecución y la consumación.
de Talca, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
246 Jiménez de Asúa, Luis, Tratado de Derecho penal, t. V La culpabilidad, Losada, Bue­ 248 Sobre las distintas posiciones doctrinarias sobre este terna, ver Farré Trepat, Ele­
nos Aires, 1956, p. 314. na, Ln tentativa de delito, Bosch, Barcelona, 1986, pp. 78 y ss. Ver también Lnrrain,
247 Ob. cit., p. 320. Federico, La te11tativa de homicidio ¿admite dolo cvc11t11nl?, en WW\v.terragnijurista.
com.ar.
1 ,1_¡;_ MA.IH [) ANTONIO Trn.lMGNI
Dow Y CUU'A f.N DE/.:[C/10 l'[NAL 1,17
Lk�vaclas estas descr.ipciones elementales al terreno ele la con­
ducta imbuida ele dolo eventunl, resulta gue en el camino gue están El legislador, guizñs intuitivamente, ha buscado una forma ele
siguiendo las acciones riesgosas del sujeto en cuestión, hay un mo­ sancionar el delito imposible, distinta a la ele los hechos dolosos
mento en el cual resuelve seguir adelante pese a conocer gue pue­ e incluso diferente a la de retribución de los hechos culposos. Sin
de materializar uno de los hechos previstos por ]a ley como delito. embargo, a la inconsecuencia ya señalada respecto ele lo que dis­
En ese instante el agente comienza a actuar con el fin de cometer pone la Constitución nacional, y considerando que en las figuras
un delito determinado. En otras palabras: realiza actos de tentativa. delictivas del Código se cristaliza el principio de legalidad, se une
El resultado podrá producirse o no, y en esto consiste lo even­ la posible infracción del artículo 19 de la CN argentina pues el Es­
tual de un actuar de éstas características. Pero si la posibilidad de tado eútra a regular acciones que no alteran el orden o la moral
su concreción se frnstra por motivos ajenos a la voluntad de] au­ pública ni perjudican a terceros.
tor, subsiste la ilicitud del conato. Hay gue alertar, como lo hace Canestrari, acerca de que una
Probando si estas especulaciones son correctas, utilizaré un lechua exclusivamente subjetivistn del dolo podría conducir a la im­
ejempló: José, ubicado en ]a parte alta de la tribuna colmada de un putación ele lo fortuito y a atribuir relevancia hasta un do/us malus
club de fútbol, rompe las agarraderas de un pesado cafio de hie­ surgido de un comportamiento gue se detiene en la fase de la ten­
rro y lo arroja hacia abajo, con dirección a un sector vidriado del tativa injdónea2'19• Extiende su opinión a considerar incompatible
estadio para destruir los cristales. José tiene conciencia de que si la tentativa con el dolo eventual250 • Lo hace poniendo como ejem­
alcanza a alguno de los espectadores puede ocasionarle la muer­ plo el lanzamiento de piedras desde un puente sobre la autopista,
te. Cuando el cafio está por incrustarse en la cabeza de Emilio, un con dirección a los vehículos gue pasan; deteniéndose en los casos
compañero ele éste consigue desviar la trayectoria. Habría tentati­ en que las piedras no han alcanzado a ninguno, para ih,strnr acer­
va de homicidio ·con dolo eventual. ca de que la postura hoy dominante en la doctrina (y ampliamen­
Prescindiendo del ejemplo, y dicho esto en general, el medio del te difundida en la jurisprudencia, según ese publicista) mantiene
gue se vale el agente tiene gue ser apto, y él conocer que es adecua­ gue no se puede configurar la tentativa bajo dolus eventunlis, y cita
do. No podría haber delito imposible cometido con dolo eventual la conformidad, entre otros, de Fiandaca-Musco, Dirilto pena/e, ed.,
porque se genera una situación inversa a la del dolo eventual: El 419 ss.; M.antovani, Diritto pena/e. Parle genérale, 3a ed., Padova,
sujeto obra con ·conocimiento y voluntad enderezada a realizar el 1992, p. 439; Padovani, Diritto pena/e, 2 ed., Milano, 1993, p. 345;
hecho, y cree gue lo va a lograr con los medios ele los gue intenta Prosdocimi, Dolus eve11tualis, ob. cit., pp.157 y ss.: Id., (voz) Rento
valerse. Habría dolo directo si no fuese porgue el agente incurre doloso, DDP, vol. XI, Torino, 1996, p. 252. De opinión distinta en la
en un error sobre ]a eficiencia de] medio elegido. literatura más reciente, por ejemplo, Romano, Commentario, cit., 2
Otro tema es el de la reacción penal: El artículo 44 del CP ar­ ed., sub artículo 56/7, pp. 552 y ss .. Agrega Canestrari: "Como es
gentino puede ser objeto de impugnación constitucional porgue sabido, esta última opinión puede decirse gue es absolutamente
castiga, en su caso, una intención gue no puede traducirse en el predominante en los países de lengua alemana (sobre el tema, ad
efecto gt1e refiera alguno de los tipos penales. Es como si ese cuer­ es., Pahlke, Rücktrítt bei dolus eventunlis, Berlín, 1993, pp. 22 y ss.)
po legislativo dijese: Hay hechos dolosos y hay hechos culposos. Si y en Espafia (v. Quintero Olivares (director): Morales Prats; Prats
se consuman se los castiga con la pena íntegra prevista para casa Canuts, Manual de derecho pennl, Pamplona, 1999, pp. 589 y ss.)".
caso. Si los actos dolosos guedan en tentativa se los castiga con una Por mi parte apunto que la meta principal perseguida puede
pena menor. Aparte hay una previsión, la del delito imposible, en ser la realización de un hecho típico o de un hecho no tipificado;
que el castigo no requiere dolo (ya que por la concurrencia de error 249 Canestrari, Stefano,La estructura del dolo eventual y las nuevasfcnomenolog(as de ries­
go,en Revista Jus etPraxis, Año 10 N º 2: 59-95, 2004, versión 011 line, Univcrsidnd
no �ay tipicidad) y sí sólo una intención maléfica. de Talca, Fncultnd de Ciencias Jurídicas y Sociales.
250 Loe. cit.
1,1s M,u1co ANTONIO Tr.!WAGNI
Dow \' CUl.l'A CN DCIUXIIO !'[NA/. 149
por lo menos en esle t'.iltimo supuesto no podrfa haber tentativa,
salvo que se demostrnse que el plan elegido incluía la perspecti­ del mismo nonibn,, embistió a OITO coche-que circulaba a marcha
va incierta de realizm un suceso previsto por la ley como delito. normal-, el que se incendió, muriendo sus ocupantes.
De todas maneras, la interpretación debe ser restrictiva: La Cabello fue condenado en el juicio oral como autor de homici­
previsión legal de castigo de la tentativa constituye un mecanismo dio con dolo eventual. Pero también sufrió lesiones quien acompa­
de ampliación del tipo y de la pena. El dolo eventual -a su vez-es ñaba a Cabello en el coche de éste. Uno puede imaginar que, acer­
una creación doctrinaria y jurisprudencia] que amplía las fronte­ ca de ]a situación jurídica vinculada a esta última consecuencia, el
ras del dolo. Dadas esas circunstancias, la seguridad jurídica exi­ tribunal se encontró con un dilema, pues si afirmó la presencia de
ge contrarrestar, mediante un ejemplo prudente, estas maneras de dolo eventual con relación a los homicidios, no podía invocar culpa
ampliar la tipicidad penal a expensas, de alguna manera, del prin­ por las lesiones. Y, de mantener la tesis de dolo eventual también
cipio de legalidad. en las lesiones, hubiese aparecido una paradoja, consistente en de­
clarar que Cabello tuvo conocimiento de las circunstancias de he­
§ 64. Co11cmsos y dolo eventual cho (concretamente, del riesgo que corría su compañero y voluntad
de matarlo, aunque esto último pudiese, o no, acontecer). Como
La dificultad que presenta el dolo eventual con relación a los una decisión de este carácter no hubiese coincidido con el sentido
concursos no está centrada en el concurso real, pues tratándose común, el tribunal encontró una vía para eludir el escollo. Y ésta
de hechos independientes algunos podrán ser cometidos con dolo consistió en absolver respecto del delito de lesiones, empleando
directo y otros con dolo eventual, o en su caso con culpa (a todo como fundamento la teoría autopuesta en pelígro 252 •
evento se aplic�rán las reglas previstas por el artículo 55 del CP
argentino). § 65. Participación crimi11al y dolo eventual
El problema se plantea con el concurso ideal, pues tratándose
de un solo hecho (que encuadra en varias disposiciones penales, Así como ocurre con el tema de los concursos, también en el de
tal como lo indica el artículo 54 del mismo Código), no existe lapo­ la participación criminal se presentan dificultades que hacen du­
sibilidad de que baya varias maneras subjetivas de enfrentarlo: lo dar - nuevamente- acerca de si la categoría dolo eventual, constitu­
será con dolo directo, indirecto, eventual o culpa; una sola de ellas. ye realmente una especie del dolo (participando, por lo tanto, de
Esto es incontrovertible. Por eso llama la atención que en al­ sus notas esenciales) o si se trata de un recurso al que acude para
gunas decisiones jurisprudenciales ello no se haya advertido, y aplicar una pena más grave que la que correspondería si el hecho
esa falta deja al descubierto -por contraste-que puede haber sido fuese subsumido en el tipo de un delito culposo.
forzada la condena: invocando dolo eventual para hacerla más se­ Esto dicho porque todas las formas de acceder al delito pro­
vera, siendo que el encuadramiento correcto del suceso era el de tagonizado por otro corno autor, son dolosas (Libro I, Título VII,
previsión legal culposa. Participación criminal, CP argentino) y, como tal, deberían admitir
Así ocurrió en el caso "Cabello, Sebastián" 251, quien conducien­ todas las maneras de aparición del dolo. Sin embargo, sería for­
d9 un automóvil, especialmente preparado para conseguir alta ve­ zar de la interpretación de ]a palabra "hecho", que utilizan los ar­
locidad, y compitiendo antirreglarnentarimnente por la Avenida tículos 45, 46 y 47 del mismo, para hacerle abarcar situaciones en
General Paz, que separa la Ciudad de Buenos Aires de la Provincia las cuales los cómplices no conocen que el plan del autor, dirigido
252 Un poco forzada, pues el riesgo lo generó el concluclor del nutomóvil, y no la víc-
251 Sentencia dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal N º 30 y casada parcialmente tima, por lo que se hubiese tratado de un supuesto de helero puesta en peligro con­
por la CNCas.Pen., sala .111, 2-9-2005, LexisNexis online, N º 35002184. sentida, y por lo tnnlo el tribunal deberín hnber condcnc1do a Cabello por el cielito
de lesiones culposns en perjuicio de quien lo ncompnlinbn en su m1tomóvil.
150 IVIAIICO ANTONIO TrnRAGNI
Dow y CU/.PA EN DERECHO PENAL 151
directamente a crear un peligro jurídicamente desaprobado pero
no a concretar en forma expresa el resultado al que refiere la ley mático que la institución dolo eventual se utilice, por lo genernl, en
penal, incluirá en un momento la decisión de concretarlo, aunque supuestos de hechos colindantes con la culpa, ya que respecto de
éste pueda o no suceder porque -repito-la finalidad principal del los hechos culposos no hay participación punible. Entonces, uno
agente no es ésa: a que sí o sí acontezca. puede imaginar el razonamiento: "Si las reglas de la participación
Reflexiones similares deben hacerse para el caso del instigador criminal no tienen incidencia en el caso, puedo prescindir de ellas
(artículo 45, párrafo final del CP), pues alguien puede determinar aunque califique el hecho corno doloso, con dolo eventual". Sin em­
directamente al autor para que realice una acción arriesgada, pero bargo, el error de tal manera de pensar no podría ser más notorio.
si no hace nacer en la psiquis de éste la decisión de cometer un de­
lito con dolo eventlrnl (lo que parece ilógico), el dolo del instiga­ § 66. Delitos de peligro y dolo eventual
dor y el del instigado tendrá que ser (en orden al delito de que se
trate), necesariamente, directo. Si no, no habrá instigación punible. La doctrina penal contemporánea asiste al fenómeno de la cre­
Tampoco se concibe para el dolo eventual la previsión del au­ ciente criminalización de conductas por parte del legislador. Ya
xiliador subsequens, pues no existe la posibilidad lógica de que al­ no se ocupa, como antaño, de penalizar el dafio realmente sufri­
guien preste una ayuda posterior al hecho cumpliendo promesas do por los bienes jurídicos, sino que abarca la posibilidad de que,
anteriores al mismo (artículo 46 del CP argentino) sin saber si el en el futuro, se concrete el pe1iuicio; es decir, que el peligro se ha
delito llegará a concretarse o no. El auxiliador subsequens, del que transforn1ado en un objeto que ocupa, de una manera importante,
habla la ley, está convencido de que la persona a quien se dispone a la política criminal de nuestros días.Este fenómeno produce di­
ayudar se propqne d.irectamente (esto es, sin condicionamientos) versas consecuencias, especialmente con relación a los delitos de
cometer el delito. peligro abstracto:
La última dificultad, asimismo insuperable, aparece en el tema
que la doctrina llama el exceso del autor (artículo 47). El acusado de (a) Roza el límite fijado por el artículo 19 de la CN argentina que prohí­
complicidad, que no hubiese querido cooperar sino de un hecho be al Estado legislar sobre hechos que no afecten el orden o la moral
menos grave que el cometido por el autor, tiene que haber concre­ públicos o no pe1judiquen a terceros; siendo que el peligro no cons­
tituye, aún, dafio.
tado su promesa en orden a un suceso proyectado por el tercero
(b) Actos que normalmente deberían considerarse preparatorios han
con el fin de obtener un resultado. Es decir, de dolo directo. No sido amenazados con pena, como si se tratase de ejecutivos de un
podría ser de otra manera. delito previsto como tal en el catálogo correspondiente.
Todo lo que acabo de exponer está pensado en el dolo del au­ (c) Representa un abandono ele las raíces liberales del Derecho Penal,
tor. El partícipe, a su vez, actúa con dolo, y este dolo no puede ser en especial en cuanto se resigna a gue no se exija dolo en el agente
eventual. Es imposible concebir el dolo eventual de participar en como requisito básico para poder encuadrar la conducta en los tipos
el hecho de otro. respectivos.
Por ello se verían en figurillas los magistrados que se apres­
tasen a utilizar la figura del dolo eventual, sólo para castigar más Este último aspecto (c) es el que se relaciona con el dolo even­
severamente al autor, pues si otras personas hubiesen hecho algún tual, pues la doctrina que indaga ese tipo de infracciones utiliza el
aporte al hecho, no sabrían cómo extender las consecuencias del concepto dolo de peligro, renunciando en algunos casos a buscar un
encuadramiento a los demás sin dejar de lado las reglas expresas elemento volitivo y conformándose con un ingrediente cognitivo,
del Código Penal sobre la participación criminal. Por eso es sinto- que concibe como el entendimiento de] autor de que su conducta
genera riesgo. Como en los delitos ele peligro abstracto (según la
1 _:;_2 J\il,wrn ANTONIO TrnRAGNl
/Jow Y CULl'A ll.N D[.JU::C/10 / ) [NAL l !i_3
i n te rpretación j u risp rudencial ce ñ i d a a l texto el e l a ley) es sufi ciente
g1.1 e se real ice ]a acci ón pe l i grosa, e n re<1 Li cl <1 cl hay poca preocupa­ tina al adoptar el siste m a rep ublicano de gobieeno 255 • En el tema,
ci ón acerca el e] elem e n to s u bje tivo, que s i mplemente se l o da por esto se tra duce en la comprob ación de que el ¡¡gente se haya con­
concurren te, teniend o en cu en ta la gra ved ad del peli gro; o se acu­ d u cido con dolo directo, de manera tal que no exis ta posibilidad
cie a la invocación el d olo eventu al 253 . de confusión con cu alqui er otra relación subjetiva con el su cesa 256 •
Sin emba rgo, hay una dificu ltad técnica en l a qu e a veces no
se repara, y es gue en los casos de dolo even tu a l el a gente no se § 67. Cuestiones procesa les: la prueba de l do lo eventual
propone directamen te ejecutar el hech o: éste a contece com o con­
secuencia -conocid a y voluntari a-accesori a el e la realización de l a Comenzaré a nalizando el probl em a d e cómo justificar, poner
finalidad principal. Quiere decir gu e ] a concreción el e] peligro (al de man ifi esto y a dqu iri r la certeza de que ha habi do dolo directo y
que refiere el tipo penal ) no puede ser un efecto gue vaya o n o a luego haré referenci a a las particulari dades que presenta este tem a
acontecer (even tual). Cond enar a alguien com o autor de un del ito con relación a l d olo eventu al.
de peligro abstracto invocando l a teoría del dolo eventu al si gni fi ­ En primer lugar cabe hacer notar que existen d os posibili dades
ca una triple injustici a: de abordaje de la situ a ción :

(a) Aplicar una disposici ón legal cuya ad ecu ación a l os principios cons­ (a) Entender que cualquier persona que comete u n hecho previsto por
ti tucionales es, al menos, dudosa. la ley corno delito actúa con dol o, salvo qu e resulte lo con trari o de
(b) Castigar por la mera creaci ón de un ri esgo que, por esencia, pu ede las ci rcuns tancias particul ares de la causa o qu e concurran las ca­
<lerivar en resu ltado o no. racte rísticas corres p ondien tes n lns infrn ccioncs qu e se con1eten por
(c) Dar por supuesto que, en algún momen to, el agente decidió dejar culpa.
correr el suceso d e manera tal qu e por lo menos había una probabi­ (b) Qu e el dolo no se presuma y deba probarse, de la misma manera que
lidad de que el resu ltado acon teciese254 • cu alquier otro aspecto, objetivo o subjetivo, del su ceso257 •

Dentro del panorama caótico que genera la recurrente tenden­ 255 Arts. 1 º y ce.
cia legislativa a crear tipos penal es de peligro, en un área que debe 256 En opinión de Canestrari, los problemas que pla ntea l a indi vidualización del área
estar reservad a al riesgo permitido (actividad económica, produ cti­ propia del dolo eventual frente a la de la cu lpa consciente parecen destinados a
aumentar debid o, entre otras razones, al cada vez más frecuente recurso a tipos de
va, l aboral, sani taria, deportiva, etc.), corresponde exigir se conser­ peligro, sobre todo en sectores tradicionalmente e ncuadrados en el área del riesgo
ve la racionalidad, como lo manda la Consti tución nacional argen- permi tido (nctividad económica, productiva, laboral, sanita ria, deportiva, etc.). De
hecho, l a confusión entre el dolo y la impn1dencia constituye, a ju icio del au tor�
253 Asf la sentencia 52 /2003 de 24-2-2003 del Tribunal Su premo español (Caso "Chíl­ una de las caracterfsticas más significativas de la línea evolu tiva d el moderno De­
pó", delito de contaminación acústica) se expide sobre el tema en los sigu ien tes recho Penal de riesgo (Canestrari, S., Dolo eventuales e colpa ·cosciente. Al confin i fra
ténninos: "El tipo subjetivo se in tegra por el conocimien to del grave desgo origi­ dolo e colpa ne/la sfruttura de/le tipologie delicttuosc, Milán, Giuffre, 1999, pp. 2 y ss.).
nado por su conducta, activa u omisiva, en una gama que va desde la pura inten­ 257 Sobre la historia ilustra Jiménez de Asúa: "Hemos querido formul ar la pura noción
cionalid a d de causar el efecto, al dolo eventual, según el nivel de representación d el dolo que los prácticos tuvieron para que resal te lo antes d icho: que muchas
de la alta probabilidad de que se produjera esa grave situación de pel igro, máxi­ consecuencias luctuosas y letales escapaban a menud o por dificultad de p rueba,
me en casos como el presente en los que fluye, por lo reiterado y contumaz, una y corno la esfera de la cu l pa era estrecha -debido a que la culpa penal no tuvo en
d ecid ida voluntad de no desisti r de la situaci ón de grave peligro creada". Roma el necesario desarrollo-los escri tores de la época tuvieron que acudir a otros
254 Sobre la delimitación entre el d olo de peligro (concreto) y el dolo eventual de le­ recu rsos. El dolo pracsumptus fue el primer remedio. En el sentir de Engel mann esta
sión, v. Rodríguez Montañés, Teresa, Delitos de pelig ro, dolo e imprnde11cia1 Servicio forma de dolo, contrapuesta al dol11s verus, no era el plenaIT1e11te probado, como
Publicaciones Facultad de Derecho de la Universidad Complu tense, Madri d / Cen­ este último, sino el que se basaba en indicios, fund amento d e esa presunción, con­
tro de Estudios Judiciales, Ministerio de Justicia, Mad rid, 1 994. tra el cual el acusado podía ofrecer p1ueba Uiménez de Asúa, Luis, Tratado de De­
recho penal, l. V La wfpabilidad, Losa d a, Buenos A ires, 1956, pp. 322 y ss.).
·1 5,J A•l1rnn , ANTONIO Trn!MGNI
/JOLO Y CULl'A [N D[/{EC110 Jl[NAL 1í5
A pa ren te men te l a p ri mern a l te rn a ti v a (a) fu e l 8 el egi d a por el
Cód igo Pt:n a l d e 1886258 • D i g o a pa rt:n le rn en te porgu e, al contra­ También a quí l a dificu I ta d, a l a qu e a lgu nos cl ocl ri no rios n l ucl t:n
ri o ele lo que sostu vo la doctri na q u e lo cri ti có, no consagró una diciendo que no es p osibl e probar qu é es J o q u e h n pnsncl o por l a
presunci ón de d olo sino que i l u s tró acerca del sistem a, qu e des­ mente del sujeto cuand o deci dió actu ar, es só l o a pa re n te 2ºº · Q u ie­
de la óptica actu al pu ede merecer reparos (en cuanto a la m anera nes a sí opinan pi ensan solamen te en l a p ru eba el e co n fes i ón, pero
de expresarse) pero que de ninguna manera es incorrecto. No h ay además de ella las leyes procesales aluden a la p ru eba d ocu men­
que olvidar tampoco que se trataba del pri mer Códi go Penal de tal, a la in formativa, a la peri ci al, a la tes timoni al y a la de presun­
la Naci ón Argen tin a, qu e debía cumplir -a demás de su cometi do ci ones e indicios; y de el las, esta últim a pued e ser determinan te
natural-una función docen te, tal corno la que desernpef\aron el Có­ para tener por acredi ta d o que el sujeto actuó con dolo 261 . Teniendo
digo de Comercio de Vélez Sarsfiel d y Acevedo y el Cód igo Ci vil en cu enta esta importanci a, me detendré brevemen te en ell a para
d el primero. En un país c¡ue recién se consti tuía ju rídicamente y recordar principi os generales: Debe partir de hechos pl enamente
que estaba recibiendo gran can tidad de inmigrantes, necesi tad os probad os, pu es no cabe construir certezas sobre la base de simple
d e que se l es explicase cu áles eran los d erechos y las ob ligaci ones probabi .li dades. De esos hech os c¡ue constituyen los in dicios debe
qu e tend rían en la nueva tierra. llegarse, a través de 1111 proceso men tal razonado y acorde con las re­
Por ello, quien l eía aqu el Cód i g o Penal entendía que las pro­ glas del criterio hum ano, a consi derar probados los hechos cons­
hibici ones y los mandatos es taban i n d i cados en l a Parte Especial. titutivos de deli to 262 • Debe existir un enl ace directo y preciso entre
Tod os quienes violasen la ley, a llí expu esta, sería n castigados. Las los hechos base probados y l os in di cios. N o se dará tal ci rcunstan­
excepciones se en contraban previs ta s en l a Parte General . Por ell o cia, por tanto, cuando l os in dicios perm itan otra inferenci a igual­
se interpre tó li teralmente que si el caso no se en cuadraba en nin­ mente ra zonabl e263.
guna de ellas y tampoco en un tipo cu lposo, la acci ón era punible, 260 La STS d e 3 de abril de 1992 (A. 2747) d ice, refi riénd ose al e lemento volitivo: "Ese
pres umiénd ose como que hubi ese si do ejecu tad a con dol o . deseo anímico, como tantas veces se \1c-1 dicho, está escondido en lo 1mís profundo
del pensamiento. Y como lodo en cu anto se guard a en la más gnmde d e las inti­
Se trató de una cuesti ón de fon d o; d e ley sustm1 tiva. No de for­ mid a des (el arcano d e la conciencia, se ha expuesto muchas veces), si no se mani­
ma, de ley adjetiva 259 • fiesta voluntariamente, sólo por medio d e una prueba indirecta o indiciaria pu ede
En lo que respecta al proceso en sí, no h ay du da de que l a po­ averiguarse, obtener y concretarse, extrayéndose, succionándose si se qu iere, sobre
la base de cuantos datos haya n rodeado (antes, durante y después) la acción".
sibilidad que he m a rcad o con la letra (b) es la úni ca que respeta 261 Es claro que no tod os los publicistas piensan lo mismo: Mu ñoz Conde, quien en el
l os principi os constitu cionales de l egalidad e inocencia consa gra­ Prólogo a la obra de Diez Ripollés es cribe que nad ie, salvó la propia persona, pue•
dos por el artícul o 18 d e la CN y las d em á s norm a s correlativas. de snber e! exacto contenido de su interioridad. Cuando se dice que alguien actuó
con d olo se está, en realidad, presumiendo gue, dadas las circunstancins y da tos
258 Según Baigún, en el pensamiento penal argentino la presunción d el dolo tiene dos gue concurrfan en el caso concreto, el sujeto sabía lo que hada y quería hacerlo;
raíces históricamente distintas pero i deológicamente unitarias. De una parte, el Pro-­ pero lo gue el sujeto realmente sabe o quiere, m, die puede saberlo, sino cuanto
yecto Tejed or fund ad o en la concepción del Cód igo de Baviera, y de otra, el Código más ded u cirlo. El propio Díez Ripollés habla de ello como u n a manifesta ción del
de 1886, que repite l a disposi ción del Código español de 1 848 reformado en 1850 proceso d e normalización del dol o: " El principio de iguald a d de trato de todos
(Baigún, David, Los delitos de peligro y ln p rut!bn del dolo, B de f, Montevideo•Bl1enos los ciu dadanos obl iga a prescindir en la formulación de los elementos subjetivos
Aires, 2007, p. 30). El artículo 8 ° del primero d ecía: "Toda acción criminal se presu• d e la multiplicad y variedad de facetas que posee la realidad; sól o la búsquedn y
me legalmente cometida con voluntad criminal, a no ser gue resulte lo contrario de pu esta en relieve d e l as semejanzas entre las diversas condu ctas, y la limi tnción
las circunstancias particulares de la causa" . En tanto que el artículo 6 ° del Código a unas imágenes normalizadas d e l a reali d a d social posibil itará un modo sustnn­
rezaba: "En la ejecución de los hechos ca lificados de delitos se presume la voluntad cialmente i déntico de solu ción de l os conflictos" (Díez Ripollés, José Lu is, Los cll'•
criminal, a no ser gue resulte una preslmción contraria de las circunstancias particu•
men tas subjetivos del delito. Bases metodológicas, Tirant l o bl anch, Valenciíl, ·¡ 990, p.
lares de la causa" (ello según las transcripciones de Moreno, Rodolfo (h), El Código
Penal y sus antecedentes, H. A. Tomasi edi tor, Buenos Aires, 1922, l. Tl, p. 192). 1 09).
259 Otra interpretación, con fundamento en la historia de las denominadas presuncio11cs 262 Cfr. STS 174 y 1 75 de 17-12-85.
de dolo en los textos legales europeos, puede verse con Ragués I Vallés, El dolo . . . , 263 La CSJN ha resuel to que los ind icios tienen que concordar los unos con los ol rni1.
ob. cit., p. 283. No d eben ser equívocos; es d ecir, que todos e llos reunidos no puedan conducir 11
concl usiones di versns (Fallos: 308:640).
l,'i_y_ ivJAflCO J\ NTON/0 TE/1/V\GNI
Dolo )' CULl'I\ CN DER[C/10 l'C.NAL 1 57
A u nque n o J o d iga n 0x p resam e n l e, m u chas sen ten ci8s j u d i cia­
Si q u ed ase a l g u n8 d u el a, ell a de be j u gar a ra vor d e l reo267 . El
les u ti liz,rn la p rueb8 cl 0 .i n cl .i cios pa rn tener por ci erto que existió
vohm ta d en el age n te. Sob re el tern a La u renzo Copello escribe: "Si becho se r.:í res uelto com o ci el i to cu l p oso s i n o se a c red i ta el plus y
se preten d e conced er 81 elemento voli ti vo -cu a l quiera su configu ­ como delito d o l oso con d ol o eventual, si es pos ibl e comprobar el
ración-un con teni d o propi o n o identificable con el con ocimiento, mm us.
resulta obligado probar su concurrencia. Y, para eLlo, no hay otro Lo que resulta ina d misible es presumir el dol o eventu al'68• In ­
camino qu e el de l a búsqueda de datos fácticos que unívocam en­ curren en tal error quienes, para pasar de la culpa al dol o even tual,
te conduzcan a su inferen cia. La renunci a a esta regl a bási ca de la sosti en en sin respal do probatorio alguno, qu e el sujeto "a cep tó" o
prueba indi ciaria desemboca d e modo in exorable en la tan tem i d a qu e "l e resul tó indiferen te" el resultad o 269 .
presunción del dolo" 264 . El an álisis correcto d ebe partir de la comprob a ción de cuál ha
En l os casos qu e n o presentan dificu l ta d es s obre la prueba del si d o la acti tud interna frente al hecho27O, pese a las dific ultades que
dol o, consti tuiría una rareza qu e se acuda a todos aquell os medios
empírica. Concluye en que se trata de un concepto norma tivo (ob. cit., p. 21). Cita
de prueba para comprobar el dolo. Se ocupará -en todo caso-de a Hassemer en relación a la inaccesibilidad de l os elementos subjetivos a un aná­
ana lizar l a s circunstancias a las que el impu ta do haya alu di do para lisis empírico: los conceptos subjetivos no se pueden describir, por lo que hay que
propugnar la absolución. conformarse con imputa rlos. Es un problema de incapacidad de consta tación pro­
cesa l. En la exposición del procedimiento que se utiliza p rocesalmente, no ya para
Todo es to, en los procesos en los cuales se debata la co ncurren­ observarlos y describirlos si.no para deduci rlos, H assemer alu d e a l os diversos in­
cia d e dolo directo. dicél dores él partir de l os cu ales se pueden obtener indicios sobre la existencia o no
El problema se pl antea en térmi nos más severos cu ando se de­ en el caso concreto de tales elemen tos subjetivos (ídem, pp. 81 y ss.).
bate en torno de la tesi s d el d ol o eventu al, pues en éste h ay un plus 267 Sobre el in dubio pro reo en esta materia, escribe Gimberna t: " En a lgunos rnsos no
ofrece d ificu lta d saber que el a utor ha querido violar, matar, etc. En otros el au­
o un minus en ehngrediente subjetivo del hech o: un plus respecto tor 1 10 siempre ha actuado ren/111e11te con inlencióH; unas veces habrá queri d o matar y
de l a impru d encia y un m inus con rela ción al d olo directo. otras no; por consiguiente, si d olo equivaliese a intención y a la vista de la incer­
En orden a lo prim ero, el agente actúa no obs tante saber que su tidumbre sobre el verdadero propósito del agente en esas agresiones físicas, ha­
bría que con denar siempre por l esi ones consumndns y 1 1 1111 ca por un delito contra
conducta arri esga d a encierra la probabili d ad de que el resultado, la vida en grado de tentativa o de frustración, si es que el principio i11 dubio pro reo
al qu e refiere el tip o doloso de l a ley penal, acontezca. y su consagración en la presunción constitucional d e inocencia han d e tener u n
En orden a lo segundo, el agente pretende menos que aquel l o sentido que n o sea el simplemente decl ara tivo" (Gimbernat Ordeig, Enrique, Al­
que podría lograr s i se lo propusiese sin condicionami entos. gunos aspectos de la reciente doctrina jurisprndcncial sobre los delitos contra la vida -dolo
cven t11al1 rclacióJ1 parricidio-asesinato-, en ADPCP, t. XLIII, Fascículo II, mayo-agosto
Y qu e exi stió o no es ta diferencia subjetiva, en más o en menos, MCMXC, pp. 472 y ss).
es lo que en el proceso se debe probar. 268 Otra cosa (porgue también hay que probarlos) es acu dir a los l lamados por la doc­
En este terreno, con m ayor razón que en el anteri or mostrado trina "indicadores del d olo" (ver Feijóo Sánchez, Be111ardo, El dolo eventual, Uni­
v ersi dad Exten1ado de Colombia 1 Centro de Investigación en Filosofía y Derecho_,
acerca del d olo directo, se debe a cudir a todos los med i os de prue­ Bogotá, 2004, cita 213, p. 133).
ba265 y, por supues to, expli car en la sentencia qué le han revel ado 269 Zaffaroni, Alagia y Slokar advierten: "Como el concepto psicológico presenta di­
el l os al tribunal'66 • ficultades para su prueba procesal, se lo reemplaza por una ficción de dolo, afir­
m ando que habrá dolo cuando así lo indique su inequívoco sentido social. Habla
264 Ln urenzo Copello, Patricia, Dalo y conocimien to, Tirant lo 13 lanch, Valencia, 1999,
nota 36, p. 1 29. d el carádcr reaccionario que revela el empleo de categorías imprecisas" (Zaffaro­
265 Sobre los criterios que toma en cuen ta el TS espafiol, v. Feijóo Sánchez, Bernardo, ni, Alagia y Slokar, Derecho Penal . . ., ob. cit., p. 502).
El dolo eventual, Universidad Extern ado de Colombia, Centro de Investigación en 270 El análisis debe ha cerse sobre lo ocurrid o ex an te. Dice Dfaz Pita que qued an ex­
Filosofía y Derecho, Bogotó, 2004, ci ta 210, p. 1 32. clu i d as todas las relaciones entre comporta miento y consecuencias que sólo pue­
266 En senti do contra rio, Diez. Ripol lés se coloca en el dilema de atenerse a una confi­ dan ser reconocidas en un momento posterior (Díaz Pita, El ria/o eventual . . . , ob.cit.,
gu ración ren lisln o darle un con ten i d o normativo. En definiti va, sostiene gue ante p.33). Esto confirma que el juicio acerca de la conducta debe ser encarado, no a l a
el dolo evenlun! no cnbc unn referencia realista, que no es posible su verificación luz d e l resultado prod u cido, pues e l l o e s inconsti tucional ya yue viola el principio
de legalidad, que obl iga a un aná lisis ex ante d e la actitud subjetiva.
158 M,rnco 1\NTONIO 'l'r.1rn.AGNI
DOLO Y CULPA EN DEl�EC/1O ¡i[NAL 159
signifique dernostrn,-Jo 271• Tvrnbién es difícil probar el odio racial o
religioso, la intención ele ocuJt¡,,· otro cielito, el pertinente elemen­ § 68. Los indicadores del dolo
to subjetivo en los delitos ele falso testimonio, la alevosía en deter­
minados homicidios, entre otras J1ipótesis. Para todas éstas tienen No se ha progresado mucho desde el Derecho Romano a esta
que realizarse indagaciones empíricas psicológicas-individuales, parte, pues, en definitiva, estos "criterios indicadores del dolo", a
dada la insuficiencia de una observación simple de los hechos y los que referiré extrayéndolos de la jurisprudencia argentina, no
teniendo en cuanta que las figuras legales incluyen referencias de difieren demasiado de la antigua acerca de que el dolo del sujeto
este carácter272 • es algo a acreditar ex re, es decir, a partir de la naturaleza exterior
Incluso en algunos casos de dolo directo la prueba es difícil. de la conducta realizada por el sujeto, constituyendo dolus ex re o
Por supuesto que el juzgador tiene que partir de un concepto de dolus in re ipsa. De todas maneras, servirán para ilustrarnos acerca
dolo (el que estime más adecuado), pues si no tuviese éste punto de los criterios que se han tenido en cuanta para calificar los he­
inicial no sabría qué estaría buscando ni con qué pruebas justifi­ chos como cometidos con dolo directo o eventual.
car la existencia de determinados elementos fácticos o descartarla.
Luego deberá fundamentar la decisión teniendo como base aquella § 69. La conducta precedente al hecho puntual que es materia
idea orientadora y la prueba que haya colectado. Así, si le parecie­ del proceso
se más correcta la tesis del conocimiento, como único ingrediente
del dolo, deberá ceñirse a ese punto de vista, y no agregar referen­ "En el delito de evasión fiscal es admisible el dolo eventual".
cia a aspectos volitivos. Esa limitación es necesaria, no tanto por Se tuvo en cuenta para declararlo así en el caso, la constitución e
un elemental deber ele coherencia para realizar 13 subsunción co­ integración al patrimonio del procesado de una sociedad en un
rrecta, sino para fijar la línea interpretativa que haga predecibles para(so fiscnl, además del incumplimiento del deber de diligencia
las futuras decisiones. y con trol'73 •
Resulta dolosa con dolo eventual la conducta del inculpado de
tomar un arma que sabía cargada y, dirigiéndose a la víctima, tras
271 Rechnzo la tesis de Fcijóo Srinchcz, según la cual "la decisión no es un elemento
que se tenga que demoslrnr en el procedimiento. Lo que hay que demostrar� di­ gatillar una vez sin que se produjera el disparo y no obstante las
rectamente o por indicios, es que el autor conocía el riesgo que él creó (o no evitó advertencias de los presentes en el lugar, gatillar otra vez produ­
como garante) y que posteriormente se realizó en el resultado. El elemento inte­
lectual es el que debe ser probado en el proceso. Urn-1 vez demoslrndo éste, toda
ciendo la deflagración que mató a la víctima 274.
decisión de actuar a pesar de ese conocimiento es una infracción de la norma de
evitar muertes, lesiones o dc1ños. El problema de la prueba del dolo, en la prácti­ § 70. La especial nptitud de los medios para producir el resul­
ca es siempre un problema de la prneba del elemento intelectual del dolo" (Feijóo
Sánchez, Bernardo, El dolo eve11tual, Universidad Externado de Colombia, Centro tado lesivo
de lnvestigación en Filosofía y Derecho, Bogotá, 2004, p. 61).
272 V. las citas de Diez Ripollés en cuanto a que el proceso penal alemán no busca la
verdad material, ni siquiera bajo la perspectiva empírica de obtener lodos los da­
Aún por dolo eventual, el imputado debió háber previsto que
tos relevantes, y sólo éstos, de un modo completo pma establecer entre ellos una el objeto utilizado (masa para machacar carne) dirigido a la cabeza
relación correcta. El proceso aspira a una búsqueda de la verdad formalizada, y de la víctima podía razonablemente causar la muerte275,
por tanto de una verdad que denomina forense y gue se caracterizaría fundamen­
talmente por aceptar límites a su proceder de verificación empírica, derivados de Descartado el dolo directo, resulta igualmente dolosa por dolo
la necesaria protección de los derechos de los afectados. Sigue diciendo que unos eventual la conducta del inculpado consistente en haber efectua-
órganos de instrucción orientados exclusivamente en la búsqueda de la verdad
empírica, a no dudar conducirían a atentados físicos, psíquicos y sociales contra 273 JNPen. y Trib. N º 1, 8-3-2007, "N. M.S. M. A.M. s/ Evasión simple", Lexis N º
los derechos de la persona. Sólo la formalización en la búsqueda de la verdad a 35010523.
tenor de la idea garantista evit.-1 tales riesgos (Díez Ripollés, José Luis, Los e/emen- 274- Trib.Cas.Pen. de Buenos Aires, sala 11, 27-6-2006, "González, Cristian M.", Lexis
. tos subjetivos del delito. Bases metodológicas, Tirant lo blanch, Valencia, 1990, p. 139). N ° 7002945.
275 CNCas.Pen, saln l, 1-6-2006, "Vequi Martínez, Josué", Lcxis N º 7002961.2.
·160 A1J,rnco ANTONIO TrRnAGN/
Dow Y CULPA EN DENEC/1O PENAL 16]
do 8 corl8 clisl·cnci8 dos disparos de 8rm8 de fuego con proyecti­
les especi8lmenle prep8rndos p8rn polenci8r su rnp8cicl8cl dm'\o­ sentido ele que exista la posibilidad concreta de que se produzca,
sa, máxime cu8nclo ellos fueron dirigidos a una zona cuya lesión, en este caso la muerte, desde un punto ele vista ex nnte. El segundo
si bien no resulta necesariamente fatal, puede implicar riesgos in­ filtro es que el autor debe haber tenido conocimiento de ese peligro
compatibles con la vicia, corno sucedió en el caso por la fuerte he­ concreto, no abstracto, y lo haya tomado en serio, de manera que
morragia que, derivada de la afectación ele venas y arterias vita­ tenga una comprensión correcta ele ]a situación global y de igual
les, llevó a la amputación de la pierna y, posteriormente, al estado forma se decida a actuar. Sólo puede sostenerse que existió dolo
vegetativo y ulterior muerte ele la víctima276. eventual cuando el sujeto se representa ]a posibilidad del resultado,
Actúa con dolo eventual quien, sin tomar recaudo alguno y corre e] riesgo e igual actúa, con el único afán de lograr un efecto
siendo indiferente frente a las consecuencias que de ello puede de­ plagado de egoísmo. No es Jo mismo debió prever a que previó y
rivarse, desarrolla una actividad de transporte, vuelco y disposi­ asintió, y dado que el dolo eventual es una especie de dolo, debe
ción final ele residuos para la que no posee habilitación ele autori­ estar presente el elemento volitivo que no es otra cosa que asentir
dad de'contralor alguna, ni las condiciones de infraestructura para lo representado corno posible. En los casos -tal vez reducidos-en
responder a las características ele riego que la labor demancla277 _ que no pueda el juzgador despejar la duda debe rechazarse el dolo
Si el imputado quiso o no matar a la víctima no es la pregun­ por no estar comprobado y ]os obstáculos para su comprobación
ta que cabe hacerse; la que se impone es si inicialmente asintió la no perrniten apartarse de los principios básicos con los que corres­
eventual producción del resultado total y, en el caso, "la respues­ ponde mirar y resolver los problemas de Derecho Penal. Asentir
ta a ello es afirmativa primero porque disparó en dirección hacia es e] elemento voluntad requerido por la forma dolosa. No puede
donde iba camin.anclo y si bien no es posible soslayar gt1e lo hizo encontrarse dolo eventual donde no haya consentimiento (incluso
desde un vehículo en movimiento y desde considerable distancia, del acto que no se desea)279•
la cual generó, por cierto, una gran cuota ele casualidad, también El imputado, conociendo el poder de vulnerar que tiene un
hay que aceptar que pensó que no le había acertado porgue al pa­ arma de fuego, disparó al menos dos veces, a corta distancia, con­
recer seguía caminando, no obstante lo cual desistió ele disparar el tra la víctima. Esta peligrosidad concreta es la base objetiva a que
arma nuevamente, porque cualquier persona que dispara contra debe referirse la representación intelectual necesaria para el dolo28º .
otra un arma de fuego se representa la posibilidad de herirla" 278•
Hay dolo directo si se toma como base los indicadores objetivos § 71. El conocimiento situacional (el correcto conocimiento de
del dolo, tales como la distancia del disparo, la capacidad ofensiva las circunstancias que conforman la situación en la que se lleva a
del arma, entre otros. Para poder afirmar el dolo eventual se debe cabo un determinado comportamiento). Las transmisiones y ex­
pasar por dos filtros, de acuerdo a las teorías más actuales sobre teriorizaciones del conocimiento
el tema, y partiendo siempre de que todo dolo debe contener tan­
to el elemento intelectual como el volitivo. El primer filtro es que El dolo eventual se configura con la conciencia por parte del
debe existir un peligro cierto y concreto para el bien jurídico, en el sujeto activo de la probable producción del resultado típico como
consecuencia de su acción. La conducta injuriante no precisa de
276 T'rib.Cas.Pen. de Buenos Aires, sala I, 25-9-2003, "Cogorza, Juan C.", Lexis Nº una aprobación interna del resultado agraviante, sino que bas­
70011649.
277 CFed. de San Martín, sala 1, 19-11-96, "Almirall, Jorge O. y otro", J. A. 1997-IV-287, ta para su configuración que el sujeto activo tenga conocimiento
Lexis N º 974103. sobre la concreta y específica potencialidad lesiva del honor de
278 Cl'en. de Santa Fe, sala lll, 10-6-97, "Calabrese, Juan M. y otros", J. A. 1998-lll-250,
Lexis N º 982289. 279 CNCCorr., Sala de Feria C, 24-7-2002, "Ortiz, Javier R.", Lexis N º 70004594.
280 TOCr.Fed. de Mar del Plata, 30-4-2003, "Ramírez, Ángel O.", Lexis N º 30011077.
162 lvJAUCO ANTONIO Trnut1GNI
Oow )' CUl.l'A EN DEn[CHO PENAL 163
aquella expresión que conscientemente utiliza. La acción injuriosa
debe apoyarse en el conocimiento positivo del valor u.ltrajante de lo conducía no sólo tuvo la representación de que podía colisio­
la expresión, acompaí'íado ele la voluntad de proferir la palabra, no nar y generar secuelas, sino que ello inclusive se vio materializado
obstante ese conocimiento y a pesar del significado que la palabra al impactar contra tres rodados y que providencialmente no tuvo
adquirirá al ser empleada281 • consecuencias humanas. El tribunal resuelve que bien pudo el im­
Conforme a los elementos de prueba con que cuenta, el tribunal putado efectuar un análisis de la situación y al menos luego del
concluye que el imputado conocía que el revólver era defectuoso; primer choque cesar con su conducta -lo que no hizo-y por ende se
sabía que se había disparado pese a que ni siquiera lo había inten­ trasunta un desprecio por la vida de automovilistas o transeúntes,
tado y que luego de este acontecimiento Jo dejó cargado sobre la por lo que lo procesa corno autor de homicidio simple284 •
cama. Se hizo presente la víctima en el Jugar, de quien ya .había re­
cibido una advertencia de que dejara de manipular el arma, y no § 72. Análisis de hipótesis de hecho y de las respectivas deci­
obstante a ello-obviamente en dirección a ésta-, con el martillo del siones judiciales
arma h'acia atrás, cerró el tambor-que tenía en su interior proyec­
tiles-y ésta se disparó. "Así, valorando las reglas de la sana crítica Es oportuno iniciar este tramo del capítulo con una cita ele Has­
se desprende que de acuerdo a lo reseí'íaclo precedentemente, el serner: "No es casual que la teoría del dolo pueda aprender mucho
autor se representó el tipo corno posible -puntualmente al cono­ ele la jurisprudencia: Aquel que debe aplicar las fórrnu las del dolo
cer el arma defectuosa-, porque había pertenecido a la Prefectura a las peculiaridades del caso concreto capta antes sus límites gue
Naval, lo que le permitía una mayor relación con el armamento aquel que elucubra sobre ellos. El primero está en mejor posición
y debido a la experiencia ocurrida poco antes. Además, no adop­ ele hal.lar la salida correcta en los casos en que sea necesario una
tó recaudo algmio para reducir o eliminar la posibilidad, ya que correcta decisión y aplicación de dichos conceptos" 285•
aparecía verificado que el autor se representó ésta corno probable Se puede expresar la misma idea con otras palabras: Una cosa
y sin embargo asintió o al menos den1ostró indiferencia frente a la es la especulación pura y otra tener que resolver con justicia, deci­
lesión del bien jurídico" 282• diendo el destino de una persona. Por eso es absolutamente cier­
Las circunstancias carentes de precisión y verosimilitud indi­ to que la doctrina tiene mucho que aprender de la jurisprudencia.
cadas por el imputado en las cuales habría extraviado una serie de En otro orden: la doctrina nunca debe perder de vista que no tiene
cheques y las relaciones comerciales con los interesados revelan la sentido construir teorías de imposible implementación en el pro­
falsedad: "La sola existencia de dudas o sospechas sobre el des­ ceso penal.
tino del cbeque, no resulta causal suficiente para emitir una con­ En cuanto a asignarle a los casos títulos de fantasía, obedece al
traorden de pago, o para que se denuncie el extravío de aquél" 283• deseo de hacer 111.ás llevaderos estos ternas, de por sí dramáticos.
El vehículo guiado por el imputado, al ser sorprendido por el Una última advertencia, y ésta es la misma q1ie en su momen­
personal policial, inició una tenaz llllida a gran velocidad por sitios to formuló quien fue mi profesor, Jorge Frías Caballero, antes de
donde existía una importante afluencia de vehículos y de público. entrar a comentar un pronunciamiento judicial' 86, y es qt1e los co­
Hasta que el rociado no culminó el recorrido -estrellándose contra mentarios que van a leerse no tienen por objeto, de ninguna ma­
una ochava, oportunidad en la cual atropelló a las víctimas-, quien nera, debatir el fondo de los procesos para emitir un pronuncia­
281 Trib.Cas.Pen. de Buenos Aires, sala TT, 18-8-2005, "Cirelli, Ricardo", Lexis Nº miento sobre el acierto o desacierto de los resuelto judicialmente;
35002579. 284 CNCC, sal IV, 29-5-2003, "Corigliano, Walter y otros", Lexis Nº 70014660.
282 CNCCorr., sala IV, 17-7-2002, "Legal, Jorge", Lexis N º 70004576. 285 Hasseme1� Los elementos caracferfsticos del dolo ..., ob. cit., p. 928.
283 . CNPEcon., sala G, 19-9-2002, "C., A. y otros", Lexis N º 30002449. 286 Frías Caballero, Jorge, ¿Homicidio simple con dolo evcnt1111l en el lráHsilo n11fomofor?,
en L. L. 1995-81431.
·16,J MA1in, ANTONIO TrnuACNI
ÜOLO Y CULPA EN DEH[Cl/O l'ENAL 165
para más, sin conocer a la perfección las actuaciones y, por lo tan­
to, sin tener acabada información, fehaciente y fundada, sobre las menospreciando el resultado de muerte. Sin intención directa de
circunstancias fácticas y procesales (probatorias) de las conductas delinquir tomó a su cargo lo que representándosele como proba­
que fueron juzgadas. Por ello, las que siguen son sólo observacio­ ble en su conciencia podfa ocurrir, desencadenando la acción, no
nes acerca de la manera en que las expresiones usadas en los fa­ por simple ligereza sino en un estado de ánimo reprobable, cons­
llos que he seleccionado (y resumido al extremo como para exhi­ tituyendo el punto de apoyo de] dolo ante la eventualidad del re­
bir sólo las cuestiones dogmáticas de fondo) responden a diversas stiltado la probabilidad de que ocurriese el delito.
concepciones que existen sobre el dolo, más precisamente sobre el La Cámara resolvió que en la conducta del imputado no exis­
dolo eventual. tió una volición directa ni indirecta de] resultado, y que tampoco
previó como posible la muerte de alguno de los numerales o ca­
§ 73. "El vuelo de bautismo"m detes, y a pesar de ello actúo hacia el resultado. Sostuvo quema­
nifestó una conducta altamente riesgosa, pero creyendo que el si­
H�chos probados: Según los considerandos del pronunciamien­ niestro no ocurriría.
to, el suceso tuvo lugar el 19 de setiembre de 2001, en oportunidad Disiente el tribunal con la resolución apelada en cuanto alude
en que se realizaba en la Escuela de Aviación Militar de Córdoba a una actitud subjetiva -interna-para distinguir entre la provoca­
(Argentina) e] vuelo de bautismo qt1e correspondía a determina­ ción de un resultado motivado en culpa o dolo eventual. Cree ]a
dos cadetes. Fue así que siguiendo un plan correspondiente a una Cámara que no es adecuado basar la decisión de fundamento del
orden del día, despegó del aeródromo una escuadrilla formada injusto en el aspecto subjetivo, sino centrarlo en el conocimiento del
por tres avione¡¡ Mentor: uno piloteado por el brigadier M., direc­ peligro, en la probabilidad de causación del resultado muerte, en
tor a esa fecha de la Escuela de Aviación Militar, quien conducía a ]a relevancia del riesgo afrontado. Entendió que para el imputado,
la cadete P.; otro, e] numeral izquierdo, comandado por el viceco­ al realizar un vuelo de bautismo no obstante la plena volición de
modoro C., que transportaba al cadete D. B.; y el numeral derecho emprender el vuelo, le era difícilmente cognoscible que el riesgo
conducido por el vicecomodoro S., llevando al cadete A. Las tres que corría era de consecuencias letales, porque no era la derivación
aeronaves habrían efectuado un primer pasaje de formación sobre razonada de su dinámica, obrando con la esperanza de que esto
la plataforma del aeródromo de la escuela, en dirección Este-Oes­ no sucediera, juicio que surge de no poder guiar de modo positivo
te, y seguidamente habrían girado a la izquierda para realizar un la acción. Por ello cabe conceptuar su accionar como imprudente.
segundo pasaje rasante con rumbo sur-norte, y fue allí que el nu­ Comentario: Corresponde analizar, en primer lugar, los argu­
meral izquierdo hizo impacto en la parte superior vidriada de la mentos de la parte acusadora y, haciéndolo, advertir que ella parte
torre de control de vuelo con la punta del ala, lo que provocó su ro­ de ]a convicción de que el acusado tenía conocimiento.
tura del ala, cayendo la nave e incendiándose. Murieron C. y D. B. La pregunta es:
Discusión: La Fiscal Federal promovió acción penal contra M.
calificando su accionar como homicidio simple con dolo eventual, ¿Conocimiento sobre qué aspecto de las circunstancias?
coincidiendo el querellante en que el imputado conocía que el cum­
plimiento de las reglas era indispensable y con su comportamien­ La respuesta: Conocimiento de que el cumplimiento de las re­
to flagrantemente antijurídico creó un altísimo riesgo perceptible, glas era indispensable.

