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ABREVIATURAS

AFP - Administradoras del Fondo de Pensiones

AL – Asamblea Legislativa

ANTEL - Administración Nacional de Telecomunicaciones

ARENA - Alianza Republicana Nacionalista

Art. – Articulo

ASAFONDOS - Asociación Salvadoreña de Administradoras de Fondos de Pensiones

BID - Banco Interamericano de Desarrollo

BBVA: Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, S.A.

CGS – Cuenta de Garantía Solidaria

CIAP - Cuenta Individual de Ahorro para Pensiones

CIP - Certificados de Inversión Previsionales

Cn. – Constitución

CPC - Capitalización Parcial Colectiva

CT – Certificados de Traspaso

FMLN - Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional

FOP - Fideicomiso de Obligaciones Previsionales

Inc. – Inconstitucionalidad

INCAFE - Instituto Nacional del Café

INPEP - Instituto Nacional de Pensiones de los Empleados Públicos

IPSFA - Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada

ISBM - Instituto Salvadoreño de Bienestar Magisterial

ISSS - Instituto Salvadoreño del Seguro Social


SSP - El sistema de pensiones Público
OBJETIVOS.

Objetivo General:

Conocer de forma detallada como se elabora El presupuesto General de la Republica del El


Salvador, el cual está basado la legislación gubernamental , como también apegado a la
Constitución de la República, este presupuesto , constituye una de las principales herramientas de
política del Gobierno, ya que en él se contempla la proyección de todos los ingresos y la
autorización de todas las erogaciones para satisfacer las necesidades del público, de conformidad a
las leyes vigentes y los fines del Estado.

Objetivos Específicos:

Analizar en el caso específico de El Salvador, como es proceso del ciclo presupuestario el cual está
conformado por cuatro grandes momentos: formulación, discusión y aprobación, ejecución y, por
último, la fase de seguimiento y evaluación.

Describir como es el proceso de formulación que le corresponde al Ministerio de Hacienda, quien


debe presentar un Proyecto de Presupuesto al Consejo de ministros, y este último a la Asamblea
Legislativa para que sea discutido y aprobado, esta presentación del Proyecto de Presupuesto debe
de hacerse por lo menos tres meses antes que se inicie el nuevo ejercicio fiscal.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

El sistema de pensiones es una pieza fundamental para garantizar la seguridad y el bienestar


económico de la población durante la etapa de retiro. En el caso de El Salvador, este país
centroamericano cuenta con un sistema de pensiones que ha experimentado importantes cambios
a lo largo de los años.

El sistema de pensiones en El Salvador enfrenta diversos desafíos y problemáticas que requieren


atención y soluciones efectivas. Algunos de los problemas más destacados son:

 Insuficiencia de las pensiones: Muchos jubilados en El Salvador reciben pensiones que no


cubren sus necesidades básicas. La falta de ingresos adecuados puede resultar en una
disminución en la calidad de vida de los pensionados y su incapacidad para hacer frente a
los gastos médicos y de subsistencia.

 Desigualdad en la cobertura: Existe una brecha significativa en la cobertura del sistema de


pensiones en El Salvador. Los trabajadores informales y aquellos empleados en sectores
con bajos salarios a menudo no tienen acceso a un sistema de pensiones formal. Esto crea
una situación de inequidad, donde algunos trabajadores se ven privados de protección
social adecuada para su retiro.

 Sostenibilidad financiera: El sistema de pensiones enfrenta desafíos financieros debido al


envejecimiento de la población y al aumento de la esperanza de vida. La relación entre el
número de trabajadores activos y los jubilados está desequilibrada, lo que dificulta la
capacidad del sistema para cumplir con los pagos de pensiones en el futuro.

 Gestión y transparencia: La gestión de los fondos de pensiones y la transparencia en su


administración son aspectos cruciales que requieren mejoras. Se necesita una supervisión
efectiva para garantizar que los fondos de pensiones sean gestionados de manera
responsable y que los trabajadores reciban beneficios justos y adecuados al momento de
su retiro.

 Falta de educación financiera: Muchos trabajadores en El Salvador tienen un bajo nivel de


educación financiera y no comprenden completamente el funcionamiento del sistema de
pensiones. Esto puede llevar a una falta de planificación adecuada para el retiro y una
subutilización de los instrumentos de ahorro disponibles.

Estos problemas requieren medidas y reformas para garantizar un sistema de pensiones equitativo,
sostenible y que proporcione seguridad económica a todos los trabajadores en su etapa de retiro.
INTRODUCCION.

El sistema de pensiones de El Salvador realizó una reforma estructural en 1996 que creó el Sistema
de Ahorro para Pensiones (SAP), la cual fue ofrecida a la ciudadanía como un sistema “privado”,
“administradoras que competirían entre sí promoviendo la eficiencia”, que expandiría la
cobertura, con propiedad de la cuenta individual por los asegurados utilizando esto como un
“incentivo para afiliarse y cotizar”, sin interferencia del Estado y pagando pensiones dignas.

De hecho, ocurrió todo lo contrario: una caída en la cobertura de la PEA (Población


económicamente activa), el decremento en el valor de las prestaciones, la acentuación de la
inequidad de género, la ausencia de solidaridad social, los altos costos administrativos por falta de
competencia entre administradoras, las considerables ganancias del sector financiero, los altos
costos de transición, el creciente déficit fiscal y la repetida intervención estatal. Estos problemas
forzaron la re-reforma en 2017. Dentro de la cual aún se denota que el sistema de pensiones
enfrenta múltiples retos vinculados con sus dimensiones constitutivas, las instituciones que lo
conforman y además con aspectos relativos a las finanzas públicas y capacidad del gobierno para
brindar protección social ante diferentes riesgos.

El desempeño del método de pensiones de El Salvador es de interés nacional,


Debe ser estudiado y discutido por toda la sociedad, debido a que la función principal del sistema
es proteger a los trabajadores y sus familias de Riesgo de vejez, invalidez y muerte.

Es la importancia de este sistema de pensiones y sus limitaciones que motivó ciertas


modificaciones, desde varios aspectos. Estas modificaciones también se ven afectadas por el
cambio. El país está sufriendo en todos los aspectos, sobre todo transformación de factores
demográficos que conducen a la disminución de las tasas de fertilidad, disminución de la esperanza
de vida, la mortalidad y la migración tanto en casa como en el extranjero están aumentando año
tras año.

El sistema de pensiones de El Salvador está en serios problemas en su funcionamiento, tanto en la


administración pública como ahora en el sector privado.

Se han planteado dudas sobre si el sistema de pensiones fue realmente diseñado para satisfacer La
realidad del mercado laboral que presenta el país. Como estos sistemas son Mayor enfoque en el
personal que suele tener una situación trabajadores contratados, para que tengan más
posibilidades de cotizar de tal forma que esto les permita obtener el derecho a la pensión, sin
embargo, también hay beneficios proporcionados a Ciertos grupos de personas que se consideran
vulnerables, conocidos como no contribuido.

