Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1
2. La vida espiritual es aquella en que Cristo es mi vida, vivo
con Él y vivo en Él, y en Él encuentro mi descanso. “Venid a
mí todos los que estáis agobiados, cansados, que yo os
aliviaré”.
3. El cristiano, por el hecho de su consagración bautismal tiene
una llamada interior. Jesús habló a la mujer Samaritana: “el
agua que Yo le daré se hará dentro un surtidor que salta
hasta la vida eterna”, es decir, que nunca se contenta, que
quiere más, que quiere crecer.
En sus parábolas dice el Señor cómo la semilla empieza a
crecer, pero los abrojos, los espinos, las ocupaciones y
preocupaciones de la tierra le ahogan. Le ahogan y no
llega a dar fruto, el fruto que podría dar. Es decir, el peligro
de adocenarnos en la materialidad que nos rodea, como
quien se adormece, es la ruina de nuestra vida cristiana de
santidad. No hay vitalidad de la gracia, no hay ya empuje
interior. Y esto debe preocuparnos mucho.
4. Con el cumplimiento de los propios deberes es como iremos
elevando nuestra vida espiritual. Pero cuidado, tenemos
que poner más cuidado en el corazón y en la transparencia
de ese corazón a la mirada del Señor, que en la mera
acumulación de observancias exteriores. Muchas veces
podemos contentarnos con el cumplimiento de ciertas
obligaciones o deberes que tenemos, y podemos decir: yo
no he faltado en esto, he cumplido con el tiempo que debo
dedicar a mi oficio, a mi profesión. He participado de la
Eucaristía, he observado también el descanso dominical.
Pero el Señor no solo ha venido a darnos normas de ciertos
comportamientos, sino que el Señor ha venido para
introducirnos en Su amistad y para que vivamos en Su amor.
2
5. Por eso hemos de llegar a tener un corazón ilimitadamente
bueno, del corazón brotan nuestros comportamientos, de
ahí la importancia de formar el corazón, las actitudes, el
corazón del cristiano.
San Pablo dice: “Hay una tendencia en mis miembros que
no corresponde a la ley de mi mente. La carne tiene
apetencias contrarias al espíritu, el espíritu tiene apetencias
contrarias a la carne”. El evangelio nos lleva a eso, no solo
a no pecar en nuestros comportamientos exteriores, sino a
cuidar el corazón misericordioso, el corazón puro, el
corazón deseoso de santidad, el corazón paciente, el
corazón lleno de paz, y radiador de paz. Eso es el corazón
del Nuevo Testamento, el corazón ilimitadamente bueno,
que es bueno siempre con todos. Es ese corazón el que
tenemos que buscar, el que tenemos que ir formando en
nosotros, es fruto de estar con Él, de contemplarle, por la
acción del Espíritu Santo que lo va modelando y lo va
formando. Un corazón del que se siente pequeño, que se
siente en las manos de Dios, que se deja conducir por Dios,
que se siente siempre en camino de aprendizaje, que tiene
necesidad de ayuda, de aprender bondad y santidad, de
buscar agradar más a Dios, de tener una gran comprensión
de los demás, paciente, que mantiene en las adversidades
mansedumbre y humildad. “Aprender de mí que soy manso
y humilde de corazón”.
3
APLICACIONES EN LA VIDA MATRIMONIAL
5
10. Esto es el combate diario del amor, es un arte, en el cual
hay que irse educando poco a poco, que es el arte de
mostrar que se cree en las posibilidades que tiene el otro. Es
el arte de alabar los progresos que se hacen, sin acordarse
solo de los fallos. Por eso en el matrimonio, o con los hijos,
cuando se deja escapar un cierto desprecio hacia la otra
persona, o la impresión que uno tiene de que nunca se
corregirá de esto, esto lleva a dificultar la corrección. No
puede corregirse porque la persona que le estima la juzga
como que nunca se corregirá de eso. Esto le hace mucho
daño. Mientras que si yo lo que sugiero es que va
corrigiéndose de esto, que eso va muy bien, que eso se
superará, todo esto alienta mucho.
No existe ningún amor que no tenga sus pruebas, ni en el
orden matrimonial ni en el orden religioso. Es propio del
amor humano esas vicisitudes, esos periodos, esos
momentos en los cuales el egoísmo de alguna manera
rebrota, y exige. Entonces se convierte en amor en un
choque de egoísmos. Estas crisis del amor no son signos de
que no haya amor, sino que son ocasión de la maduración
del amor. El amor no puede madurar sin pasar pruebas.
6
APOSTOLADO EN LA FAMILIA