237 CFed. de Córdoba, sala B, 30-3-2005, Revista Nova Tesis, noviembre de 2006, pp. Acerca de este punto, no era exigible una prueba especial, te­
153yss.
niendo en consideración la alta graduación militar que ostentabn.
TI
!29_ MAIICO ANTONIO TCRl<AGNI
DOLO Y CULl'A EN DERECHO PENAL 167
De la folla ele correspondencia ele ese conocimienlo con la obser­
tamiento flagrantemente antijurídico" es un dato gue -con relación
vancia de lo gue esas reglas 1J1anclan hacer, la acusadora extrajo
al caso-pudo o no tener incidencia para la concreción del resultado.
las siguientes conclusiones:
Si la primera de las alternativas hubiese siclo válida podría ha­
(a) Que el comportamiento fue flagrantemente antijurídico. ber conducido (o no) a la adecuación ele la conducta al tipo de ho­
(b) Que creó un altísimo riesgo. micidio (doloso o culposo) y si la segunda disyuntiva se eligiese,
(c) Que ese peligro fue perceptible. esa infracción de los reglamentos tendría que haber derivado en
(d) Que menospreció el resultado de muerte. sanciones de orden administrativo.

Corresponde examinarlas separadamente: (b) Creación ele un "altísimo" riesgo.


La utilización del adjetivo calificativo tiene importancia si está
(a) Comportamiento antijurídico. La falta de observancia ele los enderezada a coincidir con una ele las teorías vinculadas al dolo
reglamentos constituye, por sí, una infracción; de allí la aplicación eventual, según la cual es posible medir el peligro que represen­
del adjetivo "antijurídico". ta la acción para que el resultado llegue a concretarse. De manera
Por supuesto que, aisladamente y con relación al resultado ele que, siempre según ese criterio, hay riesgos mínimos, medios y
muerte, ello no significa otra cosa más que una elevación del ries­ máximos. Dicho de esta manera para evitar el absurdo de suponer
go -superior al permitido- ele utilizar un aparato volador. gue se puede establecer porcentajes, como si se creyese que pue­
Así incluso se desprende ele la manera en que están concebi­ de calcularse hasta el 25% corno leve, de allí al 75% corno medio,
dos los tipos culposos en el Derecho argentino. Sirva corno ejem­ y más allá como máximo.
plo el artículo 84,clel CP cuando alude a la ºinobservancia de los Sin embargo, es cierto gue es dable intuir la magnitud del pe­
reglamentos". ligro. Por ejemplo, una cosa es conducir un vehículo automotor
Sin embargo, para que pueda formularse la imputación objeti­ por una carretera a 80 kilómetros por hora y otra hacerlo a 180, ya
va falta comprobar que el riesgo, así creado, fue el que se concretó que la posibilidad de salir del camino y volcar o embestir a otro ro­
en el resultado. Incluso, y sin tener que acudir a la Moderna teoría dado o a un ciclista varían fundamentalmente en uno y otro caso.
de la imputación objetiva, el uso por el legislador (en el artículo Pues bien, las aludidas teorías vinculadas al dolo eventual afir­
del Código, antes citado) de la preposición "por" está indicando man gue cuando el riesgo de que el hecho se concrete es muy gran­
la necesidad de gue la infracción a los reglamentos constituya la de, teniendo en cuenta la inminencia, y el sujeto es consciente de
razón ele la ocurrencia del resultado. ello, si sigue adelante con su plan es porque toma a su cargo, da
Hasta en el cielito doloso podría comprobarse una relación si­ como cierto, que ello sucederá; esto es dolo.
milar, porque alguien podría haber comenzado los actos ejecutivos
Es posible que la parte acusadora, en el caso objeto de este co­
propios de la planificación de un homicidio y la muerte del sujeto
mentario, no haya especulado con esta concepción del dolo even­
pasivo acontecer por obra de un tercero ajeno al esquema ideado
tual y que sólo haya usado el adjetivo alto en su forma superlativa
por el que obró con la intención de matar. En un supuesto de tal
"altísimo", como recurso retórico.
índole (y prescindiendo de la posible punición de la tentativa) el
primero habría introducido un riesgo ilegítimo, pero el resultado
no habría estado conectado con aquél. (c) Percepción del peligro.
De manera gue, hasta donde es dable apuntar y contando sola­ La parte acusadora habló de un altísimo riesgo "perceptible".
mente con la lectura del pronunciamiento bajo examen, "el cornpor- Así dio por sentado que existía la posibilidad de darse cuenta de
la magnitud del peligro.
·168 tvJAIICO I\N10N/O Trnl<AGNI
DOLO )' Cl/L/'t\ EN DERECHO PENAL 169
La pregunta que cabe formular es: ¿Posibiliclacl genérica o po­
una que se pueda dividir por el tiempo o por la cantidad (artículo
sibi]iclacl para el imputado?
40 del CP argentino).
Si se elije e] primer término ele la relación significaría la opción
Los restantes argumentos de la acusación son:
por un elemento objetivo. Ello equivaldría a decir que en la rela­
Que el imputado no tuvo intención directa de delinquir.
ción correspondiente al ámbito de actividades de que se trata, el
Que de todas maneras tomó a su Ccrgo lo que representándose­
gran tarnafio del riesgo constituye un dato que debe ser abarcado
lo como probable en su conciencia, podía ocurrir. Que desencadenó
por el dolo del autor (en el caso del delito doloso) o debe ser teni­
la acción no por simple ligereza sino en un estado de ánimo repro­
do en cuenta para no planificar una actividad neutra so pena de
bable. Que constituye el punto de apoyo de] dolo, c1nte la even­
que un resultado no busrndo acontezca (caso del delito culposo).
tualidad del resultado, la probabilidad de que ocurriese el delito.
Si se optase por poner el acento en la posibilidad personal de
Hay que empezar el comentario por la falta de intención directa
percibir el peligro, el dato en e] cual centrarse es subjetivo, sin de­
de delinquir diciendo que, si hubiese existido, ello significaría que
jar ele estar puesto - corno es obvio- por ]a ley.
el imputado con la intención de matar al otro piloto y a su acom­
En el caso "Vuelo de baustimo" ]a tesis del dolo eventual re­
pafiante-en lugar de buscar una manera más sencilla de hacerlo,
quiere que el autor hubiese tenido no sobrnente la posibilidad de
hubiese urdido un plan para provocar ]a catástrofe.
percibir el peligro extremo sino también ele saber que él desem­
¿Por qué la parte acusadora no sostuvo semejante tesis?
bocaría -quizás-en el choque del avión contra la torre de control
Por increíble: porque para que exista dolo (cualquier clase de
y consecuente muerte ele sus ocupantes. Esto siguiendo las con­
dolo) tiene que haber conocimiento y voluntad de realizar el he­
cepciones del dolo que se cifien a lo intelectual. Si a esto se suma
cho típico.
lo volitivo -que es e] criterio más acertado-, correspondería pro­
Lo absurdo de una teoría que aludiese al desarrollo de un plan
bar que e] acusado decidió seguir adelante con el plan que se ha­
criminal de esa índole no impide que se sostenga -como en este
bía trazado no obstante esa convicción de que el resultado lesivo
caso-que si no hubo dolo directo sí existió el evenhial.
llegaría a darse.
Sin embargo, un razonamiento de esta índole tropieza con un
escollo insalvable, y es que se puede argumentar el conocimiento
(d) Menosprecio por la vicia ajena.
del alto riesgo tomando como base ciertas circunstancias probadas
No puede haber duela alguna que éste es un dato subjetivo
enla causa (como la condición de piloto, la experiencia, etc.), pero
que no constituye una circunstancia relacionada con el hecho tipi­
resulta imposible alegar en el sentido de que hubiese concurrido
ficado por la ley como delito de homicidio. Tanto es así que sigue
la voluntad de matar, auque más no haya sido corno una conse­
constituyendo delito de homicidio el matar a alguien por piedad,
cuencia que pudiese o no hacerse realidad.
y e] intérprete no diría que quien así procede lo hace porgue me­
Para disimular esa imposibilidad, la acusadora utiliza recursos
nosprecia la vida ajena.
no válidos en un proceso penal, corno son el de decir (si no hubiese
Por ello, esa circunstancia (si existiese y fuese probada) no ha­
habido alguna prueba que respaldase ]a afirmación) que por la con­
ría a la tipicidad de] hecho sino que estaría relacionada con la cul­
ciencia del acusado pasó la representación del suceso como proba­
pabilidad del autor.
ble, o que tuvo -en ese momento- un estado de ánimo reprobable.
Consiguientemente, primero debe haber adecuc1ción alt ipo del
Con respecto a lo segundo, puede entenderse como "estado de
delito doloso y luego, si no existe justificación ni concurren causas
ánimo reprobable" al propio dolo, como tipo subjetivo, pues el De­
de inculpabilidad, corresponderá tornar el dato del menosprecio
recho lo reprueba conminando con pena (siernpre que concurran
por la vida ajena para fijar el quantum de la pena, si es aplicable
los demás elementos del tipo respectivo) a quien obra con ese es-
no A•1Anco ANmNJO TrnnAGNI
Oow Y CULPA EN DEREC/1O PENAL 171
tado de ánimo. Sin emba1·go, el uso por la acusación ele esa figura
literaria no está dirigido a apuntar un elemento del tipo sino de la micilio, donde, tras preguntar por su hijo, subió al piso superior,
culpabilidad. De lo que resulta el mecanimo defectuoso: primero y por causas que se desconocen, cuando se encontraba en el cuar­
hay que encontrar la adecuación típica; más adelante -y en su ca­ to de baño, se produjo la explosión de aquel artefacto, causándo­
so-formular el reproche. le tan gravísimas lesiones y mutilaciones, que falleció en el acto.
Hasta aquí el comentario que merece la tesis del dolo even­ Discusión: Condenado por homicidio doloso, el procesado re­
currió en casación alegando que en ningún momento había actua­
tual. En cuanto a la de la argumentación de la Cámara, también se
apoyó en circunstancias subjetivas prácticamente indemostrables, do con ánimo de matar. El Tribunal Supremo español desestima
como la ausencia de una volición directa, la falta de previsión del el recurso declarando que el dolo eventual es "detectable cuando
resultado y la creencia de que el siniestro no ocurriría. Por supues­ el sujeto, representándose un resultado dañoso de muy probable
to que así argumentó para revocar el anterior pronunciamiento - originación, aunque no fuere directamente perseguido, le presta
que mantenía lo contrario-pero, sin proceder de manera negativa su aprobación, contando con su posibilidad y asurniéndolo en sus
respecto del dolo, hubiese sido suficiente argumentar en torno a efectos, sin refrenar sus impulsos criminales. La intensidad crimi­
la concurrencia de los elementos del tipo del delito culposo o im­ nal propia de esta especie de dolo eventual que le deslinda y se­
prudente (si se prefiriese la terminología corriente hoy en Espafía para de la culpa consciente o con previsión, estriba en la asunción
a partir de la letra del nuevo Código Penal). o toma a su cargo por el agente del evento dañoso emanante de
su comportamiento, proceso real de volición frente a un determi­
§ 74. "La cnrga explosiva ndherirla al c11erpo"288 nado acaecer. De ahí que en el concepto de dolo a que se refiere el
artículo 1 ° del Código Penal haya de entenderse comprendido no
Hechos: El procesado S., junto con otras personas, todos miem­ sólo el resultado directamente querido o necesariamente unido a
bros del llamado Ejército Popular Catalán, penetraron en una vi­ él, sino también el representado corno probable y, sin embargo,
vienda de Barcelona, donde se encontrnba B., de 77 años, conocido consentido. La consideración del artefacto explosivo adherido al
industrial, al que, tras colocarle contra su voluntad un aparato ex­ cuerpo del sefior B., de extrema e inusitada peligrosidad, plena­
plosivo en la zona toráxica de su cuerpo, le advirtieron que haría mente consciente de ello los infractores, llevando hasta su térmi­
explosión si intentaba despegarlo del cuerpo antes de su desacti­ no empresa tan minuciosamente urdida y aceptando sus posibles
vación previa, y después de poner en funcionamiento el disposi­ consecuencias, bien permite concluir la índole dolosa de su proce­
tivo eléctrico de dicho aparato le dieron a B., por escrito, las ins­ der, alejado y distanciado del meramente culposo o imprudente".
trucciones y precauciones que debía adoptar hasta que les hiciera Comentario: Resulta necesario desmenuzar las ideas conteni­
entrega de los quinientos millones de pesetas que le exigían para das en el párrafo que se acaba de citar.
su organización, dándole un plazo de veinticinco días, advirtién­
dole que sólo retirarían sin riesgo para él el artefacto que le habían (a) Representación del resultado como probable.
adherido al cuerpo si cumplía la exigencia de dinero que le habían La acepción del adjetivo probable que más se ajustaría a lo que
solicitado. Poco después, B., con el artefacto adherido a su cuerpo, en esta materia se quiere explicar es: se dice de algo que hay bue­
abandonó el piso que ocupaba y marchó con su automóvil a su do- nas razones para creer que se verificará o sucederá. Si se le agre­
ga -como lo hace la sentencia-el adverbio muy está denotando que
2ss Los supuestos de hecho de la sentencia son los que aparecen en el comentario de
Gimbernat Ordeig, Algunos aspectos de la reciente doctrina jJJrisprudencial sobre los las "buenas razones" para "creer" que el resultado "se verificará
delitos contra la vida (dolo eventual, relación parricidio-asesi11ato), en ADPCP, t. XLIII, o sucederá" son muchas. Dicho de otra forma: el sujeto tiene mu­
Fascículo JI, mayo-agosto MCMXC, pp. 421 y ss.
chas razones para creer que el peligro se concretará en resultado.
'IZ_2__ ivfAl<CO I\NTON/0 J'rnl<AGNI
DOLO Y CULI½ EN DrnECllO PENAL 173
Sin embargo, en el caso del que me estoy ocupando debió ha­
ber ocurrido lo contrar.io: los delincuentes debían haber tenido inminente. Con éstas introduce otra precisión, según la cual el dolo
(como que ellos prepararon el aparato para gue funcionase como requiere voluntad. En el caso del dolo eventual, voluntad de reali­
lo planificaron) buenas razones para creer que el resultado no se zar la conducta que (quizás sí, quizás no) puede desembocar en el
verificaría, pues de lo contrario no podrían haber obtenido esa can­ resultado al que se refiere la ley penal. El Tribunal encuentra esta
tidad de dinero. manifestación de voluntad en la decisión de poner en marcha un
De manera que, si lo que tribunal quiso decir es que los delin­ plan gue incluye la posibilidad de gue la víctima muera antes de
cuentes crearon un peligro tan extremadamente alto que ellos de­ tiempo, ya sea porgue el mecanismo de detonación falle -activán­
bían saber que la explosión podía acontecer, está reemplazando Jo dose-o porque la víctima no siga estrictamente las indicaciones que
que pasó por la mente de los autores por lo que pasa por la mente se le dieron. En el caso no hay duda que el plan incluyó la muer­
de los jueces. Los primeros creían que la muerte no se produciría te sujeta a condición, como que los delincuentes hubiesen hecho
accidentalmente; e·n cambio los jueces creyeron (claro que razonan­ estallar el artefacto si el industrial no hubiese querido (o podido)
do ex post) gue había muy buenas razones para suponer que el ar­ conseguir el dinero y entregarlo.
tefacto explotaría.
Si no hubiese habido prueba sobre el punto, esta decisión cons­ § 75. "Los disparos sin dirección precisa"289
tituiría un acto de puro imperio y, por Jo mismo, inconstitucional.
Hechos probados: A las 0:30 horas, en circunstancias en que el
11
(b) "Ap robación", "asunción", "aceptación "consentin1ien to".
,
imputado T. viajaba como acompañante en una motocicleta, co­
Constituyen, éstas afirmaciones acerca de aspectos subjetivos, menzó a efectuar disparos con un arma de fuego en forma reite­
que el Tribunal infiere a partir de lo repugnante de la conducta. rada y hacia todos lados, y a] pasar frente a un domicilio alcanzó
Son inferencias sem<cjantes a las que se hacían en la antigua Roma: a una mujer, A., que se encontraba en el interior de un automóvil,
in re ipsn. Se usan como recurso retórico, a falta de pruebas puntua­ causándole una herid a mortal.
les. Para más, en el caso, que el Tribunal haya argumentado como Discusión: La defensa adujo gue no existió por parte de T. la
Jo hizo encierra un contrasentido, pues si los delincuentes hubie­ intención directa de matar, ni siquiera se acreditó que se haya re­
sen aprobado la muerte de la víctima en las circunstancias en que presentado tal posibilidad. Predica la existencia del error en la sen­
aconteció, realmente poca inteligencia habrían tenido ya que así tencia, desde que el tribunal inferior no se pronuncia sobre lo que
desaparecía la posibilidad de obtener el dinero. De manera que, T. efectivamente previó, sino que se satisface con lo que resultaba
lejos de aprobar el hecho que muriese, aprobaban el hecho de que previsible de conformidad con su acción. Advierte que incurre en
siguiese viviendo, por lo menos hasta gue la víctima cumpliese con error cuando infiere el dolo eventual de ]a indiferencia del imputa­
sus ilícitas pretensiones. do revelada al accionar repetidamente el arma. Sostiene que T. no
vio ni supo de la existencia de la víctima y que "si hubiera queda­
(c) El "tomar a cargo" (por el agente) el efecto dañoso como do probado que T. vio a A. y aún así disparó, estaríamos ante una
decisión constitutiva de un "proceso real de volición frente a un situación muy distinta". Afirma ]a arbitrariedad de la sentencia,
detenninado acaecer". porque no dice en qué se funda para sostener que el hecho proba­
En este razonamiento se encuentra el meollo de la cuestión: do debe calificarse como homicidio simple y no como homicidio
Con las frases anteriores, el Tribunal esbozó tin criterio según el culposo. El error consiste en que el fallo cuestionado no se pro-
cual parn que haya dolo es necesario el conocimiento del peligro 289 CSJ de Mendoza, 24-4-2006, publicada en La Le)\ S11ple111enlo de Derecho Penal y
Procesal Penal del 29-9-2006, p. 56, con mi comentario.
'17•1 A,JANCO ANTONIO TrnnAGNJ
00LO Y CULPA EN DENEC/1O PENAL 175
nuncia sobre Jo que T. efectivamente previó, sino que se satisfa­
ce con lo que restdtaba previsible de conformidad con su acción. sa, que consiste en la numerosa reiteración de los disparos". En la
Hace referencia al elemento subjetivo dolo: "La sentencia abdica formulación ele esta premisa no se advierte violación a las reglas
de la necesidad de probar la existencia del mismo limitándose a del pensamiento, ni de la experiencia o de la psicología: adviértase
objetivizar su contenido, y sustituyendo dicha comprobación por que si un sujeto desde un ciclomotor en movinliento efectúa dis­
una mera construcción dogmática que no es útil para justificar el paros en repetidas oportunidades, hacia un grupo de personas, no
tipo penal escoge". se puede sostener válidamente que el individuo actúa con culpa o
El dictamen del Procurador General de la Suprema Corte de imprudencia; de los propios actos ejecutados surge el dolo even­
Mendoza se expide por el rechazo sustancial de los agravios esgri­ tual: ser consciente del alto poder ofensivo de un arma de fuego,
midos. Expresa, entre otros argumentos: "El retrato del momen­ que es disparada reiteradamente, hacia un grupo de personas,
to en el que ocurrió el hecho violento alcanza para descubrir dos nos ubica sin ningún viso de arbitrar.iedad en el ámbito del dolo
circunstancias esenciales para dilucidar la estructura psíquica del eventual, porque el acto objetivamente revela el desprecio o indi­
acontecimiento, a saber: la intención directa del autor en dirigir sus ferencia hacia la producción del resultado. El defensor se esfuerza
disparos de arma de fuego hacia otras personas, y a la vez cierta alegando la existencia de culpa o negligencia, pero tal esfuerzo se
indiferencia o aceptación de que esta conducta, por circunstancias desvanece frente a los hechos acaecidos objetivamente: no puede
objetivas previsibles, pueda provocar el deceso o la lesión del des­ existir violación a una norma de cuidado cuando el sujeto reitern,
tinatario. Es más la modalidad del hecho analizado refleja para el repite, la conducta que resulta finalmente lesiva para los bienes
sentido común (reglas del pensamiento humano) la representación jurídicos protegidos.
y asentimiento 1el resultado letal que el disparo de arma de fuego Comentario: Lo que primero llama la atención es que se haya
está capacitado a provocar en cualquiera de las personas presentes planteado el debate en torno del dolo eventual. Influyó segura­
en aquella ocasión. El imputado, que dispara un arma de fuego nu­ mente para que así fuese que la defensa abogase a favor del reo
merosas veces hacia la corporalidad de varias personas, al menos en pos de la calificación del hecho como homicidio culposo. Ello
se representa la probabilidad del resultado lesivo a los destinata­ seguramente condujo a los magistrados a la necesidad de salvar
rios de las detonaciones, por lo que, cuando ejecuta la conducta, el escollo (para considerar la existencia de dolo directo) de que las
quiere o acepta la peligrosidad o riesgo de su actuar, es decir, la balas salían hacia cualquier parte. Aparentemente de ello se des­
lesión y muerte a posteriori concretamente inferida". prendería que el acusado no tenía intención de matc1r, concreta­
A su turno, la Corte confirma la sentencia argumentando, en mente, a esa mujer.
síntesis, que el sentenciante afirma que el imputado actuó con dolo Sin embargo, corresponde apuntar lo siguiente y en términos
eventual, desde que disparó en forma reiterada hacia donde se en­ generales: Que el autor no tenga seguridad de que logrará su ob­
contraban varias personas, de lo que se colige que se representó la jetivo no elimina el dolo directo. Si alguien efectúa un disparo, en­
posibilidad de matar o herir a c1lguien. Ello por cuánto era cons­ contrándose a gran distancia de la víctima, quizás dude sobre si le
ciente de que disparaba un arma de fuego, elemento de alto po­ acertará o no. Pero el dolo no será eventual, sino directo. Parece un
der destructivo, y que lo hacía en dirección a las personas que se juego de palabras, pero puede ilustrarse la idea anterior diciendo
encontraban en el lugar. No obstante, siendo consciente de ambos que puede haber dolo directo con resultado eventual.
extremos, continuó disparando contra las personas, de lo que se Precisamente lo que confunde es la denominación de este tipo
evidencia actuó con indiferencia en relación a la producción del de dolo como eventual, pues alguien puede creer que lo eventual es
resultado, "lo que surge al repetir varias veces la conducta peligro- que se produzca o no el resultado, corno aparenta haber ocurrido
en este caso de "Los disparos sin dirección precisa". Pero la even-
176 MAIU'CJ I\NWN/0 TrnNAGN/
DOLO )' CULPA EN Drn[C110 /1 1:Nt\L 177
tualiclacl ele la ocurrencia ch?] rl?sultaclo juega ele otrn manera en el
terna: el autor debe trnznrse un plan que incluya la posibilidad de en persecusión de ellos, quienes en un primer momento trataron de
que el resuHaclo aconlezea. esconderse; luego, abandonando su propósito de robo, salieron del
La parte sustancial del plan puede consistir en una conducta edificio. Mientras caminaban, R. les impartió la voz de alto y ante
delictiva o en otra que no ]o sea. la indiferencia de los perseguidos disparó en dos oportunidades.
En el primer supuesto, el de la conducta delictiva: Si lo que el A partir de allí, los delincuentes corrieron hasta un automóvil en el
sujeto proyecta es disparar un arma contra una persona, puede que abandonaron un bolso con herramientas y se fueron. Durante
ocurrir que no tenga intención de herirla y hasta aquí la conducta ese lapso, en el que los fugitivos subieron al auto y escaparon, R.
se adecuará a la previsión de] artículo 104 del CP argentino; pero disparó en cinco oportunidades más, matando a uno.
si de las características del suceso se desprende que el plan de] au­ Discusión: El Tribunal Oral en lo Criminal N º 14 condenó a R.
tor incluye la posibilidad de que la muerte acontezca, habrá homi­ por homicidio con dolo eventual.
cidio con dolo eventual. La defensa interpuso recurso de casación sosteniendo que la
En'el segundo supuesto, el de la conducta penalmente neutra: conducta encuadraría en el artículo 34.6 del CP argentino. Argu­
Si lo que el sujeto proyecta es huir ele la persecución policial con­ mentó, entre otras razones, que fallas ele interpretación desembo­
duciendo un automóvil a gran velocidad y su plan incluye la po­ caron en la equivocada conclusión de que R. tuvo la voluntad de
sibilidad de embestir a cualquiera que se le interponga en su mar­ herir o matar, cuando es claro que sólo tuvo la intención de detener
cha, las lesiones o muertes que de aquella decisión deriven serán la fuga de los delincuentes y frustrar la consumación del robo. En
dolosas; con dolo eventual. cuanto a lo que denominó "ausencia de dolo homicida", sostuvo
Volviendo al,caso "Los disparos sin dirección precisa", ]a Corte que la calificación ele la conducta como homicidio con dolo even­
resuelve que los disparos fueron dirigidos hacia un grupo ele per­ tual se apartó del dictamen pericial, que determinó que R. apun­
sonas y que de los propios actos ejecutados surge e] dolo eventual. tó siempre su arma en línea descendente, lo que demostraría su
Hasta aquí podría estimarse ql1e no ciaba respuesta a los cuestio­ falta de intención de herir o matar, y más aún, sería una circuns­
narnientos de la defensa acerca de ]a falta ele pruebas acerca de la tancia demostrativa de su "actih1d de evitabi1idad del resultado".
concurrencia del elemento subjetivo, pero la Corte alude al terna, De haber tenido un designio distinto, los disparos los habría pro­
deduciéndose de sus palabras que el conocimiento por el reo de la ducido mucho antes, y directamente hacia los cuerpos. Por ello, el
rea] naturaleza de la situación se deduce ele que estaba utilizando resultado no fue previsto por el autor, ni pudo haberlo sido; antes
un elemento de alto poder destructivo y la voluntad de realizar, bien, fue producto del azar, lo que de ninguna manera puede ser
ele concretar el hecho, deriva de haber dirigido los disparos con atribuido a título de homicidio doloso.
dirección a las personas que se encontraban e incluso haber insis­ La Cámara rechazó el agravio referido a la justificante argu­
tido engatillar el arma. mentando que en el momento en que se efectuaron los últimos dis­
paros la agresión había concluido.
§ 76. "La persecución fata/"29º Sobre la cuestión del dolo eventual repasó la argumentación
del Tribunal, en cuanto Je atribuyó a R. la conducta homicida a a
Hed1os probados: Alas dos de la mañana, R. ingresó al hall del título de dolo eventual, por entender que poco importa si "aceptó",
edificio en el que vivía y, al notar la presencia de dos extraños, subió "consintió", "se conformó", "le fue indiferente" o si "no deseó" la
hasta su departamento de donde extrajo un arma de fuego y salió muerte de B., "pues la irracionalidad de su plan salta a la vista ante
la magnitud del peligro creado y esto debería haber bastado para
290 C.Nac. Casación Penal, sala 1 "., 3.10.2005, Ranno, Carlos A., Lexis Nº 35002869.
que desistiera de él, procurando la actuación de la autoridad po-
178 /v1AllCO J\NTONIO]_'r,1rnAGNI
Dow y CULPA EN DEREClJO PENAL 179
licia] parn la detención ele los fugitivos". Esta afirmación fue pre­
cedida de un cletaliaclo an!ílisis ele la evolución cloctrinmia acerca pa estriba en determinar si el hecho típico está cubierto por alguna
de las distintas teorías sobre conJigurnción del dolo eventual, tras causa de justificación. Al final, descartada cualquier circunstancia
lo cual el Tribunal se adhirió a la tesis más restrictiva que postula que determine la impunidad del autor del hecho típico (de entre
las que menciona el artículo 34 del CP), se entrará a considerar si
una concepción del dolo eventual con reducción considerable ele
corresponde formular reprod1e al autor.
las exigencias de acreditación del elemento volitivo. También tuvo
Siguendo este método resulta que, para decidir que alguien ha
en cuenta la confesada intención del imputado de evitar la fuga,
actuado en legítima defensa, el intérprete antes debe determinar
descartanto la culpa con representación, puesto que para que esa
cuál es la adecuación típica que corresponde. Consecuentemente,
confianza, que es un estado subjetivo, tenga entidad excluyente
y pese a las consideraciones que merece la teoría de los elementos
del dolo debe corresponderse objetivamente con las circunstan­ negativos del tipo, la conducta de quien mata en legítima defensa
cias del hecho, es decir que se tenga el completo dominio de la si­ se adecua al tipo del delito de homicidio doloso o al tipo del ho­
tuación, lo que no se observa en la especie si se tiene en considera­ micidio culposo, en su caso y dependiendo de cómo hubiese sido
ción la complejidad de las circunstancias de actividad de quienes el suceso.
huían, primero a pie, luego el movimiento del rodado, la rapidez En el proceso en examen, la defensa argumentó que la perso­
con que se sucedieron los hechos y el tiempo necesario para con­ na a quien asistía no tuvo voluntad de herir o matar sino que la
jurar el peligro. intención fue detener la .fu ga y frustrar la consumación del robo.
La Cámara argumenta que R. tiene un hábil manejo de las armas En la frase precedente aparece la discordancia entre voluntad y
y que, en el caso, los proyectiles tuvieron un movimiento descen­ motivo: la primera vinculada a la tipicidad y el segundo a la culpa­
dente, con dirección a las ruedas del automotor y no directan1ente bilidad. Para intentar detener la fuga y frustrar la consumación del
.hacia los ocupai1tes, mas aún cuando el disparo letal también ha­ robo (motivo), el acusado adoptó la decisión de disparar un arma
bía tenido esa dirección, aunque el lugar del impacto foe distinto de fuego para alcanzar con sus balas a los malhechores (voluntad).
-a mayor altura-en virtud del desplazamiento hacia atrás del ve­
hículo. "Estas circunstancias permiten deducir que la 'confianza' (b) Evitación del resultado.
del imputado enla no producción del resultado lesivo no se basaba El argumento esgrimido por la defensa (el imputado apuntó su
en una mera subjetividad, sino en factores objetivos que sustenta­ arma en línea descendente, lo que sería una actitud demostrativa
ban racionalmente su suposición". En definitiva, calificó el hecho de que quiso evitar el resultado) sugiere una cierta relación con la
corno homicidio culposo. Teoría de Kauffmann. Empero Kauffrnann sustenta la idea de que
Comentario: Estará orientado hacia los diversos ternas que apa­ en el curso de una actividad riesgosa el sujeto debe realizar alguna
recen mencionados en el resumen precedente. acción positiva tendiente a evitar el efecto. En el caso en examen
ese criterio es inaplicable, pues la única conducta que posiblemente
(a) El elemento subjetivo de la legítima defensa en su conexión hubiese demostrado la voluntad de evitación habría sido no apuntar
con el dolo. y que el resultado muerte hubiese sido el producto de un error. Y
Según el esquema del Código Penal argentino, esquema que así la imposibilidad de aplicar la teoría deviene de la circunstancia
el intérprete tendría que seguir necesariamente para el análisis de de que desaparece el suceso tal corno se presentó.
cualquier caso, lo primero a dilucidar es si hubo acción en el sen ti­
do juridico-penal. Si la respuesta fuese afirmativa, el segundo paso (c) Confianza en que el resultado no se produjese.
es analizar en qué tipo penal encuadra la conducta. La tercera eta- La Cámara utilizó esta idea para descartar el dolo y afirrnar la
culpa. Como es natural, no podía declararlo así sin explicar qué
180 A,JAIICO I\NTONID Trn1<0GNI
DOLO Y CULPA EN DERECHO PENAL '181
elemento de prueba Je permitía adoptar esa determinación. Lo
identificó así: el imputado tiene un hábil manejo ele las armas. De to se representa el resultado como relativamente probable, y (6)
ello infiere -aunque no emplea el adverbio-que apuntó bien: a las incluye esa probabilidad (no el resultado a secas, sino la probabi­
ruedas del automotor y no directamente a sus ocupantes. lidad de resultado) en la voluntad realizadora. "Ello alcanza para
concluir que quien provoca tamaiias lesiones a un lactante, tales
La muerte, entonces y según el pronunciarniento judicial, se
que lo mantuvieron diez días en terapia intensiva, no sólo se re­
produjo porgue el coche se desplazó hacia atrás.
presentó el resultado como ciertamente probable, sino que inclu­
El razonamiento, desarrollado hasta el extremo, daría pie a las
yó esa probabilidad en su finalidad". La aceptación de la concreta
siguientes reflexiones:
probabilidad de que se realice el peligro es necesaria para el dolo
Si el imputado creó un riesgo desaprobado al utilizar un arma
eventual, pero sólo a condición de que no se exija la aceptación del
de la manera en que lo hizo (y por eso el Tribunal, sin decir.lo de
resultado delictivo, sino sólo de la conducta capaz de producirlo.
manera expresa, califica la conducta corno imprudente), el resulta­ En el dolo eventual hay probabilidad del resultado lesivo, mientras
do no habría sido la consecuencia ele aquel riesgo sino ele la apari­ que en la culpa consciente sólo hay posibilidad. La previsión debe
ción ele una circunstancia extrafia, corno lo fue el repentino movi­ situar el resultado como posible no como probable, pues en este
miento del vehículo hacia atrás. último caso surgiría el dolus eventunlis, Para los que recalan en el
De ser acertados ambos extremos de la relación, no se podría aspecto cognoscitivo o representativo, el dolo eventual se presenta
formular la imputación objetiva, originándose una situación un cuando el agente previó el resultado como sumamente probable, a
tanto paradoja] pues la conducta ele buscar el arma, perseguir a diferencia de la culpa consciente, en que basta la previsión del re­
los delincuentes, dispararles primero dos veces y luego cinco más, sultado como algo meramente posible, aunque improbable. Quien
no habrfo guarcl_ado conexión con el resultado y, por lo mismo, no actúa con dolo eventual, sabiendo que el resultado es al menos
podría haber sido subsumida en el tipo del homicidio culposo. posible, aunque pueda no quererlo, lo acepta y tolera, ya que cree
Porque, si no se quisiese emplear la terrninologia proveniente de que la procl ucción de tal resultado es aleatoria y que está fuera de
la moderna teoría de la imputación objetiva y sí el texto del artí­ su control. Su esencia se abastece de la consideración de posibles
culo 84 del CP argentino, la muerte no habría sido causada "por" efectos concomitantes no queridos que, empero, no hacen desis­
imprudencia. tir al autor ele su accionar. El dolo eventual exhibe tres elementos
constitutivos: 1) el peligro de realizar la conducta descripta en el
§ 77, "El bebé sacudido"291 tipo legal corno elemento volitivo; 2) la representación ele la serie­
dad de ese peligro como componente intelectual del injusto ele la
Hechos probados: Un infante de cuatro meses de edad fue víc­ acción, o sea la magnitud del riesgo o probabilidad de realización
tima del "síndrome del bebé sacudido", El acusado le produjo di­ de la conducta descripta en el tipo, y 3) la actitud de conformidad
versas lesiones en el cuerpo, en los ojos y en el cerebro, quedando del agente con la producción del resultado típiéo como factor de
ciego.• mayor culpabilidad ante la exigencia legal de respetar el bien ju­
Discusión: El Tribunal decidió encuadrarlo como delito dolo­ rídico protegido.
so, declarando -entre otras cosas-que la cantidad y calidad de le­ Comentario: También aquí corresponde desmenuzar los temas
siones que presenta la víctima de autos son compatibles con _una que aparecen en el resumen precedente.
actividad final dirigida a causar ese resultado y no con un actuar
imperito o negligente. Este tipo de dolo se da cuando: (a) el suje- (a) La gravedad de las lesiones.
En realidad, no tiene una relación estrecha con el dolo o con la
291 TOCr, N º 2 de Bahfa Blanca, 29-08-2005, "Astengo, Pedro A.", Lexis N º 35002146.
culpa esta referencia, pues de un suceso doloso pueden derivar-
182 MAHC () ANTONIO Trn1v1GNJ
Dmo )' CULl'A f.N Df.l�ECI!O PENAL 183