Con la implementación del Sistema Privado de Ahorro Previsional (SAP), se pretende, superar las
deficiencias que presentaba el antiguo sistema público, La realidad que viven los salvadoreños
sugiere que las mejoras son mínimas y desenfocadas
La cobertura poblacional sigue siendo la más baja de la región de América Latina, donde los costos
administrativos siguen siendo los más altos de la región, Los grupos de trabajadores más
vulnerables continúan excluidos de la cobertura, Los rendimientos que ofrecen las administradoras
de fondos de pensiones no son las más competitivas en comparación con otros países.
JUSTIFICACION

El tema del sistema de pensiones en El Salvador es de vital importancia debido a su


impacto directo en la vida de los trabajadores y en el bienestar económico de la población
en general.

El sistema de pensiones busca garantizar la seguridad financiera de los trabajadores una


vez que se retiren. Una pensión adecuada les permite mantener un nivel de vida digno y
cubrir sus necesidades básicas, así como acceder a servicios de salud y cuidado en la vejez,
abordar los desafíos del sistema de pensiones es fundamental para proteger el bienestar
de los trabajadores y promover una sociedad más justa. El sistema de pensiones también
está relacionado con la necesidad de fomentar la educación financiera y la planificación
para el retiro, es fundamental que los trabajadores comprendan cómo funciona el sistema
de pensiones, conozcan sus derechos y opciones, y tengan acceso a herramientas que les
permitan tomar decisiones informadas sobre su futuro financiero. La falta de educación
financiera puede resultar en una subutilización de los instrumentos de ahorro disponibles
y en una planificación inadecuada para el retiro.

Se tiene que reflexionar, que todo trabajador se encamina hacia esa etapa de la vida, por
ello es importante instruir y concientizar a las nuevas generaciones en este tema. La
creación de un Programa de Atención Psicosocial que ayude a las personas jubiladas del
Sector Público ya que contribuiría a las Instituciones del Gobierno para que ayuden a las
personas jubiladas a que reciban una preparación que les permita enfrentarse a esta nueva
experiencia de forma adecuada.

Abordar este tema es crucial para garantizar la seguridad, equidad y sostenibilidad


financiera de los trabajadores. Además, promover la educación financiera y la planificación
para el retiro es esencial para empoderar a los ciudadanos y ayudarles a tomar decisiones
informadas que les permitan alcanzar una vejez digna y próspera.
ANTECEDENTES.

Una parte muy importante en cada país es que deben de contar con sistemas de pensiones que
incorporen elementos acordes al contexto y condiciones económicas; además es fundamental para
alcanzar mayores niveles de bienestar. En el caso de El Salvador, desde la década de 1990 se ha
puesto en marcha una cantidad notable de reformas en programas de la protección social tanto
contributivos como no contributivos, diseñadas para alcanzar diversos objetivos de política pública.

Sin embargo, el sistema de pensiones de El Salvador enfrentó grandes desafíos a corto y largo
plazo, generados en gran medida por las características del diseño de los programas y regímenes
que lo conforman. Estos desafíos se han transformado en limitaciones considerables para alcanzar
los principios fundamentales de la seguridad social; en 1996 la Asamblea Legislativa de El Salvador
aprobó la Ley del Sistema de Ahorro para Pensiones (SAP), que sustituyó el Sistema Público de
Pensiones (SPP) por un sistema basado en el ahorro individual y de administración por el sector
privado a través de Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).

El SAP empezó a funcionar en 1998, un aspecto sumamente relevante de la reforma de 1998 fue el
alto costo fiscal de la transición del SPP al sistema de capitalización individual (SAP), financiado en
mayor medida a través de endeudamiento (externo e interno). Ello ha dado lugar a un alto déficit
fiscal y un nivel de endeudamiento que, sumando el componente de pensiones, alcanzó más del 70
por ciento del PIB en el año 2017. Las tendencias generadas por el diseño del sistema de pensiones
especialmente, en lo que concierne a las presiones sobre las finanzas públicas provocaron que en
2015 se iniciara un proceso de discusión para diseñar una nueva reforma del Sistema de Ahorro
para Pensiones (SAP), sustentada sobre un fuerte contenido fiscal. El proceso se caracterizó por la
existencia de diversas propuestas de reforma elaboradas de forma aislada por distintos actores
sociales.
Limitaciones

1. Los sistemas contributivos y no contributivos no comparten marcos normativos que brinde


coherencia a su funcionamiento bajo la lógica de un sistema de protección integrado
(Fundaungo y OIT).

2. No existe el comité actuarial, que es el encargado de definir monto de pensión mínima y


revisar cada 5 años la edad del retiro, además de impulsar estudios actuariales para
evaluar la sostenibilidad del sistema y todas las iniciativas de las propuestas de la reforma.

3. Mejorar la articulación entre esquemas para evitar dudas, duplicaciones y filtraciones.

4. Fortalecer los mecanismos e instituciones encargadas de la regulación y supervisión del


SAP.
RECUENTO DE CATEGORIAS Y CONCEPTOS.

Sistema de Pensiones.

Sistema de Pensiones: es un mecanismo de protección social para proveer ingresos a las personas
que pierden su capacidad de autogeneración debido a la edad avanzada (derechos y beneficios de
vejez), discapacidad (derechos y beneficios de invalidez).

Prestaciones: Suele referirse al conjunto de servicios y beneficios que las instituciones, públicas o
privadas, tienen la obligación legal de brindarle a sus trabajadores.

Reglamentos: Son normas que integran nuestro ordenamiento jurídico, formando parte del marco
de juridicidad que rige el actuar de los órganos públicos.

Participación laboral:  relación porcentual entre la población económicamente activa y la población


en edad de trabajar. 

Jubilación: Retiro de un empleo público o privado, una vez cumplidos ciertos requisitos de edad,
tiempo de labor y aportes, con derecho a percibir una remuneración periódica.

Cotizantes: Es la persona que, mediante el pago de las contribuciones establecidas por la Ley,


efectuado directamente o por intermedio de terceros, genera para sí mismo o sus dependientes el
derecho a ciertos beneficios y, por lo tanto, es protegida por la seguridad social.

Las finanzas públicas: es la disciplina que estudia el conjunto de instrumentos relacionadas


con: Los ingresos públicos; El gasto público; El endeudamiento interno y externo del Estado.

Reformas estructurales.

Reformas estructurales: son, en esencia, medidas que modifican el tejido de una economía, es


decir, el marco institucional y regulatorio en el que operan las empresas y los particulares. Están
diseñadas para reforzar la economía y mejorar su capacidad para alcanzar su crecimiento potencial
de forma equilibrada.

