Buenos Aires, Argentina

Martes 23 de mayo de 2023

AÑO LXXXVII Nº 96 TOMO LA LEY 2023-C ISSN: 0024-1636 - RNPI: 5074180

Doctrina

Diagnóstico y tratamiento de las cardiopatías

congénitas
El más alto nivel posible de salud como bandera
Paola Alejandra Urbina
Abogada (USAL). Doctora en Derecho (UCES). Coordinadora General de Investigación de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas (UCES). Directora de la Revista Ratio Iuris
(UCES). Coordinadora Académica del Doctorado en Derecho (UCES). Miembro de la Comisión de Doctorado y del Consejo Asesor Académico de la Maestría en Derecho Empresario
(UCES). Profesora titular de doctorado, maestría y especialización (UCES). Miembro del Instituto de Derecho a la Salud (AAJC) y del Seminario permanente sobre derecho y salud
(UBA). Investigadora (UCES). Directora de los Proyectos de Investigación en curso “Los Derechos Humanos en Argentina ante los nuevos desafíos” y “La promoción de la igualdad
en las comunidades afrodescendientes: aportes del derecho a la lucha contra la desigualdad en Argentina” (Res. Rect. I 04-21 y I 24-22, UCES). Asesora del Senado de la Nación e
integrante de la Red Internacional de Expertos en Parlamentos.

SUMARIO: I. Introducción.— II. Contexto.— III. Origen y alcances.— IV. Fundamento legal.— V. Antecedentes normativos.— VI. Conclusión.

I. Introducción
La ley 27.713 sancionada por unanimi-
dad (1) por el Poder Legislativo Nacional el
13 de abril de 2023 crea el Plan Nacional de
Cardiopatías Congénitas (PNCC).
En lo que sigue nos proponemos abordar
el contexto, origen, alcances, fundamento
legal y antecedentes normativos de la nor-
ma.
II. Contexto
Las cardiopatías congénitas son malfor-
maciones del corazón presentes desde el na-
cimiento (2), es decir, se producen durante la
vida fetal.
Conforme surge del Programa Nacional
de Cardiopatías Congénitas (PNCC), en
nuestro país nacen al año unos 7 mil niños y
niñas con esta patología (3), es decir, uno de
cada cien recién nacidos y nacidas.
Ciertamente, alrededor del 50 por ciento
de estos niños y niñas requieren cirugía en
el primer año de vida y dos terceras partes
son solucionables con diagnóstico oportuno
y tratamiento (4).
Por lo demás, dependiendo del tipo de
cardiopatía —hay más de 30 tipos— muchos
de los efectos derivados necesitan un segui-
miento a lo largo de la vida. De ahí que se
estima que gracias a los tratamientos dispo-
nibles “entre el 80 y 85 por ciento de esos pa-
cientes llega a la adultez” (5).
A la luz de estos datos orientadores es po-
sible apreciar la importancia que reviste el
diagnóstico oportuno y el tratamiento de las
cardiopatías congénitas.
Queda así planteado el contexto de la
ley 27.713.
III. Origen y alcances
III.1. Origen
La ley 27.713 se origina en el dictamen de
las comisiones de Acción Social y Salud Pú-
blica, y Presupuesto y Hacienda de la Hono-
rable Cámara de Diputados de la Nación al
considerar el expediente 2944-D-2022 sus-
cripto por la diputada Paula A. Penacca y el
diputado Daniel Gollán —quien acompañó
con su firma— publicado en Trámite Parla-
mentario Nº 75 el 13 de junio de 2022.
La iniciativa surgió a raíz del impulso de la
asociación Cardiocongénitas Argentina, in-
tegrada por un grupo de madres que traba-
jan incansablemente para que todas las per-
sonas con cardiopatías congénitas puedan
tener acceso a un diagnóstico adecuado y un
tratamiento en todas las etapas de la vida (6).
Cabe señalar aquí que el mentado dicta-
men obtuvo media sanción en la Honorable
Cámara de Diputados de la Nación el 24 de
noviembre de 2022 e ingresó en revisión
al Honorable Senado de la Nación el 29 de
noviembre de 2022 bajo el expediente CD-
38/22 sobre “Plan Nacional de Cardiopatías
Congénitas —PNCC—”.
El mentado expediente fue girado para su
tratamiento en la Cámara revisora a la Co-
misión de Salud, donde obtuvo dictamen el
14 de diciembre de 2022, pasando directa-
mente al orden del día Nº 772-2022. A tal fin,
cabe agregar, se tuvo a la vista el proyecto de
ley de la senadora Silvina García Larraburu,
registrado bajo el expediente S-54/21, que
“protege y garantiza los derechos de las perso-
nas con padecimientos cardiacos congénitos
o adquiridos” y el proyecto de ley de la se-
nadora Silvina García Larraburu, registrado
bajo el expediente S-55/21, que “crea el Pro-
grama Nacional de Prevención, Tratamiento,
Control y Asistencia de las Cardiopatías Con-
génitas”.
Así queda descripto el origen de la ley 27.713.
III.2. Alcances
La ley 27.713 —de adhesión (7)— tiene por
objeto garantizar a todas las personas el acce-
so a las instancias de detección y tratamiento
de las cardiopatías congénitas, así como tam-
bién a un control prenatal que incluya su de-
tección precoz a todas las personas embaraza-
das y personas gestantes (art. 1º).
La razón de ser de tal solución parece
evidente. Ello concuerda con el carácter
universal que reviste en nuestro país el de-
recho a la salud [arts. 33 (8), 42 párr. 1 (9), y
75 inc. 22 de la Constitución Nacional (10)],

Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) La iniciativa fue aprobada por 58 votos afirmativos.
Parlamentario.com (13 de abril de 2023). Por unanimi-
dad el Senado convirtió en ley al proyecto que jerarquiza
el Programa Nacional de Cardiopatías Congénitas. ht-
tps://www.parlamentario.com/2023/04/13/por-una-
nimidad-el-senado-convirtio-en-ley-al-proyecto-que-je-
rarquiza-el-programa-nacional-de-cardiopatias-conge-
nitas/
(2) Organización Mundial de la Salud (17 de mayo de
2017). ¿Qué son las enfermedades cardiovasculares? ht-
tps://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/
cardiovascular-diseases-(cvds)
(3) Ministerio de Salud de la Nación. Programa Nacio-
nal de Cardiopatías Congénitas (PNCC). https://www.
msal.gov.ar/index.php/programas-y-planes/414-pro-
grama-nacional-de-cardiopatias-congenitas-
(4) Ministerio de Salud de la Nación. Programa Nacio-
nal de Cardiopatías Congénitas (PNCC). https://www.
msal.gov.ar/index.php/programas-y-planes/414-pro-
grama-nacional-de-cardiopatias-congenitas-
(5) Página 12 (10 de agosto de 2022). “De qué se tra-
ta la Ley Cardio que se presentó en Diputados”. https://
www.pagina12.com.ar/448243-la-lucha-de-madres-
para-llevar-al-congreso-un-proyecto-que-b
(6) Fundamentos del expediente 2944-D-2022. ht-
tps://www.diputados.gov.ar/proyectos/resultados-bus-
cador.html
(7) Se invita a las provincias y a la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires a adherir (art. 13).
(8) El art. 33 reconoce los derechos implícitos, entre
los que cabe incluir el derecho a la salud: “Las declara-
ciones, derechos y garantías que enumera la Constitu-
ción, no serán entendidos como negación de otros de-
rechos y garantías no enumerados; pero que nacen del
principio de la soberanía del pueblo y de la forma republi-
cana de gobierno”.
(9) Art. 42, párr. 1: “Los consumidores[as] y usua-
rios[as] de bienes y servicios tienen derecho, en la rela-
ción de consumo, a la protección de su salud...”.
(10) El art. 75, inc. 22, recepta los tratados internacio-
nales sobre Derechos Humanos que tutelan el derecho a
la salud. En esa línea, la Declaración Universal de Dere-
chos Humanos establece en el art. 25 que: “Toda persona
tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure,
así como a su familia, la salud y el bienestar, y en espe-
cial [...] la asistencia médica”; el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales reconoce en

Nota a fallo Método para calcular el porcentual de la incapacidad CFed. Córdoba, sala A, 13/04/2023. - G., C. A. y otros s/ aso-
sobreviniente con daño físico y psíquico ciación ilícita fiscal, evasión simple tributaria, insolvencia
Daños en espectáculo deportivo (Art. 1746, Código Civil y Comercial) fiscal fraudulenta, evasión agravada tributaria y simulación
Avalancha en partido de fútbol. Relación de consumo. Pascual E. Alferillo 3 dolosa de pago. 11
Obligación de seguridad. Jurisprudencia
CNCiv., sala L, 03/02/2023. - C., J. R. c. A. del F. A. y otro Revocación del sobreseimiento
s/Daños y perjuicios. 3 Recurso de casación. Sentencia equiparable a definitiva.
Recurso de casación
Estupro.
Rechazo. Procesamiento del imputado por el delito de
CNCrim. y Correc., sala IV, 13/04/2023. - R. G., H. A. s/ Ca-
simulación dolosa de cancelación de obligaciones. Reso-
sación. 12
lución no equiparable a sentencia definitiva. Alegación de
CORREO
ARGENTINO FRANQUEO A PAGAR falta de fundamentación y arbitrariedad.
CENTRAL B CUENTA N° 10269F1
2 | Martes 23 de mayo de 2023
así como también con la perspectiva de gé-
nero y diversidad (11), por cuanto reconoce a
otras identidades de género con capacidad
de gestar que pueden embarazarse y parir
como, por ejemplo, Franco Di Pietro (12).
En esa línea, la norma crea en el ámbito
del Ministerio de Salud de la Nación el Pro-
grama Nacional de Cardiopatías Congénitas
(PNCC). El citado PNCC debe garantizar el
tratamiento oportuno e integral, así como el
seguimiento adecuado de las personas con
cardiopatías congénitas; la tecnología nece-
saria para los diagnósticos, tratamientos y la
derivación oportuna y segura de personas o
mujeres gestantes cuyo feto tenga sospecha
diagnóstica de cardiopatía congénita; y el
seguimiento de por vida de las personas con
cardiopatías congénitas (arts. 2º y 3º).
A los fines de avanzar en la detección tem-
prana —de fundamental importancia para
actuar en consecuencia—, se incorpora en el
Programa Médico Obligatorio (PMO) la eco-
grafía de Evaluación Cardíaca Fetal como
estudio de rutina obligatorio para todas las
mujeres y/o personas gestantes entre las se-
manas dieciocho y veinticuatro (art. 5º).
También la ley prevé un componente muy
importante para que las personas puedan
atenderse en el lugar en que viven, sin que
el traslado en procura de atención sume un
nuevo obstáculo. Así, pues, la autoridad de
aplicación debe desarrollar una red de aten-
ción generalizada estructurada en niveles de
atención (art. 4º, incs. a y b).
A su vez, la ley pone en cabeza de la au-
toridad de aplicación una cuestión conside-
rada esencial, esto es, la difusión de infor-
mación —de acceso gratuito— a usuarios,
usuarias, familiares y técnicos de la salud
(art. 4º).
Por cierto, la desinformación o falta de co-
nocimiento conlleva que la enfermedad no
reciba tratamiento, lo que, sin dudas, puede
resultar letal.
Al respecto, las palabras de la mamá de un
niño que padece una cardiopatía congénita
resultan elocuentes: “Luego de que te dan
el diagnóstico, te encontrás en el incierto de
qué es esto, qué pasa y cómo sigo. Muchas
familias por ahí no entienden el peso de lo
que es, y en la mayoría de los casos son ni-
ños que necesitan un tratamiento quirúrgico
y de por vida” (13).
Haciéndose cargo de esta realidad la
norma crea el Consejo Asesor de Cardio-
patías Congénitas con funciones de con-
sulta y seguimiento, el que deberá inte-
grarse —con carácter honorario— por re-
el art. 12 el derecho de toda persona al disfrute del más
alto nivel posible de salud física y mental y exige a los Es-
tados Partes la adopción de medidas para asegurar a to-
dos asistencia médica en caso de enfermedad; la Decla-
ración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
[sic] determina que: “Toda persona tiene derecho a que
su salud sea preservada por medidas sanitarias y sociales
relativas a [...] la asistencia médica” (art. XI); la Conven-
ción Americana sobre Derechos Humanos establece que:
“Toda persona tiene derecho a que se respete su vida”
(art. 4º.1) y que: “Toda persona tiene derecho a que se res-
pete su integridad física, psíquica y moral” (art. 5º.1); la
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, conocida por sus siglas en
inglés como CEDAW, prevé en el art. 12 el derecho de toda
mujer al “...acceso a servicios de atención médica, inclu-
sive los que se refieren a la planificación de la familia...”
sin discriminación; la Convención sobre los Derechos del
Niño, reconoce en el art. 24.1 “...el derecho del niño[a] al
disfrute del más alto nivel posible de salud y a servicios
para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilita-
ción de la salud [y establece que] Los Estados Partes se
esforzarán por asegurar que ningún niño[a] sea privado
de su derecho al disfrute de esos servicios sanitarios”. Em-
pero cuadra señalar que por ley 27.044, sancionada el 19
de noviembre de 2014 y promulgada el 11 de diciembre del
presentantes del Ministerio de Salud de
la Nación, asociaciones de pacientes y/o
familiares de pacientes con cardiopatías
congénitas y sociedades científicas en la
materia (arts. 8º y 9º).
Por otro lado, a fin de igualar, se dispo-
ne que las obras sociales enmarcadas en
las leyes 23.660 de Obras Sociales (14) y
23.661 de Sistema Nacional del Seguro de
Salud (15); la Obra Social del Poder Judicial
de la Nación, la Dirección de Ayuda Social
para el Personal del Congreso de la Nación,
las entidades de medicina prepaga y las en-
tidades que brinden atención al personal
de las universidades, así como también to-
dos aquellos agentes que brinden servicios
médico-asistenciales a sus afiliados y afilia-
das, independientemente de la figura jurí-
dica que posean, deben brindar cobertura
asistencial a las personas con cardiopatías
congénitas, incluyendo como mínimo las
prestaciones que determine la autoridad de
aplicación (art. 6º).
A su vez, la ley establece que toda mujer
y/o persona gestante cuyo feto tenga sos-
pecha diagnóstica de cardiopatía congénita
tiene derecho a una derivación oportuna y
segura, así como también al traslado ade-
cuado junto a un acompañante a un estable-
cimiento de atención de la salud acorde a su
necesidad específica (art. 7º).
Se advierte de inmediato que lo legislado
sobre este punto reafirma lo consagrado en
la ley 25.929 de Parto Humanizado (16).
Por último, se crean dos registros: el Regis-
tro Nacional de Prestadores para la Atención
de Cardiopatías Congénitas y el Registro Na-
cional de Tipos de Cardiopatías Congénitas.
El primero —de consulta pública— con el
objeto de individualizar y categorizar las ins-
tituciones en la materia (art. 10). Y el segun-
do, con el objetivo de definir necesidades
de fortalecimiento de recursos humanos e
infraestructura (art. 11), indispensables para
la instrumentación de políticas públicas en
la materia.
IV. Fundamento legal
La ley 27.713 viene a concretar lo dis-
puesto en la Constitución Nacional (art. 75,
incs. 22 y 23) y la ley 26.061 de Protección In-
tegral de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes (17).
En efecto, el art. 75, inc. 22 de la Constitu-
ción Nacional recepta una serie de tratados
internacionales sobre Derechos Humanos,
en particular, la Convención sobre los De-
rechos del Niño y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
mismo año, también se otorgó rango constitucional a la
Convención Interamericana para la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación contra las Personas con
Discapacidad, por la cual los Estados Partes se compro-
metieron a trabajar para el tratamiento y rehabilitación de
las personas con discapacidad (art. III.2.b).
(11) La perspectiva de género y diversidad brinda he-
rramientas para visibilizar y transformar las desigualda-
des estructurales que afectan históricamente a mujeres y
LGBTI+ en el acceso y ejercicio de sus derechos. Ministe-
rio de las Mujeres, Géneros y Diversidad (2021). Perspec-
tiva de género y diversidad. https://editorial.mingene-
ros.gob.ar:8080/xmlui/handle/123456789/26
(12) Franco Di Pietro es una de las personas gestan-
tes que reconoce e incluye la norma. Perfil (4 de febrero
de 2021). “Franco, un varón trans, dio a luz a su primer
hijo”. https://www.perfil.com/noticias/sociedad/fran-
co-un-varon-trans-dio-a-luz-a-su-primer-hijo.pht-
ml; Página/12 (4 de febrero de 2021). “Es una emoción
que no tiene palabras”. https://www.pagina12.com.
ar/321786-es-una-emocion-que-no-tiene-palabras; Té-
lam (4 de febrero de 2021). “Nació Facundo, el bebé ges-
tado por un varón trans”. https://www.telam.com.ar/
notas/202102/543596-nacio-facundo-el-bebe-gesta-
do-por-un-varon-trans.html
(13) Página 12 (10 de agosto de 2022). “De qué se tra-
Conforme a la Convención sobre los De-
rechos del Niño, recordamos nuevamen-
te aquí: “1. Los Estados Partes reconocen el
derecho del niño[a] al disfrute del más alto
nivel posible de salud y a servicios para el
tratamiento de las enfermedades y la reha-
bilitación de la salud. Los Estados Partes se
esforzarán por asegurar que ningún niño[a]
sea privado de su derecho al disfrute de esos
servicios sanitarios. 2. Los Estados Partes ase-
gurarán la plena aplicación de este derecho
y, en particular, adoptarán las medidas apro-
piadas para: a) Reducir la mortalidad infan-
til y en la niñez; b) Asegurar la prestación de
la asistencia médica y la atención sanitaria
que sean necesarias a todos los niños[as]”
(art. 24).
Por otra parte, el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Cultura-
les dispone en su art. 12 que: “1. Los Estados
Partes en el presente Pacto reconocen el dere-
cho de toda persona al disfrute del más alto
nivel posible de salud física y mental.
2. Entre las medidas que deberán adoptar
los Estados Partes en el Pacto a fin de asegu-
rar la plena efectividad de este derecho, figu-
rarán las necesarias para:
a) La reducción de la mortinatalidad y de
la mortalidad infantil, y el sano desarrollo de
los niños[as]; [...]
c) La prevención y el tratamiento de las en-
fermedades epidémicas, endémicas, profesio-
nales y de otra índole, y la lucha contra ellas;
d) La creación de condiciones que aseguren
a todos asistencia médica y servicios médicos
en caso de enfermedad”.
Al respecto nos interesa destacar que, tal
como afirma el Comité de Derechos Econó-
micos, Sociales y Culturales, “El concepto del
‘más alto nivel posible de salud’ [...] tiene en
cuenta tanto las condiciones biológicas y so-
cioeconómicas esenciales de la persona como
los recursos con que cuenta el Estado [...] un
Estado no puede garantizar la buena salud
ni puede brindar protección contra todas las
causas posibles de la mala salud del ser hu-
mano. Así, los factores genéticos, la propen-
sión individual a una afección y la adopción
de estilos de vida malsanos o arriesgados
suelen desempeñar un papel importante en
lo que respecta a la salud de la persona. Por
lo tanto, el derecho a la salud debe entender-
se como un derecho al disfrute de toda una
gama de facilidades, bienes, servicios y con-
diciones necesarios para alcanzar el más alto
nivel posible de salud” (18).
A su vez, el art. 75 inc. 23 de la Constitu-
ción Nacional establece que corresponde al
ta la Ley Cardio que se presentó en Diputados. Difusión
e información”, párr. 2. https://www.pagina12.com.
ar/448243-la-lucha-de-madres-para-llevar-al-congre-
so-un-proyecto-que-b
(14) Sancionada el 29 de diciembre de 1988. Promul-
gada el 5 de enero de 1989. En efecto, tal como determi-
na el art. 1º, quedan comprendidos en las disposiciones
de la norma: “a) Las obras sociales sindicales correspon-
dientes a las asociaciones gremiales de trabajadores con
personería gremial, signatarias de convenios colectivos
de trabajo; b) Los institutos de administración mixta,
las obras sociales y las reparticiones u organismos que
teniendo como fines los establecidos en la presente ley
hayan sido creados por leyes de la Nación; c) Las obras
sociales de la administración central del Estado Nacio-
nal y sus organismos autárquicos y descentralizados
[...] d) Las obras sociales de las empresas y sociedades
del Estado; e) Las obras sociales del personal de direc-
ción y de las asociaciones profesionales de empresarios;
f) Las obras sociales constituidas por convenio con em-
presas privadas o públicas y las que fueron originadas a
partir de la vigencia del artículo 2º inciso g) punto 4 de la
ley 21.476; g) Las obras sociales del personal civil y mili-
tar de las Fuerzas Armadas, de seguridad, Policía Fede-
ral Argentina, Servicio Penitenciario Federal y los retira-
dos, jubilados y pensionados del mismo ámbito, cuando
Congreso “Legislar y promover medidas de
acción positiva que garanticen la igualdad
real de oportunidades y de trato, y el pleno
goce y ejercicio de los derechos reconocidos
por esta Constitución y por los tratados inter-
nacionales vigentes sobre derechos humanos,
en particular respecto de los niños[as]”.
Con todo, la ley 26.061 de Protección
Integral de las Niñas, Niños y Adolescen-
tes: “...tiene por objeto la protección integral
de los derechos de las niñas, niños y adoles-
centes que se encuentren en el territorio de la
República Argentina, para garantizar el ejer-
cicio y disfrute pleno, efectivo y permanente
de aquellos reconocidos en el ordenamiento
jurídico nacional y en los tratados internacio-
nales en los que la Nación sea parte” (art. 1º).
Es más. De acuerdo con el art. 14 de la
ley 26.061 “Los Organismos del Estado deben
garantizar: a)  El acceso a servicios de salud
[...]; b)  Programas de asistencia integral, re-
habilitación e integración; c)  Programas de
atención, orientación y asistencia dirigidos
a su familia; d)  Campañas permanentes de
difusión y promoción de sus derechos dirigi-
das a la comunidad a través de los medios
de comunicación social [...] Las niñas, niños
y adolescentes tienen derecho a la atención
integral de su salud, a recibir la asistencia
médica necesaria y a acceder en igualdad de
oportunidades a los servicios y acciones de
prevención, promoción, información, protec-
ción, diagnóstico precoz, tratamiento oportu-
no y recuperación de la salud”.
De lo descripto precedentemente surge el
fundamento legal de la ley 27.713. Corres-
ponde, ahora, ahondar en los antecedentes
normativos.
V. Antecedentes normativos
La ley 27.713 tiene como antecedente la
res. 107/2008 del Ministerio de Salud de la
Nación (19), por la que se crea el Programa
Nacional de Cardiopatías Congénitas en el
ámbito de la Dirección Nacional de Abor-
daje por Curso de Vida, dependiente de la
Subsecretaría de Estrategias Sanitarias de la
Secretaría de Acceso a la Salud.
El Programa Nacional de Cardiopatías
Congénitas se ha encargado de coordinar
la derivación, traslado, tratamiento y segui-
miento de niños y niñas sin obra social que
padecen cardiopatías congénitas en las 24
jurisdicciones del territorio nacional, es de-
cir, trabaja en forma articulada con equipos
de salud de todo el país.
Para ello cuenta con un Centro Coordina-
dor que tiene sede en el Hospital de Pediatría
“Prof. Dr. Juan P. Garrahan”, en donde traba-
adhieran en los términos que determine la reglamenta-
ción; h) Toda otra entidad creada o a crearse que, no en-
cuadrándose en la enumeración precedente, tenga como
fin lo establecido por la presente ley” (art. 1º).
(15) Sancionada el 29 de diciembre de 1988. Promul-
gada el 5 de enero de 1989. Esta norma crea el “Sistema
Nacional del Seguro de Salud con los alcances de un se-
guro social, a efectos de procurar el pleno goce del dere-
cho a la salud para todos los habitantes del país sin dis-
criminación social, económica, cultural o geográfica...”.
(16) Sancionada el 25 de agosto de 2004 y promulga-
da el 17 de septiembre de 2004. Dicha norma dispone en
su art. 2º que la persona gestante, en relación con el em-
barazo, el trabajo de parto, el parto y el postparto, tiene
derecho, entre otros, a ser tratada con respeto y a estar
acompañada por una persona de su confianza y elección
durante el trabajo de parto, parto y posparto.
(17) Sancionada el 28 de septiembre de 2005. Promul-
gada el 21 de octubre de 2005.
(18) Comité de Derechos Económicos, Sociales y Cul-
turales (22º período de sesiones, mayo de 2000). Obser-
vación General Nº 14/2000, “El derecho al disfrute del
más alto nivel posible de salud (art. 12 del Pacto Interna-
cional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales)”,
punto 9.
(19) Buenos Aires, 12 de marzo de 2008.