se lesiones leves y ele un hecho culposo lesiones gravísimas. Sin golpe no muy severo, dacio en la cabeza de un adulto, le c1carree
embargo el Tribunal cleclarn que, en el caso, ellas son compatibles complicaciones en su salud.
con una actividad final dirigida a causar ese resultado y no con un En cuanto a probabilidad, la palabra indica un paso más allá de
actuar imperito o negligente. El razonamiento, como se acaba ele la posibilidad. Sin posibilidad no hay probabilidad; pero lo contra­
apuntar, es deficiente y sólo se explica su uso porque un resulta­ rio no es exacto, ya que puede haber posibilidad sin probabilidad,
do corno éste, si se lo tratase como consecuencia de una conduc­ porque en este último caso, hay más razones (fundadas en la ex­
ta imprudente, dejaría aquél "mal sabor de boca" de que hablaba periencia) para creer que el resultado se verificará.
María del Mar Díaz Pita, en su tesis doctoral. Ella escribía que la Por último, la calificación de la probabilidad como "relativa",
calificación de hechos graves -como los que eLla usó como ejem­ no agrega nada al concepto probabilidad, pues ésta es -por esen­
plo-como culposos, "sea por un sentimiento de justicia, sea por los cia-relativa, entendiendo este último vocablo como indicativo de
principios tradicionales que inspiran nuestro ordenamiento jurí­ falta de certeza.
dico, sea por esa expresión de la racionalidad de nuestra cultura Volviendo al caso "El bebé sacudido", quizás la expresiones
jurídica, nos deja, por así decirlo, con mal sabor de boca. En tocios usadas por el Tribunal quisieron argumentar que el peligro de
estos casos hay algo más que un mero descuido, algo más que una provocar las gravísimas lesiones a un cuerpo tan pequefio fue ma­
falta de atención por parte del sujeto, algo más que una infracción yúsculo (la proximidad entre el riesgo y la concreción de ése en el
del deber objetivo de cuidado" 292_ efecto, mínima).
De todas maneras, los sentimientos del intérprete ningún pa­ En cuanto a que el sujeto se hubiese representado --;O no-ese
pel deben jugar al momento de resolver un caso, no obstante que riesgo, constituye uno de los aspectos del hecho que el Tribunal
sea tan horrible c_orno éste, en que se ha dejado ciego a quien había da por sentado pero no dice si para decidirlo de esta manera contó
nacido sólo cuatro meses antes. con algún respaldo probatorio. Quizás no. En este último supues­
to, la decisión no tendría fundamento.
(b) La representación del resultado como "posible", "proba­ Pero aún por vía de hipótesis, existiese la prueba de que efecti­
ble" o "relativamente probable". No deberían usarse esas tres ideas vamente pasó por la mente del irnputado la imagen de cómo que­
como si significasen lo mismo. Porque no es así. daría el infante luego de haber sido zamarreado, esto daría como
Posibilidad es la sustantivización del verbo poder y, para lo que presente el elemento cognitivo y restaría especular en torno de si
nos interesa en este momento, tiene como acepción que está expe­ aparece o no el elemento volitivo. Esto último si se aceptase que
dita la vía para .llegar a algo. el dolo se compone de conocimiento y voluntad. Por el contrario,
Como puede advertirse, apenas existe una conexión remota con interpretando que es suficiente la concurrencia del elemento in­
el terna del dolo eventual, ya que sólo sería imposible (im posibili­ telectivo, ya la cuestión (en el caso bajo examen) estaría zanjada.
dad, que es antónimo de posibilidad) llegar a un efecto recorriendo Pero aún en último supuesto subsistiría un problema: Desaparece
un camino que de ninguna manera conduciría al él. En términos la culpa con representación corno categoría dogmática.
más gráficos y a modo de ejemplo: No habría ninguna posibilidad Llevando el asunto al terreno de la ley penal argentina, y to­
(por lo menos al nivel de los conocimientos humanos actuales) de rnando como referencia el texto del artículo 84 del CP, de las cuatro
que alguien realice una acción destinada a conseguir que la energía alternativas que éste exhibe (imprudencia, negligencia, impericia e
del sol se extinga. En sentido contrario: Pero por lo menos habrá inobservancia de los reglarnentos o deberes a cargo del autor), por
una posibilidad, entre infinitivas alternativas opuestas, de que un obra de la interpretación quedaría sólo la negligencia, pues en las
292 Díaz Pita, María del Ma1� El dolo eventual, Tirant lo Blanch, Valencia, 1994, p. 22. imprudencia, impericia e inobservancia de los reglamentos al su-
rn,1 N!t1UC'II t\NTON/0 TrnRAGNI
DOLO )' CULPA [,N ornrc/IO l'[NAL 185
jeto se le forma en la mente Ja imagen anticipada de lo gue puede
la voluntad del piloto (por ejemplo, las turbinas no funcionan) co­
llegar a ocurrir: el conducto,· de un automóvil, guien le imprime
rrespondería la imputación en grado de tentativa.
una velocidad muy grande en un lugar en gue hay ciclistas y pea­
Volviendo al supuesto de hecho "El bebé zarna,-reaclo", si hu­
tones andando por la calzada, se imagina que algunas personas
biese concurrido en el agente la representación del resultado, ello
podrían ser embestidas.
no sería suficiente -según ]as reflexiones precedentes-para califi­
Para la tesis gue sostiene gue es suficiente la concurrencia del
car el suceso como doloso: faltaría demostrar que existió la volun­
elemento cognitivo, si las lesiones o las muertes efectivarnente acon­
tad directa de matar al infante o condicional de que muera, corno
tecen, la adecuación corresponderá a los respectivos tipos dolosos.
consecuencia de la acción emprendida.
E incluso, llevando ese criterio hasta el final, aung11e los resultados
no se diesen (y esto debido a circunstancias ajenas a la voluntad
(c) Inclusión del resultado en la "voluntad realizadora".
del automovista) podría ser castigado por tentativa de lesiones o
La frase del título no debe ser utilizada como un mero recu r­
(y aguíviene otro problema derivado) por tentativa de homicidio.
so retórico, pues algo quiere significar y corresponde exan,inar e]
Lo escrito hasta aquí en orden a la imprudencia. En cuanto a
significado para, luego, aplicarla o no.
la impericia: Un médico puede encontrarse en la situación de no
Por "voluntad realizadora" se debe entender la decisión ele ha­
snber qué hacer respecto de la situación del enfermo y entonces de­
cer real (llevar a la práctica) Jo que se ha proyectado. En el caso" El
cide emplear cualguier procedimiento terapéutico, eligiendo uno
bebé zamarreado", tomar al infante y sacudirlo. Hasta aguí .llega
gue, lejos de beneficiar al paciente, lo perjudica. Quizás en el mo­
la voluntad realizadora.
mento de adoptar el temperamento pasó por la cabeza del médico
la imagen del fracaso de la ternpia gue instituiría. De seguir la te­ En cuando a la inclusión del resultado lesiones gravísimc1s en
esa voluntad realizadora, aguí e] argumento encuentra un obstá­
sis de gue el dolo es sólo conocimiento, las lesiones o la muerte del
culo enorme, constituido por la necesidad de que exista prueba
paciente acarrearían el encuadramiento del supuesto ele hecbo en
las respectivas figuras dolosas. Y si el enfermo se hubiese salvado de que el sujeto incluyó el efecto de las lesiones gravísimas en su
por circunstancias ajenas a la voluntad del médico (por ejemplo, plan de zamarrear al infante. Si esa prueba faltase, no habría unc1
posibilidad, procesalrnente válida, de calificare! suceso como do­
porgue antes de seguir las indicaciones que le dio consultó a otro
loso, porque la carencia no puede suplirse volviendo a mencionar
profesional, que le advirtió del error), la actuación del primero po­
dría ser calificada (siguiendo la corriente intelectual hasta el extre­ la gravedad de las lesiones pues-como ya he comentado-ese dato
mo) como tentativa de lesiones o tentativa de homicidio. objetivo puede ser común a los hechos dolosos o a los culposos.
En lo gue respecta a la inobservancia de los reglamentos: Si
(el) Aceptación del efecto o tolerancia por él.
el piloto de un avión de pasajeros no sigue las reglas impuestas
corno control de seguridad para el momento previo al despegue, Las palabras atan a quienes las emiten. Y esto aparece claro en
la sentencia que estoy comentando, pues tolemncia es la actitud de
en algún instante pasará por su cabeza la imagen de un acciden­
sufrir con paciencia. De darle esta acepción aparece que el sujeto,
te con consecuencias fatales, para él, para la tripulación y para los
lejos de estar de acuerdo (aceptar) sufre. Cualquiera fuere.la ma­
circunstanciales viajeros. Si el siniestro aconteciese, y el piloto se
salvase, conforme a la idea de que el dolo reguiere sólo conoci­ nera de entender ]as expresiones, lo que resulta cierto es que re­
sulta necesario probar la aceptación o la "tolerancia" con e] resul­
miento, el hecho encontrará adecuación en las respectivas figuras
tado lesivo, lo que no parece que hubiese ocurrido en el proceso
dolosas. Aquí también, llevada la corriente intelectualista hasta el
bajo examen.
e�tremo, si la catástrofe no aconteciese por circunstancias ajenas a

1
f
'18§_ MAllCO I\NTDN/0 ' EIW.AGNI
Oow r CUL/'A EN DERECHO PENAL 187
(e) Producción aleatorio o fuera de control del resu.ll ado. Siem­
pre vinculado al tema que estoy tratando, nlen es suerte (buena o de acción. Para elaborarlo, reflexiona y se da cuenta que, si lo lleva
mala) y a la suerte cae del cielo. a cabo de la manera en que se Jo propuso, eventualmente puede
En cambio, cuando se dice que un hecho queda fuera ele con­ conducir a que se produzca una cierta consecuencia. Se pregun­
trol, la expresión alude a que ha siclo generndo por alguien, y en ta: ¿sigo? Y responde "sí". En el momento que transcurre entre la
algún momento se le fue de !ns manos. formulación de la pregunta y la ele la respuesta, el sujeto - para
¿Qué importancia tiene esto para la interpretación que estoy no incurrir en responsabilidad pena] por un hecho doloso-tendría
realizando? Es la siguiente: Nunca un resultado, al qt1e se refirie­ que haber desistido de seguir actuando.
se el tipo de una ley penal, puede ser el producto ele la suerte, ya La cuestión dogmática estriba en si ese dilema se lo ha plantea­
que en este caso no podría formularse la imputación objetiva, pues do en su realidad psíquica el agente o si, por el contrario, se trata
faltaría la condición ele que el mismo riesgo creado por el autor sea de una exigencia externa.
el que se materialice el resultado. En el caso de que se sostuviese que la primera a. lternativa es la
En cuanto a la ausencia ele control, este es otro terna conflicti­ correcta, pues se trata de un dato del hecho (aunque subjetivo), la
vo, pues tal como está expresado en la sentencia, lejos ele avalar consecuencia es que, procesalrnente hablando, debe ser probado.
la tesis del dolo apoya la de Ja culpa, pues quien actúa con dolo Si se creyese en el acierto de la segunda parte ele la opción, ya
eventual es porque incluye en su plan al resultado accesorio. Si no la complejidad se agranda, pues tendría que existir algún respaldo
pudiese controlar su conducta así configurada, dependiendo de normativo para la elección. En el texto de Ja ley no se lo encuentra
por qué ello ocurriría, no habría dolo sino -en su caso- concurren­ y razonando tampoco la cosa es clara, pues tanto puede afirmarse
cia ele error de tipo. que el sujeto debió desistir de lo que planificaba -para no incurrir
Por Jo que·respecta a la culpa, la falta de control sobre el resul­ en un delito doloso-si es que previó el resultado posible; como ar­
tado posible demostraría que -efectivamente-hubo imprudencia, gumentarse que debió desistir de lo que planificaba -para no incu­
negligencia, impericia o que la falta ele control pudo haber sido su­ rrir en un delito culposo-si es que previó el resultado como posible.
perada observando estrictamente los reglamentos. Quiere decir que la falta de desistimiento no es dato que pueda
avalar la tesis del dolo en desmedro de la de la culpa, o al revés.
(f) Falta ele desistimiento. Quien Jea estas reflexiones, quizás quiera saber cuál es mi opi­
En la sentencia que estoy analizando aparece un nuevo recurso nión respecto de ]a resolución de los cinco supuestos de hecho ele­
que por la mera lectura del pronunciamiento (quizás ele] debate se gidos, pero corresponde una advertencia: Un jurista no debe expe­
hayan derivado algunas otras razones) también tiene connotacio­ dirse en determinado sentido sin haber vivido el proceso. Solamente
nes de retórica. Y es que se dice que la esencia del dolo eventual cabe subrayar que un caso como el último constituye un ejemplo
se abastece de la consideración de posibles efectos concomitantes que ilustra lo que he sostenido en las páginas precedentes: si no hay
no queridos que, empero, no hacen desistir al autor ele su accionar. pruebas que demuestren la existencia de los elementos subjetivos
Esta alusión a la falta de desistimiento se usa frecuentemente característicos del dolo, aunque quede "un mal sabor de boca" des­
por la doctrina y por la jurisprudencia en orden a la caracteriza­ pués ele una decisión semejante, no corresponde esa subsunción.
ción del dolo eventual; pero requiere alguna reflexión: no es sufi­
ciente repetir la frase. § 78. Co11clusio11es sobre el dolo eve11tual
Intentando comprender por qué se la ha empleado por prime­
ra vez, uno piensa en un hombre que tiene en su cabeza un plan Comencé estas líneas a partir de las eludas que afloran sobre si
el acudir al dolo eventual constituye un rt:!cu rso -en general-raza-
188 MAIICO l!NTONJo Trn,,,cN1
DOLO Y CUL/>A [N DrN[C/10 PENAL 189
nable y las conduyo diciendo c¡ue a lo .largo de por lo menos dos
siglos, la cloct,·ina y la ju l"isprudencia lo han usado; entonces, la § 79. El error sobre Las circunstancias riel lipa ol1jetivo: in per­
lógica indica c¡ue no puede ser gue todos hayan estado eguivoca­ sona, aben-atio ictus, dolus genera lis
dos. Por lo mismo, no constituiría un acierto sostener una posición
El error que se refiere a la identidad de la víctima (in personam)
terminante por la negativa.
el gue se produce cuando el autor, gueriendo producir un resulta­
Señalo sí, y finalmente, que si se guiere condenar a alguien di­
do determinado, da con su acción sobre un objeto distinto del que
ciendo que ha actuado con dolo eventual, esa sentencia será acer­
guiso alcanzar (aberra tia ictus) y aquellos casos corno el de A, quien
tada sólo en el caso de que se hubiese comprobado que el plan del guiere malar a B, lo golpea hasta creerlo muerto y lo arroja al río,
autor para alcanzar la meta directamente querida ha incluido la demostrándose luego que murió por asfixia y no a consecuencia
realización contingente del hecho al que se refiere la ley penal293• de los golpes (dolus genera/is) se rigen por la disposición del Códi­
Así, obra con dolo eventual quien dirige su voluntad hacia la go Penal que declara impune solamente los casos de error o igno­
concr�ción del resultado al gue alude el tipo penal, aunque éste no rancia de hecho "no imputables", de manera que, no tratándose de
constituya el objetivo principal de su decisión y el sujeto no tenga un error o de una ignorancia invencibles, aquellos errores no son
la seguridad de gue se produzca. Se tratará de un resultado con­ esenciales y, por consiguiente no elimina la imputación a título de
comitante probable. Será una segunda consecuencia de su acción, dolo. Solamente en las hipótesis de dolus genem/is -como la que he
un segundo propósito, gue no es el inmediatamente perseguido. utilizado a título de ejemplo-alguna corriente doctrinaria sugiere
El agente piensa en un segundo resultado accesorio y lo induye resolverla como de tentativa de homicidio culposo; solución gue
en su plan. no comparto pues no se adecua al precepto del artículo 42 del CP
Existe dolo eventual cuando el sujeto realiza una conducta con argentino sobre tentativa ni al del artículo 84 del CP sobre homici­
conocirniento de las circunstancias a las que alude el tipo objetivo dio culposo; tampoco al del artículo 54 del CP sobre concurso ideal
(acción apta para producir el resultado) y con voluntad de empren­ o al artículo 55 relativo al concurso real, según una u otra la forma
derla, aunque al autor no se le presenta corno una consecuencia de concurso en que esa línea de pensamiento propicia.
inevitable de su comportamiento.
Tiene importancia concentrar el análisis en los medios que el
agente emplea, pues ellos pueden demostrar que el plan abarca el
evento o, contrariamente, que ha incurrido en un error al elegirlos,
siendo este yerro lo determinante del suceso. Se deberá descartar
el dolo en este último supuesto.

293 Si bien no es exactamente coincidente esta reflexión, vale compararla con la idea
que se desprende del Lederriemenfal! ("Caso de la correa de cuero") resuelto en
1955 por el Tribunal Supremo alemán (BGHSt, vol. 7, pp. 363 y ss.), según el cual
puede darse dolo eventual incluso cuando el acaecimiento del resultado sea algo
gue resulte indeseable para el autor y, sin embargo, éste aprueba el resultado en
sentido jurídico cuando, de acuerdo con el objetivo gue ambiciona, necesariamen­
te, esto es, por no poder alcanzar dicho objetivo de otra manera, se cmúorma con
que su acción cause el resultado en sí mismo no deseado y, por todo ello, para el
caso concreto, lo quiere.
CAPÍTULO CUARTO
ESTRUCTURA DEL TIPO DEL DELITO CULPOSO

§ 80. Conducta típica. El concepto culpa

Según un criterio tradicional, guíen obra con culpa y con ello


causa un perjuicio a otro, se expone a enfrentar las reacciones de
la ley penal. Responderá, entonces, cuando incumpliendo el de­
ber de ser cuidadoso provoca un resultado sin que hubiese queri­
do ocasionarlo.
El obrar imprudente, negligente o imperito es aguél que no está
dirigido a causar el perjuicio que sufrió un bien jurídicamente pro­
tegido; efecto que el autor hubiese podido evitar de haber segui­
do las reglas de precaución impuestas para la protección de agué!.
Como puede observarse, se lo identifica a partir de una nega­
ción: la actih1d no es dolosa. Y esto, precisamente, lo gue le asigna
un menor grado de ilicitud, ya gue la intención aumenta el peligro
para el bien jurídico y confiere al suceso el significado de abierta
oposición a mantener el equilibrio precedente294.