Privatización: es un mecanismo existente en la economía mediante el cual el gobierno hace que


una industria o una actividad deje de formar parte del ámbito público, siendo transferidas o
traspasadas desde el Estado hacia empresas u organizaciones privadas.

Prestación definida: es aquel mediante el cual los afiliados o sus beneficiarios obtienen una
pensión de vejez, de invalidez o de sobrevivientes o una indemnización previamente definida, de
acuerdo con lo establecido en dicha ley.

Financiación por reparto o colectiva parcial : El sistema de reparto se organiza sobre la base de un
aporte obligatorio realizado por los trabajadores en actividad, con el que se forma un fondo para
atender las pensiones y jubilaciones de los trabajadores retirados.
Plan de pensiones de aportación definida: aquél en el que la cuantía de las aportaciones a realizar
por el partícipe (y, en su caso, por el promotor) se encuentra previamente definida.

El sistema de capitalización individual: consiste en que las y los trabajadores deben depositar cada
mes un porcentaje de su remuneración, sueldo o ingreso imponible en una cuenta personal en una
administradora de fondos de pensiones.

La Administración Privada: se encarga de los procesos funcionales de una empresa para cumplir los
objetivos de su planificación estratégica. En este tipo de administración, lo que se busca
es disminuir los costos de las operaciones y maximizar los beneficios de éstas.

Previsión Social en El Salvador.

Sistema Público: abarca desde las divisiones administrativas de los poderes públicos hasta el


conjunto de institutos, organismos y empresas bajo el control del Estado, tanto al nivel nacional
como regional y local. En términos concretos, el sector público representa a la sociedad
organizada.

Sistema autónomo público: Son órganos públicos que ejercen una función primordial del Estado,
establecidos en los textos constitucionales y, por tanto, tienen relaciones de coordinación con los
demás poderes tradicionales u órganos autónomos, sin situarse subordinadamente en algunos de
ellos.

Sistema ISSS.

Asistencia social: es una actividad que se ocupa de diferentes situaciones, entre las que se
destacan: promover el cambio social hacia un estado de superación de las personas, la resolución
de conflictos que surjan en la interacción humana.

Programa de salud: consiste generalmente en una serie de actividades coherentes, organizadas e


integradas destinadas a alcanzar unos objetivos concretos y definidos previamente para mejorar el
estado de salud de una población.

El Seguro de Invalidez, Vejez y Muerte: otorga pensiones por vejez y por invalidez del asegurado y a
los sobrevivientes del asegurado fallecido.
ANTES DE LA REFORMA DE PENCIONES.

La seguridad social en El Salvador tiene sus orígenes en 1911, cuando se decretó la primera de las
leyes que puede considerarse antecedente del Estado de Bienestar. La Ley sobre accidentes de
Trabajo fue creada para dar seguridad económica a los trabajadores del sector gubernamental
ante percances inesperados durante sus jornadas laborales. Velar por su cumplimiento estaba a
cargo de los alcaldes y jueces, y básicamente estaba destinada a los trabajadores administrativos.

Sin embargo, el resto de la población no tuvo los mismos derechos sino hasta varios años después.
Todas las relaciones laborales, durante las primeras dos décadas del siglo XX, se regían por el
Código Civil y el Código de Trabajo que nacieron por mandato de la Constitución de 1886. Éstos se
dedicaban a regular la forma de contratación por sexo y edades, mas no brindaban «derechos de
trabajo», por lo que estos prácticamente no existían en El Salvador (Burgos, 2004: 4). El principal
trabajo que realizaban los salvadoreños en ese período era el de la agricultura, dedicándose al
cultivo de café. En esa época de feudalismo, los hacendados crearon monedas con las que
pagaban a sus obreros y que solo podían ser canjeadas en las Haciendas. Los bancos, por su parte,
emitían las monedas de circulación nacional.

Fue en la década de 1920 que comenzaron a producirse ciertos cambios, los cuales ocurrieron por
la presión de algunos grupos de trabajadores que se sindicalizaron para mejorar sus condiciones
salariales, que habían sido afectadas por la Crisis del Café a mediados de 1920. Los gremios de
panificadores, zapateros, albañiles, carpinteros y sastres realizaron varias huelgas entre 1920 y
1924, exigiendo mejores salarios y prestaciones laborales, sin éxito. La influencia internacional
tampoco tuvo peso. Durante las «Convenciones de Washington» que se realizaron en 1923, y en
donde los representantes de los países Centroamericanos firmaron el «Tratado General de Paz y
Amistad», se mencionó por primera vez la necesidad de crear instituciones que brindaran
seguridad social en los países del continente americano. Pese a que El Salvador suscribió al
Tratado, no hubo reformas.

Dado el escenario infructuoso, en 1924 se creó la Federación Regional de Trabajadores de El


Salvador (FRTES) que luego fundó, junto con federaciones similares de Guatemala, Honduras y
Nicaragua, la Confederación Obrera Centroamericana (COCA). La FRTES encontró apoyo político en
el Partido Laborista, creado por el político Arturo Araujo a mediados de la década de 1920. Araujo
simpatizaba con la ideología socialdemócrata del Partido Laborista Británico y se basaba en las
ideas del maestro y escritor Alberto Masferrer. Él fue el ideólogo y el director de la campaña
presidencial de Araujo (1930), basándose en el concepto de «vitalismo» que le significaba que
cada individuo tiene el derecho a un «mínimum vital» en lo que respecta a vivienda, alimentación,
trabajo y educación. Señaló que el deber de la conciencia colectiva (la sociedad) debía ser
«mantener seguro y fácil acceso a la Vida Integra, para todos los miembros de la Comunidad»
(Masferrer, 1929).
Bajo estas ideas, durante el Gobierno de Pío Romero Bosque (1927-1931), con la presión sindical
de las FRTS, junto al apoyo político del Partido Laborista, se logró la creación de la Ley de
Protección a los empleados del Comercio (31 de mayo de 1927). Ésta sería la primera ley que trata
de brindar cierto bienestar para aquellos que no trabajaban en el gobierno y consistía en regular la
contratación y pagos ante el cese de la vida laboral por accidentes de trabajo. Más tarde, en 1942,
se extendió a los trabajadores «intelectuales» de las empresas periodísticas.

En 1930 se creó la Ley de Pensiones y Jubilaciones Civiles, que sería la primera normativa que
buscaba brindar protección económica a los trabajadores en la vejez. Esta última ley estaba
destinada a todos aquellos que trabajaban en la administración pública y comprendía a los
empleados civiles, judiciales y administrativos del sector gubernamental. Tanto la Ley de
Protección a los empleados del Comercio como la Ley de Pensiones y Jubilaciones Civiles dejaron
fuera a la mayoría de la población salvadoreña, pues solo benefició a los empleados del comercio y
a los gubernamentales que vivían en las zonas urbanas. Según el Primer Censo de Población
(1930), el 62 por ciento de la población salvadoreña vivía en zonas rurales y trabajaban en el
campo; y un 95.4 por ciento de la población eran pobres.

