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HISTORIA

MUNDIAL
SIGLO XIX
FACUNDO CERSOSIMO
3er AÑO – 2021
AUDIOS – RESUMEN – MATERIAL
ANEXO
Clase 1: EL ANTIGUO RÉGIMEN
Resumen texto McPhee (capítulo 2):
La crisis del Antiguo Régimen
Cuestiones debatidas: si la Revolución Francesa fue obre de una burguesía decidida a derrocar los órdenes
privilegiados acelerando con ello la transición del feudalismo al capitalismo de acuerdo con el modelo
marxista de desarrollo histórico.
Los nobles desempeñaron un papel activo en el cambio agrícola y minero, y los reyes ennoblecieron de
entre los finencieros y fabricantes más brillantes a individuos. Entre los objetos más codiciados por los
burgueses figuraban unos 70.000 cargos venales, de los que 3.700 conferían nobleza a quienes los
ostentaban. Algunos de esos jóvenes burgueses ambiciosos que acabarían estando a la vanguardia de la
iniciativa militante contra los nobles después de 1789. Los distintos grupos profesionales que conformaban
la burguesía no se definían a sí mismos como miembros de una “clase” compacta, unida a lo largo y ancho
de todo el país por los cargos que desempeñaban y por intereses socioeconómicos similares.
Élite de la burguesía como un grupo que buscaba ingresar en el mundo de la aristocracia trastornándolo al
mismo tiempo sin darse cuenta. Los burgueses más acaudalados trataban de comprar cargos y títulos
nobles, pues éstos les aportaban riqueza y a la vez un puesto en aquella sociedad. Por ejemplo: Claude
Périer, el adinerado propietario de una fábrica textil de Grenoble, que también poseía una plantación de
azúcar en Santo Domingo, pagó un millón de libras por varios señoríos y el inmenso castillo de Vizille en
1780, donde construyó una nueva fábrica textil. Aunque la burguesía más acomodada pusiera todas sus
esperanzas y fortunas en lograr el ingreso en la nobleza, nunca dejaban de ser intrusos: su mismo éxito
resultaba subversivo para la reison détre (razón de ser o de existir) del estatus de nobleza.
Algunos historiadores han puesto en tela de juicio la idoneidad de términos como “clase”, los burgueses no
se definían a sí mismos como parte integrante de una “clase” con intereses y puntos de vista similares.
Gran crítica de la nobleza: frecuente y poderoso rechazo de un mundo aristocrático tradicional que
aparece descrito como violento, feudal e inmortal, y opuesto a los valores de la ciudadanía, racionalidad y
utilidad. Aunque entre la burguesía no había conciencia de clase con un programa político, sí había sin
lugar a dudas, una enérgica crítica de los órdenes privilegiados y de las supuestamente anticuadas
reivindicaciones de las funciones sociales en las que se sustentaban.
En la segunda mitad del siglo XVIII la expansión limitada pero totalmente visible de la empresa capitalista
en la industria, en la agricultura de las tierras del interior de París, y sobre todo en el comercio, vinculada al
negocio colonial, generaba formas de riqueza y valores contrarios a las a las bases institucionales del
absolutismo, una sociedad ordenada de privilegios corporativos y de reivindicaciones de autoridad por
parte de la aristocracia y de la Iglesia. El número de burgueses aumentó de unos 700.000 en 1700 a
aproximadamente 2,3 millones en 1780. En la pequeña burguesía se iba formando una “cultura de
consumo” por escritorios, espejos, relejes y sombrillas. La “revolución en el vestir” en la que los valores de
respetabilidad, decencia y sólida riqueza se expresaban a través del vestir en todos los grupos sociales. Los
burgueses también se distinguían de los nobles y artesanos por su cocina burguesa, haciendo comidas
menos copiosas y más regulares.
El contenido de los anuncios y de las hojas de noticias denominadas Affiches, en dichas páginas abundaba
el uso de términos como “opinión pública”, “ciudadano”, y “nación” en comentarios políticos.
Se produjo una serie de desafíos intelectuales a las formas políticas y religiosas establecidas, que los
historiadores denominan “Ilustración”. Los historiadores marxistas han interpretado la Ilustración domo un
síntoma de una sociedad en crisis, como la expresión de los valores y frustraciones de la clase media. Para
Albert Soboul afirmaba que la Ilustración era en efecto la ideología burguesa: “su conciencia de clase se
había visto reforzada por las actitudes exclusivistas de la nobleza”.
Al igual que la Ilustración no fue una cruzada intelectual unificada que socavara por sí sola los supuestos
fundamentos del Antiguo Régimen, tampoco la Iglesia católica fue un monopolio que sustentara siempre el
poder de la monarquía.
Había una conexión fundamental entre los temas principales de la nueva filosofía y la sociedad a la que
ponía en tela de juicio. La vibrante vida intelectual de la segunda mitad de siglo era producto de aquella
sociedad.
Los intelectuales, resignados por lo que consideraban la ignorancia y superstición de las masas, se
volvieron hacia los monarcas ilustrados como la mejor manera de garantizar la liberalización de la vida
pública.
Para los “fisiócratas” el progreso del mundo residía en liberar la iniciativa y el comercio. Al suprimir
obstáculos a la libertad económica y fomentar las mejoras agrícolas y los cercados, la riqueza económica
que se crearía, sustentaría el “progreso” de las libertades civiles. Los filósofos racionalizaron la esclavitud
en las plantaciones justificándola como el destino natural de los pueblos inferiores.
En estos términos la ilustración aparece como una ideología de clase. Pero ¿cuál era la incidencia social de
sus lectores?
En un régimen de fuerte censura, las ediciones pirata baratas de la Enciclopedia entraban de contrabando
en el país procedentes de Suiza y se llegaron a vender unos 25.000 ejemplares entre 1776 y 1789. Existía al
mismo tiempo un comercio sumergido de libros prohibidos.
La Ilustración no fue simplemente un movimiento cultural con conciencia propia: se vivió de manera
inconsciente, con valores cambiantes. Inventarios de propiedades realizadas en París en 1700 evidenciaron
que los libros estaban en manos de un 13 por ciento de asalariados, un 32 por ciento de magistrados y un
26 por ciento de nobles de espada.
Las logias masónicas de librepensadores eran una forma de sociabilidad masculina y burguesa que
proliferó abundantemente después de 1760: había unos 210.000 miembros en 600 logias en la década de
1780. Los hombres de negocios, excluidos de las academias de los nobles, constituían del 30 al 35% de las
logias, que atraían también a los soldados, a los funcionarios públicos y a los hombres que ejercían
profesiones liberales.
La verdadera importancia de la Ilustración, pues, es la de ser el síntoma de una crisis de autoridad y parte
de un discurso político mucho más amplio. Mucho antes de 1789, los términos de “ciudadano”, “nación”,
“contrato social” y “voluntad general” ya circulaban por la sociedad francesa, en claro enfrentamiento con
el viejo discurso de “órdenes”, “propiedades”, y “corporaciones”.
Con respecto a la crisis cultural: la censura no conseguía nada, y un reino de libertad estaba emergiendo a
través de un consumo de productos cada vez más intenso, rápido y elocuente.
La Francia rural estaba en crisis en la década de 1780. El tratado de libre comercio con Inglaterra en 1786
fue un duro revés para la industria textil: los productores rurales se vieron sacudidos por la triplicación de
los arriendos de las tierras propiedad de la Iglesia en los años ochenta y por las malas cosechas de 1788.
Nobles empleaban abogados feudistas para controlar o forzar la exacción de los tributos como medio de
aumentar los ingresos en tiempos de inflación, cosa que más tarde se denominó “reacción feudal”. Las
malas cosechas de 1785 y 1788 doblaron los precios. Todas estas circunstancias juntas explican la escalada
de conflictos en el campo: protestas colectivas registradas, casi todas en forma de disturbios a causa de la
comida y en contra de los señoríos.
Los tributos de señorío no podían ya legitimarse como el precio que tenían que pagar los no privilegiados
para el alivio de los pobres, o la protección y la ayuda de sus señores, que raramente estaban presentes en
la comunidad. Algunos historiadores que argumentan que el feudalismo ya había dejado efectivamente de
existir a fines del siglo XVIII tienen razón sólo en la medida en que el concepto de noblesse oblige parecía
haber perdido toda validez frente a señores ausentes que obtenían su superávit de un campesinado
reticente. Este resentimiento hacia los señores hizo que las comunidades rurales se uniesen en contra de
sus señores.
En la localidad cercana de Termes, un hombre llevó a su cuñado a los tribunales en los años previos a la
revolución por haber dicho “que se comportaba como un señor, con un tono arrogante”.
El triunfo de la guerra de la independencia sufragada por EEUU apaciguara de alguna manera las
humillaciones sufridas por Francia a manos de Inglaterra en la India, Canadá y el Caribe, la guerra había
costado más de mil millones de libras, dos veces las rentas del Estado. los costes de la guerra cada vez
mayores, el mantenimiento de una corte y una burocracia en expansión, y el pago de los intereses de una
enorme deuda obligaron a la monarquía a buscar el modo de reducir la inmunidad de la nobleza en lo
relativo a los impuestos y la capacidad de los paramentos de resistirse a los decretos reales. La arraigada
hostilidad de gran parte de la nobleza respecto a la reforma discal y social se generó a causa de dos
antiguos factores: primero, por las reiteradas presiones del gobierno real que redujeron la autonomía de la
nobleza y, segundo, por el desafío de una burguesía más rica, más numerosa y más critica y de un
campesinado claramente descontento de los conceptos aristocráticos de propiedad, jerarquía y orden
social.
Tras la dimisión de Calonne en abril, su sucesor Loménie de Brienne. Brienne prosiguió con su amplio
programa de reformas; esta vez, en julio, fue el Parlamento de París el que se negó a registrar un impuesto
territorial uniforme. La tensión entre la corona y la aristocracia llegó a su punto álgido en agosto, con el
exilio del Parlamento a Troyes. El apoyo popular y de la élite al Parlamento fue de tal calibre que el rey se
vio forzado a restaurarlo. En septiembre de 1787, llegaron noticias de que el día 13 tropas prusianas habían
cruzado la frontera para prestar apoyo a la princesa Hohenzollern de Orange contra el partido “patriótico”
de la República Holandesa.
El Parlamento de Touleuse aseguraba que “los derechos naturales de los municipios, comunes a todos los
hombres, son alienables, imprescindibles, tan eternos como la naturaleza que los conforman”. Este
lenguaje de oposición a la realeza. El propio interés oculto tras las nobles invocaciones a la “ley natural”, a
los “derechos inalienables” y a la “nación” demostró que semejante alianza no podía ser duradera. En julio
de 1788 otro llamamiento para que se convocasen los Estados Generales, pero esta vez para que el tercer
estado tuviera representación doble respecto a los otros órdenes en reconocimiento a su importancia en la
vida de la nación. Luis decidió convocar los Estados Generales en mayo de 1789.
La convocatoria de los Estados Generales facilitó la manifestación de las tensiones en todos los niveles de
la sociedad francesa y reveló divisiones sociales que desafiaban la idea de una sociedad de “órdenes”. El
considerable dinamismo del debate en los meses anteriores a mayo de 1789 se debió a la suspensión de la
censura en la prensa.
La decisión de Luis el 5 de diciembre de duplicar el número de representantes del tercer estado sólo sirvió
para desvelar la cuestión crucial del poder político.
El debate se ha convertido en una guerra entre el tercer estado y los otros dos órdenes.
Un sacerdote de cuarenta años de origen burgués, Emmanuel Sieyés, escribió el panfleto más significativo
de cuentos difundió, titulado ¿qué es el tercer estado? (¿quién, pues, se atrevería a decir que el tercer
estado no contiene todo lo necesario para formar una nación completa?)
El panfleto de Sieyés se nutría del lenguaje del patriotismo: que la nobleza era demasiado egoísta para
comprometerse en un proceso de regeneración nacional y por lo tanto podía ser excluida del cuerpo
político. Hay que destacar también que Sieyés aludía tan sólo a un orden privilegiado, asumiendo
evidentemente que el clero estaba también dividido entre la élite noble y los párrocos plebeyos. El invierno
de 1788-1789, seguido de las devastadoras granizadas en el mes de julio que arrasaron las cosechas en la
cuenca de París, no contribuyó a que los campesinos pudieran pagar sus impuestos. 80.000 desempleados
en París. La respuesta a la crisis en el suministro de alimentos adoptó las formas tradicionales de acciones
colectivas por parte de los consumidores para rebajar por la fuerza el precio del pan.
En la primavera de 1789, de pidió a todos los habitantes de Francia que formulasen propuestas para la
forma de la vida pública y para elegir a los diputados de los Estados Generales. La elaboración de sus “listas
de quejas” en el contexto de una crisis de subsistencia, de incertidumbre política y de caos fiscal constituyó
el momento decisivo de fricción social en la politización de las masas. Los cuadernos (cahiers) de los tres
órdenes muestran un considerable nivel de coincidencia, en particular en lo que se refiere a las
circunstancias judiciales:
1) Los tres órdenes daban por sentado que la monarquía absoluta estaba moribunda, que la reunión
de los Estados Generales en mayo iba a ser la primera de un ciclo regular.
2) También había consenso en que la Iglesia necesitaba urgentes reformas para controlar los abusos
en el seno de su jerarquía y mejorar la suerte del clero de parroquia.
3) Entre muchos de los nobles, sacerdotes y burgueses había ya una aceptación general de los
principios básicos de igualdad fiscal, que los nobles y el clero renunciarían a su inmunidad
contributiva, o por lo menos en parte. Acuerdos similares en cuento a la necesidad de una reforma
judicial.
4) Las ventajas del libre comercio interno y las facilidades de transporte y comercio fueron
ampliamente aceptadas.
Pero, hubieron divisiones insalvables que socavarían las posibilidades de una reforma consensuada:
1- Visiones del mundo tan encontradas que sostenían el campesinado, la burguesía y los nobles de
provincias. Incluso los burgueses de las ciudades pequeñas hablaban abiertamente de una nueva
sociedad caracterizada por “profesiones abiertas a los talentos”, las libertades liberales y la
abolición de los privilegios. La nobleza respondió con una visión utópica de una jerarquía reforzada
de órdenes sociales y obligaciones, de protección de las exenciones de los nobles y renovada
autonomía política. En general, la nobleza buscaba un papel político de mayor envergadura para sí
misma en el seno de una monarquía constitucional limitada, con un sistema de representación que
garantizase la estabilidad del orden social concediendo sólo un papel restringido a la élite del tercer
estado.
2- La cuestión de la votación por cabeza en la asamblea de los Estados Generales fue la única que
dividió al tercer estado de los otros dos órdenes, cuyo constante deseo era el de que se deliberase
allí por órdenes.
Los artesanos, al igual que los de los campesinos, revelaron una coincidencia de intereses con la burguesía
en cuestiones fiscales, judiciales y políticas, pero manifestaron una clara divergencia en lo relativo a
regulación económico, pidiendo protección contra la mecanización y la competencia, y control en el
comercio de cereales.
En 1789 los campesinos estaban mucho más preocupados por las cargas materiales que por las simbólicas,
que ignoraban por completo las trampas del estatus señorial. La hostilidad hacia las exacciones señoriales
solía ir acompañada de fuertes críticas relativas al diezmo, a los tributos y a las prácticas de la Iglesia; es
decir, se consideraban interdependientes dentro del régimen señorial.
En el campo, las tensiones acerca del control de los recursos provocaban permanentes fricciones.
En la Francia oriental, la proliferación de industrias extractivas alimentadas con madera constituía el foco
de la ira del campesinado.
Lo más notorio era que los nobles y los plebeyos no podían llegar a ningún acuerdo sobre los
procedimientos de voto en los Estados Generales. Existía el compromiso compartido por los tres órdenes
de la necesidad de cambio, y un acuerdo general sobre una serie de abusos específicos en el seno del
aparato del Estado y de la Iglesia.
La coexistencia de nobles y acaudalados burgueses en una élite de notables, unidos como terratenientes,
funcionarios, inversores e incluso por su implicación de la industria y agricultura orientada a la obtención
de beneficios. Sin embargo, en el sen o de esta élite noble y burguesa había una clase dominante de nobles
con títulos heredados que gozaban de los más altos escalafones de privilegio, cargo, riqueza y rango.
Mientras que el ennoblecimiento era la ambición de los burgueses más adinerados.
CLASE 2: Revolución Francesa (I) De los Estados Generales a la República.
Bibliografía: McPhee (Capítulos 3 y 4) – Transcripción Audio
La Corona Francesa estaba en crisis: “La arraigada hostilidad de gran parte de la nobleza respecto a la
reforma fiscal y social se generó a causa de dos antiguos factores: primero, por las reiteradas presiones del
gobierno real que redujeron la autonomía de la nobleza y, segundo, por el desafío de una burguesía más
rica, más numerosa y más crítica y de un campesinado claramente descontento de los conceptos
aristocráticos de propiedad, jerarquía y orden social” (cita textual del capítulo 2 de McPhee, página 47).
Esto da cuenta de la crisis que va encubando el antiguo régimen y de esas tensiones cruzadas que van a
generar un descontento grande al nivel del campesinado, al interior de la nobleza, pero principalmente
entre la nobleza y la corona, y al interior de los sectores populares.
Dato: aproximadamente en los 20 años que anteceden al inicio de la Revolución estuvieron marcados por
disturbios producto de la escases de comida, esto tiene que ver con una crisis de la producción agrícola
que afectaba fuertemente el precio del pan, y ese aumento del precio del pan provocaba el descontento
de los sectores populares (principalmente en los barrios de las grandes ciudades, sobre todo en los barrios
de Paris, acá comienza a haber una participación muy grande de las mujeres tratando de ejercer un control
sobre el precio del pan y eso se va a trasladar a un episodio que sucederá en la Revolución). Por lo cual, hay
un descontento social en los 20 años que anteceden a la Revolución en los sectores populares vinculado al
precio del alimento.
Intentos de Reformas de la Corona o Monarquía: intentan comenzar a implementarse con el reinado de
Luis XV, donde se intenta realizar una reforma judicial y una reforma fiscal. Esta última reforma va a
encontrar una gran resistencia al interior de la nobleza. Luis XV muere en 1774, asume Luis XVI que es el
nieto de Luis XV quien decide frenar la reforma. Este episodio genera una desacralización (es decir, va
perdiendo su carácter divino, el monarca cada vez es visto por menor cantidad de personas dentro de
Francia como un monarca divino que su legitimidad procede del poder sagrado) de la figura real: estos
conflictos, estos intentos de reforma van erosionando la figura real.
La Reforma judicial tiene que ver con ir quitándole autonomía a los parlamentos que son las altas cortes de
justicia en manos de la nobleza, se combinaba con una reforma fiscal. Detrás de estas reformas que se
inicial con Luis XV (y que luego las continua Luis XVI) hay un proyecto de centralización del Estado Frances,
es decir, un intento de hacer un Estado más centralizado, que era el proyecto de las monarquía absolutas
pero en el siglo XVIII se acelera (la centralización y la acumulación de funciones por parte de una
monarquía centralizada), ir borrando la gran cantidad de jurisdicciones, de tributos, de poder militar que
conservan las jurisdicciones en mano de la nobleza y justamente se buscaba que estas funciones vayan
siendo centralizadas por la monarquía central.
La Revolución se inicia cuando ese proceso esta en marcha. La Revolución lo que va a hacer es acelerarlo y
concretarlo en gran parte de sus aspectos, en mayor medida lo termina haciendo Napoleón.
Por lo que, este proceso de centralización lo continúa Luis XVI principalmente porque en su mandato
acontece una crisis financiera la cual tiene que ver, en gran parte, con la participación de la monarquía
francesa en el proceso de independencia en las colonias americanas. Este proceso tiene un gran interés
para Francia, porque Francia esta interesada en que Inglaterra (enemiga histórica de Francia) pierda los
dominios americanos, entonces hay una subvención o financiamiento por parte de Francia a los rebeldes
de las colonias americanas. Esa crisis de un déficit muy grande, que se suma a la crisis agrícola, produce un
combo explosivo que produce que se acelere en la reforma fiscal.
Esta reforma fiscal se le hace de muy difícil implementación a Luis XVI, intenta primero con un ministro de
finanzas llamado Calonne.
El plan de Calonne es terminar con las exenciones fiscales para la tierra de los nobles y de la iglesia. Es
decir, terminar con esta distinción fiscal entre privilegiados y no privilegiados. Este plan es muy resistido. A
Calonne lo sucede otro ministro llamado Brienne (el arzobispo de Toulouse) el cual también intenta
retomar esa reforma, pero llega a una conclusión: para implementar esa reforma hay que convocar a los
Estados Generales. Estos son una asamblea que tiene la capacidad y la legitimidad para fijar nuevos
impuestos. Por lo que, la única manera que encontraba la Corona de implementar esos impuestos es que
sea vía los Estados Generales.
Estados Generales: convocatoria de un “poder legislativo” dividido en tres estamentos integrados por:
1- Primero estamento: integrado por el clero.
2- Segundo estamento: integrado por la nobleza.
3- Tercer estamento (se lo va a denominar el tercer estado)
Los Estados Generales no se convocan desde 1614, cada vez que se convocaban se confeccionaban los
cuadernos de quejas que es una “encuesta” de las necesidades y los reclamos de los distintos sectores de
la sociedad francesa.
Párrafo de viajero inglés que se encontraba en Francia, cuando se entera sobre la convocatoria de los
Estados Generales (en octubre de 1787) hace la siguiente reflexión Arthur Young:

“el sentimiento de todos es que el arzobispo Brienne no será capaz de liberar al Estado de la carga
de la situación presente, algunos piensan que no tiene la inclinación para ello, otro que le falta
coraje, otros que carece de la habilidad necesaria, otros creen aunque solo está a sus propios
intereses, otros por fin que las finanzas están tan desarregladas que ningún sistema podría
enmendarlas salvo la convocatoria de los Estados Generales del Reino, y que es imposible que
semejante asamblea sin producir una Revolución en el gobierno”.

El rey finalmente convoca a estos Estados Generales, Brienne tuvo que renunciar convocan a un nuevo
ministro que se va a llamar Jacques Necker. Este va a ser el único ministro de la corte de Luis XVI que no va
a tener origen noble y que va a ser muy bien recibido por el tercer estado (se va a convertir como en un
“baluarte” de la lucha contra los privilegios).
Para agosto de 1788 se convocan a los Estados Generales y aquí la sociedad francesa comienza a politizarse
muy rápidamente. McPhee: (página 50 Capítulo 2) “La convocatoria de los Estados Generales facilitó la
manifestación de las tensiones en todos los niveles de la sociedad francesa y reveló divisiones sociales que
desafiaban la idea de una sociedad de “órdenes”. El considerable dinamismo del debate en los meses
anteriores a mayo de 1789 se debió en parte a la suspensión de la censura en la prensa”.
En la previa a la Revolución los sectores más liberales de la burguesía se van reuniendo, van formando
clubes políticos (por el momento el más importante va a ser el llamado “La Sociedad de los 30”) y
empiezan a teorizar algunas cuestiones.
En enero de 1789 se le encarga al Abate Sieyés que escriba un panfleto llamado “¿Qué es el Tercer
Estado?” Donde comienza a elaborarse teóricamente la ideología y las ideas de ese tercer estado en pos de
la reunión de los Estados Generales. Abate Sieyés, cita del panfleto:
“Hemos de plantearnos tres cuestiones:
1. ¿Qué es el tercer estado? – todo.
2. ¿Qué ha sido hasta ahora en el orden político? – nada.
3. ¿Qué es lo que pide? – ser algo.
¿Quién pues se atrevería a decir que el tercer estado no contiene todo lo necesario para formar
una nación completa? Es un hombre fuerte y robusto que todavía tiene un brazo encadenado. Si se
eliminasen los órdenes privilegiados, la nación no perdería, sino que estaría mejor. Por lo tanto,
¿qué es el tercer estado? Todo, pero un todo encadenado y oprimido. ¿Qué sería sin el orden
privilegiado? Todo, pero un todo libre y próspero… el temor de ver reformados sus abusos inspira
más miedo en los aristócratas que le deseo de libertad que sienten. Entre ésta y unos pocos
privilegios odiosos, eligen estos últimos… Hoy temen a los Estados Generales a los que un día
convocaron con tanto fervor.”

El tercer Estado se va a arrogar la representación de todos los habitantes de Francia que no sean religiosos,
católicos, de origen noble ni nobles propiamente dicho, es decir, se va a arrogar la representación del 99%
de la población francesa (incluidos los plebeyos, mendigos, financieros y la burguesía más acaudalada).
Esto no quiere decir que sean electos, como diputados del tercer estado, miembros de esos sectores (no
van a haber plebeyos, campesinos), el origen social de los diputados del tercer estado va a ser muy selecto.
Entre enero y mayo de 1789 se comienzan a redactar los cuadernos de quejas por todo Francia, esto
genera una movilización política muy grande, una politización sobre todo en el campesinado francés
también bastante importante. Estos cuadernos de quejas, sobre todo la de la burguesía de París va a ser un
poco el corazón ideológico de la Revolución.
Fragmento de un cuaderno de queja de la burguesía de París:

“en toda sociedad política los hombres son iguales de derechos, todo poder emana de la Nación y
no puede ser ejercido más que para su felicidad, la voluntad general hace la ley, la fuera pública
asegura la ejecución de la voluntad general, la Nación sola puede conceder el derecho de
determinar el impuesto de limitar su duración, realizar el reparto y asignar su uso de pedir el
Estado las cuentas exigiendo su publicación. Las leyes no existen sino para garantizar a cada
ciudadano la propiedad de sus bienes y la seguridad de su persona. Ningún ciudadano puede ser
arrestado ni castigado por un juicio legal. Ningún ciudadano puede ser destituido sin un juicio. La
libertad natural, civil y religiosa de cada hombre incluye en cualquier investigación sobre sus
opiniones, sus escritos, sus acciones en la medida en que no alteren el orden público y no hieran
los derechos del otro”.
El mes previo a que se reúnan los Estados Generales ya hay revueltas en París, revueltas de obreros, en
torno al precio del pan y una queja muy fuerte contra los privilegiados 1. Necker es un ministro reivindicado
porque encabeza la reforma judicial.
El 5 de mayo de 1789 es la apertura de los Estados Generales, es decir, se inicia la Revolución Francesa. Ni
el diputado más radicalizado del Tercer estado (Robespierre) tenía entre sus planes lo que iba a suceder
1
Historiador George Rude escribió el libro “La multitud en la Revolución Francesa”, estudio estas movilizaciones y
revisa las actas policiales de esas jornadas y se encuentra con que los cánticos de la multitud en París gritaban “viva
el Rey, viva Necker, abajo los ricos”
después, la Revolución se les va a ir escapando de las manos a sus protagonistas. Una Revolución que “se
va a ir devorando a sus propios hijos” (Trotski sobre la Revolución Rusa), va a ir sufriendo depuraciones
internas de un sector sobre otro de forma muy sucesiva, van a ir siendo asesinados sus protagonistas en
pujas internas de distintos sectores. Es decir, a partir de ese 5 de mayo de 1789 la historia de Francia,
Europa u Occidental en general cambió.
Los diputados del tercer estado se autodenominan “los comunes”, la mayoría de estos diputados
pertenecen al sector de millonarios o grandes acaudalados, abogados, escribanos, médicos, burguesía de
servicios. Es decir, no hay representantes del campesinado ni del artesanado (obreros manuales). Lo que
piden los diputados del tercer estado cuando se reúnen es que no sesione por órdenes, es decir, que no se
reúnan por un lado el tercer estado y por otro lado el primer y segundo estado. Sino que se conforme una
sola asamblea, una asamblea nacional y que el voto sea por cabeza y no por órdenes.
Los diputados del tercer estado ya habían logrado algo previa a la reunión de los Estados Generales que es
que Luis XVI les duplico su representación: en vez de ser 323 diputados terminaron siendo 646 diputados.
Los clérigos son 303 y los nobles son 282. Pero ahora pedían que el voto sea por cabeza, esto es lo que
derrumba filosóficamente al antiguo régimen (que una persona sea un voto y que no se sesione por
órdenes sino en una única asamblea, porque esto significa que el voto del diputado de la provincia de
Artois, de Nantes o de París vale lo mismo que el voto de un noble que tiene cientos o miles de hectáreas
en su propiedad). Se produce una igualación de representación que derrumba esa sociedad de privilegios
que caracterizó al antiguo régimen en Francia.
Esta petición (que se deje de sesionar por órdenes) inicia la Revolución. A partir de esto los comunes pasan
a denominarse Asamblea Nacional (esto al mes de que se inicia la revolución), y empieza a haber una
deserción de los otros órdenes a sumarse a esa asamblea nacional. Dentro de los nobles hay algunos que
son liberales, es decir, hay nobles que están imbuidos de las ideas de la ilustración, que quieren hacer una
serie de reformas, no están en desacuerdo a hacer una reforma fiscal ni a reformar la justicia. Lo mismo
que en el clero, aunque quizá son menos los miembros del clero que deciden sumarse a la asamblea
nacional.
Pero, en definitiva, lo que produce la decisión del Tercer Estado al convocar a esta asamblea nacional es
hacer entrar en crisis al primer y al segundo orden. A partir de junio se forma esta asamblea nacional y ahí
empiezan a sucederse los distintos episodios de la revolución.
Michel Vovelle: (historiador)

“¿Se trata de una sola o de tres revoluciones? En el verano de 1789 se puede hablar de tres:
1. Una revolución institucional o parlamentaria en la cumbre.
2. Una revolución urbana o municipal.
3. Una revolución campesina.

Hay tres focos o actores que están entrelazados pero que van haciendo como “revoluciones distintas”: la
que sucede a nivel de las asambleas, en el pueblo o en las ciudades (sobre todo el pueblo de Paris que son
los que se van a denominar los Sans Culottes), y lo que va sucediendo en el campesinado francés.
A partir de este momento el Rey va a empezar a cometer una serie sucesiva de “torpezas” que lo van a
llevar a ganarse una gran cantidad de enemigos, y generar que un proceso que se inicia con bastante
apoyo del pueblo francés hacia Luis XVI termine en el lugar opuesto, una figura muy desprestigiada.
Esta Asamblea Nacional va a funcionar el Versalles que es la residencia de la monarquía francesa (a unos
20 o 30 kilómetros de Paris) y la primera reacción que tiene el rey es clausular la sala de sesiones donde se
reunían los comunes. Los comunes van a retirarse de esa asamblea, se trasladan a otro lugar dentro de
Versalles donde había una cancha donde se jugaba al “juego de pelota”, se reúnen allí los diputados de
esta asamblea nacional y constituyen el “juramento del juego de pelota” el 20 de junio de 1789.
¿Qué juran? Que no se van a separar hasta tanto Francia no tenga una Constitución. Eso hace que a partir
de ahí los miembros de esta asamblea nacional pasen al poco tiempo a denominarse Asamblea Nacional
Constituyente porque van a empezar a conformar y a diagramar una nueva constitución para Francia.
En julio y agosto de 1789 la Revolución se acelera, es decir, esta asamblea nacional constituyente comienza
a reunirse. Luis XVI comienza a intentar recuperar protagonismo: destituye a Necker el 11 de julio
provocando una insurrección del pueblo de París. Y la asamblea nacional decide formar una milicia urbana
propia (el 13 de julio) que va a terminar recibiendo el nombre de la Guardia Nacional.
Esta milicia tiene una doble finalidad:
1- Un móvil público que es defenderse en caso de un ataque por parte de las tropas del Rey.
2- Y, por otro lado, desactivar una violencia espontánea que empieza a haber desde los sectores
populares.
También conforman la Comuna de Paris, este es un gobierno municipal que responda a la Asamblea
Nacional que termina siendo reconocido por el Rey. Esta comuna se va a dividir en secciones que
comienzan a cobrar un protagonismo popular a partir de las asambleas que comienzan a hacer los Sans
Culottes (artesanos de París, gente sin empleo o que tiene un trabajo informal).
Sans Culottes es la traducción del Frances que significa “sin ropa interior”, es decir, que no usan un calzón
largo que caracterizaba a los sectores más acomodados de París.
Luis XVI había enviado tropas a París para controlar la situación, los diputados de la asamblea piensan que
van a ser restituidos y a cerrarse la asamblea nacional entonces crean la milicia urbana que sale a buscar
armas y pólvora ¿dónde van a buscar? a la Bastilla.
La Bastilla es una prisión de la corona (una reducida cantidad de presos (7) que cometieron delitos contra
la corona) y los miembros de la milicia se dirigen a allí pensando que van a encontrar pólvora y
armamento. El encargado de la Bastilla se amotina para no dejar que entren y abren fuego contra una
multitud que se había organizado alrededor de la Bastilla, y los miembros de la milicia urbana responde a
ese fuego y junto a la multitud de París entran a la Bastilla, liberan a los presos que habían, detienen al
encargado de la prisión llamado el Marqués de Launay (lo mutilan y el cuerpo es paseado por las calles de
París como un trofeo).
Este episodio de la Toma de la Bastilla comienza a causar pánico entre los ministros de la corte y la nobleza
en general, y a partir de allí muchos comienzan a huir de Francia. Y empiezan a ser un actor central en este
proceso de la Revolución, se van a llamar los “emigrados”: nobles que comienzan a irse a otros países de
Europa y desde el exterior de Francia comienzan a planear la contrarrevolución (planear el intentar frenar
este proceso revolucionario). Los principales van a ser los miembros de la familia de Luis XVI como el
Conde de Artois que es su hermano (el futuro Carlos X) va a ser una de las principales figuras de la
contrarrevolución.
En la segunda quincena de julio hay una revuelta municipal también por el precio del pan. El Rey comienza
a oponer resistencia a las medidas que va sacando la Asamblea Nacional pero, a su vez, también comienza
a verse obligado a ceder en algunas de estas medidas.
El 20 de julio de 1789 empieza un proceso que es clave que se llama el Gran Miedo (terror o pánico): que
tiene origen en un proceso que es centrar para entender la revolución que son los “falsos rumores”, es
decir, los mensajes distorsionados de boca en boca que empiezan a circular por el sector rural de Francia
hacen que los campesinados entren en estado de alerta, porque comenzó a circular el rumor de que
venían grupos de bandidos financiados por lo nobles que iban a asaltar o saquear las cosechas campesinas
y sus casas. Esto produce un movimiento de los campesinos que responden saliendo a atacar las
propiedades de los nobles. Se desata de esta manera un conflicto entre campesinos y la nobleza muy
importante, es también la irrupción del campesinado (que son el 85% de la población francesa) en el
proceso de la revolución.
Este campesinado saquea las casas de la nobleza, pero principalmente sus archivos donde estas las
pruebas a la que se remiten los nobles en los juicios contra los campesinos (juicios para imponer nuevos
tributos o cargas fiscales). Incendian estos archivos y luego comienzan a atacar los monopolios
recreacionales (palomares, conejeras, matan ciervos, rellenas estanques artificiales), esto lo hacen porque
son los símbolos de los privilegios de los nobles (esos símbolos que distinguen a los nobles de los que no lo
son).
Esto genera el pánico de los miembros de la asamblea nacional que son de origen noble que va a llevar a
que en las jornadas del 4 y 5 de agosto de 1789 se declare la caída del feudalismo. Decreto:
“La asamblea nacional destruye el régimen feudal en su totalidad”

Quedan abolidos una gran cantidad de impuestos, pero no así todavía la propiedad, es decir, el señorío
dominical o tierras. Se terminan con muchos privilegios de clero y la nobleza entre ellas el diezmo que era
uno de los impuestos más rechazados. Aunque continúa el señorío dominical se termina en parte con el
señorío jurisdiccional (en relación sobre todo a lo impositivo).
El 26 de agosto se decreta la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Estos articulados
demuestran el fin de la sociedad de privilegios y el corazón ideológico de esta revolución.
McPhee dice “los decretos de agosto y la declaración de los derechos del hombre representaron el fin de la
estructura absolutista, señorial y corporativa de la Francia del siglo XVIII”.
Aunque, por otro lado, es más lo que no dice: no dice nada de los esclavos ni de las mujeres. Hay una
contra-declaración redactada por una mujer Olympe de Gouges (que es el seudónimo de Marie Gouze) en
1791 denominada “la Declaración de Derechos de la Mujer y la Ciudadana”.
La declaración de Gouges:
“¿Hombre eres capaz de ser justo? Una mujer te hace esta pregunta.”
La autora va a estar muy vinculada al grupo de los Girondinos y va a terminar siendo parte de las víctimas
del Comete de Salvación Pública de Robespierre.
Hacia septiembre de 1789 se van conformando distintos sectores en el interior de la asamblea (no partidos
ya que este es un concepto más moderno) que se van distinguiendo mientras se van ensayando proyectos
de la futura Constitución. Porque su redacción lleva a grandes debates y agrupamientos. Algunos sectores:

 Los monárquicos: que van a defender que el Rey tenga derecho a un veto absoluto, es decir que
cualquier que emana del poder legislativo el rey la pueda vetar. Además, distinguen una cámara de
los nobles y una de los comunes (al estilo inglés).
 Constitucionalistas: la mayoría de los diputados del tercer estado se encuentran en este sector.
Insisten en que se acepte el veto real pero como un veto suspensivo (por un período de tiempo) y si
la asamblea insiste en la ley esta debe ser sancionada.
 Demócratas: el sector más radicalizado, que están en contra del veto real (acá se encontraba
Robespierre, por ejemplo) aunque son minoritarios cuantitativamente. Es decir, que el rey no tenga
ninguna posibilidad de vetar una ley emanada del poder legislativo.
A principios de octubre hay una jornada importante: la marcha de las mujeres a Versalles, este período
muchos autores lo señalan como el fin del absolutismo de derecho divino. Las mujeres marchan
caminando de París a Versalles (camino de 20km) por el aumento del precio del pan, ya que en París hay
un gran porcentaje de la población que vive al “límite” y si aumentaba céntimos el precio del pan esta
población quedaba en el riesgo de pasar hambre. Esto produce una movilización de las mujeres porque
creen que la presencia del rey en París terminaría con este movimiento de especulación y acaparamiento
por parte de los vendedores y productores de pan.
Este grupo de mujeres marchan y obligan al Rey a que deje de residir en Versalles y pase a residir en París
(en el Palacio de las Tullerías). Por lo que a partir de octubre de 1789 esta pasa a ser la residencia de la
monarquía y con ello se traslada la Asamblea Nacional Constituyente que pasa a funcionar en París. Esto de
que el rey tenga que acatar una petición del bajo pueblo y de las mujeres en París es algo que erosiona
mucho su autoridad (su legitimidad). El rey comienza a firmar las leyes que emana la asamblea (“a
disgusto” según el docente) porque va percibiendo que su margen de maniobra se va achicado.
Desde Luis XIV los reyes franceses no residían en París por lo que esta movilización simbólicamente pasa a
ser algo muy importante.
El 2 de noviembre la asamblea nacional decreta que los bienes del clero son dispuestos a disposición de la
Nación, es decir, esta asamblea va a empezar a avanzar ya no por la estructura impositiva sino por la
propiedad de la iglesia y de las tierras que posee.
Esto se continua el 12 de julio de 1790 donde se vota la Constitución Civil del clero, esto va a marcar el
quiebre definitivo entre la Iglesia y la Revolución. Esta constitución es un documento que va a regir los
destinos de la iglesia dentro de Francia, establece:
- Que los sacerdotes son funcionarios públicos
- Que los párrocos y los obispos son elegidos por sus congragaciones directamente
- Se reduce el número de eclesiásticos
Esto va a llevar a que una parte importante del clero se niegue a jurar esta Constitución. De los 130 obispos
solo siete van a acatar esta nueva Constitución Civil del Clero. Esto produce a nivel del clero secular hay dos
sectores:
1) Un clero constitucional que acepta el control del estado sobre la iglesia de Francia.
2) Un clero refractario que se niegan a acatar la Constitución. La existencia de este clero refractario y
el rechazo del Papa le va a dar a los emigrados (nobles que se encuentran fuera de Francia) una
“causa sagrada”, es decir, un actor de apoyo central primero a nivel internacional (porque el
papado o vaticano se va a sumar a la contrarrevolución) y, en segundo lugar, muchos campesinos
humildes se suman también a la contrarrevolución (porque el catolicismo es un factor muy fuerte
dentro de una parte del campesinado francés, aunque esto varía mucho por las regiones pero hay
ciertas regiones de Francia donde el campesino es muy católico y este ataque de la Asamblea
Nacional Constituyente a la iglesia suma causas populares a la contrarrevolución, dejando de ser
algo solamente de aristócratas y pasa a tener apoyo de sectores del campesinado 2).
En junio de 1791 se produce el episodio que termina con el proceso de la desacralización de la figura real.
Esto es la “huida de la familia y el arresto en Varennes”. Entre el 20 y el 21 de junio de 1791 la familia real
intenta huir de Francia.
Película que retrata este episodio “La noche de Verennes”.

2
Esto es importante porque la iglesia se suma a esta contrarrevolución y va a surgir un levantamiento en el futuro en una parte
de Francia (en la Vendée) que va a llevar a una guerra civil.
La familia real intenta irse fuera de Francia a unirse a un ejército de emigrados de un Marqués llamado
Bouille. Intentan huir disfrazados, salen de noche, camuflados detrás de una carreta y son detenidos por
las autoridades locales de Varennes. Esto causa una gran conmoción, el rey es detenido y llevado
nuevamente a París donde se intenta “camuflar” la noticia haciéndola pasar como si el rey hubiese sido
secuestrado (intentan que la noticia no trascienda públicamente) ya que podría generar un gran
levantamiento y una gran conmoción.
Este episodio entonces aumenta la desacralización de la figura real, es decir, aumenta considerablemente
la pérdida de apoyo hacia la familia real. Esto comienza a movilizar a un club que se denomina “el Club de
los Cordeleros” (Cordeliers en francés), sería el club más radicalizado de Francia y de París sobre todo. Este
club comienza a juntar firmas en París pidiendo la destitución de Luis XVI, se reúnen en una zona de París
donde hoy está la Torre Eiffel en el Campo de Marte. Se reúne una gran multitud y la asamblea tiene la
idea de ir a desalojar esa reunión convocada por el Club de los Cordeleros.
Michel Vovelle: (historiador)
“Comienza a abrirse un abismo entre la Revolución Burguesa y la Revolución Popular”

Porque son los propios diputados de la convención los que mandan a La Fayette que es el encargado de la
guardia nacional a dispersas esa reunión.
Distinción:

 Clubes políticos: en Francia con la Revolución se empiezan a formar clubes. Estos son sociedades
que abren locales en París y por todo Francia que se reúnen a discutir de política en los cuales hay
que asociarse. Se pagaba un dinero mensual, siendo así socio del club y se reunían o juntaban por
afinidades políticas. El club más popular fue el de los Cordeleros. Los nombres de estos clubes se
establecían por el nombre del lugar donde se reunían. Se empiezan a reunir en viejos conventos
que la revolución expropia (en el caso de los Cordeleros por un convento de franciscanos a los
cuales se los conocía como cordeleros por la vestimenta que utilizaban).
 Grupos (o bloques) políticos: se formaban al interior de las asambleas. Uno por ejemplo podía ser
parte del bloque jacobino en la legislatura, pero no estar asociado al club jacobino, sino al de los
Cordeleros.
En septiembre de 1791 se termina de redactar la Constitución. El rey finalmente tiene derecho de veto (lo
cual le permite suspender una legislación)
McPhee (página 106 y 110):

“Mantenía el equilibrio entre el Rey con el poder de nombrar ministros y diplomáticos, de


bloquear temporalmente la legislación y de declarar la paz y la guerra; y el cuerpo legislativo
con una sola cámara con poderes sobre la economía y con el derecho a la iniciativa de
legislación.”
“Una asamblea legislativa elegida por un restringido grupo de contribuyentes con
El rey acepta la Constitución (no lo hacen miembros de la corte y la que era su esposa María Antonieta 3.
Entonces en octubre comienza a regir la nueva Constitución que abre un nuevo período: el de la
monarquía constitucional.

3
Figura sumamente odiada por su origen austríaco (era, de hecho, la hermana del emperador de Austria) y que va a ser una de
las cabezas futuras de la contrarrevolución desde adentro de Francia. Es rechazada incluso desde el período previo a la
revolución por no ser francesa y porque consideraban que influía negativamente en Luis XVI.
Por lo cual, existe una monarquía, pero regida por una Constitución donde el monarca sería el poder
ejecutivo, la asamblea sería el poder legislativo donde se eligen nuevos diputados (se van a elegir 745
diputados) que no se podían repetir, es decir, los diputados de la asamblea constituyente no podían serlo
en esta nueva asamblea.
En esta nueva asamblea legislativa se van a ir perfilando en principio dos grupos:

 Feuillants: miembros de un club que son más cercanos al rey. Apoyan al rey y apoyan el proyecto de
la monarquía constitucional.
 Jacobinos: grupo más radicalizado, que en general sus miembros provienen del club de los
jacobinos (esto tiene que ver con un convento donde se reunían en París que se encontraba sobre
una calle que se llamaba Saint Jacobs). Acá se encontraban Robespierre, esta Danton (que si bien
fue miembro de los Cordeleros, al interior de la Asamblea forma un bloque con los Jacobinos).
Esta nueva constitución que empieza a regir a partir de octubre de 1791 va a ser sumamente incómoda
para Luis XVI, van a haber conflictos entre las leyes que sanciona la asamblea y los vetos de Luis XVI. Por
ejemplo: en noviembre de 1791 el rey emite un veto sobre un decreto que sanciona la asamblea sobre los
emigrados (donde se intenta empezar a expropiar las tierras y las propiedades de los emigrados). Esto, a su
vez, acelera la participación de los emigrados fuera de Francia que empiezan a buscar apoyo en las
monarquías europeas (que observan la situación, incluso porque los nobles tienen lazos familiares como el
caso de María Antonieta hermana del emperador austríaco). Y empiezan a organizarse para aplastar la
Revolución, esto lleva a que el 20 de abril de 1792 la asamblea declare la guerra al emperador austríaco
(Leopoldo II) al que pronto se reunirá el rey de Prusia (Federico Guillermo II).
La declaración de la guerra es un antes y un después, la revolución va a entrar por un canal donde se van a
acelerar los acontecimientos. Dentro de la revolución empieza una guerra exterior la cual se va a prolongar
por 23 años (no en forma permanente ya que hay años que no se producen conflictos armados, pero si en
ESTADO de guerra, es decir, siempre esta amenazada por ejércitos extranjeros).
McPhee (página 113):
“La guerra trae tres consecuencias: primero, alimenta las esperanzas de la contrarrevolución, en
segundo lugar, al interior de Francia deja en evidencia a los clérigos que no habían prestado
juramento quienes comienzan a ser el blanco de persecuciones. Tercero, la guerra revitaliza la
revolución popular”
Esta última consecuencia es clave porque la revolución tiene que levantar un ejército, sobre todo los
jacobinos. Este ejército va a reclutar campesinado y gente pobre trabajadores de las ciudades. Tiene que
levantar un nuevo ejército porque el que había era noble, que era consecuencia de una red de lazos feudo-
vasalláticos entre la nobleza que tenía la capacidad o potestad de portar armas y que conformaban el
ejército de los nobles que respondían al rey y el cual se encontraba en manos de la contrarrevolución. Eso
va a llevar a que se empiecen a formar en las provincias de Francia ejércitos que responden a la
Revolución, es decir, se empiezan a reclutar soldados.
El reclutamiento del nuevo ejército lleva a una gran movilización popular y el incremento del protagonismo
de los Sans Culottes que van a pasar a ser un actor central del proceso revolucionario.
Película que retrata este episodio: “La Marsellesa”.
Entre julio y agosto se van acantonando (def.: distribuir y alujar a las tropas en diversos lugares) los
Federados alrededor de París, y en agosto caso todos los ejércitos federados confluyen en París. El 25 de
julio un comandante en jefe prusiano publica el Manifiesto de Brunswick donde amenaza con “aplastar
París y pasar con las armas a todos los que estén con la Revolución”. Este efecto que buscaba aterrar a la
revolución y a los sectores populares de París tiene el efecto contrario: causa un enardecimiento de los
sectores popular (Sans Culottes que es el pueblo movilizado), de estas tropas o federados y de la guardia
nacional (grupo armado que había creado la alcaldía de París).
Esta amenaza y el enterarse que hay nobles franceses y miembros de la familia real incluida María
Antonieta que simpatizan con el rey de Prusia y que este invada París, causa un gran levantamiento y una
gran movilización por parte de estos sectores populares.
La indecisión de Luis XVI y el temor a que comience a actuar del lado de la contrarrevolución van a producir
la jornada la del 10 de agosto de 1792 que es la caída de la Monarquía: el pueblo de París toma las Tullerías
que es la residencia de la monarquía en París y es formalmente la caída de la realeza. Luis XVI es detenido
junto a la familia real, esta fue una jornada sumamente sangrienta. Los federados y la guardia nacional
sufren cerca de 376 muertes y heridos, el bando real (sobre todo la guardia suiza) que defiende al rey sufre
900 bajas.
Se produce la abolición de la monarquía junto con la Constitución que la consolidaba como poder ejecutivo
y el poder queda concentrado en la asamblea legislativa. Esta va a empezar a pensar otra forma de
gobierno que va a ser la República (la revolución entra en una nueva etapa).
La jornada del 10 de agosto de 1792 es considerada la gran jornada de la Revolución porque los ciudadanos
en armas invaden la residencia real, arrestan el rey y producen el fin de la monarquía.
La figura de Danton comienza a crecer: es un diputado de la asamblea y quien más instiga la caída de la
monarquía.

ANEXO
Mapas:
Mapa y cronología:
Cronología 2:
Glosario:
DECLARACIÓN DE LOS Fecha: 26 de Agosto de 1789
DERECHOS DEL HOMBRE
Y DEL CIUDADANO: Representantes del pueblo constituidos en la Asamblea Nacional.

Declaran los Derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre

Los hombres nacen y permanecen libres e iguales de


derecho. Todos los ciudadanos son iguales ante ella.
Derechos

Reconoce los derechos a la libertad, la propiedad, la seguridad y la


resistencia a la opresión.

La soberanía reside en la Nación, ningún hombre puede ejercer una


autoridad que no emane de ella.

Libertad (definición): poder a ver todo aquello que no perjudique a otro. El limite
del derecho natural de un hombre, es el derecho natural de los demás miembros de
la sociedad. Libertad de opinar siempre que no perturbe el orden público.

Nada que no esté prohibido por ley puede ser impedido, ni nadie puede ser
constreñido (obligado) a hacer algo que la ley no ordena

La LEY es la expresión de la voluntad general. Los ciudadanos contribuyen a su


elaboración

Personalmente

Debe ser la misma para todos Por medio por sus


representantes

Ningún hombre puede ser acusado, arrestado, detenido en las formas que no prevea la ley y en los
casos que esta determina

Quienes ejecuten o hagan ejecutar ordenes arbitrarias serian castigados

El ciudadano aprehendido en virtud de la ley debe obedecer y si opone


resistencia es culpable

La ley prevé penas necesarias, y la ley (penal) debe ser previa al delito para que sea imputable. El
hombre se presume inocente hasta que no sea declarado culpable.
Fuerza pública Para garantizar los derechos del hombre y del
ciudadano

Existe en beneficio de todos

Para su mantenimiento (junto a los gastos de


administración) se requerirá de una contribución común
equitativa entre los ciudadanos

Los ciudadanos tienen el derecho de comprobar la


necesidad de la contribución pública, de aceptarla, vigilar
su empleo, determinar su prorrata (prorroga), su
recaudación y duración.

La sociedad tiene derecho a pedir cuentas de su gestión a


todo agente público.

Propiedad: derecho inviolable y sagrado, nadie puede ser privado de ella,


salvo cuando la necesidad pública lo exija y a condición de una justa y previa
indemnización

DECLARACIÓN DE LOS Redactada por Olympe de Gouges


DERECHOS DE LA MUJER Y
LA CIUDADANA En 1791

La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos


Articulado
El ejercicio de los derechos naturales de la mujer solo tiene por límites la
tiranía perpetua que el hombre le opone.

Todos las ciudadanas y ciudadanos deben participar en la formación de la ley


personalmente o por medio de sus representantes. Todas las ciudadanas y
ciudadanos, por ser iguales, deben ser igualmente admisibles a todas las
dignidades, puestos y empleos públicos

Ninguna mujer se halla eximida de ser acusada, detenida y encarcelada en los casos
determinados por la ley

Las garantías de los derechos de la mujer y de la ciudadana implica una utilidad mayor

Las contribuciones del hombre y de la mujer zonas las mismas, la mujer participa en todas las
prestaciones penosas, en todas las tareas penosas, por lo tanto, debe participar en la distribución
de puestos, empleos, cargos y otras actividades.

