Está en la página 1de 9

NOMENCLATURA POPULAR DE QUERCUS (FAGACEAE) EN LOS VALLES

MERIDIONALES DE CANTABRIA (ESPAÑA)

por
MANUEL PARDO DE SANTAYANA
Real Jardín Botánico, CSIC. Plaza de Murillo, 2. E-28014 Madrid
<mpardo@ma-rjb.csic.es>

Resumen
PARDO DE SANTAYANA, M. (2003). Nomenclatura popular de Quercus (Fagaceae) en los valles
meridionales de Cantabria (España). Anales Jard. Bot. Madrid 60( 1): 189-197.
Se presenta un estudio sobre la etnotaxonomía y etnonomenclatura de los Quercus (Q. faginea
subsp. faginea, Q. ilex subsp. ilex, Q. petraea, Q. pyrenaica, Q. robur) que viven en el S de
Cantabria. Se ha desarrollado un abundante léxico en tomo a estas especies tan cotidianas, que
sirve de ejemplo para estudiar la complejidad y riqueza de la nomenclatura popular. Se han re-
copilado 28 nombres vernáculos, variantes de 12 lexemas principales. Se han realizado mapas
de distribución de los nombres recopilados que permiten delimitar zonas lingüísticas. Además
se presenta un análisis de este rico léxico en el que se hace hincapié en su significado, muchas
veces polisémico, etimología y distribución geográfica.
Palabras clave: Quercus, Cantabria, etnotaxonomía, etnonomenclatura, fitonimia, nombres
vernáculos, encina, roble.

Abstract
PARDO DE SANTA Y ANA, M. (2003). Folk Nomenclature of Quercus (Fagaceae) in the Southern
valleysof Cantabria (Spain). Anales Jard Bot. Madrid60(iy. 189-197 (in Spanish).
A survey of the Ethnotaxonomy and Ethnonomenclature of southern Cantabria Quercus
(Q- faginea subsp. faginea, Q. ilex subsp. ilex, Q. petraea, Q. pyrenaica, Q. robur) is present-
ed. An extensive vocabulary associated with these popular species has been compiled. The
analysis of this lexicón shows the richness and complexity of folk plant taxonomy and nomen-
clature. In total 28 vernacular ñames, which are different forms of 12 principal lexemes, have
been compiled. Maps with the geographical distribution of the ñames let us delimit lingüistical
áreas. An analysis of this rich lexicón is also presented. The meaning of the ñames, often
polisemic, theiretymologies and geographical distribution is studied.
Key words: Quercus, Cantabria, ethnotaxonomy, ethnonomenclature, plant ñames, vernacular
ñames, evergreen oak, oak.

INTRODUCCIÓN BERLÍN, 1992). Sin embargo, este tipo de aná-


lisis de la fitonimia de una determinada zona
Los trabajos etnobotánicos ibéricos no han comienza a ser frecuente en obras recientes
prestado mucha atención a la etnotaxonomía (BONET, 2001; FAJARDO & al, 2000; LASTRA
y el análisis de la nomenclatura popular, pese & al, 2000; RABAL, 2000; VERDE & al, 1998;
al enorme interés que ha suscitado la temática VERDE & al, 2000). También proporcionan
dentro de la disciplina (HUNN, 1977; ELLEN & información sobre la fitonimia obras de carác-
REASON, 1979; POSEY, 1984; BALEE, 1989; ter botánico (COLMEIRO, 1871; VICIOSO, 1950;
190 ANALES JARDÍN BOTÁNICO DE MADRID, 60(1) 2003

WILLKOMM, 1862), vocabularios y estudios de El Atlas Lingüístico de Cantabria (AL-