En marzo de 1931, Arturo Araujo llegó a la presidencia; aunque su plan de gobierno estaba
inspirado en políticas sociales diseñadas por Masferrer, tenía que enfrentarse a la crisis fiscal que
vivía el país producto de la crisis económica mundial y principalmente a la caída de los precios del
café. La exportación del grano representaba el 90 por ciento de las exportaciones en El Salvador
(Lindo Fuentes, 2004: 289); los precios eran tan bajos que muchos cafetaleros decidieron que no
valía la pena cosechar el grano y no contrataron cortadores o redujeron los salarios a la mitad.
Para contrarrestar la caída en los ingresos, el gobierno de Araujo decidió postergar las promesas
con las que había ganado la presidencia (como la repartición de tierras a los campesinos), rebajó
los salarios (principalmente a los militares) y realizó despidos masivos de empleados públicos.

Estas políticas produjeron malestar generalizado en la población, lo cual desembocó en un golpe


de Estado en diciembre de 1931, apoyado por los militares y los sectores agrarios tradicionales.
Tras el golpe, la junta miliar colocó al general Maximiliano Hernández Martínez al frente del
Estado, y él inició una dictadura que duró 13 años y desarrolló un período de gobiernos militares
en El Salvador, que iría de 1931 a 1979. Hernández Martínez ni aumentó los salarios de los
militares ni mejoró las condiciones sociales de la población en general; en cambio, implementó
políticas represivas.

Entre el 22 y el 23 de enero de 1932, varios campesinos, desesperados por la espiral de desempleo


y hambre que se vivía, atacaron las principales edificaciones que representaban el poder del
Estado: cuarteles de policía, oficinas de telégrafos, oficinas municipales; saquearon casas de
terratenientes y locales comerciales, principalmente en la zona occidental de El Salvador. En tres
días el gobierno reprimió todo tipo de levantamiento utilizando la fuerza militar y organizando a
las «Guardias Cívicas», que eran grupos de jóvenes civiles armados. Comenzó así una eliminación
sistemática de personas, en su mayoría indígenas y campesinos, que «parecían sospechosas de
haber participado en el alzamiento o de ser simpatizantes». Aunque no existen cifras oficiales del
número de asesinatos cometidos, Lindo Fuentes (2004: 290-291) señala que – dependiendo de
dónde se tome el cálculo – el número de víctimas osciló entre 5 mil a 35 mil indígenas. Entre los
asesinados se cuenta a Agustín Farabundo Martí, uno de los líderes sindicales que participó en la
creación de la FRTS y quien estaba al frente del Partido Comunista (PC) en El Salvador. El
alzamiento fue relacionado con una «conspiración» de comunista, y desembocó en la proscripción
del PC; pero a su vez, fue un etnocidio que terminó prácticamente con los indígenas salvadoreños
debido a que por leyes o por temor a ser perseguidos, éstos cambiaron sus costumbres (perdiendo
el idioma) o sus vestimentas.

Hernández Martínez es recordado en la historia por la represión, el etnocidio, su admiración a los


gobiernos fascistas europeos, en especial por el de Hitler y Mussolini (aunque entró a formar parte
de Los Aliados por presión de los Estados Unidos) (Turcios, 2008: 180). Sin embargo, y gracias al
aumento de las exportaciones a los Estados Unidos que hubo durante el advenimiento de la
Segunda Guerra Mundial, logró desarrollar reformas sustanciales para mejorar la economía: creó
el Banco Central de Reserva, el cual se encargó de emitir la moneda nacional (el colón); eliminó
momentáneamente la deuda externa, lo que produjo más recursos fiscales para crear instituciones
de crédito de beneficio al campesinado (Federación de Cajas de Crédito Rural); ejecutó proyectos
de construcción de vivienda asequible para obreros; saneó la tesorería nacional y fomentó
exclusivamente la producción del café.

Ésta última política no logró el aprecio de los terratenientes, quienes encontraron en Hernández
Martínez una amenaza al proceso de diversificación e industrialización de la agricultura. Su
dictadura, lograda mediante la instauración de un único partido político, frenaba para los
terratenientes el desarrollo en El Salvador (el dictador no simpatizaba con la diversificación de la
agricultura); y la población en general estaba desconforme con el fraude electoral y la represión.
Es así como en 1944, en medio de una huelga general apoyada por militares y terratenientes, que
Hernández Martínez renunció a la presidencia y huyó a Guatemala.

Dos gobiernos provisionales sucederían al ex dictador antes de que se celebraran elecciones. El


general Salvador Castaneda Castro llegó a la presidencia en 1945 y restituyó la Constitución de
1886, con algunas modificaciones. Entre las reformas se incorporó un artículo en el que se
establece que el Estado debe crear el seguro social obligatorio, destinado a los trabajadores que
dependían de un empleador. La reforma adquirió relevancia por sus implicaciones sociales;
además, era importante por el crecimiento demográfico y el proceso de industrialización que se
buscaba desarrollar en el país, que consigo traía accidentes de trabajo y, por consecuencia, la
necesidad de brindar prestaciones medico-hospitalarias). Sin embargo, Castaneda no implementó
la misma reforma que creó.

El presidente Castaneda fue derrocado, tras modificarse la constitución para que los gobiernos
fueran de seis a cinco años y tras exigírsele que dejara el puesto para el que fue electo (por seis y
no cinco años). El Consejo Revolucionario de gobierno tomó el poder en 1949 y fue el que impulsó,
basándose en las reformas de 1945, la creación de la primera Ley del Seguro Social, con la cual se
fundó el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS). Esta ley, que buscaba dar beneficios en
materia de salud a todas las personas que dependían de un patrono, no precisaba con claridad cuál
era su campo de acción, cuál sería la cuantía que aportaría el Estado al sistema ni en qué se
invertiría el fondo. Estos problemas se solventaron tres años después.

REFORMA DE PENCIONES EN EL SALVADOR.

Como nació la ley del sistema de ahorro para pensiones (SAP).


El sistema de pensiones que hoy existe en El Salvador fue inaugurado a finales de 1996 con la
aprobación de la Ley del Sistema de Ahorros para Pensiones, conocida como Ley SAP. Comenzó a
funcionar en abril de 1998. Fue una pieza de la segunda ola de privatizaciones en el país. El
entonces Presidente Alfredo Cristiani, futuro dueño de la AFP más poderosa, ya había vendido la
banca nacional, las exportadoras INCAFE (Instituto Nacional del Café) e INAZUCAR, la importadora
PETROCEL, el Hotel Presidente y algunas consultas externas del Instituto Salvadoreño del Seguro
Social. A su sucesor, Armando Calderón Sol, le tocó vender los ingenios azucareros, la oficina de
extensión de placas de vehículos y licencias de conducir perteneciente al Viceministerio de
Transporte. Las ventas más grandes de ese período fueron la Administración Nacional de
Telecomunicaciones (ANTEL), la distribución de la energía y el sistema de pensiones.