jan cardiólogos/as pediatras de hospitales
públicos que proporcionan atención telefóni-
ca personalizada durante los 365 días del año.
En las provincias existe al menos un Cen-
tro Asistencial de Referencia con sede en el
hospital de mayor complejidad pediátrica
donde trabaja un cardiólogo/a referente
que es el encargado/a de hacer el diagnósti-
co y notificar el caso al Centro Coordinador,
el que se ocupa, a su vez, de derivar al niño o
niña a un Centro Tratante de acuerdo con la
necesidad específica de la patología.
En esa línea, constituyen objetivos del
Programa Nacional de Cardiopatías Congé-
nitas: contribuir a la disminución de la tasa
de mortalidad infantil; mejorar el diagnós-
tico prenatal y postnatal de las cardiopatías
congénitas; coadyuvar a la estabilización co-
rrecta en las Unidades de Terapia Intensiva
Neonatal; favorecer la derivación oportuna y
segura a los centros de referencia; regionali-
(20) Ministerio de Salud de la Nación. Programa Na-
cional de Cardiopatías Congénitas (PNCC). https://www.
msal.gov.ar/index.php/programas-y-planes/414-pro-
grama-nacional-de-cardiopatias-congenitas-
(21) El Estado debe garantizar el disfrute del más alto
Nota a fallo
Daños en espectáculo
deportivo
Avalancha en partido de fútbol. Relación de
consumo. Obligación de seguridad.
1. - En los espectáculos públicos se está en
presencia de un supuesto de responsa-
bilidad contractual, cualquiera sea su
finalidad. Su fundamento se halla en la
asunción de una obligación de resulta-
do —deber de seguridad— por parte del
organizador, respecto de la incolumidad
de los asistentes, mientras estos perma-
nezcan en el lugar; el empresario orga-
nizador está obligado a velar por ello y
debe responder ante el incumplimiento
de las obligaciones que pone a su cargo
el contrato que celebra con los especta-
dores o asistentes.
2. - El contrato de espectáculo público, fre-
cuente e importante en la vida diaria, ge-
nera en el organizador no solo la obliga-
ción de adecuar su conducta a los térmi-
Método para calcular el porcentual de la incapacidad
sobreviniente con daño físico y psíquico
(Art. 1746, Código Civil y Comercial)
Pascual E. Alferillo
Abogado y Notario (UNC). Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales (Univ. Mendoza). Académico correspondiente de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba.
Exjuez de Cámara en lo Civil, Comercial y Minería de San Juan.
SUMARIO: I. Introducción. — II. El método “Balthazard” para cuantificar daños diferentes en la integridad psicofísica de la persona. — III. La recepción del mé-
todo “Balthazard” en el sistema jurídico nacional. — IV. La cuestión en el fallo comentado. — V. A modo de reflexiones finales.
I. Introducción
El contenido del fallo dictado por la
Excma. Sala L, de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil (1), aporta a la inves-
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) CNCiv., sala L, “C, J R c/ Asociación de Fútbol Ar-
gentino y otro s/ daños y perjuicios”, 03/02/2023, TR
LALEY AR/JUR/1078/2023.
zar la atención: organización de la red; crear
el Registro Nacional de Cardiopatías Congé-
nitas (RNCC).
Consecuentemente resultan sus principa-
les líneas de acción:
- Brindar asesoramiento médico y admi-
nistrativo en Centros de Referencia provin-
ciales.
- Brindar capacitación local y nacional
para Centros de Referencia en diagnóstico.
- Capacitar el grupo humano de Centros
Tratantes para mejorar los resultados.
- Desarrollar una Red Perinatal para deri-
var a las mujeres embarazadas a las que se
les detecte un feto con Cardiopatía Congé-
nita.
- Reacreditar los Centros Tratantes (20).
nivel posible de salud. Como ya expresamos el criterio
deriva del artículo 75, inciso 22, de la Constitución Na-
cional, en particular, del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (art. 12) y de la Con-
vención sobre los Derechos del Niño (art. 24.1).
nos de lo ofrecido, sino también de preser-
var la seguridad de los asistentes y partici-
pantes durante todo su transcurso.
3. - La circunstancia de existir un único testi-
go en relación con un hecho determinado
no debe conducir por sí sola a desechar
sus dichos, aunque parece razonable
analizarlos con mayor rigor. Si la corre-
lación entre la declaración y el resto de
la prueba producida lleva al magistrado
a darle valor, tomando en cuenta facto-
res individuales y conjuntos, subjetivos y
objetivos, no es aconsejable restarle todo
mérito.
4. - Existe a cargo del organizador una obli-
gación de seguridad por la cual aquel
se compromete —además de brindar el
espectáculo deportivo— a garantizar la
indemnidad de la persona y bienes del
espectador y demás asistentes y partici-
pantes.
5. - Recae sobre el proveedor una obliga-
ción de seguridad que surge de manera
tigación jurídica dos líneas temáticas de su-
premo interés.
Así en la primera parte de la construc-
ción de la sentencia de daño definió el al-
cance del factor de atribución del deber de
responder, atendiendo que los menosca-
bos que padeció la víctima se produjeron
en el marco de un espectáculo deportivo
de futbol.
Así, pues, la ley 27.713 viene a ampliar con
rango legal el Programa Nacional de Cardio-
patías Congénitas, con el fin de que sea una
política pública estable en nuestro país y que
no dependa de la voluntad del gobierno de
turno.
VI. Conclusión
Desde nuestra mirada la ley 27.713 viene
a garantizar las condiciones necesarias para
que quienes padecen cardiopatías congéni-
tas puedan alcanzar el más alto nivel posible
de salud (21).
En definitiva, constituye una medida que
contribuye a avanzar hacia el Objetivo de
Desarrollo Sostenible nro. 3 “Salud y bien-
estar” (22) para que nadie quede atrás (23).
Enhorabuena.
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/1186/2023
(22) Objetivos de Desarrollo Sostenible. https://www.
undp.org/content/undp/es/home/sustainable-develo-
pment-goals.html
(23) Grupo de las Naciones Unidas para el Desarro-
llo Sostenible. https://unsdg.un.org/es/2030-agenda/
expresa del art. 42 CN, en tanto estable-
ce que el consumidor tiene derecho a la
protección de su salud, seguridad e inte-
reses económicos; así como también del
art. 5º de la ley 24.240 se deriva que “las
cosas y servicios deben ser suministrados
o prestados en forma tal que, utilizados en
condiciones previsibles o normales de uso,
no presenten peligro alguno para la salud
o integridad física de los consumidores o
usuarios”.
Cuantificación del daño
El hecho dañoso:
Avalancha en espectáculo deportivo.
Referencias de la víctima:
Sexo: Masculino.
Edad: 33 años.
Estado civil: Casado.
Actividad: Comerciante.
Componentes del daño:
Daño patrimonial
Precisado los sujetos responsables, el interés
de la sentencia del tribunal de alzada se focali-
zó en examinar la justicia de la cuantificación
del daño ocasionado al espectador cuando dijo
que: “a) El sentenciante fijó la suma indem-
nizatoria de novecientos cincuenta mil pesos
($950.000) por incapacidad psicofísica sobrevi-
niente; la de setenta mil pesos ($ 70.000) para el
tratamiento psicológico y la de veinte mil pesos
($ 20.000) para el tratamiento kinesiológico”.
Martes 23 de mayo de 2023 | 3
Más información
Chartzman Birenbaum, Alberto D., “Opor-
tunidad y conveniencia de una norma que
pone en valor el interés superior del niño. Ley
nacional de atención y cuidado integral de la
salud durante el embarazo y la primera in-
fancia. Ley 27.611”, LA LEY 04/03/2021, 1, TR
LALEY AR/DOC/238/2021
Zambrano (h.), Martín, “Legislación por pato-
logías médica. La ley 27.554, campaña nacio-
nal para la donación de plasma sanguíneo de
pacientes recuperados de COVID-19”, ADLA
2020-10, 50, TR LALEY AR/DOC/3123/2020
Libro recomendado
Tratado de Derecho a la Salud
Autor: Lovece, Graciela I. - Weingarten, Celia
Edición: 2ª Actualizada y ampliada, 2020
Editorial: La Ley, Buenos Aires
universal-values/leave-no-one-behind#:~:text=El%20
enfoque%20de%20la%20ONU,Ejecutivos%20en%20
noviembre%20de%202016.
Daños varios: Gastos de farmacia, asistencia
médica y movilidad: $ 8.000
CNCiv., sala L, 03/02/2023. - C., J. R. c. A.
del F. A. y otro s/Daños y perjuicios.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/1078/2023]
Costas
Se imponen a la demandada vencida.
Intereses
Se aplica la tasa activa.
Véase el texto completo en p. 8
El punto de interés se concentra en la in-
demnización dada por incapacidad psico-
física sobreviniente que surge de la conver-
gencia de una minusvalía física con una de
naturaleza psíquica.
El magistrado informante “concluyó que
presenta por la fractura en rótula un 3% de
incapacidad; debido a la sección de tendón
rotuliano un 14%; y como consecuencia de la
4 | Martes 23 de mayo de 2023
injuria meniscal grado I en cuerno posterior
de menisco interno un 12%; todos con ca-
rácter parcial y permanente de la total vida,
conforme Baremo General para el Fuero Civil
de los Dres. Altube y Rinaldi”. A su vez, con
relación al otro menoscabo “afirmó que a
consecuencia del accidente presenta un estrés
postraumático bajo la forma de depresión
reactiva ansiosa; que afecta el conjunto del
psiquismo en síntomas como alta ansiedad,
angustia, temor, bloqueo emocional, inse-
guridad, inadecuada perspectiva del futuro,
baja autoestima, trastorno de sueño y senti-
mientos de impotencia. Estimó su incapaci-
dad en un 25% —depresión moderada— de
acuerdo al Baremo del Dr. Mariano Castex y
Silva.
Recomendó la realización de un tratamien-
to psicoterapéutico individual de dos años
con una frecuencia de una vez por semana, y
un costo por sesión de $ 800 en el ámbito pri-
vado. El propósito es evitar el reagravamien-
to y cronicidad del cuadro”.
Sin lugar a hesitación, la doctrina de los
tribunales, cuando trata temas vinculados
a la valoración y cuantificación de daños,
siempre brinda la posibilidad de motivar re-
flexiones sobre distintos temas que, confor-
me a la trama fáctica del caso, deben tratar.
En esa dirección se estima relevante re-
flexionar respecto del método idóneo para
calcular el porcentaje de incapacidad que
se debe incorporar a la fórmula de la mate-
mática financiera, prevista en el art. 1746 del
Cód. Civ. y Com., cuando el hecho dañador
produce, simultáneamente, en el sujeto pa-
sivo, daño a su integridad física como a la
integridad psíquica (2).
Vinculado con ello, en primer lugar, se
debe dejar constancia que el artículo de
mención avaló la posición de quienes pre-
gonaban la autonomía conceptual y resar-
citoria del daño a la psique propiamente
dicho (3).
La previsión normativa del Código Civil y
Comercial tiene la dualidad de fijar una pau-
ta rígida para el cálculo en la incorporación
de una fórmula de la matemática financiera,
pero, a la par, deja abierta a la hermenéutica
jurisdiccional, el modo de precisar cada uno
de los elementos que integran la fórmula,
como es la edad de supervivencia (4), el in-
terés de retorno, los aportes de la víctima (5)
y, finalmente, el porcentual de incapacidad
a resarcir.
Este último elemento de la fórmula del
art. 1746, Cód. Civ. y com., es seleccionado
(2) ALFERILLO, Pascual E., “Reflexiones en torno al
concepto de daño y su clasificación”, RCyS 2019-4, 3, TR
LALEY AR/DOC/492/2019; “Cuantificación del daño
moral en el Código Civil y Comercial”, RCyS 2020-IV, 3,
TR LALEY AR/DOC/643/2020; “La cuantificación del
daño a la persona en la doctrina de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación. La trascendencia del caso “Grippo,
Guillermo Oscar”, LA LEY 02/11/2021, 9, RCyS 2021-VI,
34; entre otros.
(3) Entre los autores pioneros en tratar el tema: CI-
PRIANO, Néstor Amílcar, “El daño psíquico (Sus diferen-
cias con el daño moral)”, LA LEY, 1990-D, 678 -Respon-
sabilidad Civil. Doctrinas Esenciales, T. II, 1329; GHERSI,
Carlos Alberto, “Cuantificación económica. Daño moral
y psicológico. Daño a la psiquis”, Astrea, Buenos Aires,
2002, 2ª ed., p. 219; RISSO, Ricardo Ernesto, “Daño psí-
quico. Delimitación y diagnóstico. Fundamento teórico y
clínico del dictamen pericial”, ED, 188-985; http://www.
aap.org.ar/publicaciones/forense/forense-12/tema2.
htm; CS, Cuadernos de Medicina Forense. Año 1, Nº 2, P.
67-75. mayo 2003 http://www.csjn.gov.ar/cmf/cuader-
nos/1_2_67.html; Rodríguez, Lorena, “Daño moral y daño
psicológico: Nuevamente en tensión”, LLC 2009 (mayo),
370; RCyS 2009-VI, 57. CIFUENTES, Santos, “El daño
psíquico y el daño moral. Algunas reflexiones sobre sus
diferencias”, JA 2006-II-1089; ALFERILLO, Pascual E.,
“El “daño psíquico”: su desvinculación con el daño mo-
ral” en La Instancia Judicial (Revista y Web de Doctrina
para realizar estas meditaciones, puntual-
mente, cuando el hecho dañador gene-
ra —en simultáneo— menoscabo de la inte-
gridad física y a la psíquica.
Sin perjuicio de los conceptos preceden-
tes, expresar que, como lógica consecuen-
cia de ello, quedó reglado también, por la
norma sustancial, el desvínculo del daño
psíquico del perjuicio tradicionalmente de-
nominado como moral (6).
Finalmente, resaltar en este introito el
contenido del art. 772, Cód. Civ. y Com., que
prevé el momento de la metamorfosis de las
obligaciones de las obligaciones de valor en
obligaciones dinerarias. Esto, a los fines de
la definición de cuál tasa de interés es apli-
cable.
II. El método “Balthazard” para cuantificar
daños diferentes en la integridad psicofísi-
ca de la persona
Conforme el contenido normativo del
art. 1746, Cód. Civ. y Com., únicamente se
especifica que se debe incorporar a la fór-
mula de la matemática financiera, como ele-
mento esencial, el tipo y el grado de la inca-
pacidad sobreviniente que padece la víctima
en forma definitiva.
En esa dirección, se debe tener en cuenta
que tanto la minusvalía física como la psí-
quica se deben determinar en un porcen-
tual, que pasará a formar parte de la fórmula.
La jurisdicción deberá ponderar, esen-
cialmente, el dictamen emitido por la prue-
ba pericial, la que, para estar completa, en
el estado actual de evolución de la ciencia,
debe contener como conclusión final de su
informe el porcentaje de incapacidad pade-
cido por la víctima, en su integridad física o
en la psíquica, por el hecho dañoso.
Esta exigencia es sustancial para cuantifi-
car adecuadamente el perjuicio psicofísico
definitivo, pero no así para evaluar el mon-
to resarcitorio del daño moral, atento a que
actualmente se considera que es un menos-
cabo del bienestar o equilibrio espiritual, sin
llegar a configurar una patología.
Esta graduación en porcentaje puede ser
simple o compleja.
Es simple cuando se informa la produc-
ción de un solo tipo de incapacidad: física o
psíquica.
En cambio, el cálculo del porcentaje de in-
capacidad será complejo, cuando coexistan
y Jurisprudencia), López - Moreno, Villa María, Córdoba,
2009, p. 13. “El desvinculo del menoscabo psíquico del
daño moral”, Rev. Derecho de Daños, Rubinzal - Culzoni
Edit., Santa Fe, 2009-3, p. 29, entre otros.
(4) ALFERILLO, Pascual E., “Comentario art. 1746,
en Código Civil y Comercial. Comentado. Tratado exe-
gético, 3ª ed. actualizada y aumentada, t. VIII/art. 1708
a 1881 - Otras fuentes de obligaciones, Jorge H. Alterini
(dir. gral.), La Ley, Buenos Aires, 2019. Se expresó: “Este
es otro de los temas que traerá puntos de vistas diferen-
tes, por cuanto si se es partidario del método materialista
o puramente economicista de la vida del ser humano, la
edad productiva rentable será la establecida para la jubi-
lación, que en los hombres es de 65 años y en las mujeres
60 años conforme al art. 37 de la ley 24.241. Sin embar-
go, si se considera al ser humano integrado a su medio
social, no solo por el trabajo, sino por otras actividades
de la cual se ve impedido de llevar a cabo por la inca-
pacidad sobreviniente, el juez deberá tomar en cuenta
la edad promedio de vida estimado según la Organiza-
ción Mundial de la Salud, en 73 años para los varones y
77 años para las mujeres” (http://www.infonews.com/
nota/144771/segun-la-oms-la-esperanza-de-vida-en-
argentina-aumento-un-promedio-de-tres-anos.)
(5) ALFERILLO, Pascual E., “Comentario art. 1746,
en Código Civil y Comercial. Comentado. Tratado exe-
gético, 3ª ed. actualizada y aumentada, t. VIII/art. 1708
a 1881 - Otras fuentes de obligaciones, Jorge H. Alterini
dos tipos de incapacidades diferentes en la
víctima y se reclame su resarcimiento.
Al respecto se debe tener presente, como
punto de partida para introducirnos al mé-
todo Balthazar, que el grado de incapaci-
dad conjunto no debería ser el resultado de
la suma simple de las dos minusvalías. Por
ejemplo: si se da el 40 % por la incapacidad
física y 20 % por la psíquica, no debería ser el
60 % de incapacidad sobreviniente.
Esta complejidad aún puede ser mayor
cuando se informen porcentuales diferen-
ciados para incapacidades distintas de la
misma naturaleza, como es el caso de las fí-
sicas, según se podrá apreciar en el párrafo
siguiente.
El Tribunal Supremo de España en un fa-
llo señero de gran relevancia explica, por-
menorizadamente, cómo es el desarrollo
del método “Balthazard” para determinar el
porcentaje de la incapacidad resarcible con-
forme a su sistema de valor del punto. El juez
ponente dijo: “Esta Sala, en sentencias, entre
otras, de 30 abril 2012 (Rec. núm. 652/2008)
y de 26 octubre 2011 (Rec. 1345/2008), tiene
declarado que el apartado Segundo del Ane-
xo del Texto Refundido de la Ley sobre Res-
ponsabilidad Civil y Seguro en la Circulación
de Vehículos a Motor, sobre la explicación del
sistema de indemnización por accidentes de
tráfico —dentro de la letra b), que alude a las
indemnizaciones por lesiones permanentes—
contiene una referencia al modo de proceder
para calcular la puntuación conjunta que
ha de corresponder al perjudicado que sufra
diferentes lesiones permanentes; todas ellas
concurrentes por derivar del mismo acciden-
te de tráfico. Con ese fin se fija una fórmula y
unas reglas que han de ser observadas para
la correcta aplicación del sistema, cuya vul-
neración es revisable en casación por tratarse
de una norma jurídica sustantiva.
En el caso presente, partiendo de la fórmula
legal prevista para las secuelas concurrentes [
[(100-M) x m] /100 ] +M], donde “M” equiva-
le a la secuela con puntuación de mayor valor
y “m” a la secuela con puntuación de menor
valor; de modo que el valor resultante de la
primera operación debe integrar el valor “M”
en la segunda y sucesivas —sin que la pun-
tuación total pueda exceder de 100 puntos—
y donde la correspondiente a los perjuicios
estéticos debe sumarse aritméticamente a la
puntuación resultante de las incapacidades
permanentes, su correcta aplicación da lugar
a las siguientes operaciones:
1) 100-20, multiplicado por 4, el resultado
dividido entre 100 y añadido a su resultado
(dir. gral.), La Ley, Buenos Aires, 2019. Se expresó: “El
juez civil debe considerar al ser humano, no solo como
un ente productor de bienes y servicios, sino como ser un
partícipe de la vida en sociedad. Este criterio implica que
nunca las indemnizaciones civiles deben ser inferiores a
las otorgadas a los trabajadores por su incapacidad la-
boral pura, pues de otro modo, el sistema jurídico tiene
un defecto en su estructura ideológica jurídica. En otras
palabras, para que la reparación sea plena, se debe su-
mar a la cantidad estimada para compensar la disminu-
ción en su capacidad laborativa, otra que compense el
nivel de incapacidad para la vida social que la disminu-
ción de su integridad psicosomática le ha dejado”. Este
criterio, es sustentado por la CS, “Aquino Isacio c/ Cargo
Servicios Industriales S.A. S/Art. 39 Ley 24.557”, A. 2652.
XXXVIII. RHE21/09/2004, Fallos: 327:3753; “Arostegui,
Pablo Martín c/ Omega Aseguradora de Riesgos del
Trabajo S.A. y Pametal Peluso y Compañia S.R.L. y Otro
s/ Inconst. Art. 39 LRT”, A. 436. XL. RHE08/04/2008,
Fallos: 331:570; “Ontiveros, Stella Maris c/ Prevención
ART S.A. y otros s/ accidente - inc. y cas”, O. 85. L.R-
HE10/08/2017, Fallos: 340:1038; “Grippo, Guillermo Os-
car, Claudia P. Acuña y Otros c/ Campos Enrique Oscar y
otros s/ daños y perjuicios (Acc.Tran. c/ Les. O Muerte),
CIV 080458/2006/1/RH00102/09/2021, entre otros.
Ver: ALFERILLO, Pascual E., “La cuantificación del daño
a la persona en la doctrina de la Suprema Corte de Justi-
cia de la Nación. La trascendencia del Caso “Grippo, Gui-
20, daría 23,2, que se redondea a 24. M sería
este resultado en la siguiente operación.
2) 100-24, multiplicado por 6, el resultado
dividido entre 100 y añadido a su resultado
24, daría 28,56, que se redondea a 29. M sería
este resultado en la siguiente operación.
3) 100-29, multiplicado por 7, el resultado
dividido entre 100 y añadido a su resultado
29, daría 33,97, que se redondea a 34. M sería
este resultado en la siguiente operación.
4) 100-34, multiplicado por 8, el resultado
dividido entre 100 y añadido a su resultado
34, daría 39,28, que se redondea a 40. M sería
este resultado en la siguiente operación.
5) 100-40, multiplicado por 8, el resultado
dividido entre 100 y añadido a su resultado
40, daría 44,8, que se redondea a 45. M sería
este resultado en la siguiente operación.
6) 100-45, multiplicado por 8, el resultado
dividido entre 100 y añadido a su resultado
45, daría 49,4, que se redondea a 50. M sería
este resultado en la siguiente operación.
7) 100-50, multiplicado por 8, el resultado
dividido entre 100 y añadido a su resultado
50, daría 54. M sería este resultado en la si-
guiente operación.
8) 100-54, multiplicado por 10, el resultado
dividido entre 100 y añadido a su resultado
54, daría 58,6, que se redondea a 59. M sería
este resultado en la siguiente operación.
9) 100-59, multiplicado por 10, el resultado
dividido entre 100 y añadido a su resultado
59, daría 63,1, que se redondea a 64. M sería
este resultado en la siguiente operación.
10) 100-64, multiplicado por 10, el resul-
tado dividido entre 100 y añadido a su resul-
tado 64, daría 67,6, que se redondea a 68. M
sería este resultado en la siguiente operación.
11) 100-68, multiplicado por 10, el resul-
tado dividido entre 100 y añadido a su resul-
tado 68, daría 71,2, que se redondea a 72. M
sería este resultado en la siguiente operación.
12) 100-72, multiplicado por 10, el resul-
tado dividido entre 100 y añadido a su resul-
tado 72, daría 74,8, que se redondea a 75. M
sería este resultado en la siguiente operación.
13) 100-75, multiplicado por 10, el re-
sultado dividido entre 100 y añadido a su
resultado 75, daría 77,5, que se redondea
a 78. M sería este resultado en la siguiente
operación.
llermo Oscar”, La Ley 02/11/2021, 9, RCyS 2021-VI, 34;
TR LALEY. AR/DOC/3000/2021.
(6) En algunos fallos de reciente dada (CNCiv., sala L,
“C.J.R., c/ Asociación de Fútbol Argentino y otro s/ Da-
ños y perjuicio”, 03/02/2023), se continúa empleando
el término “las afecciones legítimas” para hacer referen-
cia al daño moral. Esta denominación es empleada en el
art. 1738 cuando hace referencia a la especial tutela de
“sus afecciones espirituales legítimas”. La misma en-
cuentra su precedente más alejado en el texto original
del art. 1078 Cód. Civil: “o hiriendo sus afecciones legí-
timas”. Esta terminología confusa que, no fue recepta-
da en el art. 1741 Cód. Civ. y Com., donde se prefirió otro
arcaísmo al referirse al “daño extrapatrimonial”, ha sido
observada críticamente: ALFERILLO, Pascual E., “Daño
Moral. En la Legislación Argentina y Costarricense”, Ed.
Investigaciones Jurídicas S.A., San José, Costa Rica, 2017,
Comentario art. 1738 “d) daño a la integridad psíquica”,
en Código Civil y Comercial. Comentado. Tratado exegé-
tico, 3ª edición actualizada y aumentada, T. VIII/art. 1708
a 1881, Otras fuentes de obligaciones, Jorge H. Alterini (dir.
general), Thomson Reuters-La Ley, Buenos Aires, 2019,
p. 268 y ss., El daño moral, Ediciones Jurídicas Olejnik,
Chile-Argentina, 2022, p. 1 y sig.; “Cuantificación del
daño al bienestar o integridad espiritual: daño moral”
en Revista de Derecho de daños: “Cuantificación del daño
I”, Vol. 2021-1 (junio 2021), Rubinzal Culzoni, Santa Fe,
2021, p. 323-361 entre otros trabajos.