dialectología y geografía lingüística (MAS- VAR, 1995) presenta además las voces en ma-
CLANS, 1981; SEGUY, 1953). pas lingüísticos aunque, al no separarse la in-
La obra Nombres vulgares, II (MORALES formación según especies botánicas, sus re-
& al, 1996) recoge 323 nombres vulgares en sultados resultan ambiguos. De este mapa
los distintos idiomas de la Península Ibérica hemos rechazado los nombres 'charro' y 're-
para las especies de Quercus. Esta obra no torro'.
incluye información sobre estudios realiza- La falta de datos concretos, fiables desde el
dos en Cantabria. La bibliografía sobre Can- punto de vista botánico, así como la compleji-
tabria (AEDO & al, 1990; ALVAR, 1995; GAR- dad de la etnotaxonomía de los robles, nos
CÍA LOMAS, 1966; LÓPEZ VAQUÉ, 1988,1994; animó a realizar el presente trabajo, como
SAIZ BARRIO, 1991; SAIZ DE OMEÑACA, 1974) caso de estudio que nos permita profundizar
recoge 37 nombres, todos ellos variantes de en la clasificación y nomenclatura vernácula
17 lexemas. Doce han sido registrados en los popular.
valles estudiados. La tabla solo difiere de la
información bibliográfica en los nombres 'su-
fra' o 'alcornoque' que refieren a Q. suber L., METODOLOGÍA
que no vive en la zona; ilandera', también re-
gistrado por G. Moreno (corn, pers.), y 'roble Los datos se recopilaron entre septiembre
villano', 'borne' y 'melojo', voces que resul- de 1997 y julio de 2000 en la Merindad de
tan dudosas, pues no hemos tenido noticia di- Campoo, comarca natural e histórica formada
recta de su uso en Cantabria. por los valles del S de Cantabria (fig. 1). Para

TABLA 1
FRECUENCIA DE CITACIÓN EN LOS NOMBRES VERNÁCULOS DE QUERCUS EN EL S DE CANTABRIA

Nombre vernáculo
Nombre científico
1 referencia 2-5 referencias Más de 5 referencias
Q. faginea Lam. enciniego a/encina
subsp. faginea roble roble
matorrizo roble a/encina
roble carraspo/izo
roble enciniego
Q. ilex subsp. ballota a/encina
(Desf.) Samp.
Q. petraea (Matt.) Liebl. albar roble
roble albar
Q. pyrenaica Willd. berruno rebolla matorra/o
cajiga roble matorrizo roble
negral roble negral/o
roble berruno
roble tocio
robre
Q. robur L. cajigo roble
roble albar
Q. rubra L.' roble americano
1
Aunque no obtuvimos muestra, pensamos que se trata de esta especie, pues se cultiva en regiones cercanas
M. PARDO DE SANTAYANA: NOMENCLATURA POPULAR DE QUERCUS 191

ello se realizaron 93 entrevistas abiertas y se- se conservan en el herbario del Real Jardín
miestructuradas a 107 personas oriundas de la Botánico de Madrid (MA) (apéndice 1).
comarca o que viven en ella desde su infancia Además de los propios datos de campo, he-
o juventud. Los datos de los nombres provie- mos incluido la información sobre las voces
nen tanto de narraciones sobre el uso local de 'berruno', 'roble berruno', 'carraspo' y 'roble
plantas como de los nombres que nos dieron carraspizo', recopilada por G. Moreno, que ya
los informantes cuando paseábamos por el conocíamos de la bibliografía. Aunque noso-
campo con ellos viendo y recogiendo las plan- tros no obtuvimos noticia directa de ellos,
tas, o sobre muestras vivas recién colectadas existen referencias de los mismos o similares
que se llevaban a casa del informador. Para (LÓPEZ VAQUÉ, 1988; AEDO, & ai, 1990). Sin
aceptar la información se han seguido crite- embargo, no hemos considerado los nombres
rios cualitativos, como la fíabilidad del infor- de 'arceru' o 'albariego' para Q. faginea, ni
mante o la coherencia de la información obte- 'cadilla' para Q. pyrenaica, debido a que se
nida, por lo que presentamos algunos nom- trata de datos de un solo informante que no
bres que solo fueron proporcionados por una han podido ser contrastados.
persona, aunque es frecuente emplear crite- Se elaboraron mapas con todas las voces re-
rios numéricos, generalmente tres informan- copiladas, aunque se vio necesario filtrar parte
tes que proporcionan el mismo dato (JOHNS & de la información, pues los datos no son ho-
al., 1990). Se dispone de pliegos testigo que mogéneos al mezclarse los procedentes de dis-

