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Un ejemplo de delito doloso es el hurto. Una persona toma un objeto de una tienda, lo
guarda en su bolso y se va sin pagarlo. Y es que, en el momento de tomar la cosa, ya el
sujeto sabía que no iba a pagarlo. Entonces, el dueño de la tienda, aunque no recibe un daño
físico, perderá dinero.
Hay tres tipos de dolo según el fin que quería conseguir el autor del delito:
Dolo en primer grado: Este tipo de dolo es directo, es decir, la persona quería provocar un
daño determinado.
Dolo en segundo grado: En este dolo ocurren daños que no son el objetivo
principal pero que el autor sabía que se produciría para poder llegar a con conseguir su plan
final. Esto quiere decir que, en un mismo acto, puede haber más de un delito doloso.
Dolo eventual: Todo delito que se produzca dentro del delito doloso se considera un dolo
eventual. En consecuencia, cualquier acción que produzca un daño en el proceso agrava la
pena por delito doloso.
Los vicios del consentimiento: son aquellos que causan la anulabilidad del contrato.
Para que existan vicios en el consentimiento debe estar presente alguno de los elementos
que atentan contra la libertad, discernimiento e intención. Algunos de estos pueden ser:
El error
En derecho, una persona incurre en el error cuando tiene una idea o concepto equívoco
sobre algún aspecto del contrato, lo cual da lugar al falso conocimiento. El error puede
ocurrir, bien sea por ignorancia o equivocación, pero sin importar cuál es el
caso, constituye una falsa recreación de la realidad porque los hechos no han sucedido
como se ha pretendido mostrar.
No todos los errores que pueden presentarse a los contratantes tienen el mismo accionar
jurídico. Por tanto, el mismo no siempre deriva a la nulidad del contrato, salvo que sea un
error esencial o relevante.
El dolo
El dolo, como vicio del consentimiento, se refiere a todo hecho o acción fraudulenta o
contraria a la buena fe y a la honestidad. El dolo se emplea para engañar o confundir a una
persona para que dé su consentimiento para celebrar un determinado acto jurídico o
contrato.
Cuando una de las partes no comunica información que, de haber tenido el conocimiento la
contraparte, esta habría rechazado la celebración del contrato, se habla de dolo. Si dicho
engaño u omisión de información influye sobre los elementos esenciales del
contrato, este es inválido o anulable.
Pero, si, por el contrario, la confusión no ha sido la causa del consentimiento otorgado por
una de las partes involucradas y no ha influido en la elaboración del contrato, se habla
dedolo accidental. En este caso, no se anula, pero sí conduce a una indemnización por
daños y perjuicios.
Para el que dolo sea considerado como tal, debe existir la intención objetiva de una
persona a ocasionar daño.
Es así como nos queda más que claro, con los conceptos descritos anteriormente, que no es
absolutos el límite de la voluntad privada ya que nuestros tipos de voluntades se pueden ver
afectados con diferentes situaciones.
Referencias
https://www.conceptosjuridicos.com/co/dolo/
https://www.conceptosjuridicos.com/co/vicios-del-consentimiento/