La Ley SAP fue aprobada por la Asamblea Legislativa el 20 de diciembre de 1996. Tres días antes, el
anteproyecto de ley pasó por la Comisión de Hacienda y Especial de Presupuesto y recibió un
dictamen favorable con seis firmas a favor. Lo extraño es que dos de aquellas firmas pertenecían a
miembros de la Junta Directiva de la Asamblea que no formaban parte de la Comisión y en una
sencillamente se lee “Quinteros” y “firma por” el diputado Juan Duch Martínez, de la bancada de
ARENA en Santa Ana, cuando el único diputado de apellido “Quinteros” en aquel entonces era el
diputado suplente del departamento de La Libertad, José Mauricio Quinteros Cubías. Cubías no
tenía nada que hacer en una sesión de esa Comisión. Si las cuestionables firmas no eran suficientes
para detener su envío al pleno del Legislativo, vale recordar que, en una comisión conformada por
trece diputados, hacían falta siete firmas para aprobar el anteproyecto. Y el dictamen favorable
solo llevaba seis, faltaba una. Por éstas y otras irregularidades en el proceso, a mediados de agosto
de 1998 se presentaron más de 150 recursos de amparo contra la Ley SAP, pero ninguno se resolvió
favorablemente.

ANTECEDENTES DEL SEGURO SOCIAL


La seguridad social en El Salvador tiene sus orígenes en 1911, cuando se decretó la primera de las
leyes que puede considerarse un antecedente. Sucedió durante el breve mando presidencial de
Manuel Enrique Araujo, asesinado a machetazos dos años después por apoyar leves reformas a
favor de los trabajadores y por oponerse a la invasión de Estados Unidos a Nicaragua en 1912. La
Ley Sobre Accidentes de Trabajo fue creada para dar seguridad económica a los trabajadores del
sector gubernamental ante percances inesperados durante sus jornadas laborales. Velar por su
cumplimiento estaba a cargo de alcaldes y jueces. Básicamente estaba destinada a los trabajadores
administrativos.

En 1930, Pío Romero Bosque, cuyo gobierno dio al pueblo un breve respiro después de 14 años de
la dinastía Quiñones Meléndez y poco antes de la instalación de la dictadura del General Martínez,
creó la Ley de Pensiones y Jubilaciones Civiles. Fue una conquista del creciente movimiento obrero
que estaba floreciendo tras la crisis mundial. Garantizaba, con el presupuesto nacional, un salario
completo en caso de enfermedad, subsidio adicional para gastos hospitalarios y quirúrgicos,
servicios médicos a los profesionales, pensiones de invalidez y muerte, y seguro de vida, aunque
sólo para trabajadores de la administración pública y sólo en el área urbana. Su cobertura era
marginal: según el Primer Censo de Población (1930), el 62% de la población salvadoreña vivía en
zonas rurales y trabajaban en el campo y un 95.4% vivía en la pobreza.

INICIO DEL SISTEMA DE PENSIONES


En 1949 se promulgó la primera Ley del Seguro Social y se creó el Instituto Salvadoreño del Seguro
Social (ISSS).

La ley sentó las bases para que en 1954 se iniciaran prestaciones médico hospitalarias y quirúrgicas
en los casos de enfermedad común, maternidad y accidentes de trabajo, todo bajo el Régimen del
Seguro Social obligatorio, aplicable a todos los trabajadores que dependieran de un patrón y
trabajaran en el sector privado. Veinte años después se creó en el ISSS el Régimen de Invalidez,
Vejez y Muerte para la cobertura de estas contingencias. Ahí arrancó propiamente lo que se
conoce como sistema de pensiones de El Salvador.

El Instituto Nacional de Pensiones de los Empleados Públicos (INPEP) surgió en 1975 como una
entidad oficial autónoma que podría consolidar un sistema coherente para trabajadores de la
administración pública. Tenía por objeto el manejo e inversión de los recursos económicos
destinados al pago de las prestaciones que darían cobertura a la invalidez, vejez y muerte de los
empleados civiles del sector público. En 1978 el magisterio de la enseñanza pública fue
incorporado al sistema.

El caso de los miembros de la Fuerza Armada fue y es un caso aparte. Se regía por la Ley de Retiro
de las Fuerzas Armadas, pero, debido a la carga que le representaba al Estado mantener sus
prestaciones, contaban únicamente con pensiones por retiro y montepíos. La guerra vino a
cambiar eso, pues ni esta Ley ni la Caja Mutual de la Fuerza Armada daban abasto a las
necesidades de los militares una vez estallado el conflicto armado. En 1981 nació el Instituto de
Previsión Social de la Fuerza Armada como una institución autónoma de derecho público de
crédito y con recursos propios, con el objeto de brindar previsión y seguridad social a los
elementos de la Fuerza Armada, encargada de otorgar pensiones por invalidez, retiro y
sobrevivencia, además de un Fondo de Retiro, Seguro de Vida Solidario y Auxilio de Sepelio. Hasta
la fecha, los militares son el único sector de la sociedad que tiene su propio sistema de pensiones.

UN SERVICIO PÚBLICO

La Constitución de 1983 terminó de consolidar el sistema. Institucionalizó la Seguridad Social,


estableciendo en su artículo 50 que constituye un servicio público de carácter obligatorio, que
debe ser prestado por una o varias instituciones coordinadas entre sí, para garantizar una política
de protección social. Sin embargo, establecer las pensiones como un servicio público en la
Constitución de 1983 iba en contra de las tendencias económicas del continente. Una década atrás
se había iniciado el primer ensayo del neoliberalismo en Chile, que pronto llegaría al istmo
centroamericano.

RAZONES PARA SANEAR EL SISTEMA

Había razones de peso para sanear el sistema de pensiones salvadoreño. La burocracia era
excesiva, había arbitrariedad en la fijación de montos de las pensiones y la cobertura era escasa,
pues sólo el 24% de la población tenía trabajo fijo en el sistema formal. Además, la institución
fiscalizadora no fiscalizaba prácticamente a las instituciones del sistema y sus funcionarios tenían
manos libres para hacer lo que querían. Esto permitió una corrupción garrafal que chupó las
finanzas de las instituciones involucradas.

En julio de 1995 se ordenó la captura de Romeo Majano Araujo, director del ISSS y de otros cuatro
directivos de la institución. 14 auditorías de la Corte de Cuentas confirmaron que los implicados
cometieron delitos de fraude en la compra de seguros de vida, “pagaron” medicamentos a
empresas fantasmas y robaron 21 millones de colones (2 millones 400 mil dólares). Majano Araujo
huyó del país y los otros implicados fueron sobreseídos años después en un muy cuestionado
juicio.

LA PRIVATIZACION.