Fig. I .-Robledales y encinares del S de Cantabria. (Elaborado a partir de AEDO & ai, 1990).
192 ANALES JARDÍN BOTÁNICO DE MADRID, 60( 1) 2003

tintos niveles de agrupación (nombres genéri- A continuación presentamos el listado e in-


cos y nombres específicos). Hemos rechazado terpretación de los distintos nombres recopi-
los datos en los que se recogió el nombre 'ro- lados, agrupando las distintas variantes foné-
ble' si se trataba de un genérico, porque, si no, ticas así como las formas binómenes de un
se mezcla roble como genérico con nombres mismo lexema.
específicos como 'roble matorrizo'. Solo lo he-
mos tenido en cuenta en los casos en que roble Albar
funciona como un nombre de nivel específico
de Q. petraea. Entendemos el término genérico Es el nombre que se suele emplear para dis-
en un sentido laxo, como un dominio semánti- tinguir Q. petraea de los otros robles, aunque
co que agrupa a varias plantas por similitudes en Cantabria designa también a Q. robur
morfológicas, usos parecidos u otros motivos. (SAIZ DE OMEÑACA, 1974). Se ha recopilado
en la zona meridional (fig. 3), donde esta es-
pecie vive cerca de Q, faginea y Q. pyrenaica
RESULTADOS
(fig. 1). Tenemos datos (tabla 2), aunque solo
Se han recopilado nombres de seis especies de un informante, sobre el uso de 'roble albar'
de Quercus (tabla 1), para los que hemos reco- para referirse a Q. robur. La persona se refirió
gido un total de 28 nombres vulgares, incluyen- a los robles del bosque por el que paseábamos
do variantes fonéticas (tabla 2). Además de los como robles "albares, maderables", en con-
términos de la tabla 1 recogimos los siguientes traposición a los 'matorrizos' (Q. pyrenaica)
nombres, sin poder establecer a qué especies de un valle colindante. 'Albar' significaría
se referían: 'cajiga/o' (5 referencias), 'cha- más bien roble alto, maderable, como opuesto
parro/izo' (1), 'matorra/o' (2), 'quejigo' (3), a 'matorros', robles arbustivos. Se emplea
'rebolla/o' (1), 'roble' (41), 'roble albar' (1). De tanto 'albar' como 'roble albar'.
todos estos nombres, salvo 'chaparro' y 'queji-
go', de la misma raíz que 'cajiga', se conocen Americano
especies botánicas designadas por ellos (tabla Con este nombre se denominan a robles
2), aunque es probable que 'rebolla', 'matorra', cultivados en comarcas cercanas, de origen
'cajigo' o 'chaporrizo' refieran a más especies americano, generalmente Q. rubra (tabla 2).
de las que indica la tabla, ya que significan más
bien roble joven o arbustivo y no una especie Berruno
determinada de roble (COROMINAS 1980-1983).
Nombre que se emplea para denominar
Q. pyrenaica (G. Moreno, corn, pers.) (ta-
bla 2). La bibliografía sobre Cantabria
(GARCÍA LOMAS, 1966; LÓPEZ VAQUÉ, 1988;
SAIZ BARRIO, 1991) recoge nombres con esta
misma raíz: 'barrosco/u', 'barronco/u', 'be-
rrosco/u' y 'berroso'. Según LÓPEZ VAQUÉ
(1988), significa roble joven, y niega que pro-
venga del latín varus (verruga o torcido),
como propone GARCÍA LOMAS (1966).

Cajiga/o, quejigo
El nombre de 'cajiga/o' suele referir robles
jóvenes o de porte arbustivo y se usa funda-
mentalmente en Campoo (fig. 5). Generalmen-
te se refiere a Q. pyrenaica (tabla 2), ya que re-
Fig. 2.-Distribución de los nombres vernáculos de Quer- brota de raíz y no llega a desarrollarse en mon-
cus faginea en el S de Cantabria. te alto, sino más bien en bosquetes de porte ar-
M. PARDO DE SANTA Y ANA: NOMENCLATURA POPULAR DE QUERCUS 193