§ 81. Culpa civil y culpa penal

La idea culpa se proyecta hasta nuestros días desde el fondo


de los tiempos: siempre estuvieron presentes ambos elementos: la
conducta descuidada y el resultad 0 295 . Se genera a veces 1·a obliga-
294 Conf. Mir Puig, Santiago, Significado y alcaJ1ce de la imputación objetiva en Dereclio
Penal, en Nuevas formulaciones en las Ciencias Peuales, Homenaje a Cla11s Roxi11, Fa­
cultad de Derecho y Ciencias Sociales , Universidad Nacional de Córdoba, Marcos
Lerner Editora, Córdoba, 2001, p. 61 ss. y p. 75 nota 39.
295 Culpa esf, quod, q11w11 a diligente provideri poterit, 11011 esset provisum, aut tum denun­
fiaf11111 esset, qm1111 perículwn evitare non possif. (Hay culpa cuando, habiéndolo po­
dido prevenir una persona diligente, no se previno; o si se advirtió cuando no po­
día evitarse el peligro. Paulo; Lib. IX, tít. ll, ley 3·¡ ).
·192 M..u1co I\NTONJO Trn1v1GNJ
J;)OLO )' CUU¼ EN DERECHO PENAL 193
ción de indemnizc1r y en otrns oporluniclc1des c1parece lc1 necesidad
de imponer sanciones ret1·ibu ti vc1s. Carrarn expuso con tocia la elocuencia de que era capaz, la ra­
No me detendré pc1ra exponer los antecedentes históricos de es­ zón de penar ciertos hechos culposos. Comenzó por sefialar que en
tas consecuencias, pero sí vale la pena recordar que la motivación estos supuestos hay un acto, previsto y querido, aunque no haya
(no directamente el resultado) era la razón del tratamiento distin­ intención con respecto al efecto no previsto ni querido. Advirtió
to respecto del acto intencional; y ello se indica en el Deuterono­ que para construir sobre esta base la imputación es necesario tener
mio para el caso de homicidio: Tres ciudades servirían de refugio en cuenta la posibilidad de prever el resultado no previsto ni que­
al hornicida "si mató a su prójimo sin querer, sin que antes fuera rido. Y agregó la idea del deber que le incumbe a todo hombre de
enemigo suyo ni ayer ni anteayer. Así, si uno va a cortar lefia en el emplear diligencia para prever las consecuencias indeseables de
bosque con otro y, mientras maneja con fuerza el hacha para derri­ sus actos propios: "Con el mismo buen derecho con que el civilis­
bar el árbol, salta del mango el hierro y da a su prójimo y le mata, ta obliga al que ha incurrido en culpa a reparar el dafio privado,
éste huirá a una de las ciudades y tendrá a salvo la vida. Si no, el muy bien podía el criminalista obligarlo a la reparación del dafio
vengador de la sangre perseguiría en su furor al homicida, y si el social". Lo que legitima cualquier represión penal es que "en los
camino era demasiado largo, le a]C8nzaría y le heriría de muerte; hechos culposos concurre un dafio inmediato con un dafio mediato
y, sin embargo, ese hombre no merecería la muerte, pues que ni consistente en el mal ejemplo de los negligentes, y en la alarma de
de ayer ni de anteayer tenía odio" (XIX, 4,5,6). las gentes de bien, que produce una disminución palpable del sen­
Lo importante ahora es poder encontrar la razón última de por timiento de la propia seguridad, sentimiento que la función penal
qué, en algunos casos, la imprudencia deja de ser un acto ilícito debe proteger en forma especia]". Ello lleva a Carrara a exponer
meramente civil para pasar a ser un del.it a ¿qué la hace salir del sus "Principios absolutos": 1 º) Cuando hay responsabilidad 1no­
terreno civil para entrar al terreno penal 7 296 • ral, pero no daiio social, no es lícito castigar; 2º ) Cuando hay daiio
En principio, y como resu Ita obvio, está presente la importan­ social, pero no hay responsabilidad rnoral, tampoco se puede cas­
cia del bien afectado, porque no todos requieren una protección tigar; 3º ) Cuando hay responsabilidad moral y también daiio so­
pena.!. Pero, a los efectos de fijar la estructura jurídica del tema y cial, la represión es siempre legítima, con tal que sea lc1 adecuada297•
advertir respecto de posibles desarrollos doctrinarios incorrectos, A partir de estas premisas mis conclusiones son:
no está de más recordar que el injusto penal (por la consecuencia
jurídica), es un ilícito derivado del ilícito civil, de sus formas más (a) No hay acto ilícito que genere la obligación de indemnizar si no hay
graves; y por ese origen de cierta manera sigue participando del daño y si al agente no se le pueda imputar culpa 298;
(b) A la obligación de indemnizar se le suma una pena siempre que al
objetivismo del civil, en el sentido de que ambos norman un com­
daño particular (el que sufre la víctima) se le agrega la perturbación
portamiento en el cual el componente subjetivo no aparece tan cla­
que el hecho ocasiona para la convivencia sosegada.
ro como en los hechos dolosos. Empero, por razones políticas, se
considera conveniente reprimir ciertos casos con pena. Aunque así
Por ello, la norma de cuidado, como elemento constitutivo del
sea, para respetar el principio constitucional de que nadie puede
tipo imprudente, persigue la finalidad de evitar que se causen le­
ser castigado si el hecho no es manifestación de la libertad de de­
siones a determinados bienes jurídicos, motivando a los ciudada­
cidir, ese comportamiento debe estar conducido de alguna mane­
ra por la voluntad, lo que excluye cualquier forma de responsabi­ nos para que no incurran en tales conductas.
lidad objetiva en el terreno penal. Otra cosa es decidir si realmente se necesita castigar con alguna
de las sanciones propias del Derecho criminal, la acción descuida-
296 Ver sobre el tema, Cuello Contreras, Joaquín, Culpabilidad e i111prnde11cia, Ministerio
de Justicia, Madrid, 1990, pp. 96 y ss. 297 Carrara, Francesco, Opzisculos de derecho criminal, Temis, Bogotá, 1978, pp. 55 y ss.
298 Sin perjuicio de los casos de en que la ley civil impone responsabilidad objelivn.
'19•1 i11JAUc:'O ANTONIO Tc1rnAGNI
Dow )' CULI'A EN DERECHO PENAL 195
da de la que deriva un daño. La eluda siempre ronda, pues corno
resume HegeJ, es irrncional querer un mal -la pena-simplemente que procura evila,·. La norma subyacente a estas figuras penales
porque ya existía un mal anterior. Es imprescindible que alguna obliga a adoptar una conducta que evite consecuencias socialmente
razón más justifique la punición. Esta será el requerimiento de con­ indeseables. Cuando la ejecución coincide con ese mandato, signi­
jurar la perturbación que las consecuencias graves de una impru­ fica que se adecua a él, aunque sus consecuencias resulten lesivas.
dencia causan en el seno del grupo social. De esto se deduce que en la aprehensión de lo que es el delito cul­
poso no es determinante la mera provocación del resultado, sino
Con relación a este terna señalo de paso que alguna doctrina
que la circunstancia decisiva es el incumplimiento de las reglas de
contemporánea supera el esquema de la mera retribución apuntan­
cuidado que da lugar a la lesión. Se prohíbe esa particular forma
do que la pena sirve para Ja estabilización de expectativas que se
de actuar.
pueden abrigar en la vida en sociedad; éstas, en caso de defrauda­
Siendo así, la acción no se identifica por el mero uso del ver­
ción, no deben decaer sino que pueden mantenerse imponiéndole
bo causar (que emplea el legislador) ya que en este caso el verbo
un hecho en sentido contrario. Tal lo expresa Lesch, quien ilustra
no es el núcleo del tipo, porque el resultado no es parte de la con­
la idea'metafóricamente exponiendo el siguiente cuadro: "X va an­ ducta propiamente dicha, sino una consecuencia de que ella haya
dando por la calle con su cartera; él puede esperar ¡expectativa!-que sido descuidada, ya que una norma sólo puede prohibir acciones
se puede ir por ]a calle con una cartera sin ninguna traba. El autor humanas y no tendría sentido que estuviese dirigida contra una
Z, que roba la cartera de X, esboza el mundo de distinta manera: él simple mutación de un estado de cosas3ºº.
dice todo lo contrario, a saber, que no se puede ir por la ca Lle con Separar la acción (que no es cnusar) del resultado que el con,­
una cartera sin traba alguna. Mediante ]a pena se demuestra que portamiento provoca, tiene importancia, pues permite a su vez em­
el esbozo del mundo realizado por el autor Z no marca la pauta, y plear criterios de imputación objetiva, más allá de la causalidad,
que la expectati-;,a normativa que orientó el comportamiento de X entendida como un fenómeno natura 1 3° 1 •
es la vigente, tanto antes como después del actuar de Z" 299• No se me olvida que esta manera de considerar cuál es la ac­
Si trasladásemos esa concepción al ámbito del delito culposo, la ción típica, conlleva un margen de indefinición, pues si la aislamos
expectativa general -cuya concreción la ley respalda-es que todos de los demás elementos de la descripción legal resulta en extremo
se comporten de manera ta] que no incurran en descuidos genera­ insuficiente: el mero actuar no significa nada si no tiene la adicción
dores de resultados altamente lesivos. El que organiza su conducta de otras características especiales.
de manera contraria se encontrará con un sistema que, al reaccio­
nar, confirma la vigencia de la norma que la sociedad ha impuesto § 83. Complementos normativos
porque juzga que es la que conviene a sus intereses.
La calificación de la conducta como imprudente, negligente,
§ 82. Núcleo del tipo: Problemática del verbo cnusnr imperita exige añadir valoraciones que van más allá de las meras
expresiones incorporadas al texto legal.
Cualquiera fuese el fundamento que se le encuentre al castigo, Sobre este tema hay que recordar que Welzel utilizó la expre­
de todas maneras la ley amenaza con pena a quien actúa de manera sión tipos abiertos para indicar que en estas figuras la acción no está
imprudente, negligente o irnperita, derivando de ello el resultado 300 Cfr. Engisch, Karl, Zur "Natur der Sache" im Strafrecht, en Festschrift Jiir Eberhard
Schmidt zum 70. Geburtstag, Vanderhoech & Ruprecht in Géittingen, 1961, p. 102.
299 Lesch, Heiko H., l11tervenció11 delictiva e i111p11tnció11 objetiva, en A1111nrio de Derecho 301 V. Terragni, Marco Antonio, Autorf'a e intervención de terceros e11 el delito culposo, en
Penal y Ciencias Penales, Ministerio de Justicia, Madrid, tomo XLVIII, fascículo I, Nllevas Formulaciones en /ns Ciencias Penales, homennje íl Claus Roxin, Facultad de
enero-abril MCMXCV, p. 924. Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Nacional ele Córdoba, Marcos Lerner
Editora, Córdoba, 2001, pp. 447 y ss.
196 ¡\,J,rnco ANTONIO 'I'DrnAGNI
O0LO Y Ct/U'A EN DENECH0 PENAL ]97
deter,ninacla lega.lmente, sino que el juez tiene que completarlas
produce a raíz de una particular forma de llevar a cabo ]as prime­
para el caso concreto conforme a un criterio rector general que, se­
ras. Este mecanismo encuentra su explicación en que la sola cir­
gún las ideas que exponía, es el descrito por el§ 276 BGH: "actúa
cunstancia de crear un peligro no es suficiente: ese riesgo es el que
culposamente quien no observa el cuidado requerido en el ámbi­
tiene que concretarse en un efecto lesivo.
to de relación" 3º2.
Corresponde, sin embargo, agregar a esa idea las siguientes re­
La conclusión que se obtiene del examen acerca de la concurren­
flexiones: El riesgo, que se concreta en obra, debe ser aquél que Ja
cia de alguna de esas notas constituye la caracterización del tipo303 •
norma procura evitar. Si generar un determinado peligro no es un
Es preciso considerar con sentido crítico otra tesis: aquélla se­
comportamiento que esté autorizado, quien actúa de esa manera
gún la cual habría diferencias entre la acción del delito doloso y la
lo hace dejando de lado el deber de diligencia que le es impuesto
del delito culposo a partir de que, supuestamente, aquélla a la que
y, por ende, concurre uno de los elementos del tipo; sin embargo,
alude el tipo doloso se individualiza mediante su descripción y la
éste requiere también que el efecto (el que alude la descripción le­
acción del otro permanece primn fncie indefinida y sólo es posible
gal) se produzca. Sólo se podrá formular la imputación objetiva si
identificarla en cada caso, luego de determinar cuál es la conducta
el efecto es la consecuencia del mismo riesgo que se ha generado.
que origina el resultado""· Lo cierto es lo contrario: que la ley cas­
De manera que el ámbito de la prohibición abarca ambos aspectos
tigue como homicida por dolo al que mataren otro o como autor de
objetivos, a los que se agregan los subjetivos que también consti­
la muerte por culpa a quien por impnidencia, negligencia, impericia o
tuyen elementos del tipo del delito culposo. Como ensefia Girnber­
inobservnncin de los reglnmentos o deberes de su cnrgo cnusare la muerte
nat en el tipo tienen cabida todos aquellos elementos que integran
de otro no exhibe una diferencia respecto de las circunstancias fác­
la descripción de la conducta cuya no comisión se quiere motivar.
ticas objelivas 305 determinantes del deceso, ya que las posibilidades
La problemática de qué es lo que pertenece al tipo es la problemá­
pueden ser infinitas en ambos casos.
tica de cuál es la conducta que el legislador quiere evitar306 • Esto
Si es que existe una indeterminación en el segundo, ella no se
hace que, en razón de que la amenaza de aplicar una pena puede
encuentra en el modo en que el resultado se produzca, sino en la
inhibir el comportamiento negligente, todos ]os datos que lo iden­
falta de precisión respecto de en qué consisten la imprudencia, la
tifican están incluidos en el tipo.
negligencia y la impericia que exhibe la conducta. En suma: es ne­
cesario hallar el ámbito de protección de la norma en cada caso,
§ 84. Delitos culposos y delitos de riesgo
entendimiento que es lo que acota la ilicitud.
Los tipos de culpa punible no crirninalizan las acciones única­
Que los tipos culposos contengan como una de sus caracterís­
mente corno tales. Las acciones se prohíben porque el resultado se
ticas la concurrencia de un resultado material, tiene una impor­
302 Welzet Hans, Derecho Penal nlemáll, trad. Juan Bustos Ramfrez y Sergio Yañez Pé­ tancia decisiva para distinguir esta .manera de prohibir conductas
rez, Editorial Jurídica de Chile, 1976, pp. 187. Acerrn de las objeciones a esa doc­ de otras formas en que lo hace el legislador; por ejemplo, cuando
trina v. Balcarce, Fabián I., La desesperanzadorn cvo}ució11 del tipo culposo en el Derecl10
com¡mrado, en AAVV, en Nuevas Formulaciones ..., cit., pp. 447 y ss.
amenaza con pena la creación dolosa de un mero peligro307 • Si pa­
303 Jescheck, Hans-Heinrich, Tratado de Derecho Penal. Parte General, lrad. José Luis ralelamente también incriminase la conducta que generase el ries­
Manzanares Samaniego, 4ª ed., Comares, Granada, 1993, p. 223. go por imprudencia, extendería el poder de castigar del Estado de
304 V. Zaffaroni, Eugenio Raúl¡ Slokai� Alejandro; Alagia, Alejandro, Derecho Penal,
Astrea, Buenos Aires, 2000, p. 573. 306 Girnbernat Ordeig, Enrique, El sistema de Derecho Pc11n/ e/1 fa nctualidad, en Estudios
305 No son iguales en lo subjetivo, como que dolo e foiprudencia son construcciones de Derecho Penal., lª ed., p. 94.
jurídicas que tiene su origen en modalidades psicológicas diversas de las cuales 307 Sefiaian la tendencia de alguna doctrina a aproximnr la culpa a los delitos do!osos
devienen consecuencias que el Derecho valora negativamente. de peligro, Zafforoni, Eugenio Raúl, Alagfri, Alcjnnclro y Slokar, Alejandro, Derecho
penal. Parte ge11crnl, Edinr, Buenos Aires, 2000, p. 525.
l _()_!l_ M.,u1co /\ NTONIO TI:lrnAGNI
Dow y CULPA EN DERECHO PENAL 1 99
u n a m a n e rn tr n1 exage rn cl a q u e l os d es tinata ri os el e l a norma no
pod ría n sopo rta r, p u es l a a l tern a ti va úl tima sería i nhibir tod a ac­ Por mi parte es timo que un hecho de esa natural eza no consti­
ci ón, aun l a que estu viese vi nculad a de una manera remota con la tuilia un d elito imprudente sino un a infracción au tónoma que, para
posibili d ad de ca usar u n d año materia l3°8 • _ser punibl e, requeriría de una ley expresa qu e Jo contemplase; ello
en resguardo d el principio d e legalidad. Sin emb argo corresponde
§ 85. Delitos culposos y delitos de infracción de un deber es­ advertir qu e muchos tribunales, proced iendo de manera incorrecta,
pecial castigan l a mera infracci ón de un d eber corno si ella, por sí, reali­
zase el tipo del deli to impru d ente; y prescinden de la comproba­
En su m omento se plan teó la posibi l i d ad de qu e en algunos ción de si ella está conectada directamente con el resultado o no.
ámbi tos especiales -por ej emplo, p ara ciertas au tori d a d es, fun­ Una doctrina sos tien e que, para qu e se prod ujese la equipa­
cionarios o responsables de servicios o de equ ipos-haya otros ca­ ración entre el delito irnpru dente y el de infracción de un d eber
sos de au toría en d eli tos pu ros de resul ta do material, a dem ás d e ten dría que existir una norm a extrapenal previ sora de especiales
los d e, determinación objetiva del hecho; concretamente la q u e se d eberes d e cuidado, a la qu e se rerni tiese tácitam en te el tipo penal
deriva de l a infracci ón d e un deber especiaP 09-31 0 • De manera qu e del del i to impru den te y si esa norm a realmente pretendiese que el
cualquiera que ell a sea, y a unque no determin ase el curso ca usal, infra ctor responda pena lmente de todo resultad o (inclt1so aunque
ya su pon drfa la reali zación d el tipo. su produ cci ón haya si do sólo favorecid a, pero no d eterm inada ob­
308 Corcoy B i dasolo advierte acerca de los l ími tes que el legisl íldor no d ebe frnnquenr:
jetivamente por la acci ón infra ctora d el deb er, o aunque és ta ni si­
La concepción de la norma penal como norn1a de determ inación, en cuanto pre­ guiera haya influido causa l m ente en el resul tad o), cuya evitación
misa metorl oló8i cc1 repercute, básicamente, en lres é1S peclos del tipo de injusto se procuraba por tal regla y le habría si do especial men te encomen­
i mpru dente: 1.. El elemen to del lipa de injusto sobre el gue recnc la prohibición:
al sujeto no se le puede prohibir causar resultados, sino úni ca mente realiznr con­
d ada a ese sujeto. Sobre el punto opino que, siendo la exigenci a
ductas pel igrosas o no control n r peligros parn bienes ju ríd icos; 2. A l sujeto sólo se tan precisa y colocándose en un gra do m áximo de comprom iso la
le puede prohibir realizar aquel l os peligros que tenga, ex an te, la posibilidad de li bertad, la norm a a la que se alude ten dría que estar formul a da
evitar y el d eber d e conocer; 3. La determi na ción del deber de cu idado segú n los
poderes in d ividuales d el sujetos. Aspectos estos gue pueden resumirse en: a. La
exp res am ente por el tipo penal, y - por supuesto- ser d.i stin ta c1 l a
determinación del deber de cu idado en form a individual; b. La adopción de una d el deli to impru d ente.
perspectiva ex ante en el ju icio sobre el injusto; c. Diferenciaci ón de la perspecti va
ex ante -propia del ju icio sobre el injusto típico-y la ex post -propia del ju i ci o sobre
el tipo penal-(Co rcoy Bidasolo, Mircntxu, El delito impnrdcn te. Criterios de im pu ta­
§ 86. La co nducta desviada
ción del resultado, PPU, B a rcelom1, 1989, p. 36).
309 Luzón Pell.a, Diego-M anuel, La determ inación objetiva del hecho, en Anuario de De­ A veces se argumenta que la naturaleza del hecho imprud ente
recho Prnal y Ciencias Penales, tomo 42, fascículo l, M i nisterio d e Justicia, Madrid,
enero-abril 1 989, pp. 900 y ss.
está dada por la comprob ación de que una acción hipotética hubie­
310 Gómcz Benftez apunta u na postura de Roxin en el sentido que no es aplicable l a se evi tado el efecto, en tanto qu e la real lo produjo.
teorfa del d ominio del hecho a los deli tos imprud entes (Gómez Benítez, José M., Señalo mi di sidenci a con esa tesis y me a d elanto a apun tar que
El dominio del hecho en la autoná (Validez y !(mites) en A DPCP, Nº 3, Madrid, 1984,
p. 115). Los d elitos de deber específico, a l os que se refieren, pueden ser los del
en el hecho doloso también hay una acción d esviada y otra hipo­
funcionario público que, por imp1udencia, da lugar a que otro utilice ina decu a­ tética; ésta adecu ada a los requ erimientos del ord en jurídico. La
damente l os cau dales plibl icos en custodia, porque habl a Roxin QZ, 1966, 296.) de diferen cia esen cial no puede buscarse en otro lado que no sea el
los d elitos del cargo (A mtsverbrechen) y d ice que en tales tipos no es autor quien
domina el hecho, sino ya quien lesi ona el d eber específico extra penal real iza ndo
subjetivo, o sea comprob ar la d irección qu e imprimió la voluntad
el resul tado. Es decir que la realización del resul tado por quien estñ específica­ a la a cción. Por ello los componentes su bjeti vos del acto son valo­
mente obliga do por un deber, fundamenta la autoría, incluso si le falta el dominio rados de distinta manera : cuand o el hecho es producto de l a in­
del hecho al obligado por el d eber.
tención se lo castiga más severamen te, porq u e hay u n a búsqu eda
200 M..tlH t> ANTONIO TrnR,1GN1
Dmo )' CUU'l\ EN ornr.c110 PCN,\L 201
de que la consecuencin se concrete; en tanto, si la c1cción es des­
de un delito culposo y la omisión propia a la concreción del tipo
cuidadc1 no ocurre Jo misrno. El Derecho las considera de mane­
de un delito doloso.
ra diversa: por la índole del cornportarniento, ya que el resultado
Alguna doctrina ensefia que, como ocurre con los tipos dolo­
puede ser idéntico.
sos, también los culposos pueden ser de comisión o de omisión;
los p ri meros, entendidos a partir d e la constatación de la existen­
§ 87. Consideraciones sobre la omisión. La culpa como un caso
cia ele una actividad corporal.
particular de omisión
Por mi parte entiendo que toda forma de culpa, asumid a esta
idea en sentido amplio, contiene un e lemento negativo (la falta de
Prefiero utilizar aquí la palabra culpn y no la voz imprudencia
dilig en cia, de cuidado, de prudencia) que no d ebe confundirse con
pues, sin perjuicio de las razone s que ha tenido el legislador espa-
la omisión de la acción. Es posible una acción positiva sin el debi­
110! para elegir la segunda, la imprudencia aparece incompatible con
do cui d a do, tanto como una omisión, que demuestre la ausencia
la omisión: es el defecto de la prudencia, y ésta un a de las cuatro
de los resguardos exigidos, porqu e la falta de cuidado no afecta
virtudes cardinal es, que ens efia al hombre a discernir lo bueno de
el carácter comisivo del hecl10313 -314. En suma: coincido con quie­
lo malo, para actuaren concordancia. Es sinónimo de cordura, tem­
nes piensan que la tesis de la equiparación de la no ejecución ele
planza, moderación en las acciones; supone sensa tez, tacto, tino y
la conducta debida en la omisión y la no atención del cuidado en
sobre todo reflexión. El imprudente realiza acciones que no ha me­
la culp a penal es más confusa que útil, pues no pone de r elieve el
ditado previamente. Se dice que hace más que lo que debe, y eso
punto de partida del reproche penal-la realización típica-sino que
lo conduce a obr ar de manera arriesgada, precipitada o temeraria. hace referencia a la consideración del comportamiento del sujeto
Todo ello -y dejando momentáneamente de lado los desarrollos
como acción u omisión315 siendo que e s indiferente qué s entido ten­
doctrinarios q'ue pueden explicar de otra manera el tema-hace que ga la conduct a real d e l suj e to desde perspectivas extrapenales3"'.
sean conceptos contradictorios la imprudencia y la omisión como
La diversa interpretación se produce a partir d e qué akance
forma qu e puede asumir una actuación descuidada. se le da al concepto acción, corno primer elemento de la Teoría del
De todas maneras, desde antiguo se intentó explicar la natu­ delito317 : Se trata de un comportamiento humano, cuya estruclu•
raleza de la culpa corno un caso particular de omisión311 • Así, en ra p erman ece idéntica , sea e l tipo al que se ajuste doloso o im­
318
la doctrina alemana aparece repetidamente la ide a, ya que queda prudente. El concepto es normativo sólo en la medida en que l'I
identificada la culp a como la omisión del deber objetivo de cuida­ Derecho excluy e de l campo de su int erés aqueI!os sucesos que 110
do, según la remisión que se hace al texto del § 276 BGB. constituyen una manifestación de la posibilidad que tiene el ho111°
Por ello deb ernos preguntarnos cuál es la nota común entre la bre de obrar como tal. Superada esa primera criba, la calificacltí11
culpa, cuando se manifiesta corno negligencia y la omisión, enten­
313 Bacig al upo, Enriqu e, Derecho Penal. Parte gc11cral, Hammurabi, Buenos Aires, l 1JU'/,
dida como una de las form a s en que el legisl a dor elabora los tipos p. 363.
penales. La respuesta es que subyace a ambas la exigencia de una 314 Como e nsella Jescheck, un caso especial d e vulneración del deber de omh1Mn 1 11
actuación positiv a312 que el sujeto imputado no asumió. La dife­ constituye la culpa por asunción (Übernahmeverschulden). Ver Jeschcck1 ob, 1 lt.,
II, p. 797.
rencia está en que la negligencia conduce a la concreción de l tipo 315 Corcoy Bid asolo, ob. cit., p. 64.
311 Ver Zaffaroni, Alagia y Slokar, Derecho Penal ..., ob. cit., p. 525. 316 Silva Sánchez, Jesús María, El delito de omisión. Concepto y sistema, 13osch, Bnfft•l11
312 Acerca de si esa actuación positiva es únicamente una actividad corporal percep­ na, 1986, p. 142.
tible desde el exterior ver Maurach, Reinhart; GOssel, Karl H. y Zipf, Heinz, Dere­ 317 V. Jorg e Barreiro, i\gustfn, La i111prnde11cia punible ... , p. 33, el relato aceren dt1 In 11'
cho Penal. Parte general, trad. de la 7� ed. Alemana de Jorge Bofill Genzch y Enrique ducción del concepto de ncción a la foz nega tivn y el pnso del conceplo ge1wrnl d 1 1
Aimone Gibson, Astrea, Buenos Aires, 1995, t. 2, p. 222). acción al de ncción tfpicn, con referencias doctrinnlcs.
318 Conf. Bustos Rnmírcz, Junn, Culpa yfi11nlidad ... , p. ,JG,
202 MAUCO ANTONIO 'l'rnHAGNI
DOLO )' CULPA EN DEJ\ECHO PENAL 203
de .la conduela corno do.l osa o impruclenle resultará que se adecue Es que el problema de la causalidad en el ámbito jurídico-pe­
a alguna de las disposiciones legales. Corno exp.lica Silva Sánchez, nal es, en realidad, la cuestión de la imputación de los resultados;
la omisión es ciertamente un "no hacer algo", pero éste no existe y ésta sí se resuelve con pautas provenientes, no del mundo de la
como tal en la realidad previa al Derecho Penal. Sólo surge en la naturaleza, sino del de los valores324 , lo que se hace especialn1ente
tipiciclad, como resultado de un juicio de imputa ción cuyo sustra­ notorio en la culpa penal y en la omisión; temas en los que lamo­
to es la conducta real del sujeto319 . derna teoría de la imputación objetiva aporta restricciones o pre­
cisiones para el análisis del tipo objetivo325 .
§ 88. Causalidad e imputación objetiva del hecho por omisión No obstante las dificulta des, el intérprete debe llegar a identi­
ficar que la concurrencia de un actuar positivo hubiese brindado
Aunque ya he mencionado este tema en capítulos anteriores, una posibilidad, rayana en la certeza, de evitación del resultado. No
no está demás repetir los conceptos, que justa mente tienen una puede tenerse en cuenta la inseguridad general inherente a cual­
aplicación precisa en orden a los delitos culposos. quier pronóstico teórico posterior, sino guiarse por la experiencia
Es inútil acudir a la teoría de la equivalencia de las condicio­ que demuestra que un determinado comportamiento hubiese teni­
nes320, ya que constituye una ilusión sostener que una condición do perspectivas serias de frustrar el desenlace lesivo. Exigir la certe­
que no se ha puesto hubiese evitado el resultado. Eso no hace más za absoluta haría desaparecer la responsabilidad penal por culpa326 .
que acallar la conciencia de que a]go se intenta explicar, en t an­
to realmente no se sabe cómo imputar a alguien sin que quede el § 89. Imprudencia y 01nisión impropia
margen de la dt1da derivado ele la falta de una indudable compro­
bación de la causa. Muchas formas ele culpa, fundamentalmente las de negligen­
Welzel sei'íala que la "teoría ele las condiciones" parte acerta­ cia, se manifiestan media nte la ausencia de una actividad corporal
da mente del concepto causa] ontológico321 , pero en el caso ele la de quien se encuentra ante la obligación de no dafiar determinados
omisión recurre al concepto de finalidad potencial 322, que no es bienes jurídicos. Esta circunstancia enfrenta con la necesidad de
una teoría de ]a causa.lidad, pues recurre a elementos valorativos indagar si las reglas de la omisión impropia327 tienen aplicación en
(de antijuridicidad) para determinar la relación entre la omisión esos supuestos o si, por el contrario, todo queda circunscrito a los
y el resultado323 . principios que son comunes a toda tipicidad por imprudencia328 .
Si la primera alternativa fuese la correcta podría argumentarse,
319 Loe. cit. por ejemplo, que si un médico derivase m1 paciente a un colega in-
320 Bustos Rarnírez, Juan, Bases críticas ... , ]982.
321 VVelzel, Hans, Derecho penal alemán, Editorial Jurfdica de Chile, Santiago, J 976, p. 324 V. Gimbernat Ordcig, Enrique, Delitos calificados por el res11llado y causalidad, Centro
66. de Estudios Ramón Areces, Madrid, 1990, pp. 99 y ss.
322 ldem, p. 277. 325 Sancinetti, Marcelo, La concepción subjetiva del il1Cilo e¡¡ su relación con la feon'a de la
323 También Bustos, en Culpa y finalidad ..., ob. cit, p. 44, en la que trata la postura de imputación objetiva, conferencia pronunciada el 27-9-96 en el Centro de Tnvestiga­
Welzel sobre el aspecto omisivo en los delitos culposos {pp. 44 y ss.) diciendo que ciones de Derecho Penal y Filosofía del Derecho de la Universidad Externado de
"en cierta medida pone en paralelo los delitos culposos y los delitos de omisión Colombia, p. 2.
impropios". Dice Bustos Ramírez: "Explicar la esencia de los delitos culposos como 326 V. Gimbernat Ordeig, Enrique, La ca11salidad e11 la omisión impropia y la llamada "omi­
una omisión signifirnría, lisa y llanamente, transformar el delito culposo en un de­ sión por comisión", Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2003, pp. 29 y ss.
lito de omisión (impropio). ¿Por qué, entonces, hablar de acción en los delitos cul­
327 Sobre el uso de la terminología comisión par omisión u omisión impropia, v. Mir Puig,
Santiago, Derecha Penal. Parle general, PPU, 3ª ed,, Barcelona, 1990, p. 325.
posos y prestar atención a la realización final (real)? Se está ante una contradicción
328 Como refiere Corcoy Bidasolo en la omisión el imperativo consiste en un deber de
insoluble. Y el desvalor de la acción, lógicamente, no reside en una omisión, sino
obrar eficazmente (wirken-sollen), y en la imprudencia, de un deber obrar eficaz­
en la acción misma o bien en la ejecución de la acción: en la forma y modo de la
mente mejor (besser-\!\firke11-sollen). (Corcoy Bidasolo, Mircnlxu1 El dclilo impnrdcn­
acción y en la elección de los medios".
te. Criterios de im¡mtnción del resultado, PPU, Barcelonn, 1989, p. 68).
20,1 A,tAIICO t\NTON/0 '/'r./<HAGN/
D01.0 )' CLJU'A r.N DERf.C110 Pf.NAL 205
capaz, c¡ue a su vez provocase un rtesultado .lesivo, el primero llega­
ría a cometer un clelilo culposo po,- omisión impropia, a raíz de la Sin embargo pnrece .innt?cesario rtecurrir 111 instituto de la omi­
posición de garante de prestar el tratamiento adecuado gue en su sión impropia 332, y11 gute un ec1so semejante 111 ele la derivación mé­
momento había asumido y la equivalencia, entre el defecto en c¡ue dica gue he utilizado corno ejemplo, se puede resolver con los pará­
incurrió el otro médico con el gue por sí mismo habría evidenciado. metros del deber de cuidado, que puede ser primario o secundario.
Conforme a una doctrina, la posición de garante en los hechos En el medio de las diversas maneras ele considerar el tema se
culposos se constituye por el simple hecho de gue el sujeto genera encuentran los discutibles supuestos acerca de la naturaleza comi­
un riesgo. Siendo así el deber de cuidado, entendido como obliga­ siva y de omisión de la imprudencia333•
ción de actuar prudentemente en situaciones peligrosas, vedaría Quienes encuentran un paralelismo entre imprudencia y de­
ir más allá del riesgo permitido. De acuerdo a esa manera de pen­ litos impropios de omisión, sostienen gue en ambos casos se trata
de la omisión de una acción, concepto c¡ue debe ser cuestionado
sar la conducta permitida crea un peligro abstracto de lesión para
porque lo gue en realidad ocurre es que el sujeto deja de hacer lo
un bien, jurídico; elio sitúa al sujeto en posición de garante frente
que la norma le manda; no interesa- obviamente-que esté hacien­
a ese bien jurídico en peligro. Concluye en gue la preexistencia de
do otra cosa. La omisión del cuidado debido no es una omisión,
un peligro previo a la intervención ele la norma penal es elemento
dicho esto con acierto, sino una propiedad de la acción 334 . De todas
común a toda realización típica de omisión y a un gran número de
maneras debe subrayarse la necesidad de que exista una obliga­
supuestos irnprudentes329 .
ción de actuar, jurídicamente impuesta. Así le será imputable un
Esa interpretación no es correcta. El deber de garantizar la in­
descuido lesivo en que el médico incurra durante la atención del
dem.nidad de un bien jurídico no se concreta en condiciones tan
paciente pero no la falta ele una advertencia oportuna gue, v. gr.
amplias, sino gue debe existir una norma jurídica gue lo establez­
podría haber hecho un observador ajeno al suceso al conductor de
ca de manera concreta. El autor debe responder ante una obliga­
una motocicleta quien, distraído mirando hacia un costado, está
ción jurídicamente impuesta ele c¡ue el resultado no acontezca330 . Si
por atropellar al peatón que cruza la calle.
no hay una norma jurídica gue lo exprese en esos términos -y el
Otro intento de compan1ción está en argumentar que en los
intérprete se remitiese sólo a la creación de un riesgo-no habría di­
delitos impropios de omisión falta una acción externa y en los de
ferencia entre el deber jurídico y el moral; distinción gue tiene gue
culpa hay carencia de una acción interna; es decir de la omi_sión
marcarse siempre, corno garantía individual insoslayable.
del esfuerzo de voluntad que es necesario hacer para prever un
Algunas especulaciones doctrinarias sugieren la posibilidad resultado previsible. Sin embargo, si en los primeros concurriese
ele c¡ue en la tipicidad culposa, vinculada al régimen de división dolo, la diferencia principal estaría dada porgue en ellos hay co­
de trabajo y al principio de confianza, haya una omisión impro­ nocimiento de las circunstancias objetivas del hecho y la voluntad
pia distinta a la de los hechos dolosos. Ella no estaría marcada es­ para lograr, omitiendo la acción ordenada, el resultado gue el sujeto
trictamente por la posición de garante y la equivalencia, sino por busca; mientras que en los otros hay dejadez de la observancia del
el deber de evitar el resultado lesivo gue el otro pueda causar, en cuidado que el acto requería para gue el resultado no aconteciese.
supuestos determinados por la previsibilidad y por la posibilidad
de dominar la situación 331 . 332 Hay que advertir, asimismo, que la asimilación total de la culpa penal a la omisión
impropia p odría conducir a la conclusión-equivocada-de que la res ponsabilidad
329 ldem, p. 75. por los hechos culposos se podría atribuir únicamente a los garantes.
330 Parágrafo 13 StGB. 333 Vid. Silva Sánchez, Jesús-María, El delito de omisión ... , ob. cit., pp. 200 y ss., donde
331 V. Jorge Barreiro, Agustín, La i111prudc11cin p1111ible..., ob. cit., p. 131, y sus citas de se adhiere a la tesis doctrinal dominante de apreciar delito comisivo, en los casos
Eberhardt. Schmidt. de concurso de realización típica comisiva y de omisión.
334 Silva Sánchez, lbidem, p. 205.
2Q_(j_ MAl!CO ANTONIO TtI<I<AGNI
Do1.o )' CLJLl'A EN DEF.[ClfO l'ENAL 207
En los supuestos dolosos el sujeto no hizo, ex pI'Dfeso, lo que debía
y en ]os culposos, hizo mal lo que debía hacer bien. Cuando alguna doctrina insiste acerca del momento ele omi­
De tocias maneras es cierto que en la culpa -y lo propio ocurre sión de la culpa sosteniendo que la prohibición exige omitir una
con ]os tipos de omisión-a una conducta externa se Je imputa e] acción, resulta notorio que emplea la voz omisión corno en la acep­
resultado únicamente cuando quien la adopta está especialmente ción de defecto, como falta, y en ocasiones la carencia puede ser total
obligado a realizarla. Esta comprobación pone ele relieve la rela­ o ser parcial y específica. Cuando el sujeto no hace absolutamente
ción que existe entre deber de cuidado y deber ele garantizar que nada incurre en un defecto, en una falta, en una ausencia total de
el efecto no tenga lugar, conceptos éstos que no siempre son fácil­ actividad, referida a lo que debió emprender. Si un médico deja
mente separables. De allí que, sin bien puede resultar útil trasla­ de atender a un paciente grave porque en ese momento tenía una
dar la idea de comisión por omisión al cielito culposo, esto será así cita para jugar golf, la omisión es total respecto de lo que debía
para subrayar que, en ciertos supuestos, es necesario identificar hacer y no hizo337 • Si el misrno médico acudió a la Jlarnada, aten­
cuál es la fuente jurídica ele la posición de garante. De todas ma­ dió al paciente pero dejó de efectuar un examen minucioso, el que
neras, aunque ello ocurriese, la inobservancia del deber ele garan­ hubiese permitido diagnosticar correctamente la dolencia, la falta
tizar rio es suficiente para constituir a quien en tal conducta hu­ revela una negligencia específica. Pero todas estas disquisiciones
biese incurrido, en autor del delito culposo, si no constituyese la derivan de entender literalmente el adagio omisión del deber objetivo
negl.igencia a la que alude el tipo. El pensamiento contrario deriva de cuidado, como refiriendo a un delito de omisión, siendo que en
en una especie de responsabilidad objetiva, corno alguna doctrina realidad al sujeto no se Je imputa haber dejado de hacer algo sino
adjudica al empresario que incumple las disposiciones legales de el haber creado, con su conducta inactiva, un riesgo no permitido
seguridad en el trabajo335 _ y sí abarcado por el fin de protección del tipo, que se concreta en
En cuanto a la llamada cláusula de equivalencia no funcionará en el resultad 0 . La imputación objetiva se formula a quien tiene el
338