Las mujeres, agrupadas con los hombres para la contribución, tienen el derecho a pedir cuentas
de su administración a todo agente público

Las propiedades pertenecen a todos los sexos reunidos o separados; son, para cada uno, un derecho inviolable y
sagrado.
Resumen capítulos 3 y 4 McPhee
III. LA REVOLUCIÓN DE 1789:

Más de 1.200 diputados de los tres estados se reunieron en Versalles a finales de abril de 1789.
La formulación de los cahiers en el mes de marzo se había completado con la elección de diputados de los
tres estados para los Estados Generales que habían de reunirse en Versalles el 4 de mayo de 1789.
Los sacerdotes se apresuraron a sacar el máximo partido de la decisión de Luis de favorecer al clero de
parroquia en la elección de los delegados del primer estado: para elegir a sus diputados en las asambleas
tenían que votar individualmente, mientras que los monasterios tendrían tan sólo un representante y los
cabildos catedralicios tendrían uno por cada diez canónigos. Esta decisión respondía a las propias
convicciones religiosas de Luis, y al mismo tiempo ejercía una mayor presión sobre la nobleza. Cuando el
claro se reunió para elegir a sus diputados a principios de 1789, 208 de los 303 elegidos pertenecían al bajo
clero; solamente 51 de los 176 obispos fueron escogidos delegados. La mayoría de los 282 diputados
nobles pertenecían a los más altos rangos de la aristocracia, y otros que ejercían su actividad en la
Sociedad Reformista de los Treinta en París, que eran lo suficientemente ricos y para comprender la
importancia de ceder por lo menos en los privilegios fiscales.
En las pequeñas parroquias rurales, las reuniones de contribuyentes masculinos mayores de 25 años del
tercer estado debían elegir dos delegados por los 100 primeros hogares y uno más por cada centenar
extra; a su vez, los delegados tenían que elegir diputados por cada una de las 234 circunscripciones
electorales. Para el tercer estado había un sistema indirecto de elecciones mediante el cual las parroquias y
los gremios elegían delegados que a su vez votaban a los diputados de la circunscripción. Esto garantizaba
que prácticamente todos los 646 diputados del tercer estado fueron abogados, funcionarios y hombres
acaudalados, hombres de fortuna y reputación en la región. Tan solo 100 de aquellos diputados burgueses
procedían del comercio o la industria. Una rara excepción en las filas de la clase media fue Michel Gérard,
un campesino de la zona de Rennes que apareció en Versalles con su indumentaria de trabajo.
El primer y segundo habrían de vestir el atuendo apropiado a su rango particular, mientras que el tercer
estado vestiría uniformemente trajes, calzas y capas de tela negra. Aquellos hombres, mayoritariamente
de provincias y acaudalados, no tardaron en mostrar una actitud común. El resultado inmediato fue el de
los procedimientos de votación: mientras que los diputados del tercer estado se negaban a votar por
separado, la nobleza abogada por ello (por 188 votos de 46) al igual que el clero, por un estrecho margen
de votos (134 a 114). La demanda de que a nobleza de que la votación se efectuase en tres cámaras
separadas agravó el ultraje de los diputados burgueses. El 13 de junio tres sacerdotes de Poitou se unieron
al tercer estado, seguidos de otros seis al día siguiente.
El día 17 los diputados del tercer estado insistieron en sus pretensiones y proclamaron que “…el nombre
de Asamblea Nacional es el único adecuado”. Tres días más tarde, tras ser excluido de la sala de sesiones
por cierre, los diputados se trasladaron a el trinquete del Juego de Pelota, jugaron su ¡inamovible
resolución” de continuar sus deliberaciones donde fuera necesario.
El voto que el 19 de junio dieron 149 diputados del clero de unirse al tercer estado, contra 137, fue lo que
liberó a la política del punto muerto en que se encontraba. El motivo clave de su decisión fue su enojo por
el abismo que les separaba de sus compañeros episcopales.
El 23 de junio, Luis trató de suavizar aquel desafío proponiendo una modesta reforma contributiva que
mantenía un sistema de órdenes separados sin alterar los señoríos. El tercer estado se mantuvo inamovible
y su resolución se vio reforzada por la llegada a la Asamblea, dos días después, de 47 nobles liberales
conducidos por el primo de Luis, el duque de Orleáns. El 27 de junio Luis ordenó a los diputados que
quedaba que se unieses a sus colegas de la Asamblea. Los diputados burgueses y sus aliados no tardaron
en ser desafiados por un contraataque de la corte. París fue sitiado por 20.000 mercenarios y, en un acto
de desafío simbólico, Luis destituyó a Jacques Necker, el único ministro que no procedía de la nobleza, el
11 de julio.
Los miembros de la Asamblea se salvaron de una destitución sumaria gracias a la acción colectiva de la
clase obrera parisina. A pesar de que les estaba vetado por seño o pobreza participar en la formulación de
los cuadernos o en la elección de los diputados, desde el mes de abril la canalla había demostrado su
convicción de que la revuelta de los diputados burgueses se hacía en nombre del pueblo. Una observación
hecha sobre los salarios por parte del acaudalado fabricante Réveillon en una reunión del tercer estado el
23 de abril había provocado una rebelión en el faubourg St.-Antoine durante la cual se oyeron gritos de
“¡Larga vida al tercer estado! ¡Libertad! ¡No cederemos!”. La revuelta fue sofocada por las tropas a costa
de varios centenares de vidas. Numerosos panfletos manifestaban la ira de la canalla ante su exclusión del
proceso político. Una escalada en los precios de las barras de pan de 2 libras de 8 a 14 céntimos sustentó
este malestar, que se asumió como consecuencia de una retención deliberada de las existencias por parte
de los nobles terratenientes.
La destitución de Necker, que fue sustituido por el favorito de la reina, el barón de Breteuil, supuso la señal
de partida de la acción popular.
Durante los 4 días posteriores al 12 de julio, 40 de las 54 aduanas que circundaban París fueron destruidas.
La abadía de Saint-Lazare fue registrada en busca de armas; las sospechas del pueblo de que la nobleza
trataba de doblegarlo mediante el hambre quedaron confirmadas cuando se descubrieron reservas de
trigo allí almacenadas. Los insurrectos se apoderaron de las armas y munición que había en las armerías y
en el hospital militar de los inválidos, y se enfrentaron a las tropas reales. El objetivo final era la fortaleza
de la Bastilla, en el faubourg St.-Antoine, porque disponía de existencias de armas y pólvora y porque esta
poderosa fortaleza dominaba los barrios populares del este de París. Además, era también un imponente
símbolo de la autoridad arbitraria de la monarquía. El 14 de julio, unos 8.000 parisinos armados pusieron
sitio a la fortaleza; el gobernador ordenó a sus 100 soldados que disparasen a la turba, con un saldo de 98
muertos y 73 heridos. Sólo accedió a la rendición cuando dos destacamentos de Gardes Francaises se
unieron a los sublevados y situaron su cañón frente a la entrada principal.
De los 662 supervivientes que figuraban en la lista, había quizá una veintena de burgueses, y 76 soldados.
El resto pertenecían a la canalla: tenderos, artesanos y asalariados de unos 30 oficios distintos.
La triunfal toma de la Bastilla el 14 de julio tuvo importantes consecuencias revolucionarias:

 En términos políticos, salvó a la Asamblea Nacional y legitimó un brusco cambio de poder. El control
de París por parte de los miembros burgueses del tercer estado quedó institucionalizado mediante
un nuevo gobierno municipal a cargo de Bailly y una milicia civil burguesa dirigida por el héroe
francés de la guerra americana de la Independencia, Lafayette. El 17 de julio, el hermano más
pequeño de Luis, el conde de Artois, abandonó Francia. Cortesanos descontentos se uniría a su
emigrada corte en Turín. Aquel mismo día, Luis aceptó formalmente lo ocurrido entrando en París
para anunciar la retirada de sus tropas y llamando de nuevo a Necker para devolverle el cargo.
Lafayette añadiría el blanco de la bandera borbónica al rojo y el azul de la ciudad de París: acababa
de nacer la revolucionaria escarapela tricolor.
 Algunos de los participantes en la exultante multitud que tomó la Bastilla respondieron
violentamente matando al gobernador de la fortaleza, De Launay, y a seis soldados de sus tropas.
En la primera edición de uno de los nuevos periódicos, Les Révolutions de París, Elysée Loustallot
consideraba el asesinado de Launay repugnante pero legítimo
El día 22, el gobernador real de París desde 1776, Luis Bertier de Sauvigny, fue apresado cuando
trataba de huir de la ciudad. Él y su suegro Joseph Foulon, que había sustituido a Necker en su
ministro, fueron apaleados hasta la muerte y decapitados, y sus cabezas exhibidas por todo París, al
parecer, en merecido castigo por presunta conspiración para empeorar el largo período de
hambruna que atravesaron los parisinos en 1788-1789. Supuestamente Foulon había declarado que
si los pobres estaban hambrientos que comieran paja.
La toma de la Bastilla fue tan sólo el ejemplo más espectacular de conquista popular del poder
local. En toda Francia, desde París hasta la más remota y diminuta aldea, la primavera y verano de
1789 supusieron el desmoronamiento total y sus precedentes de siglos de gobierno de la realeza.
En los centros provinciales se produjeron “revoluciones municipales”, en las que los nobles se
retiraban o eran obligados a marcharse a la fuerza, como sucedió en Troyes, o en las que nuevos
hombres accedían al poder, como en Reims. Esta toma de poder fue acompañada por un rechazo
generalizado de las reivindicaciones del Estado, de los señores y de la Iglesia, que exigían el pago de
los impuestos, tributos y diezmo; por otro lado, al confraternizar abiertamente las tropas con los
civiles, el poder judicial no tenía fuerza alguna para hacer cumplir la ley.
 Las noticias de este desafío al poder del Estado y a la nobleza llegaron a un campesinado en plena
efervescencia. Desde diciembre de 1788, los campesinos se habían negado a pagar los impuestos o
los tributos señoriales, o se habían apoderado de las reservas de comida. El pánico se extendió a
partir de unas pocas chispas aisladas causando incendios de violentos rumores, diseminándose de
pueblo en pueblo, e invadiendo todas las regiones a excepción de Bretaña y el este. Al no
materializarse las represalias de los nobles, las milicias de los pueblos apuntaron con sus armas al
mismo sistema señorial, obligando a los señores o a sus agentes a entregar los archivos feudales
para ser quemados en la plaza del pueblo. Esta revuelta se dio a conocer con el nombre de “gran
pánico”: en Alsacia se ejerció la violencia contra los judíos. En St. Denis, un funcionario que se había
burlado de una multitud que se quejaba de los precios de la comida fue arrastrado desde su
escondrijo en el chapitel de una iglesia, apuñalando hasta causarle la muerte y decapitado; sin
embargo, éste fue un caso poco frecuente de violencia personal en aquellos días. Los campesinos
adoptaron el lenguaje de la revuelta burguesa para sus propios fines.
La noche del 4 de agosto, en un ambiente de pánico una serie de nobles montaron la tribuna de la
Asamblea para responder al gran miedo renunciando a sus privilegios y aboliendo los tributos
feudales. Una semana más tarde, hicieron distinciones entre “servidumbre personal”, que fue
abolida en su totalidad, y “derechos de propiedad” (tributos de señorío pegaderos en cosechas) por
los que los campesinos tenían que pagar una indemnización antes de dejar de pagar
definitivamente.
La Asamblea abolió por completo la servidumbre, los palomares, los privilegios señoriales y reales
de caza, y el trabajo no remunerado. Quedaron también suprimidos los tribunales señoriales. El
diezmo, al igual que los impuestos estatales existentes, serían sustituidos por modos más
equitativos de financiar al Estado y a la Iglesia, pero mientras tanto habría que continuar pagando.
El 27 de agosto la Asamblea votó una Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

Se establecía la esencia del liberalismo, garantizaba los derechos de libre expresión y asociación, y de
religión y opinión, limitando tan sólo por “la ley”. Aquélla iba a ser una tierra en la que todos serían iguales
ante la ley, y estarían sujetos a las mismas responsabilidades públicas: era una invitación a convertirse en
ciudadanos de una nación en vez de súbditos de un rey.
Consecuencias de los decretos de agosto y la Declaración:
1) Los Decretos de Agosto y la Declaración de los Derechos del Hombre representaban el fin de la
estructura absolutista, señorial y corporativa de la Francia del siglo XVIII. La Declaración era
ambigua respecto a si los desposeídos, los esclavos y las mujeres gozarían también de igualdad
política y legal. Esta cuestión se había plantado ya en la primavera de 1789 en un cahiers de
mujeres del País de Caux, una región situada al norte de París.
2) Estaban basados en la presunción de que a partir de aquel momento todos los individuos de Francia
gozarían de los mismos derechos y estarían sujetos a las mismas leyes.
3) La Declaración, así como los Decretos de Agosto, afirmaba de forma explícita que todas las carreras
y cargos estarían abiertas al talento, y que en lo sucesivo “las distinciones sociales se basarían
solamente en la utilidad general”.
4) Constituían un conjunto profundamente revolucionario de principios fundamentales de un nuevo
orden, ambos documentos se encontraron con el rechazo de Luis.
¿Acaso la aceptación de la existencia de una “Asamblea Nacional” le obligaba a aceptar las decisiones de
esta última? Además, a medida que la crisis empeoraba y se multiplicaba la evidencia de un desprecio
manifiesto por la revolución por parte de los oficiales del ejército, la victoria del verano de 1789 parecía de
nuevo discutible. Por segunda vez, la canalla de París intervino para salvaguardar una revolución que había
hecho suya. Sin embargo, esta vez fueron las mujeres de los mercados quienes la abanderaron. El 5 de
octubre, 7.000 mujeres emprendieron la marcha hacia Versalles; entre sus líderes figuraba Maillard, un
héroe del 14 de julio, y una mujer de Luxemburgo, Anne-Josephe Terwagne, que se hizo famosa con el
nombre de Théroigne de Méricourt. Más tarde fueron secundadas por la Guardia Nacional, que obligó a su
reacio comandante Lafayette a “acaudillarlas”. Una vez en Versalles, las mujeres invadieron la Asamblea.
Una delegación se presentó ante el rey, que inmediatamente consistió en sancionar los decretos. Las
mujeres sólo se contentarían si la familia real regresaba a París. Así lo hizo el día 6 y la Asamblea siguió sus
pasos.
Aquél fue un momento decisivo en la revolución de 1789. La Asamblea Nacional debía de nuevo su
existencia y su éxito a la intervención armada del pueblo de París. La Asamblea ordenó una investigación
acerca de los “delitos” del 5 al 6 de octubre.
Una vez sancionados los decretos clave, y la corte totalmente desorganizada, el triunfo de la revolución
parecía asegurado; y para dar cuenta de la magnitud de lo conseguido, el pueblo empezó ahora a referirse
al antiguo régimen.
La revolución de los diputados burgueses había triunfado sólo por la intervención activa de la clase obrera
de París. La declaración revolucionaria de los principios del nuevo régimen presuponía la remodelación de
todos los aspectos de la vida social.

IV. LA RECONSTRUCCIÓN DE FRANCIA, 1789-1791

La Asamblea Nacional o Constituyente de 1789-1791 fue el parlamente más numeroso de la historia de


Francia, con más de 1.200 miembros del clero, de la nobleza y del pueblo llano, que previamente se habían
reunido en los Estados Generales en mayo de 1789. El trabajo de sus treinta y un comités se vio facilitado
por la colaboración muchos nobles, denominados “patriotas”, por las abundantes cosechas de 1789 y 1790
y por la inmensa reserva de buena voluntad de que hizo gala el pueblo.
La reconstrucción de Francia se basaba en la creencia de una identidad común a todos los ciudadanos
franceses independientemente de su extracción social y origen geográfico. En todos los ámbitos de la vida
pública las tradiciones de derechos corporativos, nombramientos y jerarquía cedieron a la igualdad civil, a
la responsabilidad y a las elecciones en el seno de las estructuras nacionales.
Los 83 departamentos anunciados en febrero de 1790 fueron diseñados para facilitar la accesibilidad de la
administración, la distancia desde cualquier comuna a la capital no había de ser mayor a la de un día de
viaje. Había un fundamento geográfico, pero también representaba una importante victoria del nuevo
Estado sobre las renacientes identidades provinciales manifestadas desde 1787. Sus mismos nombres,
extraídos de ríos, montañas y otros accidentes naturales, cortaron de raíz las pretendidas lealtades a otras
etnias y provincias.
La Asamblea tenía también interés en acelerar “desde arriba” la sincronía de la nueva nación de
ciudadanos franceses extendiendo el uso de la lengua francesa. Tan sólo 15 departamentos, con 3 millones
de habitantes, pudieron ser genuinamente calificados de francófonos. En el sureste, donde se hablaba
gascón, los sacerdotes se quejaban de que los campesinos se dormían durante la lectura de los decretos de
la Asamblea, “porque no comprendían ni una sola palabra”. Por consiguiente, en posteriores asambleas se
acordó traducir los decretos a las lenguas locales.
La Declaración de los Derechos del Hombre ya había adelantado la promesa de que a partir de aquel
momento todos los ciudadanos tendrían el mismo derecho a la libertad de conciencia y a la práctica
externa de su fe. A finales de 1789, se había otorgado la plena ciudadanía a los protestantes y, en enero
siguiente, a los judíos sefarditas de Burdeos y Aviñón. Jean-Francois Reubell de Colmar, se oponía a la
concesión de la ciudadanía a los judíos del este (pero no a los del sur) con la misma vehemencia con que
defendía los derechos de la “gente de color”. Esto provocó una enérgica advertencia por parte de los judíos
askenazíes orientales en enero de 1790.
En las últimas sesiones de la Asamblea Nacional en septiembre de 1791 quedó garantizada la total igualdad
y elegibilidad de los judíos orientales.
El complejo conjunto de tribunales reales fue sustituido por un sistema nacional mucho más accesible,
humano e igualitario. La introducción de jueces de paz electos en cada cantón resultó inmensamente
popular puesto que proporcionaba una justica barata y accesible.
El principio de libertad individual se extendió también a la prostitución: se reconoció que la prostitución y
sus efectos secundarios eran elección y responsabilidad individuales.
Las unidades de ciudadanos “activos” de la guardia Nacional de cada comuna elegían a sus líderes. Los
puestos de oficiales en las fuerzas armadas, la Asamblea rechazó la aplicación de la soberanía popular para
su elección. El ejército y la armada se vieron sumidos en conflictos internos entre los oficiales de
procedencia noble y los soldados acerca del control de los fondos del regimiento y el papel del ejército en
la represión de las protestas civiles. Hubo graves rebeliones en diciembre de 1789 en la flota de Tolón y en
septiembre de 1790 en la de Brest. Uno de los motines que se produjo en la guarnición de Nancy en agosto
de 1790 fue cruelmente reprimido por el comandante Bouillé, primo de Lafayette, comandante en jefe del
ejército.
La Asamblea Nacional tuvo que abordar la urgente necesidad de llevar a cabo importantes reformas en
tres áreas fundamentales: las reforma fiscas, la reforma administrativa y medidas para resolver las
ambigüedades relativas al feudalismo dentro de la legislación de Agosto.
La Asamblea había heredado la quiebra financiera de la monarquía, agravada por la negativa popular a
pagar impuestos, y tuvo que adoptar medidas para poder afrontar la crisis. En todo el país la gente
respondía a las peticiones de “contribución patriótica” o donaciones. En noviembre de 1789, las tierras de
la Iglesia fueron nacionalizadas y subastadas. Estas tierras sirvieron para respaldad la emisión de asignados,
papel moneda que pronto empezaría a depreciarse convirtiéndose en auténtico poder adquisitivo. El 25 de
septiembre de 1789, la Asamblea decretó que la nobleza, el clero y otros sectores que hasta entonces
habían gozado de inmunidad fiscal pagasen una parte proporcional de impuestos directos, con efectos
retroactivos para cubrir la segunda mitad de 1789. Debido a las dificultades relativas a la elaboración de
nuevas listas tributarias. La Asamblea se vio obligada a continuar con el sistema tributario del antiguo
régimen durante 1790. El diezmo quedaría abolido a partir del 1 de enero del año siguiente como parte de
una reforma fiscal general, todavía tendría que seguir pagándose al estado durante 1790.
No obstante, el decreto fue interpretado por todas las comunidades de Francia como algo que no era
lógico seguir pagando en aquellos momentos. Las comunas se negaron rotundamente a pagar el diezmo y
recolectaron las cosechas sin esperar el recaudador del diezmo. A principios de 1791 se introdujo un nuevo
sistema contributivo basado en el valor estimado de las propiedades y de las rentas obtenidas de aquellas.
Los nuevos impuestos eran considerablemente más elevados que los que habían gravado a la población
durante el antiguo régimen. Para la mayoría de los campesinos el aumento de un 15 o 20% en impuestos
estatales fue más que una compensación por la supresión de los diezmos y de los tributos de señorío.
La Asamblea, rechazaba el sistema inglés de 2 cámaras debido a la profunda desconfianza que sentían
hacia la nobleza, dotaban a Luis de amplios poderes ejecutivos como, por ejemplo, el de nombrar a sus
ministros y diplomáticos. Tenía también derecho de veto, lo cual le permitía suspender una legislación
durante varios años (aunque no en asuntos relativos a finanzas o a la constitución). La ambigüedad acerca
del significado de ciudadanía en la Declaración de los Derechos del Hombre quedó resuelta con la exclusión
de las mujeres y de los ciudadanos masculinos “pasivos”, aquellos, aproximadamente un 40% de los
hombres adultos, que pagasen menos de 3 jornadas de trabajo en impuestos, e imponiendo complicados
requisitos de propiedad a quienes podían ser elegidos electores y diputados. Haciendo como mínimo 4
millones de ciudadanos activos, sólo unos 50.000 pagaban suficientes impuestos como para ser
electorales; los 745 diputados de la Asamblea Legislativa tenían a su vez que pagar el “marco de plata”,
equivalente a la contribución de 54 jornadas de trabajo. Camille Desmoulins denunciaba el nuevo “sistema
aristocrático”: “Pero ¿qué significa esta palabra tan repetida de ciudadano activo? Los ciudadanos activos
son los que tomaron la Bastilla”.
La Asamblea Nacional aprobó la ley municipal el 14 de diciembre de 1789. El alcalde, los funcionarios
municipales y los notables debían ser elegidos por contribuyentes con propiedades. Representaba un
cambio significativo en la autonomía y el electorado de los concejos municipales de los pueblos. Ahora las
municipalidades quedaban libres del control de los señores. Supuso un pesado gravamen en la
responsabilidad de los aldeanos: ahora eran ellos los encargados de asignar y de recaudar los impuestos
directos, de llevar a cabo las obras públicas, de supervisar las necesidades materiales de la iglesia y de la
escuela y e mantener la ley y el orden. En las comunidades más pequeñas estas responsabilidades
resultaban incluso imposibles. En el oeste, la ley de gobierno local creó una desconcertante separación
entre la municipalidad y la parroquia excluyendo a muchos hombres y a todas las mujeres acostumbrados
a discutir los asuntos de la comunidad después de misa.
Desde el comienzo de la revolución, la Asamblea Nacional se encontraba entre la espada y la pared en
cuanto a las existencias radicales de la revolución campesina y sus compromisos con los principios de la
propiedad privada y su apoyo a los nobles liberales. Hubo que aguardar hasta el 20 de octubre, después de
la marcha de las mujeres a Versalles, para que la legislación feudal del 4 al 11 de agosto se convirtiera en
ley. Incluso entonces estaba plagada de ambigüedades relativas al alcance de la abolición del señorío.
No obstante, los campesinos sólo aceptaron sin cuestionarla la frase inicial del Decreto de Agosto, que
rezaba: “la Asamblea Nacional destruye por completo el régimen feudal”. Durante los 4 meses siguientes a
diciembre de 1789, campesinos procedentes de 330 parroquias del suroeste invadieron más de 100
castillos para protestas contra el pago obligado de los tributos sobre las cosechas. Otras protestas
similares, tanto mediante acciones violentas como mediante el no cumplimiento de la ley, se sucedieron
en los departamentos de Yonne, Loiret, Aisne, Oise, y en las regiones del Macizo Central, Bretaña,
Dauphiné y la Lorena. Muchas de estas rebeliones fueron acompañadas por “fiestas silvestres” en las que
los aldeanos empezaron a inventar nuevas formas de celebraciones espontáneas en torno a improvisados
“árboles de la libertad”. La difusión de tales protestas dio lugar a un contexto propicio que favorecería el
activismo del joven autodidacta Fancois-Noel Babeuf (nacido en 1760). Había trabajado para el sistema
señorial antes de 1789 como “feudalista”, y fue allí donde aprendió los más oscuros secretos del sistema.
Ahora abogaba por la distribución de las tierras a los pobres (“ley agraria”), por la total abolición del
señorío, y por un impuesto sobre las rentas más que sobre la propiedad.
El 15 de marzo de 1790 comenzaron los debates en el Comité sobre el feudalismo de la Asamblea Nacional
relativos a una propuesta de ley integral sobre la aplicación de las decisiones de agosto de 1789. Los
comunes fueron advertidos no sólo de que el pago de tales derechos no podía suspenderse mientras se
discutían legalmente. La tarea de demostrar la arbitrariedad de aquellos tributos recaía en los que
pagaban. Finalmente, el 3 de mayo un decreto establecía el valor de la amortización de los derechos
señoriales.
Gran parte del país las leyes pactadas en marzo y mayo de 1790 habían encontrado una obstinada y a
veces incluso violenta resistencia:
1- Ya que la legislación de 1789-1790 consideraba que las exacciones señoriales eran una forma legal
de arriendo de la que los campesinos sólo podían desvincularse indemnizando al señor, muchas
comunidades decidieron iniciar acciones legales para obligar a los señores a presentar sus títulos
feudales para ser verificados judicialmente. Esta acción refleja hasta qué punto las pequeñas
comunidades rurales estaban dispuestas a cuestionar la legalidad del sistema señorial, pues eran
ellos quienes corrían con las costas legales.
2- Negativa a seguir pagando mientras tanto los tributos feudales. La revolución era
abrumadoramente popular: el alcance de los cambios en la vida social no puede comprenderse más
que en un contexto de optimismo y respaldo de las masas. Aquellos que accedieron a llenar el vacío
de poder que dejó el desmoronamiento del antiguo régimen y aquellos que figuraban entre los
principales beneficiarios de la revolución era burgueses. La reorganización de las estructuras
institucional supuso la pérdida de puestos de trabajo, de miles de funcionarios y abogados. Sin
embargo, éstos no sólo lograron ser elegidos para importantes cargos en las nuevas estructuras,
sino que también fueron indemnizados por la pérdida de sus anteriores puestos. El coste final del
pago de indemnizaciones a los propietarios de puestos vanales ascendió a más de 800 millones de
libas, para intervenir en la inmensa cantidad de propiedades de la Iglesia puestas al mercado desde
noviembre de 1790. Subastadas en grandes lotes fueron adquiridas por la burguesía urbana y por
adinerados campesinos, así como por un ingente número de nobles.
Tenía pequeños grupos entro de la burguesía que lamentaban la caída del antiguo régimen porque
amenazaba su sustento. Aquéllos cuya riqueza procedía del sistema esclavista como negreros o dueños de
plantaciones coloniales temían que los principios que sustentaba la Declaración de los Derechos del
Hombre se extendiesen a las colonias caribeñas.
La ciudad más dependiente del comercio de esclavos y su privilegiada relación comercial con Santo
Domingo era Rochela. En este lugar, la revolución fue celebrada con entusiasmo por los que dominaban
todos los ámbitos de la economía y la sociedad, excepto el poder político. En 1789 accedieron también a él.
Los historiadores coinciden en que, antes de 1789 y después de 1791, los temas relativos a la política
exterior y a la estrategia militar dominaron la agenda de las reformas internas; en general consideran que
los 2 años de arrollador cambio revolucionario, 1789-1791, fueron una época en que la Asamblea estaba
sumida en profundos y radicales cambios internos. Una parte esencial del espíritu reformador de la
Asamblea Nacional era la creencia de que la nueva nación quedaría así “regenerada” y recuperaría el
estatus internacional del que había gozado antes de las sucesivas humillaciones en los asuntos exteriores
desde 1763.
En los lugares donde las lealtades de denominación coincidían con tensiones de clase, la revolución
desencadenaba hostilidades manifiestas. En algunas zonas del sur, donde la burguesía protestante había
alcanzado la libertad religiosa y la igualdad civil, allanándoles el camino hacia el poder político, la negativa
de la Asamblea al proclamar el catolicismo como religión estatal en abril de 1790 proporcionó el pretexto
para actos violentos a gran escala en Montauban y Nimes. En Nimes, la hostilidad popular de los católicos
por el papel político y económicos de los ricos protestantes fue salvajemente aplastada cuando pandillas
de campesinos protestantes de las regiones cercanas de Cévennes y Vaunage entraron en la ciudad. La
violencia de Nimes se dio a conocer como la reyerta o bagarre de Nimes, un nombre inapropiado para 4
días de luchas que se saldaron con 300 católicos muertos, pero muy pocos protestantes. La gravedad de
tales divisiones religiosas se puso de manifiesto en la primera muestra de descontento popular con la
revolución, cuando a mediados de 1790, de 20.000 a 40.000 campesinos católicos de 180 parroquias
establecieron el efímero “Camp de Jales” en Ardeche.
En una sociedad repleta de rituales religiosos y exhibiciones del esplendor real, las ceremonias destinadas
a ensalzar la unidad revolucionaria se inspiraban en las viejas costumbres, aunque diferían de ellas en su
sustancia e imaginería. Para las mujeres acomodadas que seguían la moda, el Journal parisino estaba
repleto de vestidos recomendados para la nueva era, deliberadamente más simples y con motivos
patrióticos como estampados con diminutos gorros frigios de la libertad.
El amplio acuerdo alcanzado en los cuadernos respecto a la necesidad de reformas hizo posible que la
Asamblea consiguiese aprobar la nacionalización de las tierras de la Iglesia, el cierre de las órdenes
contemplativas y la concesión de libertad religiosa a los protestantes en 1789, y a los judíos en 1709-1711.
La creciente oposición clerical a estos cambios dio lugar finalmente a la Constitución Civil del Clero, votaba
el 12 de julio de 1790. La separación de la Iglesia y el Estado era inadmisible: las funciones públicas de la
Iglesia se consideraban parte integrante de la vida diaria, y la Asamblea aceptaba que las rentas públicas
sustentasen económicamente a la Iglesia tras la abolición del diezmo.
Muchos sacerdotes resultaron materialmente beneficiados por la nueva escala salarial, y sólo el alto clero
lamentaría la drástica reducción de los sueldos de los obispos. Ante las mordaces protestas de los
diputados del clero en la Asamblea que esgrimían que la jerarquía de la Iglesia estaba basada en el
principio de la autoridad divina inspirando a sus superiores en los nombramientos, diputados como
Trilhard replicaron que aquella práctica había conducido al nepotismo. Sólo el pueblo tenía potestad para
elegir a sus sacerdotes y obispos.
Al final resultó imposible conciliar una iglesia basada en una jerarquía de ordenación divina, un dogma y la
certeza de una fe verdadera con una revolución basada en la soberanía popular, la tolerancia y la certeza
de la satisfacción mundana mediante la aplicación de la razón secular. Mediante la aplicación de la práctica
de la ciudadanía “activa” a la elección el clero, la Asamblea excluía a las mujeres y a los pobres de la
comunidad de fieles, incluyendo teóricamente a los protestantes, judíos y no creyentes lo suficientemente
ricos como para poder votar.
Frente a la oposición de la mayoría de los diputados del clero, la Asamblea trató de imponer su criterio
exigiendo la celebración de elecciones el 1 de enero de 1791, y haciendo que los elegidos jurasen lealtad a
la ley, a la nación y al rey. La Constitución había sido sancionada por el rey, pero ello no les libraba de la
angustia que suponía el pensar que aquel juramento traicionaba la lealtad al papa y a las antiguas
prácticas. Muchos sacerdotes intentaron resolver el dilema haciendo un juramento con reservas.
Al final, tan sólo un puñado de obispos y quizá la mitad del clero de parroquia prestó juramento. Muchos
se retractaron cuando en abril de 1791 el papa, contrariado por la absorción que la nueva nación hizo de
sus tierras en Aviñón y sus alrededores, condenó la Constitución Civil y la Declaración de los Derechos del
Hombre como enemigas del cristianismo. Incluso aconsejó al clero de Francia que considerase herejes a los
clérigos constitucionales.
A mediados de 1791 surgieron dos Francias, que destacaban las diferencias de las zonas prorreformistas
del sureste, la cuenca de París, Champaña y el centro con el “refractario” oeste y suroeste, y el sur del
Macizo Central. La fuerza del clero refractario en las zonas fronterizas hizo sospechar a los parisinos de que
los campesinos que no comprendían el francés podían ser presa de las “supersticiones” de sus sacerdote
“fanáticos”.
En amplios distritos regionales, el clero refractario se consideraba siervo de Dios, mientras que el clero
constitucional se consideraba siervo del pueblo. Para los primeros, sustentados por una fuerte presencia
clerical, la Constitución Civil era un anatema para la estructura corporativa y jerárquica de la Iglesia y el
liderazgo del papa; para los últimos, en zonas donde la iglesia se había acomodado a desempeñar un papel
temporal en la vida cotidiana, la Constitución era la voluntad del pueblo de Dios y reforzaba el galicanismo
a expensas de la jerarquía eclesiástica.
Tan sólo una minoría de sacerdotes se sentía lo suficientemente independiente de su comunidad como
para hacer caso omiso de la opinión pública. En las ciudades grandes como París, los sacerdotes que se
oponían a la Constitución Civil se arriesgaban a hacer el ridículo.
En la Francia rural, el juramento se convirtió en una prueba popular de la aceptación global de la
revolución. En el sureste y en la cuenca de París, donde la vida social se había “secularizado” desde hacía
tiempo y los sacerdotes tan sólo proporcionaban un servicio espiritual, la aceptación de la Constitución
Civil y de la revolución en general fue masiva. Sin embargo, en las regiones en las que había prominentes
minorías protestantes, como en Cévennes, el juramento suscitó grandes temores acerca de hipotéticos
ataques a una forma de vida en la que el ritual y la claridad católica eran fundamentales.
La retractación del juramento por parte de los sacerdotes populares alarmaba a las comunidades.
En agosto, miles de comunas se encontraron sin sacerdotes y sin las rutinarias costumbres de la vida
parroquial.
La radical descentralización del poder creó una situación en la que las leyes revolucionarias de París se
interpretaron y se adaptaron a las necesidades locales. En todas partes, el nacimiento de nuevos sistemas
administrativos en el seno de un contexto de soberanía popular y agitada actividad legislativa formaba
parte de la creación de una cultura política revolucionaria. El medio millón de hombres o más que fueron
elegidos en los gobiernos desempeñaron un papel clave en el vacío que existía entre el programa nacional
de la Asamblea y las exigencias de la situación local. El considerable volumen de leyes que llegaba de París.
En su empeño por ejecutar leyes cuyo contenido resultaba extraño y cuya lengua era desconocida para
mucha gente, los ciudadanos “activos” -profesionales, campesinos acaudalados, empresarios y
terratenientes- derrocharon un inmenso caudal de tiempo y energía, aun careciendo a menudo de
recursos. En los casos en que una ley era impopular, especialmente en lo relativo a la amortización de los
tributos de señorío o a la reforma religiosa, el empeño de estos ciudadanos les granjeaba incluso rencor y
aislamiento.
La Asamblea se estaba alejando de la base popular de la revolución por su compromiso con los tributos
feudales, su antipatía hacia el clero que no había prestado juramento, la exclusión de los “pasivos” del
proceso político, y su aplicación del liberalismo económico.
En 1789-1791 la Asamblea aprobó una serie de medidas que revelaron su compromiso con el liberalismo
económico. Suprimió las fronteras internas y los controles en el comercio de los cereales con el fin de
estimular el mercado nacional y alentar las iniciativas. Todas las estructuras corporativas del antiguo
régimen se consideraban un atentado contra la libertad individual. Los obstáculos a la libertad de ejercer
una profesión suprimidos con la abolición de los gremios y la ley de Chapelier del 14 de junio de 1791
impuso un libre mercado de trabajo ilegalizando las asociaciones de empresarios y empleados.
Le Chapeliar, abogado ennoblecido, había presidido la sesión del 4 de agosto de 1789 en la Asamblea
Nacional, y era uno de los diputados bretones radicales que habían fundado el Club Jacobino. Mientras que
su ley, junto con la de D´ Allarde, fueron decisivas en la creación de una permisividad económica, ambas
apuntaban también a las prácticas “contrarrevolucionarias” y a los privilegios del antiguo régimen. Ya no
había órdenes concretas del clero o de la nobleza, ni gremios, ni provincias, ni ciudades que pudieran
reclamar monopolios particulares, privilegios o derechos. El viejo mundo corporativista había muerto.
La preocupación acerca de las acciones directas sobre las tierras pertenecientes al Estado y a los señores
respaldaba las medidas de la Asamblea para tranquilizar a los antiguos señores y poner freno a la iniciativa
popular en el campo. En octubre y noviembre de 1789, las noticias de múltiples invasiones en los bloques
suscitaron proclamas reales advirtiendo que semejantes infracciones serían duramente castigadas. El 11 de
diciembre, la Asamblea aprobó otro decreto anunciando que ahora los bosques estaban bajo el control de
la nación y reiteraba la advertencia del rey. La Asamblea avisó también a las comunidades de que no
podían asumir el control de los bosques o de las tierras termas por las buenas en lugar de “iniciar acciones
legales”.
No tardó en ponerse de manifiesto que tales advertencias no surtían efecto alguno.
“La torpe avaricia de los campesinos que se pasan día tras día desbrozando los bosques y las tierras baldías
de las laderas de los montes sin darse cuenta de que este suelo sólo podrá ser productivo durante un año o
dos”.
La grava y las piedras habían sido arrastradas hasta los arroyos congestionando sus lechos y haciendo que
se desbordasen y provocasen inundaciones en las mejores tierras. Tanto las autoridades locales como las
posteriores asambleas revolucionarias fracasaron en sus intentos por detener la extensiva tala de árboles
en los bosques y la ocupación de los eriales. A pesar de las leyes de protección de los bosques con fecha de
1669 y 1754 y ratificadas en 1791, la tala ilegal de árboles prosiguió con total impunidad.
La Asamblea Nacional, con su decreto del 22 de febrero de 1791, trató de resolver el asunto de la
propiedad de las tierras baldías. En este tema la Asamblea tuvo dificultades para solventar la contradicción
entre su política sobre las tierras de acuerdo con los principios de la propiedad privada y los antiguos
supuestos populares de derechos colectivos de uso. La legislación dejaba claro que los antiguos señores ya
no tenían derecho a apropiarse de las tierras yermas: a partir de entonces serían tierras de la comunidad a
menos que el señor pudiese demostrar la adquisición de las mismas antes de 1789, bien habiéndolas
hecho productivas durante 40 años antes por lo menos, bien “por virtud de las leyes, costumbres,
estatutos o usos locales existentes en la época”. En el caso de que los antiguos señores pudieran justificar
su propiedad, los derechos de uso comunales debían ser respetados. La legislación genera todavía más
confusión y protestas sobre lo que constituía una prueba válida de anterior propiedad. Los pobres y
desesperados aldeanos que nada tenían se apoderaron de estas tierras marginales y no cultivadas, que
sustentaban una rica fauna y flora, y las desbrozaron para hacerlas aptas al cultivo. El alcance de los
destrozos posteriores a 1789 creó enseguida el mito de que la revolución era un desastre ecológico.
Los legisladores de la Asamblea Nacional se vieron atrapados entre su compromiso frente a la
inviolabilidad de la propiedad privada, el fuerte apego de los campesinos a las prácticas colectivas, y su
horros frente al daño ambiental que se estaba causando en muchos lugares de Francia.

 El 28 de septiembre, la Asamblea cotó el Código Rural. En este decreto “sobre la propiedad y las
prácticas rurales y su control”, los diputados revolucionarios, en una de las últimas leyes de la
Asamblea Nacional, impusieron su proclamación del individualismo agrario. En ella se afirmaba que
las prácticas colectivas de derecho de paso (que permitía al ganado acceder a los bosques a través
de tierras privadas) y de pasto comunal (envío de ganado a tierras privadas en barbecho) no podía
obligar a los propietarios de las ovejas a considerarlas parte del rebaño comunal, ni podía impedir
que los individuos cercasen sus tierras para uso privado. No obstante, reconocía la tradicional
existencia de prácticas colectivas.
 La Asamblea aprobó su largamente esperado Código Forestal, un replanteamiento de las
principales disposiciones del código de Colbert de 1669, con una reorganización administrativa que
se ajustase a los nuevos departamentos. La Asamblea insistía en que los bosques de propiedad
privada estaban a la entera disposición de los propietarios “para hacer con ellos lo que quieran”.
La participación electoral era tan sólo una parte de esta nueva cultura política. El número de votantes en
las elecciones locales era escaso en las pequeñas comunidades y vecindarios donde de sobra se sabía quién
iba a ganar porque ya se habían hecho públicas las preferencias, tanto en las tabernas como en los
mercados o después de los servicios eclesiásticos. En el ámbito nacional, la participación electoral era
también baja en general, un 40% en los Estados Generales (aunque alcanzaba el 85% en los pueblos de la
alta Normandía). La proporción de votantes que ejercían sus derechos era generalmente baja debido a un
engorroso sistema de votos indirectos en el que el electorado votaba a electores, quienes a su vez elegían
entre los distintos candidatos. Además, la votación era tan sólo una de las vías por las que el pueblo
francés ejercía su soberanía. Otra vía era el extraordinario volumen de correspondencia no oficial que se
entrecruzaba por todo el país. Ésta viajaba entre los constituyentes y sus diputados en París, como en
particular entre los clubes jacobinos (o sociedades de los Amigos de la Constitución). El Club Jacobino de
París fue fundado en enero de 1790 por ciertos diputados radicales pertenecientes a la Sociedad de
Amigos de la Constitución, y pronto se dio a conocer con el nombre de su local de reunión en un antiguo
convento. Una de las actividades más comunes en los miles de clubes jacobinos y en otras sociedades
populares era el intercambio de cartas con otras asociaciones similares a lo largo y ancho del país.
Mientras que los clubes jacobinos solían estas limitados a los ciudadanos “activos”, en París y en otros
lugares se crearon foros alternativos de sociabilidad revolucionaria para los ciudadanos “pasivos”. En París,
el Club de los Cordeleros, dirigido por Danton y Marat, estaba abierto a todos los participantes. Los
“patriotas” se referían a sí mismos como “demócratas”.
También las mujeres eran bien recibidas en algunos clubes. En París la Sociedad Fraternal de Ciudadanos
de Ambos Seños pretendía encarecidamente integral a las mujeres en la política institucional. Los derechos
de las mujeres eran defendidos también por activistas individuales como Olympe de Gouges, el marqués
de Condorcet, Etta Palm, y Théroigne de Méricourt, y el Cercle Social, que exigían el voto de las mujeres, la
disponibilidad del divorcio, y la abolición de las leyes de herencia que favorecían al hijo primogénito. La
última de estas demandas fue rápidamente aceptada, aunque más con la idea de acabar con el poder de
los grandes patriarcas nobles que con la intención de reforzar la posición económica de las mujeres.
Esta legislación tendría un fuerte impacto en aquellas regiones (en gran parte del sur de Normandía, por
ejemplo) donde la libertad testamentaria había favorecido siempre a los varones primogénitos.
En 1791 De Geoges publicó un proyecto de contrato social para acuerdos matrimoniales relativos a los
hijos y a la propiedad y una Declaración de los Derechos de las Mujeres y de los Ciudadanos.
Esta participación de hombres y mujeres en la vida “asociativa” de los clubes y en las elecciones no era más
que uno de los medios por los que se expresaba la lucha sobre la naturaleza de la revolución. El público
lector de periódicos se triplicó en 3 años. La prensa contrarrevolucionaria contribuía al desarrollo de las
mismas libertades que sus enemigos.
Las más perdurables innovaciones del lenguaje político de la revolución: el uso de “izquierda” y “derecha”,
refiriéndose a la ubicación de los bancos que ocupaban en la Asamblea Nacional los grupos de diputados
con ideas afines.
A través de estos medios de expresión, millones de personas aprendieron el lenguaje y la práctica de la
soberanía popular y, en un período de prolongada debilidad estatal, llegaron a cuestionar los supuestos
más profundamente arraigados sobre la sanidad y benevolencia de la monarquía y sobre su propio lugar en
la jerarquía social. A mediados de 1791 la Constitución estaba casi terminada. Era una ley fundamental que
mantenía el equilibrio entre el rey y el cuerpo legislativo (con una sola cámara, con poderes sobre la
economía y derecho a la iniciativa de la legislación).
CLASE 3: Revolución francesa (II). De la República jacobina al Directorio
Bibliografía: McPhee capítulos 5, 6, 7 – Transcripción Audio
Retomamos en el 10 de agosto de 1792 como el día de la caída de la monarquía.
Un historiador de la Revolución Francesa dice: “para la nobleza de París fue el 10 de agosto de 1792 más
que el 14 de julio de 1789 la fecha que marcó el fin del antiguo régimen”. Cierra una etapa de la Revolución
y se abre otra que es la República.
El rey es suspendido, días después Luis XVI y su familia son detenidos y alojados en un lugar dentro de
París, se barre la Constitución de 1791 y se abre una etapa que va a estar representada institucionalmente
por una convención: la Convención Nacional. Esta va a actuar como de Poder Ejecutivo y Legislativo al
mismo tiempo y después esta misma convención va a crear los comités.
También se abre una nueva etapa en relación al protagonismo popular y especialmente con referencia a
los Sans Culottes. Entre agosto de 1792 y primeros meses de 1794 los Sans Culottes van a tener un
protagonismo muy grande, van a tener en su poder el ayuntamiento de París desde las secciones en París
(que son las comunas dentro de París), van a tener una participación y presión sobre la Convención
importante.
De acá en adelante la Revolución se va a radicalizar. El 18 de agosto de 1792 se ordena le deportación de
los curas refractarios (es decir, los que no habías jurado la constitución). Se deroga la indemnización de los
derechos señoriales (no se les va a pagar todo lo que esperaban los señores feudales que habías sino
afectados por los decretos de agosto de 1789).
El 23 de agosto los prusianos toman la localidad de Longwé (cerca de París) y a fines de agosto se
encuentran en Verdun (250km de París, es la última fortaleza que defiende la ciudad en términos
militares). París se empieza a preparar para un inminente enfrentamiento, los Sans Culottes responden al
llamamiento de armas, en tres semanas juntan 20.000 hombres que salen de París para defender la
Revolución.
Esto se va mezclando con una situación de paranoia y la idea de un complot interno muy grande. Es en este
marco donde se espera una inminente llegada de los prusianos a las afueras de París donde entre el 2 y el 6
de septiembre de 1792 se produce la matanza en las prisiones de París y en otras provincias también. Esta
es una jornada sumamente sangrienta, empiezan a circular rumores de que los presos eran agentes
emigrados que estaban complotando con la contrarrevolución. En consecuencia se produce una gran
paranoia y los Sans Culottes asaltan las cárceles, se hacen “simulacros de juicios” y se empiezan a
guillotinar y asesinar a gran cantidad de presos (alguno hablan de entre 1100 y 1400 presos asesinados en
esos días). El propio Marat, que es un líder de los Sans Culottes (es del club de los Cordeleros pero es un
referente de los Sans Culottes), o el mismo Robespierre tratan de frenar estas matanzas.
Esto marca un desborde de la violencia dentro de la Revolución.
Arno Mayer “Las furias” (realiza una comparación entre la violencia en la Revolución Francesa y Rusa):

“Hubo, en primer término, una fase de terror espontáneo y salvaje desde abajo que comenzó en julio
de 1789 con la explosión de violencia popular de París y el gran miedo en el campo y continuó durante
las masacres de la prisiones de septiembre de 1792 de hecho las matanzas fueron al tiempo la
culminación de esta primera fase de terror desde abajo y el embrión y precipitante de un presunto
terror legítimo y cuasi legal desde arriba que se adoptó y proclamó en septiembre de 1793. Marat y
Robespierre fueron las figuras emblemáticas del terror, Marat en su primera fase y Robespierre en su
segunda etapa”.
Muchos miembros de la Convención se horrorizan de las matanzas de septiembre, de esta violencia
anárquica, descontrolada, con estos juicios sumarios sin control del Estado. Esto va a hacer que se empiece
de acá en más a encaminarse a hacer una violencia más controlada desde el Estado y en esto Robespierre
va a ser una figura clave.
Continúa la guerra exterior. El 20 de septiembre es el triunfo decisivo de las fuerzas revolucionarias en
Valmy (está a 200km al este de París) donde vencen a los prusianos. Este es el triunfo militar más
importante de la revolución debido a que fue un ejercito popular creado espontáneamente que vence al
ejército terrestre quizá más importante de Europa que es el prusiano.
En septiembre comienza a funcionar la Convención Nacional, que se va a llamar también Convención
Nacional Constituyente porque va a empezar a diagramar una nueva Constitución ya sin la figura de la
monarquía y se comienza a datar como el “año uno de la República” (debido a un nuevo calendario).
Estos diputados que integran la convención son elegidos por sufragio universal masculino. Lo primero que
declara es la abolición, ahora legal, de la monarquía y la proclamación de la república, y se establece un
nuevo calendario.
Este calendario tiene que ver con la idea de crear una nueva era por parte de la Revolución, es decir, dejar
atrás todo vestigio del pasado y reformular o crear una nueva sociedad. En este sentido se va apuntar a
dos instituciones: una es la monarquía y la otra es la Iglesia y el catolicismo en general (y la presencia del
catolicismo en la sociedad) por esta razón se elimina el calendario gregoriano y se establece un nuevo
calendario donde los meses del año están estipulados por el trabajo campesino.
La nueva convención estaba formada por profesionales, funcionarios, terratenientes, hombres de
negocios, aunque ahora aparecen algunos granjeros y artesanos (no en gran medida). Aparecen Marat,
Robespierre, Dalton, Sant Just los protagonistas de la Revolución que van a tener gran importancia en los
próximos años son diputados de la convención.
Desde octubre se empiezan a ver distintos grupos al interior de esa convención y a dividirse el bloque de
los jacobinos. Dentro de los jacobinos se desprenden grupos:

 Girondinos: (porque son diputados que provienen de un departamento que se llama La Gironda)
que son los que hoy podríamos llamar republicanos liberales.
 Jacobinos puros: al principio los jacobinos se oponen a la guerra exterior a diferencia de los
Girondinos que son quienes la habían impulsado (esto se invierte en los próximos meses). Estos
jacobinos puros también comienzan a llamarse La Montaña (porque son los que ocupan los escaños
superiores del lado izquierdo dentro de la convención): Sant Just, Robespierre, Dalton, Marat,
Couthon, Hébert son algunos de sus miembros. Es decir, se encuentran dentro del grupo de
diputados jacobinos pero por fuera son miembros de distintos clubes: algunos son del club jacobino
propiamente dicho y otros como Dalton y Marat son miembros del club de los cordeleros.
 La llanura: no están ni con los girondinos no con los jacobinos puros o miembros de la montaña.
Entre noviembre de 1792 y enero de 1793:
- La guerra exterior se profundiza. A la coalición antifrancesa se le va a sumar España, Inglaterra,
Austria, Prusia y el Reino de Piamonte.
- En el plano interno se inicia el juicio contra Luis XVI. Esto va a llevar a que haya algunas rebeliones
en algunas provincias del interior de Francia donde hay mucha presencia de los curas refractarios.
- Aparece el problema de la carestía. Esto tiene que ver con la necesidad de aprovisionar a un
ejército que está creciendo, que ya tiene 200.000 hombres (que hay que alimentarlos y que además
son hombres que fueron sacados del trabajo rural).
El 21 de enero de 1793 se ejecuta a Luis XVI. El juicio y la ejecución fueron tema de debate, hay dos
grandes alegatos en el juicio:
1) El de Sant Just: afirma que se lo debe juzgar como un enemigo o tirano.
2) El de Robespierre: está en contra del juicio porque dice que se debe juzgar a la monarquía, pero no
en la figura individual de Luis XVI.
La disputa se centra en el aspecto filosófico, pero ambos consideran que hay que ejecutar a Luis XVI, pero
los justificativos son distintos.
Discurso de Robespierre:
Partes marcadas como
importantes por el profesor.

Sostiene que Luis XVI destruyó el pacto social que


esto lo convierte en un tirano, que no le corresponde
ser juzgado como un ciudadano más. Y que la
República deshizo la monarquía entonces ya no tiene
sentido que se lo juzgue como un monarca porque
no existe la figura

Los Sans Culottes acusan a los girondinos de querer defender al Rey ante esta postura los diputados de la
montaña se vuelcan un poco a la postura de los Sans Culottes. Luis XVI junto a María Antonieta van a ser
ejecutados en la plaza de la Revolución (hoy se llama plaza de la concordia) donde se había instalado la
guillotina.
Película: “Dalton” (en su inicio se muestra la guillotina en la plaza).
El 2 de febrero Francia declara la guerra a Inglaterra y Holanda. El 7 de marzo a España. De este modo
Francia ya esta en guerra con las dos principales fuerzas militares terrestres de Europa Central (que es
Prusia y Austria) y con las tres potencias marítimas de la época (España, Inglaterra y Holanda).
En febrero comienza una legislación de excepción, hay una preocupación por parte de la revolución de
mantener los precios. En ese marco los Sans Culottes, con una presencia importante de Marat, comienzan
un saqueo de panaderías, graneros y se establecen tasaciones populares.
El 10 de marzo se crea el Tribunal Criminal Extraordinario en París (se lo conoce como el “Tribunal
Revolucionario”). Esta es una figura que va a cobrar un gran protagonismo en los meses siguientes. Esto se
vincula con el proyecto de centralizar la violencia. Las jornadas de las matanzas de septiembre habían
dejado una impresión muy negativa, sobre todo en el grupo de Robespierre y hay un intento de organizar
esa violencia. Por eso tanto Dalton, como Marat y Robespierre realizan una reformulación del concepto de
enemigo, que se va a profundizar en los meses siguientes, con el objetivo de anticiparse a la justicia
popular.
Un dibujo que grafica la disposición del "Tribunal Revolucionario":

El 11 de marzo de 1793 empieza la rebelión en La Vendee dentro de la revolución hay una guerra civil, la
cual es muy cruenta, se calcula cerca de 400.000 víctimas.
Arno Mayer “Las furias”:
“Hay acuerdo general en que las víctimas del terror de la guillotina fueron de 35.000 a 40.000,
contando las víctimas de las ejecuciones, los ahogamientos y las condiciones mortales de las
prisiones desbordadas. Para La Vendee las estimaciones de las bajas de guerra y civiles, incluyendo
las víctimas del consiguiente terror de postguerra, se sitúan entre 150.000 y 500.000”

La variación tan grande de las cifras tiene que ver con la contabilidad por parte del Estado.
Esto lleva a la convención nacional a tratar de ser más expeditiva, es decir, a crear organismos más
ejecutivos. Es así que a partir de abril de 1793 se crean distintos comités (trazando un paralelo con la
actualidad serían algo semejante a los ministerios) integrados por los mismos diputados de la convención y
que cada uno se especializa en un área determinada de gobierno o gestión. En este marco, hay dos comités
que comienzan a tener relevancia:
1- Comité de Salvación Pública: al principio está integrado por Dalton y otros ocho miembros
2- Comité de Seguridad General: se dedica a supervisar al ejercito con representantes en misión en el
exterior.
A fines de mayo y principios de junio hay una nueva jornada revolucionaria: una movilización de los Sans
Culottes que presionan a la convención en contra de los diputados girondinos. Acusan a los girondinos de
haber apoyado a Luis XVI, de no estar con la revolución, de complotar con el enemigo. Son argumentos
que tienen que ver en gran parte con la circulación de rumores, por otra parte, en la necesidad de no
admitir posiciones dubitativas y los Sans Culottes con posturas cada vez más radicalizadas presionan a la
convención, y esta termina arrestando a una parte importante de los diputados girondinos (se arresta a 29
diputados en total). Estos diputados después van a ser guillotinados.
En junio de 1793 se termina votando la nueva Constitución, esta nunca se llega a poner en funciones, se
deja en suspenso hasta que Francia esté en paz, sin guerra exterior cosa que no va a suceder por varios
años más. Esta Constitución, desde el punto de vista de su articulado, es bastante de avanzada en cuanto a
los derechos sociales (no tanto), pero si sobre todo políticos y civiles.
McPhee (página 140):

“En el verano de 1793 la Revolución se enfrentó a su más grave crisis que era al mismo tiempo
social, militar y política. Las tropas enemigas estaban en suelo francés en el noreste, sureste y
suroeste mientras que en el interior del propio país la revuelta de La Vendee absorbía la mayor
parte del ejército de la república. Estas amenazas se vieron agravadas por la respuesta hostil
que sesenta administradores departamentales dieron a la purga de los girondinos. Las mayores
ciudades de provincias cayeron en manos de la coalición de republicanos conservadores y de
monárquicos. Y el 29 de agosto los propios oficiales entregaron el arsenal clave mediterráneo
de Tolón a la armada inglesa que bloqueaba la costa”.

El 13 de julio es asesinado Marat por una enviada de la nobleza. Marat es el gran ídolo de los Sans Culottes.
Esto aumenta la idea de la paranoia y el complot del enemigo interno.
Cuadro de J. L. David, "La muerte de Marat":

J. L. David: gran pintor de la revolución, el representante


del neoclasicismo. Fue amigo de Robespierre, después va
a ser muy cercano a Napoleón y va a hacer varios retratos
muy famosos de él.

El cuadro de Marat fue muy analizado, hoy se encuentra


en el Museo de Bellas Artes de Bélgica.

Lo que intenta hacer David es representar a Marat como


un santo cristiano. La disposición del cuerpo y la
iconografía del cuadro es una decisión política por parte
de David ya que no era solo un pintor sino un dirigente de
la revolución. Tenia la intención de remplazar los mártires
cristianos por otros de la revolución por eso esta
representación de Marat y este intento de sincretismo de
lo republicano con la estética cristiana

El 27 de julio de 1793 Robespierre y otro sectores de La Montaña, radicalizados como Sant Just y Dalton
llegan al comité de salvación pública. Es decir, hay un desplazamiento de Dalton que llega al grupo de
Robespierre a hacerse cargo de este comité el cual actúa un poco como poder ejecutivo, y allí se va a
encaminar la situación a una época de terror. Todavía no es el momento del pico de las matanzas, pero se
empieza a radicalizar y a profundizar, en primer lugar, la tipología delictiva: se va a establecer la pena de
muerte para el delito de acaparamiento de víveres que va a ser el principio de una profundización en el
tipo de legislación que se traduce en un aumento de los asesinatos por parte de la guillotina (muertos por
ser condenados por la pena de muerte).
En agosto empieza un movimiento de descristianización donde se empiezan a saquear e incendiar
catedrales, se las transforma en centros de la razón. Se elimina cualquier vestigio de simbología cristiana
sobre todo dentro de París y en otras grandes ciudades también. Se destruyen los símbolos de la realeza.
Por ejemplo, en la entrada de la catedral del Notre Dame hay dos estatuas figuras de reyes que se
pensaban que eran reyes católicos pero en realidad eran reyes de Judá y se los derriba y se los destruye.
También es saqueada la catedral de Saint Denis donde se encontraban enterrados desde hacia siglos los
cuerpos de los reyes franceses: se los desentierra y se los vuelve a enterrar después en fosas comunes. Esta
la discusión de si fueron medidas de la convención o eran solo acciones de los movimientos populares, al
parecer lo que sucedió en Saint Denis con respecto a desenterrar los cuerpos fue una medida de la
convención ejecutadas de forma burocrática. Pero los saqueos en las iglesias tienen que ver con
levantamientos de ira popular.
Este tipo de situaciones, como también de crear un nuevo calendario, apuntan a crear un nuevo ciclo
histórico, sin ningún tipo de reminiscencias del viejo orden con la idea de que la Revolución tiene que
marcar un nuevo punto de inicio de la historia de la humanidad. Por eso la idea de reorganizar hasta el
tiempo, de este modo se establece un nuevo calendario con meses distintos:

Y un nuevo conteo de los años a partir de agosto del 1792 que sería el año 1 de la república (NO que fue
aprobada en agosto del 92 sino que a partir de allí se empieza a contar).
En septiembre de 1793 hay una nueva crisis, hay una presión de los Sans Culottes sobre la convención lo
que va a llevar a que empiecen a tomarse medidas que sobre todo apunten al control de los precios y a
terminar con el acaparamiento y las especulaciones. Esto va a llevar a la convención a redefinir el nuevo
concepto de enemigo y a profundizar (y ampliar) el concepto de enemigo.

Arno Mayer “Las furias”:


“En adelante los sospechosos y prisioneros en lugar de ser tratados con brutalidad y constituir objeto de
escarnio, serán obligados a compadecer inmediatamente ante corte sumarias aun cuando los jueces
políticamente afines de estos juzgados emitieron un buen número de veredictos de no culpabilidad dieron
El objetivo de Robespierre, Dalton y Marat es ir eliminando un poco esta violencia anárquica desde abajo,
quizá el que mejor va a encarnar ese proceso y va a profundizarlo va a ser Robespierre.
En octubre de 1793 se adopta el nuevo calendario republicano el cual va a funcionar hasta enero de 1806
cuando Napoleón vuelve a adaptar el calendario Gregoriano.
El calendario comenzaba con la abolición de la monarquía el 22 de septiembre (sería el día 1 del
calendario). Desaparecen todas las festividades cristianas, la década sustituye a la semana y el domingo
pasa a ser día laborable.
Cuando Robespierre llega al comité de salvación pública, comienzan a profundizarse las diferencias con
Dalton. Comienza a haber una fisura muy alta al interior de La Montaña, es decir, de los diputados
jacobinos más consustanciados con la revolución porque los girondinos ya habían salido del plano y
quedan los diputados de La Llanura que hasta ahora tienen un rol más pasivo y menos protagónico.
En marzo de 1794 se arresta, procesa y ejecuta a un grupo de seguidores de Hébert (miembro del club de
los cordeleros pero gran referente de los Sans Culottes) ya que el grupo de Robespierre lo empieza a ver
como una amenaza como instigador de levantamientos y revueltas populares. Lo mismo sucede en abril
con un grupo de Dalton y sus seguidores: son ejecutados Dalton y una serie de diputados más. Todas estas
ejecuciones son a cargo del comité de salvación pública presidido por Robespierre.
“La revolución se va devorando a sus propios hijos”: primero contra los monárquicos, después contra los
girondinos y ahora contra los propios jacobinos.
La ejecución de Dalton lleva a la parálisis del club de los cordeleros. En los meses siguientes se empiezan a
cerrar sociedades populares que son un poco las que sostienen la participación de los Sans Culottes.
En junio de 1794 hay una restructuración del tribunal revolucionario y es donde muchos historiadores
datan el inicio FORMAL de la época del terror.
McPhee: título capítulo 7 página 177

“El terror ¿defensa revolucionaria o paranoia? Esta siempre ha sido la principal incógnita sobre la
revolución francesa ¿por qué existió el terror en 1793 y 94? ¿fue la contrarrevolución la que hizo
violenta a la Revolución o fue la violencia revolucionaria de 1793/94 una reacción desmesurada a la
amenaza de una contrarrevolución?”
Lo que hace la restructuración del tribunal revolucionario es que amplía las categorías de enemigos
públicos hasta hacerlas coincidir aproximadamente con las clases de sospechosos definidas por la ley de
septiembre de 1973, es decir, cada vez más acciones o actitudes son cuadradas dentro de la categoría de
enemigo.
El tribunal revolucionario solo podía aplicar en adelante una sola pena que era la pena de muerte. Los
acusados no podrían disponer de abogados, su suprime la inmunidad diplomática de los diputados. Esto
hace que entre junio y julio el número de ejecuciones aumente considerablemente.
Vovelle calcula el total de muertos del terror en 50.000 personas en toda Francia. Es decir, el terror pierde
esto de carnavalesco y popular de los años previos y se vuelve un terror más frio, burocrático y
centralizado en el Estado, sobre todo en el Comité de salvación pública a cargo de Robespierre.
Esto hace que dentro de la convención empiecen a encenderse las alarmas porque observan que
Robespierre está concentrando demasiado poder y está aplicando un terror que consideran ya excesivo. Es
en ese marco que el 27 de julio de 1794 se da el golpe de estado (se lo conoce como el golpe de estado del
9 de termidor por el calendario republicano) y es la caída de Robespierre y de su grupo. Después de un
gran debate la convención decreta el arresto de Robespierre, Sant Just, el hermano de Robespierre y otros
diputados más. Hay algunas secciones de París que se movilizan en apoyo a Robespierre pero esto no
impide que sean ejecutados.
Acá también hay un quiebre dentro de la Revolución porque se empiezan por imponer de ahí en adelante
el sector de La Llanura.
En la República hay un primer período de agosto de 1792 - agosto de 1795 donde hay una prevalencia en la
Convención Nacional con los Comité. Y entre agosto de 1795 y noviembre de 1799 es la etapa donde
aparece la figura institucional del Directorio.
Esta segunda etapa (del directorio) esta dominada por La Llanura que es un grupo que no eran ni del sector
de La Montaña ni girondinos, que se habían mantenido en un lugar pasivo hasta el momento y que ahora
empezaban a tener mayor protagonismo.
No es inmediata la aparición del Directorio, se produce unos meses después del golpe pero es el fin de la
“república jacobina” (de la primera etapa de la república). La etapa del Directorio ya es un período de que
varios historiador consideran que no se incluye dentro de la Revolución.
McPhee (página 182) sobre la caída de Robespierre:

“La caída de Robespierre y de sus partidarios en julio de 1794 significó mucho más que la expulsión de
una camarilla instalada en el gobierno que había sobrevivido a sus objetivos representó también el fin
de un régimen que había abanderado dos propósitos gemelos: el de salvar la Revolución y el de crear
una nueva sociedad. Había alcanzado el primero de ellos a muy alto precio, pero la visión del
abnegado y virtuoso guerrero cívico que simbolizaba la nueva sociedad había dejado de existir”.

Este es el punto donde muchos historiadores eligen concluir la historia de la revolución. McPhee en parte
hace eso. Vovelle lo va a cerrar con el golpe de Estado de Napoleón el 18 Brumario (es decir, noviembre de
1799). El profesor opina que con la caída de Robespierre la fase más radicalizada y de participación popular
de la revolución concluye.

ANEXO
Foto de una escarapela identificatoria de los revolucionarios:
Resumen McPhee, capítulos 5, 6 y 7.