franja N de Cantabria, donde no suele convi-


vir con las otras especies de robles. Es el nom-
bre más antiguo, al parecer de origen céltico o
precéltico (COROMINAS, 1980-1983).
'Cajiga' y 'cajigo' suelen usarse indistinta-
mente como nombres comunes, aunque 'caji-
ga' se usa también como nombre propio. Se
emplea en femenino para referirse a ejempla-
res singulares, como la Cajiga de Sopeña, en
el pueblo de Abiada. En la nomenclatura po-
pular es común la diferenciación femenino-
masculino, aunque sin relación al sexo de las
plantas. El femenino suele hacer referencia a
mayor tamaño y utilidad (FAJARDO & al.,
2000; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, 1999).
Fig. 3.-Distribución de los nombres vernáculos de Quer-
cus petraea y Q. robur en el S de Cantabria. No pudimos confirmar a qué especie se
aplicaba la voz 'quejigo'. Según un informan-
te, es un nombre moderno introducido a tra-
bustivo y subarbustivo, conocidos en la zona vés de los medios de comunicación.
como "matas". Solo adquieren gran porte si se
adehesa el monte, favoreciendo a un solo pie al Carrasco, carraspizo
eliminar la competencia del resto. El término El nombre de 'carraspo' o los binómenes
'cajigo' designa también a robles jóvenes o pe- 'roble carraspizo' y 'roble carraspo' se em-
queños de otras especies (fig. 7), y suele opo- plean para denominar Q. faginea en el SE de
nerse a 'roble' entendido como roble grande, Valderredible (fig. 2). Tanto este nombre
maderable, generalmente Q. petraea o Q. ro- como el de 'roble enciniego' pensamos que
bur. tienen su origen en el parecido con las hojas
'Cajiga' y 'roble' pueden tener también el de encina, que de joven suele denominarse
significado de roble en sentido amplio. Es el "carrasca". Este mismo origen debe de tener
nombre más generalizado de Q. robur en la el nombre local de 'carrasquilla' (Rhamnus

TABLA 2
EQUIVALENCIAS ENTRE NOMBRES VERNÁCULOS Y NOMBRES CIENTÍFICOS DE QUERCUS
EN EL S DE CANTABRIA

Nombre vernáculo Nombre científico


Albar, roble albar Q. petraea, Q. robur
Ancina, encina Q. ilex, Q. faginea
Berruno, roble berruno Q. pyrenaica
Cajiga/o Q. pyrenaica, Q. robur
Carraspo, roble carraspo o carraspizo Q. faginea
Chaparro, chaparrizo Q. sp.
Enciniego, roble a/encina o enciniego Q. faginea
Matorra/o, roble matorrizo Q. faginea, Q. pyrenaica
Negral, roble negral/o Q. pyrenaica
Rebolla Q. pyrenaica
Roble, robre Q. faginea, Q. petraea, Q. pyrenaicaQ. robur
Roble americano Q. rubra
Roble tocio Q. pyrenaica
194 ANALES JARDÍN BOTÁNICO DE MADRID, 60(1) 2003

alaternus L.), así como 'carrasco' (Ilex aqui-


folium L.)

Chaparro, chaporrizo
Según el Diccionario de la Lengua Es-
pañola, 'chaparro' es una encina o roble de
muchas ramas y poca altura. Se trata de una
voz común en Castilla que nunca escucha-
mos en la zona de estudio como sustantivo.
Estos términos los extrajimos de las expre-
siones "robles de los chaporrizos" y "estos
robles no son albares, son chaparros"; proba-
blemente se referían a Q. faginea o Q. pyre-
naica.
Fig. 5. Distribución de los nombres vernáculos de Quer-
Encina, enciniego, ancina cus ilex en el S de Cantabria.

'Encina' o 'ancina' denominan a Q. ilex y


Q. faginea, aunque generalmente se refieren
montes de Q. pyrenaica y Q. faginea. Se em-
al primero (fig. 5). El parecido de las hojas es
plea en la zona sur (fig. 4) generalmente para
sin duda la razón de esta sinonimia. Viene del
denominar Q. pyrenaica, aunque un infor-
nombre latín de Q. ilex, ilicina, de ilex-ilicis
mante también lo empleó para Q. faginea (ta-
(COROMINAS, 1980-1983). Se emplean tam-
bla 2).
bién los binómenes 'roble encina', 'ancina' o
Con el apodo de "matorrizos" se denomi-
'enciniego' para denominar Q. faginea en
nan a las personas que viven en los pueblos de
toda la comarca (fig. 2).
la zona alta de Valderredible (RIVAS, 1991).
Es algo despectivo, pues diferencia a los habi-
Matorro/u, matorrizo
tantes del "valle de abajo", zona regada por la
Proviene de "mata", monte bajo, que ya se vega del río Ebro, de los del "valle de arriba",
ha explicado que es la forma habitual de los donde no hay regadío y la ganadería era la ac-
tividad principal.