El preponderante discurso neoliberal de aquellos años repetía que el Estado no es capaz de


administrar las pensiones. A pesar de que el sistema contaba con seis cotizantes por cada jubilado
y reservas técnicas valoradas en 338 millones de dólares, los titulares de los periódicos repetían
que el sistema de pensiones estaba en quiebra.

La Ley SAP argumentaba en su apartado de justificación que el cambio “se debió a que en su
momento el sistema de reparto era financieramente inviable, tanto en su estructuración como en
su diseño, ya que ni con ajustes administrativos o aumento de tasas de cotizaciones y/o
reduciendo los beneficios, se podría sostener, ya que ello lo único que genera son distorsiones en
el mercado laboral y no logran evitar el deterioro futuro inherente al sistema”. Con la base en esas
mentiras, se logró convencer a la población de que era necesario privatizar las pensiones.

Bajo la Ley SAP, cinco AFP comenzaron a funcionar en El Salvador:

o CONFÍA.
o PREVISIÓN.
o PORVENIR.
o MÁXIMA.
o PROFUTURA.

CONFÍA se posicionó rápidamente como la más fuerte. Fue propiedad del ex-presidente Alfredo
Cristiani y del Grupo Cuscatlán.

PREVISIÓN pertenecía a la familia y al Grupo Simán.


PORVENIR fue una mezcla de capital nacional (la familia Zablah Touché y García Prieto) con capital
chileno (Provida Internacional).

MÁXIMA era un negocio del Grupo Banco, con la familia Belismelis.

PROFUTURO, fue creada con capital de Jorge Zedán, Armando Bukele y Ricardo Perdomo.

CAMBIOS CON LA PRIVATIZACION.

Además de pasar de un régimen solidario a un régimen individual con la privatización se


endurecieron los requisitos para la jubilación. Aunque se mantuvo la edad de retiro, en 55 años
para las mujeres y en 60 para los hombres, se elevaron de 15 a 25 los años de trabajo requeridos
para jubilarse. Y ya no era necesario sólo cumplir con la edad de retiro o sólo con los años de
trabajo para pensionarse, sino que se requerirán ambas cosas. Por eso, solo el 38% de los
cotizantes llegaron a jubilarse. El resto no logró cumplir los requisitos.

Pasar del régimen solidario al régimen individual implicó también que las pensiones vitalicias
serían cosa del pasado. Y así fue. Porque cada quien contaba únicamente con el dinero de su fondo
individual y cuando éste terminaba, ya no recibía nada más.

En el régimen solidario, conocido también como régimen de reparto, todas las cotizaciones entran
a un fondo común y el propio sistema va pagando a los nuevos pensionados con los nuevos
afiliados al sistema. La privatización también desmejoró el cálculo para las pensiones. Antes se
establecía un salario base regulador a partir del promedio de los salarios de los últimos tres años.
Con la privatización la pensión se calcula sobre el promedio salarial de los últimos diez años.
Generalmente, los salarios crecen según se vayan acumulando años, experiencia y según los
incrementos salariales por la inflación. Por eso, le es más favorable al trabajador un cálculo sobre
los últimos tres años, pues se estaría calculando sobre la base de un monto mayor.

MOMENTO DE LA TRANSICION.

El diseño de la transición sesgó el sistema de tal forma que dejó a los pensionados y a las personas
mayores cercanas a su jubilación en las instituciones del Estado. Y pasó a los contribuyentes al
sistema privado. Los afiliados, hombres mayores de 55 años y mujeres mayores de 50 años, debían
permanecer en el régimen de reparto.

Los afiliados, hombres con edades entre 36 y 55 años y mujeres con edades entre 36 y 50 años,
tuvieron la opción de trasladarse al sistema de capitalización individual o de quedarse en el
régimen de reparto. La mayoría optó por el sistema privado, seducida por promesas de mayor
rentabilidad y por la ilusión de recibir pensiones más altas y con mayor seguridad. La competencia
entre las AFP incluyó en las ofertas objetos de promoción tan variados como termos, camisetas,
tazas de café...
Los menores de 36 años y quienes se incorporaban al mercado laboral debieron entrar al nuevo
sistema. A los afiliados que se trasladaban a las AFP se les reconocían las cotizaciones realizadas en
el anterior sistema a través de certificados de traspaso (CT).

GANANCIAS MILLONARIAS DE LAS AFP

El cambio mayor fue la introducción del mecanismo de generación de ganancias para las AFP,
que no ganan en base a intereses, ni de los intereses de los préstamos hechos al gobierno,
porque esos intereses son de las pensiones, no de las empresas.

Las AFP ganan a través de las comisiones y eso las convierte en una de las pocas empresas que
no tienen riesgos porque, mientras dure el negocio, las entradas son seguras. En sus primeros
años, la Ley SAP garantizaba una comisión del 21% a las AFP. Después de una década, el
entonces Presidente Mauricio Funes bajó la tasa al 17%. Si una persona está cotizando, el 17%
proviene de los aportes del trabajador y del empleador. Las AFP dedican una parte de esa
comisión al pago de sus gastos administrativos. El resto se divide así: una parte se usa para
asegurar los fondos con una aseguradora privada y otra parte es la ganancia empresarial.

Asegurar los fondos es un deber de las empresas. Y al mismo tiempo es la llave para hacer un
negocio redondo. CONFÍA, propiedad de la familia Cristiani y del Grupo Cuscatlán, contrató los
servicios de ASESUIZA o SISAVIDA, empresas aseguradoras de la familia Cristiani y del grupo
Cuscatlán. Los dueños de PORVENIR, MÁXIMA y PREVISIÓN también tenían sus propias
empresas aseguradoras. Así, lo que pagaban como AFP lo ganaban como aseguradora.

En estos años, las AFP han ganado aproximadamente 253 millones de dólares y las
Aseguradoras han manejado aproximadamente 500 millones. Las de CONFÍA suman 133
millones y, las de CRECER, 119 millones. Recuperaron el patrimonio inicial 8.8 veces, una tasa
de ganancia del 59% anual.

EL SISTEMA SE VOLVIÓ INSOSTENIBLE

Como resultado de la transición hoy en día, por cada 10 personas que se jubilan en el sistema
público de pensiones hay apenas una persona cotizando. En el sistema privado es lo contrario:
por cada persona que se jubila hay 10 personas cotizando. El dinero pasó del sistema público
al sistema privado, obligando al Estado a endeudarse para poder seguir pagando pensiones a
todas las personas que decidieron jubilarse con el sistema público.

En el año 2000, PREVISIÓN, MÁXIMA y PORVENIR se fusionaron para formar CRECER, una AFP
bajo la sombrilla de la división internacional de pensiones del BBVA, una corporación
financiera transnacional con base en España, siempre con una participación de las familias
Simán y Baldochi Dueñas. La aseguradora recipiente del negocio de CRECER pasó a ser la
Centroamericana de la familia Simán. Arrancó con el 52% del mercado de pensiones en El
Salvador y con un patrimonio de 1,550 millones de colones ($177 millones).