V. UNA SEGUNDA REVOLUCIÓN, 1792

Luis huyó de París el 21 de junio, repudiando públicamente el rumbo que había tomado la revolución.
La extenderse por toda la ciudad la noticia de la huida del rey, la reacción fue de conmoción más que de
arrepentimiento.
La desesperada huida de la familia real a Montmédy, cerca de la frontera, para ponerse a salvo, fue desde
el principio un grave error. La noche del 21 de junio, Luis fue reconocido por Drouet, el jefe de correos de
Sainte-Menehould, quien acudió apresuradamente a la ciudad de Varennes para arrestarle. Luis fue
suspendido de su cargo de rey. El retorno de Luis fue humillante. En las carreteras se agolparon colas
interminables de súbditos resentidos que se negaban a descubrirse la cabeza en su presencia.
No obstante, a pesar de su humillante arresto y retorno, la Asamblea decretó el 15 de julio que el rey había
sufrido un “secuestro” mental y que las disposiciones monárquicas de la Constitución de 1791 seguían en
vigor.
Luis se había convertido en un símbolo de la estabilidad contra las cada vez más acuciantes y radicales
exigencias de los ciudadanos “pasivos” y sus partidarios.
para exigir la abdicación de Luis, en el mismo “altar de la patria” en el que un año antes se había
celebrado la Fiesta de la Federación.
Lafayette, el comandante de la Guardia Nacional, recibió la orden de dispersar a los manifestantes
peticionarios. Una vez en el Campo de Marte ordenó izar la bandera roja en señal de que las tropas
abrirían fuego si la muchedumbre no se dispersaba; a continuación, los ciudadanos responsabilidad de su
Guardia Nacional dispararon a los peticionarios matando cerca de una cincuentena.
Éste no fue el primer derramamiento de sangre a gran escala de la revolución, sin embargo, por primera
vez, era consecuencia de un conflicto político manifiesto en el seno del tercer estado de París. Varios días
después de la matanza del campo de Marto, una delegación de Chartres que representaba al cuerpo
gubernamental del departamento de Eure-et-Loir fue calurosamente recibida en la Asamblea.
El 14 de septiembre Luis promulgó la Constitución que plasmaba el trabajo de la Asamblea desde 1789.
Francia sería una monarquía constitucional en la que el poder se repartía entre el rey, como jefe del
ejecutivo, y una asamblea legislativa elegida por un restringido grupo de contribuyentes con propiedades.
Los demócratas del Club Jacobino se identificaban cada vez más con las tendencias radicales del
movimiento popular, especialmente con las del Club de los Cordeleros. Fuera de Francia, los monarcas
expresaron su preocupación por la seguridad de Luis, y sus temores de que la revolución se extendiese.
La nueva Asamblea Legislativa fue elegida precisamente en este clima y se reunió en París en octubre de
1791. Estaba formada por “hombres nuevos” de acuerdo con la resolución excluyente, propuesta por
Robespierre a la Asamblea Nacional, que inhabilitaba para su reelección a quienes habían participado en la
elaboración de la Constitución. Al inicio la mayoría de sus miembros intentaba consolidar el estado de la
revolución tal como se expresaba en la Constitución y abandonaron el Club Jacobino por el de los
Feuillants, nombre también adoptado del lugar de reunión, un antiguo convento.
El 16 de octubre de 1791 los partidarios de la anexión de los territorios papales de los alrededores de
Aviñón masacraron a 60 adversarios encarcelados en el antiguo palacio de los papas. La rebelión de cientos
de miles de mulatos y esclavos en Santo Domingo a comienzos de agosto de 1791 hizo que la Asamblea
Legislativa extendiera la igualdad civil a todas “las personas libres de color” en abril de 1792.
El 9 de noviembre, la Asamblea aprobó una ley radical que declaraba proscriptos a los emigrados que no
regresasen a comienzos del nuevo año:
“Desde este momento se declaran sospechosos de conspiración contra la patria aquellos franceses que se
encuentren más allá de las fronteras del reino… si el 1 de enero de 1792 siguen todavía congregados fuera
del país, serán declarados culpables de conspiración, y como tales serán procesados y castigados con la
muerte”. Tres días después el rey utilizó su veto suspensivo para bloquear esta ley.
El 20 de abril de 1792 la Asamblea declaró que: “la nación francesa, fiel a los principios establecidos en la
Constitución de no emprender guerra alguna con el objetivo de llevar a cabo conquistas, y de no utilizar
nunca sus fuerzas contra la libertad de ningún pueblo, se levanta en armas sólo para mantener su libertad
y su independencia; que la guerra a la que se ve abocada no es de ningún modo una guerra de una nación
contra otra, sino la legítima defensa de un pueblo contra la injusticia agresión de un rey”.
Junto con la Constitución Civil del Clero, la guerra marca uno de los hitos más decisivos del período
revolucionario, influyendo en la historia interna de Francia durante 23 años. A los mocos meses de su
estallido, acarreó una serie de consecuencias fundamentales:

1- Alentó las esperanzas y los anhelos de la contrarrevolución al añadir una función militar a las
pequeñas y resentidas comunidades de emigrados en el exilio en Europa, especialmente en
Coblenza. Miembros de la vieja élite, especialmente la corte, que veían la derrota como un medio
para aplastar la revolución, los primeros reveses que sufrieron los desorganizados ejércitos
revolucionarios fueron celebrados por los emigrados nobles y por los oficiales del ejército que
pretendían restaurar un rejuvenecido antiguo régimen.
2- Mientras que la contrarrevolución podía alardear de estas combatiendo en una santa cruzada para
restaurar la religión, en el interior de Francia la guerra complicó sobremanera la posición de los
clérigos que no habían prestado juramento. El 27 de mayo recibieron la orden de abandonar el país
si eran denunciados por 20 ciudadanos, ley que fue vetada por el monarca.
3- Revitalización de la revolución popular: tras el llamamiento de ciudadanos voluntarios para
combatir en tiempos de gran inflación, las exigencias políticas y sociales de la clase trabajadora se
incrementaron hasta hacer imposible su rechazo. Insistencia de las mujeres en poder participar
activamente en el esfuerzo bélico.
La Asamblea ni respondió a la petición.
Los primeros meses de la fuera fueron desastrosos para los ejércitos revolucionarios que se encontraban
en un estado de auténtico desorden debido a la deserción masiva de la mayoría de los cuerpos de oficiales.
La destitución llevada a cabo por Luis de sus ministros “patriotas” el 13 de junio provocó una violenta
manifestación una semana después. Desde mediados de 1791 los demócratas más activos entre la canalla
se dieron a conocer con el nuevo nombre de sans-culottes, que era a la vez una etiqueta política para el
patriota militante y una descripción social que designaba a los hombres del pueblo que no llevaban los
calzones cortos ni las medias de las clases altas. Por su parte, a las mujeres radicales del pueblo, que no
llevaban enaguas como las mujeres de clase alta, se las conocía como las sans-jupons. En esta misma época
el uso de los términos “ciudadano” y “ciudadana” se convirtió en un signo de entusiasmo patriótico.
En los periódicos, las canciones, las obras de teatro y la prensa amarilla, el período de 1789-1792
constituyó una era de salvajes sátiras y ataques licenciosos especialmente contra los adversarios políticos
debido a la abolición de la censura política en una época en que la literatura popular se distinguía ya por su
mezcla de burla obscena, anticlericalismo y difamación política.
En este mundo febril de ataques satíricos y pornográficos, el rey y la reina constituían los blancos más
vulnerables de los revolucionarios. María Antonieta fue despiadadamente atacada por sus supuestos
depravaciones sexuales y su maléfico poder político que había castrado a la monarquía. En semejante
situación, la crisis militar hizo insostenible la posición del rey. Al utilizar su veto suspensivo para bloquear
ciertas leyes críticas, el rey parecía estar actuando a favor del sobrino de su esposa, el emparados de
Austria.
El 11 de julio la Asamblea fue obligada a declarar públicamente a la nación que “la patria está en peligro”.
A principios de agosto llegó a oídos de los parisinos un manifiesto publicado por el comandante en jefe de
los ejércitos prusianos, el duque de Brunswick. El lenguaje utilizado provocó iras e inquietud puesto que
amenazaba con aplicar justicia sumaria sobre el pueblo de París si se atrevían a hacer daño a Luis y a su
familia.
Esta amenaza acabó de convencer al pueblo de que Luis era cómplice de las derrotas sufridas por su
ejército. En respuesta a ello, las 48 secciones de París, salvo una, cotaron la formación de una Comuna de
París para organizar la insurrección y un ejército de 20.000 sans-culottes a partir de la recién
democratizada Guardia Nacional. Los federados, voluntarios de distintas provincias de camino al frente, se
unieron a estos sans-culottes que, liderados por Santerre y comandantes de otras circunscripciones,
asaltaron y tomaron el Palacio de las Tullerías el 10 de agosto. Luis se refugió en la cercana Asamblea
mientras 600 guardias suizos, principales defensores de palacio, morían en combate o eran masacrados en
justa venganza.
Luis pudo haber salvado el trono de haber estado dispuesto a aceptar un papel secundario en el gobierno o
de no haber mostrado tanta indecisión. No obstante, su caída fue debida también a la intransigencia de
muchos nobles y a la lógica de la politización popular en un período de crisis y de grandes cambios. La crisis
del verano de 1792 fue un momento decisivo para la revolución. Al derrocar a la monarquía, el movimiento
popular planteó un grande desafío a toda Europa, pero en el seno de su propio país la declaración de
guerra y destitución de la monarquía radicalizó la revolución. Si la revolución quería sobrevivir, tendría que
apelar a todas las reservas de la nación.
El 2 de septiembre, llegó a París la noticia de que la gran fortaleza de Verdún, a 250km de la capital y el
último gran obstáculo para el avance de las tropas invasoras, había caído a manos de los prusianos.
Convencidos de que los “contrarrevolucionarios” aguardaban en prisión la llegada de los invasores para ser
liberados una vez los voluntarios hubieran partido al frente, se apresuraron a convocar tribunales
populares que sentenciaron a muerte cerca de 1.200 de los 2.700 presos que comparecieron ante ellos.
Entre éstos había aprox. unos 240 sacerdotes. Aquellos que “juzgaron” a los presos estaban totalmente
convencidos de la necesidad e incluso de la justicia de sus acciones.
Revolucionarios prominentes como Danton y Marat disculparon las matanzas, al igual que la Comuna de
París: a partir de entonces serían ridiculizados por sus adversarios como “septembriseurs”.
Para historiadores como Simon Schama, Norman Hampson y Francois Furet, esta escalada de violencia
punitiva fue consecuencia de una intolerancia revolucionaria discernible ya en 1789: la contrarrevolución
fue básicamente una creación de la paranoia revolucionaria y de la sed de sangre del pueblo. Schama
describe las masacres de septiembre como “la auténtica verdad de la revolución”. Una explicación
alternativa, como la de Hampton, hace hincapié en ideologías “milenarias” más que en conflictos sociales
como causa del fracaso en el consenso. Es decir, los revolucionarios estaban obsesionados con su visión de
una sociedad regenerada y depurada.
Estos argumentos minimizan el alcance de los enemigos internos y externos a los que se enfrentaban los
republicanos, e ignoran las violentas amenazas lanzadas por los monárquicos. Muchos antes del 10 de
agosto, la presa de derechas había estado publicando listas de “patriotas” a los que los prusianos habían
de ejecutar cuando entrasen en París.
La radicalización de la revolución animó también a la Asamblea a resolver por fine el asunto de la
indemnización de los tributos señoriales.
En otoño de 1792 la revolución había pasado por una segunda revolución más radical. Ahora estaba
armada y era democrática y republicana. Un par de semanas después de las masacres, los ejércitos
revolucionarios obtuvieron su primera gran victoria en Valmy, 200km al este de la capital. Los hombres de
la Convención estaban unidos por unos mismos antecedentes sociales y por los mismos supuestos
políticos. De origen social abrumadoramente burgués, se mantuvieron firmes en lo relativo al liberalismo
económico y se erigieron en garantes de la propiedad privada. Eran también demócratas y republicanos:
en su primera reunión abolieron la monarquía y proclamaron la república en Francia.
Los antiguos nobles (23) y el clero católico (46) eran ostensiblemente pocos; en cambio, la Convención
estaba formada por profesionales, funcionarios, terratenientes y hombres de negocios, junto con unos
cuantos granjeros y artesanos. En las pequeñas comunidades rurales los años 1792-1794 fueron años de
equiparación social, en los que los campesinos más pobres e incluso los jornaleros estaban representados
por primera vez en los cabildos.
A fines de septiembre el Révolutions de Paris informaba: “los ánimos del pueblo son todavía excelentes,
hay que oírles repitiendo a coro el estribillo de la canción de guerra de la Marsellesa, que los cantantes les
enseñan cada día con un clamoroso éxito frente a la estatua de la Libertad en los jardines de las Tullerías”.
Fuera de París la “Marsellesa” se utilizaba para propósitos más ambiciosos.
De este modo, la emancipación de los judíos ortodoxos un año antes podía celebrarse al mismo tiempo
que una victoria republicana.
La forma organizada más importante de diversión popular en el París revolucionario era el teatro. Ejemplo
de este teatro en el otoño de 1792 es una obra escrita por el “ciudadano Gamas”, “Emigrados en tierras
australes o El último capítulo de una gran revolución, una comedia”. La obra hace gala de la apasionada
mezcla de virtudes patrióticas y odio hacia la vieja Europa de la aristocracia tan típica de aquellos meses.
Describe la lucha de un grupo de emigrados antirrevolucionarios exiliados en Australia para adaptarse a la
vida en un “estado natural”. Los personajes son estereotipos: Ciervoleal, Fanfarrón, Estafa, Metepatas,
Zalamero, Sanguijuela y Codicia.
La Convención tenía la impresión de estar en el centro de una lucha de trascendencia internacional debido
a la presencia, como diputados electos, de dos revolucionarios extranjeros: Tom Paine y Anacharsis Cloots.
Joseph Priestley fue elegido en 2 departamentos, pero renunció a su escaño.
A pesar del mayoritario consenso, en otoño e invierno de 1792-1793 la Convención tendía a dividirse en 3
bloques de votos más o menos iguales. París estaba dominado por jacobinos (20 de sus 24 diputados) de
renombre como Robespierre, Danton, Desmoulins y Marat, lo cual dio lugar a la costumbre de identificar a
los jacobinos con París. Al igual que sus antagonistas los “girondinos”, eran ante todo una tendencia
política de ámbito nacional. Los jacobinos estaban en cierto modo más cerca del movimiento popular, y su
hábito de sentarse juntos en los escaños superiores del lado izquierdo en la Convención les valió enseguida
el epíteto de la “Montaña” y una imagen de republicanismo intransigente. La etiqueta de “girondinos”
designaba a hombres cuyas simpatías iban dirigidas a la alta burguesía de Burdeos, capital de la Gironda,
de donde fueron elegidos los diputados Vergniaud, Gaudet y Gensonné, y cuyo comercio colonial y de
esclavos se había visto amenazado por la revolución y la guerra. “Llanura” o “Pantano” incluía a Sieyés y
Grégoire, brindaba su apoyo a un grupo u otro dependiendo de la cuestión discutida.
Las actitudes adoptadas y la práctica política en una serie de asuntos cruciales dividía a los diputados.
El juicio del rey Luis: mientras sus acusadores repasaban la lista de las crisis a las que se había enfrentado la
revolución desde 1789, como la de las matanzas del Campo de Marte el 17 de julio de 1791, Luis
simplemente respondió: “lo que sucedió el 17 de julio no tiene nada que ver conmigo”. Mientras que los
diputados presentes en el juicio del rey reconocían su culpabilidad, los girondinos se decantaban por que
su destino se decidiera mediante referéndum, argumentaban que no debía ser condenado a muerte ni
indultado.
Los jacobinos decían que indultar a Luis equivaldría a admitir su naturaleza especial. Robespierre, Marat y
Saint-Just aseguraban que, como proscrito, sencillamente debería ser ejecutado sumariamente: “el
pueblo” ya le había juzgado. Sin embargo, la mayoría de jacobinos pedía un juicio completo: la huida del
rey había invalidado toda protección constitucional y ahora tenía que ser juzgado como cualquier otro
presunto traidor. El 16-17 de enero 361 diputados votaron por la pena de muerte; 360 lo hicieron a favor
de otros castigos. Finalmente, los jacobinos lograron vencer la última petición de clemencia de los
girondinos por 380 votos a 310. Muchas personas apoyaron la postura de los jacobinos.
Luis subió al cadalso el 21 de enero: “muero siendo completamente inocente de los crímenes de que se me
acusa. Perdono a aquellos que son la causa de mi infortunio. Es más, espero que mi sangre derramada
contribuya a la felicidad de Francia”.
La “nación en pie de guerra” había ocupado en Navidades los Países bajos, Renania y Saboya (que aceptó
convertirse en un departamento de Francia), para la ejecución de Luis el 21 de enero de 1793 extendió la
guerra abarcando Gran Bretaña y España y alterando los resultados de la contienda. Una serie de derrotas
en el sureste, suroeste y noreste provocaron la penetración en Francia de fuerzas extranjeras en el mes de
marzo.
En las zonas fronterizas especialmente, el llamamiento de voluntarios que hizo la Convención estuvo
acompañado por la organización de batallones de voluntarios equipados por las comunidades locales.
Mientras que los principios de soberanía popular nunca llegaron a aplicarse en el ejército profesional, las
unidades locales de voluntarios eligieron a sus propios oficiales en todos los niveles en ceremonias de
exaltado patriotismo. Su entusiasmo revolucionario no siempre era un ben sustituto del entrenamiento
militar. “Los oficiales que han sido elegidos por sus compañías saben tanto de asuntos militares como del
Corán”, el entusiasmo de los voluntarios de 1792-1793 proto iba a ser puesto a prueba.

VI. LA REVOLUCIÓN PERDINTE DE UN HILO, 1793

Antes de 1792 los girondinos habían culpado a Luis de los receses militares, pero ahora ¿a quién podían
causar? Consiguieron encontrar un cabeza de turco, los sans-culottes y sus aliados jacobinos, a quienes
tildaron de “anarquistas” y “niveladores”.
A principios de 1793, la retórica girondina sonaba cada vez más hueca en el contexto de la crisis militar
externa, y la mayoría de diputados de la “Llanura” empezaron a secundar las propuestas de emergencia de
los jacobinos. La Convención respondió a la crisis ordenando la movilización de 300.000 reclutas en el mes
de marzo. Este reclutamiento se puso en práctica fácilmente en el sureste, en el este -dos regiones
fronterizas- y en los alrededores de París. En el oeste provocó una multitudinaria insurrección armada y
una guerra civil, conocida como “la Vendée”.
Las causas de la rebelión hay que buscarlas en las características de la región y en el impacto específico que
la revolución había tenido allí desde 1789. Los departamentos del sur del Loira donde estalló la violencia
estaban en una región de bocage (granjas diseminadas separadas por altos setos), con escasa
comunicación con el exterior, y una mezcla de agricultura de subsistencia y cría de ganado, con una
producción textil ubicada en pequeños centros urbanos. Las inmensas propiedades de la nobleza y las
órdenes religiosas fueron arrendadas en sólidos contratos por granjeros relativamente prósperos a través
de intermediarios burgueses. Las exacciones de los señores y del Estado antes de 1789 habían sido
comparativamente suaves. Un clero numeroso, activo y reclutado localmente desempeñó un papel social
preponderante, con la riqueza suficiente para llevarlo a cabo: recaudando el diezmo directamente en vez
de recibir de la catedral la porción congrua asignada. Para la mayor parte de la gente que vivía en granjas y
caseríos diseminados por la región, la misa del domingo era la ocasión en que la comunidad sentía su
identidad parroquial, tomaba decisiones y se enteraba de las noticias que el sacerdote les trasmitía.
Los cuadernos de la región expresaban reclamando el fin de los privilegios y su participación en el poder
político, falta de críticas a la Iglesia. La revolución no aportó ningún beneficio aparente a los campesinos de
la Vendée. Los impuestos estatales aumentaron y fueron recaudados de forma mucho más rigurosa por los
burgueses de la localidad, que también monopolizaron los nuevos cargos y los ayuntamientos, y
compraron todas las tierras de la Iglesia en 1791: en el distrito de Cholet, los nobles compraron el 23,5% de
dichas tierras, los burgueses el 56,3% y los campesinos tan sólo el 9,3. El desplome en la demanda de
tejidos, consecuencias del tratado de libre comercio con Inglaterra en 1789 y de las dificultades
económicas del período revolucionario, afectó enormemente a los trabajadores del sector. Al suponer que
los arriendos a largo plazo característicos de la zona oeste no eran más que otra forma de acuerdo de
alquiler, los gobiernos revolucionarios hicieron más vulnerable a la clase media rural en lugar de
reconocerla como terrateniente de facto.
En la zona occidental los sacerdotes eran contrarios a la abolición del diezmo y a la imposición de un
concepto cívico y urbano de sacerdocio. Estaban respaldados por sus comunidades, decepcionadas con el
resultado de la revolución y por la aplicación de la reforma de la iglesia por parte de los funcionarios
burgueses. En Angers, los nuevos administradores burgueses se caracterizaban por su hostilidad a las
riquezas y propiedades eclesiásticas. En el distrito de La Roche-sur-Yon los administradores tuvieron pocas
dudas a la hora de cerras 19 parroquias consideradas de más según las disposiciones de la Constitución
Civil del Clero.
La comunidad rural respondió a estos agravios acumulados uno tras otro en 1790-1792 humillando al clero
constitucional elegido por los ciudadanos “activos”, boicoteando las elecciones nacionales y locales, y
mediante repetidos actos de hostilidad hacia los funcionarios locales. El decreto del servicio militar
obligatorio concentró su odio más que cualquier otra cosa, pues los funcionarios burgueses que lo
imponían estaban exentos de su cumplimiento. Mientras que los republicanos o “azules” eran en su
mayoría burgueses, artesanos y tenderos, los rebeldes representaban una sección transversal de la
sociedad rural. Las mujeres desempeñaron un papel fundamental en la rebelión como intermediarias entre
las comunidades eclesiásticas y seglar y en el mantenimiento de sus hogares mientras duró la lucha. Los
republicanos despreciaban a los rebeldes por ser campesinos ignorantes y supersticiosos bajo el dominio
de sacerdotes “fanáticos”. A su vez, el lema de los insurgentes ponía de manifestó su apoyo a los “buenos
sacerdotes”, y su odio hacia los burgueses.
Los primeros objetivos fueron los funcionarios locales, que fueron asaltaron y humillados, y los pequeños
centros urbanos como Machecoul, donde cerca de 500 republicanos fueron torturados y asesinados en el
mes de marzo.
En el principio, la Vendée no fue ni contrarrevolucionaria ni antirrevolucionaria. La posterior participación
de los obles y del clero refractario le dio un matiz contrarrevolucionario, pero muchos campesinos no
estaban dispuestos a formar un ejército para invadir París ni a volver a pagar tributos ni diezmos. El terreno
resultaba apto para la guerra de guerrilla, emboscadas y retirada fácil, cosa que provocaba en círculo
vicioso de matanzas y represalias en ambos bandos, convencidos de la traición de unos y otros.
La guerra civil acabaría exigiendo la atroz cifra de 200.000 vidas a cada uno de los bandos, tantas como las
de las guerras externas de 1793-1794. La crudeza de la lucha en momentos de crisis militar nacional alentó
una terrible represión, el general Westermann informó a la Convención en diciembre de 1793 que “la
Vendée ya no existe”, admitió que “no hicimos prisionero alguno: habría sido preciso darles el pan de la
libertad, y la piedad no es revolucionaria”. Entre diciembre y mayo de 1794, tras aplastar la insurrección
llevaron a cabo una venganza de “tierra quemada” en 773 comunas declaradas fuera de la ley. Todos los
rebeldes y presuntos rebeldes de cualquier edad y sexo serían ajusticiados: “todos los pueblos todo lo que
pueda arder, será incendiado”. Se ha calculado que en estas comunidades murieron unas 117.000
personas (el 15% de la población).
La Rochera, en el extremo sur de la Vendée había vivido siempre de sus relaciones comerciales
privilegiadas con Santo Domingo, de su comercio con el norte de Europa y la costa, de la venta de esclavos
africanos y de sus exportaciones de sal, vino y trigo. La guerra supuso un desastre para el comercio de
esclavos: de 22 expediciones en 1789, la cifra descendió a 2 en 1792. Las refinerías de azúcar cerraron con
el derrumbe del comercio colonial.
A pesar de estas vicisitudes, La Rochela se mantuvo firmemente revolucionaria, en esencial la élite
protestante.
15 días después, tras la ejecución de Luis XVI, Francia e Inglaterra estaban en guerra. El comercio costero,
más importante que el comercio colonial y de esclavos, comenzó a declinar. El bloqueo naval de los
ingleses supuso la ruina de las familias protestantes cuya riqueza estaba basada en el comercio de
ultramar, especialmente en la trata de esclavos y en productos coloniales.
Los curas refractarios eran los más flagrantes chivos expiatorios. No sólo personificaban las dificultades a
las que se enfrentaba la revolución sino que al parecer fueron acusados también de causar frustraciones
sexuales: una turba desenfrenada de aproximadamente 400 hombres irrumpió en los monasterios y
conventos en mayo de 1792 destrozando todo el mobiliario con el pretexto de estas buscando sacerdotes
refractarios. En mayo de 1792 Francia estaba en guerra y el clero refractario había huido.
Cuando estalló la insurrección en la Vendée. Los rebeldes de la localidad eran odiados por ser la
personificación de la vieja Francia católica y de Europa que habían provocado la más absoluta miseria y la
frustración de todas sus esperanzas. Un grupo de 2.000 voluntarios enviados a la Vendée el 19 de marzo
fue aplastado rápidamente; a su regreso a La Rochera, los supervivientes heridos y humillados encontraron
una válvula de escape para su ira. La mañana del 21, cuatro sacerdotes refractarios tuvieron que ser
trasladados por su propia seguridad de la prisión de la ciudad a otra lejos de la costa.
Los sacerdotes fueron rodeados y apuñalados hasta morir.
En el rincón más alejado de París, en la pequeña localidad pirenaica de St.-Laurent-de-Cerdans, la
respuesta a la crisis de la primavera de 1793 fue totalmente distinta. Las crecientes dificultades del
comercio legal e ilegal a través de los Pirineos y por las reformas eclesiásticos percibidas como un ultraje
urbano y secular contra el catolicismo ortodoxo. El 17 de abril de 1793 los habitantes de dicha población
recibieron con los brazos abiertos a las tropas reales españoles y la Guardia Nacional local disparó a los
voluntarios franceses en su retirada.
Varios centenares de hombres combatieron junto a las tropas españolas durante un año hasta que los
ejércitos jacobinos reconquistadores la cuenca alta del Vallespir en mayo de 1794.
La insurrección antijacobina del mes de abril en Córcega, importante baza para la revolución debido a la
popularidad de Paoli y a la larga tradición republicana de la isla, supuso otro duro revés para la república.
En 1768, las tropas francesas de Luis XV invadieron la isla y terminaron con la autonomía. A partir de 1789
Paoli fuera considerado un héroe por la Asamblea Nacional. No obstante, con la caída de la monarquía y la
derrota del federalismo a medidos de 1793, Paoli estaba cada vez más preocupado por los imperativos
centralizadores de la Convención Nacional. La sociedad corsa estaba dividida entre los partidarios de Paoli
y los del clan Bonaparte, estos últimos obligados a huir al continente y acusados por la Asamblea corsa de
“traidores y enemigos de la patria, condenados a eterna abominación e infamia”.
La guerra civil en la Vendée, las pérdidas militares en las fronteras, y la cada vez más desesperada retórica
de los girondinos impulsaron a la “Llanura” a respaldar las propuestas jacobinas de medidas de emergencia
en tiempos de guerra. Entre marzo y mayo de 1793 la Convención puso el poder ejecutivo en manos de un
Comité de Seguridad General, y se dedicó a supervisar al ejercicio a través de los “representantes en
misión”. Aprobó una serie de decretos que declaraban a los emigrados “civilmente muertos”, que
procuraban el bienestar público y que controlaban los precios del pan de los cereales.
Los girondinos se vieron afectados por su pérdida de poder en la Convención y por los constantes y
crecientes ataques de los sans-culottes. Respondían tratando de acusar de prevaricación a Marat,
amenazando con trasladar la capital a Bourges, y atacando al gobierno municipal de París, es decir a la
Comuna.
Las mujeres de los mercados empezaron a reclamar que se depurase a estos “mandatarios del pueblo” no
revolucionario: a mediados de abril, 35 secciones habían elaborado una lista de girondinos para ser
expulsados de la Convención y establecieron un Comité Central Revolucionario. La Comuna de París
ordenó la formación de una milicia remunerada de 20.000 sans-culottes que rodearon la Convención a
finales de mayo y obligaron a los diputados reacios a acceder a su petición. 29 diputados girondinos fueron
arrestados.
Al principio la Convención vaciló: ¿acaso no era aquella purga de la Convenció una afrenta imperdonable al
principio de soberanía nacional? No obstante, actuó para hacer frente a la crisis de una nación en peligro
de desplome interno y derrota externa. En el verano de 1793 la revolución se enfrentó a su más grave
crisis, que era al mismo tiempo social, militar y política.
1- Las tropas enemigas estaban en suelo francés en el noreste, sureste, y sureste, mientras que en el
interior del propio país la revuelta de la Vendée absorbía la mayor parte del ejército de la república.
2- Las mayores ciudades de provincias cayeron a manos de una coalición de republicanos
conservadores y monárquicos, y el 29 de agosto los propios oficiales entregaron el arsenal clave
mediterráneo de Tolón a la armada inglesa que bloqueaba la costa.
3- Las revueltas “federalistas” se inspiraban en fuertes tradiciones regionales. Resultaron
particularmente poderosas en las grandes ciudades del sur y en Normandía. En el corazón del
federalismo se encontraba sobre todo el rencor de la alta burguesía, especialmente la de las
ciudades comerciales, por el giro radical que había dado la revolución. Los blancos inmediatos de
las insurrecciones fueron los jacobinos y militantes del lugar. Sin embargo, los “federalistas” no
pudieron reunir en ninguna parte una fuerza militar bastante poderosa para suponer una amenaza
seria para los ejércitos nacionales.
4- La amenaza llegó el centro mismo de la Convención el 13 de julio cuando Charlotte Corday asesinó
a Marat. Corday, procedente del baluarte federalista de Caen, era partidaria de los girondinos para
quienes Marat personificaba los excesos de la revolución. Fue procesada el 17 y ejecutado el mismo
día. Junto con Le Peletier, asesinado por un monárquico la noche en que la Convención votó la
muerte de Luis, y Joseph Chalier, líder jacobino de Lyon asesinado por federalista el 17, Marat
formaba un triunvirato de mártires revolucionarios. En el mes de agosto el poder adquisitivo de los
asignados había descendido al 22% de su valor nominal, de un 36% en junio.
El objetivo primordial del Comité Jacobino de Salud Pública elegido por la Convención el 27 de julio era el
de aplicar las leyes y controles necesarios para instalar el “Terror” en los corazones de los
contrarrevolucionarios. La Convención consistió que se tomasen las medidas draconianas necesarias -como
la creación de comités de vigilancia, la detención preventiva y el control de las libertades civiles- para
asegurar la república hasta el límite máximo permitido por la Constitución democrática y libertaria de junio
de 1793. La Constitución, en gran medida obra de Robespierre, era extraordinaria por sus garantías de los
derechos sociales y control popular sobre una asamblea elegida por sufragio masculino directo y universal.
El resultado de un referéndum sobre la aceptación de la misma se anunció en la “Fiesta de la Unidad” el 10
de agosto, primero aniversario del derrocamiento de la monarquía. La cifra final de los votos a favor del
“sí” estaba próxima a los 2 millones de los aproximadamente 6 millones de votantes masculinos.
A pesar del alcance de la libertad individual garantizada en la Constitución, ésta quedó en suspenso hasta
conquistar la paz, para evitar que los contrarrevolucionarios abusasen de dichas libertades.
A mediados de 1793, la república estaba en guerra con gran parte de Europa, y las tropas extranjeras
estaban en su territorio en el suroeste, sureste y noreste. El desafío militar supuso un extraordinario
despliegue de los recursos de la nación y la represión de sus adversarios. La creación por parte del
gobierno jacobino de una alianza urbanorural a través de una mezcla de intimidación, obligación y políticas
destinadas a solventar las reivindicaciones populares y a poner al país entero en pue de guerra.
La Convención tenía que conseguir la victoria en numerosos frentes en un momento de división interna y
guerra civil, y de auténtica desesperación: unos 35.000 soldados habían desertado en la primera mitad de
1793, y otros muchos reaccionaron con el robo de los productos locales a la falta de suministros y
provisiones.
Las deserciones fueron mínimas en el año 1793-1794 a consecuencia de una mezcla de coacción y
propaganda, y de la efectividad del Comité Jacobino de Salud Pública y de sus funcionarios que reclutaron
un ejército de un millón de hombres. La exigencia de los sans-culottes de que solamente la total
movilización de los ricos y pobres por igual podría salvar a la república insufló energías a la Convención y a
sus comités: el 23 de agosto todos los hombres solteros de 18 a 25 años fueron reclutados mediante una
leva masiva.
Las unidades de la Guardia Nacional recibieron la orden de perseguir y dar caza a todos aquellos que
evadiesen el reclutamiento o desertasen. Los reclutas de regiones de habla no francesa recibieron la
instrucción básica en francés y fueron dispersados por todo el ejército para evitar la tentación de una fuga
colectiva; se distribuyó propaganda de masas y los “diputados en misión” de la Convención garantizaron un
rápido castigo a los oficiales dudosos y a los soldados rasos poco dispuestos. Las cartas que los soldados
enviaban a sus casas estaban llanas de observaciones que ponían de relieve su entusiasmo revolucionario y
su compromiso con la patria.
La cultura política de la república implicaba nuevas relaciones con la autoridad. La creación de ejércitos
republicanos de masas, con unidades compuestas por “veteranos” y voluntarios.
La “Ley de Sospechosos” (17 de septiembre) tenía por objeto descubrir y detener a los no patrióticos o
intimidarlos por su inactividad. El arresto de los “sospechosos” por parte de los comités de vigilancia se
llevaba a cabo en aquellos que, de palabra, acción o estatus, estaban relacionados con el antiguo régimen.
En Ruán el 29% de los 1.158 sospechosos arrestados eran nobles, el 19% clérigos, y el 7,5% antiguos
funcionarios. Los burgueses constituían el 16,8% de los “sospechosos” y entre la clase obrera los arrestos
ascendían al 27%. Los arrestados eran también acusados de actos y palabras antirrevolucionarios, estos
actos solían ser la especulación y el acaparamiento de mercancías. El 39,4% de todos los “sospechosos”
eran mujeres, especialmente de la nobleza y del clero.
Desde 1789 la representación simbólica de la libertad, y luego de la propia república, fue la de una figura
femenina. A finales de 1793 los adversarios acabaron llamando burlonamente “Marianne” a la diosa de la
república, e incluso a la propia república, nombre común entre el campesinado, que significaba “del
pueblo”. Tan como sucedió con el epíteto sans-culottes, los republicanos adoptaron el nombre de
Marianne con orgullo.
La resistencia a las exacciones del gobierno revolucionario se llevaba a cabo a través del impago de los
impuestos. Y negándose a utilizar los asignados. Sin embargo, la oposición política en tiempos de guerra
implicaba la amenaza de la pena capital por traición.
Como en la Vendée, la represión de las revueltas federalistas fue feroz e intransigente. A pesar de que
muchos federalistas eran republicanos comprometidos estaban en peligro por dos razones:
1) Porque habían repudiado la autoridad de la Convención en un momento en que la república se
encontraba en su peor y más grave crisis militar.
2) Porque el apoyo que habían recibido por parte de los monárquicos, nobles y sacerdotes había
manchado su reputación. A los jacobinos de la Convención les resultó fácil presentar a los
federalistas como aliados de los ejércitos de la vieja Europa.
En su declaración acerca del gobierno revolucionario del 10 de octubre, el Comité de Salud Público anunció
que “el gobierno provisional de Francia es revolucionario hasta que haya paz”; todos los cuerpos del
gobierno y el ejército estaban ahora supeditados al control del Comité, que tenía que informar
semanalmente a la Convención.
El 5 y 6 de septiembre miles de sans-culottes invadieron la Convención Nacional para exigir a sus
“mandatarios” que adoptaran medidas económicas y militares radicales. La Convención accedió a las
demandas decretando el “máximo general” del 29 de septiembre, que fijaba los precios de 39 artículos a
los niveles de 1790 más un tercio, y establecía los salarios al 150% de los niveles de 1790.
La Convención se vio también obligada a responder a las oleadas de disturbios rurales que afectaban a dos
terceras partes de los departamentos desde 1789. Los jacobinos tomaron una serie de medidas destinadas
a ganarse las masas del campo, condición indispensable para la victoria militar. El 14 de agosto de 1792 la
Asamblea Legislativa aprobó un decreto instando a los ayuntamientos a dividir las tierras comunales no
boscosas. El 10 de junio de 1793 la Convención reemplazó dicha ley por otra mucho más radical y
contenciosa que exigía que los ayuntamientos procediesen a las división si éste era el deseo de un tercio de
los hombres adultos; en este caso, las tierras se dividían en porciones iguales para todos los hombres,
mujeres y niños.
Una serie de medidas impulsaron el decreto del 25 de agosto de 1792 hacia la completa abolición de los
señoríos. El régimen feudal estaba muerto ya a mediados de 1793, no por los ataques cada vez más
audaces lanzados por las sucesivas asambleas sobre las complejas cargas acumuladas por un orden social
centenario, sino porque se habían visto obligados a responder a constantes oleadas de antifeudalismo en
las zonas rurales.
Ahora que el régimen feudal estaba muerto, las divisiones internas comenzaron a aflorar en la sociedad
rural. El régimen señorial fue finalmente abolido, pero haría falta mucho más tiempo para resolver las
cuestiones asociadas al mismo: el control de los recursos económicos colectivos, la necesidad de tierras y
los desbrozos.
Las vacilaciones de los legisladores acerca del feudalismo y del acceso a las tierras impulsaron la política
rural en los años 1792-1794, exacerbando las divisiones causadas ya por las reformas eclesiásticas. La
revolución rural tuvo su propio ritmo y dinámica interna, generada por la naturaleza específica de la
localidad. Mientras que las actitudes políticas variaban en todo el ámbito rural, lo que las sustentaba en
todas partes era la hostilidad tanto hacia el antiguo régimen como hacia el concepto burgués del derecho a
la propiedad privada.
Todas las comunidades rurales tenían su correspondiente grupo de fervientes jacobinos que leían los
periódicos locales y de París o que pertenecían a clubes jacobinos y sociedades populares. En el ámbito
nacional había unos 6.000 clubes jacobinos y sociedades populares creadas durante el Terror, aunque
muchas de ellas tuvieron una breve existencia.
Entre los años 1792 y 1794 París fue el centro palpitante y tumultuoso de la revolución, donde gran
número de civiles y soldados de paso coexistían de forma precaria con las comunidades estables de la
vecindad. Las noticias difundidas por los mil vencedores de periódicos que pululaban por las calles eran
adornadas verbalmente, creando una ciudad que bullía en una potente mezcla de rumores, optimismo y
sospechas. La Ley de Sospechosos iba destinada a sofocar esta inseguridad: en su aplicación, miles de
policías, extraídos de un servicio quincenal de todos los hombres hábiles, desempeñaron un papel
fundamental. Las mentiras, las enemistades personales y las denuncias hallaron un ambiente propicio; sin
embargo, las actividades de las autoridades de la sección eran tímidamente legales y “correctas”.
En los 18 meses transcurridos entre agosto de 1792 y principios de 1794, la participación política de los
obreros de París alcanzó su punto más álgido. Aunque tan sólo el 10% de los hombres asistía regularmente
a las reuniones de la sección y que muchos sans-culottes militantes eran burgueses de profesión, éste sigue
siendo un índice de participación popular considerable en una época de jornadas laborales prolongadas, de
interminables colas por la comida y de preocupación por la supervivencia.
Los objetivos políticos y sociales de los sans-culottes se expresaban a través de más de 40 sociedades
populares y sobre todo en las sesiones de las secciones locales.
A pesar de las dificultades a las que tuvieron que enfrentarse los administradores al organizar y reclutar un
ejército en el campo, los éxitos eclipsaron los fracasos: gran números de voluntarios y reclutan obligatorios
engrosaron las filas de los ejércitos, y se cubieron los cupos de comida y carros. La república jacobina de
1793-1794 era un régimen exigente: el lenguaje del patriotismo, jacobinismo y ciudadanía estaba mezclado
con el de sacrificio, requisición y reclutamiento.
Menocourt fue también uno de los miles de pueblos en los que los años de la revolución transcurrieron de
forma relativamente pacífica: las reformas de la Asamblea Nacional fueron aceptadas e buen grado y
apoyadas, la requisición de hombres y provisiones se consistió con reticencia; las noticias de la revolución y
del Terror llegaban a esta localidad con rapidez, pero las diviones políticas parisinas no se reflejaron allí y
nadie fue guillotinado. Esta situación de equilibrio fue obra del sacerdote, Abbé Thomas Duboscq, que
llegó a Menucourt en febrero de 1789, con 39 años de edad, y se convirtió en fuente de estabilidad como
sacerdote constitucional (al igual que el 70% del clero restante en el departamento) y funcionario público
electo.
En Gabian el pueblo se hizo famoso por su republicanismo. Una de las razones de ello fue que la abolición
del feudalismo supuso el alivio de una pesada carga, el cura de Gabian, hizo juramento de lealtad el día de
Año Nuevo de 1791 y se quedó en el pueblo. En 1791-1793, un grupo de hombres y mujeres del lugar
cometió 30 robos, a menudo con violencia, mientras vivían como fugitivos. Disfrutaban mofándose de los
oficiales revolucionarios que intentaban arrestarlos. Varios de estos “bandinos” serían guillotinados en
1794. Sin embargo, el Comité de Vigilancia de Gabian sabía que no le quedaba otro remedio que
arrestarlos en aquellos tiempos de crisis.
Actividades de 45 ejércitos revolucionarios (de 30.000-40.000 hombres en total) activos en 56
departamentos en el otoño de 1793. Estas bandas de militares sans-culottes, junto con hombres fugitivos
de la ley y otros que simplemente parecían disfrutar de la tosca camaradería, tenían por misión el requisar
comida para las ciudades y los ejércitos, exigir el pago de los impuestos llevar a cabo la purga de los
contrarrevolucionarios, apoderarse de los metales de las iglesias para la guerra y mantener el antusiasmo
revolucionario.
A finales de otoño de 1793, la marea militar parecía estar dando un vuelco. Las victorias de septiembre y
octubre contra los ingleses en Hondschoote cerca de Dunkerque y contra los austríacos en Wattignies
detuvieron la oleada de invasiones en el norte. A continuación, la derrota en Savenay de los últimos
coletazos de la rebelión en la Vendée el 23 de diciembre por los ejércitos de Westermann convenció a
muchos de que podían suprimirse algunos de los controles impuestos por el Terror.
Sin embargo, la respuesta del gobierno fue contradictoria. Por un lado, un decreto del 6 de diciembre
proclamaba el principio de libertad de culto. Por el otro, dos días antes se aprobaba una ley muy
importante sobre los gobiernos locales que declaraba la preeminencia del gobierno central a costa de la
participación e iniciativa popular.

VII. EL TERROR: ¿DEFENSA REVOLUCIONARIA O PARANOIA?

El principal objetivo del Terror era la creación de medidas draconianas y de emergencia indispensable en
tiempos de crisis militar. Hacia finales de 1793, a amenaza de guerra civil e invasión había sido por fin
contrarrestada. No obstante, la Convención y el Comité de Salud Pública aprobaron decretos que iban más
allá de la defensa nacional y revelaban la visión jacobina de una sociedad regenerada digna del esplendor
de la Ilustración y la revolución. Todo ello se llevaría a cabo a través de un sistema de educación
republicano y secular y de un programa nacional de bienestar social.
La política educativa de los jacobinos, especialmente la Ley Bouquier del 19 de diciembre de 1793, preveía
un sistema de enseñanza obligatoria y gratuita para los niños para los niños de 6 a 13 años con un
currículum que hiciera hincapié en el patriotismo y las virtudes republicanas, en la uniformidad lingüística,
en la simplificación del francés formal, en la actividad física, dotando a las escuelas de un papel
preponderante en las fiestas cívicas.
En la primera mitad de 1794, se enviaron a las escuelas cinco ediciones de “Recopilaciones de actos
heroicos y cívicos de los republicanos franceses”. Sin embargo, los jacobinos nunca dedicaron el tiempo o
el dinero suficiente para mejorar su política educativa y, ni qué decir tiene, para preparar a los maestros
laicos que habían de reemplazar a los sacerdotes; por lo tanto, pocos niños asistieron a la escuela durante
el Terror.
Los imperativos de la razón y la regeneración forzaron a la Convenció a aceptar propuestas para la total
reforma de los sistemas de medidas de peso, distancia y volumen. Las nuevas medidas tendrían mucho
más éxito que las escuelas primarias de la república.
La Constitución de 1793 se había comprometido como nunca lo había hecho antes con los derechos
sociales y la Convención adoptó las medidas necesarias para ampliar los derechos a los niños: el 4 de julio
de 1793 los niños abandonados se convirtieron en responsabilidad del Estado y el 2 de noviembre de 1793
a los niños nacidos fuera del matrimonio se les garantizaban plenos derechos de herencia. El compromiso
de los jacobinos de erradicar la pobreza fracasó debido a las exigencias financieras de la guerra y a la falta
de tiempo.
Durante los 18 meses desde el derrocamiento de la monarquía en agosto de 1792 hasta principios de 1794,
una combinación de estas reformas jacobinas radicales y de la iniciativa popular dotaron de una
extraordinaria fuerza a la “regeneración” republicana. Eran tiempos de “revolución cultural”. Creación
bibliotecas, archivos y museos públicos nacionales y departamentales a finales de 1793. Los jacobinos
descuidarían la aplicación de sus grandiosos planes para levantar sólidos monumentos revolucionarios en
sustitución de los del antiguo régimen.
El 5 de octubre, la Convención instituyó un nuevo calendario “republicano”. La proclamación de la
república el 21 de septiembre de 1792 fue datado retrospectivamente el primer día del año I de la era
republicana. El nuevo calendario combinaba la racionalidad del sistema decimal rechazando por completo
el calendario gregoriano. Los días de los santos y las festividades religiosas fueron sustituidas por nombres
extraídos de plantas, de las estaciones del año, de herramientas de trabajo y de las virtudes.
Las fiestas populares expresaban una manifiesta hostilidad hacia la Iglesia a través de burlas de los
sacerdotes y de otros contrarrevolucionarios. La iniciativa popular alentaba en ocasiones por los
“diputados en misión”, clausuró iglesias y forzó al clero constitucional a abdicar y a casarse como muestra
de patriotismo.
4 años de experiencia revolucionaria, generaron una ideología característica de los sans-culottes en las
ciudades y los pueblos. Aquél iba a ser un mundo sin aristócratas ni sacerdotes, libre de hombres ricos y de
pobreza.
En las ciudades y pueblos, las reuniones de los clubes y las secciones a menudo se inspiraban en formas
religiosas en lo concerniente a su organización, pero en cuento a su contenido se basaban en la experiencia
revolucionaria. Las reuniones empezaban normalmente cantando la “Marsellesa” y con la lectura de cartas
del frente; a continuación se discutían los próximos aniversarios y procesiones, se procedía a la recolección
de donativos patrióticos, la denuncia de “sospechosos”, y la enumeración de las “virtudes republicanas”.
Trataron de imponer el uso familiar del “tú” en todos los actos sociales, relegando el “usted” antes
obligatorio para dirigirse a sus superiores como intrínsecamente aristocrático.
Los partidarios de la revolución –“patriotas”- mostraban su rechazo del viejo mundo intentando erradicar
todos los posibles vestigios del mismo. Los pueblos con nombres de santo se cambiaron para eliminar los
vestigios de la Iglesia. Todas las calles de La Rochela cambiaron de nombre en honor a héroes como
Benjamín Franklin.
La costumbre de poner nombres revolucionarios variaba sustancialmente a lo largo y ancho del país; sin
embargo, resulta difícil determinarlo con exactitud.
Los ejércitos revolucionarios no hubieran triunfado -ni la insurrección de la Vendée habría sido tan tenaz-
sin el respaldo activo de las mujeres. En los centros urbanos, la caída del trabajo femenino en las industrias
de artículos de lujo y en el servicio doméstico se vio en parte compensada por la disponibilidad temporal
de trabajo mientras miles de hombres partían hacia el frente. Tanto en la ciudad como en el campo, el
trabajo de las mujeres cobró más importancia que nunca para el mantenimiento de la familia; aun así, en
los años 1792-1794 una familia de cada diez estaba económica y emocionalmente diezmada por la muerte
o incapacidad de un marido, hijo o padre.
El rechazo de las fuentes de autoridad más elementales del antiguo régimen cuestionaba inevitablemente
la posición de las mujeres en el seno de la familia y la sociedad. No obstante, resulta harto dudoso que el
patrón de violencia masculina cambiase a pesar de las exhortaciones de los legisladores revolucionarios en
aras de una vida familiar pacífica y armoniosa como base del nuevo orden político.
Lo que sí cambió fue la posibilidad de que las mujeres protegieses sus derechos dentro del núcleo familiar.
La Ley de divorcio votaba en la última sesión de la Asamblea Legislativa el 20 de septiembre de 1792
dotaba a las mujeres de amplios argumentos para acabar con un matrimonio infeliz y sin sentido.
A pesar de que la violencia solía ser la causa más común esgrimida por las mujeres, la costumbre de los
hombres de humillar a sus esposas mediante abusos físicos se puso en tela de juicio en todos los hogares.
La naturaleza de la ceremonia del matrimonio también experimentó cambios.
La prostitución se prohibió el 21 Nivoso II siendo considerada por la Comuna como una práctica del antiguo
régimen y en cualquier caso innecesaria cuando había trabajo en las industrias de guerra. No obstante,
siguió siendo un último recurso clandestino para más de 20.000 mujeres en París.
Varias secciones de la capital empezaron a admitir mujeres en sus reuniones, y las secciones de Hommes
Libres y Panthéon reconocían su pleno derecho al voto. Sin embargo, Robespierre nunca se sintió
entusiasmado por la áspera militancia de las Ciudadanas, y en determinado momento anotó en su diario
(“clausurar las Mujeres Republicanas Revolucionarias”).
Lacombe se enfrentó a la Convención el 8 de octubre de 1793: “nuestro sexo tan sólo ha producido un
monstruo (María Antonieta), pero nosotras durante 4 años hemos sido traicionadas y asesinadas por
innumerables monstruos de sexo masculino. Nuestros derechos so los del pueblo, y si se nos oprime,
sabremos cómo oponer resistencia a la opresión”.
El 30 de octubre todos los clubes femeninos, incluyendo sesenta de las zonas provinciales, fueron
clausurados.
La presión de los grupos más militantes de los sans-culottes revelaron las tensiones en el seno de la alianza
popular del año II, aunque los logros de esta alianza no fueron menos impresionantes a finales de 1793. En
aquellos tiempos, las fuerzas republicanas dirigidas por un joven oficial de artillería, Napoleón Bonaparte,
habían vuelto a capturar Tolón y las tropas extranjeras habían sufrido importantes reveses en el noreste y
en el sureste. El descenso económico se había invertido y el poder adquisitivo del asignado permaneció en
el 48%. La rebelión de la Vendée fue sofocada y la revuelta federalista aplastada, ambas con un elevado
coste de vidas. Los meses de diciembre de 1793 y de enero de 1794 constituyeron el punto álgido de las
ejecuciones: 6.882 de las 14.080 personas sentenciadas por los tributos en el año del Terror murieron
durante estos meses.
Es este contexto tuvo lugar un debate crucial y profético acerca de la continuación y la dirección del Terror,
cuando jacobinos “moderados” como Dalton y Desmoulins exigieron el fin de los controles del Terror y la
aplicación de la Constitución de 1793.
Para Robespierre y especialmente para sus correligionarios, le Terror tenía un propósito mucho más
elevado que el de ganar la guerra simplemente. La visión de Robespierre de una sociedad regenerada,
virtuosa y abnegada era, para él, la única razón de ser de la revolución.
En cambio, para la mayor parte de la Convención el objetivo del Terror era la consecuencia de la paz, y los
controles económicos y políticos no eran más que imposiciones temporales y lamentables para alcanzar
aquel fin.
En contraste con los crecientes llamamientos a la disminución del Terror, Hébert y sus aliados preconizaron
otro alzamiento popular como la jeurnée del 5 y 6 de septiembre de 1793 -cuando los sans-culottes
impusieron su voluntad en la Convención Nacional- para impulsar el Terror. Con ello proporcionaron al
Comité de Salud Pública el pretexto para actuar contra ambas facciones: los “extremistas” y los
“indulgentes”. La contención del movimiento popular en París y demás lugares se consumó con la
ejecución de los Cordeleros (Hébert, Ronsin, Vincent, Cloots, y sus aliados) en marzo y la clausura de 39
sociedades populares.
Los partidarios de Robespierre decidieron tratar de moldear la opinión pública en nombre de una voluntad
y moralidad revolucionaria que aseguraban monopolizar.
Asimismo, las funciones policiales del Terror procuraban controlar cada vez más el contenido de las
representaciones teatrales. Desde finales de 1793, 150 obras fueron censuradas y reescritas o
rotundamente prohibidas.
En mayo, Robespierre tomó cartas en el asunto permitiendo que las obras del antiguo régimen se
representasen intactas, en un intento por resolver la tensión y utilizar material prerrevolucionario con fines
revolucionarios.
En noviembre de 1793 se presentaron cargos contra todos los antiguos recaudadores de impuestos.
Robespierre intervino para salvar la vida de uno de ellos. Lavoisier compareció ante el tribunal
revolucionario el 5 de mayo de 1794 para ser ejecutado el día 8.
¿Por qué existió el “Terror” en 1793-1794? ¿Fue la contrarrevolución la que hizo violenta a la revolución, o
fue la violencia revolucionaria de 1793-1794 una reacción desmesurada a la amenaza de una
contrarrevolución?
La mayoría de los historiadores, tanto marxistas como liberales, consideran que la revolución se basó en
sinceras creencias liberales en la tolerancia y el proceso judicial hasta que se vio forzada por las
circunstancias de una violenta contrarrevolución a poner en peligro algunos de sus principios
fundamentales. Recientemente, historiadores como Froncois Furet, Patrice Gueniffey y Simon Schama
argumentan que la mentalidad del Terror estuvo presente desde el inicio de la revolución en mayo de 1789
cuando los “patriotas” comenzaron a estigmatizas a sus adversarios como enemigos del nuevo orden social
en lugar de considerarlos simplemente como partidarios de puntos de vista opuestos. La existencia
creencia en 1789 de un “complot aristocrático”, que supuestamente pretendía matar de hambre e
inactividad a los parisinos, había sustentado el asalto a la Bastilla y los Días de Octubre, y se repetía cada
vez que los revolucionarios necesitaban explicar la oposición a sus políticas.
Schama su esencia no eran los derechos del hombre sino la matanza de inocentes.
Asumir que la esencia de la revolución era por consiguiente la violencia en sí misma es no comprender el
lenguaje mucho más poderoso del liberalismo y la regeneración: el intento de escapar de la intolerancia y
la violencia del antiguo régimen. Reducir el curso de la revolución a una corriente de intolerancia
emocional y obsesión paranoide con conspiraciones que culminaron en el Terror de 1794 es no
comprender las persistentes voces del liberalismo y la tolerancia y el modo en que el estallido de la guerra
transformó las divisiones políticas en cuestiones de vida o muerte. La contrarrevolución y las emociones
encontradas de pánico, agravio, orgullo y temor que suscitaba propiciaron el surgimiento de una actitud
dispuesta a creer que los enemigos eran omnipresentes. El Terror no puede comprenderse simplemente
como la expresión de una paranoia revolucionaria.
Mientras la amenaza militar persistiera, la existencia del Terror estaba justificada. Es cierto que, a finales
de la primavera de 1794, la ejecución de revolucionarios populares a la derecha y a la izquierda de los
jacobinos, y la escalada del Terror en tiempos de triunfos militares, desconcertaba incluso a los más
patrióticos de los sans-culottes.
El discurso de Robespierre ante la Convención el 26 de julio con su velada amenaza a ciertos diputados
cuyo nombre no se mencionó, proporcionó el motivo para la reacción. En su arresto al día siguiente, no
puso buscar apoyo en el movimiento de los sans-culottes, abrumado por las medidas impuestas por los
propios jacobinos, la muerte de sus lideres y el desconcierto de los asalariados. Tan sólo 17 de las 48
secciones respondieron a los llamamientos para salvarle, pero pronto se dispensaron. Robespierre se
disparó en la mandíbula, al parecer en un intento de suicidio. Subió a la guillotina agonizante el 28 de julio.
Finalmente, más de 80 “robespierristas” fueron guillotinados. La caída de Robespierre y de sus partidarios
de julio de 1794. Representó el fin de un régimen que había abanderado dos propósitos gemelos, el de
salvar la revolución y el de crear una nueva sociedad. Había alcanzado el primero de ellos, a muy alto
precio, pero la visión del abnegado y virtuoso guerrero cívico que simbolizaba la nueva sociedad había
dejado de existir. Los hombres de la Convención que se alegraron de la caída de Robespierre fueron sus
viejos enemigos los girondinos, junto con sus antiguos partidarios que consideraron conveniente absolver
su aquiescencia en el Terror vaciando sus conciencias en la tumba de su líder.
CLASE 4: Revolución francesa (III). Napoleón: Consulado e Imperio.
Bibliografía: Ellis (capítulos 3 y 5) – Transcripción Audio
Es un poco engañoso incluir a Napoleón dentro de la unidad de Revolución Francesa porque en general el
debate historiográfico coincide en que la etapa de Napoleón ya no es parte de la Revolución sino que tiene
que ver con otro proceso distinto, es más como sostiene Ellis en el capítulo 5 hay más puntos en común
entre Napoleón y el antiguo régimen que entre la revolución y Napoleón.
Con la caída de Robespierre el proceso revolucionario o finaliza o entra en otra etapa totalmente distinta
sobre todo en un punto central: a partir del Directorio (desde 1795 hasta su finalización en 1799) se va a
apuntar a desactivar la participación popular. Las autoridades ya ven como una amenaza muy grande el
movimiento de Sans Culottes, los clubes revolucionarios como el de los cordeleros y otros clubes y
sociedades que había en ese entonces en el interior de Francia y van a apuntar a desactivas ese
movimiento.
Ya con Robespierre ya se empieza un poco a vivir esta desactivación, pero Robespierre no quería terminar
con las reformas, aunque si controlar el movimiento de los sectores populares.
A partir de 1795 la Convención adopta una nueva constitución que se va a llamar oficialmente la
Constitución del año 3 que va a crear el Directorio.
Directorio: poder ejecutivo colegiado que apuntaba, como dice Ellis, el dominio de las élites republicanas
de los propietarios y profesionales. Desaparece la elección directa y universal para el parlamento, para los
cargos municipales y magistrados locales que preveía la Constitución del año 1 (la de 1793 que no se había
puesto nunca en funcionamiento, pero había sido creada para ese fin). El objetivo del Directorio y de la
Constitución es limitar el poder de los Sans Culottes y preservar una República conservadora también de la
amenaza de una restauración monárquica o de una dictadura. Es decir, no se vuelve a una situación previa
(los dirigentes de la etapa del directorio se reconocen como revolucionarios) pero quieren desactivar esas
posibles amenazas tanto la situación popular, según ellos, desbordada o descontrolada; como esa
concentración de poder en una sola persona como fue la fase de Robespierre y también seguir impidiendo
una restauración monárquica debido a la guerra que sigue en curso que si bien se consiguen éxitos
militares sigue existiendo la amenaza de los emigrados coaligados con las monarquías europeas.
En esta etapa empieza a aparecer y despuntar la figura de Napoleón Bonaparte, un joven general del
ejército que va a ser convocado en 1795 por primera vez a aplastar una insurrección realista contra el
Directorio. Los realistas se sublevan porque fueron excluidos de las elecciones para la Convención por un
decreto que emite el Directorio, por ende se confía a Napoleón controlar dicha insurrección.
Aunque es a partir del año siguiente (1796) cuando la figura de Napoleón comienza a ser influyente dentro
de la política francesa. Este es el año de la campaña de Napoleón en Italia. Las campañas de Napoleón en
el exterior van a agigantar su figura dentro de Francia. En este año obtiene una serie de victorias en Italia,
va a tener una gran campaña publicitaria su campaña militar. Esto va a provocar otro proceso dentro de
Italia que es el nacimiento del Nacionalismo Italiano.
Lo mismo va a suceder en 1798 con la campaña de Napoleón en Egipto. Este le había presentado al
Directorio un plan de expedición para colonizar Egipto que en ese entonces era una provincia del Imperio
Otomano, con el objetivo de proteger intereses comerciales franceses y cortar la ruta de Gran Bretaña
hacia la India.
El Directorio, preocupado por el costo, aprueba rápidamente la empresa ya que podía de esta manera
sacar a Bonaparte del centro de poder ya que su figura se estaba agigantando. El directorio quedo imbuido
de internas y de un vacío de poder que jamás pudo solucionar, es decir, ante la desaparición de una figura
tan fuerte y que había concentrado el poder como Robespierre el Directorio jamás puede estabilizarse ni
lograr un mando unificado para seguir paleando los problemas internos sobre todo el de la inflación y de la
falta de alimento (con los problemas periódicos del hambre que nunca logra desaparecer), junto con
mantener firme el mando de los ejércitos en el exterior.
En ese vacío de poder y frente a una figura que va creciendo, Napoleón Bonaparte da un golpe de estado al
Directorio (que se conoce como el Golpe de Estado del 18 del brumario que corresponde al 9 de
noviembre de 1798), aquí se entra en otra frase todavía pudiéndose considerar Republicana (porque no se
elimina la República). Se adopta una nueva Constitución en 1799, que es la Constitución del Año 8 que abre
un nuevo período institucional que es el del Consulado. Esta constitución dicta “ciudadanos la Revolución
que se basa sobre los principios que la iniciaron a finalizado”. Por lo que formal o institucionalmente esta
constitución declara la finalización de la Revolución. Aunque el debate historiográfico considera que es
simplemente una declaración formal y que fue en 1974 con la caída de Robespierre (aunque algunos quizás
la extienden un poco más hasta 1799).
La declaración del Consulado establecía:

 Establecía 3 cónsules provisionales, uno es Napoleón, Sieyés (el cual había escrito el panfleto de
¿qué es el tercer estado?) y Ducos. Es un cónsul divido en tres personas.
 Un senado conservador.
 Un parlamente bicameral.
 La creación de los Senatus Consultum que le van a permitir aumentar el poder a Napoleón para
obturar proyectos de las cámaras legislativas.