Negral
Nombre utilizado en los valles del sur
(fig. 4) para denominar específicamente
Q. pyrenaica (tabla 2). Suele emplearse en
contraposición a 'albar', aunque no es fácil
saber por qué una especie es denominada ne-
gra y la otra albar, blanca. Se emplea general-
mente el binomen roble 'negro/al'.

Rebolla
'Rebollo' proviene del latín repullus (CO-
ROMINAS, 1980-1983). rebrota (de raíz), ca-
racterística propia de Q. pyrenaica y Q. fagi-
nea, aunque se emplea a veces como sinóni-
Fig. 4. Distribución de los nombres vernáculos de Quer- mo de roble, independientemente del tamaño
cus pyrenaica en el S de Cantabria. o la especie.
M. PARDO DE SANTA Y ANA: NOMENCLATURA POPULAR DE QUERCUS 195

Roble
(Quercus spp.)

, .. X . (roble) matorrizo (roble)e^cina/iego


(roble) albar (roble) negro/al (roble) carraspo/izo
(Quercus petraea) (roble) berruno \Quercus faginea)
(Quercus pyrenaica)

Fig. 6.-Equivalencia entre la nomenclatura científica y popular de los robles en Valderre-


dible. Valdeprado y Valdeolea.

Roble Mediante los binómenes 'roble ancina',


'roble albar' o 'roble negral' se nombran las
Se trata de un genérico, con el que se deno-
distintas especies de robles. Este tipo de nom-
minan las distintas especies de árboles del gé-
bres suelen ser equivalentes a los táxones
nero Quercus de hoja caduca o semicaduca
botánicos.
(marcescente) (tabla 2.). Proviene de robur,
nombre latino del roble. Muchas personas
desconocen las distintas variedades de robles Tociu
y su terminología local específica y utilizan Tiene la misma raíz que tocón. Con este
solo este genérico. Al igual que ha notado nombre se conoce a Q. pyrenaica en regiones
LEAL (1993) para los valles pasiegos, cuando cercanas, como Liébana. Solo una persona lo
se habla de la madera de estas especies siem- empleó, posiblemente debido al contacto con
pre se dice madera de roble, y no de cajiga u otras comarcas.
otros nombres específicos. Podría deberse a
que la madera de los distintos robles tiene las
DISCUSIÓN
mismas cualidades y solo existen diferencias
en el uso debidas al porte. De las 28 voces recopiladas, 16 (57 %) son
En el NW de la comarca la palabra 'roble' nombres simples, es decir, un solo lexema, que
(fig. 7) se emplea de un modo más restrictivo, se emplean tanto para denominar nombres es-
como un nombre específico que refiere a ro- pecíficos como genéricos. También se han re-
bles de gran porte, maderables, generalmente gistrado 12 nombres compuestos (CONKLIN,
Q. petraea y Q. robur, que se contrapone al 1962) o secundarios (BERLÍN, 1992). Consis-
cajigo. ten en binómenes con un lexema principal y un

Fig. 7. Equivalencia entre la nomenclatura científica y popular de los robles en Campoo.