14) 100-78, multiplicado por 10, el resulta-
do dividido entre 100 y añadido a su resulta-
do 78, daría 80,2, que se redondea a 81. M se-
ría este resultado en la siguiente operación; y
15) 100-81, multiplicado por 12, el resulta-
do dividido entre 100 y añadido a su resulta-
do 81, daría 83,28, que se redondea a 84, can-
tidad que constituye la puntuación conjunta.
En consecuencia el motivo ha de ser esti-
mado pues tal puntuación es de 84 y no de
100, como afirma la sentencia, ni de 80 como
pretende la parte recurrente” (7).
Esta explicación, que tiene como base
una ecuación con basamento científico, se
analizó con los guarismos aportados por
un fallo (8), llegando a un resultado similar
con la adopción del siguiente razonamiento:
“Cuando existen en simultáneo estas incapa-
cidades, se aplica una formula denominada
“Balthazard” o método de la capacidad res-
tante que simplificada se puede realizar del
siguiente modo: del total de la capacidad de
la víctima se resta la incapacidad de mayor
porcentual (en el caso sería la psíquica, que es
informada en el 25%, razón por la cual queda
un remante de capacidad del 75%). A ello se
le calcula a cuánto asciende el porcentual de
incapacidad siguiente y se resta (en el caso se
calcula el 5% de 75, que significa 3,75 que se
le resta a 75 y resulta un remanente de capa-
cidad del 71,25%). En el caso comentado se
suma un porcentaje del 0,66% de carácter fí-
sico-odontológico, razón por la cual debemos
hacer el siguiente cálculo: el 0,66% de 71,25
equivale a 0,47025, quedando un remante de
capacidad del 70,77975 y una sumatoria de
incapacidades del 29,22025 %” (9).
III. La recepción del método “Balthazard”
en el sistema jurídico nacional
III.1. En la normativa
Un estudio integral de la historia de la apli-
cación del método “Balthazard” en nuestro
sistema jurídico, conduce a la ley 24.557
de Riesgo de Trabajo, en cuyo art. 7º regula
cuándo y cómo se tipifica la incapacidad la-
boral temporaria. Esta hipótesis, conforme
el contenido del art. 1746 Cód. Civ. y Com.,
no está reglada en el mismo.
En cambio, el art. 8º que estatuye la in-
capacidad laboral permanente (ILP), pre-
cisa algunos detalles trascendentes. Así
en el inc. 1 precisa que “existe situación
de Incapacidad Laboral Permanente (ILP)
cuando el daño sufrido por el trabajador le
ocasione una disminución permanente de
su capacidad laborativa”. En el siguiente,
especifica que “la Incapacidad Laboral
Permanente (ILP) será total, cuando la
disminución de la capacidad laborativa
permanente fuere igual o superior al 66 %,
y parcial, cuando fuere inferior a este por-
centaje” (10).
Y, el inc. 4º fija como pauta que “el Po-
der Ejecutivo nacional garantizará, en los
supuestos que correspondiese, la aplicación
de criterios homogéneos en la evaluación de
las incapacidades dentro del Sistema Inte-
grado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP) y
de la LRT”.
(7) Tribunal Supremo España - Sala Primera, de lo Ci-
vil, STS 490/2013, 15/07/2013, https://vlex.es/vid/acci-
dentes-circulacion-calculo-indemnizacion-452368698.
El fallo completa la cuantificación expresando: “Según el
baremo vigente para el año 2005 el valor del punto en
este caso ha de ser el de 2.497,89 euros (Tabla III), lo que
nos da la cantidad de 209.822,76 euros, más el 10% de
factor de corrección (20.982,27), en total 230.805,03
euros. Hay que valorar separadamente, y sin factor de
corrección, los 13 puntos por perjuicio estético, a los que
corresponde una cantidad de 831,95 euros/punto, lo que
da un total de 10.815,35 euros. De ahí que la cantidad
total por perjuicio fisiológico y estético es de 241.620,38
euros, notablemente inferior a la de 350.711 euros fijada
Para concretar estos objetivos se dictó el
decreto 659/1996, de cuyo texto se extrae
que especifica los criterios de utilización
de las tablas de incapacidad laboral preci-
sando: “La incapacidad que surgiere de una
enfermedad profesional o de un accidente de
trabajo se medirá en porcentaje de la capaci-
dad funcional total del individuo.
En los trabajadores que, en los exámenes de
ingreso, se constaten limitaciones anátomo
funcionales, estas deberán ser asentadas en
su legajo personal, siendo el 100 % de la capa-
cidad funcional del trabajador, su capacidad
restante.
Esto implica, por lo tanto, que para la eva-
luación de la incapacidad de un trabajador
afectado por siniestros sucesivos se empleará
el criterio de la capacidad restante. Es decir
que el cálculo de la segunda minusvalía se
debe realizar sobre el saldo de capacidad
hará sobre el total de la capacidad restante.
En cuanto a la evaluación de la incapaci-
dad de un gran siniestrado, producto de un
único accidente se empleará también el crite-
rio de capacidad restante, utilizando aquella
de mayor magnitud para comenzar con la
evaluación y continuando de mayor a menor
con el resto de las incapacidades medibles”.
El desarrollo de la doctrina judicial laboral
ha tenido influencia en el ámbito civil a par-
tir de la vigencia del art. 1746 del Cód. Civ. y
Com., donde se regla el modo de cuantificar
la incapacidad psicofísica sobreviniente per-
manente.
Por ello, conocer su alcance y aplicación
adquiere una particular importancia cuando
convergen para determinar el porcentual de
incapacidad, daños a la integridad física y a
la psique en una misma víctima.
III.2. Aplicación del método “Balthazard”
en el ámbito laboral
III.2.a. Interpretación restringida de su
aplicación
El recorrido por el contenido de los fallos
dictados en el fuero laboral, en los cuales se
trata la aplicación del método “Balthazard”
se advierte una hermenéutica restringida, a
partir de la cual se excluye su aplicación en
una importante cantidad de hipótesis.
Ello debe ser analizado con cuidado en el
ámbito civil, donde ab initio no se elaboró
un baremo específico con la descripción y
tabulación de los menoscabos psicofísicos
que puede padecer una víctima civil (no
alcanzada por la normativa laboral), razón
por la cual, normalmente se aportan como
prueba dictámenes donde se especifican en
forma diferenciada el porcentual de la inca-
pacidad física y el grado de la minusvalía pa-
decida en la psique.
En consonancia con lo anticipado, se ve-
rifica que la línea interpretativa mayoritaria
sostiene que “es sabido que la fórmula co-
nocida como de “la capacidad restante” no
resulta aplicable a los casos en los cuales los
porcentuales de incapacidad derivan de afec-
ciones en distintas regiones o funciones del
por la sentencia que se recurre”.
(8) CNFed. Civ. y Com., sala II, “Sanjurjo, Jorge Alber-
to c/ Ministerio de Seguridad Policía Federal Argentina y
Otros s/ Daños y Perjuicios”, agosto 2022, TR LALEY AR/
JUR/105065/2022.
(9) ALFERILLO, Pascual E., “Influencia del progreso de
la ciencia en la tipificación y cuantificación de los daños
a la persona: no es “guerra de etiquetas”, sino la aplica-
ción del conocimiento científico en el derecho”, LA LEY
15/12/2022, 6, TRLALEY AR/DOC/3579/2022.
(10) En el inc. 3º regula que “El grado de incapacidad
laboral permanente será determinado por las comisio-
nes médicas de esta ley, en base a la tabla de evaluación
de las incapacidades laborales, que elaborará el Poder
organismo humano pero que se verificaron
en forma contemporánea, por cuanto no se
trata de la ponderación de hechos traumá-
ticos sucesivos en los que pudiera determi-
narse la existencia de una minoración previa
(en igual sentido esta Sala SD 101814 del
22/5/13, “Ríos Miño, Denis Filemón c/ Pro-
vincia ART S.A.”)” (11).
En mismo pronunciamiento explica que
“el método basado en la conocida fórmula de
Balthazard solo podría aplicarse cuando un
trabajador, que tiene su capacidad laboral
disminuida sufre un nuevo infortunio labo-
ral, en cuyo caso —y conforme a dicho méto-
do— el grado de minusvalía que corresponde
a este último no debe aplicarse sobre el 100%
de capacidad (total), sino sobre la restante
que surge de descontar a ese 100% la incapa-
cidad definitiva y permanente derivada del
hecho anterior (ver, sobre este aspecto, Lilia-
na H. Litterio, “Valoración de las incapaci-
dades múltiples”, DL, Errepar- DLT - T. VIII,
págs. 507/514, trabajo citado por la Sala IV
de la CNAT, Sentencia 93849 del 29/12/08
in re “Orcellet, Hernán A. c/ Club Almirante
Brown s/accidente”), todo lo cual no se confi-
gura en autos, en tanto que la accionada per-
sigue el descuento de minusvalías verificadas
como producto de un mismo hecho traumá-
tico” (12).
Otro tribunal de la jurisdicción precisó
que “el método de la capacidad restante es
aplicable a los casos en los cuales los porcen-
tuales de incapacidad obedecen a diferentes
orígenes, que se verificaron en forma sucesi-
va (no de manera contemporánea). En con-
secuencia, dado que —reitero—, en el caso,
las dolencias (física y psíquica) detectadas
por el experto reconocen como único origen
el accidente denunciado en el inicio —confor-
me se desprende el informe pericial médico
y su aclaración producidos en autos—, co-
rresponde determinar la incapacidad obrera
total efectuando la sumatoria directa de los
parciales de incapacidad física y psíquica de-
terminados, tal como se efectuó en la anterior
instancia” (13).
Completa su criterio expresando que “el
Decreto 659/96 establece los siguientes
supuestos: en los trabajadores que, en los
exámenes de ingreso, se constaten limita-
ciones anátomo-funcionales, estas deberán
ser asentadas en su legajo personal, siendo
el 100% de la capacidad funcional del tra-
bajador su capacidad restante y en los casos
de siniestros sucesivos, no siendo estos su-
puestos aplicables al caso. Al mismo tiempo,
si bien prescribe en cuanto “a la evaluación
de la incapacidad de un gran siniestrado,
producto de un único accidente se empleará
también el criterio de capacidad restante,
utilizando aquella de mayor magnitud para
comenzar con la evaluación y continuando
de mayor a menor con el resto de las incapa-
cidades medibles”, lo concreto es que el De-
creto no dice cómo debe aplicarse el método
de capacidad restante (o si esta se aplica) en
caso de invalideces múltiples que no ten-
gan la magnitud incapacitante de una gran
siniestrado, teniendo en consideración por
lo demás, que la fórmula de Balthazard tiene
por finalidad evitar que la suma de incapa-
cidades por invalideces múltiples excedan el
100%, no siendo este el caso de marras” (14).
Ejecutivo Nacional y, ponderará entre otros factores, la
edad del trabajador, el tipo de actividad y las posibilida-
des de reubicación laboral”.
(11) CNTrab., sala II, “Palomo, Raúl c/ Galeno Art
S.A. s/ Recurso - Ley 27.348, 13/02/2023. En el mis-
mo sentido: CNTrab., sala I, “López, Mauricio Benito
c. Frigorífico Lafayette S.A. s/ accidente - acción civil”,
30/05/2014, DT 2014 (octubre), 2903, TR LALEY AR/
JUR/36367/2014; CLab. Rosario, sala I, “Becerra, Juan
v. Frigorífico Paladini S.A.I.C.”, 06/09/2006, 70039673;
CNTrab., sala VI, “Alonso, Sebastián Javier c/ Provincia
Art S.A. s/Accidente - Ley Especial”, 05/12/2022; CN-
Trab., sala V, “Ortiz, Juan Lázaro c/ Provincia Art S.A.
s/ Recurso Ley 27.348” (Juzgado Nº 73), 30/11/2022;
Martes 23 de mayo de 2023 | 5
Para cerrar las citas de este criterio, se
puede traer a colación en fallo que sostuvo:
“La fórmula de Balthazard para establecer
la incapacidad integral del trabajador es
empleada para aquellos casos en que un se-
gundo accidente, separado en el tiempo del
primero, afecta al mismo órgano, aparato o
sistema —incapacidades múltiples sucesivas
monofuncionales— pero no frente a incapa-
cidades múltiples conjuntas polifuncionales”.
(Sala X CNAT, ‘Montiel Antonio A. c/ Tinto-
rería Industrial del Sud SA’, SD del 29/5/2002;
Sala V, ‘Esteche Espinola Fidelina c/ Centro
de Ingenieros y otro s/ Accidente Acción Ci-
vil’, SD 75044 del 17/04/2013)” (15).
Sin duda, la sumatorio lineal favorece
al trabajador concretando en los fallos el
principio in dubio pro operario, razón por
la cual se ha generalizado una interpreta-
ción restringida de la aplicación del méto-
do Balthazard en el ámbito laboral, sobre la
base de una tautología legal, porque es bien
sabido que para estimar la incapacidad so-
breviniente de una víctima, cuando esta ya
trae en su historia clínica antecedentes de
otra situación traumática que le ha produci-
do discapacidad, su capacidad inicial nunca
podría ser del 100%, sino la remanente.
La reglamentación es por demás clara
cuando el dec. 659/1996 y sus reformas con
claridad especifican, en su parte in fine, lo
siguiente: “Criterios de utilización de las ta-
blas de incapacidad laboral en distintos su-
puestos:
-La incapacidad que surgiere de una enfer-
medad profesional o de un accidente de tra-
bajo se medirá en porcentaje de la capacidad
funcional total del individuo.
-En los trabajadores que, en los exámenes
de ingreso, se constaten limitaciones anáto-
mo-funcionales, estas deberán ser asentadas
en su legajo personal, siendo el 100 % de la
capacidad funcional del trabajador, su capa-
cidad restante.
Esto implica, por lo tanto, que para la eva-
luación de la incapacidad de un trabajador
afectado por siniestros sucesivos, se empleará
el criterio de la capacidad restante. Es decir
que la valoración del deterioro se hará sobre
el total de la capacidad restante.
-En cuanto a la evaluación de la incapaci-
dad de un gran siniestrado, producto de un
único accidente, se empleará también el crite-
rio de capacidad restante, utilizando aquella
de mayor magnitud para comenzar con la
evaluación y continuando de mayor a menor
con el resto de las incapacidades medibles”.
Va de suyo que el no empleo por la juris-
dicción laboral del método Balthazard deja
abiertos muchos interrogantes interpretati-
vos.
Finalmente citar el pensamiento de la
Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, cuan-
do expresó que “el Juez de grado decidió que
no aplicaría la fórmula en cuestión —y cuan-
do la Sala confirmó tal extremo del pronun-
ciamiento— se explicó por qué no resultaba
procedente el método en relación a las dolen-
cias auditiva y psiquiátrica, pero se omitió
CNTrab., sala IV, “Maidana, Ricardo César c/ Experta Art
S.A. s/ Recurso Ley 27.348”, 20/10/2022, CNTrab., sala
IV “Jara, Jorge Gustavo c/ La Segunda Art S.A. s/ Acci-
dente - Ley Especial”, 24/1072022; entre otros.
(12) CNTrab., sala II, Palomo Raúl c/ Galeno Art S.A.
s/Recurso - Ley 27.348, 13/02/2023.
(13) CNTrab., sala VI, “Alonso, Sebastián Javier c/ Pro-
vincia Art S.A. S/Accidente - Ley Especial”, 05/12/2022.
(14) CNTrab., sala V, “Ortiz, Juan Lázaro c/ Provincia
Art S.A. s/ Recurso Ley 27.348”, 30/11/2022.
(15) CNTrab., sala VI, “Herrera, Juan Manuel c/ Fede-
ración Patronal Seguros S.A. s/ Accidente - Ley Especial”,
28/11/2022.
6 | Martes 23 de mayo de 2023
por completo la justificación de por qué no
procedía entre estas y la dolencia antecedente
de columna.
Esta falta de fundamentación, agravada
incluso por constituir un apartamento in-
justificado de un dictamen pericial, se erige
como un supuesto concreto de arbitrariedad
de sentencia, y resulta suficiente para desca-
lificar el pronunciamiento impugnado con el
alcance referido” (16).
III.2.b. Fallos para introducirnos a la pro-
blemática en sede civil
La trascendencia que se le concede en
sede laboral a la aplicación o no del méto-
do Balthazard para determinar el grado de
incapacidad que padecen las víctimas de
accidentes del trabajo regladas por la Ley de
Riesgo del Trabajo ha generado el dictado de
una importante cantidad de sentencia de las
cuales se han seleccionado, por su conteni-
do, las pronunciadas por la Suprema Corte
de Justicia de Mendoza, la Corte Suprema
de Justicia de la Nación y la de Santa Fe para
comprender la problemática en su aplica-
ción en sede civil.
En esa búsqueda, el fallo mendocino ex-
presa que “la sentencia que acogió la de-
manda por cumplimiento de un contrato de
seguro de accidentes personales, determinan-
do mediante sumatoria lineal de las incapa-
cidades parciales la existencia de un 68% de
incapacidad total, no puede ser considerada
arbitraria porque la aseguradora reconoció
la existencia de una incapacidad del 53,26%,
utilizando el criterio de la capacidad residual
o método Balthazard, lo que no denota una
diferencia de tal magnitud que pueda justifi-
car su invalidación” (17).
Ello, por cuanto, “ante la falta de previ-
sión en la póliza de seguros por accidentes
personales, respecto a que el cálculo del por-
centaje de incapacidad debía realizarse con-
forme el método Balthazard o de la capaci-
dad restante, la elección de otro método por
parte del Tribunal —método de suma direc-
ta— no puede ser tildada de arbitraria, toda
vez que el método de la capacidad restante
es solo una manera de efectuar el cálculo y es
tan válido como otros posibles” (18).
Agregando, para fundamentar que “la
sentencia que determinó el grado de incapa-
cidad mediante la sumatoria de los porcen-
tajes de cada miembro u órgano perdido no
puede ser considerada arbitraria porque la
cláusula del contrato que prescribe que la in-
demnización total no puede exceder el 100%
de la Suma Asegurada para invalidez total
permanente, solo se justifica en caso de que la
sumatoria sea directa, puesto que el método
de la incapacidad restante nunca puede exce-
der el 100” (19).
Como se colige, este tribunal le quita toda
importancia a la diferencia existente entre
un 68% de incapacidad sobreviniente obte-
nido mediante la sumatoria lineal, contra un
53,26%, resultante del criterio de la capaci-
dad residual.
(16) CS Santa Fe, “Sandoval, Sergio Fabián c/ Exper-
ta Art S.A. -Accidentes y/o Enfermedades del Trabajo-
s/ Recurso de inconstitucionalidad (Queja Admitida)”,
10/05/2022, T. 317 PS. 449/457. En este fallo se meritó
que “surge de las constancias de la causa que los argu-
mentos del Magistrado de primera instancia (confirma-
dos por la Cámara) constituyen motivación suficiente
para no aplicar la Fórmula Balthazard en la compagina-
ción de los porcentajes de incapacidad derivados de la
hipoacusia y del padecimiento psiquiátrico, desde que
pueden válidamente ser consideradas como supuestos
excluidos del método según lo normado en el decre-
to 659/96 (por no tratarse de afecciones sucesivas, sino
originadas en las mismas tareas). Sin embargo, tal con-
clusión no resulta aplicable con relación a la capacidad
restante derivada de los trastornos de columna peritados
(y resarcidos) con anterioridad al presente juicio. Nóte-
Más allá de que no es un justificativo ade-
cuado desechar la importancia jurídica y
económica que realmente tiene la diferen-
cia, porque no supera el 100%, es necesario
recordar que la Ley de Riesgo del Trabajo en
su art. 8º precisa en el 66% la diferencia entre
la incapacidad laboral total y permanente,
cuando sea igual o superior, de la parcial,
cuando es inferior. En otras palabras, es cru-
cial la precisión del porcentual para un fallo
justo.
Ni que decir de la diferencia resultan-
te, si en el ámbito civil se aplica la fórmula
del art. 1746 con otro guarismo. A modo de
ejemplo, a una víctima de 30 años que gana
$ 100.000 al tiempo del accidente, resul-
ta: si se aplica el 53,26% de incapacidad, la
suma de $ 28.692.282,24; y si el porcentual
es del 68%, el resarcimiento ascendería a
$ 36.633.030,28 (20).
La diferencia de las sumas resarcitorias re-
sultantes es sustancial y no un mero dato sin
trascendencia jurídica, como indica la sen-
tencia transcripta.
Por su parte, la Corte Suprema de Justicia
de la Nación expresó que “es arbitraria la
sentencia que elevó el porcentaje de incapa-
cidad al 67,28% de la total obrera, destacan-
do que de la prueba pericial se desprendía
una minoración física del 52,28% y psíquica
del 15%, pues, al proceder de ese modo, sos-
layó el límite del 65% establecido en el decre-
to 659/1996 —según la redacción dada por el
decreto 49/2014— para las incapacidades de
carácter permanente y parcial, cuya supera-
ción se debió claramente a la incidencia de
los factores de ponderación y no a la cuantifi-
cación de la minusvalía en sí” (21).
Continúa el fallo: “el texto del decreto re-
glamentario 49/2014 ha procurado impedir
que se transforme en total una incapacidad
parcial mediante la suma de los factores de
ponderación cuya determinación permite
cierto margen de discrecionalidad por parte
de los peritos, pues, de no ser así, una mino-
ración superior al 66% podría dar lugar a un
reclamo de retiro por invalidez” (22).
En igual sentido, en voto individual se
dice que “el art. 8 de la LRT establece una
distinción entre incapacidad parcial, cuan-
do es inferior al 66%, y total, cuando supera
ese porcentaje; y esto ha procurado impedir
que se transforme en total una incapacidad
parcial mediante la suma de los factores de
ponderación, cuya determinación permite
cierto margen de discrecionalidad por parte
de los peritos. De no ser así, una minoración
superior al 66% podría dar lugar a un recla-
mo de retiro por invalidez. En el caso, el tra-
bajador sufrió la amputación de un dedo de
su mano hábil, que habría sido restituido. La
magnitud del daño no sería tal que justifique
su retiro del mundo activo, pero al reconocér-
sele un 67,28% de incapacidad, el afectado
estaría en condiciones de iniciar los trámites
jubilatorios. Al limitar la minoración a un
65%, esto ya no sería factible” (de la senten-
cia de la Corte a la que no adhiere el Dr. Ro-
senkrantz) (23).
se que incluso el perito médico actuante en autos en sus
dos intervenciones aplicó la Fórmula Balthazard para
estimar la dolencia auditiva desde el 76% de capacidad
restante del actor, a quien se le fijó en 2008 un 24% de
incapacidad por la dolencia columnaria (cfr. f. 526 y ss.,
687 y ss., y 24, respectivamente)”.
(17) SC Mendoza, sala I, “C., S. F. c. Federación Pa-
tronal Seguros S.A. s/ cumplimiento de contrato
s/ inc. cas.”, 26/05/2014, LLGran Cuyo 2014 (septiem-
bre), 858, TR LALEY AR/JUR/27200/2014.
(18) Ibídem.
(19) Ibídem.
(20) (En España) La diferencia aplicando el valor del
punto para el año 2005 de 2.497,89 euros (Tabla III) in-
formado por la sentencia española ut supra citada, sería
multiplicando por 68 = a Euros 169.857,52 y por 53,26 =
Euros 133.037.
III.3. Aplicación del método Balthazard en
el ámbito civil
III.1.a. Primer dilema. No existe pauta
normativa para calcular el porcentual de
incapacidad cuando existe convergencia de
daños psicofísicos
El art. 1746, Cód. Civ. y Com., cuando de-
sarrolla el contenido de la fórmula de la ma-
temática financiera para calcular la cuantía
dineraria del resarcimiento de una incapaci-
dad sobreviniente, únicamente exige que sus
rentas cubran la disminución de la aptitud
del damnificado para realizar actividades
productivas o económicamente valorables.
En todas las fórmulas propuestas se indica
que la incapacidad sobreviniente debe ser
determinada con un porcentaje que integra-
rá la fórmula.
Pero la evolución científica influyó para
entender que la incapacidad de la víctima
podía provenir tanto del deterioro de su in-
tegridad física como de la plenitud psíquica.
Sin embargo no regula solución alguna en
su normativa para cuando convergen ambos
tipos de menoscabos, como podría ser el dic-
tado de un baremo similar al elaborado para
los accidentes del ámbito laboral en la Ley de
Riesgo del Trabajo y sus reglamentaciones.
Esta falencia normativa generó dos in-
terpretaciones. La primera precisa que la
incapacidad total se determina mediante la
suma lineal de los porcentajes de las inca-
pacidades, informados por los peritos. Y, la
segunda, mediante la adopción del método
Balthazard.
Con relación a la primera opción, más allá
de las cuestiones médico-científicas que se
le pueden endilgar, en algunas hipótesis la
sumatoria lineal puede superar el “total per-
sona”. El 100%. Ello per se la invalida como
una respuesta científica y jurídica apta para
precisar el porcentual de incapacidad a re-
sarcir.
En cuanto al método Balthazard o de ca-
pacidad remanente, en su regulación laboral
tiene en cuenta exclusivamente la incapaci-
dad obrera. Es decir, pondera la pérdida de
la capacidad para las tareas específicas don-
de sufrió el accidente.
Pero en el ámbito civil se ha consolidado
el criterio integral, por el cual no solo debe
evaluarse la minusvalía para el trabajo, sino
también los impedimentos para el desarro-
llo de su vida cotidiana. Es una tarea de ma-
yor complejidad (24).
Ello quedó plasmado cuando se dijo que la
víctima resulta disminuida en sus aptitudes fí-
sicas o psíquicas de manera permanente: esta
incapacidad debe ser objeto de reparación, al
margen de que desempeñe o no una actividad
productiva, pues la integridad física tiene en sí
misma un valor indemnizable y su lesión afec-
ta diversos aspectos de la personalidad que
hacen al ámbito doméstico, social, cultural y
(21) CS, “Piedrabuena, Aníbal Ariel c. Federación
Patronal Seguros S.A. s/ accidente - ley especial”,
22/04/2021, TR LALEY AR/JUR/11350/2021.
(22) Ibídem.
(23) Ibídem.
(24) ALFERILLO, Pascual E., “La cuantificación del
daño a la persona en la doctrina de la Corte Suprema de
Justicia de la nación. La trascendencia del caso “Grippo,
Guillermo Oscar”, LA LEY 02/11/2021, 9, TR LALEY AR/
DOC/3000/202.
(25) CS, “Ontiveros, Stella Maris c/ Prevención ART SA
y otros s/ accidente - inc. y cas”, O. 85. L. RHE10/08/2017,
Fallos: 340:1038; “Grippo, Guillermo Oscar, Claudia P.
Acuña y Otros c. Campos Enrique Oscar y otros s/ daños
y perjuicios (Acc. Trán. c/ Les. o muerte), TR LALEY AR/
JUR/134520/2021; “Arostegui, Pablo Martín c. Omega
Aseguradora de Riesgos del Trabajo SA y Pametal Peluso
deportivo, con la consiguiente frustración del
desarrollo pleno de la vida (25).
El punto que merece un replanteo en es-
tas meditaciones jurídicas es el criterio plas-
mado por la Corte Suprema en el caso “Gri-
ppo” donde se “fija una pauta para razonar
cuándo la cuantía determinada para resarcir
los daños antes referenciados cumple con los
preceptos constitucionales de ser una repara-
ción plena; e introduce otro principio liminar
como es el derecho a que todo ser humano,
sea o no trabajador, cuando resulte daña-
do, sea medido con el mismo parámetro, el
criterio integral o humanista, al juzgarse en
el considerando 6º que las consideraciones
señaladas, ponderadas a la luz del prisma
del derecho a una reparación integral, este
tribunal entiende que resulta ineludible que,
al tiempo de determinar el monto indem-
nizatorio por incapacidad sobreviniente y
valor vida, los magistrados intervinientes
tengan en cuenta como pauta orientadora
las sumas indemnizatorias que establece el
régimen de reparación de riesgos del trabajo
para esos mismos rubros, lo que coadyuvará
con arribar a una decisión que —más allá de
las particularidades propias de cada régimen
indemnizatorio— no desatienda la necesaria
armonía que debe regir en el ordenamiento
jurídico, cuando no se evidencian razones de
entidad para un proceder diferente” (26).
III.3.b. La recepción en la doctrina judicial
civilista
La viabilidad de aplicar o no, el método
Balthazard, sin lugar a hesitación, se focaliza
en la hipótesis prevista en el art. 1746 Cód.
Civ. Com., cuando se presentan en forma
conjunta, para ser valorados y cuantificados,
daños a la integridad física y psíquica de la
persona.
Al respecto, se puede citar, como opinión
favorable, cuando se dijo que “la pondera-
ción de las concretas dolencias y su verdadera
incidencia en la vida diaria —extremos que
cabe valorar principalmente, más allá de
las estimaciones matemáticas de ciertos ba-
remos— autoriza a admitir que la persona
cuyo conjunto de afecciones la invalidan en
un 67 %, según fórmula de Balthazar, hallase
incapacitado de manera total e inhabilitado
para el normal desempeño de sus tareas ha-
bituales” (27).
En otra jurisdicción, se ponderó que “para
determinar el porcentaje de incapacidad, el
procedimiento correcto impone partir del
porcentaje de incapacidad mayor, y calcular
la incidencia de las demás incapacidades so-
bre la capacidad restante” (28).
En sentido contrario, se sostiene que
“para cuantificar la incapacidad sobrevi-
niente en los supuestos de concurrencia de
secuelas incapacitantes, el juez no está obli-
gado a seguir el método Balthazard o de la
incapacidad restante, sino que puede recurrir
a otras fórmulas de cálculo igualmente váli-
das, verbigracia, el de la suma directa o lineal
de los distintos porcentajes de incapacidad
(sigue 51.593 Garro...)” (29).
y Compañía SRL y Otro s/ Inconst. Art. 39 LRT”, A. 436.
XL. RHE08/04/2008, Fallos: 331:570; “Aquino Isacio c.
Cargo Servicios Industriales SA s/Art. 39 Ley 24.557”,
A.2652. XXXVIII. RHE21/09/2004, Fallos: 327:3753, en-
tre otros.
(26) ALFERILLO, Pascual E., “La cuantificación del
daño a la persona en la doctrina de la Corte Suprema de
Justicia de la nación. La trascendencia del caso “Grippo,
Guillermo Oscar”, ob. cit.
(27) CNFed. Civ. y Com, sala II, “Catrinacio, Eduardo
y otro c. Caja Nac. de Ahorro y Seguro”, 18/08/1998, TR
LALEY AR/JUR/4082/1998.
(28) C5aCiv., 1aCirc., Mendoza, “Ponce, Natalia Eliza-
beth y Ots. c/ Espeche, Ítalo p/ D.y P. (Accidente de Trán-
sito)”, 18/06/2014.
(29) C2aCiv., 1aCirc., Mendoza, Expte.: 52924 - “Guz-
zardi Graciela c/ Autotransportes Los Andes S A P/ D Y