1era etapa del consulado: entre 1799 a 1802. Napoleón va concentrando funciones civiles y
militares en su persona. Esto se termina de reflejar en una nueva reforma constitucional en 1802 que ya
crea el consulado vitalicio, es decir, mantiene los tres cónsules, pero el de Napoleón es de forma vitalicio
que va a durar entre 1802 y 1804, mientras los otros dos son sustituibles.
Esta constitución se aprueba con plebiscito con un padrón reducido, es una votación ciertamente simbólica
o ficticia, porque fue aprobada ampliamente por la ciudadanía francesa (por el SI votan 3.500.000
franceses y por el NO 8.000).
2da etapa del consulado (CONSULADO VITALICIO): a partir de 1802 aproximadamente en adelante ya
empiezan las reformas napoleónicas. Se pueden dividir en 2 aspectos el mandato de Napoleón, tanto en la
fase de consulado como en la imperial:
1) Reformas del Estado: que va a dejar una huella duradera y perdurar en el tiempo en el interior de
Francia.
2) Campañas militares y el restablecimiento de una nobleza imperial (a lo que se dedica el capítulo 5
del texto de Ellis).
Los primeros años de consulado vitalicio, que empieza en 1802 y los primeros años del Imperio, que
empieza en 1804 son los años de las reformas internas.
Reformas importantes del mandato de
Napoleón

Centralización de la administración: es un proyecto viejo porque ya la monarquía ilustrada intentaba


y apuntaba a ser un estado centralizado (en el Antiguo Régimen hay una serie de intentos de
centralizar la justicia, el poder militar, el poder de recaudación de impuestos). La Revolución también
tiene este proyecto, pero por las características propias del proceso no se logra. Y es Napoleón el
que lo hace.
La principal figura que aparece es la de los prefectos, es decir, dividir a Francia en 98 departamentos
y nombrar él mismo (Napoleón) a los 98 prefectos. Estos son hombres con experiencia
administrativa y que vienen de la Revolución. Desde acá se empieza a gestar el concepto de la
meritocracia napoleónica, ya que Napoleón va a privilegiar la capacidad en el manejo del Estado o de
lo público antes que el apellido en cuanto hablamos de crear una élite administrativa, una burocracia
estatal.
Ellis: “¿hasta que punto se justifica el término de meritocracia aplicada a veces al sistema de
gobierno de Napoleón? Napoleón estableció reglas claras para la formación de sus funcionarios. La
experiencia profesional era la base del reclutamiento administrativo y la antigüedad en el servicio
era el criterio que se utilizaba normalmente para el ascenso de los funcionarios, pero también se
descubre que ciertos talentos realmente tenían más importancia que otros”.
De los 98, 76 habían servido en varias asambleas revolucionarias.

El Ministerio de Policía: si bien es creado por el Directorio, es ampliado otorgándole mayores


atribuciones con Napoleón. Va a estar a cargo de un funcionario llamado Fouche que monta un
sistema muy eficaz de informantes a base de contactos entre sectores populares, técnicas de
interrogatorios que van a tejer una red de información interna que le va a permitir a Napoleón
detectar cualquier posibilidad de levantamiento o de confabulación interna de sectores realista y
opositores en general.

Reorganización de las finanzas: crean el ministerio de finanzas y el ministerio del tesoro. Se


reorganiza la recaudación de impuestos, se mejora la contabilidad pública, se crea el Banco de
Francia y aparece una nueva monera (el Franco). Estas medidas logran una estabilización importante
a partir de los ingresos extraordinarios obtenidos a causa de los territorios conquistados por
Napoleón sobre todo a partir de 1805 – 1806.

Reforma del sistema judicial: aparece primero el nombramiento de jueces civiles y criminales
vitalicios por parte de Napoleón. Se crean tribunales especiales.
La aparición y creación de los Códigos: el código civil de 1804, el código de procedimiento civil de
1806, el comercial de 1807, el de instrucción criminal de 1808, el de procedimiento criminal y el
código penal en 1810. Estos último endurecen el sistema de castigos legales para los delitos
criminales apuntando sobre todo a frenar o penalizar cualquier tipo de protesta obrera en las
ciudades.
El código civil es que el que va a tener mayor perdurabilidad (y va a ser exportado, como el nuestro).
Tenía 2281 artículos establece, entre otras cosas:

- Reafirma el principio de la igualdad legal


- Derechos personalísimos
- Señala la extinción definitiva del feudalismo y cualquier rastro de figura señorial en todas sus
formas.
- Se reconocía el título legar de anteriores ventas de tierras nacionales confiscadas a la iglesia
de los emigres. Se reconoce a los nuevos propietarios que adquirieron esas tierras.
- Los derechos legales de las mujeres de herencia y en el divorcio fueron reducidos con
relación a lo establecido durante la revolución (emancipación parcial en 1792). Acá aparece
un retroceso.

CONCORDATO: en 1801, con su firma se cierra el conflicto con la Iglesia Católica. Es un acuerdo
entre el Estado Frances y el Vaticano (entre Napoleón y Pío VII).
Ellis (página 82): “en la religión, como dijo Napoleón en un famoso comentario, no veo el misterio de
la encarnación sino el del orden social. También estaba muy interesado en conseguir el
reconocimiento papal a su golpe de estado (el del 18 brumario) al creer que lo ayudaría a pacificar
La Vendee, a separar a los emigres (emigrados) de los borbones exiliados y a facilitar la asimilación
de áreas muy católicas aleccionadas u ocupadas como Bélgica, la orilla izquierda del Ring y el
Piamonte”.
Napoleón firma el concordato con intereses estratégicos, es decir, con objetivos meramente
instrumentales (estos que establece Ellis) buscando terminar con el conflicto con la Iglesia Católica.
Algunos puntos de este acuerdo: (el gran ganador es Napoleón)

 Napoleón reconocía a la Iglesia Católica como la religión de la enorme mayoría de los


ciudadanos franceses.
 Pío VII reconoce formalmente la legitimidad de la República Consular (del consulado).
 Todos los obispos y los clérigos estarían obligados a un nuevo juramento en el altar al
gobierno consular.
 Napoleón agrega unilateralmente, después de la firma del acuerdo los que se llaman los
artículos orgánicos, que son 77 epígrafes (¿?) donde se restringen los derechos y poderes que
el papa había querido recibir en el primer acuerdo.
 No se restituyen las tierras confiscadas durante la Revolución, es decir, la iglesia no recupera
las tierras perdidas.
Ellis (página 156): “en el concordato de 1801 Pio VII reconoció formalmente, de una vez por todas,
las pérdidas de las propiedades eclesiásticas enajenadas en la República francesa y ni exigió ni
recibió una compensación económica. También Se suprimen las leyes revolucionarias que habían
eliminado las antiguas órdenes regulares”.

Una segunda faceta de la figura de Napoleón empieza con el Imperio (a partir de 1804 donde se inicia el
primer imperio francés que va a perdurar hasta 1815). Aparece con una nueva constitución, que es la
Constitución del año 12 que, formalmente, es el fin de la Republica francesa (de la primera república
francesa en realidad, ya que a lo largo de su historia Francia va a tener otras, incluso la actual es la quinta
república). Una República que había nacido en 1792 con la caída de la monarquía, y que termina
formalmente en 1804, aunque ya el período del consulado vitalicio tenía más que ver con un Imperio que
con una República.
El Imperio es la fase de las expansiones militares (ver mapas anexos). Napoleón “intenta imponer” la
Revolución a otras regiones, sobre todo con respecto al articulado del Código Civil y otras regiones que va
conquistando.
Tiene un ciclo de varios triunfos que va a terminar con la Batalla de las Naciones (en octubre de 1813)
donde comienza un retroceso y repliegue hacia Francia, hasta que es detenido Napoleón (los 100 días),
vuelve, retorna a Francia y en la batalla de Waterloo (en el territorio de Bélgica el 18 de junio de 1815) es
finalmente derrotado y es llevado a la isla de Santa Elena donde fallece años después.
En cuanto a la expansión militar napoleónica hay dos frentes bien marcados:
1) Expansión hacia Europa Oriental y la campaña a Rusia
2) Expansión hacia Occidente y la invasión a España. Napoleón invade España en un supuesto paso
hacia Portugal que sería el objetivo final. En este paso se instala, se producen todas las
abdicaciones dando el fin a la monarquía española y la instalación del hermano de Napoleón (José
Bonaparte) como el nuevo rey de España. Ahí se produce el levantamiento del pueblo español, la
creación de las cortes y demás. Es un levantamiento y un proceso muy cruento el español:
Cuadro de Goya “El 2 de mayo en Madrid la lucha contra los mamelucos”:

Cuadro de Goya, "El 3 de mayo en Madrid los fusilamientos de la montaña del príncipe Pio" (1814):
Dos estampas de Goya de la colección "Desastres de la guerra":

Película “Los fantasmas de Goya” (refleja este proceso).

Hay otras cuestiones sobre el expansionismo militar, como la creación de los Notables y la reconstitución
de una nobleza imperial.
Ellis (página 159): “la reaparición del concepto de notabilidad en la vida pública del consulado sin duda
atestigua la visión jerárquica que tenía Napoleón de la sociedad francesa, pero quizá también,
indirectamente, refleje la superficialidad de la retórica igualitaria durante la década revolucionaria”.
Es decir, que, en muy poco tiempo, a pesar de las reformas de la Revolución (que fueron grandes)
rápidamente aparecen estos notables. Y aparecen las primeras listas de notables ya en la fase del
consulado en 1801. Desde 1802 ya con el consulado vitalicio gana preeminencia un concepto plutocrático
de notable, es decir, el de los contribuyentes que más impuestos pagan sobre la tierra. En la primera lista
de notables hay mayor preminencia de la primera elite administrativa, es decir, en hombres formados en
empleos de la administración local y en servicios legales, pero con el correr de los años la riqueza comienza
a tener un peso mayor.
Lo segundo que aparece con el imperio es la nobleza imperial, ya en 1806 se crean 22 grandes Feudos
Ducales del Imperio (así se llama oficialmente), a partir de tierras conquistadas en Italia. Napoleón empieza
a donar, principalmente a sus altos mandos militares (sobre todo a los mariscales y a los ministros), tierras
que va conquistando lo que Ellis llama “el sistema del botín”. Pero a partir de marzo de 1808 se crean los
títulos de Conde de Barón y de Caballero del Imperio. Se establecen criterios para ser elevados a esta
nueva nobleza imperial, y a partir de este año se reconstituye la nobleza imperial. Luego van a aparecer los
títulos de príncipe y de duque.
Pregunta de parcial: ¿Qué tiene de nuevo esta nobleza imperial y que tiene de viejo respecto a la nobleza
del antiguo régimen?
- Los títulos de nobleza se establecen en un mundo que ya no es feudal, es decir, los que reciben este
título ya no tienen una justicia señorial propia ni recaudan impuestos a cuenta propia (para su
propia riqueza personal) esta es la gran diferencia con respecto a la nobleza del antiguo régimen. La
nobleza imperial es una nobleza creada desde el Estado, y de un Estado centralizado en vías de
modernización (el napoleónico).
El origen de esta nueva nobleza: el 58% eran de origen burgués, el 22% eran antiguos nobles, el 19,5%
provenían de las clases populares (sobre todo del ejército).
Ellis (página 72): “el imperio napoleónico se parecía más a la monarquía absoluta bajo otro título. La
soberanía, una vez más, se identificaba con una persona, tras su asociación selectiva a la Nación o al
pueblo en diferentes momentos durante la Revolución” Frase para problematizar.
Que el poder se concentra en una sola persona y que se establecen nuevamente los títulos nobiliarios no
significa que se vuelve al antiguo régimen, pensar esto sería erróneo.
Con relación a este tema (y el concordato) ver cuadro de David del Anexo.
Napoleón tiene el deseo de restituir y establecer una dinastía napoleónica con la expansión del imperio
Napoleón va nombrando en diferentes territorios a hermanos o cuñados con el objetivo de reconstruir una
monarquía napoleónica que se un proyecto que no se va a poder concretar, con la caída de Napoleón en
1815.
Ellis (página 172): (con respecto al código napoleónico, que sería el código civil) “sin embargo, no cabe
duda de que el código civil señaló la última y definitiva extinción legal de las últimas expresiones legales
supervivientes en todas sus formas en la propia Francia”. Y sigue en otra cita: “fue verdad especialmente
en el caso de aquellas tierras que, como Bélgica, la orilla izquierda del Ring y el Piamonte Liguria estaban
más cerca de Francia y estuvieron expuestas durante un período más largo a su gobierno, pero muy lejos y
en territorios subordinados por Napoleón la política oficial que apuntaba a la des feudalización, a la
racionalización y a la modernización había tenido un efecto mucho menos profundo hacia 1815”.
Lo que dice esta frase de Ellis es que este proyecto de Napoleón de exportar el código napoleónico a las
regiones conquistadas fueron muchos más efectivas en los territorios más cercanos Francia y donde la
conquista duro más tiempo, que en aquellos sectores más alejados respecto a Francia.
Dos aspectos de Napoleón:

 Reformas internas
 La expansión imperial a partir de 1805-1086 no poniendo tanto el foco en los aspectos militares o
estratégicos, sino en la idea napoleónica de reconstruir una nobleza imperial (reapareciendo el
concepto de Notables al interior de Francia) y reapareciendo una monarquía concentrada donde
puede establecerse alguna similitud con el antiguo régimen pero que las diferencias en cuento a la
organización del estado también eran grandes.
Película: “Napoleón” (biografía de Napoleón desde temprana edad, desde Córcega hasta su campaña en
Italia).
ANEXO:
Cuadro de J.L. David, "La consagración de Napoleón":

Ficha elaborada por Stella:


https://mymodernmet.com/es/jacques-louis-david-muerte-de-marat/
Otro material:
Desiree (Henry Koster, 1954): https://youtu.be/SqMPMlOWEzM?t=3090 [Coronación de Napoleón (51:30 a
53:10) del film Désirée (Henry Koster, 1954)]. 

Mapas:
Disparador para pensar a Napoleón a partir del autor Ellis:
Según el autor, “El Imperio napoleónico se parecía más a la Monarquía absoluta bajo otro título. La
soberanía una vez más se identificaba con una persona, tras su asociación selectiva a ‘la nación o al
‘pueblo’ en diferentes momentos durante la Revolución” (Ellis, p. 72). ¿Coincidís con la frase? ¿Por qué? 
Resumen Geoffrey Ellis
NAPOLEÓN
EL CONCORDATO:
El Concordato con el Papa en 1801 se ha considerado con frecuencia como uno de los actos más
conciliatorios y admirados en los primeros tiempos del Consulado. La iglesia francesa llevaba inmersa en
una profunda crisis desde el conflicto de la Constitución Civil del Clero (julio de 1790), con disposiciones
para aumentar la cantidad y la regularidad de los sueldos de los párrocos, quizá hubiera sido bien recibida
de facto por la mayoría sino fuera por la obligatoriedad de jurar la Constitución Civil, lo cual les causó una
gran crisis de conciencia, sobre todo una vez que el Papa hubiese rechazado la medida y dado
instrucciones al clero francés de negarse a jurar en marzo y abril de 1791. Todos los obispos, menos siete,
obedecieron al Papa y los clérigos de menor grado se dividieron más o menos por igual. A partir de
entonces, muchos sacerdotes refractarios se unieron a los monárquicos en el movimiento
contrarrevolucionario.
Una de las herencias que Napoleón recibió de la Revolución fue una iglesia dividida y totalmente aislada de
Roma. Horrorizado por los excesos de la campaña de los militantes jacobinos para descristianizar en 1793-
1794, el gobierno Montagnard se había enfrentado a los principales responsables, pero sin lograr aplacar a
los millones de fervientes católicos. El 21 de febrero de 1795, el régimen termidoriano había reconocido su
incapacidad para establecer una iglesia constitucional, cuando proclamó la libertad de cultos a la vez que le
negaba subsidios estatales. En 1798 el Directorio había impuesto sus principios republicanos seculares con
una nueva ola de medidas represivas contra el clero que no había jurado.
La iglesia refractaria había salido del Directorio con más fuerza espiritual y material que la iglesia
constitucional, unos pocos miles de clérigos murieron a manos de los revolucionarios, muchos más
tuvieron que exiliarse y sus edificios fueron saqueados en busca de metales precisos y otros materiales
útiles. Un gran número de sacerdotes que no habían jurado lograron sobrevivir a esas dificultades sin sufrir
daños físicos ni exilios prolongados, encontrando comida y cobijo en retiros clandestinos, normalmente en
comunidades rurales, en las que continuaban ejerciendo a través del antiguo rito católico. Esto animó a los
católicos a responder con más fuerza y más abiertamente. No hubo solamente un renacimiento religioso,
sino también clerical. Fue “no oficial”, era más pronunciado en las mujeres que en los hombres, y favorecía
casi en su totalidad a los clérigos refractarios. Hufton considera que el Concordato solamente restauró una
jerarquía y proporcionó una situación legal, concertó la paz con Roma, y permitió al pueblo confiar su
bienestar espiritual a profesionales.
Napoleón se daba cuenta perfectamente del creciente espíritu religioso entre las comunidades católicas.
Pío VI había muerto en manos francesas en Valence en agosto de 1799 y la elección en marzo de 1800 de
un nuevo Papa. Pío VII ofreció al primer Cónsul una oportunidad favorable para la reconciliación con Roma.
Sus motivos no eran espirituales, sino pragmáticos. En la religión, como dijo Napoleón, “no veo el misterio
de la Encarnación, sino el del orden social”, estaba muy interesado en conseguir el reconocimiento papal a
su golpe, al creer que le ayudaría a pacificar La Vendée, a separar a los emigres de los Borbones exiliados, y
a facilitar la asimilación de áreas muy católicas anexionadas u ocupadas, como Bélgica, la orilla izquierda
del Rhin y el Piamonte.
En 1800, Napoleón hizo sus primeras propuestas a Roma. Pío VII pudo ver evidentes ventajas de un
acuerdo para la Iglesia, pero su reacción inicial fue de sospecha. El temor a una ocupación francesa de los
Estados Pontificios fue lo que le convenció en septiembre de ese año para mandar a Spina y Caselli en
calidad de plenipotenciarios a París. Fue un proceso de negociaciones seretas difícil, laborioso, y
prolongado. Al aumentar su impaciencia, Napoleón decidió adoptar tácticas más rudas aprovechándose de
la paz con Austria en Lunéville (9 de febrero de 1801), al reforzar su posición en Italia y obligar al Papa a ser
más dócil. Envió a Cacault, un agente diplomático, para presionarle directamente a Pío en roma, y en mayo
de 1801 le entregó un ultimátum. A pesar de la repetida insistencia de Napoleón para un rápido acuerdo,
no hubo ninguno hasta que Bernier, José Bonaparte y Crétet (por parte de la República Francesa), y
Consalvi y Spina (por parte del pontificado) firmaron por fin el Concordato a las dos de la mañana del 16 de
julio de 1801. Fue ratificado en Roma el día 15 de agosto y en París el día 10 de septiembre de ese año.
El Concordato era un documento breve. Napoleón no quería ni una religión estatal ni una Iglesia
establecida con privilegios constitucionales. Reconoció que la Iglesia Católica Romana era “la religión de la
enorme mayoría de los ciudadanos franceses”. Se ejercería libre y abiertamente en Francia. Pío VII
reconoció formalmente la legitimidad de la República Consular. Las diócesis francesas se reorganizarían
con la conformidad de las dos partes, y los obispos titulares dejarían el cargo si fuese necesario, a la espera
de ser nombrados de nuevo o relevados por otros. El primer Cónsul propondría todos los candidatos a
arzobispados o a obispados. Todos los obispos y clérigos estarían obligados a un nuevo juramento de
lealtad al gobierno Consular. Los obispos deberían delimitar de nuevo las parroquias de su diócesis. El
nombramiento del clero parroquial en manos de los obispos debía contar igualmente con la aprobación del
Gobierno. Los obispos podían establecer una Catedral y un seminario en su diócesis, pero sin la garantía de
subsidios estatales. Sin embargo, el gobierno garantizaría “un sueldo adecuado” para obispos y párrocos.
El artículo 12 ponía todas las iglesias metropolitanas, las catedrales, las parroquias y otras iglesias no
enajenadas necesarias para el culto a disposición de los obispos. El Papa dio la solamente garantía de que
ni él ni sus sucesores molestarían de forma alguna a los que habían adquirido tierras de la iglesia y que
ahora disfrutaban de las rentas adscriptas, y de que los derechos de propiedad de sus herederos también
se respetarían.
El Concordato no se publicó formalmente en París hasta el Domingo de Resurrección (8 de abril) de 1802,
siete meses después de su ratificación. El día 7 de octubre de 1801, Napoleón había establecido una
dirección general de cultos, dentro del Ministerio del Interior, y había nombrado a Portalis, un consejero
de Estado, para encabezarlo. Había ordenado la preparación de los “artículos orgánicos” y éstos se
añadieron al Concordato de forma unilateral y se publicaron al mismo tiempo. Pío VII ni siquiera fue
consultado sobre sus detalles, ni mucho menos dio su aprobación previa.
Los artículos orgánicos, un código detallado de 77 epígrafes, restringiendo enormemente los derechos y
poderes que el Papa había creído recibir en julio, sometieron a todo el entramado eclesiástico a un control
gubernamental mucho más severo. Se reconstituyó la jerarquía eclesiástica de arzobispos, obispos,
párrocos, vicarios, y subordinados, pero ahora estaba insertada en la estructura administrativa del Estado y
encima, reducida. Francia fue dividida en 10 arzobispados, 60 obispados, y tan sólo unas 3.000 parroquias.
Se establecieron condiciones estrictas para los nombramientos a obispados para franceses en exclusiva, de
más de 30 años.
Napoleón también asumió la competencia sobre una amplia gama de asuntos eclesiásticos internos. La
anterior función de la Iglesia de registrar nacimientos, fallecimientos, matrimonios y otras estadísticas
vitales ya había sido absorbida por el Estado durante la década de 1790. Napoleón mantuvo ese sistema.
Reclamó el derecho a interceptar e inspeccionar las comunicaciones pontificias con Francia, e incluso a
entrometerse en la formación del clero.
Los artículos orgánicos estipulaban que el Estado pagaría los sueldos del clero, pero no los gastos de
mantenimiento de las estructuras de las iglesias. Un arzobispo recibiría 15.000 francos al año, un obispo
10.000, y un párroco 1.000 o 1.500. Sin embargo, en la práctica había muy poca seguridad económica para
la mayoría del clero de rango inferior. Aproximadamente el 80% del clero parroquial se consideraban
transeúntes y servirían en puestos secundarios a placer de los obispos. El clero de la concordia se convirtió
bien en funcionario con sueldo, o en servidores provisionales del Estado.
¿Hasta qué punto el régimen de la concordia ayudó a impulsar nuevas ordenaciones sacerdotales? Se
puede responder a esta pregunta a largo plazo. Se trata esencialmente del clero seglar, ya que el
Concordato no anuló las leyes revolucionarias que habían suprimido las antiguas órdenes regulares y no
contempló su restauración. Cuando Napoleón abdicó por primera vez en abril de 1814, apenas había
36.000 seglares. Entre 1802 y 1814, el número de nuevas ordenaciones en Francia fue sólo de unas 6.000,
algo inferior al número de fallecimientos de sacerdotes durante esos años, y algo superior al promedio
anual, al término del Antiguo Régimen. Napoleón no hizo ningún esfuerzo para animar a nuevas
ordenaciones. Los jóvenes ordenantes no estaban exentos del servicio militar y estaban sujetos a
restricciones de edad para su vocación. El clero seglar tendió a ser un grupo envejecido y la progresiva
“ruralización” de la iglesia de la concordia realmente acentuara una vieja tendencia en Francia. El
Concordato mismo provocó un leve movimiento, compuesto por católicos recalcitrantes que opinaban que
el Papa había sobrepasado su autoridad personal al aceptar algunas de las exigencias de Napoleón.
Napoleón consideraba el Concordato la parte más importante de una reorganización general de la vida
religiosa de sus súbditos. Al menos oficialmente, el Código Civil de 1804 les concedería a todos la libertad
religiosa. En ese momento había en Francia 480.000 calvinistas y 200.000 luteranos. Napoleón decidió que
el Estado asumiría la responsabilidad de los sueldos de sus pastores a partir de 1804. Era reacio a extender
esta última disposición a las comunidades judías, muy inferior en número y después estableció el Gran
Sanedrín de los Rabinos Europeos en 1807. Aun así, bajo Napoleón la condición civil de los judíos fue algo
más ambivalente de lo que hubiesen deseado tras su teórica emancipación tras las leyes revolucionarias de
1790 y 1791, que de hecho jamás se habían cumplido íntegramente. Los protestantes franceses eran libres
de participar de forma mucho más activa en la vida pública del Consulado y del Imperio, particularmente
en zonas del sur y del este. También se mantuvieron firmes en sus tradicionales posiciones en la banca y el
comercio.
Aunque consternado por los términos de los artículos orgánicos y la manera de publicarse, Pío VII
consideró más oportuno evitar una discusión trascendental acerca de su aplicación durante los primeros
años. El Papa finalmente estuvo de acuerdo en viajar a París para la Coronación Imperial en diciembre de
aquel año. Pero no podía continuar indefinidamente la representación pública de las relaciones Iglesia-
Estado como el golpe maestro de la habilidad política de Napoleón. Aquellas relaciones empeoraron
constantemente a partir de 1805 y la gran ruptura que se produjo a continuación.

LA REORGANIZACIÓN DE LAS FINANZAS FRANCESAS


Era conveniente para la propaganda de Napoleón interpretar toda la década anterior a Brumario como un
período de imprudencia y caos financiero. El papel moneda (assignats), cuya circulación obligatoria databa
de abril de 1790. Su rápida depreciación y la correspondiente subida de precios fueron la causa de
periódicas crisis de subsistencia y de las insurrecciones populares provocadas, especialmente, en los años
1792-1795. Las sucesivas y despilfarradoras emisiones de assignats sin duda estimularon la venta de las
tierras nacionales confiscadas a la Iglesia en noviembre de 1789 y posteriormente a los emigres en julio de
1792. Las condiciones de las ventas, escalonadas en plazos de 12 años, hubieran sido favorables incluso sin
el beneficio añadido de hacer frente a los pagos con billetes depreciados, y el Estado resultó perdedor. Los
assignats también se habían utilizado como artilugio fiscal para cubrir los gastos urgentes de gestionar el
Estado. Esa política se convirtió en una práctica más o menos rutinaria cuando aumentaron continuamente
los costes de la guerra a partir de abril de 1792.
Fue necesaria la hiperinflación de 1795 para hacer pensar en una política monetaria más razonable. Al
principio del Directorio, en febrero de 1796, se habían abolido los assignats, pero incluso entonces se
prolongó el experimento de papel moneda a través de un sustituto interino: los “mandatos territoriales”,
llamados así porque también estaban avalados nominalmente por adelantos sobre recibos de futuras
ventas de tierras nacionales. La “bancarrota de los dos tercios” (septiembre de 1797) había señalado otro
conocido repudio de las restantes obligaciones sobre la deuda pública. Nada de esto había contribuido a
restituir la confianza en la solvencia del Estado, ni a remediar el problema crónico de atrasos en el cobro de
impuestos.
Al menos oficialmente, Francia había vuelto a una política de moneda de metal a finales de 1797. El día 7
de abril de 1795, la Convención había sustituido a los antiguos livre tournois con el franco de plata como la
unidad oficial de divisa. Una ley del 15 de agosto había establecido, sin fijar la proporción de plata-oro, que
su contenido de plata sería de 5 gramos, y que se acuñaría en valores de 1, 2 y 5 francos. Estas medidas
deflacionistas habían intensificado la depresión económica de los años 1797-1799, sobre todo en las zonas
rurales, donde la nueva especie era escasa y seguían circulando monedas devaluadas y extranjeras. El
legado financiero del Directorio fue pobre en general, pero se había hecho antes de Brumario al menos
parte del desagradable trabajo de cimentación para una política monetaria “dura”.
Principales reformas financieras elaboradas bajo Napoleón:

 División funcional más clara entre el Ministerio de Finanzas (el departamento central de
recaudación) y el Tesoro (el departamento central de desembolsos).
 Reforma monetaria
 Reorganiza la recaudación de impuestos, tantos directos como indirectos.
 Fue introducido un sistema de contabilidad pública mucho mejor.
Una característica de todo el sistema era la estabilidad del personal en los puestos altos de los
departamentos financieros claves. Gaudin aceptó el cargo de ministro de Finanzas por Napoleón (en 1799),
lo mantuvo hasta la primera abdicación en abril de 1814, y lo recuperó de nuevo durante los Cien Días.
Cuando el Tesoro obtuvo la categoría de ministerio, se le confió primero a Barbé-Marbois (1801-1806) y
después a Mollien, que ostentó el cargo durante el resto del Imperio y también durante los Cien Días. Éstos
fueron los principales responsables de proporcionar la pericia financiera de la cual Napoleón carecía,
siendo asistidos por varios funcionarios capaces con años de experiencia.
El logro más destacado de Gaudin fue la mejora del sistema de recaudación de impuestos. La mejora en la
recaudación y la distribución mas equitativa del impuesto básico sobre la tierra, tasado sobre los ingresos
agrarios, aseguraron que al término del consulado en el Año XII (1803-1804), su valor dentro de las
fronteras francesas de 1792 fuese de unos 206 millones de francos. La introducción de registros de tierras
más eficaces en 1802 ayudó a estabilizar los ingresos, hasta que los aumentos en los costes de guerra de
1812-1814 deshicieron buena parte del trabajo anterior. Los impuestos sobre rentas personales y
empresariales recaían principalmente sobre los pueblos, pero seguían siendo difíciles de definir y de
recaudar. De unos 60 millones al principio del Consulado, los ingresos disminuyeron notablemente a partir
de septiembre de 1803, cuando en las localidades más grandes se sustituyeron los impuestos por otros
más severos sobre el consumo. Los recargos fiscales databan del 1 de diciembre de 1798 y continuaron,
incluso aumentados, durante el Consulado y el Imperio. Su objetivo principal era el de cubrir los crecientes
gastos en las localidades donde eran recaudados.
Los impuestos indirectos menos populares del Antiguo Régimen habían sido abolidos por la Asamblea
Constituyente, pero la suposición de que podrían ser integradas las levas compensatorias con los nuevos
impuestos directos no había funcionado en la práctica. Las recaudaciones en las aduanas también se
habían resentido de las pérdidas en comercio exterior durante las guerras marítimas de 1793-1799.
Enfrentado a crecientes déficit en las finanzas locales, el Directorio había autorizado de nuevo la
implantación del octrois urbano sobre ciertos productos en octubre y diciembre de 1798. Las reformas de
Napoleón en este campo fueron reforzadas cuando un nuevo departamento central de impuestos se
estableció en 1804 para consolidar la recaudación sobre el tabaco, las bebidas alcohólicas, los naipes, el
transporte público, las mercancías de oro y plata y otras mercancías o servicios. En 1806, la sal fue añadida
a la lista, y en diciembre de 1810 la manufactura y el comercio de tabaco fueron separados y puestos bajo
un monopolio estatal. A la vez que los déficit en los impuestos directos seguirían desbaratando los ingresos
públicos, aumentaba la relativa importancia de los droits réunis. En 1813, suponían alrededor del 25% de
los ingresos totales del Estado. Sumando los aranceles y los recargos por timbres y diversos registros,
constituían la tercera fuente importante de ingresos públicos.
Al aparato fiscal de Napoleón era parte integral de todo el sistema administrativo y llevaba el sello
característico de los controles centralizados. Tenía la misma jerarquía que todas las demás ramas del
gobierno. Los inspectores generales trabajaban bajo la supervisión directa de los ministerios de París. El 24
de noviembre de 1799 se estableció una Direction nueva para recaudar los impuestos directos en cada
departamento. De la misma manera, se nombró un receptor general en cada departamento y un receptor
particular para cada distrito. Al primero de le obligaba a efectuar pagos inmediatos a París; al principio
mensualmente, pero después de la crisis bancaria de 1805, cada diez días. El 16 de julio de 1806 y bajo la
supervisión de Molien se creó un fondo de servicios centrales.
La reforma de la tesorería siguió los mismos principios. Durante su ministerio, Barbé-Marbois aseguró el
pago puntual de todos los impuestos pendientes, y fue responsable de las transferencias y pagos de fondos
públicos. Por lo tanto, insistió en recibir una cuenta detallada y legalizada de cada Ministerio, estableció su
publicación habitual y se aseguró la autorización necesaria para cada pago. Cuando Mollien le sucedió, se
tomaron medidas para refinar todo el sistema de contabilidad. En septiembre de 1807, se estableció un
nuevo departamento central de contabilidad. Para revisar más eficazmente las cuentas del Estado, y la
contabilidad por duplicado se extendió progresivamente a toda la tesorería. Mollien ya había introducido
esa práctica en los fondos de inversión durante su cargo de directos. Este fondo fue creado el 27 de
noviembre de 1799 y su función principal era la de ayudar a la tesorería a cumplir con la deuda pública.
Más adelante, se ampliaron sus funciones para fomentar el crédito del Estado de otras maneras.
Al haber mayor orden en las finanzas públicas se presuponía que la divisa fuese fuerte, éste era el aspecto
más material de la deuda de Napoleón con el Directorio. Se conoce bien su hostilidad hacia el papel
moneda y los excesivos préstamos pedidos por el Estado. Todo lo que había aprendido de los lamentables
assignats reforzó sus prejuicios neomercantilistas en contra de la financiación de créditos con papel
fiduciario. La medida del 7 de Germinal del Año XI (28 de marzo de 1803), fue la base del sistema
monetario. El franc de germinal se estableció como estándar bimetálico, fijando la proporción de oro-plata
en 1:15.5. Regulaba el contenido de metal de las nuevas monedas, que ahora se emitían en unidades de
oro de alto valor, mayor cantidad de unidades de plata de menor valor, y pequeños valores en céntimos de
cobre. El franc de germinal logró que la divisa circulante fuese la unidad oficial de contabilidad. Fortaleció
la divisa francesa en relación con la de sus homólogos europeos.
Otra de las innovaciones financieras de Napoleón fue la creación del Banco de Francia, el 6 de enero de
1800. El deseo de Napoleón era establecer dicha institución como una empresa privada de acciones, con el
Estado proporcionando la necesaria legislación, pero limitando su participación directa a unos valores en
cartera minoritarios. Perregaux reunió en París al grupo de financieros que proporcionaron el capital de 30
millones de francos, en acciones de 1.000 cada una. Dado que los 200 accionistas principales del Banco
también elegían sus 15 directores, la crema de la elite financiera se involucró materialmente en su gerencia
y en su suerte. El 14 de abril de 1803 se le concedió al Banco un monopolio sobre la emisión de billes de
papel de 500 y de 1.000 francos.
El Banco funcionó bastante bien como empresa privada hasta que la combinación de inminentes
hostilidades y la repercusión del asunto Ouvrard en 1805 precipitase una demanda de fondos y una
conmoción para los accionistas, cuyas participaciones se estima descendieron un 10%. En un principio, el
grupo de Ouvrard, los Négociants réunis, había contado con el apoyo de Napoleón en su aventura de
romper el bloqueo naval británico exportando lingotes de oro o plata mexicanos a España, y de esa manera
recaudar fondos para la campaña militar de 1805. La caída de los Négociants réunis fue inevitable, pero la
amenaza de insolvencia del Banco se evitó con la victoria de Austerlitz a finales de año. Todo esto le
convenció a Napoleón para abandonar tales tratos con aventuraros mercantiles y a volver a métodos más
ortodoxos de aprovisionamiento militar. Barbé-Marbois fue despedido de la tesorería en enero de 1806. Se
logró un control gubernamental más fuerte sobre el Banco cuando Crétet fue nombrado su primer
Gobernador el día 22 de abril de 1806, y al mismo tiempo se dobló su capital a 90 millones de francos.
Incluso durante el resto del Imperio se pareció más a un Banco de París. Sus billetes siguieron circulando
en tan grandes valores que las transacciones estaban casi exclusivamente limitadas a la elite de negocios
de la capital.
¿Hasta qué punto se puede hablar de una estabilidad financiera duradera bajo Napoleón? En comparación
con las caóticas finanzas del Antiguo Régimen, o con las agitaciones de la Revolución, es cierto que sus
reformas parecen metódicas y eficaces. Por lo general se pagaban las deudas públicas, así como los sueldos
y las pensiones oficiales, con una divisa que mantenía su valor. El Estado pudo evitar grandes préstamos, y
sus bonos en general subieron de valor hasta finales de 1807, momento en el que la posibilidad de guerra
en la Península Ibérica tuvo un impacto desfavorable sobre el mercado. Los precios, aunque con
tendencias a subir durante este período de continuadas guerras, se mantuvieron tolerables en los cruciales
mercados de consumidores. A nivel institucional, muchas de las reformas financieras de Napoleón también
sobrevivieron a su caída.
Sin embargo, aunque Napoleón trató eficazmente el problema de la deuda pública. Fue capaz de negarse a
reconocer casi toda la deuda impagada del Directorio, calculada en 90 millones de francos. Quizá la razón
principal fuese la importancia simbólica de un acto despótico diseñado para romper con un pasado
desprestigiado. Cuando Holanda se anexó al Imperio en 1810, su deuda impagada de 78 millones de
francos tampoco fue reconocida. El fondo de inversión llegó al fin del imperio algo descompuesto. Su
derecho a emitir bonos de papel en nombre propio se le escapó de las manos en 1813-1814, cuando las
flotaciones elevadas, aseguradas solamente por recibos anticipados sobre la venta de tierras comunales,
no lograron atraer la esperada respuesta del público. Además, sus rentas eran progresivamente deficitarias
porque los gastos del Estado aumentaron sin parar de unos 700 millones de francos en 1806 a bastante
más de 1.000 millones en 1812 y 1813, momento en el que tan sólo los gastos de guerra suponían el 80%
del total. Entre los recursos de Napoleón para conseguir dinero en efectivo durante los años más revueltos,
existió la emisión de “licencias” especiales para comerciar con el enemigo, lo cual minó todavía más el rigor
oficial del Bloqueo Continental contra Gran Bretaña.
Napoleón, al hacerse más grandiosa su visión imperial, llegó a depender cada vez más de los ingresos
extraordinarios provenientes de enemigos conquistados y de los Estados subordinados para costear la
empre bélica de Francia. Las victorias militares le dieron la oportunidad de imponer indemnizaciones a sus
enemigos continentales, sobre todo durante y después de sus exitosas campañas de 1805-1807. De esta
manera, se llegó a ver la fuera como “algo bueno” que se hacía a expensas de los enemigos derrotados. En
1805 se le exigieron 118 millones de francos a Austria, de los que se recibieron 75 millones. A Prusia se le
impuso una indemnización de 311 millones, pagadera en efectivo. Las levas punitivas de este tipo pueden
haber supuesto un tercio de los ingresos de Napoleón durante los años 1806-1807.
En resumen, el veredicto final sobre sus logros financieros, vistos en conjunto, nunca será completo si no
se tiene en cuenta la explotación de los Estados satélites y de los enemigos de Francia derrotados durante
los años cumbre del Imperio.
El sistema judicial
Ninguna de las instituciones judiciales del Antiguo Régimen había sobrevivido a las reformas
fundamentales de la revolución. Si se excluyen las medidas extraordinarias adoptadas durante el Terror,
los principios que guiaron la reorganización de la justicia francesa durante la década de 1790 fueron la
uniformidad de los tribunales civiles y criminales en todos los departamentos administrativos y a
profesionalización de sus funciones. Napoleón mantuvo gran parte de su estructura básica, pero también
introdujo algunas transformaciones importantes tanto bajo el Consulado como bajo el Imperio. Estos
cambios se caracterizaban por una progresiva intromisión del Gobierno en los procedimientos judiciales
franceses y en los nombramientos de su personal, por el énfasis en las medidas represivas sobre el
funcionamiento de los tribunales criminales, sobre la “justicia correccional”, y por la reducción de la
posición legal de las mujeres, después de varios significativos avances durante la Revolución.
Según la Constitución del Año VIII, solamente serían elegidos directamente por los ciudadanos y por tres
años, los jueces de paz en todos los distritos comunales. No tenían poderes reales de coacción; su papel se
limitaba al arbitraje y a la conciliación para solucionar pleitos. Todos los demás jueces de los tribunales
civiles y criminales serían nombrados por el primer Cónsul, escogidos de una lista de “notables” del
departamento, mientras que los del único tribunal soberano de apelación serían inicialmente
seleccionados por el Senado, de una lista de “notables” nacionales. Exceptuando los jueces de paz, todos
los jueces serían vitalicios, salvo que se les encontrase culpable de negligencia o que dejasen de figurar en
las listas de elegibles, una condición que dejó de existir cuando se abandonaron las listas en agosto de
1802. Por otra parte, estaba asegurada la intromisión directa del Estado en los tribunales criminales, las
funciones de fiscal las desempeñaría un comisario gubernamental en esos tribunales.
Desde el principio existió una estructura judicial formal, en potencia expuesta a intromisión estatal, algo
que preocupó a los liberales. Otras dos medidas tomadas al principio del Consulado, provocaron mayor
oposición pública, especialmente en el Tribunado:

 La ley del 28 de enero de 1801, que redujo el número total de jueces de paz a un mínimo de 3000 y
un máximo de 3500, comparado con los 6000 bajo el Directorio. Los críticos de esta ley la
consideraron una limitación no autorizada de los derechos legales del pueblo a nivel local.
 La ley del 7 de febrero de 1801, que establecía un número de “tribunales especiales” para la
represión del bandidaje, especialmente en algunos departamentos occidentales. Al funcionar sin
jurados, y con el poder de imponer la pena capital, estos tribunales fueron denunciados por los
críticos liberales como tribunales cuasimilitares y como un ataque a la independencia de la
judicatura. De hecho, su jurisdicción se extendió mucho más allá del bandidaje para incluir una
gama completa de alegaciones criminales.
Al hacerse más jerárquico el Estado napoleónico y más pronunciada la autoridad ejecutiva, el sistema
judicial reflejó el mismo proceso. El principio electivo en el nombramiento de jueces de paz que fue
gradualmente sustituido por el Consulado vitalicio, porque Napoleón restringía cada vez más la elección
por parte de los electores cantonales, y porque la permanencia de los jueces en el cargo se amplió a 10
años. Durante los primeros años la intervención del Gobierno en la mayoría de los departamentos había
sido bastante comunes los casos de favoritismo y corrupción local. Todo esto supuso una intromisión en la
magistratura local, el nivel más primario del sistema judicial. A partir de agosto de 1802, Napoleón
consideró adecuado imponer su influencia también sobre los niveles más altos. Mientras que el Senado
ejercía el procedimiento formal de elegir jueces para el tribunal soberano de apelación, ahora se le exigía
elegir entre candidatos presentados por él. También estaba en sus manos el nombramiento y el cese de los
comisarios gubernamentales en los tribunales criminales, y a partir del 18 de mayo de 1804, a estos
hombres se les llamó “fiscales imperiales”. Además, tuvo lugar una progresión similar en la posición del
“tribunal de apelación” original, cada uno de los cuales servía a tres o cuatro departamentos. En 1804 se
les designó como “tribunales de apelación”, y en abril de 1810 como “tribunales imperiales”. Aquí también,
desde diciembre de 1799 Napoleón había tenido la prerrogativa constitucional de nombrar a los jueces, a
quienes en teoría no podía cesar.
Al escoger los magistrados, Napoleón no parece haber actuado de forma despótica ni sin criterio. A lo largo
de su Gobierno, confió mucho en el consejo legal del distinguido jurista Cambacéres, que después de
actuar como segundo Cónsul, fue nombrado archicanciller durante el Imperio. También había sido
brevemente Ministro de Justicia bajo el Consulado provisional y lo haría de nuevo al final mismo del
Imperio y en los Cien Días. Con tales consejos, parece que Napoleón eligió con sensatez a los magistrados y
jueces superiores, prefiriendo hombres con una sólida formación profesional, lo que proporcionó un
importante vinculo de continuidad con el personal legal de la Revolución.
La obsesión de Napoleón con la autoridad, el orden y la uniformidad se amplió a las definiciones de las
leyes mismas, y el resultado fue el trabajo de codificación más detallado jamás visto en Francia. El proceso
comenzó pronto con el nombramiento sucesivo, entre los años 1800-1802, de cinco comisiones
encargadas de preparar un código civil, un código criminal, un código comercial, un código rural y un
código de procedimiento civil. De éstos, el Código Civil fue el más importante.
El Código Civil fue oficialmente promulgado el día 21 de marzo de 1804. Reafirmaba el principio de
igualdad legal, con una sección entera dedicada a los derechos personales, y señaló la definitiva extinción
del feudalismo y de cualquier rastro de la justicia señorial en todas sus formas. Las otras dos secciones
trataban los derechos de adquisición de la propiedad. Sus disposiciones reconocían el título legal de
anteriores ventas de tierras nacionales confiscadas a la Iglesia y a los émigres. Mantuvo, hasta cierto
punto, el principio revolucionario, que había suspendido los antiguos derechos del primogénito a favor de
una distribución más equitativa entre todos los herederos varones, aunque muchas de sus cláusulas fueron
regresivas y expuestas a numerosos pleitos. Aunque en general reafirmaba los derechos del matrimonio
civil y del divorcio, las cláusulas específicas tenían un marcado sesgo patriarcal. Los derechos legales de las
mujeres en herencia y en el divorcio fueron significativamente reducidos en comparación con lo que había
parecido una emancipación parcial bajo las leyes revolucionarias.
Sus 2.281 artículos significaban una gran recapitulación de nada menos de treinta y seis leyes, aprobadas
entre 1801-1803.
El Código de Procedimiento Civil fue promulgado en 1806, y el Código Comercial en 1807. Les siguieron el
Código de Instrucción Criminal en 1808, que de hecho consistía en un Código Criminal y un Código de
Procedimiento Criminal, y el Código Penal en 1810. Estos dos últimos señalaron el comienzo de una
importante reorganización de la justicia represiva, y el consiguiente aparato policial, que tuvo su máximo
efecto a partir de 1810-1811, y considerando a veces como la característica que definió al Imperio en su
apogeo.
El Código de Instrucción Criminal introdujo dos nuevos tipos de oficiales judiciales. Éstos eran los juzgados
de primera instancia, con poderes para emitir rápidamente y en secreto veredictos iniciales sobre los
acusados, y los fiscales generales imperiales, cuyo trabajo consistía en descubrir e investigar crímenes. El
Código Penal formalizó y endureció todo el sistema de castigos legales para delitos criminales, en sí mejor
definidos ahora, y tuvo un impacto reaccionario sobre los obreros urbanos. El Código Rural al final no se
redactó. Las complejidades de la vida rural impedían una definición legal uniforme. Su redacción siguió
frustrando a todos los regímenes posteriores, al igual que había esquivado a los juristas del Imperio
napoleónico.

CAPÍTULO V: LOS AGREGADOS SOCIALES DEL PODER: LOS NOTABLES


IMPERIALES, LA NOBLEZA Y EL SISTEMA DE BOTÍN.
Napoleón persiguió lo que podría llamarse una “política social” y que en última instancia estaba conectada
a sus planteamientos dinásticos y al amplio “sistema de botín” imperial. El “gran Imperio” sería parte
esencial de su realización, a la vez que la muestra de su grandeza en el extranjero y el dinamizador del
sistema de honores sociales en Francia.
Se discuten 5 aspectos del tema:
1) Lo que había significado el acuerdo revolucionario sobre la tierra para el desarrollo de la sociedad
francesa durante la década de 1790.
2) Ese acuerdo tiene mucha importancia sobre la naturaleza de la lista oficial de notables que
comenzó a aparecer muy pronto en el Consulado y después evolucionó a un sistema mucho más
elaborado de honores sociales.
3) Dentro de ese grupo social más amplio.
4) Se puede identificar claramente a una élite: la nobleza imperial en sí. Las concesiones materiales a
esta última, a su vez, fueron deudoras del “sistema de botín” impuesto a los Estados subordinados
del Gran Imperio durante y después de las conquistas de 1805-1807.
5) El papel interpretado por la antigua nobleza en la vida pública del Imperio, bien como funcionarios
en activo o como símbolos honoríficos de la “fusión”.

El acuerdo revolucionario sobre la tierra


La venta por sucesivos regímenes políticos de tierras confiscadas a la Iglesia y a los émigres. Aunque fue un
proceso gradual a lo largo de una década se notó en todas partes, desde las ciudades más grandes hasta
los pueblos más pequeños. Fue un elemento central de la política financiera de las sucesivas asambleas
revolucionarias, y estuvo vinculada orgánicamente a la masa de papel moneda en circulación hasta los
primeros meses de 1797. Tendría un efecto duradero sobre la naturaleza de la sociedad francesa, no
solamente durante el período napoleónico, sino a lo largo del siglo XIX y, de hecho, hasta hoy en día.
Marcel Marion no dudó en describirla como una “revolución agraria”. Dejó igualmente claro que aquellos
que compraron las tierras nacionales formaron el colectivo de mayores beneficiarios de la Revolución, que
aprovecharon al máximo las condiciones favorables de la venta, y al contrario, que minó seriamente las
finanzas del Estado al deshacerse de valiosas acciones por mucho menos de su valor nominal.

 Tierras de 1er origen: el proceso empezó el 2 de noviembre de 1789, con la nacionalización de


todas las propiedades eclesiásticas y dominios reales, las llamadas “tierras de primer origen”. Su
venta comenzó al año siguiente y ahora se sabe que la mayoría de los mejores lotes (casas de
vecinos urbanos, fértiles tierras agrícolas e importantes viñedos) fueron todos comprados en dos o
tres años.
 Tierras de 2do orden: se centró la atención en las tierras de los émigres francesas y en 1792 éstas
fueron primero embargadas (9 de febrero) y después confiscadas (27 de julio) por el Estado. Se
conocieron como las “tierras de segundo orden”, aunque su venta a gran escala parece que no
empezó hasta finales de 1793, cuando se realizaron las confiscaciones adicionales a sospechosos
políticos y personas condenadas.
Se puede descartar de inmediato cualquier insinuación de que las ventas señalasen la democratización de
la propiedad francesa. Por regla general, los principales beneficiarios fueron hombres de alguna riqueza
que ya eran propietarios en las ciudades y/o en el campo:
 La mayoría eran campesinos acomodados que tendían a comprar a una escala relativamente
pequeña, a veces convirtiendo el usufructo de su propiedad que habían trabajado durante años
en títulos legales.
 La burguesía adinerada, los principales compradores en casi todos los lugares. Este grupo incluía
administradores profesionales y abogados a la par que contratistas, comerciantes y fabricantes
dispuestos a seguir la corriente y servir a los gobiernos revolucionarios, el principal motivo de
las adquisiciones no era económica. La razón primordial fue ensalzar su estatus social, a través
de la compra de fincas urbanas o fincas rurales, para salvaguardar sus primeros beneficios
materiales bajo el régimen de Napoleón, y a cambio se encontraban dispuestos a incluirse entre
sus “ralliés”.
Los integrantes de la oligarquía mercantil de la costa occidental, cuya anterior prosperidad se vio
gravemente afectada por las perdidas coloniales francesas y por el bloqueo naval británico durante las
guerras en el mar, intentaron salvar lo que pusiesen de su capital “líquido” invertido en tierras. En claro
contraste, las ventas revolucionarias de tierras crearon un mercado para una nueva generación de
empresarios, especuladores y contratistas gubernamentales, arribistas ansiosos de mejorar su posición
social con inversiones en tierras nacionales.
Napoleón no sólo aceptó las ventas revolucionarias de tierras, sino que concedió a los nuevos propietarios
el título legal total. En el Concordato de 1801, Pío VII reconoció formalmente la pérdida de las propiedades
eclesiásticas enajenadas en la República francesa, y ni exigió, ni recibió, una compensación económica. De
forma similar, el Código Civil de 1804 garantizó el nuevo título legal de todas las propiedades enajenadas
de los émigres. Los términos del Código eran simplemente una reválida detallada de medidas aprobadas
unos años antes. Es cierto que Napoleón había demostrado buena voluntad con los émigres que volvieron
a principios del Consulado, en un intento de ganarse su apoyo político.
Desde el comienzo del Consulado la postura legal era muy clara, aunque para lograr sus propósitos le
convenía a Napoleón devolver algunas tierras de émigres sin vender a sus antiguo propietarios y en otros
casos cederles la primera opción de nueva compra cuando sus propiedades enajenadas aparecían de
nuevo en el mercado. Todas las tierras de émigres realmente enajenadas por contrato justo eran
irrecuperables, a no ser que sus nuevos dueños quisiesen vender.

Los “Notables”.
En el Antiguo Régimen, el concepto de “notabilidad” social había sido inseparable del estatus legal de la
nobleza hereditaria, los notables normalmente eran familias aristocráticas más prominentes y de antiguo
linaje.
Las distinciones legales entre las antiguas órdenes sociales, esto es, entre los privilégiés oficiales y los
comunes (la gran masa de lo que había sido el Estado llano) habían sido abolidas en principio en la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. El día 19 de junio de 1790, la Asamblea
Constituyente había abolido a la nobleza como tal, junto con todos sus títulos y arreos externos. Estas
reformas, conseguidas por primera vez bajo la Monarquía Constitucional, habían sido asimiladas como
parte de la retórica republicana en las Constituciones de 1793 y de 1795. Bajo esas Constituciones todo el
concepto de “notabilidad” habían desaparecido del lenguaje oficial de “ciudadanía” propagado durante la
República revolucionaria.
La reaparición del concepto de “notabilidad” en la vida pública del Consulado atestigua la visión jerárquica
que tenía Napoleón de la sociedad francesa, pero quizá también indirectamente refleje la superficialidad
de la retórica igualitaria durante la década revolucionaria. Notabilidad había perdido el significado
exclusivo que había tenido bajo el Antiguo Régimen. Las primeras listas del Consulado, aquellas
confeccionadas de acuerdo con la ley de Ventoso del Año IX (4 de marzo de 1801), hacían referencia a
“notables” en todos los departamentos de la República francesa: estas listas revelan un contingente
predominantemente oficial, formado por hombres empleados en la administración local y en los servicios
legales, y eran de carácter inequívocamente republicano. Algunos de los miembros del personal titular no
solamente aparecían en las listas ex officio, sino que también podían utilizar dicha influencia para
introducir a otros. Incluían oficiales locales del Directorio que habían adaptado sus carreras a las nuevas
circunstancias políticas. El siguiente grupo más numeroso era el de los que generalmente se describían
como “propietarios”, incluyendo a los que habían conseguido la prominencia social comprando tierras
nacionales, sobre todo entre los burgueses profesionales. El componente militar variaba de departamento
a departamento, pero en general no era particularmente significativo, había una escasa representación de
magnates del comercio y la industria. La antigua nobleza formaba un pequeño porcentaje y el clero casi
ninguno.
Estas primeras listas no dieron más que una definición provisional de “notabilidad” bajo el Consulado,
porque se introdujo un cambio importante con el senatus-consultum del 4 de agosto de 1802. Esta
medida, que inauguró el Consulado vitalicio, también creó los colegios electorales departamentales y
estableció que sus miembros tenían que ser elegidos entre los 600 contribuyentes que más pagaban en
cada departamento. De esta manera, “notabilidad” adquiría un significado más plutocrático. El elemento
de propiedad ganó en importancia proporcional, mientras que los hombres adinerados de las finanzas, el
comercio y la industria siguieron teniendo relativamente escasa representación, salvo que fuesen ellos
mismos propietarios.
Los rentiers, los que podían vivir jugando en la Bolsa, gracias a contar sus recursos independientes,
también gozaban de cierta posición social, pero principalmente en el caso de haber invertido parte de su
activo “líquido” en tierras.
En todo el Imperio, el número total de notables de mayor o menor prestigio, esto es, todos cuyos nombres
apareciesen en los colegios electorales departamentales y de arrondissement, así como los oficiales del
Estado y los miembros de varios cuerpos públicos de asesores, se ha establecido en la cifra de 100.000. En
muchos casos no se conoce su estatus profesional. Una muestra de todo el Imperio en 1810, de 66,735
miembros de colegios electorales departamentales y de arrondissement, estos autores encontraron que las
mayores categorías se componían, en:

 De propriétaires (24,55%).
 De los integrantes de los niveles inferiores de la administración local (18,12%).
 De los funcionarios de la administración civil (15,76%).
Los respectivos porcentajes de los demás grupos de notables son:

 Profesionales liberales del 14,37%.


 Comerciantes y artesanos en 10,79%.
 Terratenientes trabajadores en 8,23%,
 Oficiales militares en el 2,35%.
 El clero en 1,23%.
 Todos los demás en 4,60%.
La conclusión es que el propietario de tierras era el modelo social y también económico del notable. Para
ser considerado una notable oficial, como término medio se precisaban unos ingresos anuales de 3.000
francos, procedentes de las tierras, que hubieran correspondido a unos 6.000 francos de capital, para ser
miembro de los colegios electorales departamentales. La mayoría de los miembros eran muy alejados de la
grandeza del entorno imperial, y quizá representantes banales del concepto de “notabilidad”. La enorme
mayoría no tenía perspectivas de recibir los mayores honores sociales, ni mucho menos la dotación
material que los acompañada, y debemos ahora considerar el exclusivo grupo de súbditos que sí
disfrutaban de dichos favores.