este caso, ya que no se trata de que un comportamiento de omisión dominio del riesgo. La correspondencia de la omisión con el com­
equivalga a uno activo, para extender de esta manera el alcance portamiento activo se establece invirtiendo las exigencias: no es la
del tipo, pues ello no es necesario, ya que se trata del mismo tipo, ejecución, sino el no evitar el resultado lo que fundamenta la im­
conforme a la legislación prístina. putación objetiva. Además, el resultado debe ser la concretización
Si se buscase otra vía para captar la iniciativa de trasladar el
del riesgo generado por la dejadez.
instituto de la comisión por omisión al campo de la culpa, habría
que argumentar, como lo hace Hava que en el delito culposo el res­
ponsable del resultado será quien, mediante su comportamiento
§ 90. Violación del deber de cuidado. Deber de cuidado objeti­
activo, ha desestabilizado el foco de peligro preexistente transfor­ vo y subjetivo
mándolo de permitido en prohibido, o bien ha generado con su
descuido una nueva fuente de pelig:ro; y en la comisión por omi­ Deber es soportar una carga; carga que no se porta por plncer
sión culposa, deberá responder quien, por no adoptar una medida sino porque es colocada sobre alguien y se le exige sobrellevnrlo,
de precaución a lo que venía obligado, igualmente ha desestabili­
337 Si el profesional había iniciado la atención del enfermo la omisión de acudir pu­
zado un foco de peligro que, de haber aplicado dicha medida, se dría constituirlo en autor de un delito culposo. Distinta sería la sihrnción l1 1\ t'I
habría mantenido dentro de lo tolerable336 • caso inverso porque ni siquiera habría cometido una omisión de auxilio ,unlhlo
¡
(ver sobre el tema, Silva Sánchez, Jesús-María, Ln responsabilidad penal tic m1•1ltl'O
.335 V. Choclán Montalvo, José Antonio, Deber de cuidado y delito i111prude11fe, Bosch, Bar­ p or omisión, Avances de la Medicina y Derecho Penal, Edición de Santiago rvllr Pul1&t
celona, 1998, p. 72, cita 155. Publicaciones del Instituto de Criminología 1e Barcelona, PPU, Barcelonn, 1 UHR,
336 Hava García, Esther, Ln imprudencia i11conscic11te, Cornares, Granada, 2002, p. 166 pp. 125 y ss).
(con cita de ideas de Girnbernat Ordeig en Causalidad, omisión e impmdencia, ADP­ 338 Roxin, Claus, Derecha Penal. Parte general. Tomo 1, Funda111entos. La estruc/t//'ll d11 l11 /ff(J,
CP, t. XLVII J1994l, p. 40). n'a del delito, trnd. y notas de Diego Manuel Luzón Peña, Mi gu el Díaz y Gnrcfn ( '1111,
lledo, Javier de Vicente Remesal, Civitas, Madrid, 1 ª ed., 1997, reimpresión, p. ltlUU,
208 M,rnro I\NTON10 Trnu.AGNI
DoLo \' rw.l'A rn DrnEC110 11rNAL 209
Así se generil un vínculo enlTe el sujeto y la carga, que lo sujeta
a hacer: transportmlil; y a abstenerse: no dejarla caer. La antigua Ello adarn e.1 porgué ele la neccsiclacl de compmar la ilcción
acepción latina de la palabra deber derivada de tener339-fue sustan­ efectivilmente realizada y el cuidado exigido por la norma en el
tivada a finales del siglo XVl, ya dándole el sentido de obligación ámbito de la relación de gue se trate3'12•
1110ml. Se trata, pues, de una obligación y cuando el cump.lirniento En cuanto al deber de cuidado subjetivo, esta expresión es ]8
de ella es exigible constituye la necesidad jurídica -porque es coer­ que más se aproxima a Jo que desde la antigüedad se entiende por
cible el sujeto-de cumplir con algo; esto es, de hacerlo o de omitir­ culpa, ya que la amenaza penal es para quien no medita, antes de
lo: Obligntio est vinculum juris qua necessitate adstrigimur alicujus rei obrar, en el alcance de sus habilidades, y por eso no comprende la
so/vendne, id est, fnciendne ve/ prestadne. situación que enfrenta. La expresión deber subjetivo de cuidado refle­
En el terreno del delito culposo la esencia está en el requeri­ ja la incidencia de la manifestación de su voluntad vinculada con
miento jurídico de obrar con cuidado. Esto es con la atención indis­ un hecho cuyo acaecimiento no persigue.
pensable para no incurrir en error y generar, si así fuese, peligro. De todas maneras, esa disposición subjetiva es la contempla­
La etimología de cuidado, del latín cogitntum, pensamiento, re­ da por el tipo al incriminarla y no constih1ye todavía el objeto del
flexión; el uso medieval como pensar, p8Silndo luego a prestar aten­ juicio de reproche del cual resultará -en su caso-determinada la
ción y de ahí a asistir (a alguno), "poner solicitud (en algo)340, revela culpabilidad. Como que puede el sujeto haber dejado de guardar
la índole personal, individual, psíquica de la actitud; condicionada cuidado (conforme a lo que le es exigido personalmente según sus
externamente, ya sea por amenazas provenientes de la naturaleza, conocimientos y capacidades individuales, realizando así una con­
como por exigenciils que tienen su origen en la presiones propias ducta típica) y no ser culpable por estar constrefiida grandemente
de la convivencia.social. su libertad.
El deber de cuidado tiene facetas subjetivilS y objetivas, obser­ Según la doctrina que se desprende de las ideas de Welzel: sólo
vación que guarda correspondencia con los criterios intelectual y una vez que se ha constatado la faltil de observancia del cuidado
normativo a los que hacía alusión Welzel 341 : refiere a la actitud in­ objetivo (y el desvalor del resultado ocasionado por ella) se plantea
terna y a la atención impuesta por circunstm1cias externas vincu­ el problema de culpabilidad, es decir, hasta qué punto le puede ser
ladas a la vida en sociedad. Estas últimas le llegan a la personil (de reprochada al autor la falta de observancia del cuidado objetivo.
allí lo de objetivo) por lo que ella no puede hacer más que cumplir Respecto de este terna hay que recordar que para Welzel no
los requerimientos que, a tenor de ellos, se le impone. Esta última existe tipo subjetivo en el delito culposo. Con Jo cual resulta que
observación remite a la extensión de las exigencias: la sociedad (el un individuo, que sabe que está infringiendo el cuidado objetivo,
mecanismo creado por ella para asegurar su funcionamiento armó­ no realizaría una acción típica en el caso de haber obrado por coac­
rúco: el Derecho) permite que el individuo genere ciertos riesgos ción, porque no se le podría reprochar.
para los demás, pero cuando el peligro aumenta hasta traspasar el Mi manera de interpretar el tema es distinta: ese sujeto habría
límite de lo tolerable, lo prohíbe bajo amenaza de pena. realizado una acción típica, pero sería inculpable. Por ejemplo: el
conductor de un automóvil es asaltado y amenazado para que im­
339 Couture enseña que deriva del latín debeo, ere, compuesto de de y lwbere. Según sus prima una velocidad antirreglamentaria tal que le permita al de­
explicaciones, el sustantivo deber significó originariamente sólo una deuda material
(lo contrario de haber), adquiriendo más tarde el sen lid o moral (Couture, Eduar­ lincuente poder esrnpar de la policía. Acata la orden injusta, y en
do J., Vocabulario junrlico, Depalma, Buenos Aires, 1976, p. 199). el curso de la huida el coche atropella a un peatón y lo mata. Rea­
340 Corominas, Joan, Breve dicciqnario etimológico de la Lengua Castellana, 3ª ed., Credos,
Madrid, 1983, p. 184. lizaría el chofer el hecho previsto por el tipo del homicidio culpo­
341 Welzel, Hans, Derecho penal alemán, trad. Juan l3ustos Ramírez y Sergio Yánez Pé­ so, pero no sería penalmente responsable.
rez, Editorial Jurídica de Chile, 1976, p. 187.
342 Welzel, ob. cit., p. 191.
210 MAIICO ANTONIO TCIU<AGNI
DOLO Y CULPA EN DERECHO PENAL 211
.Ante esto co,-responc\e observnr que el desplazamiento, pro­
Lo último, a su vez, obliga a considerar las capacidades indi­
ducto ele las investigociones ele Welzel, ele la culpn como formn o
viduales del autor, por la incidencia que tengan las que no sean
especie de la culpabiliclacl ni tipo, requiere ubicar sistemáticamente
comunes a las de la mayoría de los congéneres, sino especiales.
los elementos subjetivos en un doble plano: en el tipo (como exi­
El cuidado, ya no como deber ante los demás, sino como res­
gencia ele que tocios quienes se encuentren en idéntica situación a
guardo ele los intereses propios, también juega un papel con rela­
la del autor utilicen su capacidad adecuadamente, idea que resu­ ción a la condt1cta de quien resulta lesionado en un hecho del que
me el verbo deber) y en la culpabilidad; juicio, este último, que re­ otro haya participado.
sultaní del examen acerca de si el autor contó con la alternativa de
actuar de otro modo, concepto que sintetiza el verbo poder3"3• Esta § 91. El cuidado debido ¿pauta general o exigencia individual?
estructura permite superar el error de creer que el injusto del delito
culposo se agota en la realización del resultado descrito en el tipo El tipo del delito culposo contiene una norma general que pro­
penal344, o que en los hechos culposos, dada su especial compleji­ híbe, bajo amenaza de pena, dai'íar por irnprudencia, negligencia
dad, ho es dable reconocer culpabilidad. Con respecto a la condi­ o impericia ciertos bienes. De ese mandato derivan tantos otros
ción ele un suceso como previsible, el que no lo haya anticipado como lo requieran las actividades sociales que generan riesgos,
mentalmente el sujeto pudiendo haberlo hecho, constituye un dato intentando conjurarlos.
ele la tipicidad de la conducta; no se le reprocha, sino se le señala345• Este último apunte indica que, según sean las empresas ele que
Apreciado desde ese punto de vista, el deber subjetivo de cui­ se tratase, habrá reglas imperativas de los deberes de cuidado que
dado corno elemento del tipo culposo tiene una doble frontera: en cada una de ellas sea necesario observar. Pero esos mm,datos
por un lacio, el ..dolo y, por el otro, la ausencia inevitable ele cono­ no están dirigidos exclusivamente a la persona del autor del hecho
cimiento sobre la posibilidad de desencadenar el hecho lesivo al culposo, sino a todos quienes se encontrasen en idéntica situación.
que se refiere la ley penal 346-347• En otras palabras: no son exigencias individuales sino que tienen
Dejando de lado el dolo, por ser la distinción obvia, en cuanto validez ergn omnes.
al otro límite, la falta de entendimiento será imposible de superar
si, sea cual hubiese sido el empei'ío del sujeto en lograrlo, no lo hu­ § 92. Emprendimiento o asunción
biese conseguido.
343 V. Hcwa Garcfa, ob. il., p. '113. A la evolución doctrinaria se refiere Corcoy Bid asolo, Quien no tiene capacidad para actuar sin que su conducta ge­
Mirenlxu, El delito imprnde11tc. Criterios de im¡mfncián del resultado, PPU, Barcelona, nere riesgo para los demás, debe abstenerse de hacerlo; lo contra­
1989, p. 214.
344 Corcoy Bidasolo, loe. cit. rio es imprudencia, como infracción de la obligación de hacer un
345 En sentido contrario, Choclán Montalvo, José Antonio, Deber de rnirlado y delito im­ examen de la situación antes de actuar.
prndente, Bosch, Barcelona, 1998. Estos conceptos vienen desde la antigüedad, porque siempre se
346 V. Hava García, La i111prudc11cia inconsciente, cit., p. 199.
347 Jescheck aprnüa: "El primer deber que se deduce de la exigencia general de cuidado consideró a la falta de prudencia como una de las formas de apari­
es el de advertir el peligro para el bien jurídico protegido y valorarlo correctamente, ción de la culpa punible, aunque es cierto lo que afirma Roxin en
pues todas las precauciones tendientes a la evitación de w1 daño dependen, en su
especie y cantidad, del conocimiento del peligro amenazante". Deber de cuidado
el sentido de que la figura jurídica de la imprudencia por empren­
interno, que Binding caracterizó como "deber de examen previo". De la posibilidad dimiento o asunción merece una investigación más profunda 348 ya
de advertir el peligro se sigue el deber de realizar un comportamiento externo conec­ que distintos temas se vinculan con ella; por ejemplo, el del error
to a fin de evitar ln producción del resultado típico (cuidado externo). Cita el caso
del guardarropa y la pistola RG 34, 91 (94). Así como el del conductor detenido por 348 Roxin, Claus, Derecho tJenal. Parte General. tamo J. Fw1da111e11tos. La estrncfura de la
la policía, que no deja puestas las luces de seguridad, BGH, 4,360 (363) (Jcscheck, teort'n del delito. Traducción y notas: Diego-Manuel Luzón Peña, Miguel Dfaz y
Hans-Hei..nrich, 1/'atado de Derecho Pe11al. Parte Ge11eral, TI, pp. 797 y ss.). García Conlledo, Javier de Vicente Remesa!, Civitas, Madrid, primera edición (en
Civitas), 1997, reeimpresión, 1999, p. 1038.
212 MA.Jlt'() /\NTON/0 'frnRAGNI
Dnw )' CULl'A EN Drn[C/10 l'[NAL 213
del individuo que c,·ee conocer las posibilidades de los medios que
va a utilizar y por ello acomete una tarea ele riesgo, consiguiendo za del juez y, cuyas recomendaciones acerca del diagnóstico y del
finalmente un resultado que no era el que esperó. procedimiento terapéutico que hubiese recomenclílclo, por tanto,
no podrá cuestionar350•
§ 93. El baremo del hombre ideal
§ 94. El tipo abierto. Normas específicas
Para examinar si el sujeto cuya conducta se juzga ha inobser­
vado el deber de cuidado debe descartarse el recurso ele comparar A partir de las ideas de Welzel, alguna doctrina sigue soste­
su actuación a la que hubiese tenido el hombre idea/349 • En primer lu­ niendo que los tipos de los delitos culposos necesitan encontrar
gar-y como resulta obvio-porgue como ese mode.lo no existe exte­ una norma de cuidado que los complete o cierre351 -352• Sobre el tema
riormente; só.lo tiene cabida en la mente de quien piensa en él. Por sostengo este criterio: No se explica como el efecto de una mera
tanto, habría tantos hombres id en/es cuantos sean las mentes que los arbitrariedad legislativa sino porgue es imposible prever las innu­
cobijan: En segundo lugar, porgue respecto de ese arquetipo única­ merables formas en que la realización de una acción puede violar
mente se pueden predicar los atributos correspondientes al deber un deber de cuidado y crear un peligro. Lo que no es ciado enun­
ele cuidado objetivo; pero no los del subjetivo, porque él no tiene ciar en un texto es el contenido puntual de la norma de cuidado,
una interioridad que le permita conocer y comprender la situación ya que no se trata de una única norma ele cuidado, sino que son
que vive, así corno orientar su voluntad conforme a sus deseos. tantas cuanto las obligaciones que se desprenden a raíz de las dis-
Por eso las sentencias no deben contener una mención de esta
índole. Con rela<;ión a los procesos judiciales derivados de la ac­ 350 Terragni1 Marco Antonio, en la tesis Neglige¡¡cin médica y Derecllo penal, defendida
para acceder al grado de doctor de i<'I Universidad de Buenos Aires y publicada
tividad curativa cabe formular la misma objeción, pues sigue uti­ bajo el título El delito rnlposo en la praxis médica, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2003,
lizándose en algunas resoluciones judiciales (aunque a veces em­ pp. 59 y SS.
pleando otras palabras) el método que consiste en parangonar la 351 Sobre el tipo culposo como tipo abierto, v. Maurach, Reinhart y Zipf, Heinz, De­
conducta real con la ideal. Pero cómo se construye ésta, con base reclw penal. Parte ge11eral. 1. Teon'a general del Derecho penal y eslrucl11ra del hecho
pHnible, traducción de la 7a. edición aJemam1 por Jorge Bofill Genzsch y Enri­
en qué pautas valorativas, continúa siendo el problema mayor de que Aimone Gibson, Astrea, Buenos Aires, 1994, p. 135: La idea que exponen
la culpa penal. En el ejercicio del arte de curar hubo una actuación es que el tipo culposo conliene dos grnpos de eleIT1entos: por un lado, aquellos
real, la de un profesional ele carne y hueso; con nombre, apellido e que describen el perjuicio del bien jurídico; por el otro, aquellos no escritos gue
historia. Lo que hubiese hecho el buen médico requeriría construir se refieren a la posibilidad y exigencia de evitar, en general (según mi forma de
entender la cuestión se refieren al cuidado). Siguen aquellos autores: abarcando
con la imaginación ese personaje del que, obviamente, no se cono­ así la afectación antinormativa del bien, los tipos culposos no pueden ser consi­
ce el rostro, no se sabe de dónde ni cómo habría obtenido su saber derados "abiertos". Para mí otro es el sentido de la supuesta apertura: ésta está
y adquirido su habilidad. Al médico de carne y hueso, sujeto de referida a la necesidad de acudir a pautas para determinar qué es negligencia,
un proceso penal, le resultará de una crueldad inusitada que se imprndencia, etc.
352 Ver Corcoy Bidasolo, quien trae la referencia histórica del concepto tipo abierto, y
Jo compare con un personaje que sólo tiene existencia en .la cabe- cita a Roxin acerca de la comprobación de los elementos del deber jurídico. Tipos
34-9 Welzel, Hans, Derecho Penal alemáJJ, p. 191. Aunque a continuación argumenta gue <'lbiertos son los que expresan un deber jurídico. La infracción del deber de cuida­
fa acción efectiva del m1tor se compara con el contenido comprobado para el cui­ do es uno de los elementos del deber jurídico. Explica Corcoy Bid asolo que la con­
dado requerido en el ámbit o de relación. Advierto aquí una contradicción de Wel­ cepción de la húracción del deber de cuidado como elemento del deber jurídico
zel, porque la comparación no es con lo que hubiese hecho el hombre prudente, sino que proporciona fundamento al injusto imprudente llevó a Roxin, en un pri1T1er
con el cuidado exigido en el ámbito de relación; es decir, con los requerimientos momento, a tratarlos delitos imprudentes como delitos de i11fracció11 del deber (Pli­
provenientes de la norma. chtdelikte) (Corcoy Bid asolo, El delito imprndcnte ... , p. 79; v. también Luzón Peíia,
La defer111inació11 ... , p. 900).
2·1 ,1 MARCO ANTONIO TEIWAGN1
DOLO )' CULPA f.N DER[CJJO PENA L 215
tin tas a cti v i d a d es que se rl?a ! i za n en 1?1 ámbito ele Así rel a ción353 -35".
el legisl a d or no podría p roh i bí,- (porgue l a descripci ón sería nece­ primero se a l u d i ría a cri te ri os even tu ales de imp u taci ó n objl? ti va,
sariamente in comp leta ) l as nr n neras peligrosas de la actuación de como la p osibil i d a d y exigenci a de evi ta r y la pre v i s ibilid a d , q u e
serían pautas indiciarias para determinar s i s e creó u n pel ig ro n o
un electricista, de un ingeniero, de un au tom ovili sta, de un peatón,
permitido. E n l a cu l pa si empre debe crearse un peligro prohi bido
etcétera . Por eso mismo alu de, en un senti do gen éri co -y según l as
por vi ol ación d el deber de cuidad o.
distin ta s mod alidades idiomáticas y de es tilo legisl a tivo de l os di­
Conform e con esta interpreta ción el sujeto, por Sll descuid o,
versos p aíses-, a la impru d enci a, a la negl i gencia, a la im peri ci a y
genera un riesgo qu e excede el perm i tido por la norm al convi ven­
a l a inobservanci a de los regl amen tos así com o de los deberes que
ci a. Cuan d o ese peligro da lugar al resultad o a que refiere la ley
están a cargo de quien adopta ci erta conducta . Es por e.l lo que se penal, se le impu ta objetivc1mente. A sí, ]a contrari edad al cuidado
sos tiene que la adscripción de la con d ucta al ámbito de l a actividad debi d o no debería poseer una signifi ca ción autón oma d en tro d el
a que pertenece, ayud a en el momen to de dar con ten i d o al d eber concep to d e cul p a penal, sino ser absorbi da por el cri terio de l a
objeti vo d e cuid ado por lo peculiar qu e es ca d a uno de estos sec­ imputación objetiv a355 ,
tores 'd el tráfico: circul aci ón, trabajo, medicina, deporte, etcé tera. Por mi parte opino qu e se produce un juego de rel aciones: el
La determina ción del cui d a d o es a n rior al hech o concreto, descui d o (impru dencia, negligencia, imperi ci a o i nfracción de l os
como no pu ede ser d e otra m anera ya que se tra ta de una norm a, regl am entos o de los deberes a cargo d el au tor, la defectu osa se­
aunqu e es obvio que i den tificar l a n orm a infrin gi d a en el suces o l ecci ón o u tilización de l os m edios necesarios para lograr un fi n)
será una tarea a emprender con posteriori d a d . increm en ta el peli gro, ingresando al ámbi to de prohibi ci ón de la
norma y si es ese ri esgo el que se concreta en el resultad o, se le for­
§ 95. Relaciones entre deber d e cuida do y las pa u tas modernas mulará ] a irnpu tación objetiva a] au tor. Qui ere decir que sí existe
,de imputa ción objetiva autonomía en tre l os conceptos violación del deber de cuidado e impu­
tación objetiva, p ues pued en aparecer casos en l os cuales el autor
Al guna d octrina dejó de u tilizar el concepto deber de cuidndo haya d ejado de lado la obligación d e actuar con prud encia, pero
para col ocar en su lugar l a i d ea incremen to del riesgo, porqu e con el eso no significará - necesariamente-qu e el resul ta do se le impute
353 l3acigalupo, En rigue1 Derecho Penal. Parte ge11crnl, Hammurabi, Buenos Ai res, 1987, objetivamente, ya que éste pued e no ser la consecuen cia d e a que­
p. 364: "Los códigos penales no d efinen un deber de cu idado específico referen­ lla i nfracción .
te a cada situ a ción, sino un d eber genérico cuya i1úra cción resul ta punibl e, si se
cumplen a d em ás los otros elemen tos del tipo penal qu e condicionan la punibili­ El an álisis de que ello es así debe ser utilizad o en tod o caso;
d a d ( ... ). Es tas características de la ley exigen que en cada situ nción, o sea en cada también p ara imputar en los delitos culposos en los que confluye
caso concreto gue se juzgue se reguiere concretar cuál era el cui d c1do debido que
incu mbía al au tor. Es preciso, por l o tan to, d efinir el cu idado una ve7� conocidas l a condu cta de varias personas.
concretamente las circunstancias en las gue se desarrolló la acción. La tipicidad
de d icha a cción se d eterminará, entonces, mediante la compara ción de lc1 acción 355 Según Roxin (Roxin, Claus1 Derecho penal. Parte General. tomo J. Fundamentos. La
realizada con la exigida por el d eber d e cu idado en la situ a ci ón concre ta". estrnctura de In teon'a del delito. Tra d u cci ón y notas: Diego-M anu el Luzón Peña, Mi­
354 Corcoy Bid asolo apunta a la d istinción entre deber objetivo de cuidado y reglas ge­ guel Díaz y García Conlledo, Javier de Vi cente Remesa], Civitas, Madrid, primera
nerales de cuidado: reglamentos, ordenanzas. Dice que la diferenciación es inexcu­ edición (en Civi tas), 1997, rei mpresión, 1999), un resultad o que se imputn al tipo
sabl e si se quiere evitar que a través del instituto d el deber objetivo de cu i d ado se objetivo está causado impni den temenle1 sin que se precise de ul teriores criterios.
infrinja el prin ci pio de legal idad, al otorgar relevancia penal a men1s infra cciones El elemento de la infracción del d eber de cu i dado no conduce más alfa gue los
reglamentarias, sin posteriores consideraciones: "La infracción de! deber objeti­ criterios generales de imputación. Es más vago gue éstos y por tanto prescind ible.
vo de cu idado ha de d eterminar la creación de un peligro típicamente relevante" En rigo1� es incluso "erróneo desde el punto de vista d e la lógica de la norma pues
(Corcoy Bidasolo1 ob. cit., p. 32). La re flex ión es correcta, y cabe agregar c1 ella que produce la impresión de que el del ito comisivo irn pmd ente consistiría en la omi­
el deb er de cu id ado está acotado por las reglas que es preciso seguir en el ti po d e sión d el cu ida d o debido, lo que sugiere su interpreta ción errónea como un del ito
actividc1d d e q u e se trate, e l resultado d ebe ser la consecu encia de l a i n fracción re­ de omisión" (p. ] 000); "( ... ) l os criterios de la teoría de la imputación objetiva de­
glamentaria que -en principio- ha exced ido el riesgo permitido. ben precisa r y rcemplaznr al criterio vago y no del todo correcto d e la infracción
del d eber de cu id ocio" (p. 'I 012).
2'16 /vlAl!CCJ ANTONJO Tr1rn11GNI
DOLO Y CULPA EN DENECHO PENAL 217
Esos conceptos se usan parn circunscribir la inteligencia ele los peligro acepta. No por nada la doctrina incorporó en su momen­
alcances ele la norma subyacente al tipo penal y parn inhabilitar to, al análisis de los elementos de la teoría del delito, el concepto
una ampliación, así como para impedir que a alguien se le impute ndecuación social, explicando que en los tipos penales se hace pa­
un hecho que, legalmente, no le debe ser atribuido. tente la naturaleza grupal y, por eJlo, histórica del Derecho Penal:
De todas maneras debo formular una advertencia contra el em­ las figuras delictivas sefialan las formas de conducta que se apar­
pleo no meditado (que lleva finalmente a extender la responsabili­ tan gravemente de los órdenes históricos de la vida socia 1 357. Es la
dad) ele la palabra objetivo, ya que todos los esfuerzos doctrinarios comunidad, la gue en una época determinada, y frente a ciertas
encaminados desde antiguo a deslindar el ilícito penal del ilícito situaciones generales, estima que una forma de comportamiento
civil y a afiad ir la categoría jurídica ele la culpabiliclacl, como ele­ genera un peligro que entrafia más perjuicio que beneficio para el
mento esencial ele la responsabilidad penc1] -con lo cual la separa­ desenvolvimiento del grupo. Las demás son toleradas, no obstante
ción se mostró tajante-pueden naufragar si se afirmase que el in­ la posibilidad de gue, también ellas, provoquen un resultado per­
justo penal participa del objetivismo del ilícito civil 356• De allí hasta judicial; porque no es hacedero prohibirlas todas ya que el riesgo
llegar a la responsabilidad objetiva habrfa sólo un paso. está incito en la propia avenh1ra de vivir.
Es claro que la sociedad trata de reducir el peligro mediante la
§ 96. Incremento del riesgo. Riesgo permitido formulación de reglas de cuidado, con lo cual hace exigible el cum­
plimiento de precauciones que permiten disfrutar ele los beneficios
La cuestión acerca ele hasta dónde llega el permiso para gene­ de ese tipo ele emprendimientos: cuando el Estado interviene lo
rar una situación de peligro (en razón del beneficio que representa hace mediante reglamentaciones y si no le es posible hacerlo, por­
para el clesenvolvimiento ele la vida en comunidad) y comienza la que se trata de actividades muy específicas, impone genéricamen­
prohibición (po1:que el riesgo que conlleva es demasiado impor­ te a los particulares la obligación de observar cuidado, sin decirle
tante para que pueda aceptarse sin más en interés del libre despe­ puntualmente de qué se trata.
gue del desarrollo social, transformándose así en un peligro jurídi­ Podrá objetarse que la idea adecuación social carece de precisión
camente desaprobado), no está resuelta de manera expresa por la y hasta encierra el peligro ele considerar aceptables (como una suer­
ley, salvo para ciertas actividades reglamentaclc1s (v. gr. en el trán­ te ele justificante extralegal) conductas gue pueden no serlo, según
sito vehicular respecto del cual la normativa establece cuál es la las circunstancias358, pero las objeciones no pueden extenderse a
velocidad máxima que se puede alcanzar en las distintas arterias). los conceptos riesgo permitido e incremento del riesgo, entendido este
Dejando de lado las excepciones, la indeterminación-que es la último como la creación de un riesgo jurídicamente desaprobado,
regla-debe superarse acudiendo al conocimiento de lo que ya ha pues constituyen el desarrollo de un pensamiento que la ley con­
ocurrido en casos semejantes de la especie de actividad de que se densa con la palabra imprudencia (por ejemplo, en el artículo 84 C.P.
trate, o a la intuición de lo que puede suceder teniendo en cuenta argentino) 359• Aunque una acción entrai'ie riesgo, la sociedad per­
la similitud con aquéllos. mite que sea emprendida, siempre gt1e su duefio haya discernido
Esta última reflexión muestra la necesidad de incorporar, para -distinguido previamente-lo bueno ele lo malo para obrar luego
el análisis jurídico ele los acontecimientos, lo que revela el com­ con cautela, circunspección y precaución. Aparte, la tolera hasta
portamiento de las personas en una sociedad determinada, pues
357 Welzel, Hans, Derecho Penal nlemá11. Parle SL'11crnl, lrnd, de ln 11". ed. alemana (2�
dependerá del nivel de tolerancia de ésta hasta gué magnitud ele ed. castellana) por Juan Bustos Ramírcz y Sergio Ytíñez l )érez, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago de Chile, 1976, p. 83.
356 En sentido contrario, Cuello Contreras, Joaquín, C11/pabilidad e imprudencia, Minis­
358 V. Reyes Alvarndo, Yesid, Imp11fació11 objdiva, 'Jbmis, Bogotri, 1994, p. 88, nota 10.
terio de Justicia, Madrid, 1990, p. 96.
359 Artículo 142 CP espaiiol.
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218 /v/AIICO I\NTON10 TER!{AGNI
Dow Y CULPA r.N DrnECJ-1O PENAL
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el punto en que la estimación de los perjuicios que puede acarrear
demuestre que éstos superan a los beneficios que la socieclacl con­ bito d el delito culposo, por existir ya la noción del de�Si'?bje.tiy.o
de
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. cmdado 362
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siga a partir de una achiación que entrai'ie riesgo. • , .J,.J,.,o,·ecA ►
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\ b*a.d'\-o *en·"' e l
Alguna doctrina opina que el concepto riesgo permitido es inútil, ' , de.l nesgo
porque estas situaciones (llámense acciones socialmente necesarias, § 97 . eoncrecwn . . 'd icamente
;un . d. esapro.
acciones socinlmente útiles, acciones respetadas en atención ni principio resultado
'�
de libertad de ne/unción o acciones en n/ s que la relación cos/o-be11eficio
entre ne/unción y peligro o lesión causados se inclinen favor de aquélla) Sin perjuicio ele que existe la necesidad de encontrar pautas
quedan fuera del Derecho Penal360 • A ello cabe oponer que, en todo valorativas (aplicables en la generalidad de las hipótesis) gue per­
mitan asegurar que la relación entre el incremento del riesgo y el
caso, esa idea es útil para confrontarla con la de riesgo jurídicmnen­
resultado al que alude la ley penal concurre, en el caso puntual el
te desaprobado; desaprobado por haber sobrepasado l.J frontera de
juicio sobre ese tema exige -como no puede ser de otra manera­
aquella tolerancia a la que antes a ludí361 •
una valoración ex post.
También corresponde apuntar que no toda acción que se lle­
Los criterios que la doctrina esboza giran en torno de una in­
ve a cabo dentro del terreno del riesgo permitido es, sólo por ello,
teligencia básica común, asentada en estos cimientos:
lícita, porque son desaprobadas las conductas que son ejecutadas Primero: Este nexo no es de naturaleza causal, sino que lo es­
sin la observancia de las normas de cuidado previamente estableci­
tablece la norma en cuanto ella tiene el propósito de proteger de
das para disminuir el riesgo: si un automovilista conduce su vehí­ determinada manera (es decir, para que no se produzca el efecto
culo a 70 kilómetros por hora en un lugar de la carretera en el que que resultaría de una precisa acción imprudente prevista por la
la velocidad máx/ma permitida es de 80, el riesgo que genera está ley) los bienes que corren peligro.
permitido y ninguna consecuencia penal se desprendería a partir Segundo: La comprobación acerca de si el juicio consiguiente
solamente de aquel dato en caso de un accidente con resultados de al análisis anterior es correcto o no, puede hacerse utilizando el
lesión para otras personas. Debería concurrir alguna otra circuns­ método de comparar lo ocurrido con la hipótesis de un comporta­
tancia que demuestre imprudencia por la violación ele reglas de cui­ miento alternativo conforme a derecho.
dado distintas a la de imprimir determinada velocidad al rociado.
Esta última reflexión avalaría las razones de quienes argumen­ § 98. Fin de protección y ámbito de prohibición de la norma
tan que es superflua la figura del riesgo permitido dentro del ám-
360 Paredes Castañón, José Manuel, El riesgo permitido C/1 Derecho pcunl (Régimen j11rtdi­
Cuando en un suceso el enlace entre la acción y el resultado es
co-pe11al de /ns actividades peligrosas), Ministerio de justicia e lnlerior, Madrid, 1995, obvio no es necesario plantearse expresamente el interrogante acer­
p. 521. ca de la finalidad de la norma, lo que sí ocurre cuando la cuestión
361 ReyesAlvarado recuerda gue con miras a establecer si un riesgo debe ser conside­
no pertenece a la zona central sino al ámbito marginal del radio
rado como aprobado o desaprobado se ha propuesto recurrir a una comparnción
entre las ventajas y los peligros gue a nivel social representa determinada activi­ de acción de los tipos363, siendo necesario examinar entonces qué
dad, ponderación para la cual serían determinantes la posibiHdad de adopción clases de conductas aquélla quiere prohibir pensando que, vedán­
de medidas de seguridad capaces de minimizar los peligros, la viabilidad de esas dolas, el resultado lesivo no debería aparecer364•
eventuales precauciones y las implicaciones económicas gue la implantación de
dichas medidas de seguridad acarrearían consigo; de esta manera, sólo cuando 362 V. Gimbernat Ordeig, Enrique, ¿Qué es la i111p ufació11 objetiva? En Estudios de Dere­
las desventajas de una actividad peligrosa pudieran ser reducidas a límites social­ cho Penal, 3" ed., Tecnos, i\1adrid, 1990, pp. 21.3 y 214.
mente tolerables con base en la adopción de razonables medidas de seguridad gue 363 Torío López, Ángel, Fin de protección y ámbito de prohibición de fa norma, en Estudio
no entorpecieran definitivamente su desarrollo, podría afirmarse gue los riesgos Penales y Cri111i11ológicos, X, Santiago de Compostela, 1987, p. 387.
de ella emanados son permitidos (Imputación objetiva ... , ob. cit., p. 108). 364 Quienes han escrito sobre este tema reconocen gue íl Enrique Gimbernat Ordeig se
le debe la idea, pues fue el primero que examinó el fin de protección de la 11orma. Lo
220 ,VIARCO ANTONIO 'J'rnn11GN1
Dow y CULPA EN DEREClJO PENAL 221
Así se desa rro l l a u n j u i ci o d ob l e: el el e la norma, q u e i mpli ca qu e la impru denci a no existe com o con cepto normativo genéri co y
un pronós ti co a cerca ele s u pro p i a e fi rn cia -en cuan to a q u e el des­ amorfo; sino que existe l a imprudenci a preci sa, coinci den te con l a
tina tario comprend erá q u e se d ebe absten er el e realizar toci o l o viol a ción ele una norma d e cui d ado específi co, relativo a l a activi­
prohibid o-y el del in térprete, qui en ti ene qu e imaginar qu e existe dad concreta de que se trate368 • Tod o lo d emás qu e d a excluido d e
coincidencia en tre lo que está pensando (sobre si la condu cta es l a prohibición, por con stituir un ri esgo p ermitid o, n o cliscrepm1te
alguna ele aqu éllas que la norm a pretende evita r) y el propósi to con la norma (ya que ésta sólo prohíbe acci ones que creen para el
qu e ésta persigue. bien jurídi co un ri esgo mayor al au toriza do). O, en su caso, sí pue­
Esta lu cubraci ón, por sí compl eja, se caracteriza por su fluidez, d e h aberse incrementa d o el ri esgo, pero el resultado hallarse fuera
por st1 el asticidad, con l o cu al no se l e p u ede pedir qu e a n ti cipe del ámbi to 369 de protección de la norma relativa al comportamiento
l a respues ta, y qu e esa sol u ción sea apl icable a toci a s l as hipótesis de que se trate370 En fin: corresponde preguntarse siem p re acerca
semejan tes, ya que el Derech o no opera únicamente con juici os ele
pronósti co, porque la realidad es muy cambiante365 . De aLlí que se objetiva y nw terial de la conducta prohibid a (Welzel, Hans, Derecho penal alenufu . . . ,
ob. cit., pp. 74 y ss), Siend o eslo así hay gue agregar, sin emba rgo, que las d ispo­
deba n val orar las situaciones puntu a l es para ll egar a una sol uci ón siciones penales no pueden describir, concretamente y en d etalle las condu ctas
justa. Así al tan menta d o caso alemán del cam.i ón y la bicicleta, se prohibid as, por lo cual aluden al género de el las -la imprudencia, la negligencia,
lo h a resu el to sosteniend o que la norma que impone guard ar una la impe ricia, la violación d e los reglamentos genéricamente aludid a-quedand o las
especies desplegadas para c1barcm las que corresponden a la actividad concreta que
determin ada distancia en tre ambos roci ados, cu and o el primero real iza el autor. Debe recorda rse siempre que el nú cleo del tipo de esos delitos no
sobrepase a la segunda, ti ene el fin d e evitar un a cci d ente en cir­ está ind i cado por el verbo ca11sar, sino que lo eslá por la frase verbal ejecutar 1 11111
cunstancias normal es; pero su finalidad no al canza a vedar una conduela descuidada. Coincid e mi manera de entender el terna con la enseña nza de
\1Velzel, según la cual lo esencial del hecho culposo no resid e en b mera causaci ón
mani obra así, con muy poco margen, respecto ele un ci clista ebri o de lc1 l esión del otro, sino en la especial moda lidad de fas a cciones ejecu tadas (/oc.
que resul ta lesiona d o, sien d o que el camionero no podía con ocer cit., p. 1 83).
esa situaci ón anormal y que, debid o a ella, aquél se desplazaría ha­ 368 Esta es la idea inserta en el par. 276 BGH: "Actlla cu l posamente quien no observa
cia el cen tro ele la ru ta poco an tes de ser a l canza d o por el vehículo el cuidado requerid o en el ámbito de relaci ón". Sobre este tema se expi de Welzcl
d i ciendo que el juez debe investigar cuál es el cu ida d o reguerido en el ámbito de
mayor, resultando indiferen te que h aya m arch a do unos cen tím e­ relación para el a utor en su sihr n ción concreta, y luego a través de la comparación
tros más cerca ele l a bi ci cleta que lo que marcan las ord enanzas del entre eSfl conducta con la c1cción real del autor, d eterm inar si era adecuada al cu i­
tránsi to vehicular366 • dado o no (Derecho Penal alemán . . . , ob. cit., p. ·1 s7). Con lo cual \t\lelzcl no acude a
la imagen del hombre ideal, sino a un criterio que coincide con el d el ámbito de
Si bien l a d ecisión es discutible, pues en cu alquier caso debe protección de la norma.
gu ardarse una distan ci a consi derable, ya que el movim iento ele 369 Encabecé este apartc1do con el título que usó Torío López en el trabajo a ntes cita­
un camión despl aza gran cantid ad ele aire, lo que pu ed e provocar, do, porque conociend o el telas de la ley es p osible delimitar el terreno de lo prohi­
bido. Roxin, por su parte, rotula el tema así: "Acerca de la concreción del ámbi to
por sí, l a caída de un ciclista (incluso sobri o) queda como valiosa típico de protección" {en Derecho penal. . ., ob. cit., p. 1.001 ). Es que el terreno de lo
la ra tificación juri spru dencia] de que el jurista termina operand o prohibid o será delim ita do con arreglo a la idea del fin, ya que típica es lmi camen­
con juici os d e valor; que no es suficien te l a s u bsunción formal 36 7, y a te la acción concebida como med io para la produ cción de d año a un bien q u e, por
obra de la le)� rcsultc1 jurídicamente protegido.
hizo en su tesis d e Hambu rgo, así como luego l a desarroll ó en disti ntos trabajos¡ 370 Así se resolvió: " Aw1 teniendo por cierto que S. no observó el deber de cuidado al
entre ellos en Infracción del deber de diligencia y fin de la norma en los delitos culposos, i ntentar el cn1ce de la bocacalle cuando la luz roja d el semáforó no se lo permitía
en Revista de Derecho de la Circulaci611, Año 11, N º 1 O, l\1adrid, octubre de 1965, pp. y provocó l a embesti da del au tomóvil en que viajaba l a víctima, cabe concluir que
593 y ss., y N º 11 -12, noviembre-diciembre de 1 965, pp. 671 y ss. el procesado no pu d o prever el resultado en su configuración concreta ni el curso
365 Hay gue tener en cuen ta que el riesgo no es una cuestión pretípica, dado que de
causal en sus el ementos esenci ales; es dech� no pud o prever algo impond erable,
ser así no se podría saber cuál es el espacio de protección de la norma.
extraordinario o fu era de lo común, como el hecho de que en el veh ículo embes­
366 Cfr. BGH 11-1 .
Como explica Welzel, el tipo es el "mode l o de cond ucta" de la actuación prohibi­ tid o viajara una persona con tan graves d olencias cardiorrespiratorias y que ésta
367
falleciera a raíz de una de ellas unos minutos mi'ís ta rde, dándose consecuencias
da; es la materifl de la prohibición de bs d isposici ones penales: es l a descripción
perjudiciales total mente i nusitadas y a típi cas. Tn mbién debe conclui rse en que el
222 MIi/�('{) ANTONIO Tl!WAGN/
DOLO Y CULPA EN DERECI 10 l'EN,11. 223
de si 18 acción concreta se encuentrn entre aguéllas gut? la norma
prohíbe, por constitu.ir la creación de un riesgo jurídicamente des­ víctima, así corno el de la comprensión de cu61 es el sentido de la
aprobado gue corresponda al sentido de la norma prohibitiva371 . norma (para encontrar cuál es el deber concreto de diligencia), y
El fin de protección de la nonna es evitar el riesgo gue produce el concurren los elementos subjetivos, entonces se le atribuye al au­
resultado gue, aguella estima, tiene un valor negativo. tor la conducta dafiosa.
La idea puede resumirse así: En lo gue respecta al descubrimiento de cuál es el fin de protec­
ción de la norma, si el resultado producido por el comportamiento
(a) El riesgo que se concreta en obra debe ser agué] gue la norma pro­ negligente no es uno ele los gue guería evitar estableciendo el de­
cura evitar. ber, el autor estará exento de responsabilidad.
(b) Esto representa un planteo restrictivo: gue la decisión no se aparte
del principio de legalidad. § 99. Comportamiento alternativo conforme a derecho. La con­
(c) Reducir las posibilidades de llevar la imputación más allá del terre­ ducta desviada
no.de la prohibición estricta.
Corno ya sugerí en otro lugar, alguna doctrina argumenta gue
Como una derivación de esos enunciados corresponde sefialar la nahiraleza del hecho culposo está dada por la comprobación de
que la norma ampara los bienes jurídicos, rechazando las actuacio­ gue hay una acción hipotética adecuada a la ley que habría evita­
nes descuidadas372, pero el ámbito de protección de ella tampoco do el resultado, y otra real gue lo produjo.
llega a abarcar los supuestos en los gue el suceso se origina por la Sin pe1juicio de sefialar desde ya mi disidencia con esa tesis,
actuación de terceros o por la propia de guien sufre el dafio, re­ advierto que en el hecho doloso también hay una acción desviada
sultando ella incontrolable para el otro sujeto; físicamente incon­ y otra hipotética adecuada a los reguerirnientos del orden jurídi­
trolable o jurídicamente incontrolable. Esto último por la ausencia co: la diferencia esencial no puede buscarse en otro lado gue no
de un deber, legalmente impuesto, de garantizar que el bien per­ sea el subjetivo, o sea en comprobar la dirección que imprimió la
manezca incólume. voluntad a la acción. Por ello los componentes subjetivos del acto
Los cdterios modernos para realizar la imputación objetiva par­ son desvalorados de distinta manera: cuando el hecho es intencio­
ten de analizar 1a conducta con relación a la elevación del riesgo. nal se lo castiga más severamente, porque hay una búsgueda para
Si el autor aumentó el riesgo más allá de lo permitido y ese ries­ concretar el hecho; en tanto, si la acción es descuidada no ocurre
go se concretó en el resultado, y traspasa los filtros gue impiden Jo mismo. El Derecho las considera de manera distinta: por el va­
adjudicar el efecto, tales como el del principio de confianza, el de lor negativo del cornportamiento, ya gue el del resultado puede
la prohibición de regreso, el del análisis de la competencia de la ser el mismo; por ejemplo, la muerte.
perjuicio se produjo fuera del tímbito de protección de la norma, como en el recor­
dado caso del conductor adelanfado por otro vehículo y que falleció al sufrir un § 100. Cursos causales hipotéticos
infarto cardíaco debido al susto que le provocó ese adelantamiento irregular. Por
último, no puede serle imputable objetivamente al procesado un resultado que fue
más allá de la realización del peligro representado por su acción" (C. Garantías Ya sefialé gue alguna jurisprudencia explica que en el tipo cul­
Penal de San Nicolás, Provincia de Buenos Aires, 6/ll /2003, "S., G. M."). poso debe, en primer lugar, existir una relación de determinación
371 Jesd1eck, Derecho Penal ... , ob. cit., t. l., p. 387.
372 Existen supuestos de hecho en los cuales la conducta del autor crea un riesgo ju­ entre la imprudencia o negligencia y el resultado, de modo tal que
rídicamente desaprobado gue se realiza en el resultado, no obstante lo cual, un la supresión mental de la infracción al deber de cuidado debido
detenido c1.nálisis de la norma permite inferir que se trata de una conducta que no importe también la imaginaria supresión del resu Ita do. En otros
merece reproche penal.
términos: la consecuencia debe derivar en forma directa de una
22,¡ _MAIICO I\NTON/0 Trnl<AGNI
DOLO \' Cl/Ll'A EN DEIUXJJO l'[NAL 225
elevación no per1J1itidíl ele! riesgo, excluyéndose tocios ¡¡que!Jos
supuestos en los que unn hipotética conduela alternativa confor­ Aunque por lo general la doctrina no Jo explique puntualmen­
me a Derecho no hubiese bastado para evitar la lesión al bien jurí­ te377, la razón de Ja di ferencia radica en que, en eJ primer caso, el cur­
dico. No es suficiente entonces con que se compruebe la relación so causal puesto en marcha por el autor provocó el efecto, y no tie­
de causalidad y una violación al deber de cuidado o una elevación ne importancia jurídica - para no adjudicárselo-que otro hipotético
también lo hubiese causado pues el Derecho valora negativamente
no permitida del riesgo (falta de visualización y actuar sin el debi­
la infracción del deber de cuidado, que se traduce en el efecto lesivo.
do cuidado), sino que resulta además indispensable acreditar que
Al contrario: si un procedimiento que se adecuase al mandato legal
el resultado era al menos previsible y que se produjo como con­
tendría la misma consecuencia, quiere decir que la conducta real no
secuencia directa y específica de la introducción de aquel riesgo
debe ser descali_ficada, porque tampoco la prevista como adecuada
prohibido. Cuando tales extremos aparecen debidamente acredi­ para evitar la consecuencia indeseable, sería efectiva. Siendo así,
tados, deviene irrelevante para la tipicidad culposa que la conduc­ decae el interés por utilizar el método del comporta111ie11to alternati­
ta imprudente o negligente de la víctima o la de un tercero pueda vo conforme a Derecho, porque no difiere del que consiste en analizar
también haber tenido injerencia en el suceso373. directamente si lo realizado se adecua o no a la norn1a.
Las dificultades con las que se tropieza en este terna se presen­ De todas maneras, en el terna de los comportamientos alter­
tan a partir de la propia terrninología, pues por un lado se habla nativos conforme a Derecho lo que está en examen no es el nexo
de cursos causales hipotéticos y por el otro de comporfa111ie11tos alter­ causal sino la comparación entre la conducta que se desplegó y
nativos conforme a Derecho, con lo cual se apunta, indistintamente, un comportamiento adecuado a las exigencias jtirídicas. El proce­
al nexo natural -con la primera-y a la normativa, con la segun­ dimiento, intelectualmente considerado, es idéntico en ambos ca­
da374 . Según Jescheck la imputación objetiva subsiste cuando, de sos, pues: si se suprime mentalmente una conducta y se llega a la
no haberlo causado el autor, el resultado hubiese acontecido en el conclusión de que el resultado no hubiese acontecido, ello permi­
mismo momento y con la misma intensidad por otra causa (cursos te deducir que esa conducta ha sido la causa del resultado. De la
causales hipotéticos) 375 en tanto que -sigue Jescheck-en los delitos misma manera, si se imagina que un comportamiento correcto no
imprudentes, no es imputable el resultado que, si bien se ha pro­ hubiese producido el resultado, se deduce que ese resultado es la
ducido por un comportamiento antinormativo, aun observando consecuencia de la conducta. Empero aquí la comparación se hace
una conducta adecuada a la norma hubiese acaecido igualmente entre dos conductas -una real y otra hipotética-de las cuales se ex­
con una probabilidad rayana en la seguridad (comportamiento al­ trae no la incidencia causal en el resultado, sino la valoración que
ternativo ajustado a Derecho)376. de cada una de ellas hace el Derecho. En otras palabras: una cosa es
que el movimiento corporal no pueda ser suprimido mentalmente
373 Tribunal de Casación Penal de Bs.As., Sala 2", 17/6/2004, "Morel, Eduardo". En sin que desaparezca el resultado; con lo cual se juzga que el resul­
idéntico sentido, Tribunal de Casación Penal de Bs.As., Sala 2", 11/9/2003, "Ko­
rnenovich, Lucas".
tado es consecuencia de ese movimiento y otra que una conducta
374 No es inútil insistir en que ambos aspectos están conectados, como que en toda (a la cual se valora) no pueda ser suprirnida mentalmente sin que
investigación sobre la posible responsabilidad penal, en primer término se debe desaparezca la posibilidad de imputar objetivamente el resultado.
constatar lo sucedido en el ámbito del ser, para luego valorar ese acontecimiento
Para este último supuesto no podría utilizarse (por lo menos de
en el plano del deber ser, dado que son criterios normativos los que finalmente
determinan que la persona, cuya conducta está conectada causalmente con el re­ 377 Reyes entiende gue cuando se utiliza el procedimiento que consiste en acudir a la
sultado, es responsable penalmente o no de tal evento. comparación con la cond11cfa alternativa conforme a Derecho, ello supone una limi­
375 Jescheck, Hans-Heinrich, Tratado de Derecho penal. Partegcncml, 4·'. edición, traduc­ tación en cuanto al análisis de los cursos causales, pues no tendría que incluirse
ción de José Luis Manzanares Sama niego, Comares, Granada, 1993, t. l, p. 389. cualquier otra forma de comportamiento, sino tan sólo a aquella que el autor de­
376 Loe. cil, p. 391. bería haber realizado de acuerdo con las exigcnciílS legílles (Reyes Alvarado, Yesid,
Imputación objetiva, Temis, Bogotá, 1994, p. 231 ).
226 NJ,rnn> I\ NTONJO Trn.F.AGNI
Dow y CULPA EN DER ECHO l'ENAL 227
la m anera trnd i ci o na l, pa rn co mproba r el nexo ca usa l ) l a fó r·mula
de la co1 1 dit io sie q un non ya g u e l a condició11 no sería el apo rte físi co Aparte, porgue cierta jurisprudenci a y algu n a doctrina se han ocu­
sino la concurrenci a, en la con d u c ta enjui ciada, de todos los elem en­ pado de restringir la exención al autor por esta vía, exigiendo una
tos gu e permi ten formul a r l a imputación objetiva . Si el in térp rete probabi lidad rayana en l a certeza d e que el resultado se hubiese
ll ega a la conclusión de gue una con ducta alternativa conforme a producido igu al su primiendo la condu cta incorrecta adoptada 381 .
Derecho no habi li taría para adj u d i car juríd icamente el resultado, Aparte, ese cotej o, demasi ado limitado y con uno de los tér­
imputa al autor por no haberl a seguido. minos irreal, deja de l a d o la con stelación na tural del su ceso y l a
En su mom ento, Welzel invocó el parágrafo 276 8GB e .i ndicó inci d encia q u e pu d ieron tener l as acci ones d e l a propi a víctima o
gu e el juez ha d e investigar cu ál es el cuid a d o requeri d o en el ám­ l a d e terceros.
bi to de relaci ón para el au tor en su situ a ción concreta, y l u ego a En sentido contrario (éste en favor d el reo 382) hay otro asp ecto
través de una comparación entre esta condu cta con l a acci ón real censurabl e en el recurso d e comparar l a condu cta realiza el a con un
d el au tor, d etermina r si era adecu a d a al cui d a d o o no378 • Pero, d e com porlamiento nllern n livo confor111e n Derecho y es que, en ocasi ones,
l,a lectura d e esa frase se d espren d e el con sejo p a rn realizar un jui­ la opera ción intelectu al p arte d e la convi cción d e gue el resulta­
cio doble: el último, innecesario. Pu es si el juez investi ga cu ál es d o sería inevi tabl e, tambi én en el segund o supu esto. En tonce;s, lo
el cu i d ado requerid o en el ámbito de rel ación para e l a u tor en su que el in térprete persigue es procurarse un argumen to gue a vn l c
si tu ación concre ta, con usar s ólo ese procedim iento se d ará cu en­ una absolución pred i spu esta por el convencimiento an tici pado d i.?
ta si el actor fue precavido o no lo fue. No tiene por qué p onerse que n o hubo impru dencia en l a conducta d el agente. Esto s.i gn i ri­
en Ja tarea d e im aginar un comportamiento al terna tivo aju stado a car prácticamente una renun ci a al juicio d e responsabil i d a d, pll l'H
Derecho, si endo qu e la soluci ón gira en torno del objetivo de pro­ corno el comportami ento altern ativo conform e a Dered1 0 no lu vo
tecci ón de la norm a y el ámbi to de prohibi ci ón que ell a señala379 • existencia real (escapan do la hipótesis a cu al quier con tro l p ro bn­
La práctica forense d em uestra qu e resul ta más lógico para el torio) si empre existiría alguna probabilidad de que el resu.l tn d o
justi ciable, qu e ha si d o condenado, gue el tribunal le señale en qué hubi ese acon tecid o igualmen te y, en consecuencia, negar l a 1 111 •
se apartó de la ley, en vez de gue el tribun al especul e -lo qu e cons­ pu ta ción obje tiva 383 .
tituye un ejerci cio intel ectu al, fácil luego de con ocidos l os su cesos­ 381 Sin bien representa un progreso, con miras a disipar las dudas, compnrnr !08 rh•'1
gos (de la conducta desplegad a y de la que se hubiese ajustado a la ley) no low11
con lo que hubiese hecho un /Juen padre de fainilia, cuyos conocimien ­ consegu ir certezas, pues un perito puede indicarl e al ju ez qué ha ocurrido y d l1 l 11�
tos y apti tu des, obviamente, es imposible verifi car. Como explica /
manera el resultrido aconteci ó, pero no podrá d emos trarle, con una bnsc ciL'n t! h 11
Castaldo la consta tación de gue hubo una norm a transgredida no sólida, qué hubiese pasado si el comportamiento hubiese sido distinto. Lo l, 111n 1
que se conseguiría, procediendo así, es un reempl azo d el sujeto que conjclurn: t•I
debe ser buscada posteriormente, deduci énd ola de l a posibilidad juez por el peri to.
genérica de evitar de algun a m anera el resulta do, pues razon ando 382 Que la interpretación favorezca al imputado no constituye, en este caso, ncu d lr 111
a d agio in dubio pro reo, pues éste alude a la vacilación que deviene d e In fo l l n d 1•
en estos términos se termin aría por admitir si empre l a evi ta ción38º . pntebas certeras sobre los hechos: no es apl i cable a la existencia .de dislintnR p11.. 1
378 Welzel, Ha ns, Derecho penal ale11ui11. Parte genera{, traducción de la 1 1 a. ed ición ale­ bilidades de entender la l ey.
mana (2u ed ición castellana) p o r Juan Bustos Ramfrez y Sergio Yáñez Pérez, Edi­ 383 Gimbernat Ord eig reflexiona así: "Entre las muchas objeciones gue se pueden 11¡i11
torial Ju rídica de Chile, Santiago, 1976, p. 1 87. ner a la doctrina que mantiene que hay que absolver cua n d o el comporlnmi1 1 11 1 i 1
379 Alguien podría opinar g·u e en l a omisión siempre hay una com paración d e l o real correcto habría conducido al mismo resultado a l que condujo el comporlnmlt•11lo
con lo hipotético; pero estaría equivocado, pues lo que debe analizarse es si el acu­ impru dente, una de las d e más peso es la que llama la atención sobre el hecho 1 h1
sado cumplió con lo que la norma le obligaba a hacer. que la mayoría de las veces sólo se puede conjeturar cuál hab ría sido el pnll't'M I
380 Castaldo, Andrea R ., La imp u tación objetiva e11 d delito culposo de res11llado, tra d. de causal q u e hubiera desatad o l a acción prudente y gue, por consigui ente, hoh 1 f 1 1,
Antonio Bonanno, B def, Montevideo-Buenos Aires, 2004, p. 1 03. El mismo autor o bien que absolver en todos los casos de d eli tos culposos, o bien gue !cslonn r l'I
introd uce otra observación interesante: "La investigación sobre la conditio sine qua principio in dubio pro reo a fin de red u cir a un mínimo el número enorme dl1 11! 1
non se debe circunscribir a cuanto efectivamente ha ocurrid o; no hay espacio, así, soluciones" (Gimbernat Ordeig, Enrique, Infracción del deber de diligencia y fi11 111• l11
para las causas hipotéticas" (loe. cit., p. 111). uonna en los delitos wlposos, en Revista de Derecho de la Circulación, Madrid, n n1 1 1 1 ,
Nº 11-1 2, nov.-cl i c. 1 965, pp. 673).
,1
228 /v!AUCO t\NTONlO TrnRAGNI
ÜOLO Y CULPA EN D[JUXHO PENAL
229
En suma: ya sea c1 fclvor del imputado o contrn sus intereses,
de imaginar Jo que hipotéticamente hubiese podido ocurrir si la poso trndicionnl tiene un cornponente alec1torio respecto del resul­
conducta hubiese siclo distinta deviene un c1partarse de la realidad tc1do (que es la generación de un riesgo que puede conducir a él),
para atribuir al suceso un desarrollo arbitrariamente concebido. y otro concreto constih1ido por la realización de ese peligro en el
resultado.
§ 101. Resultado. El delito culposo como delito de resultado En los delitos culposos de peligro ambos extremos de la ectrn­
material ción son idénticos, con lo cual aparece dos veces el peligro y todo
se diluye en el mero riesgo.
En el delito culposo el resultado debe ser la consecuencia di­ El sujeto resultará castigado porgue, sin proponérselo, equivo­
recta de la infracción del cuidado exigible. cándose en los medios elegidos para desarrollm· su conducta, ge­
La oración precedente obliga a examinar sus distintas partes:
neró un riesgo de entidad suficiente como para provocar alarma
En primer lugar, el resultado es el cambio que se opera en la
en la sociedad. Con Jo cual no se respeta íntegramente el principio
' sittiación en la que se encontraba el bien jurídico (al que refiere el
constitucional de que debe haber lesión de intereses ajenos para
tipo penal de que se trate) en el momento que precedía al de la ac­
ción que será objeto de enjuiciamiento; variación que es la conse­ que el Estado esté habilitc1do para actuar.
cuencia de esa conducta.
En segundo lugar, éste debe estar conectado de tal manera a § 102. Deber de cuidado e imputación objetiva
ese comportamiento que no exista sección o solución de continui­
dad;'es decir, que no haya una separación que impida considerar Corresponde examinar las relaciones que se establecen entre la
la unión como un elemento indisoluble. califirnción de una conducta como violatoria del deber de cuida­
En teicer lugar, el efecto tiene que traer su origen de la viola­ do y la imputación objetiva del resultado al sujeto que la odopta.
ción del deber de cuidado. La doctrina responde de maneras distintas a esta rnestión. Por
En cuarto lugar, esa solicitud de hacer las cosc1s bien -en res­ un lado entiende que hay una dicotomía: se recurre a la compro­
guardo del interés protegido- debe estar impuesta por ley. bación de la contrariedad del cuidado debido por ser ésta la carac­
Únicamente cumpliéndose los cuatro requisitos anteriores será terística de la acción que interesa al Derecho Penal y a la constata­
posible tener por sentado que el riesgo generado por la conductc1 ción de que se ha causado el efecto típico porque éste es el indicio
alrnnzó su concreción en el resuItado, adecuándose c1sí c1l tipo penc1l. de que la afectación del bien jurídico es ilícita. Según esta forma de
Establecido lo anterior corresponde apuntar que si bien los de­ pensar, entre ambos debe existir un nexo de antijuridicidad, como
litos culposos por antonomasia son delitos de lesión, también el problema de imputación objetiva385•
Derecho positivo vigente de distintos países incluye los de mera
Por otro lado, una manera distinta de enfocar el tema consiste
conducta y de peligro concreto, que alguna doctrina califica como
en restarle significación autónoma a la contrariedad objetiva del
imprudentes384 •
cuidado debido dentro del concepto de culpa, debiendo s_er absor­
Sobre lo último corresponde observar que por esa vía el legis­
lador se extralimita, adelantando la amenaza de pena hasta llegar bida por el criterio de imputación objetiva, porque -como ensei'ía
a niveles insoportables, pues la propia estructura del delito cu]- Roxin-tras la característica de la infracción del deber de cuidado se