196 ANALES JARDÍN BOTÁNICO DE MADRID, 60(1) 2003

segundo término que modifica o indica cuali- tamaño de los ejemplares, más que a la mor-
dades del genérico, 'roble' en nuestro caso. fología foliar u otros caracteres. Se diferencia
Además de este tipo de nombres, a veces se entre los robles, ejemplares arbóreos o made-
emplean expresiones más complejas, del tipo rables, que generalmente pertenecen a Q. pe-
"roble algo matorrizo" o "robles de los chapo- traea y Q. robur, y los cajigos, arbolillos de
rrizos" para denominar las categorías bio- menor talla que suelen ser Q. pyrenaica. La
lógicas a nivel popular (FLECK & al., 2002). presencia de Q. faginea es mucho más limita-
Generalmente escuchamos tanto el nombre da y no obtuvimos datos sobre esta especie.
común (roble albar) como la expresión com- Se obtuvieron algunos datos sobre Q. ro-
puesta del nombre y adjetivo (roble algo ma- bur, que confirman las citadas subregiones,
torrizo), pero en algún caso no escuchamos pero demasiado dispersos para agregarlos al
nada más que la segunda. resto. Sería conveniente obtener más datos
Los datos muestran paralelismos entre la certeros sobre la manera de nombrar Q. pe-
nomenclatura popular y la científica, aunque traea y Q. robur en la zona norte.
no siempre es posible establecer equivalen- Según su significado o etimología podemos
cias, ya que, como es sabido, ambos sistemas agrupar los nombres en aquellos que denotan el
tienen orígenes e intereses diferentes (CLÉ- tipo de crecimiento (carraspo, chaparro, mato-
MENT, 1995; ELLEN, 1986; HUNN, 1982). La rro, tocio) o alguna otra característica (negral,
clasificación popular admite táxones de lími- albar, enciniego) y los que provienen directa-
tes imprecisos; por ejemplo, nos indicaron mente del nombre latino (encina y roble).
que un roble era "más albar" y que otro era
"medio albar". En el caso de los robles, no es
AGRADECIMIENTOS
extraño debido a su tendencia a la hibridación.
La primera equivalencia es a nivel gené-
A R. Morales y S. Castroviejo, por sus sugeren-
rico, entre roble y varias especies de Quercus. cias y críticas en la preparación del manuscrito.
Robles son las especies caducas o semicadu- A G. Moreno, por proporcionarnos los datos toma-
cas del género, es decir, todas las que viven en dos por él.
la comarca excepto Quercus ilex.
Al establecer equivalencias en el rango es-
R E F E R E N C I A S BIBLIOGRÁFICAS
pecífico hemos separado la comarca en dos
zonas lingüísticas, los valles del sur (Val-
AEDO, C , C. DIEGO, J.C. GARCÍA CODRÓN & G. MORENO
derredible. Valdeprado, Valdeolea) y la zona (1990). El bosque en Cantabria. Santander.
norte (Campoo, en sentido estricto, aunque ALVAR, M. (1995). Atlas lingüístico y etnográfico de
realmente solo tenemos datos suficientes de Cantabria. Madrid.
Campoo de Suso). BALEE, W. (1989). Nomenclatura) patterns in Ka'apor
ethnobotany. J. Ethnobiol. 9(1): 1-24.
En la zona sur conviven Q. faginea, Q. py- BERLÍN, B. (1992). Ethnobiological classification. Prin-
renaica y Q. petraea, y el uso de las voces cipies of categorization ofplants and animáis in tra-
nombre 'roble albar', 'roble matorrizo' o ditional societies. New Jersey.
'enciniego' delimitan bien esta área. Se ob- BONET, M.A. (2001). Estudi etnobotánic del Montseny.
Tesis doctoral. Facultad de Farmacia. Universidad de
serva una gran equivalencia entre los nom- Barcelona.
bres vernáculos y los científicos (fig. 6). Es- CLÉMENT, D. (1995). Why is taxonomy utilitarian?
tos paralelismos son frecuentes cuando se J. Ethnobiol. 15(1): 1-44.
trata de especies relevantes y con usos y COLMEIRO, M. (1871). Diccionario de los diversos nom-
bres vulgares de muchas plantas usuales o notables
características morfológicas bien diferencia- del Antiguo y Nuevo Mundo. Madrid.
bles. Además son varios los nombres con los CONKLIN, H.C (1962). Lexicographical treatment of folk
que se denominan los táxones, sin obser- taxonornies. Int. J. Amer. Ling. 28: 119-141.
varse zonas de uso de los distintos nombres COROMINAS, J. (1980-1983). Diccionario crítico etimoló-
gico castellano e hispánico. 5 vols. Madrid.
(fig. 4). ELLEN, R.F. (1986). Ethnobiology. Cognition, and the
En la zona norte (fig. 7) la manera de clasi- Structure of Prehensión: Some General Theoretical
ficar y nombrar a los robles atiende al porte o Notes. J. Ethnobiol. 6: 83-98.
M. PARDO DE SANTAYANA: NOMENCLATURA POPULAR DE QUERCUS 197