IV. La cuestión en el fallo comentado
Teniendo presente el contenido resoluto-
rio de la sentencia de la primera instancia
venida a revisión de la Alzada transcripto
en la resolución se confirma “la suma fi-
jada por incapacidad sobreviniente —com-
prensiva en el daño físico y psíquico—, a
valores históricos; y confirmar las sumas
establecidas para los tratamientos psicote-
rapéuticos y kinesiológicos, a las fechas de
los informes periciales respectivos”.
El escueto fundamento en el cual se fun-
da el decisorio sostiene que “en lo atinente
a la cuantificación de la incapacidad so-
breviniente, entiendo que la indemnización
no se determina con cálculos, porcentajes o
pautas rígidas. Para supuestos como el de
autos el monto indemnizatorio se rige por
el actual art. 1746 y conc. del CCyC y que-
da librado al prudente arbitrio judicial,
debido a que se trata de situaciones en que
varían diferentes elementos a considerar,
tales como las características de las lesiones
padecidas, la aptitud para trabajos futuros,
la edad, condición social, situación econó-
mica y social del grupo familiar, etc., siendo
variables los parámetros que harán arribar
al juzgador a establecer la reparación.
En consecuencia, encontrándose acredi-
tadas las secuelas psicofísicas señaladas,
teniendo en cuenta que al momento del
hecho dañoso la víctima tenía aproxima-
damente 33 años, con estudios secunda-
rios completos, era casado y comerciante
(conforme informes periciales y BLSG -
exp. nº 7570/16/1), en uso de las facultades
conferidas por el art. 165 del Cód. Proce-
sal...”.
El contenido del fundamento deja abier-
tas algunas vetas jurídicas para comentar.
En primer lugar, correctamente se dice
que la valoración y cuantificación del
daño se rige por el Código Civil y Comer-
cial, por cuanto la metamorfosis de deuda
a valor dinerario, siguiendo el mandato del
art. 772 Cód. Civ. y Com., no se encontra-
ba consolidado por el recurso de apela-
ción intentado. Sin embargo, esta posición
contradiría, en una lectura rápida, con sus
propios dichos cuando ab initio sostuvo
que “no excluye la aplicación de las normas
generales del Código Civil, normativa que
rige además este caso porque era la que se
encontraba vigente a la época en que ocu-
rrió el hecho de autos” (30).
La explicación que no expresa y debe ser
deducida indica que en la etapa de transi-
ción vivida la primera parte de la senten-
cia de daño, donde se determina el sujeto
responsable de resarcir, es de aplicación la
norma que regía al momento del hecho; y
con ello se consolida la situación fáctica.
En cambio, la valoración y cuantificación
de la deuda de valor se consolidan cuan-
do es transformada a dinero, conforme el
art. 772 Cód. Civ. y Com.
El otro punto de interés para comentar
del fallo seleccionado se focaliza en los lí-
mites del arbitrio judicial, que en el Cód.
Civ. y Com. procuró ser acotado. En ese
sentido el art. 1746 no dice “podrá”, sino
reguló que “la indemnización debe ser eva-
luada” mediante la fórmula que contiene.
Como se colige, no concede facultades
a los jueces la facultad de aceptar o no la
aplicación de su contenido, sino que el
P”, 09/03/2018. En igual sentido, Expte.: 51593 - Garro,
Silvia Cristina y Ots. c/ Tapia, Adolfo Enrique P/D. y P.”,
23/12/2015 - Sentencia, Ubicación: LS142-214; entre otros.
(30) El fallo se sustenta normativamente cuando dice
que: “en estos casos es oportuno señalar que el sistema
de responsabilidad civil de las entidades mencionadas,
por daños producidos con motivo de la celebración de
espectáculos deportivos en estadios de concurrencia
“debe ser” es imperativo. Va de suyo, que
el arbitrio judicial quedó resignado a pre-
cisar los componentes de la fórmula, entre
ellos, el porcentual de incapacidad (31).
Para resaltar la importancia que tiene
una adecuada selección de la normativa
aplicable y su hermenéutica, si se hubie-
ra aplicado el contenido de la manda del
art. 1746, con los datos aportados a la cau-
sa (30 años, $ 2200 Salario MVM al 27 nov.
2014 y 54% de incapacidad aplicando la
suma lineal dado que nada se aclara) el
resarcimiento al momento del hecho as-
cendería (aplicando la formula Méndez)
$ 566.812,40.
Y si el cálculo fuere a la fecha de la sen-
tencia de primera instancia confirmada, la
suma sería de $ 10.032.579 (aplicando el
SMVM, al 8 abril 2022, $ 38.940).
Las palabras sobran cuando los núme-
ros se expresan, particularmente en épo-
cas de economía inflacionaria extraordi-
narias, porque una inadecuada cuantifi-
cación atenta contra el principio de repa-
ración plena (art. 1740 Cód. Civ. y Com.),
dado que se produce la licuación de los
pasivos en favor de los deudores y en des-
medro, de las víctimas.
Finalmente, precisar que se adoptó el
54% de incapacidad, haciendo la suma li-
neal de las incapacidades informadas por
los peritos en fallo comentado; pero ese
porcentual, sin lugar a duda, sería inferior
si el tribunal hubiere aplicado y explicado,
la fórmula Balthazard. El ejercicio queda
para ser realizado por el lector.
V. A modo de reflexiones finales
Sin perjuicio de los comentarios realiza-
dos a la sentencia, del breve repaso por los
antecedentes generados por la normativa
y la hermenéutica judicial, se pueden ex-
traer algunas conclusiones:
1. El método Balthazard o de la capa-
cidad remanente es introducida al plexo
jurídico argentino en la normativa dicta-
da en la ley 24.557 de Riesgo del Trabajo,
cuando al ser reglamentada, mediante el
dec. 659/1996 (y sus reformas), se marcan
algunas pautas que indujeron a una her-
menéutica judicial restringida en su apli-
cación por los tribunales.
2. La sanción del art. 1746 del Cód. Civ.
y Com., en cuyo texto se incluyen para ser
cuantificados tanto los menoscabos a la
integridad física como a la psíquica, cir-
cunstancia que cuando se verifican coe-
táneamente, porque derivan de un mismo
hecho dañador, genera la necesidad jurídi-
ca de buscar un modo, un método, lo más
científico y justo posible, para precisar
cuál es el porcentaje final de incapacidad
padecido por la víctima.
3. A partir de ello se comenzó a vislum-
brar, en el ámbito civil, que la determina-
ción del porcentual, cuando existen inca-
pacidades múltiples, podía realizarse con
la aplicación de dos métodos: el lineal
(suma directa) y el de la capacidad restan-
te (Balthazard).
4. La diferencia sustancial entre la nor-
mativa del Código Civil y Comercial y la
Ley de Riesgo de Trabajo se verifica en que
esta contiene en su reglamentación un ba-
masiva, encuentra su fundamento, según las distintas
interpretaciones, tanto en las normas del Código Ci-
vil (arts. 512, 1109, 1113, párrafo 2º, parte 2ª, 1198) o en
lo estatuido por leyes especiales (vgr: arts. 1º y 33 de la
Ley 23.184; 51 de la Ley 24.192 y en las disposiciones de
la legislación tuitiva del consumidor, Ley 24.240 y sus
modificatorias). A diferencia de lo que ocurre con otros
regímenes, la aplicación de leyes especiales (Nº 23.184,
remo donde se discriminan pormenoriza-
damente las minusvalía físicas y psíquicas
que pueden padecer los trabajadores, pre-
cisando el porcentual que corresponde en
cada caso. En cambio, la ley civil nada dice
ni reglamenta sobre el particular, razón
por la cual las discapacidades de las per-
sonas humanas serán definidas por la ju-
risdicción con base en la prueba aportada,
en especial tomando en consideración los
informes periciales emitidos por los profe-
sionales médicos y psicólogos.
5. En otros términos, el Código Civil y
Comercial, en el texto del art. 1746, no
define cuál será en método aplicable para
determinar el porcentaje del daño padeci-
do por la víctima, especialmente cuando
existe una convergencia de minusvalía de
tipo físico en forma conjunta con la psíqui-
ca o cuando existen diversos menoscabos
del mismo tipo. Razón por la cual algunos
fallos han validado el uso de uno u otro, in-
distintamente.
6. Sin embargo, afinando las observacio-
nes críticas, se anticipó que el método de
la suma directa, al brindar la posibilidad
de que el total ascienda a más del 100%,
marca per se su deficiencia técnica, porque
el ser humano no puede acumular y supe-
rar en incapacidades el total de su capaci-
dad.
7. Otro detalle muy importante, que al-
canza a los dos sistemas en estudio, se
pone en evidencia cuando se considera
que el daño al ser humano puede afectar
una o las dos integridades que lo confor-
man, que tienen naturaleza propia y di-
ferenciada científicamente: la física y la
psíquica (32). Pero en la actualidad no se
tiene certeza o información científica que
indique cuál es el porcentual de capacidad
que le corresponde a cada una de las in-
tegridades en el todo de la capacidad hu-
mana.
A partir de ello se debe reflexionar:
7.1. Cuando un perito informa, verbi-
gracia, que se tiene una minusvalía física
incapacitante del 20% se estima, sin más,
que es del total, del 100%. Como se colige
de las aseveraciones antes expuestas, en
ese pleno de capacidad está también in-
cluida la psíquica, razón por la cual se la
estaría incluyendo sin tener fundamento
científico de que también es afectada.
7.2. De igual modo acontecería cuando
se determine que se ha configurado una
discapacidad psíquica (neuronal, psiquiá-
trica o psicológica) y se fija el porcentual
sobre el total de la capacidad de la perso-
na. En este caso se integra a la integridad
física.
7.3. La razón de este equívoco, como se
sostiene, es la falta de precisión científica
de cuál es del total de la capacidad del ser
humano, la parte porcentual que le corres-
ponde a la física del total. Y cuál es la por-
ción de la capacidad psíquica. A nadie es-
capa la íntima vinculación entre la esfera
psíquica y la física, la recíproca influencia
entre ellas. Los pronunciamientos conoci-
dos donde se trata el tema, normalmente,
hacen referencia a cómo el padecimiento
físico trae como consecuencia, en algunos
casos, el padecimiento psíquico, fijando
sus respectivos porcentajes de minusvalía
sobre el total de la capacidad de la perso-
24.192, 24.240, entre otras)”.
(31) El art. 165 del Cód. Procesal Civil y Comercial de la
Nación, invocado en la sentencia, sin lugar a duda no es
de aplicación al caso, dado que no encuadra en ningu-
na de sus hipótesis teniendo a la vista que se encuentra
acreditado el daño y los mecanismos para cuantificar el
mismo. Va de suyo que es muy común en los magistrados
que se han formado en la doctrina decimonónica seguir
Martes 23 de mayo de 2023 | 7
na. Por ejemplo, cuando a un deportista se
le amputa un miembro inferior o a un pin-
tor su brazo hábil.
7.4. A partir de este razonamiento, sin
duda, la sumatoria lineal duplica el por-
centual fijado para un tipo al incluir el
otro. Es por ello que se puede llegar a una
suma de incapacidad mayor a la capacidad
plena del ser humano.
7.5. Por otra parte, el método de la ca-
pacidad remanente, adolece del mismo
defecto, porque de igual modo no discri-
mina cuál es el porcentual de la capacidad
total de la persona que se debe asignar a la
integridad física y cuál a la psíquica. Pero
disminuye el error de cálculo al deducir la
incapacidad con más alto porcentual de la
capacidad que tenía la víctima al momen-
to del hecho. A ese resultado se le deduce
la incapacidad siguiente en importancia;
y así sucesivamente. Con ello no supera
jamás el 100% de la capacidad plena hu-
mana.
8. En función de las razones expuestas,
se estima que:
8.1. Es una aspiración de deseo que la
ciencia, en general, y la médica, con sus
especialidades en particular, determinen
científicamente, si ello fuere posible, cuál
es la incidencia, en porcentual, de la inte-
gridad física y de la psíquica, respectiva-
mente, del total de la capacidad humana.
En otros términos, del 100% de capacidad
qué porcentual correspondería a la física y
qué porción a la psíquica.
8.2. De ese mod, la disminución debería
ser conforme al tipo de incapacidad em-
pleando el método Balthazard. A modo
de ejemplo, si se estipulase que del total
de capacidad el 60% es física, las incapa-
cidades informadas de esta naturaleza se-
rían del 20% y 10%. La cuenta debería ser
extraer el 20 % de 60= 12%, que restado
quedaría en 48% de capacidad remanente.
A su vez, a esta suma se le debería extraer
el 10% que daría: 4,8%. Restado de 48% =
43,2% de capacidad remanente y un subto-
tal de incapacidad física del 16,8%.
8.3. De existir, en simultáneo, los dos
tipos de incapacidades, las cuentas se ha-
cen en forma independiente y finalmente
se suman. Así, siguiendo con el ejemplo
anterior, la incapacidad psíquica informa-
da por el perito sería del 20%. Entonces le
deberíamos restar del 40% el 8% quedando
una capacidad remanente del 32%.
8.4. Así, siguiendo los guarismos del
ejemplo, la incapacidad total sobrevinien-
te, sería del 24,8%.
8.5. Por cierto, la aspiración de deseo ex-
puesta es que la ciencia tenga el desarrollo
técnico suficiente que permita precisar la
injerencia porcentual de la integridad física
diferenciada de la integridad psíquica, como
máxima aspiración. De mínima, cuando
haya influencia entre los menoscabos pa-
decidos de distinta naturaleza que se la ex-
plique adecuadamente, para una correcta
ponderación del porcentaje de incapacidad
mediante el método Balthazard, que se es-
tima actualmente como el más adecuado,
conforme las reflexiones realizadas.
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/1187/2023
sosteniendo que la cuantificación en de su exclusiva res-
ponsabilidad y arbitrio, sin comprender el cambio de pa-
radigma introducido por el Cód. Civ. y Com., que limita el
arbitrio y exige sentencias con fundamentos razonables
(art. 3).
(32) La integridad psicofísica será cuantificada apli-
cando las pautas del art. 1746. La otra integridad de la
cual es titular el ser humano.
8 | Martes 23 de mayo de 2023
Texto completo de fallo de p. 3
2ª Instancia.- Buenos Aires, 3 de febrero
de 2023.
I.-Contra la sentencia dictada el 8 de abril
del 2022, apeló la parte actora el 12/04/22,
por los fundamentos del 19/09/22, contes-
tados el 4/10/22; la demandada Club Atléti-
co River Plate, el 11/04/22, por el memorial
del 19/09/22, contestado el 10/04/22; y la
citada en garantía el 18/04/22, por los agra-
vios del 19/09/22, contestados el 10/04/22.
II.- En la instancia anterior se hizo lugar
a la demanda interpuesta por J. R. C. contra
el Club Atlético River Plate, con extensión
a la aseguradora El Surco Compañía de Se-
guros S.A, con costas. A su vez, se desesti-
mó la acción interpuesta contra la Asocia-
ción del Futbol Argentino (AFA), con costas
por su orden.
El actor dijo que el día 27 de noviembre
del 2014, aproximadamente a las 23.00 hs.,
se encontraba presenciando en calidad de
espectador en la platea Belgrano Alta del
Estadio Antonio Vespucio Liberti, el parti-
do que disputaban River y Boca por la Copa
Total Sudamericana; y que en el momento
que los hinchas se encontraban festejando
con “gran vehemencia” la victoria de River,
se produjo una avalancha, que ocasionó
que cayera pesadamente al suelo, y sufriera
las lesiones y daños por los que reclamó en
las presentes actuaciones.
Para decidir como lo hizo, el Sr. Juez
consideró que la emplazada incumplió el
deber se seguridad, y aplicó la ley 23.184
—modificada por la ley 24.192—, y la Ley
de Defensa del Consumidor nº 24.240
—modificada por la ley 26.361—, sin que
los accionados lograran —frente a esta
responsabilidad de carácter objetivo—
demostrar algún eximente por el cual no
debían indemnizar.
La actora se agravió por los montos fi-
jados por incapacidad psicofísica sobrevi-
niente, tratamiento psicológico y kinésico,
gastos de farmacia, asistencia médica y
movilidad, y daño moral. A su vez, cuestio-
nó la oponibilidad del límite de cobertura,
y la tasa y cómputo de interés aplicada.
La demandada Club Atlético River Plate
recurrió la atribución de responsabilidad
y la valoración de la prueba; refirió que
las constancias agregadas tienen even-
tualmente la aptitud para acreditar la pre-
sencia del actor en el estadio del CARP el
27/11/14, no así para verificar la ocurren-
cia del siniestro y su mecánica. Asimismo,
cuestionó la admisión y montos de la inca-
pacidad psicofísica, tratamiento psicoló-
gico y daño moral. Por último, recurrió la
tasa de interés aplicada y la forma en que
las costas fueron impuestas.
La compañía aseguradora apeló la res-
ponsabilidad y la forma en que las prue-
bas fueron analizadas. Además, solicitó la
reducción de las partidas fijadas por inca-
pacidad sobreviniente -físico y psíquico-,
y daño moral; y el rechazo de la suma es-
tablecida para tratamiento psicoterapéu-
tico y kinesiológico, y gastos de farmacia,
asistencia médica y movilidad. Por último,
cuestionó la tasa de interés aplicada.
III.- En primer lugar debo señalar que
tendré en cuenta la normativa vigente al
tiempo en que sucedieron los hechos, por
cuanto los efectos de las relaciones jurídi-
cas se rigen por la ley vigente al momen-
to en que estas se producen (conf. art. 7
CCyC; Kemelmajer en “La aplicación del
Código Civil y Comercial a las relaciones y
situaciones jurídicas existentes”, pág. 32 y
sgtes., ed. Rubinzal - Culzoni). En el caso,
corresponde la aplicación del Código Civil
ya derogado.
Asimismo, debo recordar que los jueces
no están obligados a analizar todas y cada
una de las argumentaciones de las partes,
ni tampoco cada medida de prueba; sino
solamente aquellas que sean conducentes
y posean relevancia para decidir el caso,
según la forma en que ha quedada trabada
la relación procesal (CSJN, Fallos: 144:611;
258:304, 262:222, 265:301, 272:225, 274:113,
276:132, 280:3201, 303:2088, 304:819,
305:537, 307:1121, entre otros).
IV.- Ahora bien, no llega controvertido
a esta instancia que el actor concurrió en
calidad de espectador al estadio Antonio
Vespucio Liberti el día 27 de noviembre del
2014 y se ubicó en la platea Belgrano Alta a
fin de presenciar el partido que disputaban
River y Boca por la Copa Total Sudamerica-
na. Sin embargo, la negativa de los accio-
nados se vincula al modo en que ocurrió el
siniestro denunciado en la demanda, y en
sus consecuencias.
Es preciso recordar que el artículo 377
del Código Procesal prevé que incumbirá
la carga de la prueba a la parte que afirme
la existencia de un hecho controvertido o
de un precepto jurídico que el Juez o Tribu-
nal no tenga el deber de conocer. Cada una
de las partes deberá probar el presupuesto
de hecho de la norma o normas que invo-
care como fundamento de su pretensión,
defensa o excepción. Ahora bien, habrá
de ser en principio la parte actora, quien
deba probar los hechos constitutivos de su
pretensión procesal, por ser quien puso en
funcionamiento el aparato jurisdiccional
del Estado y quien más interés posee en
demostrar la pertinencia de su pretensión.
La carga de la prueba es una circunstan-
cia de riesgo que consiste en que quien
no demuestre los hechos que debe probar,
pierda el pleito (conf. Couture, Eduardo J.
“Fundamentos del derecho procesal civil”,
Depalma, pág. 242).
V.- Veamos en este sentido, los elementos
probatorios traídos al proceso por las par-
tes, y que a mi juicio resultan relevantes.
A fs. 283/284 se encuentra la contesta-
ción brindada por Swiss Medical S.A. Allí
observo el “Comprobante de Atención
Médica” de “Acción Médica - Compañía
de Traslados y Emergencias Médicas S.A”
donde consta que el actor fue atendido el
día del accidente —27/11/14— a las 23:18
horas al presentar dolor en rodilla dere-
cha; que se llegó al diagnóstico presuntivo
de fractura en rodilla derecha y se dispu-
so la derivación al Hospital Pirovano (ver
fs. 283). Se informó que “se acompaña
constancia de asistencia personal médico
de ambulancia efectuada al Sr. J. C, D.N.I ...
de fecha 27/11/2014 correspondiendo al
servicio efectuado por ECCO, pertenecien-
te a mi poderdante, Swiss Medical S.A” (ver
fs. 284).
A fs. 164/167 se encuentra agregado hoja
del Libro de Consultorio —bajo el nº 76—
que da cuenta del ingreso del Sr. C a las
00:15 hs. al Hospital General de Agudos
Dr. Ignacio Pirovano. A su vez, se encuen-
tra a fs. 119/159 la historia clínica del Sana-
torio Sagrado Corazón que dio razón de la
atención que recibió el 28/11/14 al presen-
tar “traumatismo rodilla caída propia altu-
ra” y de la intervención quirúrgica que se
le practicó.
El demandado Club River Plate informó
a fs. 255/256 y 257/258 que no obra en sus
registros internos que el demandante fue-
ra atendido en la enfermería del club el
27/11/14; y que “los días de partido del Pri-
mer Equipo de Fútbol Profesional es con-
tratado complementariamente el servicio
médico de atención primaria y derivación
de asistentes, que en dicha fecha era pres-
tado por la empresa ECCO”.
Además, contamos con la declaración tes-
timonial del Sr. P. N. F. a fs. 384 —9/04/19—
bajo el sistema de oralidad filmada.
El declarante dijo conocer al actor a par-
tir del episodio, de lo que le pasó; “el acci-
dente que tuvo él en la cancha de River”
(ver minuto 02:00 al 02:20). Preguntado
si el 27/11/14 presenció un partido entre
River y Boca contestó que si bien no recor-
daba la fecha, lo presenció. Que le habían
regalado la entrada —cree que se la dieron
en la radio Vorterix donde trabaja— y des-
cribió que la entrada no tenía su nombre y
era chiquitita (ver minuto 12:27 al 12:54).
Dijo que estaban en la platea alta, más
cerca a la hinchada de River (ver minuto
03:20 al 04:10). En el minuto 08:10 al 09:19
aclaró y describió en forma detallada su
ubicación en el estadio, y refirió que cree
que era la Belgrano. Recordó que había ex-
cesiva cantidad de gente, que estaban to-
dos parados en los bancos y que al termi-
nar el partido se armó la “efervescencia”;
que todos se abrazaban; “se armó una piña
humana y de repente todos nos fuimos,
incluso yo también me caí”. En el minuto
10:32 al 10:46 aclaró que “el hecho en sí
fue violento, yo me llevé todo un rasguño
en la cara porque me abrazaban a mí que
más que ir a ver un espectáculo no era y
cuando nos caímos me rasguñaron la cara,
rodamos bastante hacia abajo”; y después
cuando se empezó a disipar el hecho apa-
reció este muchacho que estaba mal; de
hecho se quería parar para arrancar a ca-
minar y se caía; y todos lo vieron y lo tuvie-
ron que frenar y empezar a calmarlo, y no
sabía si había un directivo o alguien que
llamó y se acercaron médicos al lugar; y se
fue (ver minuto 04:14 al 05:10). Pregunta-
do por el Juzgado si tuvo otro contacto con
la persona que había caído, dijo que “no,
de hecho él estaba bastante más abajo, yo
ahí fui y si lo asistí, me acerqué a él entre
un montón de gente y le pasé mi teléfono.
Yo le dije fíjate no te vayas; seguro que te-
nés una cobertura. Yo trabajo en eventos y
en espectáculos entonces sé más o menos
qué tiene una cobertura. Le dije quedate
acá que te atiendan, porque estaba empe-
cinado en irse” (ver minuto 05:32 al 06:15).
Indicó que lo pusieron en una camilla, que
cree que eran del mismo club, pero que no
tiene la certeza (ver minuto 06:35 al 07:32).
Reiteró, al ser preguntado por la letrada de
la parte demandada, que “el lugar estaba
super sobrevendido, había gente en los
pasillos, en las escaleras, en las bocas de
entrada, la gente no estaba sentada como
correspondería en una platea, estábamos
todos parados... era así la situación” (ver
09:26 al 09:50). Sobre el horario del partido
y el hecho que relató, refirió que había sido
a la noche “calculo que en el horario de las
nueve” y el accidente “al final del partido,
si empezó a las nueve y media, sería once
y media, once y cuarto” (ver minuto 11.00
al 11:34).
Con relación a la valoración que corres-
ponde atribuir a tales dichos, siendo que se
trata del único testigo del hecho presenta-
do a esta causa civil, cabe señalar que ac-
tualmente, la credibilidad de una prueba
testifical no depende del número de depo-
nentes llamados a esclarecer a la justicia,
sino de la verosimilitud o probidad cientí-
fica del declarante, latitud y seguridad del
conocimiento que manifiesta, razones de
la convicción que declara, confianza que
inspira, etcétera (conf. CNCivil, sala “H”,
in re “E., H. y otro c/ A, M S. s/ Daños y Per-
juicios”, del 13 de marzo de 1996).
En efecto, la circunstancia de existir un
único testigo en relación con un hecho de-
terminado no debe conducir por sí sola a
desechar sus dichos, aunque parece razo-
nable analizarlos con mayor rigor. Si la co-
rrelación entre la declaración y el resto de
la prueba producida lleva al magistrado a
darle valor, tomando en cuenta factores in-
dividuales y conjuntos, subjetivos y objeti-
vos, no es aconsejable restarle todo mérito
(conf. Highton-Areán, Código Procesal, ed.
Hammurabi, T. 8, pág. 187).
Es que, como consecuencia de la adop-
ción del sistema de la sana crítica a los fines
de la valoración de la prueba, carecería de
toda justificación excluir el valor del testi-
monio único. Sus dichos resultan verosí-
miles, por cuanto dio con sumo detalle la
forma de ocurrencia del accidente que pre-
senció. No encuentro que los fundamen-
tos esgrimidos por los accionados en sus
agravios —y en el alegato presentado por
la citada en garantía— resulten suficientes
para apartarme de los dichos del deponen-
te, sobre la forma de ocurrencia del evento
dañoso que nos ocupa; sus dichos resultan
concordantes y detallados sobre las cir-
cunstancias principales del hecho, y tam-
bién con la restante prueba acompañada y
lo relatado en la demanda. Resalto que ha
contestado con espontaneidad, coherencia
y suficiente detalle a las preguntas que el
Juzgado y letrada y letrado de los litigantes
le formularon. No encuentro aseveración
al hecho referido en los agravios sobre que
el testigo no vio el accidente que sufrió el
actor; ha sido categórico al indicar la causa
y manera que cayeron —incluso el decla-
rante que sufrió lesiones en su rostro— y al
disiparse la gente vio al accionante, quien
se caía al intentarse reincorporar. Ade-
más, la circunstancia de que el accidente
haya ocurrido en la platea -como sostiene
la aseguradora en su alegato- no invalida
la forma en que ocurrió y el testimonio
brindado. Es más, la circunstancia de que
hubieran ingresado más espectadores de
lo permitido —el testigo dijo que se había
“sobrevendido” —, y que hubiera gente en
los pasillos, en las escaleras, en las bocas
de entrada y de pie en las butacas, incre-
mentó la posibilidad de un siniestro como
el sufrido por el Sr. Camba.
Además, ha quedado demostrado que el
actor fue atendido en el estadio el día del
accidente —27/11/14—; y que si bien de la
planilla de atención se desprende que ha
sido por “Acción Médica”; Swiss Medical
S.A en forma clara indicó que fue traslada-
do por el servicio de ambulancia efectua-
do por “ECCO”, el cual pertenece a su gru-
po económico. La empresa ECCO, como
bien señalara el Club Atlético River Plate a
fs. 255/256 y 257/258 es contratado los días
de partido del Primer Equipo de Fútbol
Profesional a los fines del servicio médico
de atención Primaria y derivación de asis-
tentes, y así fue el día 27/11/14.
Por todo ello, a partir de las pruebas re-
feridas precedentemente, valoradas en
su conjunto de acuerdo a las reglas de la
sana crítica, tengo por acreditado que el
accidente ocurrió en las circunstancias de
tiempo y lugar expuestos por el actor en su
escrito de demanda.
En estos casos es oportuno señalar que el
sistema de responsabilidad civil de las enti-
dades mencionadas, por daños producidos
con motivo de la celebración de espectácu-
los deportivos en estadios de concurrencia
masiva, encuentra su fundamento, según
las distintas interpretaciones, tanto en las
normas del Código Civil (arts. 512, 1109,
1113, párrafo 2º, parte 2ª, 1198) o en lo es-
tatuido por leyes especiales (vgr.: arts. 1º
y 33 de la Ley 23.184; 51 de la Ley 24.192 y
en las disposiciones de la legislación tui-
tiva del consumidor, Ley 24.240 y sus mo-
dificatorias). A diferencia de lo que ocurre
con otros regímenes, la aplicación de leyes
especiales (Nº 23.184, 24.192, 24.240, en-
tre otras) no excluye la aplicación de las
normas generales del Código Civil, nor-
mativa que rige además este caso porque