j
esconden distintos elementos de imputación que caracterizan los
384 Rodríguez Muñoz, Luis, El "resultado" en la teoría jur(dica del delito, Cuadernos de presupuestos de lo culpa de manera más precisa que tal clausula
Política Criminal, Universidad Complutense, Madrid, 1977, p. 59.
385 Jescheck, ob. cit., vol. 11, &55, pp. 802 y ss.
230 ¡\,J,rnco ANTONIO 'ftNlülGN/
Dow \' CULPA [N DENEC/1O l'[NAL 2JI
gener81 38'•- 87• No se pueden sepilrnr -concluye Roxinl8 infrncción
3

del deber de cuiclildO y In imputclción del resultado, porque los rentes: a menudo es obra ele 18 casualidad el que por una impru­
presupuestos de 18 impulación son idénticos a los de la infracción dencia, negligencia o impericia alguien resulte muerto o solamen­
del deber de cuidado. Según este entendimiento, para constatar la te lesionado.
realización culposa de un tipo no se precisa de criterios que se ex­ El juego de los conceptos se da de manera tal que -siempre
tiendan más allá de la teoría de la imputación objetiva 388 . conforme a esa línea de pensamiento-la importancia del resulta­
Conforme a mi juicio, la idea inji·acción del deber de cuidado tie­ do en el tipo reside en que realiza una selección en el círculo de
ne correspondencia con el concepto incremento del riesgo más allá las acciones contrarias al cuidado: ciertamente toda acción contra­
de lo permitido, de manera que constituye uno de los requisitos de ria al cuidado es antinormativa, indiferentemente si se concreta o
la imputación objetiva. El sujeto puede haber infringido el deber no en un resultado; pero sólo una vez que éste se produce logra
de cuidado y no sólo por ello le será imputable objetivamente el relevancia jurídico-penal: se convierte en el fondamento material
resultado, si es que éste no constituye la concreción del riesgo ge­ del injusto típico penal. Con esto procuró ese sector de la doctrina
nerado con aquella infrncción y si el mismo no se halla dentro del demostrar cuán poco el resultado es parte esencial jurídico-penal
ámbito de protección de la norma, o igualmente hubiese acaecido del hecho culposo390 • Y llevó, a quienes siguieron la tesis hasta el
de haberse observado el cuidado necesario. extremo, a sostener que el resultado es una condición objetiva de
punibilidacl, y la acción típica está constituida por la violación de
§ 103. Desvalor de acción y desva/or de resultado la prudencia debida. Solamente por razones de política criminal
no ha querido el legislador anudar la pena a tocia acción culposa,
Al rhargen de lo que llevo expuesto, y obedeciendo a la cohe­ sino sólo a aquellas que tienen por resultado la lesión de ciertos
rencia interna de·I enfoque general en pro de una determinada teo­ bienes jurídicos391 •
ría del cielito, parte de la doctrina sostiene que lo que el Derecho Esta tesis no puede ser mantenida hasta sus últimas consecuen­
desvaloriza es la acción; en tanto que el resultado cumple un rol cias, ya que el subjetivismo extremo llegaría a abogar por una an­
secundario en la estructura del ilícito por culpa. Así Welzel sos­ ticipación de la punición por la mera presencia dimanante de la
tuvo que la consideración negativa de la conducta no puede ser voluntad o del descuido; olvidando al mismo tiempo el principio
mayor debido a que el efecto se consiga, ni menor por su ausen­ de lesividad consagrado por la Constitución.
cia. De allí que se haya hablado·a menudo del resultado como del Además, para que pueda formularse la imputación objetiva, la
"componente de azar" dentro de los delitos culposos389 . Según esa producción del resultado ha de ser justamente la concretización de
manera de pensar, el contenido del injusto propio de la infracción la lesión por descuido. Tal no es el caso cuando el resultado cier­
del deber de cuidado no resulta aumentado ni disminuido por la tamente ha sido causado por la acción contraria al cuidado, pero
producción o no del resultado. La acción sigue siendo incorrecta también se habría producido si la acción se hubiera ejecutado con­
aunque no cause ninguna lesión material o provoque efectos dife- forme a las reglas de resguardo. En la relación entre la conducta y
386 Roxin, Derecho Penal ... , &21, p. 999.
su efecto, es posible -al menos en abstracto-separarlos ternporal­
387 Cando Meliá sostiene que la teoría de la imputación objetiva viene a sustituir otras mente, y así como en el delito doloso la ley prohíbe la conducta
construcciones desarrolladas para el delito imprudente: "Los conceptos con los (desvalor de la acción) encaminada a producir la lesión de un bien
que la dogmática tradicional ha intentado aprehender la imprudencia-infracción
del deber de cuidado, previsibilidad, cognoscibilidad-son superfluos y pueden ser jurídico (desvalor del resultado), en el delito culposo se prohíbe la
despedidos" (Cando Meliá, Manuel, Conducta de In vtctimn..., p. 61).
388 Roxin, ob. cit., p. 1001. 390 lbídem.
389 Welzel, ob. cit., y sus referencias, p. 193. 391 Cfr. Berinstain, Antonjo, Objetivación y Jinalismo en los accidentes de trdfico, en Cues­
tiones penales y criminológicas, Reus, Madrid, 1979, p. 109.
ll
232 1\1JAUCO I\NTONIO 1'EIUv1GN1
Dow Y CUL/'A CN ornrc110 PENAL 233

actividad peligrosa (clesvalor ele la acción) c¡ue lo afecta (desvalor juicio en virtud del cual se determina que una conducta es Jo su­
del resultado).
ficientemente grave como para que sea necesario y legítimo pro­
Esta censura entre la conducta y su consecuencia conduce, asi- hibirla bajo amenaza de pena en nada se ve afectado por el factor
1nismo, a reafirmar la necesidad de c¡ue el examen acerca de si la (dependiente del azar) de la producción o no de aquél. Pero ello no
conducta ha sido violatoria del deber de cuidado sea ex ante de] resta nada de su importancia político-criminal al resultado. Éste se
efecto, pues si fuese ex post la conclusión estaría influenciada por la
mantiene como un elemento decisivo condicionante de la aplicación
impresión c¡ue produce en el intérprete c¡ue éste haya acontecido.
de la norma secundaria, de modo que sea cual sea el resultado que
A la ilicitud hay c¡ue considerarla en el complejo de va ]oraciones
se produzca condiciona la necesidad de pena y la propia punibi­
y, por tanto, de reglas jurídicas c¡ue rigen en torno al bien protegi­
lidad o la medida de la misma. Esta línea ideológica aclara c¡ue la
do por el Derecho, y dentro de ellas evidentemente está también la
inclusión del resultado como elemento de la punibilidad fuera del
valoración de los resultados producidos, de las transformaciones ámbito de lo prohibido no es algo c¡ue quepa afirmar sólo a propó­
ocurridas en el ámbito de las relaciones sociales. sito de los delitos de resultado (de peligro o lesión), de la tentativa
, Luego, el problema del resultado no es una cuestión de cau­ y frustración, etcétera. En cualquier clase de tipo cabe distinguir
salidad, sino de imputación desde la perspectiva de los intereses
un aspecto ex ante, c¡ue integra el ámbito de lo injusto (penalmen­
necesitados de protección. Anticipando una corriente funcionalista
te prohibido), y el aspecto ex post, perteneciente a la punibilidad,
que se desarrol.laría más tarde, a partir de las ideas de Welzel una c¡ue integra el ámbito del "tipo punible". En ctrnlc¡uier caso, dado
doctrina apunta c¡ue el problema no es tanto de desvalor de acto
que la problemMica del resultado -es mcis, también la de la rela­
o de resultado, como se había sefialado tradicionalmente, sino de ción entre la conducta penalmente prohibida y aquél-pertenece al
desvalor de relación social. Se ha desvalorado una determinada re­
ámbito sistemático de la norma secundaria, y desempefía un im­
lación, una deternÍinada intermedic1ción de ellos con las cosas y la
portante papel fuera del injusto 393 .
acción del Estado. Es esto lo c¡ue debe quedar en claro, pues enton­
A su vez una concepción del injusto su/Jjetivistn, c¡ue convierte
ces la misión del jurista, del jurista crítico, es la constante revisión
al final el dominio del sujeto sobre su hecho en el núcleo del suce­
de por qué se ha seleccionado tal relación social y se la ha fijado
so punible, tiene la necesidad de explicar de una manera especial
restándole valor en una forma determinada. El jurista demócrata, por qué el delito culposo sólo es castigado, en general, bajo el pre­
sobre la base de la partición -activa de los ciudadanos en la vida
supuesto de c¡ue se produzca un resultado típico.
social y por tanto del Estado, ha de preocuparse por revisar todo
Ante todos estos enfoques del tema, considero c¡ue el Derecho
Jo c¡ue impida tal participación y, necesariamente por ello mismo,
le asigna un significado negativo tanto a la conducta propiamen­
de los obstáculos de todo juicio de valor negativo, que pueda ser
te dicha como al resultado, pero en los hechos de imprudencia la
uno de los impedimentos a tal participación 392 •
primera no puede ser punida por sí misma, sino en la medida en
Otro planteamiento político-criminal parte del desvalor de re­
c¡ue afecte algún interés valioso para la convivencia; allí está el lí­
sultado y reduce la determinación del injusto a un problema de
mite c¡ue in1pone la Constitución.
imputación objetiva, esto es, de afectación al bien jurídico y limi­
En la materia del delito culposo esto es claro: pueden existir
tando el significado del desvalor de acto, es decir, los procesos de
supuestos de hecho en que se constate que la acción es merecedo­
riesgo para los bienes jurídicos.
ra de una consideración negativa por haber ido más allá del riesgo
También se argumenta c¡ue la producción del resultado nada
permitido y, sin embargo, el resultado no ser objetivamente impu­
añade a la peligrosidad de la conducta, por lo que, en realidad, el
table a la mis1m1, por ejemplo, por tratarse de la concreción de un
392 Busto Ramfez, Bases ... , p. 17.
393 Silva Sánchcz, ob. cit., p. 388.
23,J M,rnco .ANTONIO 1'rn11.11GN1
Oow Y CUU�\ EN DF:.IUXJ/O PENAL 235
riesgo distinto. En cnsos asf, el clesvalor ele b acción no tiene con­
A su vez, el reconocimiento de que esto es así asigna conteni­
secuencias jtirícl ico-penales.
do material a la antijuriclicidad, pues el tipo no tiene como misión
Incluso la postura subjelivista reconoce el rol esencial del resul­
describir meros hechos, sino relacionarlos con la afectación de los
tado que, dice, opera como contrapeso. Una doctrina argumenta
bienes jurídicos en cuento sea necesario evitar c¡ue ellos acontez­
que se trata de un presupuesto derivado del principio ele oportu­
can 396 . Solamente desvalorando el resultado se puede establecer una
nidad: el Estado no estaría en condiciones ni de identificar, ni ele
conexión entre la norma prohibitiva y la permisiva, pues para el
perseguir tocia irnprudencia posible sin resultado; habría también
caso de que ambas normas tengan una aplicación conjunta, el des­
una desproporcionada injerencia394.
valor de acto da contenido a la tipiciclad y el desvalor ele resultado
se lo asigna a la antijuridicidad. De manera que una norma puede
§ 104. El resultado como elemento del tipo
prohibir una conducta que ponga en peligro o afecte un bien jurí­
dico, pero otra puede permitir -por ejemplo-que el autor del acto
El resultado integra el tipo de todo hecho penal, ya que no se
típico ponga en peligro o afecte el que pertenezca al agresor, si es
concibe 11ingún ilícito ele esa índole sin que la conducta c¡ue se in­
que concurren las demás circunstancias que legitiman el actuar
crimina produzca un efecto jurídicamente desvalorado; lo contra­
defensivo. Sólo mediante el desvalor del resultado se puede esta­
rio sería inconstitucional ya que el comportamiento no afectaría el
orden público no pe1juclicaría a terceros. blecer una conexión entre la norma prohibitiva y la c¡ue consagra
la licitud de la acción. Así se prohíbe una conducta que ponga en
De todas maneras, las consecuencias c¡ue devienen ele la infrac­
peligro o afecte al bien jurídico, pero reconoce que es adecuado a
ción ele las normas penales se presentan bajo formas diferentes, y
en el caso de las producidas por imprudencia son, principalmente, derecho hacerlo (por ejemplo, q1.1e se ponga en peligro o se afecte
el bien jurídico del agresor) cuando el autor de la conducta prohi­
materiales. Puedo··usar corno paradigma la hipótesis de la muerte
bida obre en legítima defensa. La conclusión es: si el resultado es
de un hombre.
En cualc¡uier sistema penal que adopte el método numcrus clau­ desvalioso la norma prohibitiva lo protege; si no lo es, la norma
justificante permite afectarlo.
sus, la incidencia de los diversos efectos materiales para la indivi­
No obstante lo que he expuesto precedentemente, es cierto que
dualización legal de la pena no se puede desconocer, pues en todo
la cuestión de si el resultado es o no un elemento del tipo penal en
el catálogo de las conductas punibles (las dolosas y las culposas,
los delitos imprudentes de resultado genera debate. Una doctrina
cada una por su lado) la magnitud de la ilicitud está acorde con
sostiene que lo prohibido es la realización de una conducta, pues
la actitud subjetiva y -sobre todo-con el valor relativo de cada re­
las normas presuponen en su mandato la libertad del destinatario.
sultado395.
En el delito doloso el resultado es un elemento del tipo porque el
Así ha sido siempre y en cualquier legislación. Ello porque el
injusto es, antes c¡ue nada, la materialización de la necesidad de autor dirige la causalidad al resultado. Pero en el delito culposo la
norma no puede dirigirse a una causación ciega del resultado. Esta
proteger ciertos bienes por parte del ordenamiento jurídico, y en
pura derivación causal, en consecuencia, queda afuera del objeto
la medida de esa urgencia es que impone penas. De esa manera,
prohibido por la norma y solamente constituye un elemento que
el bien jurídico, como centro del injusto y producto del actuar so­
condiciona la punibilidad, pero que no forma parte del objeto de
cial, tiene como componentes indispensables y necesarios tanto el
la prohibición (acción violatoria del deber objetivo de cuidado).
desvalor del acto cuanto el del resultado.
Esta función del resultado, dependiente de la c,1sualidad-pues
394 Sancinetti, La concepción subjetiva ..., p. 65. a veces de una acción descuidada se deriva un resultado, pero de
395 ':· Bustos Ramírez, Bases ..., p. 30.
396 V. De la Cuesta A gu ado, Paz Ma., Causalidad en los delitos contra el medio ambiente.
236 Ñl1\IICO t\NTON/0 '/'r.lWAGNI
DoLD l' Cl/Ll'A f.N DE/�[C/1O l'f.NAL 237
otras no-, coincide con la función ele l¡¡s condiciones objetiv¡¡s de
§ 106. Res11/torlo !J pe110
punibilid¡¡cl, y por el.lo el resull¡¡clo reviste esta calidad y no la de
elemento del tipo, siempre según I¡¡ doctrina que estamos citando397.
La observación tantas veces repetida de que el resultado es un
Una concepción original es la que ubica el desvalor del resul­
componente puesto por el azar lleva a considerar que la pena del de­
tado en el ámbito de la antijuridicidad y el desvalor del acto en la
lito imprudente está de cierta manera ligada a la desventura de
tipicidad, ilustrándola así: alguien puede realizar sin ninguna clase
que la acción descuidada provoque el efecto que no se desea que
de pericia una arriesgadísima maniobra en un lugar donde es ver­
acontezca. En tanto esa mala suerte no concurra, el desvalor de la
daderamente cognoscible la posibilidad de poner en peligro ciertos
conducta no acarreará ninguna consecuencia jurídico-penal. Co­
bienes jurídicos (por ejemplo, en una calle muy transitada), pero
rrelativamente -y aunque no debería ser así, porque es un signo
afortunadamente no se produce lesión ni muerte de nadie; enton­
de que no analiza suficientemente el problema de la imputación
ces ha habido una violación del deber objetivo de cuidado; concu­
objetiva-esto explica el porqué de las sentencias que sólo tienen
rre también la condición de cognoscibilidad que completa el tipo
en cuenta para condenar al agente que el resultado se haya pro­
penal. Einpero, si el resultado no se produce no hay ilícito porque,
ducido, relegando el análisis de los demás elementos del tipo del
según esa línea de pens¡¡rniento, el resultado es el que completa la
delio culposo.
materia de la prohibición, tal como el legislador la ha enunciado398•
En orden a las relaciones entre resultado y pena, no se puede
dejar de señalar la aparición de una técnica legislativa desacerta­
§ 105 '. El acaecer riel efecto como co11sec11encia del incremento
da según la cual el resultado no se describe sólo según el género
del riesgo
y en abstracto (muerte, lesiones, etc.), sino conforme -además- a
la modalidad de la conducta y al ámbito en el que e\Ja se desplie­
Para que pueda formulársele la imputación objetiva del re­
ga: la del automovilista, la del médico, la del empleador, etcétera.
sultado al autor de un hecho descripto por la ley como delito cul­
poso, aquél debe estar ligado al riesgo que incrementó el sujeto
§ 107. Tipo e imputación objetiva
más allá de lo que le era permitido hacer. El enlace399 tiene que
ser tan riguroso que admitida o negada esa premisa sea ineludi­
La imputación objetiva del resultado es un elemento del tipo
ble aceptar o rechazar la atribución. Esto último sucede cuando el
de los delitos culposos'ºº. La denominación imputación objetiva se
riesgo se ha materializado en una forma no contradictoria con el
usa por la doctrina y por la jurisprudencia de diversas maneras:
fin de protección de la norma presuntamente infringida. Además
sólo habrá imputación objetiva cuando la realización del tipo se (a) Para vincular el resultado y la conducta que realiza el tipo. (b)
Para la determinación de la tipicidad. (c) Para constatar, una vez
circunscribe al ámbito de responsabilidad del autor. Si ella que­
que se ha afirmado que la conducta es típica, en qué circunstancias
da dentro de la esfera de competencia del sujeto lesionado, o es
el resultado debe ser atribuido ala conducta: es ésta la imputación
atribuible a un tercero, entonces queda excluida la imputación y
objetiva del resultado o imputación objetiva en sentido estricto.
por tanto la sanción.
400 Borja Jiménez, Erniliano, Fu11cio11alis1110 y acción. Tres ejemplos de las contribuciones
397 Bacigalupo, Lineamientos de la feon'a del delito, Astrea, Buenos Aires, 1974, p-144. de Jakobs, Roxin y Gi111/Jemnt, en Estudios Penales y Criminológicos, XVH, Universi­
398 Bustos Ramírez, Bases ..., p. 58. dad de Santiago de Compostela, 1994, p. 29, se refiere al sistema penal de Roxin:
399 La doctrina ha buscado identificar el nexo normativo entre la acción y el resultado El tipo es concebido como determinación técnica de la ley penal bajo las exigen­
llamándolo de diversas maneras: a veces como relación de determinación o conexión cias del principio nullwn crimen si11e lege. Una de las aportaciones más notables de
Roxin se refleja en el redescubrimiento y la dotación funcional de la teoría de la
_de antijuridicirlarl, corno lo hacen Zaffaroni, Alagia y S1okar (ob. cit., p. 533). imputación objetiva en el marco de Ja tipicidad.
238 M,rnco J\NroN10 Tr1rnAGN1
DOLO Y CULPA EN DERECHO PENAL 239
Puede caus<1r p<2rpl12jidacl qu12 si12ndo que s12 afirmó la concu­
aspe1jada por la imputación (y el eventual reproche) que derive de
rrencia de un el1211112nlo típico con la conducta realizada, corno lo
es la infracción d12I deber de cuidado, pueda sin embargo no im­ comportamientos que le son extrafios. De más está decir que este
putarse el resultado al autor. La duda se despeja cuando se pone desiderátum tiene correspondencia con los principios constitucio­
atención en que para que haya tipicidad tienen que presentarse nales de legalidad y de reserva de la zona de libertad individual,
simultáneamente todos los requisitos. Así, aunque se haya incre­ pues el Estado no puede castigar un hecho no previsto corno delito
mentado el riesgo, el resultado puede no ser el producto del peli­ por la ley y, más allá, tampoco está facultado para reglar aquelJas
gro contemplado por la norma o provenir del aporte puesto por acciones que no afecten a terceros ni alteren el orden público. Con
quien resulta lesionado o por un tercero. lo cual un Estado, garante de la libertad del hombre, no tiene más
Si no se puede formular la imputación objetiva la conducta en­ remedio que respetar la autodeterminación e imputar solamente
juiciada será atípica. De manera tal que, si bien no concebimos a la Jo que sea una consecuencia del mal uso de ella: Las acciones -y
teoría de la imputación objetiva "como una teoría de la conducta los resultados de que sigan a ellas-que sean del sujeto, suyas; que
típica,"entendida como conducta prohibida" 4º 1 (si esto significase le pertenezcan. Así un resultado sólo le puede ser adjudicado a un
una absorción total de los elementos del tipo del delito impruden­ comportamiento cuando éste ha creado un riesgo no permitido,
te por ese criterio), lo cierto es que la imputación objetiva del re­ cuando es su secuela y cuando se encuentre dentro del ámbito de
sultado es la base necesaria para constatar si el hecho del hombre prohibición instituido por la norma.
se ajusta a lo que la ley prevé para adjudicárselo.
Entendida la imputación objetiva del resultado corno uno de § 108. Causalidad e imp11tació11 objetiva
los elementos del tipo de los delitos imprudentes, que coexiste con
l.os demás, hay que apuntar que es posible profundizar el análisis; A los efectos que interesan para mi investigación entendernos
de manera tal que ya no se trata solamente del examen del riesgo por cnusa el origen, el nacimiento, la base, lo que da lugar al efec­
puesto por el sujeto a quien se juzga, sino que abarca el examen
to; una relación que puede ser comprobada mediante la utilización
del cornportan1iento de otras personas, en cuanto tenga inciden­
de métodos empíricos; o sea, acudiendo a la experiencia. Esta, a
cia para la atribución del resultado: algunas hipótesis de interven­
su vez, puede adquirirse por la rutina, guiándose por lo que ya ha
ción de varias personas en el hecho, de un partícipe, del lesionado
ocurrido reiteradamente; o puede ser constatada por medio de ope­
o de un tercero.
Estos últimos criterios, en la medida en que sirven para des­ raciones que son propias de las ciencias de la naturaleza.
pejar el campo, deslindarlo, tornando corno base la incidencia de Con este significado, al nexo de causalidad entre acción y re­
las diversas conductas y, así, fijar los contornos precisos de la au­ sultado no se le debe asignar ninguna valoración: el efecto se pro­
toría, pertenecen a la teorfa de la imputación objetiva (entendida duce por el juego de determinados fenómenos naturales4112; y eso
en sentido arnplio) o forman parte de un segundo nivel de la impu­ 402 El concepto causal no es tm concepto jurídico, sino una categoría del ser (\,VEL-
tación objetiva. Aquí se ubican todas aquellas pautas que suminis­ ZEL, Hans, Derecho penal alemán. Parte General, 11" ed., 2� ed. castellana, trad. Juan
Bustos Ramírez y Sergio Yál1ez Pérez, Editora Jurídica de Chile, Santiago, 1976, p.
tran la posibilidad de evaluar la conducta de cada quien, lo que a 66). Soler apunta: "Los hechos de la naturaleza ocurren con causa, pero sin razón"
su vez perrnitirá-en su caso-adjudicar una responsabilidad penal (SOLER, Sebastián, Las palabras de la ley, Fondo de Culhua Económica, l\1éxico,
circunscripta a lo que individualmente se ha aportado; es decir, no 1969, p. 11.). Sobre el mismo tema Torío López expone que el juicio de causalidad
es un juicio científico natural, un juicio de hecho, prenormativo, anterior a toda
401 En contra, Mir Puig, Santiago, Significado y alcance de la imp11taci611 objetiva en Dere­ consideración vnlorativa (Significación dogmática de la "compc11saci611 de culpas" en
cho Penal, ob. cit., p. 74, nota 4, con cita de Frisch. Derecho Pc11af, en Est11dios penales en memoria del profesor Ag11st(n Fernández-Alf101�
Universidad de Snnlingo de Compostela, 1989, p. 713).
240 tv1AIH o I\ NTON!O Trnut1GN/
Dow )' CLIL/JA [N DERCC//O Jl[Nt\L 2•1 1
no es b u eno n i rnal o•HlJ_ Con el uso del método a n al íti co (observa­
ción, creaci ón de hipólesis, s ujeción d e éstas al con traste empíri ­ En este métod o, apli cable cu and o no es pos i b l e I n com p roba­
co) se l ogra encontrar la verd a d era rel a ci ón causal-fácti ca . Lu ego, ción empírica, tampoco tienen cabida l a s valo rac.iones. De toci a s
a través del procedimien to d edu ctivo (silogismo, supresi ón men tal manera s, su em pleo representa un esfu erzo m ayor po rg ue u sa l a
hipotéti ca, etc.) se corrobora rá l a val id ez del hal lazgo. lógica : implica aceptar qu e e l efecto es la consecuencia d el a n tece­
dente, d ependiendo d e la relevancia esta dística, la qu e d emuestra
§ 109. Determi11ació11 esta dística qu e normalmen te será así, no obstante l as excep ciones.