CONFÍA quedó en segundo lugar, con el 45% del mercado y con un patrimonio de 1,350
millones de colones ($154 millones). Es el único duopolio de AFP que existe en América Latina.

Al mismo tiempo que las empresas privadas estaban consolidando su sistema de acumulación,
las instituciones públicas entraron en crisis, Para entonces, sólo el 3% de las cotizaciones
entraban al INPEP y al ISSS, tenían 24 mil cotizantes y 105 mil jubilados: un cotizante por cada
cuatro jubilados. Esto generó una brecha en las finanzas de estas instituciones que el gobierno
de Francisco Flores ya no podía resolver. No había dinero para pagar a los pensionados del
sistema público. Flores fue el primero en emitir bonos para resolver el problema del pago de
los pensionados. ¿Y quiénes eran los compradores de todos esos bonos? Directa o
indirectamente, terminaron en manos de las AFP, que no las compraban con su propio dinero,
sino con el dinero de los cotizantes.

LA SITUACIÓN EN EL AÑO 2015

Entonces entró en escena el fideicomiso. En 2005 la deuda en bonos ya era de 1,232.2


millones de dólares. Cuando llegó al gobierno Antonio Saca seguía vendiendo bonos. Una
parte servía para pagar las pensiones del INPEP y del ISSS y otra pagaba la deuda ya
acumulada con las AFP. En este contexto, ARENA y el PCN sumaron sus votos en 2006 en la
Asamblea Legislativa para aprobar un fideicomiso de pensiones. El fideicomiso otorgó un
carácter obligatorio a los préstamos que las AFP daban al gobierno. El negocio ya no sería
voluntario.

A finales de 2015 el gobierno debía un aproximado de 4,200 millones de dólares, cantidad que
representa un 30% del déficit fiscal del país. 10 mil personas cotizaban en el ISSS y el INPEP y
670 mil en las AFP. El INPEP y el ISSS estaban pagando pensiones a 98 mil personas, mientras
que el sistema privado pagaba las pensiones de 60 mil.

En 2015 el debate sobre la necesidad de reformar el sistema de pensiones tomó relevancia. Y


en 2016, el gobierno del FMLN lanzó su propuesta. El objetivo es “promover la equidad, y
sostenibilidad financiera al Sistema Previsional en un marco de viabilidad fiscal”.

La esencia de la propuesta es pasar de un sistema privado a un sistema mixto, quitándoles el


negocio a las AFP y reincorporando al Estado como un actor principal. “Hay que cortarle las
alas a las AFP, para que no sean tan voraces”, explicó Eugenio Chicas, Secretario de
Comunicaciones del gobierno. Al aprobarse la reforma se crearán dos fondos: uno bajo el
régimen solidario y otro que mantendría la misma lógica del actual modelo.
El primer fondo se conformará con todos los afiliados al SAP y los ingresantes que ganan un
salario mensual igual o menor a dos salarios mínimos, actualmente 504 dólares. El fondo
funcionará con el régimen solidario y la pensión será vitalicia. Será manejado por un nuevo
Instituto Nacional de Pensiones, aunque la propuesta le faculta a subcontratar su
administración, detalle que no pasa por alto a quienes buscan medidas de mayor choque
contra el neoliberalismo. Se proyecta que un 80% de las cotizaciones se aportarán a este
régimen.

El segundo fondo seguirá la lógica actual de la capitalización individual y será administrada


directamente por las AFP. Todas las personas que ganan más del valor de dos salarios mínimos
($503) cotizarán a los dos fondos. Por ejemplo, si un trabajador gana 1 mil dólares cotizará al
13% al sistema de reparto por los primeros $504 y 13% al de capitalización por $496. Cuando
estas personas se jubilen, tendrán acceso a los dos fondos: el primer fondo de manera vitalicia
y el de capitalización individual hasta que se terminen sus ahorros.

¿QUÉ CAMBIARÁ LA REFORMA?

El cambio más importante de la reforma es que hará autosostenible el fondo público. Tendrá
suficientes cotizantes para pagar las pensiones a quienes van saliendo de la vida laboral. El
famoso fideicomiso dejará de tener razón de ser y quedará como un cuento del pasado.

Los beneficiarios de la muerte del fideicomiso serán dos: la población en general y quienes
cotizan. La población, principal tributaria al Presupuesto General de la Nación, se beneficiará
porque se bajará paulatinamente la deuda pública en un 30%. Actualmente, el monto sin
financiamiento para el pago de pensiones (632 millones de dólares) supera en 5 millones el
presupuesto de salud ($627 millones de dólares). La reforma irá liberando, poco a poco, más
fondos para invertir en las carteras sociales.

Quienes cotizan se beneficiarán porque actualmente son sus ahorros, y no las ganancias de las
AFP, los que aportan al pago de las pensiones del sistema público. En 2015 los intereses del
fideicomiso fueron tema de debate y materia de una resolución de la Sala de lo Constitucional.
Esto, porque la tasa de intereses que paga el gobierno, bajo un estándar internacional, llamada
tasa líbor, adoptada en la legislación del fideicomiso aprobada por ARENA y el PCN en 2006, es
muy baja, lo que afecta la rentabilidad de las pensiones. En el sistema actual, los cotizantes no
pueden ganar. Las opciones son o afectar la rentabilidad de sus pensiones o afectar el
presupuesto de la nación que ellos sostienen con sus impuestos.

Otra ganancia para los trabajadores es que las comisiones se disminuirán, un 2.4% para el
fondo de capitalización individual y un 7.6% en el fondo solidario. Esto será posible porque el
fondo solidario será asegurado por el Estado y no tendrá que realizar pago a las Aseguradoras
Privadas.
Sistema Público de Pensiones

(SPP) : El sistema de pensiones Público, a cargo del ISSS e INPEP, tuvo por finalidad, la
administración de la inversión de sus recursos económicos destinados al pago de sus prestaciones
para cubrir los riesgos de invalidez, vejez y muerte, de los empleados públicos y privados. El SPP no
muestra afiliados desde el año 1998 pero sigue brindándole sus servicios a los pensionados que
estén escritos en el sistema ISSS – INPEP.

ISSS: El ISSS se creó con el objetivo de cubrir contra los riesgos a los que están expuestos las
personas por enfermedad, accidentes de trabajo, maternidad, invalidez, vejez, muerte y despido
involuntario, excepto a los y las trabajadoras agrícolas. (Ley ISSS, 1953). El ISSS administra dos
programas, el de salud y uno de pensiones (IVM). El programa de salud dependía del régimen
general; que cubría enfermedades comunes, maternidad y riesgos profesionales, brindando
servicios médicos u hospitalarios a los trabajadores públicos y privados dependientes. No se toma
en cuenta el análisis de este programa, debido a que el propósito del trabajo sobre la privatización
del Sistema de Pensiones recae en el programa de pensiones conocido como: Régimen de
Invalidez, Vejes y Muerte (IVM), que otorgaba pensiones a los empleados públicos, trabajadores
privados dependientes, docentes del INPEP, independientes del ISSS, como patronos y
profesionales.