era la que se encontraba vigente a la épo-
ca en que ocurrió el hecho de autos (cfr.
Roubier, “Le droit transitoire (Conflits des
lois dans le temps)”, nº 42, p. 189, citado
en Kemelmajer de Carlucci, Aída “La apli-
cación del Código Civil y Comercial a las
relaciones y situaciones jurídicas existen-
tes”, página  100, Rubinzal - Culzoni Edi-
tores). (cfr. CNCiv. Sala I, “G. J. E. c/ Club
Atlético River Plate y otro s/ Daños y Perjui-
cios”Exp. Nro. 111166/07 del 29/8/2018).
En los espectáculos públicos, se está en
presencia de un supuesto de responsabi-
lidad contractual, cualquiera sea su fina-
lidad: deportiva, artística, cultural, etc. Su
fundamento se halla en la asunción de una
obligación de resultado (deber de seguri-
dad) por parte del organizador, respecto de
la incolumidad de los asistentes mientras
estos permanezcan en el lugar; por ello el
empresario organizador está obligado a ve-
lar por ello -sea a título gratuito u oneroso-
y debe responder ante el incumplimiento
de las obligaciones que pone a su cargo el
contrato que celebra con los espectadores
o asistentes (CSJN in re “Zacarías, Clau-
dio c. Gobierno de Córdoba”, fallo 97.176,
LA LEY, 1998-C, 322; CNCiv. Sala “E” “O., Á.
R. c. DG Entertainment SRL s/daños y per-
juicios” del 16/9/2009, pub. en “Gaceta de
Paz” del 09/02/2010, con primer voto del
Dr. Racimo donde menciona precedentes
de Salas de este Fuero y provinciales; Mayo,
Jorge “Sobre las denominadas obligaciones
de seguridad” LA LEY, 1984-B, 950, ap. II;
Vázquez Ferreira “Las obligaciones de se-
guridad” JA 1987-IV-951, ap. II en CNciv.
Sala “J”, “A., M. S. c. LS 4 Radio Continental
S.A. s/ daños y perjuicios”, 28/02/2013, TR
LALEY AR/JUR/1928/2013). Ese deber de
seguridad es expresivo de la idea de que
quienes asisten a un espectáculo lo hacen
en la confianza de que el organizador ha
dispuesto las medidas necesarias para cui-
dar de ellos (cfr. CNCiv. Sala M, “R., M. C.
c/ Club Atlético Newell´s Old Boys y otros”,
16/09/2015).
El contrato de espectáculos públicos, fre-
cuente e importante en la vida diaria, gene-
ra en el organizador no solo la obligación
de adecuar su conducta a los términos de
lo ofrecido, sino también de preservar la
seguridad de los asistentes y participantes
durante todo el transcurso del mismo. De
tal modo, si resulta dañado por una “ava-
lancha, o al ceder una baranda de conten-
ción, entre otros supuestos”, queda paten-
tizado el incumplimiento de la obligación
de seguridad del organizador, quien debe
responder salvo que acredite la ruptura del
nexo causal (hecho de la víctima, de un ter-
cero extraño, fuerza mayor o caso fortuito)
(conf. Pizarro, Ramón Daniel, “Tratado de
la Responsabilidad Objetiva”, Tomo II, La
Ley. Buenos Aires, 2015, pág. 305).
El deber de seguridad aludido es de re-
sultado; se “obliga antes, durante y después
de concluido el espectáculo a que los asis-
tentes no sufran daños en su persona o en
sus bienes” (cfr. Bustamante Alsina, “Los
concurrentes a los partidos de fútbol”, en
La Ley, 1994-D-428; Compagnucci de Caso,
“Responsabilidad civil de los organizado-
res”, en LL, 1988-E-141, Nº III; Bosso, “La
responsabilidad civil en el deporte y en el
espectáculo deportivo”, pp. 112 y ss., Nº 4).
A igual conclusión se llega a través de la
ley 23.184 (modificada por la ley 24.192)
invocada por el accionante al interponer la
acción. En efecto, en su redacción primige-
nia, el artículo 33 de la ley 23.184 estable-
cía que “las entidades o asociaciones par-
ticipantes de un espectáculo deportivo son
solidariamente responsables civiles de los
daños sufridos por los espectadores de los
mismos, en los estadios y durante su desa-
rrollo, si no ha mediado culpa por parte del
damnificado”. Mientras que su modificato-
ria (ley 24.192), dispone en su artículo 51
que “las entidades o asociaciones partici-
pantes de un espectáculo deportivo, son
solidariamente responsables de los daños
y perjuicios que se generen en los estadios”.
Conforme ello existe a cargo del orga-
nizador, una obligación de seguridad por
la cual aquel se compromete - además de
brindar el espectáculo deportivo- a garan-
tizar la indemnidad de la persona y bienes
del espectador y demás asistentes y parti-
cipantes.
A la misma conclusión se llega a través
de las normas contenidas la Ley de Defen-
sa del Consumidor. En efecto, recae sobre
el proveedor una obligación de seguridad
que surge de manera expresa del art. 42
de la Constitución Nacional, en tanto es-
tablece que el consumidor tiene derecho
a la protección de su salud, seguridad e
intereses económicos, así como del ar-
tículo 5 de la ley 24.240, según el cual “las
cosas y servicios deben ser suministrados
o prestados en forma tal que, utilizados
en condiciones previsibles o normales de
uso, no presenten peligro alguno para la
salud o integridad física de los consumi-
dores o usuarios”.
Se ha sostenido que el sistema de res-
ponsabilidad diseñado en la norma men-
cionada tiene un corte netamente objetivo
pues el artículo 5 de la ley 24.240 supone
la imposición en cabeza del proveedor (en
el caso, la demandada) de una obligación
de seguridad de resultado, consistente en
garantizar al consumidor o usuario que no
sufrirá daños en su persona o bienes en el
ámbito abarcado por la relación de consu-
mo (v. Picasso, Sebastián, “Las leyes 24.787
y 24.999: Consolidando la protección del
consumidor” -en coautoría con Javier H.
Wajntraub-, JA, 1998-IV- 753, y “Respon-
sabilidad civil por daños al consumidor”,
Anuario de Derecho Civil Uruguayo, t. XXI,
p. 753 y ss. Vid. asimismo López Cabana,
Roberto M., en Stiglitz, Gabriel (dir.), “De-
recho del consumidor”, nro. 5, Juris, Bue-
nos Aires, 1994, p. 16; Mosset Iturraspe,
Jorge - Lorenzetti, Ricardo L., “Defensa del
consumidor”, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe,
2003, p. 311).
En síntesis, cualquier daño sufrido por
el consumidor en ocasión o con motivo
de la relación de consumo, pone en fun-
cionamiento la responsabilidad objetiva
del proveedor, quien para exonerarse está
precisado de probar la ruptura del nexo
causal (conf. Wajntraub, Javier H., “Protec-
ción jurídica del consumidor”, Lexis- Nexis,
Buenos Aires, 2004, p. 64; CNCiv., Sala G,
21596, “L., J. E. c/ Transportes Guido SRL”,
BASE Micro CDS/ISIS, sumario nº 8229).
Ahora bien, como lo indiqué anterior-
mente, ha quedado efectivamente acredi-
tado que el actor, en ocasión de presenciar
el partido de fútbol que se disputó entre el
“River Plate” y “Boca Juniors”, sufrió una
severa lesión en su rodilla derecha, cuando
cayó al suelo desde su propia altura.
La circunstancia de que el siniestro haya
ocurrido en la platea no impide que pue-
da ocurrir un evento de la forma en que
fue relatado en la demanda; las fotografías
certificadas por Escribano Público acom-
pañadas por el Club Atlético River Plate a
fs. 77/80 dan cuenta que resultan ser asien-
tos precarios, solo con base y sin respaldo.
Lo cual, sumado a las circunstancias del
evento detalladas por el testigo presencial
en cuanto a que la capacidad del estadio se
encontraba sobrepasada —a su entender,
con sobreventa— ha ocasionado que los
espectadores se ubicaran en pasillos, esca-
leras, bocas de entrada y estuvieran de pie
en las butacas. A mi juicio, ello fue lo que
provocó que hinchas eufóricos, luego del
triunfo de su esquipo en un “súper clásico”
generaran algún tipo de corrida o avalan-
cha, empujando y cayendo luego al piso,
lesionándose el Sr. C.
Por lo tanto, al accionante le bastaba
con acreditar que sufrió un daño durante
el encuentro deportivo dentro del estadio,
extremo que se ha cumplido en la espe-
cie, generándose la presunción de que los
daños tienen nexo causal con los hechos
sufridos En cuanto a los accionados, al no
haber probado eximente alguno que pueda
contrarrestar dicha circunstancia y tornar
viable la fractura del nexo causal, propon-
go desestimar los agravios y confirmar la
sentencia de grado en cuanto a la atribu-
ción de responsabilidad se refiere.
VI. Tratada la cuestión referida a la res-
ponsabilidad, analizaré a continuación los
agravios vertidos respecto de la admisibi-
lidad y cuantía de los rubros indemnizato-
rios cuestionados.
a) El sentenciante fijó la suma indem-
nizatoria de novecientos cincuenta mil
pesos ($950.000) por incapacidad psicofí-
sica sobreviniente; la de setenta mil pesos
($ 70.000) para el tratamiento psicológico
y la de veinte mil pesos ($ 20.000) para el
tratamiento kinesiológico.
Frente a ello recurrió el actor quien con-
sideró reducido el monto por incapacidad
sobreviniente —comprensiva en los aspec-
tos físico y psicológico— y sus tratamien-
tos.
En cambio, la demandada apeló la pro-
cedencia y la suma fijada por incapacidad
sobreviniente y el tratamiento psicológico.
La citada en garantía recurrió y requirió el
rechazo de las partidas, o en su defecto, su
reducción.
La incapacidad sobreviniente se configu-
ra cuando se verifica una disminución en
las aptitudes tanto físicas como psíquicas
de la víctima. Esta disminución repercute
en la víctima tanto en lo orgánico como en
lo funcional, menoscabando la posibilidad
de desarrollo pleno de su vida en todos los
aspectos de la misma, y observándose en
el conjunto de actividades de las que se
ve privada de ejercer con debida amplitud
y libertad. Estas circunstancias se proyec-
tan sobre su personalidad integral, afectan
su patrimonio y constituyen inescindible-
mente los presupuestos para determinar la
cuantificación del resarcimiento, con sus-
tento jurídico en disposiciones como las
contenidas en los arts. 1068 y 1109 del Có-
digo Civil y las actuales 1737 a 1740 y conc.
del CCyC. Por tanto, es claro que las secue-
las permanentes, tanto físicas como psíqui-
cas y sus correspondientes tratamientos,
quedan comprendidos en la indemniza-
ción por dicha incapacidad. Ello se debe a
que la capacidad de la víctima es una sola,
por lo que su tratamiento debe efectuarse
en igual modo.
Se advierte que la salud aparece como un
bien jurídico de la mayor jerarquía a la hora
de su tutela jurídica, y en virtud de ello, las
consecuencias de su afectación resultan un
daño resarcible, en tanto agravia el interés
de la persona a mantener su nivel de salud
(Conf. Parellada, Carlos, “Incapacidad par-
cial y permanente”, en “Reparación de da-
ños a la persona. Rubros indemnizatorios
y responsabilidades especiales”, Dir: Trigo
Represas, F. – Benavente, M, Ed. La Ley,
2014, TIII, pág 3). Si se ubica a la persona
como centro y eje del ordenamiento jurí-
dico, el contenido y la consideración del
daño experimentado ha de tener especial
significación.
La Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción ha expresado que toda persona tiene
derecho a una reparación integral de los
daños sufridos; este principio basal del sis-
tema de reparación civil encuentra su fun-
Martes 23 de mayo de 2023 | 9
damento en la Constitución Nacional y está
expresamente reconocido por el plexo con-
vencional incorporado por el art. 75, inc
22 de la ley fundamental (conf. Arts. I de la
Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre; 3º de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos; 4º,
5º y 21 del Pacto de San José de Costa Rica
y 6º del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos) (CSJN, “G., G. O.; C. P.
A. y otros c/ C., E. O. s/ daños y perjuicios”,
2/9/21).
Asimismo, debo recordar que el daño
psíquico configura un detrimento a la inte-
gridad personal, por lo que para que este
sea indemnizado independientemente del
daño moral, debe configurarse como con-
secuencia del siniestro, y por causas que no
sean preexistentes al mismo. Ello se da en
una persona que presente luego de produ-
cido el hecho, una disfunción, un disturbio
de carácter psíquico permanente. En con-
clusión, debe mostrarse una modificación
definitiva en la personalidad, que la dife-
renciaba de las demás personas antes del
hecho; una patología psíquica originada en
este, que se la reconozca como un efecti-
vo daño a la integridad corporal y no sim-
plemente una sintomatología que pueda
aparecer como una modificación disvalio-
sa del espíritu, de los sentimientos, que lo
haría encuadrable tan solo en el concep-
to de daño moral. En consecuencia, solo
será resarcible el daño psíquico en forma
independiente del moral, cuando sea con-
secuencia del accidente, sea concordante
con este y se configure en forma perma-
nente.
Bajo estos lineamientos entiendo que co-
rresponderá analizar las pruebas traídas al
proceso.
Como he indicado, a fs. 283/284 se en-
cuentra agregado el “Comprobante de
Atención Médica” de “Acción Médica -
Compañía de Traslados y Emergencias
Médicas S.A” que dio cuenta de la atención
que el Sr. C recibió el día del siniestro don-
de se arribó al diagnóstico presuntivo de
fractura de rodilla derecha y fue derivado
al Hospital Pirovano. En dicho nosocomio
público fue ingresado a las 00:15 hs. por
consultorio -ver fs. 164/167-.
A fs. 119/159 se encuentra glosada la
historia clínica labrada en el Sanatorio Sa-
grado Corazón. Allí surge que el actor fue
atendido el 28/11/14 al presentar “trauma-
tismo rodilla caída propia altura, impoten-
cia extensión” en donde se le realizó RX
que constató fractura en polo inferior con
rótula desplazada y se ordenó exámenes
pre-quirúrgicos. Se encuentra asentado
que la intervención quirúrgica se llevó a
cabo el 05/12/14 y se practicó “hemipate-
lectomía + Túnelización Tendón Rotuliana
+ tenorrafia calza de yeso” (ver fs. 146).
El perito médico de oficio presentó su
dictamen a fs. 345/348. Dijo que del exa-
men físico llevado a cabo en la rodilla
derecha del actor, pudo constatar cicatriz
en región, de trazo uniforme de concavi-
dad externa de 18 cm, hipercrómica, no
adherida a planos profundos, indolora,
que sigue el eje del miembro, y es secue-
la de la cirugía practicada para la fractura
de rótula y ruptura de tendón rotuliano.
La palpación arrojó superficie de rótula
irregular; flexo- extensión: 0º-120º (v.n.
0º-150º); Ma. Mc. Murray positiva; Ma de
Apley positiva; posición en cuclillas im-
posible; y fuerza contra resistencia leve-
mente disminuida en comparación con la
contralateral.
Del examen físico, estudios complemen-
tarios y constancias agregadas en la causa,
el auxiliar indicó que el Sr. C padeció de
fractura en rótula y ruptura de tendón ro-
tuliano en rodilla derecha que ameritó de
10 | Martes 23 de mayo de 2023
tratamiento quirúrgico (osteosíntesis de
rótula y tenorrafia del tendón rotuliano se-
guido de kinesioterapia de rehabilitación).
Que a consecuencia de ello presentó en
su rodilla marcada irregularidad en los
contornos de la rótula, con áreas de os-
teopenia y otras de esclerosis heterogénea
(secuela de fractura con minuta); y secuela
post quirúrgica en sector de inserción de
tendones rotuliano y cuadricipital, injuria
meniscal grado I que afecta el cuerno pos-
terior del menisco interno y foco de edema
óseo en cóndilo femoral externo. Afirmó
que existe relación causal entre el acciden-
te y las lesiones constatadas.
Concluyó que presenta por la fractura
en rotula un 3% de incapacidad; debido a
la sección de tendón rotuliano un 14%; y
como consecuencia de la injuria meniscal
grado I en cuerno posterior de menisco
interno un 12%; todos con carácter parcial
y permanente de la total vida, conforme
Baremo General para el Fuero Civil de los
Dres. Altube y Rinaldi.
La parte actora solicitó explicaciones a
fs. 373; que fueron contestadas por el peri-
to a fs. 377. Allí el experto refirió que la va-
loración a la incapacidad asignada por las
lesiones constatadas en el actor -derivadas
causalmente con el accidente- asciende a
un 29% de carácter parcial y permanente.
A su vez, agregó que al actor se le indicó
en el post operatorio, sesiones de kinesio-
logía de rehabilitación, por 30 días. Estimó
el costo individual en $ 500 —a valores ac-
tuales—.
La parte demandada impugnó el infor-
me a fs. 416/417 al entender que la prueba
pericial no resultaba ser suficiente a los
fines de determinar la causalidad alegada
por el actor. A su vez, la citada en garantía
cuestionó la pericia a fs. 419/420. Además,
pidió aclaraciones, pero fue declarada ne-
gligente el 9/09/2020.
La perita psicóloga de oficio presentó el
dictamen a fs. 268/270. Allí indicó que el
peritado sufrió un impacto emocional vio-
lento y sorpresivo donde el factor sorpresa
fue el condicionante para el trauma. Que no
estaba preparado para tal magnitud de es-
tímulos y las consecuencias del accidente
le han provocado un gran estrés. Además,
señaló que lo acompañan sentimientos de
incertidumbre dado que se encuentra li-
mitado y no sabe cómo quedará su pierna
dañada; que evita multitudes, perdió capa-
cidad de goce y se siente limitado.
Afirmó que a consecuencia del acciden-
te presenta un estrés postraumático bajo la
forma de depresión reactiva ansiosa; que
afecta el conjunto del psiquismo en sínto-
mas como alta ansiedad, angustia, temor,
bloqueo emocional, inseguridad, inade-
cuada perspectiva del futuro, baja autoes-
tima, trastorno de sueño y sentimientos de
impotencia. Estimó su incapacidad en un
25% —depresión moderada— de acuerdo
al Baremo del Dr. Mariano Castex y Silva.
Recomendó la realización de un trata-
miento psicoterapéutico individual de dos
años con una frecuencia de una vez por
semana, y un costo por sesión de $ 800 en
el ámbito privado. El propósito es evitar el
reagravamiento y cronicidad del cuadro.
El informe mereció la impugnación de
la parte demandada a fs. 388/390. A su
vez la citada en garantía lo cuestionó a
fs. 394/399. Frente a ello, la auxiliar contes-
tó a fs. 401 y ratificó sus conclusiones.
Es atinado recordar que todo cuestio-
namiento a la tarea pericial debe tener tal
fuerza y fundamento que evidencie la fal-
ta de competencia, idoneidad o principios
científicos en que se fundó el dictamen. El
juez solo puede apartarse del asesoramien-
to pericial cuando contenga deficiencias
significativas, sea por errores en la apre-
ciación de circunstancias de hecho o por
fallas lógicas del desarrollo de los razona-
mientos empleados, que conduzcan a des-
cartar la idoneidad probatoria de la perita-
ción, lo que no sucede en autos. Siendo ello
así y a la luz de lo estipulado en los arts. 386
y 477 del Código Procesal, no cabe más que
aceptar las conclusiones del perito médico
y la perita psicóloga y rechazar las críticas
planteadas al respecto. Sobre las discre-
pancias que las accionadas sostienen en
sus agravios respecto a las lesiones físicas
del Sr. C, entiendo que las dolencias cons-
tatadas por el auxiliar en la rodilla derecha
concuerdan con la documentación médica
aportada al expediente, naturaleza y forma
del accidente —ya acreditado— y firmes
conclusiones del perito médico.
Tampoco encuentro fundamentos a los
agravios respecto al tratamiento kinésico
y psicoterapéutico recomendado por los
expertos. A mi entender esta clase de sesio-
nes buscan no agravar los cuadros que las
victimas padecen, y paliar en forma míni-
ma el daño tanto físico como psíquico que
sufrieron como consecuencia del acciden-
te, mejorando su calidad de vida. Ello a mi
entender resulta suficiente para desestimar
los agravios al respecto, sin que resulte su-
ficiente que el actor posea Obra Social.
Dicho esto, en lo atinente a la cuantifi-
cación de la incapacidad sobreviniente,
entiendo que la indemnización no se de-
termina con cálculos, porcentajes o pautas
rígidas. Para supuestos como el de autos el
monto indemnizatorio se rige por el actual
art. 1746 y conc. del CCyC y queda librado
al prudente arbitrio judicial, debido a que
se trata de situaciones en que varían dife-
rentes elementos a considerar, tales como
las características de las lesiones pade-
cidas, la aptitud para trabajos futuros, la
edad, condición social, situación económi-
ca y social del grupo familiar, etc., siendo
variables los parámetros que harán arribar
al juzgador a establecer la reparación.
En consecuencia, encontrándose acre-
ditadas las secuelas psicofísicas señaladas,
teniendo en cuenta que al momento del
hecho dañoso la víctima tenía aproxima-
damente 33 años, con estudios secunda-
rios completos, era casado y comercian-
te (conforme informes periciales y BLSG
-exp. nº 7570/16/1), en uso de las faculta-
des conferidas por el art. 165 del Cód. Pro-
cesal, propongo confirmar la suma fijada
por incapacidad sobreviniente —com-
prensiva en el daño físico y psíquico—, a
valores históricos; y confirmar las sumas
establecidas para los tratamientos psicote-
rapéuticos y kinesiológicos, a las fechas de
los informes periciales respectivos.
b) En la sentencia de grado se fijó por
daño moral la suma de cuatrocientos se-
tenta y cinco mil pesos ($ 475.000).
La actora recurrió y solicitó su elevación,
en cambio, la demandada y la aseguradora
peticionaron el rechazo y/o reducción de la
partida.
Entiendo el daño moral alude a todo pa-
decimiento y angustias que lesionan las
afecciones legítimas de la víctima. Es un
daño no patrimonial, es decir, todo per-
juicio que no puede comprenderse como
daño patrimonial por tener por objeto un
interés puramente no patrimonial. Tam-
bién se lo ha definido como una modifi-
cación disvaliosa del espíritu en el desen-
volvimiento de su capacidad de entender,
querer o sentir, que se traduce en un modo
de estar la persona diferente al que se ha-
llaba antes del hecho, como consecuen-
cia de este y anímicamente perjudicial. Se
trata de todo menoscabo a los atributos o
presupuestos de la personalidad jurídica,
con independencia de su repercusión en la
esfera económica.
A fin de cuantificar este ítem deben con-
siderarse los padecimientos y angustias
que lesionan las afecciones legítimas de las
víctimas.
En casos como el de autos, donde se
acreditaron daños psicofísicos transitorios
y permanentes, el daño moral surge “in re
ipsa”. En este sentido, aquellos permiten
considerar la entidad de las perturbacio-
nes de índole emocional o espiritual que
se produjeron en la actora y que deben ser
resarcidas.
La determinación del monto indemniza-
torio se encuentra librada al prudente ar-
bitrio judicial, con amplias facultades para
computar las particularidades de cada caso.
En virtud de las consideraciones prece-
dentes, en uso de las facultades que con-
fiere el art. 165 del Cód. Procesal, por con-
siderarla ajustada a derecho, propondré la
confirmación de la partida, a valores histó-
ricos.
c) Los gastos de farmacia, asistencia mé-
dica y movilidad se fijaron en la suma de
siete mil pesos ($7.000), lo cual fue impug-
nado tanto por el actor como por las accio-
nadas.
En relación a los gastos de asistencia mé-
dica, farmacéuticos y de traslado, entiendo
que no es necesaria su acreditación a través
de recibos o facturas, siendo únicamente
necesario que estos guarden relación con
las lesiones acreditadas por la víctima,
quedando su monto resarcitorio librado al
prudente arbitrio judicial.
Asimismo, debemos recordar que aún
cuando la asistencia fuera brindada en
hospitales públicos o por intermedio de
obras sociales, resulta muy frecuente que
los pacientes deban hacerse cargo de
ciertas prestaciones no amparadas por
aquellas.
Entiendo que, de lo que surge de la pe-
ricia médica analizada y demás elementos
probatorios, y en uso de las facultades con-
feridas por el art. 165 Cód. Procesal, pro-
pongo elevar la partida a la suma de ocho
mil pesos ($ 8.000) a valores históricos.
VII.- Los intereses se liquidaron des-
de la fecha en que se produjo el daño
—27/11/14— hasta su efectivo pago, a la
tasa activa cartera general (préstamos)
nominal anual vencida a treinta días del
Banco de la Nación Argentina, de confor-
midad al fallo “Samudio” de esta Cámara,
a excepción del tratamiento psicológico y
kinesiológico, en los cuales se dispuso que
los intereses deben ser calculados —a la
tasa indicada— desde la presentación de
la pericia médica y psicológica y hasta el
efectivo pago.
La actora requirió que los intereses fija-
dos para el tratamiento psíquico y kinésico
sean calculados desde el hecho. A su vez,
solicitó se aplique la tasa activa del ple-
nario “Samudio” desde el hecho y hasta
el 1/08/15, y desde allí y hasta el efectivo
pago el doble de la tasa activa.
La demandada pidió por su parte, que
los rubros indemnizatorios, por haberse
fijado a valores actuales, no pueden deven-
gar intereses a la tasa activa, porque resulta
desmedida y arroja un resultado injusto.
Solicitó, en cambio, sea aplicada la tasa pa-
siva promedio del Banco Central de la Re-
pública Argentina.
La compañía de seguros se agravió y re-
quirió que se fije una tasa de interés pura
del 8% anual desde la fecha del hecho y
hasta el pago.
El cómputo de intereses es una conse-
cuencia no agotada de la relación jurídi-
ca que diera origen a la demanda (art. 7
CCyCN), y entiendo que corresponde con-
firmar los intereses a la tasa activa desde
el momento del hecho y hasta el efectivo
pago, pues por imperio del art. 768 del Cód.
Civil y Comercial, la tasa para liquidarlos
nunca podría ser inferior a aquella, ya que
ante la falta de pago en tiempo y dada las
actuales circunstancias económicas, otra
solución iría en desmedro del principio
de reparación plena del daño causado al
cual se refiere el art. 1740 Cód. Civil y Co-
mercial (conf. CNC Sala B, “C. c/ L. s/ ds. y
ps.” del 9/11/2017, en RCyC nº 4, abril 2018,
pág.209).
Nótese que si bien el BCRA no ha re-
glamentado una tasa de interés morato-
rio para estos casos, judicialmente se ha
suplido dicha omisión. Con anterioridad
a la vigencia del nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación, regía el art. 622
del CC, y la doctrina emanada del fallo
de esta Cámara en los autos “Samudio de
Martínez c/ Transporte Doscientos seten-
ta SA s/ daños y perjuicios” del 20/4/2009,
por la cual correspondía aplicar intereses
moratorios a la tasa activa cartera gene-
ral (préstamos) nominal anual vencida a
treinta días del Banco de la Nación Argen-
tina, desde la mora hasta el efectivo pago.
Su aplicación tenía lugar aun cuando el
juez estimara ciertos rubros indemniza-
torios a valores actuales para preservar
en equidad el carácter resarcitorio de la
indemnización, pues ello no significaba
que los jueces actualizaran los montos
de la demanda o aplicaran índices de
depreciación monetaria, que se encon-
traban prohibidos desde la sanción de la
ley 23.928 (1991).
Si bien el fallo preveía como excepción
que su aplicación en el período transcurri-
do hasta el dictado de la sentencia, impli-
cara una alteración del significado econó-
mico del capital de condena que configu-
rara un enriquecimiento indebido, en mi
criterio para que ello resulte procedente
debían darse ciertos supuestos, como ser
la derogación de las leyes como la aludi-
da 23.928 —mantenida en el art. 4º de la
ley 25.561— que prohibían toda indexa-
ción, actualización monetaria o repoten-
ciación de deudas; y la existencia de otros
recaudos que debían solicitarse y acredi-
tarse debidamente por el interesado, como
ser la coexistencia de enriquecimiento de
una parte y empobrecimiento de la otra,
relación causal entre ambos, e inexistencia
de una justa causa que avalara la variación
operada entre los patrimonios del deudor
moroso y del acreedor, que altere el signi-
ficado económico del capital de condena,
por aplicación de una tasa distinta a la acti-
va en el cálculo de los intereses moratorios
(conf. fundamentos que suscribí en el ple-
nario mencionado; también CNC Sala K,
“H c/ I” del 8/7/2013 en TR LALEY AR/
JUR/41876/2013). Nada de ello tuvo lugar
en autos.
De modo que desde antes de la vigencia
del nuevo Código Civil y Comercial ya sos-
tenía la aplicación de la tasa activa para to-
das las partidas indemnizatorias, desde el
hecho —en que se produjo la mora— hasta
el efectivo pago, sin que la fijación de par-
tidas indemnizatorias a valores actuales
importe un extremo que obste a la aplica-
ción de la doctrina “Samudio”. (ver también
CNCivil Sala H, “S. N. c/ E. del C. y otros
s/ da. y pj” del 15/2/2016 en TR LALEY AR/
JUR/5218/2016).
La utilización de la doble tasa activa
solicitada por el demandante es franca-
mente minoritaria y la Sala no coincide