Es cl aro que no para tod os los fen óm enos existen medios ci entí­ § 110. El empleo de criterios de imputa ción objetiv a ¿permite
fico-naturales que permi ten conocer por q u é se producen . Cuando prescindir de la comprobación de l nexo causal?
fal tan, o siendo qu e no resul tase posible reprod u cir el hecho para
some terlo al examen pericial, e l observa d or d ebe contentarse con La d octrina con temporánea ubi ca a l a teoría de la impu tación
distingt1ir, discernir, fijar los términos del acon tecimiento, y esta objeti v a en el m arco d e la tipicidad, asi gnánd ole allí su funci ón es­
tarea ya no está exenta de errores . Con ello aparecen otras m ane­ pecífi ca. An tes, las concepciones cnusalistn y jinnlistn 406 situ aban el
ras de d eterminar que existe un vín cul o: ya no sól o la cn usn/4º4 sino probl ema d e l a rel ación en tre la a cci ón y el resultad o en el elemen­
-por ejempl o-con la estnd(stica, ele la que se d ed u ce la probnbilidnd, to d e la teoría del delito acción o conducla 407 • Con el cambio podría
con el si gnificado d e verosimil i tu d o fund ada apari enci a de ver­ algu ien argumentar que es d able prescin dir de l a comprobación
d ad, p u es el su ceso pu ede haber tenido l u gar conforme lo indica del nexo de causalidad en tre la acci ón y el resultado, p a ra pasar a
la l ey basada en el cálculo de probabilidac!es 405 • El princi pio causal exa minar de manera di recta si es posible formular la imputación
s.e cara cteriza así por su cond i ci onalic! a d regu l ar. obj etiv a; sobre tod o en a quellos su puestos de hecho en los que l a
403 Para Von Liszt era absolu tamente necesari o tener p resente q ue la ley de cm1salidnd bú squeda de l a rel ación de causalidad aparece como infructuosa408 •
solamente se refiere a los cambios sob reveni d os en el espacio y en el tiempo, y no Sin emba rgo, l a búsqu eda de sol u ciones justas obliga a no de­
al nexo lógico d e las concepciones, ni a b aprecic1 ción é tico social del acto (VON
LISZT, Franz, Tratado de Derecho pella], tra d . de la 20 ª ed. alemana p or Lu is Jiméncz j ar de la do la comprobaci ón fácti ca, y p or eso el punto de partida
de Asú a, Reus, Madrid, 1 927, t. 11, p. 293 nota 1). será l a relación de cau sali dad na tural, la que es el límite mínim o
404 La causalidad consti tuye sólo .u na de las categorías posibles de la d eterminación
en general, y ciertamente ni la más importante ni la más i nsignificfmte (PÉREZ a verificar, aunque no resulte suficiente para atribuir el resultad o,
BARBERÁ, Gabriel E., Cnusnlirlnd y detenninnbilirlnd, en N11evns fonm1!11ciones en las y a que sól o una vez qu e se h aya comprobado la exis tenci a de ese
Ciencias Penales Homenaje a Clnus Roxin, Facultad d e Derecho y Ciencias Social es,
Universidad Nacional de Córdoba, Marcos Lerncr Ed i tora, Córdoba, 2001, p . 1 02.). nexo cau sal, habrá de diluci darse si el resultad o, además, cu mple
405 Pérez Barberá expl ica: "Un suceso determinado estndística mente no es que puede, los requisi tos señal a dos por la teoría de la imputación objeti vo
sino q ue debe ser explicado conforme a leyes probabilísti cas, las que, en su ámbito
de a p licación, son tan seguras y confiables como las causales en el suyo. El recur­ 406 Ver \t\lelzel, Hans, Derecho penal alemán, Parte General, 11ª ed., 2� ed. castellnnn,
so a estas leyes, en este ámbito, no es, pues, de emergen cin, sino de principio. En tra d . J uan Bustos Ramírez y Serg io Yáñez Pérez, Edi toria Jurídica de Chile, S1111
ámb itos esta dísticos no se em plean leyes probabilísticas porq ue en ellos sean im­ tia g o, 1976, pp. 66 y ss. Sin embargo, acla raba VVelzel que con la comprobnción tl1•
posible (epistemoló gicamente) el empleo de leyes en usa l es, sino porque el empleo
la causalidad se establece sól o el presupuesto más elemental y el límite m.ís cx l1 1 1
de es tas úl timas no corresponde. Y esto es lo que aporta tanto fundamentación co­
herente como l egiti midad a condenas en casos de intoxicaciones masivas como los no de la resp onsabilida d penal; lo importante es si la rel ación causal es rnonw 11l1 1
mencionados (relacionados con la problemá tica de la res ponsabilidad penal por integrante de la acción típica (Ibidem, p. 69).
el p roducto) y en ot ros vincul ados al Derecho Penal del n, edio ambiente, el Dere­ 407 Es de resnltar el esfuerzo d e Cousiño Mac Iver para construir un sislemíl en <.• I 1 1 11t l
cho Penal Económico y el Derecho Penal de la med icina y de la construcción, por antes de la Teoría de la acci ón ap arecía una Teoría del hecho y en ésta es1tulli 1\ 1 11
sólo mencionar los grupos de casos más conocidos del llamado Derecho Penal no l a rel ación de causa lidnd (Cousiño Mac Iver, · Luis, Derecl10 penal c'1ilc110, E<.1 1 1 1 11 lttl
convencional, en los cuales la determinación estadística tiene en general unclaro Ju rídica de Chile, Santiago, 1975, t. l, pp . 325 y ss.).
predominio". (PÉREZ BA RBERÁ, Causalidad ...., ob. cit., p . 1 19). 408 STLVA SÁNCHEZ, J esús María, Aproximación al Derecho pc11al co11tc111porrf11co, 111 1111 h,
Barcelona, 1992, p . 4·1 8, nota 447.
11
2il2 lv1ARCO ANTONIO TrnHJ\GNI
Dow )' CULl'A [N DD:EC/10 l'ENAL 243
9 1
parn afinrnir ]a lipiciclacl cleJ comporlamiento' Ello garantiza
10 -' 10•

]a vigencia del principio ele inocencia. Aunque no es dable dejar dida, no existe porque en la naturaleza no hay omisiones ni impru­
ele lado ]a evidencia de que, salvo casos en los qt1e se logra descu­ dencias, negligencias, impericias o inobservancia de reglamentos.
brir sin dificultades el nexo ecrnsal411 , la imputación se lleva a cabo De allí la importancia de encontrar los contornos nítidos ele ]os
de otras maneras: requisitos ele la imputación objetiva porque ellos son los que per­
rniten establecer cuándo y hasta qué punto se le puede asignar,
(a) Una la constituye el ejercicio de la sola voluntad del magistrado, sin corno fundamento de una eventual responsabilidad, un resultado
atender a reglas; por ende, arbitrario. a una persona.
(b) Otra, la aplicación de criterios normativos; es decir, establecidos a El grado ele certeza que exige e] principio de inocencia se logra
partir de valores genéricos en tren de procurar demostrar que la con­ aplicando correctamente las pautas ele imputación objetiva, como
ducta sujeta a enjuiciamiento se apartó de las exigencias legales, de que ellas son sólo una manera particular pma adjudicar un hecho
manera tal que el resultado se le pueda adjudicar usando razona­ a alguien: la determinación conforn1e a sus propias leyes (a la le­
nlientos. galidad que Je es propia). Sin embargo, no es posible desconocer
que la doctrina debe desarrollar aún más ciertas instituciones, para
Ésta es la finalidad que persiguen los hallazgos modernos rela­ aventar cualquier sensación de inseguridad. Así ocurre con el in­
cionados con b imputación objetiva: dar pautas para las decisiones cre111e11to del riesgo, porque encontrar la frontera entre el peligi'o que
judiciales ele forma que éstas sean predecibles, incluso en los casos se desprende ele ]as actividades normales y el exceso, requiere a su
ele los llamados cursos causales 110 verificables, universo que abar­ vez el empleo ele pautas internas del concepto riesgo.
ca hechos complejos en los que fracasa Ja comprobación del nexo Cómo atribuir el hecho a alguien constituye la circunstancia bá­
natural; y también en algunos supuestos de omisiones y otros de sica para fundamentar, llegado el caso, su responsabilidad penal,
culpa penal en los cuales la causalidad positiva, físicamente enten- la utilización extensiva, ele esas pautas, puede llegar a ser peligro­
409 Ver HAVA GARCfA, Esther, La impmrfcncin inco11scic11fc, Comares, G ram,da, 2002 sa para ]a libertad individual; sobre todo si se adopta sin ninguna
p. 165. Por su parte Gimbernat Ordeig nfirma que la causalidad es un concepto on­ reserva la concepción imperativa ele la norma pena], como moti­
tológico que debe ser establecido de acuerdo con la teoría de la condición. Según vadora de comportamientos, y se acepta ultranza la perspectiva ex
su pensamiento, ]as restricciones que necesita lc1 causalidad, así entendida, deben
ser llevadas n cabo con el concepto normativo de la imputación objetivá. Queda
nnte para decidir si concurre un hecho típico412 • Formular esta ad­
claro para Gimbernat Ordeig que lo existencic1 de causalidad sigue siendo un re­ vertencia no significa asignarle a la pena una función sólo retribu­
gistro indispensable en todos los tipos penales (GlMBERNAT ORDElG, Enrique, tiva, sino propugnar un empleo restrictivo de los criterios de im­
Causalidad, omisión e im¡m1dencia, en El Derecho penal hoy. Homenaje al Profesor Da­
vid Baig1í11, Ediciones del Puerto, Buenos Aires, 1995, p. 191).
putación, que sea coherente con la premisa de que toda situación
410 CHOCLÁN MONTALVO, Deber de cuidado y delito i111prude11te, en la p. 63 cita la de duda debe resolverse a favor del reo y, más allá, que coincida
STS de 23/4/1992 (aceite de colza), en la gue resuelve el problema de la causalidad con el objetivo ele lograr un Derecho Penal ele mínima intervención.
de acuerdo con la teoría de ]a causalidad natu.ral. De acuerdo con ella la cnusali­ Con ese propósito, el de reducir ]as posibilidades ele llevar la
dad de una acción respecto del resultado depende de que la conexión entre an)bos
esté respaldnda por la existencin de una ley causal nntural general, deducida de imputación más allá del terreno de la prohibición estricta, el proce­
la repetición estadística de un gran número de casos semejantes, de la gue el caso dimiento a seguir en el juicio de tipicidad debe analizar primero si
concreto sea una expresión particular cita a Bacigalupo (Principios ..., p. 176). La existe relación causal entre la acción y el resultado; luego someter el
sentencia de la colza mgumenta que "existe una ley natural de causalidad cuando,
comprobado un hecho en un número considerable de casos similares, sea posible
comportamiento al tamiz de los criterios de imputación objetiva413•
descartar que el suceso haya sido producido por otras causas". 412 En sentido contrario, Mir Puig, Santiago1 Función de la pena... , ob. cit., p. 60.
411 La Física cuántica demuestra que cuando se utilizan las leyes causales tampoco 413 V. De la Cuesta Aguado, Causalidad en los delitos contra el medio ambiente... , ob. cit.,
existe una certeza universal, de manera que cualquiera sea el método de determi­ guien además sostiene que la mayor virtud de la doctrina moderna ha sido dar­
nación gue se adopte, es imposible descubrir la verdad absoluta. se cuenta de gue la constatación de la relación entre acción y resultado y la deli­
mitación de la acción típica a partir de criterios normativos (jurídico penales) son
2tJ,:l MARCO I\NTON/0 'fEnJ?AGNI
DOLO Y CULPA EN DERECHO PENAL 245
Los hallazgos rnoclemos sobre la imputación objetiva sirven
intervenga una pluralidad de personas para dirigir el índice acu­
para conjurar la clesrnesmacla extensión del terreno de la culpa pu­
sador de manera tal gue cada uno asuma su eventual responsabi­
nible que aparece en aquel.las decisiones judiciales que se reducen
lidad conforme al rol que Je haya tocado desempefiar en el suceso;
a comprobar la causalidad. Confunden así tipicidad culposa con
todo conforme a los requerirnientos de la norma de que se trate.
causalidad y derivan de la prueba de la relación causal, inmediata­
El análisis acerca de la concurrencia de la imputación objetiva no
mente y sin ulteriores consideraciones, la imposición de una pena. puede estar desvinculado del tipo penal de que se trate. La impu­
tación objetiva es un segundo correctivo, porque una vez afirma­
§ 111. La doble constatación de la tipicidad da la existencia de un comportamiento descuidado, sin embargo
el resultado puede no imputarse a la conducta del sujeto415 • Así,
Las limitaciones de la teoría de la equivalencia de las condi­ en el delito culposo la aplicación de los criterios de la teoría de la
ciones son obvias: se trata sólo de una operación lógica muy ele­ imputación objetiva supone realizar otro juicio ulterior respecto de
mental, que constituye un simple punto de partida y funciona en la tipicidad. El primero tiene por objeto comprobar si la conducta
la médida en que se sospeche acerca de cuál puede haber sido la -examinada ex nnte-ha cubierto los reguisitos objetivos y subjetivos
causa, o en los casos en que no se presenten muchas dificultades del tipo. El segundo juicio, a la luz del resultado, versará sobre la
para entender que existe relación entre la conducta y el efecto. correlación entre él y el riesgo generado, así corno la finalidad de
No obstante ese alcance tan reducido, la única teoría de la cau­ protección de la norma infringida. Obviamente, el análisis acerca
salidad ontológicamente correcta es ésa. Las demás no son hipóte­ de la concurrencia de la imputación objetiva no puede estar des­
sis de causalidad, pues recu eren a elementos valorativos (de anti­ vinculado del tipo penal de que se trate.
juridicidad) para determinar la causa.
Es que el problema de la relación entre acción y efecto en el § 112. Tipo objetivo y causalidad en las figuras culposas
ámbito jurídico-penal estriba, realmente, en la imputación de los
resultados; y ésta sí se resuelve con pautas provenientes, no del Hay figuras que no exigen una determinada forma de comi­
mundo de la naturaleza, sino del de los valores, Jo que se hace es­ sión. Son características en este sentido las que señalan conductas
pecialmente notorio en la culpa y en la omisión; ternos en los que culposas, pues la ley solamente se refiere a la producción del daño
la moderna teoría de la imputación objetiva hace aportes, formu­ indicado por el tipo, que puede concretarse de las maneras más
la restricciones e incorpora precisiones que sirven para analizar el dispares. Así ocurre con el homicidio culposo.
encuadramiento del hecho en el tipo objetivo414 • Pero es importante sefialar que en los hechos de esa índole, si
En la lengua alemana, el concepto imputación (Zurech111111g) bien es cierto que la materialidad de la acción no está indicada,
tiene como una de sus acepciones la delimitación, y esto es impor­ existe una relación que tiene necesariamente .que darse entre la
tante porque delimitar puede aplicarse a una actuación individual, acción y el resultado para que el hecho resulte típico, y esto es así
para saber si el sujeto es autor o no lo es, y en un hecho en el que porque la muerte (en su caso) debe producirse por imprudencia,
por negligencia, por irnpericia, o por inobservancia de los regla­
dos momentos distintos, así corno que son excepcionales los supuestos en los gue mentos o deberes del cargo.
cabe fundar la imputación objetiva sin ayuda de la causalidad (pp. 26 y ss.). Por Esto quiere decir que no es suficiente encontrar el nexo de cau­
su parle, E. Larrauri en su Introducción a la imputación objetiva, propone utilizar los
criterios de imputación objetiva como segundo correctivo, luego de comprobar
salidad entre el acto del hombre y el resultado, sino que debe ha­
que el comportamiento es típico, puesto a pesar de ello, el resultado puede no im­ llarse el nexo de antijuridicidad o la forma de imputación objetiva
putarse a la actividad del sujeto (pp. 244 y ss.). que el uso de la preposición está indicando.
414 SancineUi, Marcelo, La co11cepció11 sulijetiva... , ob. cit., p. 2.
415 Larrauri, E., !11trod11cción a la imputación objetiva..., ob. cit., p. 245.
2,1_6 M,rnn, ANTONIO Trnu11GN1
Dow y CULPA EN DF.RECHO PENAL 247
Algunos penalistas usan la frnse "relación de determinación".
Los a u lores italianos prefieren decir que no es suficiente una rela­ § 113. Posibilidad y exigencia de evitar y acción
ción puramente ele sucesión cronológica o ele causalidad material
entre la violación del precepto y el resultado; es preciso -según Una parte de la doctrina postula que debe tratarse el terna como
ellos-que se provoque una oposición a la presunción de previsibi­ perteneciente al elemento de la Teoría del delito acción (o co11d11cta),
entendiéndola corno imposibilidad genérica de obrar. Ningún ser
lidad que está contenida en el precepto.
humano, en la situación concreta que se presenta, podría impedir
Cualquiera fuese la expresión que se use, lo cierto es que debe
que el hecho con connotaciones penales acontezca. En este orden
darse una conexión que vaya más allá de lo causal, y ese otro nexo
de razonamiento, la idea básica es: para que exista un suceso, del
es de carácter normativo. cual pueda postularse un contenido penal, quien lo protagoniza
No hay duda que la primera condición para imputar un re­ debe obrar como ser ht1mano; es decir, corno un sujeto que tiene la
sultado es el nexo causal, la cual -según reiterada jurisprudencia potestad de gobernar su comportamiento como manifest¡¡ción de
del Bu11desgerichtsl10f (Superior Tribunal Federal Alernán)-es cons­ un querer representativo de su libertad, como circunstancia opues­
tatada ·cuando la acción no puede ser mentalmente eliminada sin ta a la simple causalidad.
que el resultado venga a faltar. Pero el resultado debe ser la con­ Si así no ocurriese, si no obrase como un horn bre, y sí sólo apor­
secuencia de la violación del deber objetivo de cuidado. ¿Qué ocu­ tase al suceso impulsos inconscientes (tal la hipótesis de los mo­
rre cuando un niño cruza repentinamente frente a un automóvil, vimientos reflejos), o si apareciese su cuerpo impulsado por otro
que circula a una velocidad mayor a la permitida, si se demues­ hombre o por elementos naturales (caso de fuerza física irresisti­
tra que aún a marcha reducida lo .hubiera atropellado? El nexo de ble), no podría formularse siquiera la imputntio fnctis416; tampoco
causalidad existe, pero falta la relación entre la irregularidad de habría -obviamente-una conducta a la cual aplicar el adjetivo iípicn.
la marcha y la p;:oducción del resultado. No se puede formular la En suma, el Derecho Pena I no está habilitado para intervenir
imputación objetiva. en situaciones así, pues corno sólo le es dado regular acciones hu­
El reconocimiento de esta situación ha puesto coto a la punibi­ manas no puede exigir aquelio que el hombre, como tal, no puede
lidad de la imprudencia, que podría ser, de lo contrario, ampliada evitar (ultra posse nema obligatur).
indefinidamente, poniendo a cargo del autor, también las conse­
cuencias más alejadas de su conducta infractora. § 114. Posibilidad y exigencia de evitar y tipícidad
El tribunal alemán ha llegado a la misma consecuencia por otra
vía, corno es la de lünitar la previsibilidad subjetivamente, no re­ La reflexión precedente, sobre la exigencia, liga el tema que es­
prochando como culpable la conducta que motivó el suceso, a pesar toy tratando al tipo, como que la norma solamente puede custodiar
de la previsibilidad del resultado, si éste es una consecuencia que a los bienes jurídicos procurando que no se produzcan los perjui­
cios que un ser humano puede evitar4 17. Corno lo señala la doctri­
resta fuera de la experiencia de la vida. Baurnann examina el caso
na moderna, lo inevitable no se encuentra en la esfera de lo que
diciendo que el orden jurídico se dirige al hombre, y no le püede
dispone la persona para motivarse, por esto tampoco puede ést¡¡
exigir una conducta imposible, o sea, tmnbién, una evitación impo­
tomar posición418 . La prohibición que establece la norma cumple
sible del resultado. El resultado mortal habría sido inevitable para
el autor y la muerte que causó, no ha sido antijurídica. 416 V. Reyes Al varado, Yesid, Imp11tació11 objetiva. Temis, Bogotá, 1994, p. 1.14.
417 Vid, Maurach, Reinhart, G6ssel, Karl Heinz y Zipf, Heinz, Derecho penal. Parte gt:•
11cral, 2, traducción de la 7a. edición alemana por Jorge Bofill Genzsch, Astrea, Bue­
nos Aires, 1995, p. 124.
418 B01ja Jiménez, Emiliano, Funcionalismo y acción. Tres ejemplos de las contribucio11cs
de Jnkobs, Roxin y Gimbenzat, en Estudios Penales y Criminológicos, XVII, Univer­
sidad de Santiago de Compostela, 1994, p. 18.
11
2,1s JvlAllCO /\NTONJO 'l'rnU,\GNI
DOLO)' CULl'A r.N m:.1ux110 l'[NAL e•l9
una función preventiva y no puede intentar inducir <1l sujeto para
que adopte conclucl<1s imposibles. Por esa razón, la norma que in­ realista. Agn2ga que la ci1·cunst<1ncia de que los clefeclos sean, por
crimina una conducta pe1·de1·fo su razón ele ser en los casos de in­ lo genernl, evitables, no significa que se puedan suplir sin excep­
variabilidad ele] resultado final 419• ción, ya que existe una cuota de errores que no se pueden eludir,
De manera que en algunos casos puede considerarse traspuesto a pesar de todos los esfuerzos423 •
el primer escalón de la Teoría del delito (entendiendo que el sujeto
ha actuado, porque no concurren causas excluyentes de la conduc­ § 115. Posibilidad y exigencia de evitar, individualmente con­
ta humana) y el hecho no ser típico, siendo que las consecuencias sideradas
jurídicas de ese comportamiento, por una imposibilidad de evitar
de un carácter distinto al que he apuntado antes, no son abarcadas La exigencia, impuesta por el tipo penal, tiene alcance erga 0111-
por la ley penal. Así la conducta de quien se enfrenta con dificulta­ nes, lo que es expresión del principio de igualdad ante la ley. Esto
des provenientes, por ejemplo, de la propia víctima, y que llevan a no impide, empero, que se consideren las particularidades del caso
un desenlace infausto inevitable no es recogida por el tipo penal. concreto, como que el principio de igualdad no está formulado en
En el delito culposo el autor no persigue desencadenar el suce­ términos absolutos, sino que impide tratar de diferente manera a
so lesivo: lo provoca violando el deber de actuar con cuidado. Si no quienes se encuentren en idéntica situación.
hubiese podido evitar el perjuicio, incluso observando la diligencia Deberá el intérprete realizar un juicio fáctico de posibilidad, a
objetivamente exigida"º, su acción no se adecuará a los requisitos partir de las condiciones personales del sujeto y de las circunstan­
del tipo penal; no habrá imputación objetiva'121• cias concretas de su actuación, confrontando luego el resultado de
La condición previa para analizar la posibilidad de que hayan ese juicio a las exigenciasnorrnativas. Éste es el lugar c¡ue sislemá­
concurrido en él suceso los extremos del tipo del delito culposo, ticamente le corresponde al tema de las cnpncidndes cspecinles, pues
es que la lesión del bien jurídico hubiese sido evitable mediante la ellas, en su caso, le permitirían al sujeto evitar un mayor número
observancia de la diligencia exigida 422. No siempre lo es y de allí de resultados negativamente valorados.
el error en que frecuentemente caen las argumentaciones de algt1-
nas sentencias, que parten de la idea contraria: que toda falta es § 116. Posibilidad y exigencia de prever. La previsibilidad como
evitable. Stratenwerth sostiene, con razón, que ese criterio no es componente subjetivo del tipo
419 Caslaldo, Andrea R., La imputación objetiva en el delito rnlposo de resultado, traduc­
ción de Antonio Bonam10, Bdef, Montevideo-Buenos Aires, 2004, p. 152. La posibilidad de prever es el sustento fáctico (el componente
420 Martínez, Margarita, ¿Relevancia cn los com¡iortamic11tos alfernalivos co11forme a De•
recho en la imp11tació11 objetiva del resultado?, en Omisió11 e im;mfación objetiva en De•
intelectual) de la exigencia de que tal cosa se haga, y esto último
recho Penal, Jornadas Hispano•Alemanas de Derecho Penal en homenaje a Claus (el componente normativo) es uno de los elementos subjetivos del
Roxin, Universidad Complutense y Centro de Estudios Judiciílles, Madrid, 1994, tipo del delito culposo. El requerimiento forma parte del concepto
p.104.
421 Roxin, Claus, Derecho penal. Parte General. tomo l. Fi111da111e11/os. La estruct11r; de la
deber de cuidado. Quien por descuido deja de prever un efecto cuyo
teonñ del delito. Traducción y notas: Diego-Manuel Luzón Peña, Miguel Díaz y acaecimiento es previsible, estando obligado a evitarlo, aporta uno
Carda ·con.Hedo, Javier de Vicente Remesa!, Civitas, Madrid, primera edición (en de los componentes del tipo: no previó, corno la norma lo requería,
Civitas), 1997, reeimpresión, 1999, p. 1001.
422 Dicho con palabras de Mir: El poder de cumplimiento es el límite máximo del de­
pudiendo haberlo hecho empleando la debida atención y teniendo
ber normativo, porque la prohibición preventiva de la norma no puede intentar el pleno conocimiento del curso probable de los acontecimientos.
motivar a realizar conductas imposibles (Mir Puig, Santiago, en Adiciones a Jes­ Al revés, si por circunstancias externas no pudo prever lo previsi-
check, Hans-Heinrich, Tratado de Derecho penal. Parte general, 4a. edición, traduc­
ción de José Luis Manzanares Samaniego, Comares, Granada, 1993, t. Jl, p. 791). 423 Stratenwerth, Günter, Derecho penal. Parte general, I. El hecho punible, traducción de
la 2a. edición alemm1a (1976) de Gladys Romero, Edersa, Madrid, 1982, p. 333.
250 lvl,1,uco ANTONIO Trn/1..AGNJ
Dow y CULPA EN DERECHO PENAL 251
ble y exigible, en té rm i nos genera les, fo l la ní este elemen t o subje­
Parte d e l a doctrina habla de previsibilidad objetiva 427 - , lo que 128

tivo y el suceso será a líp.i co.


en u n a primera aproximación parece una contmditio in term in is, ya
Se trata de uno de los componen tes d el tipo, qu e debe concurrir
con l os demás. Que el efecto resul te previsible no si gnifi ca, por sí, qu e lo qu e es previsible es un d a to que tiene qu e estar en l a men te
que la acción sea típica. Incluso h ay activi d ad es, como l a cura tiva, y es irnposible concebirlo afu era de ell a. Pero se explica el uso d el
en las cuales e] curso que tornarán los acontecimientos, incluyen­ califi cativo, si se entiend e a ] a previ sibili dad com o una referen cia
do ]a mu erte del paciente pese a l a terapia que se ]e apli que, entra 427 Segú n V\lelzel: "Para atender el cuidado objetivo, cabe considerar todos los cu rsos
en el campo focal de la conciencia del médico. Sin embargo, esta causales posibles que resultan de una acción, previsibles de acuerdo a un juicio
previsibilidad d ebe estar acompañ a d a por una infra cción del de­ inteligente (objetivo). En consecuencia, d eben quednr eliminados de los tipos de l os
delitos culposos todos los cu rsos causales gue quedan más allá d e la p revisibil idad
ber objetivo de c1.1 ida do y el efecto tendrá que ser la consecuencia objetiva (y que por lo tanto son un caso incontrohible)". Sigue explicando gue para
del riesgo juríd icam ente desaprobad o p ara que exista impu taci ón emiti r un juicio de posibilidad objetiva el intérprete debe basarse en: a) el saber
objetiva. experimental general de su época respecto a ]os cursos causales que vienen al caso
Con m ayor razón el comportamiento es a típico cu ando, por para la previsibilidad de los efectos concomitantes (base nomológica del jui cio)¡ b)
l os factores reales existentes al tiempo de la comisión de la acción que pod ían ser
más atención qu e se ponga, no es dabl e conjeturar lo que pu ede conocid os por un hombre intel igente, agregando aquellos que Je eran conocidos
lle gar a su ced er. por el h echor mismo (base ontológica del juicio). Sigue: "Un problema que debe
diferenciarse de l o anterior es el gue se refiere a si el hecho individual podía tener
esta previsión y así evita r el resul tado. Éste es un problema de la reprochabilidad,
§ 1 1 7. Previsibilidad objetiva y previsibilidad subjetiva pero no d e la ti picidad de l a acción cu lposa" (Welzel, H ans, Derecho penal alemán.
Parte general, tra ducción de la 11a. edición alemnm1 -2 ª edici ón ecistellana-por Juan
El que todos qu ienes se en cu entren en idénti ca si tu ación pon­ Bustos R amírez y Sergio Yáñez Pérez1 Ed itorial J urídica d e Chile, S,mtiago d e Chi­
gan la aten ción nlé'cesaria en lo qu e puede ocurrir es una exigencia l e, 1976, p. 70). Como puede observarse, en este pensamiento aparece una mezcla
de previsibilid ad objetiva o general con previsibi lidad subjetiva o ind ividual, por
l egal y, por lo mismo, aplicable a todos. La l ey pro tege ]os bienes lo que no aparecen rel acionad os, en form a sisternáticmnente correcta, con los re­
ju rídi cos respecto de las acci ones de quien no haya previ sto un re­ quisitos objetivos y subjetivos del tipo d el d eli to imprudente. Sí lo ha ce J escheck,
sul tad o y un nexo causal previsibles para la generali d a d . Así, la para quien el resultado debe obedecer a una vu lneración de aquellas exigenci as de
cuidado que el orden juríd ico d irige en fa sil u ación del hecho al sujeto esmerado
norma que subyace a ]o dispuesto por el artícul o 79 d el Código Pe­ y prudente que pertenece al ámbi to del tráfico propio del autor,y es preciso que
nal argentino 424 expresa: No matarás, con conocimien to de lo q ue haces dicho resultado fuera asimismo previsible para una persona de tales caracterís­
y volun tad de quitar la vida a otro. La que corresponde al artículo 84 ticas üescheck, Hans-Heinrich, Tratado de Derecho penal. Parte general, 4 a. ed ición,
del mismo cuerpo legal 425 es: No obrarás descuidadn111e11 le de manera tradu cción de José Luis Manzana res Samaniego, Comares, Granada, 1 993, l. 11, p.
777). Luego explica que el lipa de injusto de la impru d encia se determina por me­
tal q ue tu falta de cuidado provoque la 1m1crte de otro; resul tado q ue es d i o de tres elementos, entre los cuales está la posibilidad de advertir el peligro de
p revisible y evit.able. real ización del tipo (loe. cit., p. 779). Así como yo lo considero en el texto, Jescheck
Una cosa es el requisito típico (previsibi lidad) y otra su con­ lo trata corno componente subjetivo del tipo cul poso, tanto que cuando habla de
currencia en el caso concreto (previsión). Si el sujeto previó Jo pre­ peligro de rea lización d e] tipo traza un paralelo con el juego d el tipo subjeti vo
(dolo com o conocimiento y voluntad de conjugar con la acción los elementos del
visible; por ejemplo, que su condu cta arriesgad a podría llegar a tipo objeti vo).
ocasionar un efecto perjudicial y confió en poder ev i tar] o426, habrá 428 Cerezo Mir lo hace en el sentido de que los conocimientos especiales d el sujeto
actuado con culpa consciente; si no lo imaginó en absolu to, pu­ sirven de base para determinar el cuidado debi do: "El juicio de previsibilid a d ob­
jetiva se lleva a cabo colocándose el juez en el l u gar del sujeto en el momento del
diendo hacerlo, habrá culpa inconsciente. comienzo de la acción y teniendo en cuenta las circunstancias del caso concreto
424 Artículo 138 CP español. cognoscibles por u na persona inteli gente, más las conocid as por el autor (saber on­
425 Artículo 138, CP espai'iol. tol ógico) y la experiencia común de la época sob re los causales, así como el saber
426 Según u na de las fórmulas que se util izan para distinguir la culpa consciente del experimen ta l excepcional del autor (saber gnoseológico)" (Cerezo Mir, José, El tipo
dolo evenhrnl. de i11jusfo e.11 fas delitos de acción culposos, en Anu ario de Derecho Penal y Ciencias
Penales, Mad rid, t. XXXVII, /ascfculo III, sepbre.-dicbre., MCM LXXX!ll, p. 474.
,1
2�2 MA11'0 I\NTON/0 Trni<AGNI
Doto Y Cl/L!'/1 CN DER[C/10 l'[Nt\L 253
subjetiva, aunque no individua.\. Hasta dónde un suceso es previ­
sible y ctiánclo deja ele serlo, constituye una frontera que se traw que la sociedad funcione dentro ele ciertos par·ámetrns referidos a
para la cliversiclacl ele situaciones, y en esa cliversiclacl ele situacio­ la previsibilidad. Permite suponer que las personas se abstendrán
nes es común a tocios quienes se encuentren en ellas. Por eso tiene de realizar conductas riesgosas o negligentes; ele lo contrario no
que marcarse ele una manera razonable, conforme a las posibili­ saldríamos a la calle frente a la inusitada cantidad de posibilida­
dades medias: des de no volver a casa con vida. Si el a qua ha dacio por cierto que
Si un sujeto se encuentra por debajo ele esas posibilidades, y -cuando el ciclista se aprestaba a superar la cabina del camión­
para él el suceso no es previsible (aunque lo es para el término me­ su conductor "abrió la puerta de su rodado en forma imprevista e
dio) su actitud ele afrontar el peligro se desvalora pues representa imprudente sin advertir la marcha de la bicicleta, provocando la
una violación del deber ele cuidado. Es la llamada culpn en la nsun­ caída de la misma", no se puede afirmar que el conductor delco­
ción del riesgo. lectivo (que atropelló al ciclista) debió prever ese comportamien­
Si el individuo tiene especiales aptitudes como para prever más to por parte del chofer del camión. Eso importa sostener que una
allá ele lo que lo haría el promedio ele las personas, e igualmente ac­ persona debe conducir pendiente de lo que hagan conductores de
tuase, también constituirá culpa la asunción del riesgo y habrá dolo otros vehículos que se encuentran en el interior de sus rodados es­
si su voluntad estuviese enderezada a la producción del resultado. tacionados; lo que implica un despropósito429 •
Pero si el hecho fuese imprevisible para el ténnino medio ya El principio de confianza se refiere a la expectativa de un com­
no habrá violación a la norma, pues ésta no puede requerir cuida­ portarniento correcto (normativamente entendido, no como una
do respecto de un riesgo que el común de los hombres no puede mera estadística) por parte de los demás. Siempre cabe esperar
vislumbrar que se genere. que los demás se comportarán ele forma adecuada al Derecho por
En cuando al nivel de previsibilidad exigible es una cuestión más que la experiencia demuestre que las desviaciones respec­
que se remite a la lógica -por un lado-y a la tolerancia social, por to de las normas ocurren; y a pesar de que el autor se represente
el otro. No se puede requerir rnéÍs allá ele lo razonable, teniendo que alguien podrá infringir dolosamente una norma, desviando
en menta las capacidades y las limitaciones humanas. En cuanto el aporte propio.
a la tolerancia, si es amplia, se dirá que muchas cosas son impre­
visibles y si es poca será al revés: casi nada resultará imprevisible. § 119. Conocimiento y capacidades especiales

§ 118. Previsibilidad y principio de confianza Existe· diferencia entre ambos conceptos430, pues puede existir
conocimiento sin capacidad, pero no capacidad sin conocimiento.
El individuo tiene la obligación de anticiparse mentalmente a Esto se hace notorio en la actividad curativa, pues quizás un mé­
lo que puede llegar a suceder para adaptar las acciones propias a dico cirujano tenga un saber teórico completo, pero si no ejercita,
lo que resulte menos riesgoso. Pero además, y en algunos supues0 si no realiza intervenciones de manera continua, carecerá de capa­
tos de hecho, tiene la obligación de anticiparse mental1nente a lo cidad. No por nada se menciona a los errores médicos corno debi­
que puede llegar a suceder con las acciones ajenas, en especial en dos a mala praxis. Estos pueden ocurrir por defectos en la técnica
lps casos en que quien interactúa se encuentra en situación de in­ o por falta de conocimientos teóricos. Lo que importa, pues, es que
ferioridad. el conocimiento se traduzca en acto. Que el conocimiento otorgue
El límite de la exigencia está dado por el principio de confian­
429 Del voto del Dr. Sal Llargués, Tribunal Cas,1,ción Penal, Buenos Aires., sala i a,
za. Así se ha resuelto, invocándolo: Es básico recurrir a él para 9/5/2002-S.E.
430 Cfr. Cerezo Mir, ob. cit., p. 474.
2-5_,1 i\<l,1tco ANTONIO TrnRAGNJ
DaLD l' CUl.l'J\ [N DCIHXl lO l'ENJ\L 255
rn pacicb1 cl pa rn ob rn r; ca pa cicl a cl e n ten d i d a corn o l a posesión ele
apti tu d es técni ca s pa ra co n t rola ,· l os cu rsos ca usales. tem áti ca cl is ti nln en Jo g u e estima prev io; es deci r, en la impu taci ón
objetiva 43'1 • Ta m bi én se apu n ta a g u e el nuevo ho rizo n te problemá­
§ 120. Capacidad superior no e1npleada ti co d e la doctrina sobre l a cu lpa se caracteriza por la ten d en cia a
llevar a l terreno subjetivo el debe r ele cuidado, de manera gue guien
La problemá ti ca que abordaré ahora está cen tra d a en dilu ci d ar tiene más cap acidad que el término medio d ebería emplearla por
cóm o se traduce, n ormativarnente, la existenci a d e una capacidad encima de las exigenci as de cuid ado exi gi d o al com ún . Por lo tanto
mayor d e l a ordinaria, exceso que el sujeto no u tiliza . ~si empre según esta manera de argum enta r-el deber de prudenci a
El injusto típi co es ague] acontecimi en to que l a norma procura estará p ara él determinado por su propi a aptih1d (es decir, subje­
evitar, de m anera gue na di e l o d esencadene. Si endo así el mand a­ tivamente) y no por el d eber objetivo de cuidado435 •
to se extiende ta n1bién a prohibir gue un individ u o, gue ten ga fa­ Di screpo en parte con esta última opinión: quien tiene habil i­
culta des especi ales que le perm iten obrar adecuad amen te, no las da des excepcionales debe empl earl as y esto no qu iere decir que el
empl ee, siend o qu e si lo hiciese el bi en ju ríd i co permanecería in­ deber de prudencia pued a ser determinado de manera in dividual,
denme o, por lo menos, le permi tiría evi ta r un m ayor número d e pues esto d estruiría la uniformi d a d qu e le es propi a a la norma,
resultados l esivos13 1 • corno expresión del principio el e que los hombres son iguales ante
Resulta en toi1ees qu e el d eber el e cu i d ado referi d o a esas posi­ la ley 436 •
bilida des de obrar (excediendo un ni vel ordinario) es uno de l os Más bien la i d ea debe expresarse así: tod os qui enes poseen ese
elementos típicos. tipo el e capaci d ad superior, no corriente, d eben hacer uso d e el l a
Con el criteri o qu e acabo de exponer, un cirnjano qu ien, conoce­ porque e s l o que s e le exigiría a l a generalidad en l a situaci ón en
d or de una técn.ica quirú rgi ca novedosa no la aplica, debe respon­ qu e se encontraba el autor. La medi d a del cuidado es indepen di en­
der por un ci eli to cu lposo, si corno con secuenci a de su actuaci ón te de la capacidad de cada i n divi d uo, ya gue se tra ta d el cu idado
(ajustad a, sin embargo, a los parámetros general es de diligen ci a necesario para el d esarroll o de una activi dad soci al determinada,
de cu alquier cirujano col ocado en l a misma si tuaci ón) se pro duce pero el baremo -comú n a toci os quienes se en cuentren en l as n,i s­
la rnuerte o una lesión del p aciente que se hu bieran evi tado utili­ mas condici ones-se eleva para compren der las capacid ades espe­
zando ]a técnica que sol amente él conoce. ci ales. Es decir que la regla general es m odificada en favor de una
La doctrin a sobre el terna no es coinci dente, porque algun a
434 Sobre conocimien tos es p eciales, ver J akobs, Günter, Derecho Penal, Parte general.
comparte l a iclea432, otra no433 y el resto le asigna una ubicación sis- Fundamentos y teoná de la i111p11faci6n, trn d . J oaquín Cuello Conlreras y José Luis
431 Pa redes Castañón, J6sé Manuel, El riesgo permitido en Derecho ¡1e11al (Régime11 jurídi­ Serrano González de Murillo, Marcial Pons, Madrid, 1997, p . 251 .
co-penal de las actividades peligrosas), Ministerio de J usticia e Interior, Madrid, 1 995 435 Baci galupo, Enriqu e, Prólogo al libro de Martínez-Pereda Rod ríguez, J osé Manuel,
p . 258. La responsabilidad penal del médico y del san itario, 3a. ed., Colex, Madrid, 1997.
432 Stratcnwerth, Günter, Derecho penal. Parle ge11era/, J. El hcc/10 p 1111 ible, trad. de la 2a. 436 Sancinetti observa que este tema enfrenta a objetivistas y subjcfivisfas: "Si se d i ce
ed. alemana (1976) de Glad ys Romero, Edersa, M adrid, 1982, p . 323. q ue los conocimientos particulares d el autor sobre la medida del riesgo que en­
433 Reyes Al vara d o sostiene que sól o es exi g ible comportarse con los parámetros irñ­ traña un curso determinado mod ifica la im pu tación objetiva, p arece q ue ésta es
p erantes en la respectiva ciencia ( Rey es Alvarado, Yesid, l111p11tació11 objetiva. Temis, siem p re subj etiva, a excepción d e la causalidad; con lo cual se di.fuma la noción
Bogotá, 1 994, p. 131). Sin embar go, las reflexiones que hace y los ej emplos que uti­ de ries go permitido, porque el riesgo estaría perm itid o bajo la condición resoluto­
liza para ilustrarlas no son, a mi entender, correctos e incluso incurre en contradic­ ria de que el au tor tenga un conocimiento es pecial. Si se dice que no, entonces el
ciones. Se explica, no obstante, la postura de Re yes p ues toma ins piración en las riesgo así delimitado se lo i d entifica de modo realmente objetivo". Pe ro reconoce
ideas de J akobs y todo lo refiere al rol que cad a quien asume, como es el supuesto Sancinetti que de esa manera se crea un ámbito de im punid a d, qu e la mayoría no
d el estudiante de química, el veneno y el comensal¡ famoso por la discutible solu­ acep ta (Sancinetti, Marcelo A., La co11 cepci611 subjetiva del ilícito en su relació1 1 con la
ción que le da Jakobs (J akobs Günther, La imputación objetiva en Derecho Penal, trad. teon'a de la i111p11facirín objetiva, conferencia pronunciada el 27 / 9 /1.996 en el Centro
Manuel Cancio Meliá, Ad Hoc, Buenos Aires, 1996, p. 62). de Investi g aciones de Derecho Penal y Filosofía del Derecho de la Universida d
Externado d e Colombia, p . 43).
256 M,rnn, I\N10N10 Trnu.AGNI