La nobleza imperial.
El origen del sistema de honores precedió a la proclamación del Imperio. “Las armas de honor” por servicio
distinguido aparecieron pronto en Brumario y en la segunda campaña italiana de 1800. El artículo 87 de la
Constitución del Año VIII, estipulaba que “se darán distintivos nacionales a los soldados que han rendido un
servicio extraordinario al luchar por la República”. La creación de la Legión de Honor de Napoleón el 19 de
mayo de 1802. Las primeras condecoraciones que realmente fueron acompañadas de donaciones de
tierras fueron los senatoriatos, definidos en enero de 1803. Solamente 36 senadores recibieron tal honor,
cuya área correspondía al alcance de un tribunal y que proporcionaba a los beneficiarios una casa y una
renta anual de 25.000 francos, aparte de sus salarios normales, en reconocimiento de su jurisdicción oficial
en el lugar.
A partir del 18 de mayo de 1804, la escala y el valor de las condecoraciones otorgadas por Napoleón
decrecieron, y en ocasiones se le ha llamado a eso su “rejerarquización” de la sociedad francesa. La
proclamación del Imperio fue acompañada del nombramiento de sus diez “grandes dignatarios” y de los
diez “grandes funcionarios de la Casa Imperial”. Los grandes dignatarios y cuatro de los 18 mariscales
nombrados el 19 de mayo de 1804 con estatus honorífico se convirtieron de inmediato en Senadores ex
officio. También lo hicieron los príncipes del Imperio. El 30 de marzo de 1806 se crearon los 22 “Grandes
Feudos Ducales del Imperio” con tierras conquistadas en Italia: 12 de las adquisiciones venecianas del
Reino de Italia, 6 en el nuevo Reino de Nápoles y el resto en Massa-Carrara, Parma y Piacenza. Napoleón
las donó principalmente a sus altos mandos militares, especialmente a los mariscales y a ciertos ministros.
Por otro decreto del 30 de marzo, concedió el principado de Guastalla a su hermana Paulina, un título que
compartió con su marido, el Príncipe Borghese.
El sistema de honores de Napoleón realmente se realizó con los decretos del 1 de marzo de 1808, que
crearon los títulos de Conde, Barón y Caballero del Imperio, y establecieron los criterios para ser elevados a
la nueva nobleza imperial:
1) El título de Conde se declaró adecuado para ministros, senadores, consejeros de Estado vitalicios,
presidentes del Cuerpo Legislativo y arzobispos.
2) El de Barón se consideraba apropiado para los presidentes y otros miembros destacados de los
colegios electorales departamentales, presidentes y fiscales generales de los altos tribunales,
obispos y alcaldes de grandes ciudades.
3) El título de Caballero del Imperio se reservaba para oficiales de la Legión de Honor, pero en realidad
se concedía de manera mucho más amplia. En teoría, los receptores de todos los títulos imperiales
primero tenían que demostrar tener los ingresos necesarios para cualificarse, que se fijó en 20.000
francos anuales para Duques, 30.000 para Condes, 15.000 para Barones y 3.000 para Caballeros.
Napoleón tenía el privilegio de conceder esos honores a otros notables que no se encontraban en las
categorías oficiales y que “se habían distinguido por servicios al Estado”. Utilizó ese privilegio para
compensar a sus mejores comandantes militares. Algunos mariscales favorecidos y dos de los “grandes
dignatarios” civiles disfrutaban del rango de Príncipe. En su decreto del 13 de julio de 1804, Napoleón
había estipulado que en las ceremonias oficiales de Estado los mariscales desfilarían por delante de los
Senadores y consejeros de Estado itinerantes; tenientes generales por delante de los presidentes de los
tribunales de apelación, arzobispos, prefectos y presidentes de tribunales; generales de brigada por
delante de los obispos, subprefectos y presidentes de tribunales; y los oficiales subalternos por delante de
los demás funcionarios. Al colocar a los oficiales al frente de su “procesión imperial”, Napoleón indicó
claramente que constituían el cuerpo fundamental del Estado.
Aunque los títulos imperiales no concedían exenciones legales ni en impuestos, la mayoría iban
acompañados de dotaciones de tierra bastante generosas y era evidente que el propósito era destacar a
sus receptores como ilustres abanderados del Imperio. En lo más alto de la jerarquía, algunas de las
dotaciones de tierra se convirtieron en bienes hereditarios a través de la primogenitura masculina, siendo
los más prominentes “Grandes Feudos Ducales”. Aquí también, la dotación de tal honor estaba sujeta a
pruebas de una renta hereditaria, bien de propiedades de tierra o de acciones bancarias y/o bonos del
Estado. Estos títulos hereditarios se limitaban a unos 200 cabezas de familia, una cifra compuesta por 37
Condes, 131 Barones, y por supuesto, los Príncipes y Duques del Imperio.
Un análisis social de la lista de Tulard revela que el 58% eran de origen burgués, el 22,5% de la antigua
nobleza, mientras que el restante 19,5% provenía de las clases populares. La misma lista atestigua la
preponderancia de militares, que sumaban el 59%, comparado con el 22% de oficiales superiores del
Estado, el 17% que eran notables de otra clase, y el 1,5% se agrupaban bajo el título de “talentos”. El
restante 0,5% incluía a magnates comerciales e industriales, una proporción sorprendentemente pequeña,
que no parece encajar con su importancia económica real y con los servicios administrativos o consultivos
que prestaban a Napoleón, tanto en París como en las mayores ciudades de provincias. La fusión de todos
los grupos sociales y profesionales definió el carácter esencialmente pos-revolucionario de la nobleza
imperial.

El “Gran Imperio” en el “Sistema de Botín” de Napoleón.


La “política social” de Napoleón implicaba que él no tenía un número suficiente de tierras del Estado
disponible dentro de Francia con las cuales dotar a su propia familia y a las elites oficiales en la escala que
él deseaba. Tuvo que buscar más allá de las fronteras para encontrar lo necesario con lo que hacer realidad
sus intenciones. El sistema de honores sociales fue por tanto una función inversa de los bienes territoriales
relativamente restringidos durante el Consulado. Los agregados sociales del Imperio aparecieron en etapas
escalonadas, que eran determinadas por la cronología de la guerra. Las fechas en las cuales se crearon los
diferentes títulos imperiales y se concedieron las dotaciones de tierras, sugieren que las conquistas de
1805-1807 señalaron el momento de partida. Fue entonces cuando los “botines” de guerra empezaron a
multiplicarse, proporcionando ingresos en los Estados subordinados.
Napoleón llegó a ver al Gran Imperio como un área de colocación dinástica para su familia, de vasallaje
militar y de dependencia económica en potencia. También serviría a sus propósitos sociales. El mecanismo
del “sistema de botines” era: a los antiguos príncipes feudales en los Estados subordinados se les
desposeería de una parte sustancial de los ingresos derivados de sus dominios, y se lo guardaría para
beneficio propio, o el de sus gobernantes satélites.
Al perseguir la “política de grandeza”, Napoleón utilizó aquellos dominios extranjeros como el dinamizador
de las donaciones de tierras en Francia, con las cuales obsequiaría a las elites. Para este, los Estados
subordinados de Alemania, Italia y Polonia – en ese orden – proporcionaron la mayor parte de los recursos.
Las tierras conquistadas en Westfalia y Hannover fueron las más importantes en este aspecto. En conjunto,
solamente éstas dieron cuenta de un tercio del número total de dotations, y de bastante más de la mitad
de la renta anual que se había acumulado en enero de 1810.
En las mismas fechas, las dotaciones de tierras italianas, aunque más numerosas, produjeron unas rentas
comparativamente modestas, que se habían acumulado desde las victorias de Napoleón sobre los
austriacos en 1805 y la expulsión de los Borbones napolitanos en 1806.
Todos los ingresos se extraían, en metálico o en especies, de los Estados subordinados además de las varias
imposiciones llevadas a cabo por el Gran Ejército. En su conjunto, estas levas desbarataban los
presupuestos de Jerónimo en el Reino de Westfalia, especialmente cuando las tierras más ricas de
Hannover fueron anexionadas directamente al Imperio en 1810. Sus efectos sobre las finanzas públicas
incapacitaron todavía más al Ducado de Varsovia. Solamente las 27 dotations originales privaron a su
tesorería de aproximadamente la quinta parte de su renta potencial procedente del territorio
nacionalizado. El costo adicional de mantener a más de 80 mil soldados dentro de sus fronteras aumentó
los déficits presupuestarios.
Los principales beneficiarios: en lo más alto, un total de 10 donataires, incluyendo a las hermanas de
Napoleón, Paulina y Elisa, junto a algunos de los más favorecidos comandantes militares y funcionarios
disfrutaban de dotations individuales que iban desde 1,5 millones hasta 401.000 francos, con un valor total
de más de 8,6 millones. El siguiente grupo más favorecido tenía 8 donataires cuyas dotations individuales
iban desde 400 mil hasta 201 mil francos, con un valor de más de 2,8 millones. En la parte inferior de la
escala 248 donataires disfrutaban de dotations de menos de 5 mil a 10 mil francos cada uno, con un valor
por debajo de los 2 millones. Todos los demás, la enorme mayoría, recibieron obsequios más pequeños. En
su caso, las dotations no pudieron incluir tierras o títulos, sino solamente una porción de los ingresos
derivados de las confiscaciones de Napoleón en el extranjero.
La mayoría de las dotations fueron rentas o dinero entregado a los beneficiarios a través de agentes
franceses especialmente encargados de su recolección. Todo el sistema se colapsó con la retirada de los
ejércitos franceses bajo la ofensiva de la Coalición Aliada en 1813-1814. Para cuando abdicó Napoleón por
primera vez, todas sus dotations habían sido anuladas. El ejército siempre había tenido la clave del
“sistema de botines” y de su “política de grandeza”.
Los efectos sociales de la política de Napoleón en los Estados subordinados de Alemania, Italia y Polonia. El
interludio napoleónico fue demasiado breve para tener un impacto fundamental sobre las estructuras
agrarias básicas. Las antiguas aristocracias feudales demostraron ser resistentes a las reformas sociales
oficiales impuestas desde Francia, y eran expertas en trabajar bajo sus propias condiciones y ensalzar sus
posiciones. Si las reformas hubiesen realmente arraigado en los Estados subordinados de Alemania, Italia y
Polonia, hubiera sido mucho más difícil para los estados aliados, reunidos en el Congreso de Viena en
1814-1815, restaurar el antiguo orden social de esos países.
El Código Civil señaló la última y definitiva extinción legal de las prácticas feudales supervivientes, en todas
sus formas, en la propia Francia. Como regla general, las reformas sociales francesas, primero decretadas
por los gobiernos revolucionarios y después codificadas y extendidas por Napoleón, a largo plazo tuvieron
un impacto sobre los departamentos directamente anexionados. Especialmente en el caso de aquellas
tierras que, como Bélgica, la orilla izquierda del Rhin y el Piamonte-Liguria, estaban más cerca de Francia y
estuvieron expuestas durante un período más largo a su gobierno. Pero muy lejos, y en territorios
subordinados por Napoleón, la política oficial que apuntaba a la “desfeudalización”, a la “racionalización” y
a “la modernización” había tenido un efecto mucho menos profundo hacia 1815. En muchos Estados al
este del Rhin y al sur de los Alpes, la reforma social definitiva llegaría tan sólo con las revoluciones de 1848-
1849, e incluso entonces tampoco a todas partes. Napoleón había aflojado, pero no deshecho, las antiguas
ataduras agrarias. Quizá adelantó el curso del “Progreso”, pero él en sí no había desmantelado el orden
feudal. La humillación militar pudo haber sido un aliciente importante para un despertar nacionalista, pero
tal reacción fue motivada más por las antiguas lealtades dinásticas y clericales que por una visión clara de
la futura Nación-Estado unificada y seglar.
La paradoja de la hegemonía de Napoleón en los Estados subordinados en que su “sistema de botín” y las
exigencias implacables del Gran Ejército minaron su propósito de reforma legal y social. Las Constituciones
de esos Estados eran como modelos de gobierno ilustrado. Sin embargo, en su momento nunca se
aplicaron sistemáticamente en los enormes territorios del “Gran Imperio”. El principio de igualdad legal en
la Code Napoleón salió al parado por la creación de grupos favorecidos de donataires, quienes constituían
una banda de privilegiados. Lo que quería esencialmente Napoleón de los Estados subordinados era
soldados, provisiones y dinero. Todo esto se le hizo cada vez más necesario en la época álgida del Imperio,
al hacerse más intensas sus ambiciones militares y su “sistema de botín”. A menudo, para conseguirlos
ignoró la letra oficial de su Código. Encontró que normalmente era más productivo llegar a un acuerdo con
las antiguas aristocracias, la clase dominante en la mayor parte de las tierras conquistadas de Alemania,
Italia y Polonia. Para obtener el botín llegó a un acuerdo con el sistema feudal. A largo plazo, sus efectos
sociales fueron conservadores, no radicales. En este aspecto, tenía más en común con los déspotas
ilustrados anteriores y con los reyes-soldado de las dinastías europeas más antiguas, que con los
posteriores arquitectos del Estado moderno.

El destino de la Antigua Nobleza


Donde se encontraba la antigua nobleza con relación a la nueva raza de notables imperiales, y cómo se
asimilaron dentro del sistema de gobierno y honores sociales de Napoleón. No existen respuestas
definitivas. Forster ofrece pruebas para confirmar la razonable suposición de que la antigua nobleza no fue,
en ningún sentido real, la “vencedora” de la revolución.
Como resultado de la legislación y de los acontecimientos de la Revolución, la mayoría de las familias
nobles habían sufrido, en mayor o menor grado, una disminución de su riqueza y estatus. Todos los que
habían disfrutado de rentas señoriales habían tenido que aceptar la pérdida directa de tales ingresos.
La mayoría de los émigrés también habían sufrido pérdidas significantes, debido a la confiscación de sus
principales bienes de capital, propiedades de tierras, aunque muchos habían podido recuperar bastante, o
salvar parte, gracias a los buenos oficios de los agentes actuando en su nombre durante la década de 1790.
El noble de provincias Forster calcula que habría perdido tan sólo la quinta parte de sus tierras, y hasta la
tercera parte de sus ingresos, la mayoría de la nobleza parisina recibió un golpe aún más duro. Todos los
derechos de justicia señorial se habían abolido. En total, ganase quien ganase en la Revolución, el noble
propietario perdió. Lo que importa es la escala relativa del daño.
La enorme mayoría del antiguo segundo estamento, quizá de las dos terceras a las tres cuartas partes de
las familias nobles, no habían sido afectadas por la emigración durante la década de 1790. De modo que
cualesquiera que hubieran sido sus pérdidas, presumiblemente no habían sufrido por las confiscaciones de
tierras.
La antigua nobleza eran aún entonces la propietaria individual más numerosa de Francia, incluyendo París.
Y la posterior recuperación de propiedades bajo Napoleón, que incluía la readquisición de las tierras
vendidas, así como la restitución de las tierras requisadas, que habían permanecido dentro del dominio
público. Muchos nobles siguieron siendo importantes en sus localidades precisamente por el estatus social
que todavía se asociaba a la riqueza con tierras. Es más significativo el hecho de que la mayoría parece
haber evitado un papel destacado en la vida política del Consulado y del Imperio. Para los que habían
vuelto a Francia después de las privaciones del exilio, había oras prioridades más urgentes y más
personales a las cuales atender (reunir familias, recobrar fiscas confiscadas, reparar edificios en ruinas).
Incluso los que se unieron a él, lo hicieron con diferentes grados de compromiso y entusiasmo.
De los 750 a 760 que aceptaron títulos de la nobleza imperial, lo hicieron en un sentido formal. Pero los
más activos se pueden identificar como aquellos que en diferentes momentos aceptaron nombramientos
como ministro, prefecto, alcalde o diplomático, o que se convirtieron en miembros del Consejo de Estado,
del Senado o de las Cámaras Legislativas. Otros fueron activos en las asambleas. Finalmente, hay que
contar a todos los antiguos nobles que sirvieron en sus ejércitos. Muchos otros cuya colaboración con el
régimen fue más honorífica y ocasional. Como terratenientes prominentes era más que probable que
figurasen entre los plus imposés en la mayoría de los departamentos, aunque su papel en la vida pública
fuese limitada o completamente pasiva.
Tales dificultades se puedan aclarar con distinciones cronológicas. En los primeros años, mientras los
émigrés seguían retornando a Francia la antigua nobleza era relativamente insignificante entre los activos,
si se mira más allá de los ejércitos y del séquito inmediato del gobierno central. En toda Francia suponían el
3% de los notabilités nombrados en la primera lista de 1801. La proporción era mayor en las listas de
notables que formaban los colegios electorales departamentos en los años siguientes el 4 de agosto de
1802, aunque no excedía del 10 al 15%. Su representación subió a la quinta parte, principalmente a partir
de 1810. Algunos escritores han explicado este aumento como un efecto del intento de Napoleón, después
de su matrimonio austríaco y del nacimiento de un heredero, de dar un sabor más “aristocrático” a su
régimen. Quizá sea verdad, también, que entonces hubiese más los que estuviesen dispuestos a asociarse
con un Emperador que parecía lo suficientemente adecuado para enlazarse con la antigua casa de
Habsburgo. Pero la aparición de más nobles en las listas oficiales no era necesariamente una prueba clara
de su participación activa en el gobierno del Imperio.
Bajo Napoleón algunos nobles estaban preparados para aceptar un despacho ministerial o para ser
miembros de otros órganos centrales del Estado. Casos similares se pueden encontrar en el Senado, cuyo
número había subido a 140 en 1814 gracias a la generosa promoción de favoritos de Napoleón,
sobrepasando por mucho los 80 contemplados en un principio.
Si se mira más allá del séquito inmediato del Gobierno imperial y de la Corte, la antigua nobleza
proporcionaba una clase más importante para la alta administración departamental. Una muestra
reveladora es el cuerpo de la prefectura, porque formaba la médula espinal del gobierno ejecutivo de
Napoleón en la Francia provincial. Para cuando llegó la primera abdicación de Napoleón en abril de 1814,
el 43% del total eran de la antigua nobleza. Puesto que los prefectos de origen burgués siempre fueron
mayoría, aunque bajó del 77 al 57% entre 1800 y 1814, hacia el final del Imperio la representación de los
antiguos nobles no se debió a una política deliberada de sustitución directa. La proporción de nobles
antiguos en los niveles ministeriales y secretariales creció apreciablemente durante los años posteriores a
1809.
En cuanto a la antigua nobleza que sirvió en los ejércitos de Napoleón. Los antiguos nobles estaban muy
bien representados en el nivel más alto de mariscal. Los oficiales que llegaban al rango de general: por lo
menos 305 de los generales que sirvieron bajo Napoleón en algún momento del Imperio procedían de la
antigua nobleza. Al menos otros 90 provenían de familias con títulos del Antiguo Régimen.
Los más numerosos oficiales de grado de compañía desvelan una composición social que es diferente a la
de los rangos superiores. De 480 capitanes, tenentes, y subtenientes en activo durante 1814 representa
sólo el 2% de los más de 20 mil que ostentaron esos rangos bajo Napoleón. La gran mayoría de los oficiales
de Napoleón por debajo del rango de mariscal tenían varios linajes burgueses.
CLASE 5: Revolución francesa (IV). Balances e Historiografía
Bibliografía: Soboul – Transcripción de audio.
Dos momentos de la explicación:

1) Las consecuencias de la Revolución Francesa:


1era La revolución pone fin al absolutismo de derecho divino. No a la monarquía, porque esta va
consecuencia a retomar incluso en la misma Francia y en Europa hoy en día hay una gran cantidad de
monarquías (en 2018 existían 26 monarquías en todo el mundo, 13 de las cuales se
hallaban en Europa). Por lo cual la Revolución termina con UN tipo de monarquía, que es la absolutista de
derecho divino.
Jornadas que patentizaron el fin de esta monarquía:
 5 y 6 de octubre de 1789 con la marcha, fundamentalmente de las mujeres, a
Versalles y que llevan la obligación al rey y a su familia a residir nuevamente en París.
 El episodio de la huida de Valence y el retorno del rey y su familia a París, con el
episodio de cuando entra a París, ningún parisino se saca el sombrero cuando lo ve.
Estas jornadas demuestran que la monarquía había llegado a su fin.
La primera idea de la asamblea era establecer una monarquía constitucional, proyecto que va a terminar
fracasando y va a llevar a la eliminación de la monarquía en agosto de 1792.
Pero la idea de que era la Iglesia, el poder divino el que legitimaba al monarca desaparece drásticamente
con la revolución.

2da La iglesia pierde gran parte de su influencia sobre la vida cotidiana de la sociedad francesa.
consecuencia Pierde un poder simbólico (relacionar con el cuadro de David sobre la coronación de
Napoleón, el lugar que ocupa Pio VII), pierde un poder material (la expropiación de tierras
que hace la Revolución) y pierde un poder político que poseía la Iglesia en el antiguo régimen.
Dos episodios de la Revolución que significaron un avance importante en esto:
a- La Constitución Civil del Clero: le quita un poder importante a la iglesia.
b- Concordato: por parte de Napoleón, que si bien este no sea parte del proceso revolucionario si es
una consecuencia del mismo. En este concordato queda en evidencia el escaso poder de Pio VII
para imponer condiciones. Es una iglesia que si bien retorna a funcionar en Francia con Napoleón,
se encuentra ciertamente más debilitada.

3era Su carácter de clases: sin lugar a dudas la Revolución fue una revolución burguesa (aunque
consecuencia la corriente revisionista pone en tela de juicio el carácter de revolución y el de burguesa).
Pero no hay duda de que la Revolución crea los fundamentos institucionales sobre los
cuales se desarrolló el capitalismo.
McPhee (página 232): “no obstante, hasta qué punto representó también el acceso al poder de una nueva
clase. A primera vista, la persistente preminencia económica de la vieja nobleza es significativa. Los nobles
permanecieron en la cúspide de la posesión de tierras y este siguió siendo la mayor fuente de riqueza en
Francia. Sin embargo, solo eran ahora una parte de una élite mucho más amplia que incluía a todos los
ricos fuera cual fuese su extracción social. Aunque la revolución fue el triunfo de los burgueses ya fueran
profesionales, administrativos, comerciales, terratenientes o fabricantes”.
Hobsbawm: “la revolución es burguesa en su legado”. (en su sistema político, de defensa de la propiedad
privada, de los derechos individuales, los derechos del hombre y del ciudadano).

4ta La transferencia de la propiedad de la tierra originada por la revolución, aunque se


consecuencia considera que es menos radical que la producida por otras revoluciones (Rusa, Cubana,
Mexicana, Boliviana, etc.).
“En general parece razonable concluir que la revolución no trastoco las grandes líneas de la propiedad
agraria en Francia”. Esto lleva a preguntarse ¿qué fueron todas esas expropiaciones y puesta en venta de la
tierra durante la revolución? Hay una transferencia de propiedad, pero no se produjo un gran mercado de
tierras, McPhee muestra un cálculo estimado donde un 20% de las tierras cambió de mano a consecuencia
de la expropiación de la iglesia y de los emigrados. Los campesinos que eran dueños de sus tierras fueron
los beneficiados directos y más sustanciales de la revolución (este es el punto de vista de McPhee),
campesinos propietarios no los que vendían la fuerza de trabajo, ya que estos últimos no se vieron
beneficiados según este punto de vista.
Historiador Fabián Campagne: “el fortalecimiento de la propiedad burguesa y la concentración territorial
en el campo fueron también componentes destacados de la vía francesa hacia el capitalismo agrario. De
hecho, tal vez allí reside el verdadero legado de la revolución. La gran explotación sale claramente
favorecida del proceso revolucionario abierto en 1789. Los pequeños y medianos propietarios fueron
excluidos del beneficio producido por la liquidación de una parte importante de la antigua propiedad
privilegiada. A partir de la Revolución se inició un creciente proceso de concentración territorial que se
acelerara durante el siglo XX”. Este autor propone otra mirada sobre las consecuencias que deja la
revolución.
Profesora de Historia Moderna UBA: “Ahora bien, ¿la Revolución hizo una reforma agraria? si entendemos
que la reforma agraria fue una medida por la cual se hizo un gran reparto de tierras y se paso se sectores
concentrados a pequeños campesinos, la revolución NO hizo una reforma agraria. Ahora, si entendemos
que la reforma agraria fue un reparto muy importante de tierras, en la revolución si hubo un traspaso muy
importante de tierras, el panorama de la propiedad de la tierra en Francia va a ser un antes y un después
de la Revolución. Hubo un reparto de tierras muy importante lo cual NO implico un aumento de pequeños
propietarios, como fueron las reformas agrarias en Bolivia en el siglo XX”.

5ta La transformación del mundo rural francés: en las zonas rurales de Francia se trastocan
consecuencia profundamente las relaciones sociales y el poder de quien era el señor feudal
desaparecen. Esa Francia rural del antiguo régimen con las crisis agudas de hambre, de
las permanentes disputas en torno a los diezmos y las obligaciones se vuelve más pacífica después de la
Revolución.
Esto crea una agricultura campesina mucho más estable que va a ser un poco la huella del mundo rural
francés en el siglo XIX y en el siglo XX. Hay algunos autores que creen que esto hace retrasar el avance de la
Revolución Industrial en Francia, pero lo que es cierto es que hay un mundo rural que es un antes y
después de la revolución, era antes mucho más conflictivo y se vuelve más estable.

6ta La centralización, la modernización y la uniformidad de un Estado Nacional: si bien con


consecuencia Napoleón se sientan los grandes pilares, ya desde la revolución empieza un proceso de
modernización del estado francés que va a eliminar esa multiplicidad de divisiones que
encontrábamos en el antiguo régimen. Esas antiguas regulaciones, instituciones que controlaban los
puestos de trabajo, el uso de la propiedad, el derecho a testar, los impuestos, las relaciones con los
superiores en la escala social y con el estado SON sustituidos por una nueva uniformidad nacional
basada en el supuesto de la igualdad ante la ley.
Entre 1789 y 1791 la revolución remodela los distintos aspectos de la vida pública institucional de acuerdo
con los principios de la racionalidad, la uniformidad y la eficiencia. Con un sistema administrativo dividido
en departamentos, distritos, cantones y comunas que terminan con esa multiplicidad de divisiones que
tenía el antigua régimen.
Se impone un sistema nacional de pesos, medidas y monedas basados en las nuevas medidas decimales. La
imposición del sistema métrico. Y desde 1789 todos los ciudadanos franceses, fuera cual fuese su estatus
social y su residencia son juzgados por medio de un único y uniforme código legal y obligados a pagar
impuestos proporcionales a su riqueza, especialmente sobre la propiedad de la tierra.

7ma Importancia del surgimiento del concepto moderno de Nación: deja de estar asociada a
consecuencia una persona, en este caso el Rey, y pasa a estar representada por el conjunto de la
ciudadanía, el pueblo. Esto hace que se desarrolle toda una simbología patriótica: himnos,
banderas, escarapelas, festividades que van a representar o encarnar simbólicamente a esa Nación y
remplazar todo el simbolismo que rodeaba a la monarquía.
Esta es una herencia fuerte de la revolución que va traspasarse a gran parte de Europa Occidental, Oriental
y a los países de América Latina durante y después de los procesos de independencia.

8va La idea de la ciudadanía se arraiga fuertemente: la revolución crea una cultura política
consecuencia moderna que también se va a exportar a América Latina entre otras regiones. La
revolución sustituye la desigual ordenación jerárquica del antiguo régimen, con la
afirmación de la igualdad: la idea de que los hombres nacen y permanecen libres e iguales en sus derechos
(es sobre todo la igualdad civil la que va a primar, no tanto la económica).
Francia sigue siendo una sociedad jerárquica y profundamente desigual después de la Revolución, aunque
hay una nueva jerarquía donde la mejor indicación es el mérito personal más que la riqueza y más que el
apellido familiar. Se sintetiza en el termino de meritocracia que surge con Napoleón.
9na La revolución estimula al desarrollo de nuevas teorías sociales: la figura de Babeuf que se la
consecuencia considera un precursor de Marx. En 1796 hace un levantamiento ya en la época del
directorio que se llamo “la conspiración de los iguales” y en los escritos de Babeuf aparece
la idea de la comunidad de bienes, del reparto igualitario de tierras, entre otras.
También la práctica revolucionaria de las masas populares y aparecen las primeras teorizaciones de esto en
los artículos Marat, la idea de lo que significa el pueblo movilizado y la capacidad de transformación de ese
pueblo movilizado.
La revolución experimenta también la práctica de un gobierno revolucionario, es decir, establecer
“libertades democráticas burguesas” en el contexto de una guerra y una guerra civil interna también.
“Es un semillero de ideologías la Revolución” abarca desde la idea de comunismo de bienes, el realismo
autoritario, el constitucionalismo liberal, la democracia social (lo señala McPhee en la página 203) o la idea
de una dictadura en tiempos de guerra con una economía bastante dirigida como fue la fase de
Robespierre.
Muchos procesos posteriores van a leer y estudiar a la revolución francesa para buscar inspiraciones y
modelos políticos, ideológicos, institucionales y a intentar imitar a partir de la experiencia de esta
Revolución.

2) Debates historiográficos:
La revolución dio bibliotecas enteras en Francia y fuera de Francia que debatieron y siguen debatiendo
distintos aspectos sobre la Revolución.
A partir de los años 70/80 se generan una multiplicidad de estudios de casos. Se producen, sobre todo a
partir de los años 60/70 ciertos debates que refleja el texto de Soboul. Este es uno de los grandes
historiadores de la Revolución, él se inscribe dentro de la Tradición de la interpretación social o clásica de
la Revolución Francesa (marxistas y otros anteriores como la interpretación romántica de la revolución).
Esta corriente tradicional sostiene que efectivamente fue una revolución y que fue una revolución
burguesa. Soboul escribe la tesis “los Sans Culottes de París en el año 2” (traducción literal del francés), y
se publica en español en el 58 como “movimiento popular y gobierno revolucionario”, lo que hace este
autor es estudiar la revolución desde abajo, a los sectores populares y subalternos como protagonistas de
la Revolución.
Va a debatir y responderle a lo que es la tesis revisionista de la revolución, la cual tiene un gran
protagonista que François Furet junto con otro historiador que escribe con él llamado Denis Richet, ambos
militantes del partido comunista francés se van en disidencia en 1956 y después de unos años se pone en
disidencia con la interpretación clásica de la revolución. Furet junto a Richet escriben “La Revolución
Francesa” en el año 65 donde van a investir contra la interpretación clásica, luego Furet profundiza su
análisis en un texto que se llama “pensar la Revolución Francesa” que es del año 78.
El texto de Soboul se centra en la interpretación clásica con la revolución que es la corriente a la que
inscribe él. Y después empieza a rastrear, en los demás apartados, a los que se diferencian de esa
interpretación. Es decir, los antecesores de Furet uno es un historiador ingles llamado Cobban y el otro
Palmer que es un historiador norteamericano.
Para Cobban la Revolución no sería el resultado de un conflicto de clases (cosa que para la tradición a la
que inscribe Soboul si lo es). Arremete contra la interpretación según la cual la Revolución crea un orden
nuevo que sustituye al antiguo régimen, niega el carácter anti-feudal de la Revolución. Para Cobban la
Revolución Francesa no fue una obra de capitalistas, sino de burgueses que detentaban cargos
administrativos o políticos.
Al igual que Taylor concluye que la revolución fue esencialmente política y que trajo reformas sociales, y no
a la inversa. Es decir, lo que si considera la tradición clásica donde se la piensa como una revolución social
que trajo consecuencias políticas.
Soboul después se centra en lo que se inicia en 1965 que es la interpretación revisionista, representada en
Furet. Si bien tiene estos antecedentes, Furet los retoma y los profundiza que le va a negar el carácter
revolucionario a la revolución francesa, se da en el clima de la guerra fría donde se intenta terminar con la
idea de que las revoluciones son posibles o mostrar las consecuencias sociales que traen las revoluciones,
en este contexto nace la interpretación de Furet.
Dos conceptos para enfocarnos:
- La idea de revolución de las élites
- Concepto de Dérapage: según Furet la revolución viene por un camino, pero a partir de 1792 las
masas populares modificarían el curso de la revolución liberal y se volvería una revolución mucho
más sangrienta, violenta sin ningún motivo justificado.
La mirada de Furet es la revisionista que es la que triunfa en Francia, la visión del Estado que intenta
derramar contra la sociedad francesa, muy condenatoria de la violencia.
Para tener en cuenta en el texto de Soboul:
 ¿Cuáles son los argumentos de Cobban para negar el carácter antifeudal y burgués de la
Revolución? ¿Por qué sostiene que la Revolución no fue obra de verdaderos capitalistas sino de
burgueses? ¿Qué responde Soboul?
 ¿A qué se refiere Furet cuando habla de la "Revolución de las elites? ¿Qué significa el concepto
"Dérapage" utilizado por Furet y cómo lo utiliza en su interpretación de la Revolución? ¿Qué le
responde Soboul?
Resumen - Albert Soboul
LA HISTORIOGRAFÍA CLÁSICA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA. EN TORNO A
CONTROVERSIAS RECIENTES.
La interpretación clásica de la Revolución
Jaurés quiso ver en ella un fenómeno social y económico: “sería falso negar la dependencia del
pensamiento, e incluso del sueño, respecto al sistema económico y a las formas precisas de la producción”.
Este autor considera que la Revolución fue, de hecho, la culminación de una larga evolución económica y
social que hizo a la burguesía dueña del poder y de la economía.
Desde la época de la Restauración, los historiadores de la escuela liberal subrayaron con fuerza uno de los
caracteres esenciales de nuestra historia nacional: la aparición, el crecimiento y el triunfo final de la
burguesía; entre el pueblo y la aristocracia, creó los cuadros y precisó las ideas de una sociedad nueva,
cuya consagración fue 1789.
En la misma época de la Revolución Barnave, en 1792, tras exponer el principio que la propiedad influye en
las instituciones, Barnave constata que las instituciones creadas por la aristocracia terrateniente ponen
trabas y demoran el advenimiento de una nueva era. “A partir del momento en el que las artes y el
comercio logran penetrar en el pueblo y crean un nuevo medio de riqueza para socorrer a la clase
laboriosa, se está preparando una revolución en las leyes políticas: una nueva distribución de la riqueza
produce una nueva distribución del poder”.
Tampoco basta con distinguir entre la revuelta de la aristocracia y la revolución del tercer estado. Los
antagonismos que se manifestaron rápidamente tanto entre las diversas categorías burguesas, como entre
la burguesía y las masas populares, dan cuenta de la complejidad de la historia revolucionaria y de la
progresión de sus diversas etapas. Las masas campesinas, Lefebvre ha demostrado la existencia, en el
cuadro general de la Revolución, de una corriente campesina que poseía autonomía y especificidad en
cuanto a su origen, sus procedimientos, sus crisis y sus tendencias.
La interpretación social de la Revolución francesa. Apelación constante a la investigación erudita, por su
espíritu crítico, por su esfuerzo de reflexión teórica, por su visión global de la Revolución, sólo ella merece
ser considerada auténticamente científica.
La visión de la historia es matizada o modificada por cada generación de historiadores: la historia también
se escribe bajo el peso de las experiencias vividas y de la historia real. El movimiento de la historia ha
desvelado a cada generación aspectos nuevos, factores cada vez más numerosos y de una interacción de
una complejidad creciente.
Así iba progresando, al mismo ritmo de la historia, la interpretación social de la Revolución Francesa. Y si
en plano siglo XX la atención de los historiadores se ha desplazado hacia las masas populares urbanas. A la
interpretación social clásica, a partir de este momento, se opuso una línea revisionista. Algunos de sus
partidarios bautizaron la interpretación clásica con el calificativa de “historiografía jacobina” de la
Revolución.

¿Revolución política o Revolución social?


Cobban pronunciaba una lección inaugural titulada “El mito de la Revolución francesa”, Cobban negaba el
carácter antifeudal y burgués de la Revolución francesa, se aprestaba a negar su carácter nacional.
Así, pues, la Revolución francesa, no fue más que “un aspecto de una revolución occidental o atlántica, que
comenzó en las colonias inglesas poco después de 1763, se prolongó a través de las revoluciones de Suiza,
de los Países Bajos, de irlanda, antes de alcanzar Francia entre 1787 y 1789. De Francia rebotó a los Países
Bajos y a otros países”.
Más tarde todavía ampliará si ámbito hacia otros países de Europa y hacia la América ibérica. De este
modo la Revolución francesa se integrará en la “gran revolución atlántica”.
No tienen la menor intención, en efecto, de mostrar que la Revolución francesa no es más que un episodio
del curso general de la historia que, tras las revoluciones de los Países Bajos, de Inglaterra y de América,
contribuyó a llevar o asociar la burguesía al poder y liberó el despliegue de la economía capitalista. La
Revolución francesa no acotó el límite geográfico de esta transformación. En el siglo XIX, en todos los
lugares donde se instaló la economía capitalista, se produjo paralelamente la ascensión de la burguesía. La
Revolución burguesa tuvo alcance universal.
Al poder en un mismo plano la Revolución francesa y “las revoluciones de Suiza, de los Países Bajos y de
Irlanda”, se minimiza curiosamente la profundidad y las dimensiones de la primera. En relación a la
Revolución francesa ¿es realmente posible hablar de una “conmoción revolucionaria común a Europa y a
América”? Si hubo efectivamente conmoción social y política, por lo menos en la Europa continental, fue
como consecuencia de la conquista revolucionaria y de la dominación napoleónica.
La interpretación occidental o atlántica de la Revolución Francesa, al vaciar de todo contendido específico,
económico (antifeudal y capitalista), social (antiaristocrático y burgués) y nacional (uno e indivisible), hace
tabla rasa de medio siglo de historiografía clásica, de Jean Jaurés a Georges Lafabvre.
Esta teoría de una revolución occidental o atlántica, jamás se impuso, por lo menos en Francia, sobre la
interpretación clásica de la Revolución Francesa.
Según Palmer la Revolución Francesa ha sido: “un episodio decisivo en la historia de la propiedad y de las
clases poseedoras. En lugares donde las ideas revolucionarias fueron aplicadas, es decir, en Francia y en las
repúblicas hermanas, luego en el imperio napoleónico, hubo redefinición de la propiedad. La propiedad de
la tierra fue despojada de sus derechos feudales y del derecho aristocrático de primogenitura”. Así pues, la
revolución antifeudal, esencialmente burguesa- tras diez años de polémica, aunque también de progreso
en el análisis histórico, R. Palmer se incorpora, pues, con matices, a las posiciones de la historiografía
revolucionaria.
Alfred Cobban rechaza toda interpretación social de las revoluciones y de la historia. Negando la realidad
de las clases se cree exorcizar el dominio de las revoluciones.
Cobban arremete contra la interpretación según la cual la Revolución Francesa crea un orden nuevo que
sustituye el antiguo régimen. La interpretación de la Revolución que defiende la sustitución del feudalismo
por un orden burgués capitalista es un mito. De modo que hubo una revolución, pero la concepción que de
ella de la historiografía francesa clásica no es más que un mito que no tiene fundamentos reales, que no
adapta a la realidad.
Cobban se centra en dos puntos esenciales: saber si la revolución francesa fue antifeudal y capitalista:

 La Revolución suprimió al feudalismo: en realidad, responde Cobban, el orden feudal había


desaparecido desde hacía mucho tiempo.
 La Revolución permitió la instauración del capitalismo en realidad, responde Cobban, la Revolución
fue la obra no de verdaderos capitalistas, sino de burgueses, principalmente titulares de cargos,
que, por tanto ya ejercían todas las funciones administrativas y que las conservaron.
Argumentos de Cobban:
1) El primer argumento de Cobban es el sentido que da a la palabra feudalismo. No es importante el
sentido que le deban los juristas, sino el que le daban los campesinos. Para los campesinos y para
los hombres al corriente de las cosas de la tierra era en ese lenguaje del siglo XVIII, la servidumbre
de la tierra, sobre la que pareaban las cargas inalienables de la tierra, también los diezmos. Merlin
de Doual lo explica claramente en su informe del 4 de septiembre de 1789 al comité de derechos
feudales de la Asamblea Constituyente: “derechos feudales se extiende a todos aquellos derechos
que, encontrándose en poder de los señores, forman en su conjunto el complexum feudale”.
A título de ejemplo la detracción feudal podía arrogarse hasta una quinta parte del producto neto
del campesino de Haute-Auvergne. Y que, en esta misma provincia, un tercio de las rentas de los
señoríos lo constituían los derechos feudales.
La relación derechos feudales-rentas campesinas da cuenta del comportamiento de las masas
campesinas al término del antiguo régimen en el curso de la Revolución. La relación derechos
feudales-renta total del señorío ilustra el comportamiento de la nobleza, forma parte de las
motivaciones de la contrarrevolución.
2) El segundo argumento de A. Cobban se refiere a la composición de las asambleas revolucionarias.
Las dos terceras partes de los diputados del tercer estado pertenecían a profesionales liberales. ¿Es
posible atribuir a estos hombres la voluntad de haber querido sustituir el viejo orden por el orden
capitalista? Lo que es más, prosigue Cobban, de los 1539 miembros de la Asamblea Constituyente y
de la Convención, 629 detentaban, antes de la Revolución, funciones públicas, de ellos 289 eran
titulares de cargos.
Este segundo aspecto de la argumentación crítica de Cobban fue recobrado por historiadores
norteamericanos. E. L. Eisenstein en 1965 afirma que la iniciativa revolucionaria correspondió a un
grupo de intelectuales partidarios de las nuevas ideas, los cuales, aunque de diversa extracción
social, persiguieron objetivos políticos comunes. Los hombres que se engloban en la categoría
abstracta de burguesía, en realidad, sólo constituían una ínfima minoría de activistas. “La burguesía
no estuvo en el origen del vivo movimiento de protesta de 1788 y no desempeñó un papel
importante en los acontecimientos y en las reformas de 1789”.
G. V. Taylor se ocupa del capitalismo. Por capitalismo entiende la inversión de capitales privados
para obtener beneficio. Por capitalistas entiende la clase de los empresarios en el sentido de Adam
Smith: aficionados al riesgo en su afán de obtener el máximo beneficio. Los ricos no capitalistas,
que sólo aspiran a hacer inversiones estables. Esta riqueza no capitalista o riqueza propietaria,
según el autor, consistía esencialmente en bienes raíces, inmuebles urbanos, cargas vanales y
rentas diversas; lo que de hecho constituía el 80% de la riqueza total de Francia. La mayor parte de
los bienes pertenecientes al tercer estado correspondían a la riqueza propietaria. La cuestión
fundamental, escribe Taylor, consiste en saber si la burguesía de 1789, sea cual sea su definición, se
hallaba enfrentaba económicamente a otras clases que disfrutaban rentas de origen distinto. La
respuesta es negativa.
Al igual que Cobban, Taylor concluye en consecuencia que la Revolución Francesa no pudo ser una
lucha entre clases enfrentadas por formas diferentes de riqueza e intereses económicos distintos.
La oposición era meramente jurídica, en ningún caso económico. La Revolución Francesa fue “una
revolución esencialmente política que acarreó reformas sociales y no una revolución social que
tuviera consecuencias políticas”.
Respecto a la cuestión de la burguesía, no cabe negar la importancia del papel de los intelectuales y
de los funcionarios en la maduración y en la dirección de la Revolución. Funcionarios e
intelectuales, contribuyeron a la formación de la ideología que suscitó el despertar, y luego la
conciencia de clase, de todas las categorías burguesas: fenómeno sin el cual no sería concebible la
Revolución.
La burguesía era diversa y múltiple: raramente una clase social es homogénea. Por la burguesía era
también una. En el siglo XVIII las distinciones de clase eran numerosas, variadas, con el nacimiento y el
nivel de fortuna, la manera de vestirse y el hábitat, el modo de existencia. Ninguno de estos criterios
tomados aisladamente constituyen por sí mismo el carácter distintivo de una clase. De entre todos los
criterios sobre lo burgués, el que está en primer plano, sin duda alguna, en el de la fortuna, no tanto por su
volumen como por su origen, su forma, la manera como se administra, como se gasta: vivir
“burguesamente”.
E. Labrousse dice: “el propietario, el rentista que vive burguesamente… Son burguesas a su vez,
lógicamente, las profesiones liberales, en el sentido de siempre. Los jefes de empresa que constituyen
numéricamente el grueso de la clase: los cuales, propietarios o responsables de la gestión de los medios
independientes de producción sustentados en un trabajo asalariado, obtienen de él sus principales medios
de subsistencia, y se adjudican, especialmente, el beneficio comercial e industrial”.
P. Vilar: “1) Disponer libremente de medios de producción. 2) Aplicar a éstos, mediane contrato libre, una
mano de obra que sólo dispone de su fuerza de trabajo. 3) Adjudicarse la diferencia entre el valor realizado
por la mercancía y la remuneración de la fuerza de trabajo aplicada. No es burgués quien no vive, directa o
indirectamente, de la detracción social así definida”.
Este esbozo de definición permite situar mejor la posición y el papel de la burguesía en la Revolución
francesa.
En la Constituyente había un 13% de negociantes y de manufactureros, dos grupos de presión intervinieron
en los debates de forma muy activa: los “diputados extraordinarios de las manufacturas y del comercio”
que representaban los intereses de los puertos, y el club Massiac, defensor de los dueños de plantaciones
de Santo Domingo, de los armadores y de los dueños de refinerías que intervinieron cada vez que se
atacaba el régimen colonial.
Aunque la Asamblea Constituyente no proclamara explícitamente esta libertad económica, estableció y
mantuvo obstinadamente, en cambio, la libertad de comercio de los granos, abolió los gremios y suprimió
el monopolio de las grandes compañías comerciales: reformas, todas ellas, favorables al desarrollo de la
libertad de empresa y del beneficio libre.
El hecho de que muchos revolucionarios fueran partidarios de la extensión de la pequeña propiedad, que
no sospecharan las posibilidades de una concentración capitalista. Tal como avanza Eisenstein, los
iniciadores de un movimiento social no tienen por qué ser necesariamente sus beneficiarios: que varios
jefes de la revolución burguesa no fueran burgueses no da pie a ninguna argumentación.
Respecto a la Revolución Francesa, la cuestión esencial radica en que el viejo sistema de producción fue
destruido y que la Revolución estableció sin ningún tipo de restricción la libertad de empresa y de
beneficio, abriendo así la vía al capitalismo.
La victoria sobre el feudalismo y el antiguo régimen no significó la aparición simultánea de nuevas
relaciones social y de estructuras económicas nuevas. El paso al capitalismo no constituye un proceso
simple a través del cual los elementos capitalistas se desarrollan en el seno de la vieja sociedad hasta
adquirir vigor suficiente para romper sus marcos. Sus progresos fueron lentos durante el período
revolucionario.

¿Revolución necesaria o revolución contingente?


La discusión sobre la naturaleza burguesa o no burguesa de la Revolución, en la propia Francia comenzaba
en 1965 una empresa revisionista.
El objetivo es siempre el mismo: negar las realidades de clase para encontrar una alternativa al empuje
revolucionario. Una revolución de la Ilustración aristocrática y burguesa, seguida, sin vinculación necesaria,
de una revolución popular, violenta y retrógrada. De este modo se opondría una vía reformista y una vía
revolucionaria.
Furet y Richet en 1965 escribió La Révolution, escriben: “¿Era evitable la Revolución? No, sin ningún tipo de
duda. Todo depende, una vez más, de la capacidad de arbitraje y de reforma del rey de Francia”. Estos
autores consideran que podemos interpretar que en la revolución francesa hubo:

- Revolución de las élites: la de 1789 fue la revolución de las Luces. Los hombres del 89 habían
abrazado el espíritu de reforma tanto el que procedía del liberalismo aristocrático como el que
tenía su origen en el pensamiento burgués. 1789 habría sido la culminación de esta toma de
conciencia de las élites, de manera que la ideología constituiría el elemento motor de la historia.
La Revolución resultó de la toma de conciencia de las élites, conciencia de su autonomía en lo
político y de su necesario control del poder. Creen que la nobleza tuvo un papel iniciador y
educador, pero que se extendió “a la riqueza, a la propiedad y al talento” (es decir a los burgueses).
Según estos autores: nobleza + burguesía= revolución.
ARGUMENTO DE SOBOUL: afirma que esta visión de Furet es simplista porque no fue unificadora la
función de la Ilustración. Soboul considera que no hubo una élite francesa unificada. Además lo que
se debatía eran los privilegios: la revolución de la Ilustración se estrellaba contra los privilegios
(vigentes). Ni la nobleza ni la monarquía podían, sin negarse a sí mismas, aceptar la supresión del
privilegio, cuyo mantenimiento, por otra parte, las élites burguesas no podían aceptar (es decir, la
nobleza quería mantener los privilegios que se oponían los intereses burgueses).
- Dérapage (resbalón) de la Revolución: Furet distingue en 1789 tres Revoluciones: la de la
Asamblea Constituyente que lleva la impronta del siglo XVIII vencedor tal como los cuadernos de
quejas permitían definirla; la de los parisienses, que “no se sublevan para salvaguardar la Asamblea
Nacional y sus conquistas; esta salvaguarda será tan sólo una consecuencia objetiva de su voluntad
de salvarse a sí mismos”; finalmente, la de los campesinos, “quienes llaman duramente a la puerta
de la revolución burguesa, que vacila en abrírsela”.
Otro autor, Lefebvre ha puesto de manifiesto la existencia, en la revolución del tercer estado, de
una corriente campesina autónoma y específica; sus discípulos, de una corriente popular urbana,
llamada sans-culottes, también autónoma y específica.
Los autores se entrañan de la alianza entre la burguesía y el pueblo de las ciudades y del campo. Y
consideran que es este encuentro entre burguesía y masas populares urbanas y rurales donde se
sitúa la raíz de su hipótesis, la de las “tres revoluciones de 1789”, noción indispensable para la
hipótesis: la del dérapage de la Revolución desde 1792 hasta el 9 termidor.
La revolución reformista de 1789, definida por el programa de sus dirigentes ilustrados y por su
compromiso por arriba, tras haber fracasado por la carencia de capacidad “de arbitraje y de
reforma de la monarquía”, fue definitivamente desviada de su curso inicial en 1792 por la
intervención popular. Dérapage implica que esta intervención (popular) NO fue indispensable para
el triunfo de la Revolución Francesa, ni tampoco fue motivada por ella. Furet considera, también,
que la revolución de 1792-1794 sería un mero hecho contingente, un accidente.
SOBOUL, por el contrario, cuestiona que estos autores no consideran que gracias al dérapage la
burguesía pudo exterminar todas las formas de contrarrevolución haciendo posible el sistema
liberal que se impondrá definitivamente en 1794. Tampoco se plantearon saber cuales son las
causas profundas de la intervención popular.
Furet considera que la causa de la guerra (exterior) estaría en una intensión expansionista por parte
de Francia, girando todo en torno a determinaciones mentales, y afirma (Furet) que “la Revolución
ha sido arrastrada por la guerra y la presión de la turba parisiense fuera del gran camino trazado
por la inteligencia y la riqueza del siglo XVIII”. Considera también que las masas populares solo se
movían por “mitos y fantasmas, siendo la guerra un mero accidente”.
SOBOUL (que adhiere a la corriente o escuela clásica) adhiere a la concepción de una revolución
global y necesaria, en la que la necesidad histórica no excluye el libre albedrío (es decir, si bien era
una revolución necesaria, los sujetos tenían una conciencia y pensaban básicamente), en la que el
hombre conserva plenamente la responsabilidad de sus actos. Hay que tener en cuenta las
circunstancias: se trata (lo que para Furet era el dérapage, que sería la época de 1792-1794
también considerada como del Terror con alta participación popular), contra la reacción
contrarrevolucionaria, de justificar las esperanzas y de asegurar las posiciones del partido liberal.
Esto es lo que considera la posición revolucionaria clásica, los cuales, según Soboul “no
subordinaron a la verdad histórica a su toma de posición política”.
Soboul afirma que:
 No hubo, en 1789, tres revoluciones, sino una sola, burguesa y liberal.
 Tuvo apoyo popular, principalmente campesino.
 No hubo dérapage de la Revolución en 1792, sino la voluntad de mantener la
cohesión del tercer estado gracias a la alianza de las masas populares, sin cuyo
apoyo la experiencia de 1789 nunca se hubiera producido (es decir, la alianza que a
Furet le sorprendía o veía como inesperada para Soboul era con la intención de
mantener la cohesión del tercer estado y además que el apoyo popular fue
fundamental, no fortuito o accidental como afirma Furet, sino que fue tan
determinante que sin esta intervención la revolución iniciada en 1789 nunca hubiera
tenido lugar).
 El año II (sería 1793-1794, recordemos que el nuevo calendario, el Republicano, tenía
como fecha de inicio del año el mes de septiembre, por eso incluye estos dos años
según el calendario gregoriano) no fue un “tiempo de agobio”, sino un momento de
radicalismo necesario para asegurar la victoria de la Revolución burguesa, sobre la
contrarrevolución (y la coalición). Fue esencial para su supervivencia.
CLASE 6: ¿Cómo enseñar la Revolución Francesa? Estrategias didácticas
Actividad.
Comparar dos manuales, uno de la década del 80 o anterior, y otro editado a partir de 2000. Tener en
cuenta en la comparación:
 
1. Fecha de edición
2. Capítulo que lo antecede y precede en el índice
3. Apartados del capítulo
4. Cantidad de páginas
5. Uso de recursos didácticos (ilustraciones, mapas, líneas de tiempo, diccionario, etc.)
6. ¿Qué eje prioriza, político-institucional o conflicto-violencia?
7. ¿Papel otorgado a los sans-culottes y al campesinado? ¿tiene en cuenta perspectiva de género?
8. ¿Revolución francesa como revolución burguesa? ¿Da cuenta de discusiones historiográficas?
9. Mirada sobre período napoleónico, ¿dónde coloca énfasis?    

Materiales complementarios para trabajar el tema de la Revolución Francesa en el aula:

 Fichas elaboradas por Stella, una de ellas acerca de las “estampas” de Goya realizadas en el marco
de la invasión napoleónica a España:

Clase N°6:

Goya

Obra N° 1

“Con razon ó sin ella”


Ficha técnica:
Título: “Con razon ó sin ella”
Pintor: Francisco de Goya.
Año: 1810-1814
Serie: Desastres de la guerra (estampa), 2.
Técnica: Aguafuerte, aguada, punta seca, buril y bruñidor. Estampación con entrapado.
Soporte: Papel avitelado ahuesado grueso.
Edición: 1ª ed., Madrid: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1863
Estilo: Romanticismo
Medidas: 153 x 206 mm (huella) / 248 x 341 mm (papel).
Se conserva en: Museo Nacional del Prado
Acerca de la obra:

Francisco de Goya nació en el año 1746, en Fuendetodos, localidad de la provincia española de Zaragoza.
Más tarde, viaja a Italia donde aprenderá  a descubrir el arte con sus propios ojos, lejos del acartonamiento
académico. Al regresar trabajará en diseñar cartones para la Real Fábrica de Tapices de Madrid.

Goya cultiva todos los géneros destacando sus retratos (y numerosos autorretratos) y sus escenas


costumbristas que captan a la perfección el Madrid de la época. Nunca abandonó los temas populares y en
ellos se mezcla la más mordaz crítica social, con el más sofisticado estudio antropológico. Además, realizó
cuadros eróticos lo que lo llevó a tener inconvenientes con la Inquisición.

Su estilo evolucionó desde el rococó, pasando por el neoclasicismo, hasta el prerromanticismo, los cuales
interpretó de una forma personal, original y con un rasgo subyacente de naturalismo. En el cual reflejó la
realidad sin una visión idealista que la mezcle ni desvirtúe, siendo igualmente importante el mensaje ético.
Para Goya la pintura es un vehículo de instrucción moral, no un simple objeto estético

En 1779 será el pintor de la corte lo que lo convierte en un consumado retratista, y le abre todas las puertas
de los palacios. El 25 de abril de 1789 se ve favorecido con el nombramiento de pintor de cámara de los
nuevos reyes Carlos IV y doña María Luisa de Parma.

Las estampas:

El contexto histórico es el Tratado de Fontainebleau firmado en 1807 cuando el ejército imperial de


Napoleón debía entrar en España solo como lugar de paso hacia Portugal, pero sus intenciones de quedarse
no tardaron en hacerse evidentes. Los desencuentros con la población fueron crecientes hasta desembocar en
el enfrentamiento que tuvo lugar en las calles de Madrid el 2 de mayo entre la Guardia Imperial y los
habitantes de la ciudad. 

El 2 de mayo de 1808, grupos del pueblo de Madrid, instigados por sectores de la nobleza y la iglesia, se
levantaron en armas contra las tropas napoleónicas que ocupaban las principales ciudades españolas. La
rebelión trajo como consecuencia una represión que no haría sino generalizar los levantamientos populares
al resto de las ciudades de la Península. Ciudades que fueron doblegadas por los ejércitos imperiales, en
muchos casos tras un largo y doloroso asedio. Zaragoza padeció uno de los más feroces asedios al tiempo
que realizó la más heroica de sus defensas. Entre el 15 de junio y el 14 de agosto de 1808, la ciudad
mandada por el general Palafox, sufrió un primer asedio que pudo resistir, sangrientamente, a juzgar por las
terribles consecuencias que supuso para su población. En octubre de ese mismo año, Palafox mandó llamar a
Goya junto a otros artistas para “ver y examinar las ruinas de aquella ciudad, con el fin de pintar las glorias
de aquellos naturales, a lo que no me puedo excusar por interesarme tanto en la gloria de mi patria”, según
comentó el propio Goya unos años más tarde.

La coincidencia temática de muchos de los primeros Desastres con las relaciones impresas de lo acontecido


en la ciudad, así como otras estampas inspiradas en estos mismos sucesos –la serie de las Ruinas de
Zaragoza, grabada por Gálvez y Brambila, presentes junto a Goya en Zaragoza– ponen de manifiesto el
interés de Goya en estos sucesos; no tanto en dejar constancia de hechos concretos, sino de captar la esencia
de los mismos. Por ello, las primeras láminas de los Desastres están fechadas en 1810.

También, durante la Guerra de la Independencia, entre los años 1811 y 1812, miles de madrileños murieron
de hambre. Fueron muertes lentas, agonizantes y angustiantes. En una ciudad en la que la comida se vendía
a precios exorbitantes debido a su escasez, no solo por la guerra sino a causa varios años de malas cosechas.
Incluso el rey José I, el hermano de Napoleón, trató de ayudar con su propia fortuna para dar de comer a los
más desfavorecidos.

Realización:

En 1808 con 72 años es que va a realizar estas estampas donde el espectador puede visualizar la cruda
realidad social de las guerras y todo lo que trae aparejado con ella, dejando un precedente estético y
temático, alcanzando así un mensaje histórico y universal de cómo se desmoronaba el viejo mundo ante la
irrupción de un nuevo orden.

El primero en abordar la ambigüedad del pintor es  Dérozier (hispanista francés) que por un lado puede
interpretarse como la expresión de las dudas de Goya sobre la justificación de un levantamiento amparado
por los sectores más reaccionarios de la sociedad española, y por otro puede expresar la oposición existente
entre el fanatismo y las pasiones como instintos naturales del ser humano y la razón propugnada por los
ilustrados. Cabría hacer una tercera interpretación, en la que el conflicto entre españoles y franceses se
expresa a través del título, los que tienen razón para combatir y morir y los que no la tienen.

En esta estampa propiamente dicha, Goya suprime aquí toda referencia espacial concreta y aproxima a los
protagonistas a un destacado primer plano, de modo que las figuras adquieren por su magnitud toda nuestra
atención. Una vez centrados en las figuras, lo primero que llama la atención es la radical diferenciación entre
los dos grupos combatientes.