en su aplicación. En cuanto a lo solicita-
do por las accionadas, entiendo que los
rubros fijados en este fallo, a mi juicio,
han sido a valores históricos y no actua-
les.
En consecuencia, entiendo que corres-
ponde confirmar lo dispuesto por el ma-
gistrado en el sentido que todas las parti-
das indemnizatorias devenguen intereses
desde el hecho (27/11/14) hasta el efectivo
pago, conforme a la tasa activa que preveía
el fallo “Samudio” y mantiene el BCRA para
las operaciones de descuento a sus clien-
tes que brinda el Banco de la Nación Ar-
gentina por estimarla más adecuadas a las
circunstancias económica; con excepción
de las partidas correspondientes al trata-
miento psicoterapéutico y kinesiológico,
que devengarán intereses a esa tasa, desde
el informe pericial hasta su efectivo pago;
y por el período que va desde el accidente
a las pericias respectivas, a un interés del
8% anual.
Además, a fin de asegurar el cumpli-
miento de la sentencia en el plazo estable-
cido, se adicionarán otro tanto de intereses
a la tasa activa del fallo “Samudio”, desde
el vencimiento del plazo hasta el efectivo
Jurisprudencia
Recurso de casación
Rechazo. Procesamiento del imputado por el
delito de simulación dolosa de cancelación
de obligaciones. Resolución no equiparable
a sentencia definitiva. Alegación de falta de
fundamentación y arbitrariedad.
1. - Como la resolución recurrida —proce-
samiento del imputado por el delito de
simulación dolosa de cancelación de
obligaciones— no puede equipararse a
sentencia definitiva, pues no se advierte
que lo decidido ocasione un “perjuicio de
difícil, imposible o tardía reparación ul-
terior”, debiendo destacarse que ella no
impide la continuación del proceso sino
que, por el contrario, posibilita su avan-
ce, el recurso de casación debe ser recha-
zado.
2. - Por la alegada falta de fundamentación
y arbitrariedad que presentaría la resolu-
ción cuestionada, debe señalarse que no
basta disentir con la interpretación her-
menéutica efectuada por el Tribunal ac-
tuante, basándose en una opinión doctri-
naria y mucho menos personal diferente,
sino que debe demostrarse que la resolu-
ción atacada se ha apartado de las reglas
impuestas en el Código Proc. Penal, incu-
rriendo en ausencia de fundamentación
suficiente o adoptar conclusiones que no
resulten derivación razonada del dere-
cho vigente. Aunque la defensa no com-
parta las conclusiones arribadas, se han
brindado sólidos argumentos en pos de
su justificación, excluyendo de esta ma-
nera la ausencia de logicidad de la reso-
lución impugnada y, por ende, de la ta-
cha de arbitrariedad atribuida.
CFed. Córdoba, sala A, 13/04/2023. - G., C.
A. y otros s/ asociación ilícita fiscal, evasión
simple tributaria, insolvencia fiscal fraudu-
lenta, evasión agravada tributaria y simula-
ción dolosa de pago.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/41985/2023]
Costas
Sin costas (arts. 530 y 531 del Cód. Proc. Pe-
nal de la Nación)
pago, conforme la doctrina de esta Sala en
los autos “Chivel” (2014).
VIII.- La sentencia dispuso hacer exten-
siva la condena a “El Surco Compañía de
Seguros S.A”, en los términos del art. 118 de
la ley 17.418.
Se agravió el actor, quien solicitó que se
declare la inoponibilidad del límite de co-
bertura a su respecto.
Cabe señalar que más allá que la citada
en garantía informó un límite de cobertura
asegurativa de $ 1.620.000 por evento (ver
punto III de contestación de demanda a
fs. 101), lo cierto es que el accionante opor-
tunamente no formuló ningún cuestiona-
miento sobre el alcance del mismo; tam-
poco lo hizo en el alegato. Por ello no cabe
admitir el planteo recién formulado en esta
instancia, en función del ámbito limitado
de la apelación (art. 277 Cód. Procesal).
Consecuentemente, lo decidido por el Sr.
Juez sobre el punto debe ser confirmado.
IX.- Costas
Se agravia la parte demandada Club Atléti-
co River Plate por la forma en que las costas
2ª Instancia.- Córdoba, abril 13 de 2023.
Considerando: I. La defensa considera
que el resolutorio en crisis resulta en un
gravamen de imposible reparación ulterior
para su representado, tanto por el propio
carácter de la materia involucrada como
porque no existe otro remedio ordinario
eficaz para subsanarlo, por lo tanto entien-
de que es equiparable a sentencia definiti-
va.
Cuestiona que el Tribunal obró median-
do un análisis arbitrario por autocontra-
dictorio de la prueba colectada asignán-
dole a su representado, responsabilidad
penal acerca de la comisión de un grave
delito tributario, a expensas de lo meritado
al ordenar su desvinculación por el delito
de asociación ilícita fiscal.
Expresa que al tiempo que se decide el
sobreseimiento de Marchetto, se ordena su
procesamiento en abierta prescindencia a
la prueba sobre la que se sostuvo el tempe-
ramento desvinculatorio, todo en la misma
resolución.
Asimismo, señala el detrimento ocasio-
nado al grupo empresario liderado por su
defendido, por cuanto G. habría requerido
que le brindase información indispensa-
ble para concretar su propósito delictivo,
con total desconocimiento de su represen-
tado.
Reitera la incongruencia del resolutorio,
el cual entiende que constituye un supues-
to claro de sentencia infundada en cuanto
que para ordenar la confirmación del pro-
cesamiento de M., fue invocada prueba
que el mismo auto revisado consideró útil
para su desvinculación respecto del delito
de asociación ilícita fiscal.
Hace reserva de caso federal.
El doctor Ávalos dijo:
Sin perjuicio de la interpretación que
cabe asignarle al art. 54 del Código Proce-
sal Penal Federal a partir de la implemen-
tación parcial dispuesta por la Resolución
2/2019 de la Comisión Bicameral de Moni-
toreo e Implementación de dicho cuerpo
normativo, creada en el ámbito del Hono-
rable Congreso de la Nación por ley 27.063,
han sido impuestas y solicitó le sean apli-
cadas al actor.
En cuanto a la imposición de costas,
el Código Procesal ha adoptado en su
art. 68 la teoría del hecho objetivo de la
derrota. Así, la imposición de las mismas
no debe representar una disminución
patrimonial para la parte en cuyo favor
tiene lugar, naciendo de esto el deber del
juez de condenar al derrotado. Entender
lo contrario implicaría una injustificada
reducción del monto indemnizatorio co-
rrespondiente al damnificado, lesionan-
do de este modo el principio de repara-
ción integral.
En el caso, la recurrente resultó sustan-
cialmente vencida en ambas instancias
por lo cual, no encuentro fundamentos
para apartarme del criterio general de
que se imponen a que ha resultado derro-
tado.
X.- En suma, si mi voto fuera comparti-
do, propongo al acuerdo modificar parcial-
mente la sentencia: 1) elevar la suma fijada
para gastos de farmacia, asistencia médica
y movilidad a la suma de ocho mil pesos
($ 8.000); 2)  imponer intereses conforme
en virtud de lo resuelto con fecha 4 de no-
viembre de 2020 por la Sala III de la Cáma-
ra Federal de Casación Penal en los autos
caratulados: “Alta Vanguardia SRL s/ recur-
so de queja” (Causa Nº CPE 1410/2019/1/
RH1) en cuanto a que, de acuerdo a la
doctrina sentada por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en el fallo “Di Nunzio”,
ese Tribunal resulta ser el órgano jurisdic-
cional intermedio “ante el cual las partes
pueden encontrar la reparación de los per-
juicios irrogados en instancias anteriores,
máxime si los agravios invocados involu-
cran una cuestión federal” y que “la Cáma-
ra Nacional de Casación Penal se encuen-
tra facultada para conocer previamente de
todas las cuestiones de naturaleza federal
que intenten someterse a la decisión final
de la Corte Suprema” (léase ahora Cámara
Federal de Casación Penal), corresponde
abordar el análisis sobre la procedencia del
recurso interpuesto.
a. Impugnabilidad subjetiva: respecto
a la capacidad de la parte recurrente para
interponer el recurso, se advierte que en el
caso concreto concurre un interés directo
(art. 432 del CPPN).
b. Impugnabilidad objetiva: el recurso
interpuesto no puede ser concedido por
no constituir el auto impugnado alguna
de las resoluciones enumeradas en el ar-
tículo 457 del CPPN.
En efecto, la resolución recurrida no se
trata de sentencia definitiva, ni auto que
ponga fin a la acción o a la pena. Tampoco
tiene por efecto que se haga imposible que
continúen las actuaciones o que deniegue
la extinción, conmutación o suspensión de
la pena.
Como es sabido, dentro de los requisitos
formales de admisibilidad, corresponde
verificar primeramente si la resolución ata-
cada es o no recurrible.
En este sentido, la doctrina es manifies-
tamente clara respecto de la necesidad de
este análisis preliminar, al sostener que el
examen de estos requisitos “debe compor-
tar una operación necesariamente previa
respecto al examen de fundabilidad o esti-
mabilidad, y que un juicio negativo sobre
la concurrencia de cualquiera de los pri-
meros descarta, sin más, la necesidad de
Martes 23 de mayo de 2023 | 11
lo expuesto en el punto VII de la presente;
3) confirmar la sentencia en todo lo demás
que decidió y fue materia de agravios; y
4) las costas de ambas instancias se impo-
nen a la demandada y su aseguradora, por
resultar sustancialmente vencidas (art. 68
CPCC).
Por razones análogas a las de la Dra. Pé-
rez Pardo, la Dra. Iturbide y el Dr. Liberman
votan en el mismo sentido.
Y vistos: lo deliberado y conclusiones es-
tablecidas en el Acuerdo precedentemente
transcripto el tribunal decide:
Difiérase conocer los recursos deduci-
dos por honorarios y los correspondientes
a la alzada para cuando exista liquidación
aprobada.
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
Hácese saber que la eventual difusión
de la presente sentencia está sometida a
lo dispuesto por el art. 164. 2º párrafo del
Código Procesal y art. 64 del Reglamento
para la Justicia Nacional. — Víctor F. Liber-
man. — Marcela Pérez Pardo. — Gabriela
A. Iturbide.
una decisión relativa al mérito del recurso”
(Palacio, Lino E.; Los recursos en el proce-
so penal, Ed. Abeledo-Perrot, 2da. edición,
Buenos Aires, 2001, p. 16).
Ello, por cuanto no tendría sentido —a
los fines de la concesión del recurso— ana-
lizar los vicios atribuidos a una resolución,
si ellos no se plasman en alguna de las re-
soluciones que, en forma taxativa, enume-
ra el art. 457 del CPPN.
Particularmente, la norma citada pres-
cribe que serán susceptibles del recurso
de casación “las sentencias definitivas y
los autos que pongan fin a la acción o a la
pena, o hagan imposible que continúen las
actuaciones o denieguen la extinción, con-
mutación o suspensión de la pena”.
De esta forma, la resolución recurrida no
puede equipararse a sentencia definitiva,
pues no se advierte que lo decidido oca-
sione un “perjuicio de difícil, imposible o
tardía reparación ulterior”, debiendo desta-
carse —como lo señala la pacífica jurispru-
dencia de la Cámara Federal de Casación
Penal— que ella no impide la continuación
del proceso sino que, por el contrario, posi-
bilita su avance.
c. Asimismo se advierte que, con la in-
tervención de este Tribunal, el planteo
efectuado ha sido resuelto de la misma
manera en ambas instancias, conforme lo
exige la respectiva garantía contenida en
los tratados internacionales incorporados
a nuestra Constitución (“doble conforme
judicial”), por lo que no corresponde una
nueva revisión jurisdiccional de aquel.
d. Por otra parte, y respecto de la alega-
da falta de fundamentación y arbitrariedad
que presentaría la resolución cuestionada,
debe señalarse que no basta disentir con
la interpretación hermenéutica efectuada
por el Tribunal actuante, basándose en una
opinión doctrinaria y mucho menos perso-
nal diferente, sino que debe demostrarse
que la resolución atacada se ha apartado
de las reglas impuestas en el Código de rito,
incurriendo en ausencia de fundamenta-
ción suficiente o adoptar conclusiones que
no resulten derivación razonada del dere-
cho vigente. En el caso concreto, aunque la
defensa no comparta las conclusiones arri-
badas, se han brindado sólidos argumen-
12 | Martes 23 de mayo de 2023