¡
Dow )' Clll.l'A CN Drn1:c110 l'f.Ni\L 257
más estricta, impuesta por una sil'uación subjetiva divergente del
cretar el tipo objetivo; lo que no ocurriría normalmente en el caso
común de las personas. Las obligaciones son mayores cuando la
de alguien excepcionalmente dotado que se limitase a emplear la
obligación de obrar con prudencia y pleno conocimiento ele las co­
habilidad del promedio de los de su clase.
sas también sea Sllperior. Quiere decir qlle no hay lln sólo deber (el
El asignarle importancia normativa al conocimiento especial
promedio), sino que hay un deber que sobresale del común, en el
tiene otra razón de ser: que el individuo con su acción haya creado
caso de que las circunstancias requieran su empleo. A todos quie­
un riesgo jurídicamente desaprobado dependerá ele lo que sepa.
nes poseen capacidades especiales les es exigible un cuidado su­
Esto entendido a la luz de la moderna teoría de la imputación ob­
perior al ordinario, pues mayor es el deber que les cabe de obrar
jetiva, pues en los ejemplos que ésta habitualmente utiliza, como
con prudencia y empleando el pleno conocimiento que tienen de
el del sobrino y el viaje en avión, es decisivo que el sujeto conoz­
las consecuencias posibles de su actuar: les es exigible dar de sí
ca que en el aparato se ha puesto una bomba 438 • Sólo cuando falta
tanto como sean capaces.
este saber su conducta inductora no tendrá trascendencia pena J-139.
No porque se refiera a condiciones subjetivas esta circunstancia
Si esto es así en los hechos dolosos, también acontece en los
deja de-pertenecer al ámbito del tipo, pues también se trata de un
culposos pues el conocimiento especial (no solamente el excep­
modelo que en este caso se fija conforme al cuidado exigible en la
cional) se va formando con la experiencia y se debe utilizar por
relación (im Verkehr e1forder/iche Sorgfalt). El deber de cuidado debe
el agente (y también tener en cuenta por el magistrado en un exa­
determinarse mediante una abstracción del deber de cuidado que
men ex ante) en el momento de decidir el inicio de una actividad
le incumbe al aütor en la situación particular en que se encuentre.
que entrafie riesgo.
Esa abstracción consiste en halJar el parámetro común aplicable a
todas las personas que se encuentren en el mismo trance.
§ 121. Capacidad insuficiente
Tampoco hay'que olvidar que en algunos casos (y el de los pro­
fesiorniles excepcionalmente dotados es paradigmático) quienes
La menor aptitud no reduce las exigencias de cuidado, pues
entablan trato con ellos confían en que no se limitarán al empleo
quien no dispone de capacidad suficiente no debe actuar. Si lo hace,
de la capacidad media. Defraudar esa expectativa implica, por sí,
incurre en culpa por asunción.
una infracción a la regla de comportamiento cuidadoso que obli­
ga a poner todo el empefio ele que es capaz, dada la posición de
§ 122. La teoría de los dos baremos
garante del bien jurídico puesto bajo custodia.
Coincidiendo con el punto de vista aquí expuesto, alguna doc­
Corno ocurre con todas las referencias a la subjetividad, la ubi­
trina manifiesta preocupación porque la postura contraria conduci­
cación sistemática se presta a controversia, porque según sea la teo­
ría a declarar impunes a las personas que por estar excepcionalmen­
ría del delito que se adopte constituirán aspectos del tipo o de la
te dotadas se encuentran en condiciones de observar un cuidado
mayor que el general. Siempre según este criterio, lejos de la excul­ 438 Con relación a este supuesto fáctico Struensee critica la solución de la teoría de la
pación, habría que hacerlas responsables por el tipo doloso, en co­ imputación objetiva, porque a su juicio se trata de un problema de tipicidad. Su­
braya que el tipo imprudente, como el doloso, depende de ]a representación del
misión por omisión437• Discrepo con este enfoque, porgue el a11tor autor. Según él se resuelve exclusivamente en el tipo subjetivo y esto nada tiene
solamente estaría en posición de garante, pero faltaría equivalencia que ver con la imputación objetiva (Struensee, Eberhard, Aceren de la legitimación
· entre la omisión y la realización activa del tipo y, sobre todo, en el de la "imputación objetiva" co1110 categoría co111ple111e11taria del tipo objetivo, en E/ Dere­
cho Penal hoy. Homenaje al profesor David Baigiín, Ediciones del Puerto, Buenos Ai­
sujeto tendría que concurrir el conocimiento y la voluntad de con- res, 1995, pp. 25 y ss.
437 Ver Cerezo Mir, José, El tipo..., ob. cit., p. 474. 439 Frisch, \Nolgang, Tipo penal e imputación objetiva, trad. Manuel Cando Meliá, Be;:i­
triz de la Gángara Vallejo y Yesid Reyes Alvnrado, Colex, tvladrid, 1995, p. 65.
258 MAR((J A NT( )N/() TERRAGNI
Doto Y CULPA rn ornECHo P[NAI 259
culpabilidad . Tal ocu rre con las capacidades especiales, pues el tema
puede ser entendido como lo pl antee en los párrafos precedentes sión el tipo penal). Las características y posibilidades individuales
en el sentido de que es una exigencia legal d e que todos quienes de Juan tendrán incidencia en la determinación de la culpabilidad,
las poseen las empleen, y por tanto una cu estión relativa al tipo explicado todo esto con un ejemplo que ya esbocé en otro lugar: si
o que integrará el juicio de reproche la circunstancia personal de un automovilista es as altado por un malhechor, quien le pone un
que no hayan sido empleadas no obstante la existencia de una mo­ revólver en la nuca para que conduzca velozmente, porque quiere
huir de la policía que lo persigue, las lesiones que sufra un peatón
tivación normal44º .
embestido por el coche, le podrán ser imputadas objetivamente al
También alguna doctrina sugiere la posibilidad de que existan
chofer, pero el reproche dependerá de su s características persona­
dos modelos: uno sería el de la habilidad correspondiente a la me­
les, las que hablarán de cómo pudo haber apreciado la situación y
dia de las personas que desempeñan la actividad de que se trate, y
si tuvo capacidad o no para ofrecer resistenci a 443 •
otro el de quienes se encuentran en un nivel superior.
Para Jescheck la culpa penal se determina con arreglo a una do­
§ 123. Dolo y culpa: coincidencia y diferencia
ble pauta. Por una parte, ha de preguntarse qué comportamien to
era el objetivamen te debido en una determinada situación de peligro
Lo común entre ellos es que ambos constituyen actitudes subje­
en orden a la evitación de una violación no queri d a del mandato
tivas recogidas por los tipos penales; está recepción las convierte en
legal; y, por otra parte, si ese com portamiento pu ede ser exigido
conceptos normativos: representan la valoración de la disposición
al autor atendidas sus características y capacidades individuales44 1 •
de ánimo del agente respecto del hecho del que es protagonista.
A parti r de esta afirmación de Jescheck es posible introducir los La diferencia entre ambas formas subjetivas (diferencia recogida
siguientes matices: no se trata de las característi cas y cap acidades
por la ley al valorar a cada una) está en la distinta dirección que
individuales de Juan, sino de l as características y capacidad es de imprime la voluntad a la acción en un caso y en el otro.
cualquiera que se halle en la si tuación de hecho similar a aquel la en La doctrina mayoritaria coincide en que el dolo constituye el
que se encontró Juan442 • Sól o con esta manera de entender el asunto tipo subjetivo de los delitos de esa categoría, y qu e éste está com­
queda a salvo el principio de igualdad ante la ley (del que es expre- puesto por el conocimiento de los elementos del tipo objetivo, y
440 Sobre si hay dos baremos o si se trata de un problema de cu lpabilidad, v. Roxin, por la voluntad de concretar el hecho, teniendo la posibilidad de
Claus, DerecJw penal. Parte General. Tomo l. Fundamentos. La estructura de la teon'a del conducirlo o dominarl o444 . Ello sin perjuicio de que cuando se le
delito, trad. y notas Diego-Manuel Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo, Ja­
vier de Vicente Remesa!, Civitas, Madrid, l "' ed . {en Civitas), 1997, reeimpresión, 443 La relación entre tipicidad y culpabilidad es considerada de esta manera por M i r
1 999, p. 1013. Puig en las Adiciones a l Tratado de Derecho Penal d e Jescheck: "Los conocimientos y
441 Jescheck, Hans-Heinrich, Tratado de Derecha penal. Parte seneral, 4� ed ., trad. José capacidades personales cond icionan lo injusto de la imprudencia. Esta es la únir,,
Luis Manzanares Samaniego, Comares, G ranada, 1993, t. 11, p. 777. forma de evitar la escandalosa impunidad de quien, dotado de facultades sobre�a­
442 Paredes Castañón se refiere a los requerimientos dirigidos a tod os quienes se en­ hentes, d eja de emplearlas voluntariamente y se limita a comportarse con arre�lo
cuentren en la situación del autor, hablando de p osición jurídica, y explica que l a al deber objetivo de cuidado. Según el planteamiento que relega el poder subjel i vo
posición jurídica puede ser individ ualizada casi hasta e l infinito, con el único lí­ del autor a la culpabilidad, este sujeto actuaría con arreglo a Derecho y no pod rfa,
mite de la no referencia a la persona concreta que la ocupa, sino a las con d iciones pues, ser castigado luego por la sola concurrencia de una mayor culpabilidad. l ,o
objetivas del empleo mismo: así, por ejemplo, méd ico, médico cirujano, cirujano decisivo ha de ser la posibilidad de emplear vol untariamente las facultades pt• r
traumatólogo, cirujano-jefe, cirujano-jefe del hospital . De esta mancrn, no es sim­ sonales. Si pudiendo utilizarla cuando fuera necesari o e l agente n o l o hizo, y a s1•,1
plemente un recurso retórico la sugerencia de ind ividualizar al máximo la posi­ a conciencia, ya sea por descuido, el mismo se comportó incorrectamente dt>�d1·
ción jurídica que ocupa el sujeto cuya conducta se juzga, pues ello permite definir el prisma de un observador objetivo, quien, conociendo la capacidad de utili,,,r
con mayor precisión el conjunto de facultades y deberes inherentes a dicha posi­ unas facultades excepcionales, consideraría obligado su empleo para evitar l.i li•
ción, y por lo tanto, las pau tas exi gi d as de conducta conforme a las cuales ha d e sión del bien jurídico" (loe. cit., p. 791).
ser juzga da la conducta (Paredes Ca stanún, E l riesgo permitido ... , ob. cit., p . 264). 444 V. por todos, Hirsch, Wolfgang, Tipo penal e impu tación objetíva, Col ex, Madrid, 1 (JWt.
p . 64 .
21'i0 MARCO ANTONIO Tl:RRAGNI
Dow y CUl.PA EN DERECHO PENAL 261
formule al autor el juicio de reproche se tendrán en cuenta los as­
De alJí que no pueda la ley atrapar a la culpa, por sí misma.
pectos individuales, dados por el desarrollo psíquico y la salud
La labor dogmática de las últimas décadas desarrolJada en
mental, como son la capacidad y la aptitud para atender el llama­ torno de los delitos culposos estuvo en gran medida enderezada a
do de la norma. realzar los aspectos objetivos del ilícito446• De todas maneras, una
Con una situación intelectual y anímica inversa a la dolosa, de las corrientes de pensamiento intenta seleccionar y apartar del
incurre en culpa el que por descuido produce el resultado al que interés penal algunos casos en los cuales no se ha creado un pe­
alude la ley penal. ligro o, por lo menos, no se lo ha hecho de manera desaprobada;
Las relaciones entre los elementos subjetivos y los elementos ello con prescindencia de que haya existido una actitud del agen­
objetivos del tipo culposo no se establecen de la misma manera que te conectada al suceso, aspectos internos sobre los cuales alguna
en tipo doloso, pues la naturaleza del hecho culposo es diversa a doctrina no profundiza.
la del doloso, ya que el autor no sabe lo que va a ocurrir y en lugar En cuanto a la subjetividad en la culpa punible, el Estado so­
de dirigir su voluntad hacia la concreción del suceso, no lo hace. lamente está habilitado para castigar acciones humanas; es decir,
Representa, entonces, una aparente contradicción la de soste­ aquéllas con las cuales se expresa el sujeto dotado de inteligencia.
ner que existe un tipo subjetivo en la imprudencia porque no po­ Por ende, puede castigar las acciones dolosas y las culposas, pero
dría jugar el mismo papel que en los hechos dolosos, ya que entre no le es dable imponer una responsabilidad penal objetiva447 •
el tipo objetivo y el tipo subjetivo no existe correspondencia, en el
sentido de voluntad de realización del primero. § 125. ¿Tipo subjetivo o elementos subjetivos?
Siendo esa observación cierta, de todas maneras en ambos gru­
pos de ilícitos, los dolosos y los culposos, el ámbito de la prohibi­ Alguna doctrina argumenta: aunque la acción culposa presen­
ción abarca los aspectos objetivos y los subjetivos. ta un aspecto interno y otro externo, en el tratamiento de estos de­
Por lo mismo, también existen elementos subjetivos en el tipo litos no es adecuado proceder clasificando las circunstancias del
imprudente. hecho en un supuesto de hecho típico objetivo y otro subjetivo448 .
Quizás hubiese sido innecesario formular esta última afirma­ Por mi parte pienso que, aunque sea obvio que la voluntad de
ción, por ser algo obvio. Sin embargo no es una aseveración bala­ realización del autor del hecho culposo no se dirige a conseguir el
dí, y por ello conviene formular algunas consideraciones generales resultado penalmente relevante, de todas maneras debe estar pre­
sobre la objetividad y la subjetividad en los hechos de descuido sente en la persona una actitud intelectual y anímica sin la cual no
que tienen significado penal. puede sostenerse que haya materializado con su conducta las pre­
visiones del tipo penal.
§124. Objetividad y subjetividad en la culpa punible 446 Sin embargo es necesario destacar la aparición de una corriente posterior al pri­
mitivofinalismo, decididamente subjetivista, la que sostiene que el delito culposo
En cuanto a lo primero, las acciones privadas de los hombres no es algo estructuralmente distinto del delito doloso, sino que es un delito doloso
que no ofendan el orden público, la moral pública o no perjudiquen de peligro a cuyo tipo objetivo, constituido por el conjunto de características que
concurren en una acción riesgosa, le precede lógicamente una norma de cuidado.
a terceros pertenecen al fuero íntimo y están exentas de la autori­ En este contexto el sujeto conocería que la acción entraña riesgo y tendría volun•
dad de los magistrados445 • Por lo mismo, el Estado solamente está tad de concretarla.
habilitado para intervenir en orden a aquéllas que se exterioricen 447 Con lo cual hay que poner atención (para procurar enervados) a todos los inten·
tos doctrinarios y jurisprudenciales que se acercan peligrosamente al terreno de
en forma de obra lesiva para el prójimo o para la comunidad. la responsabilidad penal objetiva.
445 Artículo 19, Constitución nacional argentina. 44R Stratenwerth, Günter, Derecho Penal. Parte General, t. 1, El hecho punible, trad. 2 ª ed.
alemana (1976) por Gladys Romero, Edersa, Madrid, 1982, p. 321.
262 MA�C() ANTONIO TERRAGNl
Dow y (U/,PA EN DERECHO PENAL :J' 263
No ha habido muchos avances doctrinarios que contrarresten
diferente por el legislador, quien amenaza con un castigo de ma­
la tendencia a objetivar la culpa punible; aún aparece desdibujado,
yor severidad cuando advierte la decisión de atacar el bien jurídi­
en general, el rol de los elementos subjetivos e incluso la diversa
camente protegido, y con uno más suave cuando la lesión resulta
ubicación sistemática que se le da al dolo muestra las vacilaciones
de una acción descuidada.
existentes sobre los elementos subjetivos en general, ya que con­
Es así, entonces, que el juicio sobre la desaprobación jurídica
forme a una doctrina el examen de cuál es el conocimiento espe­
del hecho no puede ser realizado sin tener en cuenta los aspectos
cial del autor se debe realizar con anterioridad al de la imputación
objetiva, y otra corriente dice que ese análisis debe ser posterior. subjetivos. Estos componentes, sumados a los objetivos, forman
Por último, hay quienes estiman que el dolo ocupa, en la teoría del el tipo450•
delito, un doble lugar: en el tipo y en la culpabilidad.
Si estas dudas se plantean en orden al dolo, cuya naturaleza § 126. Tipicidad y culpabilidad
subjetiva aparece indiscutible, con mayor razón ello ocurre con la
culpa, concepto que es entendido, por lo general, normativamen­ Otra dificultad adicional, que puede explicar la menor dedi­
te. De allí que la subjetividad, en sí misma, no haya merecido un cación de la doctrina para el análisis de los aspectos subjetivos del
estudio más profundo, que hubiese permitido construir una teoría delito culposo, es que hay dos momentos en los que se debe prac­
que abarque toda la estructura del tipo culposo. Alguna doctrina ticar este examen: en el tipo y en la culpabilidad. En cuanto al pri­
no trata en absoluto los elementos subjetivos; otra sostiene la exis­ mero de los elementos, a efectos de comprobar cuál fue la actitud
tencia de un tipo subjetivo y, finalmente, una tercera lo niega, ya espiritual del autor respecto del suceso; y en cuanto al segundo,
sea de manera completa o circunscribiendo el examen a una de las para saber si él tuvo capacidad y libertad suficientes para atender
formas que asume la culpa: la inconsciente. la llamada de la norma. Es decir: al final del examen teórico se es­
Sin embargo, no es dable desconocer la importancia de los fac­ tudia al sujeto, para comprobar si concurren causas que excluyen
tores subjetivos, que hacen nada menos que a la diferente ilicitud la culpabilidad.
de los hechos dolosos y de los culposos449 • Esta oposición no está En el esquema que estoy proponiendo se diferencian las carac­
dada por lo objetivo (pues en ambos sucesos hay acción, resultado terísticas subjetivas del hecho que contrarían la norma de cuidado
e imputación objetiva), sino por el conocimiento de las consecuen­ (lo que constituye una cuestión relativa al injusto) de la capacidad
cias de la acción y la dirección de la voluntad hacia la concreción individual de evitar la comisión del injusto, lo que representa un
del hecho, en el primer caso, y la ausencia de tales actitudes de con­ tema referido a la culpabilidad.
ciencia, en el otro. Por ello, la postura es desvalorada de manera Si se pensase en el tipo subjetivo de los delitos culposos, como
449 Struensee observa que la doctrina todavía no ha encontrado casa propia para lo funcionando de la misma manera que en los tipos dolosos, se co­
subjetivo de la im prudencia objetiva, o sea la violación del deber de cuidado. Agre­ metería un error, ya que (sobre todo en la culpa inconsciente) el
ga esta reflexión; "En tanto que la violación del deber de cuidado depende de de­
terminados contenidos de la conciencia del autor, éstos pertenecen generalmente autor no ha incorporado a su representación de la realidad los pre­
al conocimiento especial, a cuyo nombre, por lo demás, hay que agradecerle el error supuestos del tipo objetivo451; en especial el resultado.
de creer que el juicio sobre la ob_ietiva violación al deber de cuidado (previsibilidad,
evitabilidad) sólo toca en forma excepcional al conocimiento del autor" (Struensee, 450 Frisch, Wolfgang, Tipo Penal..., ob. cit., p. 65.
Eberhard, Acerca de la legitimación de la "imputación objetiva" como categoría compfe­ 451 V. Wolter, Jürgen, La imputación objetiva y el sistema moderno del Derecho penal, en
mentaria del tipo objetivo, en El Derecho penal hoy, homenaje al profesor David Baigún, Omisión e imputación objetiva en Derecho penal, Jornadas Hispano-alemanas de De­
Ediciones del Puerto, Buenos Aires, 1995, p. 271), recho Penal en homenaje a Claus Roxin, Universidad Complutense y Centro de
Estudios Judiciales, Madrid, 1994, p. 70.
264 MARCO ANTONIO TrnRAGNI
DOLO Y CULPA EN DER[CJfO Pl:NAL 265
Pero ello no quiere decir que el tipo del delito culposo carezca
de ingredientes subjetivos, porque éstos existen e incluso adquieren intérprete se encuentra con el dato (relativamente insólito) de que
características particulares en los distintos supuestos de hecho'52• alguien actúa sabiendo que un resultado lesivo puede acontecer,
Es importante que se los destaque, pues de la manera en que la y no obstante a esa conducta el legislador le reconoce un menor
culpa se viene analizando en la doctrina contemporánea, un lector contenido de injusto que a la de quien -con idéntico conocimien­
desprevenido puede tener la sensación de que, si todo es objetivo, to-dirige su voluntad para que se materialice. En cambio, parece
para nada importa la actitud interna del autor. Y no es así. De allí natural que sea castigado más benignamente el sujeto que, descui­
mi insistencia en señalar los aspectos subjetivos del tipo culposo. dadamente, realiza un acto peligroso que se traduce en un efecto
Antes de comenzar con la indagación de la capacidad de culpabi­ que ni siquiera ha imaginado.
lidad, y luego con la concurrencia o no de circunstancias que eli­ Pero si se deja de lado la diferencia psicológica, que puede pre­
minan la responsabilidad por el hecho o la culpabilidad propia­ sentar matices infinitos, y se procede a la valoración de las actitudes,
mente dicha, tiene que comprobarse que haya existido una relación resulta difícil marcar diferencias; tanto que el tema ha sido apenas
psicológica real entre el autor y las circunstancias a través de las tocado por la doctrina, mientras que la ley no hace distinción al­
cuales se manifiesta el deber de actuar o de omitir. Sin haber com­ guna. En todo caso se trataría sólo de una gradación relativa a la
probado previamente que haya existido una posición anímica del forma de percibir la posibilidad de que el riesgo que la acción está
autor respecto de los pormenores constitutivos del injusto (aporte creando se materialice en obra: quien lo hace plenamente actúa con
subjetivo), no le es posible al intérprete seguir adelante con el aná­ dolo; el que lo hace a medias, porque cree que ello no acontecerá,
lisis de la concurrencia de los demás elementos del delito porque, actúa con culpa consciente; y quien no lo prevé en absoluto, actúa
en caso negativo, el hecho sería atípico. con culpa inconsciente.
El delito culposo contiene elementos subjetivos. Siendo el tipo Esta gradación de la conciencia del peligro no tiene otra conse­
expresión concreta de la norma, ésta no podría cumplir con su mi­ cuencia práctica que aquélla, sumamente importante desde luego,
sión de motivar un determinado comportamiento si éste fuese una de permitir diferenciar hechos dolosos de los culposos; en tanto
actuación puramente mecánica, propia de autómatas. que, según el grado de indiferencia del autor respecto de la necesi­
Es claro que siempre queda la dificultad que plantea la culpa dad de no poner en peligro el bien jurídico, se puede distinguir la
inconsciente; aunque es posible que ella se disipe pensando que en culpa leve (culpa levis) de la culpa grave (culpa lata)453• Si se tratase
realidad no existe una diferencia ontológica entre culpa conscien­ de una culpa levísima se llegaría al límite inferior de la imputación,
te e inconsciente: lo que ocurre es que, al hablar de la primera, el por lo que si se aceptase el criterio del§ 16 del Proyecto Alternativo
alemán, resultaría impune la conducta culposa de poca monta454 •
452 Bacigalupo rechaza que se pueda producir la bipartición propia del tipo doloso,
que se justifica en este caso pues tiene que haber coincidencia entre lo querido y
lo hecho; pero acepta que en el delito culposo se dan ingredientes subjetivos. Dice § 127. Problemática de la culpa inconsciente
que de allí deduce GOssel la previsibilidad y la cognoscibiiidad de la lesión negli­
gente del bien jurídico, aunque Bacigalupo cree que la cogniscibilidad está fuera
del sujeto. Argumenta que si se admite la punibilidad de la culpa inconsciente no La culpa consciente está contemplada por el tipo, porque la
puede postularse la existencia de un tipo subjetivo, pues en ese caso hay una ca� ley presupone que a los destinatarios de la norma de cuidado les
renda total de subjetividad (Baciigalupo, Enrique, Derecho Penal. Parte General, 2ª es factible no generar el riesgo: la norma les exige inhibirse y ellos
ed., Hammurabi, Buenos Aires, 1999, p. 362). No coincido con este enfoque, pues
en los casos de culpa inconsciente lo que falta es la representación del resultado pueden hacerlo, como que conocen lo que están haciendo y se re­
como de posible ocurrencia, pero no implica carencia de subjetividad, como que presentan el resultado como de posible acaecimiento.
el individuo previsto por la norma tiene posibilidades de apreciar el riesgo que
genera su conducta. 453 Diferencias que marca el Código Penal espafiol (Arts. 142.1 y 621).
454 V. Jescheck, ob. cit., t. ll, p. 783.
266 MAIIC.'[) ANTr)N/0 TtRRAGNJ ' •• :·. - � o-�---....
, .1UI\U · ,,
D01.0 Y CULPA f.N DERECHO PENAL 'c.:..------W1_.-�'
Los equívocos surgen en torno de la culpa inconsciente. Una
parte de la doctrina estima que en esta hipótesis no se pueden re­ 1� generación de peligro; y ello se da también en la cu\;,a-.:1rk�>t
_ _
conocer componentes subjetivos. Sin embargo, en la culpa incons­ oente: el md1v1duo no se representa el resultado, pero s.�b e pre,¡¡>�
ciente lo único que falta es la representación del resultado, pero no . ·.· . ün 1 (/)
sitivamente (o tiene la posibilidad de saber) que está crt:¡mi:lb
riesgo desaprobado. · · ·
el conocimiento de que lo que se está haciendo genera un riesgo ,:. .,,-/ ,
elevado455 . En los casos de culpa inconsciente se produce una falla Es claro que si se piensa en el tipo subjetivo del delito cuipósu
en la actitud interna, constituida por no prestar la atención que es corno con una entidad semejante a la del dolo, no es posible conce­
requerida para evitar menoscabo a los bienes jurídicos ajenos 456 • birlo; pero sí observándolo como identificando la postura espiritual
Ello con referencia al autor indeterminado ("El que ... " dice la ley"57). del autor respecto del suceso, ligada a la posibilidad de prever y de
Sostener que existen elementos subjetivos y que el sujeto cono­ evitar su acaecimiento. Si el autor no dispone de esta alternativa,
ce (o tiene la posibilidad de conocer) que está generando un ries­ no hay tipicidad. Como señalé más arriba, el ámbito de la prohibi­
go no significa adherir a la tendencia doctrinaria que equipara la ción abarca los aspectos objetivos más los subjetivos, que también
culpa consciente con el dolo, pues sigue existiendo una diferencia constituyen elementos del tipo culposo. Se los debe identificar en
esencial entre ambos, y ella está en la voluntad de realizar el hecho el autor para que sea posible imputarle el hecho.
en el segundo caso y en la ausencia de tal resolución en el primero.
Cerezo Mir argumenta que no cabe hablar de un tipo subjeti­ § 128. La culpa como residuo del dolo
vo de los delitos de acción culposos paralelo al tipo subjetivo de
los delitos de acción dolosos, pues sólo en los supuestos de culpa Una de las razones por las cuales la doctrina no ha insistido en
consciente existe un nexo psicológico entre el sujeto y los elemen­ el examen de los elementos subjetivos es que la dogmática de la
tos del tipo, faltando por completo en la culpa inconsciente458. culpa punible se concentró en el tipo objetivo, pues se consideró
Esta opinión difiere de la que sostengo, porque Cerezo cree que la esencia de estos tipos se capta de manera negativa, caracte­
que, siguiendo la idea de que existe un tipo subjetivo en los deli­ rizada por la ausencia de dolo 459• Con esta manera de entender el
tos culposos, siempre debería concurrir un nexo psicológico entre fenómeno se produce un cortocircuito, diciéndose que si no pre­
la acción y el resultado; por el contrario, mi parecer es que es su­ senta dolo tampoco hay tipo subjetivo.
ficiente con que exista conocimiento (o posibilidad de conocer) de Pero no es así. Participo de la idea según la cual se cuentan den­
tro del tipo subjetivo aquellas características definitorias del ilícito
455 En sentido contrario, Righi, Esteban y Femández, Alberto A., Derecho Penal, Ham­
murabi, Buenos Aires, 1996, p. 283. que pertenecen al ámbito psíquico y al mundo de representaciones
456 Jesd1ech sostiene que el autor, o bien no ha prestado una atención suficiente a la del autor, en tanto que corresponden al tipo objetivo las circunstan­
situación peligrosa, o bien no ha derivado del peligro en sí advertido la puesta cias que fundan el ilícito, existentes fuera de la mente del autor460 •
en peligro del objeto de la acción, o, finalme nte, no ha concedido a la conciencia
de dicha puesta en peligro importancia bastante al adoptar su decisión (Jescheck, Aunque es cierto que existe una incongruencia cuando se ar­
ob. cit., p. 781 )_ Luego equipara la culpa inconsciente a negligentia y la consciente gumenta que el tipo subjetivo del delito culposo determina y li­
a luxuria. En la primera, el autor no piensa, a causa de la vulneración del cuida­ mita la atribución del resultado -como en el doloso- en el sentido
do debido, en la posibilidad de que pueda realizar el tipo legal; mientras que en
la culpa consciente, aunque advierte la concurrencia del peligro concreto para el
de que la posibilidad de atribuir el resultado depende del cono­
objeto de ]a acción protegido, confía, por una infravaloración del grado de aquél cimiento del agente461 • Esto no es así, porque de ser cierto signifi­
o por una excesiva valoración de sus propias fuerzas o, simplemente, confiando caría la imposibilidad de castigar la mayoría de los hechos en los
indebidamente en su suerte, en que el tipo legal no va a realizarse (ob. cit., p. 187).
457 Artículo 84, CP y 142, CP español. 459 Esta idea es la que giraba en tomo del artículo 565 del antiguo CP español.
458 Cerezo, José, El tipo de injusto en los delitos de acción culposos, en ADPCP, t. XXXVII, 460 V.. Struensee, Eberhard, Acerca ... , ob. cit., p. 268.
fase. III, septiembre-diciembre de MCMLXXXIII, p. 472. 461 Struensee, Eberhard, Atribución objetiva e imprudencia, trad. José Luis Serrano Gon­
zález de Murillo, en CPC, Madrid, 1991, N" 44, p. 451.
268 MARCO ANTO."J}(J TERRAGI\,'/
DOLO Y CULPA EN DERECHO PENAL 269
cuales el conocimiento positivo del agente respecto del hecho que
se llevará a cabo (alcances de la acción más resultado) no existe. La consideración de los elementos subjetivos del tipo culpo­
La realidad es distinta: hay elementos subjetivos determinables so permite, asimismo, comprender por qué el valor negativo de la
en base a parámetros generales; no referidos al agente individual acción tiene decisiva importancia, constituyendo el centro de re­
(como persona única e irrepetible). Esto es así, incluso en orden a levancia jurídica de estos delitos. También en estos casos hay una
los llamados conocimientos especiales del auto. conducta final, prohibida por el riesgo en que coloca a los bienes
El tipo subjetivo, con esas características, debe concurrir en el jurídicos. Lo que el autor conoce adquiere relieve para apreciar la
caso concreto, pues representa el momento personal, psicológico, inobservancia del cuidado. Aparte sirve para separar la culpa cons­
que acompaña a la realización de una conducta riesgosa. El sujeto ciente de la inconsciente y así resolver el problema de la diferencia
sabe lo que está haciendo y sabe ( o tiene la posibilidad de saber) con el dolo eventual.
que ello genera el peligro de provocar daños a terceros. Esa es la Al conocimiento positivo se agrega la potencia para adquirirlo,
consideración positiva de lo que ocurre en el mundo de los fenó­ porque tiene que concurrir siempre el elemento subjetivo para que
menos. A su vez, la idea cuidado requerido en el ámbito de relación es haya delito culposo, y esa posibilidad de adquirir el conocimien­
un concepto normativo'"· to (desaprovechada) no se desvalora por sí, ya que de lo contrario
Agregar a la descripción de esta clase de conducta el adjetivo sería un juicio exclusivamente basado en la ausencia. En realidad,
evitable es contemplar en clave normativa el fenómeno. La norma el autor deberá responder porque sabe que se encuentra en una
presupone que es dable evitar la lesión, pues es ilógico exigir a los situación incierta, contingente, generadora de riesgo o porque -te­
destinatarios que se hagan cargo de lo que ellos no podrán evitar. niéndola- ha dejado su capacidad de atención inerte.
En los casos de ausencia del elemento del delito acción, como el Como expuse más arriba, parte de la doctrina niega la existen­
de fuerza física irresistible, falta el sustrato básico: el suceso se Je cia de tipo subjetivo en el delito culposo y otra habla de que hay
impone al sujeto desde afuera; en los supuestos en que es inevita­ elementos de ese carácter que difieren de los del hecho doloso.
ble el acaecimiento del resultado, si bien el autor tiene posibilidad Otra corriente de pensamiento sostiene que en el tipo doloso el
de actuar, no le es dado cambiar el final de los acontecimientos. conocimiento debe ser efectivo y en cierta medida (determinable
Dentro del tipo subjetivo se encuentran aquellas circunstancias conforme a cada tipo y a la conciencia) también actual; en cuanto
definitorias del ilícito que pertenecen al ámbito psíquico, compren­ al contenido cognoscitivo del tipo culposo puede no ser efectivo y
diendo las representaciones del autor. Las conexiones de ellas con menos actual; al tipo culposo le basta con una posibilidad de co­
los aspectos externos y de todo con el resultado dan lugar a la im­ nocimiento; no se requiere conocimiento464 •
putación objetiva'"· Corresponde que complemente por mi cuenta la parte final del
párrafo precedente, pues si no hay conocimiento y no se piensa en
462 A esta misma frase Welzel agrega, al adjetivo normativo, el calificante objetivo (WE­ la actitud que mantiene inerte la posibilidad de adquirirlo, no está
LZEL, Hans, Derecho penal alemán. Parte general, trad. de la 11" ed. alemana -2ª ed.
presente la subjetividad; todo es valoración, por lo mismo una vi­
Castellana-por Juan Bustos Ramírez y Sergio Yáñez Pérez, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago, 1976, p. 187). Por mi parte mantengo que la exigencia de actuar sión externa al autor'65• Sin embargo no es así: cuando se analiza la
con cuidado apunta no solamente a los aspectos externos del obrar sino también posible tipicidad penal de una conducta debe practicarse un juicio
a los internos, por lo cual no sería suficientemente amplia la locución violación del
deber objetivo de cuidado sino que debería ser reemplazada por violación del deber de
ex ante que comprende no sólo los aspectos externos de la misma,
cuidado, abarcando así ambos aspectos. Puesto que el propio VVelzel, a continua­ 464 Zaffaroni, Eugenio Raúl, Teor{a del delito, Ediar, Buenos Aires, 1973, p. 339.
ción del párrafo que acabamos de citar, advierte que es necesario considerar tam­ 465 Comentarios críticos acerca de la concepción de Zaffaroni y de otros autores fina­
bién el conocimiento especial del autor (p. 188). listas argentinos de comienzos de la década de los setenta sobre el tipo subjetivo
463 Ver Slruensee, Eberhard, Acerca ... , ob. cit., p. 268. del delito imprudente se pueden leer en Sancinetti, Marcelo A., Teorta del delito y
disvalor de acción, Hammurabi, Buenos Aires, 1991, pp. 267 y ss.
27_Q MARCO ANTONIO TERRAGNJ

sino los conocimientos y la actitud del individuo respecto de su


misma acción. Necesariamente se ha de contemplar el hecho como
una unidad objetiva-subjetiva466•
Corresponde hacer una última y fundamental observación so­
bre este tema para mantener la teoría del injusto personal:
La comprobación de la existencia de los elementos subjetivos
en el elemento culpabilidad la sostiene el causalismo, teoría según la
cual no puede haber ninguna duda sobre el punto, ya que la culpa
constituye -conforme a esas ideas-una de las formas o especies de BIBLIOGRAFÍA
la culpabilidad; y por lo tanto es enteramente subjetiva.
Empero, no hay dificultad alguna en mantener la estructura AAVV. Omisión e imputación objetiva en Derecho Penal, Jornadas His­
que tuvo origen en las enseñanzas de Welzel, pues el injusto del pano-Alemanas de Derecho Penal en homenaje al Pro­
delito culposo también es personal en el sentido de que (así como fesor Claus Roxin con motivo de su investidura como
el doloso) también está integrado por aspectos subjetivos: las po­ Doctor "Honoris Causa" por la Universidad Complu­
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www.terragnijurista.com.ar

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