Por un lado los españoles, representados por tipos populares débilmente armados con navajas y chuzos, y
por otro el ejército francés, bien equipado. La idea de frialdad de los soldados, a los que no vemos el rostro,
como si se tratase de una máquina de matar, contrasta con los rostros frontales de los dos españoles, trágica
expresión de la muerte y el sufrimiento humano. Hasta el momento no había sido retratada la sangre
emanando del rostro de un hombre a punto de morir. En segundo plano, la otra cara del enfrentamiento,
aquel en el que perecieron numerosos soldados imperiales; así podemos ver entre las piernas
del manolo situado en el centro de la composición, a un grupo de españoles acuchillando a un soldado
francés, y, con algo menos de precisión, a la izquierda, a otro español armado con otro cuchillo amenazando
a la sombra de un soldado. Es interesante subrayar esta dualidad que se produce en muchas de las estampas
de la serie: figuras protagonistas en primer término y al fondo multitudes que subrayan el carácter colectivo
de los hechos representados.
Obra N° 2

“Lo mismo”

Ficha técnica:

Título: “Con razon ó sin ella”


Pintor: Francisco de Goya.
Año: 1810-1814
Serie: Desastres de la guerra (estampa), 3.
Técnica: Aguafuerte, aguada, punta seca, buril y bruñidor. Estampación con entrapado.
Soporte: Papel avitelado ahuesado grueso.
Edición: 1ª ed., Madrid: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1863
Medidas: 159 x 219 mm (huella) / 248 x 341 mm (papel).
Se conserva en: Museo Nacional del Prado

Obra N° 3
“Y son fieras”

Ficha técnica:

Título: “Y son fieras”


Pintor: Francisco de Goya.
Año: 1810-1814
Serie: Desastres de la guerra (estampa), 5.
Técnica: Aguafuerte, aguada, punta seca, buril y bruñidor. Estampación con entrapado.
Soporte: Papel avitelado ahuesado grueso.
Edición: 1ª ed., Madrid: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1863
Medidas: 155 x 209 mm (huella) / 248 x 341 mm (papel).
Se conserva
Acerca de laen: Museo Nacional del Prado
obra

Obra N° 4
“Se aprovechan”

Ficha técnica:

Título: “Se aprovechan”


Pintor: Francisco de Goya.
Año: 1810-1814
Serie: Desastres de la guerra (estampa), 16.
Técnica: Aguafuerte, aguada, punta seca, buril y bruñidor. Estampación con entrapado.
Soporte: Papel avitelado ahuesado grueso.
Edición: 1ª ed., Madrid: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1863
Medidas: 161 x 235 mm (huella) / 249 x 342 mm (papel).
Se conserva en: Museo Nacional del Prado

Obra N°5
“Y no hai remedio”

Ficha técnica:

Título: “Y no hai remedio”


Pintor: Francisco de Goya.
Año: 1810-1814
Serie: Desastres de la guerra (estampa), 15.
Técnica: Aguafuerte, aguada, punta seca, buril y bruñidor. Estampación con entrapado.
Soporte: Papel avitelado ahuesado grueso.
Edición: 1ª ed., Madrid: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1863
Medidas: 141 x 168 mm (huella) / 249 x 342 mm (papel).
Se conserva en: Museo Nacional del Prado

Acerca de la obra:

En esta estampa asistimos como espectadores de primera fila, situando en primer plano al hombre que va a
ser ajusticiado y al fondo un pelotón de soldados franceses, claramente identificables por sus uniformes, que
disparan sus fusiles sobre otro condenado. No hay dudas por tanto de que se trata de uno de los muchos
fusilamientos que, desde los primeros tiempos del levantamiento, pudieron verse en las ciudades y caminos
de España. Aplicando los decretos de 1809, que consideraban bandido a cualquier español que usase sus
armas contra ellos, las tropas de Napoleón debían ejecutarlos inmediatamente a su captura.

Los fusilamientos de patriotas fueron un tema habitualmente representado en las estampas que se editaron
durante la guerra y recién terminada ésta. Entre las cuatro estampas que se publicaron para conmemorar el
levantamiento del 2 de mayo, cuyo éxito hizo que fuesen copiadas en diferentes ocasiones y formatos, la
titulada Asesinan los franceses a los españoles en el Prado, muestra a un grupo de soldados fusilando a
españoles junto a los árboles del paseo. La diferencia de ese tipo de estampas patrióticas y propagandísticas
con esta de Goya es enorme, pues en ellas la escena de la ejecución no deja de ser un elemento anecdótico
más en el conjunto de una obra muy parecida a las vistas urbanas que se habían editado años atrás. Más
similitudes con Goya presenta la estampa de los Religiosos fusilados en Murviedro, grabada por Miguel
Gamborino en 18134, y que por su parecido compositivo con el lienzo del Tres de mayo, bien podría
señalarse como una de las fuentes.

Lo excepcional de Goya se muestra en la novedosa forma de concebir el tema como una secuencia temporal
en la que se aprecian tres momentos diferentes que describen el proceso del fusilamiento: el que espera su
ejecución inminente en el centro, los que lo están siendo al fondo y en primer término el que ya lo ha sido,
este último con un evidente parecido con un personaje del lienzo del Tres de mayo, tanto por su escorzo
como por el rostro ensangrentado. Las referencias formales y expresivas de ambas obras ponen de
manifiesto el método de trabajo de Goya, caracterizado por una reelaboración de recursos visuales ya
utilizados en composiciones anteriores. A partir de esta secuencia temporal es posible también entender el
título como una referencia al protagonista central de la composición, para quien “No hay remedio”, como
demuestran sus compañeros ya fusilados. Por otra parte, la potente figura del condenado, destacada en
blanco sobre la oscuridad y el poste al que está atada, enfrentada a las tres bocas del fusil que asoman a la
derecha constituyen una de las más violentas tensiones visuales de las que Goya hace gala en la serie. Las
caras de los tres condenados contrastan a su vez con la falta de rostro humano de los soldados franceses, de
los que sólo vemos sus uniformes y armas.

Esta estampa es menor que la mayoría de la serie por la carencia de planchas de cobre en los años de la
guerra, lo que obligó a Goya a reutilizar las dos láminas en las que había grabado paisajes. Partiendo ambas
láminas por la mitad, reutilizó sus dorsos para grabar cuatro desastres (13 y 15; 14 y 30), y de ahí el menor
tamaño de sus composiciones.

Es indudable que esta serie de estampas se basan en los hechos acaecidos y vividos por Goya en estos años,
pero ello no quiere decir que los presenció.

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https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/los-cinco-religiosos-fusilados-en-murviedro/a17428ee-8b76-4daf-a1ce-8b747dd19eb9
En la primera parte de los Desastres nos muestra distintos aspectos de la violencia bélica. La lucha cuerpo a
cuerpo entre soldados franceses y civiles españoles (2, 3, 4, 5, 7, 9) ofrece la visión de un enfrentamiento
desigual entre un pueblo débilmente armado contra un ejército bien pertrechado. Sin embargo, las
consecuencias de este enfrentamiento se muestran igualmente trágicas para ambas partes. Frente al
comportamiento heroico de las mujeres en la defensa de sus vidas y las de sus hijos, otras veces nos
encontramos con rostros de patriotas que sintetizan la falta de juicio que conduce sus actos, en una imagen
muy próxima a la del español que irracionalmente apuñala con reiteración al mameluco caído del lienzo del
2 de mayo. Lo poco complaciente de esta imagen con la actuación de los españoles explica, al igual que
otras estampas, lo inconveniente de su publicación.

La inutilidad de la guerra y la repetición del sufrimiento tienen una buena explicación en las imágenes en las
que se muestra a los soldados heridos que, una vez curados, han de volver al combate para convertirse de
nuevo en víctimas (20, 24, 25).

Si el tratamiento de la mujer tiene en general una valoración positiva en la serie es debido a que la mayor
parte de las veces asume el papel de víctima; víctima de violaciones (9, 11, 13, 19), de la represión (26), de
los bombardeos (30), de los saqueos (44).

Transposición didáctica:

 Dividir el aula en grupos y solicitarles que realicen un dibujo en el cual puedan plasmar los distintos
grupos de poder de la actualidad, su propia “coronación”. Contraponer la misma con la obra de “La
consagración de Napoleón” de David, haciendo hincapié en los grupos de poder y como se
encontraba conformada la sociedad en ese momento y las diferencias con la actualidad.
 Con estos cuadros de Goya se puede ver los actores sociales y como se hallaba compuesta la misma
(ejemplo: moros). A su vez contextualizar y desarrollar la revolución de Madrid.

El dos de mayo de 1808 en Madrid o La carga de los mamelucos, de 1814. El tres de mayo de 1808 en Madrid o Los fusilamientos del 3 de mayo, de 1814.

La revolución de Madrid determinó el estallido de la guerra contra Napoleón. Este fue un cruel


enfrentamiento entre españoles y franceses. Las dos escenas elegidas por Goya son muy significativas, al
representar el inicio de la heroica resistencia nacional y el sacrificio de los españoles. El artista por medio
del pincel capturó las más notables y heroicas escenas de su gloriosa insurrección contra Francia.
El dos de mayo se levantó el pueblo español. Hacia las dos de la tarde las tropas de Murat, enviadas por
Napoleón, con un ejército de treinta mil hombres, lograron detener la revuelta del pueblo. En grupos, los
condenados fueron enviados a distintos lugares de Madrid para su inmediata ejecución: el paseo del Prado,
la Puerta del Sol, la Puerta de Alcalá, el portillo de Recoletos y la montaña del Príncipe Pío,
y fueron fusilados a las cuatro de la madrugada del 3 de mayo.
En sus pinturas se puede ver reflejado a los soldados sin rostro, inflexibles que contrasta con el desorden de
sus víctimas, entre las que destaca el héroe anónimo que se enfrenta de nuevo a ellos, ahora arrodillado y
con los brazos en cruz, con su expresión de terror y asombro, sin comprender la razón de tan brutal
represalia. En Los fusilamientos del 3 de mayo, Goya viste de blanco al personaje central, proclamando con
ello su inocencia, convirtiéndole en símbolo del pueblo español, de todos los caídos durante la invasión
napoleónica. Las pinturas actualmente se encuentran exhibidas en el Museo del Prado en Madrid.

Bibliografía:

 J.M. Matilla, “Desastre 2. Con razón o sin ella”, en Goya en tiempos de guerra, Madrid: Museo del
Prado, 2008, p. 282-283, n. 81.
 J.M. Matilla, “Los Desastres de la guerra de Francisco de Goya. Una mirada independiente”,
en Nghê Thuât thòi Chiên Tranh.
 Arte en tiempos de guerra. Art in Times of War. Francisco de Goya y Lucientes, Hanói: Vietnam
Fine Arts Museum; Madrid: España Cooperación Cultural Exterior, 2008, p. 39-45.

Bibliografía web:

 http://vidayeltiempo.blogspot.com/2015/01/cuando-los-madrilenos-morian-de-hambre.html
 Museo del Prado: https://www.goyaenelprado.es/obras/ficha/goya/con-razon-o-sin-ella/?
tx_gbgonline_pi1%5Bgocollectionids%5D=27&tx_gbgonline_pi1%5Bgosort%5D=d
 https://www.ngenespanol.com/traveler/la-historia-detras-de-los-cuadros-de-goya/amp/
 http://www.iesjovellanos.com/archivos/Goya,_plan_de_lectura.1573771833.pdf
 http://vidayeltiempo.blogspot.com/2015/01/cuando-los-madrilenos-morian-de-hambre.html

Clase N°6:
¿Cómo enseñar la Revolución Francesa? Estrategias didácticas

Recursos de videos, películas para enseñar la Revolución Francesa:

 Recursos de videos del Palacio de Versalles antes y después de la Rev. Francesa en 3D


(http://www.versailles3d.com/en/)

 https://youtu.be/X235vpOToVU
 https://youtu.be/CjsmqmSNnHU
 Musical de Los Miserables del año 2012, en la cual se puede utilizar fragmentos para visualizar la
cotidianeidad de los sectores populares. Pueden encontrar fragmentos en You Tube. Trailer:
https://www.youtube.com/watch?v=EZngbEj3W1Y
 Para los amantes de los video juegos pueden utilizar como recurso Assassin's Creed: Unity es
un videojuego de ficción histórica desarrollado por Ubisoft. El juego fue lanzado en Norteamérica el
11 de noviembre de 2014. Pueden utilizar el tour virtual de Notre Dame de París:
(https://www.youtube.com/watch?v=ugUVquw6kUY)
Y les dejo el tráiler como orientación:  https://www.youtube.com/watch?v=l0q3y7p4XaU
La historia comienza con el saqueo del Templo de París y la captura del gran maestro
templario Jacques de Molay en 1307. Durante el saqueo, Molay confía a otro templario una espada y
un libro, que el templario esconde dentro de una cripta francesa poco antes de ser asesinado. De
Molay muere en la hoguera y lanza una maldición hacia el rey Felipe IV y el papa Clemente V.
Pero luego continúa en tiempos de la Revolución Francesa, en el que se puede vislumbrar la sociedad
y pueden tomar porciones de él, ya que hay un levantamiento, muestra el palacio de Versalles y es
aprisionado en la Bastilla. Además, trata temas como la orden de los Templarios y situaciones
cotidianas de trabajo y la sociedad misma.
Con el mismo se han realizado películas y series que les puede servir en otras oportunidades.

 Revoluciones. Revolución francesa (1789). Canal Encuentro. Como disparador y de fácil


comprensión para el estudiante
https://www.youtube.com/watch?v=SzdcRYLHKpo

 Declaración de derechos del hombre y del ciudadano


La misma fue redactada el 26 de agosto de 1789 por los miembros de la Asamblea Nacional
Constituyente tras el comienzo de la Revolución francesa. Esta declaración fue un preámbulo a la
Constitución de 1791.
Se trata de un texto histórico-jurídico, ya que es un documento con intención de convertirse en ley y
por tanto de obligado cumplimiento en el lugar donde fuera aprobado, y de connotación
sociopolítica. Tiene un lenguaje nada literario y se caracteriza por su impersonalidad.
Fue publicado en Francia después de que se asaltara la Bastilla y el “Gran Miedo” provocara la
violencia campesina en contra de la nobleza, y la Asamblea Nacional apartara del poder a Luis XVI
y se aboliera el feudalismo.
Este texto jurídico fue elaborado por un conjunto de intelectuales salidos de la Asamblea Nacional
Constituyente, dirigido principalmente por los miembros del Tercer Estado francés, que se
comprometieron a no disolverse hasta redactar una Constitución en Francia. Está dirigido a todo el
pueblo francés. La Asamblea Nacional Constituyente  fue, como su nombre indica,  una asamblea
constituyente formada a partir de la Asamblea Nacional el 9 de julio de 1789, en los inicios de
la Revolución francesa. La Asamblea tomó innumerables medidas que cambiaron profundamente la
situación política y social del país. Fue  sustituida por la Asamblea Legislativa una vez finalizados
los trabajos de redacción de la Constitución.
Se pretendía constituir una nueva Francia salida de la gran revolución haciendo censura de la
separación estamental, pasando de una sociedad del Antiguo Régimen, y apoyándose en un sistema
político liberal, defendiendo los principios de libertad, igualdad, y el respeto a la propiedad privada,
y el cambio de poder de una monarquía de derecho divino en el que el poder lo tiene una persona, a
una situación liberal en la que se produce una separación de poderes. Se declaran derechos tan
fundamentales como la libertad de expresión, culto religioso, y siempre bajo el criterio establecido
por la ley.
La declaración contaba con 17 artículos con la exposición de los motivos que llevaron a su sanción.
En ella se expresaban como causas de las calamidades públicas y de los gobiernos corruptos. El
artículo primero declaraba la igualdad y libertad de todas las personas desde que nacían. El segundo
declaró como derechos naturales e inalienables a la libertad, la propiedad, la seguridad y la
resistencia a la opresión.
En el artículo tercero se establecía la soberanía de la nación o pueblo. En el artículo cuarto se
manifestaba en qué consistía la libertad. Por el artículo sexto se estableció la igualdad de los
ciudadanos ante la ley, todos los ciudadanos tenían la posibilidad de ejercer cargos públicos. En el
artículo séptimo establecía que la ley era la que determinaba los casos en los que una persona podía
ser privada de libertad.
En los artículos décimo y undécimo se establecía la libertad de opinión. En el artículo decimotercero
se decía que para los costos de la fuerza pública y los gastos de la administración había que fijar unos
impuestos comunes que debían repartirse de forma proporcional a las riquezas de cada individuo.
El artículo decimosexto fijaba como requisitos para que una Constitución merezca esa designación
tenía que garantizar los derechos y separar los poderes del estado.
Finalmente, el artículo decimoséptimo asentaba la inviolabilidad de la propiedad privada,
permitiendo únicamente su expropiación por una causa de necesidad pública.
El grupo social más favorecido en esta Declaración es el Tercer Estado ya que ganó bastantes
privilegios respecto a los que poseía antes, como la posibilidad de acceder a cargos públicos, más
libertades, unos impuestos proporcionales a la riqueza que posea cada individuo, derecho a la
propiedad privada5.

Actividades:
1- Identificar en la imagen los símbolos distintivos de la revolución.
2- Buscar información acerca del origen del gorro frigio. Comparar con nuestro país.
3- Reunirse en grupos y discutir acerca del contenido del artículo 4 de la declaración6. Contraponer
con los derechos de la mujer7. (Con ello se puede trabajar tanto los derechos como las cuestiones
de género)

Napoleón Bonaparte:

 Napoleón Bonaparte videos basados en cuadros. Episodio 2 del Chateau de Versailles


(https://youtu.be/3C-Xh6b-Zi4) en francés
5
https://www.davidstreams.com/mis-apuntes/declaracion-de-derechos-del-hombre-y-del-ciudadano-analisis-y-comentario/

6
http://historico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derhum/cont/22/pr/pr19.pdf

7
https://catedraunescodh.unam.mx/catedra/catedra/materiales/u1_cuaderno2_trabajo.pdf (P.7)
 Con la siguiente imagen “Pudín vertical en peligro”, James Gillray de 1805. Observarla
detenidamente y redactar un párrafo en la que describan la imagen, teniendo en cuenta los personajes
que aparecen y lo que están haciendo

William Pitt y Napoleón dividiendo el mundo entre ellos. Pitt toma el océano: simbólicamente, el tenedor se
asemeja a un tridente. Napoleón lleva a Europa, con la excepción de Gran Bretaña, Suecia y Rusia. En
Trafalgar, la Royal Navy aseguró su supremacía marítima para el resto de la guerra mediante la destrucción
de una flota franco-española combinada. En Austerlitz, Napoleón aplastó un ejército austro-rusa para
convertirse en el amo de Europa durante los próximos siete años8.

8
https://documentosjalar.wordpress.com/2016/10/19/historia-de-la-caricatura-y-el-dibujo-animado-politico/comment-page-1/
FUENTES PRIMERIAS 1
FUENTES PRIMERIAS 2
FUENTES PRIMERIAS 3

Fuentes primarias RF 04 imagenes.pdf

Esta incluye exclusivamente imágenes.

Actividad de un manual para tomar de ejemplo:

Anexo. "Cine y Revolución Francesa"


-Recomiendo, como cierre de la unidad, que vean y analicen esta película. Es la historia de la RF, realizada
para los 200 años, es decir, para 1989, con apoyo oficial del Estado francés. Aparecen los principales
episodios de la RF hasta la muerte de Robespierre. En tanto historiadores, y no mero espectadores,
analicen el relato que construye, la caracterización y "psicología" de los personajes principales, es decir, lo
que se denomina "operación historiográfica", destinada a construir una memoria histórica oficial por parte
del Estado.
La Révolution Française - Part 1: Les Années Lumière (Subs en Español)
https://youtu.be/h67i0XO0viQ?list=PLlKx50C_iAar0zoWfTk4lcJ5H0k3NK4nq&t=1
La Révolution Française - Part 2: Les Années Terribles (Subs en Español)
https://youtu.be/6ugk2V0hREw?t=1
Y para los fanáticos del cine, si me permiten, les dejo el link de un programa de TV de España, donde se
dedican al "Cine y Revolución Francesa", e incluyen la época de Napoleón. Allí se repasa la principal
filmografía del tema.
https://youtu.be/csZfBaHPl5A   
CLASE 7: “1848”
Inicio de la unidad número 2
Bibliografía: Hobsbawn “La primavera de los pueblos” – Transcripción Audio.
Ciclo de levantamiento que va a tener tres momentos:

 1820-1824
 1830
 1848

Con el paso de los años cada ciclo tenía mayor potencia tanto en su alcance geográfico como en la
radicalidad de los levantamientos que se producían.
Puente entre Napoleón y la era pos napoleónica: a partir de 1814/15 con la caída de Napoleón, el mapa
europeo se reconstituye, se reconfigura. En esto va a ser clave el Congreso de Viena donde se reúnen los
países vencedores que derrotan a Napoleón que tiene el mismo papel que tiene la Paz de Versalles
después de la primera guerra mundial. El congreso de Viena tiene esa función. Los países vencedores:
Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia van a delinear el mapa europeo. Aquí va a tener un papel clave el
canciller austríaco que es uno de los grandes personajes Klemens von Metternich, también el canciller
francés.
Bruun dice “a pesar de numerosos defectos el arreglo alcanzado en Viena puede verse en perspectiva
como la puerta de un siglo de poder, estabilidad y expansión. Abrió el más largo período exento de guerra
general que Europa había conocido desde la época de la paz romana de los siglos 1 y 2 de la era cristiana”.
Desde 1815 a la primera guerra mundial no se conocen grandes conflictos armados, va a estar la guerra de
Crimea en la década del 50 pero no van a ser conflictos de grandes dimensiones. Esto no quita que al
interior del continente europeo se empiecen a producir levantamientos sobre todo porque el Congreso de
Viena que es un intento de restauración de las monarquías europeas se van a encontrar con una sociedad
ciertamente distinta a la de la víspera de la revolución francesa. Es decir, lo que quieren las monarquías
europeas es retrasar y llevar “el reloj de la historia” a la situación previa a la revolución francesa
restituyendo sistemas de gobierno que ya no cuajaban con la distribución de poder al interior de la
sociedad, es por eso que se van a ir produciendo levantamiento entre ciclos que mencionamos al principio
de la clase.

 El primer ciclo 1820-24 tiene epicentro en el Mediterráneo, se levante España en 1820 un


levantamiento en nombre del liberalismo como son en general todos estos levantamientos que se
hacen bajo la ideología liberal hijas de la revolución, en 1820 se produce en España es la que tiene
alguna importancia para los procesos de independencia del continente americano, es uno de los
últimos internos de envío de tropas por parte de Fernando VII, en ese marco las tropas del ejército
se levantan rechazando esas directivas de Fernando VII. En 1820 también se da un levantamiento
en Nápoles, en Grecia en 1821 (que es el único que triunfa que consiga un éxito político porque va a
conseguir la independencia del imperio Turco Otomano). La Santa Alianza reprime esos
levantamientos excepto el griego las demás no consiguen ningún avance político ni social. La
novedad de este primer ciclo es que aparecen sociedades intelectuales secretas con programas
liberales revolucionarios como los carbonarios, los masones que van a empezar a ser una novedad
en el siglo XIX. Muchas son logias que intentan modernizar la sociedad bajo la idea del liberalismo
en contra de esas ideas más oscurantistas representadas en las monarquías europeas.
 El segundo ciclo 1830. Es un ciclo de mayor alcance geográfico, afecta a toda Europa al oeste de
Rusia, llega a Norteamérica. En Francia se produce la caía de los Borbones, en Bélgica se
independiza Holanda en 1830. Más allá de la particularidad de cada uno de los países, el epicentro
de 1830 es Francia (que hasta 1870-71 Francia es el epicentro de los levantamientos europeos la
que protagoniza las grandes jornadas revolucionarias).
Ver cronología en Anexo
En Francia en 1815 tras la caída de Napoleón se produce la restauración de los Borbones primero
con Luis XVIII (que es el hermano del rey decapitado Luis XVI) que va a gobernar entre 1815-1824, a
este le sucede Carlos X entre 1824-1830 quien tenía una visión más conservadora de la política,
este quiere limitar el derecho a voto, la libertad de prensa. En 1830 disuelve la cámara de diputados
en un contexto de una crisis económica que afecte tanto al campo como a la industria, y en ese
contexto los sectores populares de París se vuelven a sublevar (sectores populares acompañados
por la burguesía). El 27, 28, 29 de julio una jornada que se conoce como “las tres gloriosas” (en
referencia a los tres días de jornada) el pueblo de París se levanta una vez más produce la
abdicación de los Borbones y asume una nueva dinastía: la casa de Orleans que es una rama lateral
de los Borbones. Asume al trono Luis Felipe de Orleans que va a ser conocido como el rey burgués
que va a gobernar entre 1830 y 1848, este reconoce la soberanía popular, adopta nuevamente la
bandera tricolor (que había eliminado los Borbones) y se establece una Monarquía Constitucional
(que va a gobernar, como vimos, desde 1830 a 1848) se va a conocer con el nombre de “la
monarquía de julio” (julio por las jornadas). Ente proyecto de la monarquía constitucional es
bastante similar al primer proyecto de la Revolución Francesa (entre 1789 y 1791) pero acá con más
éxito porque va a perdurar hasta 1848. Ciertamente es el triunfo de la burguesía, sobre todo la de
la industria y las finanzas que van a encontrar en Luis Felipe al rey que mejor los representa.
Producto de las jornadas de julio de 1830: ver cuadro en Anexo “la libertad guiando al pueblo”.
 Tercer ciclo 1848: como dice Hobsbawm “fue la primera revolución potencialmente mundial”,
triunfa en Francia, aunque momentáneamente, en casi toda Italia, en los estados alemanes, en gran
parte del imperio de los Habsburgo en Austria, en Suiza; en forma menos aguda, como dice
Hobsbawm afecta a España, Dinamarca, Rumania; y esporádicamente Irlanda, Gracia e Italia. En
este ciclo de 1848 no solo se disputaba el contenido político y social de los estados sino, como dice
Hobsbawm, también su forma o su existencia porque ahí en el caso de Alemania, de Italia hay un
intento de empezar un proceso de unificación que se va a concretar mucho tiempo después, pero
en este caso van a fracasar.
 En el Imperio Austríaco el levantamiento termina con la figura de Metternich (el cual
era un personaje clave de la diplomacia europea desde las décadas pasadas).
 En Alemania hay un intento de instaurar una monarquía constitucional de un estado
unificado a partir de crear un parlamento en el estado de Frankfurt con el objetivo
de coronar a Federico Guillermo IV de Prusia como rey de toda Alemania que es un
proyecto que fracasa y Francia vuelve a ser nuevamente el centro de la escena.
 En febrero de 1848 se produce el derrocamiento de la monarquía de julio y la
proclamación de la segunda República que va a tener también una corta existencia
hasta 1852. En febrero el levantamiento en París va a ser muy cruento deja 360
muertos producto de la represión. Esta segunda República, este proceso de 1848 va
a llevar a un ciclo hasta 1852, van a ser cuatro años con muchos vaivenes políticos,
muchas etapas (ver cronología en Anexo) pero ese levantamiento que se produce va
a contar con primera vez con un protagonismo obrero, y como dice Hobsbawm, con
la bandera roja de la revolución social. Es decir, los sectores obreros de París con un
programa de ideas radicalizadas, ya con el socialismo que empieza a circular con
mayor fuerza por Europa. Producto del ciclo de 1848 va a surgir el Manifiesto
Comunista de Marx y Engels. Entonces los obreros de París junto a la burguesía van a
producir este levantamiento y la proclamación de la segunda república que abre un
período turbulento entre febrero y mayo de 1848, hay un gobierno colegiado
provisorio donde hay mayoría republicana liberal, republicanos radicales, socialistas.
Que llama, esa segunda república, a una asamblea constituyente el 23 de abril que
se elige por sufragio universal. Esa votación da a un triunfo al sector de centro
derecha (republicanos moderados y hasta monárquicos) el sector de centro
izquierda va a quedar en minoría. Ese gobierno provisorio que empieza a elaborar
una Constitución va a producir una serie de medidas que van a ir en contra un poco
del levantamiento de febrero, es decir, un programa que se alejaba de los reclamos
obreros. Esto va a llevar a que se produzca un levantamiento obrero muy fuerte en
junio de 1848 que va a llevar a las masacres de ese mes que va a dejar entre 6 y 7 mil
muertos y cerca de 10.000 obreros deportados a Argelia (esto de las deportaciones a
las tierras lejanas es una práctica que se va a ser regular por parte del Estado francés
de ahí en adelante. En diciembre del 48 se llama a elecciones para presidente por
sufragio universal ya regido por la nueva Constitución que se va a instaurar y Luis
Napoleón es elegido con el 74% de los votos, contando con un gran apoyo del
campesinado. Ahí se abre un nuevo ciclo con Luis Napoleón como presidente hasta
que en diciembre del 51 da un golpe de Estado (Luis Napoleón), disuelve la asamblea
legislativa, abole la república e instaura en diciembre del 52 el Imperio Hereditario
con una “fantochada” de plebiscito porque va a dar como resultado un 92% a favor
del Imperio. Es decir, reaparece un formato imperial, el segundo imperio, con otro
Napoleón que es el sobrino de Napoleón Bonaparte (que va a tener el título de
Napoleón III).
Este ciclo va a dejar varías enseñanzas, en un ciclo que analizó Marx en el libro “18
Brumario de Napoleón Bonaparte” (es el primer libro de este autor que mezcla
sociología e historia, no tanto una proclama de tipo político como es el Manifiesto
Comunista). Como dice el texto de Hobsbawm “en año 1848 fracasó porque resultó
que la confrontación decisiva no fue entre los viejos regímenes y las unidas fuerzas
del progreso sino entre el orden y la revolución social” (página 29), según el profe
acá va a estar un poco la novedad de este ciclo que es que la burguesía les da la
espalda a los sectores obreros. Es decir, la burguesía deja de ser una clase
revolucionaria o transformadora del orden social (como estaba asociada en la
revolución francesa) y pasa a ser una fuerza asociada a la conservación del orden,
como dice Hobsbawm la “burguesía se asusta de la bandera roja de la revolución
social”. Un poco 1848 y más el caso francés deja esta enseñanza con una burguesía
que va a preferir replegarse y aceptar a un Napoleón para frenar los levantamientos
revolucionarios producidos por los obreros de París.
El texto de Hobsbawm analiza todo el ciclo de 1848 per sobre todo se va a central en el caso francés (ver
guía de lectura en Anexo).
Cita Hobsbawm sobre las innovaciones que deja en Europa el ciclo de 1848: “al menos en la Europa
Occidental 1848 señaló el final de la política tradicional, de la creencia en los patriarcales derechos y
deberes de los poderosos sociales y económicamente, los defensores del orden social tuvieron que
aprender la política del pueblo esta fue la mayor innovación que produjeron las Revoluciones de 1848”.
Lo que quiere decir el autor es que a partir de ahí es un poco la entrada de las masas populares en la
política de los Estados Nacionales. Aparece la figura del voto universal masculino, pero de ahí en más con
avances y retrocesos, la política electoral, la prensa de circulación masiva, hablarle, interpelar por parte de
la élite política a las masas populares va a ser en la segunda mitad del siglo XIX una práctica que se va a
extender por todos los distintos estados sobre todo en Europa Occidental.
Hay dos textos que actuarían como fuentes históricas que “son hijos” de estas jornadas de 1848 una es el
Manifiesto Comunista que da cuenta de este carácter europeo del ciclo de 1848 porque Marx y Engels son
figuras que están circulando por Europa por distintos países desde 1842 al 48 Marx tiene que emigrar
desde Colonia en el actual estado de Alemania a París, de París a Bruselas y de allí a Londres y va
conectándose con una liga que se llama “La Liga de los Justos” que tiene ideas influenciadas por distintos
pensadores socialistas y esta liga en un Congreso va a cambiar el nombre de “Liga de los Comunistas” y le
va a encargar a Marx y Engels redactar un manifiesto para la presentación de esa nueva liga, de allí salió el
nombre de “Manifiesto Comunista” o “Manifiesto de los Comunistas”.
Película: “El Joven Marx” que retrata esa historia del “primer Marx” cuando conoce a Engels hasta 1848.
Las ideas centrales de ese manifiesto es la idea de que toda la historia de la sociedad hasta nuestros días
fue la historia de la lucha de clases, la idea del internacionalismo proletario (pensar a la clase obrera por
fuera de las fronteras nacionales), la idea de que los obreros tienen que conquistar el poder político y la
idea de la abolición de la propiedad privada. Los cuatro tópicos fuertes del manifiesto.
La segunda obra ya es de Marx solo que es “El 18 Brumario de Luis Bonaparte” que la escribe en 1852 (en
realidad son artículos periodísticos para un diario que después se edita en el formato de libro) donde lo
que intenta hacer Marx es analizar por qué y cómo se instaura Luis Bonaparte en el poder en Francia
después de ese ciclo que se inicia en 1848. Ahí Marx explica los acontecimientos políticos a partir del
análisis social, para explicar lo político considera que hay que entender a la sociedad porque el estado sería
una alienación de la sociedad, es producto de la sociedad. Como esa sociedad esta dividida en
contradicciones económicas entonces también hay que analizar la economía.
Conclusión: para estudiar al Estado hay que estudiar la sociedad, y para estudiar la sociedad hay que
estudiar la economía.
Marx va a analizar también por qué el campesinado le da tanto poder a Napoleón y surge la idea fuerte de
que el “campesinado no tiene conciencia de clase” por no estar interrelacionados y organizados entre
ellos. Y hace un análisis bastante minucioso de la coyuntura política de las distintas fracciones políticas de
la burguesía, de las distintas fracciones de los monárquicos. Pregunta en un momento en el libro “¿Quién
apoya a Luis Napoleón?” y dice “los campesinos parcelarios” (porque son pequeños propietarios) y el
“lumpemproletariado” (que es un sector obrero asalariado que no tiene conciencia de clase). Hay una idea
fuerte de Marx de que para que haya una clase tiene que haber conciencia y que para que haya conciencia
tiene que haber relaciones económico-productivas. Por lo que, el campesinado francés no tiene esa
conciencia porque no existirían esas relaciones ya que c/u trabaja en su propia parcela.
ANEXO
Cronología Francia 1799-1852
Mapa de los levantamientos de 1820-1830-1848

Mapa de los levantamientos de 1848:


Cuadro de Delacroix, “La libertad guiando al pueblo” (1830)

Guía de lectura Hobsbawn, “La primavera de los pueblos”:


1. ¿Qué zonas de Europa abarca?
2. ¿Cuáles son las características comunes de las revoluciones de 1848?
3. ¿Cuál es para el autor la principal causa de su fracaso?
4. ¿Por qué dice el autor que el proletariado no tenía conciencia de clase? ¿Dónde residen las
debilidades del mismo?
5. ¿Qué sector social promueve la revolución en Francia?  ¿Cuáles eran sus objetivos y su ideología
principal?
6. ¿Cuál es el desenlace político de la revolución de 1848 en Francia a diferencia de los demás países?
¿Cuál es el sector social que le brinda gran apoyo a Luis Napoleón en su elección de 1851?
7. ¿Cuáles son las innovaciones que deja en Europa el ciclo revolucionario de 1848?
Resumen Hobsbawn
“La primavera de los pueblos”
A principios de 1848 Tocqueville se levantó en la Cámara de Diputados. Casi al mismo tiempo dos exiliados
alemanes, Marx y Engels, se hallaban perfilando los principios de la revolución proletaria contra la que
Tocqueville advertía a sus colegas. Unas semanas antes la Liga Comunista Alemana había instruido a
aquellos 2 hombres acerca del contenido del borrados que se publicó de modo anónimo en Londres el 24
de febrero de 1848 con el título de Manifiesto Comunista. La insurrección derrocó a la monarquía francesa,
se proclamó la república y dio comienzo la revolución europea.
En la historia del mundo moderno se han dado muchas revoluciones mayores. Sin embargo, ninguna se
extendió con tanta rapidez y amplitud. En Francia centro natural y dotador de las revoluciones europeas, la
república se proclamó el 24 de febrero. El 2 de marzo la revolución había llegado al suroeste de Alemania,
el 2 de marzo a Baviera, el 22 de marzo a Berlín, el 13 de marzo a Viena y casi inmediatamente a Hungría,
el 18 de marzo a Milán y por tanto a Italia (donde una revuelta independiente se había apoderado ya de
Sicilia). Por otro lado, la de 1848 fue la primera revolución potencialmente mundial cuya influencia directa
puede detectarse en la insurrección de Pernambuco (Brasil) y unos años después en Colombia. En Europa,
la revolución de 1848 fue la única que afectó tanto a las regiones “desarrolladas” del continente como a las
atrasadas. Fue a la vez la revolución más extendida y la de menos éxito. A los 6 meses de su brote ya se
predecía su fracaso; a los 18 meses habían vuelto al poder todos menos uno de los regímenes derrocados;
y la excepción (la República Francesa) se alejaba cuando podía de la insurrección a la que debía la
existencia.
Las revoluciones de 1848: debido a su acaecimiento y al temor de su reaparición, la historia europea de los
siguientes 20 años habría de ser muy distinta. El año 1848 está muy lejos de ser “el punto final cuando
Europa estalló en el cambio”. Europa dejó de embarcarse en las sendas revolucionarias.
La revolución triunfó en todo el centro europeo, aunque no en su periferia entre los cuales se incluye:
a) Países demasiado alejados o aislados en su historia para que les afectara directa o inmediatamente
(ej.: la península ibérica, Suecia y Gracia).
b) Demasiado atrasados como para poseer la capa social políticamente explosiva de la zona
revolucionaria (ej.: Rusia y el Imperio Otomano).
c) Los países ya industrializados cuyo juego político ya estaba en movimiento siguiendo las normas
más bien distintas, Gran Bretaña y Bélgica.
La zona revolucionaria, compuesta esencialmente por Francia, la Confederación Alemana, el imperio
austríaco que se extendía hasta el sureste de Europa e Italia, era bastante heterogénea, ya que
comprendía regiones tan atrasadas y diferentes como Calabria y Transilvania, tan desarrolladas como
Renania y Sajonia, tan cultas como Prusia y tan incultas como Sicilia. La mayoría de estas regiones se
hallaban gobernados por monarcas o príncipes absolutos, pero Francia se había convertido ya en reino
constitucional y burgués, ya la única república significativa del continente, la Confederación Suiza, había
iniciado el año de la revolución con una breve guerra civil ocurrida al final de 1847. En número de
habitantes, los estados afectados por la revolución oscilaban entre los 30 millones de Francia y los pocos
miles que vivían en los principados de opereta de Alemania central; en cuanto a estatus, iban desde los
grandes poderes independientes del mundo hasta las provincias o satélites con gobierno extranjero; y en
lo que se refiere a estructura, desde la centralizada y uniforme hasta la mezcla indeterminada.
La historia – en un sentido de estructura social y económica – y la política dividieron la zona revolucionaria
en dos partes cuyos extremos tenían poco en común
1) Historia: su estructura social difería de modo fundamental, con la excepción de la preponderancia
casi universal del hombre rural sobre el hombre de la ciudad, de los pueblos sobre las ciudades; un
hecho que fácilmente se pasaba por alto, ya que la población urbana y en especial las grandes
ciudades destacaban de forma desproporcionada en política.
a) Occidente: los campesinos eran legalmente libres y los grandes estados
relativamente insignificantes. Pertenecían a la clase media banqueros autóctonos,
comerciantes, empresarios capitalistas, aquellos que practicaban las profesiones
liberales y los funcionarios de rango superior. Algunos de estos individuos se creían
miembros de una clase más elevada dispuesta a competir con la nobleza hacendada,
al menos en los gastos.
b) Oriente: los labriegos seguían siendo siervos y los nobles terratenientes tenían muy
concentrada la posesión de las haciendas. La clase urbana equivalente consistía en
grupos nacionales que nada tenían que ver con la población autóctona, como, por
ejemplo, alemanes y judíos, y era mucho más pequeña. El verdadero equivalente de
la clase media era el sector educador y/o de mentalidad negociadora de los
hacendados rurales y los nobles de menor categoría.
La zona central desde Prusia en el norte hasta la Italia septentrional y central en el sur, que en
cierto sentido constituía el corazón del área revolucionaria, de diversas maneras era una
combinación de las características de las regiones relativamente desarrolladas y atrasadas.
2) Políticamente: la zona revolucionaria era heterogénea. Si exceptuamos a Francia, lo que se
disputaba no era simplemente el contenido político y socia de los estados, sino su forma o inclusive
su existencia. Los alemanes se esforzaban por construir una “Alemania” partiendo de una asamblea
de numerosos principados alemanes que variaban en extensión y carácter. Los italianos trataban de
convertir en una Italia unida lo que era una mera expresión geográfica. Ambos estados, con la
habitual visión parcial de los nacionalistas, incluían en sus proyectos a pueblos que no eran ni se
consideraban frecuentemente alemanes o italianos, como, por ejemplo, los checos. Alemanes,
italianos y todos los movimientos nacionales implicados en la revolución, aparte del francés,
chocaron contra el gran imperio multinacional de la dinastía de los Habsburgo que se extendía
hasta Alemania e Italia, a la vez que comprendía a checos, húngaros y una porción sustancial de
polacos, rumanos, yugoslavos y otros pueblos eslavos. Algunos de éstos consideraron que el
imperio era una solución con menos falta de atractivo que la absorción por parte de algunos
nacionalismos expansivos como el de los alemanes o los magiares. La política funcionó a través de
la zona revolucionaria en diversas dimensiones simultáneas.
a) Los radicales defendían como solución una república democrática, unitaria y centralizada
en Alemania, Italia, Hungría, formada de acuerdo a los principios de la Revolución
francesa sobre las ruinas de todos los reyes y príncipes, y que impondría su versión
tricolor que, según el ejemplo francés, era el modelo básico de la bandera nacional.
b) Los moderados temían por la democracia, a la que creían incapaz de igualar la revolución
social. Allá donde las masas no habían derrocado aún a los príncipes hubiera sido
insensato alentarlas para que minaras el orden social, y en donde ya lo habían
conseguido, hubiera sido deseable apartarlas o sacarlas, y desmantelar las barricadas
que eran los símbolos esenciales de 1848. La cuestión consistía en a cuál de los príncipes,
paralizados pero no depuestos por la revolución, se podría persuadir para que apoyara la
causa. ¿Cómo podría lograrse una Alemania o Italia federal y liberal, con qué fórmula
constitucional y bajo los auspicios de quién? ¿Podría contener al rey de Prusia y al
emperador de Austria, o tendría que ser la “pequeña Alemania”, excluyendo a Austria?
Los moderados del imperio de los Habsburgo practicaban el juego de inventar
constitucionales federales y plurinacionales, proyectos que únicamente cesaron cuando
se desmoronó en 1918.
Las revoluciones de 1848 tuvieron mucho en común, como, por ej., que ocurrieron casi simultáneamente,
que sus destinos se hallaban entrelazados y que todas ellas poseían un talante y estilo comunes, una
atmósfera romántico-utópica y una retórica similar: las barbas, las chalinas y los sombreros de ala ancha de
los militares, los tricolores, las barricadas, el sentido inicial de liberación. Sus características comunes:
1- Todas ellas prosperaros y se debilitaron rápidamente, y en la mayoría de los casos de manera total.
Virtualmente, todos se desplomaron o se retiraron sin oponer resistencia. Al cabo de un período
relativamente corto la revolución había perdido la iniciativa casi en todas partes: en Francia, a
finales de abril; en el resto de la Europa revolucionaria, durante el verano, aunque el movimiento
conservó cierta capacidad de contraataque en Viena, Hungría e Italia. En Francia el primer signo de
resurgimiento conservador fueron las elecciones de abril, en las que el sufragio universal, si bien
eligió únicamente a una minoría de monárquicos, envió a París una gran mayoría de conservadores
votados por un campesinado que, más que reaccionario, era políticamente inexperto, y al que la
izquierda de mentalidad puramente urbana no sabía aún cómo atraer. El segundo signo fue el
aislamiento y la derrota de los obreros revolucionarios en París, vencidos en la insurrección de
junio.
En la Europa central el momento decisivo se produjo cuando el ejército de los Habsburgo, con más
libertad de maniobra debido a la huida del emperador en mayo, tuvo ocasión de reagruparse para
derrotar en junio una insurrección radical ocurrida en Praga, no sin el apoyo de la moderada clase
media checa y alemana; así reconquistó las tierras de Bohemia, el corazón económico del imperio,
mientras que poco después volvía a obtener el control del norte de Italia. La intervención rusa y
turca dominaba una revolución tardía y de corta vida acaecida en los principados del Danubio.
Entre el verano y el final del año los viejos regímenes recuperaron el poder en Alemania y Austria, si
bien se hizo necesario recurrir a la fuerza de las armas para reconquistar la cada vez más
revolucionaria ciudad de Viena. Después de esto el rey de Prusia restableció su unidad sobre los
rebeldes berlineses sin dificultades, y el resto de Alemania (con la excepción de cierta resistencia en
el suroeste) siguió el mismo camino. En el invierno sólo 2 regiones seguían todavía en manos de la
revolución: algunas zonas de Italia y Hungría. Después de un reavivamiento más modesto de acción
revolucionaria ocurrido en la primavera de 1849, hacia mediados de aquel año fueron
reconquistadas.
después de la capitulación de húngaros y venecianos acaecida en agosto de 1849, murió la
revolución. Con la única excepción de Francia, todos los antiguos gobiernos habían recuperado el
poder (en algunos casos, como en el imperio de los Habsburgo, con mayor autoridad que nunca), y
los revolucionarios se desperdigaron en los exilios. Con la salvedad de Francia, todos los cambios
institucionales, todos los sueños políticos y sociales de la primavera de 1848 desaparecieron
pronto, e inclusive en Francia la república contó solamente con otros 2 años y medio de vida.
(¡!) Hubo un gran cambio irreversible: la abolición de la servidumbre en el imperio de los
Habsburgo. Con la excepción de este único logro 1848 aparece como la única revolución de la
historia moderna de Europa que combina la mayor promesa y el éxito inicial más inmediata, con el
más rápido y completo fracaso.
Se consiguieron sus objetivos específicos, pero no por la revolución o en un contexto
revolucionario. Tampoco desaparecieron sus aspiraciones más amplias, pero los movimientos que
las iban a adoptar y a llevarlas adelante serían totalmente distintos de los de 1848. No es accidental
que el documento de aquel año que tuvo un efecto más duradero sobre la historia del mundo fuese
el Manifiesto Comunista.
2- Tuvieron algo más en común, que en gran parte fue la causa de su fracaso. Fueron revoluciones
sociales de los trabajadores pobres. A los liberales moderados a quienes habían empujado al poder
y la hegemonía, e inclusive a algunos de los políticos más radicales, les asustó por lo menos tanto
como a los partidarios de los antiguos regímenes.
Quienes hicieron la revolución fueron incuestionablemente los trabajadores pobres. Fueron ellos
quienes murieron en las barricadas urbanas. La zona rural de las regiones occidentales de la
revolución se hallaba relativamente en calma. Sin embargo, por todas partes el temor a la revuelta
agraria era lo suficientemente agudo como para situarse en su realidad. El miedo solo bastó para
concentrar de forma prodigiosa las mentes de los terratenientes. Asustados por falsos rumores
respecto a una gran insurrección de siervos, una opresiva asamblea de hacendados votó la
inmediata abolición de la servidumbre el 15 de marzo, pero sólo unos días antes el gobierno
imperial, decretó la inmediata abolición de la servidumbre en Galitzia, la abolición de los trabajos
forzados y de otras obligaciones feudales en tierras checas. No cabía duda del peligro que corría el
“orden social”.
Este peligro no era = en todas partes: algunos gobiernos conservadores sobornaban a los
campesinos cuando sus señores o los comerciantes y prestamistas que los explotaban pertenecían
a nacionalidades no tan “revolucionarias” como la polaca, la húngara o la alemana. Es improbable
que a las clases medias alemanas les preocupara cualquier posibilidad inmediata de comunismo
proletario que apenas tuvo consecuencias, salvo en Colonia (donde Marx instaló su cuartes general)
y en Berlín, donde Born organizó un movimiento obrero importante.
La revolución de febrero no sólo la hizo el proletariado, sino que la concibió como consciente
revolución social. Su objetivo era la república democrática y social. Sus dirigentes eran socialistas y
comunistas. Su gobierno provisional incluyó a un obrero de verdad.
Salvo en los lugares en donde se litigaban cuestiones de autonomía o independencia nacional, la
moderada oposición de la década de 1840 ni había querido ni procurado la revolución, e inclusive
en lo concerniente a la cuestión nacional los moderados habían preferido la negociación y la
diplomacia a la confrontación. Se hallaba totalmente dispuesto a permitir concesiones que todos
menos los más confiados de los absolutismos, como el del zar, se verían forzados a otorgar.
Empujados a la revolución por las fuerzas de los pobres intentaron sacar el máximo provecho a una
situación que de manera inesperada los favorecía. Con todo les preocupaba muchísimo más el
peligro que les podía venir por la izquierda que el de los viejos regímenes.
Desde que se levantaron las barricadas en París, todos los liberales moderados fueron
conservadores potenciales. A medida que la opinión moderada cambiaba de bandos o se retiraba,
los trabajadores, los intransigentes de los radicales democráticos, quedaban aislados o frente a una
unión de los viejos regímenes con fuerzas conservadoras y anteriormente moderadas: un “partido
del orden”, como lo llamaban los franceses. El año 1848 fracasó porque resultó que la
confrontación decisiva no fue entre los viejos regímenes y las unidas fuerzas del progreso, dino
entre el orden y la revolución social. La confrontación crucial no fue la de París en febrero, sino la
de junio, cuando los trabajadores, manipulados para que pareciera una insurrección fueron
derrocados y asesinados en masa. Alrededor de 1500 cayeron en las luchas callejeras; los 2/3 de
estos pertenecían al bando gubernamental. El odia de los ricos hacia los pobres queda reflejado en
el hecho de que después de la derrota fueron asesinados unos 3 mil más, en tanto que eran
detenidos 12 mil para ser deportados casi todos a los campos de concentración argelinos.
La revolución sólo mantuvo su ímpetu donde los radicales eran lo bastante fuertes y se hallaban lo
suficientemente vinculados al movimiento popular como para arrastrar consigo a los moderados o
no necesitar a éstos. Esta situación era más probable que se diera en países en los que el problema
crucial fuese la liberación nacional, un objetivo que requería la continua movilización de las masas.
Esta es la causa de que la revolución durara más tiempo en Italia y en Hungría.
o ITALIA: los moderados italianos reunidos en torno al rey antiaustríaco del Piamonte se
hicieron cargo de la lucha contra el opresor, al mismo tiempo que seguían muy pendientes
de los republicanos y la revolución social. Debido a la debilidad militar de los estados
italianos, a las vacilaciones del Piamonte y su negativa a pedir ayuda a los franceses fueron
derrotados por el reagrupado ejército austríaco en Custozza en julio.
La derrota desacreditó a los moderados y la jefatura de la liberación nacional pasó a los
radicales, quienes consiguieron el poder en varios estados italianos durante el otoño para
finalmente establecer una república romana a principios de 1849 (Venecia, que se había
transformado en república independiente, se mantuvo al margen del problema hasta que
los austríacos la reconquistaron hacia finales de agosto de 1849). Los radicales no eran
enemigo militar para Austria; cuando lograron que el Piamonte declarara otra vez la guerra
en 1849, los austríacos conquistaron fácilmente Novara en marzo. Aunque se hallaban más
decididos a expulsar a Austria y a unificar Italia, por lo general compartían el miedo de los
moderados a la revolución social.
A la revolución italiana le reprimieron los ejércitos de una Francia por entonces ya no
revolucionaria, que reconquistó Roma a principios de junio. La expedición romana fue el
intento francés de reafirmar su influencia diplomática en la península frente a Austria.
Conto con la ventaja de ser popular entre los católicos, en cuyo apoyo confiaba el régimen
posrevolucionario.
o HUNGRÍA: era ya una entidad política más o menos unificadas, con una constitución
efectiva, un grado de autonomía considerable y muchos de los elementos de un estado
soberano a excepción de la independencia. Su debilidad consistía en que la aristocracia
magiar que administraba esta vasta región agraria, no sólo gobernaba al campesinado de la
gran llanura, sino a una población cuyo 60% constaba de croatas, serbios, eslovacos,
rumanos y ucranianos, aparte de una minoría alemana. A estos pueblos no les desagradaba
una revolución que liberaba de la servidumbre, pero la negativa de la mayoría de los
radicales de Budapest a hacer concesiones a su diferencia nacional de los magiares les
convirtió en enemigos, ya que sus portavoces políticos estaban hartos de la feroz política
contra ellos para transformarlos en magiares y de la incorporación a un estado magiar,
centralizado y unitario, de regiones fronterizas que hasta entonces habían sido autónomas.
La corte de Viena les ofreció ayuda. Pero sería un ejército croata el que guiaría el asalto
contra la revolucionaria Viena y Hungría.
La revolución contó con el apoyo masivo del pueblo (magiar), tanto por razones nacionales
como sociales. Los campesinos consideraron que no había sido el emperador quien les había
dado la libertad, sino la revolucionaria dieta húngara. Este fue el único lugar de Europa en el
que, a la derrota de la revolución, le siguió una guerrilla rural que mantuvo durante varios
años Sandor Rósza. Cuando estalló la revolución, la Dieta consistía en una cámara alta de
magnates comprometidos o moderados y en una cámara baja dominada por nobles y justas
radicales de la zona rural. Hungría, a la que gobernaba una coalición moderada-radical, fue a
efectos prácticos un autónomo estado reformado, al menos hasta que los Habsburgo
pudieran reconquistarla.
El apoyo popular permitió a los húngaros resistir frente al ejército austríaco y solo fueron
derrotados cuando Viena recurrió a la última arma de la reacción: las fuerzas rusas. La
intervención de éstas resultó decisiva. En agosto se rindió lo que quedaba del ejército
húngaro, pero no a los austríacos, sino al comandante ruso. Entre las revoluciones de 1848,
la húngara fue la única que no sucumbió debido a debilidades y conflictos internos; la causa
de su caída fue la derrota entre un ejército muy superior. Después del fracaso de todas las
demás, sus posibilidades de evitar tal derrota eran nulas.
De los principales grupos sociales implicados en la revolución, la burguesía, cuando había por medio una
amenaza a la propiedad, prefería el orden a la oportunidad de llevar a cabo todo su programa. Enfrentados
a la “roja”, los liberales moderados y los conservadores se unían. Los “notables” de Francia, las familias
respetables, influyentes y ricas que administraban los asuntos políticos del país, abandonaron sus
anteriores rencillas para apoyar a los Borbones, a los Orleans, o inclusive a una república, y adquirieron
conciencia de clase nacional a través de un nuevo partido del orden.
Los regímenes conservadores restaurados estaban dispuestos a hacer concesiones al liberalismo
económico, legal e incluso cultural de los hombres de negocios, en tanto no implicara ningún retroceso
político. En términos económicos la década de 1850 iba a ser un período de liberalización sistemática. En
1848-1849, los liberales moderados hicieron 2 descubrimientos en la Europa occidental:
1. La revolución era peligrosa.
2. Algunas de sus demandas sustanciales (especialmente las económicas) podían satisfacerse sin ella.
La burguesía dejaba de ser una fuerza revolucionaria.
El gran conjunto de las clases medias bajas radicales constituían una significativa fuerza revolucionaria pero
raramente una alternativa política. Por lo general, se hallaban en la izquierda democrática. La izquierda
alemana exigía nuevas elecciones porque su radicalismo se mostró muy fuerte en muchas provincias a
finales de 1848 y principios de 1849, si bien carecía de la atención de las grandes ciudades, a las que había
reconquistado la reacción. Los intelectuales producían sus activistas, aunque quizás fuera únicamente en
Viena donde la “legión académica” de estudiantes formó tropas de combate. Es erróneo denominar a 1848
la “revolución de los intelectuales”, aunque estos hayan tenido importancia como el caso de los poetas en
Francia, los académicos en Alemania, médicos en Austria, y periodistas y publicistas como Marx.
Individualmente, estos podían desempeñar una función decisiva, pero no es posible decir lo mismo
considerados como miembros de una clase social específica o como portavoces de la pequeña burguesía
radical. El radicalismo de los intelectuales se basaba obre todo en la incapacidad de la nueva sociedad
burguesa de antes de 1848 para proporcionar suficientes cargos de adecuado estatus a los instruidos que
producían en promociones sin precedentes y cuyos beneficios eran mucho más modestos que sus
ambiciones ¿Qué les sucedió a todos aquellos estudiantes radicales de 1848 en las prósperas décadas de
1850 y 1860? Establecieron la norma biográfica en el continente europeo, los jóvenes burgueses dieron
rienda suelta a sus excesos políticos y sexuales durante la juventud, antes de sentar cabeza. En 1842 el 10%
de los profesores de liceos franceses procedían aún de los notables, en cambio en 1877 yo no había
ninguno de éstos.
Cuando se enfrentaban con la revolución roja, hasta los radicales más democráticos tendían a refugiarse en
la retórica, divididos por su simpatía hacia “el pueblo” y por su sentido de la propiedad y el dinero. Al
contrario de la burguesía liberal, ellos no cambiaban de bando. Simplemente vacilaban.
Los pobres de la clase obrera carecían de organización, de madurez, de dirigentes y de coyuntura histórica
para proporcionar una alternativa política. Aunque lo suficientemente poderosa como para lograr que la
contingencia de revolución social pareciera real y amenazadora, era demasiado débil para conseguir otra
cosa aparte de asustar a sus enemigos. Concentrados los obreros en masas en los sitios políticamente más
sensibles, como las grandes ciudades y sobre todo la capital, sus fuerzas eran desproporcionadamente
efectivas. Sin embargo, ocultaban algunas debilidades sustanciales: su deficiencia numérica, no siempre
eran siquiera mayoría en las ciudades que incluían únicamente una minoría de la población, y su
inmadurez política e ideológica. Entre ellos el grupo activista más políticamente consciente eran los
artesanos preindustriales (oficiales de distintos ramos, artífices, especialistas manuales de talleres no
mecanizados, etc.). introducidos en la revolución social e inclusive en las ideologías socialistas y comunistas
en la Francia jacobina y sans-culotte, sus objetivos en calidad de masa eran mucho más modestos en
Alemania. Los pobres y los peones en las ciudades y, fuera de Gran Bretaña, el proletariado industrial y
minero, apenas contaban todavía con alguna ideología política desarrollada. En la zona industrial del norte
de Francia hasta el republicanismo realizó escasos progresos antes del final de la Segunda República.
Allá donde los plebeyos urbanos entraban dentro de la órbita de la ideología jacobina, socialista
democrática republicana o, como en Viena, de los estudiantes activistas, se convertían en una fuerza
política, al menos como manifestantes (Su participación en las elecciones era todavía escasa e
impredecible, al contrario de los explotados obreros de las empobrecidas regiones rurales, quienes se
hallaban muy radicalizados). Fuera de París esta situación era rara en la Francia jacobina, mientras que en
Alemania la Liga Comunista de Marx proporcionaba los elementos de una red nacional para la extrema
izquierda. fuera de este radio de influencia, la clase obrera era políticamente insignificante.
No debemos subestimar el potencial de una fuerza social como el proletariado de 1848, a pesar de su
juventud e inmadurez y de que apenas tenía conciencia aún de clase. Su potencial revolucionario era
mayor de lo que sería posteriormente. La generación de hierro del pauperismo y de la crisis antes de 1848
había alentado en unos pocos la creencia de que el capitalismo podía depararles condiciones decentes de
vida, y que incluso dicho capitalismo perduraría. El objetivo popular de 1848, la república democrática y
social, era tanto social como política. Por lo menos en Francia, la experiencia de la clase obrera introdujo
en ella elementos institucionales originales basados en la práctica del sindicalismo y la acción cooperativa.
La organización, la ideología y el mando se encontraban en subdesarrollo. Hasta la forma más elemental, el
sindicalismo, se hallaba limitado a grupos con unos pocos centenares de miembros. Con bastante
frecuencia los gremios aparecieron por primera vez durante la revolución: los impresores en Alemania, los
sombrereros en Francia. 1848 fue la primera revolución en la que los socialistas o los comunistas se
colocaron a la vanguardia desde el principio. Pero ¿qué significaba el socialismo para sus seguidores,
aparte de dar nombre a una clase obrera consciente de sí mismo y con aspiraciones propias de una
sociedad diferente y basada en el derrocamiento de éste? Ni siquiera su enemigo estaba claramente
definido. Se hablaba muchísimo de la “clase obrera” e inclusive del “proletariado”, pero en el curso de la
revolución o se mencionó al “capitalismo”.
¿Cuáles eran las perspectivas políticas de una clase trabajadora socialista? En primer lugar, fue una
república democrática, en segundo lugar, la transición desde una burguesía incompleta a una revolución
popular proletaria y, por último, una dictadura proletaria o “la revolución permanente”.
Las revoluciones de 1848 debieran haber sido revoluciones burguesas, pero la burguesía se apartó de ellas.
Ninguna otra fuerza social fue lo bastante fuerte para darles coherencia e ímpetu, salvo en los casos
especiales en los que la lucha era por la independencia nacional y contra un poder políticamente
dominador; pero inclusive en estas ocasiones también fallaron, puesto que las luchas nacionales se
producían aisladamente y en todos los casos su debilidad les impidió contener la fuerza militar de los
antiguos regímenes.
1848 no fue meramente un breve episodio histórico sin consecuencias. Si bien los cambios que logró no
fueron los deseados por los revolucionarios, ni tampoco podían definirse fácilmente en términos de
regímenes, leyes e instituciones políticas, se hicieron, no obstante, en profundidad. En la Europa
occidental, 1848 señaló el final de la política tradicional, de la creencias en los patriarcales derechos y
deberes de los poderosos social y económicamente, de las monarquías que pensaban que sus pueblos
aceptaban el gobierno de las dinastías por derecho divino para presidir las sociedades ordenadas por
jerarquías.
En lo sucesivo las fuerzas del conservadurismo, del privilegio y de la opulencia tendrían que defenderse de
otra manera. En la primavera de 1848 hasta los ignorantes campesinos del sur de Italia dejaron de apoyar
al absolutismo.
Los defensores del orden social tuvieron que aprender la política del pueblo. Esta fue la mayor innovación
que produjeron las revoluciones de 1848. Incluso los prusianos más intolerantes y archirreaccionarios
descubrieron a lo largo de aquel año que necesitaban un periódico capaz de influir en la opinión pública,
concepto ligado al liberalismo e incompatible con la jerarquía tradicional. Las innovaciones políticas más
significativas de este tipo ocurrieron en Francia.
La derrota de la insurrección de la clase obrera en junio dejó el camino libre a un partido del orden capaz
de vencer a la revolución social, pero no de conseguir demasiado apoyo de las masas o conservadores que
no deseaban comprometerse con el moderado republicanismo que estaba ahora en el poder. La gente se
hallaba todavía demasiado movilizada para permitir la limitación en las elecciones: la exclusión del voto
por pertenecer a la multitud detestable – un tercio de Francia, dos tercios de París – no se produjo hasta
1850. Si en diciembre de 1848 los franceses no eligieron a un moderado para la nueva presidencia de la
República, tampoco eligieron a un radical. El ganador fue Luis Napoleón, sobrino del gran emperador.
Cuando entró en Francia en septiembre solo tenía un nombre prestigioso y el respaldo financiero inglés.
No era un revolucionario social, pero tampoco un conservador. Ganó por los campesinos. Los trabajadores
votaron por él contra la república de los ricos, a sus ojos Luis Napoleón significaba la deposición de
Cavaignac (quien había sofocado el levantamiento de junio), el rechazo del republicanismo burgués, la
anulación de la victoria de junio.
La elección de Luis Napoleón significó que inclusive la democracia del sufragio universal identificada con la
revolución, era compatible con el mantenimiento del orden social. Luis Napoleón abolió la República y se
hizo a sí mismo emperador. Iba a ser el primero de los modernos jefes de estado que gobernara no por la
mera fuerza armada, sino por esa especie de demagogia y relaciones públicas que se manipulan con mucha
más facilidad desde la jefatura del estado que desde ningún otro sitio. Su experiencia demostró que el
orden social podía disfrazarse para atraer a los partidos de la izquierda, en un país o época en la que los
ciudadanos se movilizaban para participar en la política. Evidenciaron que las clases medias, el liberalismo,
la democracia política, el nacionalismo y las clases trabajadoras, iban a ser rasgos permanentes del
panorama político.
CLASE 8: Los nacionalismos y la construcción de naciones.
Texto: Hobsbawn “La nación como novedad” y Bruun. Transcripción de Audio.
- Texto de Hobsbawn:
Una de las grandes novedades del siglo XIX es el surgimiento del concepto moderno de Nación y la
aparición del fenómeno nacionalista. Más que nada se trata de ver como se pasa de identidades que
pueden regionales o centradas en una persona (en la figura del rey y la monarquía) a un sentimiento más
abstracto, que es la pertenencia a una Nación post revolución francesa. Es decir, como la pertenencia a una
Nación ya no esta referida a identificarse con una monarquía ni a una región, sino en identificarse a la
Nación como Estado. El punto de llegada de todo este proceso va a ser la Primera Guerra Mundial, cuando
millones de personas de cada uno de los países acuden a la guerra, ofrecen su vida para defender la Nación
o un concepto similar que va surgiendo al costado que es el de la Patria. Claro que a lo largo de este siglo
XIX, ese concepto, lo que significaba una Nación y que pueblos tenían justificativo para considerarse una
Nación y constituir un Estado independiente va a ir variando. Lo que trata el texto de Hobsbawn es este
concepto de Nación que surge post Revolución Francesa y que llega hasta 1880. ¿Qué pasa después? En el
último tercio del siglo XIX el concepto de Nación va mutando, se modifica y surge otra acepción de nación,
la anterior no desaparece, pero surge un concepto mucho más xenófobo, belicista, separatista que va a
llevar al reclamo de muchos pueblos a considerar primero una Nación y querer ser un Estado
independiente.
El texto de Hobsbawn busca reconstruir las concepciones de la Nación y el Estado Nación según los
ideólogos de la era del liberalismo burgués. Que son los que siembran este primer concepto moderno de
Nación, post revolución francesa. Va a ir rastreando una serie de acepciones, descarta una concepción que
al principio el concepto de Nación no está asociado a compartir una lengua en común, ni a pertenecer a un
grupo étnico o a tener un pasado en común.
Cita textual página 31: “No obstante, es en la presentación del informe de Barére donde se encuentran dos
conceptos muy distintos de la nación: el revolucionario-democrático y el nacionalista. La ecuación estado =
nación = pueblo era aplicable a ambos, pero, ajuicio de los nacionalistas, la creación de las entidades
políticas que podían contenerla se derivaba de la existencia previa de alguna comunidad que se
distinguiera de los extranjeros, mientras que desde el punto de vista revolucionario-democrático, el
concepto central era la ecuación ciudadano-pueblo soberano = estado lo que, en relación con el resto de la
raza humana, constituía una «nación»”.
Acá vemos las dos concepciones:

 De la primera década del siglo XIX: la idea el concepto revolucionario-democrático que nace con la
Revolución Francesa. Ya que la revolución elimina la monarquía y tiene que remplazar ese vacío,
empieza a instalar una idea de que la nación es el conjunto del pueblo soberano y que dicha
soberanía descansa sobre el pueblo. Este concepto es ciertamente abstracto entonces la
Revolución inicia un proceso de construcción de ritos, de símbolos que identifiquen a la Nación, y
que las personas de carne y hueso puedan identificarse con esos símbolos y esa pertenencia a la
Nación (la escarapela, la bandera tricolor, el himno, las festividades patrias, etc. toda una serie de
elementos que van a estar asociados a la Nación en remplazo de la figura real). Pertenecer o
adquirir esos símbolos no incluía hablar el idioma francés, en esa primera concepción de Nación
que llega aprox. hasta 1880 (la burguesa liberal o revolucionario-democrático) la lengua no es un
elemento imprescindible para la pertenencia sino el creerse y aceptar ser ciudadano de esa Nación,
y esa aceptación llevaba al respeto de la bandera, los símbolos patrios, aprender la historia de esa
Nación, etc. La ecuación estado = nación = pueblo.
 Las últimas décadas del siglo XIX: nacionalista que es un concepto que va a llevar a que la lengua,
un pasado común sean elementos imprescindibles para constituir una Nación. Hobsbawn entre las
páginas 33 y 41 un poco rastrea como surge este concepto de Nación, que es un concepto liberal-
democrático.
Como señala Hobsbawn dice que en esta era del nacionalismo liberal la idea autodeterminación para las
naciones “solo eran aplicables para las naciones que se consideraban viables cultural y, desde luego,
económicamente”, es decir, que había una idea de progreso. Las naciones que querían constituirse como
tal tenían que entender a la expansión económica, a la viabilidad económica asociada a esta idea del
progreso.
Cita textual páginas 46 y 47: “En la práctica había sólo tres criterios que permitían que un pueblo fuera
clasificado firmemente como nación, siempre con la condición de que fuera suficientemente grande para
cruzar el umbral. El primero era su asociación histórica con un estado que existiese en aquellos momentos o
un estado con un pasado bastante largo y reciente (…) El segundo criterio era la existencia de una antigua
élite cultural, poseedora de una lengua vernácula literaria y administrativa nacional y escrita. (…) El tercer
criterio, y es lamentable tener que decirlo, era una probada capacidad de conquista”.
Cita página 48: “Así pues, vista con la perspectiva de la ideología liberal, la nación (es decir, la nación
grande y viable) fue la etapa de la evolución que se alcanzó a mediados del siglo xix. Como hemos visto, la
otra cara de la moneda, «la nación como progreso», era, por lo tanto, lógicamente, la asimilación de
comunidades y pueblos más pequeños en otros mayores. Esto no significaba necesariamente el abandono
de lealtades y sentimientos antiguos, aunque, por supuesto, podía significarlo”.
Aun todavía en este período, hasta la década del 60/70 los pueblos pequeños no reclamaban con tanta
fuerza al menos la autodeterminación, es decir, el separarse y constituir un Estado nacional e
independiente. Esto va a hacer que esta idea liberal-nacionalista de Nación admitía que ciertos pueblos
estén dentro de otras naciones, de allí el concepto de imperio pluri-lingüístico o pluriétnico (o de naciones
pluri lingüísticas o pluriétnicas) que pudieron transitar las primeras décadas del siglo XIX sin convulsiones
políticas internas, es decir, sin reclamos de determinados pueblos a alcanzar la autodeterminación. Claro
que eso en las últimas décadas del siglo XIX va a empezar a mutar y a transformarse porque empieza a
ganar terreno otro concepto de Nación y el surgimiento de otro concepto nacionalista que tendía a la
autodeterminación a partir de otros elementos como la lengua, la étnica, un pasado en común, etc. y eso
va a empezar a tambalear, a poner en crisis a estos imperios multi étnicos sobre todo el Imperio
austrohúngaro, el Turco Otomano, el Ruso en parte y algunas naciones como España, Inglaterra, Francia
que empiezan a aparecer reclamos de pueblos que quieren formar su propio Estado Nacional
independiente.
El único nacionalismo justificable en estas primeras décadas del siglo XIX era que encajaba en la idea del
progreso muy asociado a la ideología liberal que ampliaba, como dice el autor, en vez de restringirla la
escala en que funcionaban las economías, las sociedades y la cultura (pág. 50). No concebía ese
nacionalismo de estas décadas que pequeños pueblos formen un estado nacional independiente porque
ello sería ir en contra del progreso, en contra de la evolución y de una economía que tendía a
regionalizarse y mundializarse, y no una economía que tendía a cerrarse.
Fin del texto de Hobsbawn.

- Texto de Bruun:
Observar el mapa europeo, cuales son esas unidades políticas, esas naciones que nos encontramos post
Congreso de Viena. Dos mapas: uno es el que hereda el Congreso de Viena, es decir, la caída de Napoleón
en 1815; y otro 100 años después aprox. que es el mapa que deja la Paz de Versalles después de la Primera
Guerra Mundial en 1919. Si vemos ambas fotos, el mapa europeo es un “rompecabezas” que se empieza a
desarmar en múltiples piezas. De unidades políticas ciertamente grandes, extensas se va a Versalles donde
triunfa el concepto Wilsoniano de Nación (por el presidente Wilson de los EEUU) se le da la razón a
determinados pueblos para que conformen su nación y se desarman los grandes imperios multiétnicos.
Las décadas centrales del siglo XIX del 20 al 80 aprox. encuentran distintas unidades políticas (ver mapas
anexos). En cuanto a las unidades imperiales, el siglo XIX puede identificar tres grandes imperios:
1) Imperio Austrohúngaro: primero el Imperio Austríaco y a partir de 1867 es el Imperio
Austrohúngaro que estaba gobernado bajo la dinastía de los Habsburgos, esa dinastía va a ser un
actor político clave de la historia política y diplomática europea. Desde el Congreso de Viena donde
el famoso canciller Metternich es uno de los grandes diseñadores del mapa europeo post Napoleón
hasta la Primera Guerra Mundial. Este imperio es el que impide la unificación de Italia por un lado y
de Alemania por otro, porque ocupa territorios de lo que serán en un futuro dos estados nacionales
por eso tanto el reino de Piamonte Cerdeña en Italia como Prusia en Alemania se van a tener que
enfrentar militarmente a Austria para poder conformar sus respectivas unidades nacionales.
Después de una serie de derrotas militares que tiene Austria producto de Italia y Alemania,
comienza una serie de reformas que son las que llevan en 1867 a formar la Doble Corona (el
sistema dual). Se le otorga a Hungría una cierta autonomía, es decir, capital propia, parlamento y
ministerios, pero el emperador Austriaco que es Francisco José también conserva la corona del rey
de Hungría. Por eso en 1867 se conforma este imperio Austrohúngaro. Igualmente, este sistema
dual no consigue apaciguar a las minorías, especialmente a los de origen eslavo (checos, eslovacos,
rumanos, etc.). Ese Imperio Austrohúngaro es el ejemplo más fiel de esta idea de imperio
pluriétnico y pluri lingüístico, es decir, al interior de ese imperio hay una “olla a presión” hay una
serie de tensiones de pueblos que van a reclamar su autodeterminación que lo van a ir
consiguiendo antes de la Primera Guerra Mundial en algunos casos y finalmente en la Guerra con la
derrota de este imperio esto se empieza a desarmar y se empiezan a formar varias naciones a partir
de ese imperio multiétnico, entre ellas ciertos países “de laboratorio” que va a dejar la Paz de
Versalles como Checoslovaquia y Yugoslavia, es decir, van a reorganizar ciertos pueblos dentro de
un mismo Estado Nación y eso a su vez va a dejar problemas latentes hacia el futuro (que se
resolverán, trágicamente en algunos casos, en el siglo XX).
2) Imperio Ruso: no ocupa el centro de nuestro mapa europeo, pero si es un actor político diplomático
clave en estos años. Gobernado por la dinastía llamada los Romanov que va a llegar en pie hasta la
Revolución Rusa. Una dinastía muy autocrática, autoritaria, renuente a procesos de modernización
y reformas hacia su interior. Sin bien habían tenido una etapa en el siglo XVII con Pedro el Grande y
Catalina, en otro momento de Occidentalización y de adherir a ideas de la enciclopedia y el
iluminismo (San Petersburgo nace con esa idea) lo cierto es que durante el siglo XIX los Romanov va
a ser muy renuente a las reformas. Recién después a las Guerras de Crimea que es un
enfrentamiento entre Rusia vs. Francia, Gran Bretaña y el Reino de Cerdeña por ver que Rusia tenía
apetencia sobre los Balcanes y en general sobre el Imperio Turco Otomano (que es un imperio en
decadencia) se desata esta guerra entre 1854 y 1856 que es ciertamente sanguinaria (se empiezan
a aplicar por primera vez elementos o artefactos de la industrialización a un proceso de guerra).
Posterior a esta guerra que pierde Rusia el Imperio entra en crisis e inicia un período de reformas.
Que va a llevar adelante el Zar Alejandro II y una de las más importantes esta la emancipación de
los siervos en 1861. Hay un intento de apertura política también, hacia los años 70-80 eso se va
desvaneciendo y recién va a ser otra guerra del siglo XX, la Ruso-Japonesa (1904-1905) la que va a
iniciar otro proceso de reforma pero que también con poco convencimiento ideológico por parte de
los zares.
Otro imperio que con la Primera Guerra Mundial y, especialmente, con la Revolución Rusa termina
desapareciendo.
3) Imperio Turco: en el siglo XIX ya es un imperio en crisis. Va a tener en distintos momentos de este
siglo un proceso de Balcanización, es decir, de segregación de distintos pueblos que forman sus
estados independientes. Al iniciarse el siglo XX tres reinos independientes y otro autónomo, pero
todavía no dependiente se habían formado en el Imperio Turno en Europa. Es decir, Grecia en 1829
se separa, Serbia en el mismo año y se independiza en 1868, Rumania en 1878, Bulgaria que se
termina independizando de Turquía en un proceso que comienza en el siglo XIX y termina en 1908.
Y con la Primera Guerra Mundial se termina de desmoronar. Es decir, este imperio ya llega al siglo
XIX muy débil y va sufriendo distintos desmembramientos.
Así como hay tres imperios, hay otros dos procesos que son importantes de unificación:
a- Alemania: el Estado que va a llevar adelante el proceso de unificación es Prusia con una dinastía
que son los Hohenzollern. Luego de la derrota de Napoleón en 1815 Alemania quedo organizada en
torno a cuatro núcleos que podemos llamar estatales, serían cuatro reinos, que son: Sajonia y
Baviera, Wurtemberg y Prusia y una serie de ciudades autónomas. Entre 1815 y 1848 hay una
discusión sobre cual va a ser el núcleo de ese estado alemán, sobre quien va a liderar el proceso de
unificación. Austria también tiene interés en liderar ese proceso, como dice Bruun hay un intento
de unificación con Austria y otro sin Austria, va a haber una puja. El autor analiza la coyuntura de
1848 y como fracasa ese intento liberal parlamentario, de unidad, a partir de un parlamento que
fracasa en Frankfurt y donde Federico Guillermo IV de Prusia rechaza la Corona Imperial por lo que
sería quedar atado al parlamento. La unidad alemana se lleva a cabo finalmente con la exclusión de
Austria, Prusia va a rotar bélicamente en una batalla principalmente en ¿Sadowa? en 1866 y
emprende ahí la unidad. Se enfrenta para ello a una serie de Ducados Daneses, a Austria y
Napoleón III en la guerra franco-prusiana, entre 1864 y 1870 derrota militarmente a una serie de
adversarios que actuaban como impedimento de la unidad alemana, y termina conformando
primero la Confederación Alemana del Norte entre 1867 y 1871. Que en esta última fecha se
transforma en el Imperio Alemán (Kaiserreich) que va a durar entre 1871 y 1918. Se funda un único
estado federal con el Rey de Prusia como jefe de Estado con el titulo imperial, que va a ser un poco
el formato de la Confederación Alemana del Norte. Ya en 1871 el Segundo Reich tiene a los
Hohenzollern y al Emperador como la principal figura, y con un parlamento que es el Reichstag que
va a tener ciertamente un papel muy atado a las decisiones del Emperador y sobre todo a la
autoridad política que va a ser el Canciller Bismarck (que va a ser un poco el “arquitecto” de este
proceso de unificación). El Segundo Reich se sanciona en el salón de los espejos en Versalles cuando
después de la guerra franco-prusiana, ese imperio queda constituido por cuatro reinos (Sajonia y
Baviera, Wurtemberg y Prusia), seis grandes ducados, cinco ducados, siete principados y tres
ciudades libres (Hamburgo, Bremen y Lübeck) y las provincias imperiales de Alsacia y Lorena que
son las que le arrebatan a Francia en las guerras franco-prusianas. Ese proceso de unidad va a
terminar llevan a Alemania a ser una gran potencia industrial y militar.
b- Italia: es un proceso de unidad desde arriba, comandada por las élites. En 1848 hay otro intento, al
igual que Alemania, un intento fallido de unificación. Un doble movimiento: un proyecto que tenían
Mazzini y Garibaldi que era un proyecto más republicano radicalizado llegan a constituir una
República en Roma que va a ser aplastada, y otro intento que empieza desde el norte desde el
reino de Piamonte y Cerdeña con otra dinastía los Saboya que también en 1848 va a ser aplastada
por Austria y Francia. Eso queda latente y recién va a poder concretarse en la década del 60
también, cuando el reino de Piamonte y Cerdeña, con los Saboya y el arquitecto de la unidad que
sería Cavour del Piamonte emprende una serie de acuerdos apoyándose en Francia y en Alemania
para deshacerse de un gran rival que tiene en la península que es Austria. Entre 1859 y 1861 va
derrotando a Austria en distintas batallas, con apoyo de estas potencias, hasta que en 1861 logra la
unificación donde primero logra la unidad y después emprende un proceso de unificación cultural y
lingüística que Italia no lo tenía, quizá Alemania si partía de una base más homogénea, ciertas
estructuras políticas pasadas que desde el Sacro Imperio Romano Germánico que habían dado
cierta unidad en Italia ese pasado era ciertamente muy lejano del Imperio Romano, en el medio
siempre habían sido múltiples unidades políticas independientes (republicas, reinos, ducados, entre
otros). Por lo que una vez constituida la unidad comienza un proceso de homogeneización desde
arriba, expandir el idioma italiano, lograr una cultura en común, etc.
Estos son los dos procesos de unificación más relevantes y exitosos de este siglo XIX.
Después hay países que van logrando su independencia como el caso del Imperio Turco y los países que se
van independizando de él durante este siglo, en Bélgica consigue su independencia de los Países Bajos
Unidos en 1830, después en otros países mantienen en general sus límites. Francia, más allá de a guerra
franco-prusiana en 1870 que pierde Alsacia y Lorena, logra mantener sus límites. España en gran parte
también, salvo la perdida de sus últimos dominios coloniales hacia fines del XIX en Cuba y Filipinas. Gran
Bretaña que va a vivir a partir de 1837 hasta 1901 el reinado de Victoria I (lo que se conoce como la era
victoriana) un proceso de mantenimiento de sus fronteras y recién en el siglo XX va a perder una porción
de Irlanda que se constituye como República, pero la Era Victoriana se va a caracterizar no solo por el
mantenimiento de sus fronteras, sino un expansionismo colonial ciertamente importante.
Los países escandinavos: el reino de Suecia y Noruega permanecen unidos como reinos entre 1814 y 1907,
luego el segundo se separa como reino independiente justamente en 1907, y Finlandia permanece bajo
dominio Ruso hasta finales de 1917.
ANEXO:
Mapa de Europa 1815, Congreso de Viena:

Mapa de Europa 1919:


Mapas Unificación de Italia:

(mapa gif)

(Mapa gif)
Mapas Unificación Alemania:
Mapas Imperio Austrohúngaro:
Mapa de Disgregación del Imperio Turco en Balcanes:
Textos Bruun y Hobsbawn
Clase 9: El surgimiento del nacionalismo de derecha
Textos: Hobsbawm “Las transformaciones del nacionalismo” y Mosse “Racismo” - Transcripción de
Audio:
Cita Hobsbawm: “El nacionalismo de 1880-1914 difería en tres aspectos importantes de la fase de
nacionalismo de Mazzini. En primer lugar, abandonó el «principio del umbral» que, como hemos visto,
ocupaba un lugar central en el nacionalismo de la era liberal. En lo sucesivo cualquier conjunto de personas
que se consideraran como «nación» reivindicó el derecho a la autodeterminación, que, en último término,
significaba el derecho a un estado aparte, soberano e independiente para su territorio. En segundo lugar, y
a consecuencia de esta multiplicación de naciones «no históricas» en potencia, la etnicidad y la lengua se
convirtieron en los criterios centrales, cada vez más decisivos o incluso únicos de la condición de nación en
potencia. Sin embargo, hubo un tercer cambio que afectó no tanto a los movimientos nacionales no
estatales, que ahora se volvieron cada vez más numerosos y ambiciosos, sino a los sentimientos nacionales
dentro de los estados-nación establecidos: un marcado desplazamiento hacia la derecha política de la
nación y la bandera, para el cual se inventó realmente el término «nacionalismo» en el último decenio (o
los últimos decenios) del siglo XIX”.
Surgen distintas cuestiones que van a marcar, como dice Hobsbawm, un desplazamiento para la derecha.
Esa idea de Nación, de defensa de la nación que había sido una huella identitaria muy fuerte de la
revolución francesa, la idea del pueblo en armas que sale en defensa de la nación frente a la aristocracia,
pero también frente al extranjero y que había quedado muy asociada a los ideales de libertad, igualdad y
fraternidad). En cambio, acá eso va desapareciendo porque ahora la idea de la Nación deja de estar
asociada a la Nación grande que es la que el liberalismo decimonónico había establecido, esa idea de que
la nación tenia que ser grande, poder prosperar económicamente, hacer una economía fuerte, muy
asociado a la idea de progreso. Ahora no, ahora la idea de nación pasa a estar anclada a colectivos muchas
veces pequeños de personas, que empiezan a reivindicar el derecho a la autodeterminación porque
empiezan a encontrar ciertas justificaciones para reclamar ser un estado nacional independiente ya que se
hallaba ese colectivo de personas dentro de un Estado Nacional más grande, los imperios multiétnicos que
empiezan a incubar estas tenciones (ver los imperios de la clase pasada), pero así también en otras
naciones que no tenían formato imperial también empiezan a surgir estos reclamos, se va a ver en España,
en Gran Bretaña, en Francia; es decir, se empiezan a divulgar ciertas ideas que llevan a un conjunto de
personas a querer separarse de la nación donde se encuentran. Y una idea muy agresiva de Nación, que es
la segunda acepción:

 Por un lado, la idea de un conjunto de personas que reclaman la autodeterminación.


 Pero también hay un nacionalismo de las elites dirigentes que lo transforma en un nacionalismo
muy chauvinismo que va a justificar mucho la expansión imperial. Surge un nacionalismo muy
anclado en las clases dirigentes que le va a permitir justificar la conquista y el expansionismo sobre
todo sobre Asia, África, algunas zonas de Oceanía y de América en algunos casos.
Ahora bien, Hobsbawm introduce dos palabras que son claves:
1- Etnicidad
2- Lengua
Son dos criterios centrales e incluso únicos de la condición de Nación en potencia, es decir, la idea de
identificarse como una etnia distinta y/o poseer una misma lengua eso llevaba a justificar la idea de
considerarse una Nación independiente.
Y acá va a entrar en juego algo que es clave para justificar estas ideas: la ciencia. La ciencia en el marco del
positivismo a fines del siglo XIX, porque empiezan a circular toda una corriente de teorías seudocientíficas
(porque hoy en día están desechadas) pero que para la época tuvieron una fuerza muy importante, que le
daban un rigor a esas ideas y les daban fuerzas a esas teorías. Si hablamos de ciencia asociada a lo
lingüístico y a lo étnico, tendríamos que hablar por un lado de la filología una disciplina que va a empezar,
en el caso de la defensa de la lengua, a rastrear y clasificar familias de lenguas y buscar los orígenes de esas
lenguas que van a estar asociadas, según esta disciplina, a determinados pueblos. Es decir, pueblos y
lenguas van a empezar a estar asociadas. Y esas lenguas van a intentar ser rescatas y ser puestas en
circulación nuevamente como una forma de justificar ser un pueblo distinto a la Nación donde estaban
insertas.
Y si hablemos de etnicidad, ahí la ciencia desarrollo una serie de disciplinas y subdisciplinas que le van a dar
un encuadre teórico a estas ideas. Por un lado, la antropología física que empieza a hacer una clasificación
de razas, y de esta antropología física surgen dos subdisciplinas: la frenología (derivaba ciertas conductas
éticas y morales a partir de la medición del cráneo de las personas) y la criminología lombrosiana (ya en el
marco de la justicia y la criminología, la idea de derivar ciertas conductas a partir de fenotipos o rasgos
físicos de personas). Otra disciplina ligada a esta idea de lo étnico es la genética (las características que
tendrían las razas sean vinculadas a lo positivo o a lo negativo). De la genética se van a derivar otras dos
subdisciplinas: el darwinismo social y la eugenesia, la idea de que hay razas inferiores y superiores, fuertes
o débiles donde las fuertes se deben ir imponiendo sobre las débiles.
¿Cuáles son los sectores sociales donde empiezan a circular estos reclamos de autodeterminación y estas
ideas? Para esto tendríamos que ver, según Hobsbawm, los fenómenos que aumentan las posibilidades de
crear “comunidades imaginadas” estas nuevas naciones, o incluso reclamos o nacionalidades reales. El
autor establece que hay tres fenómenos que le da fuerza al crecimiento de este tipo de movimiento
nacionalistas:
1) La resistencia de los grupos tradicionales que se veían amenazados por la embestida de la
modernidad. Esto es importante, porque es un proceso de fuerte industrialización y de migraciones
del campo a la ciudad, y emigraciones no solo transatlánticas sino también al interior de Europa
muy fuerte.
2) Las clases y estratos nuevos y no tradicionales que crecían rápidamente en las sociedades en vías
de urbanización de los países desarrollados. Es decir, el arribo de los advenedizos, el arribo de
migrantes de otras regiones de Europa a nuevos países que hace que se empiece a generar una
desconfianza.
3) Las migraciones sin precedentes que distribuían una diáspora múltiple de pueblos por todo el
globo, cada uno de ellos forasteros para los nativos y otros grupos migrantes. La desconfianza, la
idea del extranjero que persona que arriba a una sociedad nueva que “quita el trabajo” empieza a
crecer en la sociedad y comienza a generarse una desconfianza.
Estos tres fenómenos dan las CONDICIONES DE POSIBILIDAD del surgimiento de estos movimientos
nacionalistas que reclaman la autodeterminación muchas veces, o que comienzan a expandir ideas
xenófobas, es decir, a reforzar también sentimientos nacionalistas ya existentes. Y que se refuerzan con
esta llegada de estratos nuevos o de migrantes.
Entonces, un estrato o sector de la sociedad donde comienza a arraigar este tipo de nacionalismo, según
Hobsbawm no es la aristocracia, ni la burguesía, ni el campesinado, ni los obreros, no arraiga tanto ahí.
Dice: “Las clases cuya suerte dependía del uso oficial de la lengua vernácula escrita eran los estratos
intermedios socialmente modestos pero cultos, que incluían a quienes adquirían la condición de personas
de clase media baja precisamente por ejercer oficios no manuales que requerían instrucción. (…) Las
batallas del nacionalismo lingüístico las libraban periodistas provinciales, maestros de escuela y
funcionarios subalternos con aspiraciones”.
Aquí Hobsbawm está indicando un sector: la clase media baja con cierto nivel de instrucción donde este
tipo de nacionalismo empieza a arraigar y donde la defensa de la lengua empieza a ser una herramienta de
defensa de esa nacionalidad. En este sentido, el autor dice que “la defensa de la lengua antigua significaba
la defensa de las costumbres y tradiciones antiguas de toda una sociedad contra las subversiones de la
modernidad: de ahí el apoyo que movimientos tales como el bretón, el flamenco, el vasco y otros recibían
del clero católico.”.
La Iglesia es otra de esas instituciones que a fines del siglo XIX lanza una lucha contra la modernidad,
contra esas sociedades en rápida transformación. Esto de los estratos intermedios, de estas clases medias,
urbanas que arraiga este tipo de nacionalismo (aunque no quiere decir que haya un pueste directo) es un
actor a tener en cuenta a la hora de estudiar los fascismos en el siglo XX, ya que es un sector social que se
siente amenazado, resentido, que entra en “pánico” por el crecimiento de la clase obrera sobre todo en
Italia, con una clase obrera muy revolucionaria post Primera Guerra Mundial.
Este crecimiento de los movimientos nacionalistas sustentados en la defensa de una lengua y/o de lo
étnico va a encontrar en distintos países movimientos intelectuales o pensadores que desarrollen estas
ideas. El texto de Mosse se encarga de rescatar algunos.
En el caso de Francia, con el Movimiento de la Acción Francesa con Charles Maurras. Dreyfus es uno de los
ejemplos históricos que refleja el crecimiento de este nacionalismo más xenófobo, Dreyfus era un capitán
del ejército francés de origen judío acusado de entregar información sensible militar al ejército alemán. Eso
va a desatar un caso judicial, un juicio donde se lo encuentra culpable, se lo encarcela en la isla del diablo y
va a desatar una grieta muy grande dentro de la sociedad francesa entre los que defienden y los que están
en contra de Dreyfus.
Entonces en Francia surge la Acción Francesa con Maurras. Todos estos movimientos de fines del siglo XIX
tienen ciertas o proyección o son retomados por los fascismos, nacionalismos del siglo XX. No es que sean
solo ellos los ideólogos pero en esos fascismos o nacionalismos más de derecha del siglo XX hay semillas de
ideas de estos pensadores. Maurras tendrá su reflejo en régimen de Vichy del mariscal Pétain ante la
invasión alemana en Francia, en España con Ramiro de Maeztu con Acción Española también será
retomado por Primo de Rivera y también por el franquismo, en Italia con Giovanni Gentile que va a ser
retomado de forma muy directa por el fascismo italiano y en Alemania con Carl Schmitt como Chamberlain
por el nacional socialismo.
El texto de Mosse se centra sobre todo en Chamberlain (ver consigna sobre este personaje) y va a recorrer
como se encuentran estas ideas de nacionalismo y ciencia que va a llevar al surgimiento del racismo. El
cual va a ser una de las banderas, de las improntas muy fuertes que va a tener la expansión imperialista
europea del siglo XIX (aunque no solo europea porque EEUU y Japón utilizarán ciertos conceptos racistas).
Se fusionan lo que es ciencia y lenguaje, y lo que es ciencia y etnicidad, y dan origen a las disciplinas que
vimos antes y el crecimiento de ciertos pensadores que van a expandir y a teorizar en el merco del
positivismo.
El texto de Chamberlain se llama “los fundamentos del siglo XIX” y es el que ya no solo habla de una
clasificación de razas, sino que va un poco más y habla primero de la superioridad de la raza aria y después
la idea de la guerra de razas, donde la raza superior debería acabar con la raza inferior y los judíos
representarían lo opuesto a los arios. También va a decir que el racismo tiene un componente en el plano
de lo mítico que puestos a circulación a fines del siglo XIX, 1899 durante el siglo XX, en el marco de una
crisis económica ciertas de esas ideas anclaron a nivel social, salieron del plano de lo intelectual, de círculos
letrados sino que se empiezan a masificar a partir sobre todo de un partido político que es el nacional
socialismo en Alemania.
Diferenciar dos cuestiones:
1- El nacionalismo de pueblos que aun no poseen un estado nacional y que empiezan a reclamar la
autodeterminación, este tipo de nacionalismos va a anclar mucho en los estratos medios bajos
letrados de las distintas sociedades, que empiezan a realizar una defensa de la lengua y comienzan
a sentirse amenazados por la modernidad, es decir, por el avance de la industrialización y el
trastocamiento de las jerarquías y las clases sociales.
2- El otro nacionalismo, también de derecha es el que va a estar anclado en las elites dirigentes donde
va a estar muy asociado al chauvinismo y a la xenofobia, y que va a llevar a justificar la invasión y la
conquista de pueblos extraeuropeos: Asia, África, la zona del pacífico.
ANEXO
Afiche francés donde se observa el racismo del Estado. Traducción: “Es con 76.900
hombres que Francia asegura la paz y el bienestar de la civilización a sus 60 millones de
indígenas”.

Afiche francés donde se observa la clasificación de “razas” según el color de la piel.


Traducción: “tres colores, una bandera, un imperio”.
Afiche alemán durante el nacionalsocialismo donde se justifica la eugenesia. Traducción:
“Éste defectuoso hereditario cuesta a la comunidad 60.000 a lo largo de su vida”.
Textos Mosse y
Clase 10: ¿Los orígenes del capitalismo?
Textos: Kocka y E. P. Thompson. Transcripción de audio:
Kocka es un historiador alemán que a estudiado mucho en las últimas décadas la industrialización europea,
y sobre todo se ha dedicado a una rama de la historiografía que es la historia conceptual. Thompson es
parte de la escuela de los Marxistas Británicos.
No hay unanimidad con respecto a que industrialización o Revolución Industrial significa el origen del
capitalismo, hay otras interpretaciones sobre qué es el capitalismo. Nuestra materia se vuelca por una
interpretación que es la que deriva de la escuela marxista, que ancla el origen el capitalismo al capitalismo
industrial, que es el que se origina en Inglaterra en el último tercio del siglo XVIII. Pero nosotros vamos a
ver distintas interpretaciones, Kocka va a rastrar tres grandes escuelas.

 Marxista: la interpretación de Marx sobre el capitalismo primero se trata al capitalismo como un


sistema basado en una forma de propiedad y una forma de relación social de producción, esta
forma de propiedad que es la propiedad y esta relación mediada por el salario es una forma
histórica, es decir, no es una forma eterna. Esto de la historicidad en la explicación de Marx (y todos
los historiadores que retoman esta explicación) sobre el capitalismo va a ser muy importante. Para
Kocka el concepto de capitalismo en Marx se resume en cuatro puntos:
1) Considerar el mercado desarrollado como una característica central del
capitalismo. Mercado que requiere una división del trabajo y una
economía monetaria.
2) La acumulación, para Marx, el capitalismo está asociado a una
acumulación, Kocka dice en principio limitada que es la formación y la
multiplicación permanente del capital como un fin en sí mismo.
3) La relación entre el capital y el trabajo asalariado, ahí hay una relación
social característica del capitalismo industrial. Es el núcleo de lo que Marx
va a llamar modo de producción capitalismo, y una relación que se
caracteriza por la tensión, entre los capitalistas (en tanto propietarios de
los medios de producción) y los obreros libres (en tanto contratados a
cambio de una remuneración o un salario, y que no poseen los medios de
producción). Esta relación esta mediada por un intercambio: a cambio de
un salario el obrero entrega su fuerza de trabajo, en principio en un
“contrato libre”. Marx entendía que esta dinámica desencadenaba la
lucha de clases, a enfrentarse burguesía y proletariado como enemigos
irreconciliables.
4) La dinámica del sistema capitalista. Para Marx el capitalismo solía disolver
todo lo heredado, es decir, se extendía por todos los rincones de la
sociedad y a nivel planetario, esa era la dinámica. Y que el capitalismo
tenía una capacidad para invadir con su lógica otros ámbitos de la vida
más allá del económico (esto lo vamos a ver más adelante con el
imperialismo). Es decir, tiende a su expansión y a eliminar rastros no
capitalistas dentro de las sociedades.
Marx reconoce que puede haber otros capitalismos no industriales, pero es algo que en general no
profundiza o no desarrolla, salvo a pasar en algún libro. Este capitalismo industrial va a tener
origen, para toda esta escuela marxista, en Inglaterra en el último tercio del siglo XIX. El historiador
Dobb estudia la transición del feudalismo al capitalismo y la caracteriza como “endógena”, es decir,
que el capitalismo surge de los intersticios9 de las entrañas de la propia dinámica feudal. ¿Cómo es
esto? La aparición de un capital autónomo ¿Dónde ese ve ese capital autónomo? En la aparición de
“la industria rural a domicilio”, este sería el eslabón previo porque es una industria que surge en el
campo, en el ámbito rural por parte de comerciantes adinerados o campesinos acomodados que
invierten un capital en maquinarias y materias primas que se la entregan a la familia campesina, y el
campesino produce de acuerdo a los requerimientos de ese comerciante o campesino rico. Es decir,
es una producción que surge por canales alternativos a la producción gremial medieval porque
justamente la producción gremial medieval está plagada de reglas, de requerimiento, de exigencias
que impiden la producción acelerada de mercancías. La producción gremial medieval está
destinada justamente a regular la producción y lo que quieren estos comerciantes y campesinos
ricos es producir a mayor escala. ¿Dónde encuentran eso? En las zonas rurales porque allí no hay
legislación y el campesino necesita en algún momento del año generar un ingreso extra al de su
producción campesina lo hace vendiendo su fuerza de trabajo a estos comerciantes o campesinos
ricos que necesitan producir mercancías (sobre todo tejidos de lino o de algodón). Esto se da no
solo en Inglaterra, se da en otras zonas de Europa: en Flandes, en los Países Bajos, en algunas
regiones de Francia. Ahora ¿en todos los lugares donde existió la industria rural a domicilio
condujeron al capitalismo industrial? No ¿Por qué? Porque fue necesario un segundo proceso, que
va a estudiar también Dobb, que es la expropiación del campesinado vía los cercamientos y la
disolución del “campo abierto” del “campo en común”. Ese proceso si se da en Inglaterra con
mucha fuerza a partir del siglo XVI y XVII (sobre todo en el s. XVII). Ambos procesos, es decir, la
industria rural a domicilio y la expropiación del campesinado y los cercamientos, conducen al
surgimiento del capitalismo industrial ya que producen algo que es central que es la expropiación
del campesino de sus medios de producción que lo lleva a vender su fuerza de trabajo, a no
combinar tiempo de producción propia en la tierra con su familia y tiempos dedicados a la industria
rural a domicilio sino directamente a tener que vender si o si su fuerza de trabajo al no tener otro
medio de reproducción.
Esta industria rural a domicilio si tiene como un “dique” o un “techo” que es que en parte los
tiempos los va a seguir manejando el campesino, es decir, el campesino produce en su casa, en su
medio rural y va a tener, no del todo, el manejo de sus tiempos. Cuando hay ciertas condiciones
climáticas las dedica a esta industria rural a domicilio, cuando no la hay o en determinados meses
del año deja esta producción rural a domicilio y se vuelva a sus cosechas (esto lo vemos mejor en el
texto de Thompson).
 Weberiana: a partir de la obra de 1905 llamado “la ética protestante y el espíritu del capitalismo” se
va a centrar en el análisis del sistema capitalista. En general se ha tendido a contraponer la obra de
Marx y la obra de Weber, como en realidad pueden funcionar como complementarias, ya que el
objeto de estudio de una y de otra es distinto. Lo que va a buscar Weber es tratar de comprender al
sujeto capitalista, es decir, donde surge la racionalidad de ese sujeto capitalista. Weber va a poner
el foco en que es una propensión del espíritu, es decir, que surge una racionalidad en la búsqueda
del beneficio que está ligada a una propensión del espíritu del sujeto capitalista. Donde Marx busca
una explicación más sistémica, más global, en Weber esa explicación se centra en el sujeto, en la
persona. Por eso la periodización es distinta, Weber aborda el tema del capitalismo, como dice
Kocka en un contexto de la larga historia de la modernización de occidente, por eso se va a ir al
siglo XV, XVI y XVII. Y, a diferencia de Marx, desvincula el concepto de capitalismo a la época de la
industrialización y lo centra en un proceso previo que tiene que ver con el surgimiento del
protestantismo. Weber destaca las características del comportamiento económico capitalista.
Cita a Kocka: “Weber destacó con gran agudeza las características del comportamiento económico
capitalista, orientado hacia el intercambio y los precios de mercado, que consideraba un resultado
9
Espacio pequeño entre dos cuerpos o entre dos partes de un mismo cuerpo.
de las luchas y las concesiones que se realizaban dentro de ese mismo mercado. Subrayó la
«racionalidad formal contable» de la economía de este modelo, presente sobre todo en la
estructura de la empresa capitalista, entre cuyas características daba especial importancia a la
separación de la hacienda de los sujetos económicos, a la organización —sistemática, racional y
pensada para la consecución de los objetivos— como asociación de dominación y a la orientación
hacia la obtención de la rentabilidad a largo plazo”.
Acá hay dos conceptos claves: el comportamiento económico capitalista y la estructura de la
empresa capitalista. Es clave para Weber en el comportamiento de ese sujeto la aparición de un
espíritu del capitalismo, y este está en la aparición de una ética calvinista puritana que establece
desde el siglo XVI10. La descripción de esta ética protestante va a tener dos rasgos centrales:
1- El ascetismo11
2- El enriquecimiento como señar de la predestinación a la salvación eterna
Para la ética protestante la adquisición del dinero tiene un valor supremo y el
ejercicio constante de una profesión, un trabajo es una manera de privilegiada
para adquirir ese dinero.
La racionalidad es el trabajo que busca las maneras más adecuadas para obtener
la máxima cantidad de riquezas. Para Weber los protestantes, “han mostrado
singular tendencia hacia el racionalismo económico, tendencia que ni se daba ni
se da entre los católicos en cualquier situación en que se encuentren”.
3- Austeridad: hace que se use mínimamente la riqueza acumulada.
Estas tres características aunadas (trabajo, predestinación y ascetismo) dan lugar a una creciente
acumulación de riquezas, y forman el tridente clave para comprender el espíritu calvinista, el cual
según Weber va a dar la explicación para el surgimiento del espíritu del sujeto capitalista.
 Schumpeteriana: sobre todo a partir de un libro de 1942 llamado “capitalismo, socialismo y
democracia”. La clave en Schumpeter va a ser la explicación del desarrollo del sistema capitalista.
Cita Kocker: “La propiedad privada, el mecanismo del mercado y la economía de empresa forman
parte, a su entender, de los elementos definitorios del «capitalismo». Concluyó que el «capitalismo
es cualquier forma de economía de la propiedad privada en la que se llevan a cabo innovaciones a
través del dinero prestado, lo que, en general ... requiere la creación de créditos»”. Dos cuestiones
claves: el tema de la innovación y la idea de crédito (algo fundamental para que se innove).
Schumpeter entonces se centra en explicar la dinámica del sistema capitalista, es decir, porque se
producen grandes ciclos de expansión con ciclos de estancamientos. Esto da origen a un concepto
que son los ciclos de Kondratieff o las ondas largas de Kondratieff este es un economista ruso que
retoma Schumpeter, que van a tratar de explicar estos cambios abruptos del capitalismo.
¿Dónde encuentra Schumpeter la explicación de estos cambios? En la innovación, esta la
encontramos “en la combinación de elementos, recursos y posibilidades de una forma que permita
el surgimiento de la novedad económica: nuevos métodos de producción y distribución, nuevas
formas de organización dentro de las empresas o entre ellas, la exploración de nuevos mercados
para el aprovisionamiento y la venta, la producción de bienes nuevos o muy mejorados, el despertar
de nuevas necesidades... Schumpeter dejó claro que la introducción de lo nuevo acompañado de la
necesidad supone el reemplazo, y a menudo también la destrucción, de lo antiguo. En este sentido
—y acercándose conceptualmente a Sombart— habló de la «destrucción creativa» como núcleo del
desarrollo capitalista.” (cita de Kocka).
Es decir, lo que va a encontrar Schumpeter es que en un ciclo decreciente del capitalismo, un
empresario o un grupo de empresarios logra innovar en alguna rama de la economía, y esa
10
“A diferencia de Werner Sombart, que consideraba que los judíos habían desempeñado un papel muy destacado en el
nacimiento de esta mentalidad económica” – Cita Kocka
11
Ejercicio y práctica de un estilo de vida austero y de renuncia a placeres materiales con el fin de adquirir unos hábitos que
conduzcan a la perfección moral y espiritual.
innovación permite sacar ventaja de sus competidores e iniciar un ciclo expansivo y creciente del
capitalismo y eso inicia un ciclo largo de crecimiento, hasta que el resto de los empresarios que
compiten incorporan esa innovación y la tasa de ganancia se equilibra, y ello va a llevar después a
un ciclo de decrecimiento hasta que venga otro empresario o grupo de empresarios que innoven en
otra rama de la economía. Acá va a encontrar Schumpeter la explicación de los ciclos de la
economía. Una figura clave en la explicación de este autor es el “empresario pionero”
(emprendedor que introduce esta innovación y lleva a este crecimiento).
Cada una originada por unos de estos autores (Marx, Weber y Schumpeter). Las tres escuelas dan
explicaciones distintas, pero también sus objetos de estudio son distintos.

Marx: el surgimiento del capitalismo industrial como sistema y su funcionamiento, y como esa
acumulación y esa reproducción de ese sistema (y que va a llevar inevitablemente a una lucha de clases).

Weber: el foco está puesto en el sujeto capitalista y en la racionalidad económica de ese sujeto capitalista,
que Weber la va a encontrar en aspectos anidados al calvinismo.

Schumpeter: el foco está puesto en la dinámica del sistema y en estos ciclos crecientes y decrecientes
que va a encontrar Schumpeter la explicación en estos empresarios pioneros que introducen estas
innovaciones en algunas ramas de la producción.

El texto de E. P. Thompson tiene por título “tiempo, disciplina de trabajo y capitalismo industrial”. El
tiempo es central en el tema del capitalismo, hay una preocupación clave del capitalismo por reducir los
tiempos, lo cual está asociado a otro concepto clave que es la maximización de las ganancias, en como se
aprovecha al máximo posible el tiempo.
El texto analiza como juega esa transición de una economía no capitalista y una economía capitalista en
relación del tiempo porque la primera generación de obreros en el marco del capitalismo industrial se
tiene que incorporar en un sistema que está sumamente cronometrado y regido por el reloj (un
componente clave en la fábrica), como se amolda al ser una generación que viene de otro “tiempo” regido
sobre todo por la naturaleza (regido por el movimiento del sol, por la lluvia, el clima) y se tienen que
incorporar a un sistema donde el tiempo está regido por el reloj, reloj que va a manejar sobre todo la
patronal, la burguesía y que va a intentar hacerlo cumplir o aprovecharlo lo máximo posible porque en la
mentalidad del capitalista ese tiempo lo está pagando con dinero. Por eso los primeros dueños de fábricas
van a librar una batalla muy grande para disciplinar esa mano de obra, para incorporarles ese hábito del
reloj y la sincronización de los tiempos porque vienen de otra forma de vida (el quehacer, el tiempo que
cada obrero manejaba en su forma de vida previa ligada al mundo rural y a otra forma de producción). Por
eso en ese capitalismo industrial que se origina en Inglaterra en el último tercio del siglo XVIII va a haber
gran cantidad de medidas, de instituciones que tienden a disciplinar a esa mano de obra.
Cita: “EI puritanismo, en su matrimonio de conveniencia con el capitalismo industrial, fue el agente que
convirtió a los hombres a la nueva valoración del tiempo; que enseñó a los niños, incluso en su infancia, a
progresar a cada luminosa hora, y que saturó las cabezas de los hombres con la ecuación, el tiempo es
oro”. Es decir, el capitalista que está pagando por cada hora de trabajo debe aprovecharlo lo máximo
posible y ahí avanzar sobre las condiciones laborales de los obreros que en esa primera generación de
obreros industriales se avanza de una forma muy acelerada, y va a ser en la segunda mitad del siglo XIX
cuando aparecen los sindicatos y otras leyes laborales que van a apaciguar ese avance.
ANEXO
Resumen textos
Clase 11: La revolución industrial en Gran Bretaña y el mercado global de
algodón”
Textos Hobsbawm “El origen de la Revolución Industrial”, Wolf y Beckert. Transcripción de audio:
La catedra se inscribe en el análisis marxista de asociar la revolución industrial al origen del capitalismo
industrial.
Hobsbawm da una explicación desde Inglaterra centrada en el marco teórico marxista, y Beckert también.
Hobsbawm realiza una pregunta, al inicio del texto ¿Por qué en Inglaterra y por qué a fines del siglo XVIII
se dio la revolución industrial? Es decir, por qué no en otro lugar y por qué no antes ni después. Y también
comienza desechando explicaciones que se van dando en otros autores, cuestiones de los accidentes
históricos o que lo explican vía la religión como Weber, la explicación más relacionada a cambios climáticos
o características geográficas y distribución de recursos naturales que se daban en Inglaterra ya que se da
cuenta que esto también va sucediendo en otros países donde no se da la revolución industrial.
Busca las condiciones que tiene Inglaterra para que se produzca la revolución industrial. Ahí da tres
cuestiones en cuento a las condiciones:
1) La inexistencia de un campesino dueño de la tierra ni que exista una cultura de subsistencia. Hay un
precedente que tiene Inglaterra que sienta las bases necesarias para la revolución industrial que
tiene que ver con
o El proceso de los cercamientos que despoja al campesino de sus medios de producción. Esto
se empieza a dar en e siglo XVII y continúa en el siglo XVIII, va a generar un campesino que
se ve forzado a vender su fuerza de trabajo tanto primero en una industria rural a domicilio,
como después en un sistema fabril urbano. Estos cercamientos se dan también con la
apropiación de los comunales, es decir, esas tierras en común que tenía la comunidad que
actuaba de reserva ante la falta de insumos que producía el campesino y la familia
campesina por sus propios medios (cazas algún animal, usar el molino, recolectar frutos
secos, recolectar algún insumo que actúe de combustible para calentar el hogar, etc.), una
serie de productos que se producían por medio de ese comunal.
o Se produce una revolución agrícola en el campo ingles a partir del siglo XVIII con la
introducción del sistema Norfolk (pasar de la rotación trienal a la cuatrienal), este sistema
elimina el barbecho, aumenta la productividad y permite producir en esa rotación cuatrienal
cultivar plantas forrajeras que van a alimentar el ganado (es un sistema que después se
traslada a la pampa húmeda al sistema de la estancia mixta, con la combinación de
agricultura y ganadería), esta rotación aumenta significativamente la productividad de la
tierra.
2) Existencia de un solo mercado nacional: esto va a ser importante porque va a haber un sistema de
comunicación interna sobre todo a través de utilizar en forma muy provechosa los ríos internos que
van a unificar un mercado interno nacional ingles de forma muy temprana y desarrollar un sector
manufacturero a partir de la manufactura de algodón que va a estar muy bien equilibrado con otras
regiones internas de Inglaterra.
3) Cercanía al mar y utilización de las vías navegables : no solo el desarrollo de las vías internas
navegables, sino que los problemas tecnológicos que se acoplan a estas vías navegables son
sumamente sencillos. Hobsbawm dice que el tipo de industrialización del siglo XVIII es barato y
sencillo. Esto tiene que ver con que crean una serie de maquinarias, como la famosa “mula”, la
“máquina de hilado”, entre otras, que son innovaciones técnicas sencillas y que aprovecha la
energía hidráulica de los ríos internos para la maquinización.
El texto de Beckert pone mayor énfasis en las innovaciones tecnológicas. Y el texto de Hobsbawm un poco
las minimiza. En cuento a la tecnología, lo que va a caracterizar a esta industria moderna es la difusión de
máquinas accionadas por energías inanimadas (es decir, primero hidráulica y después energía a vapor) que
sustituyen las formas tradicionales de organización del trabajo y que dan origen a las fábricas. Primero
fábricas muy sencillas, pequeñas pero que en un principio tenían que ubicarse en las cercanías de los ríos
porque la utilización de la energía hidráulica y que después con el invento de la maquina a vapor (1779)
esas fabricas se pueden trasladar a las ciudades.
Una maquina a vapor permite reducir el consumo de carbón, disminuye las dimensiones del aparato y
minimiza los costos. Este invento lleva a que las fabricas se trasladen a las ciudades y mejores su
productividad. Pero son inventos científicos que, en realidad, como dice Hobsbawm, ya estaban circulando
socialmente, lo que hace que un grupo de industriales los implementen para la producción de tejido de
algodón (ver fotos de máquinas en anexo). Esas maquinas de hilado llegan a la segunda revolución
industrial con otras dimensiones y utilizando energía eléctrica pero que no avanzan demasiado en cuanto a
la tecnología.
Ahora, cuando Hobsbawm se refiere a como se anexaron esas condiciones para que sea Inglaterra y a fines
del siglo XVIII, dice que hay que hablar de tres segmentos que se combinan:
1- El mercado interno: el mercado interno inglés a fines del siglo XVIII presenta una serie de
condiciones importantes. Una es el aumento de la población, sobre todo urbana, en gran parte por
el proceso de expulsión de la familia campesina del campo a la ciudad y el requerimiento de mano
de obra de la fábrica que hace que esa familia encuentre en condiciones muy precarias y con
problemas sociales inmensos, habitacionales pero que encuentre trabajo en el mundo urbano. Y
que se va gestando una población que vive en las ciudades y que empieza a demandar insumos,
insumos de todo tipo (alimentos, tejidos, cervezas, hierro, estufas) que son suministrados por una
industria interna. Esto lleva a una transferencia de personas que percibían ingresos no monetarios a
recibir ingresos monetarios y estos ser utilizados para comprar estos insumos. Es decir, se genera
un mercado consumidor interno muy solido que, como dice Hobsbawm, no crece en forma
exponencial, pero es muy estable (es un crecimiento lento pero estable).
Cita: “es posible que el mercado interno no proporcionara la chispa, pero suministró el combustible
y el tiro suficiente para mantener el fuego”. Esta frase viene a que el mercado interno acude al
rescate de las industrias de exportación hacia 1780 cuando se produce tanto la guerra de las
colonias americanas e Inglaterra, y luego en las guerras napoleónicas donde hay un bloqueo
comercial y ese mercado interno sostiene la demanda.
2- El mercado externo: es el factor donde saca mayor ventaja Inglaterra en relación a sus
competidores (Países Bajos, Francia, etc.). Hobsbawm dice “la demanda interna crecía, pero la
exterior se multiplicaba, si era preciso una chispa de aquí había de llegar” porque Inglaterra es el
que hace un mejor uso, y un uso sistemático de su mercado colonial.
En relación a esto, el autor Wolf va a mirar el proceso de industrialización desde afuera del
continente europeo.
Van a ser claves dos cuestiones del mercado externo inglés:
a- Las regiones de abastecimiento: llevan a que Inglaterra empiece a remplazar la lana por
el algodón (esto también se ve en Wolf), para competir contra los tejidos holandeses
empiezan a producir un producto más barato donde se mezcla seda, lino o algodón. Y a
su vez, de le prohíbe a la India importar los Calicó (ciudad de Calicut) lo que va a llevar a
proteger la industria textil inglesa.
b- La industria textil inglesa empieza entonces a remplazar la lana por el algodón y va a
llevar a Inglaterra a abastecerse de ese algodón en el mercado colonial. ¿Dónde sobre
todo? En Egipto, en la India y en las excolonias inglesas que van a dar origen a los
Estados Unidos. El texto de Wolf articula esos mercados coloniales en función del
proceso de industrialización. El que mejor uso hace de todo este sistema colonial es, sin
dudas, Inglaterra porque venía desarrollando ya desde el siglo XVII una flota de barcos
sumamente potentes.
3- El accionar del gobierno: el gobierno, la Corona Inglesa va a tener un papel sumamente
proteccionista de los productores ingleses. Y va a ser clave en la conquista de nuevos mercados, sea
por la guerra o por la colonización. Hobsbawm “Inglaterra está dispuesta a subordinar toda la
política exterior a sus fines económicos” esto explica en gran parte la presencia y la injerencia
inglesa en América, en América Latina (y lo que va a ser Argentina después). Hay dos antecedentes
que son importantes en este accionar del gobierno:
1) Las actas de navegación de 1651: se da en el marco de la revolución inglesa en el período
republicano, donde se establecía que todo ingreso y egreso de productos de las islas
debía hacerse con buques de bandera inglesa. Esto lleva a un desarrollo de la industria
naval muy importante, y un desarrollo de los astilleros también muy importante.
2) La prohibición de las importaciones: los tejidos de algodón teñidos o estampados en la
India, pero también en China o Persia, quedan prohibidos. Esto en el 1700 aprox. Esta es
una medida sumamente proteccionista que va a permitir el desarrollo de la industria
textil inglesa, sobre todo a partir del algodón.
Entonces, a través de la guerra y la colonización Inglaterra se va sacando de encima posibles
competidores, sean holandeses o franceses. Tiene una política, durante el siglo XVIII y aun en el
siglo XIX sumamente agresiva: hay una serie de conflictos armados con Francia. Y a demás el
desarrollo de la flota británica también contribuye a producir innovaciones tecnológicas a partir de
empezar desarrollar la industria del hierro, del carbón y más tarde (en el siglo XIX) del acero.