tos en pos de su justificación, excluyendo
de esta manera la ausencia de logicidad de
la resolución impugnada y, por ende, de la
tacha de arbitrariedad atribuida.
Por ello, corresponde denegar la conce-
sión del recurso articulado por el doctor
Antonio M. Alarcos.
La doctora Montesi dijo:
Puestos los autos a despacho de la Sus-
cripta, corresponde expedirme en orden a
la procedencia o no de la vía recursiva in-
tentada.
Al respecto, debo señalar que sin per-
juicio de dejar a salvo la posición asu-
mida por la Suscripta en autos “Bonal-
di, Sonia s/ Evasión Simple Tributaria”
(FCB 37502/2016/CA1) y reiterado luego
en autos “Yacuchira, SRL s/ Infracción
Ley 24.769” (FCB 46309/2017/CA1) e “In-
cidente de excarcelación de Azar, Martin
en autos Azar” (FCB 70549/2018/10/1),
entre otros, en torno a la implementación
del artículo 54 del Código Procesal Penal
Federal y la modificación del artículo 18 de
la Ley 27.146, considero que por razones
de economía procesal a los fines de evitar
un desgaste jurisdiccional innecesario, co-
rresponde adaptar mi criterio a la jurispru-
dencia de la Cámara Federal de Casación y
decidir sobre la procedencia o no de del re-
curso de casación interpuesto retomando
mi línea argumental previa a los preceden-
tes antes citados, tal como lo hice en autos
“Bracheta” (Expte. 5761/2015).
Analizando el caso bajo tales paráme-
tros, en lo que se refiere a la impugnabi-
lidad subjetiva y objetiva, adhiero a las
consideraciones del señor Juez de Cámara,
doctor Eduardo Ávalos, pronunciándome
por la denegatoria del recurso de casación
interpuesto. Así voto.
Se deja constancia que la presente re-
solución es dictada por los señores jueces
que la suscriben en virtud de que el señor
Juez de Cámara doctor Ignacio María Vélez
Funes se encuentra en uso de licencia y de
conformidad a lo previsto por el Art. 109
del Reglamento para la Justicia Nacional y
el Art. 4 del Reglamento Interno de la Cá-
mara Federal de Apelaciones de Córdoba.
Se resuelve: I. Denegar la concesión
del recurso de casación interpuesto por
el doctor Antonio M. Alarcos, en repre-
sentación de J. A. M., en contra de la re-
solución dictada con fecha 15/03/2023
por este Tribunal. II. Sin costas (arts. 530
y 531 del CPPN). III. Regístrese y hága-
se saber. Cumplimentado, publíquese
y bajen. — Eduardo Ávalos. — Graciela
Montesi.
Revocación del
sobreseimiento
Recurso de casación. Sentencia equipa-
rable a definitiva. Estupro.
1. - Por la naturaleza de la resolución im-
pugnada, el procesamiento de una per-
sona por la presunta comisión del deli-
to de estupro debe siempre entenderse
como equiparable a sentencia defini-
tiva, lo que necesariamente implica el
estudio de los agravios en los que, en el
caso específico, tal calidad extendida se
funda.
2. - Es procedente el recurso de casación en
casos de revocación del sobreseimiento, a
partir de lo decidido en el fallo “Diez” —TR
LALEY AR/JUR/206439/2021—; y toda
vez que en la Cámara Nacional de Casa-
ción en lo Criminal y Correccional no se
ha consolidado una posición.
CNCrim. y Correc., sala IV, 13/04/2023. - R.
G., H. A. s/ Casación.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/45417/2023]
Jurisprudencia vinculada
En CS, “Diez, Horacio Pedro y otro s/
legajo de apelación”, TR LALEY AR/
JUR/206439/2021
2ª Instancia.- Buenos Aires, abril 13 de
2023.
Autos y Vistos:
Viene a estudio el recurso de casación
deducido por la defensa de H. A. R. G. con-
tra el pronunciamiento de esta Sala del 21
de marzo de este año que revocó su so-
breseimiento y dispuso su procesamiento
como autor penalmente responsable del
delito de estupro.
Considerando:
El doctor Rodríguez Varela dijo:
En el marco del examen de procedencia
que corresponde efectuar, la impugnación
de la defensa de H. A. R. G. aparece de-
ducida en legal término (artículo 463 del
CPPN).
Por otro lado, el recurrente invocó una
cuestión federal (artículos 8.2 h de la
CADH; 14.5 del PIDCP y 18 de la CN) y
brindó argumentos en aras a superar la
limitación objetiva del artículo 457 del
CPPN, que se adecuan a los lineamientos
de la causa Nº 1610/2015/3/1RH1, “Diez”,
rta. 28/12/2021 por la CSJN Frente a ello, y
en aplicación al caso de los fundamentos
que expuse en la causa Nº 74.169/19, “L.”,
rta. 22/04/2022, entre otras; considero que
debe concederse el recurso de casación.
En cuanto a las decisiones que adoptó
posteriormente la Cámara Nacional de Ca-
sación estimando que el fallo “Delgado”
reemplazaría la doctrina del precedente
“Diez”, entiendo que no cabe asignarle tal
incidencia en orden a la estabilidad del sta-
re decisis de la Corte Suprema, puesto que
el Máximo Tribunal desestimó el recurso
sin expresar fundamentos que pusieran en
crisis el pronunciamiento anterior, limi-
tándose a señalar la ausencia de sentencia
definitiva.
Esto último, por razones obvias, en
atención a la naturaleza de la resolución
en crisis (procesamiento), debe siempre
entenderse en el margen de lo que pueda
ser equiparable a tal cosa, lo que necesa-
riamente implica el estudio de los agravios
en los que, en el caso específico, tal calidad
extendida se funda.
En la usual administración por la CSJN
de sus atribuciones, considero que aquel
fallo posterior —“Delgado”— solo supone
que el recurso extraordinario concreto no
superó el standard en cuestión. Tal con-
vencimiento se afianza a poco que se ana-
liza que recientemente el Tribunal Supre-
mo ratificó el criterio sentado en “Diez”
en el fallo FSA 24000743/2044/1/1/1/
RH2 “Elicabe, R. s/ incidente de recurso
extraordinario” del 24 de noviembre de
2022.
En consecuencia, y sin perjuicio del res-
peto que merece la opinión contraria de
los magistrados de la Cámara de Casación,
así como sus pronunciamientos, dado que
se ha emitido incluso fallo plenario en
derredor de esta cuestión (CNCCC plena-
rio  74.169/2019/2 —Reg. Pl núm. 8/23—
“Recurso de inaplicabilidad de ley en cau-
sa L., Tomás por infracción a la ley 26.061”
del 8 de febrero de 2023), en tanto en esta
última sentencia no se ha tenido tampoco
en cuenta el más reciente precedente de
la CSJN, estimo prudente y adecuado a los
derechos de los justiciables mantener el
criterio que esta Sala viene sosteniendo en
sus precedentes, al menos mientras no sur-
jan mejores razones para variar la solución
(causa Nº 74.169/19, “L.”, rta. 22/04/2022,
causa Nº  68.771/19, “Marhaba”, rta.
14/07/2022 y causa Nº 4.547/22, “Ríos”, rta.
08/11/2022, entre otras). Así voto.
El doctor Lucini dijo:
Sin perjuicio de mi postura en torno a la
procedencia del recurso de casación en ca-
sos como el presente (CCC, Sala IV, causa
Nº  38.432/2020, “C.H., K.C.”, rta. 24/09/2021 y
Sala VI, causa Nº 24.586/10, rta. 26/11/2018,
entre otras), a partir de lo decidido en el fallo
“Diez” de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación (causa Nº 1.610/2015/3/1RH1,
rta. 28/12/2021) —criterio ratificado en
el caso “Elicabe, R. s/ Incidente de recur-
so extraordinario” del 24 de noviembre
de 2022— y toda vez que en la Cámara
Nacional de Casación en lo Criminal y
Correccional no se ha consolidado una
posición, voto por conceder el recurso
presentado.
En consecuencia, el tribunal resuelve:
Conceder el recurso de casación inter-
puesto por la defensa de H. A. R. G. No-
tifíquese. Elévese a la Cámara Nacional
de Casación en lo Criminal y Correccio-
nal mediante pase en el Sistema Lex 100 y
sirva lo proveído de atenta nota de envío.
Se deja constancia de que los jueces Her-
nán Martín López y Julio Marcelo Lucini
integran esta Sala en los términos del ar-
tículo 7º de la Ley Nº 27.439. Asimismo, el
primero de ellos no interviene por verifi-
carse lo dispuesto en el artículo 24 bis del
CPPN. — Ignacio Rodríguez Varela. — Ju-
lio M. Lucini.