ELLEN, R.F. & D.E. REASON (1979). Classifications in VERDE, A., D. RIVERA. J. FAJARDO & C. OBÓN (2000). Et-
their social contexl. New York. nobotánica del entorno del Parque Nacional de Ca-
FAJARDO, J., A. VERDE, D. RIVERA & C. OBÓN (2000). bañeros. Ministerio de Medio Ambiente.
Las plañías en la cultura popular de la provincia de VERDE, A., D. RIVERA & C. OBÓN (1998). Etnobotánica
Albacete. Albacete. en las Sierras de Segura y Alcaraz: las plantas y el
FLECK, D.W., R.S. Voss & N.B. Voss (2002). Under- hombre. Albacete.
differentiated taxa and sublexical categorization: an VICIOSO, C. (1950). Revisión del género Quercus en Es-
example from matees classification of bate. J. Ethno- paña. Madrid.
biol. 22(1): 61-102. WILLKOMM, M. (1862). Fam. 43. Cupuliferae Rich. In:
GARCÍA LOMAS, A. (1966). El lenguaje popular de la M. Willkomm & J. Lange (eds.). Prodromus Florae
Cantabria montañesa. Santander. Hispanicae 1:236-247. Stuttgart.
GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A. (1999). Diccionario etimoló-
gico de la toponimia mayor de Cantabria. Santander.
HUNN, E. (1977). Tzeltal Falk Zoology: The Classifica-
APÉNDICE 1
tion of Discontinuities in Nature. New York.
HUNN, E. (1982). The utilitarian factor in folk biological P L I E G O S TESTIGO D E QUERCUS DEL S
classification. Amer. Anthropol. 84(4): 830-837. DE CANTABRIA DEPOSITADOS EN E L HERBARIO
JOHNS, T., J.O. KOWARO & E.K. KIMANANI (1990). Her-
bal Remedies of the Luo of Sykia District, Kenya: Es- DEL R E A L JARDÍN B O T Á N I C O ( M A )
tablishing Quantitative Criteria for Consensus. Econ.
Bot. 44: 369-381. Q. faginea subsp. faginea
LASTRA, J.J., X. PORTA. V. ORTIZ & H. GÓMEZ OLIVE-
Hermandad de Campoo de Suso, Villacantid,
ROS (2000). Fitonimia en el oriente de Asturias.
Bol. Cien. Nat. (Real Inst. Estud. Asturianos) 46: 30TVN0361. 20-X-1997, M. Pardo de Santayana
185-217. 0175MP.
LEAL. A. (1993). Toponimia pasiega II. Topónimos vege-
Q. ilex subsp. ballota
tales: bases quercus y robur. Bol. Mus. Villas Pasie-
gas 14: 1-4. Valdeolea, Las Henestrosas de las Quintanillas,
LÓPEZ VAQUÉ, A. (1988). Vocabulario de Cantabria. 30TVN0349,13-VI-2000, M. Pardo de Santayana
Santander. 1489MP.
LÓPEZ VAQUÉ, A. (1994). Vocabulario de Cantabria II.
Santander. Q . petraea
MASCLANS. F. (1981). Els nomsde ¡espiantes ais Paisos
Valderredible, Riopanero, Monte Hijedo, 30T
Catalans. Granollers.
MORALES, R., M.J. MACÍA, E. DORDA & A. GARCÍA VI- VN2448, 17-V-2000, M. Pardo de Santayana
LLARACO (1996). Nombres vulgares, II. Arch. Fl. 1307MP.
iber. 1.
POSEY, D.A. (1984). Hierarchy and Utility in a Folk Bo- Q . pyrenaica
tanical Taxonomic System: Patterns in the Classifica- Valderredible, Villaescusa de Ebro, 30T
tion of Arthropods by the Kayapó Indians of Brazil. VN3241, 20-X-1997, M. Pardo de Santayana,
J.Ethnobiol. 4(2): 123-134. R. Morales & A. García-Villaraco 0178MP.
RABAL, G. (2000). Cuando la chicoria echa flor... (Etnobo-
tánica en Torre Pacheco). Rev. Murciana Antropol. 6. Q. robur
RIVAS, A.M. (1991). Antropología Social de Cantabria.
Santander. Cantabria, Rúente, robledal de Ucieda,
SAIZ BARRIO, M.A. (1991). Léxico cántabro. San- 30TVN0187, 23-VIII-1996, M. Pardo de Santa-
tander. yana 0058MP.
SAIZ DE OMEÑACA, J.A. (1974). Santander y su flora.
Santander.
SEGUY, J. (1953). Les noms populaires del plantes dans
les Pyrénées centrales. Monografías del Instituto de Editado por Carlos Aedo
Estudios Pirenaicos. Barcelona. Aceptado para publicación: 28-XI-20O2

También podría gustarte