Texto de Beckert:
Cuáles son las condiciones para la industrialización en Inglaterra, pone mucho énfasis y desarrolla y
describe el tema de las innovaciones tecnológicas, los inventos pioneros. Sostiene que, a través de la
innovación de la industria textil, en base al algodón, se produce un avance contra sus competidores que
permite el despegue.
Texto de Wolf:
Permite ver un proceso europeo desde la periferia, como regiones no capitalistas son incorporadas,
subyugadas y reordenadas interna en función de una lógica capitalista. Nos permite ver como regiones
fuera de Europa que no están atravesando un proceso de industrialización, como puede ser América
Latina, las colonias inglesas en América, Egipto, la India, China se ven trastornadas sus sociedades, sus
sistemas políticos porque son incorporadas a la lógica de acumulación capitalista (en este caso se está
produciendo en Inglaterra). Lo que hace Wolf es la combinación de dos disciplinas: la historia y la
antropología. La antropología porque al analizar como se restructuran las sociedades internamente en
función de factor externo que es la industrialización inglesa, esto se ve muy bien cuando analiza el tema de
la India: como el tradicional sistema de castas de la India se ve restructurado en función de una industria
textil autóctona, y como adentro de la fábrica (de la industria) cada casta ocupa lugares distintos. Una
estratificación interna de las fábricas donde se mezcla el sistema de castas con el sistema de clase, y como
hay castas que, por ejemplo, no pueden ser hilanderos porque su salvia no puede estar en contacto con el
rollo de hilo y que después lo toque alguien de otra casta. Y como a partir del proceso de industrialización,
se reconfigura la economía de la india en función de los requerimientos ingleses. Porque la india pasa a ser
un puente entre China e Inglaterra, se exportaba algodón que se produce en la India pero que por su
calidad no podía ser utilizado en Inglaterra, se lo exporta a China o se lo utiliza internamente en la India, a
cambio de importar té desde China, el cual pasa de la India y sigue hasta Inglaterra; y como además de
algodón también desde la india se exportaba el opio (que va a ser un gran problema por el consumo
dependiente que va a surgir en China).
La india comienza un proceso primero de desindustrialización, porque a partir de 1700 los ingleses las
exportaciones de tejidos de la India, pero más tarde llega un proceso de reindustrialización textil dentro de
la india, pero pensada más para el consumo interno en la India y para exportar a China siempre bajo
sincronización inglesa o realizadas con fletes ingleses. Una industria textil india que se apoya en el sistema
de castas, se apoya en ciertos comerciantes e industriales autóctonos de la india que produce el algodón
internamente y cuando no alcanza producen algodón en Uganda o en otra colonia inglesa, entonces este
sistema colonial ingles se articula en función de la formación de una economía mundial que produce un
incipiente proceso de industrialización periférico que se empieza a vislumbrar en el siglo XIX pero va a
explotar en el siglo XX y hoy en día la India es una potencia industrial.
En función de eso se restructuran otras zonas, hay que ver el proceso extraeuropeo de la Revolución
Industrial inglesa.
Lo que tiene la revolución industrial inglesa como novedad es la aparición de la fábrica, con esto se
relaciona un apartado del texto de Wolf de como se organiza la fábrica. Cita de Wolf: “la creación de estas
organizaciones bajo una administración técnica, unificada, responsable de procesos productivos
sincronizados y de cambios de la producción en respuesta a las cambiantes condiciones de trabajo” (pág.
332).
La “sincronización”: primero se produce un proceso para la aparición de la fábrica tiene que ver con el
despojo de los medios de producción del campesinado. Hay una discusión historiográfica en torno a sí el
origen de esta primera clase obrera es de origen rural o tiene que ver con población fluctuante y
desempleada de las ciudades. La cuestión es que, esta población desocupada (no importa si es de origen
rural o urbano) y la invención de estas maquinas a partir del carbón que producen un movimiento a partir
de la energía a vapor, con maquinas que no son costosas, que se reducen sus tamaños, pero que son
necesarias agruparlas en un mismo establecimiento para coordinar su producción llevan al surgimiento de
las fábricas. Con las fábricas se inicia un proceso en el sistema capitalista que es la preocupación constante
del capitalista de reducir los tiempos de producción, es decir, de maximizar los beneficios (porque el
capitalista está pagando por ese tiempo).
Ya el paso de la industria rural a domicilio a la fábrica es un salto cualitativo enorme porque ahora los
tiempos ya no los maneja la familia campesina que produce en su hogar, sino que la maneja el patrón en la
fábrica. Fábrica que va a tener un insumo, además de las maquinas, que es el reloj (película “Los
Compañeros”).
La fábrica, entonces, es el gran invento de este capitalismo industrial, va a permitir un control, una
sincronización, más tarde una división de tareas y después una división en la cadena de montaje (que va a
ser otro salto cualitativo enorme, pero eso corresponde a finales del siglo XIX, principios del XX). La fábrica
va a llevar también a que se produzca una explotación muy grande de esa primera clase trabajadora donde
va haber una presencia de mujeres y niños muy grande (ver ficha anexo donde se puede ver su presencia, y
la cantidad de accidentes laborales que empieza a haber, y película “La escena de la Gran Promesa” donde
se ven los accidentes laborales), en una primera revolución industrial donde la presencia de los sindicatos
es nula (ver fuentes anexo, donde se pueden ver las consecuencias sociales de la industrialización).
Esta primera revolución industrial tiene origen a partir de la industria textil en la región de ¿Lancashire?
¿Leicester?, que es la región central donde se produce esta primera revolución industrial, sin perjuicio de
que en otras regiones de Inglaterra haya una industria, por ejemplo, de los cuchillos, de astilleros,
cervecera, etc.
ANEXO
Primeras máquinas de la revolución industrial:
Mule: Spinning-jenny:

Water Frame:
Mapa de Inglaterra durante la revolución industrial:
Ficha y audio preparado por Stella sobre una obra de arte y su aplicación a la enseñanza
de la historia:
MATERIAL ANEXO (FUENTES):
Resumen textos
Clase 12: La industrialización en Inglaterra, Alemania, Francia y Estados
Unidos.
Textos: Hobsbawm “La segunda fase…” (Inglaterra), Barbero (este texto de Barbero sustituye a los textos
de Kemp y Pierenkemper). Transcripción del audio:
Acá nos trasladamos a un segundo momento de la industrialización que tiene que ver con la segunda mitad
del siglo XIX. Es decir, frente a la primera Revolución Industrial que la protagoniza Inglaterra, el fenómeno
que empieza a ocurrir en la segunda mitad del siglo XIX es que otros países se suman a la industrialización,
a ritmos distintos, en etapas distintas y con características distintas.
Sin lugar a duda, los dos grandes protagonistas de este segundo momento de industrialización son
Alemania y Estados Unidos (y también vemos Rusia, para confrontar estos tres modelos que son bien
distintos).
CASO INGLÉS:
Inglaterra, que fue el primer país en industrializarse, entra en una segunda fase a partir de la década del
cuarenta, como dice Hobsbawm. Así como la industria del algodón fue la que protagonizó la primera
revolución industrial, esta segunda fase (a la que algunos denominan la segunda revolución industrial) va a
estar protagonizada por el ferrocarril (después se le sumará ya más avanzada del siglo XIX el barco a
vapor). El ferrocarril tiene una importancia central primero en Inglaterra, más tarde en el resto de Europa
continental y después en el mundo colonial o semicolonial. Es decir, lo que implicó la aparición y el
desarrollo del ferrocarril no solo como medio de transporte (al acelerar los tiempos) sino como industria,
como desarrollo industrial tiene una importancia crucial.
Cita: “el primer ferrocarril, la línea Stockton- Darlington, se inauguró en Inglaterra en 1825, cuatro años
más tarde comenzaron a operar los primeros ferrocarriles construidos en Francia y en los Estados Unidos.
Hacia 1848 toda la Europa septentrional había quedado unida por eslabones metálicos y era posible viajar
por ferrocarril desde París hasta Hamburgo, Dresde, Berlín, Varsovia y Viena”.
El desarrollo del ferrocarril como industria va a implicar la aceleración de la producción de hierro y acero, y
de carbón. Y va a convertir a Inglaterra como un gran exportador de esos productos, primero al a Europa
continental, pero sobre todo en el caso inglés al mundo colonial: la importancia del ferrocarril en la India,
en América Latina, en EEUU, etc.
Los ingleses no van a exportar solamente la materia prima, sino también el capital porque van a ser
capitales y empresas inglesas las que van a empezar la construcción de los ferrocarriles, sino también los
cuadros técnicos, los ingenieros, los que diseñan los ferrocarriles. Mientras que la mano de obra, en
generar bajo condiciones paupérrimas de condiciones laborales, la proveen los países locales.
Esta transformación y esta revolución que produce el ferrocarril esta muy patentada en el nacimiento del
cine, la primera película de 1895 dura 50 segundos y muestra la llegada del tren.
Esta era del ferrocarril saco a Inglaterra de un estancamiento que había tenido desde mediados de la
década del 20 y inicios de la década del 40, y reconfiguro la matriz industrial inglesa. Es decir, los ingleses
van a transformar en grandes transportadores de capitales, en la segunda mitad del siglo XIX, esto permite
descomprimir cierta población que estaba parada y ahora puede estar destinada a industrian que no
requieren tanta calificación de mano de obra, sobre todo en relación a las minas de hierro y de carbón.
Transforma a Inglaterra en un gran productor de hierro y de acero, ya que de carbón en parte ya lo era
desde fines del siglo XVIII. Mejora notablemente el empleo, como dice Hobsbawm, hay una transferencia
de mano de obra de los trabajos peor pagados s los mejores remunerados.
La exportación de capital va a ser central en el mundo colonial y semicolonial, la huella civilizatoria (la carta
de civilización) que mostraba Inglaterra en su mundo colonial era la construcción de estos ferrocarriles, es
decir, mostrar que construir una red ferroviaria en un país colonial era puesto como propaganda de que
ese país un poco avanzaba en el camino hacia la civilización. Esto se ve mucho en todas las películas que
están dedicadas al mundo colonial, donde hay escenas en torno a los trenes porque transforman el paisaje
y conectan ciudades remotas, lo que va a permitir a los ingleses una penetración hacia el interior de los
territorios coloniales. A esto hay que sumarle el telégrafo que también va a cumplir un rol ciertamente
importante.
Hay un país industrializado en la Europa de la segunda mitad del siglo XIX es Inglaterra, en el sentido no de
los niveles de producción (porque es cierto que EEUU y Alemania van a sobrepasar), sino en la extensión
territorial, es decir, son varias las ciudades inglesas que se industrializan. En España, Francia, Italia, Bélgica,
los países nórdicos, son determinadas ciudades o regiones las que se industrializan, en cambio en el caso
inglés es bastante homogéneo ese desarrollo (ver mapa industrialización europea hacia 1850).
Hay gran densidad del Reino Unido (ya no solo de Inglaterra, aunque este sea el país mas industrializado)
en lo extenso de su territorio: industrias de carbón, de hierro, de siderurgia, textil, industrias diversificadas.
Mientras que en los demás países son territorios muy fragmentados, el caso más evidente es el de España
que hay un desarrollo textil en torno a Barcelona, y desarrollo en torno al hierro, carbón y la siderurgia en
torno al país vasco en el norte. Entonces Inglaterra en la segunda mitad del siglo XIX va a tener esa
característica.
La gran depresión fue la primer gran crisis de la economía capitalista. Entre 1873 y 1896 se desarrolla esa
gran depresión (lo vemos en la clase 13), pero Hobsbawm cierra su texto con algunas características sobre
lo que significo la economía inglesa en el marco de la gran depresión:
1) Ya Estados Unidos y Alemania sobrepasan a Inglaterra en la producción entre otros insumos de
acero. Como dice Hobsbawm “durante la Gran Depresión Gran Bretaña dejó de ser el taller del
mundo y pasó a ser tan sólo una de sus tres potencias industriales, en algunos aspectos centrales, la
más débil de todas ellas” (pág. 121). En esto ciertamente EEUU y Alemania van a tener progresos
muy acelerados en torno a la industria del acero que de ahí derivan ciertas industrias como
armamentos, producción de barcos, automóviles, etc.
2) La emergencia de grandes partidos socialistas obreros (eso quizás no tanto en Inglaterra un poco
mas en el resto de Europa), pero en el caso ingles estos años de la gran depresión, a diferencia del
resto de los países europeos, no implicaron la aparición de fuertes aranceles proteccionistas, algo
que si va a ser una huella en el resto de Europa: la protección de sus mercados agrícolas y sus
mercados industriales, Gran Bretaña en cambio siguió apostando al libre cambio. Libre cambio que
le convenia porque se estaba transformando en un gran exportador de capitales y en un gran
importador de productos alimenticios (argentina en su modelo agroexportador va a ser una pieza
clave en proveer esos alimentos, carnes y cereales a la economía británica).
Una de las grandes salidas de esa Gran depresión (y en esto Inglaterra va a tener un rol protagónico) va a
ser el imperialismo.
CASO ALEMAN:
El caso alemán tiene una serie de particularidades que lo van a transformar en un caso excepcional, y que
van a llevar a que en el siglo XX sea el principal país industrializado de Europa y del mundo. Alemania
recién se conforma como Estado nacional unificado a partir de 1870-71 con la creación del segundo Reich,
a partir de un estado que va a ser la base de la unificación: Prusia.
Prusia estuvo gobernada por una dinastía, hasta ese entonces, que fueron los Hohenzollern. Estos
dominaron amplios territorios de Prusia (Prusia Oriental y Occidental, ver mapa anexo) donde ya desde
Federico II el Grande (que reina entre 1740 y 1786 que es uno de los grandes representantes del
despotismo ilustrado) se empiezan un proceso de transformaciones por el momento educativas en el plano
de la renovación y la resignificación de las universidades, que continua después Federico Guillermo III que
reina entre 1797 y 1840, es quien protagoniza las guerras contra Napoleón desde Prusia, quien encara la
reforma relacionada a la abolición de la servidumbre personal en Prusia. Sin bien es cierto que queda
abolida la servidumbre en los territorios de Prusia y se habilita la partición y venta de tierras nobiliarias,
igualmente los señores feudales que dominan la tierra terminan aprovechando esas operaciones y
terminan consolidando su dominio sobre la propiedad de la tierra, comprando nuevas propiedades.
Durante el reinado de Federico Guillermo II se produce una segunda reforma importante, que en este caso
es la creación del Zollverein, que es la creación de un régimen aduanero unificado con los diferentes
estados que después van a constituir Alemania. Es una única zona de libre comercio, podríamos decir que
primero Alemania se unifica económicamente y más tarde políticamente, porque ya en la confederación
germana que se crea en 1815, que es una preunificación política el Zollverein actúa como esta zona de
libre comercio que va a permitir una comunicación y un desarrollo económico mucho más aceitado entre
distintos estados de la confederación germánica. Cuando se habla de confederación germánica hay sobre
todo cuatro reinos que van a ser los reinos centrales, a lo que se van a sumar después seis grandes
ducados, cinco ducados, siete principados y tres ciudades libres, después se suman las provincias
imperiales de Alsacia y Lorena que se las arrebatan a Francia (ver clase 8).
Esa aparición de esa aduana interior que la transforma en una zona de libre comercio tiene una gran
importancia en el desarrollo económico alemán.
Y finalmente, hay un tercer Hohenzollern, que es Guillermo I, que es rey de Prusia entre 1861 y 1888 y
además se transforma en el emperador de Alemania entre 1871 y 1888. Guillermo I es quien convoca a
Otto von Bismarck en 1862 para que sea el canciller y el artífice político y militar de esta unificación. Si
tuviéramos que decir las características de la industrialización alemana, hay cuatro que son centrales:
1- La combinación de una estructura institucional tradicional y arcaica con las formas más
desarrolladas de capitalismo: con estructura institucional tradicional y arcaica nos referimos a que
en los territorios de Prusia (que es el “corazón” de Alemania) dominan el agro, el Estado y el
ejército una casta una casta que se llamaron los Junkers, que es una casta exclusiva que dominaba
el Estado y el ejército, y que tenía grandes latifundios sobre todo en Prusia Oriental, donde se
producían la gran cantidad de productos primarios. Primero con modalidad de servidumbre,
después como quedo abolido bajo con la modalidad de un campesinado libre, aunque aun con
distintos lazos de dependencia con sus señores feudales (sobre todo lazos económicos). Es decir,
ciertamente hay una modernización y un paso a la aparición de latifundistas de tipos capitalistas, no
es del todo correcto llamar señores feudales a estos Junkers en la segunda mitad del siglo XIX, pero
si que conservaban en un dominio institucional del estado y del ejército ciertamente aristocrático.
En definitiva, es esa combinación de esta estructura institucional dominada por estos Junkers a las
que se van a agregar industrias con tecnología de punta que va a hacer una alianza con estos
Junkers que dominan el estado. Es decir, el estado va a promover el crecimiento de estas industrias
de punta, porque también son industrias que van a estar asociadas al ejército, dominadas por estos
Junkers. Y hay una combinación muy férrea entre estos Junkers y los nuevos industriales que van
emergiendo. Por eso se podría hablar de que Alemania, como dice Kemp, sigue mostrando hasta
entrado el siglo XX rasgos de una economía dual: sectores quizás rurales más de tipo arcaico con
sectores industriales hiper tecnificados y avanzados.
2- Alta concentración del poder económico en las industrias avanzadas: las industrias que
protagonizan el desarrollo económico de Alemania son industrias que requieren de una gran
inversión de capital. A diferencia de la Primera revolución industrial que es la que protagoniza
Inglaterra donde la industria textil no requería grandes inversiones de capital (talleres muy
rudimentarios), mientras que la las industrias de la segunda revolución industrial que protagoniza
Alemania son en podios industriales, son mega fábricas que necesitan grandes inversiones de
capital porque son industrias dedicadas a áreas que requieren una gran inversión (el acero, la
química, la construcción de barcos, de automóviles, etc.).
3- Asociación entre industrias y bancos: sin los bancos que aportan esos grandes capitales esas
industrias no podrían haberse desarrollados. En un principio esas primeras inversiones en el sector
de los ferrocarriles son capitales ingleses; después ya son bancos y capitales alemanes pero el
desarrollo de la industria del acero y la explotación del hierro y carbón se hace a partir de
inversores ingleses. Hay un gran desarrollo de la producción de hierro, carbón y acero en Alemania,
sobre todo en dos zonas: Silesia y en la Cuenca del Ruhr (ver ficha en el anexo sobre cuadro).
4- El laboratorio y la educación técnica se convierten en parte del complejo industrial: las grandes
industrias van a tener un área dedicada a la investigación y a la innovación tecnológica, esto va a
transformar a las industrias alemanas en industrias pioneras en la innovación tecnológica. En la
industria de los armamentos Krupp y Thyssen que se transforman en grandes proveedores del
ejército alemán y después también van a desarrollar grandes astilleros en Hamburgo que van a
producir barcos para la marina alemana. En la industria eléctrica Osram y Siemens. En la industria
química Bayer, Basf, Hoechst: para 1914 Alemania controlaba no menos del 90% del comercio
mundial de colorantes químicos y una deriva triste y trágica de esta industria química se va a ver en
la primera guerra mundial con las armas bacteriológicas o gases que se tiran como armas que van a
producir quemaduras en la piel y dejar ciegos a muchos soldados, hasta que después se producen
las máscaras (ver documental “Jamás llegarán a viejos”). En la industria automotriz la Mercedes
Benz, el primer coche de la fábrica de los Benz es 1885. Todas estas industrias son industrias que
están permanentemente innovando, es decir, los ingenieros y el laboratorio pasan a tener run rol
clave. Esto se verá mucho también en la segunda guerra en la industria de los armamentos, con los
famosos “diáspora de los científicos alemanes” luego de la caída del Tercer Reich.
Cita Kemp: “fue la industria pesada la que buscó una alianza con los grandes intereses agrarios que
favoreciera una política exterior activa y colonial, y defendiera grandes presupuestos para el ejército y la
construcción de una flota de altamar. Esto armonizaba muy bien con las fuerzas tradicionales y
conservadoras de la burocracia y de la clase gobernante, y consolidó aun más la alianza que el carbón y el
acero habían establecido con el trigo y el centeno” (pág. 138).
Además de esas cuatro grandes características hay que remarcar la importancia del ferrocarril, como dice
Kemp, el ferrocarril desempeña el papel de héroe de la industrialización alemana no solo por la demanda
de estos insumos básicos (hierro, carbón y acero) sino también como integración económica nacional. Un
ferrocarril que se desarrollo un poco después que el caso inglés pero que va a alcanzar también un papel
relevante.
CASO RUSIA:
(texto Pierenkemper)
Es muy contrastante tanto con el caso inglés y con el alemán. Rusia, a partir de la revolución del XVII (sobre
todo en las décadas del 30 y 40) se va a transformar en uno de los países más industrializados del planeta,
con costos humanos ciertamente devastadores pero que ya en el siglo XIX empieza a desarrollar ciertas
áreas. Al momento de la Revolución de 1917 Rusia es un país agrícola, eminentemente agrícola, es decir, al
igual que vimos en la Revolución Francesa o en la Revolución Mexicana (1910-11), Rusia para 1917 en su
revolución, el 80-85% de su población vive en el campo, en zonas rurales con condiciones paupérrimas en
cuanto a servicios sanitarios, niveles educativos, condiciones sociales, asistencia médica, etc.), esto es un
poco lo que va a intentar paliar la revolución.
Ver mapa de Rusia de mediados del XIX, podemos ver que rusia no es un país industrializado a mediados
del XIX, tiene pequeños mojones de industrialización que son entorno a los Montes Urales, que es una
cadena montañosa que cruza Rusia al este de Moscú, el desarrollo de la siderurgia con métodos
ciertamente muy atrasados (no tiene nada que ver la siderurgia rusia a mediados del siglo XIX con, por
ejemplo, la alemana) ahí tiene un primer foco de industrialización incipiente. Un segundo foco, un poco
más desarrollado es alrededor de Moscú la industria del algodón con la utilización de la energía a vapor.
Pierenkemper dice que convivían manufacturas premodernas que todavía de lo que sería una industria
rural a domicilio con la fabricación de productos textiles en establecimientos industriales. Un tercer foco de
industrialización es en lo que hoy es Ucrania, con una industria azucarera en expansión con la
incorporación de máquinas industriales en la producción de azúcar. Un cuarto foco que es quizá la ciudad
más desarrollada de Rusia en ese entonces, que es Sans Petersburgo con la industria de construcción de
maquinarias y de barcos que estaba muy supeditada a los encargos de la flota naval rusa.
El texto de Pierenkemper va a retomar a un autor donde describe las condiciones previas a la
industrialización, es decir, cuáles son los requisitos que un país debe tener para industrializarse. Son cuatro
entre los cuales está el mercado interno en expansión (una demanda efectiva de los productos industriales
hasta la creación de un empresariado capitalista nativo), pero Rusia no cumple ninguno de estos requisitos
o condiciones. Por eso Pierenkemper habla de como Rusia sustituye esas condiciones previas para la
industrialización, hay dos condiciones importantes para el desarrollo industrial ruso que empieza
tardíamente (casi en la última década del siglo XIX):

 Las reformas de 1861: que van a llevar a la abolición de la servidumbre, es una abolición legal pero
que de hecho el campesinado siguió muy atado a los dueños de la tierra. Es una reforma que un
poco impide o termina obturando la modernización de la agricultura con la consolidación de dos
instituciones que van a ser importantes para el agro ruso.
1- El Mir: la comunidad aldeana campesina.
2- La Obshina: una institución que determinaba la distribución de la tierra por familia dependiendo
el tamaño de la familia
Para el autor ambas, tanto la consolidación de la comuna (comunas para la recaudación de
impuestos) campesina y la Obshina que distribuía las tierras en función de la cantidad de los
miembros de la familia son factores que impiden u obstaculizan la modernización del agro ruso.
Esto va a ser una diferencia muy grande con el caso inglés, por ejemplo, donde previo a la
revolución industrial hay una revolución agraria. En este caso, a diferencia, lo que hay es la
consolidación de un estancamiento agrario, salvo determinadas zonas, en general el agro ruso
siguió muy estancado.

 El ferrocarril: Pierenkemper dice que los ferrocarriles rusos dan el impulso más importante a la
industrialización. Impulsa a la industria pesada (como venimos hablando en los casos anteriores)
aunque en este caso en un primer momento es el hierro y el carbón (se importan porque la
industria siderúrgica de los Urales era una industria muy atrasada que estaba muy en relación a la
mano de obra servil y ahora, a partir de las reformas de 1861 esa mano de obra un poco
desaparece), más tarde si van a aparecer regiones industriales en lo que es la Cuenca del Donetsk
(cuenca del mar negro) donde va a empezar a proveer estos insumos para el ferrocarril, pero en un
primer momento se importan de Alemania, en un primer momento los capitales también son
ingleses y después empiezan a ser suministrados por el Estado Ruso. Esto lleva a que los gobiernos
zaristas empiecen a conceder ciertas condiciones favorables para los inversores extranjeros para
que importen capital para la construcción de estas vías ferroviarias acompañado de un comercio
exterior que se empieza a acrecentar, entre 1860 y 1900 el agro ruso cuadruplica sus exportaciones
mayormente productos del campo (cereales y productos forestales).
 La llegada al ministerio de hacienda de un economista llamado Witte quien es un partidario, como
dice Pierenkemper, de la industrialización impulsada por el estado que van a producir este
despegue de la industrialización. Aunque es una industrialización comparada con la inglesa o
alemana, es ciertamente atrasada, muy atrasada.
Fara fines del siglo XIX hay como tres grandes zonas de productoras de alimentos y sobre todos
cereales: el medio este norteamericano, la pampa humada Argentina y ciertas regiones de Rusia.
La composición de la clase obrera urbana en Rusia es muy baja, es decir, rusia va a seguir siendo un
país eminentemente rural. Esto tiene que ver también con ciertas internas de lo que es la izquierda
rusa, el sector que termina haciendo la revolución (los bolcheviques, que es una fracción del partido
socialista obrero ruso), que es un partido eminentemente urbano, que tenía anclaje en los obreros
industriales de las dos principales ciudades rusas que son Sans Petersburgo y Moscú, el sector que
tenía alcance y llegada en el campesinado eran los que se conocen como los populistas rusos. Los
bolcheviques va a tener que hacer todo un trabajo muy fuerte de penetración al interior del
campesinado con políticas estatales de entrega de tierras, reformas agrarias, de alfabetización, de
construcción de la red eléctrica, etc. para ganarse al campesinado.
ANEXO:
Mapa sobre Industrialización europea fases:

Mapas sobre Industrialización Europa hacia 1850

Mapa unificación Alemania:


-La llegada del tren (Hermanos Lumière, 1895, ‘50). Link: https://www.youtube.com/watch?
v=qawVtd32DOQ
-Berlín, sinfonía de una gran ciudad (Walter Ruttmann, 1927) [Ver los primeros 15 minutos]. Link:
https://youtu.be/UM_daTOSXlc
Ficha + Audio elaborado por Stella acerca de cuadro “La fundición (los cíclopes modernos)” – Adolph
Menzel.
Textos resumen
Clase 13: “La gran depresión (1873-1896) y la reorganización del sistema
capitalista”

Textos: Hobsbawm “La economía cambia de ritmo”, Coriat y Traverso


Cuadro “Crisis 1873-1896” (en base al texto de Hobsbawm):

Transcripción de Audio:
La crisis de 1873-1896 es la primera gran crisis del sistema capitalista, la que tiene mayor profundidad,
después vendrá la crisis de 1929-30 que la superará. El concepto de crisis esta puesto en debate, como lo
hace Hobsbawm en el texto.
La escuela marxista explica la crisis producto de la depresión de los precios (no es una crisis de producción
sino de precios, de rentabilidad), y producto también de un aumento de la competitividad. Lo que va a
sucediendo en el sistema capitalista en el último tercio del siglo XIX es que diversos países se suman a la
industrialización. Es decir, Inglaterra deja de ser el taller del mundo como había sido en la primera
revolución industrial y pasa a competir con otras economías. Esto a nivel de sistema (no a nivel de
economía nacional) global produce un descenso de los precios. Ese descenso de los precios se va a
trasladar a una disminución de los beneficios y de la rentabilidad, por eso lo que va a tener que tratar de
solucionar el sistema capitalista es amortiguar esa caída de la rentabilidad. Ahora ¿esto se da en todos los
sectores y en todos los países por igual? No, porque hay países que logran salir mejor de esta caída de la
rentabilidad aumento la producción de manera muy acelerada. Hay países que esto lo logran de manera
formidable, ejemplos más paradigmáticos: EEUU y Alemania, son dos países que se industrializan de forma
muy acelerada en el marco de esta gran depresión.
En ciertos rubros como el acero, la producción de carbón, la producción de hierro, la industria química, la
industria de la electricidad se va a producir, sobre todo en Alemania y EEUU, un aumento tan grande que
superan a Gran Bretaña en esos rubros.
Ahora también se puede matizar esto de la crisis en que se pueden diferenciar entre sectores de la
economía que son más afectados o menos afectados. En cuanto a sectores primarios y secundarios, el
sector primario el de la agricultura es el sector más afectado. Sobre todo, esos sectores agrícolas de los
países o las regiones más pobres: sur de España, centro y sur de Italia, Irlanda, zonas de Rusia, Polonia, la
que sería Europa Oriental. Se producen ahí dos fenómenos:
1- Migraciones al interior del continente europeo, es decir, personas que dejan sus zonas rurales y se
van hacia las ciudades, a veces hacia las ciudades donde hay mayor demanda de mano de obra.
Esto se puede ver en la zona de Alemania en la Cuenca del sur a donde llegan muchos Polacos, por
ejemplo. La inmigración transoceánica, es el período de la gran inmigración masiva a la Argentina
que un poco se explica a partir de este contexto de esta gran crisis. No solo a la Argentina sino a
América: EEUU, Brasil. Millones de personas que cruzan el Océano Atlántico, algunas retornaran (en
el caso Argentino hay una tasa de retorno alta), otros usaran la Argentina como puente para llegar
a otros países, sobre todo EEUU y otros se radicaran de forma permanente. En el marco de esta
gran crisis de 1873-1896 se produce un gran movimiento de personas, sobre todo hombres en edad
laboral.
2- La agitación social: hay un movimiento que son de origen rural sobre todo en Rusia y en los EEUU,
es el momento en donde en ambos países surge el populismo como corriente o movimiento
político con características totalmente distintas: en el caso del populismo en el medio este
norteamericano se trata de pequeños y medianos agricultores que quieren producir bajo un
sistema capitalista pero se les mejores las condiciones (acceso al crédito, maquinarias, etc.). Y otra
es el populismo ruso que es un movimiento de izquierda de origen rural dirigidos por intelectuales,
muchas veces de las ciudades, que organiza al campesinado con ideas de transformación social. Va
a ser muy fuerte ese populismo ruso, van a debatir con los bolcheviques.
Entonces la agricultura es el sector más afectado, la caída de los precios hace que el margen de ganancia
de los agricultores descienda en forma abrupta y busquen una mejor salida a través del trasladarse a otras
ciudades europeas o cruzar el océano.
Hay una segunda escuela que explica esta crisis: la schumpeteriana. Explica la caída de los precios de estos
más de 20 años por un ciclo decreciente de las ondas largas capitalistas, se produciría una equiparación de
la tasa de rentabilidad, porque ciertas innovaciones que produjeron empresarios capitalistas en las
décadas del 30, el 40, 50 y 60 se estarían equiparando habiendo sido incorporados por otros empresarios y
eso equipararía la tasa de rentabilidad por la competencia interna de estos empresarios.
El texto de Hobsbawm es de una perspectiva marxista, donde explica la crisis por una depresión de los
precios. Ahora bien, muchos contemporáneos fueron un poco escépticos con la posibilidad de poder salir
de esta crisis, frente a cada crisis del capitalismo no faltan los intelectuales, los economistas que anuncian
el fin del capitalismo, esta es la primera vez que el capitalismo va a mostrar una reacción y una capacidad
de reinvención ciertamente importante. Por eso en la segunda parte del cuadro vemos las soluciones para
salir de esta crisis.
Cada economía nacional y cada sector empresario nacional van intentando buscar una forma de
amortiguar esa caída de la rentabilidad. Un primer intento de amortiguar esa caída de la rentabilidad es el
proteccionismo, en este ultimo tercio del siglo XIX una parte de los países europeos (después se sumarán
EEUU y Japón) se van a tornar proteccionistas, van a proteger su propia producción industrial en
detrimento de la competencia extranjera. Empieza fuerte en Alemania y en Italia, con la industria textil y
después se expande a otros rumbos y a otras economías nacionales. La excepción va a ser Gran Bretaña
porque en el marco de esta crisis reconvierte su economía, deja de ser el taller del mundo, es decir, el
único país industrializado (va a seguir industrializándose pero no va a ser el único) pero se empieza a
especializar en diferentes ramas de la economía. Primero se va a convertir en el principal exportador de
capitales, es decir, va a ser el que va a prestar dinero a distintos gobiernos de otras partes del mundo.
También va a ser un gran exportador de servicios, sobre todo financieros, pero también de transportes, de
fletes como la construcción de telégrafos, de ferrocarriles que están en el mundo colonial y semicolonial.
Entonces Gran Bretaña va a seguir propiciando el libre cambio porque su economía funcionaba a partir del
libre cambio. En otros rubros va a dejar de ser el primer país productor: el acero, la producción de navíos,
de hierro, carbón y en otras industrias que van a ser nuevas en el marco de esta crisis va a quedar
rezagado: electricidad, armamento, química, automóviles, etc.
Pero excepto Inglaterra los demás países se tornan sumamente proteccionistas, es decir, se cierran sobre si
mismos. Veían en esa medida una forma de proteger su industria frente a otras que producían a menor
costo, entonces una forma de amortiguar esta caída del beneficio y la rentabilidad era proteger sus
industrias locales.
Ahora, una segunda solución que va a encontrar el sistema capitalista para salir de la crisis es la
Reorganización de la Empresa Capitalista. Parte de esa reorganización tiene distintas facetas, distintas
caras. Uno tiene que ver con la concentración económica, es decir, en el marco de esta crisis se produce “la
segunda revolución industrial”, son empresas muy grandes que producen a escala que nacen grandes. A
diferencia de la primera revolución industrial donde esa industria textil en base al algodón podía funcionar
en pequeños talleres, en lugares hasta muy precarios, hasta en lugar al principio sin electricidad porque
funcionaban con energía hidráulica o con vapor en base al carbón. Ahora no, se requieren de grandes
establecimientos industriales.
También, empresas pequeñas se fusionan o empresas empiezan a absorber otras. Ese es un fenómeno del
capitalismo, que llega al día de hoy, que surge en el marco de esta crisis. Pero esto no es lo mismo que un
proceso de monopolio u oligopolio. Muchas veces la fusión deriva en empresas monopólicas u oligopólicas.
El monopolio es cuando una sola empresa controla el mercado de un solo producto (acero, petróleo) y
oligopolio cuando dos o más empresas controlan la producción de un producto. Los monopolios en general
son estatales, como la impresión de billetes o acuñación de monedas.
En el marco de estas crisis surgen estas grandes empresas, estos grandes establecimientos industriales que
van a ser una huella identitaria de esta segunda revolución industrial en EEUU y Alemania.
Un segundo proceso de la reorganización de la empresa capitalista es la Gestión Científica (texto Coriat).
Esta se suele incorporar a grandes empresas. Esta gestión científica recibe el nombre de su fundador, que
es Taylor (empresario norteamericano que empieza a introducir estas innovaciones en la industria del
acero). El taylorismo tiene como propósito final del capitalismo que es reducir los tiempos, es decir, bajo el
refrán “el tiempo es oro” porque el capitalista esta pagando por ese tiempo, intentan aprovecharlo al
máximo. En el marco de esta crisis y como una forma de aumentar la producción para amortiguar la caída
de la rentabilidad se incorpora esta innovación de la gestión científica, que se resume en tres puntos:
1- Aislar al trabajador en grupos y transferir el control de la producción a representantes de la
dirección.
2- Descomponer cada proceso en elementos componentes cronometrados (cronometro)
3- Sistema diferencia de salarios que supusieran para el trabajador un incentivo para producir más.
Esto significa que se divide en grupos y a cada grupo se le asigna una actividad, y esa actividad es un
movimiento sumamente sencillo. Lo importante es que ese movimiento no requiere de un oficio, detrás de
este proceso económico también se dirime un conflicto de clase porque el capital se está deshaciendo del
trabajador de oficio, y ese trabajador de oficio es el que estaba tenido mayores niveles de organización y
conflictividad en el proceso de industrialización, los sindicatos o los conflictos estaban surgiendo en
aquellos sectores donde hay un oficio mas elaborado, porque también son los que tienen mayor capacidad
de hacer valer su fuerza de trabajo y de su oficio. Ahora si yo ese trabajo lo descompongo en movimientos
muy sencillos que se pueda aprender en una, dos o tres jornadas de trabajo y no requiera de un trabajador
que haya tenido que capacitarse durante años, yo tengo a disposición una gran masa de hombres y
mujeres para incorporar a mi fábrica, es decir, tengo en mi mano la amenaza o la herramienta del despido
porque yo despido a alguien y al otro día puedo contratar a otro trabajador que haga el mismo trabajo.
Entonces detrás del taylorismo y de este cronómetro de fijar trabajos por días en movimientos muy
sencillos y a cada grupo le doy un movimiento para hacer, me estoy deshaciendo o estoy resolviendo un
conflicto entre capital y trabajo. Por eso el conocimiento pasa a la dirección que es el que planifica y diseña
como es la producción, es decir, en una planilla organiza a los trabajadores y le asigna que piezas tienen
que trabajador, que le tienen que hacer, cuantas piezas tienen que hacer con ese movimiento en X
cantidad de días y cuando se la tienen que pasar a otro grupo, que tiene que hacer el otro grupo, etc.
Es decir, se están deshaciendo de los trabajadores de oficio. Esto se va a profundizar con el fordismo, que
es la línea de montaje. En el fordismo que empieza en la industria de los frigoríficos de Chicago y que
después es incorporada por Ford para la producción de los automóviles, esto también en EEUU a principios
del siglo XX, es una profundización del taylorismo (ver “tiempos modernos” Chaplin y ficha de Stella).
Ahora, un tercer proceso en la Reorganización de la Empresa Capitalista es la Innovación Tecnológica
porque en el marco de la crisis se produce la segunda revolución industrial. Son innovaciones que se van
produciendo a lo largo de varios años que empiezan por una fábrica, por una empresa, después se
trasladan a otras pero que no se produce en un momento a otro como nos hace pensar el concepto de
revolución. Si es innovación tecnológica. En el marco de esta crisis se produce en algunos sectores
innovaciones muy importantes, la electricidad, la química, el motor de combustión interna y el barco a
vapor son algunas de esas innovaciones. La innovación del barco a vapor es sobre todo la introducción de
las turbinas y el motor de combustión interna que funciona a partir de la electricidad o el petróleo y sus
derivados que remplaza al motor que funcionaba a partir del carbón. Estas innovaciones van a implicar
también la necesidad de materias primas industriales que por lo general se encuentran (o van a tener que
ir a buscarlas) a los países coloniales o semicoloniales. De ahí que se va a dar un proceso de una división
internacional del trabajo, los países que no están en este proceso de industrialización se van a
“especializar” en la producción de uno o dos de varias de estas materias primas. Parte de esa división
internacional del trabajo no es solo la producción de productos derivados para las industrias sino también
los alimentos para las poblaciones que están en proceso de urbanización, este proceso se cruza con la
tercera solución a esta gran crisis que es el IMPERIALISMO 12.
El imperialismo no va a ser solo un fenómeno económico, pero si en el sentido de que se van a repartir e
incorporar formas de influencia (que algunos ya tienen como Inglaterra, sobre todo) desde África, Oceanía,
América del Sur estas potencias en vías de industrialización van a tener mayor injerencia y van a ir a la
búsqueda de estas materias primas.

12
Esto se ve muy claramente en la Conferencia de Berlín de 1884-85 donde las potencias europeas se reparten África.
En este proceso de formación de fusión el caso de Norteamérica se hace una ley para impedir esto y evitar
la concentración. No pasa esto en Alemania donde no hay una legislación en contra de las grandes
empresas.
(Ver 2 películas: “La Tierra de la Gran Promesa” y “Los Compañeros”)
Texto de Traverso:
Para relación la aparición de industrialización, del taylorismo y la producción a escala para la producción,
según lo plantea este autor, de “cadáveres”. Cita: “la guillotina marca el primer paso hacia la serialización
de las prácticas de matar. Auschwitz constituye su epilogo industrial en el período fordista del capitalismo”.
Rastrea como estas ideas del taylorismo, la división del trabajo, el gran establecimiento industrial de la
construcción de grandes galpones y en la búsqueda de la maximización de los procesos y los resultados, se
termina aplicando en el siglo XX a la producción de cadáveres y Auschwitz es el punto culmine. Empieza
rastreando el matadero industrial, la idea de primero de como se empieza a pensar el asesinato de
animales para la industria alimenticia de forma más efectiva, después como eso se empieza a trasladar a la
muerte de seres humanos en la segunda guerra mundial.
ANEXO
Cuadro Economía mundial durante el imperialismo:

Ficha + Audio elaborado por Stella acerca del film Tiempos Modernos (Charles Chaplin, 1936).
Textos
Clase 14: El imperialismo
Textos: Hobsbawm “La era del imperio”, Wolf. Transcripción de audio:
Imperialismo que iba a significar el reparto directo o indirecto de África y Asia fundamentalmente, pero
también regiones de Oceanía, Centroamérica y América del Sur.
¿Qué diferencia esta expansión europea de las anteriores? La expansión europea en el siglo XV hasta 1850-
70 tiene otro carácter y se diferencia del imperialismo que vamos a ver ahora que es la “era del imperio”
como dice Hobsbawm. Era del imperio que se suele datar entre 1875 hasta la 1er guerra mundial (aunque
otros la extienden hasta la segunda post guerra cuando empiezan los procesos de descolonización
propiamente dichos en Asia y África fundamentalmente) que se diferencia de la expansión europea que se
inicio en el siglo XV, esa primera expansión era producto de una iniciativa de las propias potencias sin
coordinar con las otras potencias, lo que generaba una competencia entre ellas. Era una expansión que
tenía sobre todo a Gran Bretaña y Francia como los principales países que salieron a buscar enclaves
económicos, mercados, enclaves geopolíticos, alianzas con grupos comerciales en otras partes del planeta.
En el siglo XVII los Países Bajos se suman a esa competencia y ya van conquistando ciertos territorios sobre
todo en Asia, África y Oceanía.

Ahora en esta era del imperio surge una coordinación entre potencias que va a permitir una colonización
mucho más efectiva entre Asia y África, el punto culminante de esa coordinación es el Congreso de Berlín
en 1884-1885. Una segunda diferencia de esta era del imperio respecto a la expansión anterior es que las
potencias europeas penetran de una forma mucho más progresiva en todos los rincones del mundo. Es
decir, si antes había una inserción sobre todo en zonas costeras, lo que hay ahora es una inserción y una
creación de mercados de tamaño mundial. Como dice Wolf, se incorporan redes preexistentes de
intercambio y se crean nuevos itinerarios entre continentes que contribuyen a una especialización regional
y a un movimiento mundial de mercancías (pág. 424). Eso es posible gracias a la construcción de una red
mucho más densa de transportes (el ferrocarril y el barco a vapor van a tener un papel clave), es posible
también porque el desarrollo económico de la segunda revolución industrial requería ciertas materias
primas que se encontraban en zonas climáticas o en lugares muy remotos que obligaban a ir en búsqueda
de esas materias primas (minerales, diamantes, caucho, etc.) que no se podían obtener solamente en las
costas, y también un aumento del consumo de alimentos por parte de estos países europeos que hacen
que salgan a la búsqueda de nuevos mercados alimenticios.
Una tercera diferencia con respecto a la expansión del siglo XV, es que ahora en la era del imperio hay una
dominación política del colonizador sobre el colonizado, y esa dominación se suele traducir en la
construcción de un estado colonial. Este estado colonial va a tener diferentes formas, estatus jurídicos,
pero es un estado colonial destinado a mantener el orden interno, a exportar económicamente los
recursos naturales y a transferir ganancias de las sociedades privadas y tributos desde la colonia hacia la
metrópoli. Para eso ese estado colonial va a reformar los sistemas de justicia, se va a encargar de la
organización en gran parte de la mano de obra y del establecimiento de una estructura impositiva sobre
todo hacia las personas que va a generar ciertos conflictos y disturbios.
Una cuarta diferencia es que en esta era del imperio también existe una colonización cultural de las
sociedades sometidas que en algunos casos se traducirá en un intento de asimilación y de imposición de la
cultura dominante a los dominados, no importa si sean elites o sectores subalternos, esto queda muy
patente en el caso de Japón en la península de Corea. O una colonización quizá que se destine solo hacia
las élites, esto queda más patente en los sistemas de dominación indirecta de los británicos en la India. Esa
colonización cultural iba de la mano de una mirada ciertamente racista y denigratoria de la metrópoli hacia
las sociedades coloniales.
Al momento de esta expansión europea, sobre todo en las sociedades africanas y asiáticas estaban en un
proceso de desestructuración y restructuración. Es decir, quizá como se podría establecer también en el
momento de la conquista de américa, en este ultimo tercio del siglo XIX ya antes de la llegada y la
penetración de los europeos al interior del continente africano y asiático las sociedades locales estaban
sumamente debilitadas y en un proceso de conflicto interno. Son sociedades que ya estaban sufriendo un
proceso de reparto comercial entre grupos locales que llevan a un conflicto y a una puja entre ellos, eso
lleva a un debilitamiento de las estructuras políticas de las distintas sociedades africanas que le van a
permitir a los europeos una conquista mucho más rápida y efectiva, ahí si puede haber un punto de
contacto.
En general hay dos zonas del mundo que se reparten una es el continente africano y otra el área del
pacífico (sobre todo lo que respecta a Asia y Oceanía), en el Pacífico no queda ningún estado
independiente es totalmente divido entre británicos, franceses, alemanes, holandeses, norteamericanos y
japoneses; se quedan dos imperios prácticamente nuevos uno el de los franceses en indochina que de
inicia a partir de Napoleón III pero que es continuada la ocupación en la tercera república y el imperio de
los japoneses a expensas de China, Corea y Taiwán.
En el continente americano permanece prácticamente igual salvo las anexiones de EEUU en la zona del
pacífico, y España pierde a Cuba, Filipinas y Puerto Rico por el avance de EEUU (el cual después incorpora
Hawái). De todos los países metropolitanos el imperialismo fue más fuerte e importante en el Reino Unido.
Hobsbawm dice “Si incluimos el imperio informal, constituido por estados independientes que, en realidad,
eran economías satélites del Reino Unido, aproximadamente una tercera parte del globo era británica en
un sentido económico y, dese luego, cultural”. Va a transformar a Gran Bretaña en la potencia colonialista.
Mapa África 1885 vs. 1914:

En este mapa se ve la diferencia entre África al momento que se realiza el Congreso de Berlín, y como se ve
después llegando a la primera guerra mundial. Ya hay desde antes del Congreso de Berlín, en zonas
costeras principalmente, presencia europea, ya desde el siglo XV y XVI, pero ya en torno a la primera
guerra mundial ese dominio va hacia el interior de África con la construcción de estados coloniales. Que
van a tener diferentes estatus jurídico pero estados coloniales al fin.
Se ve la península de Indochina que en realidad incluía actual Vietnam, Laos y Camboya.
En américa la presencia es poca, lo más fuerte es EEUU donde a fines del siglo XIX realiza una expansión
por la zona del pacífico y Centroamérica donde obtiene el Canal de Panamá a expensas de Colombia,
Puerto Rico, Guam, Hawái y una intervención que hay sobre Cuba
Congo y el Congreso de Berlín: se va a llevar entre noviembre de 1884 y febrero 1885. El Congreso de
Berlín es convocado por Bismarck (por el imperio alemán), habían sido invitados países Occidentales (las
potencias europeas y EEUU) no había ningún africano. El congreso adopta seis medidas puntuales, las mas
importantes son:

1- La libre navegación del rio Congo y sus afluentes. Va a permitir pasar por lo que es Angola, la
República Democrática del Congo, ir al corazón del continente africano.
2- La libre navegación del río Níger y sus afluentes. La sumatoria de la libre navegación de ambos
ríos permite ir por el río Niger pasando por lo que actualmente es Sierra Leona, Guinea, Burkina
Faso, Benin, Nigeria.
3- Declaración que introducía en las relaciones institucionales una serie de reglas uniformes sobre
futuras ocupaciones de tramos de costas del continente africano. Estos tramos de costas más la
libre navegación en los ríos que mencionamos permiten la penetración hacia el interior del
continente africano.
Este Congreso si bien explícitamente no hablaba del reparte de África, termina siendo en los hechos lo que
da luz verde para que se produzca ese reparto. Bismarck es un actor central de esa conferencia, y estados
que están funcionando como “guardaespaldas” de ciertas compañías comerciales privadas que están
teniendo disputas comerciales por el control de distintas zonas al interior del continente africano. Los
estados salen a tratar de apaciguar esa competencia entre las compañías comerciales.

Causas del imperialismo: explicaciones clásicas desde los actores de la época o desde las ciencias
sociales que buscaron explicar el imperialismo.
- La presión del capital: un economista Hobson (en “El Imperialismo” del año 1902) que habla de que
el imperialismo es el esfuerzo de los dueños de la industria para facilitar la salida del excedente de
riqueza buscando vender o colocar en el extranjero las mercancías o los capitales que el mercado
interior no podía absorber. Tanto el intento de invasiones inglesas en el Río de la Plata como el
conflicto en la época de Rosas por el Bloqueo francés se puede explicar desde esto, la idea de
buscar nuevos mercados.
- Los factores geopolíticos: esta fue una justificación de las élites políticas de algunas potencias de la
época. Esta el discurso de Ferry ante la Cámara de Diputados en Francia en 1885, donde hablaba de
eso, la idea de la necesidad de tener puntos estratégicos en Asia y en África para que la marina
francesa tenga lugares de reaprovisionamiento, refugio, puntos de defensa frente a posibles
conflictos a futuro. La ocupación británica en las islas Malvinas un poco se podría explicar desde
este lado.
- El imperialismo social: hay un político inglés y también dueño de una compañía privada que
hablaba de la idea de llevar los conflictos internos hacia afuera, la idea de que apaciguar y
amortiguar el descontento de las sociedades europeas metropolitanas consiguiendo mejoras
económicas y reformas sociales a partir de los beneficios que se extraer del sistema colonial.
- Ideal patriótico: la idea del hombre blanco superior que tiene que llevar a las zonas más oscuras,
atrasadas y bárbaras del planeta, los ideales de la civilización y el progreso.
- La clásica interpretación marxista de Lenin: integra el colonialismo, el capitalismo y la primera
guerra mundial, hay un trípode en esos tres conceptos que en la explicación de Lenin aparecen
integrados. Se explica al imperialismo como una fase superior del capitalismo. El actor central
serían las burguesías capitalistas de los países industrializados que producto de las rivalidades
existentes entre los países capitalistas llevaría a la búsqueda de nuevos mercados y esa
competencia en la búsqueda de nuevos mercados terminaría desatando la primera guerra mundial.
Acá el imperialismo adquiere una dimensión económica, no tanto política y militar, y el concepto
pasa a tener un carácter ciertamente peyorativo, negativo.
- Explicación de Robinson y Gallagher: un artículo que sale en el año 53 tiene como traducción “el
imperialismo de libre cambio o el imperialismo de libre comercio” que en realidad es una
explicación sobre el imperio británico en América, aunque tiene ejemplos de otras partes. Estos dos
economistas hablan de un imperialismo informal, la idea de que Gran Bretaña, sobre todo en una
primera etapa, entre 1815 y 1870 construye un imperio informal a partir de establecer lasos
amistosos o de subyugar a élites locales a partir de acuerdos y presiones, pero sin controlar y
dominar el territorio de forma militar o vía militar. Ese imperio informal sobre todo habría tenido
mucha importancia entre 1815 y 1870, es lo que Lenin llamó las “semicolonias”. Es decir, que Gran
Bretaña no solo utilizaría una invasión militar, lo que sucedía antes de 1815 y después de 1870, sino
que utilizaría otras estrategias de real política para conseguir zonas de influencia. Estas zonas con el
objetivo de abrir nuevos mercados. Ahora después de 1870 se volvería a una fase más clásica del
imperialismo con la utilización de la fuerza militar, esto tiene que ver con los conflictos que surgen
en torno a África que se terminan sintetizando en 1885 pero que empiezan antes. El Congreso de
Berlín es la consecuencia de una puja que hay entre potencias europeas en torno al interior del
continente africano.

Si tuviéramos que resumir cuales son las razones del reparto colonial sobre todo en Asia y
África:
1- Un aumento de la competencia de los países industrializados en el marco de la gran depresión. Que
esa competencia lleva a la búsqueda de nuevos mercados y nuevas fuentes de materias primas
(agropecuarias, es decir, alimentos; o materias primas para la industrialización).
2- El discurso nacionalista: un discurso nacionalista que crece en el ultimo tercio del siglo XIX que daba
prestigio a los países que tenían un sistema colonial grande (es decir, el prestigio de los países que
incorporaban mayor cantidad de colonias) y sobre todo a los nuevos estados nacionales: el Reich
alemán y en Italia que crecía un discurso que empujaba a los gobiernos al sistema de conquista
colonial para tener mayor peso en las mesas de negociaciones a nivel internacional. La convocatoria
que hacen al Congreso de Berlín es un poco eso.
3- Las ideas del militarismo: los ejércitos y las fuerzas armadas de los estados europeos también
empiezan a ver una necesidad de tener enclaves estratégicos frente a un posible escenario de
conflicto bélico y también la grandeza de las fuerzas armadas estaba en la extensión planetaria que
podían ir alcanzando.
4- El avance tecnológico: la aparición del barco a vapor, la red ferroviaria, el telégrafo, nuevos
armamentos que va a establecer una superioridad sobre las sociedades dominadas muy desigual. Y
algunos avances de la industria farmacéutica, como por ejemplo, la aparición de la vacuna contra la
malaria permitieron la llegada del europeo hacia zonas que hasta ese momento no había logrado
conquistar.

El estatus jurídico de los estados coloniales:


Se debe realizar una distinción muy grande entre lo que es el sistema de gobierno indirecto y el sistema de
gobierno directo. El caso ingles se va a caracterizar por los gobiernos indirectos y los franceses se van a
inclinar por los gobiernos directos. Más allá de estas dos grandes diferencias, después podía varias el
estatus jurídico entre: Colonias, Protectorados, Mandatos, Dominios, Virreinatos.
En el caso de los gobiernos indirectos como son los ingleses en la India, eso llevaba a construir una élite
nativa que también se va a diferenciar de los sectores subalternos nativos. Una élite que muchas veces va a
tener el control del sistema judicial, una elite que va a tener acceso al sistema educativo de la metrópoli,
una élite que muchas veces se va a encargar de la organización de la mano de obra y de la recaudación de
impuesto. Donde la metrópoli va a tener un rol más tutelar.
Los países europeos permiten este gobierno indirecto, la aparición de una élite nativa y hasta una clase
media nativa que va a ir surgiendo en distintas colonias siempre y cuando no ponga en peligro la
reproducción y los objetivos del sistema colonial. Es decir, se les permitían costumbres locales, lenguas
locales, creencias religiosas locales, mantener instituciones políticas locales siempre y cuando eso no
amenace los objetivos de la metrópoli, esto es: la extracción de recursos, la recaudación de impuestos y
que haya un orden interno pacificado.

Las compañías comerciales:


Las compañías comerciales fueron clave en la extracción de las materias primas de los países colonizados.
Tenían un grado de autonomía sumamente elevado en los territorios donde actuaban, eran casi un estado
dentro del estado colonial. En algunos casos eran un estado paralelo, como fue el caso de la Compañía
inglesa de las Indas Orientales al menos hasta la Gran Rebelión de 1857-8, se hacían cargo de la seguridad
y la justicia sin rendir cuentas a nadie, tenían sus propios ejércitos, tenían desplegado sobre la explotación
de la mano de obra un sistema ciertamente sanguinario con trabajo forzoso, mutilaciones, castigos, porque
no había ningún tipo de control por parte del Estado colonial. Esas compañías son las que frecuentemente
penetraron a las zonas mas inaccesibles del continente en busca de caucho, minerales, diamantes.
Otros ejemplos: Compañía francesa de áfrica occidental, compañía holandesa de las indias orientales, etc.
Son distintas compañías privadas que tenían apoyo de los estados coloniales, pero que contaban con un
grado de autonomía sumamente alto. En parte la puja entre estas compañías son lo que llevan a la
realización del Congreso de Berlín.

Fenómeno cultura:
Como dice Hobsbawm “el imperialismo también implicó un imperialismo cultural”. En primer lugar con una
occidentalización de las élites de los países dependientes (y hasta incluso de las clases medias que van
surgiendo en algunas colonias), Hobsbawm dice “que es el legado cultural mas importante del
imperialismo” la educación de tipo occidental para ciertas minorías coloniales. Los procesos de
descolonización que surge después de la segunda post guerra, sobre todo en la década del 50-60, va a
estar liberados en muchos casos por estas elites coloniales. Gandhi en la India, por ejemplo. Que recibió
educación en las universidades metropolitanas.
Un segundo aspecto del fenómeno cultural del imperialismo es la mirada positivista de la metrópoli sobre
las colonias que va a estar dada por un marco teórico positivista donde va a tener un papel importante el
darwinismo social, el organicismo y lo que se conoce como la superioridad del hombre blanco sobre
colonizado.
Texto de Wolf: este autor analiza la expansión europea de la segunda mitad del siglo XIX mirando la
periferia, lo más importante es estudiar la relación de la producción para el mercado mundial que empieza
a haber en el último tercio del siglo XIX, pero sobre todo como el imperialismo restructura los lazos sociales
locales para una extracción más efectiva de las producciones. En esta fase imperialista como se incorpora y
se reorganizan sistemas productivos no capitalistas pero la reproducción del sistema capitalista. Marx
había estudiado algo en “las formaciones sociales precapitalistas” de como el capitalismo tiene esta
capacidad de incorporar circuitos no capitalistas a una lógica capitalista. Wolf hace eso, cita: “debido a la
especialización creciente de producción de mercancías los cambios ocurridos a nivel de mercado mundial
tuvieron consecuencias a nivel de la casa del grupo vinculado por parentesco, de la comunidad, de la
región y de la clase”. Entonces Wolf va a ver como se restructuran todos estos niveles cuando los países
imperialistas incorporan a estas sociedades al mercado mundial. Lo que va a hacer Wolf como estas
sociedades se especializan en la división internacional del trabajo para la producción de distintos productos
que clasifica en alimentos, cosechas industriales, estimulantes y metales y diamantes (ver cuadro clase 13).
Y como al interior de esas colonias las zonas que específicamente se dedican a la producción de
determinado o determinados productos se ven sumamente trastocadas por la incorporación a este
mercado mundial. Va a analizar en China, la India, Sudáfrica, Brasil. Se ven trastocadas en su organización
doméstica, en lo espacial, en sus creencias religiosas, para cumplir los requisitos de los países capitalistas
centrales.
Ejemplo: el aceite de palma que era un objeto de culto religioso para unas sociedades africanas, del África
Occidental, termina transformándose en un producto en una mercancía capitalista, para por ejemplo la
producción de cosméticos (jabones, cremas, etc.). Y como el imperialismo también y esto lo hace de forma
muy efectiva el imperio británico, como logran armar un esquema de intercambio metrópoli colonia, pero
también intercolonial que lleva a una explotación muy efectiva. Por ejemplo: el opio que se producía en la
India, la terminan introduciendo a la China y de allí a Tailandia y Birmania. Pero de la China podrían extraer
el té el cual iba por medio de la India hacia Gran Bretaña. Es decir, establece todo un sistema muy
aceitado, los británicos no son los únicos pero si los mejores, que lleva a una especialización productiva de
los países.
ANEXO:
África unidades políticas antes del reparto:

Imperios coloniales fines del siglo XIX, África-Asia-Oceanía:


Ficha + Audio elaborado por Stella:
Resumen textos
Clase 15: el imperialismo: estudios de caso.
Mapas:
Textos de la clase:  Gentili [África subsahariana-Inglaterra en Sudáfrica]; Fourcade [Inglaterra en la
India]; Brocheux [Francia en Indochina]; Souyri [Japón en el Pacífico].
Material complementario:
-Racismo, positivismo, el "otro" como objeto de laboratorio-museo-feria: Ficha + Audio elaborado por
Stella Perugini 
-“Durbar Delhi” (1911) [5’]. Los príncipes locales rinden obediencia (vasallaje) a la corona británica. 
- Película “El hombre elefante” de David Lynch.
-Artículo “La Belleza del Mundo” (https://www.elcohetealaluna.com/la-belleza-del-mundo/)

Penetración extranjera en China:

Japón imperial:
Imperio colonial francés Indochina:
Imperio británico:
Imperio británico India:

África austral siglo XIX:


África austral siglo XIX, guerra de los Boers 1899-1900:
ANEXO:

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