Edictos
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Federal
Nº 11 a cargo del Dr. Alejandro Nobili,
secretaría Nº 21 a mi cargo, sito en
Libertad 731 7º piso de Capital Fede-
ral, hace saber que CARLA KRISTINA
RÍOS SOTO de nacionalidad vene-
zolana con DNI Nº 95.731.670 ha
peticionado la concesión de la ciuda-
danía argentina, a fin de que los inte-
resados hagan saber a este Juzgado
las circunstancias que pudiesen obs-
tar a dicho pedido. Publíquese por
dos días, en un lapso de quince días.
Buenos Aires, 24 de abril de 2023
María Victoria Tripiccio, sec.
LA LEY: I. 23/05/23 V. 23/05/23
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Federal
Nº 7, a cargo de Dr. Javier Pico Terre-
ro, Secretaría Nº 14, a mi cargo, sito
en Libertad 731, 6º piso de la Capital
Federal, comunica que la Sra. Made-
laine YELU MORA MOLINA con DNI
Nº 96.006.690, nacida el 11 de di-
ciembre de 1969 en Caracas, Distrito
Capital, República Bolivariana de Ve-
nezuela, ha solicitado la declaración
de la ciudadanía argentina. Cual-
quier persona que tuviere conoci-
miento de algún acontecimiento que
pudiere obstar a dicha concesión, de-
berá hacer saber su oposición funda-
da al Juzgado. El presente se publica
a los efectos del art. 11 de la ley 346.
Publíquese por dos días dentro de un
plazo de quince días.
Buenos Aires, 15 de mayo de 2023
Carlos Mallo, sec.
LA LEY: I. 23/05/23 V. 23/05/23
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Federal
Nº 8 a cargo del Dr. Marcelo Gota,
secretaría Nº 16, sito en Libertad 731
7º piso de Capital Federal, hace sa-
ber que GLEB SAMOILOV de nacio-
nalidad rusa con DNI – Pasaporte
767796879 ha peticionado la conce-
sión de la ciudadanía argentina, a fin
de que los interesados hagan saber
a este Juzgado las circunstancias
que pudiesen obstar a dicho pedido.
Publíquese por dos días. El presente
deberá ser publicado por dos veces
en un lapso de quince días en el dia-
rio LA LEY.
Buenos Aires, 9 de mayo de 2023
Sebastián Andrés Ferrero, sec.
LA LEY: I. 23/05/23 V. 23/05/23
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Fede-
ral Nº 7, a cargo del Dr. Javier Pico
Terrero, Secretaría Nº 13, a mi cargo,
sito en Libertad 731, 6º piso de la Ca-
pital Federal, comunica que la Srta.
ANABELYS VASQUEZ QUIJADA con
DNI Nº 96.081.650, nacida el 24 de
septiembre de 1973, en Puerto La
Cruz, Anzoátegui, Venezuela, ha so-
licitado la declaración de la ciuda-
danía argentina. Cualquier persona
que tuviere conocimiento de algún
acontecimiento que pudiere obstar a
dicha concesión, deberá hacer saber
su oposición fundada la Juzgado. El
presente se publica a los efectos del
art. 11 de la ley 346. Publíquese por
dos días dentro de un plazo de quin-
ce días.
Buenos Aires, 9 de mayo de 2023
Carlos G. Mallo, sec. fed.
LA LEY: I. 23/05/23 V. 23/05/23
El Juzgado Nacional de 1ª lnst. en
lo Civ. y Com. Fed. Nº 11, Secretaría
Nº 22, sito en Libertad 731, 7º piso, de
esta Capital, hace saber que la Sra.
HILLARY SHELCEA NUÑEZ CORTEZ
cuyo DNI es el Nº 95.948.749, de
nacionalidad venezolana, ha solici-
tado la ciudadanía argentina. Quien
conozca algún impedimento para la
concesión del beneficio, podrá co-
municarlo a través del Ministerio Pú-
blico. Publíquese por dos días, en un
lapso de quince días.
Buenos Aires, 5 de agosto de 2022
Laura Gabriela Sendón, sec.
LA LEY: I. 23/05/23 V. 23/05/23
El Juzgado Nacional de Primera
Instancia en lo Civil y Comercial Fe-
deral Nº 8, secretaría Nº 15, sito en
Libertad 731 7º piso de esta ciudad,
informa que BRANDON STIT MARIN
SÁNCHEZ de nacionalidad colom-
biana con 95.373.564 ha iniciado los
trámites tendientes a obtener la ciu-
dadanía argentina. Por ello cualquier
persona que tuviere conocimiento de
algún acontecimiento que estimara
podría obstar a dicha concesión, de-
berá hacerlo saber a este Juzgado.
Publíquese por dos días.
Buenos Aires, 3 de octubre de 2022
Juan Martín Gavaldá, sec.
LA LEY: I. 22/05/23 V. 23/05/23

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