Antes de la privatización el régimen de pensiones del ISSS se desarrolló como un sistema


tradicional de reparto (los trabajadores activos con sus aportes financian a los trabajadores
retirados o sus beneficiarios) y acumulación de reservas, contaba con una cotización tripartita, es
decir, asegurado, patrono y Estado. Los porcentajes hasta 1994 eran de 3.5% sobre el salario del
asegurado, con un aporte del empleador del 2%, los trabajadores 1% y el Estado tenía una
participación del 0.5%. Posterior a la privatización en 1998 los porcentajes de cotización con el
régimen transitorio pasó a ser del 14% para afiliados al ISSS, 7% corresponde al empleador y 7% al
empleado.

Con la privatización del sistema previsional, muchos cotizantes fueron obligados a cambiarse de
sistema y el régimen de pensiones del ISSS fue cerrado, y no acepta nuevos cotizantes, pero
mantiene el pago de las pensiones de las personas que permanecieron en el ISSS. Los requisitos
para quedarse o cambiarse al sistema privado de pensiones establecido según El artículo 184 de la
Ley SAP, para los asegurados del ISSS como del INPEP, eran:

-Los cotizantes hombres con cincuenta y cinco años o más, y cincuenta años cumplidos o más en
las mujeres, fueron obligados a permanecer en el programa IVM del ISSS.

-Los hombres afiliados mayores de treinta y seis años y menores de cincuenta y cinco, y las
mujeres mayores de treinta y seis años y menores de cincuenta, tenían la opción de permanecer
en el programa IVM del ISSS o cambiarse previo aviso al SAP.
-Las personas afiliadas (hombres y mujeres) declarados con invalidez permanente o total por
riesgos comunes, debían permanecer en el programa de IVM del ISSS.

-Los cotizantes menores de 36 años, por ley pasarían al nuevo sistema y se estableció que todos
aquellos que se trasladen, recibirían un Certificado de Traspaso por haber estado asegurados en el
Sistema Público de Pensiones.

INPEP: En 1975 se crea el INPEP, con el objetivo de administrar los recursos económicos aportados
por los contribuyentes, para obtener prestaciones y enfrentar diferentes riesgos, como la invalidez,
vejez y muerte (Ley INPEP, 1975). El INPEP creó dos programas de pensiones, uno administrativo y
otro docente, que comprende a todos los empleados civiles del sector público, ambos basados en
un sistema de reparto, acumulando reservas. El régimen administrativo cubría de forma obligada a
todos los empleados civiles del sector público que no estaban en el ISSS. El régimen docente
incorporaba a todos los docentes del magisterio público excluyendo a los de nivel universitario.

Las cotizaciones del INPEP las conformaban los aportes de los asegurados y del patrono (Estado),
basándose en el sistema de primas escalonadas que tendían a incrementarse, hasta llegar a una
prima máxima. Antes de la privatización y según el art. 26 de la Ley INPEP se establecía que el
sistema de primas escalonadas para el régimen administrativo estaba estructurado en base a tres
escalones de cinco años cada uno, incrementando en 0.5% por escalón los porcentajes de
cotización del empleador y del empleado.

Al implementarse el nuevo sistema de pensiones, inició de nuevo un incremento porcentual desde


el 1% por año hasta llegar a 14% (7% aportado por el trabajador y 7% por el Estado). El régimen
docente al llegar al tercer escalón mantenía el porcentaje de 12% en cotización, a partir de 1999,
se inició el incremento porcentual del 1% por año hasta llegar al máximo de 14%, 7% aportado por
el trabajador y 7% por el Estado.

Al igual que el ISSS, el INPEP se cerró a nuevos cotizantes con la reforma sustitutiva de 1998, pero
sigue funcionando para atender las obligaciones de pago de pensiones de los asegurados que se
mantuvieron en este instituto.

ISPFA: El objetivo de creación de este instituto según explica la Ley IPSFA en 1981, era cubrir
contra riesgos a los elementos de la Fuerza Armada por medio de la previsión y la seguridad social.
El financiamiento de este sistema de pensiones se dio por cotizaciones de los asegurados con 4% y
un aporte del patrono (Estado) con 4%. (Ley IPSFA, 1980).

A partir del 2013 sería de 6% por parte del empleador y 6% lo aportaría el patrono. En la
actualidad el modelo de financiamiento se mantiene como uno de primas escalonadas con
acumulación de reservas. Antes de la reforma de 1996, el ISSS, INPEP e IPSFA conformaban los
principales esquemas de previsión de la sociedad salvadoreña, funcionando cada una de forma
autónoma y con una legislatura propia. Después de la reforma El SPP cuyo régimen era de reparto
administrado por el ISSS e INPEP dejó de permitir cotizantes como parte del cambio hacia la
administración privada del sistema de pensiones salvadoreño. Pero el IPSFA permanece hasta la
fecha bajo su propia administración, pues no fue parte de la reestructuración del sistema
previsional salvadoreño.
Por tal motivo, en este documento se excluye al Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada y
el esquema de pensiones no contributivas, ya que el propósito es evaluar las implicaciones que la
privatización del sistema de pensiones ha generado en el déficit fiscal y la deuda pública en el país

Propuestas para el sistema de pensiones en El Salvador

1. Reducción de comisión de las Administradoras de Fondos para Pensiones (AFP) y seguro de


incapacidad y sobrevivencia a 1.4 % del ingreso base. Actualmente es 1.9 %.

2. Cambia de distribución de la cotización:

Empleador (7.75 %): 1.4 % a la comisión de la AFP y pago del seguro de invalidez y sobrevivencia,
6.35 % a la Cuenta de Garantía Solidaria. Respecto a la ley actual, se disminuiría la comisión de las
AFP de 1.9 % a 1.4 %.

Trabajador (7.25 %): 7.1 % a la Cuenta Individual de Ahorro de Pensiones (CIAP) y 0.15 % a la


Cuenta de Garantía Solidaria (CGS). Actualmente, el trabajador destina el 7.25 % a su Cuenta
Individual de Ahorro de Pensiones.

3. Se aumenta la edad de jubilación solo para los nuevos trabajadores, a 60 años para mujeres y
65 años para hombres.

4. Una tasa de rentabilidad promedio no menor al 5.75 % anual, son los intereses que ganarían los
ahorros por su inversión. Se sugiere que sea n requisito inviolable.

5. Un aumento salarial de 1.5 % anual.

6. Una pensión máxima de $2,500 mensuales.

7. Un incremento de 2 % de las pensiones mínimas.

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